Panel 7: Participaciones y políticas sociales ... · consumidor, usuario/a y cliente. Para esta...
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Panel 7: Participaciones y políticas sociales Coordinadores: Manuel Aguilar Hendrickson, Enrique Pastor Seller, María Ángeles
Espadas Alcázar, Clemente J. Navarro Yáñez. _____________________________________________________________________
Calidad percibida en usuarios/as de servicios sociales comunitarios
Manuel E. Medina Tornero
Elvira Medina Ruiz
Rosa Vigueras Miralles
Facultad de Trabajo Social.
Universidad de Murcia
RESUMEN
En una sociedad cada vez más globalizada como la nuestra y acosada por grandes dosis
de incertidumbre económica que afectan de forma efectiva al desarrollo de las políticas
sociales y de manera particular a los ayuntamientos, entidades que más están sufriendo
la repercusión de la crisis, se hace imprescindible pensar en estrategias de mejora de la
gestión que , sin duda, pasan por la implantación de sistemas de calidad que mejoren los
procedimientos y los adapten a las nuevas realidades económicas y sociales. Y es aquí,
en el establecimiento de sistemas de calidad en la que nos encontramos con la ausencia
de la voz de los usuarios/as, auténticos actores de las políticas sociales.
En este trabajo se presentan los datos sobre algunos aspectos de medida de satisfacción
de los usuarios/as de Centros de Base de Servicios Sociales, como elemento capital para
el establecimiento de nuevas estrategias de gestión e implementación de planes de
mejora. La voz del usuario/a como una estrategia de medida que realmente sea tenida en
cuenta a la hora de desarrollar políticas sociales que le impliquen como actor. En
muchas ocasiones los procedimientos de gestión de calidad, únicamente se instalan en
las grandes organizaciones o en los departamentos técnicos de los ayuntamientos y se
alejan de las pequeñas unidades de trabajo, más próximas a los actores sociales; grave y
recurrente error de las políticas sociales españolas que tienen un referente mezquino del
futuro de las políticas que se diseñan.
INTRODUCCIÓN
En busca de una definición de calidad
Un planteamiento acerca de la calidad en las entidades no lucrativas y servicios
sociales parece que no pueda empezar de otro modo que ofreciendo una definición de
qué se entiende por calidad. Pese a la dificultad que ello comporta y, hasta cierto punto,
de la arbitrariedad de ofrecer cualquier definición, hemos creído conveniente
“enfrentarnos” a esta tarea con el objeto de clarificar si existen elementos y argumentos
constantes en el intento de definir qué es calidad.
Al término calidad le ocurre lo que a tantos otros a los que su amplia difusión ha
producido el desdibujamiento del significado, atribuyéndoseles tantos matices que los
ha convertido en expresiones que encierran sentidos múltiples o diversos. La etimología
de este término la encontramos en el vocablo latino qualitas-atis. Nuestro diccionario de
la Real Academia Española (1992) lo define como la propiedad o conjunto de
propiedades inherentes a una cosa, que permiten apreciarla como igual, mejor o peor
que las restantes de su especie. El mismo diccionario la define, también, en sentido
absoluto, como la superioridad o excelencia.
Analizando las definiciones dadas en obras de carácter general, más que en
documentos especializados, hallamos concepciones que pueden agruparse en bloques en
función del elemento que priorizan, como son: “La calidad en el diseño o de las
características intrínsecas”; “La calidad en el proceso o de la calidad como conjunto de
maneras de proceder o de hacer” y “La calidad centrada en el resultado o de la
satisfacción de los clientes”, siendo esta última la que nos interesa para este trabajo..
Pero cómo se concreta y especifica la calidad en los servicios sociales que
-entendidos en un sentido genérico- constituyen un tipo singular de organización que a
la alta especificidad propia del ámbito de la intervención social, suma las señas de
identidad características de la función pública; de modo que aplicar a este sector los
objetivos antes referidos es considerado, con frecuencia, por sus protagonistas como
inoportuno. Sin embargo, existe en la actualidad sobrada evidencia empírica como para
reconocer que el modelo de gestión de los Centros públicos que opera en nuestro país,
sean éstos del ámbito que sean, está sumido en una crisis cuya influencia sobre la
concepción de gestión de calidad, aunque reclamada y conocida por los expertos su
inexistencia, pasa a menudo inadvertida para la sociedad, entre otras razones, por la
peculiar naturaleza del servicio que se proporciona -buena parte de cuyos efectos se
advierten, principalmente, en el medio y largo plazo- y por la escasa referencia a los
resultados -a la medida de la eficiencia- y a la comparación, con fines evaluativos, que
dicho sector presenta.
Satisfacción del usuario/a
La satisfacción ciudadana por la calidad de un servicio, está relacionada con el conjunto
de propiedades que debe tener ese servicio para atender, en primer lugar, las
necesidades (explícitas e implícitas) de las personas a las cuales va destinado. Pero
esto, aunque sea necesario no es suficiente. Porque la satisfacción va ligada también a la
percepción que el ciudadano tiene de cómo se presta el servicio y a la expectativa que
tenía respecto al servicio esperado. Aunque, esta situación nos lleva a un lugar
conflictivo como es la concepción del ciudadano como cliente de los servicios y esto sí
significa un enorme cambio en las bases políticas de las administraciones y
especialmente la municipal. Como bien indica García Roca (1992, 31) el estado no se
justifica por el respeto a las leyes, la división de poderes y los procedimientos de la
toma de decisiones, sino por las prestaciones del estado que exigen los ciudadanos. Las
especiales características de las personas que son receptoras de servicios sociales ha
conducido a ciertos autores e investigadores a establecer una distinción funcional entre
consumidor, usuario/a y cliente.
