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Junio de 2015 P1 MENSAJE DEL ÁREA PÁGINAS LOCALES DEL ÁREA SUDAMÉRICA NOROESTE M ientras el Salvador ejerció su ministerio en la tierra siempre estuvo enfocado en los nece- sitados. El “necesitado” es aquel que requiere algo que por sí mismo no puede otorgarse, tal como el perdón de sus pecados, el alivio a su sufrimiento, o sencillamente la guía en cuanto a su manera de vivir. Los registros nos muestran claramente que el Salvador pasó el mayor tiempo entre los que pade- cían necesidades físicas y espirituales, y no entre los que merecían de su presencia. Fue el mismo Salvador quien declaró… los que están sanos no necesitan de médico, sino los que están enfermos… (Lucas 5:31). Sin embargo, esto no nos debe llevar a pensar que vivir de manera justa y obediente, nos distancia de la oportunidad de merecer el privilegio de la presencia cercana y frecuente del Señor. Al contrario, el hecho que vivamos con obediencia y rectitud, es una manifestación de una mayor independencia y madurez espiritual. Así mismo, se convierte en una exigente necesidad de anhelar el bienestar de nuestros semejantes (Mosiah 28:3). Una de las enseñanzas más reiterativas del Salvador se manifiesta en la parábola de la oveja perdida (Lucas 15:4–7). En este pasaje, el pastor que perdió una de cien ovejas, bien podría haber elegido quedarse con las noventa y nueve que merecían su presencia y atención, en vez de ir en busca de la que se distrajo y por consecuencia se separó del rebaño. Esto probablemente la descalificaba para merecer la protección y alimentación de su pastor. Pero la ense- ñanza del Salvador enfatiza y realza que el pastor fue en busca de aquel que estaba perdido, y que deses- peradamente necesitaba su ayuda, aun cuando esto representaba más trabajo y esfuerzo para sí mismo. Es notorio que no pensó en lo que ya había hecho, si no en lo que faltaba por hacer para el beneficio de aquel que lo necesitaba. Por lo tanto, este pastor caminó los caminos que Jesús caminó. Así también, nosotros como líderes del Sacerdocio, o de las organizaciones auxiliares, y más aún como Al Servicio de los Demás Élder Winsor Balderrama miembros de forma individual, sin necesaria- mente ser parte de un comité, ni de un grupo de líderes, podemos interesarnos en bendecir a los que nos necesitan. Para esto “no necesitamos hacer actos de gran trascendencia que no sepamos hacer”, sino actos y gestos muy simples, tales como buscar ser un amigo para aquellos que llegan o vuelven después de una larga o corta inactividad. Como sabemos, el llegar a la Iglesia como miembro nuevo presenta varios desafíos. Esta transición puede ser más fácil si, con nuestra ayuda. Tal vez, si nos acercamos a los que se ven solos en nuestras reuniones o activida- des, para ofrecerles nuestra calidez y amistad, y los acompañamos hasta que lleguen a tener su propia fortaleza, podemos marcar una gran diferencia. Algo tan simple como esto puede ayudarnos a empezar a caminar por los caminos que Jesús caminó. En este proceso será muy importante consi- derar otro principio que el Salvador ilustró. En la parábola del hijo pródigo, menciona al hijo que había solicitado a su padre la parte de los bienes que le correspondía (Lucas 15:11–32). Luego de haberlos malgastado, aún hasta pasar necesidad, volvió en sí y decidió regresar a su casa. Como sabemos, el padre de la parábola se llenó de misericordia y lo recibió como pocos lo harían, echándose sobre su cuello y besándolo. Esto dio a entender que era bienvenido a su casa, aunque por sus hechos anteriores no lo merecía. Es más, el padre propuso con resolución “… hagamos fiesta…muerto era y ha revivido; se había perdido y ha sido hallado…” Seguramente cada invitado lo abrazó, dándole la bienvenida. Solo uno de los familiares más cercanos no entendió dicha felici- dad, su hermano mayor. Esto se podría calificar como algo justificable en los ojos de aquel que nunca había “hecho algo que defraudara a su padre”, no habiéndolo desobedecido jamás. El hijo mayor sintió que a Élder Joaquín Esteban Costa

