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8/2/2019 personaje_marzo

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Generalísimo

Sebastián Francisco de Miranda



Edición

Área de Formación Política Ideológica y Superación Académica

Diseño Editorial

Área de Propaganda y Movilización

Montaje y concepto gráfico

Vidal Alvillar Andazol

Ilustración Portada

Moisés Zavarce - Efren Martínez

Realizado en la República Bolivariana de Venezuela

Marzo, 2012

SISTEMA DE FORMACIÓN POLÍTICA IDEOLÓGICAMILITANCIA DE BASE



Contenido

Introducción Histórica 9

Primeros años de

Francisco de Miranda en Caracas 1 1Miranda en Europa 1 5

Primeras Campañas Militares 1 9

Participación de la Independenciade los Estados Unidos 2 1

Miranda en las Antillas 23

En Estados Unidos 27

Regreso a Europa 3 1

Participación en la Revolución Francesa 33

Amberes 39

Cerca de la guillotina 43

Retorno a Venezuela.La Expedición del Leander, Bacchus y Bee 5 1Generalísimo Francisco de Miranday la Primera República 55

Ultimo Viaje del Generalísimo 59

Importancia del pensamiento

de Francisco de Miranda 6 1Fuentes 65



8 Formación Política Ideológica y Superación Académica



9Personaje del mes - Generalísimo Sebastían Francisco de Miranda

La Caracas de mediados del siglo XVIII era una

ciudad pequeña, de unos veinticinco mil habitantes,modesta y silenciosa; de casas bajas, con imágenes

de santos en el zaguán y de ventanas también bajas

para la conversación con los transeúntes. Los habitantes

de todo el país se clasicaban en aquellos años de

esta manera : blancos peninsulares, blancos canarios

y blancos criollos; pardos, negros libres o manumisos,

negros esclavos (junto pardos y negros, hacían mayoría),

negros cimarrones; indios tributarios, indios no tribu-

tarios y población indígena marginal.1 De hecho, ne-

gros e indígenas, todos eran esclavos.

Los blancos, tanto peninsulares como criollos (man-

tuanos), “consideraban deshonroso el trabajo.” Los hijos

de blancos buscaban una de estas cuatro proesiones:

la militar, la religiosa, la jurídica y el uncionariado. En

las cuatro imperaba el poder despótico de la metrópoli.

Todos estaban unidos –uncidos- en dependencia

política, económica y cultural; la dimensión integradora

era de servidumbre.

1 Brito Figueroa, Federico. Historia Económica y social de Venezuela. Caracas:Ediciones de la Biblioteca de la Universidad Central de Venezuela, 1973.Según esta obra, Caracas tenía 24.187 habitantes en 1772 (pág. 151)

IntroduccIónHIstórIca




El enómeno cultural integral –que descubrirá Miranda

lúcidamente- ha sido señalado así por Leopoldo Zea:

Por primera vez en la historia de la humanidad, el

conquistador de América no quiere ser asimilado,

pero tampoco quiere asimilar; no quiere ser identi-

cado con los hombres y Pueblos que ha sometido

(…) Pese a todo, hubo asimilación, pero tan sorda

que no se hizo consciente al hombre que surió

la conquista y la colonización. Para este hombre,

lo que era propio era also, demoniaco, impropio,

inauténtico; en cambio, verdadero, bueno, propio,

autentico será lo que el colonizador le imponga.

Pero algo que tampoco podía considerar legíti-

mamente propio. Desde el inicio de esta situación

aprendió que era hijo ilegitimo de una concubina

que le era extraña. Que era, también, el bastardo

del encuentro cultural de lo indígena (y lo aricano)

y lo ibero. Tal sucedía con el mestizo, resultado racial

de este encuentro, el cual si bien se sabía hijo del

conquistador y de la indígena (o negra) tomada

por el primero, se sabía extraño al uno y a la otra.

Inerior al primero por tener madre indígena (o negra),

y superior a la segunda por tener padre ibero. Lo

propio, el mestizaje lo hacía inerior; lo extraño, el

pasado paterno era lo superior.2

2 Zea, Leopoldo. Filosofía de la Historia Americana. México: Fondo de CulturaEconómica, 1978: 105.




En la Caracas de 1750 nace Sebastián Francisco de

Miranda Rodríguez, un 28 de marzo. Hijo del EspañolCanario Sebastián de Miranda Ravelo y de la Caraqueña

Francisca Antonia Rodríguez.

Sus primeros años transcurrieron en Caracas, y ue

su vida como la de cualquier venezolano acomodado

de la colonia, con el único inconveniente de haber

sido hijo de un canario.

Los criollos mantuanos de la época surían una

prounda discriminación. A estos no les consideraban

Españoles aun teniendo esta nacionalidad. Por lo cualel Joven Miranda debió sentir indignación e incomodidad

de este desprecio que le hacían a su Padre.

Pese al rechazo de los mantuanos, su padre Sebastián

siempre perseveró en su empeño de mejorar la situación

de la amilia, de modo que además de acumular riquezasy cargos importantes, sus hijos recibieran educación

universitaria.

Así, el 10 de enero de 1762, Miranda comenzó sus

estudios en la Universidad de Caracas bajo la regencia

del Dr. Antonio Monserrate, y durante dos años estudió

PrImeros años de FrancIsco demIrandaen caracas




latín, retórica latina, gramática, matemáticas y geograía;

losoía, lógica, ísica y metaísica, siempre según Aristóteles.

Desde el año 1764 hasta 1766, Miranda cursó estudios

en la Clase de Mayores de la misma Universidad, donde

proundiza sus conocimientos de latín mediante el

estudio de los escritos clásicos de Cicerón y Virgilio,

completa sus estudios de la Gramática de Nebrija,

nociones de historia sagrada y proana, religión,aritmética y geograía.

Finalmente, realizó el curso de Artes en la Universidad

de Caracas estudiando las materias de Lógica, Física

y Metaísica para obtener el título de Bachiller con el

que se iniciaba estudios en Teología, Jurisprudencia oMedicina.

Por testimonio personal de Miranda se sabe que

algunos de sus maestros ueron los Doctores Domingo

Velázquez, Francisco José de Urbina y Gabriel Lindo;

todos ellos notables expertos en sus especialidades, y

con los que sin duda, la educación básica de Miranda

debió ser de una calidad notable.

Sin embargo, a partir de 1767 se da una interrupción

en los estudios de Miranda que posiblemente se vieronaectados por las circunstancias vividas por su padre.

El hecho de que el padre de Miranda, hubiera sido

nombrado Capitán de las Milicias de Caracas siendo

comerciante isleño era algo que incomodaba a los Man-

tuanos, pues había alcanzado una distinción socialimportante, al convertirse en un personaje de cierta




inuencia. Parece como si, éstos empezaron a crear

intrigas para desacreditarle y anularle en la vida pública.

Esto desencadenó una serie de circunstancias en

las que después de una sentencia real, el padre de

Francisco obtuvo la victoria y sus derechos le ueron

reconocidos pero le crearon una enemistad irrecon-

ciliable con los Mantuanos que nunca olvidaron el

conicto, ni le perdonaron el desaío, lo que inuencióinevitablemente en las decisiones posteriores de Miranda.

Después de la victoria judicial de su padre, las

diicultades para desarrollar planes uturos en una socie-

dad tan limitada como la caraqueña inuyeron en que

decidiera, con poco más de 20 años, marcharse a España.Embarcó el 25 de enero de 1771, desde el puerto de La

Guaira, en una ragata sueca denominada Príncipe

Federico, para servir en el Real Ejército español.




