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Preparado porState Legislat ives Leaders Foundat ion

Para laOrganización de los Estados Americanos (OEA)

Segunda Edición corregida y aumentada

Diciembre 2002

por David Ogle y Jaime Durán Barba

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Tabla de Contenido

Reconocimientos

Prólogo

1. LA LEGISLATURA Y LA PRENSA ENUNA DEMOCRACIA.

a. No existe democracia sin una prensa libre.

b. La prensa no debe ser vista como un socioincondicional delCongreso en el proceso de-mocrático.

c. Aunque no son socias en el proceso demo-crático, la legislatura y la prensa se necesitanuna de la otra para consolidar la democracia.

d. En una democracia en desarrollo, la pren-sa, a menudo carece de un entendimientocabal del proceso legislativo.

e. ¿Dónde se origina la opinión pública?

f. Las malas noticias se venden mejor que lasbuenas noticias.

g. Los horarios y vencimientos de plazo de laprensa son diferentes de los de la legislatura.

h. Los reporteros siempre quieren hablar conla persona más allegada a la historia que es-tán siguiendo.

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© Unidad para la Promoción de la Democracia de la OEA. Derechos reservados© State Legislative Leaders Fundation. Derechos ReservadosISBN 9978-43-073-3Registo de derecho autoral Nº 017930

Esta publicación forma parte de la Serie: Parlamentos y Democracia que desarrolla la Unidad para la Promociónde la Democracia (UPD) de la OEA. Ha sido posible gracias al compromiso académico, técnico y financiero delPrograma de Apoyo a las Instituciones Legislativas y la State Legislative Leaders Fundation (SLLF).

Las ideas, afirmaciones, opiniones, y criterios expresadas en esta publicación son responsabilidad exclusiva delos autores y no reflejan, necesariamente, las posiciones, de la Unidad para la Promoción de la Democracia dela Organización de los Estados Americanos, ni de sus Estados Miembros, ni de la State Legislative LeadersFundation.

Se permite la reproducción total o parcial del material aquí publicados, siempre y cuando no sean alterados, seasignen los créditos correspondientes y se haga llegar una copia de la publicación o reproducción al autor, aleditor y a las instituciones auspiciantes.

Autor: David OgleAdaptado y aumentado: Jaime Duran BarbaDiseño, diagramación y artes finales: Marco Garzón, Christian JiménezImpresión: Editoriales Ecuador FBT Cia. Ltda.

Unidad para la Promoción de la Democracia1889 F. Street, 5th Floor, Washington D.C. 20006. Estados Unidos de AméricaTeléfonos: (202) 459-6903 / (202) 458-3936 Fax: (202) 458-6250E-mail: [email protected] Elizabeth Spehar, Coordinadora Ejecutiva

[email protected] Ruben M. Perina, Coordinador

[email protected] Marcelo Alvarez, Especialista

[email protected]

State Legislative Leaders Fundation1645 Falmouth Road, Bldg. D., Centerville, MA 02632Teléfonos: (508) 771-3821 / (508) 778-2553E-mail: [email protected] Stephen G. Lakis, President

[email protected] B. Vandervoort, Vice President

[email protected] B. Ogle, International Program Development and Research

[email protected]

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10. Piense en la audiencia a la cual está sien-do dirigida una declaración.

11. Piense en el mensaje que usted quieretransmitir y enfóquese en él.

2. Vivimos en la época de la imagen.

13. Preocúpese también de los contextos.

14. No duerma ni fastidie al público.

15. Tampoco le provoque incomodidades in-necesarias.

16. Hable de lo que le interesa a la gente: lomás importante no es siempre lo que más lle-ga a los ciudadanos.

17. Hable con documentos, evidenciasvisibles.

18. Hable de manera que lo entiendan.

19. Piense en los titulares.

20. No reaccione exageradamente a una his-toria crítica o desfavorable.

i. La opinión personal del reportero estásiempre presente.

j. No se maree con el poder.

2. VEINTE CLAVES PARA ESTABLECERUNA RELACIÓN POSITIVA CON LAPRENSA.

1. Haga lo posible por fomentar la coberturade prensa de la legislatura.

2. Ayude a los periodistas y reporteros acomprender cómo funciona la legislatura.

3. Muestre respeto por la prensa y sus repre-sentantes.

4. Desarrolle una relación cordial con los pe-riodistas y reporteros.

5. Recuerde que normalmente los periodistasson suspicaces.

6. Recuerde que cada reportero es un indivi-duo.

7. Evite los secretos.

8. Asuma que todo lo dicho a un reporteroestá "grabado".

9. Piense antes de hablar con un miembro dela prensa.

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Reconocimientos

Originalmente este manual fue elaborado por la State Legis-lative Leaders Fundation (SLLF) para la Organización de losEstados Americanos (OEA) para su uso en las Legislaturaslatinoamericanas. Posteriormente la Unidad para la Promo-ción de la Democracia (UPD) lo tradujo y solicitó a JaimeDurán Barba, uno de los consultores políticos más reconoci-dos del continente, que sobre esa base trabajara una nuevaversión adaptada al contexto latinoamericano.

Jaime Durán Barba, ha colaborado como profesor en los cur-sos sobre Democracia y Gerencia Política que la UPD ofrecepara jóvenes líderes en América Latina. Además como espe-cialista en estrategia de comunicación política ha tratado eltema de las relaciones de los políticos con la prensa en cur-sos impartidos en la George Washington University en Was-hington D.C, la Universidad Iberoamericana de México, laUniversidad Autónoma de Chihuahua, el Instituto Tecnoló-gico de Monterrey (sede México DF) y el Instituto TorcuatoDi Tella en Buenos Aires.

La experiencia de Durán Barba en el manejo de campañaselectorales y en programas de comunicación de gobiernos leagrega al texto una perspectiva novedosa y contemporánea.En su trabajo Jaime Durán Barba recibió importantes apor-tes de Javier Ponce Cevallos, uno de los periodistas políticosde mayor trayectoria en el Ecuador y de Fermín Vaca pe-riodista con experiencia en la cobertura práctica de asuntospolíticos.

Merecen especial agradecimiento por sus ideas, sugerencias,recomendaciones y consejos de gran valor: el profesor Mar-tín Linsky de la Escuela de Gobierno John F. Kennedy en la

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Prólogo

Una condición para el fortalecimiento de la democracia esque los gobernantes mantengan una adecuada comunica-ción con los ciudadanos. Un Gobierno o una legislatura queno comunica adecuadamente su trabajo, pierde rápidamen-te el apoyo popular y con él, la capacidad real para ejercerel poder.

Actualmente en los ciudadanos comunes existe una tenden-cia creciente a participar en la toma de decisiones políticas.La democracia se amplía permanentemente y para que laparticipación de la gente en el debate político sea más posi-tiva, es necesario que exista en la sociedad la mayor canti-dad de información posible acerca de los temas políticos ylegislativos.

Los ciudadanos tienen el derecho a estar informados y losgobernantes el deber de entregar información.

Para la gran mayoría de ciudadanos, la principal fuente deinformación son los medios de comunicación: periódicos,revistas, televisión y radio. La existencia de medios de co-municación que puedan informar sin interferencias o censu-ra lo que observan, es un elemento esencial de una demo-cracia verdadera y estable.

Como miembros del primer poder del estado los legislado-res son los funcionarios públicos más cercanos al pueblo.Tienen una característica peculiar: son elegidos por la gentede circunscripciones concretas y su vínculo con los ciudada-nos es más directo que el de los funcionarios del poder cen-tral. Esa proximidad debería suponer una mayor intensidaden la comunicación con los electores.

Universidad de Harvard, quien ha servido como líder de laCámara de Representantes por Massachusetts y como co-lumnista político; el profesor Alan Rosenthal, catedrático deCiencias Políticas y Política Pública en el Instituto Eagletonde Política en la Universidad de Rutgers y una de las prin-cipales autoridades académicas en los Estados Unidos endemocracia representativa; y el Dr. Louis Fortis, editor delShepherd Express Metro (El Metro Expreso Pastor) de Mil-waukee, Wisconsin, y ex-miembro de la Cámara de Repre-sentantes por Wisconsin, quien ha realizado consultorías so-bre relaciones entre legislatura y la prensa en los parlamen-tos de Rumania, Uganda, Indonesia y la Autoridad Nacio-nal Palestina, entre otros.

Se agradece también a todo el personal de la SLLF que pro-porcionó una valiosa ayuda para este esfuerzo, a través desugerencias brindadas, entre otros, por el presidente Step-hen Lakis, el director de Investigación, el doctor ThomasLittle, el director de las Operaciones Europeas de la SLLF,Alfons Schoeps. También contribuyeron en la preparaciónde la versión en español el Dr. Rubén M. Perina, Coordina-dor de Programas Estratégicos de la UPD y los consultoresen asuntos legislativos de la UPD, Marcelo Alvarez y JorgeCalderón. Trabajaron también de manera sostenida en laadaptación al contexto latinoamericano, Santiago Nieto yRoberto Erazo Andrade de Informe Confidencial, con elapoyo de Ana Paredes a quienes se hace expreso agradeci-miento por su aporte.

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La segunda idea es que cualquier evaluación del funciona-miento de una legislatura democrática tiene que distinguirentre eficacia y efectividad. Los Congresos suelen parecerineficaces, por la manera en que conducen sus asuntos. ElCongreso está integrado por personas que representan inte-reses muy dispares: proceden de diversos partidos y regio-nes y deben responder tanto a sus mentores políticos comoa ciudadanos que tienen intereses contrapuestos. No se pue-de esperar que un organismo que representa a la realidadheterogénea de un país sea ágil. En el Congreso se procesanesas diferencias y aunque sea lento y parezca poco eficaz, suéxito está justamente en lograr procesar esas diversas for-mas de ver los problemas y debatirlas para que la legislaciónrepresente de la mejor manera los intereses de la nación.

La tercera idea es que la piedra fundamental para la cons-trucción de un proceso legislativo exitoso es un arduo entre-gar, recibir e intercambiar ideas y puntos de vista, con el finde encontrar soluciones que sean aceptables para la mayorparte posible de ciudadanos. No es el mejor congresista elque logra imponer todas sus ideas al pie de la letra, sino elque comprende que la sociedad democrática es mútiple yque por tanto nadie puede pretender ejercer una dictaduraen el Congreso. Cada representante no puede obtener todolo que quiere dentro de un Congreso democrático, pero laarticulación de los intereses que representa cada legislador ycada partido está en la esencia del Congreso.

La cuarta y última idea encierra a las tres primeras. Es la me-jor definición de lo que es la democracia, en una sola oraciónmuy simple pero profunda expresada por Winston Chur-chill: "La democracia es la peor forma de gobierno, a excep-ción de todas las otras formas que se han intentado"

Estas cuatro ideas forman la estructura básica para entender

Los medios de comunicación informan a los ciudadanosacerca de lo que sus representantes en la legislatura han he-cho y lo que piensan hacer, y son el mejor vehículo que pue-den usar los legisladores para comunicar sus ideas y opinio-nes sobre los problemas de sus votantes. En resumen, losmedios de comunicación al ser un canal de información deenorme importancia, pueden ayudar de manera eficiente amantener la cohesión en una sociedad democrática si estándebidamente informados por la legislatura.

