PESCA TOTAL 1ra. Revista digital de Pesca, Caza, Camping y Aventuras

Año I No 5 Diciembre 2006 DISTRIBUCIÓN GRATUITA VIA MAIL

TECNICA: LA CAÑA Y EL REEL DE PESCA COMO FUNCIONA EL GPS

E L C U C H I L L O B O W I E

CUENTOS DE FOGÓN

PESCA: BOGAS TARARIRAS

Iniciamos el último mes del año dejando atrás encuentros y desencuentros, logros y fra-casos y entramos en el tiempo de valorar cada uno de ellos en su justa medida. Encuentros y logros serán motivo de festejo, pero seguramente aprenderemos mu-cho más de los fracasos y desencuentros. Son estos los que nos señalan cual es el camino a transitar cuando somos lo suficiente-mente inteligentes como para aprender a le-vantarnos de cada caída. Muchos han sido nuestros tropiezos, y más aún nuestros fracasos. Pesca Total es el fruto de haber aprendi-do de ellos y lograr un producto que esté al alcance de todo aquel que quiera recibirlo, independientemente de su condición, credo o raza, y cuyo único requisito sea el amor a la naturaleza y las actividades al aire libre. Parece paradójica esta afirmación para nosotros que estamos detrás de un compu-tador expresando estos conceptos. Pero el po-der trasmitir a la gran legión de amigos que se han sumado al proyecto nuestras propias y ajenas vivencias en este sentido, nos hace in-mensamente felices. Es nuestro deseo que esa felicidad pue-da ser trasmitida a todos ustedes, sin los cua-les no existiríamos, deseándoles un muy buen fin de año y un comienzo lleno de prosperi-dad. Y es nuestro compromiso superarnos para lograr un material de excelente calidad que llegue a manos de todos ustedes con me-jores notas, mejores fotografías, y sobre todo mejor información para el disfrute total de nuestro “deporte ciencia” HASTA EL AÑO QUE VIENE AMIGOS

Pesca Total es una revista digital mensual que se distr ibuye vía mail. Las notas fir ma-das no reflejan necesariamente la opinión de la editorial, por lo tanto, corren por cuenta ex-clusiva de sus autores. Colaboran en este número: R. Tagle; Prefectura de Canelones; Carlos Damiano; Fernando Sosa; Alberto Zanelli; Andrés Almansa; Ricardo Facini; Raúl Bove Dirección, Edición y Redactor Responsable Raúl Bove

Fe de erratas: En el número anterior. donde dice: Nro. 4 Octubre de 2006; debe decir: Nro. 4 Noviembre de 2006

Una aventura soñada

Por Carlos Damiano

La Caña y el Reel de Pesca

Por Raúl bove

Conociendo Nuestras

Especies

Escala Fuerza del Viento

Los Cuchillos Bowie

Por Alberto Zanelli

Como funciona el GPS

Por Raúl Bove

Náutica

Por R. Tagle

Cuentos de Fogón

Por Ricardo Facini

Llegamos al lugar de pesca en un arro-yo que desemboca en el Río Negro al puerto dónde acampó la “Barra” el segundo año. Mario Salomone, Alejandro Armendano, Miguel Rodríguez, Freddy Osorio, Martín Osorio, Juan Varela y Carlos Damiano (en adelante este humilde servidor); justo a tiempo para poder armar las carpas en el lu-gar que usaban como garaje, poner lonas arriba de las mismas, juntar un poco de leña y taparla con la lona del bote, armar la coci-na en el mismo lugar contra las pajas y bajo los pocos árboles que hay, y meter todo adentro, echar el bote al agua, abrir las sillas, poner las cartas arriba de la mesa, poner hie-lo en una conservadora más chica, traer la botella del amarillito allí cerquita, preparar algo para comer. Y ahí zás!... atrás de todo lo negro y amenazante que estaba el cielo, aparecieron las primeras gotas. Empezó a llover. Caían pingüinos de punta. Al pobre San Pedro se le cayeron hasta los baldes del agua, y nosotros ahí, firmes, aguantando el chaparrón que duró como tres o cuatro ho-ras. Pero no importó. Seguimos con la tarea del truco. Le agregamos unos cortes de le-chón al horno, un poco de queso, dulce de higo y manzanas de postre, pero eso sí, nun-ca dejamos la tarea de la mesa de truco, cuentos, versos, mentiras, discusiones sin sentido y alguna que otra yerba parecida. Creo que por allá como a las cuatro de la tarde (la verdad que ni idea de la hora) resolvimos salir a pescar, después de sacar el agua del bote, pero eso sí, con equipo de llu-via puesto ya que todavía caía más de una gota de a ratos, salimos con Alejo de chofer como siempre, Juan Varela, Freddy Osorio y este humilde servidor. Martín un poco enfer-mo se tuvo que quedar y Mario con Miguel se fueron a pescar de costa. Les cuento que hay una bajante bárbara. Dónde acampamos la última vez falta casi metro y medio o me-tro ochenta de agua.