Para esta investigación nos interesa de forma especial el concepto de usuario/a
como el que hace referencia al ciudadano contribuyente que usa el servicio que le ofrece
la Administración a través de sus funcionarios o empresas concertadas de forma gratuita
y en igualdad de condiciones. En estas circunstancias el usuario/a no suele ejercer el
derecho a exigir calidad en la prestación. En el modelo de servicio público cuentan más
los intereses de los funcionarios que las expectativas y necesidades de los usuarios/as
que normalmente no tienen plataformas de presión eficaces. Ball (1997) llama a este
modelo burocorporativo.
Corresponde que nos preguntemos en este momento ¿Qué significa satisfacción
del usuario/a? Sobre este criterio se fundamenta gran parte de la filosofía de las
organizaciones que tienen o muestran algún interés por la calidad. Es tan importante
que se convierte en el núcleo de toda la actividad de la organización. Las instituciones
que deciden trabajar con criterios de calidad utilizando alguno de los modelos
existentes, planifican, generan procesos, diagnostican, se autoevalúan, toman
decisiones, producen servicios, crean estructuras y mecanismos de comunicación para y
en función del cliente. Por esta razón es de gran importancia que podamos definir de
forma operativa lo que significa satisfacción del usuario/a. Siguiendo algunas de las
reflexiones de Álvarez (1998) destacamos los dos puntos que tienen gran utilidad para
nuestro argumento: a) Identificar los factores críticos de éxito que constituyen el núcleo
de las expectativas del usuario/a. Para ello es fundamental conocer (escuchar) las
necesidades y demandas de los usuarios/as, y solicitar la opinión del usuario/a sobre la
satisfacción del servicio que le estamos ofreciendo o le hemos ofrecido; y b) Destacar la
importancia del personal de primera línea (trabajador social, psicólogo, educador) que
son las personas claves en el proceso interventivo y de manera especial cuando surge
una situación de conflicto o de insatisfacción con el usuario/a. Para ello es necesario
conocer el mayor número de aspectos de estos profesionales con el fin de calibrar el
papel que auténticamente desempeñan en la prestación de los servicios. Por lo tanto, el
objetivo de cualquier estudio que desee determinar la percepción de calidad de los
usuarios/as de un centro de servicios sociales deberá contemplar, además de los ámbitos
ya considerados de cultura organizacional y clima, aspectos y variables actitudinales
como el nivel de satisfacción laboral, burnout y compromiso organizacional que
presentan los profesionales, puesto que son los de mayor contacto con los usuarios/as y
como consecuencia, responsables de influir sobre la percepción de calidad asistencial
que puedan tener los usuarios/as.
Medida de la satisfacción del usuario/a en servicios sociales
La satisfacción de los usuarios/as con la atención recibida es concebida como
una medida de control de calidad por lo que su estudio y valoración es importante para
la gestión y el trabajo de los profesionales de los servicios de salud y de servicios
sociales en su conjunto, con la perspectiva de conseguir una mejor adaptación a las
necesidades y deseos de los usuarios/as del sistema.
Autores como Vuori (1982), Suñol (1987), Medina (1996), Saturno (1991) y
otros, además de organizaciones como la OMS y la Unesco, han señalado la
importancia y pertinencia de introducir la satisfacción de los usuarios/as con los
servicios como parte y complemento de otras actividades de control de calidad.
Desde nuestra perspectiva el objetivo principal de conocer la satisfacción de los
usuarios/as, es obtener información para llevar a cabo una intervención que permita
mejorar las actuaciones profesionales.
La satisfacción del usuario/a en relación al resultado de la asistencia, es decir, la
opinión del mismo acerca de si el resultado obtenido era el mejor posible, no solía estar
incluida en las medidas de satisfacción (Pallares y García,1996). En las evaluaciones de
calidad asistencial sanitaria, tales juicios los realizan normalmente los profesionales,
porque no es probable que los pacientes tengan los conocimientos técnicos que se
necesitan para emitir un juicio sobre los máximos beneficios alcanzables por la
asistencia sanitaria, esto ha cambiado lo suficiente, incluso con la creación de
organizaciones de consumidores que asesoran a los pacientes, y otro tipo de
organizaciones de defensa del consumidor, que reclaman la participación del paciente
en todo lo que tiene que ver con el proceso asistencial (Martínez del Olmo, 1994;
Gómez y Saturno, 1997); sin embargo los usuarios/as del sistema de servicios sociales
sí tienen criterio en muchas ocasiones, incluso los conocimientos necesarios para
mantener una opinión definida (Medina, 1997a; 1997b).
Lo cierto del caso es que algunas medidas de satisfacción como de calidad
percibida de los servicios, se obtienen comparando las percepciones con las
expectativas, con ciertas diferencias sutiles. La satisfacción compara las percepciones de
los consumidores con lo que normalmente esperarían, mientras que la calidad percibida
de los servicios compara las percepciones de los consumidores con lo que un
consumidor debería esperar de una empresa que ofrece servicios de elevada calidad; es
decir, tal como lo argumentan Hoffman y Bateson, (2002), "la calidad de los servicios
parece medir un parámetro más alto de la prestación del servicio".