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M E N S A J E D E L Á R E A

PÁGINAS LOCALES DEL ÁREA SUDAMÉRICA NOROESTE

Mientras el Salvador ejerció su ministerio en la tierra siempre estuvo enfocado en los nece-

sitados. El “necesitado” es aquel que requiere algo que por sí mismo no puede otorgarse, tal como el perdón de sus pecados, el alivio a su sufrimiento, o sencillamente la guía en cuanto a su manera de vivir.

Los registros nos muestran claramente que el Salvador pasó el mayor tiempo entre los que pade-cían necesidades físicas y espirituales, y no entre los que merecían de su presencia. Fue el mismo Salvador quien declaró… los que están sanos no necesitan de médico, sino los que están enfermos… (Lucas 5:31). Sin embargo, esto no nos debe llevar a pensar que vivir de manera justa y obediente, nos distancia de la oportunidad de merecer el privilegio de la presencia cercana y frecuente del Señor. Al contrario, el hecho que vivamos con obediencia y rectitud, es una manifestación de una mayor independencia y madurez espiritual. Así mismo, se convierte en una exigente necesidad de anhelar el bienestar de nuestros semejantes (Mosiah 28:3).

Una de las enseñanzas más reiterativas del Salvador se manifiesta en la parábola de la oveja perdida (Lucas 15:4–7). En este pasaje, el pastor que perdió una de cien ovejas, bien podría haber elegido quedarse con las noventa y nueve que merecían su presencia y atención, en vez de ir en busca de la que se distrajo y por consecuencia se separó del rebaño. Esto probablemente la descalificaba para merecer la protección y alimentación de su pastor. Pero la ense-ñanza del Salvador enfatiza y realza que el pastor fue en busca de aquel que estaba perdido, y que deses-peradamente necesitaba su ayuda, aun cuando esto representaba más trabajo y esfuerzo para sí mismo.

Es notorio que no pensó en lo que ya había hecho, si no en lo que faltaba por hacer para el beneficio de aquel que lo necesitaba. Por lo tanto, este pastor caminó los caminos que Jesús caminó. Así también, nosotros como líderes del Sacerdocio, o de las organizaciones auxiliares, y más aún como

Al Servicio de los Demás Élder Winsor Balderrama

miembros de forma individual, sin necesaria-mente ser parte de un comité, ni de un grupo de líderes, podemos interesarnos en bendecir a los que nos necesitan.

Para esto “no necesitamos hacer actos de gran trascendencia que no sepamos hacer”, sino actos y gestos muy simples, tales como buscar ser un amigo para aquellos que llegan o vuelven después de una larga o corta inactividad. Como sabemos, el llegar a la Iglesia como miembro nuevo presenta varios desafíos. Esta transición puede ser más fácil si, con nuestra ayuda. Tal vez, si nos acercamos a los que se ven solos en nuestras reuniones o activida-des, para ofrecerles nuestra calidez y amistad, y los acompañamos hasta que lleguen a tener su propia fortaleza, podemos marcar una gran diferencia. Algo tan simple como esto puede ayudarnos a empezar a caminar por los caminos que Jesús caminó.

En este proceso será muy importante consi-derar otro principio que el Salvador ilustró. En la parábola del hijo pródigo, menciona al hijo que había solicitado a su padre la parte de los bienes que le correspondía (Lucas 15:11–32). Luego de haberlos malgastado, aún hasta pasar necesidad, volvió en sí y decidió regresar a su casa. Como sabemos, el padre de la parábola se llenó de misericordia y lo recibió como pocos lo harían, echándose sobre su cuello y besándolo. Esto dio a entender que era bienvenido a su casa, aunque por sus hechos anteriores no lo merecía. Es más, el padre propuso con resolución “… hagamos fiesta…muerto era y ha revivido; se había perdido y ha sido hallado…” Seguramente cada invitado lo abrazó, dándole la bienvenida. Solo uno de los familiares más cercanos no entendió dicha felici-dad, su hermano mayor.