En todos los países democráticos la experiencia ha demos-trado que los medios de comunicación pueden ser una ayu-da o un problema para el Congreso, y en gran parte está enlas manos del propio Congreso y sus miembros determinarcuál de esos papeles jugarán.

Aunque la experiencia ha enseñado que cada Congreso tie-ne sus propios problemas, proponemos, como marco gene-ral, cuatro ideas que, a nuestro juicio, tienen aplicación uni-versal en las relaciones del Congreso con la prensa.

La primera es la de que no existen dos sistemas legislativosque sean idénticos. El hecho de que la solución a un proble-ma concreto haya demostrado ser exitosa en una legislaturano es garantía de que obtendrá el mismo éxito en otra. Ca-da legislatura tiene que moldear su organización, procedi-mientos, el modelo de su personal y sus soluciones a losproblemas, con apego a las tradiciones y a la cultura políti-ca del respectivo país. Esto no quiere decir que los Congre-sos no puedan aprender unos de los otros, pero la solucióna un problema que ha funcionado en un Congreso no pue-de ser transplantada mecánicamente esperando que funcio-ne en otro contexto. La adaptación de las ideas a las circuns-tancias locales es un requisito para que tengan éxito.

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las sugerencias en este manual. La mayoría de las sugeren-cias provienen de la experiencia de la SLLF con las 50 legis-laturas de los Estados Unidos y 25 Parlamentos Europeos yde la experiencia y observaciones personales de los autoresdurante el transcurso de un período de 34 años de trabajocon muchas legislaturas de Estados Americanos (incluyen-do 27 años como Director Ejecutivo de la Asamblea Generalde Connecticut) y con parlamentos en Rumania, Indonesia,Uganda, Zimbabwe, Kenia, Nigeria y la Autoridad Nacio-nal Palestina por una parte, y de veinte años de ejercicio dela consultoría política en América Latina por la otra.

La Primera Parte del Manual analiza por qué la prensa li-bre es un ingrediente esencial en una democracia estable yel papel que juegan los miembros de la prensa en el proce-so democrático.

La Segunda Parte ofrece sugerencias prácticas acerca de có-mo los Congresos latinoamericanos y sus miembros puedenestablecer una relación positiva con la prensa, y al hacerlo,servir eficazmente a la causa de la democracia en sus res-pectivos países.

Esperamos que este manual ayude, tanto a los legisladoresde Latinoamérica como a periodistas y reporteros que lascubren, para apreciar, entender y aceptar su respectivo pa-pel y responsabilidades en el proceso legislativo y su depen-dencia mutua en hacer que ese proceso funcione eficazmen-te en beneficio de los ciudadanos.

David B. OgleFundación de Líderes Legislativos de la Nación

Jaime Durán BarbaInforme Confidencial

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Primera Parte

La legislatura y la prensa

en una democracia

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Muchos legisladores en todo el continentesuelen expresar su irritación porque sesienten “maltratados” por la prensa. Las

quejas más frecuentes se refieren a que los periodistas y re-porteros de periódicos, televisión y radio asignados para cu-brir la legislatura no entienden cómo funciona el proceso le-gislativo y que el énfasis de la prensa está en informar acer-ca de las malas noticias y no en los logros del Parlamento.

En América Latina se presenta un ingrediente adicional: engeneral, los congresos tienen mala imagen y escasa credibi-lidad. En las mediciones acerca de confianza institucionalque hacen las encuestas, los congresos suelen estar entre lasorganizaciones en las que menos creen los latinoamericanos.La población tiene con frecuencia la impresión de que sonineficientes, corruptos y poco comprometidos con el interéspúblico, y es hipercrítica con relación a la clase política y lospartidos, así como con las instituciones tradicionales.

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Esta opinión generalizada sobre el Parlamento se contradi-ce con frecuencia con la opinión que tienen los ciudadanosde cada provincia o región a la que representan los legisla-dores individualmente: por lo común son reelegidos y go-zan de una aceptación local que nada tiene que ver con surechazo a nivel nacional. En la mayoría de los casos, los le-gisladores tienen la aceptación de sus electores concretos.Esta contradicción está en la base del disgusto de los legis-ladores con la prensa. Se sienten respaldados por sus electo-res y atacados por una presa que parece no comprenderles.

A pesar de esas frustraciones, es difícil encontrar un miem-bro de cualquier Asamblea Legislativa que, al observar elproceso democrático con objetividad, no reconozca que laprensa libre es un elemento esencial en cualquier democra-cia estable. Los periodistas asignados para cubrir la legisla-tura e informar sobre sus actividades constituyen un lazovital entre aquella y la opinión pública.

Para la gran mayoría de ciudadanos que no asisten a la le-gislatura para observar personalmente sus procedimientos,la prensa se convierte en su única fuente de informaciónacerca de sus actividades.

Estos mismos ciudadanos, inmersos en una vida cotidianaen donde los asuntos públicos tienen, en general, escasa re-levancia, forman su opinión sobre los sucesos políticos en

buena parte a través de la orientación, análisis e interpreta-ción que realiza la prensa.

En una democracia en desarrollo, sin una larga trayectoriade prensa libre, y con legisladores poco habituados al contac-to con la prensa, a veces no se comprende plenamente el pa-pel de ésta. Para desarrollar una relación positiva con la ellaes necesario que la legislatura y sus miembros comprendany acepten el papel de la prensa y comprendan la importanciade su influencia sobre el gran público. Gracias a dicho enten-dimiento es posible para una legislatura y sus miembros in-dividuales desarrollar una relación adecuada con la prensa,en la que cada cual cumpla su respectivo papel y, al hacerlo,contribuya a consolidar la democracia en el continente.

En la medida en que la legislatura es un pilar fundamentalde la democracia, sus líderes deberían asumir la responsabi-lidad de promover un diálogo positivo y un intercambio deideas con la prensa, para desarrollar una comprensión mu-tua de sus respectivas funciones en el proceso democrático.

Por su parte la prensa, en una sociedad democrática, es la de-positaria de la libertad de expresión, una de las garantíasmás importantes de nuestro sistema, y, tradicionalmente, esel escenario de debates públicos sobre el funcionamiento delpoder político. La promoción de este diálogo y la determina-ción de funciones es clave para el fortalecimiento del sistemademocrático.

Una vez que dicho diálogo se ha establecido, los miembrosindividuales de la legislatura pueden utilizarlo para desarro-llar su propia relación positiva con los reporteros y periodis-tas. En este Manual, queremos sugerir algunas ideas paraque los legisladores puedan usarlas de manera eficaz paraque dicho diálogo sea productivo.

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Es difícil encontrar un miembro de cualquierAsamblea Legislativa que no reconozca quela prensa libre es un elemento esencial encualquier democracia estable.

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teamiento de una agenda pública.

Muchos de los temas de gobierno que se vuelven en objetode debate son planteados por la prensa que se convierte, deesta forma, en algo similar a un actor político.

La función de “orientar” a la opinión, que la prensa conside-ra como parte de sus atribuciones en una democracia, llevaa plantear una serie de temas cuyo tratamiento no coincidenecesariamente con el interés de los miembros de las legis-laturas y los de las fuerzas políticas que ellos representan.

Si el Parlamento se puede considerar como depositario de lasoberanía popular y pilar de la democracia, como hemos di-cho más arriba no es menos cierto que la prensa se conside-ra a sí misma como la representación legítima del “interéspúblico” por encima de las consideraciones particulares. Los reporteros que cubren la legislatura, informan diaria-mente al público sobre sus acciones en los periódicos, la te-levisión y la radio. Su cobertura de las actividades del Con-greso proporciona a los legisladores una vía para explicar asus votantes sus decisiones y las consecuencias de sus accio-nes. Los editorialistas escriben comentarios y críticas quetienen alguna influencia en las elites de la sociedad. Los pe-riódicos, la televisión y la radio también proporcionan a losciudadanos información en cuanto a las sesiones legislati-vas, reuniones y audiencias de comisiones, y legislaciones

a . No existe democracia sin una prensa libre.

En la democracia contemporánea los gobiernos y los Con-gresos necesitan renovar permanentemente el consenti-miento del pueblo al que gobiernan. Ese consentimiento sebasa en la aprobación o desaprobación de los ciudadanos,expresado en elecciones libres y en las reacciones que per-manentemente detectan las encuestas acerca de la política yel desempeño del gobierno. Para que el proceso democráti-co funcione eficazmente el público necesita contar con la in-formación necesaria para opinar con conocimiento acercade la acción de sus representantes electos.

Para la gran mayoría de los ciudadanos la fuente principalde la información para formar su opinión sobre aquellosque gobiernan es la prensa. Por medio del periódico, la tele-visión y los reportajes de radio, la prensa libre sirve como laprincipal fuente de información para el desarrollo de unaopinión pública informada y para la formación y expresiónde la voluntad del pueblo.

Además de proporcionar esa información, los medios de co-municación contribuyen a formar la opinión pública, pormedio de la orientación de los debates sobre los temas polí-ticos, la adopción de determinados ejes editoriales y el plan-

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La libertad de prensa presupone la existenciade una prensa con ópticas determinadas de lasociedad. Es una prensa que, frecuentemente,se esfuerza en no coincidir con los políticos.

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b . La prensa no debe ser vista como un socio incondicional del Congreso en el proceso

democrático.

Aunque los Congresos de los países democráticos y la pren-sa libre tengan el interés común de colaborar para que elproceso democrático funcione, no son (ni pueden ser) sociosen este esfuerzo.

La responsabilidad de la legislatura es tomar decisiones po-líticas que respondan a las necesidades y deseos de la ciu-dadanía. La responsabilidad de la prensa es informar al pú-blico sobre los detalles de esas decisiones, cómo fueron to-madas, los factores que entraron en juego, y la posición, de-claraciones, y votos de los legisladores.

propuestas. Toda esta información constituye la base de laopinión de los ciudadanos acerca del Congreso.

Sin una prensa libre que informe sobre las decisiones y acti-vidades de sus representantes, el público no puede respon-sabilizarlos por lo que hacen o dejan de hacer. Y el resulta-do final será que el proceso democrático se descompondrácompletamente.

No obstante, los miembros de la legislatura no pueden pre-suponer que la prensa actuará con absoluta imparcialidad,ni que es una mera caja de resonancia cuyo propósito es in-formar del trabajo de los congresistas. La libertad de prensapresupone la existencia de una prensa con ópticas determi-nadas de la sociedad. Es una prensa que, frecuentemente, seesfuerza en no coincidir con los políticos.

En muchos casos hay medios que coinciden solamente conuna tendencia política o incluso con un partido político.Normalmente no hay medios que representen una forma to-talmente "neutra" de ver la realidad del país. La “objetivi-dad” periodística tiende a ser un mito como analizaremosmás adelante. Esto ocurre tanto en América Latina como enlos demás países del mundo.

Por estos motivos, el público puede no tener siempre unaapreciación “imparcial” del trabajo de sus gobernantes; ypor ello cabe contar siempre con que la labor legislativa severá constante e inevitablemente distorsionada, elementocon el que el legislador debe contar a la hora de plantear suestrategia de comunicación.

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La finalidad del trabajo de la prensa no es quela legislatura sea bien vista por sus votantes,pero tampoco debería ser que sea mal vista.La responsabilidad y obligación de un perio-dista es informar lo que observa.

