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©Dr. Salvador Simó Algado 1 La palabra y la acción Lucha contra la pobreza, salud (ocupacional) y ciudadanía a través de nuevas praxis universitarias Dr. Salvador Simó Algado

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    La palabra y la accin

    Lucha contra la pobreza, salud (ocupacional) y ciudadana a travs de

    nuevas praxis universitarias

    Dr. Salvador Sim Algado

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    PROGRAMA DE DOCTORADO

    EDUCACIN INCLUSIVA

    Tesis doctoral

    LA PALABRA Y LA ACCIN Lucha contra la pobreza, salud (ocupacional) y

    ciudadana a travs de nuevas praxis universitarias

    Dr. Salvador Sim Algado

    Directores:

    Dr. Pere Pujols

    Dra. Alicia Guidonet

    Universitat de Vic, 2010

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    Cmo citar esta tesis doctoral (estilo APA):

    Sim Algado, Salvador (2011). La palabra y la accin: Lucha contra la pobreza, ciudadana y salud a travs de nuevas praxis universitarias. Tesis Doctoral, Universitat

    de Vic. Vic: Espaa.

    Tesis doctoral defendida el 18 de febrero de 2011 ante el tribunal presidido por el Exmo. Federico Mayor Zaragoza (Ex Director General de la UNESCO); y formado por el Exmo. Jordi Montaa (Rector de la Universidad de Vic); la Catedrtica ngeles Parrilla (Universidad de Lugo); la Dra. Teresa Susinos (Universidad de Cantabria); y la Dra. Isabel Carrillo (Universitat de Vic), con la calificacin de sobresaliente.

    Contacto: Salvador Sim Algado

    Departamento de Desarrollo Humano y Accin Comunitaria. Universitat de Vic C. Sagrada Familia, 7. 08500 Vic (Espaa) Tel. (34) 938 8861222 (341) [email protected]

    Direccin personal: C. Pau Raba 9, 3C. 08500 Vic (Espaa) Tel. (34) 93 8861138 [email protected]

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    AGRADECIMIENTOS

    A la Universitat de Vic, cmplice en esta aventura de gnesis de un conocimiento transformador.

    A mis directores de tesis, la Dra. Alicia Guidonet y el Dr. Pere Pujols, por acompaarme en este largo camino, combinado con sutileza la gua acadmica y el consejo con el respeto a mis ideas. A la catedrtica Adela Cortina y al catedrtico Xabier Etxeberria por sus sabias tutoras.

    A todas las personas e instituciones que han hecho posible el proyecto Miquel Mart i Pol.

    A los estudiantes participantes en la tesis, Mara, Laia, Oscar, Ivn y Christian, por hacerme creer en un futuro mejor del que ellos sern los protagonistas.

    A Hajjj, Javier, Ahmed, Paco y Plcido, por la confianza mostrada durante estos aos, por todas las lecciones y los momentos vividos. Sin duda ellos forman parte de mi propia narrativa vital, enriquecindola con su presencia.

    A mis colegas y amigos, de la Universitat de Vic, del resto de Espaa y de allende los mares, siempre presentes en este camino.

    A mi padre Salvador, siempre tan presente como una estrella gua.

    A mi madre Mara y mi madrina Silvia, que me han enseado el valor de la lucha y del amor. Sin su apoyo esta tesis no habra llegado a buen puerto.

    A Mara y Pau, que me dan razones para seguir enamorado de esta vida y me dan fuerzas para seguir luchando por un mundo basado en la justicia, la solidaridad y la belleza.

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    Cuando miramos al futuro nos encontramos con muchas incertidumbres sobre el mundo que heredarn nuestros hijos, nietos y bisnietos. Pero por lo menos tenemos una certeza: si queremos que esta tierra satisfaga las necesidades de sus habitantes, la sociedad humana debe transformarse. El mundo del maana debe ser esencialmente diferente al mundo que conocemos... debemos luchar para construir un futuro sostenible. La democracia, la igualdad, la justicia social, la paz y la armona con el medio natural deben ser los fundamentos de este mundo venidero. La educacin, en el sentido amplio de la palabra, juega un rol preponderante en este desarrollo que busca cambios fundamentales en nuestras formas de vivir y de comportarnos...

    La educacin es la fuerza para el futuro porque es uno de los instrumentos de cambio ms poderosos. Uno de los mayores desafos que confrontamos es cmo debemos modificar nuestra forma de pensar para abordar el desafo de un mundo cada vez ms complejo, que cambia rpidamente e impredecible. Esto significa romper con las barreras tradicionales entre las disciplinas y concebir nuevas formas de reconectar con lo que ha sido descartado. Tenemos que redisear nuestras polticas y programas educativos. Y mientras ponemos en marcha estas reformas debemos mantener nuestra visin a largo trmino y honrar nuestra tremenda responsabilidad sobre las generaciones futuras.

    Federico Mayor Zaragoza (1999:7)

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    NDICE

    INTRODUCCIN 13 PARTE I: CONTEXTO Introduccin 19 Captulo I. El sufrimiento 21 1. Una visin crtica sobre el mundo contemporneo 23

    1.1. Un genocidio humano 23 1.2. Un genocidio cultural 24 1.3. Un genocidio ecolgico 25

    Captulo II. Un paradigma crtico hermenutico 1. Un paradigma crtico 27 2. Un paradigma hermenutico 28 3. Un paradigma crtico hermenutico: nos rebelamos, luego existimos 29

    PARTE II: INVESTIGACIN 33 Captulo I. Investigacin cualitativa: Investigacin accin participativa 35 1. Investigacin cualitativa 36 2. Investigacin accin participativa 38 3. Primer ciclo de reflexin 39 4. Primer ciclo de accin 40 4.1. El viaje de los Haida Gwaii 40 4.2. El porqu de su nombre 41 4.3. Dimensiones del proyecto 42 4.4. Inicios y financiacin 43 4.5. Sesiones de trabajo y contraprestaciones 44 4.6. El proceso de creacin del jardn 45 5. Segundo ciclo de reflexin 46 5.1. Construyendo al ocupacin significativa 46 5.2. La jardinera como fuente de salud y bienestar 47 5.3. La dignidad de la ciudadana 48 5.4. La creacin de comunidades inclusivas 48 5.5. Una universidad al servicio de la Humanidad: nuevas praxis educativas 49 6. Segundo ciclo de accin 51 6.1. Mantenimiento del jardn Miquel Mart Pol y nuevos jardines 52 6.2. Desarrollo de proyectos medioambientales 52 6.3. Actividad congresual 52 6.4. La palabra escrita 53 6.5. Proyectos audiovisuales 53 6.6. Actividad docente 55 6.7. Bsqueda de financiacin y nuevos proyectos de accin/investigacin 56 6.8. Desarrollo de una poltica de alianzas 56 6.9. Reconocimiento europeo para el proyecto 57

    PARTE III: MARCO CONCEPTUAL, LOS FUNDAMENTOS DE MI ACCIN 57 Introduccin 59 Captulo I. Pginas amarillas (El encuentro con el Otro) 61 Introduccin 62 1. Quin es el hombre? 63 2. Ser dependiente-entre-los-hombres 65 3. Me reconozco, te reconozco 67 4. El encuentro con el Otro 68

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    4.1. Aquel nacido en otra tierra 68 4.2. Extranjeros del pas de la locura 71 4.3. Habitantes del pas del prejuicio y del estigma 80 4.4. Cuestin de gnero 83

    5. Nos reconocemos? 84

    Captulo II. Hojas cadas (Lucha contra la pobreza) 85 Introduccin 86 1. La pobreza, una realidad global 87

    1.1. Distintos enfoques de la pobreza 88 1.2. La pobreza y la falta de moral de nuestras sociedades 89

    2. Una ciudadana activa ante un mal evitable 92 2.1. La pobreza es un mal evitable 93 2.2. La relacin de la ecologa con la pobreza: el decrecimiento sereno 95 2.3. El enfoque de las capacidades 95

    3. La pobreza y la exclusin social 97 3.1. La utopa de una comunidad inclusiva 98

    4. La pobreza en el contexto europeo 98 4.1. El rol de asistidos 99 4.2. Tipos de pobreza: integrada, marginal y descalificadora 100 4.3. El rol de la asistencia social y las intervenciones frente a la pobreza 101

    5. La pobreza en Espaa 102 6. Mi experiencia personal con la pobreza 103 6.1. Mi contacto inicial con la pobreza: frica subsahariana 105 6.2. Pobreza en los campamentos de refugiados bosnios 105 6.3. Acompaando al hombre de maz 106 6.4. Distintas pobrezas cohabitando un mundo supuestamente rico 108 6.5. Formas ms sutiles de pobreza 108 6.6. Anemia del alma 109

    7. La Universidad frente a la pobreza 111

    Captulo III. Prometeo (Salud desde una perspectiva ocupacional) 112 Introduccin 113 1. tica, libertad y capitalismo 113

    1.1. El mundo de los artesanos 113 1.2. Los inicios del capitalismo 114 1.3. Del aumento de la libertad al hombre unidimensional 114

    2. Homo consumens 115 3. Un mundo lquido y el rol del trabajo en la produccin de residuos 117 4. El nuevo orden neoliberal 118 5. La corrosin del carcter 118 6. La salud 120 6.1. Hacia un nuevo modelo de salud 122 6.2. Los determinantes sociales de la salud 123 6.3. La psiquiatrizacin del malestar social 124 6.4. La promocin de la salud mental 125 7. La ocupacin significativa como fuente de salud y bienestar 127

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    Captulo IV. El rebao (Ciudadana) 131 Introduccin 132 1. Qu es la poltica? 133 2. Libertad humana versus despotismos blandos 134 3. La ciudadana 136

    3.1. La crisis de ciudadana 139 3.2. Ciudadanos del pas de la exclusin 140

    4. Reconstruir el gora: hacia una democracia participativa y deliberativa 142 5. La sociedad civil 144 6. Una ciudadana inclusiva y cosmopolita 146 7. No hay ciudadana sin moral ni tica 149

    7.1. Por qu debo? 149 8. El resurgir tico 150

    8.1. La tica del discurso 151 8.2 La tica de la compasin y la liberacin 152 8.3. Un dilogo norte-sur tico 152

    Captulo V. El sacrificio de Isaac (Nuevas praxis universitarias) 153 Introduccin 155 1. La palabra 155 2. La accin: una universidad triste 156

    2.1. Del platonismo al gran hermano global 157 2.2. El desarrollo del capitalismo acadmico 158 2.3. Del etnocentrismo a la proletarizacin del docente 160 2.4. Luces y sombras en el EEES 161

    3. La dimensin tico poltica de la enseanza 163 4. El arte de la educacin en valores 165

    4.1. La Libertad 166 4.2. La igualdad 167 4.3. La solidaridad 169 4.4. El dilogo 169

    5. Educacin dialgica 170 6. Educacin para la transformacin 171 7. Nuevas praxis universitarias en el espritu del AS 172

    Captulo VI. El nacimiento (La accin) 175 Introduccin 176 1. El milagro de la accin 177 2. La gnesis de la praxis: visin, inspiracin y trabajo 180 3. El liderazgo 182 4. El arte de las alianzas 183 5. El empoderamiento 184 6. La resiliencia 185 7. Una red de empresas 186

