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Por el camino de las palabras INTRODUCCIÓN A LAS PROBLEMÁTICAS DE LA LINGÜÍSTICA Y DEL ESTUDIO DE LA LENGUA ESPAÑOLA

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Por el camino

de las palabras INTRODUCCIÓN A LAS PROBLEMÁTICAS DE LA

LINGÜÍSTICA Y DEL ESTUDIO DE LA LENGUA

ESPAÑOLA

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1. La caja de

herramientas

1. Una parte del mundo a explorar

Antes de comenzar este recorrido por el ámbito de la Lingüística, es

necesario tener en cuenta que todo lo que encontremos en él deriva de

estudios que pretenden describir cómo son los fenómenos del lenguaje, o

explicar por qué son así. Sin embargo, esos estudios no se realizan sobre algo

que desconozcamos completamente. Se llevan a cabo, en cambio, como

miradas propiamente científicas sobre algo que conocemos todos. La lengua es

un saber que todos poseemos y que ponemos en práctica en cada momento de

nuestra vida: para comunicarnos, para expresar lo que sentimos, para pensar

lo que pensamos.

En este sentido, no encontraremos objetos desconocidos de un mundo

insospechado en este camino: nos encontraremos con los objetos de todos los

días, los que nos permitieron ser como somos e interactuar en el mundo con

otros y con todos los que nos rodean en nuestras experiencias cotidianas. Así,

por ejemplo, cuando nos refiramos a la lengua, estaremos hablando de un

saber que nos acompaña día a día y que ponemos en juego en todo momento,

aunque no nos demos cuenta completamente. Y, cuando nos refiramos al

habla, estaremos hablando de su puesta en práctica concreta, en algún

momento de algún día en una determinada situación en la que interactuamos

con alguien. Por otra parte, cuando hablemos del lenguaje, estaremos

refiriéndonos a esa capacidad humana de desarrollar ese saber; es decir,

estaremos hablando de la posibilidad que tenemos como integrantes de la

especie humana de conocer una lengua, cualquiera sea ella, según el lugar en

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que crecemos, nos comunicamos, aprendemos y estudiamos. Estos son,

entonces, los tres primeros conceptos de partida que necesitamos clarificar.

El mundo que vamos a explorar no es un mundo desconocido: es un

mundo por el que andamos en todos los días y en todos los momentos de la

vida. La principal novedad consistirá en el modo en que nos acercamos a ese

mundo, para verlo desde otro lugar, y no desde aquél al que estamos

acostumbrados por nuestra experiencia. Ese modo intentará ser, en general, el

modo de acceder al conocimiento y a la comprensión sobre el mundo que

constituye la mirada del científico.

2. Un modo de explorar

En el trabajo que compartiremos, vamos a hacer un recorrido por las

problemáticas de la lengua, el habla y el lenguaje, según las particularidades

del discurso científico. Esto quiere decir que la manera de encarar nuestra

aventura de conocimiento sobre el lenguaje será realizada a la manera de unas

herramientas particulares, que permiten desarrollar modos de conocer sobre

los distintos aspectos de la realidad. En nuestro caso, la realidad a estudiar

será la de las problemáticas de la lengua, del habla y del lenguaje. Y

necesitamos apropiarnos, a medida que avanzamos en nuestros caminos por

la realidad que elegimos, de esas herramientas que nos da el discurso

científico.

La primera herramienta necesaria para cargar en nuestro equipaje para

andar esta aventura, que proviene del ámbito de la ciencia, consiste en

preguntar. En términos más técnicos, formular interrogantes. ¿A quién? A

nosotros mismos. Las preguntas son las llaves que nos permiten abrir las

puertas del conocimiento: a través de ellas podemos entrar en lo que

aparentemente es misterioso, extraño o difícil de clasificar. Todo misterio se

encierra detrás de una puerta que se puede abrir a través de una pregunta.

Sobre todo porque, cuando lo hacemos, cuando preparamos el interrogante

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como herramienta para llegar donde queremos llegar, estamos preparando, al

mismo tiempo, nuestras formas de conocer y nuestras formas de decir lo que

conocemos o lo que queremos conocer.

3. Preguntar para saber

Así, mientras nos ubicamos en el ámbito del discurso científico como el

de un universo de modos de conocer, nos debemos preparar para “afinar”

nuestra herramienta. Es decir, nuestra particular manera de preguntar. Cuando

interrogamos, hacemos foco en algo que no conocemos o no comprendemos, y

pretendemos que una posible respuesta ilumine eso desconocido o no

comprendido, en lo que hemos hecho foco. Es por esto que cuanto mejor esté

formulada la pregunta, más apropiado será lo que encontremos, a través de

ella, cuando podamos responderla. Primera cuestión importante a atender es,

entonces, elaborar una manera de construir preguntas que nos permita

encontrar conocimientos o facilitar su comprensión por medio de las respuestas

que luego podamos hacer a partir de ellas. Tenemos que ponernos de acuerdo,

en este sentido, en cómo deberían estar conformadas las preguntas que nos

permiten conocer o comprender cuando sean respondidas.

Con este fin, resulta necesario establecer una primera diferenciación

entre todas las preguntas posibles. Para ello, armaremos dos grupos de

preguntas: el primero de ellos será el de las preguntas que pueden

responderse, simplemente, sí o no. Todos las distinguimos porque, en español,

son oraciones comunes y corrientes que, si no tuvieran indicaciones sobre su

carácter de interrogaciones, podrían ser afirmaciones y no preguntas. Esas

indicaciones sobre su carácter de interrogaciones son: en la oralidad, la

entonación y, en la escritura, los signos (que se colocan en nuestra lengua

tanto al comienzo como al final).

Por ejemplo: “¿Los verbos son las palabras que representan acciones?”

Seguramente, en este tramo inicial de nuestra aventura, muchos de ustedes

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responderán: “Sí”. Muy posiblemente, cuando estemos avanzados en nuestro

trabajo, responderán: “No”. Pero, de cualquier manera, la respuesta (ya sea

afirmativa o negativa) no nos permite ni conocer mejor lo que queríamos

conocer ni comprender lo que queríamos comprender. Estas preguntas se

llaman interrogaciones absolutas y, como hemos podido ver a través del

ejemplo, no nos llevan al conocimiento ni a la comprensión. Las descartamos,

entonces, como herramientas de búsquedas de saber.

Hay otro tipo de preguntas, que se llaman interrogaciones relativas, y

que son las que ponen el foco sobre aquello que se quiere descubrir (conocer,

comprender) a través de un tipo de palabras, los pronombres enfáticos (porque

todos llevan tilde) interrogativos (porque se utilizan para obtener la información

que se busca). Esos pronombres enfáticos interrogativos son: qué, quién,

quiénes, cómo, dónde, cuándo, por qué, cuál. Con sus variantes: para qué,

en qué, debido a qué, con qué, etc. Las preguntas que comienzan con estos

indicadores son relativas porque buscan respuestas relacionadas con aquello

sobre lo cual ponen el foco de la interrogación (aquello que les interesa

conocer o comprender).

Por ejemplo, una pregunta que comienza con por qué pone el foco

sobre la causa de algo que se está presentando en la interrogación; si

comienza con para qué pone el foco sobre la finalidad de aquello que se

presentó; si comienza con cómo, sobre el modo; con dónde, sobre el lugar;

con cuándo, sobre el tiempo. Y así con todas las demás. Se trata de preguntas

relativas a un aspecto de la información: la causa, la finalidad, el lugar, el

tiempo, el modo, las personas, los conceptos, etc. Sobre ese aspecto ponen el

foco como una especie de lugar vacío que deberá ser llenado por la

información faltante, aquella que generó la necesidad de preguntar.

Por esta razón, las preguntas que nos interesan, las que nos servirán

para encontrar lo que buscamos, las que nos permitirán conocer o comprender,

son las interrogaciones relativas. En este sentido, nuestro trabajo de

indagación sobre una problemática dependerá de que podamos formular de la

mejor manera la pregunta que nos permitirá encontrar la respuesta que

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buscamos. En definitiva, fabricar una buena llave que guíe convenientemente

la búsqueda.

Todo esto significa que, si hemos colocado la lupa sobre la causa de

algo (preguntándonos por qué), lo que encontraremos es la información que

llena ese lugar vacío en el espacio del conocimiento. De la manera en que

hemos formulado la pregunta, depende lo que encontremos en su respuesta.

Otro ejemplo más: si hemos preguntado para qué, quiere decir que hemos

colocado un lugar vacío en lo que es la finalidad de algo sobre lo cual estamos

preguntando. Al preguntar, intentamos que la respuesta llene ese vacío, que

ilumine esa zona de información que hemos marcado en el interrogante.

En este punto queda claro que la primera manera de buscar

conocimiento es la pregunta y que, de todas las preguntas posibles, el tipo de

interrogación que nos permite encontrar conocimiento es la interrogación

relativa, porque habilita la búsqueda al delimitar un espacio vacío que se debe

llenar con información relativa al aspecto que lo ha determinado (la causa, el

modo, la finalidad, los protagonistas, el hecho, etc.).

4. El alcance de las preguntas

Nos preguntamos aquí sobre el alcance de las preguntas: es decir, hasta

dónde nos permiten avanzar en la búsqueda de información que ellas facilitan.

Conviene, para esto, que tengamos en cuenta alguna manera de

considerar las distintas preguntas posibles sobre una situación, para que

podamos valorarlas según cuál de ellas es la que más caudal de información

nos lleva a organizar en la elaboración de su respuesta.

Supongamos que, ante un titular de periódico, se nos abren distintos

interrogantes: no todos los posibles porque, seguramente, algunas preguntas

sobre lo sucedido ya están presentes en el mismo titular. Por ejemplo:

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Hallazgo arqueológico en zona rural de Garabato

Analicemos, a partir del titular, los elementos de información con los que

nos encontramos. Vamos a organizar todos esos datos en tres conjuntos, que

son los que engloban aspectos de la información según su grado de relación

con la comprensión de la situación presentada. Esos tres conjuntos son:

1. Las informaciones fundamentales para comprender la situación.

Podemos considerarlo como el núcleo básico de la comprensión de la

situación.

2. Las informaciones del contexto, que aportan datos sobre las

circunstancias en que se realizó la situación. Podemos considerar a este

conjunto como el de la ampliación contextual.

3. Las informaciones explicativas, que permiten comprender por qué (la

causa) y para qué (la finalidad). Podemos considerarlo, en este caso,

como el de la explicación para ampliar el nivel de comprensión.

A partir de estos conjuntos de datos, podemos tener en cuenta qué

preguntas nos debemos formular para obtenerlos. Así, nos podemos encontrar

con las siguientes:

1. El núcleo básico de la comprensión de la situación

a. ¿Qué sucedió?

Esta pregunta se orienta hacia lo que, en líneas muy generales,

podemos definir como el hecho, aquello que pasó. Nos llevará a

encontrar el verbo que manifiesta ese hecho, y algún

complemento que ese verbo necesite para que se comprenda.

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b. ¿Quiénes han sido los protagonistas?

Aquí ya lo hemos manifestado en la pregunta: estamos

interrogando sobre las personas que han sido sujetos del

verbo mencionado por el hecho.

2. La ampliación contextual

a. ¿Dónde sucedió?

El foco está puesto en la circunstancia de lugar.

b. ¿Cuándo sucedió?

El vacío definido se orienta hacia la circunstancia de tiempo.

c. ¿Cómo sucedió?

El foco está puesto en la circunstancia de modo. Equivale a la

pregunta: ¿De qué modo se realizó el hecho?

d. ¿Con qué se realizó el hecho?

Se apunta hacia los medios o instrumentos utilizados para el

hecho.

e. ¿Con quiénes se realizó?

La pregunta apunta hacia las personas con cuya colaboración se

llevó a cabo la situación principal.

3. La explicación para ampliar el nivel de comprensión

a. ¿Por qué sucedió?

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Apuntamos hacia la causa que permite explicar la situación

según otra situación que la haya generado.

b. ¿Para qué sucedió?

Cuando nos podemos formular esta pregunta, estamos

orientándonos a la finalidad con que se llevó a cabo la situación.

De este modo, si volvemos al posible titular con que hemos ejemplificado

la puesta en marcha de todo este proceso, podemos imaginar cuáles pueden

ser las respuestas a los interrogantes que, presumiblemente, encontraríamos

en la lectura de todo el artículo periodístico que lo desarrolle.

Así, las respuestas podrían ser, por ejemplo, las que representaremos

en la siguiente tabla. No olvidemos que estamos inventando a partir de un

supuesto artículo que, de tan supuesto que es, no existe.

Texto: Hallazgo arqueológico en zona rural de Garabato

NÚCLEO

BÁSICO

1. ¿Qué sucedió? El verbo es hallar.

Su complemento: ¿qué se halló?

Restos arqueológicos.

Haría falta, para completar esta

búsqueda de información,

describir en qué consistían esos

restos arqueológicos, ver por qué

se los consideró de esa manera,

etc.

2. ¿Quiénes hallaron los

restos arqueológicos?

Los integrantes de un equipo de

investigación que realizaban

trabajo de campo para un museo

de una localidad cercana.

3. ¿Dónde hallaron los

restos arqueológicos?

En un lugar de la zona rural que

circunda a la localidad de

Garabato, que queda en el norte

de la provincia argentina de Santa

Fe.

4. ¿Cuándo hallaron los

restos arqueológicos?

En los últimos días del verano de

2018.

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AMPLIACIÓN

CONTEXTUAL

5. ¿Cómo hallaron los

restos arqueológicos?

A través de una serie de

excavaciones que se orientaron

por datos que fueron aportados

por antiguos textos que se

encontraron recientemente.

6. ¿Con qué se trabajó

para hallar estos restos

arqueológicos?

Con picos, palas, brújulas,

elementos de medición del

terreno.

7. ¿Con quiénes se

trabajó para hallar estos

restos arqueológicos?

Con personas que aportaron datos

sobre la ubicación de lugares

claves mencionados en los textos

que orientaron la búsqueda,

conocedoras de los nombres con

que se conocían antiguamente

esos sitios, y con expertos de un

centro de estudios arqueológicos

que fue convocado como auxiliar

para llevar adelante los trabajos.

EXPLICACIÓN

8. ¿Por qué se hallaron los

restos arqueológicos?

Porque habían supuesto quienes

se abocaron al estudio de grupos

sociales que poblaron

originalmente ese territorio que

deberían quedar restos de sus

experiencias de vida debajo del

terreno actual, ya que conocían,

también, que por causa de

sucesivas inundaciones que

sufriera el terreno hubo en distintas

oportunidades operaciones de

relleno que podrían haber dejado

debajo las huellas que persistieron

en el tiempo de las personas que

vivieran en el lugar siglos atrás.

9. ¿Para qué se realizaron

estas búsquedas que

llevaron a que se

hallaran restos

arqueológicos?

Para obtener información sobre

cómo sería la vida de quienes

poblaron en tiempos muy antiguos

esa zona, de modo que se pudiera

comprender qué sucedía

normalmente en la vida en

sociedad de esas personas y,

también, intentar alguna

explicación sobre cuáles fueron las

razones por las que sus integrantes

abandonaron el sitio.

De acuerdo con lo que hemos podido ver en la tabla anterior, y con el

objetivo de poder determinar el alcance de las preguntas, para poder

establecer algún criterio que nos permita ver cuáles nos permiten llegar

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bastante más allá en la búsqueda, en la próxima tabla presentamos oraciones

mínimas que puedan responder adecuadamente a los interrogantes. Nuestra

finalidad, al elaborar esta tabla, es la de poder encontrar cuáles son las

preguntas que nos permiten saber más, decir más, encontrar más, comprender

mejor.

¿Qué? +

¿Quiénes?

