PARENTESCO Y CLASE EN LOS CACICAZGOS TAINOS...
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PARENTESCO Y CLASE EN LOS CACICAZGOS TAINOS: EL CASO DE LOS NABORÍAS
Francisco Moscoso
Ningún otro componente de la estructura social taina ha suscitado tanta confusión y ha sido un enigma tan difícil de desenredar que el de los naborías. En mi opinión, la estructura social taina, en general, no ha sido adecuadamente estudiada en el pasado.
Hasta el momento se destacan, en la historiografía indigenista del Caribe, dos corrientes de interpretación de los naborías. En la primera se designa a la estructura social taina como una sociedad de clases consistente de jefes (o caciques),nobles, comunarios (nuestra traducción de lo que los antropólogos denominan en inglés, "commoners"), y esclavos. Está sobreentendido aquí que los naborías se enmarcan dentro de la clase comunaria. Este enfoque tiene varios problemas entre los que subrayo, por ejemplo, el poco sistemático concepto de clases sociales de sus proponentes. Pues, en efecto, en sus escritos, después de un preámbulo que anuncia a unas clases se pasa a hablar, con toda naturalidad, de una "estratificación" a base de "rangos" que denotan el desempeño de unas "funciones". Se llega al extremo de decir que los comunarios contribuían al sostenimiento de las clases altas "mediante el rendimiento de servicios económicos" y no por el pago de tributo. De esta manera, sin embargo, se pierde cualquier noción real sobre las relaciones de clase. Otra cosa que objetamos de los divulgadores de esta perspectiva es la asociación que hacen de los cacicazgos tainos a un marco de referencia llamado "circum-caribe" sin poderse apreciar que sus obras, excepto muy superficialmente y en algunos casos ni eso, hallan sido fruto del estudio de las fuentes que existen sobre los tainos. Esta corriente pertenece a la escuela del "positivismo funcionalista".
En cambio, en la segunda corriente se considera que los tainos se definen más bien como una sociedad gentilicia, por lo tanto, una en donde no existían divisiones de clase. Apoyándose literalmente en unas referencias -por cierto, que apenas penetran la superficie social taina, que sobre los naborías hicieron algunos cronistas, los proponentes de la segunda perspectiva no conciben ver en estos más que sirvientes o criados de los caciques. Encima de ello, después de afirmar que prevalecía entre los tainos un sistema comunitario pasan a hablar, con toda naturalidad también, de un orden de distribución de funciones y de una gradación social a base de "rangos"; uno en donde, a propósito, los naborías tenían el "rango de trabajadores." Al final de cuentas, esto no es más que una racionalización que responde al hecho de que el caso de los tainos no se ajusta al modelo clásico que supone una transición del comunismo primitivo a la esclavitud. Verdaderamente, el modelo clásico a tenido sobre ellos el efecto de una camisa de fuerza. Pero, por lo menos en las obras de los principales autores aquí, se puede constatar un conocimiento mayor, en algunos casos pastante documentado, de la etnografía aborigen. Esta perspectiva se enmarca dentro de la escuela del materialismo-histórico ortodoxo.
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Como podemos ver, en el primer enfoque se utiliza el concepto de clases ligeramente, sólo en la descripción externa de la sociedad, más no en términos del contenido real socio-económico que importan las relaciones de clase. Mientras tanto, en el segundo enfoque se niega la existencia de una formación de clases bajo ninguna circumstancias. E incapaz de resolver el problema del estadio de desarrollo histórico de los tainos teóricamente, se termina por abrazar los mismos conceptos funci-onalistas derivados de los primeros, con una diferencia solamente de matices.