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La finalidad del trabajo de la prensa no es que la legislaturasea bien vista por sus votantes, pero tampoco debería serque sea mal vista. La responsabilidad y obligación de un pe-riodista es informar lo que observa. No es su problema si elreportaje capta a la legislatura y a sus miembros individua-les bajo una perspectiva favorable o desfavorable.

A pesar de esto, hay en América Latina una tendencia aacrecentar el desprestigio de los congresos, su poca credibi-lidad y su imagen negativa frente a la población. Si el con-gresista no es, en general, un personaje popular, se debe enparte a la acción de la prensa que con frecuencia pone aldescubieto los aspectos negativos de los congresos y que enmuchas ocasiones tiende a informar de manera un tantosensacionalista sobre lo que ocurre en la Cámara.

Una prensa químicamente pura, sin presiones ni interesesempresariales o económicos, sin tendencia política, sin sereshumanos que la llevan adelante con posiciones personales,no existe. De la misma manera, se puede decir que, en larealidad, tampoco se puede afirmar que los representantespopulares sean etéreos servidores del interés público.

En los sistemas democráticos latinoamericanos con una cul-tura política dominada por el corporativismo, el Congreso

es un escenario de disputas en las que se enfrentan interesesreales de distintos grupos empresariales, étnicos, sociales,sindicales y de todo orden. Ante esa disputa no es posibleno tener algun punto de vista. El congresista en América La-tina debe saber que, aunque el rol de la prensa es primera-mente informativo, en la práctica la prensa es un actor en elescenario político.

Debido a sus diferentes funciones, es inevitable que la rela-ción entre la legislatura y la prensa sea difícil. Esto no signi-fica que la relación no pueda ser cordial, ciertamente puedeserlo, y tanto la legislatura como la prensa deberían hacertodo el esfuerzo posible para que así sea. La clave para unabuena relación de trabajo es la comprensión mutua de losroles que tienen en la sociedad, el conocimiento de que norepresentan los mismos intereses, pero que tienen un interéscomún: la consolidación de la democracia.

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La clave para una buena relación de trabajoes la comprensión mutua de los roles que tie-nen en la sociedad, el conocimiento de que norepresentan los mismos intereses, pero quetienen un interés común: la consolidación dela democracia.

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actividades del Congreso y para eso se necesita la colabora-ción de la prensa libre.

A su vez la prensa libre existe solamente cuando funciona lademocracia. La primera víctima de toda dictadura es la li-bertad de prensa y por eso la prensa se beneficia cuandofunciona bien el Congreso, que es un actor indispensable dela democracia. Sin Congreso y sin democracia la prensa li-bre desaparece.

Por eso podemos decir que aunque el Congreso y la prensano son socios, pero se necesitan mutuamente. El Congresonecesita de la prensa libre para comunicarse y la prensa delCongreso para existir. Si las dos funcionan adecuadamentela democracia se consolida, ambos consiguen mutuos bene-ficios.

c . Aunque no son socias en el proceso democrático, la legislatura y la prensa

se necesitan una de la otrapara consolidar la democracia.

Dentro de la democracia, el Congreso debe tratar de satisfa-cer las necesidades y las demandas de los ciudadanos. Lademocracia se diferencia del totalitarismo justamente eneso: los gobiernos autoritarios de cualquier signo obedecenlos designios de un grupo de elite que se supone inspiradapor un dios, una ideología, o cualquier otra fuente de cono-cimiento esotérico. En la democracia son los ciudadanos co-munes y corrientes los que mandan ya sea a través de su vo-to o de otros medios de participación que han aparecido enel mundo contemporáneo.

En el siglo XXI se tiende cada día más a instaurar una de-mocracia directa en que los electores se expresan permanen-temente a través de la publicación de encuestas y otros es-tudios con base científica, que resumen lo que dice la gentecomún más allá de las intuiciones e iluminaciones de los po-líticos y los periodistasde formación tradicional.

Para que los ciudadanos puedan formar su opinión de me-jor manera es útil que estén debidamente informados de las

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La prensa libre existe solamente cuando fun-ciona la democracia. La primera víctima detoda dictadura es la libertad de prensa y poreso la prensa se beneficia cuando funcionabien el Congreso, que es un actor indispensa-ble de la democracia.

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d . En una democracia en desarrollo,la prensa, a menudo carecede un entendimiento cabal

del proceso legislativo.

En una democracia en desarrollo la prensa por medio de sucobertura de las actividades de la legislatura, ayuda a infor-mar al público sobre cómo funciona ese poder del estadoque tiene tantas complicaciones en su trabajo cotidiano.

En algunos de nuestros países, que carecen de una larga ex-periencia histórica democrática, puede ocurrir que parte delos periodistas carezca de un entendimiento cabal de lascomplicaciones de ese proceso y al no comprenderlas tomen

esta circunstancia como falta de eficiencia y acción oportu-na de la legislatura y esta es una visión equivocada.

Por otro lado en muchos casos, la prensa no cuenta con su-ficientes elementos de juicio para discutir temas legales, ypara explicar al público el funcionamiento constitucional dela legislatura. En muchas ocasiones, el cumplimiento de lasnormas legales prescritas para el funcionamiento del Con-greso en lo referente a duración y cantidad de debates, for-mulación y trámite de las leyes y las mayorías necesariaspara la adopción de decisiones se presenta como un funcio-namiento ineficaz de la legislatura. Si la prensa no alcanza acomprender el ordenamiento jurídico en el que se sustentala legislatura, es poco probable que el ciudadano común, to-davía menos informado, perciba algo diferente sobre el tra-bajo legislativo.

Esta falta de compresión del orden jurídico generalmente,no es suplida con suficiente interés por los medios ni com-batida con suficiente empeño por los miembros de la legis-latura, y es un elemento con el que es necesario contar.

Por otra parte la complejidad de los sistemas legales y latendencia latinoamericana a llevar adelante procesos deaprobación de leyes largos y enredados, contribuye a pre-sentar ante el público una imagen de demora e ineficacia.Hay en America Latina una tendencia a elaborar constitu-ciones y leyes excesivamente detallistas. La legislación y lajusticia sajona giran en torno al proceso oral, la jurispruden-cia y el valor de la palabra. La cultura latina busca general-mente elaborar leyes minuciosas que solucionen desde la le-tra del código los problemas entre los seres humanos. Estovuelve lenta y farragosa a la tarea legislativa.

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La complejidad de los sistemas legales y latendencia latinoamericana a llevar adelanteprocesos de aprobación de leyes largos y en-redados, contribuye a presentar ante el públi-co una imagen de demora e ineficacia.

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Un plan de comunicación del Parlamento no tiene sentido sino está acompañado de un plan de investigaciones acercade la opinión pública. Se debe buscar la información másconfiable posible acerca de lo que opinan los ciudadanosrespecto de los principales temas que debate el Congreso,acerca de sus autoridades, acerca del desempeño de los di-putados.

Esto permitirá corregir errores y mejorar la decaída imagende los parlamentos de la región. En la actual democracia elCongreso logrará comunicarse de manera eficiente con lapoblación solamente si logra dialogar con ella. En ese diálo-go, los parlamentarios dicen cosas a la población a través delos medios, pero necesitan también escucharla. Necesitansaber lo que la gente dice para que no se dé un monólogo.De esta manera, escuchando lo que dicen los electores elCongreso podrá enviar un nuevo mensaje que tendrá unanueva respuesta.

Un buen apoyo para aproximarse a la diversidad de pensa-mientos y criterios de la población es la investigación conencuestas, focus group y una serie de herramientas que seusan actualmente en la región de manera profesional. Sondos elementos muy importantes, pero distintos, que deben

e . ¿Dónde se origina la opinión pública?

Hemos hablado bastante acerca de cuan importante es laopinión de la prensa y de cómo es necesario armonizar losesfuerzos de los legisladores con los periodistas para conso-lidar la democracia. No debemos sin embargo suponer quesistemáticamente la opinión de la prensa, que es sumamen-te importante, es la misma que la opinión de la gente co-mún. Una cosa es la opinión en los medios de comunicacióny otra la opinión, por lo demás muy diversa, de los ciuda-danos acerca de los asuntos públicos.

En la democracia es la gente común la que tiene la últimapalabra. En América Latina, por momentos, parecería quetanto los políticos como los periodistas y las élites en gene-ral discuten una agenda que solo les interesa a ellos mis-mos. Hay que romper la campana de cristal y llegar a losciudadanos comunes.

El legislador ha sido elegido por ellos y es a ellos a quienesdebe dar cuenta de sus acciones. Es indispensable saber loque opinan los ciudadanos comunes. Tanto el Congreso co-mo la prensa se beneficiarán mucho si tienen informaciónseria acerca del tema.

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Un plan de comunicación del Parlamento notiene sentido si no está acompañado de unplan de investigaciones acerca de la opiniónpública. Se debe buscar la información másconfiable posible acerca de lo que opinan losciudadanos respecto de los principales temas.

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f . Las malas noticias se venden mejorque las buenas noticias.

La prensa libre es eminentemente competitiva. La librecompetencia está en la esencia de la libertad de prensa. Losperiódicos compiten con otros periódicos por lectores; loscanales de televisión compiten con otros canales de televi-sión por llegar a una audiencia más amplia y las estacionesde radio compiten con otras estaciones de radio por oyen-tes. Aunque algunos periodistas lo nieguen, la verdad esque las malas noticias se venden mucho mejor que las bue-nas noticias. Y este no es un problema originado exclusiva-mente en los medios. La gran mayoría del público sientemás atracción por una crónica policial sangrienta que poruna buena noticia.

Hay una incorporación masiva de personas a la sociedad entérminos económicos y políticos. Una gran cantidad de ciu-

ser tomados en cuenta por el Parlamento para una buenacomunicación: una, la opinión de los medios, la opinión pu-blicada y otra la opinión de la gente real, la opinión pública.

Los estudios dicen que, en general, en América Latina hayuna distancia creciente entre la una y la otra. Los ciudada-nos se sienten poco representados por todas las institucio-nes, incluidos el Congreso y la prensa. Esa brecha entre laopinión pública y la publicada es otro peligro para la demo-cracia que los congresistas y los periodistas deben tratar decombatir.

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La complejidad de los sistemas legales y latendencia latinoamericana a llevar adelanteprocesos de aprobación de leyes largos y en-redados, contribuye a presentar ante el públi-co una imagen de demora e ineficacia.

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crítica de la prensa, más allá de que esta sea o no justa. Dehecho muchos lectores son suspicaces con los medios de co-municación cuando se alinean con el poder político, y espe-ran una actitud independiente.

En el caso de los congresos, la mala imagen que tienen pre-dispone al lector a esperar de la prensa una crítica al traba-jo legislativo. Bien se puede afirmar que, además de la com-petencia entre los medios, uno de los elementos que produ-ce reportes de prensa críticos es la presión del público quetiene a sus gobernantes como responsables de su situación,que, tradicionalmente en América Latina, es mala y parece-ría que tiende a empeorar.

No hay que olvidar que, dada su gran visibilidad, el parla-mento es el blanco preferido de las críticas de la poblaciónsobre el estado de cosas. En esa medida, es difícil lograr quela publicación de “buenas noticias” sea socialmente acepta-da. La “buena noticia” generalmente no sólo que no vendeperiódicos sino que tampoco interesa al lector común.