Integrantes de un equipo de investigación de un museo

hallaron restos arqueológicos que consistían en…

¿Dónde? Integrantes de un equipo de investigación de un museo

hallaron restos arqueológicos en zona rural de Garabato, norte

de Santa Fe.

¿Cuándo? Integrantes de un equipo de investigación de un museo

hallaron restos arqueológicos en zona rural de Garabato a

finales del verano de 2018.

¿Cómo? Integrantes de un equipo de investigación de un museo

hallaron restos arqueológicos en zona rural de Garabato, en el

verano de 2018, a través de una serie de excavaciones que se

orientaron por datos que fueron aportados por antiguos textos

que se encontraron recientemente.

¿Con qué? Integrantes de un equipo de investigación de un museo

hallaron restos arqueológicos en zona rural de Garabato, en el

verano de 2018, con herramientas y elementos de medición.

¿Con

quiénes?

Integrantes de un equipo de investigación de un museo

hallaron restos arqueológicos en zona rural de Garabato, en el

verano de 2018, con personas auxiliares y expertos.

¿Por qué? Integrantes de un equipo de investigación de un museo

hallaron restos arqueológicos en zona rural de Garabato, en el

verano de 2018, a través de excavaciones orientadas por

textos antiguos y con la ayuda de personas auxiliares y

expertos, porque buscaban evidencias que permitieran

conocer a los pobladores originales del lugar, ya que se

orientaron por la hipótesis de que sus restos habrían sido

cubiertos con el tiempo por distintos rellenos de terreno

debidos a las frecuentes inundaciones del lugar.

¿Para qué? Integrantes de un equipo de investigación de un museo

hallaron restos arqueológicos en zona rural de Garabato, norte

de Santa Fe, en el verano de 2018, a través de excavaciones,

con personas auxiliares y expertos, para corroborar su hipótesis

inicial.

Podemos ver en el cuadro, resaltado en negrita, el alcance de cada una

de las preguntas. Cada una de ellas ha permitido alcanzar cierta parte de datos

que ampliaron la información, y podemos apreciar, a través de las marcas

gráficas, que algunas preguntas nos llevaron más allá que otras.

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Estas operaciones, por supuesto, dependen de cómo leemos, qué

conocimientos anteriores tenemos sobre los hechos contados en el texto, y

muchos otros factores. Es muy probable que no siempre tengamos resultados

exactamente iguales en trabajos de distintas personas sobre el mismo texto.

Sin embargo, a pesar de las diferencias que podamos encontrar entre

distintas formas de aplicarnos al trabajo, es posible que se den ciertas

coincidencias, que ya podemos apreciar en la última tabla. Si volvemos a

verlas, nos daremos cuenta de que las que más información nos han

proporcionado sobre la comprensión global de toda la situación han sido:

a) En la ampliación contextual, la pregunta por el cómo.

b) En la explicación, la pregunta por el porqué.

La primera de ellas nos llevaba a la descripción del modo en que se dio

la situación, y la segunda la explicó a través de la causa. Podríamos decir,

entonces, que la pregunta por el porqué y la del cómo son las más

productivas para poder encontrar información de mayor alcance en textos

que pueden estar organizados como el supuesto artículo periodístico con el

que estuvimos trabajando, porque nos permiten encontrar mayor cantidad de

datos que faciliten la comprensión del hecho expresado en el núcleo básico.

No obstante, hay otra razón por la cual también podemos afirmar esto

último (que las preguntas por el cómo y por el porqué son las más productivas):

porque, para responderlas (es decir, para comprender), necesitamos involucrar,

generalmente, a todos los demás aspectos de la ampliación contextual, junto

con los del núcleo básico de la situación. Queremos decir con esto que, para

elaborar bien la pregunta que los lleve a clarificar el cómo y el porqué,

debemos colocar en la pregunta todos los datos que sean necesarios para

representar el núcleo básico y la ampliación contextual, de manera que el

cómo o el porqué puedan responder adecuadamente a los requerimientos de

nuestro trabajo.

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Las principales diferencias que podemos apreciar, para este caso

particular, entre las preguntas sobre el cómo y el porqué, a partir del análisis de

los resultados presentados en la tabla anterior, pueden ser las siguientes:

El cómo nos permite “hacer entrar” en la respuesta todos los datos

fundamentales (el núcleo básico) y toda la ampliación contextual.

El porqué nos permite “hacer entrar”, en una respuesta completa, todos

los datos fundamentales (el núcleo básico), toda la ampliación contextual

para, finalmente, incorporar una situación adicional que nos facilite

explicar toda aquella información, ofreciendo su causa. Algo similar

podría suceder con el para qué, con el que apuntaríamos a la

explicación por la finalidad.

En la comparación entre estos dos interrogantes, sobre este posible

texto en particular, podemos llegar a la siguiente conclusión: si podemos

formular dos interrogantes que llevan a articular parte importante de la

información del texto, y esos interrogantes se orientan hacia el cómo y el

porqué, el más “productivo” será el porqué, ya que nos “obligará” a

introducir mayor cantidad de información en la respuesta.

En todo este trabajo, debemos tener en cuenta dos cuestiones

importantes:

La selección de la pregunta más “productiva” depende de cada

texto en particular.

Por ejemplo, puede suceder que el texto no nos brinde información

sobre el porqué, pero sí sobre el cómo. En ese caso, la pregunta que

necesitaremos responder será la del cómo. En otros textos, puede ser

que la pregunta que debamos formularnos sea, por ejemplo: “¿Qué

es…?”, “¿En qué consiste…?”, etc.

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El objetivo es el de poder recuperar en nuestra memoria toda la

información del texto, expresada de la manera más sencilla y breve

posible, pero de modo completo, de manera que pueda ser comprendida

fácilmente.

Por eso, cuando se trata de un texto que cuente una pequeña historia,

como suelen hacer las noticias, a través de una sencilla oración

podremos sintetizar todo su contenido. En otros textos el trabajo será

diferente, pero hemos decidido comenzar por el género discursivo de la

noticia, para familiarizarnos con las operaciones de construcción de

significado en la lectura, con objeto de aprendizaje.

Es fundamental que tengamos en cuenta que el objetivo que

perseguimos es el de incorporar en una respuesta toda la información que

resulte indispensable para comprender el texto que hemos leído. La función

que adquieren las preguntas, en este sentido, es la de posibilitarnos un modo

de exploración, un modo de búsqueda. Nuestro objetivo consiste en obtener

una versión breve, sencilla, de todo lo que hemos leído: un resumen.

¿Por qué nos hemos dedicado a realizar estas comparaciones entre el

alcance que tienen las distintas preguntas que nos podamos formular a partir

de un texto que nos hayan proporcionado para comprender y aprender un

determinado significado? Precisamente, porque lo que queremos encontrar es

cuál puede ser, para un texto en particular, la pregunta (una pregunta,

única) que nos oriente a una respuesta con la que podamos resumir la

mayor parte del contenido del texto en una sola oración.

Esa pregunta que buscamos es la que nos lleva a poder producir la

idea principal del texto. Es decir, el significado global, el que da coherencia a

todos los elementos que forman parte de este texto como unidad. Y esa idea

principal es, en definitiva, todo lo que necesitamos recuperar, en nuestra

memoria, para poder decir que hemos aprendido lo que el texto tenía para

decir.

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De este modo, podemos considerar el conjunto conformado por la

pregunta que nos lleva a globalizar la información de un texto que hemos leído

es el resumen que resulta de nuestra lectura y que se realiza con nuestro

propio lenguaje.

La siguiente versión breve del supuesto texto que transcribimos a

continuación ha sido tomada de la respuesta a la pregunta por el porqué, ya

que hemos considerado que era la pregunta más productiva, en cuanto a que

nos llevaba a retomar toda la información importante del texto:

Integrantes de un equipo de investigación de un museo hallaron restos

arqueológicos en zona rural de Garabato, en el verano de 2018, a

través de excavaciones orientadas por textos antiguos y con la ayuda

de personas auxiliares y expertos, porque buscaban evidencias que

permitieran conocer a los pobladores originales del lugar, ya que se

orientaron por la hipótesis de que sus restos habrían sido cubiertos con

el tiempo por distintos rellenos de terreno debidos a las frecuentes

inundaciones del lugar.

Las ventajas de este resumen, en cuanto al aprendizaje que podemos

realizar a partir del texto que nos hayan presentado, son dos: según la primera

de ellas, tendremos una versión que se ha conformado desde lo que

nosotros mismos hemos comprendido; según la segunda, esa versión habrá

sido conformada en nuestro propio lenguaje, ya que, para realizarla, hemos

utilizado nuestras palabras y no hemos repetido oraciones del texto.

Podemos sintetizar una idea a partir de la primera de estas ventajas:

para aprender, es necesario comprender, como paso previo. Y otra idea se

desprende de la segunda ventaja: para aprender, es necesario expresar en

nuestro propio lenguaje lo que hemos comprendido.

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Desde lo que hemos manifestado en el párrafo anterior, se desprende

una cuestión importante para el trabajo intelectual, que consiste en aprender a

partir de los textos con los que contactamos en las experiencias de estudio:

cuando intentemos responder las preguntas que nos hemos formulado,

deberíamos responderlas sin mirar el texto de origen, para poder trabajar

solamente en relación con lo que nosotros mismos hemos comprendido; es

decir, a partir de lo que hemos pensado.

En conclusión, podemos afirmar que el aprendizaje de los contenidos de

un texto no depende de las palabras que ese texto contiene sino de lo que

hayamos pensado mientras lo recorríamos. Cada texto presenta información

que sus productores han expresado en su lenguaje, y que se desarrolla

coherentemente a través de todo su desarrollo. Los lectores realizamos el

recorrido que se nos presenta a partir del texto, y avanzamos, así, hacia la

mayor comprensión que podemos hacer de su contenido. Esa comprensión

resulta clave para poder recuperar en nuestra memoria, cuando no tengamos el

texto original delante, lo que es más importante de él. Comprender es producir

por nuestra cuenta el significado fundamental del texto, a partir de lo que

hemos pensado durante la lectura, y no es recordar oraciones exactas del

texto, porque esas oraciones resultaron de la manera de expresar los

significados que tuvo su productor, quien lo escribió. Cuando pensamos, en el

espacio de la lectura, estaremos en condiciones de expresar a nuestro modo,

con nuestras propias oraciones, los significados del texto.

Es esto, precisamente, lo que necesitamos tener en cuenta cada vez

que se nos ofrezca un texto para aprender algún significado que un texto

desarrolla: producir significado propio a través de representaciones mentales

de sus contenidos para poder expresar de otra manera, personal, con otras

palabras, lo que hemos comprendido. Allí reside, fundamentalmente, la clave

para poder comenzar el camino de aprender, que comienza siempre con el

desafío de comprender.

Antes de seguir, tengamos un momento de lectura:

85

86

5. Cada texto es un mundo

Como ya hemos adelantado, las preguntas que nos podamos formular

dependen de las necesidades de cada texto en particular. No podríamos hacer

exactamente las mismas preguntas a todos los textos, porque cada uno se

dedica a realizar un desarrollo que depende de su temática, de la particularidad

de los significados que organiza. Por eso, cuando aplicamos el esquema de

preguntas posibles y respuestas propias a un nuevo texto debemos tener en

cuenta los desafíos específicos que ese texto presenta.

En esta etapa de entrada al trabajo de leer atravesando la situación de

comprender para llegar a nuestro objetivo de aprender hemos comenzado por

los artículos periodísticos que solemos identificar como los más sencillos: las

noticias. Comenzamos por algo que ofrece menores dificultades para poder

aprender a andar un camino que luego nos llevará por otras problemáticas.

¿Por qué comenzamos por aquí? Sencillamente, porque las herramientas para

construir significados, a pesar de la complejidad que tienen los textos de

estudio de las diferentes materias en los diferentes niveles educativos, son

siempre las mismas: la elaboración de interrogantes como estrategias de

búsqueda que nos permitan producir respuestas como resoluciones de un

problema. Y, además, esas mismas herramientas son las que utilizamos los

seres humanos en nuestra experiencia cotidiana, para intentar comprender lo

que sucede a nuestro alrededor y aprender a guiar nuestro recorrido por el

mundo.

Por otra parte, es preciso que tengamos en cuenta que esta aventura de

búsqueda de respuestas que permitan comprender y aprender mediante su

realización no se acota exclusivamente a lo que el texto dice explícitamente.

Muchas veces, para poder respondernos a los interrogantes que nos

formulamos a partir de alguna incógnita frente a la cual nos encontramos,

cuando no aparecen señales que nos permitan darnos cuenta de aquello que

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necesitamos para responder el interrogante, nos las ingeniamos para poder

buscar en todo lo que no está dicho pero que podemos conocer por medio de

diferentes fuentes.

Una de las fuentes que dan información que, a veces, no se repite en el

texto, es la de los paratextos: el conjunto de elementos que contribuyen a

facilitar, ampliar o complementar lo que el texto dice. Por ejemplo, una

fotografía que aparece alrededor de una noticia puede mostrarnos a un

personaje público que no ha sido mencionado explícitamente en el texto pero

que puede ser la respuesta a la pregunta quién.

Otra de las fuentes a las que recurrimos para obtener la información que

necesitamos pero que no aparece en el texto es el conocimiento del mundo

que tenemos aprendido por nuestra experiencia en la vida. Es muy probable

que todo aquello que los lectores ya saben por estar vivos y haber transcurrido

ya bastante tiempo en la vida, en contacto con otros en experiencias sociales,

no se diga en el texto, ya que se supone que todos lo conocemos. Por ejemplo,

el porqué de un hecho puede no aparecer en el texto pero todos nos podemos

dar cuenta porque conocemos muchas situaciones que nos resultan familiares,

y en ellas podemos encontrar la razón que explica lo que el texto nos dijo.

Para poder demostrar todo esto que estamos diciendo en este punto,

vamos a aplicar el cuadro de preguntas y respuestas a uno de los textos que

aparecen en la página de periódico, en la que nos detuvimos recientemente

para leer. El texto seleccionado es: “Se filtraron datos del próximo iPhone 8”.

En la realización de este trabajo hemos tenido en cuenta que las

preguntas que nos podamos formular son las que el texto requiere para su

comprensión, y también hemos intentado su resolución utilizando las distintas

fuentes que nos permiten encontrar la información que buscamos, cuando no

son suficientes los elementos explícitos que el texto contiene.

El resultado de la aplicación de nuestras herramientas se muestra en la

siguiente tabla:

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Texto: Se filtraron datos del próximo iPhone 8

NÚCLEO

BÁSICO

1. ¿Qué sucedió? El verbo es filtrar.

Su complemento: ¿qué se filtró?

Datos sobre el próximo iPhone 8:

doble batería para mayor

autonomía, pantalla de casi 15

cm, marco de 4 mm, teclado

integrado debajo de la pantalla,

dos cámaras (una frontal no visible

tecnología de reconocimiento

facial y carga sin cable).

2. ¿Quién filtró los datos? La agencia Bloomberg.

AMPLIACIÓN

CONTEXTUAL

3. ¿Dónde? -

4. ¿Cuándo se filtraron los

datos?

En fecha anterior al 20 de abril de

2017 (no lo dice el texto pero nos

podemos dar cuenta a partir de

los paratextos: las marcas

adicionales que aparecen

alrededor de él; en este caso, la

fecha de publicación que

apareció arriba, en la página en la

que se indica cuál es el periódico,

la fecha y la sección a la que esta

página pertenece).

5. ¿Cómo se filtraron los

datos?

El texto no lo dice, aunque

podemos recurrir a nuestro

conocimiento del mundo para

poder responder a esta pregunta.