En esta ponencia yo propongo que los naborías eran los comunarios que estaban vinculados, sea por el parentesco (real o ficticio), a los clanes caciquiles. Pero esa diferenciación entre comunarios y principales no responde únicamente a la dinámica tribal, sino también a un proceso de formación originaria de clases sociales. Es decir, un proceso de formación incipiente de clases. En otros trabajos he elaborado la hipótesis acerca del modo de producción tribal-tributario que creemos subyace en la constitución de los cacicazgos tainos.^ A pesar de las diferencias advertidas entre los enfoques, no obstante, en todos se considera a los naborías, en una medida u otra, como ejecutantes del trabajo. Los naborías eran trabajadores, en eso, al menos, parece que estamos de acuerdo. A continuación haré un examen sucinto de las definiciones y de los contextos diversos en que aparece el vocablo, naboría.
Comenzaremos con la lingüística. En un magnífico estudio, los hermanos (Juan Augusto y Salvador) Perea, historiadores puertorriqueños, han sugerido que la palabra naboría "se deriva del substantivo aruaco bor, en statu constructo uborun, que significa cavador, instrumento de cavar, acción y efecto de cavar". Ellos mencionan un Diccionario de los Hernitas, que aporta las formas daborun, buborun, hasta finalmente llegar a naborun. Hacen, además, una comparación sugestiva de naboría con nuboure, perteneciente al dialecto mojo de la tribu arauaca, que significa brazo. A juicio de los Perea, los naborías denotan "principalmente los trabajadores de la tierra y de las minas y de las grandes excavaciones, calzadas, terraplenes y canales, de que tantos testimonios han dejado los aruacos". Concluyen diciendo: "Entendemos que jurídicamente no eran sinónimos los términos "esclavos" y "naboría", pero no hay duda de que dichos siervos constituían una casta inferior de trabajadores, sometida a la clase cacical". Aunque los expertos quizas tengan algunas reservas, no creo que podemos menospreciar las correlaciones lingüisticas establecidas por los historiadores. Alguna relación hay, parece, entre naboría y el brazo del hombre como instrumento de trabajo. Notamos, sin embargo, una falta de sistematización cuando se define a los naborías como casta de siervos.
Pablo Morales Cabrera, historiador puertorriqueño, hace varias décadas designó a los naborías como "hombres del trabajo". Morales Cabrera se basó en un pasaje de una de las obras del cronista Mártir de Anglería, donde se dice que "bori significa trabajo". La referencia de bori en este sentido parece suplementar el significado del substantivo aruaco bor citado arriba. Lamentablemente, no hemos podido constatar la referencia de este historiador. Si estos eran los significados de bor y bori, entonces, quien sabe si tiene relevancia para el decifra-miento de Boriqueni nombre aborigen de Puerto Rico. Bien pudiera haber querido denotar tierra o lugar del trabajo o de los trabajadores.
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De cualquier guisa, claramente esta versión lingüistica sugiere que el término naboría está imbuido de un contenido que nos refiere al proceso de producción y que evoca unas relaciones sociales de producción. Hemos dicho, sin embargo, que los cacicazgos exhibian un lado tributario y otro tribal. El lingüista antillano, Douglas Taylor, por su parte, ha sugerido unas correlaciones entre el naboría taino con el budia, en lokono, que quiere decir"demas, resto" ('remainder, rest') y que, a su vez, entroncan con el lokono y guajiro nA, "ellos, su, esos" ('they, their, them1). Está implícito en el comentario de Taylor que naboría designa la "casta o clase baja". Esta interpretación de naboría, es decir, como'los demás o el resto» puede que exprese el otro aspecto de la dialéctica de la diferenciación social taina. Que, en un plano muy general, se manifiesta en el sentido de que unos miembros de la tribu eran comunes y otros eran principales o mejores. Las raíces de esa diferenciación hay que buscarlas en el proceso de desarrollo histórico de la sociedad primitiva en su conjunto, en la evolución de las relaciones de parentesco; y, que en los cacicazgos comienzan a tomar unos giros de transformación radical. Sabido es que nitaino implica, mejor y bueno, de mejor linaje. De ahí, jefes de clanes. Así, pues, la explicación de naboría hay que extraerla tanto de el proceso de diferenciación tribal -proceso mediante el cual unos linajes se separaron de sus gentes(produciendo la relación ni-taínos-naborías)-, como en el proceso de producción, en el cual desde las posiciones desiguales que ocuparon, en una etapa avanzada del desarrollo de las fuerzas productivas tainas, los hombres principales pusieron la producción bajo su mando (produciendo la relación jefes-comunarios).