Cuando el Congreso logra codificar las leyes de un país, lanoticia duerme a los televidentes. La mayoría de ellos siguecon interés el noticiero que logra tomas sangrientas de losdiputados ligándose a trompadas o el pintoresco affaire deun diputado con su secretaria.

Aquí nos encontramos con un problema en el que no se sa-be por dónde empezar. Mientras los Congresos tengan tanmala imagen, habrá mayor disposición de los medios y desus usuarios a ver y oir malas noticias. Mientras más malasnoticias se difundan, más difícil será recuperar la buenaimagen del Congreso. Es por eso tan importante plantearuna estrategia válida que permita recuperar la imagen delas instituciones legislativas en la región.

dadanos poco informada es ahora "consumidora" e imponesus gustos a los medios de comunicación que, necesiaria-mente, viven de la publicidad. Los programas "respetables"del gusto de algunas elites sofisticadas, pierden espaciofrente a los talk shows que demandan esos nuevos “consu-midores”.

En lo político se da un fenómeno similar: los nuevos electo-res imponen a los medios de comunicación una nueva agen-da, que gira poco en torno a lo ideológico o los grandes pro-blemas del estado y mucho en torno a otros aspectos comola vida cotidiana de los líderes políticos, y otra serie de te-mas que no fueron propios de la discusión de la política tra-dicional.

En la competencia por lectores, televidentes, y oyentes, losreporteros -estén en Latinoamérica o en cualquier otro lugaren el mundo- tienden a poner el foco en noticias e historiasque se inclinan más al lado negativo que al positivo. Estollega a ser una obvia fuente de frustración e irritación paralos miembros de una legislatura que creen que las noticiasson demasiado críticas con el Congreso, pero éste es un he-cho real que bajo una prensa libre los legisladores tienenque aceptar y con el cual tienen que aprender a convivir.

El viejo adagio periodístico de que “las malas noticias, sonnoticias” ciertamente es un elemento de la competencia delos medios por el mercado, pero no es menos cierto que laprensa, en América Latina, tiende, en cuanto actor político,a adoptar posiciones editoriales que le imponen ejes infor-mativos que no son necesariamente favorables al interés delos políticos.

El lector latinoamericano que responsabiliza a los gober-nantes de sus tragedias cotidianas suele esperar una actitud

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g . Los horarios y vencimientos de plazode la prensa son diferentes

de los de la legislatura.

La prensa es una empresa. Todos los reporteros están encompetencia con otros reporteros para producir la primiciaperiodistica o para difundir los mejores detalles del eventoque reportan. Pero además de buscar la mejor historia, losmedios tienen que salir a tiempo.

Cada periódico, canal de televisión, y estación de radio tie-nen su plazo para ser impresos o salir al aire. Si los reporte-ros fracasan en tener sus historias dentro del plazo estima-do por sus editores, las historias no se imprimirán o no setransmitirán sino hasta el día siguiente, cuando su compe-tencia ya habrá desarrollado el tema y ya no servirán comonoticia.

La llamada “hora de cierre” es la camisa de fuerza del pro-ceso informativo e impone una dinámica de trabajo a losmedios de comunicación. Este es uno de los elementos cla-ve de este trabajo, que el congresista debe comprender paraadoptar decisiones que le permitan hacer un uso eficaz delas posibilidades de difusión que le ofrece la prensa.

Un reportero con experiencia sabe que no se puede esperar

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que la legislatura altere su horario para encajar en el horariodel reportero. Pero un legislador con conocimiento, quequiere recibir una buena cobertura de prensa, debe saber quela mejor forma de asegurar esa deseada cobertura es progra-mar el evento para que calce dentro del tiempo del que dis-ponen los reporteros que están interesados en cubrirlo.

No tomar en cuenta las horas de cierre de los diversos me-dios es una grave equivocación. La diferencia entre la apa-rición de un hecho político en el horario estelar de la televi-sión o en primera plana de los periódicos y una noticia maltransmitida, a horas en las que no hay televidentes, que ocu-pe en un espacio reducido en la edición de los periódicosdel día siguiente, puede depender simplemente de la horaen la que se hizo pública.

Se pierden muchas oportunidades de protagonismo en losmedios al no tomar en cuenta este detalle al parecer intras-

No tomar en cuenta las horas de cierre de losdiversos medios es una grave equivocación.La diferencia entre la aparición de un hechopolítico en el horario estelar de la televisióno en primera plana de los periódicos y unanoticia mal transmitida, a horas en las queno hay televidentes, que ocupe en un espacioreducido en la edición de los periódicos deldía siguiente, puede depender simplementede la hora en la que se hizo pública.

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cendente. Muchos congresistas están más interesados en lanegociación política de alto nivel y en problemas trascen-dentes que en asuntos al parecer de poca monta que tienenque ver con el impacto comunicacional que pueda tener unadecisión o acuerdo. Pero sin comunicación no hay políticademocrática y a veces los detalles pequeños tienen conse-cuencias muy importantes. Un viejo dicho popular andinodecía que "el diablo se oculta en los detalles".

En la sociedad contemporánea si los ciudadanos no sabenque un legislador o un Congreso ha realizado alguna acciónpositiva, el hecho no existe políticamente. Reiterados resul-tados de encuestas en América Latina dicen que el diputa-do mejor evaluado no es el que más asiste al Congreso y le-gisla, sino el que más aparece en la televisión y sabe usar eseespacio para darse a conocer. En ese sentido, un legisladorresponsable, no solo debe actuar como tal, sino comunicarlo que hace.

La tarea no es fácil. Hay una competencia muy grande en-tre docenas de legisladores que quieren ocupar espacios enla prensa y son pocos los que reciben atención de los me-dios. Producir sus noticias a tiempo puede ser la diferenciaentre lograr salir en los medios o no salir.

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h . Los reporteros siempre quieren hablarcon la persona más allegada

a la historia que están siguiendo.

Un buen periodista, que trabaja en un reportaje, siemprequiere hablar con el individuo que más tiene que ver conesa historia porque sabe que así logrará un mejor reportaje.Un reportero que trabaja en una crónica acerca de una se-sión plenaria que se aproxima quiere hablar directamentecon el Presidente del Congreso.

Si el tema es una reunión o audiencia de comisión, el repor-tero quiere hablar con el diputado encargado de dicha comi-sión. Si tiene que ver con una legislación propuesta, el inte-rés se enfocará en el legislador proponente del proyecto deley, el presidente de la comisión que lo tramita, o el presi-

El legislador que rehusa hablar ante la pren-sa, cuando –sea cierto o no- ha creado ante elpúblico la necesidad de escucharlo, proyectauna imagen de irresponsabilidad, incapaci-dad o corrupción.

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dente de la legislatura. Si la historia tiene que ver con la acu-sación hecha por un miembro del Conreso en contra de otro,el reportero buscará hablar con los dos congresistas que seenfrentan directamente.

Los intentos por desviar a los reporteros de aquellos congre-sistas que parecen la principal fuente de información para eltema en el que trabajan, hacia personas no tan directamen-te asociadas con el asunto, son percibidos con irritación,hostilidad, y con la sospecha de que se quiere ocultar algoreferente al tema.

En efecto, una noticia es mejor cuando se produce tomandoen cuenta las opiniones de quienes están directamente invo-lucrados en el proceso de trámite de una ley o adopción deuna decisión legislativa.

El legislador que rehusa hablar ante la prensa, cuando –seacierto o no- ha creado ante el público la necesidad de escu-charlo, proyecta una imagen de irresponsabilidad, incapaci-dad o corrupción. El reportero que no es atendido se limita-rá a informar que quien debe dar explicaciones no las quie-re dar, y el público pensará que, o no sabe qué decir, o estáhaciendo algo ilegal o poco ético a sus espaldas.

Por ello, como norma general, es mejor estar disponible an-te la prensa. No hablar suele ser la peor política.

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i . La opinión personal del reporteroestá siempre presente.

En principio los periodistas conocen de su responsabilidady obligación de reportar lo que ven y escuchan. Pero la rea-lidad no es única y no hay verdades absolutas. Cada repor-tero es un individuo distinto de los demás, y cada individuopuede observar la misma situación o evento desde diferen-tes puntos de vista.

Aquí cobra actualidad el viejo debate sobre la existencia dela “objetividad” periodística. Hay muchos elementos queimpiden que un reporte de prensa sea totalmente “objetivo”.

El legislador que rehusa hablar ante la pren-sa, cuando –sea cierto o no- ha creado ante elpúblico la necesidad de escucharlo, proyectauna imagen de irresponsabilidad, incapaci-dad o corrupción. Los periodistas y losmedios casi nunca son “manejables”. Estaspolíticas pueden estar influenciadas, en cier-tas ocasiones.

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palabras del discurso pronunciado y cada uno aplica suopinión personal acerca de las pocas palabras que se difun-dirán, partiendo de lo que creen de mayor interés e impor-tancia para el público.

Es posible que las declaraciones que cada periodista consi-dera más importantes sean diferentes, o no tengan nadaque ver con las escogidas por otro colega. En efecto, ambosperiodistas están haciendo una crónica objetiva, aunque losreportajes pueden entregar al público dos perspectivascompletamente diferentes y hasta conflictivas acerca de loocurrido.

En los casos en que exista simpatía o militancia política dealgún periodista, se puede manifestar en un sesgo en contrade tal o cual fuerza política. En países en donde la enseñan-za del periodismo en las universidades tiene un alto conte-nido ideológico, es posible que algunos periodistas tenganpreferencias por tal o cual tendencia política, y que en susnotas se pueda advertir claramente esa simpatía o antipatía.

Por otra parte, no se puede descartar el hecho de que encierto sector de periodistas se presente la corrupción: en al-gunas ocasiones hay periodistas “de alquiler” que a cambiode dinero o favores de un diputado hacen notas favorablesa su gestión y denigran conscientemente a otros congresis-tas. El caso no es frecuente, pero existe.

Igualmente puede ocurrir el caso de periodistas que se con-vierten en un momento determinado en asesores de prensade un partido político o hacen parte de empresas que traba-jan en la producción de propaganda de determinados parti-dos. Esa situación puede afectar a su imparcialidad, espe-cialmente cuando se la oculta al público para pretender unafalsa "neutralidad".

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En primer lugar, para la mayoría de los políticos, una notaes “objetiva” cuando coincide con sus puntos de vista o in-tereses, y “parcializada” cuando no es así. El político quetiene malas relaciones con los periodistas comete un errorcuando se dedica a atacar a la prensa por parcializada. Espreferible que analice cuáles han sido los errores que le hanconducido a esa situación.

El político tiene que entender que la prensa es algo que es-tá fuera de su control, y que su aspiración debe ser lograrque la mayoría de sus mensajes “pasen”, aunque no siem-pre lo hagan al pie de la letra. En este sentido, algunos ase-sores sobredimensionan su influencia cuando le dicen al le-gislador que "manejan" a los medios en general o a algúnmedio en particular. Los periodistas y los medios casi nun-ca son "manejables".

En segundo lugar, la forma en que se reportan los hechosdepende de las políticas editoriales formuladas por los di-rectivos de cada medio. Estas políticas pueden estar in-fluenciadas, en ciertas ocasiones, por intereses empresaria-les del medio en cuanto tal, por simpatías o compromisospolíticos y por las percepciones que tienen los propietariosy directivos de los medios acerca de los intereses de la opi-nión pública. De esta forma, se puede afirmar que ademásde las percepciones subjetivas de los reporteros, la noticia ola crónica tendrán una orientación fruto de la política edito-rial del respectivo medio.

