QΣj Nº 11712

Cierta prensa especializada extranjera ha lanza-do en estas fechas el debate de qué es más importan-te en un jardín, el diseño o las plantas. Cualquiercontroversia es fructífera, ya que nos obliga a re-flexionar y a establecer una opinión sostenida pordeterminados argumentos.

Dicho esto, cabe adoptar la postura de que, encualquier intervención jardinera de calidad, tantomonta, monta tanto el diseño -entendido éste por lasuma del trazado, la proporción, el uso de materialesinertes, etc.- como las plantaciones: no puede haberel uno sin las otras, y viceversa.

Las plantas otorgan al jardín el carácter que lo diferenciade otras artes: el dinamismo

Plantas inusualespara el jardín atlántico

José Valdeónjvaldeon@hotmail.com

Delicada relaciónentre un viejoPrunus ´Shirotae´y Narcisus ´Thalia´de similartonalidad.

Diseñar hoy un jardín es, sí, ofre-cer un amplio espectro de materiales yobra civil. Pero a través del uso de lasplantas, su ordenación y relación, esposible establecer también la pauta delo contemporáneo, de lo que estamosintentando crear en este comienzo desiglo. Ellas son las que otorgan al jar-dín el carácter que lo diferencia deotras artes: el dinamismo.

En las tierras del Norte, sobre laCornisa Cantábrica, el jardín se nutre,

QΣjNº 117 13

Tema ArtículoParques y Jardines

entre otros, de dos elementos primor-diales: la luz y la vegetación. A pesarde las incipientes variaciones climáti-cas que ya se notan en esas latitudes,el ambiente general difiere sustancial-mente del resto de España.

El tránsito de las estaciones, lanuvosidad, la propia orografía, las llu-vias abundantes o la vegetación natu-ral que reviste esos paisajes, son facto-res causantes de una luz peculiar ycambiante que va a influir, y de quémanera, en la percepción de un espa-cio ajardinado.

Nuestros jardines clásicos nos hanlegado un ríco catálogo de árboles yplantas ornamentales, todavía hoy conun peso importante en parques y jar-dines actuales, pero uno de los desa-fíos de quien afronta el diseño de unjardín atlántico es aumentar su paletade especies y variedades. La cuestiónno es sólo de número, de manejar máselementos, sino de realizar asociacio-nes dinámicas, de composición atracti-va y en íntima relación con esa luz a laque hacíamos referencia.

La industria viverística que tene-mos en la Unión Europea ya nos per-mite solucionar, al menos en parte, esademanda de plantas poco utilizadasen los jardines norteños españoles, pe-ro que sí forman parte de los que po-demos ver en algunas zonas de Fran-cia, Reino Unido, los Países Bajos o Bél-

gica. De esos otros jardines atlánticos hay mucha ins-piración que tomar si pretendemos diferenciarnos delos criterios inapropiados que nos llegan desde el surde la Cordillera Cantábrica, con el peligro que esoconlleva en términos de homologación con unatipología mediterránea que no nos es propia. Ello sinperjuicio de las notas meridionales que siempre hanacompañado a las áreas ajardinadas de la zona geo-gráfica que aquí estamos tratando.

Rompenieves se llaman estas bulbosasde muy precoz floración -Galanthus´Magnet´- que tiñen los suelos de blancoen la segunda mitad del invierno. Juntocon otras plantas de efecto invernal,son una excelente herramienta paraintroducir atractivo justo en la épocaen la que el jardín se encuentra másdeslucido. Son también una notade aviso para, precisamente, anunciarque la estación fría va llegando a su fin.

De procedencia oriental, estos arbustos de pequeñoporte y hoja perenne -Skimmia x confusa ´Kew Geen´-resultan muy efectivos en áreas de sombra no muydensa. Aunque es más frecuente la variedad S. japonica´Rubella´, con bellas cabezuelas florales que permanecenrojas todo el invierno, la que aquí se ilustra posee unaextraordinaria luminosidad útil en zonas de umbría.