Esto se podría calificar como algo justificable en los ojos de aquel que nunca había “hecho algo que defraudara a su padre”, no habiéndolo desobedecido jamás. El hijo mayor sintió que a

Élder Joaquín Esteban Costa

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pesar de su obediencia constante, no había sido reconocido como lo era su hermano que acababa de regresar, y que merecía por lo menos un cabrito para compartirlo con los amigos. Sin embargo, no se había dado cuenta que él mismo también necesitaba de la misericordia de su tierno padre. Su reacción ante el regreso del hermano menor había decepcio-nado a su padre, y el hijo que nunca había desobe-decido, ahora necesitaba de misericordia.

Todos requerimos la ayuda del Señor, y es pre-ciso que seamos instrumento en sus manos para proveer esa ayuda a quienes lo necesitan. Es hora de actuar de manera más desinteresada y produc-tiva a favor de los que necesitan fortalecerse.

Las oportunidades de servicio en la Iglesia ayu-dan a fortalecernos. Los llamamientos y las asigna-ciones tales como oraciones o discursos pueden ser una fuente de fortaleza para aquellos que regresan, y una oportunidad para servir a otros.

Hace pocos días atrás, mi esposa y yo estábamos sentados uno al lado del otro con nuestro bebé de seis meses para hacer un trámite migratorio, en una oficina en la que había mucha gente con la misma necesidad. La atención por cada persona duraba aproximadamente quince minutos. Nuestro turno asignado era el 151.

En medio de la espera se acercó un señor al que no conocíamos. Amablemente nos ofreció su ticket, el número 141. Su comentario fue simple “…ustedes lo necesitan porque su bebé que se ve muy inquieto por la espera…” Aparentemente nos había observado mucho antes. Su gesto denotó que pensó en nuestra necesidad y decidió actuar para ayudar a suplirla.

Al terminar nuestro trámite ese día, antes de salir de esta oficina, mi esposa hizo de manera natural exactamente lo mismo. Buscó a alguien que se veía en la necesidad de ser atendido anticipadamente, que en este caso también era una mujer con un bebé pequeño. Mi esposa le ofreció el ticket 151 en vez del 203 que esta madre había recibido. El sencillo acto de este buen hombre ese día me hizo sentir atendido y entendido en mis circunstancias. Aprendí que el al servir a los que los necesitan nos otorga la oportunidad de crecer y servir a nuestros semejantes. En el nombre de Jesucristo, Amén. ◼

Fortaleciendo el Testimonio a Través de la Historia FamiliarOswaldo Cruz Cornejo, Estaca Quevedo Sur, Quevedo, Ecuador

Los líderes del Barrio Primavera-Estaca Quevedo Sur-Ecuador

aceptaron el reto espiritual de conocer más sobre sus antepasa-dos e iniciar la genealogía de sus seres queridos. Esto sucedió tras recibir el Taller de Historia Familiar que impartió el Élder Yong, misionero de servicio de nuestra Iglesia.

Para el Obispo Fabricio Granja, el enseñar primero a los líderes la importancia de la Historia Familiar es el pilar fundamental para que se fortalezcan sus testimonios y posteriormente fortificar esta

grandiosa obra entre los demás miembros de su Barrio.

“Las promesas que nos hacen las Escrituras y los sentimientos (Gálatas 5:22) que podemos recibir al ser parte de la Historia Familiar, son un eslabón de esa gran cadena que debemos fortalecer como miem-bros de la Iglesia. Esto nos ayudará a estar juntos por la eternidad con nuestros seres queridos que han partido de este mundo. Son gran-des las bendiciones y las promesas que nuestro Salvador nos ha dejado si lo hacemos con un espíritu de amor”, explicó el Elder Yong. ◼

Involucrados. Como líderes debemos dar el ejemplo al hacer la Obra genealógica por nuestros antepasados. Capacitarnos es el inicio de esta gran obra de amor.