En este sentido, la calidad percibida de los servicios, por lo general, es más
compleja de evaluar que las de los productos, principalmente las características
distintivas (intangibilidad, variabilidad, perecederos y que son producidos y consumidos
simultáneamente), aunque estas pueden variar con mayor vulnerabilidad de un
empleado a otro, o de un cliente a otro. Por consiguiente, diversos investigadores, entre
ellos Hoffman y Bateson (2002), concuerdan en afirmar que la calidad de los servicios
es un concepto escurridizo y abstracto, difícil de definir y medir; es por esta razón, que
se le ha dado importancia a la estandarización de los servicios para proveer una calidad
consistente.
La calidad de servicio recibió un fuerte impulso para su aplicación en la gestión
de las organizaciones a partir del trabajo desarrollado, hace años, por Parasuraman,
Zeithaml y Berry (1985, 1988, 1993, 1994), el modelo propuesto es un punto de
referencia obligado en el estudio y la gestión de la calidad de.
Específicamente, Parasuraman, Zeithaml y Berry (1985, 1988), definen la
calidad de servicio percibida como el juicio global del cliente acerca de la excelencia o
superioridad del servicio, que resulta de la comparación entre las expectativas de los
consumidores (lo que ellos creen que las empresas de servicios deben ofrecer) y sus
percepciones sobre los resultados del servicio ofrecido. Indican que a la hora de evaluar
la calidad de servicio y en ausencia de criterios de carácter objetivo es necesario realizar
un diagnóstico de dicho servicio a partir del análisis de las percepciones de los clientes
o usuarios/as con relación al servicio recibido (Parasuraman, A., Zeithaml, V. y Berry,
L, 1988). Por ello, la calidad del servicio quedó definida como la amplitud de las
diferencias o brechas que existía entre las expectativas o deseos de los clientes y sus
percepciones respecto a la prestación del servicio (Parasuraman, Zeithmal y Berry
1993).
Teniendo en cuenta las conclusiones alcanzadas en sus investigaciones,
desarrollaron un modelo conceptual de la calidad del servicio y diseñaron un
instrumento de medida que identificaron como SERVQUAL (SERVice QUALity) para
su evaluación (Parasuraman, Zeithaml y Berry, 1988). El SERVQUAL se fundamenta
en la teoría de los Gaps, The Gaps models of service quality, la cual explica las
diferencias entre las expectativas de los clientes y aquello que ellos realmente obtienen
del servicio utilizado (Igami, 2005). El estudio exploratorio de estos investigadores ha
sido considerado una innovación dentro del área de evaluación de servicios.
El modelo SERVQUAL se fundamenta en la premisa de que todos los
usuarios/as de servicios poseen una expectativa de calidad del servicio que se les oferta.
La diferencia entre la expectativa y la percepción se denomina gap (falla), en la cual
reside la oportunidad para la mejoría del servicio (Igami, 2005). Después de años de
refinamiento de su escala, el SERVQUAL utiliza actualmente cinco dimensiones de
abordajes, destinadas a medir la diferencia entre la expectativa del usuario/a y la
satisfacción con el servicio (ver descripción en el Cuadro nº 1).
Insertar CUADRO 1
CONTEXTUALIZACIÓN
Los Servicios Sociales de Atención Primaria surgen a comienzos de los años 80,
con la aparición de los Ayuntamientos democráticos. Son el exponente de la voluntad
política democrática de crear unos servicios sociales de responsabilidad pública para
todos los ciudadanos, plenamente normalizados y profesionales.
Con la aprobación de la Ley 7/1985, de 2 de abril, Reguladora de las Bases de
Régimen Loca, se establece la competencia y obligación de las Entidades Locales de
prestar Servicios Sociales (art. 25.2k), determinando su carácter obligatorio en los
Municipios mayores de 20.000 habitantes (art. 26.1.c).
Se genera así, tras la aprobación de esta Ley, la necesidad de configurar, desde
las Entidades Locales, unas estructuras de Servicios Sociales que den respuesta a
determinadas necesidades sociales de los ciudadanos, si bien la Ley Reguladora de
Bases de Régimen Local no concreta cuál ha de ser el contenido de las prestaciones que
tales estructuras han de garantizar, señalando que dicha competencia deberá ejercerse
“en términos de la legislación del Estado y de las Comunidades Autónomas”. Se remite
así a la legislación sectorial correspondiente la fijación de los contenidos de las
prestaciones que han de garantizar los Servicios Sociales Municipales a los que los
citados artículos 25 y 26 hacen referencia.
Los Servicios Sociales de Atención Primaria se empiezan a organizar en la
Región de Murcia a partir de la entrada en vigor de la Ley 8/1985 de Servicios Sociales
que establece los servicios sociales comunitarios, defendiéndolos como “aquellos que,
con carácter polivalente, tienen por objeto promover y posibilitar el desarrollo de todos
los ciudadanos, orientándoles en su caso hacia los servicios especializados, tanto
servicios sociales específicos como servicios sociales de otra índole”. La Ley establece
como competencia municipal la creación de los Servicios Sociales Comunitarios en
municipios de más de 20.000 habitantes y su ámbito como local, municipal o comarcal.
Posteriormente, el Decreto 28/87 regula la estructura básica de los servicios
comunitarios y el régimen de subvenciones para su mantenimiento. En el mismo se
establece que la estructura básica de la red de servicios comunitarios la construyen los
Centros Primarios de Actuación Social (CEPAS), posteriormente denominados
Unidades de Trabajo Social (UTS), su ámbito de actuación puede ser local, municipal o
comarcal y la población atendida es, como mínimo, superior a 5.000 habitantes. Entre
los años 1987 y 1988 la gran mayoría de Municipios de la Región de tenían creado su
Centro Primario de Acción Social.
