Pérdida de identidad

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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO FACULTAD DE PSICOLOGÍA ______________________________________________________________________ _____ TEMA 5. IDENTIDAD NACIONAL ENSAYO ALUMNA: CHIAPA LÓPEZ NANCY NO. DE CUENTA: 406023557 GRUPO: 9154 Correo electrónico: [email protected] ______________________________________________________________________ _____ ASIGNATURA: CONOCIMIENTO DE FRONTERA PROFESOR: MAGDALENA DÍAZ CASTRO

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Pérdida de identidad psicologia

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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICOFACULTAD DE PSICOLOGÍA

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TEMA 5. IDENTIDAD NACIONALENSAYO

ALUMNA: CHIAPA LÓPEZ NANCYNO. DE CUENTA: 406023557GRUPO: 9154

Correo electrónico: [email protected]

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ASIGNATURA: CONOCIMIENTO DE FRONTERAPROFESOR: MAGDALENA DÍAZ CASTRO

FECHA DE ENTREGA: 05 - NOVIEMBRE - 2015

Para hablar de identidad nacional, tenemos que entender antes un poco nuestro pasado y el antecedente de pueblo conquistado. Es difícil pensar que algo que sucedió hace tanto tiempo tenga un impacto psicológico en la actualidad, pero lo cierto es que no se puede negar el mestizaje del que nacimos y que conformamos día a día. Pero ¿es esta identidad lo que nos da fortaleza o lo que nos detiene y encasilla?¿Existe una única identidad nacional que abarque a todos niveles de la sociedad mexicana?¿O existen múltiples identidades muy diferentes entre sí? Tal vez la identidad sea únicamente un constructo empleado en un inicio por los gobiernos en sus múltiples modalidades a través de la historia como marco de referencia. O tal vez actualmente sea un pretexto para la industria que busca capitalizar y siempre tener ganancias.

Qué es la identidad sino una identificación, pero no es algo fijo como se ha pretendido creer, como si fuera una especie de amuleto que nos da protección, entendimiento y un punto de referencia para ser parte y abordar sin tanta ansiedad a un mundo globalizado del que formamos parte ( y no al mismo tiempo). Más bien parece que la identidad es una identificación que es plural y diferenciadora cuando se da en grupos pequeños y al mismo tiempo homogénea y unificadora en la masa. Es entonces como una tarjeta de presentación que no nos deja sentirnos desamparados en la vorágine del tiempo y del espacio. Pero si la identidad fuera estática e inamovible, entonces ya nadie se identificaría con ella, porque sería ya obsoleta y lo cierto es que la identidad ha ido cambiando y acompañando a los mexicanos como individuos y como pueblo hasta nuestros días; es parte de su naturaleza mestiza tener una dicotomía entre lo idealizado que sueña con ser y la realidad que es. De existir, la identidad nacional sintetiza las necesidades de adaptación y sobrevivencia, y es algo siempre modificable, una identidad móvil.

Y si bien puede ser que existan múltiples identidades, lo que podemos decir es que su común denominador en todos los niveles es su dualidad que se manifiesta de formas diferentes, según la clase social e incluso el sexo al que se pertenezca. Nuestra dualidad tiene un origen que proviene de dos mundos que se encontraron: el del individuo extranjero que buscaba encontrar en la tierra prometida todo lo que dejaba atrás y de la mujer indígena que fue devaluada y usada para satisfacer los impulsos sexuales de los “conquistadores”. Este es el origen de un conflicto en los descendientes mestizos alejados de la figura del padre, que más que por amor, los llegaba a reconocer por culpa. Es hijo de un padre que idolatraba y producto del deseo de todo lo que afirmara su propia identidad, una que no estaba a su alance. Es aquí en donde surge el machismo mexicano que no es en el fondo sino la inseguridad de la propia masculinidad y que al mismo tiempo rehúye a todo aquello que pueda hacer alusión a la escasa paternidad introyectada. Y también es donde se manifiesta la necesidad y contradicción de adoptar lo extranjero, pero siempre dándole un nuevo sesgo original y que tiene una doble orientación, la del anhelo y de la hostilidad.

Son tal vez nuestros antecedentes en relación a la identidad lo que escinde al mexicano en una disociación de nuestra realidad social y nuestros ideales. Esto genera una dualidad mental, donde lo ideal está hecho para hablarse o escribirse y lo real para vivirse. En donde “sería tan peligroso teorizar la corrupción como poner en práctica la honestidad” (Monsiváis, 2014). ¿Es esto lo que nos impide encontrar un equilibrio entre los anhelos y las circunstancias? ¿En algún punto la identidad individual podrá reconciliar la personalidad mestiza que poseemos como nación? Suponiendo que la identidad existe –ya sea una sola o múltiples- y que forma parte de nuestra personalidad como mexicanos, no podemos sólo aceptarla ciegamente o ignorarla. Es nuestro deber transformarla y no aceptar pasivamente que ella nos defina. Es nuestra tarea cuestionarla, teorizarla y sobre todo poner en práctica aquellos valores que nos definirán como nuevos ciudadanos del mundo, unos cuya personalidad e identidad no está ligada al pasado ya muerto, sino al un presente vivo que se transforma y que pide de nosotros una identidad que se adapte, pero que al mismo tiempo sea auténtica y coherente con la realidad que construimos.

Basave, Agustín (2012). Mexicanidad y esquizofrenia. México: Editorial Oceáno Exprés. Cap. I "Prolegómenos esquizoides"Monsiváis, Carlos (2014). "La identidad nacional ante el espejo". En Roger Bartra, Anatomía del mexicano. México: Penguin Random House Grupo Editorial, pp. 295-301.Ramírez, Santiago (2014). "Psicoanálisis del mestizaje" En Roger Bartra, Anatomía del mexicano. México: Penguin Random House Grupo Editorial, pp. 237-242.