Es imposible para un reportero escribir o transmitir unahistoria sin formarse su propia opinión sobre lo que ha pre-senciado o sobre la validez de los documentos que ha revi-sado. Supongamos que dos reporteros asisten al mismodiscurso o a la misma conferencia de prensa de un miem-bro de la legislatura. Ninguno puede reproducir todas las

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personales hechas por el periodista sobre lo que reporta ylos sesgos producidos por la política editorial de cada me-dio son un producto secundario que es inevitable dentro deuna prensa libre.

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Hay que tomar en cuenta, también, cómo funciona la cade-na de mando en los medios. Tanto en la prensa como en latelevisión las noticias recogidas por el reportero son envia-das a las plantas editoras de cada medio, en donde son so-metidas a un proceso de edición. Siempre hay más informa-ción en las sedes de los medios de la que se transmite. Cuáles la que se transmite o publica no depende de la decisióndel reportero, ni de su predisposición con el legislador, sinode un editor de prensa que responde a las políticas editoria-les de su medio.

Un reportero informado sobre las políticas de su medio sa-be que una nota con un enfoque totalmente diferente al quese maneja en su sala de redacción sobre determinado tema,simplemente será modificada en todo o en parte o no serápublicada.

El control que tiene el reportero sobre el titular que encabe-za las noticias, el uso de los elementos editoriales o las imá-genes que finalmente salen al aire es limitado. En ocasio-nes, hay editores de prensa que, en temas políticos, hacennotas con información conseguida de otras fuentes y casino toman en cuenta el reporte enviado desde la legislatura.Aunque es poco común y, según algunas normas, poco éti-co, puede darse el caso de editores que realizan cambios defondo en el enfoque o en la distribución de la informaciónen la noticia, de acuerdo con intereses que el reportero ge-neralmente no conoce y que son manejados en los nivelesdirectivos.

Inevitablemente, los miembros de la legislatura leerán, ve-rán, o escucharán reportajes de prensa en los que no puedenseñalar nada que sea claramente incorrecto, pero en los cua-les encontrarán que su labor o la de la institución ha sidotratada de una manera injusta o desfavorable. Las opiniones

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cuando usted salga del Congreso entrevistarán a sus suce-sores, como tiempo atrás lo hicieron con sus antecesores.Los periodistas son conscientes de que tienen su cuota depoder permanente y no se impresionarán demasiado por eldespliegue de poder que usted haga como legislador.

En algunos países latinoamericanos los legisladores se ro-dean de un boato que provoca más bien la burla y la suspi-cacia de los periodistas. El diputado que se exhibe con mu-chos guardaespaldas, carros, policías provoca reacción enlos reporteros y parece mucho más indefenso cuando al de-jar sus funciones aparece caminando solo por las calles.

Una dosis de sencillez ayuda siempre a la buena relacióncon la prensa tanto mientras dura el poder que le proporcio-na el ser legislador, como cuando se lo pierda.

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j . No se maree con el poder.

Particularmente en los países latinos algunos políticos per-ciben el poder como algo eterno y omnipotente. Algunosciudadanos al triunfar en una elección caen en la prepoten-cia, y en la tentación de perseguir a los demás. A veces losnuevos legisladores sufren el mareo del poder. En algunoscasos las deciciones políticas se mueven más por el ego delos legisladores que por los intereses de los ciudadanos oque incluso por sus propios intereses.

Si usted triunfa en la elección no permita que este mareo leatonte. Será legislador durante unos pocos años y ex legis-lador el resto de su vida. Mientras usted esté en el Congre-so algunos medios le invitarán a entrevistas, los policías secuadrarán a su paso y podrá adoptar una serie de actitudesque terminarán el día en que deje la Cámara.

No se olvide de que en cambio los periodistas, cuando us-ted ya no tenga ningún poder, seguirán en su trabajo y

Si usted triunfa en la elección no permita que es-te mareo le atonte. Será legislador durante unospocos años y ex legislador el resto de su vida.

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PARTE 2

Veinte claves paraestablecer una

relación positiva con la prensa

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Apesar de todas estas limitaciones en cuan-to a la objetividad e imparcialidad de losmedios por un lado, y a las expectativas de

los legisladores a veces desmesuradas sobre la forma en quedeben ser tratados por la prensa, esta puede ser una ayudao constituirse en un obstáculo para los esfuerzos que reali-za el Congreso para comunicarse con sus votantes y respon-der efectivamente a sus deseos y necesidades.

Una legislatura que acepta a la prensa como parte integral ynecesaria del juego democrático puede desarrollar una bue-na relación de trabajo con ella; y una buena relación legisla-tura - prensa puede servir como fuerza positiva para pro-porcionar al público una información adecuada acerca de lalegislatura.

A continuación sugerimos algunas ideas que consideramosútiles para el desarrollo y establecimiento de una relaciónpositiva entre la legislatura y sus miembros individualescon la prensa.

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1 . Haga lo posible para fomentarla cobertura de prensa

de la legislatura.

La legislatura debería ver en la prensa al mejor medio parainformar al público sobre la institución legislativa y sobrelas leyes y temas bajo su consideración. Para ayudar a laprensa en esta labor, la legislatura debería hacer todo lo po-sible por fomentar una actitud más activa de la prensa al in-formar sobre sus actividades. Deberían fomentarse la cober-tura de televisión y radio en vivo, y las grabaciones de videode sesiones plenarias, audiencias y reuniones de comisión.

Además, se deberían hacer esfuerzos por proveer de una in-fraestructura cómoda e independiente para de los periodis-tas dentro de las instalaciones parlamentarias.

Generalmente, la dotación de facilidades para el cumpli-miento de la tarea periodística redunda en una mayor cali-dad del trabajo del periodista. Al igual que cualquier otroprofesional, el periodista requiere de condiciones adecua-das para realizar su trabajo con eficacia. El parlamento debedotar a la prensa de estas instalaciones, y evitar, en lo posi-ble, las restricciones que los cuerpos de seguridad, a vecessin mayor fundamento, pueden imponer sobre el trabajoperiodístico.

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Las autoridades del Congreso deberían notificar a la prensacon razonable anticipación acerca de las fechas y horariosde las sesiones, reuniones y audiencias. Aunque la legislatu-ra no puede ni debe establecer sus horarios de acuerdo a lasnecesidades de los reporteros de prensa y sus horas de en-trega de materiales, es conveniente avisar de la celebraciónde una sesión plenaria, una reunión, una audiencia de comi-té, o una conferencia de prensa con la debida anticipación.Esta es la mejor vía para colaborar a solucionar esas necesi-dades de la prensa.

Muchos parlamentos en América Latina tienen oficinas pro-pias que se encargan de la producción de material informa-tivo y de apoyo a la prensa acreditada para el cumplimien-to de su trabajo. Es importante que la legislatura como talcuente con una oficina de prensa que brinde a los reporte-ros la posibilidad de obtener el material que se tramita en elParlamento, así como noticias sobre los diputados, la mar-cha de las comisiones y acceso a los informantes que requie-ra el reportero.

La dotación de facilidades para el cumplim-iento de la tarea periodística redunda en unamayor calidad del trabajo del periodista. Elparlamento debe dotar a la prensa de estasinstalaciones, y evitar, en lo posible, lasrestricciones que los cuerpos de seguridad, aveces sin mayor fundamento, pueden impon-er sobre el trabajo periodístico.

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Este departamento de prensa debe ser manejado por perso-nas con buenas relaciones humanas y con un buen conoci-miento de la dinámica de los medios de comunicación, loque permitirá que el Congreso tenga una buena relación conlos reporteros.

En muchas ocasiones los medios de comunicación no tienenmuchas noticias para sus ediciones. La producción constan-te de material informativo por parte del Congreso puedecontribuir a que estos vacíos noticiosos se llenen con esematerial, con la posibilidad de que haya más noticias pro-ducidas acerca del Congreso en el debate público.

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2 . Ayude a los periodistas y reporteros a comprender cómo

funciona la legislatura.

Los procedimientos propios del Congreso son los más com-plejos, y a menudo los menos comprendidos de la democra-cia. Teniendo en cuenta que hay regímenes democráticosque están todavía consolidando sus sistemas parlamenta-rios sin la experiencia de otros países que tienen siglos de

tradición, es normal que los periodistas y reporteros quetrabajan en la legislatura, no tengan un entendimiento cabalde sus complicados, embarazosos y a menudo confusosprocedimientos y procesos. Las direcciones de los Congre-sos en la mayoría de los países latinoamericanos duran po-co y en muchos de ellos, los partidos también. Hay una mo-

Es conveniente y vital para el apuntalamien-to sensato de la democracia de que los con-gresistas ayuden a los periodistas y a los re-porteros a entender el funcionamiento delCongreso.

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3 . Muestre respeto por la prensay sus representantes.

Los miembros de la legislatura deben dar el mensaje de quelos representantes de la prensa que trabajan cubriendo lainstitución son respetados como profesionales en su campo.

Los legisladores deben comunicar a los periodistas y repor-teros que reconocen las dificultades propias de su trabajo,así como también que esperan comprensión hacia la difíciltarea de ser legislador. Deberían dejarles saber que, así co-mo ellos al ser legisladores se sienten sujetos a presionesconflictivas del liderazgo del partido, colegas y votantes,también entienden que los reporteros están bajo la presiónde sus superiores para cumplir, dentro términos de tiempoespecíficos, con historias interesantes, oportunas e informa-tivas que venderán periódicos y atraerán a televidentes yradio oyentes.

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Los legisladores deben comunicar a los perio-distas y reporteros que reconocen las dificul-tades propias de su trabajo, así como tambiénque esperan comprensión hacia la difícil tareade ser legislador.

vilidad política mayor a la existente en países con democra-cias más antiguas.

Los periodistas suelen observar en el Congreso lo que pare-ce ser un proceso lento e ineficiente tanto para la promulga-ción de leyes como para la resolución de problemas comosíntoma de que la legislatura es ineficaz. En efecto, como seanotó en el Prologo, una legislatura democrática que repre-senta eficazmente a su pueblo está sometida a procedimien-tos lentos y un tanto ineficaces.

Es conveniente y vital para el apuntalamiento sensato de lademocracia de que los congresistas ayuden a los periodis-tas y a los reporteros a entender el funcionamiento del Con-greso. Los líderes de la legislatura deben liderar este esfuer-zo alentando a sus colegas para que inviertan parte de sutiempo en explicar a los periodistas porque creen necesarioun cambio significativo en determinada legislación o por-que no apoyaron a su partido en una votación crucial. Almismo tiempo que la prensa entiende mejor al Congreso, yse percata de las complejidades que se encuentran en unproceso legislativo, la calidad y exactitud de sus reportajesmejorará.

Los diputados deben ser capaces de manejar los tecnicismosjurídicos y de explicarlos con suficiente claridad y solvenciapara que el reportero tenga una idea clara del estado de lostrámites de las leyes, del tiempo en que reglamentariamen-te deben discutirse y de las normas que regulan el trabajoparlamentario. Si el reportero no tiene claro cómo funcionael sistema, es poco probable que pueda explicar con eficaciaa sus lectores o televidentes en qué punto se encuentra eldebate legislativo.

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4 . Desarrolle una relación cordialcon los periodistas y reporteros.