Empezamos “troleando” con tres lí-neas. Del lugar que echamos el bote al agua, hasta unos 100 metros para la desembocadu-ra sentí que una vez más había pinchado una piedra del fondo. Mas, a los diez segundo sentí que se movía la línea, entonces me dí cuenta que era un pique y que tenía algo prendido. La afirmé un poco más y la empe-cé a traer. Allí no más me empezaron a de-cir: -cuando no!, tenía que ser el suertudo de Damiano (o Carlitos, dándole un poco más de cariño a la afirmación) o algunos adjeti-vos algo más violentos como “tarrudo” o “el nnnnn de siempre”, etc. Fue entonces que le comenté a Alejo que me parecía buena porque venía por aba-jo y hacía una fuerza bárbara. Cuando estaba a unos 12 o 15 metros del bote, los compa-

Por Carlos Damiano

ñeros se empezaron a poner nerviosos y em-pezaron a decir: -dále, dejate de joder, hacela saltar así la vemos; no boludees que la vas a perder. Dichos a los que agregaron al-gunos más que no se pueden escribir por eso del “horario de protección al menor”. Fue entonces que se produjo el pri-mer encuentro. Cuan-do empezó a asomar fuera del agua, me em-pecé a poner un poco nervioso. No me al-canzaban los lentes debajo de la visera del gorro. Los que la vieron al igual que yo coincidíamos en que se trataba de una tarari-ra de buen porte. Comenzó la discusión. Alejo decía que era grande, que era machaza y que le hiciera sentir quién mandaba. La verdad que a partir de ese momento empecé a dudar de quién era el que estaba mandan-do. Le calcularon cuatro o cinco kilos, yo le daba casi seis. Entablé una lucha sin pausas de ocho o diez minutos o alguno más. La verdad que no lo recuerdo muy bien. Me quería parar en el asiento como tengo la costumbre de ha-cerlo siempre, pero con las botas y el equipo de lluvia, más un poco de barro, la cosa esta-ba complicada. Patinaba como loco y “la muchacha” no me dejaba afirmar. Me empe-cé a enojar, entonces como buen integrante de la querida barra “Las Tres Tarariras”, no me dejé impresionar. Haciendo relucir todo mi oficio de excelentes pescador (modestia aparte), calcé la bota contra la baranda del bote y le hice sentir quién era el más guapo en esa lucha. Entonces ella respondió y se empezó a llevar el bote hacia la derecha, ha-cia la izquierda, hacia delante. Fue allí que con la astucia de años de pesca, primero le aflojé un poco la estrella para no exponer el monofilamenta 0.4 de la afamada marca “Super Raiglon” a la rotura y se me tranqui-lizó un poco. Paso seguido empecé a cerrar un poco más la estrella y la afirmé cada vez más para arrimarla a bote con la intención de hacerla entrar al copo y terminar de una bue-

na vez por todas esa relación de tire y afloje que tenía con “la muchacha”. Cuando la vi-mos nos sorprendimos todos. Era enorme, pero estaba entregada. Había sentido el rigor de un guapo de “Las Tres Tarariras”, con la mística de los Guarnieri, los Telita Santana, El Tito Mañana o el viejo y querido Pepe Armendano. Después de varios paseos para acá y para allá logramos meterla adentro del copo, bueno, la verdad que quedó casi la mitad afuera y gracias a la destreza de manejo de este artefacto por parte de Alejo, logramos subirla a nuestra querida embarcación. Se había tragado en forma íntegra un señuelo de la marca “SENA” modelo “EIGTH” número dos, que es conocido por nosotros vulgar-mente como el “ojón grande”, de colores rojo y amarillo, regalo de devolución del amigo “Chuqui de Canelones” por haberme perdido un señuelo en el “Salsipuedes”. Tan así fue que le saque el estómago para la gar-ganta y uno de los triples se le metió en la carretilla hasta el hueso marchando a la “B”. Ya era nuestra. Imagínese la alegría de los integrantes del equipo del bote. Alejo decía que él era como siempre el mejor chofer de la barra (de lo que nadie duda), Freddy y Juan continuaban alabando mi suerte califi-cándola cada vez mejor. Yo no salía de mi asombro. Nunca había visto algo así de grande. Sacamos una de las maromas, le ase-guramos la carretilla, le metimos el estóma-go con el mango del copo al lugar original y procedimos a pesaje con la balanza de siem-

pre. Mientras apostábamos a cuál era el peso del “monstruo” tirando números aproximados, llegó nuestra gran sorpresa. La balanza acusó nueve kilos justos. El tamaño de grueso al medio como un balde negro de construcción aplastado y el largo de un metro acusó ese peso. Queridos lectores, suéñenla, que todos tienen derecho a hacerlo, cierren los ojos y hagan de cuenta que fueron ustedes los que la pescaron. Tal vez lleguen a sentir la misma sensación indescriptible que yo sentí al momento de su captura. Hasta la próxima aventura. P.T

LENGUADO CON SALSA DE MEJILLONES Ingredientes: 500 gr. De mejillones 1 100 ml. de vino blanco 4 cucharadas de agua 2 hojas de laurel sal, pimienta, ½ cucharadita de pimentón 1 paquete de filetes de lenguado 40 gr. De mantequilla

1 Cebolla 2 diente de ajo 2 Morrones rojos 1 cucharada de harina 1 lata de arvejas 1 cucharadita de tomate concentrado 3 tomates 8 aceitunas negras sin carozo

Perejil 1º )- Descongelar los lenguados (si lo están) y colocar los en una fuente de vidr io unta-da en mantequilla. 2º)- Derretir en un sar tén el resto de la mantequilla (o aceite de oliva), cocinar un poco la cebolla cortada en rodajas finas, el ajo, los morrones durante 8 –10 minutos a fuego lento. Alejar del fuego y agregarle la harina, el tomate concentrado y las arvejas. Agregar 2 decili-tros de caldo de cualquier cosa y llevar lentamente a la ebullición. 3º)- Agregar los tomates pelados y cor tados en trozos chicos, las aceitunas y los me-jillones sin cáscara. 4º)- Ver ter la mezcla encima de los lenguados en la fuente de vidr io y cocer a fuego moderado (170º) durante 35 minutos. Retirar del fuego y agregar mejillones con cáscara (optativo) el perejil picado y servir. Se les pueden agregar almejas, berberechos etc.