Una agencia como la que fue

mencionada como la responsable

de la filtración, suponemos, es una

agencia de noticias. Y también

podemos suponer que las

agencias de noticias buscan

información que no está disponible

para ofrecer la novedad a sus

clientes (los periódicos que toman

sus noticias para ocupar con ellas

sus páginas). Así, podemos pensar

que ciertos periodistas que

trabajan para esa agencia han

realizado una búsqueda a través,

quizás, de pistas que les dieron

algunos informantes que no

quisieron ser identificados, y que

ese fue el modo en que aquellos

datos que tiene el teléfono iPhone

8, que todavía no habían sido

revelados por la empresa

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fabricante, terminaron filtrándose y

conociéndose por medio de su

publicación en los diarios.

EXPLICACIÓN

6. ¿Por qué se filtraron los

datos?

Nuevamente, el texto no lo dice,

pero también podemos recurrir a

nuestro conocimiento del mundo

para poder responder esta

pregunta. Podemos suponer, por

ejemplo, que mucha gente quería

conocer las características del

nuevo teléfono iPhone, y que, por

eso, algún periodista de la

agencia ha investigado lo

suficiente, porque quería ofrecer a

sus destinatarios una información

todavía no disponible.

7. ¿Para qué se filtraron

estos datos?

Tampoco lo dice el texto, pero

también podemos suponerlo por

nuestro conocimiento del mundo:

para hacer disponible en forma

pública algo todavía no conocido,

con el objeto de tener la primicia

de su comunicación.

En el caso puntual de este texto, podemos ver que la pregunta más

importante no es la que se refiere al cómo (para responderla, tuvimos que

recuperar información no dicha) ni tampoco lo es la del porqué (en la que

hemos tenido que hacer lo mismo): podemos considerar como tal a la del qué,

dado que, en su respuesta, es la que nos ha llevado a incorporar mayor

cantidad de información.

Por esta razón, el resumen que podemos realizar del texto puede partir

de esta pregunta, y puede ser elaborado de la siguiente manera:

Se filtraron datos sobre el próximo iPhone 8: doble batería para

mayor autonomía, pantalla de casi 15 cm, marco de 4 mm, teclado

integrado debajo de la pantalla, dos cámaras (una frontal no visible

tecnología de reconocimiento facial y carga sin cable).

90

Con hache de hacer (1)

En este primer espacio de acción, vamos a poner en práctica la formulación

de preguntas, la elaboración de sus respuestas y la conformación de un

resumen a través de la unión entre la pregunta más “productiva” con su

respuesta:

a) Para cada texto de los que aparecen en la página del diario La Razón,

que ya hemos leído, hagamos una tabla como la que se presentó

recientemente, organizando el núcleo de información básica, la

ampliación contextual y la explicación.

b) Seleccionemos luego, para cada texto, de todas las preguntas que

podamos haber formulado, una de ellas, que nos haya permitido

resumir, en su respuesta, al contenido de todo el artículo. Armemos una

oración, uniendo el contenido de la pregunta con el de la respuesta,

para obtener la versión resumida aunque completa de cada texto.

6. La lectura como búsqueda de significado a

reconstruir

Hemos partido de la aventura de la búsqueda de conocimiento como la

que mueve a cualquier persona a realizar algunas cosas para encontrar lo que

necesita. Hemos ejemplificado esto con la tarea del científico, aplicando a su

explicación la indagación sobre una parte de la realidad, a partir del asombro

que le provoca, de las sospechas que tiene sobre sus regularidades o de las

causas no visibles entre los fenómenos. Pero también, es cierto, esto no

solamente forma parte de las búsquedas implicadas por la ciencia. Es una

cuestión que se involucra en cada momento de nuestra vida, cada vez que

queremos saber una parte de cierta información que llega a nosotros de forma

incompleta. Y, si falta el quién, lo buscamos: lo preguntamos. Si falta el lugar

donde sucedió aquello de lo que nos enteramos, lo preguntamos. Y así, y así.

91

El significado que producimos en la lectura es una reconstrucción, en la

medida en que ha sido construido previamente por el productor del texto, a

través de cierta organización de la información por medio de oraciones o

representaciones en lenguaje, y es reconstruido por el lector en el espacio de la

lectura, a través de representaciones mentales. La reconstrucción (en lo que

pensamos cuando leemos o revisamos el texto) se corresponde con lo que

podemos llamar la comprensión, y esta es la clave que permite poder realizar

una versión propia, personal, en un nuevo texto. Ese nuevo texto pone

palabras a la reconstrucción de significado que hemos podido realizar. Poder

hacerlo es el comienzo del aprendizaje que, en este sentido, puede ser llevado

a cabo porque se pone nuevamente en lenguaje los significados comprendidos.

En este punto vamos a detenernos en la complejidad que ofrecen los

textos que se nos proponen para encaminar la búsqueda de conocimiento.

El texto que nos proponen para su estudio forma parte de un problema,

pero no es todo el problema: es sólo una parte, porque el problema está

conformado por el desafío que enfrentamos a través de su lectura. El problema,

así, contiene dos partes: el texto, y lo que debemos hacer con el texto

(aprender determinados significados que se encuentran en él). La solución de

ese problema será lo que nosotros hagamos con él. Repetirlo no será una

solución, porque al repetir solamente estaremos identificando palabras o

frases, pero no estaremos construyendo significado por nuestra propia cuenta.

Es por ello que lo que importa es construir el significado a nuestro modo, en

nuestro lenguaje, a partir de nuestra lectura.

Ahora bien, en cualquier proceso de formación los textos a través de los

cuales intentamos llegar a la reconstrucción de significado para poder

aprender, es decir, realizar una construcción personal del conocimiento, son

más extensos y complejos que los que pertenecen al género discursivo de la

noticia. Esta complejidad puede ser atendida realizando los mismos procesos

pero por partes. Precisamente, es esta palabra, partes, la que nos puede

proporcionar elementos para organizar el trabajo.

92

Un primer paso será el siguiente:

PASO 1

Dividir el texto en zonas de información, teniendo en cuenta que en

cada una de ellas se desarrolla un aspecto diferente del significado

global del texto.

En un texto de cierta extensión, aunque no muy largo, las distintas zonas

pueden ser los párrafos. Así, si nos encontramos con un texto de doce

párrafos, podemos considerar que estamos frente a doce zonas de información

que se identifican separadas, gráficamente, como diferentes subtemas del

tema principal.

En el texto siguiente podemos apreciar una organización en nueve

párrafos o zonas. Antes de seguir, leámoslo.

El verdadero desafío de estudiar

Cuando nos dedicamos al estudio de una disciplina cualquiera, nos

enfrentamos a un desafío importante: conocer el lenguaje de esa

disciplina, para poder comprender lo que leemos en sus textos de

estudio, y también para producir nuestros propios textos sobre temas de

esa disciplina, ya sean orales o escritos. Es decir, tanto en los momentos

en los que escribimos en un examen como cuando exponemos

oralmente lo que sabemos, se involucran cuestiones de lenguaje.

No estamos hablando aquí de estudiar el lenguaje como lo hacen

los lingüistas, ya que no es nuestro propósito. Hablamos de que todo lo

que aprendemos, lo que decimos, lo que escribimos, lo que pensamos,

93

viene organizado en un lenguaje determinado, que es el lenguaje que

hemos podido construir para comunicar lo que sabemos: para

comunicárselo a los demás, o a nosotros mismos (cuando pensamos). Por

estas razones, antes de sentarnos a pensar cómo estudiar, qué métodos o

recursos utilizar, tenemos que tener en cuenta que algo fundamental que

se tendrá que resolver es la cuestión de cómo vamos a aprender el

lenguaje que la disciplina que vamos a estudiar necesita para

apropiarnos de los significados que contiene.

En definitiva, aprender, enseñar o estudiar, antes que nada, son

situaciones de intercambio comunicativo. Esto quiere decir que son

situaciones de encuentro entre seres humanos, que pueden estar

presentes simultáneamente o no, en las que unos brindan a otros

significados importantes de un ámbito disciplinar (la matemática, la física,

la química, la biología, la lingüística, etc.). Y en esas circunstancias de

encuentro, quienes enseñan en la clase o a través de los textos de los

manuales que llevamos para leer en casa lo que hacen es poner a

nuestra disposición ciertos significados fundamentales.

Esos significados se pueden expresar de muchas maneras posibles:

no hay una sola forma de decir algo, sino que hay tantas formas de decir

ese algo como personas que estén dispuestas a decirlo. Cada uno de

nosotros tiene su propia forma de decirlo. Y quienes nos comunican el

conocimiento que han alcanzado (es decir, los significados que han

construido sobre una temática) lo hacen en las maneras particulares de

decirlo de cada persona que lo enseña en el aula o lo escribe en un

manual.

Los significados no son lenguaje, nunca serán frases que deban ser

repetidas: son representaciones sobre cierta parte de la realidad que se

construyen mentalmente.

Quien va a enseñarlos los construyó en su cabeza al interpretar esa

zona de la realidad, y su objetivo, cuando trata de enseñarlos, es

94

comunicarlos de una manera que pueda ser comprendida por su

destinatario, para que este destinatario pueda construir mentalmente

representaciones similares. El lenguaje con el que se comunican las

representaciones mentales del significado, entonces, no forma parte del

significado: es un instrumento utilizado para su comunicación.

Por esta razón, es fundamental que tengamos en cuenta que

aprender no será nunca repetir el lenguaje que utilizó otra persona para

comunicar un conocimiento, sino que tiene que ser una forma de

comprender las representaciones de la realidad a través del

pensamiento, como representaciones mentales. Cuando aprendemos,

nuestro horizonte es construir en nuestra propia cabeza los significados, y

montar una interpretación de una parte de la realidad que podamos

comprender, que nos sirva para poder decir que entendimos qué es o

cómo funciona algo. No importa si recordamos exactamente las

palabras que se utilizaron cuando nos dijeron ese conocimiento, o

cuando lo leímos en el manual. Importa lo más importante, que es

organizar en nuestro pensamiento los significados para que luego

podamos comunicarlo nosotros mismos, por nuestra cuenta, con nuestro

propio lenguaje, sin copiar el lenguaje con el que lo conocimos. Importa,

en definitiva, poder comprender para poder decir a nuestro modo lo que

hemos comprendido.

En la medida en que seamos capaces de llevar a cabo estas

operaciones (pensar por nuestra cuenta, independizarnos del lenguaje

con el que contactamos con el conocimiento y poder decirlo a nuestro

modo) estaremos listos para poder superar con éxito los desafíos de una

carrera: entender de qué se trata y poder comunicar. Y cuando

hablamos de comunicar, nos referimos a comunicarnos a nosotros

mismos (cuando pensamos, cuando recordamos) y a los demás (cuando

tenemos que dar cuenta de lo que sabemos y sobre si comprendimos o

no, en una instancia oral o en un examen escrito).

95

Si tenemos en cuenta que lo que cuenta es, sobre todo, de qué se

trata y de cómo lo entendemos particularmente según lo que sabemos,

cualquier situación en la que tengamos que dar cuenta de lo que

sabemos será sencilla, porque sabremos que sabemos de lo que

hablamos, y no nos preocupamos por resucitar las palabras de otro para

decirlo. Nos alcanza con nuestras propias palabras, las que siempre nos

sirvieron para entender el mundo en que vivimos.

Hemos planteado, antes de proponernos la lectura, que cada párrafo (al

que consideramos zona de información) es una unidad en la medida en que

desarrolla un aspecto particular del tema general de todo el texto. En tanto

unidad de información compleja que puede estar conformada por varias

oraciones, el párrafo, entonces, puede ser la respuesta a un interrogante

general. Para comprenderlo, para poder pensar en lo que le da sentido y

unidad, nos podemos formular, para cada párrafo, un interrogante básico:

¿Qué nos quiere decir toda esta zona de información?

Cuando nos planteamos este interrogante, nos estamos preguntando por

cuál es el significado que tiene toda esa zona de información, como una cierta

unidad. Para poder llegar a ese significado, nos formulamos una pregunta

distinta y particularizada para cada zona de información. Es pregunta es,

nuevamente, como ya hemos visto anteriormente, la llave que nos puede

permitir abrir el espacio de la comprensión, ése donde pensamos por nuestra

cuenta, procesamos la información y tratamos de llegar al significado

independizándonos de las palabras que contenía el texto.

Es decir, toda la zona de información (para nosotros, en este punto, el

párrafo) puede ser identificada no sólo gráficamente (por el punto y aparte) sino

96

también porque, en su conjunto, responde a una pregunta relativa que, en la

lectura, todos somos capaces de construir.

Por esto, el siguiente paso a resolver en nuestro proceso de facilitar la

comprensión para reconstruir significado en una experiencia de aprendizaje

será el siguiente:

PASO 2

Formular a cada párrafo una pregunta globalizadora (una pregunta

que nos permita globalizar, unir, generalizar toda la información que

contiene).

En la siguiente transcripción del último texto que hemos propuesto para

la lectura, indicamos, en una columna aparte, la pregunta globalizadora de

cada párrafo. Es preciso aclarar que esas preguntas derivan de la particular

manera de procesar la información, de leer, de cada persona, por lo que es

posible que no existan preguntas exactamente iguales cuando se comparen los

trabajos de distintas personas sobre el mismo texto. Sin embargo, es probable

que sí sean similares desde el punto de vista del contenido, ya que todos las

han elaborado pensando en el interrogante básico (¿Qué nos quiere decir toda

esta zona de información?)

TEXTO:

El verdadero desafío de estudiar

PREGUNTAS

GLOBALIZADORAS

Cuando nos dedicamos al estudio de una

disciplina cualquiera, nos enfrentamos a un desafío

importante: conocer el lenguaje de esa disciplina, para

poder comprender lo que leemos en sus textos de

estudio, y también para producir nuestros propios textos

sobre temas de esa disciplina, ya sean orales o escritos.

Es decir, tanto en los momentos en los que escribimos en

un examen como cuando exponemos oralmente lo que

sabemos, se involucran cuestiones de lenguaje.

¿Por qué se

involucran siempre

cuestiones de

lenguaje en cada

experiencia de

estudio?

97

No estamos hablando aquí de estudiar el

lenguaje como lo hacen los lingüistas, ya que no es

nuestro propósito. Hablamos de que todo lo que

aprendemos, lo que decimos, lo que escribimos, lo que

pensamos, viene organizado en un lenguaje

determinado, que es el lenguaje que hemos podido

construir para comunicar lo que sabemos: para

comunicárselo a los demás, o a nosotros mismos

(cuando pensamos). Por estas razones, antes de

sentarnos a pensar cómo estudiar, qué métodos o

recursos utilizar, tenemos que tener en cuenta que algo

fundamental que se tendrá que resolver es la cuestión

de cómo vamos a aprender el lenguaje que la disciplina

que vamos a estudiar necesita para apropiarnos de los

significados que contiene.

En definitiva, aprender, enseñar o estudiar, antes

que nada, son situaciones de intercambio comunicativo.

Esto quiere decir que son situaciones de encuentro entre

seres humanos, que pueden estar presentes

simultáneamente o no, en las que unos brindan a otros

significados importantes de un ámbito disciplinar (la

matemática, la física, la química, la biología, la

lingüística, etc.). Y en esas circunstancias de encuentro,

quienes enseñan en la clase o a través de los textos de

los manuales que llevamos para leer en casa lo que

hacen es poner a nuestra disposición ciertos significados

fundamentales.

Esos significados se pueden expresar de muchas

maneras posibles: no hay una sola forma de decir algo,

sino que hay tantas formas de decir ese algo como

personas que estén dispuestas a decirlo. Cada uno de

nosotros tiene su propia forma de decirlo. Y quienes nos

comunican el conocimiento que han alcanzado (es

decir, los significados que han construido sobre una

temática) lo hacen en las maneras particulares de

decirlo de cada persona que lo enseña en el aula o lo

escribe en un manual.

