países VI

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VI C OMPARAR Y COMPARAR MAL A comienzos de los años cincuenta, cuando Roy Macridis[1953; 1955] la emprendía contra la política comparadatradicional de la época, su primera y principal crítica serefería al hecho de que era «esencialmente no-comparativa». Lo mismo cabe decir hoy (en 1991), tanto esasí que el sector de la política comparada (en EstadosUnidos) se define como tal en cuanto estudia «otros países», por lo general uno solo. Así, quien estudia los pre sidentes americanos es un americanista, mientras quequien se ocupa de los presidentes franceses es uncomparatista. No me pregunten el sentido de todo esto, porque no lo tiene[1]. El tema sigue siendo que un sector dela investigación llamado «política comparada» está

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Documento con una descripción detallada de los países de América del Sur 2015

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COMPARAR Y COMPARAR MAL

Acomienzos de los aos cincuenta, cuando Roy Macridis[1953; 1955] la emprenda contra la poltica comparadatradicional de la poca, su primera y principal crtica serefera al hecho de que era esencialmente no-comparativa. Lo mismo cabe decir hoy (en 1991), tanto esas que el sector de la poltica comparada (en EstadosUnidos) se define como tal en cuanto estudia otros pases,porlogeneralunosolo.As,quienestudialospresidentesamericanosesunamericanista,mientrasquequien se ocupa de los presidentes franceses es uncomparatista. No me pregunten el sentido de todo esto,porquenolotiene[1]. El tema sigue siendo que un sector dela investigacin llamado poltica comparada est

densamente poblado por no comparatistas, por estudiososque no tienen ningn inters, ninguna nocin y ningunapreparacinacercadelacomparacin.Porlotanto,nuestraprioridad debe ser establecer las caractersticas especficasde la poltica comparada como un campo caracterizado porun mtodo[2].Con frecuencia se oye decir que las comparacionespuedenserimplcitasoqueelenfoquecientficoesdepors intrnsecamente comparado. Admito que un estudiosopuedeserimplcitamente comparativo sin comparar, porejemplo proponiendo un estudio de un nico caso que estcontenido en un contexto comparativo. Pero cuntosejemplos de este tipo se pueden poner?[3]De la mismamanera puedo admitir que, de alguna forma, es el mismomtodo cientfico el que exige comparacin, pero elargumento es dbil. El meollo del discurso es quesiunestudioso es implcitamente comparativo, seguramente serun mejor estudioso. Pero la diferencia entre lo implcito y loexplcito no se puede difuminar hasta el punto detransformar automticamente a un comparatistainconsciente en un comparatista. Siguiendo este criterio, noha habido nunca una revolucin behaviorista porque quienestudia la poltica, implcitamente, siempre ha observado los

comportamientos, y nunca ha habido una revolucincuantitativa porque tambin los necios del pasado usabanmucho, poco, ms grande, ms pequeo y por tantoeran, implcitamente, cuantitativistas. La verdad es que,protegidosporlafrmuladequetodossomosinevitablemente comparativos, los cientficos sociales seencuentran inundados por hiptesis y valoracionesparroquialesquenoresistiranniunsegundosiseexpusieran al control comparado.