Hace un tiempo tuve la oportunidad en casa de un amigo de ver una caña de bambú re-construido que había per-tenecido a su abuelo. Es-tas cañas unos cincuenta años atrás llevaban la de-lantera ante las tradicio-nales tacuaras o las im-portadas “caligüe”. Pesadas, casi todas ellas con mangos de ma-dera dura, pasahilos y punteros de acero sujetos mediante empatille de hilo y barniz, con tubos metálicos en las de más de un tramo, pertenecen a nuestro mejor recuerdo de una época de abun-dante pesca. Hoy día los mate-riales sintéticos han des-plazado a las fibras natu-rales. La fibra de vidrio, el grafito, el carbono y últimamente del kevlar, le dan a esta herramienta

del pescador mas elasticidad y mayor poten-cia. Los pasahilos y punteros suelen ser de porcelana fundida, teflón u otros materiales resistentes al roce de los monofilamentos e incluso de los multifilamentos. Estos últimos no se parecen en nada a aquellos confeccionados con crines de caba-llo u otros materiales comos los bramantes de lino y la seda cruda, o aún de el hilo de nylon que usábamos hace apenas 10 años con resistencias muy inferiores a los actua-les. Un monofilamento actual de buena cali-dad de 0.20 mm. puede tener la misma resis-tencia que aquellos de 0.60 mm. Los encon-tramos con memoria, sin memoria, flooting, flourescentes, en variados colores. Sin embargo no son estos elementos

los que revolucionaron la pesca deportiva. Sin duda el reel, capaz de albergar ma-yor cantidad de nylon, con mejor ajuste de estrella, mayor cantidad de rulemanes y me-jor recuperación, facilitando el lanzamiento del aparejo cada vez más lejos en distancias que antes parecían insólitas, es el que ma-yormente contribuyó a esta revolución. Normalmente el aficionado se inicia con un equipo en desuso regalado por un familiar o amigo o uno prestado. Cuando llega el momento de adquirir su propio equipo se encuentra en el mercado

El reel es el elemento más evolucionado en los últimos tiempos. Desde aquellos viejos PEEN 085 a los sofisticados con ru-lemanes hasta en la manija; existe un avance sumamente importante de inge-niería.

Por Raúl Bove

con un variedad increíble de ofer-tas de carretes y cañas. La elección deberá estar en el cri-terio de cada uno aplicado a la mo-dalidad de pesca que se quiera rea-lizar. No podremos adquirir una caña de 3.90 metros para una pesca de embarque, como tampoco no nos podrá servir una de 2.10 me-tros para lances de 100 metros o más. Lo aconsejable es elegir la caña para la modalidad de pesca. Esta puede ser de acción de pun-ta, media o total. Personalmente nosotros siempre nos inclinamos por las de acción de punta o me-dia. Seguidamente debemos pen-sar para qué tipo de peces será dirigida la pesca y de acuerdo a la resistencia que generalmente se mide en libras, sabremos has-ta que cantidad de plomo la po-dremos cargar al momento del lance. Cuanto más larga es la ca-ña más difícil es de manejar, por lo que para surfcasting 3.90 me-tros es un buen tamaño y 2.10 metros como máximo para em-barque es suficiente. La elección del carrete resulta más sencilla una vez que definamos si preferimos los de tipo frontal o rotativo. Uno u otro va ligado a la caña. No es igual una caña para uno u otro, los parámetros de selección si son iguales. Deberá ser ligero, admitir al menos cien metros de nylon del 0.30mm, presentar una buena respuesta de estrella y una recuperación rápida. Lo ideal es tal cual pregonamos siempre alcanzar “el equilibrio perfecto”. Esto no es más que nuestro equipo de pesca se transforme en una prolongación de nuestro cuerpo. Solo la profundización y la práctica podrán dar al novel aficionado la técnica y adecuación a los distintos tipos de pesca, pero para empezar lo fundamental es el dominio del lance y el clava-do que seguramente serán temas de próximas notas. P:T

Las diferentes acciones de una caña La figura A es la curvatura de una caña de acción rápi-da, llamada de punta. La figura B muestra una acción más rápida o semipara-bólica. La caña se curva mucho más, casi a la mitad. La figura C muestra un curvatura que se trasmite a los dos tercios de la longitud de la caña (acción parabóli-ca). En la figura D, se curva la caña entera. Es una acción parabólica lenta.

Orden Squatiniformes Compagno, 1973 Familia Squatinidae Bonaparte, 1838 Género y especie Squatina guggenheim Marini, 1936 Nombres comunes: Angelito (Español -Uruguay-); Pez ángel (Español -Argentina-); Cação-anjo (Portugués -Brasil-); Angelote ar-gentino (Español -FAO-); Argentine angelshark (Inglés -FAO-); Ange de mer argentin (Francés -FAO-). Descripción: cuerpo deprimido y mo-deradamente delgado. Apéndices anteriores nasales simples, de borde liso y con las barbillas externa e interna en forma de espátula. Pliegues dérmicos laterales de la cabeza sin lóbulos trian-gulares. Porcentualmente, la distancia entre el ojo y el espiráculo es 1,5 veces el diámetro hori-zontal del ojo y aproximadamente 1/3 de la dis-tancia interocular. La fórmula dentaria varía de 9 a 11/10 a12 dientes en cada hemimandíbula, siendo 10/10 lo más común. Aletas dorsales triangulares, con vértices amplios y redondea-dos; origen de la primera dorsal por detrás del extremo posterior de las pélvicas. Aletas pecto-rales moderadamente anchas, con el extremo posterior amplio y redondeado o subangular; margen anterior externo de la pectoral ligera-mente convexo; margen posterior externo de la pectoral cóncavo; extremo posterior de la pecto-ral más próximo al origen de las pélvicas que al ángulo externo de las mismas. El diámetro ma-

