Parasomnias
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Año INº 12Octubre de 2010
Religiosidadafricana Parasomnias El mágico mundo
de lo invisible
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El regreso de los Hombres de Negro“La firma de”: Scott Corrales
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Parasomniaspor Mónica González Álvarez
Tras el ocaso llega la noche y con él diez horasde absoluta oscuridad donde los miedos y las fo-bias parecen salir a flote despertando el lado másoculto de nuestro subconsciente. Es durante estetiempo, y más concretamente mientras dormimos,cuando inquietantes experiencias alteran nuestrossueños más profundos.
¿Alguna vez has sentido alrededor tuyo la pre-sencia de sombras o fantasmas que no te permitíansiquiera moverte? ¿Cuántas veces has padecido elpavor angustiante de caerte al vacío? ¿Y de nopoder gritar para pedir auxilio?
Parasomnias
ALUCINACIONES ONÍRICAS
Según los expertos, el mundo onírico está repleto
de rincones inexplorados, de lugares encuadrados en
el inconsciente donde se alojan toda clase de pasiones
humanas. De hecho, el sueño es uno de los instantes
más beneficiosos que poseemos aunque también pue-
den llevarnos a situaciones de lo más conflictivas. Es
en éstas últimas donde yacen las llamadas parasom-
nias, una serie de trastornos caracterizados por com-
portamientos anormales que tienen lugar coincidiendo
con el sueño, con algunas de sus etapas específicas o
con las transiciones sueño-vigilia. Es decir, estaríamos
ante una serie de alucinaciones asociadas a las dife-
rentes fases del sueño: REM y NREM.
Sin embargo, ¿qué es lo que origina esta clase de
perturbaciones oníricas? Ésa sería la pregunta del mi-
llón, porque nos encontramos con tantas respuestas
como investigaciones realizadas al respecto. No obs-
tante y escogiendo algunas de las más coherentes, ha-
bría que destacar que toda parasomnia tiene un
desencadenante claro. Uno de ellos sería el simple
miedo a la oscuridad, un temor que sufre el dos por
ciento de la población y que provoca alteraciones vi-
suales, auditivas o táctiles, además de una exaltación
emocional extraordinaria. Por otro lado, también ha-
bría que otorgar gran parte de responsabilidad a nues-
tro subconsciente, quien puede visualizar con rigor
imágenes de espíritus o fantasmas que creemos ver en
estado de vigilia.
HIPNAGÓGICAS E HIPNOPÓMPICAS
Las alucinaciones asociadas al sueño fueron des-
critas por primera vez en 1664 por el médico alemán
Isbrand Van Diemerbroeck, quien incluye varios tipos
de percepciones durante estos ejercicios. Igualmente,
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según la Asociación Americana del Sueño (ASA),
existen dos clases de alucinaciones: las hipnagógicasy las hipnopómpicas.
En el caso de las primeras, ocurren justo antes de
dormir y pueden relacionarse con lo que comúnmente
se conoce como “parálisis del sueño” –todo el cuerpo
se paraliza con excepción del corazón, los ojos y el
sistema respiratorio-. La persona no pierde la concien-
cia en ningún momento, por eso la sensación de inmo-
vilidad resulta tan desesperante. Las alucinaciones
más comunes consisten en círculos de colores o lumi-
nosos, objetos que varían de forma y tamaño, figuras
humanas o de animales, sentimientos cenestésicos (ser
tocados, frotados o pinchados por algo/alguien que no
está presente), o escuchar voces, sonidos o melodías.
Del mismo modo este tipo de ofuscamientos pueden
confundirse con aquellas derivadas de ciertos paradig-
mas de migraña como por ejemplo el llamado “Sín-drome de Alicia en el país de las Maravillas”.
El segundo caso de alteración asociada al sueño es
el de las hipnopómpicas, que ocurren al despertar, es
decir, en el preciso instante en que la vigilia comienza
a manifestarse. Se trata de un período altamente con-
fuso ya que sentimos un mayor número de percepcio-
nes y la parálisis se vuelve más frecuente y aterradora.
En este grupo de alteraciones oníricas se encontrarían
por ejemplo, aquellas en las que tenemos sensaciones
de caídas o tropezones en una escalera, o algunas más
angustiosas donde notamos cómo alguien nos habla o
nos toca sin poder evitarlo al permanecer inmoviliza-
dos.
Tras el análisis podemos comprobar que estas ex-
periencias no sólo hacen que temblemos de respeto,
sino que sintamos que el maravilloso placer de dormir
se puede convertir en una terrible pesadilla.
EL FACTOR HUMANO: EL ESTRÉS
Sin embargo, en las situaciones descritas anterior-
mente no hemos tenido en cuenta algo importante: el
factor humano. Curiosamente, estas alteraciones oní-
ricas ocurren entre el 25% y el 37% de la población
normal, mientras que las no asociadas al sueño suce-
den en menos del 5% de la población. De hecho, según
numerosos investigadores estas alucinaciones pueden
ser descritas no sólo por adultos, sino también por
niños que las padecen con más frecuencia.