Consideremos ahora la información de tipo etnográfico. La palabra naboría fué descrita por los cronistas y colonos españoles del siglo dieciséis en el contexto de servidumbre, de varias maneras. Fray Ramón Pané los definió como "sirvientes y favoritos" en relación a la "casa" de un cacique. Fray Bartolomé de las Casas se refirió a ellos como "sirvientes y criados" pero tomó cuidado de no identificarlos como esclavos: "naboría quiere decir, que les sirve continuamente en casa de la misma manera que esclavo; sino que pública ni secretamente los pueden vender sin pena".8 Gonzalo Fernandez de Oviedo, en forma similar, expresó: "Naboría es un indio que no es esclavo, pero que está obligado a servir aunque no quiera"-9 Si nos dejamos llevar por una interpretación literal entendiendo los naborías como sirvientes en casas, criados domésticos, se pensaría que se trata de un número insignificante del conglomerado taino. Y, consiguientemente, tenderíamos a subestimar la cuestión de la formación de clases. Este camino es engañoso y yo creo que se puede refutar. Si eran simplemente sirvientes, ¿porqué tanto énfasis de los cronistas de no confundirlos con esclavos? La clave está en poder desenmarañar el misterio de esta forma de trabajo forzado que no es esclavitud. Estamos mal acostumbrados a asociar la falta de libertad básicamente con la esclavitud. Toda forma de trabajo explotado, sin embargo, es trabajo forzado, no libre.
La cuestión completa de la división de la sociedad en clases en los cacicazgos tainos se decide descifrando la composición real de sus
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"casas". Probablemente, Fray Ramón Pané fué el primero en registrar el término indígena que nos ocupa, pero lo hizo de la siguiente manera: "Yahu naboriu'-. Esto, precisamente, es lo que en la documentación colonial aparece traducido como "naborías de casa". Narrando la conversión al cristianismo de los miembros de la "casa" del cacique Guanáoboconel, en La Española, durante la década de los 1490, Pané escribió: "En dicha casa estaban sus servidores y favoritos, que son llamados yahu naboriu, y eran en total dieciséis personas, todos parientes, entre los cuales había cinco hermanos varones"-^ ¿No es curioso que se hable de "sirvientes y favoritos" en una casa de cacique, en donde todos supuestamente estaban emparentados? No creemos que los naborías eran meros criados en la casa de los caciques. Igualmente es un error interpretar el término casa aquí, en un sentido literal. Indudablemente, su verdadero significado estuvo más próximo al contexto tribal (incluso campesino aldeano) de las familias extensas. Hay dos maneras de constatar ello. Para una debemos recurrir a la antropología comparada.
