Peña Nieto: Inicio de Sexenio

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ADVOCATUS DIABOLI ¿NO LOS VEO, NI LOS OIGO? DESAFORTUNADO INICIO DE SEXENIO PEÑANIETISTA BEATRIZ J. CARRILLO Nadie con dos dedos de frente puede mirar con buenos ojos las acciones tomadas por las fuerzas de seguridad en contra de los jóvenes apostados en las afueras del Palacio de San Lázaro y de otros lugares de la ciudad, durante la toma de posesión de Enrique Peña Nieto, como Presidente constitucional de México. Las escenas recuerdan los tiempos más fieros del priismo y deberían convertirse en una preocupación para el novel presidente quien, en sus 13 metas (iniciativas) y cinco ejes, enunciados durante su toma de protesta, no menciona nada relacionado con el diseño específico de planes para la atención a jóvenes. TRECE INICIATIVAS Y CINCO EJES Una de las cuestiones que ha hecho correr la tinta ha sido la designación de los funcionarios que acompañarán a Peña Nieto a lo largo de su mandato. Entre salinistas y zedillistas, se trata de un gabinete efectivamente experimentado pero muy viejo. Ustedes perdonen el atrevimiento. Y ambas cuestiones representan una ventaja pero un problema. La ventaja es la experiencia. La desventaja es que intenten dar soluciones viejas y conocidas en antaño, a problemas nuevos porque México 2012 no es México hace 15 o 20 años atrás. Aunque se llame México como siempre. Visto así el asunto no deja de ser interesante observar a un presidente tan joven, rodeado de viejos. Pero el gabinete no me importa a mí, sino como punto de inflexión para hablar, justamente, de la necesidad que existe para que este sistema renueve sus respuestas a la población. Sobre todo aquella población que no tiene nada qué perder y que, por ello, está dispuesta a lo que sea. Peña Nieto se ha puesto a trabajar y arriba al poder con un plan de inicio que se concentra en cinco ejes estratégicos de atención y desarrollo: la reducción de la violencia a través

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ADVOCATUS DIABOLI¿NO LOS VEO, NI LOS OIGO? DESAFORTUNADO INICIO DE SEXENIO PEÑANIETISTABEATRIZ J. CARRILLO

Nadie con dos dedos de frente puede mirar con buenos ojos las acciones tomadas por las fuerzas de seguridad en contra de los jóvenes apostados en las afueras del Palacio de San Lázaro y de otros lugares de la ciudad, durante la toma de posesión de Enrique Peña Nieto, como Presidente constitucional de México.Las escenas recuerdan los tiempos más fieros del priismo y deberían convertirse en una preocupación para el novel presidente quien, en sus 13 metas (iniciativas) y cinco ejes, enunciados durante su toma de protesta, no menciona nada relacionado con el diseño específico de planes para la atención a jóvenes.

TRECE INICIATIVAS Y CINCO EJESUna de las cuestiones que ha hecho correr la tinta ha sido la designación de los funcionarios que acompañarán a Peña Nieto a lo largo de su mandato. Entre salinistas y zedillistas, se trata de un gabinete efectivamente experimentado pero muy viejo. Ustedes perdonen el atrevimiento.Y ambas cuestiones representan una ventaja pero un problema. La ventaja es la experiencia.La desventaja es que intenten dar soluciones viejas y conocidas en antaño, a problemas nuevos porque México 2012 no es México hace 15 o 20 años atrás. Aunque se llame México como siempre. Visto así el asunto no deja de ser interesante observar a un presidente tan joven, rodeado de viejos.Pero el gabinete no me importa a mí, sino como punto de inflexión para hablar, justamente, de la necesidad que existe para que este sistema renueve sus respuestas a la población. Sobre todo aquella población que no tiene nada qué perder y que, por ello, está dispuesta a lo que sea.Peña Nieto se ha puesto a trabajar y arriba al poder con un plan de inicio que se concentra en cinco ejes estratégicos de atención y desarrollo: la reducción de la violencia a través de la coordinación entre órdenes de Gobierno; el combate a la pobreza; educación de calidad; el aprovechamiento de los recursos naturales de manera sustentable y convertir al país en un actor con responsabilidad global. Vistos grosso modo, podemos observar preocupaciones en relación con problemas que se vienen arrastrando largamente: violencia, pobreza, educación y nuestra sempiterna incapacidad para desarrollar los medios económicos e industriales para sacar provecho de los recursos naturales con que cuenta este país.Para lograrlo, el joven presidente hace mención de una serie de iniciativas que se concretan en un fuerte impulso a la industria de la construcción (carreteras y vías ferroviarias) y de comunicaciones (licitaciones); lo que por supuesto contiene por lo debajo la promesa de mucho trabajo pues, como es obvio, se requerirán de muchas manos para lograr estos objetivos.Sin embargo es bueno tomar en cuenta que estas iniciativas tienen un principio y fin. La cuestión es qué ponemos en medio. Un poco de desarrollo industrial que, desde la década de los ochentas no ocurre, no nos vendría mal y, por otro lado, se convertiría en una base firme para otros desarrollos. El en medio, pues.