Los significados no son lenguaje, nunca serán

frases que deban ser repetidas: son representaciones

sobre cierta parte de la realidad que se construyen

mentalmente.

Quien va a enseñarlos los construyó en su cabeza

al interpretar esa zona de la realidad, y su objetivo,

cuando trata de enseñarlos, es comunicarlos de una

manera que pueda ser comprendida por su destinatario,

para que este destinatario pueda construir mentalmente

representaciones similares. El lenguaje con el que se

¿Qué cuestión

fundamental se

debe atender al

comenzar a

transitar una

experiencia de

estudio de una

disciplina?

¿Por qué puede

decirse que tanto

estudiar como

enseñar o

aprender son

situaciones de

intercambio

comunicativo?

¿Por qué no hay

una sola manera

de expresar el

conocimiento?

¿Qué son los

significados?

¿Cuál es la

relación entre el

lenguaje y el

conocimiento?

98

comunican las representaciones mentales del

significado, entonces, no forma parte del significado: es

un instrumento utilizado para su comunicación.

Por esta razón, es fundamental que tengamos en

cuenta que aprender no será nunca repetir el lenguaje

que utilizó otra persona para comunicar un

conocimiento, sino que tiene que ser una forma de

comprender las representaciones de la realidad a través

del pensamiento, como representaciones mentales.

Cuando aprendemos, nuestro horizonte es construir en

nuestra propia cabeza los significados, y montar una

interpretación de una parte de la realidad que

podamos comprender, que nos sirva para poder decir

que entendimos qué es o cómo funciona algo. No

importa si recordamos exactamente las palabras que se

utilizaron cuando nos dijeron ese conocimiento, o

cuando lo leímos en el manual. Importa lo más

importante, que es organizar en nuestro pensamiento los

significados para que luego podamos comunicarlo

nosotros mismos, por nuestra cuenta, con nuestro propio

lenguaje, sin copiar el lenguaje con el que lo conocimos.

Importa, en definitiva, poder comprender para poder

decir a nuestro modo lo que hemos comprendido.

En la medida en que seamos capaces de llevar a

cabo estas operaciones (pensar por nuestra cuenta,

independizarnos del lenguaje con el que contactamos

con el conocimiento y poder decirlo a nuestro modo)

estaremos listos para poder superar con éxito los desafíos

de una carrera: entender de qué se trata y poder

comunicar. Y cuando hablamos de comunicar, nos

referimos a comunicarnos a nosotros mismos (cuando

pensamos, cuando recordamos) y a los demás (cuando

tenemos que dar cuenta de lo que sabemos y sobre si

comprendimos o no, en una instancia oral o en un

examen escrito).

Si tenemos en cuenta que lo que cuenta es, sobre

todo, de qué se trata y de cómo lo entendemos

particularmente según lo que sabemos, cualquier

situación en la que tengamos que dar cuenta de lo que

sabemos será sencilla, porque sabremos que sabemos

de lo que hablamos, y no nos preocupamos por resucitar

las palabras de otro para decirlo. Nos alcanza con

nuestras propias palabras, las que siempre nos sirvieron

para entender el mundo en que vivimos.

¿Qué es lo que

realmente importa

para aprender a

partir de un texto

en relación con las

representaciones

del significado y

las

representaciones

en lenguaje de ese

significado?

¿Cuáles son los

principales

desafíos al

emprender el

estudio de una

carrera?

¿Cómo debemos

expresar lo que

hemos aprendido?

99

Como podemos ver en las preguntas que se han presentado para cada

zona de información del texto con el que trabajamos, los interrogantes se han

formulado según las necesidades que nos presenta el desafío de lectura al que

nos enfrentamos con cada texto. Esto quiere decir que las preguntas se deben

formular a partir del propósito de lectura con el que encaramos el texto, y eso,

como ya sabemos, depende de cada texto y de la situación de comunicación

en que ese texto adquiere sentido según lo que queremos o debemos hacer

con él.

Una vez que tenemos formulados los interrogantes, podemos avanzar

hacia el siguiente paso:

PASO 3

Armar una tabla en la que se coloquen todas las preguntas

globalizadoras (obtenidas en el paso anterior) en una columna y, en

otra, sus respuestas posibles, pero teniendo en cuenta que las

respuestas no pueden ser copia textual del párrafo, sino una

reformulación propia de la información, de la manera más breve y

completa posible.

En este nuevo paso que vamos a dar, estaremos asumiendo el desafío

de producir nuestras propias representaciones lingüísticas (nuestras propias

oraciones) a partir de lo que hemos procesado mentalmente (en el espacio de

la comprensión). Desde la perspectiva de la pregunta que apunta a lo global de

cada zona, intentamos una repuesta como resolución de la problemática.

Así, cada respuesta que logremos hacer será una reformulación de la

zona de información, ya que resultará de la operación de volver a formular

100

(volver a decir) lo que ya estaba dicho, pero de otra manera: de un modo que

tendrá las siguientes características: brevedad, completitud y

personalización. Brevedad, porque aspiraremos a una expresión de menor

extensión (preferentemente, a través de una sola oración). Completitud, porque

pretenderemos que todo lo importante quede expresado en la respuesta. Y

personalización, porque lo haremos con las palabras de nuestro propio

lenguaje. Necesitamos apropiarnos de los significados, algo que ya hicimos

cuando los procesamos mentalmente, para poder expresarlos de una manera

diferente, particular de cada lector.

ZONA PREGUNTA GLOBALIZADORA RESPUESTA-REFORMULACIÓN

1 ¿Por qué se involucran siempre

cuestiones de lenguaje en cada

experiencia de estudio?

Porque para conocer los

contenidos de una disciplina

cualquiera y para expresarlos

debemos hacerlo a través del

lenguaje.

2 ¿Qué cuestión fundamental se

debe atender al comenzar a

transitar una experiencia de

estudio de una disciplina?

La cuestión del lenguaje por el

que se comunican los contenidos

de esa disciplina.

3 ¿Por qué puede decirse que

tanto estudiar como enseñar o

aprender son situaciones de

intercambio comunicativo?

Porque son situaciones de

encuentro entre seres humanos

en las que se ponen a disposición

de otros o de uno mismo ciertos

significados.

4 ¿Por qué no hay una sola manera

de expresar el conocimiento?

Porque cada persona tiene su

propia forma de comunicar lo

que conoce.

5 ¿Qué son los significados? Son representaciones mentales

de cierta parte de la realidad.

6 ¿Cuál es la relación entre el

lenguaje y el conocimiento?

El lenguaje no forma parte del

conocimiento sino que es el

instrumento que se utiliza para

comunicarlo.

7 ¿Qué es lo que realmente

importa para aprender a partir de

un texto en relación con las

representaciones del significado

y las representaciones en

lenguaje de ese significado?

Lo que importa es comprender

los significados a través de las

representaciones mentales que

se generan en la comprensión y

generar nuestras propias

representaciones en lenguaje de

esos significados.

8 ¿Cuáles son los principales

desafíos al emprender el estudio

Comprender los significados y

poder comunicarlos, tanto para

101

de una carrera?

uno mismo como para los demás.

9 ¿Cómo debemos expresar lo que

hemos aprendido?

Con nuestro propio lenguaje, a

partir de lo que hemos

comprendido, sin repetir las

formulaciones de otra persona (el

productor del texto).

Una vez que tenemos resuelta esta operación, estamos listos para

avanzar hacia el próximo paso:

PASO 4

Unir cada pregunta globalizadora con su respuesta para formar una

oración. Esa oración será la idea principal de cada zona de

información.

Como paso previo a la escritura del resumen en el que vamos a

representar sencillamente el contenido del texto, en este paso formularemos

oraciones que se produzcan a partir de la unión entre cada pregunta con su

respuesta. Cada una de las oraciones que resulten será una idea principal.

Podemos definir, entonces, a la idea principal como la que se construye luego

de una lectura atenta como reformulación breve pero completa de toda una

zona de texto.

Es probable que estemos acostumbrados a hacer una práctica que nos

enseñaron como la de subrayar las ideas principales. En esa práctica, y en esa

manera de nombrarla, hay dos problemas que suelen ser obstáculos para

comprender y aprender a partir de los textos. Dichos problemas son:

1. PRIMER PROBLEMA

102

Lo que aparece en el texto no son ideas sino oraciones. Es decir,

formulaciones lingüísticas de ciertas ideas que pensó el productor del

texto y luego tradujo en palabras.

Las ideas son construcciones que se realizan a través del pensamiento,

suceden y se localizan en nuestra mente. No en el espacio de la página.

Por eso, no se pueden subrayar las ideas: en todo caso, se subrayarían

oraciones que, creemos, representan esas ideas. Pero ahí nos

encontramos con el siguiente problema.

2. SEGUNDO PROBLEMA

En los textos complejos de la vida social, en los de años avanzados de

la escolaridad secundaria y, sobre todo, en los del nivel superior, las

ideas principales de cada zona de texto no están explícitas, no aparecen

marcadas en negrita para que nos demos cuenta de que toda esa zona

de texto quiere decir eso, sino que nos encontramos con señales de

significado que recorren distintas oraciones y, a veces, distintos

párrafos, y con todas esas señales de significado los lectores que

pensamos, que nos planteamos el problema de la comprensión del texto

que estamos leyendo para aprender o para conocer, construimos

mentalmente una formulación distinta de la idea que no estaba

directamente dicha en la zona leída.

En este proceso, estamos aprendiendo a construir las ideas principales a

partir de nuestro propio trabajo intelectual: por un procesamiento interno que

lleve a formularla en nuestro propio lenguaje. Es por ello que pondremos en

práctica los procesos de elaboración de formulaciones de las ideas principales,

como lo mostramos en la siguiente tabla, que ha sido confeccionada con los

datos obtenidos de la anterior:

ZONA IDEA PRINCIPAL: PREGUNTA GLOBALIZADORA + RESPUESTA

103

1 Siempre se involucran cuestiones de lenguaje en cada experiencia

de estudio porque, para conocer los contenidos de una disciplina

cualquiera y para expresarlos, debemos hacerlo a través del

lenguaje.

2 La cuestión fundamental que se debe atender al comenzar a transitar

una experiencia de estudio de una disciplina es la del lenguaje por

el que se comunican los contenidos de esa disciplina.

3 Estudiar, enseñar o aprender son situaciones de intercambio

comunicativo porque implican el encuentro entre seres humanos en

el que las que se ponen a disposición de otros o de uno mismo

ciertos significados.

4 No hay una sola manera de expresar el conocimiento porque cada

persona tiene su propia forma de comunicar lo que conoce.

5 Los significados son representaciones mentales de cierta parte de la

realidad.

6 La relación entre el lenguaje y el conocimiento es la siguiente: el

lenguaje no forma parte del conocimiento sino que es el instrumento

que se utiliza para comunicarlo.

7 Lo que realmente importa para aprender a partir de un texto, en

relación con las representaciones del significado y las

representaciones en lenguaje de ese significado, es comprender los

significados a través de las representaciones mentales que se

generan en la comprensión, y generar nuestras propias

representaciones en lenguaje de esos significados.

8 Los principales desafíos al emprender el estudio de una carrera son:

comprender los significados y poder comunicarlos, tanto para uno

mismo como para los demás.

9 Debemos expresar lo que hemos aprendido con nuestro propio

lenguaje, a partir de lo que hemos comprendido, sin repetir las

formulaciones de otra persona (el productor del texto).

Ahora que contamos con las ideas principales de cada zona de texto,

podemos unirlas a todas para formular nuestro resumen, como lo indica el

siguiente paso:

104

PASO 5

Unir todas las formulaciones de ideas principales para conformar un

nuevo texto. Para ello, tener en cuenta que puede ser posible tener

que hacer algunos cambios para evitar repeticiones, o agregados

para aclarar mejor algo que falte. También será necesario colocar

los conectores necesarios para unir todas las reformulaciones en un

todo coherente y bien armado.

El texto que podría conformarse, a partir del trabajo realizado en la

última tabla, puede ser el que se muestra a continuación:

Siempre se involucran cuestiones de lenguaje en cada experiencia

de estudio porque, para conocer los contenidos de una disciplina

cualquiera y para expresarlos, debemos hacerlo a través del lenguaje.

Por eso, la cuestión fundamental que se debe atender al comenzar a

transitar una experiencia de estudio de una disciplina es la del

lenguaje por el que se comunican los contenidos de esa disciplina.

Estudiar, enseñar o aprender son situaciones de intercambio

comunicativo porque implican el encuentro entre seres humanos en el

que las que se ponen a disposición de otros o de uno mismo ciertos

significados. Los significados son representaciones mentales de cierta

parte de la realidad, y no hay una sola manera de expresar el

conocimiento porque cada persona tiene su propia forma de

comunicar lo que conoce.

Entre el lenguaje y el conocimiento existe una relación, pero el

lenguaje no forma parte del conocimiento, sino que es el instrumento

que se utiliza para comunicarlo.

105

Lo que realmente importa para aprender a partir de un texto, en

relación con las representaciones del significado y las representaciones

en lenguaje de ese significado, es comprender los significados a través

de las representaciones mentales que se generan en la comprensión, y

generar nuestras propias representaciones en lenguaje de esos

significados.

Por todo esto, los principales desafíos al emprender el estudio de

una carrera son: comprender los significados y poder comunicarlos,

tanto para uno mismo como para los demás. Además, debemos

expresar lo que hemos aprendido con nuestro propio lenguaje, a partir

de lo que hemos comprendido, sin repetir las formulaciones de otra

persona (el productor del texto).

Como podemos ver en el texto que hemos armado, se agregaron

conectores (los marcamos en negrita para que resultaran más visibles), y

también se cambió el orden de una oración (para identificarla, la hemos

subrayado).

Podemos pensar que, durante todo este proceso, hemos estado

aprendiendo operaciones que pueden hacernos perder tiempo durante el

período que tenemos para estudiar a partir de un texto. Todo lo contrario:

hemos ganado un tiempo valioso que hubiéramos perdido tratando de

memorizar oraciones del texto original, procesando sus significados a nuestro

modo. Más que aplicar una metodología de tratamiento de textos, lo que hemos

estado haciendo es, sencillamente, estudiar. Esto es: procesar mentalmente la

información, reorganizarla, reformularla, hacerla nuestra: apropiarnos de ella.

Es muy probable que el resultado de este trabajo sea, una vez que lo hemos

terminado, un aprendizaje ya realizado.

106

Para reorganizar la información, para poder volver a su tratamiento para

reorganizarla, nos puede resultar productivo practicar un último paso, que

expresamos de la siguiente manera:

PASO 6

Realizar un organizador gráfico de toda la información que aparece

en nuestro resumen, de manera que puedan verse las relaciones

entre los conceptos involucrados e interpretarse fácilmente desde su

aspecto gráfico. En el momento de repasar, quizás solamente sea

ese organizador gráfico lo que necesitemos para recordar todo lo

realizado.

Con hache de hacer (2)

En este nuevo espacio de acción, vamos a poner en práctica los cinco

primeros pasos que hemos aprendido. Para ello, al lado del texto sobre el que

vamos a trabajar hemos colocado el pronombre interrogativo con el que

puede comenzar cada pregunta globalizadora (aunque podremos cambiar el

pronombre interrogativo si queremos formular la pregunta de otra manera).

Una vez que hayamos completado esta serie de pasos, emprenderemos el

último, que vimos recientemente, y que consistía en la realización de un

gráfico en el que se representa toda la información contenida en el texto,

según cómo ha sido elaborada en la producción del resumen.

La actividad a llevar a cabo será, entonces, el cumplimiento de todo el

proceso, con un punto de llegada en un gráfico en el que se relacionen todos

los conceptos a los que hemos tenido acceso a través de la lectura del texto;

es decir, a través de las representaciones mentales que hemos realizado y las

representaciones lingüísticas que hemos conformado.