En la obra We, the Tikopia (1936), sobre los tikopia de la Polinesia occidental, del antropólogo nuevo zelandés, Raymond Firth, hay un capítulo titulado "Casa y Clan" (ch. 9 "House and Clan"). Firth explicó que los tikopia usaban el término paito, casa, para indicar no sólo una familia que vive bajo un techo, sino que incluye a un número de casas que comprenden, en un sentido más amplio, al clan. Sus afiliados, incluso, podían estar esparcidos en una aldea o en varias. Va más lejos en extensión territorial, abarcando más de una región en una isla o de varias islas. Observó el antropólogo que los caciques no sólo eran sobrestantes de un cacicazgo como totalidad, sino que también ejercían una jefatura más directamente sobre los comunarios incorporados a sus "casa" Dentro de este complejo tribal Firth noto que en cada "casa" había una distinción entre lo que él llamó "ramas secundarias" ("junior branches") y las principales. Aún cuando los miembros de las ram secundarias pudieran estar vinculados a una casa de cacique, contrario a gozar de todas las ventajas que esto implica, eran considerados y tratados como comunarios. En un trabajo posterior, primitive Polynesian Economy (1965), Firth señaló que la distinción más amplia en la gradación social tikopia era entre los comunarios y las familias de caciques, y otros comunarios agregados a las "casas" de los principales en esos cacicazgos. Los comunarios adscritos a las familias de caciques eran designados como paito fakaarofa muy semejante, pienso yo, a yahu naboría. Hubo un tiempo en que los clanes o "casas" de algunos jefes contaban, por ejemplo, sobre 300 y 400 miembros.H
La antropología comparada ilustra otra dimensión de la "casa" en los cacicazgos. El símbolo de la confederación iroquesa, estudiada por Lewis H. Morgan, era "Ho-de'-no-sote" o "Casa Larga"; los iroqueses confederados se llamaban así, "Pueblo de la Casa Larga". ¿Tendrían los tainos confederados una apreciación similar? Vale la pena tener presente estas pistas que, indudablemente, nos ayudan a inferir el significado amplio de la "casa" caciquil.*•*
Volviendo a los tainos, creo que este es el sentido de lo que importa la palabra yahu , y así fué como lo entendieron los colonizadores del siglo dieciséis. Por ejemplo, en su relación de los primeros meses de colonización de Puerto Rico, en 1509, el capitán Juan Ponce
de León informó de unas labranzas que mandó a hacer en concier to con va r ios caciques, "que son c inc caciques l o s que mandé que labrasen en sus casas para Su Alteza". E l c ron i s t a Fernandez de Ovied? es- c r i b i ó acerca d e l levantamiento t a ino de 1511, en Puerto Rico, e n t r e o t r a s cosas: "Ellos vieron que l o s chr ips t ianos estaban derramados por l a i s l a , é a s i cada cacique mató l o s que d e l l o s estaban en su casa 6 t i e r r e " . l4Y e s t o s no son l o s únicos ejemplos que evidencian l a manera en que l o s españoles emplearon l a palabra "casa". E s d e c i r , r e f i r i endose a l a s comunidades y a l a s t i e r r a s de l o s caciques. Visto a s í l a s "casas" venian a s e r l o s cacicazgos mismos.
Lamentablemente, carecemos de l a información antropológica -por ejemplo, de l o s números de cada c lan especificamente - que ex i s t en para o t r o s pueblos t r i b a l e s . Pero hay algunos datos , s i n embargo, que nos sugieren que l a mayoría de l o s t a ínos eran naborias y que l o s c lanes eran grandes. Haciendo un desglose d e l repart imiento que se h izo en La Española, en 1514-1515, tenemos15:
Clas i f icac ión núm. %
cac iqu i l 409 1.6 naborías 6,948 27.45 indios de se rv ic io 14,849 58.68 niños 1,592 6.29 v i e j o s 1,504 5.94
25,302 100%
E l 27.4% de l o s indígenas repar t idos fueron c las i f i cados como na- bor ías . E s una c i f r a bas tante a l t a . Se r i a r i d i c u l o suponer que l o s cacicazgos habían experimentado un desa r ro l lo de l a s fuerzas producti- vas a t a l punto que c a s i 7 m i l t a ínos fuesen relegados a t a r e a s domes- t i c a s no-productivas. Obviamente, habian mbs naborías que para simple- mente cargar a l o s caciques en l i t e r a s o b a r r e r l e s l a s casas. Cabe señalar , a propósi to, que cuando Fray Ramón Pané h izo e l r e l a t a r i o d e l cacique Guanáoboconel, é l no d i j o que moraban en su casa 16 personas, s ino que "estaban en dicha casa" en aquél ins t an te de l a ceremonia de l a conversión. Probablemente l o s 16 eran cabezas de l a s f ami l i a s que tenían af in idades con ese cacique. Podemos corre lac ionar e s t a noción con l a s iguiente observación de Fray Bartolomé de l a s Casas "En e s t a i s l a Española y en l a de Cuba, y en l a de Sant Juan y Jamaica y l a de l o s Lucayos, había i n f i n i t o s pueblos, juntas l a s casas , y de muchos ve- cinos juntos de diversos l i n a j e s " . Y a e s t o añade, "en cada una de l a s m a l e s d iez y quince vecinos con sus mujeres y h i j o s moraban".16