En el año 1988 el entonces Ministerio de Trabajo, acordó con las Comunidades
Autónomas el establecimiento de un Plan Concertado de Prestaciones Básicas, con una
doble finalidad: garantizar a todo ciudadano español unas prestaciones homogéneas y a
la vez cooperar en la financiación de unos servicios que no existían cuando se
transfirieron las competencias a las Comunidades Autónomas.
La Ley, 3/2003 de 10 de abril, del Sistema de Servicios Sociales de la Región de
Murcia utiliza por primera vez el término de “servicios sociales de atención primaria”.
Esta Ley es el marco normativo actual de los servicios sociales de atención primaria,
consolidando éstos como primer nivel de atención, de responsabilidad pública y de
competencia municipal.
En la actualidad, la Región de Murcia cuenta con 30 Centros de Servicios
Sociales dependientes de 27 Entidades Locales (23 municipios; 5 mancomunidades). De
los cuales dependen 131 Unidades de Trabajo Social repartidas en 194 puntos de
atención. Lo cual supone una cobertura de toda la población de la Región de Murcia
Las actuaciones de los centros de servicios sociales de atención primaria se
articulan a través de programas. Desde los programas se gestionan los recursos de que
se disponen para hacer efectivas las prestaciones básicas de servicios sociales,
llevándose a cabo las intervenciones y tratamientos específicos para dar respuesta a las
necesidades de los ciudadanos.
Los centros de servicios sociales de atención primaria desarrollan cuatro programas:
• Programa de Trabajo Social
• Programa de Apoyo a la Unidad Convivencial y Ayuda a Domicilio
• Programa de Prevención e Inserción Social
• Programa de Cooperación y Participación Social
Los Servicios Sociales de Atención Primaria del Ayuntamiento de Cartagena
El Ayuntamiento de Cartagena y su comarca cuenta con dos Centros de
Servicios Sociales y 16 Unidades de Trabajo Social, además de estas unidades donde se
facilitan las prestaciones básicas existen otras que cuentan con una serie de instalaciones
donde se llevan a cabo otras actividades.
METODOLOGÍA
Objetivos
Dada la compleja situación que acompaña la delimitación terminológica de calidad y
mucho más de análisis de la satisfacción de los usuarios/as en el complicado contexto
multidimensional de los servicios sociales comunitarios, planteamos esta investigación
siguiendo un camino iniciado ya hace años con la evaluación de la calidad asistencial de
servicios sociales (Medina Tornero, 1996, 1997) y del SAD (Medina Tornero, 2000), el
análisis de los sistema de implantación de calidad (Medina Tornero y Medina Ruiz,
2010) y la aplicación práctica del SERVQUAL en servicios sociales comunitarios
(Medina Ruiz, 2011), el presente trabajo pretende analizar la calidad de los servicios
sociales de base de dos UTS de Cartagena (Los Dolores y La Palma). De forma que de
manera más concreta se pueda medir la calidad percibida por los usuarios/as de dos
UTS y comparar la calidad percibida por los usuarios/as de ambas UTS, apostando por
realzar el valor de la opinión de los usuarios/as ante la demanda de prestaciones.
Muestra
Para llevar a cabo es estudio se han encuestado un total de 111 usuarios/as de
manera aleatoria en las UTS de Los Dolores y La Palma durante los meses de Abril a
Junio. La muestra estaba conformada por un 66% de mujeres y 44% de hombres. Por
rangos de edad, el 15% está entre los 15-29 años, el 20% entre los 30-44, y el rango de
porcentaje más elevado, es el de 45-59 años con un total de 42%. Existe un 13% de
personas que se hallan entre los 60-74 y finalmente un 12% de personas entre los 75-89
años.
Instrumento de análisis
Para recabar la información perteneciente a la opinión de los usuarios/as de las
UTS hemos utilizado un cuestionario basado en el modelo propuesto por Parasuraman,
Zeithmal y Berry (1988) para medir algunas variables tales como tangibilidad,
fiabilidad, capacidad de respuesta, profesionalidad, cortesía, credibilidad, seguridad y
accesibilidad. El cuestionario con formato de entrevista se realizó durante los meses de
mayo a julio durante los días de atención en la UTS mencionadas. Para el tratamiento y
análisis de los datos se ha utilizado el paquete informático SPSS 15.0 para Windows.
RESULTADOS
Elementos tangibles
Una vez que hemos establecido el perfil de los usuarios/as, y hemos analizado la
relación que éstos mantienen con los Servicios Sociales, necesitamos evaluar cómo
perciben los usuarios/as las instalaciones y sus componentes. La opinión sobre las
instalaciones físicas se midió con una escala tipo Likert que iba del 1 al 5, siendo uno la
puntuación más baja y cinco la más alta. Se han escogido como variables la
iluminación, la limpieza de las instalaciones y la adecuación al uso de las mismas.
Se inició el cuestionario preguntando por la iluminación El 13% de las mujeres
puntuaron la iluminación de las instalaciones con un 3, mientras que un 19% lo hizo con
un 4. La mayoría de las mujeres, un 34% considera que la iluminación es muy buena
por lo que la puntuaron con un 5. En el caso de los hombres un 5% puntuaron con un 3
la iluminación, el 7% le puso un 4 y el 23% la valoró con un 5. En ambos grupos,
hombres y mujeres y en los distintos rangos de edad no existen usuarios/as que hayan
puntuado con un 1 o un 2. Son poco los rangos de edad que han puntuado con un 3 y
además el porcentaje es pequeño, siendo del 3% para los menores de la tabla, de 0,9%
para los que se encuentran entre los 30-44 y un 14% de los usuarios/as de entre 45-59.