107

TEXTO:

La gramática PREGUNTAS

GLOBALIZADORAS

Todos los seres humanos somos hablantes de

alguna lengua. En nuestro caso, la española. Para

utilizarla en las circunstancias cotidianas de nuestra vida,

ponemos en juego el conocimiento que tenemos de la

lengua, que es el que nos permite comprender

enunciados de otros y producir nuestros propios

enunciados. Ese conocimiento, que nos permite todo

esto, se activa de una manera inconsciente en cada

situación comunicativa. Al hablar o al escuchar, al

escribir o al leer, no nos problematizamos las clases de

palabras que utilizamos ni nos ponemos a reflexionar

sobre cómo están construidas las oraciones.

Simplemente, ponemos en práctica nuestro

conocimiento de la lengua. Por medio de ese

conocimiento sabemos cuáles son las reglas que hacen

que las oraciones estén bien formadas, y cómo

funcionan. Es por esto que se puede decir que todos los

hablantes de una lengua somos seres inteligentes que

tienen un profundo conocimiento de todas las reglas

que rigen la formación de oraciones, de textos, y de

organización de las palabras. Pero ese conocimiento se

activa de manera inconsciente, porque para hablar,

escuchar, escribir o leer no solemos pensar en

sustantivos, verbos, concordancia entre sujeto y verbo,

etc., sino en lo que queremos decir o comprender.

Ahora bien, cuando reflexionamos sobre las

palabras, o sobre las reglas que permiten conformar

adecuadamente las oraciones, buscamos un

conocimiento que nos permita conocer cómo es el

sistema de la lengua que ya conocemos por ser

hablantes nativos de ella. En este caso, avanzamos

hacia una descripción que se puede realizar desde otro

tipo de conocimiento: de un saber científico sobre la

lengua. Ese saber sobre cómo es el sistema de la lengua,

cómo funciona, cuáles son sus reglas, qué unidades

conforman el sistema, es el de la gramática de una

lengua. Por esta razón, podemos afirmar que una

primera definición de la gramática es la que nos dice

que es la descripción del conocimiento lingüístico del

sistema de una lengua, que está conformado por

diferentes unidades que se relacionan entre sí mediante

la aplicación de una serie de lenguas. A esto lo

podemos llamar gramática descriptiva.

¿Por qué

…………………..

…………………..

………………….

………………….?

¿Qué

……………………

…………………..

…………………..

……………………?

108

No obstante, la gramática no siempre se

conforma con describir el sistema de la lengua. En

muchos estudios gramaticales, se intenta explicar por

qué ciertas características del sistema son de ese modo

y no de otro. Se busca una explicación que permita

avanzar más allá de los fenómenos que se han

descripto. Esto es lo que diferencia a las gramáticas

explicativas de las descriptivas.

Como la gramática deriva de un saber científico

que ha permitido hacer una construcción teórica que

pretende describir y explicar el funcionamiento del

sistema lingüístico, tiene la responsabilidad de definir con

precisión las unidades que conforman el sistema, y los

métodos que utilizará para llevar a cabo el análisis de

casos, como el análisis de oraciones.

Para estudiar un sistema, como el de la lengua,

resulta necesario tener en cuenta cuáles son los niveles

en que ese sistema se divide, porque, a simple vista,

podemos darnos cuenta de que existen unidades de

distinto tipo, que deben pertenecer a diferentes niveles

dentro del sistema. Por ejemplo, si nos asomamos a un

texto escrito, ya podemos ver que hay unidades de

distintos niveles, porque no son los mismos el nivel al que

pertenecen las palabras, el nivel al que pertenecen las

distintas letras que conforman las palabras, el nivel al

que pertenecen las construcciones formadas por varias

palabras o el nivel al que pertenecen unidades

superiores, como las oraciones o los párrafos.

Una manera posible de asomarnos a los distintos

niveles que conforman el sistema de la lengua es la de

considerar las unidades que podemos distinguir, más o

menos fácilmente, a través de la observación de datos

lingüísticos, como los que podemos ver en un texto.

Si intentamos ir de lo más elemental a lo más

complejo, nos podemos imaginar un texto oral dicho por

alguien en una cierta situación. Lo más elemental que

podemos detectar en él como unidades son los sonidos

(como, por ejemplo: /s/ - /o/ - /l/ que, juntos, forman la

palabra “sol”). En la escritura, sabemos que cada uno

de esos sonidos se dibujará de una manera diferente, y

desde los comienzos de nuestra escolaridad los hemos

conocido como “letras”. Sin embargo, como el

comienzo del lenguaje en la historia ha sido hablado y

¿En qué

……………………..

…………………….

…………………...?

¿Qué

…………………….

…………………….?

¿Por qué

……………………..

……………………..

……………………..?

¿Cómo

……………………..

……………………..?

¿Qué

……………………

……………………..

……………………..?

109

no escrito, vamos a identificar a esta primera unidad

como un sonido que permite distinguir significados, y la

llamaremos fonema. Los fonemas, entonces, no tienen

significado, pero contribuyen a distinguirlo porque, si

cambiamos un fonema, por ejemplo, en vez de /sol/

decimos /bol/, pensaremos todos en un significado

distinto, a pesar de que /s/ y /b/ no tengan ningún

significado en particular.

Por otra parte, si nos imaginamos a ese texto oral

ahora escrito, sabremos que cada fonema se

corresponderá con una letra, a la que llamaremos

grafema, y que podemos definir como la representación

gráfica, en la escritura, de un fonema de la lengua oral.

Tanto fonemas como grafemas representan los sonidos

de la lengua en tanto pueden distinguir significados

cuando se unen para formar palabras, y se diferencian

porque los primeros lo hacen con el sonido de la

oralidad y los segundos con la graficación en la

escritura.

La unidad del fonema es estudiada por el menor

nivel de la gramática, que es la fonología. Así, podemos

decir que la fonología describe todos los sonidos que

existen en una lengua determinada y que permiten

distinguir significado cuando forman cadenas.

Nuestra primera unidad, los fonemas, se unen

para formar cadenas que, sí, adquieren relación con el

significado. Esas cadenas de fonemas son los morfemas,

la siguiente unidad, que presenta una forma de

expresión significante que nos permite darnos cuenta de

un significado. Por ejemplo, la unión de los fonemas /s/,

/o/ y /l/ dio por resultado el morfema {sol}, que es

significante porque, cuando escuchamos esa cadena

de fonemas, pensamos en lo que significa en español:

una estrella que es el centro del sistema solar y que

ilumina los días en la tierra. Los morfemas se representan

entre llaves (a diferencia de los fonemas, que

representamos entre barras), y pueden unirse entre sí

para formar palabras.

El nivel que se ocupa de la unidad de los

morfemas es el de la morfología, e interviene cuando

analizamos cómo está conformada una palabra por

segmentos significantes de ciertos significados.

¿Cuál

……………………

…………………….

…………………….?

¿Qué

…………………….

…………………..?

¿Qué

…………………….

…………………..?

¿Qué

…………………….

…………………..?

110

Este nivel, por ejemplo, estudia la estructura

interna de una palabra como “soles”, que está formada

por el morfema {sol-}, que tiene el significado que ya

vimos, unido al morfema {-es}, que tiene el significado de

“plural”. Así, también, nos podemos encontrar con

palabras que tienen más morfemas, como, por ejemplo,

“elefantitas”: el morfema base es {elefant-}, que significa

cierto tipo de animal, y a ese morfema se le han unido

otros morfemas como: {-it-}, que significa “pequeño”

(sirve para formar el diminutivo), {-a-}, que significa

“femenino” y {-s}, que significa “plural”. Así, la palabra

completa (“elefantitas”) nos indica una serie de varios

animales hembra y pequeños de la especie elefante. la

estructura interna de una palabra como comprensión,

que está formada por una base, {compren-}, que nos

lleva al significado del verbo “comprender”, más una

terminación {-sión} que nos indica que el verbo original

se ha transformado en un sustantivo.

La palabra es otra unidad de análisis, y podemos

definirla como una cadena de morfemas que puede ser

separada de otras e intercambiada por otra cadena

que tenga similar comportamiento. Por ejemplo, en la

oración “Las elefantitas jugaban en el bosque”, la

cadena de morfemas “elefantitas” podría ser sustituida

por otra como “perritas”, y en este caso tendríamos una

cadena de cuatro morfemas: {perr-}, {-it-}, {-a-} y {-s} (el

primero indica la especie perro, el segundo el diminutivo,

el tercero el femenino y el cuarto el plural). Es separable

porque, en la escritura, al conjunto de morfemas

“elefantitas”, la palabra, es separado de otras palabras

por espacios.

El nivel de la gramática que comprende el

estudio de las palabras es el del léxico, y una de las

principales problemáticas que se describen en este caso

es la de las clases de palabras.

Antes de seguir con las unidades que restan del

sistema de la lengua, es necesario detenernos en una

problemática que está por debajo de todo lo que

hemos estado viendo: el significado. La disciplina

lingüística que lo estudia es la semántica. Algunas

problemáticas que considera son, por ejemplo, cuáles

son los rasgos semánticos o rasgos que conforman el

significado de una palabra (si tenemos “gato”, hay

distintos rasgos semánticos que forman su significado:

¿Cómo

…………………….

…………………..?

¿Qué

…………………….

…………………..?

¿Qué

…………………….

…………………..?

¿Qué

111

animal, mamífero, felino, etc.). También estudia los

fenómenos de polisemia, en los que una palabra puede

tener varios significados según los contextos en los que

se use, o los de homonimia, en los que dos palabras

están formadas por los mismos sonidos pero son distintas

porque quieren decir cosas diferentes.

Hemos llegado, así desde una unidad mínima, el

fonema, pasando por una unidad intermedia, la del

morfema, hasta una unidad mayor, la palabra. Estamos

listos, entonces, para conocer la próxima unidad: el

sintagma. El sintagma es una organización de palabras

que forman una estructura que tiene un núcleo y puede

cumplir una función. Si retomamos a la palabra que

teníamos como ejemplo, “elefantitas”, y armamos toda

una construcción, una serie de palabras de la que

“elefantitas” sea el núcleo, para que tuviéramos claro de

qué “elefantitas” estamos hablando, podemos decir:

“Las elefantitas azules del viejo castillo”. El núcleo de

toda esta frase es “elefantitas”, que es un sustantivo o

nombre. Se trata de un sintagma nominal (porque su

núcleo es el nombre o sustantivo). Además, podemos

pensar qué podemos decir de esas “elefantitas” de las

que estamos hablando: podemos decir que “jugaban

alegremente en el jardín encantado”. En este último

sintagma, la palabra más importante es “jugaban”,

porque es la que define la situación en que se

encontraban las “elefantitas”, y “jugaban” es un verbo.

Por esto, “jugaban alegremente en el jardín encantado”

es un sintagma verbal, ya que su núcleo es un verbo.

El nivel de la gramática que se ocupa de estudiar

a los sintagmas es la sintaxis, que puede determinar

cuáles son los sintagmas que aparecen en una oración,

cómo están conformados (cuál es su núcleo y cuáles

son sus modificadores) y cómo se articulan entre sí para

formar la oración. Así, la sintaxis nos dirá que la oración

“Las elefantitas azules del viejo castillo jugaban

alegremente en el jardín encantado” está formada por

la articulación entre un sintagma nominal y un sintagma

verbal.

Si seguimos el camino de las unidades que

conforman la gramática, nos encontramos con la

oración, que es la articulación entre un sintagma

nominal y un sintagma verbal para expresar una

representación lingüística de una situación, expresada

por el verbo, en la que se presenta a un sujeto como el

…………………….

…………………..?

¿Qué

…………………….

…………………..?

¿Qué

…………………….

…………………..?

¿Qué

…………………….

…………………..?

112

principal participante en esa situación.

En esta unidad, la oración, termina el trabajo

descriptivo de la gramática, tal como se la entendió

durante muchos años. Pero sabemos que existen otras

unidades, como los párrafos y los textos, unidades

mayores que se estudian por otras disciplinas,

complementarias, en las que se abordan cuestiones

como: qué son los textos, cuáles son los tipos de textos,

cuáles son los géneros discursivos a los que los textos

pertenecen, etc. Esas disciplinas son la Lingüística del

texto, el Análisis del discurso, la Gramática textual, etc.

Por otra parte, los hablantes, cuando utilizan estas

unidades de la gramática en sus situaciones de

comunicación, pronuncian fonemas que forman

morfemas que, a su vez, conforman palabras que

constituyen sintagmas que se relacionan entre sí para

articular oraciones. Pero no hacemos esto con el simple

objetivo de pronunciar fonemas, producir morfemas,

decir palabras, armar sintagmas o articular oraciones,

sino que hacemos todo esto porque queremos llevar a

cabo ciertos actos de habla. El acto de habla es otra

unidad, que estudia la pragmática, y es lo que un

hablante hace al utilizar un lenguaje (como: pedir,

contar, describir, preguntar, responder, etc.).

Esta unidad no pertenece a la gramática, y es

estudiado por otra disciplina que se aboca a

preguntarse cómo se producen las intervenciones reales

de los hablantes en un contexto social, con qué

intenciones dicen determinadas representaciones

lingüísticas, y a la espera de qué efectos que se quieren

lograr. Esa disciplina es la pragmática.

Para terminar, debemos decir que la gramática

puede entenderse desde dos puntos de vista principales.

En un sentido restringido, la gramática se preocupa por

los niveles de la morfología y la sintaxis. En un sentido

amplio, considera todos los niveles y los diferentes

aspectos que están implicados en la conformación de

las representaciones lingüísticas, es decir que, en este

caso, forman parte de la gramática, además de la

morfología y la sintaxis, la fonología, la semántica y la

pragmática, en tanto esta última nos puede

proporcionar información sobre qué hacen los hablantes

al decir algo con ciertas intenciones y ciertos efectos

esperados.

¿Cuáles

…………………….

…………………..?

¿Qué

…………………….

…………………..?

¿Qué

…………………….

…………………..?

¿Cuáles

…………………….

…………………..?

113

Con hache de hacer (3)

En esta actividad, llevaremos a cabo todo lo que aprendimos, pero ahora ya

sin la ayuda de posibles pronombres interrogativos para conformar las

preguntas. Les proponemos un nuevo texto, para que ustedes realicen las

operaciones necesarias y pongan en práctica todos los pasos del proceso de

comprender para producir resumen y aprender.

Tengamos en cuenta que, ahora que vamos dominando los procedimientos

de los que nos estamos apropiando, podemos hacer zonas de texto que no

necesariamente coincidan con los párrafos. Por ejemplo, podemos considerar

a varios párrafos como una sola zona del texto que responda a una misma

pregunta globalizadora. Manos a la obra.

¿Por qué la gramática?

Horizontes

Desde siempre, el fundamento general del área de Lengua ha

sido, es y será la necesidad de mejorar la comprensión y la producción

de textos en lengua materna de los alumnos de cualquier nivel del

sistema educativo, para hacerlos autónomos en su relación con todos los

tipos, las tramas y las relaciones textuales. Desde este horizonte trazado,

la clase de Lengua se plantea siempre todo lo relativo a la cuestión del

lenguaje en su relación con las necesidades comunicativas de seres

humanos en el intercambio de significado.

Comprender es una operación que se implica cada vez que se

dice “leer” o “escuchar”. Producir es la operación que se implica cada

vez que se dice “escribir” o “hablar”. Sin embargo, no se puede hablar de

dos polos diferentes sino de dos miradas distintas sobre el mismo

114

fenómeno: el de comunicarse. Y, comúnmente, al hablarse (tanto) en las

escuelas de los problemas que tienen los chicos para comprender,

solemos referirnos a comprender textos. Pero los textos no son entidades

del mundo separadas de la vida, sino que, en el mundo en que vivimos,

los textos hacen la vida. Al comunicarnos, los seres humanos

intercambiamos significados con un sentido determinado en cada caso.