Ante el debate sobre la mayor importancia del diseñoo las plantas en un jardín, cabe adoptar la postura

de que, en cualquier intervención jardinera de calidad,tanto monta, monta tanto el diseño - suma del trazado,

proporción, uso de materiales inertes... - comolas plantaciones: no puede haber el uno sin las otras,

y viceversa

QΣj Nº 11714

Cuando todo duermeImaginemos una tarde de invierno. No ha deja-

do de llover durante días pero el cielo comienza aabrirse. Antes de ponerse, el sol se abre paso en obli-cuo por entre los nubarrones e ilumina un pequeñogrupo de abedules plantados delante de un bosquetede abetos de Douglas. Seguramente no habremosmirado a esos abedules desnudos desde hace sema-nas, pero ese rayo de sol nos procura, quizá tan sólopor unos breves momentos, un espectáculo encanta-dor. Y en pleno invierno.

Esta escena básica ya de por sí merece la pena,no obstante vamos a añadirle algún que otro ingre-diente. Los rompenieves, Galanthus sp., salpican elsuelo en manchas irregulares, jugando con el blancode la corteza de los abedules. Un grupo arbustivo vi-bra con los rojos y los amarillos de las varas de algu-

Sobre estas líneas, una escena de influencia orientalcon azaleas, arces rojos y pinos enanos. A la derecha,conocidas en España como hermosas o funkias, lasversátiles Hosta tienen fama por su innumerablerepertorio de diseños y tonalidades foliares. Prefierensituaciones sombrías donde el suelo se mantengahúmedo la mayor parte del tiempo. Aunque desaparecenen el invierno, el espectáculo de su rebrote primaverales conmovedor. Admiten el cultivo en contenedores.

Las lechetreznas, como esta Euphorbia characias subsp.wulfenii (extremo derecho), son parte consustancialdel sotobosque atlántico. Todas las especiesy variedades presentan estas características brácteasverde amarillento que parecen tener luz propia y,por ello, atraen la mirada desde considerable distancia.Es mejor plantar individuos jóvenes y dejar que senaturalicen en el suelo, que debe ser rico en humus.

QΣjNº 117 15

Tema ArtículoParques y Jardines

QΣj Nº 11716

nos conejos arbustivos, Cornus sp.,mientras que, delante de ellos, las ma-tas cuajadas de flores de un brezo,Erica sp., ofrecen una nota carmesí.Junto a la casa o al lado de un lugarde paso se puede oler el perfume dul-zón de un Chimonantus praecox o unaLonicera x purpusii, lo que a esa alturadel año es un regalo para cualquiera.

Presupuestos de esta naturaleza -especies y variedades bien elegidas,combinaciones que extiendan su efec-to más allá de lo en principio esperado

El inusual valor de un arbusto "encendido" por una floraciónque cubre todas sus ramas como el de Hamamelis x intermedia´Diane´, se ve potenciado por el fuerte aroma que exhala. Idealpara pequeños claros en zonas arboladas, aunque necesitanun suelo rico en materia orgánica con cierto grado de acidez.Otras variedades florecen en vivos tonos amarillos.

Pocas cosas resultan tan impactantes en las cercanías del aguacomo las Gunnera manicata, que pierden su follaje en otoñopara brotar con fuerza primavera. En lugares fríos, debeprotegerse la cepa en invierno, lo que, de forma tradicional,se hace con sus hojas marchitas. Son plantas poco utilizadasen nuestros jardines atlánticos pero con un prometedorfuturo.

QΣjNº 117 17

Tema ArtículoParques y Jardines

y aderezos sabiamente calculados, co-mo el aroma o juego de texturas- sonlos activos de un diseño de calidad,que el tiempo y mantenimiento ade-cuados llevarán a sus cotas más altas,ya sea un espacio público o privado.