Los miembros del Congreso deben tratar de desarrollar unarelación cordial con los periodistas asignados a cubrir la le-gislatura. Esto no debería ser difícil ya que los reporteros sa-ben que, en mucho, dependen de los legisladores para con-seguir las noticias sobre las que quieren informar. Por esto,normalmente, los periodistas van a querer ser amigablescon los miembros, y los legisladores sólo tienen que corres-ponder esa actitud amigable.

Por otro lado, el congresista sabe que una actitud amigablecon el periodista le puede permitir hacer una entrega “con-trolada” de información a periodistas con los que ha desa-rrollado una cierta relación de confianza. Es, de alguna ma-nera, una relación mutuamente conveniente para las dospartes.

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Los legisladores deben tener cuidado de noconfundir lo amigable que sea un periodistacon amistad. Los buenos periodistas querránser amigables con los legisladores porque esaactitud les facilitará obtener información.

Estas muestras de comprensión y respeto hacia la prensason beneficiosas para la imagen del legislador. Una actituddisplicente u hostil hacia la prensa puede provocar tensio-nes e inducir a los periodistas a una conducta agresiva ha-cia el congresista o la institución.

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Tomarse la molestia de detenerse en los pasillos del edificiolegislativo para una conversación informal con un reporte-ro - aunque sea una conversación que no esté relacionadacon el trabajo de la legislatura - puede ayudar a estableceruna relación de trabajo cordial entre un legislador y un re-portero.

Muchos congresistas han descubierto que ser amables y cor-teses con los reporteros puede contribuir a aumentar su cre-dibilidad frente a estos. Desarrollar una relación de cercaníapuede ser útil. De la misma forma, al periodista le interesaobtener primicias y es más posible que dichas primicias seobtengan de un congresista que estima que tiene confianzaen el reportero y que puede darle información con la debi-da reserva de fuente.

Quienes tienen su oficina en el edificio legislativo puedenhacer invitaciones a los periodistas y reporteros para quepasen por sus oficinas y los visiten. Ese tipo de invitacionessuelen ser apreciadas y a veces pueden ayudar a que se pro-duzca un reportaje o historia favorable.

Los legisladores deben tener cuidado de no confundir loamigable que sea un periodista con amistad. Los buenos pe-riodistas querrán ser amigables con los legisladores porqueesa actitud les facilitará obtener información. Pero las diver-sas y a menudo conflictivas responsabilidades y funcionesde la legislatura y la prensa hacen que la amistad personalentre reporteros y legisladores sea virtualmente imposible.

Por su parte, el periodista, a pesar de lo buenas que lleguena ser las relaciones con el congresista, siempre mirará críti-camente sus avances, ya que le parecerán, naturalmente, in-teresados.

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Sea particularmente cuidadoso con obsequios e invitacionesque pueda hacer a periodistas vinculados con su trabajo. Enla mayoría de los casos ese tipo de regalos puede ser inter-pretado como un intento de soborno y producir consecuen-cias negativas. Muchos periodistas son tremendamente sen-sibles frente a eventos que podrían manchar su opción porejercer un periodismo independiente.

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Lo mejor para afrontar esta circunstancia es ser transparen-te, dar acceso a la información y explicar las cosas antes deque algunos periodistas endurezcan sus prejuicios sobre loslegisladores y el Congreso.

5 . Recuerde que normalmentelos periodistas son suspicaces.

El hecho de ser legislador o de ocupar un sitio en la funciónpública le convierte automáticamente en sospechoso de al-go ante los periodistas. Es desconcertante ver el cambio ra-dical que se opera, incluso en periodistas con los que ha te-nido usted antes amistad, cuando asume una responsabili-dad política.

En principio los periodistas en consonancia con la opinióngeneralizada de la ciudadanía suponen que todo político es-conde algo y que la mayoría de ellos miente. A lo largo desu carrera han conocido a muchos políticos que no hancumplido sus promesas, que han sido corruptos, y suponenque todo legislador es sospechoso mientras no demuestre locontrario.

Hay que partir de ese hecho. La mayoría de los periodistasse sienten guardianes del bien común y fiscales del poder.

En principio los periodistas en consonanciacon la opinión generalizada de la ciudadaníasuponen que todo político esconde algo y que lamayoría de ellos miente.

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A la inversa, un legislador, mientras más conoce a los repor-teros individuales asignados para cubrir la cámara, más fá-cilmente puede comunicarse con ellos cuando es interroga-do o entrevistado. Más aún, al saber el punto de vista per-sonal y los intereses de los periodistas y de los medios decomunicación en los que trabaja, un legislador sabrá a cuálperiodista o reportero es mejor acercarse para divulgar unadeterminada información.

Para lograr esto es importante estar atento a los medios decomunicación, sus tendencias y los temas que se manejan ensus agendas noticiosas. Un buen político está atento a la co-yuntura y percibe cuándo los temas que se discuten en laopinión pueden serle favorables. Conocer las políticas edi-toriales de cada medio, sus posiciones frente a determina-dos hechos y, eventualmente, los intereses que puedan dis-torsionar su actividad es casi tan importante como conocerlas motivaciones personales de cada reportero.

6 . Recuerde que cada reporteroes un individuo.

Los hechos políticos tienen muchas lecturas. No existe unaverdad absoluta en estos temas y cada persona puede, contotal honestidad, analizar lo que ocurre desde perspectivasmuy distintas. El periodista es un ser humano y funciona deesa manera. Cada periodista y reportero tiene la libertad deescoger los eventos o actividades que quiere cubrir y luego,de manera inevitable da su propia versión sobre esos he-chos. Los miembros de la legislatura deben tener siempre ensu mente que cada representante de prensa asignado paracubrir su institución es un individuo con pensamientos,sentimientos, ideas y puntos de vista personales.

Los buenos periodistas saben que mientras más conocen alos congresistas, pueden interrogarlos y analizar sus accio-nes mejor y de manera más efectiva.

Los miembros de la legislatura deben tenersiempre en su mente que cada representantede prensa asignado para cubrir su institu-ción es un individuo con pensamientos, sen-timientos, ideas y puntos de vista personales.

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7 . Evite los secretos.

Una de las cosas más importantes que la legislatura y susmiembros deberían hacer para protegerse de una relaciónadversa con la prensa es evitar cualquier signo de estarguardando secretos.

Si un periodista o un reportero sospecha que un congresis-ta oculta información o trata de desviar su atención de uncaso que investiga, el periodista desconfiará y sospecharátanto de los miembros como de la institución legislativa.

Un reportero que es percibido como favorable y positivo pa-ra la legislatura si siente que la información que está buscan-do, puede convertirse rápidamente en alguien negativo y es-céptico. Un reportero que ya tiene una percepción negativade la institución va a reforzar esa actitud y a menudo se con-

vertirá en alguien hostil y es crítico abierto del Congreso.

Además poco se obtiene con ese ocultamiento. Si la prensasospecha que la legislatura o uno de sus miembros estánguardando secretos o no cooperan en un tema, lo más pro-bable es que publiquen sus propias especulaciones, sin nin-guna aclaración.

Lo peor de esto es que tales sospechas se proyectan confuerza hacia el público, cuando el periodista deja constanciadel “total hermetismo” de los legisladores sobre el tema. El“hermetismo” es siempre un indicador negativo para lagente común, que sospecha que se trama algo lesivo al inte-rés del público.

El periodista, de su lado, sabe que el “secreto” generalmen-te se debe a intereses políticos y a maniobras legislativassorpresivas. La transmisión de estas dudas contribuye a re-forzar la imagen de los políticos como “corruptos”.

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Si un periodista o un reportero sospecha queun congresista oculta información o trata dedesviar su atención de un caso que investiga,el periodista desconfiará y sospechará tantode los miembros como de la institución legis-lativa.

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“pistas” es posible que pueda lograr influir, de alguna ma-nera, en el enfoque que presentará el reportero. Así el dipu-tado se convierte en una fuente, de la que el periodista de-be guardar la reserva.

Muchas buenas “pistas” legislativas se consiguen así. Y des-de el punto de vista del reportero es poco probable que laspublique debido a que la fuente a la que se le ha fallado sim-plemente se cerrará.

Un periodista que no respeta el “off the record” termina sinconocer las inevitables “confidencias” que los legisladoresle pueden hacer sobre la situación política, sus adversariosen la cámara o los intereses que se ocultan detrás de tal ocual asunto. Esto, no obstante, no quiere decir que ese peli-gro no exista.

Muchos miembros de legislaturas democráticas por todo elmundo al abrir un periódico o prender la televisión o la ra-dio, se han indignado al ver que lo que ellos creían que ha-bía sido otorgado como una declaración "no grabada" a unreportero, había sido impreso o transmitido. De todos mo-dos y cuando no medie una probada confianza con el perio-dista, la manera más segura de evitar dichos momentos em-barazosos es asumir que cualquier cosa que se diga en pre-sencia de un periodista está “grabado”.

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8 . Asuma que todo lo dicho a un reportero está “grabado”.

La mayoría de periodistas y reporteros tienen respeto por laética periodística y no publican la declaración de un legisla-dor si se acuerda que lo dicho está "fuera de la grabación".Sin embargo siempre hay excepciones, y hay que cuidarsede quienes en su afán por obtener un gran titular o una his-toria sensacional, ignoran dichos acuerdos.

El llamado “off the record”, no obstante, puede ser útil tan-to para el congresista cuanto para el periodista. En su se-guimiento del proceso político - legislativo un reportero re-quiere “pistas” de cuál es el tema que verdaderamente sediscute. Si un diputado, fuera de grabación, entrega esas

Muchos miembros de legislaturas democráti-cas por todo el mundo al abrir un periódico oprender la televisión o la radio, se han indig-nado al ver que lo que ellos creían que habíasido otorgado como una declaración "no gra-bada" a un reportero, había sido impreso otransmitido.

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9 . Piense antes de hablar con un miembro de la prensa.

Asumiendo que los legisladores saben que todo lo que di-cen a los periodistas y reporteros está "grabado" deben teneren cuenta además que se debe pensar antes de hablar.

Antes de responder una pregunta el legislador debe pensar,"¿lo que estoy planeando decir cómo se leerá en el periódi-co de mañana o cómo se verá en el noticiero de la televisióno radio esta noche?"

Antes de hacer sus declaraciones, el legislador debe tenerclaras las ideas que quiere comunicar y la forma en que vahacerlo. Si no tiene claras estas dos cosas es mejor no haceruna declaración.

Es particularmente importante que los legisladores escojancon precisión los términos que utilizarán cuando respondana preguntas hechas por reporteros de radio o televisión por-que los reportajes de esos medios son muy breves. Lo que seve o se escucha en un reportaje de radio o televisión no esmás de una o dos oraciones, seleccionadas por el reportero,de una declaración mucho más larga. La televisión y la ra-dio están más interesadas en "mordidas de sonido" cortasque se verán y sonarán interesantes y provocativas. Sus re-porteros casi siempre transmiten aquella porción de la de-

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claración de un legislador que ellos crean que llena mejoreste requisito.

No debe descuidarse tampoco la forma en que el congresis-ta se enfrenta a la cámara de televisión. Hay una serie de pe-queñas técnicas para aparecer mejor en televisión que sepueden aprender fácilmente. En todo país hay personas quepueden proporcionarle un entrenamiento rápido paraaprenderlas. Si usted es nuevo en estas lides no dude en to-mar un curso de esos cuanto antes. Existen también sofisti-cados centros a nivel internacional que trabajan en esa línea.