Aquellos usuarios/as que han puntuado con un 4, cuentan con unos porcentajes del 6%
para los menores, 11% para los de 30-44, 7% para los de 45-59 y un leve 3% para los
más mayores. La mayoría de las puntuaciones se encuentran en el 5, siendo de 7% para
los más jóvenes, del 8% para los de 30-44, del 21% para los de 45-59, un 13% para los
usuarios/as de 60-74 y finalmente un pequeño 0,9% para los más mayores (Tabla 1).
Insertar TABLA 1
El 7% de las mujeres considera que las instalaciones no están demasiado limpias
por lo que puntuaron con un 2. El 10% de las usuarias consideran que están
moderadamente limpias por lo que dieron una puntuación de 3 y el 8% opina que las
instalaciones están bastante limpias. Un 42% piensa que las instalaciones están muy
limpias por lo que puntuó con un 5. La mayoría de los hombres, un 25% dio una
puntuación de 5 mientras que un 7% otorgó un 4. Finalmente, el porcentaje restante, un
2% se obtuvo con una puntuación de 3. No existen hombres que hayan puntuado con 1
ó 2. En función de la edad de los usuarios/as, a la mayoría les parece que se encuentran
limpias, destacando que el rango de edad de 45-59 son los más críticos.
La adecuación de las instalaciones al uso que se destinan es una variable
importante. Existe un cierto nivel crítico: un 2% de las mujeres considera muy poco
adecuadas las instalaciones donde se presta el servicio, mientras que un 24% opina que
las instalaciones son poco adecuadas. El 36% piensa que son bastante adecuadas y un
5% considera que son muy adecuadas. No existen diferencias significativas con
respecto al sexo ni la edad que resulten de interés. Y en cuanto al lugar en el que se
ubican las instalaciones, un 3% de las mujeres opina que es poco adecuado, frente al
38% que consideran que es bastante adecuado. El 25% piensa que el lugar es muy
adecuado. Sólo un pequeño porcentaje de los hombres, el 0.9% considera que las
instalaciones están en un lugar poco adecuado, frente al 18% que opinan que es muy
adecuado y el 16% restante piensa que es muy adecuado.
A continuación abordamos algunas de las variables que han sido objeto de
estudio con respecto a la medida de la calidad percibida
Capacidad de respuesta
Con esta variable se pretendía medir la opinión de los usuarios/as con respecto a
cómo perciben los usuarios/as los tiempos de respuesta por parte de los Servicios
Sociales. Siendo uno de los elementos a considerar el sistema de citas que utiliza la
UTS. Y así encontramos que el 41% de las mujeres declara que pasaron entre 4 y 7
días entre que pidió la cita y se la dieron, mientras que un 11% dijo que pasó más de
una semana. Un 9% esperó entre 1 y 3 días y solo un 6% declaró que había pasado dos
semanas o más. En el caso de los hombres el 19% esperó de 4 a 7 días, mientras que el
7% más de una semana. Un 3% esperó entre 1 y 3 días, y un 7% que esperó dos
semanas o más. Los porcentajes están muy repartidos, independientemente de la edad de
los usuarios/as, siendo de un total de 11% para aquellos a los que tardaron de 1 a 3 días
en darle cita, un total de 61% para los que tardaron entre 4 y 7 días, un 17% para los que
esperaron más de una semana y un 12% para los que lo hicieron dos semanas o más. De
los resultados se desprende que por norma general, los Servicios Sociales dan la cita
para 4 o 7 días con las posibles excepciones mencionadas anteriormente.
Y el otro elemento que estructura la variable era la rapidez de respuesta con
respecto al servicio demandado. El 65% de las mujeres considera que se le atendió con
rapidez frente al 0.9% que no lo cree así. En el caso de los hombres el 30% de los
hombres piensa que se le atendió con rapidez mientras que el 5% opina que no fue así.
Los resultados muestran que con independencia de las edades de los encuestados, todos
los rangos por igual consideran que se les atendió con rapidez a excepción de unos
pocos. Un 3% de los encuestados de entre 15-29 y 45-59 considera que no se le atendió
con rapidez, pero una vez más estos últimos resultados no son significativos.
Profesionalidad
Uno de los aspectos que más nos interesaba conocer era la percepción del
usuario/a con respecto al grado de profesionalidad del personal de los Servicios
Sociales, para lo que se introdujeron ítems con respecto a la información que se
proporciona, a la utilidad de la misma, así como a verificar cómo ven los usuarios/as los
esfuerzos de los profesionales para adaptarse y comprender las necesidades de los
usuarios/as.
Y a la hora de valorar la información proporcionada en sus distintos ámbitos
también nos encontramos con un alto valor positivo. El 57% de las mujeres dio una
puntuación de 5, mientras que sólo el 9% puntuó con un 4. El 30% de los hombres,
puntuó con un 5 la información recibida, mientras que un 3% le dio un 4 y sólo un 2%
puntuó con un 2. No existen puntuaciones de 1 y 3 para ningún rango de edad y en el
caso del 2 sólo hay un pequeño 1,8% para el rango de los mas mayores 75-89. En la
puntuación 4 existen unos pequeños porcentajes, del 4% para los más jóvenes, y los del
rango 45-59 y un 5% para los de 30-44, frente a los altos porcentajes encontrados en la
puntuación 5, un 11% para los más jóvenes, 16% para los de 30-44, 38% para los de 45-
59, 12% para los de 60-74 y por último un 10% para los más mayores de los
encuestados.