yor de la pectoral representa el 30,7% (29,9 a 31,8) del largo total. Lóbulo superior de la cau-dal triangular, con su ápice amplio y redondea-do; el lóbulo inferior es verticalmente trunco. Presenta seis grupos de espinas robustas dis-puestas en forma simétrica en la superficie dor-sal de la cabeza; dos de ellos próximos a la lí-nea media y al ápice del hocico; dos frente a los ojos y dos por detrás de los ojos. Con un par de pequeñas espinas entre los espiráculos. Dientes puntiagudos, con cúspides estrechas y cónicas, y base ancha y expandida. Superficie ventral del cuerpo con dentículos dérmicos en la cola y en los márgenes externos de las aletas pares; la cabeza está desprovista de ellos y en las áreas restantes existe una variación considerable en la distribución de los mismos (Vooren & Silva, 1991). Reconocimiento: con una serie de es-pinas o tubérculos mediodorsales. El diámetro mayor de la pectoral representa de 30 a 32% del largo total; extremo posterior de la pectoral más próximo al origen de las pélvicas que al ángulo externo de las mismas. La hembra posee un sólo ovario funcional. Color: superficie dorsal color marrón oscuro uniforme o canela, con puntos oscuros difusos, a veces dispuestos en forma radial; los especímenes menores de 40 cm de largo total presentan tres bandas oscuras y difusas sobre la cola o próximas a la base de la misma, y una delante de la base de cada dorsal. Estas bandas se vuelven menos notorias en los especímenes

de mayor porte. Superficie ventral blanco amarillenta. Talla: la talla máxima alcanza los 95 cm de largo total (Vooren & Silva, 1991). Distribución: Atlántico sudoccidental; desde el sur de Brasil (al menos 31º 22' S), Uru-guay, hasta Argentina (Vooren & Silva, 1991). Hábitat: ocurre en aguas templadas y subtropicales, sobre la plataforma continental y el talud, próxima o sobre el fondo. El rango principal de profundidades que habita oscila entre los 10 y al menos 80 m, con temperaturas comprendidas entre los 10º y 22ºC (Vooren & Silva, 1991). Reproducción: ovovivíparos; con 3 a 8 crías por preñez, siendo 5 a 6 lo más común. Las crías miden aproximadamente 25 cm al nacer. La talla de madurez sexual se estima en 75 cm. Las hembras poseen un sólo ovario (izquierdo) funcional (Vooren & Silva, 1991). El útero actúa a modo de cámara incubatriz, existiendo incluso intercambio de agua marina (González, 1994). Alimentación: este predador de fondo aguarda tendido inmóvil y semienterrado en la arena o fango a la espera de las presas que pasan próximas a su boca. Esta técnica de captura pro-puesta por Rhan & Yesaki (1976), que explica la posición terminal de la boca, ha sido confirmada por observaciones en acuario (Vooren, sin publicar). En la dieta de esta especie se encuentran con igual frecuencia peces demersales y camarones (Vooren & Silva, 1991). Importancia económica: capturada en forma incidental en la pesca al arrastre de len-guado, comenzó a ser objeto de pesquerías dirigidas a partir de 1996; es comercializado para su consumo en fresco o seco y salado (bacalao criollo). Se exporta principalmente a Brasil. Pesca: principalmente con red de arrastre de fondo; también con red de enmalle. Referencias zonales: Vooren & Silva, 1991; González, 1994; Sunye & Vooren, 1996; Me-neses & Paesch, 1999. Fuente página WEB DINARA Información preparada por: Pablo Meneses.

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Otra vez nos encontramos aquí, ha-ciendo historia en nuestra primer revista di-gital de vida al aire libre que nos da la opor-tunidad de compartir con mis compañeros de “fogón virtual” las situaciones históricas que forjaron nuestra civilización. CIVILIZACIÓN. ¡Que palabra! Pa-ra mi una de esas palabras antagónicas que quiere hacernos creer exactamente lo contra-rio de lo que en realidad es. Bueno, pero eso es tema para otros termos y varias cebaduras. Lo que quiero compartir con ustedes hoy es una de esas historias antagónicas en que nos quieren ha-cer creer una cosa para encubrir otras. Comencemos con una parte de la his-toria que nos cuenta la romántica zaga de los héroes norteamericanos que defendieron El Álamo. Gente común que se convertiría en patriotas del más alto nivel al morir por de-fender sus americanos ideales. Jim Bowie fue uno de ellos, famoso por sus duelos a cuchillo. La historia lo pinta como el joven que vino de Inglaterra a hacer su América junto a su hermano Rezin, desa-rrollando actividades en Tennessee, Louisia-na, Mississippi y Texas. La forma del famoso primer cuchillo en cuestión y los que mandaron a fabricar estos hermanos siguen siendo un misterio. Sabemos que se trataba de piezas de gran porte, con defensas dobles, con hojas de más de 18 centímetros y de un espesor interesante. Podríamos dividirlos en dos grandes familias: Una los que llevan un corte o clip cer-cano al extremo punzante; otra los de lomo casi recto hacia dónde asciende la curva del filo hasta encontrarse con la punta, con los de lomo con un gran rebaje curvo ascenden-te que puede abarcar la mitad o más de éste, dándole su forma característica. Hasta aquí el folklore, pero viene la segunda parte: La realidad es que Bowie no fue mu-cho más que un cuchillero pendenciero de