por o t r o lado, e l sistema de l a encomienda co lon ia l también nos ayuda a recoger una impresión de l a s i tuaci6n de 10s naborias y de sus números. E s poco conocido que l o s t a inos fueron encomendados por in- t e rces ión de l a c l a s e cac iqu i l . Menos conocido e s e l hecho de que l o s indígenas rec ib ieron una forma de jornal , llamado cacona, por se rv i - c i o s prestados durante l a temporada que pasaban laborando en l a s m i - nas, tiempo que a su vez llamaban demora. En l a s re lac iones de l o s jornales ipagado en ves tuar io y o t r a s cosas) de Puerto Rico, por ejem- p lo , se indica en algunos casos l o s nombres en t a íno de l o s caciques y de sus indios . A s í , para i l u s t r a r , s e documenta e l pago dado " a l
cacique Caguas, sus capitanes, indios y naborías", que suman, en una demora de 1515, 105; por servicios prestados en la demora que se extendió de noviembre de 1515 a junio de 1516 se pago jornal a los "naborías de casa que son del cacique Aranamá"!^, y que suman 128. Y, así por el estilo. Es de esperarse que en las circumstancias en que se dieron los repartimientos, después de morir miles de tainos en guerras de resistencia o por causa de hambrunas y enfermedades (y claro, debido a las limitaciones de las fuentes) no tengamos un cuadro con las proporciones precisas de cuantos "naborías de casa" de los caciques había, y de cuantos eran lo que los españoles designaban como otros "indios de servicio", o simplemente como "indios". (Dentro de poco voy a aclarar en que consiste esta diferencia). Pero, por pobre que sea este material parafraseando a Lenin1 , de él podemos, no obstante, "extraer consecuencias no carentes de interés". Es de suponer que las "casas y clanes" de Caguas y de Aráñame, en otra época, contaran con más de 300 y 400 miembros, como acontecía en cacicazgos análogos en todo el mundo.
También se trasluce del período colonial otra cosa. Los caciques pusieron a sus naborías a disposición para todo tipo de trabajo. Tengamos en cuenta estas menciones provenientes de la documentación de los jornales: "Naborías del dicho Caguas que han andado en las minas esta demora"/"naborías del dicho Aranamá, de las minas"/"naborías de casa que sirven en la hacienda"/"naborías de casa del conuco", etc. etc.
Creemos que la distinción entre naborías y otros "indios de servicio" o "indios" se presta a confusión. A mi entender, usualmente pero no exclusivamente, los colonizadores usaron el término "naborías de casa" en relación a los indígenas más directamente vinculados con los caciques. Pero hay indicaciones de que en los tiempos pre-colombinos naboría abarcaba un número mayor de los aborígenes. El cronista Pedro Mártir de Angler ía, por caso, al referirse al sistema de las encomiendas habló de los caciques y de "sus subditos" en forma general. Específicamente sobre los naborías, dijo : "De esta suerte los indígenas trabajan en el oro y en la agricultura, lo mismo que esclavos... A estos mercenarios isleños los llaman 'anaborias'. El Rey no permite, sin embargo, que se les tenga por siervos. Dánse y quítanse según arbitrio del Monarca (se refiere al cacique) .19 Obviamente, Mártir fue informado de los naborías en conección con una masa de trabajadores. El mismo fray Bartolomé, disgustado ante el despojo a que estaban siendo sometidos los cacicazgos, protestó el ultraje perpetrado contra Guaybona, un cacique en la región de Puerto Plata, al norte de La Española, quien antes de la conquista tuvo "como todos comúnmente los menores señores aun tenían, sobre 30 y 40,000 personas en su señorío, por subditos y 500 nytainos."20 Esto, por cierto, es la única referencia general que poseemos acerca del número de nitaínos-en fin de la clase caciquil-, el 2%, en proporción al "resto" comunario, 98% Pero la ambigüedad de las generalizaciones, por si todavía quedan dudas, confrontan una observación categórica hecha por un testigo de peso. Se trata de uno de los testimonios de los primeros conquistadores que aparecen en el llamado Interrogatorio Geronimiano de 1517. El Lie. Cristóbal Serrano, regidor y vecino de la ciudad de Santiago, quien había llegado a La Española en 1502 con Ovando (Gobernador de las Indias),
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es decir, antes de la campaña final contra los últimos cacicazgos principales de Jaraguá y de Higuey, recordaba el poderío y las riquezas de que disponían los caciques principales "teniendo como tenía(n) a tre-ynta e a quarenta e cinquenta mili naburías a su mandado".^1 Siguiendo un camino tortuoso hemos llegado, sin embargo, a constatar el uso del vocablo naborías en la forma más inclusive. Ahora vamos a recapitular sobre las definiciones iniciales.