Se complementa esta variable con la percepción del grado de utilidad que tenía
la información proporcionada para el usuario/a y las demandas establecidas. El 53% de
las mujeres puntuó la utilidad de la información recibida con un 5, mientras que el 13%
restante lo hizo con un 4. La mayoría de los hombres, el 31% dio una puntuación de 5,
seguido de el un 3% que puntuó con un 4 y sólo un 0.9% puntuó con un 1. No existen
puntuaciones para los valores 2 y 3 con independencia de la edad de los encuestados.
En el valor 1 un 0,9% procedente del rango 30-44 considera como mala la utilidad de la
información recibida. Un 5% del rango de 15-29 y del rango 45-59 puntuaron con un 4
la utilidad de la información, y un 4% perteneciente al rango 30-44. La puntuación más
baja pertenece al rango 75-89. La gran mayoría de los encuestados otorgó la máxima
puntuación, siendo del 10% para los encuestados más jóvenes, del 16% para lo de 30-
44, 40% para los de 45-59, un 13% para los de 60-74 y un 9% para los más mayores.
Más de la mitad de las usuarias de los Servicios Sociales, el 59% considera que
las profesionales conocen bien las necesidades de las personas que acuden al servicio,
frente al 7% que no lo cree así. El 32% de los hombres cree que los profesionales
conocen las necesidades de las personas que atienden, mientras que el 3% restante
piensa que no conocen las necesidades de los usuarios/as. Con la excepción de un 6%
del total de los usuarios/as que se encuentran entre los 15-29 y un 5% del total de los
usuarios/as que se encuentran en entre los 45-59 que opinan que el personal de
Servicios Sociales no conocen las necesidades de los usuarios/as. Los demás grupos de
edad, por el contrario, sí que consideran que los profesionales conocen las necesidades
de los usuarios/as.
Y con respecto a la adaptación que debe realizar el profesional para comprender
al usuario/a más de la mitad de las mujeres, el 62%, opina que los profesionales se
adaptan a las necesidades de los usuarios/as mientras que un 5% cree que no se adaptan.
El 32% de los hombres también opinan que los profesionales se adaptan a las
necesidades de los usuarios/as, frente al 3% que no lo cree así. Con la singularidad de
un 6% de los usuarios/as de entre 15-29, y un 0,9% de los usuarios/as de 30-44 y 60-74
que opinan que los profesionales no se adaptan a las necesidades de los usuarios/as, la
totalidad restante de los usuarios/as en sus distintos rangos de edad consideran que sí lo
hacen.
Horarios del servicio
Así mismo resulta necesario evaluar los horarios de los servicios, puesto que las
UTS no están abiertas todos los días de la semana y es posible que no todos los
usuarios/as tengan acceso a ese horario.
El 64% de las mujeres considera adecuado el horario de las UTS, frente al 2%
que opinan que no son adecuados. La totalidad de los hombres, un 34% piensan que los
horarios son los adecuados. A igual que en la división por sexo, casi todos los
usuarios/as consideran que el horario es bueno independientemente de su edad, con la
salvedad de un escaso 2% perteneciente al rango 45-59 que no lo considera así. Y sobre
la valoración crítica de los horarios el 47% de las mujeres puntuó con un 5 los horarios,
mientras que existe un 9% de mujeres que puntuaron con un 2, con un 3 y con un 4. El
28% de los hombres consideran los horarios muy buenos, por lo que puntuaron con un
5, y el 4% otorgó una puntuación de 4. Sólo un 0.9% puntuó con un 1 los horarios. Para
las puntuaciones de 1 y 2 sólo hay un rango de edad en cada uno que haya valorado los
horarios con un 0,9% por lo que no resulta significativo. A partir del valor 3 las
puntuaciones comienzan a aumentar, siendo del 3% para los de 30-44 y 7% para los de
45-59 y del 0% para el resto de grupos de edad. Existe un 3% para los rangos de 30-44,
45-59, 75-89, un 0,9% para el rango 60-74 y un 4% para los más jóvenes valorando
todos ellos con un 4 los horarios. Finalmente, las puntuaciones más elevadas se
obtuvieron con el valor 5, siendo del 11% para los de 15-29, 14% para los de 30-44, la
puntuación más alta la dieron los de 45-59 con un 32%, seguidos del 12%
pertenecientes a los de 60-74 y la puntuación más baja la proporcionaron los mas
mayores con un 9%.
Cortesía
Este parámetro es seguramente el más importante para los usuarios/as de los
Servicios Sociales, ya que se trata de un servicio asistencial. Hemos llevado a cabo un
análisis en función del sexo y la edad, y otro en función del sexo y la UTS a la que
acuden los usuarios/as, con el fin de comparar las distintas opiniones en un sitio y otro.
La totalidad de los usuarios/as encuestados (mujeres 66% y hombres el 34%)
opinan que el trato que han recibido por parte de los profesionales de Servicios Sociales
es muy amable. Sin que exista diferencias con respecto a la edad ni a la UTS
correspondiente.
Insertar TABLA 2
Como podemos observar, el 100% de los hombres y mujeres encuestados en
ambos lugares consideran que el trato recibido es amable, cosa ya vista en la tabla
conjunta anterior (Tabla2).
El total de las mujeres, el 66% opina que el trato recibido ha sido excelente por
lo que puntuaron con un 5 este trato, mientras que un 32% de los hombres puntuó con
un 5 el trato y unos pocos, el 3% puntuó con un 4. Los valores de 1, 2 y 3 no obtuvieron
puntuación alguna con respecto a la clasificación por edades, y tan solo un 3% de los
más jóvenes calificaron el trato recibido con un 4. El resto de usuarios/as, puntuaron el
trato recibido con la máxima puntuación posible.