Invitamos a aquellos interesados a enviarnos sus artículos sobre su lectura del Libro de Mormón y sobre sus experiencias

con “la obra de salvación”.

Presidencia de Área:Élder Juan A. Uceda, PresidenteÉlder W. Christopher Waddell, Primer ConsejeroÉlder Carlos A. Godoy, Segundo Consejero

Editora: Lucy Torres

Responsable de Edición: Paulo Sánchez

Envíenos noticias o eventos a [email protected]

Las fotos, favor de enviarlas en archivo “jpg” de buena resolución y tamaño.

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¿Leerá mañana?

¿Ha leído hoy?

Un recorrido por el Libro de MormónSariah Sasha Cáceres Pacheco, Barrio Buenos Aires, Estaca Zamacola, Arequipa, Perú

En marzo de este año, terminé de leer el Libro de Mormón. Siempre

me pareció una tarea difícil, y nunca se me cruzó por la cabeza que lo acabaría. Pero el primer domingo de abril del año pasado —por medio de mi papá (quien me diseñó un marcador por cada libro) y el obispo de mi barrio—, me enteré de la meta que nos propuso el Área. Mi papá me dijo que si terminaba de leer, recibiría bendiciones, y una carta de felicitaciones del Área, y eso me emo-cionó y comencé con la lectura.

Primero vino 1 y 2 de Nefi, sus pa-labras fueron variadas y complicadas para mí, pero sentía cómo mi espíritu se alimentaba, como cuando tienes hambre y empiezas a comer algo deli-cioso. Fue algo grato.

Luego vinieron: Libro de Mormón (Eliminar), Jacob, Enós, Jarom, Omni, Palabras de Mormón. Estos libros fue-ron cortos, pero me contaron sobre las promesas del Señor y lo piadoso que puede ser.

Después de leer estos libros pe-queños, llegaron los grandes Mosiah y Alma. Cada vez que pensaba en

esos dos libros, me imaginaba un gran desierto que pareciera no tener fin. Al comienzo pensé que nunca lo acaba-ría, pero cuando menos lo imaginé, terminé Mosiah y Alma.

A continuación, llegué a Helaman y tercero de Nefi. En esta parte del Libro de Mormón, nos hablan sobre las pro-fecías respecto a la venida de Cristo y sobre uno de mis profetas preferidos, Samuel el Lamanita. Él es símbolo de valor y confianza en el Señor, ya que aunque le tiraran flechas y piedras, siguió en la muralla predicando la verdad de Dios, sin temor alguno.

También leí sobre la maravillosa visita del Salvador a las Américas. Fue tan grande el gozo para los que lo vieron, que no podían con palabras describir lo que vieron y sintieron.

4 Nefi y Mormón, son los libros, —en mi opinión— donde empieza la incredulidad del pueblo del Señor y cómo ese orgullo y esa necesidad de poder los lleva a la ruina total y la pérdida espiritual.

Éter a diferencia de estos últimos, nos cuenta todo antes de Nefi y cómo

mediante su fe, el hermano de Jared pudo ver el dedo del Señor como iluminaba las piedras con luz pro-pia, y luego al mismo Salvador. De él aprendí que aunque estés rodeado de gente inicua y donde el mal esté por todas partes, tú decides vivir como ellos o no.

Y por último, está Moroni. Este libro está lleno de cortos capítulo con promesas y enseñanzas para ésta época. Él estaba solo, incluso cuando murió, pero si lo pienso bien, estuvo acompañado. Estaba rodeado de miles de ángeles de Dios, enviados para hacerle compañía. El me enseñó que no importa que tan solos estemos, Dios siempre estará con nosotros, en las buenas y en las malas.

Yo sé que el Libro de Mormón es verdadero y que los profetas de la an-tigüedad existieron y que escribieron estas palabras y enseñanzas que vie-nen del Señor a través de ellos. Sé que las promesas del Señor se cumplirán y que Jesucristo vendrá por segunda vez. Este es mi testimonio y se lo comparto en el nombre de Jesucristo. Amén. ◼

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FSY una bendición para jóvenes peruanos

Del 5 de enero al 14 de fe-brero se llevaron a cabo

seis sesiones del programa FSY en Perú, en las que participaron jóvenes de las estacas de Lima y provincias.