Al borde del aguaVeamos otra muestra. Hemos

construído un estanque y el remate delas orillas con losas de piedra irregula-res nos ha traído a mal traer por culpade su elección: la pizarra es muy oscu-ra, la caliza demasiado clara y una are-nisca podría deteriorarse con rapidezpor culpa de la humedad.

Al final quedamos contentos conel brocal pétreo y solucionamos elacompañamiento vegetal con algunaconífera, unos lirios y tres o cuatroarbustitos más. Demasiada disquisiciónpara la piedra y, como es habitual, unarápida y poco elaborada composiciónde especies ornamentales.

El equilibrio en la proporción nosobliga a algo diferente, por ejemplo a

reducir los metros del borde de piedra -sobre todo enun planteamiento naturalista donde el estanque esde contorno irregular- y umentar, eso sí, con sobradaimaginación, nuestro grupo vegetal.

La presencia de una Gunnera manicata aportasiempre dramatismo, con el aliciente de ver crecer entamaño sus hojas, ya de por si gigantescas, con elpaso de los años. Y la necesidad de un contraste encuanto a la textura foliar nos pide que coloquemosen su cercanía una planta de fina apariencia, unabuena mata de lirios, por qué no, pero no unos pesa-dos del tipo Iris germanica, que irán bien en otra ubi-

Sobre estas líneas, campanillas azules -Scilla siberica- creciendo entre hojassecas de roble.

A la derecha,el tono grisde un Elymusmagellanicusse pone másde relieve conlas clavelinasque lo rodean.

QΣj Nº 11718

cación, sino algo como Iris hollandica ‘Tropical Night‘con ese precioso tono azul profundo.

Y ya que hemos introducido el azul, démosleuna combinación que lo haga resaltar e, incluso, per-dure cuando las flores del lirio se hayan apagado. To-dos sabemos que las Ranunculáceas adoran el agua, yuna Caltha palustris encaja como anillo al dedo eneste estanque imaginario que estamos recreando.

Su floración se alarga durante interminables se-manas, el tono de sus flores es absolutamente vivosin ser chillón e, incluso cuando aquellas se han ido,persisten unas hojas de cordial contorno. Y para au-ténticos gourmets de la creatividad vegetal no pode-mos dejar de recomendar una delicia llamada Lysichi-ton, muy rústica y atavida con grandes espatas de co-lor amarillo o blanco. Con algo de imaginación elborde de este estanque resultará espectacular.

A la sombraLa apabullante frondosidad de numerosos jardi-

nes norteños nos brinda ambientes sombríos que esnecerario resolver con dignidad. La sombra es, a lavez, un recurso excelente para dar rienda suelta a lacreatividad de los diseñadores y paisajistas, utilizan-do el rico léxico de las plantas que pueden habitarbajo su dominio. En ella, otra vez la luz o, más bien,su escasez, muy lejos de resultar un problema se alíacon nosotros para producir efectos espectaculares.

Macizo de unjardín públicocompuestopor nomeolvides,narcisos y varasde sauce.A la derecha,composicióncromáticaque armonizael magentade los Geraniumcon el amarillode los Verbascum.

A nuestra disposición hay un gran número de plantas que "iluminan la sombra". Enun sotobosque septentrional las Euphorbia actúan como farolillos cuando sus densas

cabezuelas florales teñidas de un verde amarillento aparecen en primavera

QΣjNº 117 19

Tema ArtículoParques y Jardines

Dotada de una interesantísima coloración, la Calthapalustris -en la fotografía- se destaca como unade las mejores elecciones como planta marginalen un estanque o arroyo. Su probada resistencia aenfermedades e inclemencias atmosféricas la conviertenen una especie de fácil cultivo, a lo que hay que añadirsu aspecto natural y la facilidad que tienen paraser combinadas con otras de similares requerimientos.

