PERVIVENCIA EN LA MÚSICA TRADICIONAL DE UN INSTRUMENTO MEDIEVAL

LA BANDURRIA ASTURIANA

Junio del 2013 Por Daniel García de la Cuesta

Este texto es un pequeño resumen adaptado y entresacado, por el propio autor, del libro que lleva por título La bandurria y el rabel, publicado en el año 2005, en el que figuran más de 400 ilustraciones. También existe un cd con interpretaciones musicales.

Si alguna persona está interesada en este trabajo puede contactar a través de las señas:

dagarcues@yahoo.es 626 511 863

A pesar del paso del tiempo y de la pérdida de la gente mayor que nos hace de transmisor en la tradición, gracias al trabajo de investigación de campo, hoy en día es todavía posible encontrarse con auténticos tesoros etnográficos que nos unen, en algunas ocasiones, a épocas medievales con poco que miremos. Este es el caso de un instrumento musical de cuerda utilizado en Asturies y llamado bandurria.

No es este el instrumento más popularizado y usado en formaciones como tunas y rondallas, sino otro con forma de 8, que lleva tres cuerdas de tripa frotadas con un arco y que se toca sentado con el entre las piernas.

El estudio sobre la bandurria nos lleva a la vinculación de la aparición de esta tipología de instrumentos a la época del románico gracias a la conservación de diversa iconografía y documentación donde se aprecia su relación ornamental, morfológica, y posiblemente, todavía una manera de interpretar.

De mano, comentar que el nombre de este instrumento dio pie a equívoco, ya que con el mismo nombre se denomina a otro instrumento de cuerda pulsada usado sobre todo en agrupaciones musicales como las ya citadas. Este tipo de instrumentos se hizo tan popular y conocido, en el ámbito que nos rodea, que cuando hablamos de la bandurria, la primera imagen que nos viene a la cabeza es precisamente la del instrumento de doce cuerdas metálicas que se pulsa para hacerlo sonar.

Bandurria punteada y bandurria frotada. Los bandurrieros David Caballín y Antonio Morante

Además, la comparación con otro instrumento de cuerda con el que comparte historia musical, el rabel, sigue generando muchos equívocos.

Lo que en el oriente de Asturies, y también en el occidente de Cantabria, se conoce con el nombre de bandurria, es un instrumento de cuerda frotada con un arco, rabil, o cayáu.

Según los modelos encontrados, hechos en Asturies desde hace unos 150 años, por lo menos, las medidas que tienen los instrumentos estudiados van entre los 50 y 62 cms., de largo por 14 a 22 cms. de ancho, y 6 a 8 de altura.

La cara de atrás de la caja es siempre plana y suele llevar unas tallas con dibujos geométricos, zigzagueados, unos rosetones, cruces, caras, rayas, unos grabados, o se ve el intento de hacerlos, todo al estilo ornamental tradicional en Asturies en muebles, aperos y hórreos, y que nos hace vislumbrar un pasado medieval y su relación con el arte románico solo con verlo.

En esas tallas también suele ponerse información a través de letras o símbolos, de quien es, o era, el artesano o dueño. Algunas bandurrias llevan la fecha de su construcción.

Detalles de bandurrias asturianas

Los intervalos para afinar las cuerdas suelen ser de octava, quinta y cuarta, por ejemplo: Re, La, Re´, o, Re, Sol, Re´, lo que también nos lleva a las formas musicales utilizadas en la música medieval.

El pellejo es elemento imprescindible de la bandurria y cubre la caja de resonancia. Suele ser de cabrito y va asegurado a la caja con unos clavitos de madera llamados también tornos.

Se denomina caballu a una pieza de madera, a manera de puente, donde reposan las cuerdas sobre el pellejo y que sirve para transmitir su vibración al instrumento.

Hay que darse cuenta de que los instrumentos llevan el caballu plano porque se tocan todas las cuerdas al mismo tiempo.

Detalles de caballu y restriellos de bandurrias asturianas

El restriellu es otra pieza muy importante en el estudio del instrumento. Es una pieza de madera o hueso, a la que van las cuerdas y que vale para sujetar y aguantar por la tensión al afinar la bandurria.

Son piezas que, gracias a su talla y diseño, en la mayoría de los casos encontrados son auténticas joyas de arte tradicional.

El restriellu personaliza todavía más cada bandurria y nos proporciona mucha información sobre el instrumento, ya que esta pieza se desarrolla en Europa. De hecho, puede verse en muchos de los instrumentos que aparecen en las manos de músicos en esculturas y dibujos desde el románico.