Por otro lado, los gestos y la forma en que un diputado seexpresa en televisión pueden también transmitir ideas equi-vocadas sobre lo que dice.

Los diputados con más experiencia tienen la habilidad dedar un discurso corto y prefabricado, que enfatiza dos o tresideas fuertes y que no es comprometedor. Este tipo de de-claraciones son útiles y cumplen con el requisito de no es-quivar a la prensa. Un legislador contestando sin decir na-da se ve mejor que otro que no quiere hacer ningún comen-tario (y queda mejor con el reportero).

Lo importante es que todas los elementos delproceso de trámite legal que tiene lugar enuna comisión legislativa o en el Parlamentoestén disponibles para que el periodista sepueda formar una idea cabal de lo que se es-tá haciendo

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objetivos a los que llega. Cuando usted hace las declaracio-nes a determinado reportero, su mensaje llegará a los usua-rios de ese medio que además privilegiará los temas deacuerdo a su política editorial. Al hacer su declaración emi-ta un mensaje compatible con ese medio de comunicación ysu público.

Es posible también utilizar la declaración con otros objeti-vos cuando por alguna causa el legislador pretende enviarun mensaje a otros líderes. Estos pueden ser un líder legis-lativo, algunos colegas en la legislatura, el Ejecutivo u otrosactores políticos. En este caso, la prensa se puede convertiren escenario propicio para la confrontación política. No esraro en nuestros países que los políticos se manden “mensa-jes” por medio de la prensa, y que una guerra de declaracio-nes públicas refleje tensiones políticas de las que ni el públi-co ni la prensa tienen mayor idea.

Un congresista que quiere usar una declaración hecha a laprensa para enviar un mensaje a una audiencia específicadebe encargarse de moldear las palabras de su declaraciónpara la audiencia a la que éste va dirigido.

Antes de hacer sus declaraciones, el legisla-dor debe tener claras las ideas que quiere co-municar y la forma en que va hacerlo. Si notiene claras estas dos cosas es mejor no haceruna declaración.

1 0 . Piense en la audiencia a la cualestá siendo dirigida una declaración.

Antes de hablar con un representante de la prensa, los legis-ladores deberían preguntarse: “¿A quién estoy tratando deenviar mi mensaje?”

El principal sujeto que debe estar permanentemente en lamente del legislador, es la gente común, sus electores. Cadalíder tiene diversos grupos objetivos que en cada caso son labase de su liderazgo. Si el legislador hizo la campaña conmétodos modernos habrá aplicado un plan de encuestasque los habrá definido. Sabrá en ese caso si tiene su princi-pal base en áreas rurales y en urbanas, en electores jóveneso maduros, en grupos étnicos o en cualquier otra segmenta-ción del electorado. Es en esos grupos en quienes debe pen-sar de manera privilegiada cuando emita cualquier mensa-je. No olvide que en la sociedad democrática los que man-dan finalmente son los electores y todo el trabajo que le he-mos sugerido con los medios tiene como fin principal dialo-gar con ellos.

Por otra parte debe ser consciente de que cuando el legisla-dor habla, quien recibe el mensaje en primera instancia esun periodista concreto que trabaja en un medio de comuni-cación determinado. Cada medio tiene sus propios grupos

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1 1 . Piense en el mensaje que ustedquiere transmitir y enfóquese en él.

Cuando un legislador sabe lo que quiere decirle a un perio-dista o reportero, debe decir eso y sólo eso. Debe permane-cer estrictamente en su mensaje. Los legisladores deben ma-nejar los esfuerzos de los periodistas y reporteros por des-viar su enfoque del mensaje que buscan dar y asegurarse deque en sus respuestas se refieran sólo a esos puntos especí-ficos que quieren señalar.

La habilidad de un congresista se pone en juego en este tipode acciones. El periodista intentará arrancar una declara-ción polémica o una respuesta a un tema. El político, por suparte, tratará de dar un mensaje que coincida con sus inte-reses específicos.

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1 2 . Vivimos en la época de la imagen.

Los ciudadanos menores de cincuenta años de nuestros paí-ses, son ya hijos de la televisión. Muchos autores nos dicenque a partir del uso generalizado de este artefacto, transita-mos de una sociedad en la que la comunicación política gi-raba en torno a la palabra a una sociedad en la que gira entorno a la imagen.

Curiosamente esto trasciende al uso estricto de la televisión.Es obvio que cuando se presenta en la pantalla chica usteddebe recibir un entrenamiento que le permita comunicarsede la mejor manera. Los autores que han estudiado más eltema dicen que en la era de la televisión si usted quiere te-ner éxito en cualquier otro campo de la vida, debe actuar co-mo si lo estuviese haciendo para la televisión.

Cuando usted da una rueda de prensa para la radio y losmedios escritos, su imagen física sigue siendo tan importan-te como cuando filma para la televisión. Su credibilidad an-

El principal sujeto que debe estar permanen-temente en la mente del legislador, es la gen-te común, sus electores.

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1 3 . Preocúpese también de los contextos.

En el intento de producir computadoras con habilidadeshumanoides se han hecho una serie de estudios acerca delas características de la comunicación entre los seres huma-nos y comparándola con la comunicación que pueden tenerlos ordenadores entre sí o con seres humanos. Una de las di-ferencias más importantes es que las computadoras no soncapaces de entender los contextos, mientras los seres huma-nos extraen cuatro quintas partes de la información de loscontextos y una quinta parte del texto.

Esto significa que si usted le pide información a una com-putadora y escribe la palabra “Colomvia” su respuesta se-rá “no hay ninguna información”. Cualquier humano me-dianamente inteligente se da cuenta de que hay una faltade ortografía y busca datos sobre Colombia. La equivoca-

Cuando usted da una rueda de prensa para laradio y los medios escritos, su imagen físicasigue siendo tan importante como cuando fil-ma para la televisión.

te los periodistas dependerá centralmente de su lenguajecorporal, su rostro y su vestimenta.

Antes de responder la primera pregunta de los periodistasusted ya ha comunicado gran parte de su mensaje con su ro-pa ostentosa o descuidada, su mirada esquiva o aprensiva.Las palabras que vengan después serán entendidas deacuerdo a la imagen que se hacen los periodistas acerca desu persona a partir de esos detalles.

Es necesario también que utilice imágenes para comunicar-se. En estos tiempos, un mensaje de radio debe ser “pensa-do” en imágenes. Los conceptos abstractos y los enunciadosorales que son difíciles de trasladar a imágenes físicas sue-len ser incomprensibles. Si usa imágenes logrará que los pe-riodistas y los radioescuchas lo comprendan.

Cuando un legislador sabe lo que quiere de-cirle a un periodista o reportero, debe decireso y sólo eso.

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ción del texto se supera inmediatamente por el contexto enque aparece.

Así como habíamos dicho que usted da mucha informacióna los periodistas a través de su lenguaje corporal, antes depronunciar una palabra, da también otra serie de mensajespor los contextos en que se desenvuelve.

El hecho de que su rueda de prensa se realice en una casa oen una oficina fastuosa, el que se rodee o no de determina-do tipo de personas, con escoltas portando armas de fuegoo sin ellas, influirá de manera definitiva en él animo de losperiodistas.

Antes de que usted haya ingresado a la sala, es posible queel comportamiento de sus colaboradores y este tipo de con-textos hayan arruinado su relación con la prensa de manerairremediable.

Tome en cuenta el escenario en el que se desenvuelve y lasactitudes de la gente que le rodea, de todo lo que le rodea.Los periodistas están siempre alertas y cualquiera de esoselementos puede pesar más que las palabras de su mensaje.

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1 4 . No duerma ni fastidie al público.

No tiene derecho a aburrir a los demás. Si lo hace, pagarálas consecuencias. En sus ruedas de prensa evite mantenerun tono constante, sin modulaciones. Use distintos tonos,matices, enfatice conceptos. Si usted duerme a los periodis-tas va a tener problemas.Al igual que en la música, cuando usted habla lo más im-portante es saber administrar los silencios. No se ofusque enningún escenario. Hable con su propio ritmo y no pierda elcontrol del tiempo aunque el periodista lo presione. Trans-mita seguridad y confianza con su tono de voz, con sus ac-titudes.

Actualmente hay muchas cosas interesantes que se puedehacer o ver en la televisión. Solamente en la televisión el po-lítico compite con Madonna, los Talk Shows y DiscoveryChannel. Las tediosas cadenas de televisión “el Congreso

Antes de que usted haya ingresado a la sala,es posible que el comportamiento de sus cola-boradores y este tipo de contextos hayanarruinado su relación con la prensa de mane-ra irremediable.

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informa” suelen aburrir a los televidentes y agudizan su an-tipatía a una institución que además de parecerle ineficien-te, le quita sus espacios de esparcimiento.

No use cadenas de sintonía obligatoria. El televidente infor-mado las evitará con la televisión de cable y el desinforma-do lo que hará es indignarse. Ponga al aire un programa delCongreso cuando logre producir uno que por su calidad yorientación pueda competir con los otros programas de te-levisión que están al aire.

Hace cincuenta años los ciudadanos no tenían mucho quehacer. Nuestros países eran muy aburridos si los compara-mos con lo que existe en la actualidad. Cuando Perón, Hayade la Torre o Velasco Ibarra hacían sus concentraciones mu-chos concurrían a ellas porque no tenían mucho más que ha-cer. Hoy es necesario hacer cosas mucho más imaginativas.

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1 5 . Tampoco le provoqueincomodidades innecesarias.

El legislador debe estar consciente que la grandilocuencia yel discurso lírico son cosa del pasado. En el siglo XX, espe-cialmente hasta la segunda guerra mundial se vivió la épo-ca de la palabra. Goebels fue un maestro en el uso de la ra-dio y del espectáculo en la plaza como grandes herramien-tas de comunicación del partido nazi. Muchos líderes eranoradores fogosos que se dirigían por largos períodos detiempo a grandes multitudes que iban a las concentracionesinteresadas en conocer a los caudillos. Era el tiempo de Gai-tán, Haya de la Torre, Perón y Velasco Ibarra.

En los congresos los legisladores pronunciaban discursosfogosos, piezas de oratoria llenas de juegos literarios y de-claraciones líricas. Unos daban la vida por la Iglesia, otrospor la Iluminación y todo parecía muy trascendente. El elec-tor conocía al líder en el contexto de la manifestación y secontagiaba del entusiasmo colectivo, aplaudía, lloraba, seemocionaba, “militaba”. El día de hoy, la gran mayoría delos ciudadanos recibe a los diputados y al Presidente delCongreso en primer plano de la televisión, como un miem-

No tiene derecho a aburrir a los demás. Si lohace, pagará las consecuencias.

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bro más de la familia. Cuando los ven están cansados des-pués de la jornada laboral, cenando con su familia mientrasel gato duerme debajo del televisor.

En ese contexto puede soportar que algunos legisladores ex-pliquen algo que de alguna manera le interese. Las piezasoratorias, los gritos, las declamaciones bulliciosas, asustan asus hijos y despiertan al gato provocando fastidio y el ciu-dadano cambia de canal. La violencia y el enfrentamientoson aceptados solo en la medida en que divierten o ayudana despojarse de sus pulsiones negativas. Cumplen un papelsemejante a las páginas de la crónica roja o a las telenovelasdesorbitadas.