Estas son las impresiones y testimonios de algunos jóvenes que participaron en este maravi-lloso programa:

“Recuerdo que al principio no tenía muchos deseos de ir, pero al pasar de los días mi deseo de participar crecía más. Es increíble lo mucho que puedes aprender en tan poco tiempo. El FSY me abrió los ojos acerca de tantas cosas que estaba haciendo mal en mi vida. Sinceramente es un programa maravilloso. Pude recibir un tes-timonio del evangelio, y darme cuenta de todo lo que Jesucristo

hizo por nosotros. Además co-nocí a muchas personas…¡fue perfecto!” (Valeria Torres).

“El FSY fue lo mejor que me ha podido pasar. Pude sentir el Espíritu Santo y el amor de Dios como nunca antes. Hice amis-tades eternas y aprendí mucho más del evangelio. Para resu-mirlo, fue la mejor semana de mi vida. Sé que el FSY es inspi-rado por Dios y que somos sus hijos amados. En el nombre de Jesucristo, Amén.” (Diego Cano).

“En el FSY sentí el amor del Padre, y su compañía cada día más. Entendí con mis compa-ñeros el propósito del Plan de Felicidad.” (Katy Mercado).

“‘FSY cambia vidas’, es una frase que se repite mucho. Hay personas que creen que los cam-bios son difíciles, y me incluyo en

ese grupo. Creo ahora que FSY fue inspirado desde los cielos, para hacer que jóvenes como yo en todo el mundo, efectuemos ese cambio de mente y cora-zón para poder testificar que el Evangelio es verdadero. FSY cambió mi vida.” (Renato Paulino).

“El FSY me enseñó a per-severar hasta el fin y a jamás rendirme a pesar de las pruebas o desafíos que pueda tener. Nuestro Padre Celestial jamás nos dejará. Pude sentir el amor puro de Cristo y estoy tan agra-decida a mi Padre por esta gran experiencia que me ha dado. Ahora sí puedo decir que el FSY cambia vidas.” (Salma Vargas).

“Bueno, el FSY me cambió y me mejoró muchísimo. He podido acercarme a Dios un montón, saber más sobre el

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evangelio. Son 5 días y medio que tienes para salir del mundo cotidiano y acercarte a Jesucristo. Le doy gracias a mis padres, en especial a toda mi familia por apoyarme, a mi obispo Milton Aldea que me ayudó hasta el último momento. Gracias a esos amigos que jamás olvidaré compartiendo el evangelio. Solo basta 5 días y medio para hacer una familia, y una familia como cualquiera necesita. Unos pa-dres que jamás olvidaré, Fabio y Karina Moscoso, fueron mis padres por esos días y hasta ahora les tengo un cariño tre-mendo. Gracias a la Iglesia y en especial a Dios por haber creado este programa para los jóvenes como si fuera una mini-misión dándonos la oportunidad de vivir con compañeros que se volvieron súper amigos.” (Richard

Poblete).

“El FSY es una experiencia muy buena donde se puede

sentir el Espíritu. Compartes tu tiempo con personas de tu propias creencias. Es un lugar donde no te sientes diferente del resto del mundo. Es hermoso, completamente hermoso todo lo que haces… ¡es lo máximo! Son los 5 días más espirituales y los 5 mejores días de tu vida. Así nos lo dijo el obispo Moscoso, director de la sesión 1, y tuvo razón… es una familia.” (Eduardo

Gutiérrez)

“Para mí FSY fue una expe-riencia inigualable. Jamás pensé que podría cambiar de parecer o aclarar las dudas que tenía, pero en FSY pude ver cómo con cosas tan simples como leer las escrituras y orar a diario pueden cambiarte el corazón. Realmente sé que Dios me ama, y que nos ama a todos. El sabía que yo necesitaba ir al FSY. Me hizo conocer amigos increíbles y ver que había chicos que creían lo mismo que yo. Sé

que la escrituras son verdaderas y que leerlas a diario puede ayudarte a enfrentar cualquier cosa. Sé que es posible comuni-carte con el Padre y hablar con él. Sé que esta Iglesia es ver-dadera, ahora realmente lo sé.” (Danna Oré).

