Pentecostés: Reflexión jóvenes y adultos

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Notas sobre el texto, con- texto y pretexto Los relatos de las apariciones de Jesús resucitado (lo mismo localizadas en Jerusalén o en Galilea) no son crónica de he- chos, sino presentaciones cate- quéticas y teológicas del miste- rio pascual. Describo algunos elementos que componen estas narraciones: zz Las apariciones acontecen de repente, de forma inespe- rada zz La iniciativa viene de Jesús, nunca por los discípulos (que más bien están predis- puestos contra ella) zz Des- pués de algunos gestos-pala- bras, los discípulos reconocen al Señor zz El efecto consegui- do en los discípulos (tras la perdida de la presencia de Je- sús) es alentador y confortati- vo, porque quedan convenci- dos de que Jesús, el crucifica- do, está vivo, y descubren una nueva presencia suya en los signos sacramentales zz Jesús les indica que deben continuar la obra que Él había comenzado. En este relato se da cuenta del cumplimiento de las promesas de Jesús: Cuando dijo: “Volve- ré a estar con vosotros”; aho- ra: “entró Jesús, se puso en medio”. Cuando dijo: “Dentro de poco volve- réis a verme”; ahora: “se llenaron de alegría al ver a Jesús”. Cuando dijo: “tendréis paz”; ahora: “paz a vosotros”. Cuando dijo: “os enviaré el Espí- ritu”; ahora: “recibir el Espíritu Santo” El Evangelio de Juan pre- senta “al Espíritu Santo” como quien continúa ha- ciendo Dios presente en el mundo tras la Pascua de Je- sús. En los capítulos del discur- so de despedida, Juan pone en boca de Jesús cinco veces el anuncio de la venida del este Espíritu (Jn 14, 16-17.25-26; 15, 26-27; 16, 7-11.12-15). La venida, Juan la contempla en la Pas- cua, en dos momentos: en la cruz de Jesús, dónde el evan- gelista descubre la donación del Espíritu por parte de Jesús: inclinó la cabeza y entregó el espíritu (Jn 19, 30) (es la salva- ción del mundo por el sacrificio de Cristo), y en la resurrección, como vemos en el texto de hoy, en qué el Resucitado, lo prime- ro que hace, tras dar la paz, es dar el Espíritu. Juan, al colocar en el mismo día la Pascua y la entrega del Espíritu nos envía a continuar su misma misión. Jesús es en- viado a hacer visible a Dios; a su vez el envía para lo mismo. Los discípulos harán visible a Dios en el mundo; por ello les entrega su mismo Espíritu. Solemnidad de Pentecostés z AÑO A z Jn 20, 19-23 z Primera lectura z Hch 2, 1-11 z “Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar”. z Salmo z 103 z “Envía tu Espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra”. z Segunda lectura z 1Co 12, 3b-7. 12-13 z “Hemos sido bautizados en un mismo espíritu, para formar un solo cuerpo”. z Evangelio z Jn 20, 19-23 z “Como el Padre me ha en- viado, así también os envío yo. Recibid el Espíritu Santo”. A l anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Je- sús, se puso en medio y les dijo: «Paz a vosotros». Y, di- ciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los dis- cípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: «Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así tam- bién os envío yo». Y, dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los re- tengáis, les quedan retenidos»

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Notas sobre el texto, con-texto y pretexto

Los relatos de las aparicionesde Jesús resucitado (lo mismolocalizadas en Jerusalén o enGalilea) no son crónica de he-chos, sino presentaciones cate-quéticas y teológicas del miste-rio pascual. Describo algunoselementos que componen estasnarraciones:

Las apariciones acontecende repente, de forma inespe-rada La iniciativa viene deJesús, nunca por los discípulos(que más bien están predis-puestos contra ella) Des-pués de algunos gestos-pala-bras, los discípulos reconocenal Señor El efecto consegui-do en los discípulos (tras laperdida de la presencia de Je-sús) es alentador y confortati-vo, porque quedan convenci-dos de que Jesús, el crucifica-do, está vivo, y descubrenuna nueva presencia suya enlos signos sacramentales Jesús les indica que debencontinuar la obra que Él habíacomenzado.

