Pachamama

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La Pachamama LA PACHAMAMA (3) - LEYENDAS, MITOS e HISTORIAS del FOLKLORE ARGENTINO LA PACHAMAMA (Madre Tierra) Don Hilario y su hijo salían a cazar guanacos, vicuñas y llamas. Por lo general, Don Hilario mataba más animales de los que necesitaba, aunque vendía luego en el pueblo todos aquellos que le sobraban. A la Pachamama, no le gusta que cacen sus animales por deporte, y menos que maten a las madres de las manadas. Don Hilario, sin darle importancia a eso, fue a cazar como todos los días, pero aquella mañana la Pachamama les dio un aviso, haciendo temblar la tierra y produciendo derrumbes en los cerros. Padre e hijo intentaron cubrirse en una cueva, pero su mula se empacó y cayó a un precipicio; éste fue el primer pago que cobró la Pachamama. Terminaba el temblor y volvía el silencio. Los pobladores y viajeros, viendo la mula en el fondo del abismo, asustados, corrieron a hacerle una ofrenda a la Madre Tierra, para calmar su enojo y enterraron cosas que llevaban, como ginebra, coca, cigarros, y le hablaron en voz baja, con mucho respeto, pidiendo perdón, buenas cosechas y muchos animales. Pero Don Hilario siguió cazando. La gente del pueblo también rezó a la Pachamama y hasta sacrificaron un guanaco en su honor. Don Hilario, convencido en tener permiso para seguir cazando, se internó en las montañas, perdiendo a su hijo que estaba juntando unas cabras entre los cerros. Lo buscó durante varios días, de sol a sol, sin encontrarlo. Pasaron varias semanas, de rastrear sus huellas, con la colaboración de los vecinos y una tarde, unos arrieros que bajaban al pueblo comentaron que lo habían visto de lejos, y que cabalgaba sobre un guanaco guiando la manada…parecía un fantasma, vestido con pieles; había desaparecido en la neblina del monte junto con los animales. La Pachamama volvió a cobrarse una deuda, llevándose al único hijo de Hilario a cambio de los animales que él había matado innecesariamente. Los arrieros contaron su visión a don Hilario, quien comenzó a realizar ofrendas a la Pachamama. Ésta no le otorgó buenas cosechas, pero tanto y tanto debió rezarle, y tan puro fue su arrepentimiento, que al cabo de unos años se vio bendecido con otro hijo, a quien le enseñó respeto por los animales y la tierra.- DE ahí que en el noroeste argentino los pobladores hacen la fiesta de la Pachamama, brindando, cantando, bailando y orando (reza-baile), pidiendo por buenas siembras, climas y cosechas.

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Cultura andina, leyenda sobre la pachamama.

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La Pachamama

LA PACHAMAMA (3) - LEYENDAS, MITOS e HISTORIAS del

FOLKLORE ARGENTINO

LA PACHAMAMA (Madre Tierra)

Don Hilario y su hijo salían a cazar guanacos, vicuñas y llamas. Por lo general, Don Hilario

mataba más animales de los que necesitaba, aunque vendía luego en el pueblo todos

aquellos que le sobraban.

A la Pachamama, no le gusta que cacen sus animales por deporte, y menos que maten a las

madres de las manadas. Don Hilario, sin darle importancia a eso, fue a cazar como todos

los días, pero aquella mañana la Pachamama les dio un aviso, haciendo temblar la tierra y

produciendo derrumbes en los cerros.

Padre e hijo intentaron cubrirse en una cueva, pero su mula se empacó y cayó a un

precipicio; éste fue el primer pago que cobró la Pachamama.

Terminaba el temblor y volvía el silencio. Los pobladores y viajeros, viendo la mula en el

fondo del abismo, asustados, corrieron a hacerle una ofrenda a la Madre Tierra, para calmar

su enojo y enterraron cosas que llevaban, como ginebra, coca, cigarros, y le hablaron en

voz baja, con mucho respeto, pidiendo perdón, buenas cosechas y muchos animales.

Pero Don Hilario siguió cazando. La gente del pueblo también rezó a la Pachamama y hasta

sacrificaron un guanaco en su honor. Don Hilario, convencido en tener permiso para seguir

cazando, se internó en las montañas, perdiendo a su hijo que estaba juntando unas cabras

entre los cerros.

