Peoma Tambor y Tamboriles

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Si no quiero lo que tú quieres, no me digas, por favor, que lo que yo quiero está mal. Si lo que yo creo es distinto de lo que tú crees, piénsalo un poco antes de corregir mis creencias. Si mis emociones son menos intensas que las tuyas, o más, dadas las mismas circunstancias, procura no decirme que sienta más o menos que tú. Si actúo, o dejo de actuar de un modo distinto a tu plan de acción, respeta el mío. De momento no te pido que me entiendas. Eso solo llegará cuando dejes de querer hacerme una copia de ti. Puede ser que yo sea tu padre o madre, tu marido o mujer, tu hijo, tu amigo, tu compañero. Si tú me permites que experimente mis deseos o mis sentimientos o mis creencias o mis acciones, solo entonces te abrirás a entenderme, de modo que algún día mi forma de ser no te parecerá tan errónea, incluso pueda llegar a parecerte correcta para mí. Si logras aguantar mi forma de ser, será el primer paso para llegar a entenderme. No quiere esto decir que tengas que adoptar mis ideas o mi manera de ver la vida, sino que ya no te irritaras conmigo o te sentirás desilusión por mi aparente desobediencia y al entenderme mejor, logres quizás apreciar mis diferencias y lejos de tratar de cambiarme, incluso busques preservar y fomentar esas diferencias.

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Poema

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Si no quiero lo que tú quieres, no me digas, por favor, que lo que yo quiero está mal.

Si lo que yo creo es distinto de lo que tú crees, piénsalo un poco antes de corregir mis creencias.

Si mis emociones son menos intensas que las tuyas, o más, dadas las mismas circunstancias, procura no decirme que sienta más o menos que tú.

Si actúo, o dejo de actuar de un modo distinto a tu plan de acción, respeta el mío.

De momento no te pido que me entiendas. Eso solo llegará cuando dejes de querer hacerme una copia de ti.

Puede ser que yo sea tu padre o madre, tu marido o mujer, tu hijo, tu amigo, tu compañero.

Si tú me permites que experimente mis deseos o mis sentimientos o mis creencias o mis acciones, solo entonces te abrirás a entenderme, de modo que algún día mi forma de ser no te parecerá tan errónea, incluso pueda llegar a parecerte correcta para mí.

Si logras aguantar mi forma de ser, será el primer paso para llegar a entenderme.

No quiere esto decir que tengas que adoptar mis ideas o mi manera de ver la vida, sino que ya no te irritaras conmigo o te sentirás desilusión por mi aparente desobediencia y al entenderme mejor, logres quizás apreciar mis diferencias y lejos de tratar de cambiarme, incluso busques preservar y fomentar esas diferencias.