mala muerte. Poco después de la guerra de 1812, con su hermano Rezin, entró en el negocio de tráfico de esclavos con el pirata Jean La-fitte. En los años 20 del siglo XIX utilizaron sus beneficios del tráfico de esclavos para comenzar con la especulación con bienes raíces y terminaron por establecer una plan-tación de azúcar usando trabajo esclavo en Louisiana. Diez años más tarde vendieron ese ne-gocio, y los ochenta y dos esclavos que tra-bajaban en él por 90.000 dólares; una verda-dera fortuna para la época. Bowie tomó su parte de las ganancias y se fue a Texas para unirse al grupo de co-lonos anglo-estadounidenses de Stephen F. Austín. Se involucró en un plan para adquirir fraudulentamente concesiones de tierras del

gobierno mexicano y terminó por acumular miles de acres. Cuando amenazó la crisis entre la co-lonia anglo-estadounidense y el gobierno mexicano, Bowie se unió al Partido de la guerra de William Travis; un grupo que no aceptaba conciliación alguna con el gobierno mexicano y se dedicaba a la creación de una “República de Texas”. La República de Texas fue un engen-dro natural de la colonia de Austín que llevó la esclavitud a suelo mexicano en 1821. En 1825, un veinticinco por ciento de la pobla-ción de la colonia de Austín eran esclavos y en 1836 había 5000 esclavos. James S. Mayfield, que después fue Secretario de Estado para la República de Texas, declaró que la verdadera política y prosperidad de este país (Texas) dependen del mantenimiento de la esclavitud. Como todos los dueños de plantaciones del sur, estos anglo-texanos tenían un plan para su propia prosperidad basado en el trabajo gratuito de esclavos. Sin embargo, el proble-ma que se presentaba a los dueños de escla-vos era que el joven gobierno nacional de Ciudad de México amenazaba con restringir o abolir la esclavitud en suelo mexicano. Así que los colonos de Texas organi-zaron una convención en marzo de 1836 pa-

ra establecer los temas por los que se enfren-tarían al gobierno mexicano. En un período de dos semanas adopta-ron una declaración de independencia de México. Declararon una republica y produ-jeron una constitución para esa república. Toda esta actividad ocurrió durante el sitio al El Álamo. Los defensores de El Álamo combatie-ron y murieron por la constitución de la Re-publica de Texas, la que declaró en sus sec-ciones 6, 9 y 10: Todas las personas blancas libres que emigren a la Republica tendrán derecho a todos los privilegios de la ciudadanía. Todas las personas de color que fue-ron esclavos de por vida antes de su emi-gración a Texas, y que ahora están en ser-vidumbre vitalicia, continuarán en el mis-mo estado de servidumbre. El Congreso (de Texas) no aprobará leyes que prohíban que emigrantes de Esta-dos Unidos de América traigan consigo a sus esclavos a la República. El Congreso no tendrá poder para emancipar esclavos, ni se permitirá a nin-gún dueño de esclavos que emancipe a sus esclavos, ni se permitirá que personas li-bres de origen africano total o parcial, pue-dan residir permanentemente en la Repú-

Esta es una copia hecha por Joe Keeslar de un original de dudosa procedencia adqui-rido por el coleccionista , artesano y escritor argentino, Abel Domenech, .Junto a él una réplica a escala de la iglesia hecha fuerte en la "República de Texas"

blica sin la aprobación del Congreso. Todas las perso-nas (con la excepción de africanos o descendien-tes de africanos e in-dios) que residan en Te-xas al día de la Declara-ción de Independencia, serán consideradas ciu-dadanos de la República y tendrán derecho a to-dos los privilegios de estos. Según los historia-dores que han tenido ac-ceso a diarios personales de época, Jim Bowie mo-ría horas antes de la bata-lla víctima del tifus o la tuberculosis, esté último detalle todavía es cuestión de debates. Contrariamente a la mitología popular y a la espuria historia de la ficción cinematográ-fica del Hombre Blanco, la histo-ria de El Álamo no es la historia de un combate por la libertad. Es la historia de una lucha por la esclavitud. Es impor-tante que consi-deremos hones-tamente estas mitologías cultu-rales e históricas para poder aprender de ellas. Al perpe-tuar los antiguos mitos, creamos una plataforma estancada y peli-grosa que impi-de el crecimiento cultural y artístico como sociedad… ¿civilizada? Perdón por la extensión, es que a veces mientras amargueamos me sale el historiador filósofo y por un cuchillo me voy a la pequeña canastilla que se encontraba en lo alto de los mástiles de las carabelas. Gracias por dejarme compartir con ustedes un rato que nos permite evadirnos de los problemas cotidianos y por favor, olvidemos El Álamo tal como es mostrado en las pelícu-las, pero no olvidemos jamás lo que realmente ocurrió.

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A modo de relevamiento de las espe-cies que habitan el hermoso río que da nom-bre a nuestro país en su margen superior, al norte, queremos referirnos a una de las espe-cies más esquivas, más combativas y más emocionantes para pescar en épocas estiva-les. Cuando llegan los meses de septiembre y el sol comienza a elevar la temperatura de las aguas del río, comienza el derrotero río arriba de la especie, en busca del tan espera-do desove que realiza mayormente en la zo-na de Salto, por efecto directo de esa gigan-tesca muralla creada por la mano del hombre atravesando el río, llamada obra binacional hidroeléctrica de Salto Grande, que corta bruscamente el viaje río arriba al que nos referíamos anteriormente. Si bien existen pruebas de que un nú-mero muy inferior de individuos al que se esperaba logra superar el escollo mediante la “exclusa de Peces” que es un modo de gran ascensor que por medio de luces se los guía a una salida río arriba de la represa para así llegar al inmenso lago que esta forma, la ma-yoría queda a los pies de esta muralla. Refiriéndome directamente al releva-miento antes citado debe decir que teniendo