Y cuando damos sentido a los significados que intercambiamos, cada

uno de nosotros le da sentido a su propia vida, a su propia experiencia y

a su manera de entender de un punto de vista particular e intransferible

el mundo en que vive.

Por estas razones, el problema de comprensión que tienen los

alumnos en cualquier aula no es sólo un problema con los textos escritos.

Se trata de algo mucho más profundo. El problema, en principio, consiste

en la dificultad para otorgar sentido a esos textos, que son parte del

mundo y que circulan en él para que los significados sean

intercambiados, discutidos, transformados. Lo que se implica, por

consiguiente, no es solamente la relación con el mundo de la escritura

sino, fundamentalmente, con nuestras posibilidades de conocer y dar

sentido, de discutir significados y transformarlos, apropiándose de las

informaciones para incluir en ellas nuestra propia voz y nuestro punto de

vista. Por lo tanto, lo que está en juego es el desarrollo del pensamiento,

por una parte, y nuestro derecho a la participación social, por otra.

El problema, así, es mucho más grave que lo que parece a simple

vista. Fundamentalmente, porque revela que la reflexión sobre el

lenguaje y el dominio de la escritura y la lectura no son cuestiones que

tengan que ver con un saber preciosista sobre la lengua y el texto escrito:

se trata de problemas que involucran el desarrollo de las capacidades

inteligentes, el acceso al conocimiento, la capacidad crítica y la

participación activa y autónoma en la sociedad. En realidad, algo que

es el fundamento de cualquier escuela en cualquier nivel y en cualquier

materia.

115

Es por todo esto que podemos considerar que comprender y

producir textos son operaciones que se dan en todas las áreas. Nada se

enseña si no es a través de textos y de lenguajes. De esta manera, estas

operaciones no son propiedad exclusiva del área de Lengua: son

operaciones básicas de cualquier clase de cualquier contenido de

cualquier área en cualquier nivel de escolaridad.

Las reglas del juego

La pregunta que queda pendiente es: ¿qué es lo específico del

área de Lengua, si la comprensión y la producción son asunto de todos?

Lo particular de Lengua, sostenemos aquí, es contribuir a generar en los

chicos herramientas de conocimiento y discusión de la realidad a través

de la reflexión sobre cómo funciona el lenguaje cuando se construyen

textos para comunicar, conocer y discutir la realidad.

El lenguaje humano tiene diferentes aspectos que permiten decir,

disfrazar, develar, ocultar. Es un sistema complejo que ofrece múltiples

posibilidades pero que tiene, al mismo tiempo, ciertas restricciones. Para

que alguien lo pueda utilizar adecuadamente de acuerdo con sus

propios fines en la comunicación, tanto escrita como oral, se requiere

una profunda competencia. Es necesario desarrollar habilidades y

conocer tanto las piezas del juego como las diferentes relaciones que

pueden (o no) generarse entre ellas. Sería impensable que alguien

aprenda a jugar, por ejemplo, al ajedrez, sin que conozca cada una de

las piezas y sin que reflexione sobre lo que puede o no hacer con ellas.

Con respecto a la lengua, sucede lo mismo. Para poder ser competentes

en el juego de significados que se intercambian en la comunicación, es

necesario profundizar tanto el conocimiento de los elementos utilizados y

sus relaciones como la reflexión sobre cómo los diferentes usos que se

hagan de esos elementos y relaciones pueden contribuir a asegurar los

objetivos que tiene cada participante en una instancia de

comunicación.

116

La gramática comprende el sistema de elementos del lenguaje

utilizados en la comunicación (las palabras), las relaciones que son

posibles entre ellos (su organización para construir significados complejos)

y la comprensión y producción de sentido que se realizan en los textos,

con ciertas intenciones y con ciertos resultados esperados. ¿Por qué,

entonces, estudiar gramática en la clase de Lengua? Precisamente,

porque necesitamos conocer y reflexionar sobre nuestras posibilidades de

significar el mundo en que vivimos a través del lenguaje. Estudiar

gramática no es interesarse por aprender conceptos y clasificaciones

meramente decorativos e inútiles. Es intentar que el lenguaje nos permita

comprender y producir los significados que queremos intercambiar y los

que circulan a nuestro alrededor. Significa apropiarnos de las

herramientas para que nos sirvan exactamente para lo que queremos

que sirvan. Cuando no lo hacemos, otros hablan por nosotros o, lo que es

peor, es el lenguaje mismo quien nos obliga a decir lo que no queremos

decir, o a dar sentido a los textos según el sentido generado por otros.

Organizar informaciones

Al intercambiar significado, los hablantes organizamos

informaciones orientándolas a través de un sentido determinado. A través

de la gramática, se puede mostrar el juego que el lenguaje ha permitido

jugar al hablante para lograr un propósito, con un cierto sentido, creando

un universo de palabras que, a través de sus relaciones y sucesivas

articulaciones, representa una imagen del mundo.

Las viejas gramáticas, como la estructural, que se estudió durante

años en las escuelas, poco contribuían a eso. Básicamente, porque no

potenciaban la reflexión sobre los significados puestos en juego, y se

limitaban a una simple descripción de puras relaciones formales entre

palabras.

Sí podría aportar mucho más una gramática que considere todos

los aspectos del lenguaje, pero a la luz de los significados que se articulan

117

para organizar informaciones generando sentido, según el contexto en

que cada hablante crea un universo de palabras para hablar del mundo

que existe más allá de las palabras.

Desde aquí, y a partir de todos los recorridos de las últimas

décadas de la lingüística, podemos afirmar que esa gramática es

posible. Y que existe en la medida en que exista un docente en un aula

de Lengua que esté interesado en ayudar a sus alumnos a comprender

los textos para comprender el mundo produciendo significación mientras

produce textos escritos y orales y produce sentido en la lectura y en la

interacción oral. Existe, en definitiva, en la medida en que exista un

docente convencido de que la lengua es un juego que se crea y se

recrea cada vez que se comunica, y que sabe, además, que ser

consciente del juego nos hace más competentes para jugarlo.

Esa gramática que, insistimos, es posible, no se basa solamente en

los estudios de quienes publican sus investigaciones o adaptaciones

didácticas, sino, fundamentalmente, en lo que cada uno de nosotros

sabe por ser hablante competente de la propia lengua, en nuestras

intuiciones, en nuestras expectativas y, más que nada, en el derecho

básico y elemental de todo ser humano al conocimiento de su lengua

materna para poder participar libre y autónomamente, en principio, de

cualquier acto de comunicación pero, en definitiva, de todas las formas

de participación social en el mundo y en la realidad que le toca vivir.

Con hache de hacer (4)

En esta actividad nos encontraremos con interrogantes ya formulados. Incluso,

con sus respuestas, a las que vamos a reformular. Partiremos de la lectura de

las siguientes páginas de la revista argentina Muy interesante:

118

119

120

a) Revisemos los títulos para detectar cuáles son las preguntas absolutas:

transformémoslas en preguntas relativas.

b) Respondamos sintéticamente cada uno de los interrogantes planteados

por los títulos, de manera que cada respuesta pueda expresar de modo

breve pero completo cada texto.

Llegados a este punto, interesa que mantengamos la idea de que una

pregunta globalizadora se presenta como una especie de foco que “ilumina”

toda una zona de información que pueda ser definida en la lectura como

aquella en la que se desarrolla un aspecto relativamente independiente del

contenido del texto. De este modo, la pregunta globalizadora pone sobre su

campo de proyección (al que “ilumina”) un conjunto que adquiere unidad

cuando puede ser una respuesta al interrogante, y ese mismo interrogante se

ha formulado a partir de una pregunta general que nos hacemos al leer, y que

hemos dado en expresar como “¿Qué nos quiere decir todo este fragmento de

texto?”. Todo esto se puede graficar de la siguiente manera:

Desafortunadamente, cuando entrasen a la

casa abandonada para buscar algunos

elementos que pudieran contribuir a

esclarecer la misteriosa desaparición de su

último habitante, los recientes investigadores

de los hechos denunciados en el juzgado

cercano, tres hombres con barba y sombrero,

hallaron escasos elementos que podrían

aportar algunas pistas vagas, pero mientras

clasificaban ciertos objetos extraños que

estarían sobre el escritorio del autor han

advertido la extraña ausencia de sus famosos

cuadernos de anotaciones en los cajones que

examinaren detalladamente, ya que un

integrante el equipo de búsqueda recordó que

el hombre cuyos rastros parecían extraviados

nunca concurría a algún lugar sin sus

cuadernos.

Pregunta

globalizadora

Espacio de proyección de la pregunta sobre

la zona determinada por ella.

121

2. Las clases de

palabras en español

Nuestro próximo camino a transitar, en la aventura de recorrer el

lenguaje para conocer cómo son los elementos que lo conforman, consiste en

abrir la puerta de las palabras para comprender cómo se organizan en cuanto

unidades del sistema de la lengua. Para poder realizar este tránsito,

aplicaremos las herramientas aprendidas en el capítulo anterior, de manera

que, en este caso, nos puedan ayudar a construir significado sobre cuáles son

las clases de palabras en español.

1. Las palabras

Las palabras son unidades que forman parte del nivel del léxico de una

lengua, y forman parte de la gramática pero no son una invención de los

lingüistas sino que derivan de una profunda realidad mental que nos permite a

los hablantes utilizarlas para construir con ellas oraciones como secuencias

bien formadas, algo que todos somos capaces de hacer y de identificar

(Giammatteo y Albano, 2007). Además, sus características principales son la

separabilidad y la conmutabilidad.

La separababilidad hace que en general, la escritura las muestre

separadas entre sí por espacios en blanco, y la conmutabilidad es la

propiedad que hace que una palabra pueda ser sustituida por otra de la misma

clase o por un sintagma que pueda ocupar su lugar, manteniendo el significado

de la oración en que se encuentra. Para comprobar esto, podemos pensar en

122

la siguiente cadena de fonemas que podríamos haber escuchado en una

instancia de comunicación oral:

/lakásakedábaenlaladéradelakolína/

Cuando intentamos “traducir” esa cadena a una forma escrita, que

podría ser una oración en un cierto texto, debemos hacer corresponder los

fonemas con grafemas. Al escribir, tendremos que aplicar la separabilidad para

“aislar” las palabras, para que queden individualmente identificadas como

distintas de las demás:

La casa quedaba en la ladera de la colina.

Por medio de la conmutabilidad, podemos comprobar que varias

unidades a las que hemos separado de las demás por espacios en blanco

pueden ser sustituidas por otras palabras o por sintagmas que mantengan el

significado de la frase en su conjunto:

La casa quedaba en la ladera de la colina

vivienda montaña

El refugio permanecía el camino de

ascenso

allí

2. Las clases

Las clases de palabras son los grupos que las organizan según el

comportamiento similar que tienen distintas piezas léxicas (palabras), de

acuerdo con la relación que asumen con el significado, su conformación a

través de morfemas que las constituyen o sus posibilidades de aparecer en

sintagmas.

Antes de presentar la manera en que se organizan las palabras en

clases, es conveniente que podamos establecer que la pertenencia de distintas

123

piezas léxicas a un grupo se da porque cumplen con las mismas propiedades o

formas de comportamiento, aunque no todas las palabras que forman parte de

una clase cumplan completamente con las mismas propiedades o formas de

comportamiento.

Por ejemplo, los verbos tienen, entre sus propiedades generales, la que

hace que puedan tener como sujeto a cualquiera de los pronombres

personales. El verbo cantar puede tener como sujeto a yo (yo canto), vos

(vos cantás), él (él canta), etc. Esto significa que es un verbo que manifiesta

todas las propiedades de su clase. Pero, frente a él, tenemos otro verbo, como

llover que, si bien es un verbo, no puede tener como sujeto a todas las

personas gramaticales, sino solamente a la tercera persona del singular, pero

sin expresión de la persona: con asterisco se indica que son agramaticales (de

formación incorrecta) las siguientes formas: * yo lluevo, * vos llovés, * él

llueve. Sí es gramatical la expresión: llueve, en la que no se manifiesta la

persona por pronombre.

Para poder establecer estos distintos modos de pertenencia de una

palabra a una clase determinada, podemos definir dos conceptos que son útiles

para comprenderlos. Esos conceptos son los de centro y periferia: los

miembros de una clase que manifiestan todas las propiedades y formas de

comportamiento de esa clase están en el centro, mientras que los miembros

que cumplen con algunas de esas propiedades y formas de comportamiento

pero no otras están en la periferia de esa clase.

Los miembros de una clase que se consideran como partes del centro

de esa categoría son prototípicos, y los que se ubican en la periferia, aunque

pertenezcan a la misma clase, son los no prototípicos. Esto quiere decir que

los prototípicos son los más comunes y esperables dentro de una clase, pero

que también existen elementos de una clase que siguen perteneciendo a ella

pero de forma no prototípica. Por ejemplo, el verbo llover sigue siendo un

verbo, a pesar de que no cumple con una propiedad que sí siguen todos los

verbos prototípicos, como lo es la de manifestar formas distintas para todas las

personas gramaticales y poder presentarla explícitamente.

124

Por esta razón, las clases de palabras se conforman como tales por el

cumplimiento de una serie de propiedades y formas de comportamiento

generales, pero a través de una cuestión de grado: unas palabras cumplen

completamente esas propiedades y formas de comportamiento, y otras

solamente algunas de ellas. Así, nos encontraremos con miembros de una

clase que son prototípicos o centrales, y otros que son no prototípicos,

periféricos o marginales.

3. Los modos de organización de las clases

Las clases de palabras que, seguramente, conocemos todos como

sustantivos, adjetivos, verbos, etc., se organizan, a su vez, en grupos

generales que las contienen, de acuerdo con algún rasgo en común. Las

distintas clases de palabras, entonces, se organizan en distintos grupos, que

son los que vamos a enumerar a continuación:

1. Clases de palabras léxicas

Son las que tienen significado propio y que pueden ser núcleos de

los sintagmas en los que participan junto a distintos modificadores.

Se incluyen aquí: sustantivos, adjetivos, verbos, adverbios y

preposiciones. En el próximo punto daremos cuenta de cuáles son las

propiedades y formas de comportamiento que tienen cada una de estas

clases.

Un ejemplo de este grupo de clases de palabras puede ser el sustantivo

patio, que tiene un significado propio en el que se incluyen rasgos

125

semánticos como: espacio físico, al aire libre, generalmente en la parte

trasera, perteneciente a una casa.

2. Clases de palabras funcionales

Son las que no tienen significado propio, pero que contribuyen a

conformar relaciones de significado a partir de su participación en

sintagmas en los que intervienen palabras léxicas. Ubicamos aquí a dos

clases: los determinativos y las conjunciones.

Un ejemplo de estas clases de palabras puede ser el artículo (un

determinativo), que comprende a palabras como: el, la, los, las, un,

una, unos, unas. Estas palabras no significan nada por sí mismas, pero

sí pueden contribuir a identificar a qué nos referimos con un sustantivo

común. De esta manera, cuando nos encontramos con la frase El

portero, comprendemos que se habla de un portero único de un

determinado lugar o, en todo caso, de uno que ya conocemos o del que

ya estábamos hablando. Sin embargo, si se cambia el artículo por otro,

como en Un portero, comprendemos que estamos hablando de uno de

varios porteros que hay en el lugar al que nos estamos refiriendo. Como

podemos ver, ni las palabras el o un tienen significado, pero sí nos

permiten crear el significado particular que asumen las expresiones

lingüísticas en el texto del que participan.