En el caso de las mujeres el trato recibido es considerado como excelente en el
100% de los casos independientemente de la UTS. En cambio, para los hombres, un
4,8% opina que el trato podría mejorarse mínimamente en Los Dolores, siendo esta cifra
más del doble, 11,8%, en La Palma. Aun así, la percepción de los usuarios/as es muy
buena. En total, el 92,1% de los hombres considera que es excelente y el 7,9% restante
se quedan con la segunda mejor puntuación.
Más de la mitad de las usuarias, el 56% consideran que el profesional les
escuchaba con mucha atención durante las entrevistas, mientras que un 10% opinaba
que se les escuchaba con bastante atención. El 30% de los hombres piensa que se les
escucha con mucha atención en las entrevistas, frente al 6% que cree que se les
escuchaba con bastante atención. Con respecto a la clasificación por edades, no existen
puntuaciones para los valores nada, muy poco y poco en ningún grupo de edad. En la
opción de bastante, comparten el porcentaje, un 5% el rango de 15-29 y 45-59, le siguen
los del rango 30-44 con un 4%, los más mayores con un 2% y la puntuación más baja de
esta opción la aporta el rango 60-74. En la opción de mucho, los usuarios/as han sacado
el siguiente porcentaje: 10% para el rango 15-29, 16% para los de 30-44, 37% para los
de 45-59, 12% para los de 60-74 y un 10% para el rango 75-89.
Con respecto a la atención percibida, en Los Dolores los hombres consideran
que es mucha en 81% quedando por encima de las mujeres en un 1,6%. En La Palma
ocurre al contrario, es la mujer quién mayor atención cree percibir con el 89,75%, un
1,55% más que en el caso masculino. En total, el 85% de la población muestral
femenina y el 84,2% de los hombres consideran que reciben una atención más que
adecuada por parte del profesional, siendo el 15% y el 15,8% restante respectivamente,
quienes consideran que la atención es bastante pero mejorable.
La totalidad de las mujeres, el 66% y la totalidad de los hombres 34% se han
sentido cómodos con el profesional que les ha atendido. Todos los usuarios/as de cada
uno de los grupos de edad del estudio han afirmado haberse sentido cómodos durante la
entrevista con el profesional de la UTS.
El 64% de las mujeres considera que el ambiente en la entrevista ha sido muy
bueno por lo que ha puntuado con un 5, mientras que un 2% ha puntuado con un 4.
Todos los hombres puntuaron con un 5. No existen valores para las puntuaciones 1, 2 y
3 en ninguno de los rangos y en la puntuación 4 sólo hay un 2% perteneciente al rango
45-59. El resto de los usuarios/as en su totalidad, ha calificado el ambiente durante la
entrevista con un 5.
Dado el espacio disponible, resulta difícil continuar con el análisis de la totalidad
de las variables estudiadas, por lo como resumen se presenta una pregunta de carácter
general que pretende proporcionar una visión de conjunto sobre el grado de satisfacción
que muestran con la prestación de los servicios
Satisfacción general
Nos parecía necesario analizar la opinión que tienen en general los usuarios/as
acerca de los Servicios Sociales, para saber si se sienten satisfechos con ellos o no.
Insertar TABLA 3
El 41% de las mujeres puntuó con un 5 los Servicios Sociales en general, el 16%
con un 4 y un 7% con un dos. Sólo un 2% puntuó con el 2. El 25% de los hombres
puntuó con un 5 los Servicios Sociales, un 7% con un 4 y un 2% le otorgó una
puntuación de 2. Un pequeño porcentaje, el 0.9% dio un 1. No existen valores en ningún
grupo de edad para las puntuaciones 1, 2 y 3 y tan solo un 2% en la puntuación 4
perteneciente al rango 45-59. El resto de usuarios/as en su totalidad puntuó los Servicios
Sociales Generales con la máxima nota, es decir, un 5.(Tabla 3)
Todos los usuarios/as, hombres y mujeres por igual, independientemente de su
edad volverían a recurrir a los Servicios Sociales si se vieran necesitados. Y de igual
forma también ambos grupos, hombres y mujeres sin importar el rango de edad,
recomendarían los Servicios Sociales a otras personas que lo necesitaran.
Planes de mejora
Con el fin de proporcionar alguna información respecto a la establecimiento de
sistemas de calidad en las UTS, nos interesamos por saber la opinión de los usuarios/as
con respecto a su percepción del establecimiento de un buzón de quejas y sugerencias,
así como las opiniones que tienen cuando se les pregunta sobre las mejoras que ellos
creen que se deberían introducir en las UTS para que las prestaciones resultaran
mejores.
El 45% de las mujeres consideran útil poner un buzón de quejas y sugerencias,
mientras que sólo un 21% no lo estima necesario. El 20% de los hombres pondrían ese
buzón, frente al 15% que no lo harían. Las puntuaciones están muy divididas ya que un
nada despreciable 35% considera que no es necesario poner un buzón de quejas frente al
65% que si lo estima necesario. Un 8% de los jóvenes opina que no hay que poner el
buzón frente al 7% que si lo cree necesario. En el rango de 30-44 años son los que más
apoyan esta idea, un 11% mientras que el 9% restante no lo apoya. En el rango de 45-59
un 30% considera que sí hay que poner el buzón a diferencia del 12% restante que no lo
considera necesario. Un 10% de los de 60-74 valora positivamente esta idea mientras
los demás, un 3% no lo ve así. Para terminar existe un 8% de los de 75-89 que opina
que se debería de poner ese buzón mientras que un 4% no lo ve de la misma manera.