    Captulo VII. Desarrollo de la investigacin 187 Introduccin 187 1. Problemas de la investigacin 187

    1.1. El problema del conocimiento y la verdad 187 1.2. Dilemas sobre la participacin y el protagonismo en la investigacin 189 1.3. El desarrollo de una mirada compleja en investigacin 191 1.4. Problemas idiomticos y estructura del lenguaje 191

    2. Participacin dentro de la IAP y resultados esperados 193 3. Antecedentes y motivos para estudiar el tema 196

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    4. Campo de investigacin y participantes en la misma 197 5. Metodologa 198

    5.1. El mtodo bibliogrfico narrativo 198 5.2. La entrevista semiestructurada 201 5.3. Diarios compartidos 202 5.4. Fotografa 202 5.5. Formularios 203

    6. Anlisis de la informacin 203 7. Delimitar los aspectos ticos 205

    PARTE IV: RESULTADOS 207 Introduccin 207 Captulo I. Historias de vida 209 1. Paco 209 1.1. Interpretacin de la historia de vida de Paco 227 2. Plcido 232 2.1. Interpretacin de la historia de vida de Plcido 237 3. Javier 241 3.1. Interpretacin de la historia de vida de Javier 254 4. Ahmed 260 4.1. Interpretacin de la historia de vida de Ahmed 264 5. Hajjj 268 5.1. Interpretacin de la historia de vida de Hajjj 271 6. Historias de vida cruzadas 275

    Captulo II. Entrevistas en profundidad 281 1. El encuentro con el Otro 281 2. Aprendizaje 284 3. Escuela de ciudadana 289 4. Bienestar personal de los estudiantes 292 5. Interpretacin de las narrativas 294

    Captulo III. Diarios compartidos 303 1. Miguel ngel y Mara 303 2. Plcido y Christian 305 3. Paco y Laia 313 4. Ahmed y Hajjj (con Mara) 314

    Captulo IV. Conclusiones 317 1. Declogo de conclusiones 317 2. Modelo de A.S. Sostenibilidad humana, ecolgica y social 327 3. Teora del renacimiento humano, ecolgico y social 328 4. Asociacin Sostenibilidad humana, ecolgica y social 329 5. Nuevas preguntas de investigacin 330 5. Eplogo 330

    BIBLIOGRAFA 333

    ANEXOS (Dvd adjunto) Anexo 1: Entrevistas y materiales de la tesis doctoral (borradores) Anexo 2: Segmentos codificados con estudiantes (MAXQDA) Anexo 3: Video de la creacin del proyecto Anexo 4: Memoria fotogrfica del proyecto

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    INTRODUCCIN Escribo desde un naufragio.

    Escribo sobre el tiempo presente. Escribo sobre lo que hemos destruido

    sobre todo en nosotros. Escribo desde la noche,

    desde la infinita progresin de la sombra, desde el clamor del hombre y del trasmundo,

    desde el genocidio, desde los nios infinitamente muertos. Pero escribo tambin desde la vida

    desde su grito poderoso. Jos ngel Valente

    Motivacin personal Qu mejor da que el da de Navidad (de 2008) para empezar la redaccin de

    esta tesis doctoral. Navidad es smbolo de renacimiento. Acabo de asistir en Vic al rito ancestral de encender hogueras en la noche del solsticio de invierno para ahuyentar los malos espritus y alumbrar la luz. Creo que nuestro mundo malherido clama por la necesidad de ahuyentar los males espritus que nos atenazan, bajo la forma de la pobreza, del hambre, de las guerras, de la destruccin de la naturaleza, etc. Es tiempo de un nuevo renacimiento, que hable el lenguaje de los derechos humanos, la solidaridad, la concordia y la sostenibilidad. Un renacimiento anunciado, entre otros, por Pvel Filnov1 (1915) en su obra El renacimiento de la humanidad. Obra que precisamente sigui a El renacimiento de los intelectuales (1915) y manifiesta nuestra responsabilidad como intelectuales. La Universidad, como institucin clave de la sociedad civil, debe liderar este renacer. Este informe de tesis pretende alumbrar la luz del conocimiento, en la esperanza que contribuir a este esfuerzo compartido, a esta epopeya humana, desde la humildad que marcan mis propias limitaciones, pero desde una slida determinacin y esperanza.

    El sufrimiento, ms que la admiracin, hace pensar (Boff, 2000). La terrible presencia de un sufrimiento evitable es el momento de inicio de esta tesis. Sufrimiento con el que he estado en contacto a travs de mi trabajo con las poblaciones de refugiados en Bosnia, Guatemala y Kosovo; de las poblaciones de personas reclusas, inmigrantes o portadoras de una enfermedad mental en Espaa. Mi motivacin es incrementar mi comprensin de esta realidad para luego poder transformarla. Como el protagonista del cuadro de Gaspar David Friedich (1818), El caminante sobre el mar de niebla, portada de esta tesis, busco en un mar de incertidumbres encontrar un archipilago de certezas (Morin, 2002), siempre revisables, para asentar en ellas mi accin transformadora.

    1 Ver Anexo 5: Obras de arte citadas en el Dvd adjunto

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    En 2010 se cumplen 18 aos desde mi entrada en la Universidad como estudiante, 15 aos desde que me inici en el mbito profesional, 10 de los cuales han estado combinados con la docencia universitaria, 6 aos desde el inicio del proyecto Miquel Mart i Pol. Es sin duda un buen momento, o ms bien, un momento necesario, para hacer una profunda reflexin sobre mi praxis docente y en el mbito de la salud y la inclusin social. Es tiempo de confrontar mis propios conocimientos con el fuego de la realidad. Tiempo de dialogar con diversos autores, viejos y nuevos maestros a los que me une un sentimiento de respeto y agradecimiento, pero con los que soy libre para estar en desacuerdo. En el fondo esta reflexin se inscribe en un esfuerzo de hacer realidad una leyenda que le hace aos en el templo de Delfos, considerado por los griegos como el centro del universo: concete a ti mismo.

    Esta tesis doctoral se encuadra dentro de un paradigma hermenutico crtico, y sigue la investigacin accin participativa (I.A.P.), que combina los ciclos de accin con los de reflexin, en un movimiento que Mounier (2002) compar con los movimientos de sstole y distole del corazn humano. La tesis doctoral supone el tercer ciclo de reflexin dentro de la dialctica reflexin/accin que venimos desarrollando en el contexto del proyecto Miquel Mart i Pol, iniciado en 2005 en la Universitat de Vic. En este proyecto estudiantes universitarios conjuntamente con personas en situacin de exclusin social, por motivos relacionados con la enfermedad mental, la pobreza y la inmigracin, han creado y mantienen un jardn dedicado a la memoria del poeta, abierto a toda la comunidad, este proyecto sigue la filosofa del aprendizaje servicio (A.S.) (Puig et al. 2006).

    Una mirada compleja y holista La pobreza, la salud desde una visin ocupacional, la ciudadana, y la

    educacin, en un mundo globalizado, agotado y lquido (Bauman; 2005 I, 2005 II), son realidades sumamente complejas que abordamos en el proyecto Miquel Mart i Pol, realidades para las que tengo que preparar a los estudiantes en mi labor docente. Para su comprensin adopto una mirada compleja (Morin, 2002); e interdisciplinar. El conocimiento disciplinar especializado nos impide unir, situar una informacin en su contexto natural y perdemos la capacidad de apreciar los conocimientos como parte de un conjunto ms amplio y complejo, por ello el lector encontrar autores de diversas disciplinas. No pretendo hacer una sntesis argumental de los mismos, ni un trabajo de integracin eclctico, sino iluminar distintos parajes de esta compleja realidad. El adoptar este enfoque tiene fortalezas y debilidades. Me permite una comprensin compleja de la realidad (accin). Sin embargo al no adoptar una lente

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    ms especializada (microscpica), ms comn en investigacin, soy consciente de que sta pierde en precisin.

    Tampoco se extrae el lector, si encuentra en la misma retazos de poemas, o referencias a la pintura o a la escultura. Creo que habitamos racionalmente el mundo, pero tambin poticamente, existen realidades que la mente racional a duras penas puede expresar. As, por ejemplo, cada captulo de la segunda parte est nominado segn una obra de mi amigo y maestro el escultor israel Menashe Kadishman, que ilumina su contenido. Empec a utilizar el arte como complemento a mis clases en la universidad, para poder expresar mejor realidades como la guerra o la crcel. Desde entonces pintores, escultores y poetas han sido mis compaeros en mi labor docente, ayudando a expresar matices, luces y sombras que desde la racionalidad pura son tan difciles de manifestar. Creo que el estilo personal en que est redactada esta tesis queda justificado al tratarse de una I.A.P. que me lleva a reflexionar sobre mi accin docente. Concuerdo con Freire (2002) cuando afirma que la pasin y lo potico no invalidan la comunicacin cientfica y racional, sino que la complementan. Creo que debemos entablar un dilogo entre el arte y la ciencia.

    Objetivos y estructura del informe de tesis doctoral En la bsqueda de este renacimiento, el objetivo principal es comprender cmo

    la Universidad puede generar nuevas praxis para la transformacin de nuestra realidad social y ecolgica, y lo har a partir de una experiencia concreta, el proyecto Miquel Mart i Pol. Para ello me planteo en este nuevo ciclo de reflexin un mayor conocimiento de las realidades que abordamos en el proyecto, como son la pobreza, la salud desde una perspectiva ocupacional, la ciudadana y la educacin universitaria. Quiero comprender mejor las historias de vida de los protagonistas del proyecto Miquel Mart Pol, poder contextualizar mejor el impacto que ha tenido el proyecto en sus vidas, a nivel de reduccin de la pobreza, salud y ciudadana. Asimismo comprender mejor el impacto que esta metodologa inspirada en el A.S. (Puig et al., 2006) ha tenido en los estudiantes participantes. Finalmente comprender mejor el aprendizaje mutuo que se produce en el jardn entre los estudiantes y las personas en situacin de exclusin.

    La tesis se estructura en cuatro partes, en la primera parto de la realidad del sufrimiento en el contexto contemporneo como punto de arranque fuerte. Sufrimiento que demanda nuestra reflexin y nuestra accin transformadora. En esta primera parte se justifica la eleccin de un paradigma crtico hermenutico para esta tesis, desde la estrategia de la I.A.P.

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    La segunda presenta la investigacin desarrollada. Dentro de la investigacin cualitativa, la tesis se encuadra en una I.A.P. En esta parte describo la investigacin cualitativa y el por qu de su eleccin, explico la I.A.P. y los distintos ciclos de accin reflexin que vengo desarrollando desde 2005 en el marco del proyecto Miquel Mart i Pol, que permiten entender la evolucin del mismo hasta la actualidad.

