Pobre mi madre querida · Un Ángel llamado Valentina Valentina es un ángel con cara de niña. De...
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Recuerdos del alma Roberto O. Michelena
Octubre 2013
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Foto tapa: Mi mamá y mi hermano en el Zoológico de Buenos Aires. 1943.
Foto contratapa: De izquierda a derecha: Tía, mi mamá, yo y mi hermano Titi.
Calle Arrecifes, Castelar. 1948.
Agradecimientos
Agradezco a toda la gente que de alguna manera me inspiró los temas que presento. Aquí incluyo a mi esposa, mis hijas, mi madre, mi padre que me contempla, mi hermano, y a los amigos que siempre me apoyaron y me acompañan. Todos ellos en forma directa o indirecta colaboraron para que pueda concretar este sueño de escribir.
Agradezco especialmente a la Profesora Ana María Mirmina por la corrección de los textos y por su aliento permanente. Agradezco al Arquitecto Juan Carlos Delafuente por el diseño gráfico de la publicación.
Julio 2013.
Este libro fue impreso en: 3x Gráfica
www.3x.com.ar Machado 777 Morón,
Buenos Aires, Argentina.
Tel.: +54 11 4627-7320
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Prólogo
La escritura de estos escritos y poemas surgió ante la necesidad personal de expresar mis ideas, recuerdos y sentimientos más profundos. Pienso que la expresión escrita me posibilita expresarme y vincularme con el medio y mis afectos. No es mi intención presentar textos con un fuerte valor literario, que no lo tengo, sino por el contrario, poder expresar mis ideas de una forma simple y directa. En una primera parte presento algunos textos que escribí en determinadas circunstancias de mi vida, ante hechos que me conmovieron profundamente. Uno de ellos fue el nacimiento de Felipe, mi primer nieto, afectado por una rara enfermedad llamada Amaurosis congénita de Leber, que produce ceguera. Otro hecho que me afectó sensiblemente tiene como protagonista principal a mi nieta Valentina. Cuando sólo tenía tres años fue afectada por una rara enfermedad producida por una bacteria llamada Serratia, que le produjo un paro cardíaco y la internación en terapia intensiva durante 20 días. Completan estos textos los escritos a seres queridos, como a mi madre, hijas y amigos.
En la segunda parte del libro presento una serie de poemas, que escribí sobre distintos temas sociales, familiares y ambientales, que me motivan. Algunos de estos temas me preocupan, otros me dan felicidad.
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PROSAS
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Un Ángel llamado Valentina
Valentina es un ángel con cara de niña. De ojos grandes como la luna. De color, indefinido, a veces grises, otras azulados y por momentos verdes en la imaginación del abuelo Roberto.
Es una muñequita frágil y alegre. Su cara es redonda y su mirada profunda, tan profunda que impacta y envía mensajes, aún si hablar. Sólo emite sonidos monocordes aunque intenta establecer un diálogo maduro con los adultos.
Sus dos años y medio de vida la encuentran inquieta, vivaz, llena de energía y tal vez con algunos sueños futuros en su cabecita. Con muy poco cabello en los primeros meses que hacían imposible peinarla y adornarla con hebillas. Su pelo es suave, escaso y mezquino. Pero el tiempo cambió esta realidad y al igual que su mamá Paula, apareció mágicamente una larga cabellera.
Un día cualquiera, vaya a saber por qué, Valentina tiene fiebre, como todos los niños y como siempre. Por la noche regresan del trabajo sus padres, Paula y Matías. La noticia de la fiebre y el estado cansino de Valen los preocupa. Con prisa parten hacia el Hospital San Juan de Dios, donde la niña tuvo la dicha de nacer. Al llegar, los médicos diagnostican “Espasmo bronquial”. Es urgente la internación pero no hay camas libres. ¿Pero será posible que esto me ocurra a mí? piensa Paula. No hay tiempo que perder, una ambulancia parte rápidamente hacia el Hospital De los Virreyes, en Palermo. Durante el viaje, la escena es dura, Valen es llevada en los brazos de Paula quien no puede contener sus lágrimas, no puede entender esta realidad. La abuela Elsa que comparte este momento tenso y de impotencia, tampoco entiende y sufre.
La llegada al Hospital, si bien es rápida, parece una eternidad. La sala de terapia intensiva la está esperando. El oxígeno y el suero ayudan a Valen a superar su estado frágil, muy frágil.
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Nos duele en el corazón y en el alma. Cómo se puede explicar tanto dolor y sufrimiento en una niña. Cómo explicar la fe. Cómo dar respuestas que no tenemos.
El tratamiento y los antibióticos comienzan a hacen su efecto. El cariño y profesionalidad de los médicos ayudan a esta lenta recuperación, pero recuperación al fin.
Algunos días su salud se recupera. Pasa a sala intermedia y luego a una común. ¡Qué alegría para todos nosotros! El momento amargo había pasado. Sus abuelos Mercedes, Elsa y Eduardo están felices. Sus tíos también.
Pero el destino o no sé qué otras fuerzas quisieron poner a prueba nuevamente a Valentina, y con ella, a sus padres y a todos nosotros. Un fatídico viernes Valen está pronta a salir del Hospital. ¡Por fin! Luego de casi una semana de encierro y de penumbras, Paula, Matías y Elsa están con ella.
La fatalidad golpea nuevamente pero mucho más fuerte. Repentinamente aparece la fiebre, muy alta. Valen se transforma. Su cuerpito se estremece. Su cara se pinta de blanco, es mármol blanco, sus ojos se estremecen y oscuras ojeras aparecen. Sus labios, púrpura y sus dientes apretados. Sus piecitos morados y blancos a la vez. ¿Qué estaba pasando con Valen? ¿Cuál era su culpa? Los gritos desgarradores y desesperados de Paula sonaron como truenos en una horrenda escena de pánico. ¿Qué pasó con Valen? ¿Dónde está? Un joven médico se la había llevado. No había tiempo para explicar nada. Su cuerpito estaba acompañado, un ángel se la había llevado, era el Doctor Resino. El estado de Valentina es grave, muy grave, pero esperamos un milagro.
Buscan en su sangre una bacteria. Pasan días de angustia. La bacteria no aparece y surgen las dudas de los virus. Estos virus invisibles pero dañinos. La situación se complica, los virus no tienen control, son
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difíciles. Pero luego de una fuerte tormenta donde la fe se pierde y el alma nos abandona, aparece el sol. La luz ilumina a los hombres y la ciencia demuestra su potencia. Apareció la famosa bacteria que entró en la sangre de Valentina sin permiso. Su nombre Serratia. Su historia es macabra, resistente a casi todos los antibióticos pero sensible al amor de los seres queridos y a su fe. Urgente se aplica Meropenem, la droga milagrosa, en las venas de Valen, que heroica resiste el embate acompañada de su ángel, casualmente llamado Valentina.
La lucha entre la droga y Serratia es sin cuartel. El bien, como siempre, triunfa. Como un milagro, Valen comienza a recuperarse. Su cuerpito débil y desamparado comienza a cambiar. Ya no hay fiebre, sólo picos esporádicos. Su sonrisa aparece como siembre, mostrando sus dientes blancos y sus ojos grandes, su mirada profunda, como preguntando ¿Qué pasó? ¿Será un ángel de la guarda, el eterno amor de sus padres, el sentimiento y fe de sus seres queridos o será simplemente las ganas de vivir de Valentina? Nadie lo sabe. Lo que sí sabemos que Valen está bien. Su futuro está abierto. ¿Qué será de ella? La imagino como una famosa científica o tal vez una buena escritora, poeta o empresaria. De lo que no tengo dudas es de que será una persona con valores y exitosa. Ya dio prueba de lo que es capaz.
Sus padres se recibieron de “Padres”, sin tiempo para pensar, sólo para actuar. Su profundo amor les enseñó el camino. Nada será igual de ahora en más para Valentina, Paula y Matías. Los valores ya no son los mismos, la vida tiene otro sentido y los sentimientos, también.
No tengo dudas de la existencia de los ángeles. El ángel Valentina bajó del cielo y se encarnó en la gente. Conversó con los médicos y se marchó. Su legado quedó claro. Valentina seguirá corriendo, saltando, riendo, llorando, buscando su futuro…
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He escrito para que este episodio tan duro y cruel se recuerde como una prueba de fortaleza de Valentina y de sus seres queridos, de una nueva vida, con todas sus experiencias y enseñanzas.
El Abuelo
Valentina
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Simplemente Agustín
Agustín es un niño de tan sólo 7 años. Tromba callejera con reminiscencia del Abuelo.
Niño pequeño, fuerte, travieso, rebelde, irreverente, desafiante, pero incauto e inocente.
Tu piel, tu pelo y tus ojos son oscuros, como herencia de la Abuela, pero tu alma blanca. La sangre criolla aflora.
Tu pasión, el fútbol. Tú idea, ganar siempre. Tu espíritu de caudillo, líder del grupo, pero tendrás que aprender a ser amigo, compañero y compinche.
