Pensar La Mundialización Desde El Sur. Artura Andrés Roig

3
ROIG, Arturo Andrés: “Pensar la mundialización desde el sur”. Contenido en: Huellas. Búsqueda en Artes y Diseño. Nº2, año 2002. Pensar la mundialización. Pensar la mundialización desde el sur nos exige reconocer que la dicotomía Norte-Sur constituye una categoría geohistórica cuya contenido semántico ha sido construido a partir de la mirada colonialista, de acuerdo con ello, se hace necesario repensar las categorías de “mundo” y de “mundialización” en abierta oposición a la categoría de “globalización” la cual no es más que una expresión de la mirada colonial. (A. Roig: 2002; 15) La mundialización y el lenguaje. En la actualidad estamos atravesando por un momento histórico dentro del largo proceso de mundialización cuyos orígenes se remontan a los inicios de la Edad Moderna. La mundialización habría constituido una ampliación del mundo que abarcaría a la totalidad del campo de relaciones y medios que la hacen posible y, por lo tanto, abarcaría a la humanidad entera. En este proceso el mundo ha devenido una pluralidad de mundos a través de los cuales él mismo se hace inteligible. Pero la comprensión de esta esta pluralidad de mundos por medio de la cual accedemos al mundo no es posible sino a partir de aquello que permite una intercomunicación entre ellos: el lenguaje. En algunas obras literarias y musicales de Alejo Carpentier (El reino de este mundo), Santos Discépolo (Cambalache), Ciro Alegría (El mundo es ancho y ajeno) o Alfredo Brice Echenique (Un mundo para Julius) el lenguaje nos permite acceder al a la realidad del mundo a través de la imágenes que construye. (A. Roig: 2002; 15-16) De la mundialización a las mundializaciones. En el proceso de mundialización, en tanto expansión y complejización de las relaciones, el mundo ha ido adquiriendo una gran complejidad gracias a los avances tecnológicos y su creación de mundos virtuales. Tanta ha sido la complejidad en aumento que la mundialización como proceso único ha adquirido un carácter diferencial en relación con las innovaciones tecnológicas y sus correlativas transformaciones de la producción y de la acumulación. Pero la multiplicación de los mundos y la complejización tecnológica a ella asociada no ha sido del todo un proceso afirmativo. La globalización, en tanto “cara siniestra de la mundialización”, ha producido una profundización de la injusticia a través de la marginación, la opresión y la violencia de una política subordinada a la economía, así como también ha producido una deformación de la cultura, la

Transcript of Pensar La Mundialización Desde El Sur. Artura Andrés Roig

Page 1: Pensar La Mundialización Desde El Sur. Artura Andrés Roig

ROIG, Arturo Andrés: “Pensar la mundialización desde el sur”. Contenido en: Huellas. Búsqueda en Artes y Diseño. Nº2, año 2002.

Pensar la mundialización. Pensar la mundialización desde el sur nos exige reconocer que la dicotomía Norte-Sur constituye una categoría geohistórica cuya contenido semántico ha sido construido a partir de la mirada colonialista, de acuerdo con ello, se hace necesario repensar las categorías de “mundo” y de “mundialización” en abierta oposición a la categoría de “globalización” la cual no es más que una expresión de la mirada colonial. (A. Roig: 2002; 15)

La mundialización y el lenguaje. En la actualidad estamos atravesando por un momento histórico dentro del largo proceso de mundialización cuyos orígenes se remontan a los inicios de la Edad Moderna. La mundialización habría constituido una ampliación del mundo que abarcaría a la totalidad del campo de relaciones y medios que la hacen posible y, por lo tanto, abarcaría a la humanidad entera. En este proceso el mundo ha devenido una pluralidad de mundos a través de los cuales él mismo se hace inteligible. Pero la comprensión de esta esta pluralidad de mundos por medio de la cual accedemos al mundo no es posible sino a partir de aquello que permite una intercomunicación entre ellos: el lenguaje. En algunas obras literarias y musicales de Alejo Carpentier (El reino de este mundo), Santos Discépolo (Cambalache), Ciro Alegría (El mundo es ancho y ajeno) o Alfredo Brice Echenique (Un mundo para Julius) el lenguaje nos permite acceder al a la realidad del mundo a través de la imágenes que construye. (A. Roig: 2002; 15-16)