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Sigue pendiente el campo, la pesca. Todos los sectores referidos a la extracción y el uso adecuado, racional y comprometido con las generaciones futuras nos sigue quedando corto.Los sectores de población que claramente buscan atenderse desde esos cinco ejes son madres solteras, docencia, ancianos y afectados por los delitos y la violencia en México así como pobres pero… ¿Y los jóvenes?De acuerdo a informaciones, en la actual década y la siguiente, México contará con un registro histórico de 21 millones de adolescentes y jóvenes de entre 15 y 24 años de edad, según estimaciones de las Naciones Unidas. En el Censo de Población y Vivienda 2010, realizado por el INEGI, se contaron 112 millones 336 mil 538 habitantes en México, lo que equivale a decir que la población joven se constituirá en alrededor de un quinto de la población del país que demandará educación, salud y empleo; entre otras cuestiones.Esto es lo que los analistas llaman bono demográfico, refiriéndose a aquel sector de la población que, por sus características, podría ser aprovechado para empujar el desarrollo económico del país, pero esta apreciación no se echa de ver en el planteamiento que, por ahora, hace el primer mandatario.

ALGUNAS COSAS PARA PENSARA inicios del sexenio, la prensa internacional se ha solazado destacando justamente la respuesta que se dio a las manifestaciones de descontento a la toma de poder de Peña. En el mismo sentido, las redes sociales hicieron eco de los desmanes y los excesos en que incurrieron las fuerzas del orden aunque, casualmente, el más lastimado ha sido el ya ex mandatario Marcelo Ebrard Casaubon.Por supuesto, las analogías entre el antiguo y el nuevo PRI no se hicieron esperar y en más de una impresión permanece la idea de un sistema que tenderá a endurecerse en su respuesta a la sociedad.A mí particularmente, me parece un acierto de parte del sexenio peñanietista iniciar con un plan de trabajo de corto y largo alcance. Creo que es la primera vez que podemos asistir a este tipo de ofrecimientos de política pública pero veo con preocupación la ausencia de temas y objetivos de larga data; de esos objetivos que construyen proyectos de nación.Por ejemplo, me parece muy grave que el gobierno de Peña haya obviado o ignorado –lo cual es todavía más grave-, la inversión en educación, en ciencia, en tecnología y en proyectos de innovación.No digo que una política de austeridad sea incorrecta pero, y aparte de apretarse el cinturón, ¿qué se planea hacer en cuanto a desarrollo se refiere? No se trata de tener una nación de albañiles –tampoco es que el oficio sea nada despreciable-, sino de ampliar las posibilidades que ofrece la juventud de esta nación.La construcción de una universidad y la ampliación de las oportunidades educativas, como otro ejemplo de proyecto dirigido específicamente a los jóvenes, se ha convertido en una tarea pendiente, expresión de una necesidad que hoy por hoy no pueden ya satisfacer las instituciones de formación superior con que contamos.Ciencia, tecnología, impulso a la creatividad y la innovación, generación de fuentes de crecimiento personal. En ausencia de estas cuestiones, yo no veo cómo podamos pasar a la construcción de esa clase media de la que habla Peña Nieto.La falta de respuesta concreta a los jóvenes, y la cerrazón policiaca que por ahora ya iniciado ya con una lista de presos que están pasando a la categoría de políticos; se convierten en saldos negativos, muy negativos, para una administración naciente.

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No los veo ni los oigo no es precisamente la política de atención con la que Peña Nieto debería iniciar y, aunque ha presentado ya un plan de trabajo, bien haría en poner a pensar a sus vejestorios de gabinete en propuestas de atención concretas para una franja de jóvenes inquietos que, además, no tienen nada qué perder.Gracias por leerme,¡Que pase felices pascuas!Comentarios: [email protected]