¿Qué será de tu futuro? Tal vez logres ser profesional, comerciante, empleado, artista, nadie lo sabe. Ojalá seas una buena persona y tengas éxito en tu camino…
Intensas y prolongadas reuniones con la psicoanalista para establecer los motivos de tu rebeldía. Tus padres buscan el apoyo de la “gente que sabe” pero no saben que la solución está en ellos mismos.
El problema no es Agustín. La actitud de Agustín es el efecto. Las causas pueden ser muchas pero una es la importante. Muchas preguntas se le ocurren y no tiene las respuestas: ¿Cuál es el límite? ¿Tengo límites? ¿Quién me los enseña? Necesito esos límites.
Parece que por ahora alguien se arroga la capacidad de marcar esos límites. Es el Abuelo. Ojalá que en pocos años esto cambie y sus padres sean sus guías y referentes. Agustín se los va a agradecer.
El Abuelo
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Dos amigos y 40 años de ausencia
Mi familia constituida por Pedro Michelena y Rosario García llegó a Castelar en 1940, provenientes de un viejo conventillo de la Capital Federal.
Compraron un lote en mensualidades y comenzaron a construir su pequeña casa en la calle Francia, que era de tierra como la gran mayoría de ellas. En 1946 con tan solo un año de vida llegué a Castelar. Tengo dos nombres por mis abuelos: Roberto Oscar, pero el tiempo quiso que fuera “Cachito”.
Mi infancia transcurrió allí, rodeado de terrenos baldíos y pocas construcciones que comenzaron a aparecer. Mi vida era simple, en contacto permanente con la naturaleza. El disfrute de vivir en libertad, los pájaros, días de calor, el frío y la escarcha en el agua de las cunetas de las calles de tierra, los sapos y los renacuajos.
Si bien había pocos chicos en el barrio, ubicado entre las calles Arrecifes, Francia, San Nicolás y Arias (la única con asfalto), empezaron a llegar otros desde diferentes lugares muy lejanos y extraños para nosotros como Flores o la Capital. Así llegó en 1950 Juan Carlos con sus primeros seis años a cuestas, de la mano de sus padres Juan y Teresa Gomis.
La familia Gomis se instala en un coqueto Chalet de la calle Francia a solo una cuadra de la mía. Se inicia así la relación que da sustento y fundamenta este relato. De ahora en más somos Juan Carlos y Cachito. El barrio es nuestra casa y el resto de Castelar norte es nuestro gran barrio.
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De esta misma forma, sin saber cómo y cuándo, fueron llegando otros chicos para agrandar la barra y alegrar al barrio. Así llegaron Carlitos (Merlo), Cacho y Buby (Urio), Lito y Cristina (Chimeno), Antonio, Arnaldo, Elba y Alicia (Molieri), Popy y Alicia, Cuco (Braña), Mario, Jorge y Manolito (Iglesias), Marta, Graciela (Curotto) y algunos más que mi memoria no recuerda pero no olvida.
Durante seis largos años disfrutamos del barrio, de los amigos, de las noches de verano, de los juegos (fútbol, bolitas, figuritas, barriletes, cochecitos, soldaditos), de las fogatas de San Pedro y San Pablo, del cine (Select y Gran Castelar), del hurto de mandarinas, quinotos y peras en viejas quintas. La relación con Juan Carlos se hace intensa, casi de compinches, diferente a las demás.
Habrá que identificar cuáles son las causas y motivos por lo cual nace y se fortalece la amistad. Esta se agiganta y nuestras vidas son una sola: en los juegos, en los momentos buenos y en los malos. Se comparten historias, ilusiones y sueños.
En 1957 Juan Carlos y sus padres se van de Castelar y regresan a su
antiguo barrio de Boedo. Su madre tenía algunos problemas de salud y había que regresar. Para Juan Carlos fue el destierro, la separación de sus raíces y de sus afectos verdaderos. Tenía tan solo 12 años, al igual que yo.
Juan Carlos no entendía por qué se había ido o mejor dicho se lo llevaron. Pasaron los primeros meses y algunos amigos del barrio decidimos ir a visitar a Juanca, que vivía “lejos”, en el Centro. Había que tomar el tren y después el subte, todo una aventura. Formamos el grupo de pioneros que se irían de viaje: Arnaldo, Carlitos, Antonio y yo. Pensábamos:- ya somos grandes…, ya no tenemos más pantalones cortos y tiradores, tenemos los pantalones largos que nos regalaron cuando cumplimos los 12. Primero había que conseguir el permiso. Esto
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fue muy difícil para nuestros padres porque:- los “chicos” todavía son chicos y el viaje es toda una aventura.
El viaje fue placentero porque fuimos en el nuevo tren japonés. Acostumbrados al viejo inglés de madera, eso era un lujo. Luego vino el viaje en subte; todavía recuerdo su olor a madera vieja y a los movimientos violentos de los vagones que parecían volar. El viaje en el subte fue novedoso. Nos sentíamos importantes de viajar solos.
Por fin llegamos a Boedo y a la vieja casa de Juan Carlos. Qué alegría. Allí estaba Juanca, igual que siempre, aunque habían pasado ya 3 meses. La madre nos convidó con café con leche, pan con manteca y dulce de leche. La charla fue intensa, tratando de contar todo en un segundo. ¡Quien pudiera recuperar ese momento y regresar en la máquina del tiempo!
El barrio fue cambiando cuando muchos de nosotros iniciamos la nueva aventura del colegio secundario. Cada uno eligió su camino y nos fuimos distanciando. Juan Carlos regresó al barrio varias veces tratando de alimentar su nostalgia y revivir el emocionante período de su niñez. Recuperar sus recuerdos y sus tesoros.
La búsqueda fue en vano. Ya el barrio era distinto y sus amigos no estaban. Intentó varias veces para recién entender que no era posible recuperar el tiempo pasado. Su tristeza era mucha y su alma no entendía.
Pasó el tiempo como un sueño. Los años no se cuentan de a uno, ahora se cuentan de 10. Cada uno fue siguiendo su camino, soñando su futuro. Todos teníamos a nuestro favor, una niñez feliz.
Así pasaron 40 años sin darnos cuenta. Me recibí de ingeniero agrónomo en 1970 y me casé en 1974 con la que hoy es mi esposa, Mercedes. Tuvimos 3 hijas: María Soledad, María Laura y María Paula.
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Durante todo este tiempo siempre pensaba qué habría sido de la vida de Juan Carlos. Mi familia ya conocía a Juanca a pesar de no haberlo visto nunca. Yo siempre hablaba de él y los aburría con mis historias. No perdía las esperanzas de encontrarlo…
En algún momento reiniciaba la búsqueda. La única pista era una vieja casa en Boedo cuya dirección ya no recordaba. Mi única posibilidad era la guía telefónica. La lista de Gomis era muy larga. Mi intento terminaba cuando preguntaba: ¿ustedes alguna vez vivieron en Castelar? La respuesta era No. Así me calmaba por un tiempo hasta que la nostalgia le ganaba a mi intensa actividad familiar y laboral.
Pero tanta veces va el cántaro a la fuente que al final se rompe. En 1996 volvió mi necesidad de pasado y reinicié la búsqueda. La única pista era que su padre podría seguir viviendo en Boedo. Seleccioné algunos Gomis que estaban en el área buscada. Luego de varios NO a mi pregunta si conocía a Juan Carlos, una voz femenina me contestó que SI, pero que ella no podía hablar con desconocidos, que llamara por la noche cuando está su marido y me cortó. ¡Qué alegría inmensa! Mi corazón parecía estallar y mis ojos se bañaron de nostalgia, parecía que, por fin, había encontrado a Mi Amigo.
Estaba ansioso de que llegara la noche para confirmar el hallazgo. Repetí la llamada y ante mi pregunta tantas veces pronunciada me respondió una voz:- Sí, aquí vivía Juan Carlos. Soy el padre pero ahora vive en Merlo. Qué bueno- dije-, yo vivo en Castelar. Pero me aclaró, que vivía en Merlo San Luis.
Le pedí la dirección de correo y que no le avisara de este encuentro. Había llegado la hora del contacto. Busqué entre mis fotos en blanco y negro, tuve suerte y encontré la del cumpleaños de Juanca. Cumplía 8 años y la reunión era en el comedor, con una torta en el centro de la mesa, tacitas de chocolate y algunas masitas. Junto a Juan Carlos estábamos sus amigos, pocos, Arnaldo, Antonio, Elba, Lito y yo junto a
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él, en un lugar de privilegio. Claro era su amigo y compinche de aventuras. Detrás nuestro aparecen en la foto sus padres y sus tías. Nadie más.
Le escribí una carta muy breve, lo más importante era la foto. Le di mi teléfono. Sólo había que esperar. A los pocos días recibí una llamada de Juan Carlos. ¡No lo podía creer! Era el primer contacto con mi amigo después de 40 años. La conversación fue intensa, nostálgica, larga, quisimos contarnos toda la vida en un minuto. Quedamos en vernos en 2 semanas cuando Juanca viniera a Buenos Aires a ver a sus padres.