en cuenta la barrera que encuentra la boga a su paso y la existencia de un club de pesca-dores en la ribera argentina, lindando sobre los limites terrestres de la represa y el afán de dicho club que se ha propuesto hace años lograr un evento internacional de la pesca de la boga, que organizan a mediados del mes de febrero de cada año, es que el paso del tiempo y por la acción de dichos pescadores que sistemáticamente cada año y durante muchos meses “ceban” la zona con maíz y por el fondo característico del río que es de

piedras y pedregullo fino han hecho que esta zona se convierta en el “paraíso de la Boga”. Pasando directamente a las técnicas de pesca se debe decir que de los hermanos Ar-gentinos tenemos muchísimo que aprender, ya que nos llevan la delantera en cuanto a pesca de bogas se refiere. Usan varios tipos de aparejos, pero el que mejor resultados da, está muy bien co-piado hasta en el mínimo detalle. Solamente el que ha pasado mañanas y tardes enteras de sol picante y sin siquiera moverse en la lancha, separados de un par de metros entre embarcación y embarcación y ver que el de al lado levanta hermosos ejem-plares que van de los dos a los cuatro kilos de peso y nosotros no levantar absolutamen-te nada, hace que se agudice la vista y tratar de copiar hasta en los más insignificantes detalles sus aparejos. Los pescadores argen-

Paraíso de

las Por Fernando Sosa

Esquiva; aguerrida; combativa, tenaz contrincante; son algunos de los adjetivos que definen a esta especie; a nuestro gusto tras el dorado la más deportiva para nuestra diversión

tinos acostumbran usar como carnada indefectiblemente maíz, que remojan en agua un día antes, lo hierven con un poco de vainilla, y lo llevan en la embarcación en grandes cantida-des, porque a medida que van pescando lo utilizan para cebar al cardume. La boga es sin duda tras el dorado, el pez de agua dulce que mayor pelea ofrece al momento de su captura. Aun desangrando continúa con su pelea franca llena de corridas y cabeceos. Este comportamiento, aprovechado con los equipos adecuados nos puede brindar una de las emociones mayores. Para quien conoce esta pesca, es tiempo de practicarla. Las grandes bogas de Salto los están esperando. Los que nunca la practicaron deberán afinar toda su técnica para así poder detec-tar en el momento preciso el sutil pique de esta especie. Les estamos dando en esta nota la punta de la madeja para una pesca exitosa. La práctica, la observación en el lugar, será el complemento necesario para llegar a dominar la captura de la boga. P.T Base corrediza para BOGA Se puede agregar un segundo anzuelo a 50 o 60cms. en sustitución del tope Tope = Perla con nudo corredizo.

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Podemos resumir el funcionamiento del GPS en cinco pasos lógicos. A saber: 1. Triangulación.- La base del GPS es la “triangulación” desde los satélites. 2. Distancias.- Para “triangular” el receptor del GPS mide distancias utilizando el tiempo de viaje de señales de radio. 3. Tiempo.- Para medir el tiempo de viaje de esta señales, el GPS necesita un control muy estricto del tiempo y lo logra con ciertos trucos. 4. Posición.- Además de la distancia, el GPS necesita conocer exactamente donde se encuentran los satélites en el espacio. Or-bitas de mucha altura y cuidadoso monito-reo, le permiten hacerlo. 5. Corrección.- Finalmente el GPS debe corregir cualquier demora en el tiempo de viaje de la señal que esta pueda sufrir mientras atraviesa la atmósfera. Paso 1: La Triangulación desde los satélites. Para lograr triangulación el GPS debe ser capaz de ubicar y utilizar los satélites en el espacio, transformándose estos como pun-tos de referencia para ubicaciones aquí en la Tierra. Esta ubicación se logra me-diante una muy exacta medición de nuestra distancia hacia al menos tres satélites, lo que permite “triangular” nuestra posición en cualquier parte de la tierra. Resumiendo: 1.- Nuestra posición se calcula en base a la medición de las distancia a los satélites. 2.- Matemáticamente se necesitan cua-tro mediciones de distancia a los satélites para determinar la posición exacta. 3.- En la práctica se resuelve nuestra posición con solo tres mediciones si utiliza-mos ciertos trucos. 4.- Se requiere de todos modos una cuarta medición por razones técnicas que veremos más adelante.

Paso 2: Midiendo las distancias a los satélites. Concluimos entonces en que la posi-ción se calcula a partir de la medición de la distancia hasta por lo menos tres satélites. Para medir la distancia hacia algo que está flotando en algún lugar en el espacio, lo hacemos midiendo el tiempo que tarda una seña emitida por el satélite en llegar hasta nuestro receptor de GPS. Sabemos que una señal de radio viaja a la velocidad de la luz, alrededor de 300.000 KM. por segundo. Si: velocidad X tiempo= distancia, el problema está solucionado. No entraremos en detalle de cómo nuestro GPS puede tomar en cuenta períodos tan cortos de tiempo, dada la alta velocidad de propagación, para los cálculos, lo funda-mental es tener claro el concepto. Resumiendo: 1.- La distancia al satélite se determina midiendo el tiempo que tarde una señal de radio, emitida por el mismo, en alcanzar nuestro receptor de GPS. 2.- Para efectuar dicha medición asu-mimos que ambos, nuestro GPS y el satéli-te , están generando el mismo Código Pseu-dos Aleatorio en exactamente el mismo mo-mento. Es decir en “criollo” ambos hablan el mismo idioma. 3.- Comparando cuanto retardo existe entre la llegado del Código proveniente del satélite y la generación del Código en nues-tro GPS, podemos determinar cuanto tiempo le llevó a dicha señal llegar hasta nosotros. 4.- Multiplicando dicho tiempo de via-je por la velocidad de la luz obtenemos la distancia al satélite. Paso 3: Control perfecto del tiempo Si la medición del tiempo de viaje de una señal de radio es la clave para el GPS, los relojes que empleamos deben ser exactí-simos, dado que si miden con un desvío de un milésimo de segundo a la velocidad de la luz, ello se traduce en un error de 300 km. Por el lado de los satélites, la medición

