Otto Kernberg
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Otto Kernberg.
En la actualidad, el psiquiatra y psicoanalista Otto Kernberg, ha dejado un legado de
gran relevancia a la hora referirse al trastorno narcisista de la personalidad. Donde este
autor expone en sus últimos escritos, el cómo poder tratar a los individuos con este
trastorno, otorgando una terapia psicoanalítica.
Expuesto lo anterior, es fundamental plantear que para Kernberg la define como una
especia de la investidura libidinal de sí mismo.
Kernberg da un repaso a la definición del narcisismo desde la teoría psicoanalítica
de la meta-psicología. Esta lo define como la investidura libidinal del sí mismo. La
libido narcisista es la libido investida en el s mismo, refiriéndose a la libido como
una de las dos fuerzas motivacionales de la organización de la personalidad, siendo
la otra la agresión. (Fernández de Gamboa, 2010)
En base a esto, se puede plantear que Kernberg propone que este tipo de
personalidad se da debido a una regulación anormal de la autoestima, lo que puede variar
según las experiencias individuales que pueda tener el individuo con aquel trastorno. Esto
se relaciona entonces, con los estados de ánimo que tenga el sujeto, grado de integración de
las representaciones, como también esta regulación se puede ver estrechamente ligada con
el superyó, debido a lo exigente que puede llegar a ser en busca de la perfección.
La regulación de la autoestima depende entre otros factores del papel que juega el
superyó, la forma en que éste ejerce poder sobre el yo. Un superyó exigente con
demandas inconscientes de perfeccionismo y prohibiciones infantiles favorecerá una
baja autoestima. Una baja autoestima también se debe a la falta de satisfacción de
las necesidades tanto libidinales como agresivas. (Fernández de Gamboa, 2010)
A partir del libro llamado Desórdenes fronterizos y Narcisismo patológico del autor
Otto Kernberg, el trastorno narcisista de la personalidad se caracteriza por tener un
comportamiento altivo, controlador, de tal manera de llegar a tener una naturaleza
tormentosa, trayendo consigo una considerada carencia de relaciones objetales. Es decir,
este trastorno hace que los sujetos no son capaces de depender de alguien, debido al
significativo desprecio que sienten por los demás.
Los rasgos sobresalientes de las personalidades narcisistas son la
grandiosidad, la exagerada centralización en sí mismos, y una notable falta de
interés y empatía hacia los demás, no obstante la avidez con que buscan su tributo y
admiración. Sienten gran envidia hacia aquellos que poseen algo que ellos no tienen
o que simplemente parecen disfrutar de sus vidas. (Kernberg, 2001, p. 206)
A partir de lo anterior, se puede deducir que según el autor, los sujetos más allá de
carecer una profundidad emocional hacia otro, no tienen la capacidad de experimentar
sentimientos de tristeza, ni reacciones netamente depresivas. No obstante, lo que
demuestran explícitamente son sus sentimientos de enojo, con un deseo de venganza
notable con resentimiento de por medio.
Por otra parte el narcisismo que plantea Kernberg, quiere decir que hay un impulso
de querer satisfacer ambiciones de grandeza. Sin embargo, estos sujetos si logran tener una
relación social, en el sentido de que en determinadas áreas son activos debido a su
inteligencia desarrollando actividades que requieren de acciones ya sea en el mundo
industrial, artístico, o académico.
Esta incapacidad de depender de los demás es una característica esencial de los
pacientes narcisistas. Muchas veces admiran a determinada persona sobresaliente y
establecen con ella una aparente relación de dependencia, pero en realidad se
vivencian como parte de esa persona, por lo general el tratamiento revela que el
individuo admirado no es más que una extensión de ellos mismos. (Kernberg, 2001,
p. 212)
Dicho en otras palabras, no se establece un vínculo de real compromiso con aquella
persona admirada, sólo las utilizan para fines específicamente de sus características
narcisistas. No obstante, cuando el mismo paciente es el importante, ya sea un jefe, un
representante político, las demás personas le son útiles solo por aquel sentimiento de ser
admirado por otros, no obstante cuando ya no necesita de ellos, no son más que una
especie de sombras, a tal nivel de no tener piedad con ellos, explotándolos. “Esta es su
tragedia: que necesiten tanto de los demás siendo al mismo tiempo incapaces de reconocer
lo que reciben, debido a la envidia que ese reconocimiento le provocaría, en consecuencia
terminan siempre vacios.” (Kernberg, 2001, p. 213)
Ya expuesto lo anterior, el autor da una explicación especifica respecto de lo que
esencialmente causa este trastorno narcisista de la personalidad. Entonces según Kernberg
(2001):
Por mi parte, considero que en la personalidad narcisista tiene lugar una refusión de
las imágenes internalizadas de sí mismo y los objetos en una etapa del desarrollo en
que los limites yoicos ya están estabilizados. En ese momento y a modo de defensa
contra una realidad intolerable en el campo interpersonal se produce una fusión de
imágenes del sí mismo ideal, del objeto ideal y del sí mismo real, junto con la
desvalorización y destrucción tanto de las imágenes objetales como de los objetos
externos. (Kernberg, 2001, p. 208)
Es decir, dentro de sus propias fantasías, estos sujetos se llegan a identificar con las
imágenes ideales de sí mismos y así de esta forma lograr negar cualquier tipo de
dependencia en la identificación con un objeto externo. “Es como si dijeran: Ya no es
necesario que tema ser rechazado por no estar a la altura del ideal de mi mismo, que por sí
solo me permite ser amado por la persona ideal que imagino me amaría” (Kernberg, 2001,
p. 208)
En base a todo lo expuesto en este apartado sobre lo que es para Otto Kernberg una
personalidad narcisista, se hace imprescindible el exponer que para este autor el tratamiento
de estos sujetos, requiere de ser minucioso en la manera en que se trabajará, ya que los
pacientes con este trastorno tienden a cambiar sus actitudes emocionales durante las
terapias, la mayor parte cuando el terapeuta logra generar una especia de alivio o
comprensión en estos sujetos, ya que éstos no demuestran estar agradecidos por ello, sino
que abandonan el tema tratado anteriormente como si ya no importara. Dicho de otra
manera, se llega a desvalorizar al propio terapeuta que lo ayudó. “Una última técnica; quizá
no convenga tratar a muchos de estos pacientes al mismo tiempo, debido a la gran tensión y
las numerosas exigencias que imponen al analista” (Kernberg, 2001, p. 221). Por lo tanto,
se requiere de un tratamiento mucho más analítico con cada paciente de manera
prolongada, para ser lo más certeros posibles en la estructura patológica que tiene el éste.
Bibliografía
- Fernández de Gamboa, C. (2010). Trastorno de personalidad narcisista. Aperturas
Psicoanalíticas. Revista internacional de Psicoanálisis. Recuperado de:
http://www.aperturas.org/articulos.php?id=0000758
- Kernberg, O. (2001). Desórdenes fronterizos y narcisismo patológico. Barcelona:
Paidós