El 2 de Julio de 1996, después de 40 años, decidimos vernos en la Plaza Once. Juanca me esperaría junto a la entrada del subte. Viajé desde Castelar. Pensaba en cómo sería. ¿Habrá cambiado? Lo recuerdo muy bajo igual que yo, alegre, de cara redonda, ojos achinados y sus cachetes siempre colorados. Llegué a Once y comencé a caminar hacia la plaza. Mis piernas estaban paralizadas, me sentía como en una primera cita con una chica, muy ansioso. Vi a lo lejos una persona junto a la entrada del subte. ¿Sería Juan Carlos? Me acerqué y vi a otra persona, más delgada, menos pelo y algunas arrugas, con lentes. ¿Era ó no era? Pregunté:- ¿Juan Carlos? Me respondió:- Sí, y vos ¿sos Cachito? El abrazo fue eterno y allí recordamos todo lo vivido juntos y en los 40 años de ausencia. Qué alegría inmensa. Imposible de relatar, solo sentir. Decidimos comer una pizza en la esquina de Rivadavia y Pueyrredón.
Juanca me cuenta que se puso muy nervioso cuando me vio llegar y pensó: ¿Que le habrá pasado a Cachito que viene su Padre en su lugar? Su memoria le había jugado una mala pasada y me confundió con mi padre. Su cerebro grabó la imagen de él cuando se fue de Castelar. Me dicen que somos como una gota de agua.
Juanca me cuenta que formó una familia: su esposa María del Carmen y sus hijos Cecilia y Alfredo. Hablamos de todo durante 4 horas. El mozo nos miraba un poco raro y le aclaré:- Si usted piensa que somos pareja
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se equivoca. Somos 2 amigos que nos reencontramos luego de 40 años. Los recuerdos perdidos aparecen en los pliegues de nuestra memoria.
Nuestra vida continúa y seguimos recorriendo juntos el camino a pesar de vivir a 800 kilómetros de distancia. Nos reunimos en Castelar o en Merlo. El año pasado viajamos con Omar (amigo del secundario) y su esposa, Silvia. Allí Omar conoció a Juan Carlos y me dijo:-Ustedes dos son “tal para cual”. Creo que el sentimiento de amistad se contagia. Los amigos de los amigos son mis amigos.
Está historia es real y traté de contarla con todo mi sentimiento. Como la amistad es un sueño compartido, el relato seguirá hasta siempre.
Cachito
Cumpleaños de Juan Carlos Gomis. Año 1953. Elba, Arnaldo y Antonio Moliere; Cuco Braña; Lito Chimeno, Cachito Michelena, entre otros.
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La abuela Estela
Su figura gastada por el tiempo, el pelo abundante y blanco, la piel y con surcos tallados por la vida, los hermosos ojos claros.
No sé nada de ella ¿Qué pasó en su vida?
Que hace la sociedad por ella, Como es posible que cargue con sus años y su pobreza?. Hace mucho tiempo que la veo deambular por Castelar, caminando lenta y pausadamente, dedica la mayor parte de su tiempo y de su vida a caminar para conseguir su sustento y sobrevivir. Mucha gente la mira pasar y se asombra de lo que ve, pero muy poca tiene sensibilidad para actuar y ayudarla.
La veo pasar a la mañana bien temprano desde Villa Udaondo por el puente Barcala y a mi regreso por la tarde, desde INTA, donde trabajo, la encuentro cuando regresa desde la estación de Castelar
Recorre 15 Km por día, con un paso muy lento, arrastrando los pies, encorvada y con la mirada clavada en el suelo. El largo cabello cubre íntegramente su cara.
Las inclemencias del tiempo no parecen hacer mella en su espíritu. Los días fríos del invierno y el calor insoportable del verano parecen no importar a Estela en su derrotero diario.
Después de mucho tiempo de verla pasar y no decidirme, me atreví a hablarle. Estacione el auto cuando la vi tocando el timbre de una casa en Arrecifes, muy cerca de Arias. Me sorprendí al ver a una mujer que muy amablemente le acercaba comida. Tratando de no incomodar me acerqué lentamente y me presenté a esta abuela, que me dijo: -Me dicen abuela pero me llamo Estela. Es un gusto conocerlo. Grata sorpresa porque encontré una mujer íntegra y culta que ante mi pregunta sobre qué necesitaba dijo: -Todo me sirve porque comparto con otras abuelas. Me gusta mucho leer y disfruto de los libros.
Me pregunto qué pasa que gran parte de la sociedad permanece adormecida antes estos hechos tan tristes y dolorosos. Pensamos que
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todo lo debe hacer el estado pero nosotros también somos parte del estado. No miremos para el costado pensando que siempre el otro debería ocuparse.
Es hora de que, además de pensar, actuemos y tomemos partido para que esta realidad pueda cambiar. Viviríamos mucho más felices.
Mi nieto Felipe
Felipe es un niño ciego de nacimiento por una enfermedad rara, Amaurosis congénita de Lebel. Tiene una figura frágil y angelical. Su
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cabello abundante, ensortijado y rubio como el trigal maduro.
Sus ojos son de varios colores, algunas veces verdes como los de su abuelo. Su vista imagina cosas pero sus ojos no ven. Su destino es este, ni bueno ni malo ¡Es este!
Su cuerpo es elástico y armonioso y tiene un carácter suave. Es un Sol con cara de ángel. La debilidad de todos nosotros.
A veces me pregunto quién decidió lo de Felipe. Tal vez Dios. Pero este mismo les dio a Laura y a Marcelo, sus padres, toda la capacidad, coraje, paciencia y fe para que Feli cumpla sus sueños. Esto no es casualidad sino una prueba de amor.
Sus limitaciones visuales no son un problema para él, sólo para nosotros que no entendemos su mundo.
El mundo de Felipe son los sentidos que le hacen disfrutar la vida. Ruidos, gustos y olores. Los ruidos son gran parte de su vida. Cada uno de los sonidos son para él algo que vive y late: los sonidos de una moto, auto, cortadora de pasto, bordeadora, licuadora, ventilador, lavarropas, secarropas y cualquier otra máquina que produzca ruido, los diferencia y los disfruta.
En los cuentos que su abuelo le cuenta siempre existe alguna máquina ruidosa para captar su interés, aún en los tradicionales como el de
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Caperucita Roja, donde ésta y su abuelita se mueven raudamente en motocicletas.
El problema de Felipe es que nosotros “los no discapacitados” y “normales” no entendemos cómo es su vida y vemos problemas que para él no existen. Por su discapacidad debe ser atendido por una legión de distintos especialistas (Psicopedagogos, psiquiatras, psicólogos, pediatras, entre tantos otros) Algunos de ellos tienen una visión de los problemas desde la óptica de las personas “normales”. Por este motivo, muchos de sus diagnósticos son equivocados, y las propuestas de solución también.
Sólo Felipe conoce su mundo, sus limitaciones y su gran capacidad para desarrollarse en una sociedad que no está preparada para recibirlo. Pide, de alguna manera, que lo entiendan y lo ayuden a crecer.
Su pasión es la música, y su profesora Ana, con vocación y paciencia logra que Feli disfrute de los sonidos y reconozca en su mp3 las canciones que el mismo elige.
Su otra vocación es la natación. Aprende en el Club Mariano Moreno. La profesora, Cecilia, vuelca en él todo su conocimiento, esfuerzo y paciencia, y aprende también cada día con Felipe. Después de cada clase vemos las alegrías y frustraciones del aprendizaje. Su referente es Nadia, una gran nadadora discapacitada, medalla de plata olímpica. Es maravilloso el ejemplo y escuchar el diálogo entre ellos.
La evolución es marcada. Se siente cómodo en el agua y está libre para moverse sin peligros, sintiendo su contacto en el cuerpo y la piel. Quien más que él para disfrutar de este maravilloso sentido.
En la mente del abuelo ronda la gran incógnita del futuro de Feli. ¿Cómo será su camino y cuán difícil será transitarlo? A veces pienso que tendrá suerte y la estrella que lo guía lo llevará a que desarrolle todo su potencial, que es mucho. Deseo, y creo que será así, una persona exitosa, sobre todo en sus cualidades humanas: trabajador, respetuoso, humilde, bondadoso, sencillo, buen padre, buen amigo. Creo que pido demasiado, pero sería maravilloso que fuera así.
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La vida es una historia compleja que debemos aprender a vivir en forma simple. Los caminos a recorrer son muchos pero sólo uno será el nuestro. Ojalá que Feli lo encuentre.
Felipe ha cumplido siete años y ya usa el bastón blanco que lo ayuda y ayudará a caminar y transitar por el largo y azaroso camino de la vida. Sólo deseo que sea Feliz.
El Abuelo
Felipe (izquierda) y su primo Agustín (derecha)
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Pobre mi madre querida
Mi madre, Rosario García, pampeana del viejo pueblo de Vértiz, nació una madrugada fría de mayo, allá por 1921.
Su madre italiana y su padre español. Desde niña le faltó el amor de madre, sólo fueron responsabilidades y sueños incumplidos. Su padre falleció a los 40 años cuando era aún una niña. Aprendió de muy chica a trabajar con su Tía Salvadora, natural de Galicia. Tuvo que cuidar a sus hermanos menores, mis tíos Luis, Cholo y Juan, todos pampeanos.