Los cronistas, como habíamos notado, tuvieron la cautela de no identificar a los naborías con esclavos. Aparte de que durante el período colonial hallan padecido una opresión similar, debemos señalar una diferencia cualitativa entre estas formas de trabajo. En una Real Cédula dirigida a los oficiales de Puerto Rico, fechada 23 de febrero de 1512, se habla de los naborías en general y su distinción con los esclavos es palpable, así:
A lo que soplycasteis que Dé lycencia que con consentimiento e voluntad de los yndios desa Isla e de sus vecinos délias puedan adquirir de los yndios desa dicha Isla, por naborías, los que los quysieran ser, pues las naborías son más bien tratados, ansí Me plasce que los vecinos desa Isla puedan rrescebir a los yndios della que quysieren ser naborías, con thanto que sea voluntad de los caciques e yndios, como lo escrebís, e esto debéis de facer de manera que los yndios crean que se face por tratallos mexor, e por lo que a ellos comple, e non por el provecho de los cristhianos, e podiéndose facer con voluntad de los yndios e de sus caciques, claro está que serían mexores como naborías que non como esclavos.
La insistencia en el consentimiento y voluntad de los caciques e indios (dejando a un lado el maquiavelismo evidente de la Corona), no puede ser tomada ligeramente. Del pasaje podemos deducir unas relaciones de producción, en tiempos pre-colombinos, en donde el trabajo de los naborías estaba enraizado en sus obligaciones conformadas por el parentesco, asi como basado en la explotación por parte de sus dominadores caciquiles. La esclavitud era extraña a los tainos. Mientras la política colonial prevaleciente fuese, como fué, someter a los tainos a un régimen de encomiendas que reproducía parcialmente la estructura social del cacicazgo, se podía llegar a apropiarse el trabajo suministrado por el mecanismo tributario previamente practicado. Pero no podían apropiarse de las personas y convertir esa apropiación personal en medio de producción -lo que vendría a ser entonces un modo esclavista -sin alterar fundamentalmente el carácter de la sociedad aborigen. No eran, llanamente, comunarios. El tributo es lo que mediaba la relación de clase caciquil-comunaria.
Toda la evidencia, lingüistica, antropológica, etnográfica y documental, me lleva a concluir que los "naborías de casa" designaba a los comunarios incorporados a los clanes o "casas" de caciques, y que los otros "indios de servicio" esconde lo que en realidad eran también
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comunarios, pero que probablemente estaban ligados a las "casas" de los caciques secundarios y de los nitaínos. La casa de los caciques, expuesta en la relación cacique/yahu/naboría, es la célula social que nos revela la especificidad de las contradicciones entre los jefes y comunarios. La misma dinámica se reproduce en las "casas" de los pequeños caciques y nitalnos, que completan el organismo social plasmado en los yucayegues o communidades aldeanas. Con todas las limitaciones advertidas, esto no puede ser, claro está, más que una aproximación a la manera en que estuvo entremezclado el parentesco tribal y la jefatura clasista en la sociedad taina.