Por Raúl Bove

del tiempo es casi perfecta porque están equipados con relojes atómicos de in-creíble precisión. Si tanto el satélite como el GPS deben ser capaces de sincronizas sus Código de Pseudos Aleatorios para que el sistema funcione, deducimos que también este último tendría que estar equipado con un reloj atómico. Esta tec-nología está cercana a un costo cercano a los 50 o 100.000 dólares por lo que su aplicación sería imposible. Para suerte del sistema, los dise-ñadores encontraron una brillante solu-ción que nos permite resolver el proble-ma con relojes mucho menos precisos. El secreto para obtener un timing tan perfecto es efectuar una medición sateli-tal adicional. Si tres mediciones perfectas pue-den posicionar un punto en un espacio tridimensional, cuatro mediciones im-perfectas pueden lograr el mismo resul-tado. Resumiendo: 1.- Un timing muy preciso es cla-ve para medir la distancia a los satélites. 2.- Los satélites son exactos por-que llevan un reloj atómico a bordo. 3.- Los relojes de los recetores GPS no necesitan ser tan exactos porque la medición de un rango a un satélite adicional permite corregir los errores de medición. Paso 4: Conocer dónde están los satélites en el espacio. Todos ellos están flotando a unos 20.000 km. de altura en el espacio. Esta altura es un gran beneficio para este ca-so, porque algo que está a esa altura está bien despejado de la atmósfera. Eso significa que orbitará a manera regular y predecible mediante ecuaciones matemáticas sencillas. Estos satélites fueron colocados por la Fuer-za Aérea de los EEUU en una órbita muy precisa, de acuerdo al Plan Maestro de GPS. En tierra todos los receptores de GPS tienen un almanaque programado en sus computadores que le informan donde está cada satélite en el espacio, en cada momen-to. Pese a que la órbitas básicas son muy precisas están constantemente monitoreadas

por el Departamento de Defensa. Resumiendo: 1.- Para utilizar los satélites como pun-tos de referencia debemos conocer exacta-mente donde están en cada momento. 2.- Los satélites de FPS se ubican a tal altura que sus órbitas son muy predecibles. 3.- El Departamento de Defensa con-trola y mide variaciones menores de sus ór-bitas. 4.- La información sobre errores es enviada a los satélites para que estos a su vez retransmitan su posición corregir junto con sus señales de timing.

Paso 5: Corrigiendo Errores Para aprovechar al máximo las ventajas del sistema un buen receptor de GPS debe te-ner en cuenta una amplia variedad de errores posibles. Una seña de GPS pasa a a través de partículas cargadas en su paso por la ionosfera y luego al pasar a través de vapor de agua de la troposfera pierde algo de velocidad, creando el mismo efecto que un error de precisión en los relojes. Los problemas para la señal no terminan cuando llega a la tierra. Rebotes varios debi-do a obstrucciones locales antes de ser captadas por nuestro receptor también pueden crear errores. Existen también los pequeños errores producidos por los propios satélites, o los lla-mados “Institucionales” provocados por el propio Departamento de Defensa de EEUU, que introduce un en los datos del reloj satelital, a los efectos de varias la precisión exacta, evi-tando así que el sistema pueda ser utilizado con fines bélicos. Estos errores en su conjunto son la mayor fuente unitaria de error del sistema. Los receptores militares tienen una clave encriptada para eliminar la “Disponibilidad Selectiva” y son por ello mucho más exactos. Afortunadamente todos esos errores no suman demasiado error total. Existe una forma de GPS, denominada “Diferencial” que reduce sustancialmente estos problemas. Resumiendo: 1.- La ionosfera y la troposfera causan demoras en la señal de GPS que se traducen en errores de posicionamiento. 2.- Algunos errores se pueden corregir mediante modelación y correcciones matemáti-cas. 3.- La configuración de los satélites en el cielo puede magnificar otros errores. 4.- El GPS Diferencial puede eliminar casi todos los errores. Nota de redacción: Esperamos que este informe sobre el GPS les sirva tanto como a nosotros, ya que a través de la investigación que tuvimos que rea-lizar aprendimos cantidad de nuevos conceptos sobre este pequeño gran apa-rato, el cual siempre nos lleva a los me-jores apostaderos que tenemos marca-dos. P:T

SITUACIÓN POR DISTANCIAS SIMULTÁNEAS

Para saber la ubicación de un buque si no se tiene un GPS o está descompuesto, se pueden utilizar varios métodos: Esta determinación de una situación se hace únicamente mediante el uso de RADAR

El procedimiento es el siguiente: Si se determinan las siguientes distancias en el Radar: Cabo Santa María......15 Millas Cabo Polonio...............17,5 Millas Con el compás se miden las distancias respectivas en los bordes de la carta, teniendo en cuenta que 1minuto = 1 milla. Luego se pone la punta del compás en el Cabo Polonio o en el Cabo Sta. María y se tra-zan respectivos arcos o semi-círculos. En la intersección de los arcos MARCA LA SITUACIÓN DEL BUQUE.

Por R. Tagle

SITUACIÓN POR MARCACIÓN Y DISTANCIAS SIMULTANEAS.