“El FSY cambia vidas. Ahora puedo testificar que esa frase es verdad. Durante esa semana puedes sentir el Espíritu presente en cada actividad. Fue una expe-riencia única, totalmente inspi-rada para los jóvenes de esta época. Es un programa inspirado desde los cielos. Me ayudó a reafirmar mi testimonio acerca del evangelio. FSY me hizo sentir muy feliz y agradecido por tener el evangelio en mi vida. Ahora puedo decir con más firmeza que esta es la Iglesia verdadera y que Nuestro Padre Celestial nos ama infinitamente, en el nombre de Jesucristo, Amen.” (Taylor Godoy Jr.). ◼

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Los Consejos de Barrios son la clave para apresurar la Obra de Salvación en la Estaca ILO PerúPor Renzo Chama, Estaca Ilo Perú

Tiempo previo a la reunión sacramentalManual 2: Administración de la Iglesia 18.2.2

Cuando se recibió la instrucción de parte de nuestro amado Profeta

Thomas S. Monson de apresurar la Obra de Salvación, fue algo nuevo: aprender a trabajar de manera diferente a través de los consejos de barrio. En la Estaca Ilo, intentamos y nos esforzamos por varios meses por ser obedientes

Los líderes dan ejemplo de reverencia durante el tiempo previo a la reunión

sacramental. El obispado y los oradores deben estar en sus asientos por lo menos cinco minutos antes de que comience la reunión. No es un tiempo para conver-saciones ni para transmitir mensajes. El dar un ejemplo de reverencia anima a

la congregación a estar espiritualmente preparada para una experiencia de adoración.

Se debe enseñar a los miembros a hacer que el tiempo previo a la reunión sacramental sea un período de ferviente meditación a medida que se preparan espiritualmente para la Santa Cena.

para ejecutar y avanzar con eficacia en la Obra. Continuamos trabajando el tema de la Obra Misional junto a los misioneros de regla, los misio-neros de barrio y contando en cada unidad con un líder misional maduro, capaz y digno. Seguimos reforzando los consejos de barrio eficaces con capacitaciones directas en barrios y ramas, obteniendo finalmente progreso y crecimiento en nuestra Estaca Ilo.

La única Rama en Ilo,la Rama Primavera, tenía una asistencia de 60 miembros en la reunión Sacramental. Este unidad ahora pasó a tener una asistencia promedio de 120 personas a la reunión Sacramental. El Barrio Liberación tenía una asistencia de 90 y ahora tiene 110 y el Barrio Olivar que tenía una asistencia entre 70–80 personas en promedio ahora tiene 140 personas asistencia en promedio cada domingo. ◼

Sabias que…

Testifico de la realidad y existencia de Nuestro Padre Celestial y Su hijo amado, Nuestro Señor Jesucristo. Si somos humildes y obedientes a sus siervos autorizados, empezare-mos a ver milagros y cambios en las vidas de las personas. El trabajo en equipo junto a los líderes misionales y los misioneros de regla en los consejos de barrio, trae consigo estas bendiciones. Y este es sólo el inicio de grandes cosas para la Estaca ILO en el departamento de Moquegua, sur de Perú.

El obispado anima a las familias a llegar a tiempo y a sentarse juntas. ◼

a todas las instrucciones recibidas de nuestras Autoridades Generales y líderes locales. Finalmente el jueves 23 de octubre 2014, ILO recibe la visita de un siervo autorizado del Señor Jesucristo, el Élder Juan Uceda.

