Pablo Ruoppolo II
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Agosto
Agosto.
Campos de trigo al atardeceresconden parejas en pleno quehacer.
Campos de trigo mecidospor el aire que acaricia mi cara.
Mientras la noche nos tapatoco con mi nariz (literalmente) tu alma (figurada)hasta que la mañana nos destapa.
En la boca y la gargantael sabor dulce de un abrazo al viento.
Me perteneces.
Aunque no te vea,
aunque no te sienta,
aunque no te huela.
Aunque no te tenga... me perteneces.
Estas hecha de la misma materia
que mis pensamientos,
de palabras melancólicas,
de sueños...
Llegaste desde la lejanía,
atravesando la tierra y
recorriendo el tiempo desde tu nacimiento
sobre raíles olvidados de madera,
grasa, polvo y hierro.
Me perteneces.
Y ni siquiera el olvido puede alejarte
de mis huesos.
Libro sibilino de donde extraigo mi destino.
Cubierta de piel.
Páginas y páginas de suavidad blanca,
tatuadas de alfabeto latino.
Letanía de caracteres grabados por la vida.
La ternura de tus primeros capítulos
y la nostalgia de tus viejas páginas amarillas.
Sólo aspiro a escribir mi nombre con minúsculas
en la página en blanco de tu presente
o que tu Nombre con mayúsculas
ocupe todo un capítulo de mi mente.
Me gustaría abrazarte y olerte
como a un libro nuevo
y pasearte y recorrerte y ojearte
y sentir tu tacto blanco, suave y fresco,
y leerte toda de arriba a dentro,
y guardarte en las estanterías de mi cuerpo
polvoriento y polvohambriento.
Me gustan tus manos y tus pies.
Me gustaría escribir algo importante
Sobre tus manos y tus pies,
Pero no puedo,
Solo son tus manos y tus pies.
Las manos y los pies de una persona
De entre tantas.
Solo me vienen a la mente metáforas que
Ya han sido escritas por Neruda.
¿Por qué necesito escribir sobre tus manos y tus pies?
¿Por qué necesito que se aprecie lo que escribo sobre ellas?
¿Por qué parece que escribo para otros, sí
lo único que me importa y originó esta poesía
fueron tus manos y tus pies?
Ellas son las que se repiten intermitentemente
En mi cabeza.
Cuando estoy aburrido o triste solo necesito
Pensar en ellas.
Las guardo en un rincón en mi mente,
Independientes de ti y ajenas a tu envejecimiento,
Ajenas a ti.
Permanecen ahí ajenas al patetismo de esta
Poesía, y conservan su olor, sabor y tacto.
Lo único que en realidad importa es que están ahí.
No resisto la tentación de escribir metáforas
Sobre tus manos y tus pies.
Porque quiero que salgan del rincón en que
Están en mi mente y se confundan con el resto
De mis pensamientos.
Porque ellas son una metáfora de suavidad y ternura.
Porque son el cariño y la dulzura personificados.
Porque son la pureza y perfección por antonomasia.
Porque son suaves como el viento.
Porque son el paradigma de unas manos y unos pies.
Porque la humanidad quedaría manca y coja sin ellos.
Porque están talladas en un material que no queda,
Por un artesano que ha muerto.
Porque me hacen pensar tonterías.
Porque están cortadas del más bello jardín de los miembros.
Eres la mejor alternativa al espacio,
Lo contrario a la nada,
La alegría del vacío,
Lo máximo a lo que aspira un abrazo.
Eres la esencia de la belleza,
Una galaxia inescrutable,
Una personalidad insondable,
La única razón de mi tristeza.
Tus márgenes son naturalmente perfectos,
Perfectamente naturales.
Tus límites son extremadamente abismales
Abismalmente extremos.
Los átomos en ti están alineados
Como en una extraña conjunción planetaria
Todos los elementos del universo
Más fuego, sueños y veneno.
Eres lo más contrario a lo común,
Viva, fuerte, fugaz, incandescente.
Eres una escultura de hielo,
Una sílfide iridiscente.
Ya no corre el agua por la cascada de tus ojos,
Ya no se derrama el mar en tu sonrisa,
Ya la noche no duerme en tu pelo,
Ya al suspirar no desatas tu implacable brisa.
Ya no descansa soñando el universo en tu cuello,
Ya no habita cercano el horizonte en tu espalda,
Ya no se vara la alegre melancolía en tus senos,
Ya no despiertas con tu eterna voz al alba.
Ya no escribes la historia de mi vida con tus manos,
Ya no marcas la dolida Tierra con tus pies,
Ya no vela el secreto de la fruta en tu cintura.
Ya no te sostienes de banales metáforas de lo vano,
Ya no te yergues de frágiles castillos de miel,
Ahora que te conozco, descubro tu verdadera hermosura.
De nuevo, ante mí,
El universo abierto
Como un higo rajado
Por su propia gordura.
Bajo el sol de las tres
La saliva espesa
De la siesta
Atraviesa
La aspereza de su piel,
Clavando los dientes
En su espesura.
Ebriedad terca,
Una y otra vez
El universo resumido
Condensado y quieto
En una cesta de mimbre de higos
Metáfora y concepto por fin unidos
Por la exaltación somnífera
De un caluroso atardecer.
Sos acogedora
Como un sofá de tela
A la hora de la siesta.
Fresca como la albahaca
Mojada recién cortada.
Tierna como pan recién hecho.
Familiar como mi almohada.
Fuerte, brillante, tenaz como hierro.
Tenés un olor a madera de almendro,
Una cintura infinita de nieve
Pequeños recodos de sendero
Y amplios ventanales de ensueño.
Tenés rutas misteriosas de la tierra
Ojos de golosa risueña,
Pensamiento de plaza abieta
Y la mirada llena de paisajes al viento.
Sos delicada como un día de lluvia
Y tus besos son como abrazos,
Sos el motivo de que deje ahora de escribir
Porque no aguanto más sin ir a besaros.