Paradigmas de la ciencia

2
Paradigmas de la ciencia Thomas Kuhn Toda ciencia “madura” tiene, en cada momento de su historia, un paradigma propio. Éste representa una especie de “visión que orienta”, una perspectiva teórica aceptada por la comunidad de científicos que dirige la investigación especificando qué estudiar y formulando hipótesis explicativas de los fenómenos observados. En las ciencias sociales los dos paradigmas que han orientado históricamente la investigación desde sus inicios han sido el positivismo y el interpretativismo. Con el fin de compararlos, nos hemos preguntado cómo ha respondido cada uno de ellos a las tres cuestiones de fondo de la investigación social: la cuestión ontológica (¿existe la realidad social?), la cuestión epistemológica (¿es cognoscible?) y la cuestión metodológica (¿cómo podemos conocerla?). El paradigma positivista se consolidó en la investigación social en el siglo XIX, tras el gran éxito logrado por las ciencias naturales. El positivismo sostenía que la realidad social debía ser estudiada mediante la misma lógica investigadora y el mismo método utilizados por las ciencias naturales; de ahí el nombre de “física social” atribuido al estudio de la sociedad. A lo largo del siglo XX la inspiración original positivista sufre ciertas adaptaciones para superar sus propias limitaciones. Según los paradigmas neopositivista y postpositivista, las teorías sociales no deben ser expresadas en forma de leyes deterministas, sino en términos probabilísticos. Toda afirmación teórica asume por tanto una connotación de provisionalidad y queda siempre expuesta a la posibilidad de ser desmentida. Además, en la comunidad científica se desarrolla la conciencia de que cualquier observación empírica no es una descripción objetiva de la realidad, sino que está “cargada de teoría”, en el sentido de que hasta el simple acto de registrar una realidad depende del esquema mental del investigador. Esta revisión del positivismo, sin embargo, no renuncia a sus fundamentos empíricos ni a su fe en la cuantificación y en la posibilidad de generalizar los resultados, por lo que dedica mucha atención a las técnicas de investigación empírica, al denominado “lenguaje de las variables”, importado de las matemáticas y de la estadística. Según el interpretativismo, hay una diferencia “epistemológica” fundamental entre las ciencias sociales y las naturales, ya que la realidad social no puede ser simplemente observada, sino que necesita ser “interpretada”. En las ciencias naturales el objeto de estudio consiste en una realidad que es externa al investigador y así se mantiene durante todo el curso de la investigación; por ello el conocimiento adopta la forma de “explicación”. En las ciencias sociales no existe esta separación entre el observador y aquello que es observado, y el conocimiento sólo puede alcanzarse a través de un proceso totalmente distinto, el de la comprensión (Verstehen). Esta diferencia fundamental conlleva procedimientos y técnicas de investigación distintos. El enfoque subjetivista, al no poder adoptar el “lenguaje de las variables”, ha tenido que desarrollar sus propias técnicas de

Transcript of Paradigmas de la ciencia

Page 1: Paradigmas de la ciencia

Paradigmas de la ciencia Thomas Kuhn Toda ciencia “madura” tiene, en cada momento de su historia, un paradigma propio. Éste representa una especie de “visión que orienta”, una perspectiva teórica aceptada por la comunidad de científicos que dirige la investigación especificando qué estudiar y formulando hipótesis explicativas de los fenómenos observados.

En las ciencias sociales los dos paradigmas que han orientado históricamente la investigación desde sus inicios han sido el positivismo y el interpretativismo. Con el fin de compararlos, nos hemos preguntado cómo ha respondido cada uno de ellos a las tres cuestiones de fondo de la investigación social: la cuestión ontológica (¿existe la realidad social?), la cuestión epistemológica (¿es cognoscible?) y la cuestión metodológica (¿cómo

podemos conocerla?).

El paradigma positivista se consolidó en la investigación social en el siglo XIX, tras el gran éxito logrado por las ciencias naturales. El positivismo sostenía que la realidad social debía ser estudiada mediante la misma lógica investigadora y el mismo método utilizados por las ciencias naturales; de ahí el nombre de “física social” atribuido al estudio de la sociedad. A lo largo del siglo XX la inspiración original positivista sufre ciertas adaptaciones para superar sus propias limitaciones. Según los paradigmas

neopositivista y postpositivista, las teorías sociales no deben ser expresadas en forma de leyes deterministas, sino en términos probabilísticos. Toda afirmación teórica asume por tanto una connotación de provisionalidad y queda siempre expuesta a la posibilidad de ser desmentida. Además, en la comunidad científica se desarrolla la conciencia de que cualquier observación empírica no es una descripción objetiva de la realidad, sino que está “cargada de teoría”, en el sentido de que hasta el simple acto de registrar una realidad depende del esquema mental del investigador. Esta revisión del positivismo, sin embargo, no renuncia a sus fundamentos empíricos ni a su fe en la cuantificación y en la posibilidad de generalizar los resultados, por lo que dedica mucha atención a las técnicas de investigación empírica, al denominado “lenguaje de las variables”, importado de las matemáticas y de la estadística. Según el interpretativismo, hay una diferencia “epistemológica” fundamental entre las ciencias sociales y las naturales, ya que la realidad social no puede ser simplemente observada, sino que necesita ser “interpretada”. En las ciencias naturales el objeto de estudio consiste en una realidad que es externa al investigador y así se mantiene durante todo el curso de la investigación; por ello el conocimiento adopta la forma de “explicación”. En las ciencias sociales no existe esta separación entre el observador y aquello que es observado, y el conocimiento sólo puede alcanzarse a través de un proceso totalmente distinto, el de la comprensión (Verstehen). Esta diferencia fundamental conlleva procedimientos y técnicas de investigación distintos. El enfoque subjetivista, al no poder adoptar el “lenguaje de las variables”, ha tenido que desarrollar sus propias técnicas de

Page 2: Paradigmas de la ciencia

observación y modalidades de análisis del material empírico, que constituyen el cuerpo de la denominada “investigación cualitativa”. La radicalización de ambos enfoques puede tener graves consecuencias. La exageración del planteamiento positivista sienta las bases para una progresiva reducción del alcance de la investigación, centrándola en el dato empírico y limitándola a una mera descripción del mismo. Mientras que, al contrario, el subjetivismo extremo pone en duda la existencia misma de la ciencia social, excluyendo la posibilidad de generalizaciones supraindividuales y afirmando que la realidad es una pura construcción subjetiva. Un desarrollo reciente del paradigma interpretativo ha sentado las bases del denominado “postmodernismo”, que se expresa en una suerte de rechazo de la visión tradicional de la ciencia, entendida como orden y racionalidad, simplicidad y generalización, a favor de la paradoja, de la contradicción, de la exaltación de las diferencias.