CONCLUSIONES
Podemos decir que no existen grandes diferencias entre las distintas dimensiones
de calidad percibida que han sido medidas en el cuestionario.
La dimensión que goza de mejores puntuaciones por parte de los usuarios/as, es
decir, la que obtiene una mejor calidad percibida es la del trato por parte de los
profesionales.
Una primera conclusión sería que los usuarios/as perciben el trato recibido como
muy amable, ya que casi todos puntuaron muy alto esta dimensión, independientemente
del sexo o la edad. Así mismo percibieron que el profesional les escuchaba con mucha
atención, haciendo que se sintieran cómodos ante su presencia.
Habitualmente los usuarios/as estiman importante el trato que se les dispensa y
muy especialmente los usuarios/as del sistema de servicios sociales, así como del
sistema sanitario que tienen un componente asistencial (Medina Ruiz, 2011). Así lo
hemos podido comprobar en este estudio.
Los elementos tangibles del servicio han sido valorados positivamente por los
usuarios/as. En este caso existe una leve diferencia entre el Centro de Servicios Sociales
de Los Dolores y La Palma, siendo ligeramente superior la valoración obtenida en Los
Dolores, principalmente en aspectos como la iluminación, ventilación y la apariencia.
Además, las mujeres han sido mucho más críticas al valorar esta dimensión que los
hombres.
En cuanto a la Satisfacción General, podemos afirmar que la población
encuestada está contenta con los Servicios Sociales de Atención Primaria, ya que no
solo están dispuestos a volver si fuera necesario, sino que lo recomendarían a otras
personas que necesitaran de su asistencia.
El 44% manifestó no tener sugerencias que hacer sobre El Plan de Mejora,
seguido de un 26% que destinaría más recursos económicos, un 7% que ampliaría los
horarios, un 2% que destinaría más recursos a determinados colectivos como mayores,
menores, mujeres… y otro 2% que aportaría más líneas telefónicas.
El buzón de quejas y sugerencias ha tenido una buena acogida entre la población
encuestada: un 65% lo considera una buena idea.
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CUADRO 1. DIMENSIONES DEL MODELO SERVQUAL PARA MEDIR LA CALIDAD DE LOS SERVICIOS.
DIMENSIÓN
DESCRIPCIÓN
Elementos tangibles
Apariencia de las instalaciones físicas, equipo, personal y materiales para comunicaciones
Confiabilidad
Capacidad para brindar el servicio prometido en forma precisa y digna de confianza
Capacidad de respuestas
Buena disposición para ayudar a los clientes a proporcionarles un servicio expedito
Seguridad
Conocimiento y cortesía de los empleados, así como su capacidad para transmitir seguridad y confianza
Empatía
Cuidado y atención individualizada que la empresa proporciona a su clientes
Tabla 1. Limpieza instalaciones (En % sexo y edad)
SEXO 1 2 3 4 5 TOTAL N MUJER 0,0% 6,3% 9,9% 8,1% 41,4% 65,8% 73 HOMBRE 0,0% 0,0% 1,8% 7,2% 25,2% 34,2% 38
TOTAL 0,0% 6,3% 11,7% 15,3% 66,7% 100,0% 111
EDAD 1 2 3 4 5 TOTAL N 15-29 0,0% 0,0% 3,6% 2,7% 8,1% 14,4% 16 30-44 0,0% 0,0% 2,7% 2,7% 14,4% 19,8% 22 45-59 0,0% 6,3% 5,4% 9,9% 19,8% 41,4% 46 60-74 0,0% 0,0% 0,0% 0,0% 12,6% 12,6% 14 75-89 0,0% 0,0% 0,0% 0,0% 11,7% 11,7% 13
TOTAL 0,0% 6,3% 11,7% 15,3% 66,7% 100,0% 111
Tabla 2. Trato amable (En % sexo y UTS)
SI NO TOTAL
LOS DOLORES
MUJER 34 0 34
100% 0,0% 100%
HOMBRE 21 0 21
100% 0,0% 100%
TOTAL 55 0 55
100,0% 0,0% 100,0%
LA PALMA
MUJER 39 0 39
100% 0,0% 100%
HOMBRE 17 0 17
100% 0,0% 100%
TOTAL 56 0 56
100,0% 0,0% 100,0%
TOTAL
MUJER 73 0 73
100% 0,0% 100%
HOMBRE 38 0 38
100% 0,0% 100%
TOTAL 111 0 111
100,0% 0,0% 100,0%
Tabla 3. Opinión grado de satisfacción general (En % sexo y edad)
SEXO 1 2 3 4 5 TOTAL N MUJER 0,0% 0,0% 0,0% 1,8% 64,0% 65,8% 73 HOMBRE 0,0% 0,0% 0,0% 0,0% 34,2% 34,2% 38 TOTAL 0,0% 0,0% 0,0% 1,8% 98,2% 100,0% 111
EDAD 1 2 3 4 5 TOTAL N 15-29 0,0% 0,0% 0,0% 0,0% 14,4% 14,4% 16 30-44 0,0% 0,0% 0,0% 0,0% 19,8% 19,8% 22 45-59 0,0% 0,0% 0,0% 1,8% 39,6% 41,4% 46 60-74 0,0% 0,0% 0,0% 0,0% 12,6% 12,6% 14 75-89 0,0% 0,0% 0,0% 0,0% 11,7% 11,7% 13 TOTAL 0,0% 0,0% 0,0% 1,8% 98,2% 100,0% 111