Poemas de Sor Juana Inés de La Cruz

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Algunos poemas de sor Juana Ines de la Cruz:“¡Oh, cuán frágil se muestra el ser humano”“Esos versos lector mío”“Finjamos que soy feliz”“Hombres necios”“Cogióme sin prevención”“Pues estoy condenada”“Dime, vencedor rapaz” “En perseguirme, Mundo, ¿qué interesas?”

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Poemas de Sor Juana Ins de la Cruz

Soneto LIII: A la muerte del Seor Rey Felipe IVOh cun frgil se muestra el ser humanoen los ltimos trminos fatales,donde sirven aromas Orientalesde culto intil, de resguardo vano!

Slo a ti respet el poder tirano,oh gran Felipe! pues con las sealesque ha mostrado que todos son mortales,te ha acreditado a ti de Soberano.

Conoces ser de tierra fabricadoeste cuerpo, y que est con mortal guerrael bien del alma en l aprisionado;

y as, subiendo al bien que el Cielo encierra,que en la tierra no cabes has probado,pues aun tu cuerpo dejas porque es tierra.

Esos versos lector moEstos versos, lector mo,que a tu deleite consagro,y slo tienen de buenosconocer yo que son malos,ni disputrtelos quiero,ni quiero recomendarlos,porque eso fuera quererhacer de ellos mucho caso.

No agradecido te busco:pues no debes, bien mirado,estimar lo que yo nuncajuzgu que fuera a tus manos.En tu libertad te pongo,si quisieres censurarlos;pues de que, al cabo, te estsen ella, estoy muy al cabo.

No hay cosa ms libre queel entendimiento humano;pues lo que Dios no violenta,por qu yo he de violentarlo?

Di cuanto quisieres de ellos,que, cuanto ms inhumanome los mordieres, entoncesme quedas ms obligado,pues le debes a mi musael ms sazonado plato(que es el murmurar), segnun adagio cortesano.Y siempre te sirvo, pues,o te agrado, o no te agrado:si te agrado, te diviertes;murmuras, si no te cuadro.

Bien pudiera yo decirtepor disculpa, que no ha dadolugar para corregirlosla priesa de los traslados;que van de diversas letras,y que algunos, de muchachos,matan de suerte el sentidoque es cadver el vocablo;y que, cuando los he hecho,ha sido en el corto espacioque ferian al ocio lasprecisiones de mi estado;que tengo poca saludy continuos embarazos,tales, que aun diciendo esto,llevo la pluma trotando.

Pero todo eso no sirve,pues pensars que me jactode que quiz fueran buenosa haberlos hecho despacio;y no quiero que tal creas,sino slo que es el darlosa la luz, tan slo porobedecer un mandato.

Esto es, si gustas creerlo,que sobre eso no me mato,pues al cabo hars lo quese te pusiere en los cascos.Y adis, que esto no es ms dedarte la muestra del pao:si no te agrada la pieza,no desenvuelvas el fardo.

Finjamos que soy felizFinjamos que soy feliz,triste pensamiento, un rato; quiz prodris persuadirme, aunque yo s lo contrario, que pues slo en la aprehensin dicen que estriban los daos, si os imaginis dichoso no seris tan desdichado.

Srvame el entendimiento alguna vez de descanso, y no siempre est el ingenio con el provecho encontrado. Todo el mundo es opiniones de pareceres tan varios, que lo que el uno que es negro el otro prueba que es blanco.

A unos sirve de atractivo lo que otro concibe enfado; y lo que ste por alivio, aqul tiene por trabajo.

El que est triste, censura al alegre de liviano; y el que esta alegre se burla de ver al triste penando.

Los dos filsofos griegos bien esta verdad probaron: pues lo que en el uno risa, causaba en el otro llanto.

Clebre su oposicin ha sido por siglos tantos, sin que cul acert, est hasta agora averiguado.

Antes, en sus dos banderas el mundo todo alistado, conforme el humor le dicta, sigue cada cual el bando.

Uno dice que de risa slo es digno el mundo vario; y otro, que sus infortunios son slo para llorados.

Para todo se halla prueba y razn en qu fundarlo; y no hay razn para nada, de haber razn para tanto.

Todos son iguales jueces; y siendo iguales y varios, no hay quien pueda decidir cul es lo ms acertado.

Pues, si no hay quien lo sentencie, por qu pensis, vos, errado, que os cometi Dios a vos la decisin de los casos?

O por qu, contra vos mismo, severamente inhumano, entre lo amargo y lo dulce, queris elegir lo amargo?

Si es mo mi entendimiento, por qu siempre he de encontrarlo tan torpe para el alivio, tan agudo para el dao?