Efecto invernal de Cornus stolonifera ´Flaviramea´ -delante- y C. sanguinea ´Midwinter Fire´.

Imaginemos de nuevo. ¿Qué hacer cuando bajoel dintel de las copas de unos robles, arces, fresnos ocualquier frondosa, la espesura nos impide usar buennúmero de especies ornamentales ávidas de sol? Ob-viamente, convertir el problema en una ventaja.

A nuestra disposición hay un gran número deplantas que "iluminan la sombra". En un sotobosqueseptentrional las Euphorbia actúan como farolilloscuando sus densas cabezuelas florales teñidas de unverde amarillento aparecen en primavera. A su lado,el vibrante tono foliar de unas funkias u Hosta, de lasque existen infinidad de variantes, nos ofrecen la po-sibilidad de añadir muy vistosos matices, ya sean és-tos variegados, azulados o verdosos.

QΣj Nº 11720

También disponemos de floraciones coloreadas,como las de Dicentra spectabilis, el diente de perro -Eritronium dens-canis- o las anémonas. Eso sin olvi-dar el papel fundamental de bulbosas que teñirán elsuelo de hermosas tonalidades, tal y como sucedecon la deliciosa campanilla azul o Scilla siberica.

Y tratándose de arbustos, a los ya clásicos ace-bos, hortensias, azaleas, etcétera, habremos de su-mar plantas de incontestable poder decorativo como,por ejemplo y sin ir más lejos, Skimmia x confusa

‘Kew Green‘ o Hamamelis x intermedia´Diane´, este último convertido enflamígera mata cuando los rigoresinvernales todavía mantienen apaga-dos a la mayoría de los jardines.

ConclusiónPara los profesionales que en la

actualidad se enfrentan al fascinantedesafío de realizar plantaciones de ca-lidad en la nueva concepción del jar-dín atlántico, el uso de elementos ve-getales poco comunes es casi obligato-rio. Los viveros se afanan cada vez másen ofrecer lo que en España se consi-deran novedades pero que en otraspartes de Europa llevan funcionandomuchas décadas. Y cuando no encon-tramos lo que buscamos, debemos de-mandarles que nos lo consigan, ya queeso es hoy cada vez más posible.

En el ámbito del jardín públicoesto tiene una importancia fundamen-tal, ya que el cliente particular sólo de-sea lo que ha visto, de modo que losparques, las plazas o las glorietas -mul-tiplicadas por mil en los últimos tiem-pos- son el escaparate y motor de unajardinería más creativa y elaborada, enla cual el hecho diferencial, el carácteratlántico, no debería perderse por lapresión que ejerce una homologación,una globalización que en nuestro paístiende a mediterraneizar casi cualquierintervención jardinera. Incluso hablan-do de macizos de planta de tempora-da debemos tratar de no perder iden-tidad, sobre todo teniendo en cuentaque contamos con recursos de sobrapara que eso no suceda y esos recursosnos van a permitir alcanzar efectoshermosísimos.

La falta de una tradición jardineraha sido el lamento más escuchado enlos últimos años en nuestro país. Eshora de transformar ese lamento enalgo útil ya que, si lo miramos bien,hay tanto por hacer que esto se con-vierte en un aliciente para todos noso-tros, un reto para nuestra capacidadprofesional y un campo abierto paranuestra creatividad. La sociedad nos loestá demandando, démosle respues-tas.

Si bien es cierto que se trata de una verdaderadesconocida en los jardines norteños de España,Lysichiton camtschatcensis es una planta de gran valorpara zonas húmedas o encharcadas. Las espatas,en este caso de color blanco y con una longitud de hasta30 cm, aún resaltan más en la especie L. americanus,de un vivo tono amarillo. Sus largas hojas aumentanconsiderablemente su poder decorativo.

Lechetreznas o Euphorbia utilizadas conéxito en una comprometida situación.

QΣjNº 117 21

Tema ArtículoParques y Jardines