La vida la llevó a vivir en un viejo conventillo del Once y allí conoció a un joven galán, Pedro, mi padre.
En la década del 40 llegó la época de comprar el terreno en Castelar e iniciar la ardua tarea de construir el hogar. Gran parte de su vida transcurrió en su “casita” de Francia y Arrecifes.
Al poco tiempo y sabiendo cómo, llegamos mi hermano Títi y yo, cuatro años más tarde.
Cuántos sacrificios y tiempos compartidos tuvieron mis padres para asegurarnos lo que siempre desearon: que fuéramos niños y hombres de bien. Así de simple.
Su vida fue un largo camino de esfuerzos, sacrificios, salpicado por momentos de dichas, alegrías y festejos. Brindó desinteresadamente toda la cuota de amor, que no tuvo durante su niñez y juventud.
Cuenta mi madre quedó embarazada de mí, y ante el eminente nacimiento, mi abuela Catalina la manda al viejo Hospital de Morón, acompañada solamente por su hermano Juan, de escasos 10 años. En total soledad fue capaz de darlo todo por la vida.
Cuenta que nací de “prepo”, sin avisar, cuando estaba en el inodoro y casi me pierde. Creo que este apuro por vivir me marcó durante toda mi vida.
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Chalo, como la conocen en el barrio, supo ganarse el aprecio y el respeto de sus amigos y vecinos. Donde había un ser enfermo, allí estaba mi madre en su ayuda. Su profunda fe católica la motivó para continuar su obra. Colaboró durante muchos años con los pobres y con los discapacitados, prestando sus manos en la Obra de P.A.DI.M.M en Morón. Así fue hasta que su cuerpo pidió un descanso…
Su vida siempre fue dura y de mucho trabajo. Su función de madre la convirtió en una leona protectora. Hizo de ama de casa, trabajó como obrera textil, en un último taller de pullovers en el fondo de su casa. Así le fueron pasando los años, como etapas silenciosas y sigilosas. Nos inculcó responsabilidad, trabajo, respeto y alegría de vivir. Optimista por naturaleza. Su amor, paciencia y renunciamiento, marcaron y aseguraron nuestro futuro. Ella construyó recuerdos imborrables de mi infancia.
A pesar de los años, aún conserva su cara inmensamente bella, surcada por el tiempo, su cabello suave y blanco como la espuma.
Pero el paso de la vida deja sus huellas en la piel y en el alma. Sus piernas tan rápidas y ágiles fueron perdiendo agilidad y hoy se niegan a moverse. Sus ojos negros fueron perdiendo claridad. Sus manos que han trabajado tanto y nos han dado todas las caricias del mundo, también están talladas por las marcas del tiempo.
La veo con sus 92 años a cuestas, que le pesan y le duelen. Cansada y frágil. Con su mirada nos pide solamente una pequeña parte del inmenso cariño que nos brindó.
Su rostro está perdido en el tiempo pero en algunos momentos vienen a su mente recuerdos gratos que la hacen sonreír! Que felicidad también para nosotros!
Como hijo tenemos que devolver ese cariño, especialmente cuando más lo necesita. El tiempo debilita el cuerpo y el espíritu y sólo nuestro cariño y afecto es capaz de reemplazar, en parte, su fortaleza.
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Si bien me es muy difícil describir a mi madre porque escribo con el alma, pienso con egoísmo, que no hay mujer más buena que ella en este mundo.
Por todo los que nos dio, sangre, lágrimas y alegrías, no puedo más que rendirle este sentido homenaje de reconocimiento.
¡Que no se vaya nunca!
Cachito
Mi madre Rosario García (Chalo)
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Un barrio mágico de Castelar
Hace 67 años que vivo en Castelar. En la década del 50 era una localidad joven con pocas casas y mucho campo, donde predominaban las calles de tierra. El ferrocarril era su punto neurálgico.
Los distintos “barrios” comenzaron a diferenciarse, especialmente si eran de Castelar norte o sur. En este sentido quiero revivir a “mi barrio”, así de simple sin nombre. Ocupaba una superficie de 4 manzanas entre las calles Arias, Pergamino, Francia y Arrecifes, alguna de ellas de tierra.
Por aquella época existía dos grupo de chicos, los que teníamos entre 5 y 12 años entre los cuales me incluyo; y el grupo de los grandes, entre 12 y 17 años. En total éramos alrededor de 43.
En el barrio existía un profundo lazo afectivo entre nosotros y los padres de nuestros amigos. Así transcurrían los días felices entre la escuela y el disfrute de los juegos en el tiempo libre, en la calle o en el campito (terreno baldío). En este ambiente de sana libertad me crié y me eduqué.
Muchas de las casas hoy ya no existen y han sido reemplazadas por otras más modernas pero algunas han resistido estoicamente el paso del tiempo y me da felicidad y nostalgia verlas: casa de Popy y Alicia (Mar Chiquita y Pergamino), de Carlitos Merlo (Pergamino, entre Francia y Mar Chiquita), Juan Carlos Gomis (Francia entre san Nicolás y Pergamino), y mi casa (Francia entre Pergamino y Arrecifes), entre otras.
A través de la revista quiero recordar con cariño y nostalgia a todos los amigos del barrio con los cuales compartí juegos como fútbol, figuritas, bolitas, balero, yo-yo, barriletes, juegos en las casas en construcción, fogatas de San Pablo y San Pedro, carnavales y otros más. En este sentido recuerdo que Cacho Urio y Tristán Torres del grupo de los
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“grandes” organizaban y nos incentivaban a los más chicos a los juegos de atletismo y al jockey sobre patines en las calles asfaltadas. En algunos juegos no había edad. En el fútbol nos reuníamos los chicos y los grandes e inclusive alguno de nuestros padres; el lugar era la canchita de la esquina de Pergamino y Mar Chiquita.
Dentro del barrio dos esquinas eran los lugares predilectos de reunión: Pergamino y Mar Chiquita, y San Nicolás y Mar Chiquita. En esta última la “casa de los Rusos”, casa de fin de semana, la presencia de grandes plantas de mandarina, nos inducía al hurto de frutas.
Estos amigos han formado sus familias y hoy son abuelos. Muchos de ellos son profesionales (abogados, jueces, escribanos, ingenieros, médicos), empresarios, comerciantes o empleados. Alguno de ellos han emigrado en busca de nuevos horizontes, pero todos son el producto del barrio
En el grupo de amigos de mi edad, de los más chicos, recuerdo a:
Juan Carlos y Ana María Gomis; Carlitos Merlo; Cacho y Buby Urio; Alicia y Poppy Sanz; Graciela Curotto; Marta Dimitrijewitz; Mario, Jorge y Manolo Iglesias; Cuco Braña; Antonio, Arnaldo, Elba y Alicia Molieri; Juan y Tito Corigliano; Lito y Cristina Chimeno; José Ramón y María del Carmen Abollo; Eduardo, Hugo y Héctor Marcellini; Lucho Carpaneto; Jorge y Graciela; Luis Angelleri; Osvaldo y Alicia Gamallo; hermanos Grimau; Rogelio “sopero”.
En el grupo de los grandes, recuerdo a:
Haydée y Beatriz Bisignano (“las mellizas”); Antonio Piteo; Adrián Petrocello; Tristán Torres; Cacho Urio; Juanca y Rosendo; Titi Michelena (mi hermano) y algunos que lamentablemente no recuerdo.
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Espero haber expresado mis sentimientos hacia el barrio que nos dio amigos, felicidad, y por sobre todo, contención dentro y fuera de nuestras casas.
Esquina del barrio. Mar Chiquita y Pergamino (Castelar). De izquierda a derecha. Parados: Mario Iglesias, Cachito Michelena, Lucho Carpanetto, Lito
Chimeno. Agachados: Juan Carlos Gomis, Carlitos Merlo, Jorge Iglesias.
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POEMAS
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Barrio mío
Barrio mío,
Duce sueño de niñez,
juegos, alegrías, amigos,
horno y fragua de juventud,
bullicio, inocencia, reprimendas, alegres
palomas de cuerpo pequeño,
guardapolvos blancos, pantalones cortos.
Barrio mío,
lleno de sueños,
¡Cuántos recuerdos! ¡Cuánta nostalgia!
¡Quién pudiera regresar a ti!
Formador de sueños,
de alegrías y tristezas,
de presentes nostálgicos y memoriosos.
Barrio mío,
Regresaré a verte,
con mi alma y la memoria,
calles de tierra, zanjas con sapos,
primeros juegos de amores inciertos,
noches cálidas de luces pobres,
- 33
vidas austeras, sencillez de barrio,
San Pablo y San Pedro,
el fuego ilumina los rostros alegres,
un muñeco con vida,
arde su cuerpo, chispas vivaces,
cenizas al viento.
Barrio mío, regresaré a verte…
- 34
Mejor que
Mejor que
pensar un viaje
es disfrutarlo.
Mejor que
hablar de amistad
es compartir un amigo.
Mejor que
ser valiente
es vencer al miedo.
Mejor que
pedir perdón
es no necesitarlo.
Mejor que
tener un arma
es saber defenderse.
Mejor que
desear un éxito
es pelear por obtenerlo.