El discurso es un acero que sirve para ambos cabos: de dar muerte, por la punta, por el pomo, de resguardo.

Si vos, sabiendo el peligro queris por la punta usarlo, qu culpa tiene el acero del mal uso de la mano?

No es saber, saber hacer discursos sutiles, vanos; que el saber consiste slo en elegir lo ms sano.

Especular las desdichas y examinar los presagios, slo sirve de que el mal crezca con anticiparlo.

En los trabajos futuros, la atencin, sutilizando, ms formidable que el riesgo suele fingir el amago.

Qu feliz es la ignorancia del que, indoctamente sabio, halla de lo que padece, en lo que ignora, sagrado!

No siempre suben seguros vuelos del ingenio osados, que buscan trono en el fuego y hallan sepulcro en el llanto.

Tambin es vicio el saber, que si no se va atajando, cuando menos se conoce es ms nocivo el estrago; y si el vuelo no le abaten, en sutilezas cebado, por cuidar de lo curioso olvida lo necesario.

Si culta mano no impide crecer al rbol copado, quita la sustancia al fruto la locura de los ramos.

Si andar a nave ligera no estorba lastre pesado, sirve el vuelo de que sea el precipicio ms alto.

En amenidad intil, qu importa al florido campo, si no halla fruto el otoo, que ostente flores el mayo?

De qu sirve al ingenio el producir muchos partos, si a la multitud se sigue el malogro de abortarlos?

Y a esta desdicha por fuerza ha de seguirse el fracaso de quedar el que produce, si no muerto, lastimado.

El ingenio es como el fuego, que, con la materia ingrato, tanto la consume ms cuando l se ostenta ms claro.

Es de su propio Seor tan rebelado vasallo, que convierte en sus ofensas las armas de su resguardo.

Este psimo ejercicio, este duro afn pesado, a los ojos de los hombres dio Dios para ejercitarlos.

Qu loca ambicin nos lleva de nosotros olvidados? Si es para vivir tan poco, de qu sirve saber tanto? Oh, si como hay de saber, hubiera algn seminario o escuela donde a ignorar se ensearan los trabajos!

Qu felizmente viviera el que, flojamente cauto, burlara las amenazas del influjo de los astros!

Aprendamos a ignorar, pensamiento, pues hallamos que cuanto aado al discurso, tanto le usurpo a los aos.

Hombres necios

Hombres necios que acusisa la mujer sin razn,sin ver que sois la ocasinde lo mismo que culpis.

Si con ansia sin igualsolicitis su desdn,por qu queris que obren biensi las incitis al mal?

Combats su resistenciay luego con gravedaddecs que fue liviandadlo que hizo la diligencia.

Parecer quiere el denuedode vuestro parecer locoal nio que pone el cocoy luego le tiene miedo.

Queris con presuncin neciahallar a la que buscis,para pretendida, Tais,y en la posesin, Lucrecia.

Qu humor puede ser ms raroque el que, falto de consejo,l mismo empaa el espejoy siente que no est claro?

Con el favor y el desdntenis condicin igual,quejndoos, si os tratan mal,burlndoos, si os quieren bien.

Opinin ninguna gana,pues la que ms se recata,si no os admite, es ingrata,y si os admite, es liviana.

Siempre tan necios andisque con desigual nivela una culpis por cruely a otra por fcil culpis.

Pues cmo ha de estar templadala que vuestro amor pretende,si la que es ingrata ofendey la que es fcil enfada?

Mas entre el enfado y penaque vuestro gusto refiere,bien haya la que no os quierey queja enhorabuena.

Dan vuestras amantes penasa sus libertades alasy despus de hacerlas malaslas queris hallar muy buenas.

Cul mayor culpa ha tenidoen una pasin errada:la que cae de rogadao el que ruega de cado?

O cul es ms de culpar,aunque cualquiera mal haga:la que peca por la pagao el que paga por pecar?

Pues para qu os espantisde la culpa que tenis?Queredlas cual las haciso hacedlas cual las buscis.

Dejad de solicitary despus con ms raznacusaris la aficinde la que os fuere a rogar.

Bien con muchas armas fundoque lidia vuestra arrogancia,pues en promesa e instanciajuntis diablo, carne y mundo.

Cogime sin prevencin

Cogime sin prevencinAmor, astuto y tirano:con capa de cortesanose me entr en el corazn.Descuidada la razny sin armas los sentidos,dieron puerta inadvertidos;y l, por lograr sus enojos,mientras suspendi los ojosme salte los odos.