En este relato se da cuenta delcumplimiento de las promesasde Jesús: Cuando dijo: “Volve-ré a estar con vosotros”; aho-ra: “entró Jesús, se puso en

medio”. Cuando dijo:“Dentro de poco volve-réis a verme”; ahora: “sellenaron de alegría al vera Jesús”. Cuando dijo:“tendréis paz”; ahora:“paz a vosotros”. Cuandodijo: “os enviaré el Espí-ritu”; ahora: “recibir elEspíritu Santo”

El Evangelio de Juan pre-senta “al Espíritu Santo”como quien continúa ha-ciendo Dios presente enel mundo tras la Pascua de Je-sús. En los capítulos del discur-so de despedida, Juan pone enboca de Jesús cinco veces elanuncio de la venida del esteEspíritu (Jn 14, 16-17.25-26; 15,26-27; 16, 7-11.12-15). La venida,Juan la contempla en la Pas-cua, en dos momentos: en lacruz de Jesús, dónde el evan-gelista descubre la donacióndel Espíritu por parte de Jesús:inclinó la cabeza y entregó elespíritu (Jn 19, 30) (es la salva-ción del mundo por el sacrificiode Cristo), y en la resurrección,como vemos en el texto de hoy,en qué el Resucitado, lo prime-ro que hace, tras dar la paz, esdar el Espíritu.

Juan, al colocar en el mismodía la Pascua y la entrega delEspíritu nos envía a continuar

su misma misión. Jesús es en-viado a hacer visible a Dios; asu vez el envía para lo mismo.Los discípulos harán visible aDios en el mundo; por ello lesentrega su mismo Espíritu.

Solemnidad de Pentecostés AÑO A Jn 20, 19-23

Primera lectura Hch 2, 1-11 “Se llenaron todos deEspíritu Santo y empezaron a hablar”.

Salmo 103 “Envía tu Espíritu, Señor, y repuebla lafaz de la tierra”.

Segunda lectura 1Co 12, 3b-7. 12-13 “Hemos sido

bautizados en un mismo espíritu, para formar un solocuerpo”.

Evangelio Jn 20, 19-23 “Como el Padre me ha en-viado, así también os envío yo. Recibid el EspírituSanto”.

Al anochecer de aquel día, el primero de la semana,estaban los discípulos en una casa, con las puertascerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Je-

sús, se puso en medio y les dijo: «Paz a vosotros». Y, di-ciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los dis-cípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:«Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así tam-bién os envío yo». Y, dicho esto, sopló sobre ellos y lesdijo: «Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéislos pecados, les quedan perdonados; a quienes se los re-tengáis, les quedan retenidos»

liación de formas distintas (Jesús no concretizaninguna forma)

Juan habla de “discípulos”, no de apóstoles, refi-riéndose a quienes estaban reunidos en un mismolugar y para una misma cosa, reunidos con Él, for-mando Iglesia. Con la palabra “discípulos” acentúala adhesión a Jesús, el seguimiento de su persona.La identidad del apóstol -”enviado”-, por lo tanto,pasa por ser, primeramente, discípulo. No se pue-de dar lo que no se tiene.

Es apóstol es aquel discípulo a quien el Resucita-do envía. El apóstol, pues, nunca parte de la pro-pia iniciativa sino de la iniciativa de otro. Siemprese refiere al proyecto de otro: el proyecto de Diosque ha estimado tanto el mundo que le quiere darla vida (Jn 3, 16) dándose a conocer (Jn 7, 26). Elapóstol -el militante cristiano- es la persona queda a conocer, con la palabra y la acción, este Diosque ha manifestado su amor y ha dado la vida enel hombre Jesús de Nazaret (Rm 1, 5; 15, 18).

La acción de los apóstoles sólo tiene sentido y efi-cacia en cuanto que han recibido el Espíritu y, porlo tanto, la suya es la acción de Dios mismo, nopaso nada que se hayan inventado. Como la ac-ción del mismo Jesús, que era la acción de quienles había enviado.

De hecho, en la Iglesia todo depende del EspírituSanto recibo. No nos inventamos nada que nosean medios adecuados y coherentes. En la cele-bración de la Eucaristía, por ejemplo, si reconoce-mos la presencia del Señor -y no sólo en la Pala-bra y el Sacramento- es por el Espíritu que se nosda. Si no fuera así, no sería fácil decir que Jesúses presente en la reunión, cuando quizás hay gen-te que no nos cae bien. Tampoco sería fácil decreer -nos lo recuerda el envío del final- que loencontraremos en la vida, en los pobres, en la fa-milia, en medio del mundo y de la sociedad (en elcentro de trabajo o de estudio o a la plaza o enlas asociaciones...).