3. El pronombre

Es el grupo que contiene a una sola clase de palabras cuyas

características principales son dos: no tiene significado (lo que lo asimila

a las palabras funcionales), pero se comporta como una palabra con

significado (lo que lo asimila a las palabras léxicas). Es decir, es una

palabra funcional de comportamiento como léxica, y esto es lo que no

nos permite ubicarlo en ninguno de los dos grupos anteriores.

126

Los pronombres centrales o prototípicos son los que conocemos como

las personas gramaticales: yo, vos, él, ella, nosotros, nosotras,

ustedes, ellos, ellas. En una oración como Ella leía una novela

francesa, el pronombre ella cumple la función de sujeto de la oración,

que es la que le corresponde al sustantivo. Ella, como palabra, no

significa nada, pero en la oración ella puede estar sustituyendo a una

persona expresable a través de un sustantivo, como María, o a través de

un sintagma con sustantivo núcleo, como la hermana de Juan: María

leía una novela francesa o La hermana de Juan leía una novela

francesa. Así, podemos ver cómo el pronombre ella, que no tiene

significado propio y, por tanto, es funcional, cumple una función que le

corresponde al sustantivo, lo que lo hace estar comportándose como

una palabra léxica.

4. Las interjecciones

Una sola clase forma este grupo aparte, y es la de las palabras que

definió el gramático Alarcos Llorach (1999) como una clase de palabras

autónomas que no cumplen una función dentro de la oración sino que

forman, ellas solas, enunciados independientes. Es decir: a diferencia de

las palabras léxicas o funcionales, e incluso del pronombre, que cumplen

funciones dentro de sintagmas que forman la oración, las interjecciones

forman, solas, una oración completa e independiente. El ejemplo más

fácil para comprenderlo, la siguiente oración que está formada

solamente por una interjección: ¡Ay!

Como podemos ver en todo este punto, los grupos de clases de palabras

están formados por sus características en relación con el significado y con su

funcionamiento. Así, las palabras léxicas y funcionales se distinguen por su

relación con el significado: las léxicas lo tienen y las funcionales no; el

pronombre se caracteriza por su funcionamiento similar a las léxicas pero su

falta de significado propio lo asemeja a las funcionales, y las interjecciones se

127

distinguen por su funcionamiento en soledad, como una oración completa en sí

misma, sin una función sintáctica en relación con otras palabras.

4. El grupo de las clases de palabras léxicas

Las palabras léxicas, que tienen significado propio y que pueden ser

núcleos de sintagmas, pueden organizarse internamente según pertenezcan a

uno de los siguientes grupos:

1. Palabras léxicas flexionales

Son las que presentan flexiones morfológicas a través de terminaciones

que pueden variar según ciertas categorías como:

a) El género (masculino o femenino)

b) El número (singular o plural)

c) Tiempo (presentes, pretéritos, futuros y condicionales organizados a

partir del eje Pasado – Presente - Futuro)

d) Modo (indicativo, subjuntivo, imperativo)

e) Persona (primera –el hablante-, segunda –el interlocutor-, tercera –el

que no es ni el hablante ni el interlocutor, y que suele ser definido

como una no persona, en el sentido de que no es una de las

personas que se interrelacionan en la situación de comunicación)

Pertenecen a este grupo de palabras léxicas funcionales las siguientes

clases:

Sustantivo y adjetivo (que presentan flexiones de género y

número), y que concuerdan entre sí, en una relación “gobernada”

128

por el sustantivo, que es a quien el adjetivo “copia” el género y el

número.

Verbo (que presenta flexiones de tiempo, modo, número y

persona).

2. Palabras léxicas no flexionales

Son las que no presentan flexiones morfológicas que posibiliten cambios

en sus terminaciones. Pertenecen a este grupo:

Adverbio

Preposición

De esta manera, la organización en la que se presentan las palabras

léxicas puede mostrarse así:

PALABRAS

LÉXICAS

FLEXIONALES

SUSTANTIVO

pozo

esquina

pozos

esquinas

Género y

número ADJETIVO

profundo

antigua

profundos

antiguas

VERBO

cantaban

Tercera

Plural

Pretérito imperfecto

Indicativo

Persona

Número

Tiempo

Modo

NO

FLEXIONALES

ADVERBIO

después

Son

invariables:

no flexionan

PREPOSICIÓN

con

129

5. Las clases de palabras léxicas flexionales

Las palabras léxicas flexionales son las que se enumeran a

continuación:

1. Sustantivo o nombre

Es la clase de palabras que asigna una denominación (un nombre) a

toda entidad a la que se identifica como un concepto del que se puede

decir (predicar) algo.

Básicamente, se reconoce porque, en principio, es la palabra que puede

responder a un interrogante como: ¿Qué es?, ¿Quién es?.

Así, puede nombrar objetos concretos como: río, árbol, vereda; puede

denominar como pertenecientes a una clase a personas como:

profesor, veterinario, bailarines; también puede nombrar en forma

específica y particular a personas como: Germán, Ana; puede nombrar

ciertas abstracciones que podemos pensar como conceptos para decir

algo de ellas, como: paz, revolución, libertad, y también puede

nombrar entidades que se conformaron como tales por una

transformación de una característica en concepto, como tranquilidad, o

por una transformación de una situación más esperable como verbo en

concepto, como construcción.

De esta manera, los sustantivos son nombres de entidades, ya sean

éstas objetos (silla), personas designadas por su pertenencia a

alguna clase (estudiantes), personas designadas específica y

particularmente (Pablo), abstracciones (ocio), conceptualizaciones

de características (amabilidad) o de situaciones/acciones

(dilatación).

130

De cualquiera de las entidades (“cosas” reales o abstractas) que se

presentan a través de sustantivos se puede predicar (decir) algo:

ENTIDADES EJEMPLOS PREDICACIÓN

SUSTANTIVOS

o

NOMBRES

de:

objetos tren El tren atravesaba

las enormes

distancias.

personas

designadas por su

pertenencia a una

clase

viajeros

Los viajeros

observaban el

paisaje rural.

personas

designadas

específicamente

Emilia

Emilia llevaría

siempre el

cuaderno en su

equipaje.

abstracciones fe Su fe era

inquebrantable.

conceptualizaciones

de características

claridad La claridad es

amplia.

conceptualizaciones

de situaciones /

acciones

producción Aquella producción

fue escasa.

Como podemos ver en la columna de la predicación, para que esté

“listo” para que se predique algo sobre él, el sustantivo generalmente

necesita un elemento que especifique de qué entidad en particular se

trata. Por ejemplo, tren requirió que se diga el tren, para indicar que

estamos predicando sobre el único tren del que estábamos hablando.

Hemos subrayado las palabras que contribuyeron a especificar al

sustantivo, y podemos comprobar que esto ha sucedido en todos los

casos, excepto cuando nos encontramos con un nombre propio: el

sustantivo propio no lleva especificador, porque ya especifica en sí

mismo (ya indica claramente, por su nombre, a qué entidad se refiere,

por lo que no necesitamos decir “la Emilia”). Cuando el sustantivo no es

propio sino común (en los demás casos), menciona a una clase de

elementos (una clase de trenes, una clase de viajeros, etc.), y debe ser

131

especificado para poder referirse a algún elemento de esa clase (a un

tren en particular, a unos viajeros en particular, etc.)

Para comprobar que aquello que consideramos sustantivo lo es,

podemos someter a la palabra a la prueba del artículo. Si nos

imaginamos una pregunta hipotética como: “¿De qué estás hablando?”,

y la podemos responder, simplemente, con un sustantivo modificado por

artículo, es que estamos frente a un sustantivo. Por ejemplo, si dudamos

de si “responsabilidad” es un sustantivo, podemos pensar el diálogo

imaginario: -¿De qué estás hablando? De la responsabilidad.

Entonces, es un sustantivo. Esto no funcionaría con ninguna de las otras

clases de palabras.

Como clase de palabras flexiva, el sustantivo manifiesta género y

número. Examinemos de qué manera lo hace con cada una de estas

categorías:

EL GÉNERO

En principio, es necesario aclarar que el género lingüístico no se

corresponde con el género en el sentido de sexo: es una categoría no

biológica sino convencional y perteneciente al ámbito del lenguaje. Por

eso, cuando hablamos de la noche y el día, la noche es femenino y el

día es masculino, pero nada de eso tiene conexión con la noción de

hombre o mujer. Es necesario aclarar que son categorías

independientes la de género morfológico en la lengua y la de género

como definición sexual, porque frecuentemente esta confusión lleva a

usos en los que se trata de imponer marcas de género sexual al

lenguaje cuando éste no la tiene ni la requiere.

Además, en relación con estas consideraciones, conviene tener en

cuenta que los sustantivos pueden contener o no marcas de género

que indiquen a la entidad como masculina o femenina, como sucede

132

en: el gato, la tigresa (hemos subrayado el morfema de género en

cada uno de los dos sustantivos).

Pero, en otros casos, no hay marca de género en el sustantivo, y el

carácter de masculino o femenino se marca a través del especificador.

Es lo que sucede con estudiante: en sí mismo, no es masculino ni

femenino, y será el especificador (por ejemplo, el artículo) el elemento

que determine si es el estudiante o la estudiante (el subrayado de la

marca de género está aquí en el elemento que especifica a quién nos

referimos con el sustantivo estudiante).

Generalmente, en el caso de los sustantivos terminados en –ente no hay

marca de género masculino o femenino, porque derivan de formas

que, en latín, estaban marcadas tanto para masculino como para

femenino, y se referían a entidades humanas, independientemente de

que fueran varones o mujeres. Por ello, es incorrecta una forma como la

estudianta, y se marca con asterisco la incorrección o agramaticalidad:

* la estudianta. El género femenino está dado por el artículo

especificador. Lo mismo sucede con * la intendenta que, a pesar de su

uso acostumbrado, sigue siendo inconveniente, porque el género es

marcado por el especificador en todos los sustantivos de ese tipo: la

presidente, la intendente, la vidente, etc.

No obstante, hay otra cuestión que se debe tener en cuenta, en

relación con estas apreciaciones que estamos haciendo sobre el

género: hay usos de ciertos sustantivos en los que la referencia (aquello

a lo cual nos referimos con ellos) es la de un conjunto de varios

individuos que pueden ser varones o mujeres pero cuya distinción de

género no es pertinente, porque se quiere especificar que se trata de

seres humanos (independientemente tanto del género morfológico

como del género como identidad sexual). Se trata de los usos neutros

de los sustantivos: con neutro queremos indicar un carácter general,

que incluye a ambos géneros morfológicos (masculino y femenino) y a

todo tipo de género como identidad sexual. Por ejemplo, cuando

133

decimos Los estudiantes, en un contexto en el que se dan instrucciones

académicas para una acción determinada (podemos suponer la

oración Los estudiantes deben realizar la inscripción dos días antes del

examen), no se está especificando que se habla de estudiantes

masculinos (en el sentido morfológico) o varones (en el sentido de

identidad sexual), sino que estamos hablando de seres humanos que

son aludidos por su carácter de estudiantes.

Este uso neutro, que suele llevar a confusiones porque utiliza la misma

forma que en el lenguaje se utiliza para el masculino, se basa en la

siguiente diferenciación:

Por esta razón, no corresponde el uso de: Los/las estudiantes deben

realizar la inscripción dos días antes del examen. Sobre todo porque,

suponemos, quienes deben realizar la inscripción son seres humanos que

estudian y no varones que estudian (en ningún mundo posible de la

actualidad se aceptaría que se discrimine por sexo a las personas para

su participación en una circunstancia, como la educación, en la que no

se puede excluir por género: no hay posibilidad de que se produzca

una confusión con respecto a si la instrucción alcanza solamente a

varones).

Cuando nos referimos a una sola entidad de este tipo, la identificación

de género se da por artículo especificador. Esto es, cuando hablamos

estudiantes los

seres

humanos que estudian

Se nombra a seres humanos a los que se identifica, a través del sustantivo

común, por su pertenencia a la clase de quienes estudian.

134

de: El estudiante (entró al salón) o La estudiante (buscó los libros que

necesitaban). También, cuando hablamos de conjuntos no generales

sino particulares: Los estudiantes estaban en el baño (un grupo de

varones) o Las estudiantes escribieron un texto sobre sus vivencias

desde el rol de la mujer en los núcleos familiares.

En cuanto al género, una vez hechas estas aclaraciones, podemos

encontrar las siguientes posibilidades para los sustantivos:

SUSTANTIVOS CON GÉNERO INHERENTE

Estos sustantivos tienen una sola marca de género, que se

visibiliza cuando se agrega artículo especificador:

- Puerta -> la puerta (* el puerta)

- Sol -> el sol (* la sol)

SUSTANTIVOS CON VARIACIÓN GENÉRICA MOTIVADA POR LA

DIFERENCIACIÓN SEXUAL

No demasiados sustantivos que nombran a seres sexuados

manifiestan variación genérica:

- perro – perra

- hombre – mujer

- tigre – tigresa

- actor - actriz

SUSTANTIVOS CON VARIACIÓN GENÉRICA QUE SEÑALA

OPOSCIONES NO SEXUALES

- ciruelo / ciruela

Oposición: árbol / fruto

- manzano / manzana

135

- jarro – jarra

- cuchilla – cuchillo OPOSICIÓN: diferencia de tamaño

- bolso - bolsa

EL NÚMERO

Diferencia dos posibilidades: la referencia a un solo elemento (singular)

o a dos o más (plural). El morfema que manifiesta el número singular es

un vacío, una forma no marcada o una indicación que comprendemos

que es singular porque no hay nada que señale que es plural. El

morfema que indica el número plural puede tener distintas

manifestaciones o alomorfos:

a) Alomorfo de plural {-s}

Forman el plural con este alomorfo los sustantivos que, en singular,

terminan en vocal:

pera -> peras = {péra} + {-s}

b) Alomorfo de plural {-es}

En general, es el alomorfo que se utiliza para indicar el plural cuando

el singular termina en consonante:

tren -> trenes = {tren} + {-es}

c) Alomorfo de plural { }

Realizan el plural con un alomorfo vacío (sin ninguna marca) algunos

sustantivos terminados en /s/ o en /x/. En estos casos, la forma de

136

plural es exactamente igual que la de singular, y el sustantivo

diferencia al plural del singular por el artículo especificador:

martes -> los martes = {martes} + { }

tórax -> los tórax = {tóraks} + { }

Otros sustantivos en español son reconocidos con el nombre de pluralia

tantum, una expresión del latín que se utiliza para indicar que solamente

existen en su forma de plural (nunca se usan en singular). Son ejemplos

de este tipo: nupcias, víveres. Serían agramaticales sus usos en singular: *

Contrajo una nupcia / Contrajo nupcias; * Trajo un vívere / Trajo víveres.

SINTAXIS

El sustantivo es núcleo del sintagma que se organiza en torno a él, con

los diferentes elementos que le permiten configurar una frase en la que

quede claro a qué se hace referencia (es decir, de qué hablamos, a

qué entidad en particular nos estamos refiriendo). El sintagma que tiene

por núcleo a un sustantivo o nombre es un sintagma nominal.

Hasta este momento, hemos estado conociendo al sustantivo por su

función principal, que es la de sujeto de la oración (entonces, el sujeto

es un sintagma nominal). Además de esta, los sintagmas nominales

pueden cumplir otras funciones, que ya se verán oportunamente. Pero

consideramos necesario detenernos un ratito para ver cómo se forma el

sintagma nominal. Esto quiere decir: cómo se conforma una frase en la

que el núcleo es un sustantivo, para poder aludir a una determinada

entidad a la que nos estamos refiriendo. Y vamos a aplicar lo que

podamos averiguar para responder esta pregunta a la función de

sujeto, que es la que ya hemos conocido.