Disfrazado entr y maoso;mas ya que dentro se viodel Paladin, salide aquel disfraz engaoso;y, con nimo furioso,tomando las armas luego,se descubri astuto Griegoque, iras brotando y furores,matando los defensores,puso a toda el Alma fuego.

Y buscando sus violenciasen ella al pramo fuerte,dio al Entendimiento muerte,que era Rey de las potencias;y sin hacer diferenciasde real o plebeya grey,haciendo general leymurieron a sus pualeslos discursos racionalesporque eran hijos del Rey.

A Casandra su fierezabusc, y con modos tiranos,at a la Razn las manos,que era del Alma princesa.En prisiones su bellezade soldados atrevidos,lamenta los no credosdesastres que adivin,pues por ms voces que diono la oyeron los sentidos.

Todo el palacio abrasadose ve, todo destruido;Deifobo all mal herido,aqu Paris maltratado.Prende tambin su cuidadola modestia en Polixena;y en medio de tanta pena,tanta muerte y confusin,a la ilcita aficinslo reserva en Elena.

Ya la Ciudad, que vecinafue al Cielo, con tanto arder,slo guarda de su servestigios, en su ruina.Todo el amor lo extermina;y con ardiente furor,slo se oye, entre el rumorcon que su crueldad apoya:"Aqu yace un Alma TroyaVictoria por el Amor!"

Pues estoy condenada

Pues estoy condenada,Fabio, a la muerte, por decreto tuyo,y la sentencia airadani la apelo, resisto ni la huyo,yeme, que no hay reo tan culpadoa quien el confesar le sea negado.Porque te han informado,dices, de que mi pecho te ha ofendido,me has, fiero, condenado.Y pueden, en tu pecho endurecidoms la noticia incierta, que no es ciencia,que de tantas verdades la experiencia?

Si a otros crdito has dado,Fabio, por qu a tus ojos se lo niegas,y el sentido trocadode la ley, al cordel mi cuello entregas,pues liberal me amplas los rigoresy avaro me restringes los favores?

Si a otros ojos he visto,mtenme, Fabio, tus airados ojos;si a otro cario asisto,asstanme implacables tus enojos;y si otro amor del tuyo me divierte,t, que has sido mi vida, me des muerte.

Si a otro, alegre, he mirado,nunca alegre me mires ni te vea;si le habl con agrado,eterno desagrado en ti posea;y si otro amor inquieta mi sentido,squesme el alma t, que mi alma has sido.

Mas, supuesto que muero,sin resistir a mi infelice suerte,que me des slo quierolicencia de que escoja yo mi muerte;deja la muerte a mi eleccin medida,pues en la tuya pongo yo la vida.

Dime, vencedor rapaz

Dime vencedor Rapaz,vencido de mi constancia,Qu ha sacado tu arroganciade alterar mi firme paz?Que aunque de vencer capazes la punta de tu arpn,qu importa el tiro violento,si a pesar del vencimientoqueda viva la razn?Tienes grande seoro;pero tu jurisdiccindomina la inclinacin,mas no pasa el albedro.Y as librarme confode tu loco atrevimiento,pues aunque rendida sientoy presa la libertad,se rinde la voluntadpero no el consentimiento.

En dos partes divididatengo el alma en confusin:una, esclava a la pasin,y otra, a la razn medida.Guerra civil, encendida,aflige el pecho importuna:quiere vencer cada una,y entre fortunas tan varias,morirn ambas contrariaspero vencer ninguna.

Cuando fuera, Amor, te va,no merec de ti palma;y hoy, que ests dentro del alma,es resistir valenta.Crrase, pues, tu porfa,de los triunfos que te gano:pues cuando ocupas, tirano,el alma, sin resistillo,tienes vencido el Castilloe invencible el Castellano.

Invicta razn alientaarmas contra tu vil saa,y el pecho es corta campaaa batalla tan sangrienta.Y as, Amor, en vano intentatu esfuerzo loco ofenderme:pues podr decir, al vermeexpirar sin entregarme,que conseguiste matarmemas no pudiste vencerme.

En perseguirme, Mundo, qu interesas?

En perseguirme, mundo, qu interesas?En qu te ofendo, cuando slo intentoponer bellezas en mi entendimientoy no mi entendimiento en las bellezas?

Yo no estimo tesoros ni riquezas,y as, siempre me causa ms contentoponer riquezas en mi pensamientoque no mi pensamiento en las riquezas.

Y no estimo hermosura que vencidaes despojo civil de las edadesni riqueza me agrada fementida,

teniendo por mejor en mis verdades,consumir vanidades de la vidaque consumir la vida en vanidades.