Desembarcó en el Puerto de Cádiz, 35 días más

tarde, el 1 de marzo de 1771, hospedándose en casadel señor José de Añino, quien sería un el interme-

diario entre él y sus parientes para procurarle recursos

de subsistencia, adquiriendo la vestimenta necesaria

para seguir su viaje de Cádiz a Madrid.

Francisco de Miranda al llegar a Madrid, comenzó

a ser consciente de realidades que ignoraba hasta

entonces y que le impresionaron notablemente tales

como una gran biblioteca, la abundancia de obras de

arte, la majestuosidad de los edicios y el espectáculode la nieve y los cultivos decorando el paisaje, que le

parecieron abulosos.

Durante sus primeros días estuvo hospedado en

una posada hasta que logró trasladarse a una vivienda

particular en la que se instaló de orma cuidadosa einició sus primeros estudios en la ciudad con lecciones

de Matemáticas, Geograía y de los idiomas inglés y

rancés, iniciando así un aprendizaje que no sólo com-

prendió la ormación académica sino también recorridos

minuciosos por la ciudad y sus alrededores.

mIranda en euroPa




La llegada de Miranda a Madrid coincidió con una

etapa de transormación urbanística de la ciudad

iniciada por el rey Carlos III, que abarcó de orma

directa e indirecta todos los aspectos de la vida de sus

habitantes, lo que dio un impulso renovador bene-

cioso para la ciudad. Miranda ue testigo y contempló

edicios, monumentos emblemáticos del Madrid de la

época como la Fuente de Neptuno, La Cibeles, el Paseodel Prado con su museo, el Palacio del Buen Retiro y

poblaciones aledañas como El Escorial o Segovia.

En lo social, el Madrid de entonces concentraba su

vida literaria en la Fonda de San Sebastián, lugar

recuentado por ilustres escritores y una actividadcultural pujante a la que la obra de la Real Academia,

las sociedades económicas y el auge de las imprentas

contribuyeron notablemente.

La Plaza de Toros y los teatros populares eran los

centros de distracción cotidianos en los que la Nobleza

no podía evitar el contacto con «la plebe» y se entre-

mezclaban las costumbres populares con las cortesanas.

Y también era el Madrid en el que la Santa Inquisición

vigilaba por todas partes a modo de policía cultural ypolítica.

Es en esta época en el que Miranda tiene sus primeras

impresiones uera de Venezuela y también comienza a

crear su biblioteca personal, en la que empezó a tener

incluso libros que estaban prohibidos por la Inquisición yde la que mantuvo una lista detallada en su archivo personal.




La naturaleza y el número de libros adquiridos en

Madrid son una indicación precisa de que, a pesar de

la presencia de la Inquisición, existía en la ciudad un

ambiente intelectual muy amplio. Libros de matemáticas,

arte militar, historia, religión, losoía y literatura ormaron

parte de sus lecturas.

Muchos de esos libros constituyeron para Miranda

enseñanzas denitivas, que mantuvo cerca de él duranteel resto de su vida, entre los que destacan las obras de

Maquiavelo, La destrucción de las Indias de Fray Barto-

lomé de las Casas; obras de Lord Bolingbroke, Burke y

Locke; Los principios del arte militar, de Federico de Suecia;

La historia losóca del Abate Reynal; Los principios depolítica natural de Burlamaqui; los Comentarios de

Julio César; El arte de la guerra de Puyssegur; la Táctica de

Guibert; así como también obras de Alexander Pope y

Virgilio.

Buscó ampliar sus conocimientos cientícos y literarios

con el estudio de la trigonometría, la geometría, el

álgebra, la ísica, la óptica, la gramática, la poesía y la

comedia. También complementó su cultura general

con lecturas de religión e historia y mejoró sus conoci-mientos de los idiomas italiano, inglés y rancés.

También se ejercitó con la geograía mediante el uso

de mapas y globos terráqueos y, como quería presentarse

para obtener el grado de Capitán en el Ejército real, se em-

peñó en estudiar táctica, arte militar, arquitectura militar,ingeniería militar, artillería, orticación y ataque de plazas.




Por último adquirió una auta para ejercitarse en el

arte de la música leyendo las Reexiones sobre la música

del Abate Dubos.

Después de una concienzuda preparación y del

pago de 85000 reales de vellón, obtuvo una Patente

de Capitán según el trámite administrativo correspon-

diente, que le ue concedido el 7 de enero de 1773

mediante escritura notarial.




Después de serle concedida la patente, el ahora

Capitán Francisco de Miranda ue asignado al Regimientode Inantería de la Princesa, al mando del Mariscal de

Campo Juan Manuel de Cajigal y Niño, iniciando así su

carrera militar.

Así desde 1773 hasta 1780, Miranda estuvo asignado

en las plazas militares de Madrid, Granada, Melilla yCádiz de orma intermitente y tuvo una vida social

intensa en la que aparecen sus dos primeras amantes.

Tuvo que compaginar a la vez su vida social con

su actividad militar, que ya no ue de estudio sino de

combate. Enrentó problemas disciplinarios dentrodel Ejército Real y su carácter ue evolucionando de

orma que siguió cultivándose intelectualmente con

libros que inevitablemente hicieron que la Inquisición

comenzara a vigilar sus actividades.

En esta época tuvo lugar su primera hazaña militardurante el sitio de Melilla3, llevado a cabo desde el 9

de diciembre de 1774 al 19 de marzo de 1775, en el

que las uerzas españolas lograron rechazar a las del

sultán de Marruecos Sidi Muhammed ben Abdallah.3 Melilla (antiguamente conocida como Rusadir ) es una ciudad autónoma deEspaña, situada en el norte de África, a orillas del mar Mediterráneo, frente a lacosta meridional de la península Ibérica.

PrImeras camPañasmIlItares




En dicha acción, Miranda presentó al comandante

español Juan Sherlock un plan para inutilizar la artillería

enemiga mediante una especie de operación tipo

comando que él mismo estaba dispuesto a dirigir.

Después, en julio de 1775, Miranda ue enviado con

las tropas españolas destinadas a atacar Argel en una

acción militar que racasó y de la que logró escapar

milagrosamente a pesar de estar herido en las piernasy de que su mosquete había sido destrozado por una

bala enemiga.

Sin embargo, a pesar de las acciones realizadas y

del peligro enrentado, Miranda no obtuvo condeco-

ración o ascenso alguno y ue destinado a la guarniciónde Cádiz.

Allí, el Conde O’Reilly le impone un arresto por allas

en el uso del uniorme y poco después su situación se

complicó aún más en Madrid y tras la intervención del

Inspector General y de su antiguo comandante Cajigal, el

mismo rey dispuso que uera trasladado al Batallón de

Aragón en Cádiz como Ayudante de campo bajo las

órdenes de Cajigal.




A lo largo del año 1779 se desarrollaron una serie

de acontecimientos que involucraron a España en laGuerra de Independencia de Estados Unidos a cambio

de conseguir ampliar sus territorios en Luisiana y

recuperar Florida.

Para ello los españoles comenzaron a preparar en

Cádiz una ota expedicionaria a principios de 1780

para combatir contra Inglaterra en el Caribe al mando

del Almirante José Solano y Bote y en la que Miranda

participó como miembro de las tropas de Cajigal.

La ota partió de Cádiz el 28 de abril de 1780 con

rumbo a La Habana, donde llegó el 4 de agosto de

1780 para evaluar la situación general del conicto.