Si tenemos la costa podemos con el Radar determinar la distancia al punto y con el arco azimutal o con el radar o el taxímetro medir el RUMBO O EL ANGULO RESPECTO AL NORTE. Con la distancia se mide con el compás en el borde la carta, se pone la punta del mis-mo en el punto en tierra, y se traza un arco o semi- círculo. Ejemplo: Marcación ....... 350º Distancia. 7,5 millas

Por Ricardo Facini Isolini

Manuel era de Pontevedra. Había llegado al Uruguay cuando contaba con catorce años. Su vida rondó siempre alrededor del trabajo. Junto a sus padres formaban una familia unida y laboriosa conservando las costumbres más típicas de su origen. Su trabajo era el oficio de carpintero y se dedicaba a la construcción de carrocerías en madera dura. Frisando ya los cincuenta años, la reputación de su carpintería había ganado con su estilo y profesión un lugar privilegiado. La profesión lo mantenía muy ocupado y su tarea no solo le ocasionaba buenos recursos económicos, sino que contribuía a su carácter alegre y bonachón. En ocasiones renegaba cuando debía atornillar las maderas labradas que por su extre-ma dureza no admitían la entrada de los tirafondos con cabeza philips; en-tonces salía de sus cabales y empuñan-do la pesada maseta le hablaba al torni-llo: -¡Así que eres terco, no! Te nie-gas a entrar como tornillo ¡eh!. Pues si no quieres entrar como tornillo vas a entrar como clavo. Y acto seguido des-cargaba con rabia los macetazos di-ciéndole: -¿Te fijas como al final en-traste? Una tarde desarmando parte de una carrocería que debía reparar en-contró en el dorso de una tabla el nú-mero 753 pintado. Sin saber porque exclamó: -¡Qué bonito para una quinie-la! No era jugador ni malgastaba el fruto de su esfuerzo, pero esta vez la tentación pudo más. Arriesgó $10.00 a la grande y lo que nunca antes había logrado, esta vez se le dio. Loco de contento cobró el premio y pensó: -Voy a hacerle un rejalito a mi mujer y tenjo que convidar a mi compadre José pa mandarnos una jarufa. José era coterráneo de Manuel y el mejor amigo, ya jubilado como cho-fer en el transporte urbano. Manuel llegó a la casa de su ami-go y lo encontró junto al portón de la entrada.

-Hola José; buenos días. Mira; te venjo a invitar pa ir al cine. Ayer acerté una quinieli-lla y me di licencia por hoy; así que te invito a ver esa película de vaqueros tan famosa que dan en el REX. -Oye Manuel, que casualidad, no podrás creer que ayer fui con mi mujer Jesusa a ver-la. -¡Hay que pena! Pero vamos igual; ¡así me acompañas! ¡Yo pajo todo hombre! Y fueron instalándose cómodamente en las butacas de la sala. -Oye José, no me la cuentes. Quiero verla sin saber el final. -Bueno nada más este pedacito y me callo. ¿Ves ese pistolero del caballo blanco que llega al pueblo? Pues ata el matungo frente a la cantina y te juego a que no entra. En el guión de la película el vaquero entra y allí lo agarran un lote de forajidos que lo amasijan. -¿Viste José? –Dice Manuel- ¡Erraste! -¡Aaaah!; pero este tío es un abombao, con la paliza que le dieron ayer, yo pensé que jamás se atrevería a entrar de nuevo a la cantina. PT

Muchos son los nuevos amigos que se han sumado a este modesto proyecto. Y mu-chos se estarán preguntando que quiere decir el titulo “moqueteando”, por lo que creí conve-niente repetir lo que planteé en el primer número sobre el particular. Según la Real Academia, “moquetear” significa “moquear” o dar “moquetes” frecuen-temente. Deducimos entonces que “moqueteando” es la acción de andar por ahí repartiendo mocos o moquetes. ¡Grueso error! En nuestra actividad, y sobre todo en el litoral, la acción de dar un buen “moquetezo” nada tiene que ver con lo que el diccionario nos dice. “Moquetear” es sinónimo de dar un fuerte aferrón para asegurar la pieza al momento del pique. En nuestro espacio adopté el término para “moquetar” sin contemplación a quien o quienes van contra nuestra actividad, y también para resaltar todo lo bueno que a la misma se refiere. Es en ese sentido que debo destacar la acción emprendida por la Prefectura de Canelo-nes y en especial en la persona de su Prefecto Cap. Carlos Alonso. Ante la inminente llegada de la temporada veraniega 2006 – 2007, esa Prefectura con la colaboración del Yacht Club Atlántida y las fuerzas vivas de la ciudad, están coordinando acciones a seguir para que la misma sea lo más brillante posible. Se están haciendo trabajos de acondicionamiento de las dos bajadas de lanchas existen-tes, para lo que se contó con maquinaria cedida por la Comuna Canaria, la cual quedó com-prometida en la finalización de los trabajos con aporte de tosca y bacheo de la bajada princi-pal. El Yacht Club Atlántida proveyó de aparatos lumínicos, Prefectura de mano de obra y estamos pendientes de la Intendencia para la colocación de los artefactos. También se delimitaron zonas, tales como de botado y varado de embarcaciones; acti-vidades náuticas costeras, pesca, etc. Como vemos este último moqueteando del año tiene buenas noticias, por lo menos en la zona que habitamos. Esperamos recibir información de otras zonas del país. No duden que si así lo ameritan recibirán las felicitaciones correspondientes, de no, el “moquetazó” será firme y sostenido como siempre. El mejor deseo para todos ustedes en estas festividades que se acercan. La felicidad que pido para mi familia es la misma que espero ustedes reciban. Feliz Navidad y que el año 2007 nos encuentre activos y unidos alrededor de este pro-yecto que hemos dado en llamar PESCA TOTAL. Un gran abrazo a todos y hasta el año que viene. Raúl Bove