Notas para fijarnos en el Evangelio

Jesús “sopló sobre ellos”: Esta expresión nos traea los orígenes, a aquello que Dios hizo para darvida al hombre a quien había modelado del polvode la tierra: Le infundió el aliento de vida, y elhombre se convirtió en un ser vivo (Gn 1, 2; Gn 2,7; Ez 37, 9; Sb 15, 11). De esta manera el Evangelionos dice que Cristo Resucitado, dándonos el Espí-ritu, es el Creador de la Humanidad Nueva, deuna Vida Nueva (1, 33; 7, 37-39; Rom 5, 5). Esa nue-va creación no es otra que la nueva sociedad, elreino de la fraternidad, la igualdad y la paz. Es de-cir, el Espíritu de Jesús empuja en la dirección dela creación de la nueva sociedad. No se trata dedones extra-históricos sino de la total colaboraciónde Dios para que lo humano triunfe, para que seplenifique la vida, para que se cumpla el “proyec-to” de Dios sobre la historia (Jn 1, 1 ).

¿Qué hace el Espíritu? Es por la acción del Espíri-tu Santo que:

Cristo vive en medio de nosotros y en cada unode nosotros;

Cristo nos comunica su vida de Resucitado yconfundirá la incredulidad del mundo

Podemos comprender la personalidad misterio-sa de Cristo: como ha dado cumplimiento a lasescrituras; sobre el sentido de las parábolas, desus actos, de sus señales (14, 16; 16, 13; 1Jn2, 20s;Rom 8, 16), todas las cosas que los discípulos nohabían comprendido anteriormente estimar;

Podemos “ver” al Señor (Jn 3, 3; 14, 19; 20, 24.29)-es “el ver” de la fe, el “ver” que llena de alegría-

Y podemos acoger sus presencias: en la Iglesiareunida (Mt 18, 20), en la Escritura proclamadacomo Palabra viva (Rm 10, 17), en los sacramen-tos (1Co 11, 24-25) y en la vida, en las personas -sobre todo los más pobres- y en los aconteci-mientos (Mt 25, 40.45; Lc 12, 54-13, 5; 17, 21);

Podemos pasar a la acción y dar la vida por losotros, como ha hecho Cristo (Jn 15, 13), abiertos a laesperanza del Reino de Dios (Mc 4, 26-29; Rom 5, 5).

Es porque tienen el Espíritu, por lo que los “discí-pulos” pueden ser “enviados” a continuar la mi-sión de Jesús, la misma misión. Aquí, esta misiónse concreta con el anuncio del perdón de Dios,fuente de regeneración. Sus seguidores tendre-mos que concretar este espíritu de paz y reconci-

¡BENDITO SEAS,SEÑOR, DIOS NUESTRO!

¡Bendito seas, Señor, Dios Nuestro!Hazme tu testigo,

para anunciar la Buena Noticia de tu amor,con palabras y con obras,

ante todos los hombres y mujeresque diariamente aparecen en mis caminos y en

tus caminos.

Ven a mí y dame tu Espíritu,para sembrar, hoy también,

la libertad donde hay marginación,la paz donde haya violencia,

y la vida en medio de la muerte.

Tú eres el Dios de los vivos,nuestro gozo de vivir y nuestra esperanza

Por los siglos de los siglos. Amén.

VER

Hace unos años, para la Campaña de la Renta, se utilizó un lema (que erabastante cuestionado): “Hacienda somos todos”. Para la mayoría de la

gente, “Hacienda” es sólo sinónimo de “Impuesto sobre la Renta”. Pero si pro-fundizamos un poco, nos sorprenderemos de la cantidad de dependen-cias, servicios, negociados... que hay, necesarios por la cantidad de aspec-tos y ámbitos que abarca “Hacienda”, de modo que hayan los recursoseconómicos necesarios para atender a la salud, educación, bienestar,obras públicas... Y, aunque nos venga mal tener que pagar la Renta, podre-mos entender un poco mejor ese lema de “Hacienda somos todos”.

JUZGAR

Hoy celebramos el día de Pentecostés, el día de la Acción Católica ydel Apostolado Seglar, el día de la Iglesia, porque Pentecostés es el

momento en que la Iglesia se manifiesta públicamente ante el mundo. El Espíritu Santo es el gran don quehace nacer a la Iglesia. Pero hoy en día, para muchas personas, decir “La Iglesia” es sinónimo sobre todo

Ver Juzgar Actuar “La Iglesia somos todos”

Ruego por pedir el don de comprender elEvangelio y poder conocer y estimar a Je-sucristo y, así, poder seguirlo mejor.

Apunto algunos hechos vividos esta se-mana que ha acabado.