El rabil es un elemento externo al instrumento, pero imprescindible para hacerlo sonar. Es una varita curva de madera, con un manojo de cadejos, generalmente de cola de caballo, que se sujetan en los extremos. Estos pelos son los que se frotan por las cuerdas y sirven para que suenen al rozar por ellas.

La tensión de estas guedejas la regula con la mano el propio bandurrieru, o bandurriera, a su gusto y dependiendo del toque de cada melodía. Este es otro detalle que nos muestra la antigüedad del uso del instrumento.

Forma de agarrar el rabil de una bandurria asturiana

La posición para tocar una bandurria es sentado y con ella entre las piernas. Esta postura diferencia y extrema este instrumento y sus músicos de otros.

El nombre de bandurria dio lugar a debate por mor de ser este vocablo el mismo con el que se conoce hoy a otro instrumento más popularizado, sobre todo a través de agrupaciones obreras y universitarias desde el comienzo del siglo 20, y también por existir otro instrumento al que se asemeja, llamado rabel, y de utilización esparcida por: Cantabria, LLeón, Palencia, Segovia, Ávila, Toledo, Zamora, Cáceres, Logroño, Soria y otras regiones, lo que dio pie a confusión y a despreciar y dar por erróneo el nombre tradicional de bandurria. El nombre de rabel también trajo equívoco.

La gente que diferencia la bandurria y el rabel en esas poblaciones lo hace, sobre todo, por la forma en que se agarra para tocar y también por la zona donde se toca.

Así llaman rabel, en Reinosa y la zona de Campoo, al instrumento que se toca apoyado en el costado. A este estilo lo denominan campurriano, por territorialidad.

Por otro lado, llaman bandurria al instrumento que se pone entre las piernas, como se hace en la zona de Polaciones, y a ese estilo lo denominan purriegu, por que es el nombre o gentilicio que se da a los habitantes del valle, purriegos.

El bandurrieru asturianu Dani García y el rabelista cántabro Paco Sobaler

La forma en 8 de la bandurria también nos aporta pistas muy importantes de su origen, difusión y relación con instrumentos similares con los que parece compartir historia.

Los instrumentos en forma 8 aparecen en Europa y alrededor del que conocemos por el nombre de organistrum o çinfonía, y va derivando hacia otras formas más pequeñas y fáciles de manejar por los músicos, y que suelen tener tres cuerdas.

El organistrum era un invento que permitía mantener un sonido continuo, o sin fin, en un instrumento de cuerda.

Organistrum en el Salterio Hunterian, 1170

Detalles instrumentos en Chartres, 1220 y Compostela, 1181

Detalles iconográficos a tener muy en cuenta, son los que proporcionan los manuscritos llamados Beatos, gracias a su primer autor Beato de Liébana.

Detalles Beato Emilianense, 930, y Cardeña, 1175

La nickelharpa, que aparece representada en el siglo 14, sería otro de estos instrumentos a modo de variante del organistrum. Se conservó su uso en las tierras del norte de Europa.

Detalles de nyckelharpa, Kallunge, 1350

El organistrum, algunas de las fídulas medievales, las zanfonías, el dulcimer o espineta de Les Vosges, la nickelharpa y la bandurria, conservan esa forma en 8 y un estilo de interpretar música que mantiene el uso de una o más cuerdas que dan un sonido de bordón. Lo que asegura el origen europeo de la bandurria, en contrapunto musical al estilo de la música oriental, donde el gusto musical no concibe el sonido a bordón. La imagen más antigua es del año 1109.El arco utilizado tiene un largo muy parecido al usado en las bandurrias asturianas.

Detalles del Salterio Hunterian, 1170, Salterio Dijon, 1109, Pórtico Compostela, 1181

Capitel Boscherville 1200?, Colegiata Toro, 1200?

En cuanto al vocablo rabil pienso que se entremezcló desde antiguo el vocablo rabé y rabel, por su semejanza y por aplicarse a un instrumento musical parecido, por lo que entonces, el vocablo rabel sería latino, y creo que este vocablo se deriva de rabo. Vocablo que Joan Coromines cree probable derive del Latín rapum, en Griego raphos, que quiere decir nabo, y que haría referencia a las hojas que le salen a este tubérculo en forma de cola.

Existen más connotaciones entre estos instrumentos y los utilizados todavía en nuestro tiempo entre otras culturas, y esto se relata en el trabajo comentado al inicio del texto, al igual que se amplía la información aquí muy resumida por cuestión de espacio.

Se mantuvo pues, vivo hasta nuestros días, un instrumento de claro uso medieval y que continúa entre nosotros gracias a su utilización de forma tradicional en Asturies y Cantabria.