    La tercera parte desarrolla el marco terico de la investigacin. En el segundo ciclo de reflexin vi la necesidad de profundizar en las realidades que abordamos en el proyecto Miquel Mart i Pol, como son el encentro con el Otro (persona con problemas de enfermedad mental y/o inmigrante), la pobreza, la salud desde una perspectiva ocupacional, la ciudadana y la educacin universitaria. Se justifica desde la necesidad de una mayor comprensin de estas complejas realidades que interactan en el proyecto.

    La cuarta parte describe el actual ciclo de reflexin, explicando los problemas de la investigacin, los antecedentes, los participantes, el tipo de investigacin desarrollada, la descripcin de la metodologa, el anlisis de informacin y las cuestiones ticas.

    La cuarta parte expone los resultados obtenidos en la presente investigacin. En primer lugar se presentan las cinco historias de vida de los participantes en el proyecto, as como una lectura cruzada de las mismas. Despus se exponen los temas surgidos de las entrevistas en profundidad con los estudiantes y los diarios compartidos, as como las fotografas que acompaan esta tcnica. Cada una de estas partes es analizada desde el marco terico de la investigacin. El informe culmina con un declogo de conclusiones de la investigacin, la propuesta de un nuevo modelo de A.S., una teora (en estado embrionario), la creacin de una asociacin y con propuestas para futuras investigaciones.

    Justificacin de esta tesis doctoral La Universidad no puede restar impasible ante un sufrimiento evitable que

    afecta al mundo mayoritario (Thibeault, 2006). Es necesario entender mejor cmo la Universidad puede ser motor del cambio que necesitamos para confrontar los desafos humanos y ecolgicos que enfrenta la Humanidad. Ante nosotros se establece la disyuntiva: civilizacin o barbarie, o lo que es lo mismo, humanizacin o deshumanizacin, porque ambas, dentro de la historia, y de un contexto real, son posibilidades reales de los hombres inconclusos y conscientes de su inconclusin (Freire, 2002). Para ello es preciso profundizar en el conocimiento de realidades que entretejen dicho sufrimiento, como son la pobreza, la ausencia de salud o el declinar

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    de la ciudadana, y estudiar el impacto de las intervenciones realizadas para afrontarlas desde el marco de la Universidad. Es necesario desarrollar estudios desde una mirada compleja, que derriben las fronteras entre las disciplinas (Morin, 2002), como se ha puesto de manifiesto en el congreso Competences for Poverty Reduction, celebrado en msterdam (COPORE, 2010). Dos de las conclusiones del mismo fueron la necesidad de implementar intervenciones complejas ante la realidad de la pobreza; y la gran dificultad manifestada tanto por estudiantes como por docentes para poder presentar acciones (proyectos) interdisciplinares, presos de una tradicin universitaria que premia el etnocentrismo disciplinario (Harkavy, 2006).

    Esta transformacin no ser posible sin la participacin activa y el protagonismo de las personas excluidas. Es preciso devolver la voz a colectivos acallados por nuestra sociedad, en una sociologa de las emergencias (Sousa Santos, 2005). Necesidad de darles la palabra, porque la palabra instaura el hombre en el mundo, mundo del que han sido excluidos. Porque la palabra no slo designa las cosas, sino que las transforma; no slo es pensamiento, sino que es praxis (Fiori, 2009). Asimismo por la necesidad de darles protagonismo dentro de los procesos de investigacin de los que muchas veces son objetos pero no sujetos, de ah la eleccin de una marco hermenutico crtico y de la I.A.P.

    Como afirma Mayor Zaragoza (2002) la sociedad del maana debe ser profundamente diferente a la que conocemos y en este proceso es clave el papel de la educacin. La Universidad debe afrontar su responsabilidad y jugar un rol activo, integrando el conocimiento con la accin, en la lucha por un mundo basado en los valores de la solidaridad, la igualdad, la justicia y la libertad. Sirva esta tesis como contribucin a la construccin de una Universidad comprometida con un mundo ms humano y sostenible. Un mundo que, no debemos olvidar, tomamos prestado de nuestros hijos.

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    PARTE I: CONTEXTO

    INTRODUCCIN

    Esta primera parte se inicia con una reflexin sobre el sufrimiento en el contexto contemporneo, sufrimiento que se manifiesta en un genocidio humano, cultural y ecolgico sin precedentes. La negacin de la vida humana expresada en el sufrimiento de las vctimas es el punto de arranque fuerte, decisivo de toda la crtica (Dussel, 2006).

    Esta tesis doctoral se encuadra dentro de un paradigma hermenutico crtico, y sigue la investigacin accin participativa (I.A.P.). Bauman (2004) nos pregunta qu hacemos con nuestro conocimiento del sufrimiento. Mi respuesta es desarrollar una visin crtica basada en dos juicios. El primero afirma que la vida humana merece la pena vivirse, que puede ser y debe ser hecha digna de vivirse. El segundo juicio afirma que existen posibilidades de mejoramiento de la vida (Marcuse, 1968). No en vano es una construccin humana, y puede transformarse desarrollando una poltica del hombre como ser-para-la-vida. Esta visin crtica denuncia, para no caer en un delito de silencio (Mayor Zaragoza, 2006), al tiempo que anuncia la posibilidad de otra realidad, no en vano pronunciar el mundo es transformarlo (Fiori, 2009). Realidad que debemos construir con todos aquellos que la sociedad ha acallado y excluido. Por ello desarrollamos un enfoque hermenutico, cuya esencia es la escucha y el dilogo (Gadamer, 1997), para recobrar la voz de aquellos acallados por no encajar en los cnones de la sociedad neoliberal, para as convertirlos en sujetos, que no objetos, de la presente investigacin.

    Esta trasformacin nace de un acto de rebelda. Ante el sufrimiento, dejamos de ser meros espectadores y renunciamos a nuestros mecanismos de negacin, para convertimos en actores en la lucha por un mundo ms solidario y sostenible. Este movimiento nos arranca de nuestra soledad y entramos a formar parte de una epopeya humana, conscientes de que al elegirnos a nosotros mismos, elegimos la Humanidad (Sartre, 2007). Me rebelo, luego existimos (Camus, 2002). Y este rebelarse, este existir, nos abre la puerta de la esperanza.

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    CAPTULO I. EL SUFRIMIENTO La pobreza y el sufrimiento no estn para que los entendamos, sino para que los resolvamos.

    San Vicente Ferrer

    Al igual que la hoguera de la que hablbamos en la introduccin el mundo arde, en el llamado tercer mundo y en los arrabales de nuestras sociedades opulentas, tambin llamados cuarto mundo, a los que prefiero referirme como el Sur del Alma, inspirado en el poema Los desaparecidos de Benedetti (2000:21): estn en algn sitio / nube o tumba / estn en algn sitio / estoy seguro / all en el sur del alma / es posible que hayan extraviado la brjula / y hoy anden preguntando preguntndose / dnde carajo queda el buen amor / porque vienen del odio.

    Me llamo Salvador Sim y as me naci la conciencia bien podra parafrasear el ttulo del libro sobre Rigoberta Mench (Burgos, 2007) que tanto me impact en su momento, ms al trabajar con refugiados mayas en Guatemala. Podra decir, de forma figurada, que empec a escribir esta tesis doctoral a los 18 aos, en mi primer viaje a frica donde conoc de primera mano el sufrimiento humano, en especial en forma de hambre y enfermedad. Sin ser consciente de ello, la continu escribiendo en los proyectos que desarroll trabajando con comunidades que haban sufrido la guerra en Bosnia, Guatemala (Sim Algado et al., 1997, 2000, 2004 I, 2006 I), y Kosovo (Sim Algado et al., 2002, 2004 II, 2006 II), en las crceles de Espaa (Sim Algado et al. 2003), o en las sesiones del proyecto Miquel Mart i Pol, en el que trabajamos con personas en situacin de exclusin social desde 2005. El sufrimiento, difcil de distinguir del dolor, es una sensacin que no se puede olvidar, que se impone de un modo absoluto, que impide todo bienestar, toda relajacin, todo descanso (Compte-Sponville, 2003:172). El sufrimiento para m dej de ser concepto y se encarn en personas con las que he tenido el honor de trabajar. Para m es Islam, de dieciocho aos, torturado sistemticamente durante 6 meses en un campo de concentracin durante la guerra de Bosnia, recuerdo la expresin de su madre mientras l relataba sus vivencias; es Krenora y Herden, de cinco y nueve aos, supervivientes de la guerra de Kosovo, que con mirada implorante me pedan que les devolviera a su padre desaparecido; es Sandra, de dos aos de edad, nacida en la crcel de Soto del Real, que durante unos meses nos acompa en los talleres que coordinaba en la crcel, junto a su madre y su abuela. Sufrimiento que luego se encarn en mi propia vida. El sufrimiento de estar frente a tu propio padre, preso de la enfermedad de Alzheimer, y con lgrimas en los ojos preguntarle Sabes quin soy?, sin encontrar una respuesta. El concepto se encarniza en la propia vida y la comprensin ya no tiene

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    nada que ver con aquella comprensin acadmica que brot de la lectura de los textos.

    Ni puedo ni debo olvidar. Sousa Santos (2005) afirma que el sufrimiento humano y la opresin que lo habitan se convertirn en un comentario cruel sobre el tiempo presente, inadmisible porque aun sucede y porque la iniciativa del ser humano pudo evitarlo. Bauman (2004) nos pregunta: Qu hacemos con nuestro conocimiento del sufrimiento de los otros, y qu nos hace este conocimiento? La negacin es la respuesta de la gente, el gobierno o las sociedades en su conjunto, frente a la informacin que es demasiado perturbadora, que es reprimida o reinterpretada, negada. La estructura de la negacin parece descansar sobre la falta de conocimiento y de oportunidades para actuar. Sin embargo, en la era de las autopistas de la informacin, la apelacin a la ignorancia pierde todo crdito. En este planeta, todos dependemos el uno del otro, nada de lo que hagamos o dejemos de hacer es ajeno al destino de los dems. La responsabilidad est ah, firmemente colocada en su lugar por la red de interdependencia global. Un mundo global, es un mundo en el que el desidertum de la responsabilidad moral y los intereses de supervivencia coinciden y se funden. La globalizacin es, entre otras cosas, un desafo tico. Nos preguntamos ahora porque el pueblo alemn no hizo nada para detener el genocidio judo, con la creencia implcita de que nosotros no lo habramos permitido. En cambio somos espectadores pasivos ante los millones de seres humanos que sufren de una forma injusta, hasta la extenuacin y la muerte, pero que ya forman parte de un universo cotidiano que se cuela por la esquina del televisor.