Leo el texto. Después contemplo y su-brayo.

Ahora apunto aquello que descubro deJESÚS y de los otros personajes, la BUENANOTICIA que escucho... Me paro, y miro siel Espíritu, que he recibito yo también, mepermite de ver “al Señor” presente -inclu-so- en lugares dónde nunca lo buscaría

Y vuelvo a mirar la vida, los HECHOS vi-vidos, las PERSONAS de mi entorno... des-de el Evangelio... Y agradezco el descubrirpersonas me dan testigo como “apóstoles”-enviados por Jesús-. Y me descubro a mímismo como enviado por Jesucristo aotras personas para hacerlos participar desu proyecto.

Llamadas que me hace -nos hace- el Pa-dre hoy a través de este Evangelio y com-promiso.

Plegaria. Diálogo con Jesús dando gra-cias, pidiendo...

de obispos, curas y monjas... y algunas personasque obedecen ciegamente lo que éstos dicen.Son imágenes muy parciales, transmitidas muchasveces de unos a otros sin ningún tipo de reflexióno de intento de conocer con mayor autenticidad yverdad lo que es la Iglesia.

Y la Iglesia es mucho más que obispos, curas ymonjas, como hemos escuchado en la 2ª lectura:«Hay diversidad de dones, pero un mismo Espíritu;hay diversidad de servicios, pero un mismo Señor;y hay diversidad de funciones, pero un mismoDios que obra todo en todos». La Iglesia es unarealidad visible e integrada por personas concre-tas. La Iglesia somos todos: todos los que creemosen Cristo, renacidos mediante la Palabra de Dios,el agua y el Espíritu, es decir, por el Bautismo.

La Iglesia es un cuerpo, cuya Cabeza es Cristo. Uncuerpo en el que todos los miembros tenemos unmismo fin en el que todos colaboramos, por elque todos trabajamos. Y como «en cada uno semanifiesta el Espíritu para el bien común», todoslos miembros son necesarios para ese fin, aunquelas funciones sean diversas. De ahí la diversidadde Movimientos, grupos y asociaciones eclesiales.

Porque ese Cuerpo tiene una misión: en Pente-costés, los discípulos son constituidos como co-munidad que da testimonio de Cristo Resucitado,como hemos escuchado en la 1ª lectura: «Se llena-ron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablaren lenguas extranjeras». La Iglesia comienza comouna comunidad en la que habita el Espíritu deCristo y que debe difundir la persona y el mensa-je salvador de Jesús, porque la comunidad de loscristianos no está nunca cerrada en sí misma.

Y en ese Cuerpo, uno de los miembros para di-fundir el Evangelio es la Acción Católica General:la ACG no tiene misión propia, sino que hace suyala misión apostólica general de la Iglesia diocesa-na en cada comunidad parroquial. La ACG tiene elencargo de impulsar un laicado maduro y cons-ciente, evangelizador, misionero y militante para

llevar a cabo la evangelización de los ámbitos enlos que está inmersa la parroquia, facilitando quelos laicos se sientan corresponsables y protago-nistas en esa misión porque descubren que “laIglesia somos todos”.

ACTUAR

Hoy, fiesta de Pentecostés, debemos recordarque la Iglesia es la comunidad de los que vi-

ven según el Espíritu de Jesucristo. Que la Iglesiasomos todos, porque todos los cristianos tene-mos en común la misma fuente, la misma matriz yla misma meta de nuestra espiritualidad.

Pentecostés no es sólo algo sucedido hace dos milaños, es algo que está sucediendo ahora. Por elenvío del Espíritu Santo, Jesucristo está presenteen su Iglesia. Por el envío del Espíritu Santo, Jesu-cristo se hace presente por medio de la Iglesia enel mundo, de manera que su misión salvadora, li-beradora, redentora, continúe realizándose en lahistoria de todas las personas.

Nuestro mundo es plural y diverso, y nuestra Igle-sia también lo es en sus Movimientos, grupos yasociaciones. Pero el Espíritu Santo da unidad aesa pluralidad de la Iglesia, para que sintamos quela Iglesia somos todos y, como una única Iglesia,ofrezcamos el Evangelio al mundo haciendo quehoy también se cumplan las palabras que hemosescuchado en la 1ª lectura y quienes nos escu-chen puedan decir: «cada uno los oímos hablar delas maravillas de Dios en nuestra propia lengua».

Acción Católica GeneralAlfonso XI, 4 5º

28014 - Madridwww.accioncatolicageneral.es