Lo buscó durante varios días, de sol a sol, sin encontrarlo. Pasaron varias semanas, de

rastrear sus huellas, con la colaboración de los vecinos y una tarde, unos arrieros que

bajaban al pueblo comentaron que lo habían visto de lejos, y que cabalgaba sobre un

guanaco guiando la manada…parecía un fantasma, vestido con pieles; había desaparecido

en la neblina del monte junto con los animales.

La Pachamama volvió a cobrarse una deuda, llevándose al único hijo de Hilario a cambio

de los animales que él había matado innecesariamente.

Los arrieros contaron su visión a don Hilario, quien comenzó a realizar ofrendas a la

Pachamama. Ésta no le otorgó buenas cosechas, pero tanto y tanto debió rezarle, y tan puro

fue su arrepentimiento, que al cabo de unos años se vio bendecido con otro hijo, a quien le

enseñó respeto por los animales y la tierra.-

DE ahí que en el noroeste argentino los pobladores hacen la fiesta de la Pachamama,

brindando, cantando, bailando y orando (reza-baile), pidiendo por buenas siembras, climas

y cosechas.

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Brindan con chicha y aloja, una especie de ginebra, caña o aguardiente. Bailan zambas,

bailecitos y carnavalitos, además en esos reza-baile, danzan siete “chacareras” (danza

tradicional argentina) seguidas, a lo que llaman la “teleseada”, llamada así en referencia a

Telésfora Castillo una niña que asistía a los reza-baile, solo a bailar esas siete chacareras.

Otra danza que ofrendan es el “Huayramuyo” (revoleo de ponchos al viento) para alejar a

los malos vientos.

Si miramos a nuestro alrededor veremos cuantas cosas nos brinda la Pachamama,

alimentos, medicamentos, y hasta instrumentos musicales, tal vez no la adoremos, ni le

hagamos rituales chamánicos, pero si démosle nuestro respeto.-

La Pachamama – leyenda andina Publicado octubre 16, 2009

La Pachamama –o Mamapacha según la región- es la deidad andina por excelencia.

Representa a la madre tierra. Su origen es aymara y sus raíces se remontan a los tiempos

anteriores a la conquista. Hoy día se la sigue venerando en aquellos lugares por donde se

extendía el Imperio Inca. Esto es Perú, Chile, Bolivia y el noroeste argentino.

Se la representa como una mujer bajita, morena, de marcados rasgos aborígenes y de

cabeza grande. Aunque no faltan aquellos que postulan características contrarias, como que

es alta y bella.

Mas allá de la fisonomía, la Pachamama es hoy la madre de los cerros, los ganados, los

árboles y los frutos. Es la protectora del medio ambiente. A ella le piden los hombres

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cuando quieren que su cosecha sea buena, o cuando desean que sus animales no se pierdan

y rindan como es debido. Ella ayuda en la fecundidad y en la fertilidad.

Los hombres y las mujeres le rinden culto y ofrendan parte de los frutos que recojen a la

Pacha, reparando la acción de hollar su seno, como si fuera una suerte de retribución. Ella

agradece este gesto con más favores. Pero si se olvidan de ella, es capaz de vengarse

enviando la helada, o tormentas devastadoras.

Por eso las personas le hacen ofrendas todos los días del año. Así se ven montículos de

piedras a los costados del camino, en las altas cumbres, que son las formas de darle las

gracias a la Pachamama. Allí se colocan las ofrendas que consisten en hojas de coca, o en

tabaco para fumar, o en algún trago de chicha bien fermentada, que son las cosas que más

le gustan a la Pacha.

Pero es el 1 de agosto cuando realizan la ceremonia más importante y significativa, la

“Corpachada―. Se prepara chicha, tabaco, aguardiente y un poco de coca y luego se

procede a juntar dos cabritos, macho y hembra, y hacer la ceremonia de casamiento,

haciendo beber a los animales aguardiente y colocándoles un ramillete de flores en la

cabeza. Después se corta un pedacito de las orejas de los cabritos y se los deposita en un

poncho abierto al sol junto con el resto de las ofrendas. Luego se lleva todo hasta un hoyo

previamente cavado en la tierra, se lo deja ahí y se lo tapa, agradeciendo los buenos

momentos y pidiendo por buenos augurios para el próximo año. Luego continúa la fiesta,

en donde nunca falta qué beber.

Los que acuden al ritual deben ponerse en sus tobillos, muñecas y en el cuello, unos hilos

blancos y negros de lana de llama para evitar el enojo de la deidad. Y algo importante es

que, mientras se bebe, no dejar de tirar un chorrito a la tierra, porque la Pachamama

también quiere tomar.