    El sufrimiento forma parte de la existencia humana, es una realidad de la que no podemos escapar. Heidegger (1998) tena razn al afirmar que el ser humano es un ser-para-la-muerte. Pero ms all de este sufrimiento irreductible se extiende un vasto campo de sufrimiento evitable, basado en las condiciones sociopolticas que organizan nuestra existencia, que anteponen los intereses econmicos y del poder a los intereses del ser humano. Se impone una profunda reflexin sobre este sufrimiento evitable, plasmada en la figura de El pensador de Rodin (1902), no en vano esta poderosa figura est situada en el conjunto de La puerta del infierno, que refleja metafricamente el contexto de millones de seres humanos. Es hora de reflexionar sobre cmo desarrollar una poltica del ser humano como ser-para-la-vida, desde una tica para la vida. Como afirma Dussel (2006) la negacin de la vida humana expresada en el sufrimiento de las vctimas es el punto de arranque fuerte, decisivo, de toda la crtica, que anuncia la accin transformadora.

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    1. UNA VISIN CRTICA SOBRE EL MUNDO CONTEMPORNEO

    -Por qu nos hemos quedado ciegos? -No lo s, quiz un da lleguemos a saber la razn. Si quieres que te diga lo que estoy pensando,

    creo que no nos quedamos ciegos, creo que estamos ciegos. Ciegos que viendo, no ven. Jos Saramago

    Estas palabras de Saramago (2000) nos hacen reflexionar sobre nuestra ceguera ante los problemas del mundo contemporneo, problemas que la formacin universitaria debera desvelar y ensear a resolver. Nos referimos al genocidio humano, cultural y ecolgico que confronta la humanidad. Compte-Sponville (2003) define genocidio como el exterminio de un pueblo, que constituye un crimen contra la Humanidad, pero tambin existe exterminio de las especies del mundo animal y vegetal con las que compartimos la biosfera. Este sufrimiento nos interpela, nos contempla, como los 10.000 rostros de acero de la obra Schalechet, hojas cadas, del escultor israel Menashe Kadishman (1999). La finalidad de esta obra es denunciar el sufrimiento de los inocentes. Cuando uno anda literalmente sobre estos rostros de acero, en el contexto impresionante del Museo Judo de Berln, escuchando el rechinar del acero, se siente interpelado, a la reflexin y a la accin.

    1.1. Genocidio humano

    Los gritos de dolor y desesperacin surcan el firmamento a una velocidad de 300 metros por segundo, al cabo de un segundo son inaudibles.

    Aldous Huxley

    Una de las facetas ms dolorosas es la situacin de la infancia en el mundo, como he podido comprobar en los proyectos realizados en Bosnia y Kosovo (Sim Algado et al. 2002, 2004 II, 2006 II). Monestier (1999) explica como los nios se han convertido en una parte integrante del conflicto blico. Estn perdidos, abandonados, convertidos en hurfanos, torturados, abusados sexualmente, secuestrados, murindose de hambre, obligados a convertirse en soldados, o a vivir por millares en campamentos de refugiados en compaa de memorias traumticas. Una de cada dos vctimas de los conflictos recientes es un nio. Algunas minas estn diseadas especialmente para daarlos. El abuso sexual es una amenaza particular para las chicas, que son obligadas a tener un hijo del enemigo. La violacin origina una continua tortura mental durante el embarazo y el nacimiento. Las consecuencias de la guerra, el hambre y la desaparicin de los servicios mdicos, ocasionan 20 veces ms vctimas que la propia guerra. El nmero de muertos en conflictos armados desde 1990 es de ms de 6 millones. UNICEF confirma que cada da mueren entre 35.000 y

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    40.000 nios a causa de la no satisfaccin de sus necesidades bsicas. Como nos dir Pogge (2005), esta realidad no merece siquiera nuestra reflexin moral.

    1.2. Genocidio cultural La diversidad cultural es una fuerza motriz del desarrollo

    econmico, intelectual, afectivo, moral y espiritual. UNESCO

    La existencia de los pueblos indgenas est amenazada, como pude comprobar al trabajar con una comunidad de refugiados mayas (Sim Algado et al. 1997, 2000, 2004 I, 2006 I). En uno de los sinsentidos de esta racionalidad irracional en la que estamos sumidos, se invierten millones de euros en un cuadro en nombre de la cultura, al tiempo que est desapareciendo la diversidad cultural del planeta. El pintor indgena Gauyasamn ha sido capaz de plasmar en obras como Ros de sangre (1976) este genocidio sobre el lienzo, al que cant Neruda: Estos dolores / se exprimirn como pauelos / hasta estrujar tantas lgrimas vertidas / en socavones del desierto, en tumbas / en escalones del martirio humano (Guayasamn y Neruda, 2006, Pg. 115).

    Davis (2001) expone como alrededor de 300 millones de personas mantienen una fuerte identidad como miembros de una cultura indgena. No hay una mayor medida que refleje esta crisis cultural que la prdida de lenguas. De las 10.000 que han existido, hoy 6.000 todava se hablan, pero solo 600 lenguas son consideradas estables. Desde un punto de vista econmico su prdida parece superflua, por ello el autor nos recuerda el valor y la belleza que estamos sacrificando en el altar del progreso. Una lengua es un reflejo del espritu humano, el filtro a travs del cual el alma de cada cultura particular se relaciona con el mundo. Un lenguaje es un ser vivo, divino y misterioso, un ecosistema completo de ideas y de instituciones, una cascada de pensamiento, un bosque milenario de la mente. En peligro se encuentra la expresin espiritual, intelectual y artstica con toda la complejidad y la diversidad de la experiencia humana. As en algn lugar de Canad, en la tierra de los Mikmak, los rboles son denominados por el sonido que los vientos perpetuos hacen al mecer las ramas en el otoo, una hora despus del crepsculo. Davis se pregunta (2001:15): Cul es el valor de los vnculos familiares que mitigan la pobreza y protegen a las personas de la soledad? Cul es el valor de las diversas instituciones sobre el cosmos, los senderos del espritu, el significado de la prctica de fe? Cul es el valor de una prctica ritual que protege un ro o un bosque?.

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    1.3. Genocidio ecolgico Acaso por qu un corazn late bajo un puado de piel, plumas o pelos,

    no debe ser tenido en cuenta? Jean Paul Ritcher

    Suzuki (2002) afirma que reunidos los seres humanos, la tecnologa, el consumo y la globalizacin se han constituido en una nueva fuerza destructora de la naturaleza. En nuestra evolucin pasada nuestra huella era menor que la capacidad de la tierra de autoregenerarse. Pero actualmente el 0.5% de las especies se extinguen cada ao, ms de 50.000, 137 cada da, 6 cada hora. Si contina esta explotacin, al menos un 20% de las especies habrn desaparecido en 30 aos. Desde la llegada de la Humanidad, ya se han extinguido del 10 al 20% de las especies. El mayor problema es nuestra ignorancia y falta de preocupacin, la creencia tradicional de que todas estas prdidas, si bien son lamentables, son inevitables en el contexto del progreso humano. Un progreso basado en la idea irracional de la posibilidad de un crecimiento ilimitado en un mundo con recursos limitados. No es cierto que el progreso humano y tecnolgico nos libere de la dependencia de la naturaleza y sus recursos. Es bsico cobrar consciencia del concepto de lmite, ser consciente de la finitud del hogar de la humanidad en el universo. Otro concepto clave es el de indeterminacin, que resulta de la relacin de dos sistema complejos autoorganizadores como son la sociedad y la biosfera (Garca, 2004). Desde la Cumbre de Ro de 1992 se ha popularizado el concepto de desarrollo sostenible (Brundtland, 1987), entendido como aquel desarrollo capaz de satisfacer las necesidades de la presente generacin sin comprometer la capacidad de las prximas generaciones para satisfacer las propias. Durante la conferencia se empez a gestar La Carta de la tierra (2000), que aspiraba a establecer las bases de una alianza mundial, nueva y equitativa para garantizarlo. El desarrollo sostenible es un concepto interesante que implica una generacin intergeneracional y una visin a largo plazo. Pero tambin es un concepto impreciso criticado por no cuestionar abiertamente la idea del crecimiento econmico. Lovelock (2007) afirma que ya es tarde para un desarrollo sostenible, que quizs hace 200 aos, cuando era el cambio era lento hubiera sido posible, pero que ahora el dao ya est hecho. Explica la situacin actual con la metfora de un enfermo de cncer de pulmn que cree que se puede curar dejando de fumar. Para entender la situacin ecolgica nos propone la idea de Gaia, de comprender el planeta tierra como un ser vivo. As entenderemos como la agricultura intensiva desgasta su piel y porqu la contaminacin es negativa para Gaia

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    como lo es para nosotros. Pero tambin entenderemos que la capacidad de regeneracin de la tierra, un ser enfermo, es menor y es un ser mucho ms vulnerable a la accin humana.

    El trato al medio natural evidencia de nuevo nuestra falta de moralidad, de una tica limitada al tratamiento de las relaciones entre las personas, sociedad y autoridad poltica, etc., una tica antropocntrica donde el mundo no humano no haba penetrado (Novo, 1998). Debemos cuestionar nuestra suposicin de que los animales no tienen derechos y que nuestra forma de tratarlos no tiene un significado moral. Supone un claro ejemplo de nuestra crueldad e insensatez, al poner en peligro nuestra propia supervivencia.

    Las esculturas constituidas con elementos naturales en la propia naturaleza de Goldworthy (2000), en especial sus esculturas en hielo, sirven para reflexionar sobre la profunda belleza del medio natural pero tambin sobre su fragilidad. Una fragilidad que es nuestra fragilidad, pues dependemos de Gaia para nuestra supervivencia.

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    CAPTULO II: UN PARADIGMA CRTICO HERMENUTICO

    1. UN PARADIGMA CRTICO

    El crtico es un hombre que espera milagros. Mao Zedong

    Este sufrimiento justifica un paradigma crtico e invoca el viento del pensamiento. La manifestacin del viento del pensar es la capacidad de distinguir lo bueno de lo malo, lo bello de lo feo. Esto, en los momentos crticos, puede prevenir catstrofes (Arendt, 1995). Debemos pensar a pesar de que una sociedad que parece capaz de satisfacer las necesidades de los individuos priva al pensamiento y al derecho de oposicin poltica de su funcin crtica bsica (Marcuse, 1968). Tal sociedad puede exigir la aceptacin de sus principios y reducir la oposicin al mero debate de polticas alternativas dentro del status quo. Ciertamente, hoy el deseo de saber no est mal visto, pero s el deseo de pensar, o sea de cuestionar el saber establecido y oficial. El lema ilustrado Atrvete a saber debera dar paso a un Atrvete a pensar. Hoy en da se defiende el inmovilismo social; a los destinatarios de la cultura no se les inculca el espritu crtico para cuestionar lo que reciben (Terricabras, 1999)

    Se proclama arrogantemente la muerte de las ideologas, desde la teora del fin de la historia (Fukuyama, 1993), propia de la ideologa de los vencedores. Pero ya existen voces disidentes que se alzan contra una globalizacin basada en el neoliberalismo. Debemos recuperar la capacidad de espanto y que sta se traduzca en inconformismo y rebelda. Sousa Santos (2005) apunta las grandes promesas de la modernidad no cumplidas. La promesa de la igualdad: en el siglo XX murieron de hambre ms personas que en cualquier otro siglo. La promesa de la libertad: las violaciones de derechos humanos estn alcanzando proporciones alarmantes. La promesa de la paz perpetua: entre los siglos XVIII y XX la poblacin se multiplic por 3,6 mientras que las bajas en combate se multiplicaron por 22,4. La promesa de la dominacin de la naturaleza: hoy en da vivimos una grave la crisis ecolgica.