Para entonces los españoles habían iniciado en

1779 un ataque desde Luisiana contra los ingleses y

se preparaban para atacar Pensacola4

en una acciónconjunta en la que convergerían las uerzas españolas

de Luisiana y la Flota expedicionaria.4 Pensacola es una ciudad portuaria estadounidense en el condado deEscambia, Florida. Situada en la bahía homónima, en el noroeste del estado.En el Censo de 2010 tenía una población de 51.923 habitantes y una densidadpoblacional de 492,5 personas por km².2 Conocida como la ciudad de las cincobanderas, pues a lo largo de su historia han ondeado las de España, Francia,Gran Bretaña, Estados Unidos y la de los Estados Confederados del Sur (1861-1865). Fue el escenario de la transcendental Batalla de Pensacola en 1781.

PartIcIPacIón de la IndePendencIade los estadosunIdos




Así Miranda participó con las uerzas de Cajigal que

salieron de La Habana el 9 de abril de 1781 para

participar en la batalla de Pensacola, en la Florida en

una acción militar que culminó el 8 de mayo de 1781,

con una victoria sobre los ingleses, tras la cual Miranda

ue ascendido a Teniente Coronel por su labor en la

planicación y estudio del terreno.

En Pensacola, Miranda permaneció destacado untiempo, continuó adquiriendo libros para aumentar su

biblioteca personal y también compró cuatro esclavos

negros como orma habitual en la época para proveerse

de servicio doméstico.




mIranda en las antIllas

Poco después Miranda ue designado por Cajigal

para realizar una misión encubierta encaminada aestudiar las instalaciones militares y tropas inglesas en

Jamaica bajo el pretexto ormal de ser un comisionado

español encargado de negociar un convenio de inter-

cambio de prisioneros.

Después de recibir el despacho ocial encomen-

dándole la misión, Miranda se embarcó con rumbo a

Jamaica vía Batanabó (Cuba) y llegó a Kingston el 20

de septiembre de 1781.

Al principio su presencia provocó una naturaldesconanza en los ingleses pero a pesar de ello logró

realizar con éxito su misión de reconocimiento y además

negoció un convenio echado el 18 de noviembre de

1781 que reguló el canje de prisioneros españoles e

ingleses del mismo rango.Con la inormación obtenida, Miranda volvió a

Cuba y tras tocar tierra en Batanabó, envió un inorme

al Capitán General de Cuba con detalles muy precisos

sobre las operaciones y capacidad de las tropas inglesas

del sector.




Sin embargo, lo que debió culminar como una acción

destacada en la carrera militar de Miranda terminó

siendo empañado como consecuencia de una Sumaria

de 155 hojas que la Inquisición había remitido contra

él en Sevilla el 11 de noviembre de 1778 por delitos de

proposiciones, tenencia de libros prohibidos y pinturas

obscenas.

La orden de enviar a Miranda de regreso a España encumplimiento de la sentencia del 5 de ebrero de 1782

del Supremo Consejo Inquisitorial no llegó a cumplirse

debido a diversos allos de ondo y orma en el proceso

administrativo que hacían que la orden se cuestionase

y también en parte por el apoyo incondicional delcomandante Cajigal.

Así mientras se conseguía que el Rey revisara el

caso, Cajigal encomendó a Miranda la misión de

acompañarle en el ataque a las islas Bahamas en el

que se logra la capitulación inglesa el 8 de mayo de

1782 a avor de España en unas negociaciones dirigidas

por Miranda y en las que consiguió además la cesión

de todas las islas.

La eciencia demostrada por Miranda en las Bahamasle valió entonces la recomendación de Cajigal para

que uera ascendido a Coronel y pasó a estar bajo las

órdenes del Comandante General de las uerzas españolas

en Cuba, Bernardo de Gálvez.

En aquel momento los españoles estaban preparandouna acción conjunta con los ranceses para invadir




Jamaica (último reducto inglés en el Golo de México) y

los mandos consideraban a Miranda la persona idónea

para planicar las operaciones por tener un conoci-

miento de primera mano de la situación de los ingleses

en la zona.

Sin embargo, un ataque preventivo de los ingleses

y las dicultades de la ota rancesa que orzaron la

paz entre Inglaterra y Francia hicieron que la invasiónno se concretara. Al no concretarse la invasión de

Jamaica las prioridades para las autoridades españolas

cambiaron y por consiguiente el proceso de la Inqui-

sición contra Miranda tomó un nuevo impulso. Con el

tiempo los problemas de Miranda con la Inquisición secomplicaron y le envían a La Habana para ser detenido

y enviado a España pero por diversas circunstancias

estos planes se ven rustrados y ante la inminencia de

su arresto decide irse a los Estados Unidos.




Gracias al apoyo de Cajigal, consigue escapar de la

vigilancia del Gobernador de La Habana con la ayudadel norteamericano James Seagrove que arregló su

viaje en un barco que lo llevó hasta New Bern, donde

desembarcó el 10 de julio de 1783 a las cinco de la tarde.

Era el inicio de los Estados Unidos, ya terminada su

guerra de independencia, y en una etapa de recons-

trucción en que se debatía sobre la orma política a

adoptar entre el ederalismo o la conederación.

Durante el tiempo que estuvo en Estados Unidos,

Miranda realizó un estudio crítico sobre sus deensasmilitares en el que demostró un conocimiento amplio

del desarrollo del conlicto norteamericano y sus

circunstancias.

Allí Miranda preparó y jó la técnica de correspon-

dencia que usará durante el resto de su viaje en el queconoce a las personas mediante el obsequio y préstamo

de libros y examina la cultura y las costumbres de los

sitios por los que pasa de una orma metódica. En los

que guran, Charleston, Filadela y Boston va tratando

con diversos personajes de la sociedad estadounidense

en estados unIdos




en veladas y paseos en los que llegó a tener algunas

aventuras amorosas que Miranda mismo calicó de

intrascendentes hasta llegar a Nueva York.

En esta ciudad conoció a la importante amilia

Livingston, cuyos miembros ocupaban importantes

posiciones políticas y tenían vínculos con otras amilias

importantes de la ciudad. Al parecer Miranda mantuvo

una relación romántica con Susan Livingston, hija del

canciller Livingston, que se vislumbra cuando Miranda

realiza un viaje a Boston y en el que la joven parece

estar enamorada de él según las cartas que le escribía.

Parece sin embargo como si Miranda no deseara pasar

más allá de una simple amistad, lo que explicaría su más

bien precipitada salida de Nueva York. Aunque Miranda

mantuvo el contacto epistolar con Susan durante años,

nunca volvió a verla, por lo que posiblemente llegara a

pensar que una relación que le llevara al matrimonio no

era compatible con sus planes y orma de vida. El tiempoque estuvo en Estados Unidos, Miranda buscó conocer y

relacionarse con gente importante y así ue como

conoció personalmente a George Washington en Fila-

dela, cuando este venía de recibir el control militar

de Nueva York tras el n de la guerra. También conocióa otros personajes distinguidos como el general Henry

Knox5 o Samuel Adams6, y además ue observando

5 Henry Knox (25 de julio, 1750 – 25 de octubre, 1806) fue un militar esta-dounidense, integrante del Ejército Continental en el Ejército de los EstadosUnidos.

6 Samuel Adams (27 de septiembre de 1722 - 2 de octubre de 1803) unode los padres de la independencia de los Estados Unidos, miembro dela Cámara de los Representantes, que se oponía a la Ley del Timbre, y escribiódiversos artículos oponiéndose a la política scal británica.




ciertas instituciones de la nueva nación que lo impre-

sionaron como la Biblioteca de New Port o el Princeton

College, Rhode Island College y el Cambridge College.