- 35
Mejor que
guiar
es enseñar el camino.
Mejor que
correr
es andar el camino.
Mejor que
mirar el reloj
es disfrutar del tiempo.
Mejor que
acumular riquezas
es compartirlas.
Mejor que
pensar en la muerte
es honrar la vida.
Mejor que
dar limosnas
es hacer justicia.
- 36
Mejor que
protegerse de la lluvia
es sentir su caricia.
Mejor que
hablar de la naturaleza
es sentirse parte de ella.
Mejor que
gritar nuestros derechos
es sentirnos con derechos.
Mejor que
dudar de la naturaleza
es mirar al cielo.
- 37
Tuve un sueño
Tuve un sueño,
viajé de regreso,
en el tren del tiempo.
Recobré mi niñez,
mis amigos y los juegos,
el barrio joven y las plantas,
de mandarinas secuestradas,
de autitos y figuritas,
gomeras, cerbatanas y
bolitas de ligustro,
de chicos y chicas,
tiradores y pantalones cortos,
polleras largas y zoquetes,
Ingenuidad, dulce tiempo.
No quisiera regresar
al presente que no añoro,
¡Quién pudiera,
engañar al reloj!
Soñé que soñaba…
- 38
Naturaleza
Hojas verdes hoy,
amarillas o rojas mañana,
como el camaleón,
cuando el otoño llegue.
¿Quién maneja u ordena,
la migración de las aves,
el sueño invernal profundo
de osos y tortugas?
Cómo explicar la perfección,
sin pensar que un poder supremo
gobierna la vida.
Palomas,
mensajeras de amor,
vuelan ansiosas
distancias sin límites
buscando su hogar.
Bosques, desiertos y pantanos,
esencia de la vida son.
- 39
La naturaleza,
obra de Dios,
colores, formas y olores,
aves, pájaros, mariposas,
mar embravecido,
luna, sol y planetas,
universo infinito,
obra indiscutida
de que Dios ¡Existe!
Todo es armonía,
perfección natural,
sólo el hombre es capaz
de este suave equilibrio
romper.
- 40
Paloma mensajera
De niño alegró mi vida,
de mis padres también.
Noble animal,
pasión y locura de
su amo y amigo.
Amor entrañable,
semanas enteras,
de trabajo constante.
Los domingos, carrera por medio,
deleite, disfrute, ansiedad, alegría.
Rápido vuelo.
Devora distancias con rumbo preciso,
inmenso el esfuerzo.
Busca ansiosa su pronta llegada,
su deseo inmenso de llegar a casa.
Su figura graciosa se dibuja en el cielo,
busca afanosa su hogar entrañable.
Impaciente mi padre, implora que baje,
sobre el techo sonoro,
del palomar querido.
Su vuelo concluye,
la espera su casa, comida y bebida,
- 41
luego del esfuerzo extremo,
solo quedan sus plumas
y sus pálidos huesos.
Un sueño profundo la invade,
y sueña que a su casa
al fin ha llegado.
Nostalgia
Nostalgia,
de niñez lejana,
de flores perfumadas,
de iniciar caminos,
de proyectos incumplidos.
Nostalgia,
de una madre ausente,
de un país lejano,
de recuerdos vagos,
de amigos perdidos.
- 42
Qué alegría tengo
¡Qué alegría tengo!
La nave surca el mar sin destino.
Mi madre menciona mi nombre.
Mis hijas viven libres.
Cruje la escarcha bajo mis pies.
¡Qué alegría tengo!
Mi niñez no me abandona.
Puedo escribir versos y poemas.
Mi vida tiene sentido.
Tengo mucho por hacer.
La muerte puede esperar.
- 43
Tristeza
La tristeza
invade mi alma,
recorre mis recuerdos,
se instala en mí,
gobierna mi mente.
¡No me deja vivir!
Amor
Sin el nada existe.
Esencia de la vida.
De niño, hermano, madre.
Amor bravío,
amor prohibido,
amor fugaz,
amor ausente,
amor violento.
Siempre el amor.
Amor.
- 44
Argentina
Me enamoré cuando nací,
recorrí tu cuerpo y tus entrañas,
desde el norte al sur,
bosques, lagos y quebradas,
cataratas, glaciares y pampas.
¡Tierra mía!!Cuánto te quiero!
Seguiré recorriendo tus caminos,
hasta que mi tiempo se termine.
En tus entrañas quedará mi cuerpo
como recuerdo
de lo mucho que te quiero.
¡Argentina, Patria mía!
Castelar, bella ciudad
Los que peinan canas y aquellos que no las tenemos,
porque el viento jugó con ellas,
recordamos con nostalgia a la bella dama.
Pero esta joven mujer,
sigue tan bella como siempre.
De ella nos enamoramos algún día,
y hoy seguimos como siempre,
- 44 -
enamorados.
Este amor no morirá nunca,
digamos casi nunca…
A los cines se los llevó el tiempo,
su perfume y sus butacas de madera,
son frías oficinas de dinero.
Sus alegres calles de tierra,
hoy son asfaltos calientes,
transitados y ruidosos.
Sus pobres luces esquineras,
son grandes faroles let.
Los grillos y las luciérnagas
no alegran las noches de verano,
el croar de los sapos tampoco existe.
El campito con olor a pasto mojado,
donde se jugaba sin cansancio
hoy solo recuerdos son.
Tu gente cambió,
la vida cambió.
Los niños se hicieron hombres,
nuevos niños alegran tus calles,
tus verdes espacios y terrenos baldíos,
son hoy edificios de mármol, fríos,
que alzan sus manos para alcanzar el cielo.
- 45 -
Castelar, bella mujer,
fuiste Km 22,
hace un siglo,
hoy gran ciudad.
Cumpliste 50 y no te diste cuenta.
Te conservas joven como pradera en flor,
el tiempo cambió tu cuerpo,
pero tu alma se mantiene joven.
Elegante, aristócrata, moderna,
envidiada.
Bella joven, siempre joven…
- 46 -
Confusión
Me siento cansado,
mi cuerpo está exhausto,
mi mente bloqueada,
no puedo pensar.
Intento escribir,
relatar que me pasa,
pero mi mano,
rebelde está.
Quiero hablar y no puedo,
mi voz no se escucha,
es como un fantasma
que llega y se va.
Intento escaparme,
mis piernas delgadas
me dicen que no.
Angustia que fluye
paraliza mi cuerpo,
confusión inmensa,
- 47 -
¡No sé donde estoy!
¿Qué es lo que pasa?
¿Será sólo un sueño?
¿O una cruel realidad?
- 48 -
El café
Herencia africana, negro azabache,
engañosa invención de Satanás,
sabor amargo, fumarola blanca,
brebaje del alma.
Estimulante, creativo, cultural,
su aroma perfuma la tertulia
de la mesa compartida.
Adictivo intelectual.
Amores, secretos, negocios,
alegrías y tristezas,
amistad sellada, sin tiempo ni prisa,
cómplice de noches sin final.
El mar
Profundas heridas,
barcos sin destino,
calmo, bravío y altanero,
gigante,
- 49 -
tu nombre es el mar.
Sol y luna, compañeras,
dejan su brillo en tu cuerpo.
Tormentas bravías.
Musa de versos y amores,
espejo del alma,
amores encendidos.
La vida en tus entrañas,
agua pura y cristalina,
sabor a lagrima.
La mano de dios refleja tu alma.
Gaviotas como estrellas fugaces
adornan tu cielo.
- 50 -
El perro de la estación
En la vieja estación
esperó impaciente,
sin distraer siquiera
su atención cansina,
sólo esperaba
a su único dueño,
aquél que siempre
le quitara el sueño.
Su largo cuerpo, de
pelaje negro,
pinceladas blancas.
No conoce fronteras,
sólo fiel cariño.
Para el perro noble,
el hombre pobre
huele igual que el rico.
Cruzó la vía y ladró feliz,
a su amo que recién llegaba
en el viejo tren del Sarmiento.
Como jóvenes enamorados,
- 51 -
festejaron alegres
el reencuentro eterno.
Un mimo, una caricia,
sólo pide eso ,
a cambio de nada.
- 52 -
Amor puro
que vive y late en
las entrañas de la
vida misma.
Seguirán por siempre
sin renunciamiento,
hasta que uno de ellos
deba viajar al cielo.
El poder
El poder,
hombre bello, inocente,
poderoso y atractivo.
Endulza el ego,
altera la mente
del hombre mezquino.
Subordina al hombre,
maneja intereses,
compra voluntades,
crea riqueza
- 53 -
que trae pobreza
en mentes enfermas.
Riqueza y poder,
hermanas gemelas,
juegan al futuro,
en un mundo incierto.
El tiempo de la tortuga
Tortuga la llaman pero
Trixie es su nombre.
Animal prehistórico,
nunca tiene prisa,
siempre tiene pausa,
camina muy lenta al
igual que su sombra.
Nunca llegará a nada,
¿Por qué no se apura?
¡Se le va la vida!
Trixie impávida viaja
sin chistar siquiera.
Carga su coraza,
- 54 -
su casa asegura,
y alquiler no paga.