Ese histórico día recibimos una inyección final de ánimo e inspiración

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Los diezmos, muestra de amor y feRenzo Baquerizo A.Presidente de la Estaca Quito, Ecuador

Cerca de 900 participan de la Convención regional JAS 2015Santa Cruz, Bolivia

Tuve la bendición de unirme a la Iglesia a los doce años. Desde entonces, aprendí lo que

son las leyes del diezmo, el ayuno y las ofrendas de ayuno. Durante mi juventud en seminarios e institutos así como en la misión logré saber sin lugar a dudas que eran principios verdaderos.

Cuando tuve mi primer trabajo y recibí mi primer sueldo, entonces sin dudarlo empecé a aplicarlos. Fue allí que llegué a tener un convencimiento y un testimonio personal de la veracidad de estos princi-pios. Ahora sí lo sabía porque los estaba viviendo.

Desde ese día, en todos estos años al vivir estos sagrados principios, hemos podido ver la mano mi-sericordiosa del Señor cumpliendo generosamente sus promesas. No hemos tenido riquezas, pero sí hemos recibido todo lo que Él ha creído necesario para nosotros, especialmente Su guía he inspira-ción para saber cuidar a nuestra familia y adminis-trar los recursos que amorosamente nos da.

Cada mes al ayunar y dar nuestra ofrenda de ayuno, como familia nos sentimos agradecidos por la oportunidad que el Señor nos da de mos-trarle nuestro amor.

He podido ver claramente que vivir la ley de los diezmos, el ayuno y las ofrendas de ayuno es un acto de caridad, esperanza y fe. El cumplimiento de estas leyes no tiene nada que ver con cuánto gano o con cuánto dinero tengo. Realmente solo tiene que ver con cuánto lo amo a Él, cuánto con-fío en Él, cuán comprometido estoy con Su obra y cuán dispuesto estoy a seguirlo. Sé que cuando cumplimos con estos principios todo lo demás se ve más claro y es más llevadero.

En realidad el vivir fielmente estos principios es una fuente de fortaleza, seguridad y paz para nuestras vidas ya que sentimos que estamos en Sus manos y Él hace que nuestros hijos estén creciendo con este valor como parte esencial de sus vidas. ◼

La verdes colinas del centro turístico Achira Eco Resort,

—asentado a unos 112 kiló-metros de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra—, fueron el escenario natural en el que 890 jóvenes mayores solteros de 30 años y sus líderes compartieron una Convención Regional JAS. Este evento se llevó a cabo del 14 al 17 de febrero, lejos de los peligros físicos y espirituales de las tradicionales fiestas del carnaval boliviano.

Participaron jóvenes de las misiones, Bolivia Santa Cruz y Bolivia Santa Cruz Norte. Ellos compartieron los cuatro días de la actividad que incluyó: reuniones dominicales, charlas fogoneras y una serie de acti-vidades lúdicas. Se constituyó en una oportunidad para que los jóvenes solteros interac-túen, se conozcan y hermanen, cumpliendo con el propósito de la Obra de Salvación, que implicaba la activación de dos jóvenes por cada una de las unidades participantes.

Como parte de las multitudi-narias reuniones dominicales, se escucharon los testimonios de 12 futuros misioneros. Durante la Escuela dominical, se organi-zaron espacios para las clases de futuros élderes, nuevos conver-sos y las clases de la Sociedad de Socorro.

Los días lunes y martes, el detonante de la emoción y alga-rabía fueron los juegos que se or-ganizaron entre diez grupos para competir en un ambiente sano de recreación y hermanamiento. El lunes por la noche, fue muy especial debido a la celebración de la “Fiesta de Blanco” que tuvo lugar bajo el característico cielo estrellado del campo. Este escenario sirvió para la emotiva declaración y propuesta de ma-trimonio de uno de los jóvenes, que arrodillado frente a su novia, recibió el sí delante de toda la concurrencia.