La permanencia de Miranda en los Estados Unidos

sólo se vio aectada por el conicto de intereses entre

Francia y España, después de la guerra, ya que los ranceses

no estaban interesados en que se divulgaran dema-

siado los aspectos negativos de su intervención enel conicto y el racaso de la invasión de Jamaica. Al

parecer se habían enviado inormes desde La Habana

al gobierno norteamericano que acusaban a Miranda

como un traidor y desertor que ueron divulgados por

los ranceses para perjudicarle ya que él era la únicapersona que podía desmentir la acusación del racaso

de la invasión de Jamaica como responsabilidad de

España. La diusión de estos inormes hizo que la

situación de Miranda uera comprometida ya que no

podía deenderse sin divulgar los detalles de su misión

de espionaje en Jamaica que eran secreto de Estado

y por lo tanto ante esta situación decide marcharse a

Inglaterra.




El 15 de diciembre de 1784 Miranda salió del puerto

de Boston en la ragata mercante Neptuno a las cincode la tarde rumbo a Londres y después de un viaje que

necesitó unos 56 días llegó a Inglaterra el 10 de ebrero

de 1785.

En Londres, Miranda ue vigilado discretamente

por los españoles ante las sospechas de traición que

recaían sobre él y en cuyos inormes resaltan los tratos

personales que mantiene Miranda tanto con personas

sospechosas de conspirar contra España como con

personajes considerados eminentes sabios de su tiempo.A pesar de que el Marqués del Campo (título posterior

del Rey Carlos III de España de 1787 en avor de Bernardo

del Campo, en aquel entonces Embajador español en

Londres, cuando Miranda ue allí en 1785), llegó a tratar

personalmente a Miranda para estudiarle y llegó adeducir que su culpabilidad por traición era dudosa,

se dio igualmente la orden de capturarle y llevarle a

España para enjuiciarlo.

Sin embargo, debido a una serie de aortunadas

casualidades Miranda marchó el 10 de agosto de

regreso a euroPa




1785 hacia Rusia con el Coronel norteamericano John

Smith, un personaje aventurero y poco práctico, pero

miembro de la delegación americana ante el Rey Jorge

III de Inglaterra.

Pasó por regiones de las actuales Bélgica, Alemania,

Austria, Hungría, Polonia, moviéndose a tierras griegas

e italianas, donde permaneció durante más de un año,

llegando a visitar la corte de Catalina II7

, desplazadaen ese momento desde Moscú hasta Kiev (en la actual

Ucrania).

Después de pasar por Constantinopla, capital turca

con quien los españoles mantenían relaciones diplo-

máticas desde 1783, ue obligado a pasar una cuarentenasanitaria en Kherson, y el Príncipe de Potemkin le presentó

ante Catalina en Kiev el 13 de ebrero de 1787. Catalina

mostró bastante interés por los asuntos de América y el

sistema de gobierno.

7 Catalina II de Rusia, llamada la Grande, nacida en Szczecin (Stettin),Pomerania, actualmente Polonia, el 2 de mayo de 1729 y fallecida en SanPetersburgo el 17 de noviembre de 1796 según el calendario gregoriano.Reinó como emperatriz de Rusia durante 34 años, desde el 28 de junio de1762 hasta su muerte.




Persuadido de que Inglaterra no tiene interés en

apoyar la independencia de la América Hispana,

Miranda decide viajar a Francia; las inormaciones queha recibido sobre el proceso revolucionario rancés le

han hecho pensar que, quizás, ese país pueda brindarle la

ayuda que busca. A pesar de que sus cálculos en este

sentido no carecen de undamento (la posibilidad de

exportar la revolución a la América Hispana habríasido evocada en Londres en conversaciones privadas

con altos personajes del mundo político rancés), su

acercamiento a los ranceses le será casi atal desde el

punto de vista personal.

Llegado a París en marzo de 1792, el sudamericano

encuentra en la capital rancesa una situación poco

menos que caótica. En los tres años que han transcurrido

desde su primera visita en 1789, las ambigüedades y

tensiones políticas, económicas y sociales que alimentan

el proceso revolucionario no han hecho sino incre-

PartIcIPacIón en la revolucIón Francesa

Yo estaba consagrado a la Libertad mucho antes de que

Francia pensara en ocuparse de ella. MirandaCarta al conde Woronzoff de Rusia,

embajador en París, agosto de 1792.




mentarse. Según el modelo de monarquía constitucional

instaurado en la recién adoptada Constitución de 1791,

el poder está ormalmente compartido entre el rey Luis

XVI y la Asamblea Legislativa, pero entre éstos existe un

clima de desconanza mutua que es sólo reorzado por

dierencias recurrentes de interpretación en cuanto a las

atribuciones de cada cual.

Al mismo tiempo, la escasez e inación rampanteshacen cada vez más diícil la cohabitación entre la

nobleza, que observa con horror cómo desaparece su

inuencia, y el pueblo en general, que sure grandes

penurias y mira con resentimiento la manutención de

privilegios que parecen no tener ya ningún sentidoen la era de la libertad, la igualdad y la raternidad. La

conusión reinante y la pérdida creciente de prestigio

de Luis XVI, como soberano, y de la Asamblea, como

órgano de gobierno, da a su vez preeminencia a una

variedad de actores políticos que individualmentetienen actuaciones determinantes en la marcha, siempre

caótica, de los acontecimientos. Hombres como Brissot,

Pétion, Robespierre, Marat, Dantón y muchos otros son

y serán aclamados según sus posturas públicas, sinceras

o no, en unción de la coyuntura.8

8 Jacques Pierre Brissot, llamado de Warville (Chartres, 15 de enero de 1754,París, 31 de octubre de 1793), fue un escritor y dirigente político francés que lideróa los Brissotins o girondinos durante la Revolución francesa (1789).

Jérôme Pétion de Villeneuve (Chartres, 1756 – Saint-Émilion, 1794) fueun revolucionario francés. Hijo de un procurador de Chartres; se licenciócomo abogado en 1778, intentó hacerse un nombre en la literatura y escribióSur les moyens de prévenir l’infanticide («acerca de los medios para prevenir elinfanticidio»). Es elegido miembro, por Chartres, de los Estados generales.Es uno de los líderes de los jacobinos, pertenece a izquierda de la Asambleaconstituyente.




Todo esto es seguido con suma preocupación por

las casas reales europeas, cuyas intenciones son a su

vez escrutadas con desconanza por los revolucionarios

ranceses. En agosto de 1791, la Declaración de Pillnitz,

en la que el Rey de Prusia y el Emperador de Austria

(Leopoldo II, hermano de la reina María Antonieta)

expresaban estar dispuestos a hacer la guerra a Francia en

caso de que no se respetasen los derechos de Luis XVI,

había sido interpretada por la Asamblea Legislativa como

una seria amenaza de guerra por parte de Austria. Si bien

su intención había sido, más que cualquier otra, la de

apuntalar políticamente la endeble monarquía rancesa,

ella sirvió sobre todo para que algunos parlamentarios

radicales que deseaban exportar la revolución al resto

del continente se declararan a avor de la guerra, con

lo cual esta posibilidad pasó a ormar parte del debate

público.

Este debate está en su apogeo durante los primerosmeses de la estadía de Miranda en París. En un principio,Maximilien François Marie Isidore de Robespierre (Arras, 6 de mayo de1758 – París, 28 de julio de 1794), mejor conocido como MaximilienRobespierre fue un consagrado abogado, escritor, orador y político francés(apodado «El Incorruptible» por su dedicación a la Revolución Francesa y por su resistencia a los sobornos), siendo uno de los más prominentes líderesde la Revolución Francesa, ejerciendo como Presidente de la ConvenciónNacional en dos ocasiones así como Diputado y Miembro del Comité

de Salvación Pública, entidad esta última, que gobernó de facto durante elperiodo en el que los revolucionarios consolidaron su poder, etapa denominada,sobre todo en la tradición anglosajona, como Reinado del Terror, logrando,Robespierre, convertirse en uno de los miembros más inuyentes de dichocomité y en el más poderoso líder dentro de las las jacobinas.