Silenciosa camina,
y nunca contamina.
Su mirada fría y lejana,
¿sentimientos tiene?
¿Es capaz de llorar
si algo noble la emociona?
Tortuga que llora,
lágrimas asoman,
por 200 huevos que
deberá poner.
Su prole ansiosa espera
con su encierro romper
y al mar poder volver.
El invierno asoma su cara y
Trixie inicia su profundo sueño,
el cascarón será su abrigo,
su cuerpo rugoso allí dormirá,
hasta que un día cualquiera,
la primavera llegue,
vestida de rosas y claveles blancos.
Alegre de volver al mundo,
- 55 -
bosteza y bosteza y
a su dueña saluda.
¿Imitar a Trixie será la consigna?
¿O seguir corriendo como
siempre hicimos
para llegar pronto…
a ningún lado?
- 56 -
El sueño
Sueño en un mundo irreal,
donde la amistad sea un culto,
donde existan la verdad,
los valores, la razón,
la familia, el trabajo, el amor. No
hay lugar para la violencia,
hipocresía, frivolidad, facilismo.
Sueño y me despierto,
el sueño es sólo un sueño.
El mundo es como es,
no como lo sueño.
¿Aprenderé a vivir en él,
o trataré de cambiarlo?
Un mundo mejor,
mis nietos necesitan…
- 57 -
El tiempo
El tiempo,
corre, vuela.
El presente, pasado, futuro,
el pasado, pasó,
el futuro no ha llegado…
¡Sólo el presente para vivirlo!
sueños y proyectos incumplidos
éxitos y fracasos.
El tiempo es el reloj del alma,
cambia su velocidad,
a contramano,
cuanto más viejo más rápido,
lento, casi imperceptible, de joven.
El tiempo borra con su goma la memoria,
los recuerdos son cada vez más lejanos y borrosos.
De pronto, la memoria recobra su memoria,
recordando imágenes muy viejas,
de la niñez…
- 58 -
Felipe
Tu alma irradia luz,
tu cuerpo rubio y esbelto,
tu futuro sueño dorado
del trigal en fruto.
Serás todo,
lo que quieras ser.
Un ángel protege
tus sueños…
Hipocresía
Ruin capacidad de los mortales.
Dice pero no dice.
Baño de duda. Pienso
pero no digo. Baño de
sospecha. Falta de
coraje. Máscara de la
mentira.
- 59 -
Infancia
Con muchos años a cuestas,
recibo de mi madre el cariño.
Nace en lo profundo de mi alma,
el recuerdo imborrable de ser niño.
Dulce aroma de la infancia,
de juegos e inocencia.
El tiempo trae la fragancia
de la flor de la memoria.
- 60 -
La amistad
Esencia de vida,
lazo indestructible, no genético.
Se fragua y se alimenta con las almas,
sentimiento incondicional, fiel, puro.
Nace cuando quiere y donde quiere,
espontánea y sin motivo.
Sólida como una roca,
noble como el granito,
la lima del tiempo no logra “mellarla”.
A veces se quiebra,
¿o nunca existió?
Si bien nace, nunca muere,
eterno sentimiento de la vida.
- 61 -
La lluvia
Vienes cargada de energía,
la vida te necesita.
Con ánimos desiguales,
a veces suave y delicada, calmas
la sed de los trigales. Otras
veces violenta y agresiva,
ahogas la tierra y destruyes los sueños,
aunque serás por siempre
bendición del cielo.
La luna
Mujer altiva de múltiples caras,
redonda, brillante, oscura, radiante,
a veces sonriente y otras ausente.
Musa de poetas y poemas viejos,
de amores eternos y también secretos.
Magnético hechizo, diosa de los pueblos,
juega con amigos, el sol y la tierra,
se esconde detrás y la mirada eclipsa,
- 62 -
suplica amor girando enamorada,
pensando alguna vez
alcanzar el cielo.
La luz
La luz
ilumina nuestros ojos y el alma,
nos marca el sendero,
nos lleva a la vida.
Se destruye con la muerte.
La muerte
No te temo ni te odio,
solo te respeto.
A pesar de tus caras y facetas,
muerte, parca, guadaña,
solo creo en tu misterio.
Si bien tu apariencia es macabra,
esqueleto, guadaña y capa negra,
sos pareja de la vida.
- 63 -
Al fin de nuestra vida terrenal,
vienes por nosotros,
y nuestra joven alma,
volará hacia el cielo,
en un cometa de colores.
El problema entre nosotros,
parca mía,
es venir sin avisar.
!Avísame por favor!
Me envías un dolor fuerte,
un juego de estrés o
una terapia intensiva.
Si bien no eres de mi agrado, te respeto,
pero inmortal quiero ser,
como Gardel y Pichuco,
San Martín y Belgrano,
como Fangio, como Borges,
aunque esto no te guste…
Porque soy feliz y
tengo mucho por hacer,
tendrás que esperar un tiempo,
para venir a buscarme.
Dame tiempo,
- 64 -
sólo algunos años más.
Quiero ver a mis nietos,
Agustín, Felipe y Valentina,
dos soles y la luna,
caminar hacia el futuro.
Cuando el timbre de la vida,
me convide al largo viaje
aviso a mi viejo Pedro
y al tío Cholo también,
que hace rato que me esperan.
Así, los tres juntos,
café de por medio,
disfrutaremos el edén.
Si es verdad que
las almas son niños,
jugaré a las bolitas
en el cielo,
con mi viejo y con el Cholo.
- 65 -
La rosa
El color del arcoíris.
Clama del cielo el agua
y de la tierra sus nutrientes.
Figura de bella dama
que aspecto fatal ofrece.
Con espina se protege
de la mano del osado, que
hiere su fino tallo como
regalo de su amada.
Aterciopelada
como la suave piel
del recién nacido.
Lágrima
Lágrima
de sabor a mar,
corre sobre
su mejilla.
Alegría inmensa,
sonríe tu alma.
- 66 -
Lágrima sonríe,
ha llegado una vida.
Corre lágrima, corre
vida, alegrías y tristezas.
Imprevista, sin aviso
la muerte ha llegado.
Lagrima corre,
sobre su mejilla,
lagrima llora,
corre lágrima, corre.
- 67 -
Mercedita
Mezcla de árabe y criolla,
su piel morena,
sus grandes ojos negros.
En Morón llegó a la vida,
una noche calurosa de verano,
a mediados del 40.
Su pasado incierto y doloroso,
la ausencia de su madre y
el afecto de su padre.
De su “tía” Esther recibió
lo que nunca tuvo
cariño y contención.
Una niñez agridulce,
largas noches de convento,
viajes felices a Suipacha.
Las Tres Marías le dan gracias,
sus tres nietos también,
Agustín, Felipe y Valentina,
son los brillos del diamante,
que iluminan su camino.
- 68 -
Su fe católica la guía
por el sendero de la vida.
La bondad es su tesoro.
Nada guarda para sí,
su cariño y sus afectos,
para los seres queridos.
Que Dios la guarde en la tierra,
y que juntos caminemos,
el futuro por venir.
Mercedes Acosta. Mi esposa.
- 69 -
Mi sombra
Su color es negro, cambia su forma y también su tamaño, jugando con el sol. No respeta el abolengo, aristocracia, pobreza o miseria, es igual para todos los seres humanos. La sombra eternamente fiel, acepta el nombre de su compañero, y camina junto a él. A veces me sigue; otras, se escapa delante de mí, juega a las escondidas. Grita su agonía diaria, cuando el sol le cede paso a las estrellas. Duerme junto a mí, me acompaña al levantarme para disfrutar un nuevo día. ¿Que hará mi sombra cuando muera? ¿llorará por mí partida?, ¿o viajará con mi alma y será su sombra en el infinito?
- 70 -
Mi vida
Mi deseo es dejar una huella en el barro del camino de la vida.
Mi vida fue intensa durante la niñez y la juventud, llena de alegrías, proyectos, amoríos juveniles.
En la madurez de la vida, disfruté de viajes a regiones exóticas. Nuestra América latina, la vieja Europa también, quedaron en mi retina.
En la puerta de los setenta con proyectos incumplidos y proyectos por nacer, sueños nuevos, hijas jóvenes, nietos pequeños, nuevos retoños del árbol viejo.
Que me recuerden deseo,
- 71 -
cosas simples de la vida, honradez, sencillez, amistad, sentimientos. Cuando llegue el momento y suene la campana del recreo, me iré feliz, con la vida vivida, dejando tras de mí, una huella… en el barro del camino.
Cumpleaños 90 de mi madre Chalo. De izquierda a derecha: María Soledad, María Paula y María Laura (hijas); Agustín, Felipe y Valentina
(nietos).
- 72 -
Mi viejo Pedro
Pedro,
mi viejo Pedro.
Llegó a este mundo, allá por el 15,
cuando el siglo XX recién despertaba,
en el viejo puerto de Ingeniero White,
lejanas tierras de Bahía Blanca.
La sangre vasca de sus padres le dio su estirpe.
En un viejo conventillo
del barrio del Once,
su niñez y juventud pasó,
jugaban alegres
en un patio florido,
donde el aire y el bullicio
se compartían.