Para terminar, me referiré brevemente al plano superestructural, el de la ideología, en donde también aparace misteriosamente el naboría je. Nuestro análisis de los naborías arranca, etno-histdricamente hablando, con el cuento del padre Fray Ramón Pané acerca de la conversión al cristianismo de la casa de Guanáoboconel. Prosigamos el cuento hasta el fin. El escenario fue el Fuerte Magdalena, uno de los primeros emplazamientos coloniales en la Española. Mientras estuvo destinado allí, Fray Ramón testimonió: "plugo a Dios iluminar con la luz de la santa fé católica toda una casa de la gente principal de la sobredicha provincia de la Magdalena". De los cinco hermanos mencionados antes, Guatícaba fué el primero en ser bautizado y se le dio el nombre cristiano de Juan. "Juan" Guatícaba fue, según Fray Ramón, "el primer cristiano que padeció muerte cruel y morir como mártir" (Pané no explica la causa). En su lecho de muerte, nos asegura el fraile, Guatícaba repetidamente exclamaba: "Dios naboría daca, Dios naboría daca, que quiere decir, 'yo soy el siervo de dios.". La "casa" taina, parece, era mucho más grande de lo que pensábamos. Ahora hay que hacerle espacio a los dioses.
Es improbable que un vocablo que había ganado tamaño lugar en la cultura taina sea interpretado, como hacen algunos, con el significado meramente de "sirvientes o criados" de caciques. O, en la formula de otros, que denotara inofensivamente un "rango de trabajadores", o que exprese una natural "función de rendir servicios económicos", en el decir de otros. Como si la estructura social aborigen se tratara de una compañía de niños escuchas. Ciertamente que el "servicio a los dioses" no haría una mella en el plano ceremonial a menos que lo que estuviese en juego fuera una cuestión laboral terrenal más grave: la alienación del trabajo y el nascimiento de la sociedad de clases. Como señalara Marx, con característica agudeza, "los dioses por sí mismos no eran nunca los patronos".23 j?l pueblo taino había estado sirviendo a sus "dioses" desde que comenzaron a "servir" a los jefes de sus casas. Cacique naboría daca: la explotación comenzó por la casa.
NOTAS
1. Esta es la perspectiva que permea el Handbook of South American Indians (1948), editado por Julian H. Steward; Julian H. Steward and Louis C. Faron, Native Peoples of South America (1959), entre otros.
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Representativos de esta perspectiva son, Ernesto Tabío y Estrella Rey, Prehistoria de Cuba (1966) ; Roberto Cassa, Los Tainos de la Española (1974), entre otros.
Dentro de la arqueología contemporánea, además, podemos señalar una corriente que se enmarca dentro de la escuela del "culturale-cologismo", cuyos postulados sobre "jerarquías" y "estamentos" sociales pueden ser trazados, igualmente, a las nociones "funciona-listas" burguesas. Aquí me refiero, por ejemplo, a Marcio Veloz Maggiolo, Medioambiante y adaptación humana en la prehistoria de Santo Domingo, 2 tomos (1976), y Mario Sanoja e Iraida Vargas, Antiguas formaciones y modos de producción venezolanos (1974).
Véase mi ponencia, "Tributo y formación de clases en la sociedad de los tainos de las Antillas", Actas del Séptimo Congreso Internacional para el Estudio de las Culturas Precolombinas de las Antillas Menores (1978). Actualmente tengo en preparación un libro, Tribu y Clase en el Caribe Antiguo, basado en mi disertación doctoral ("The Development of Tribal Society in the Caribbean", State University of New York at Binghamton, 1981), en donde se elaboran todas las ideas de mis ponencias.