Jean-Paul Marat (Boudry, Suiza, 24 de mayo de 1743 – París, 13 de julio de1793) fue un cientíco y médico francés de padre sardo y madre suiza querealizó gran parte de su carrera en el Reino Unido, pero que resulta más conocidocomo activista, periodista y político durante la Revolución francesa.

Georges Jacques Danton (Arcis-sur-Aube, 26 de octubre de 1759 - guillotinadoen París, el 5 de abril de 1794) Abogado y político francés que desempeñóun papel determinante durante la Revolución francesa y cuyo talantecontemporizador fue rechazado por los sectores rivales.




su intención es sólo la de sondear un posible apoyo

rancés a la independencia de Hispanoamérica y también

ayudar a su amigo y beneactor londinense, John

Turnbull, en el cobro de un monto que le adeuda la

Alcaldía de París. Más, a apenas un mes de su llegada, la

Asamblea Legislativa vota, con el visto bueno de Luis

XVI, la declaración de guerra a Austria, el 20 de abril

de 1792.No se conocen indicios de que Miranda haya

personalmente orecido sus servicios militares a la

causa de la Revolución; por el contrario, él mismo dirá

que, después de visitar París y, como de costumbre,

recorrer hospitales, cárceles, bibliotecas, estaba listopara regresar a Inglaterra a inicios de agosto de 1792.

En tres meses de estadía se ha orjado buenos contactos

con la muy inuyente acción de los girondinos, dentro

de la cual se ha granjeado el aprecio de Jerome Pétion

de Villeneuve, Alcalde de París, y de Jacques de Brissot,

editorialista, diputado y uno de los principales parti-

darios de la guerra. También ha hecho amistad con

Charles François Dumouriez9, Ministro de Relaciones

Exteriores. Militar de ormación, Dumouriez será luego

Ministro de la Guerra y, subsecuentemente, Coman-

dante de los Ejércitos del Norte y del Centro; será él

quien dirija los principales esuerzos militares ranceses

entre 1792 y 1793.

9 Charles François Dumouriez (25 de enero de 1739 - 14 de marzo de 1823)fue un general francés de las Guerras Revolucionarias de Francia. Compartió lavictoria en Valmy con el general Kellermann, y más tarde desertó del EjércitoRevolucionario.




En julio siguiente, mientras Dumouriez organiza su

ejército, las primeras tropas prusianas se preparan a

penetrar en territorio rancés bajo el mando del Duque

de Brunswick. El 25 de ese mes, inluenciado por los

nobles ranceses exiliados que le acompañan, Brunswick

permite la publicación de un maniesto en el cual arma

su intención de reinstalar la monarquía absolutista en

Francia y condenar a muerte a quienquiera se le

oponga. En lugar de tener el eecto disuasivo deseado,

la proclama enardece aún más a los revolucionarios y

es causa indirecta de uno de los hechos decisivos de la

Revolución, el asalto al Palacio de las Tullerías, último

lugar de habitación de Luis XVI como monarca, el 10

de agosto de 1792. El Rey y su amilia son apresados

en calidad de rehenes.

Al día siguiente, se convoca a la elección de una

Convención Nacional que decidirá sobre la orma utura

del gobierno. Ese mismo día 11 de agosto, Mirandarecibe ormalmente la invitación del alcalde Pétion

para ingresar al ejército de Francia con un grado

superior. Apreciando sin duda la importancia del

orecimiento, Miranda negocia hábilmente con Pétion

y le presenta tres condiciones que para él son unda-mentales. La primera está ligada a su condición de

extranjero: quiere que sea explicitado que su ingreso

al ejército revolucionario obedece a una invitación

del gobierno y no a una insinuación suya. La segunda:

desea combatir bajo las órdenes directas del generalDumouriez. La tercera: en el uturo, Francia dará su




protección a las colonias españolas de América y

le apoyará en su debido momento para lograr la

independencia de éstas.

Miranda recibe respuestas satisactorias sobre los

dos primeros puntos y lo que parece ser un acuerdo

tácito sobre el tercero. El 19 de agosto las tropas de

Brunswick penetran territorio rancés, y el 24 Miranda

recibe inormación de que será nombrado mariscal

de campo (general de brigada en la nomenclatura de

hoy) a las órdenes de Dumouriez.

El 1 de septiembre el nombramiento se hace ocial.

Cinco días más tarde el novicio mariscal de campo

parte camino al rente. Ya para entonces ha escrito a sus

amigos en Londres explicando su decisión de servir a

los revolucionarios ranceses; la mayor parte de ellos

condena su gesto.

Al enterarse de su paso a las las revolucionarias,

Catalina II reprueba su conducta y la considera comoprueba de una gran ingratitud, pues “sin ella (Miranda)

ya habría perecido desde hace largo tiempo en las

cárceles de la Santa Inquisición.” El enado de la Empe-

ratriz obliga a su amigo, el Conde Vorontsov, a romper

su relación ocial con él a pesar del sincero aecto quele guarda.

El 11 de septiembre de 1792, Miranda está en el

rente con Dumouriez, quien se prepara a arontar las

tropas de Brunswick. En París, la Convención Nacional

se instala el 20 de septiembre y al día siguiente quedadestruida la monarquía en Francia.




El 11 de septiembre de 1792, Miranda asume el

mando del ala izquierda del Ejército. Al día siguiente, alrente de unos 2 mil soldados, repele el avance de tropas

prusianas y austríacas que avanzan sobre Briquenay, en

el noreste de Francia. Es poco más que una escaramuza,

pero es también la primera vez que el ejército revolu-

cionario rancés obliga al enemigo a replegarse.

En ese mes de septiembre de 1792, la actividad

militar de Miranda le hace merecedor de numerosas

muestras de reconocimiento. Pétion, que ahora preside

la Convención, lo elicita por escrito. Dumouriez, susuperior inmediato, se niega rotundamente a que Miranda

sea retirado de su servicio; es su “amigo íntimo”, dice.

Algo más signicativo aún: el 3 de octubre, a un mes

apenas de haber sido admitido al ejército rancés con

el grado de mariscal de campo, recibe un ascenso ateniente general (equivalente a general de división en

la nomenclatura actual).

Es quizás por la buena acogida que se le dispensa

en Francia que Miranda comienza pronto a expresarse

de sí mismo con una nueva visión que guardará por

amberes




varios años: la de ser un ciudadano rancés que no por

ello olvida y deja de surir por la esclavitud en la que

vive su patria de nacimiento, Hispanoamérica. Su

intensa actividad militar en Bélgica no le impide inor-

marse y expresar su opinión sobre asuntos políticos de

la Revolución que le parecen de relevancia. Un ejemplo

de ello es su insistencia ante Pétion en deensa del

derecho de las mujeres a ser “al menos consultadas”sobre las leyes que les conciernen: “¿Por qué, en un

gobierno democrático,” dice, “las mujeres, si bien son

la mitad de la población, no están debidamente repre-

sentadas, pero sí se les aplica todo el vigor de la ley?”

En Bélgica Miranda tiene una nueva actuacióndistinguida al culminar exitosamente el sitio de la ciudad

portuaria de Amberes, el 29 de noviembre de 1792.

Había tomado la responsabilidad del asedio tan sólo 4

días antes, en reemplazo del general La Bourdonnaye, a

quien Dumouriez no juzga lo sucientemente combativo.