En ese cielo encontró
la estrella de mi joven madre.
La pasión por las palomas,
mensajeras ellas,
llenó su corazón de alegrías,
- 73 -
y algunas pocas tristezas.
Su bandoneón arrabalero,
transmitió su locura por el tango.
En las tardes calurosas del verano,
sus manos laboriosas
“deletrearon” los finos versos de Manzi,
“Desde el Alma”.
Intensa vida de trabajo,
de alegrías y sueños incumplidos.
De pocas palabras pero de carácter firme,
segura y penetrante mirada,
sin castigos,
señal inequívoca
del fin del desencuentro.
Nos dejó una fría tarde de invierno,
con sus 70 años a cuestas.
Nos dejó el frío de la despedida,
así de repente, sin avisarnos,
en los brazos de mi madre.
- 74 -
El tiempo cicatrizó heridas
y flotando en el aire
queda su recuerdo.
Nos dejó enseñanzas de vida,
honradez en palabras y en conducta.
El tiempo me enseñó a entenderlo y valorarlo.
Sus afectos y sentimientos se grabaron en mi alma,
firme herencia,
orgullo genuino tallado por el tiempo.
- 75 -
Niñez desamparada
Niñez desamparada,
pobreza denigrante,
desamparo,
dignidad ausente.
Carencia de afectos,
mar desierto de esperanzas,
mendigos obligados
de limosnas ajenas.
Cuerpitos frágiles de cristal,
caritas tristes,
ojitos de aceituna,
bañados de rocío.
Pies desnudos,
zapatillas rotas,
chicos de la calle,
libres pajaritos,
vuelan libres.
Sueños incumplidos,
alegrías inocentes,
alegrías desbordadas.
- 76 -
Sociedad ciega,
prejuicios culturales,
interés de pocos,
desinterés de muchos.
Padres ausentes,
hipocresía social,
sin sentido de culpa.
Ojitos de tristeza,
lágrimas llorosas,
futuro cierto,
felicidad sin futuro.
Ángeles de la guarda,
ausentes, distraídos
por el murmullo de la gente.
Río torrentoso de injusticias y desesperanzas,
sociedad ausente e indolente,
presente doloroso como espina en la carne.
Niñez desamparada,
ante la mirada pre juiciosa de la gente.
¿Qué pasado misterioso
te condenó al presente?
- 77 -
sin esperanzas,
porque el presente será futuro.
El hambre te acompaña,
fiel testigo de tu vida,
sólo en el sueño,
te abandona.
El sueño te transporta
a una vida digna,
llena de alegrías y
juegos con amigos.
Hasta que despiertas y
todo termina,
bajo la mirada de tu perro guía.
- 78 -
Nostalgia
Nostalgia
de niñez lejana,
de flores perfumadas,
de iniciar caminos,
de proyectos incumplidos.
Nostalgia
de una madre ausente,
de un país lejano,
de recuerdos vagos,
de amigos perdidos.
Quebracho
Quebracho chaqueño,
Quebracho santiagueño,
regalo de Dios en el norte argentino.
Legendario del Parque chaqueño,
su noble madera de corazón rojo,
duro como el diamante,
- 79 -
crece lento, muy lento,
no tiene apuro de llegar a grande.
La sangre verde fluye por sus venas,
sus raíces profundas
beben el agua
que tanto desean.
Lo da todo
y no pide nada,
sólo el agua
que el cielo le ofrece.
El follaje hermoso
de pequeñas hojas
que viven alegres
hasta el otoño.
Morirán sin prisa
para alimentar la tierra
que le dio la vida.
En otoño caen
sus pequeñas hojas,
que cubren la tierra
de la vida misma.
Su sueño del invierno
- 80 -
será interrumpido,
cuando el sol intenso,
del verano llegue.
Abriga al paisano
del calor intenso
del sol de verano.
A su sombra Don Sixto
escribe sus versos,
inspira la musa,
que su corazón le pide.
Protege al guasuncho,
también la charata,
que grita cantando
durante su vuelo.
El esqueleto del país
se nutre de su noble madera,
desde el norte al sur,
los durmientes duermen,
mientras el tren saluda
con humo de color
blanco de sueños.
Elegante y altanero,
- 81 -
alza sus brazos al cielo.
Ruega clemencia
al ataque artero
del que no lo entiende.
Desde hace siglos
sufre el monte
el desgarro del hombre,
su mano sedienta y
el duro acero del hacha
cruelmente se unen.
Profundas heridas se abren,
en el corazón del quebracho.
Altanero,
sufre y no llora,
sólo crujidos dolientes emite,
pidiendo clemencia para no morir.
Su corazón rojo se transforma en negro,
carbón que alimenta las brasas ardientes,
carne asada con olor a fiesta.
Con el desmonte, el quebracho muere,
la tierra desmontada está,
- 82 -
la lluvia erosiona vestigios de vida…
La realidad es cruda,
no habrá otro camino…
Soy gaucho
He caminado mucho
y andado otro tanto.
He bebido del rocío
y comido cuando pude.
No me asustan los malevos
y tampoco los contreras.
¡Qué me quieren enseñar
los que nunca han aprendido!
No tengo que demostrar,
porque mi vida
bien la he vivido,
como nunca y
como siempre.
Lo pedido lo he devuelto
y mil afectos he brindado,
la amistad correspondida,
de pocos buenos amigos.
- 83 -
Recordando a Juan Moreira,
no necesito en este evento
el mate amargo tomar,
¡Yo Gaucho ya soy!
Me gusta el mate dulce
como el de mi madre.
Con nostalgia recuerdo,
las palabras de mi vieja,
¡Pónele azúcar al mate!
que la vida,
que la vida,
muy amarga es para mí.
- 84 -
Sueños
Soñar,
libre vuelo de la mente,
rescate de recuerdos
perdidos en las entrañas
de la memoria.
Satisfacción de deseos inconscientes.
Sueños realizados,
sueños incumplidos,
dura realidad de lo impensado.
Sueños de juventud,
libres, vivaces, atrevidos.
Sueños al fin del camino,
maduros, pensados, sensatos.
Sueños de libertad,
muchas veces frustrados.
Soñar dormido,
soñar despierto,
lo importante es
atreverse a soñar
una vida nueva.
- 85 -
Tomando mate con mi vieja
En la vieja casa del
ciruelo seco,
disfrutamos un mate
con mi vieja linda
y con sus recuerdos.
“Adios Nonino” fluye melancólico,
perfumando el patio.
Con mi vieja charlamos,
de su viejo pasado.
Recuerdos de su infancia y de su niñez.
Su memoria no tiene memoria, sólo
centelleo de verdades ciertas, esperá
que pienso me dijo mi madre, no
recuerdo bien,
todo es muy confuso,
¡Mi memoria de paseo se fue!
Habla del pasado,
que hoy es su presente,
su amiga Juanita,
no la ha llamado,
luego de su muerte,
hace tantos años.
- 86 -
Habla de su padre,
que está en este mundo
solo en su memoria.
Habla del pasado
que es su presente.
El cuerpo me duele, menciona mi madre
¿Será la humedad o
tal vez la vejez?
La vida es amarga reprocha mi vieja,
¡El azúcar al mate no puede faltar!
Todo es confuso,
recuerdos guardados,
en los pliegos profundos
de su débil memoria.
Al fondo se escucha,
la voz de Rivero,
en su eterno Sur…
paredón y después.
- 87 -
Tres mujeres
La esencia de la vida,
motor del hombre,
fortaleza de titanes,
el cielo está cerca,
lo imposible es posible,
Fe, Pasión, Voluntad,
heroínas celestiales.
Miedo
Miedo a perderte
Miedo a no verte
Miedo a la traición
Miedo a la violencia
Miedo a la soledad
Miedo a la enfermedad
Miedo a la vida
Miedo a la muerte
Miedo al miedo
Miedo a no sentir miedo…
- 88 -
Tuve un sueño
Tuve un sueño,
viajé de regreso,
en el tren del tiempo.
Recobré mi niñez,
mis amigos y los juegos,
el barrio joven y las plantas,
de mandarinas secuestradas,
de autitos y figuritas,
gomeras, cerbatanas y
bolitas de ligustro,
de chicos y chicas,
tiradores y pantalones cortos,
polleras largas y zoquetes,
Ingenuidad, dulce tiempo.
No quisiera regresar
al presente que no añoro,
¡Quién pudiera
engañar al reloj!
Soñé que soñaba…
- 89 -
Vida
Vida,
simple y compleja a la vez.
Vida corta, larga,
angustiosa, feliz,
pero siempre vida.
Para ser vivida
Intensamente,
hasta que
el alma ascienda,
sobre una paloma blanca.
Locura
Locura, dulce insensatez
de los mortales.
Locura. Loco lindo, fuente
de los genios. Artistas,
músicos, pintores,
científicos, inventores…
Locura,
- 90 -
irracional emoción de la mente.
Locura y cordura,
frágil equilibrio que se rompe,
con destellos de locura,
Van Gogh, Miguel Angel, Filiberto,
Cátulo Castillo…
Distintas caras de la locura,
que muta y se mimetiza
con la cordura.