    Esta situacin ya fue anunciada por Fromm (1978). Exista la gran promesa de un progreso ilimitado, estbamos en camino de volvernos dioses. Se supona que lograr riquezas se traducira en una felicidad sin lmites para todos. La trinidad produccin ilimitada, libertad absoluta y felicidad sin restricciones formaba el ncleo de

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    una nueva religin. Pero la poca industrial no ha podido cumplir su Gran Promesa: la satisfaccin ilimitada de los deseos no produce bienestar; el sueo de ser los amos de nuestras vidas termin cuando empezamos a comprender que ramos engranajes de una mquina burocrtica; el progreso econmico ha seguido limitado a las naciones ricas, y el abismo entre los pases ricos y los pobres se agranda; el progreso tcnico ha creado peligros ecolgicos y de guerra nuclear que pueden terminar con la civilizacin. No en vano Mounier (1968:6) afirmaba: los hombres viven obsesionados por la idea de que el fin del mundo es posible; sentimos su amenaza. Estas palabras tienen eco en las de Montagu (1993:17) el denominado hombre civilizado se encuentra al borde mismo de la autodestruccin. Que haya alguien dispuesto a utilizar los instrumentos de destruccin denota la penosa situacin a la que ha llegado el hombre. Desgraciadamente no hemos dejado este riesgo atrs tras el fin de la guerra fra, nuevas amenazas se ciernen sobre nosotros a nivel civilizatorio, como el cambio climtico. No es de extraar que Beck (1998 I) se refiera a nuestra sociedad como la sociedad del riesgo. Ante esta situacin de riesgo perenne nos podemos preguntar si se trata de una situacin sin salida o si no ser posible crear una nueva sociedad basada en una tica para la vida.

    2. UN PARADIGMA HERMENUTICO

    La diligencia en escuchar es el camino ms breve hacia la ciencia. Juan Lus Vives

    El hambre, la enfermedad, el sufrimiento, son realidades de las que intentamos escapar y apartar de nuestras conciencias. Pero uno no olvida lo visto en los valles del sufrimiento (Cortina, 2005). Siento la responsabilidad de recuperar la voz de los que acallamos, de los no invitados al banquete occidental, de los excluidos a los que Bauman (2005 I) se refiere como residuos, o que Galeano (1998) denomina los nadies, los nadies que valen menos que la bala que los mata. Junto a su sufrimiento he asistido a su profunda dignidad, a su fortaleza, a su capacidad de supervivencia. Recuperar la voz, como parte de la sociologa de las emergencias (Sousa Santos, 2005), rompiendo el delito de silencio para que las generaciones que llegan a un paso de nosotros no nos acusen de silencio cuando tan perentoria es nuestra voz. El silencio culpable de los que pudiendo hablar, callan. Debemos la voz a nuestra propia conciencia, en primer trmino, pero, inmediatamente, tenemos el deber de ser la voz

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    de los sin voz (Mayor Zaragoza, 2006). Porque como nos ensea Arendt (1995, 2005) el ser humano se inserta en el mundo a travs de la palabra y de la accin. Una vida sin ambas est literalmente muerta en el mundo, ha dejado de ser una vida porque ya no la viven los hombres.

    La hermenutica tiene una historia larga y sinuosa que empieza en la Grecia clsica, se basa en el deseo de interpretar y establecer un significado correcto basado en la comprensin de los hechos. La idea de la hermenutica es que en todo obrar humano hay una posibilidad de comunicacin y comprensin (Escalante, 2002). Para esta comprensin es vital la capacidad de escuchar. Nos aproximamos a las cosas slo por va del dilogo. La mirada de quien comprende sigue toda huella de sentido que le permite abrir, en medio de la insensatez del acontecer, algo parecido a horizontes de expectativa, de esperanza, de osada. Quizs habra que decir que la fuerza suprema del hombre consiste en resistir a todos los desafos que la realidad nos impone mediante el sinsentido, la demencia y la absurdidad, y hacerlo preservando una bsqueda incansable de lo comprensible y del sentido. En esa bsqueda de sentido ante realidades como el sufrimiento escucharemos historias de vida. Por qu nos encadenan las historias? Para Gadamer (1997) existe slo una respuesta hermenutica a esta pregunta. Porque nos reconocemos en lo otro de los hombres, en lo otro del acontecer. Escuchamos a quien narra historias porque con nuestras historias colaboramos en la construccin de una comunidad basada en lo que tiene sentido para nosotros, en aquello que nos parece lo bueno, lo mejor y lo justo.

    3. UN PARADIGMA CRTICO HERMENUTICO: NOS REBELAMOS, LUEGO EXISTIMOS

    La rebelda es la virtud original del hombre. Schopenhauer

    La teora crtica se basa en dos juicios. El primero afirma que la vida humana merece la pena vivirse, que puede ser y debe ser hecha digna de vivirse. El segundo juicio afirma que existen posibilidades de mejoramiento de la vida. Las realidades que nos causan indignacin deben llevarnos a cuestionar crticamente la naturaleza y condicin moral de nuestra sociedad, y a emprender una bsqueda de alternativas, tericamente fundamentadas, a tales interrogantes (Marcuse, 1968; Sousa Santos, 2005). La transformacin social pierde su dramatismo si pensamos que es impensable e innecesaria. Esta creencia conduce al apaciguamiento intelectual y al conformismo.

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    Es importante recuperar la capacidad de espanto y que sta se transforme en rebelda. Pero dnde est el inconformismo de los docentes universitarios, de los intelectuales? Hasta este momento, a pesar de llevar casi diez aos en la docencia universitaria, no haba sido consciente de mi rol y responsabilidad como intelectual. Bourdieu (1999) critica a los nuevos intelectuales, quienes opinan de todo atrincherados en los medios de comunicacin. Said (2006) se refiere a los mismos como profesionales, expertos, que proporcionan autoridad con su labor a cambio de importantes beneficios. Para Sousa Santos (2005) una pregunta cobra una gran vigencia: de qu lado est usted? Podemos preguntarnos: de qu lado est la Universidad? Podramos pensar que, siendo reflejo de la ciencia, es neutra. Pero esa posible neutralidad no existe y en s misma ya es un posicionamiento ideolgico y poltico. Como afirma Cruz (1995) somos responsables por accin y por inaccin, ante las generaciones presentes y futuras, se trata de transformar el mundo y de hacerse cargo de l. Debemos responsabilizarnos, ir ms all de la banalidad de los gestos que convierten la lucha contra el hambre en asistir a un concierto de mi grupo favorito, y la lucha contra el SIDA en portar un lazo.

    Desde esta tesis reafirmo el valor de la vida y la necesidad de una transformacin social. Debemos ser rebeldes ante el sufrimiento. Camus (2002) nos recuerda que slo podemos obrar en el momento que es nuestro y entre los hombres que nos rodean. A nosotros, espectadores del genocidio actual nos dice que no sabremos nada mientras no sepamos si tenemos el derecho a matar al que est ante nosotros o a consentir que muera. Puesto que hoy da, toda accin desemboca en el crimen, directo o indirecto, no podremos actuar, antes de saber si, y por qu, hemos de dar muerte. Si el crimen tiene sus razones, nuestra poca y nosotros mismos somos consecuentes. Si no las tiene, estamos en la locura. Podamos caer entonces en el sinsentido y afirmar que no existe ningn valor, que todo es posible. Pero el absurdo en s mismo es una contradiccin ya que excluye los juicios de valor cuando vivir es en s un juicio de valor, respirar es juzgar. Qu es un hombre rebelde? Un hombre que niega una intromisin juzgada intolerable, en nuestro caso el sufrimiento, y tiene la certeza de un derecho justo, en nuestro caso el derecho a una vida digna. No renuncia a la sensacin de que, en cierta manera, tiene razn. Tener la razn, nos acerca a la peligrosa pretensin de tener la verdad. Podemos conformarnos, como hace Todorov (1991) con la pretensin de buscar la verdad, crear una reflexin, un relato sin imponerlo, para iniciar una discusin.

    El hombre hasta entonces callaba abandonado a la desesperacin en la que una condicin aunque se juzgue injusta es aceptada. El hombre en rebelda, se

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    vuelve, ahora planta cara. Opone lo que es preferible a lo que no lo es. Todo valor no conduce a la rebelda, pero todo movimiento de rebelda implica tcitamente un valor. La razn implicada en todo acto de rebelda rebasa al individuo en la medida en que lo saca de su presunta soledad y le proporciona una razn de obrar. La rebelda no nace slo del oprimido sino que puede nacer asimismo en el espectculo de la opresin (Camus, 2002). En mi caso, partiendo de una vida de privilegiado en el seno de una familia de clase media, surge de la identificacin con los refugiados, con las personas en las crceles, etc. Identificacin que brota de una comn Humanidad. Identificacin de destinos intersolidarios y necesaria toma de partido. Por ello tomo partido y creo que la Universidad debe tomar partido.

    En la rebelda, el hombre se supera en otro y desde este punto de vista, la solidaridad humana es metafsica. El hecho de ser hombre apunta siempre ms all de uno mismo, y esta trascendencia constituye la esencia de la existencia humana. El sufrimiento es individual, pero a partir del movimiento de rebelda, cobra conciencia de ser colectivo. Nuestra rebelda es la primera evidencia que saca al individuo de su soledad. Es un lugar comn que funda en todos los hombres el primer valor. Me rebelo, luego existimos (Camus, 2002). Y este rebelarse, este existir nos abre la puerta de la esperanza. Nos hacemos conscientes de que formamos parte de esta epopeya humana, conscientes de que al elegirnos a nosotros mismos elegimos a la humanidad entera (Sartre, 2007). No hay ninguno de nuestros actos que al crear el hombre que creemos que debe ser, no cree una imagen del hombre tal como consideramos que debe ser. As, nuestra responsabilidad compromete a la Humanidad entera. Estamos condenados a cada instante a inventar al ser humano. El hombre es el porvenir del hombre. As aquella primera palabra de rebelda, aquel grito se convierte en accin. La palabra y la accin.