Además de la ciudad y su puerto, los ranceses capturan

130 cañones, 50 mil balas de cañón y granadas, 3.000 usiles

y muchos otros pertrechos a un costo en vidas de menos

de 40 muertos entre ambos bandos.Esta mano rme pero justa es quizás razón de los

elogios que Miranda recibe a nes de 1792 de parte

de monseñor Corneille-François de Nelis, Obispo de

Amberes. Comparándolo con el mítico Ulises, el obispo

escribe:




Donde quiera que esté el general Miranda, el respeto y todos los sentimientos debidos a losgrandes talentos irán a encontrar por parte desu servidor al hombre de letras, al flósoo llenode amenidad y de los más amplios cono-cimientos, al gran militar y, en fn, a aquél dequien Homero y más tarde Horacio hubierandicho ‘ qui mores hominum multorum viditet urbes’ (que vio las maneras de muchoshombres y ciudades).




Con la llegada de 1793 comienza un período terrible

para Francia y también para Miranda. El año se iniciacon Dumouriez en París, donde trata de inuenciar a la

Convención sobre aspectos reerentes a la conducción

de la guerra. En su ausencia y en la del general Valence,

Miranda queda ese mes de enero como comandante

en jee de los tres ejércitos ranceses que controlan

Bélgica y Luxemburgo, desde Amberes hasta la ciudad

alemana de Aquisgrán (Aachen).

En la Convención, los revolucionarios más radicales,

agrupados alrededor de la acción llamada “de lamontaña”(jacobinos), han comenzado a ganar espacio

rente a la acción de los girondinos, la cual ha disru-

tado hasta ese momento de la mayor inuencia en la

marcha de los acontecimientos. La pérdida paulatina

de poder de los girondinos tendrá implicaciones tantopara Dumouriez como para Miranda y los demás

generales, pues es en los girondinos que encuentran

el apoyo político que su acción militar requiere.

En los primeros días del año, con la idea de cortar

de raíz cualquier posibilidad de restauración de la

cerca de la guIllotIna




monarquía, la Convención se constituye en tribunal y

enjuicia a Luis XVI por traición; hallado culpable, el rey

depuesto es decapitado en París delante de una enorme

multitud el 21 de enero de 1793, en lo que hoy es la

Plaza de la Concordia.

El salto al vacío que representa la ejecución del

monarca intensica el conicto que se desarrolla entre

Francia y el resto de Europa: si la Revolución era yaun precedente preocupante para las casas reales del

continente, con la ejecución de Luis XVI pasa a ser una

amenaza de muerte a erradicar a toda costa; Inglaterra,

España y Holanda pronto se sumarán al esuerzo de

guerra inicialmente sostenido por Austria y Prusia. Enel ámbito de la política interior, el ajusticiamiento

horroriza también a muchos revolucionarios moderados,

y radicaliza aún más el ambiente de tensión que ya

existe entre las diversas acciones.

Tras declarar Francia la guerra a Inglaterra y a

Holanda el 1 de ebrero de 1793, Dumouriez ordena a

Miranda tomar la ciudad holandesa de Maastricht, en

el río Mosa. Miranda tiene serias reservas sobre el plan

de Dumouriez y así se lo hace saber tanto a él como alministro de la guerra del momento, De Beurnonville,

armando, no obstante, su obediencia y dejando en

claro que pondrá todos los medios a su alcance para

cumplir la orden a cabalidad.

En sus comunicaciones hacia Dumouriez y el ministro,Miranda se muestra respetuoso y obediente, pero casi




tan rme como lo es hacia sus subordinados. Entre

éstos no goza de gran popularidad, un tanto por su

ademán más bien altivo, pero sobre todo porque no

vacila en aplicar una disciplina severa; en al menos una

oportunidad se queja por escrito de no tener guillotina

ni verdugo para ajusticiar a los condenados por las cortes

marciales. Ese rigor, no obstante, no le impide abogar

en su correspondencia por mejores pertrechos para

esas mismas tropas, aquejadas por una penuria de

“capotes, zapatos, medias” que hace extremadamente

penosa su vida diaria.

Al mando de 12 mil hombres, Miranda inicia el asedio

de Maastricht el 21 de ebrero y lo mantiene hasta el

día 27, cuando el avance de un contingente de 40 mil

austríacos lo uerza a levantar el sitio. Probablemente

mal inormado, Dumouriez ha subestimado la supe-

rioridad numérica del enemigo, y Miranda y los otros

ociales comandantes deben realizar retiradas estra-tégicas. Frente a un enemigo con uerzas tres veces

superiores a las suyas, Miranda mantiene la calma y

guarda el orden entre sus soldados, lo que a su vez le

permite mantener las pérdidas humanas en un mínimo y

salvar su cuantiosa artillería.En París, los segmentos radicales de la Convención

acogen la retirada con críticas y recriminaciones; las

acusaciones llueven sobre los generales. La derrota

tiene lugar al mismo tiempo que se producen revueltas

antirrevolucionarias en diversas regiones del país. Enrespuesta a la grave situación y buscando castigar




todo lo que signiique una amenaza interna a su

autoridad, la Convención crea, el 10 de marzo de 1793,

el Tribunal Criminal Revolucionario; sus allos sólo

incluyen la inocencia o la condena a muerte y no tienen

apelación. Es el preludio del período que pasará a la

historia con el nombre de El Terror 10.

Dos días después, el 12 de marzo, Dumouriez

maniesta a Miranda su temor de verse acusado porel mal avance de la guerra, y le pregunta si lo arrestaría

en caso de recibir tal orden de parte de la Convención.

Miranda contesta que, de recibir la orden, sería su

deber hacerlo, pero que no le tocaría a él esa respon-

sabilidad pues le correspondería al general Valence,quien le supera en antigüedad.

A partir de ese momento comienza a producirse

una ruptura por cuotas entre los dos hombres que

será impulsada en buena parte por la visión dierente

que cada cual tiene sobre el proceso rancés: Dumouriez

no cree ya en la Convención, teme por el curso peli-

groso que están tomando los acontecimientos y en

algún momento se convence de que sería preerible

10 El Terror es un periodo de violencia de la Revolución francesa que duróde septiembre de 1793 a la primavera de 1794 incitado y que ha generadonumerosos debates. Según algunos historiadores, el Terror estaba «carac-terizado por la brutal represión de los revolucionarios mediante el recurso alterrorismo de Estado», mientras que, para otros, el Terror aparece como unarma de doble lo, que al mismo tiempo segó la vida de muchos inocentes,pero también acabó con numerosos complots de especuladores y reaccio-narios en París y otras partes de Francia, con lo que, para algunos, el Terror se justicaría en parte. Este período transcurrió bajo la égida del Comité deSalvación Pública, órgano ejecutivo creado en abril de 1793 para apoyar yreforzar la acción del Comité de Seguridad General que existía desde 1792.Habitualmente el término se generaliza para dos etapas: el Terror Rojo, en elque fueron los jacobinos sus instigadores y ejecutores, y el inmediatamenteposterior Terror Blanco, desarrollado durante la Reacción termidoriana.




restaurar la Monarquía; Miranda guarda, por su parte,

una sincera lealtad a su general en jee, está convencido

del valor intrínseco de la República como orma de

gobierno, y no tiene razones aún para temer que el

curso de los acontecimientos no le sea avorable a la

causa republicana.

La batalla de Neerwinden, pequeño pueblo belga,

y donde se enrentan de manera decisiva el EjercitoFrancés y el Austriaco, tendrá lugar el 18 de marzo de

1793 y concluirá con una derrota desastrosa para los

ranceses. El ejército regular austríaco, proesional y

bien equipado, dará rápidamente cuenta de las tropas

rancesas, que se desbandarán en orma caótica apesar de la conducta valerosa de muchos soldados y

ociales. Sólo en el ala izquierda dirigida por Miranda

morirán alrededor de 2.000 hombres.