Presidió la actividad el Élder Windsor Balderrama. Además participaron los presidentes: Randol Salazar (Estaca Piraí); Marco Quezada (Estaca Paraíso); Róger Rojas (Estaca Cañoto); Franz Moya (Consejero estaca Equipetrol); Yadil Bautista (Consejero de Estaca Bajío); Pdte. Poma (Consejero Estaca La Merced); Rolando Mamani (Consejero de Estaca Piraí); Edson Cárdenas (Consejero Estaca Montero); David Rocha (Consejero Estaca Paraíso); Ricardo Olórtegui (Consejero Estaca La Pampa) y cada uno de los líderes de JAS de las estacas y parejas asigna-das JAS, entre otros líderes que estuvieron pendientes del éxito de la convención.

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Voces de los participantes“Fortalecí mi testimonio y mis ánimos de servir al Señor”

“Asistir a la convención me ayudó a hacer buenos amigos y fortalecer tanto mi testimonio como mis ánimos de servir al Señor. En ocasiones algunos de estos amigos nuevos compartie-ron conmigo sus testimonios so-bre la misión. También entendí lo que es sentir amor al prójimo al acercarme a otros jóvenes y conversar con ellos, pese a no conocerlos. Además, el verlos ayudando desinteresadamente, sólo con el objetivo de hacer que la actividad salga bien, me llenó de agradecimiento por ser miembro de esta iglesia donde puedo estar rodeado de esta calidad de personas.” (Cristian

Zárate. Barrio Monterrey Estaca Bajío)

“Crecieron los lazos de amistad que ya tenía y establecí otros nuevos”

Hace casi tres años que no participaba de una convención de JAS en mi ciudad. Debo confesar que ha sido gratificante el estar en compañía de jóvenes que muchas

veces tienen desafíos, metas y expectativas similares a las mías y que a la vez profesan y viven los mismos principios que yo.

Al recordar los momentos vividos en la convención vienen a mi mente las palabras del pro-feta José Smith, que “la amistad es uno de los grandes principios fundamentales del mormonismo”. Los lazos de amistad que ya tenía con mis amigos y amigas se han fortalecido. He podido conocer y establecer nuevas amistades que pueden convertirse en eternas, gracias al magnífico plan de nues-tro Padre Celestial. Puedo decir, sin temor a equivocarme, que el asistir a la Convención ha sido una decisión muy acertada y una bendición en mi vida. ( Juan Carlos

Gutiérrez, Barrio Monterrey).

“Incrementé mi fe y recordé principios básicos”

Estar en la convención me hizo recordar al Centro de Capacitación Misional, por el ambiente que se vivía. El estar reunida con Santos de los Ùltimos Días por tres días fortaleció mi fe y me ayudó a

recordar principios básicos. Me ayudó a no perder la visión que nos brinda el evangelio y que el mundo trata de difuminar en nuestras mentes y corazones.

Sentí la comunicación directa del Señor respondiendo aque-llas preguntas del alma que solo Él conoce en mí. Me dio el coraje de hacer lo correcto y de saber que aquellos planes que tengo ahora que volví de la misión son los correctos. Entrar al templo, mantenerme digna, honrar nuestros convenios es lo más importante en esta tierra. También fortaleció mi relación, primero con Jesucristo, mi familia y mi futuro esposo. (Rebeca García,

Barrio Campo Rosa. Estaca Bajío).

“Pude acercarme más al Salvador y poner metas importantes en mi vida”

La convención fue una gran bendición y oportunidad para mí, porque pude conocer bastantes jóvenes y entablar nuevas amis-tades, vivir momentos de mucha diversión y alegría. También viví momentos donde sentí bastante el Espíritu, como durante las char-las fogoneras con nuestros líde-res. Viví experiencias espirituales donde también pude acercarme más al Salvador y poner metas importantes en mi vida que serán transcendentales, tales como el asistir al sistema educativo de la iglesia y encontrar una compa-ñera eterna, una buena mujer virtuosa que engalane mis pensa-mientos. Fue una actividad muy edificante que trajo buenos re-sultados para mí en este tiempo. (Héctor Flores, Barrio Las Misiones

Estaca Piray). ◼

Compartiendo sentimientos. Las actividades espirituales fortalecieron el testimonio de los jóvenes.