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    PARTE II: INVESTIGACIN

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    CAPTULO I INVESTIGACIN CUALITATIVA. INVESTIGACIN ACCIN PARTICIPATIVA

    Existir humanamente es pronunciar el mundo, es transformarlo. Paulo Freire

    INTRODUCCIN

    Esta tesis doctoral se contextualiza dentro del tercer ciclo de reflexin de una investigacin accin participativa (I.A.P.) iniciada en 2005, basada en el proyecto Miquel Mart i Pol. En este captulo de entrada me posiciono dentro de una investigacin cualitativa, por ser la ms adecuada al tipo de preguntas que formulo. A continuacin describo los ciclos previos de reflexin-accin que han tenido lugar y que permiten entender la evolucin y el alcance del proyecto Miquel Mart i Pol, que integra la docencia, la investigacin y la inclusin social. El primer ciclo de reflexin se bas en la constatacin de la necesidad de crear acciones que respondieran tanto a la falta de proyectos de insercin laboral para personas en situacin de exclusin; como a la necesidad de desarrollar nuevas praxis educativas que desarrollasen un aprendizaje basado en la realidad, as como el binomio docencia/investigacin. A la reflexin le sigui una accin, que dur 18 meses, inspirada en el aprendizaje servicio (A.S.), que se materializ en la creacin del proyecto Miquel Mart i Pol, con la creacin conjunta de un jardn por parte de estudiantes de terapia ocupacional (T.O.) junto a personas en situacin de exclusin social, por motivos relacionados con la enfermedad mental y/o la inmigracin.

    Esta accin gener una segunda reflexin, el Diploma de Estudios Avanzados (D.E.A.) Una universidad donde confluyen la educacin, la investigacin y la ciudadana. Esta investigacin manifest que la labor realizada haba supuesto una ocupacin significativa para los participantes, e impactado positivamente tanto en la salud como experiencia de bienestar (fsica, psquica, social y espiritual), como en su sentimiento de ciudadana, facilitando la creacin de una comunidad inclusiva. Por otra parte evidenci la viabilidad de esta nueva praxis universitaria inspirada en el A.S. y el impacto que tena en un aprendizaje acadmico y de ciudadana en los estudiantes; as como la importancia de la creacin de alianzas estratgicas. Esta reflexin gener un nuevo ciclo de accin, con el mantenimiento del jardn, el desarrollo de proyectos medioambientales y una decidida labor educativa de cara a la comunidad, a travs de exposiciones fotogrficas, una web, y la participacin congresual, dentro de una estrategia de creacin de alianzas a nivel nacional e internacional.

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    1. UNA INVESTIGACIN CUALITATIVA

    Las entrevistas y otros mtodos cualitativos son tan antiguos como la historia escrita, pero es a partir del siglo XIX y principios del XX cuando lo que ahora denominamos mtodos cualitativos fueron empleados conscientemente en investigacin social. Tras una preponderancia de los mtodos positivistas vivimos un resurgir de los mtodos cualitativos en las ciencias sociales (Pujadas, 2000), en el marco de un profundo debate en torno a la investigacin cualitativa y cuantitativa. Segn Ruiz (2003) los partidarios del anlisis cuantitativo ridiculizan a la investigacin cualitativa por su carcter fantasioso. Estos a su vez ridiculizan la incongruencia entre unas frmulas revestidas de sofisticacin matemtica, pero apoyadas en modelos de la realidad social esquemticos y esculidos. Personalmente he optado por un enfoque cualitativo, ms propio de un marco hermenutico. Mis razones para esta eleccin no estn basadas en la creencia de la superioridad de un mtodo sobre el otro, sino en la creencia que ste era el ms adecuado para esta investigacin, al tratarse de un fenmeno humano, complejo, contextualizado, as como a mi intencin de dar voz a las personas protagonistas del estudio. Mi estudio se basa en lo subjetivo, una dimensin bsica del mismo es la construccin de significado. Mi finalidad es poder comprender, interpretar, ms que dar una explicacin causal o medir. Reconozco mi predileccin personal por un estilo suave, clido e imaginativo, frente a un estilo duro, fro y sistemtico. Mi objetivo es crear una teora inductiva, que cuenta una historia. Mi orientacin es holista y concretizadora, no particularista y generalizadora. Pero sobretodo me inclino por una investigacin cualitativa porque est comprometida tica y polticamente, frente a la supuesta neutralidad tica y poltica de la investigacin cuantitativa.

    En su teora del reconocimiento Ricoeur (2005) nos habla de cmo el ser humano se reconoce en su capacidad de poder decir, de poder hacer y poder narrarse. Al optar por un mtodo cualitativo estamos empoderando este poder decir y poder narrar, desarrollando indirectamente el enfoque de las capacidades de Sen (2000). Otra razn de su eleccin es que los mtodos cualitativos son humanistas, cuando reducimos las palabras y los actos de la gente a ecuaciones estadsticas, perdemos el aspecto humano de la vida social. Si estudiamos a las personas cualitativamente, llegamos a conocerlas en lo personal y a experimentar lo que ellas en sus luchas cotidianas. La investigacin cualitativa se preocupa por comprender las fuerzas que mueven a los seres humanos, sus motivaciones, sentimientos e ideas.

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    No puedo dejar de mencionar la influencia del interaccionismo simblico (Taylor y Bogdan, 1987) que atribuye una gran importancia a los significados sociales que las personas asignan al mundo. Las personas actan respecto a las cosas y a las otras personas, sobre la base del significado que stas tienen para ellas. Estos significados son productos sociales. Los actores sociales asignan significados a situaciones, personas, cosas y a s mismos en un proceso de interpretacin. Este proceso es continuo y acta de intermediario entre los significados o predisposiciones a actuar y la accin. La investigacin cualitativa cobra mayor relevancia debido a la pluralizacin de los mundos vitales (Uwe, 2004). As surge el compromiso humanista de estudiar el mundo desde la perspectiva de los participantes, de los otros, y el rechazo a planteamientos que desconsideran la interpretacin y construccin personal e interpersonal de significados, valores y hechos sociales (Parrilla y Susinos, 2005). Ante la negacin de la voz de culturas y colectivos creo bsico desarrollar una sociologa de las emergencias (Sousa Santos, 2005). Negar su voz es negar su posibilidad de insertarse en el mundo y manifestarse su humanidad (Arendt, 1997).

    El enfoque metodolgico cualitativo parte de la observacin de fenmenos para luego organizarlos en un todo. La primera preocupacin es la descripcin e interpretacin del fenmeno observado. La investigacin cualitativa suele aplicarse a problemas sobre los que sabemos ms bien poco. Su objetivo es poner a la vista el conocimiento, partiendo de la induccin. Por lo general se desarrolla en el escenario natural donde ocurre el fenmeno. El contexto es parte del fenmeno a estudiar, ms en este caso al tratarse de un tema de inclusin social, donde se mezclan aspectos como la pobreza, la ocupacin y la salud. A travs del anlisis de los sucesos se buscan patrones en comn. Cuando los investigadores identifican un fenmeno, se definen los conceptos y se elaboran hiptesis sobre las causas y las relaciones. A medida que el conocimiento avanza se pueden modificar las hiptesis y las teoras.

    Debemos tener en cuenta las amenazas metodolgicas. El elegir el mtodo ms apropiado es de vital importancia. A veces utilizamos un mtodo inductivo cuando ya hay mucho conocimiento sobre un aspecto o viceversa. Otro aspecto fundamental es que el investigador sea consciente de su propia cultura, como nos advierte Santamara (2002), ms cuando en la investigacin hay participantes con diversas culturas. Debemos ser sensibles a los valores y creencias de la sociedad y de las teoras actualmente aceptadas as como de nuestros valores. Vivimos rodeados de prejuicios y de estigmas, ms en relacin a las personas con las que se relaciona esta investigacin, aquel nacido en otra tierra o habitante del pas de la locura.

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    2. UNA INVESTIGACIN ACCIN PARTICIPATIVA

    El investigador en la accin pretende transformar el presente para producir un futuro diferente. La investigacin accin es deliberadamente activista.

    Carr y Kemmins

    Dentro de la investigacin cualitativa, esta investigacin se basa en la I.A.P., que combina los ciclos de accin con los de reflexin. Para Freire (2009) la palabra conlleva dos dimensiones, la accin y la reflexin, en tal forma solidarias que sacrificada una de ellas se resiente inmediatamente sin la otra. No hay palabra verdadera que no sea unin inquebrantable entre accin y reflexin, y por ende, que no sea praxis. De ah que decir la palabra verdadera sea transformar el mundo. La palabra inautntica, no transformadora de la realidad, se transforma en palabrera, por ello es alienada y alienante. Es una palabra hueca de la cual no se puede esperar la denuncia del mundo, dado que no hay denuncia autntica sin compromiso de transformacin. Si se enfatiza la accin, con el sacrificio de la reflexin, la palabra se convierte en activismo, la accin por la accin, niega la praxis verdadera o transformadora. Existir humanamente es pronunciar el mundo, es transformarlo.

    La eleccin de la I.A.P. no es casual. Por una parte est relacionada con los principios de participacin, democracia y bsqueda de un cambio. Esta investigacin trata de mejorar la comprensin de los problemas para mejorar nuestra capacidad de accin ante los mismos. La I.A.P. es un proceso por el cual se examinan sistemticamente cuestiones desde las experiencias vividas por los miembros de la comunidad que se ven mayormente afectados por los temas sometidos a examen. La investigacin desde esta perspectiva implica el proceso de compartir informacin colaborativa, investigacin sistemtica, reflexin, y accin, con unos resultados esperados en cuanto a un cambio social significativo. Las personas que estn marginadas a causa de barreras relacionadas con la raza, la (dis)capacidad, la edad, el estatus socioeconmico, el acceso al conocimiento, el gnero, a menudo, son aquellas que estn incluidas en I.A.P. (Cockburn y Trentham, 2002, 2006). Esta filosofa es cercana a autores como Dewey (1969) con su nfasis en la educacin democrtica, y sobre la necesidad de que el profesor tenga una comprensin del mundo para transformarlo. La propia realidad, confusa, compleja y conflictiva nos propone los problemas a investigar.

    La estimo coherente con la tica del discurso (Apel, 2000) y la tica de la liberacin (Dussel, 2006). Con la primera se relaciona en la centralidad del dilogo con los afectados, en este caso personas con enfermedad mental e inmigrantes, excluidos

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    no slo de la sociedad sino de muchas de las investigaciones que tratan sobre ellos. La I.A.P. sirve para dar voz a personas silenciadas, en el marco de una sociologa de las emergencias (Sousa Santos, 2005). Diversos autores, como Santamara (2002) en el campo de la inmigracin, o Fullana, Pallisera y Vila (2003), en el campo de la insercin educativa o laboral de las personas con discapacidad, nos hablan de la importancia de dar la voz. Es coherente con la tica de la liberacin en el acento en la necesidad de transformar el mundo para mejorar la situacin de las vctimas.

    A continuacin de describen las ciclos de accin y reflexin desarrollados en el marco del proyecto Miquel Mart i Pol.