La debacle es muy mal recibida por la Convención,

que, tal como había supuesto Dumouriez, inmediata-

mente quiere hallar a un culpable; el general en jee se

justica acusando a Miranda a sus espaldas. Aún cuando

deja caer sobre él toda la responsabilidad, Dumouriez

guarda una noción clara de la valía de Miranda pues,días después, cuando aún guarda en secreto la orden

de arresto enviada por la Convención contra su subor-

dinado, le deja entrever la posibilidad de alzarse juntos

para restablecer la monarquía. Característicamente,

Miranda se rehúsa exponiendo que “un cuarto de horade arrebatos y locuras por parte de Ud. no me hará




trasladar un considerable número de libros de su biblioteca

a su pequeña celda (…). Allí, me contó, que intentó olvidar su

situación con el estudio de la historia y de la ciencia. Trató

de considerarse como el pasajero de un largo viaje que

buscaba ocupar el tiempo con la búsqueda de conoci-

mientos, y estaba preparado de igual manera a perecer

o a llegar a su destino.

Finalmente liberado el 15 de enero de 1795, elatribulado general trata de asumir un rol activo en la

vida política rancesa, sin mucho éxito. Si bien es

conocido y admirado de numerosas personalidades –el

entonces desconocido ocial Napoleón Bonaparte

comparte con él socialmente y dice que es un Quijoteque no está loco; el poeta danés Jens Baggesen admira

su modo de vida, digno del estadista de la antigüedad

griega Pericles; nunca logrará una verdadera tranquilidad

y será recuente objeto de acusaciones inundadas

que en su momento le llevarán a esconderse o a zaarse

de la vigilancia impuesta por las autoridades. En total

serán cinco las cárceles parisinas en las que se verá

preso por períodos diversos sin ninguna razón.

Luego de ser objeto de una enésima orden dearresto, Miranda deja Francia bajo la identidad alsa de

Gabriel-Edouard Leroux d’Helander, el 11 de enero de

1798.




como Leander (en recuerdo de su hijo Leandro), y un

bergantín de 180 toneladas, armado con 18 cañones.

Tras poner a punto todos los preparativos, el 2 de

ebrero de 1806, zarpó de Nueva York el Leander,

capitaneado por Thomas Lewis y con cerca de 200

hombres reclutados en los Estados Unidos. Entre las

cosas con las que contaba dicha expedición se encon-

traban suministros de guerra e incluso una imprenta,con la cual se pretendía publicar panetos y documentos

revolucionarios.

El 19 de ebrero de 1806 llegó Miranda al puerto de

Jacmel (Haití), donde contaría con una ayuda orecida

por Petión13. Posteriormente, el 12 marzo de 1806 al levaranclas en dicho puerto, ue enarbolado en el Leander

el tricolor Mirandino (amarillo, azul y rojo), el mismo

que años después será declarado como la bandera

nacional de Venezuela. Frente a este pabellón, juraron

Miranda y sus hombres hacer libre a Hispanoamérica

del yugo español.

En Haití las uerzas expedicionarias aumentan con

la adquisición de 2 goletas: Bacchus y Bee. Luego de

esto, el 27 de marzo de 1806 zarpó la expedición y el 9de abril llegó a Aruba para obtener agua y víveres. Por

13 Alexandre Pétion (Anne Alexandre Sabès, Puerto Príncipe, 1770 -1818),militar y político haitiano. En 1791, participó en la revuelta negra contra loscolonizadores, pero, por desacuerdos con François Dominique Toussaint-Louverture, emigró a Francia, desde donde regresó a Haití con la expediciónde Charles-Victor-Emmanuel Leclerc (1801). Luchó contra Toussaint Louverturey Jean Jacques Dessalines, pero en 1802 se pasó al bando insurrecto.Nombrado Primer Presidente de la República en 1807, en 1816 obtuvo elcargo a perpetuidad y promulgó una Constitución. Colaboró con Bolívar yMiranda.




este tiempo, el embajador de España en los Estados

Unidos, el marqués Casa-Irujo, inormó al Gobierno de

Venezuela acerca de las actividades de Miranda y de

sus intenciones de desembarcar en las costas venezolanas.

Inormadas las autoridades de los planes de Miranda,

reuerzan sus ortalezas, milicias y naves de guerra. El

27 de abril cuando la expedición se disponía a realizar

un desembarco nocturno en las playas de Ocumare(Edo. Aragua), una serie de incidentes impidió la

ejecución de esta operación y al amanecer del 28, los

expedicionarios cayeron bajo la acción de 2 buques

españoles, Argos y Ceres, mandados por el teniente

de navío Agustín Blanco.Tras una breve reriega, las uerzas de Blanco

apresaron las 2 goletas de Miranda y tomó prisioneros

a 60 de sus hombres, los cuales ueron trasladados a

Puerto Cabello. Ante este revés, Miranda tomó la

decisión de retirarse con el Leander a Bonaire, de dondepasó a Granada y luego a Barbados. En esta última isla

estableció conversaciones con su gobernador el

contralmirante Alejandro Cochrane, quien le garantizó

auxilios y protección contra el ataque de las uerzas

españolas.El 20 de junio de 1806 salió Miranda de Barbados

rumbo a Trinidad con hombres y buques acilitados

por Cochrane, desde donde zarpó a su vez entre el 23

y el 25 de julio del mismo año hacia Venezuela. En este

nuevo intento de desembarco en territorio venezolano,




contaba con 400 hombres, 5 bergantines, 3 cañoneras

y 2 barcos desarmados.

El 3 de agosto de 1806 desembarcaron en La Vela

de Coro la primera y segunda divisiones, que apoyadas

por el uego de la artillería de los buques, tomaron la

ortaleza y baterías de dicho puerto. A esto siguió la

ocupación de Coro, lo cual se eectuó el día 4 de agosto.

En esta ciudad al igual que en La Vela de Coro, izó

Miranda la bandera tricolor, solicitó la ayuda de Jamaica,

Trinidad y Barbados y trató de ganar la voluntad de los

vecinos de Coro y pueblos cercanos, sin conseguirlo.

Por tal motivo, ante la indierencia de los habitantes

de Coro y el bloqueo de todas las vías hacia la ciudadpor parte de las autoridades realistas, Miranda nal-

mente tomó la decisión de abandonar el territorio

venezolano el 13 de agosto del mismo año.

En cuanto a los prisioneros tomados en la acción de

Ocumare del 28 de abril, 10 ueron ahorcados el 21 de julio de 1806 en Puerto Cabello; mientras los demás

ueron reducidos a prisión en varias ortalezas.




La República vive días azarosos. Hay discordias

internas, racasan muchas medidas económicas como

la del papel moneda, y comienzan las conspiraciones

por el restablecimiento del dominio español. Coro se

levanta, otro tanto lo hace Valencia en julio de 1811.

Contra la sublevación valenciana, el Ejecutivo designa

a Miranda como Jee del Ejército. El alzamiento es

reducido.Al suscribir la Constitución Federal, Miranda expresa

algunas reservas porque la considera poco adecuada a

las circunstancias de la República naciente. La situación

empeora. En 1812, a raíz del terremoto que destruye

buena parte de Caracas y otras ciudades, aumenta laamenaza de insurrecciones, por parte de los españoles

descontentos y de muchas cuadrillas de esclavos de

las haciendas cercanas. Desde Occidente, un arrojado

capitán español, Domingo Monteverde, logra levantar

un ejército que avanza hacia la Capital. Miranda recibe,

entonces, del Ejecutivo Federal poderes dictatoriales,

como Generalísimo, Jee de Tierra y Mar de la Cone-

deración de Venezuela.

