Podemos hablar de valores universales

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Valores

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Podemos hablar de valores universales, porque desde que el ser humano vive en comunidad ha necesitado establecer principios que orienten su comportamiento en su relación con los demás.

En este sentido, se consideran valores universales, la honestidad, la responsabilidad, la verdad, la solidaridad, la cooperación, la tolerancia, el respeto y la paz, entre otros.

El respeto: Al igual que en la familia, la sociedad se fundamenta en la idea de que cada persona es "única" y merece ser reconocida y tratada como tal.

Esta idea de respeto se traduce en el ámbito social a la tolerancia y la aceptación del pluralismo político e ideológico, a la aceptación de la libertad de creencias, de opinión, de expresión, de reunión y de asociación. Es decir, el respeto al otro, entendiendo que las personas pueden tener gustos particulares y tener sus propias ideas.

La solidaridad: Entendido también como "amistad social" es una exigencia de la fraternidad humana. Supone el esfuerzo en favor de un orden social más justo, en que las tensiones y conflictos puedan ser mejor resueltas. La solidaridad va más allá de los bienes materiales y busca la intercomunicación, la solución de conflictos, el acercamiento entre las personas y los pueblos, el intercambio cultural, etc. En gran medida la paz del mundo depende de ella.

La justicia social: Busca dentro de la sociedad una adecuada distribución de los bienes económicos, culturales, educativos, etc.

El trabajo digno: El hombre es un ser eminentemente social, y como tal se desenvuelve dentro de diversas organizaciones que le permiten satisfacer sus necesidades, además de desarrollarse como persona.

El trabajo tiene una dimensión social, es decir, no solo beneficia al propio trabajador, sino que éste contribuye con su quehacer al bien de la comunidad y desarrollo de la misma.

¿Para qué sirve el trabajo?

Nos enseña de lo que somos capaces. Si tú le das a tu hijo la oportunidad de esforzarse para ayudar en casa, por ejemplo, le estás encargando un reto: aprende a ser útil.

Cuando él logra cumplir con las expectativas, sabe que es competente y valioso porque sus esfuerzos ayudan a hacer la vida en casa más fácil.

Si quieres aumentar el auto estima a tus hijos, dales la oportunidad de llevar a cabo alguna tarea casera para que se sientan útiles y capaces a contribuir a la vida familiar.

Nos ayuda a alcanzar nuestras metas. Si tu hijo quiere un juego de video nuevo, no lo disfrutará igual si tú se lo regalas sin ninguna condición. Por otro lado, si él logra ganárselo con su esfuerzo, lo va a gozar y cuidar con mucho más esmero.

No le des todo, porque disminuyes la experiencia de alcanzar una meta. Si a tu hijo le regalas todo lo haces dependiente y le mandas un mensaje desmotivador: "yo te doy todo porque tú no lo puedes conseguir por ti solo".

Es una disciplina. Para aprender a hacer algo bien, hay que esforzarse de manera constante. Los mejores deportistas y artistas pasan horas de su vida diaria en la práctica de técnicas y rutinas que fortalecen sus habilidades natos y los hacen expertos.

Enseña a tu hijo a invertir su esfuerzo en una manera organizada para ir mejorando poco a poco para que llegue a dominar algún reto.

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El trabajo constante que no rinde ante la frustración tiene frutos importantes.

¿Cómo puedes enseñar a tu hijo a ser trabajador?

Con los valores que se resaltan en casa. ¿Cuál es tu actitud ante el esfuerzo de los miembros de tu familia? ¿Estás más interesado en los resultados inmediatos que en el proceso lento de seguir luchando para conseguir algo?

En tu casa es importante que tu hijo te vea valorar y alabar un gran esfuerzo, a pesar de los resultados. “Hiciste la lucha, hijo, y estoy orgulloso de tu esfuerzo,” puedes decir después de que él haya tratado de lograr algo sin tener éxito.

Por otro lado, los buenos resultados que llegan “por suerte” o sin esfuerzo no deben ser valorados arriba del proceso del trabajo.

Con la habilidad de disfrutar el descanso. Los que trabajan duro merecen un rato de esparcimiento y diversión, y lo disfrutarán mucho.

El que no hace nada no ve el chiste en descansar o jugar, ya que es una forma constante y monótona de vivir.

Por ejemplo, si tu hijo te ayuda en un trabajo en equipo de limpieza en casa, sal con él a comer un helado o a disfrutar un descanso rico como premio.

El descanso ganado después de un gran esfuerzo se disfruta al máximo.

Con el ejemplo. ¿Cuántas veces tiene tu hijo la oportunidad de verte trabajar? Es importante que él asocie las cosas materiales, los viajes, los regalos y las comodidades de su vida diaria con un esfuerzo constante de mamá y papá.

Si tu hijo respeta tu trabajo, sabrá que el trabajo es respetable.

Deja que te vea esforzarte y luchar por lograr cosas en tu vida, ya que este ejemplo de trabajo y perseverancia le enseñará a ser persistente y trabajador para conseguir sus propias metas.

¿Desde cuándo es necesario aprender a trabajar?

Esforzarte es crecer. Desde el nacimiento y la labor del parto, la vida nos enseña a esforzarnos para crecer y ser sanos. Si tú observas a un bebé aprendiendo a gatear, te das cuenta que llega a la meta después de muchos ensayos fallidos.

Por lo tanto, el ser humano nace con la motivación de esforzarse, moviéndose para alcanzar objetos que quiere tocar.

Este ímpetu se frena cuando aprende que otros le pueden dar cosas sin que él se esfuerce.

Como papá o mamá es importante ser solidario con tu hijo sin quitarle la motivación natural de trabajar por lo que quiere lograr

Las expectativas dependen de la edad. Obviamente no es sano que tu hijo se enfrente continuamente a retos imposibles de alcanzar.

Para que tu hijo se motive a seguir esforzándose, hay que acordarnos de la teoría de la zona de desarrollo próximo del psicólogo Lev Vygotsky. La idea es poner los retos un poquito arriba del alcance de los niños para que los puedan lograr basándose en su experiencia actual pero aplicando nuevos aprendizajes. La zona de desarrollo próximo se alcanza con la interacción con padres y maestros que enseñan al niño a estirarse y arriesgarse tantito para seguir aprendiendo en un nivel más alto.

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Por lo tanto es importante conocer bien a tu hijo, y que él mismo esté en un ambiente con estímulos apropiados para su edad, para que los objetivos sean retos alcanzables.

La remuneración corresponde a la edad. Todo trabajo merece reconocimiento, aunque esto no tiene que ser material.

Desde que tu hijo sea chico es importante reconocer sus esfuerzos de alguna manera y enseñarle a ganar las cosas con el trabajo.

Vas a construir una base sólida si él llega a sentirse seguro de su capacidad de ganar algo: él tendrán el poder de luchar por sus propias metas y lograr alcanzarlas.

Por lo tanto, cuando tu hijo se esfuerza, motívalo con reconocimientos, premios y un pago justo cuando hay un acuerdo “laboral”. Por ejemplo, hacer un trabajo extra puede ameritar una recompensa material. Esto es una forma de darle la experiencia de ganar su propio dinero con su trabajo.

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