    3. PRIMER CICLO DE REFLEXIN

    Si bien el trabajo es una dimensin bsica para la integracin social de las personas y su bienestar, existe un dficit de programas destinados a la inclusin socio-laboral de personas en situacin de exclusin social. Por otro lado asista a una educacin universitaria alejada de la realidad, excesivamente terica, donde los estudiantes se aferraban a diagnsticos como el de esquizofrenia que les impeda ver la totalidad del ser humano y el poder comprender su potencial. En la Universitat de Vic eran escasas las iniciativas que mostraran la implicacin social de la universidad con los sectores ms vulnerables de la poblacin, as como las posibilidades de voluntariado para los estudiantes. Asimismo la universidad careca de zonas verdes, siendo un campus marcado por el gris del cemento. Estos factores confluyeron con la existencia de un espacio abandonado en la propia universidad y con la existencia de un taller de jardinera, dentro de la asignatura Actividades Ocupacionales Aplicadas en la carrera de Terapia Ocupacional.

    De la visin de una universidad comprometida con el territorio, poniendo especial atencin a los colectivos excluidos, que desarrolle un aprendizaje basado en la realidad y en el binomio docencia/investigacin, potenciando nuevas estrategias docentes como el A.S., as como del deseo de mejorar la calidad medioambiental de nuestro campus, naci el proyecto Miquel Mart i Pol.

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    4. PRIMER CICLO DE ACCIN

    4.1. El viaje de los Haida Gwaii

    Todos tenemos en nuestra memoria imgenes, obras de arte... que describen fragmentos de nuestra vida. Cuando pienso en el proceso de creacin del jardn, viene a mi mente la escultura El espritu de los Haida Gwaii. Su autor, Bill Reid (1994), explic que no tena un significado concreto, que tan solo haba querido representar a los seres humanos y a los distintos animales de la mitologa Haida en una canoa. Por ello quiz es ms fcil darle un significado. Para m simboliza el viaje del ser humano como parte inseparable de la naturaleza por el devenir de la Historia. Me gusta porque remarca como el destino de los seres humanos y de la naturaleza est unido. Simboliza adems el camino que emprendimos en 2005, junto a un grupo de personas en situacin de exclusin social, estudiantes, instituciones financieras, pblicas y sociales, que nos llevaron a la creacin del jardn Miquel Mart i Pol.

    El viaje empez de forma casi involuntaria. Me encontraba con un grupo de estudiantes creando un pequeo jardn. Dentro del grupo algunos estaban quejndose, ya que la labor inicial era ms bien ardua: sacar los escombros para empezar a hacer las canalizaciones del sistema de riego. No s muy bien el por qu, pero les ped que me acompaaran a un espacio que lindaba con la universidad, un espacio de unos 1.000 metros cuadrados, lleno de escombros, donde literalmente haba ratas. Una vez all, ante su sorpresa, les pregunt: Qu veis aqu? Las respuestas fueron similares: Malas hierbas, un espacio horrible... Entonces les dije lo que yo vea: rosales, rododendros, azaleas, hibiscos, lavandas... Para m, el sentido de aquella conversacin radicaba en que los estudiantes deban desarrollar la capacidad de ver ms all de lo inmediato, de poder ver el potencial de los lugares, como metfora de ver el potencial de las personas con las que trabajamos como terapeutas. Si solo veo escombros o maleza, no tiene sentido, pero si ya veo el jardn que se esconde en este espacio, la ocupacin cobra otro sentido. Hay un cuento suf que captura esta idea a la perfeccin. Cuenta que dos hombres estaban poniendo ladrillos en una obra. Cuando se le pregunt al primero Qu ests haciendo?, respondi, con cierto fastidio: estoy levantando una pared. En cambio, el segundo, con una expresin ilusionada dijo: estoy ayudando a crear el hospital infantil del pueblo. Esta capacidad de ver ms de la realidad inmediata es fundamental a la hora de trabajar con personas en situacin de dificultad, porque la Terapia Ocupacional no es solo sobre hacer, sino sobre ser y llegar a ser (Wilcock, 1998).

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    4.2. El por qu de su nombre

    La conversacin qued all, pero no as mi visin de un jardn en aquel espacio lleno de maleza. Por mi mente empezaron a resonar los versos del poeta Miquel Mart i Pol, una persona que durante ms de treinta aos enfrent una esclerosis mltiple, que haba reducido su cuerpo a una silla de ruedas, pero no haba conseguido domear su alma. El poeta maestro Mart i Pol (1999) nos dijo: La belleza es vuestro patrimonio, pero vosotros prefers la pereza triste y rutinaria de una caja de cartn. As apareca aquel espacio a mis ojos, como una caja de cartn a la que ya nos habamos acostumbrado. Para conseguir la belleza os tenis que desnudar de prejuicios y vivir con los sentidos tensos como un grito, y as era, obviamente el crear el jardn iba a implicar tensar los sentidos, sera un arduo trabajo. Dejadme decir que ya es tiempo de amar, que ya es tiempo de creer en los prodigios y que algn da habr flores en el jardn y viento en los rboles. De estos versos naci la determinacin de dar vida al jardn, un jardn que estara dedicado a su memoria. Porque adems el poeta dijo: Dejadme decir que ya es tiempo de olvidar, que ya es tiempo de creer otra vez en la pureza. Aquellos que han vivido muchos aos lejos del pueblo sern llamados a retornar. En este ltimo verso radicaba la clave del jardn. El jardn lo construiramos con estudiantes de T.O., dentro de la asignatura de jardinera, pero los autnticos protagonistas deban ser aquellos que han vivido muchos aos lejos del pueblo, personas en situacin de exclusin social. Personas que nuestra sociedad, basada en criterios econmicos haba excluido al no ser productivos, por eso nosotros, la sociedad, deba llamarlos al retorno.

    4.3. Dimensiones del proyecto

    As quedaba esbozado el proyecto Miquel Mart i Pol, proyecto que ha tenido las siguientes dimensiones: salud (ocupacional), inclusin social / construccin de comunidades inclusivas, educativa y medioambiental.

    4.3.1. Salud (desde una perspectiva ocupacional)

    La jardinera supone una ocupacin teraputica para las personas que participan en la misma. Es una actividad que se realiza al aire libre, en contacto con la tierra, esta experiencia es fundamental en una sociedad donde la persona est cada vez ms alineada del medio natural, inmersa en un medio donde predomina el asfalto

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    y la tecnologa. Se realiza en un medio tranquilo, lo que favorece la capacidad de introspeccin, de conectar consigo misma, y un sentimiento de relajacin y bienestar.

    Al mismo tiempo es un espacio social, que permite el desarrollo de habilidades como la coordinacin, o la resolucin de conflictos. La jardinera implica la realizacin de ejercicio fsico, desarrollando entre otras habilidades de fuerza, coordinacin, destreza, resistencia, coordinacin motora fina y gruesa. A nivel cognitivo implica habilidades como la planificacin o la secuenciacin. Supone adoptar el rol de cuidador, el jardn es un ser vivo que precisa de cuidados para su supervivencia. Es una experiencia esttica, de creatividad, una experiencia que roza el arte. La jardinera es una metfora del proceso de recuperacin de la enfermedad. Es durante el invierno donde debemos esforzarnos, aunque no veamos los resultados de nuestro trabajo, en la esperanza de que estos llegaran en la primavera siguiente.

    4.3.2. Inclusin social / construccin de comunidades inclusivas

    La filosofa del programa radica en el principio de justicia ocupacional, definido por Townsend (1993) como la promocin de un cambio social y poltico para que las personas puedan tener acceso a la ocupacin significativa. Por ello ms all del aprendizaje laboral que supone la jardinera, que puede facilitar el proceso de integracin laboral, nos interesa el crear comunidades inclusivas, entendidas como comunidades donde todas las personas puedan participar como ciudadanos de pleno derecho a pesar de cualquier disfuncin ocupacional de ndole social, fsico o psquico. Por ello es vital desarrollar un trabajo de concienciacin de la comunidad, para romper los prejuicios y el estigma con el que envolvemos a estas personas, y que no nos permiten ver su verdadero potencial. El trabajo de los usuarios ha dado como fruto un jardn para la comunidad, ya que es un espacio abierto a toda la ciudadana. Este discurso basado en la realidad, que no en la teora, magnificado por los medios de comunicacin, as como el desarrollo de conferencias, exposiciones, y la creacin de la pgina web, ha ayudado a la sociedad a comprender el que estas personas son ciudadanos de pleno derecho.

    4.3.3. Educativa

    Los estudiantes de T.O. han participado en el proyecto, tanto estudiantes de 1 a travs del taller de jardinera, de la asignatura Actividades Ocupacionales Aplicadas, como estudiantes de 2 y 3 como voluntarios, inspirados por el A.S. (Puig et al.,

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    2006). Se ha pretendido desarrollar un aprendizaje basado en la realidad, bsico para cada estudiante entienda la filosofa de la terapia centrada en la persona (C.A.O.T. 1991,1997), que parte de la comprensin del potencial de la misma, para abordar sus dificultades. En el aula es muy fcil que los estudiantes no vean ms all de los diagnsticos mdicos, como puede ser un trastorno bipolar, y se queden solo con las clnicas asociadas. En el jardn han podido trabajar juntos con estas personas, y as entender que son mucho ms que un diagnstico, son portadores de una historia ocupacional, de una amalgama de sentimientos y experiencias. As desarrollamos una filosofa de la enseanza inspirada en el aprendizaje basado en problemas (ENOTHE, 2004 I, 2004 II) y por otro lado hemos suplido el dficit estructural de horas prcticas que arrastra la disciplina de T.O. en Espaa (CNDEUTO; 2004).

    4.3.4. Medioambiental

    Cuando uno piensa en los retos ecolgicos que enfrenta el planeta, que amenazan nuestra supervivencia, se da cuenta de la importancia trascendental que adquiere el dar una educacin ecolgica a los estudiantes. La educacin debe ayudarles a entender la interconexin de todos los seres de la biosfera y la necesidad de las acciones de restauracin y preservacin del medio natural. Estamos hablando de la promocin de una ciudadana ecolgica que base su relacin con la biosfera en el respeto. El jardn Miquel Mart i Pol ha supuesto la creacin de un espacio verde en la ciudad de Vic, que adolece de jardines, siguiendo unas pautas ecolgicas. El proyecto actual incrementa esta dimensin con la recuperacin/reforestacin de espacios naturales.

    4.4. Inicios: jardineros y financiacin

    El primer paso fue el diseo del jardn, ya que se necesitaba un presupuesto inicial para estudiar la viabilidad del proyecto. As que a la canoa Haida se subi Joaquim Fit, jardinero profesional, quien hizo un diseo con un coste de unos 12.000 euros. Tenamos dos preguntas sobre la mesa: tendramos jardineros? De dnde podamos obtener los fondos? La primera pregunta fue la ms fcil de contestar. Contactamos con las instituciones locales que trabajan con personas con problemas de exclusin, el nico criterio de inclusin era que fueran personas pertenecientes a estos colectivos motivadas por implicarse en el proyecto de jardinera. El primer contacto fue con una fundacin local que no mostr inters en el mismo. Nuestro

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    siguiente contacto fue con Caritas Arxiprestal. La valoracin tan positiva que hicieron del proyecto, viniendo de una institucin experta en el campo social fue un respaldo muy importante. La Fundaci Centre Mdic Psicopedaggic dOsona (F.C.M.P.P.O.), centro de referencia de salud mental, se sum tambin al proyecto. El programa de Medidas Penales Alternativas contact con nosotros, y nos deriv a otro jardinero.