Miranda traza su plan de operaciones, conando enque el tiempo le permitirá imponer la disciplina nece-

saria en las bisoñas tropas republicanas, y ver desgastarse

al enemigo, alto de pertrechos y abastecimientos. Pero,

las intrigas de buena parte del mantuanaje criollo, la

oposición que encuentra hacia varias de sus actitudespolíticas, el temor sembrado en la población por el




anatismo religioso, la desorganización e indisciplina

entre las uerzas armadas que le hacen perder princi-

palísimas posiciones como la plaza de Puerto Cabello,

lo llevan a la arriesgada decisión de proponer a su

contendiente español Monteverde la suscripción de

un armisticio y una eventual capitulación. Monteverde,

en realidad, no cumple lo pactado, desata el terror. Un

grupo de patriotas, entre los cuales se cuentan SimónBolívar y Miguel Peña, deciden aprehender a Miranda,

cuando éste se proponía embarcarse para Curazao a

n de organizar la reconquista republicana desde

Cartagena.




Desde el puerto de La Guaira, Miranda ue transportado

al Castillo San Felipe de Puerto Cabello, donde a prin-cipios de 1813 escribe desde su celda un memorial a la

Real Audiencia de Caracas exigiendo el cumplimiento

de la capitulación de San Mateo. El 4 de junio de 1813

es trasladado hacia la ortaleza de El Morro, ubicada en

Puerto Rico y de allí a España, donde es encerrado en

el calabozo del penal de las Cuatro Torres del arsenal de

la Carraca en San Fernando. Allí sólo recibió algunas

noticias y ayuda de algunos amigos. Miranda planea

escapar hacia Gibraltar pero un ataque de apoplejíarustra sus planes y muere, a los 66 años de edad, el 14

de julio de 1816.

Una pintura de óleo, del artista venezolano Arturo

Michelena, de título Miranda en la Carraca, que retrata

al héroe en la cárcel española donde murió. Esta pinturase ha convertido en un símbolo gráco de la historia

venezolana y ha inmortalizado la imagen de Miranda

para las sucesivas generaciones de venezolanos.

En Venezuela se honra con el nombre de Miranda

a distintas avenidas, calles, plazas, autopistas y parques.

últImovIaje delgeneralísImo




Asimismo, lleva su nombre la tercera entidad más

poblada del país, después del Zulia y Caracas, el

Estado Miranda. Hoy, el Pueblo Venezolano, ha reivin-

dicado una vez más su nombre, no solo con avenidas

y entidades, sino retomando sus ideales y pasión

patria, para construir una nación uerte e indepen-

diente, consolidando la hermandad latinoamericana.

Para continuar el proyecto, que un día idearon nuestroslibertadores, y que hoy palpita con gran uerza en el

alma nacional.




Se ha dicho que Francisco de Miranda es para la

eternidad, uno de los precursores más sobresalientesdel concepto de América como unidad, vale decir,

como motor de una unidad de lucha, como elemento

nítido de una estrategia de lucha en el contexto mundial.

Es el primero que logra la perspectiva justa, la visión

exacta y propone un nombre cabal, Colombia, el

continente Colombiano. La razón de su vida: “La Inde-

pendencia y Libertad del Continente Colombiano”

La vida de Francisco Miranda está llena de grandes

hazañas, epopeyas, gestas que lo resaltan como unagran gura no solo en Latinoamérica, sino del mundo.

Miranda es universal y debe ser reconocido como el

Precursor, no sólo de la Independencia, sino de la

Integración de toda América Latina.

Francisco de Miranda ue el hombre, el ciudadano, elmilitar más culto de su tiempo. Formado en sus múltiples

lecturas, en sus viajes, en las experiencias del mundo que

le tocó vivir, orjó los rasgos distintivos de su singular

erudición, percibida y admirada por los personajes que le

conocieron en América del Norte, Europa y Asia.

ImPortancIa del PensamIentode FrancIsco demIranda




No obstante sus aspiraciones, Miranda conocía cuán

diícil signicaba transormar y sustituir los privilegios, las

conusas tradiciones de siglos de dominación, consentidos

por los peninsulares y criollos; que le calicaban de “traidor”

y de “insurgente”; y quienes sabían que él actuaba de ma-

nera constante en el intento de sublevar al Nuevo Mundo,

y que era él quien instruía, propiciaba y dirigía las tentativas

revolucionarias desde México hasta el Río de la Plata.Nadie como Miranda conoció las grandezas y las

miserias de las revoluciones, actor y víctima a la vez de

ellas, y es por ello que reclamó a la Francia: “¿Qué política

es ésta? Ciertamente no puede ser la de la libertad”, cuando

conrontó la injusticia, la opresión, la violencia en la cárcelrevolucionaria. Y cuestionaba: “Seis años de revolución no

excusan ir a buscar en la historia de los pueblos los males

producidos por la conusión de poderes; nosotros hemos

cometido los más horribles crímenes, y hemos surido las

desgracias más inauditas…”.

Era opuesto a la anarquía, al despotismo, al autoritarismo,

contrarios éstos siempre a los derechos ciudadanos, a la

dignidad de la República; proviniesen de un hombre o de

los pueblos mismos; destructores del mérito, de la virtudy de la revolución. En Francia, supo de los atropellos del

terror, y como ueron impropios y aberrantes los excesos

que amparó la venganza, el desquite, el odio empuñando

las armas, escribiendo la ley, dictando el juicio, pronun-

ciando las determinaciones a nombre de la República yla Patria.




Pese a la diversidad de hechos insurreccionales que

se suscitaron en la América colonizada durante los

trescientos años de duro el dominio español, le corres-

ponde a Francisco de Miranda idear la emancipación

de nuestro continente como un todo, asignándole,

incluso, un nuevo nombre: Colombia, nombre que sería

reivindicado por los patriotas, tanto al norte como al

sur de este amplio y variopinto territorio.Ciertamente, Miranda muestra un mejor nivel

teórico respecto a la causa de la independencia de la

América meridional, lo cual le convierte, más que en

un precursor, en el protolíder, como le llamara Alonso

Rumazo González, ya que éste “no anunció a nadie;promovió y organizó una revolución americana, como

creación suya auténtica, diseñada en orma magistral,

haciéndose el líder de su propia orja y luego actuando

dentro de ella al momento de la acción militar”.

Como nadie antes, percibió y desarrolló la posibi-

lidad que América se sacudiera exitosamente el yugo

ibérico, abriéndole nuevas perspectivas a las propuestas

republicanas y de regeneración humana que ya eran

conocidas en su tiempo y que, a partir de entonces,animarían las luchas de los pueblos en todo el mundo

por alcanzar una libertad integral.

La esencia de la Revolución Bolivariana liderada por

el comandante Hugo Chávez se basa en recordar cada

uno de los procesos históricos, culturales y políticosque denieron nuestro presente, hacerlos nuestros,




aprender de ellos y construir los objetivos que nos

planteamos como revolucionarios para consolidar la

unidad de los pueblos del mundo, en unción de erra-

dicar la pobreza, la miseria y alcanzar la libertad de

todo tipo de dominación.




Fuentes:

• ANTEPARA, JOSÉ MARÍA. Miranda y la EmancipaciónSuramericana. Fundación Biblioteca Ayacucho.

Caracas. 2006.

• RUMAZO GONZÁLEZ, ALFONSO. Francisco deMiranda. Protolíder de la Independencia Americana.Biograía. Ediciones de la Presidencia de la Repú-

blica. Caracas. 2006.

• Miranda. Aventurero de la Libertad.En: http://www.ranciscodemiranda.ino/index.htm

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