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Además del agente humano, habría que recordar
que determinados estados de estrés e incluso depre-
sión, pueden intensificar la aparición de esta clase de
parasomnias. Es durante estos períodos cuando las alu-
cinaciones pueden cobrar una mayor fuerza y rea-
lismo, haciendo que no podamos discernir entre lo que
es sueño y lo que es vigilia. No obstante, los expertos
abogan por no realizar conjeturas, ya que la interpre-
tación de estas alucinaciones resultan del todo subje-
tivas. La mejor solución: acudir a un buen especialista.
ALTERACIÓN PARANORMAL
Anteriormente señalábamos la posibilidad de que
fuera nuestro subconsciente el verdadero responsable
de esta clase de alucinaciones o parasomnias. Efecti-
vamente, algunos parapsicólogos apuntan que son du-
rante estos momentos de ensoñación, cuando los
espíritus desean conectarse con nosotros. Son en esos
instantes de tranquilidad, donde algunos de estos seres
de luz –necesitados de energía para poder subsistir-,
deciden abandonar su plano astral para adherirse al
nuestro. Es entonces cuando percibimos una sombra
a nuestro lado, cuando notamos una caricia helada en
nuestra piel, cuando queremos gritar y gritar pero no
tenemos voz, cuando deseamos movernos y salir co-
rriendo, pero nos encontramos paralizados. Todo lo
que hacemos no sirve de nada. La inconsciencia toma
las riendas de la conciencia, haciendo que aparente-
mente seamos víctimas de un extraño fenómeno para-
normal.
A este respecto, habría que recalcar que mientras
dormimos nos volvemos aún más vulnerables, siendo
capaces de conectar con otros planos dimensionales,
con otras mentes o incluso, con otras conciencias.
¿Dónde está la frontera?
HIPNOSIS Y SUEÑOS
Para los hipnólogos el poder de la mente es infinito,
inacabable e inabarcable. No existen los límites con
nuestro subconsciente y aunque la vigilia marca la re-
alidad de nuestras acciones, el sueño refleja la verda-
dera naturaleza de las mismas. Es en este campo donde
la hipnosis cobra una vital importancia. Porque, si ésta
es capaz de acercarnos al inconsciente más oculto,
¿hasta qué punto hará posible que conectemos con las
alucinaciones oníricas?
El experimento es complicado aunque no imposi-
ble. Al fin y al cabo aquel que se presta a sumergirse
en un estado hipnótico no duerme completamente.
Tampoco está despierto. Lo escucha absolutamente
todo y es consciente de lo que está sucediendo a su al-
rededor. Se deja llevar por la voz del experto quien le
enfrasca en una tranquilidad pasmosa. No obstante,
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habría que destacar que el hipnotizado no verá ni sen-
tirá nada que le perjudique física o emocionalmente.
Al contrario de lo que pensamos, esta técnica similar
a la llamada “ensoñación diurna” es un fenómeno per-
fectamente normal, sano y seguro.
Llegados a este punto y una vez que el hipnólogo
lleva las riendas de la sesión –el estado de consciencia
se altera hasta alcanzar la zona de frecuencia alfa-, se
procede a provocar algunas de estas alucinaciones. A
partir de ahí, el sujeto comenzará a padecer sensacio-
nes y emociones adversas que irremediablemente le
conducirán a las tan temidas parasomnias. Creerá vivir
situaciones tan reales que el especialista deberá tener
sumo cuidado a la hora de guiarle. Al fin y al cabo, la
mente es una de las “materias” del cerebro más mani-
pulables que existen, una de las armas más poderosas,
potentes y dañinas si no cae en las manos adecuadas.
Sea como fuere, el mundo onírico seguirá siendo –
si los expertos me lo permiten- un lugar inexplicable
donde la enajenación involuntaria, las alucinaciones o
los miedos, formarán parte del inconsciente más pro-
fundo, aquel que sólo cobra vida cuando cae el sol y
todos los gatos se vuelven pardos, para dar paso al
mayor enemigo del sueño, las terroríficas parasom-
nias. Después de esto, ¿seguirás durmiendo con la luz
apagada?
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SÍNDROME DE ALICIA
EN EL PAÍS DE LAS MARAVILLAS
En la clasificación de las alteraciones de la per-cepción existe un cuadro inusual que responde alnombre de “Síndrome de Alicia en el País de lasMaravillas” o síndrome de Todd, siendo John Todd(1914-1987) el primer psiquiatra que describieratal disfunción bajo su nombre literario. Según Toddesta disfunción es debida a intensas crisis de mi-graña que originan perturbaciones en la percepcióncorporal. Al igual que Alicia algunos de los afecta-dos pueden sentir cómo su cuerpo cambia súbita-mente de proporción, cómo la distancia y el tiempono corresponden a la realidad, o cómo llegan a re-alizar los llamados viajes astrales.
Como vemos, esta patología es una prueba más
del poder cerebral que posee el ser humano para in-
fluenciar la realidad que experimenta.