Glosario Etimológico Taino-Español Histórico y Etnográfico (Tipografía Mayaguez Printing. Mayaguez, Puerto Rico, 1941, pp. 56-57)
Puerto Rico Indígena (Imprenta Venezuela, San Juan, 1934)
Citado en Arrom, Relación acerca de las antigüedades de los indios (Siglo XXI, México, 1974, p.80, nota 141). Opinamos que Arrom, en la nueva versión, yerra al extraer del texto original el "yahu" que precede a naborias. Esto es otro reflejo de la ligereza con que se ha tratado el análisis de la estructura social taina.
Apologética Historia (1527-1550) - Biblioteca de Autores Españoles, Madrid, tomo IV, p. 125; Tratado de la esclavitud de los indios (1552), fol. IV., citado en Silvio Zavala, Los Esclavos Indios en
Nueva España (México, El Colegio Nacional, 1967, p. 78).
Gonzalo Fernandez de Oviedo, Sumario de la Natural Historia de las Indias (Ediciones Anaya, Salamanca, 1963, p.55).
"Relación de Fray Ramón acerca de las antigüedades de los indios", original en. Vida del Almirante Don Cristobal Colony escrita por su hijo Hernando Colón (Fondo de Cultura Económica, México, 1947, p. 202).
We, the Tikopia (Boston, Beacon Press, 1968, pp. 290-329) y Primitive Polynesian Economy (W.W. Norton & Com., New York, 1975, pp. 187-188).
Vease, Lewis H. Morgan, La sociedad primitiva (Editorial Ayuso, Madrid, 1970, p.120).
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"Relación de Juan Ponce de León del viaje a la Isla de Sant Xoan, 1 de mayo de 1509", Colección de documentos inéditos de indias (CDIA), Joaquín Pacheco, et al., 42 volúmenes (Kraus Reprint, Vaduz, 1968), Vol. 34, p. 484.
Historia General y Natural de las Indias, Fragmentos en, Alejandro Tapia y Rivera, Biblioteca Historica de Puerto Rico (Instituto de Cultura Puertorriqueña, San Juan, 1970, p.22).
"Relación de las cosas que se han hecho en el repartimiento de la Isla española por los muy nobles señores, el licenciado Pero Iba-ñez de Ibarra e Rodrigo de Alburquerque, repartidores de los caciques e indios de dicha isla", 15 de julio de 1514 a enero de 1515, CDIA, 1, pp. 50-236.
Apologética Historia^ Op. Cit., Ill, p. 156
"Relación de la ropa y vestuario que se da a los caciques y capitanes e indios y naborías que sirven en la havienda, minas y granjerias de Su Alteza en gratificación de su servicio por sus tareas y demoras en que acaban de servir . ..", del 29 de agosto de 1513 al 9 de abril de 1517, en Documentos de là Real Hacienda de Puerto Rico. Aurelio Tanodi (Centro de Investigaciones Históricas, Universidad de Puerto Rico, 1971, pp.89-128).
Para un ejemplo de la metodología utilizada en los estudios de las transiciones de una sociedad a otra, véase la obra clásica de. V.I. Lenin, El desarrollo del capitalismo en Rusia (Traducción al español, Editorial Progreso Moscú, 1975)
Pedro Mártir de Anglería, Decadas del Nuevo Mundo (1493-1526), (José Porrúa e Hijos, México, 1964, Tomo I, p. 202).
Bartolomé de las Casas, Historia de las Indias 3 volúmenes (Fondo de Cultura Económica, México, 1965, Tomo II, P, 560)
"Interrogatorio Geronimiano", en Emilio Rodriguez Demorizi, Los Dominicos y las Encomiendas de Indios de la Española (Editora del Caribe, Santo Domingo, 1971, p.299).
"Real Cédula a Xoan Cerón e Miguel Díaz, Alcalde e Alguacil Mayor de la Isla de Sant Xoan", 22 de febrero de 1512, ?CDIA, 32, p.353.
Karl Marx, "El trabajo enajenado", forma parte de sus Manuscritos Económicos y Filosóficos de 1844 (Editorial Grijalbo, México, 1968, p.83).