    La pregunta sobre la financiacin fue ms difcil de contestar, ya que slo contbamos con 900 euros de mi grupo de investigacin. Decid presentar el proyecto a la convocatoria de subvenciones de diversas instituciones financieras. Este proceso dur meses, y no empez con muy bien pie, ya que las dos primeras ayudas solicitadas fueron denegadas. El proyecto vio la luz cuando la Fundaci Caixa de Sabadell nos concedi 4.300 euros. Rotary Club Osona, hizo una aportacin en materiales de 7.500 euros. Asimismo el Consell Comarcal dOsona, aport 6.000 euros. El Ajuntament de Vic, realiz labores de pintura, electricidad y albailera en el jardn. Finalmente la propia Universitat de Vic, particip con 6.000 euros.

    4.5. Sesiones de trabajo y contraprestaciones

    El proyecto est concebido en una doble direccin de cooperacin solidaria, siempre bajo mi orientacin y acompaamiento docente: formacin de estudiantes de T.O. a travs de la prctica colaborativa; formacin en jardinera de las personas con problemas de inclusin social en una accin en colaboracin con el grupo de estudiantes. Tales procesos implican un servicio a la comunidad, con el fin de significar en la realidad la inclusin social y la ciudadana.

    Las sesiones de trabajo se vienen realizando dos das por semana, los martes y los mircoles, de 9 a 11:20. La sesin se interrumpe para el desayuno, durante unos 20 minutos. Si bien los usuarios obtienen contraprestaciones (ayudas de alquiler, alojamiento, dietas...) a travs de Caritas, se trata de un taller teraputico sin remuneracin econmica, de ah lo limitado del horario. Como compensacin los usuarios han recibido todo el equipamiento de jardinera, as como 300 euros al ao en vales para ropa. Cada ao se han realizado varias comidas y se realiza un viaje de formacin y difusin con todos los gastos pagados para los jardineros y los estudiantes. Durante estos aos se han realizado viajes a Granada, Blanes, Valencia, Corua y Menorca, visitando jardines y proyectos medioambientales de referencia a nivel nacional. Estos viajes suponen un espacio de convivencia privilegiado.

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    4.6. El proceso de creacin del jardn

    La creacin se inici con la limpieza del terreno. En primer lugar se construy un sistema de riego automtico Tech-line, que permite un gran ahorro de agua al regar de forma individualizada cada planta. Le sigui la instalacin de la parte elctrica, para la cascada y el sistema de iluminacin. Se tuvo que sustituir la tierra del jardn, muy pobre en nutrientes. Se cubri el jardn con corteza de pino, como sustitucin del csped para disminuir la demanda de agua evitando su evaporacin. Se construy una cascada del jardn, con la creacin de un estanque con nenfares y carpas.

    La plantacin fue guiada por diversos criterios: 1) El clima, son plantas propias del clima continental. 2) La sostenibilidad ecolgica, con plantas que demandan menos agua, como las aromticas. La pared vegetal que forman las enredaderas sirve de aislamiento trmico del edificio. Los rboles de hoja caduca, dan sombra en verano, sin impedir que llegue el sol en invierno. Existe una compostadora, con la que los propios residuos del jardn sirven de abono. 3) La fauna, con plantas como las bubdelias que atraen a las mariposas. 4) El significado, el ginkgo biloba es smbolo de resiliencia, ya que la primavera siguiente a la explosin nuclear en Hiroshima un ginkgo biloba volvi a florecer desde sus cenizas. Los cipreses son smbolos de bienvenida al jardn. Los nenfares simbolizan la capacidad de florecer incluso en medio del lodo del estanque.

    As en el jardn podemos encontrar: cotoneasters, forsythias, photinias, hisbiscus, berberis, eleagnus, spireas, rosmaninus, agapanthus, bubdelias, ophiopogon, buxus, hidrangea hortensis, ilex, ginkos biloba, cercis silicastrum, rododendros, azaleas, prunus, chaemoneles, magnolias solangiana, juniperus, taxus, wisterias, picea glauca, partenocisus tricuspidata, loniceras, crataegus, lavandas, santolina, romeros, hebes, ligustrum, siringas, camelias, weigelias, teucriums, peonias, rosas, pensamientos, ciclmenes, petunias, alegras, begonias y diversos bulbos de temporada.

    Dieciocho meses de trabajo colaborativo entre los estudiantes y los participantes en el taller han dado como fruto un hermoso jardn, abierto a toda la ciudadana, haciendo realidad el verso del poeta: habr flores en el jardn y viento en los rboles (Mart i Pol, 1999).

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    5. SEGUNDO CICLO DE REFLEXIN. PROYECTO DE D.E.A.: UNA UNIVERSIDAD DONDE CONFLUYEN LA EDUCACIN, LA INVESTIGACIN Y LA CIUDADANA

    La investigacin Una Universidad donde confluyen la educacin, la investigacin y la ciudadana (Sim Algado, 2008), se bas en entrevistas semi-estructuradas en profundidad realizadas a los protagonistas del proyecto Miquel Mart i Pol, con la participacin de 5 jardineros, 2 estudiantes, y 7 representantes de las instituciones polticas, sociales y empresariales participantes. El proyecto de D.E.A. fue defendido en la Universitat de Vic, en febrero de 2008. Estos son los temas que surgieron en la investigacin, acompaados de una breve seleccin de narrativas significativas.

    2

    5.1. Construyendo la ocupacin significativa Entonces recordareis el tacto de las cosas delicadas

    y vuestras manos sern de viento y de luz. Miquel Mart i Pol

    Partimos de una situacin de privacin ocupacional, de la dificultad de insercin laboral: Estamos faltos de espacios donde las personas puedan ocupar su tiempo de manera significativa, al igual que de programas prelaborales para intentar una insercin posterior (C.Vic). La ocupacin realizada ha sido significativa: El proyecto tiene importancia por ocupar de forma significativa el tiempo de estas personas (C.Vic).

    Se produce una transicin de rol de enfermo al rol de cuidador, jardinero y ciudadano: Saber que la planta est viva gracias a ti, que no se ha muerto, te sientes mejor, te hace sentir bien (Plcido). Tanto las instituciones como los jardineros, creen que tendrn la posibilidad de encontrar un trabajo: Toda la gente que han salido ha encontrado trabajo, y estn en una vida normalizada, ya vuelan solos (Caritas).

    2 (Nota: C.Vic se refiere a la Consejera de Accin Social del Ajuntament de Vic; C. Osona se refiere al

    Consejero de Accin Social del Consell Comarcal dOsona; R. UVic se refiere a la Rectora de la Universitat de Vic; D.EUCS se refiere a la Directora de la Escola de Cincies de la Salut; Caritas se refiere al presidente de Caritas; F.C.M.P.P.O. se refiere a la terapeuta de la Fundaci Centre Mdic Psicopedaggic dOsona; Rotary se refiere al presidente de Rotary; Benaissa, Paco, Plcido, Ahmed son jardineros; Eli y Rafa son estudiantes).

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    5.2. La jardinera como fuente de salud y bienestar

    Dejadme decir que ya es tiempo de amar, que ya es tiempo de creer en los prodigios

    y que un da habr flores en el jardn y viento en los rboles. Miquel Mart i Pol (1999)

    La naturaleza ha tenido un impacto teraputico: Cuando veo crecer las plantas me siento vivo, porque veo la vida (Ahmed). Partimos de la definicin de salud, como experiencia de bienestar. Los jardineros sienten un bienestar fsico: S, s, te hace hacer ejercicio, sino estaras en casa sin hacer nada (Plcido).

    Un bienestar mental, donde el jardn evita tener fantasas paranoides: S, me anima. Te sientes mejor porque como tienes una ocupacin la mente se te despeja ms, no ests pensando en paranoias (Plcido). Este bienestar est relacionado con la sensacin de tranquilidad y relajacin: S, todo est muy bien, me siento muy tranquilo, y todo es mucho mejor que estar en casa, porque en casa no hay ms que problemas (Benaissa). Se mejora la autoestima: Puedes coger un grado ms en tu autoestima (Plcido). El jardn les ha aportado un sentimiento de utilidad: Yo antes era un intil. Pero ahora no, me siento til por haber trabajado aqu (Paco). Este bienestar se traduce en un sentimiento globalizador de felicidad: Si, cuando vienes aqu encuentras felicidad (Ahmed).

    Tambin hay un bienestar social: Yo antes no sala de casa. Aqu encuentro compaa, que al vivir solo lo agradeces, porque la soledad es muy mala (Paco).

    Se produce un bienestar existencial-espiritual, dos de sus dimensiones bsicas son las de conexin y sentido: S, s, yo lo reconozco como parte ma. Perdurar en m. Lo recordar siempre y siempre que haga falta aqu estar (Paco). El jardn cobra un sentido de santuario: S, cuando veo el jardn, me ayuda a abrir el corazn (Benaissa). La experiencia de sentido est ligada a la de aportar a los dems: S, he aportado la bondad entre nosotros (Benaissa). Otra dimensin es la experiencia religiosa: Me gusta cuidar los rboles y la plantas porque son criaturas de Dios (Benaissa).

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    5.3. La dignidad de la ciudadana Aquellos que han vivido muchos aos lejos del pueblo sern llamados a retornar.

    Miquel Mart i Pol

    El proyecto ha permitido a estas personas el aportar a la comunidad desde una posicin de igualdad, lo que facilita que recuperen su rol de ciudadanos: Me enorgullece el haber hecho un jardn tan bonito para la comunidad (Plcido). A travs del jardn creen haber ayudado a cambiar la percepcin de la sociedad: La gente est acostumbrada slo a noticias como que un esquizofrnico tira del tren a una persona, y as ven algo diferente, como los enfermemos mentales aportan a la comunidad este jardn (Plcido).

    Las dos reivindicaciones de los jardineros son ser escuchados y tener ms oportunidades: No nos escuchan, yo quisiera que cuando explico a una persona mi enfermedad que se enteraran bien de lo que es la enfermedad (Paco); Que las personas con enfermedades mentales puedan aportar ms a la comunidad, que haya ms jardines para hacer, que podamos aportar a la sociedad (Plcido).

    Los jardineros, que se ven capaces de influir en su propia vida: No solo en el jardn, sino tambin en mi vida... Lo que escribi Mart i Pol es muy bonito (vuestras manos sern de viento y de luz). Creo yo que lo que hemos hecho aqu es seguir con sus palabras: si se quiere, se puede. Que aunque ests mal, tambin puedes hacer cosas importantes en tu vida (Paco).

    5.4. La creacin de comunidades inclusivas E