Evite la vieja oratoria que aburre y cuando llegue al Con-greso no aprenda a “hablar como Diputado”; piense antetodo en el televidente y en las circunstancias que éste estáviviendo cuando escucha sus declaraciones o su discursoen la Cámara.

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1 6 . Hable de lo que le interesa a la gente: lo más importante no es siempre

lo que más llega a los ciudadanos.

Cuente con investigaciones que usando buenas técnicas ledigan qué opina la gente, cuáles son las razones por las queha perdido el sueño el último mes y cuáles son sus sueños.Si usted dialoga con una persona y quiere comunicarse conella no puede hablar solamente de lo que a usted le intere-sa, prescindiendo totalmente de las opiniones de su interlo-cutor. El diálogo entre dos sujetos supone que ambos seanconscientes de su alteridad, que se sepan diversos, con opi-niones distintas, que respeten esas diferencias y que tratende entenderse para lograr un fin común.

Esa debe ser la relación del legislador y de sus electores enla sociedad democrática. Para comunicarse de manera ade-

Evite la vieja oratoria que aburre y cuandollegue al Congreso no aprenda a “hablar co-mo Diputado”; piense ante todo en el televi-dente y en las circunstancias que éste está vi-viendo

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cuada, el legislador está obligado a conocer lo que dice lagente. Si un Congreso quiere mejorar su imagen debe empe-zar realizando investigaciones sistemáticas que le permitanconocer la opinión de la gente, no para obedecerla, no parahacer “lo que dicen las encuestas”, sino para escuchar a lagente a través de la investigación y hacerse oír de la gente,fundamentalmente, a través de los medios de comunicación.

No todos los periodistas entienden plenamente el tema.Muchos de ellos asumen que sus propias opiniones son “laopinión pública” y que saben lo que opina el pueblo a par-tir de sus intuiciones y su experiencia y lo que escucha a sualrededor.

Estamos sin embargo en el siglo XXI y hay que superar laetapa mágica de la política. Educarnos en democracia supo-ne un esfuerzo conjunto. Legisladores y periodistas necesi-tan conocer objetivamente, con las mejores investigacionesposibles lo que opinan los electores comunes para produciruna comunicación política que sea diálogo con la gente y nomonólogo de las élites.

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1 7 . Hable con documentos, evidencias visibles.

Gran parte del desprestigio del Congreso ante los periodis-tas y el público en general viene de que en muchas ocasio-nes los legisladores se atacan sin fundamentos, se calum-nian mutuamente y terminan convenciendo a los periodis-tas y a los electores de que la política es una actividad sucia.Ese actuar liviano de algunos legisladores ha terminadodespertando una gran desconfianza en los periodistas y enlos electores.

Evite mentir. Cuando hable respalde sus aseveraciones condocumentos contundentes. Exhiba esos documentos. Sonimágenes que deben verse físicamente. Para transmitir unmensaje la voz necesita el respaldo de las imágenes y si us-

Legisladores y periodistas necesitan conocerobjetivamente, con las mejores investigacio-nes posibles lo que opinan los electores comu-nes para producir una comunicación políticaque sea diálogo con la gente y no monólogode las élites.

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ted usa elementos físicos para respaldar sus aseveraciones,es más posible que le crean.

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1 8 . Hable de manera que lo entiendan.

Hay una tendencia a inventar “idiomas técnicos” que sonde uso de grupos esotéricos que se sienten más seguros o“científicos” cuando los usan. Los sociólogos, economistas,juristas, futbolistas, taurinos, hablan con un lenguaje queentienden solo los iniciados. Si usted oye que el “burel esflojo de remos” debe saber que eso significa en lenguaje tau-rino que un toro tiene débiles las patas. Esos ritos son útilespara grupos que buscan una identificación que los vuelvaextraños a los ciudadanos comunes, pero eso es justamentelo que debe evitar un legislador.

Cuando usted es político debe olvidar esas formas de comu-nicación que limiten su mensaje. Exprese de una manerasencilla, comprensible. Piense en cómo son y cómo se expre-san los ciudadanos a los que quiere llegar y con eso en lamente busque la mejor manera de comunicarse con ellos.

No complique demasiado su discurso. No mezcle demasia-dos temas. El fin de su comunicación por lo general no es elde parecer un sabio incomprensible, sino un legislador queentiende a sus electores, que quiere ser entendido por ellos

Evite mentir. Cuando hable respalde sus ase-veraciones con documentos contundentes.

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1 9 . Piense en los titulares.

Recuerde que la mayoría de ciudadanos lee solamente lostitulares de la prensa y que la radio y la televisión le puedendar solo unos pocos minutos o segundos a su declaración.Cuando planifica un evento comunicacional con la prensaescrita tenga claro cuál es el titular que busca y haga lo quenecesita para conseguirlo. Si está grabando para la radio ola televisión, recuerde que solo le concederán unos pocosminutos y que sus prolongadas declaraciones terminarán enel archivo. Mientras más largas son sus declaraciones, ma-yor es la discrecionalidad del periodista para hacer con sutrabajo lo que quiera. Sepa qué decir, dígalo claramente y demanera concisa. Es posible que así pueda enviar a los ciuda-danos el mensaje que pretende.

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y quiere servirlos. Su trabajo con la prensa debe ser un so-porte importante para conseguir este fin.

Exprese de una manera sencilla, comprensi-ble. Piense en cómo son y cómo se expresanlos ciudadanos

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trevista de televisión o radio en respuesta a una historia ne-gativa asegura que la historia permanezca en la opiniónpública. Además esas respuestas casi siempre van acompa-ñadas de una nueva descripción de la historia original queha originado la respuesta del legislador, y una prensa libresiempre tiene la habilidad - y el derecho- de tener la últimapalabra.

En realidad, y a pesar de que las constituciones de algunospaíses obligan a la prensa a rectificar, la verdad es que unasensacional historia de primera plana que liquide a un legis-lador siempre tiene más espacio que una carta que terminasiendo publicada en una sección que tiene mucho menos es-pacio y mucho menos lectoría. El ataque en los medios escomo el accidente de aviación: irreparable, y es mejor preve-nirlo que intentar rehabilitarse después.

Si un legislador responde a una historia crítica y la prensase mantiene en su reporte original (y es lo que a menudosucede) la acción del legislador sirve solamente para man-tener la historia ante el público por un período más largo ycaptar la atención de más ciudadanos. Si el legislador haevitado una respuesta pública, es posible que el periodistao reportero que escribió o transmitió la historia, cambie aotro asunto, no insista en el tema, y el asunto desapareceráde las noticias.

Por otro lado, generalmente los medios tienden a consultarla opinión del congresista antes de publicar la historia, co-mo norma de ética periodística. Esa es la ocasión para expli-car el tema y tratar de presentar una versión creíble. Quienla desaprovecha (como cuando un congresista se niega a ha-blar de tal o cual asunto) está perdiendo la posibilidad dereplicar por adelantado que le concede la prensa. Si luegode la publicación intenta explicar ya será muy tarde.

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2 0 . No reaccione exageradamente a unahistoria crítica o desfavorable.

La reacción inmediata de un legislador, que se siente vícti-ma de un reportaje o noticia, es responder fuertemente lan-zando una publicación impresa, escribiendo una carta aleditor del periódico, o solicitando una oportunidad pararefutar esa historia. Algunos legisladores tal vez optan portodas estas posibilidades, en sus esfuerzos por reparar eldaño que creen que se les ha hecho. A veces esas respues-tas son necesarias, pero a veces hacen más mal que bien aquien responde. Antes de reaccionar con una respuestafuerte a una historia negativa o crítica de la prensa, un le-gislador debe pesar los beneficios a corto y largo plazo dedicha acción. Un análisis cuidadoso podría revelar que esmejor no decir nada.

La realidad es que un legislador, al reaccionar exagerada-mente a una historia crítica de la prensa, podría sólo incre-mentar el daño personal que recibe. Una respuesta pagadade prensa, una carta al editor, o la continuación de una en-

Exprese de una manera sencilla, comprensi-ble. Piense en cómo son y cómo se expresanlos ciudadanos

Page 48: por David Ogle y - oas.org¡n Barba, uno de los consultores políticos más reconoci-dos del continente, que sobre esa base trabajara una nueva versión adaptada al contexto latinoamericano.

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disculpas al legislador. Esto, desde luego, reparará en pocoel daño hecho.

En todo caso es preferible aclarar los temas antes de que sepubliquen. Todo escándalo tiene un medio de comunicaciónque lo ha generado y los medios son celosos de la buena sa-lud de sus vástagos. Cuando han generado una mala noti-cia sobre un legislador, difícilmente llegan a enmendar supunto de vista.

* * * * * * * *

Es importante repetir que la prensa puede ser una ayuda ovolverse un obstáculo para que el Congreso pueda comuni-carse con los ciudadanos. Obviamente, la legislatura encon-trará mucho más fácil hacer un buen trabajo en representa-ción del pueblo si no ve a los periodistas como adversarioso como enemigos, sino más bien como el principal vehículopara informar al público sobre sus actividades.

Debemos poner énfasis en que está dentro del poder de lalegislatura el determinar, por sus acciones y por sus tratoscon la prensa, si la relación legislatura - prensa será positivay productiva o negativa y contraproducente.

Esperamos que este manual proporcione herramientas quesirvan para que exista una relación en la que los legislado-res, los Congresos y la Prensa libre de América Latina pue-dan trabajar en conjunto para poner las bases de una demo-cracia estable.

En todo caso es preferible aclarar los temasantes de que se publiquen.

En este tipo de publicaciones, que rara vez son sorpresa, loimportante es preparar una versión sólida, creíble y quedeslegitime, en lo posible, los argumentos o acusacionesque se presentan en contra del congresista. Muchas noticiassensacionales, una vez que son confrontadas con los de-nunciados o atacados no se sostienen y son abandonadas,por lo que no llegan a publicarse. Al igual que en un vueloen avión, si se cumplen con todas las normas y no se come-te ningún error, es muy posible que no haya un accidenteirreparable.

Un legislador que siente la necesidad de responder a unahistoria injusta o incorrecta de la prensa podría descubrirque la manera más provechosa de hacerlo es acercándosetranquila y respetuosamente al autor de la historia y mos-trarle a ese individuo por qué la historia fue injusta y dón-de fue que estuvo incorrecta.

Si esto falla, y el legislador continúa creyendo que los he-chos que contradicen a la historia están siendo ignorados,puede acercarse a los administradores del periódico o esta-ción de televisión o radio y presentar toda la documenta-ción. Si el legislador es capaz de presentar una argumenta-ción contundente y bien documentada que demuestra loincorrecto de la historia, la mayoría de los administradoresde prensa se sentirán en la obligación de imprimir o trans-mitir una retracción o clarificación así también como unas

La realidad es que un legislador, al reaccionarexageradamente a una historia crítica de laprensa, podría sólo incrementar el daño per-sonal que recibe.

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Esperamos que las sugerencias que hemos hecho en estemanual sirvan para ese fin, en la medida en que, insistien-do en una de las frases con que iniciamos ese manual, cree-mos que la democracia con todas sus limitaciones es el sis-tema de gobierno menos malo de todos los posibles.

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