Locura,
logra en el ser humano,
lo que la cordura
no imagina,
Las Meninas De Velázquez.
Locura.
Sentimientos
Sentimientos,
la vida no es posible sin ellos.
Tristeza, alegría, nostalgia,
recuerdos, emociones.
El goce de la mano caliente
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de un amigo,
la caricia de una mano fraternal,
el disfrute de la naturaleza.
El hombre es un cuerpo
sentimentalmente poroso.
A través de los poros,
se respira la vida.
Algunos muy porosos
y otros no tanto.
Los porosos
viven y sienten la vida
profundamente.
Gozan sentimientos.
Los no porosos
insensibles son.
Pobre aquél que sea
impermeable a la vida.
¡Es hombre muerto!
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Cachito no es Cachito
Mi madre, 92 años cumplió Cabello blanco abundante, intensa nevada del invierno.
Dialogo con ella, soy Cachito, su hijo menor. Habla de Cachito pero no con Cachito. Me pregunta asombrada ¿Vos cómo te llamás? -Le digo, tu hijo, -tu hijo Cachito. -No te hagas el vivo Cachito no sos. Era muy travieso y callejero también. Se recibió de ingeniero y trabaja en el INTA.
Hablamos de todo en su pasado borroso. Esperá que me acuerde porque me confundo, me dice sonriendo.
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Le nombro recuerdos, me pregunta intrigada. ¿Cómo sabés tanto de lo que yo sé?
Me siento feliz, mi madre recuerda mi infancia añorada.
El beso de siempre a mi vieja le dí. Me fui muy feliz, pensando que al menos un buen recuerdo tiene de mí.
Entrega Premio Prego a la Conservación de los Suelos. Academia Nacional de Agronomía y veterinaria. 2011.
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El hornero
Aristócrata personaje del camino.
Ladrillo es su color.
Elegante, soberbio, nacional.
Su casa es de barro,
similar a la nuestra.
Su canto no es bello,
solo trinos que dicen
¡Aquí estoy!
Trabajo incansable,
pico largo, patas largas,
son manos para la masa.
Agua y barro necesita.
Sus patas, huellas
en el barro dejan.
Constructor de sueños,
arquitecto de su destino.
Mañana temprano
el sol no ha asomado.
Su pico hacia el cielo,
sus alas agita,
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emite un sonido,
de algarabía es su trino.
Pichones asoman
asombrados sus ojos.
Su vida ha iniciado
un largo camino.
Pareja de horneros
son nuestros amigos.
Felices pasean
por el jardín florido.
Escalera
Escalera
que nos lleva
a las profundidades
del infierno.
Escalera
que nos eleva
a niveles celestiales.
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Escalera
que aprovechan
indecentes personajes
para lucrar
con la vida de la gente.
Escalera
para bien y para mal,
sube y baja de la vida.
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Periodista divino
Ser omnipotente
de conocimiento infinito.
El cuarto poder integra
o el quinto tal vez.
Habla, opina,
todo lo sabe
y nunca se equivoca.
Fútbol, política, economía,
mujeres, religión, familia, ciencia.
Siempre tiene
la verdad en el bolsillo.
Sus ideas
forman ideas
en la mente gente.
¿Qué universidad celestial
formó este periodista divino?
Talentoso, inteligente,
brillante, sagaz, iluminado,
pero también,
entrometido, agresivo,
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soberbio, irrespetuoso.
¿Es el periodista
un ser humano más
o es acaso
un fruto divino?
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El otoño
Estrellas doradas caen,
el sueño profundo
del invierno llega.
Hormonas que llegan
a cumplir su sueño,
decirle a las hojas
que su descanso
ha llegado.
Arco iris de colores,
amarillo, rojo, ocre.
El descanso llega
luego del vigor intenso
del verano.
Se saca su traje,
su cuerpo desnudo
pudoroso ofrece
mostrando sus nidos
y también su alma.
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El árbol sonríe,
sus hojas
a la tierra aporta.
Brotes nuevos
nacerán felices
cuando el nuevo año
esté por llegar.
Perfecto es el ciclo,
continua es la vida
y el próximo otoño
golpeará la puerta.
Sensibilidad
La piel.
El más extenso y sensible
de los “sentidos”.
A veces impermeable,
otras veces no.
Si permeable es,
capacidad infinita de
sensibilidad extrema.
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¡Qué deleite “saborear”
la vida!
También sensible
a dolores y fracasos
que la vida tiene.
Si impermeable es,
ventajas tiene,
soportar heridas
que la vida trae.
Pero nunca tiene
la gloria inmensa
de saborear la vida.
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El Negro
Vieja amistad,
allá por el 60.
La Facultad
nuestro encuentro fue.
Casual pero definitivo.
Más de 60 tiene
con canas rebeldes
y bigote largo,
indicador preciso
del humor diario.
Su pasión es el tango
y el futbol su vida.
En las noches largas
dialoga con Pugliese
y escucha a Maciel.
Extraña a su madre,
como yo también.
Delia,bella,
corto cabello blanco
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como el lirio en flor.
La bondad era su sonrisa.
Recuerda a Pelusa,
su querido perro.
Amo y señor,
protector de la casa.
Raza de perro,
de mezcla de perros.
Su cuerpo grotesco
de patas muy cortas.
Su alma feliz
en el fondo descansa,
bajo el limonero
de la vieja casa.
Negro,
amigo fiel
en las malas
y en las buenas.
Compañero de aventuras
y de secretos compartidos.
Junto recorrimos
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La Argentina entera.
Profesional exitoso
a través de los años.
Su memoria no olvida
sus viejos afectos.
Sensible, sagaz,
sencillo y humilde.
Cintura mágica.
Rojitas lo envidia.
Lo imposible
es posible.
Todo un camino juntos
recorrimos.
Éxitos y fracasos,
pero siempre juntos…
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Simplemente Omar
Amigo desde siempre.
El Newbery fue la cuna
allá en el 50.
Su cuerpo
de madera y acero,
torneado por el tiempo.
Su alma fraguada
por la lucha
y el trabajo.
Noble como el roble.
Sus manos sabias
no escapan la lucha.
La ruta 40
es como su vida.
Extensa, sinuosa,
desafiante, difícil,
provocativa, misteriosa.
Sufrió golpes
en su cuerpo
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y en su alma,
pero su temple
de acero es.
Trabajador incansable,
no teme desafíos.
Todo es posible
cuando la mente ordena.
Radal es su obra,
los abrasivos su vida,
su familia su apoyo.
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Antecedentes del autor
Nació en Morón, provincia de Buenos Aires, el 4 de Abril de 1945. Hijo de Pedro Michelena y de Rosario García.
Cursó sus estudios primarios en la Escuela N°7 “Tomás Espora” de Castelar, provincia de Buenos Aires.
Realizó sus estudios secundarios en el Colegio Industrial “Jorge Newbery” de Haedo, provincia de Buenos Aires, egresando en 1963.
En la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires obtuvo su título de Ingeniero Agrónomo en 1970.
Desarrolló toda su carrera profesional en el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), al cual ingreso en 1970. Durante su carrera de más de 40 años tuvo la oportunidad de conocer profundamente la Argentina, como así también muchos países de América Latina y el Caribe, Italia y España.
En el 2011 recibió el Premio Antonio J. Prego a la Conservación de los Suelos otorgado por la Academia Nacional de Agronomía y Veterinaria.
Actualmente es Docente y Director de la Maestría en Manejo de Cuencas Hidrográficas en la Universidad Nacional de La Plata y en la Facultad de Agronomía y Ciencias Agroalimentarias de la Universidad de Morón.
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Índice
Prólogo 3
Prosas 5
Un ángel llamado Valentina 7
Simplemente Agustín 11
Dos amigos y 40 años de ausencia 12
La abuela Estela 18
Mi nieto Felipe 19
Pobre mi madre querida 22
Un barrio mágico de Castelar 25
Poemas 29
Barrio mío 31
Mejor que 33
Tuve un sueño 36
Naturaleza 37
Paloma mensajera 39
Nostalgia 40
Qué alegría tengo 41
Tristeza 42
Amor 42
Argentina 43
Castelar bella ciudad 43
Confusión 46
El café 48
- 111 -
El mar 48
El perro de la estación 50
Amor puro 52
El poder 52
El tiempo de la tortuga 53
El sueño 56
El tiempo 57
Felipe 58
Hipocresía 58
Infancia 59
La amistad 60
La lluvia 61
La luna 61
La luz 62
La muerte 62
La rosa 65
Lágrima 65
Mercedita 67
Mi sombra 69
Mi vida 70
Mi viejo Pedro 72
Niñez desamparada 75
Nostalgia 78
Quebracho 78
- 112 -
Soy gaucho 82
Sueños 84
Tomando mate con mi vieja 85
Tres mujeres 87
Tristeza 87
Tuve un sueño 88
Vida 89
Locura 89
Sentimientos 90
Cachito no es Cachito 92
El hornero 94
Escalera 95
Periodista divino 97
El otoño 99
Sensibilidad 100
El Negro 102
Simplemente Omar 105
Antecedentes del autor 108
Índice 110