De la mundialización a las mundializaciones. En el proceso de mundialización, en tanto expansión y complejización de las relaciones, el mundo ha ido adquiriendo una gran complejidad gracias a los avances tecnológicos y su creación de mundos virtuales. Tanta ha sido la complejidad en aumento que la mundialización como proceso único ha adquirido un carácter diferencial en relación con las innovaciones tecnológicas y sus correlativas transformaciones de la producción y de la acumulación. Pero la multiplicación de los mundos y la complejización tecnológica a ella asociada no ha sido del todo un proceso afirmativo. La globalización, en tanto “cara siniestra de la mundialización”, ha producido una profundización de la injusticia a través de la marginación, la opresión y la violencia de una política subordinada a la economía, así como también ha producido una deformación de la cultura, la tecnología y la convivencia por causa del dominio ejercido por el capital financiero. (A. Roig: 2004; 16)

Locus enuntiationis y Occidente. Asumiendo un locus enuntiationis determinado en función de las sucesivas mundializaciones y las corrientes que de ellas se derivan. El eurocentrismo del pensamiento que partiría al mundo entre un Oriente y un Occidente constituyó un corriente en el proceso de mundialización. Gracias a esta consolidación la dicotomía Norte-Sur quedaría incrustada en el horizonte cultural de la corriente occidental europea. El locus enuntiationis es asumido justamente en un mundo debajo del Mundo Occidental cuyo proceso de mundialización imperial europea habría comenzado con el Renacimiento para llegar a su término en la Segunda Guerra Mundial y la segunda descolonización

Page 2: Pensar La Mundialización Desde El Sur. Artura Andrés Roig

africana y asiática. A partir de este momento nos encontraríamos frente al surgimiento de una potencia mundial incontestable: los Estados Unidos de Norteamérica. En relación a ello, Sudamérica ha sido confinado al “Sur” de los EE.UU el cual vendría a ser el “Norte”. Desde el siglo XVIII el continente sudamericano habría aparecido como la parte negativa del nuevo mundo y, su humanidad, como un resto de barbarie. (A. Roig: 2004; 17-18)

Norte-Sur. El “Norte” ha significado una conducta afirmativa o virtuosa y el “Sur” una conducta ruin y desmesurada. El Norte señalaría entonces el horizonte existencial de todo aquel que aspirase a la vida feliz, metáfora de la aventura náutica que nos remonta a los navegantes españoles del siglo XVII que homologaban el Norte a la Estrella Polar. Sin embargo, en las obras de Horacio Cerruti y de Miguel Rojas Mix esta determinación sería sometida a una reevaluación que recuperaría el Sur como horizonte de sentido. De acuerdo con ello: desde el punto de vista cultural Norte y Sur constituyen categorías móviles. Pero recuperar el sentido afirmativo del Sur no habrá de hacerse bajo una relación que haría del Norte su contraparte negativa: se trata de superar la dicotomía polarizada a partir de un a priori antropológico según el cual el Sur es el Sur. Esta constitución inmanente de la afirmatividad del Sur nos dice que “no somos ni más ni menos que los otros, simplemente somos”. Proponer un discurso del Sur sería, a la manera de Raúl Fornet Betancourt, situar a los pueblos periféricos en un plano de igualdad. (A. Roig: 2004; 18-19)

Unidad y diferencia. El discurso del Sur no ha de ser pensado de acuerdo con una voluntad de fragmentación. Nada más pernicioso para los pueblos del Sur que seguir el mismo camino de las peripecias del Norte cuya voluntad de dominio habría querido fragmentar por completo a la humanidad. Para los pueblos del Sur la humanidad habría de consolidarse como una unidad, aunque esta unidad no dejaría de reconocer lo que hay en ella de distinto: la multiplicidad de los mundos que constituyen al Sur convertirían la diferencia en el basamento de su unidad. A la manera de José Martí, Victoria Ocampo, José Vasconcelos, Eduardo Caballero Calderón y Jorge Luis Borges, el pensamiento sudamericano habría de asumir la meditación de su propia ontología. Pero desde Francisco Miranda, Simón Bolívar y Juan Bautista Alberdi este pensamiento se ha medido con el problema de la mundialización desde la imperiosa necesidad de lograr la paz para todas las naciones: el pensamiento de Sur debe asumir la utopía de un mundo mejor para toda la humanidad. (A. Roig: 2004; 19-20)