137

En primer término, podemos ver que un sustantivo que es nombre propio

de una persona, por ejemplo, puede ser todo el sintagma nominal, sin

necesidad de ninguna otra palabra. Lo podemos ver en este análisis:

SUJETO = SN PREDICADO=SV

Antonio Machado escribía poesía.

N V

En este caso, el sustantivo propio Antonio Machado asume la función de

sujeto y, como podemos ver, no necesita de ningún elemento adicional

que nos ayude a comprender de quién se habla, ya que se utilizó,

directamente, la expresión lingüística más directa para poder referirnos

a la persona de la que hablamos.

Pero cuando el sustantivo que será el centro del sintagma nominal no es

un nombre propio sino un sustantivo común, poder dejar en claro de

qué o de quién estamos hablando es un proceso menos directo.

Básicamente, porque los nombres propios son sustantivos que se refieren

a un único elemento, y por eso lo pueden hacer directamente, pero los

sustantivos comunes solamente nombran a clases de entidades: para

poder construir en palabras a la entidad a la que nos queremos referir,

se requiere de otras palabras.

El SUJETO de la oración es

la entidad de la que

decimos o predicamos

algo. Se conforma a través

de un sintagma nominal

porque es el sustantivo la

clase de palabras que

nombra a las entidades.

El PREDICADO, tal como lo

conocemos desde la

escolaridad primaria, es

aquello que se dice o

predica del sujeto. Se

conforma por un

SINTAGMA VERBAL

porque es el verbo el que

presenta al sujeto en una

determinada situación.

La ORACIÓN es la

articulación de un

SINTAGMA NOMINAL

con un SINTAGMA

VERBAL: un sujeto

aludido por sustantivo

en una situación

expresada por verbo.

138

Por ejemplo, en otra oración, en lugar de utilizar el sustantivo propio

María, podríamos utilizar el sustantivo común dibujante, teniendo en

cuenta que hablamos de alguien llamado María a quien aludimos por

su profesión de dibujante. Pero dibujante es una clase de personas, y

con esta única palabra no quedará en claro de qué dibujante estamos

hablando. Para ello, resulta necesario poder especificar a qué dibujante

nos referimos, a través de un elemento especificador, como en la

siguiente expresión:

SN SV

Aquella dibujante ilustraba libros infantiles.

esp. N V

Podemos ver cómo, en el caso de un sustantivo común, que nombra a

una clase de entidades, para conformar un sintagma nominal se

requiere de un elemento especificador que permita identificar a la

entidad de la que estamos hablando, a la que nos referimos.

En conclusión, el sustantivo es núcleo de un sintagma nominal que se

conforma sólo con el sustantivo, cuando es nombre propio, pero que

requiere de otros elementos, como los especificadores, cuando es un

sustantivo común.

2. Adjetivo

Es la clase de palabras que se presenta como una caracterización de

aquello que es presentado por un sustantivo, a través de una

palabra que concuerda morfológicamente en género y número con

el sustantivo al que modifica.

139

La clave a tener en cuenta con respecto al adjetivo puede ser la

pregunta: ¿Cómo se caracteriza a tal entidad presentada por el

sustantivo?, una forma más elaborada de la cuestión que se suele

tener en cuenta para diferenciar adjetivos de otras clases de palabras:

¿Cómo es/está una entidad expresada por sustantivo?

Este interrogante, planteado de la manera más general (¿Cómo se

caracteriza a tal entidad expresada por sustantivo?) nos permite dar

cuenta de las distintas posibilidades de comportamiento de las

subclases de los adjetivos, que se verán oportunamente. La prueba

concluyente para determinar si tal palabra es, realmente, adjetivo, es la

comprobación de su flexión de género y/o número en relación con el

sustantivo al que modifica.

Esto quiere decir que, en una oración como Los nuevos ciudadanos

crecerán libres, podremos comprobar que nuevos y libres son

adjetivos porque presentan características que permiten circunscribir a la

entidad ciudadanos, expresada por sustantivo, y también que este

carácter adjetivo queda corroborado desde que es posible ver la flexión:

en género masculino y número plural (aunque, presumiblemente, el uso

sea neutro, porque es lógico pensar que no habla de ciudadanos

varones sino de ciudadanos que lo son por ser seres humanos), en

nuevos, y el número plural, en libres.

Así, son adjetivos azul, cuando modifica a cielo; brillantes, cuando

modifica a estrellas; matemático, cuando modifica a problema;

próximo, cuando modifica a tren, o española, cuando modifica a

lengua.

Esto nos indica dos cuestiones importantes sobre esta clase de

palabras:

Si es una característica, aporta necesariamente significado.

140

Es fundamental tener en cuenta esta apreciación, porque en la

gramática estructural, que ya no tiene vigencia, se consideraban

adjetivos a todas las palabras que tenían concordancia

morfológica de género y número con el sustantivo y, por ello, se

trataba como adjetivos a palabras como aquellos, mis, esas, etc.

Si bien es cierto que estas palabras que hemos aportado como

ejemplos pueden tener género y/o número en relación con algún

sustantivo, no es verdad que sean adjetivos, porque no atribuyen

ninguna característica de significado al sustantivo al que

modifican, sino que solamente especifican a qué entidad nos

referimos al usar el sustantivo.

Por ello, si nos encontramos con el sintagma Algunas estrellas

fugaces, veremos que, en él, fugaces es un adjetivo porque

caracteriza a estrellas con un cierto significado (la propiedad de

ser fugaz), y que concuerda morfológicamente en número plural

con el sustantivo estrellas. Pero algunas, si bien manifiesta la

misma concordancia en número plural con el sustantivo, y suma

otra forma de concordancia que es con el género femenino, no es

adjetivo porque no agrega ninguna característica como

significado: simplemente, algunas especifica a qué estrellas se

refiere el hablante al utilizar el sustantivo en el sintagma.

El adjetivo solamente puede aparecer si se comprende

claramente con qué sustantivo está relacionado.

Por lo tanto, no encontraremos nunca un adjetivo si no está en

relación con un sustantivo, que puede aparecer en la misma

oración o en otra. Una de las claves para la comprensión de un

texto en el que aparecen adjetivos reside en que se pueda

interpretar qué sustantivos son caracterizados por todos los

adjetivos, y en función de qué significados puestos en juego en

esa relación entre sustantivo y adjetivo.

141

Son adjetivos, en el siguiente fragmento de un texto posible, todas las

palabras marcadas con negrita, a las que les hemos buscado el

sustantivo al que modifican para indicar su relación y corroborar su

concordancia morfológica:

A t r av és de los exte nsos mares que ha b ían t r ans i tado

j un t os l o s e xped ic ionar ios du ra nte su s la rga s t rav es ías

en espac ios de sco noc ido s , hab ía n descub ie r to ,

a so mb rado s , la de sme su rada d imens ión de l mundo

que perma nec ía ext ra ño y se res i s t ía a un po s ib le

conoc imie nto que lo pu d ie ra d ibu j a r , c la ro , en la

ima g inac ión de los h ombre s , y h ab ían rec or r id o la

p r ofu nd idad de la v ida ac uát ica con sus compañer os

a s iá t ico s , qu e los a yu daron , s iempre d i spue s to s , en sus

av entu ras .

A partir de las relaciones que se trazaron en el texto, y que van desde

los adjetivos hacia los sustantivos a los que modifican, hemos formulado

la siguiente tabla, en la que se analizan las relaciones sustantivo/adjetivo

y la concordancia morfológica que marca esa relación:

142

SUSTANTIVO ADJETIVOS CONCORDANCIA

MORFOLÓGICA

mares extensos Masculino, plural

expedicionarios juntos Masculino, plural

travesías largas Femenino, plural

espacios desconocidos Masculino, plural

dimensión desmesurada Femenino, singular

mundo extraño - claro Masculino, singular

conocimiento posible Masculino, singular

vida acuática Femenino, singular

compañeros asiáticos - dispuestos Masculino, plural

La copia morfológica que implica la concordancia con el sustantivo lleva

a que ambos puedan manifestar las mismas categorías de género y

número, en la medida de sus posibilidades, porque un sustantivo puede

ser masculino y singular (perro) pero el adjetivo sólo puede copiarle el

número, porque no tiene género (inteligente), a tal punto que a perro

inteligente le podemos oponer perra inteligente. Estos adjetivos

terminados en –ente son parte de lo mismo que ya hemos visto para los

sustantivos con la misma terminación (en general, se trata de palabras

que no contienen una manifestación interna de género, pero se utilizan

para caracterizar a seres humanos que, sí, tienen género; por esto,

puede decirse que son válidos tanto para masculinos como para

femeninos).

Para terminar este apartado, mostraremos cómo se da la articulación

entre morfemas en la concordancia morfológica entre el sustantivo y el

adjetivo. En la siguiente tabla, se presenta cada sustantivo y cada

adjetivo que lo modifica, con los distintos morfemas que los constituyen.

Veremos, en su análisis, cómo se da la copia morfológica de género y

número, cuando los dos tienen la posibilidad de manifestarla o cuando

solamente uno de ellos puede hacerlo.

143

Para llevar a cabo esta operación, hemos seleccionado algunas de las

relaciones sustantivo/adjetivo del gráfico anterior.

SUSTANTIVO ADJETIVOS

mares

{mar} + {-es} = aguas profundas +

plural

El masculino es inherente al

sustantivo, y llevaría especificador

que así lo indicara.

extensos

{extens-} + {-o-} + {-s} =

característica de largo +

masculino + plural

expedicionarios

{expedición-} + {-ari-} + {-o-} + {-s}

= tipo de tarea de aventura +

formación de sustantivo para

nombrar a quienes la cumplen +

masculino + plural

juntos

{junt-} + {-o-} {-s} = unidos +

masculino + plural

travesías

{traves-} + {-ía-} + {-s} = tránsito,

camino + formación de sustantivo

para nombrar a ese tránsito en

particular + plural

El femenino es inherente al

sustantivo, y llevaría especificador

que así lo indicara.

largas

{larg-} + {-a-} + {-s} = característica

de longitud + femenino + plural

espacios

{espacio-} + {-s} = lugar + plural

El masculino es inherente al

sustantivo, y llevaría especificador

que así lo indicara.

desconocidos

{des-} + {-conoc-} + {-id-} + {-o-} {-s}

= prefijo negativo + conocimiento,

saber + formación de adjetivo +

masculino + plural

conocimiento

{conoci-} + {-miento} + { } =

conocer, saber + formación de

sustantivo + singular indicado por

vacío.

El masculino es inherente al

sustantivo, y llevaría especificador

que así lo indicara.

posible

{pos-} + {-ible-} + { } =

característica de poder +

transformación en adjetivo +

singular indicado por vacío

Este adjetivo no permite variación

de género, por lo que la

concordancia se acota

exclusivamente al número.

vida

{vi-} + {-da} + { } = vivir +

formación de sustantivo + singular

indicado por vacío.

El femenino es inherente al

acuática

{acuá-} + {-tic-} + {-a-} { } = agua

+ transformación en adjetivo +

femenino + singular indicado por

vacío

144

sustantivo, y llevaría especificador

que así lo indicara.

compañeros

{compañ-} + {-er-} + {-o-} + {-s} =

persona que acompaña +

formación de sustantivo para

nombrar a quienes la cumplen +

masculino + plural

asiáticos

{asiá-} + {-tic-} + {-o-} {-s } = Asia +

transformación en adjetivo +

masculino + plural

SINTAXIS: EL ADJETIVO COMO MODIFICADOR DEL SUSTANTIVO

Un adjetivo modifica a un sustantivo a través de una característica que

le atribuye. Eso sucede en los siguientes ejemplos:

- Los asuntos importantes

- Las problemáticas importantes

En los dos casos, el adjetivo importantes modificó a sustantivos: asuntos,

en el primer ejemplo; problemáticas, en el segundo. Vemos, así, cómo

participa un adjetivo en el interior de un sintagma nominal, en el que el

núcleo es el sustantivo:

El sustantivo núcleo abre un conjunto de entidades a las que nos

referimos: estamos hablando de un conjunto de asuntos. O de

problemáticas, según el segundo ejemplo.

asuntos problemáticas

145

El adjetivo abre un subconjunto, en el interior del gran conjunto

de asuntos abierto por el sustantivo, en el que se indica que no

estamos hablando de todos los asuntos (es decir, no estamos

hablando de todos los elementos que conforman el gran

conjunto), sino solamente de los que son importantes.

El especificador (que en los dos casos es el artículo) nos indica

que estamos refiriéndonos a todos los asuntos (o a todas las

problemáticas).

asuntos asuntos

importantes problemáticas

problemáticas

importantes

asuntos asuntos

importantes problemáticas

problemáticas

importantes

los las

146

Estos sintagmas nominales (Los asuntos importantes y Las problemáticas

importantes) podrían ser sujetos de oraciones, como en:

- Los asuntos importantes demandaban atención.

- Las problemáticas importantes exigían solución.

Vemos que el especificador opera sobre el subconjunto abierto por el

adjetivo sobre el conjunto definido por el sustantivo. Por eso, en el

análisis lo podemos representar de la siguiente manera:

SN SV

Los asuntos importantes demandaban atención

N adjetivo

esp N’ V

Como podemos ver, el sustantivo núcleo (asuntos) tiene dos

modificadores que concuerdan con él en género (masculino) y número

(plural): uno es los, y el otro es importantes. Pero estos dos modificadores

no operan al mismo nivel. Uno de ellos es más inmediato con respecto

al sustantivo, porque permite abrir un subconjunto dentro de la clase de

elementos abiertos por el sustantivo (nos permite hablar de asuntos que

son importantes). Este modificador, el más inmediato, es el adjetivo. El

Con N’ indicamos que es el subconjunto

especificado por el especificador: es decir, el

subconjunto conformado por el sustantivo (que

abrió el conjunto) y su modificador (en este caso,

adjetivo), que abrió el subconjunto.

Con N estamos indicado

que se trata de un Nombre

o Sustantivo, y también

que es el Núcleo del

SINTAGMA NOMINAL.

147

otro es el artículo los, que funciona como especificador de todo el

subconjunto.

La gramática generativa presenta bajo la forma de árbol esta

modificación sobre el sustantivo que opera en distintos niveles. La

siguiente es la representación del sintagma nominal:

SN

esp N’

N adjetivo

Los asuntos importantes

Es similar la estructura que presentamos en la otra oración (Las

problemáticas importantes exigían solución).

Incluso cuando el adjetivo está en el sintagma verbal abierto por el

predicado, puede seguir modificando al sustantivo, con el que

concuerda, y que puede estar en el sujeto. Independientemente de

donde esté ubicado, la relación entre sustantivo y adjetivo se da por

cuestiones lógicas de significado (uno, el adjetivo, caracteriza al otro),

que están subrayadas por la copia morfológica de género y número,

como podremos ver a continuación.

Por ejemplo:

148

SN SV

Los navegantes italianos cruzaban esperanzados los mares.

N adjetivo

esp N’ V

RECATEGORIZACIÓN DEL ADJETIVO COMO SUSTANTIVO

El adjetivo puede asumir, directamente, la función del sustantivo,

cuando se alude a una entidad sin mencionarla más que por la

característica de ella indicada por él. Cuando no aparece un sustantivo

y en su lugar hay un adjetivo especificado por el artículo neutro “lo”

(neutro, una vez más, porque no está marcado ni como masculino ni

como femenino), se dice que el adjetivo está sustantivado: se está

comportando como un sustantivo.

Si tomamos la oración Los asuntos importantes demandaban atención,

podríamos suprimir el sustantivo asuntos y conceptualizar aquello de lo

que estamos hablando (esos asuntos importantes) directamente a

través de una expresión como Lo importante:

Lo importante demandaba atención.

De esta manera, importante es ahora el sustantivo, y el especificador

que recibe es el artículo neutro lo. Vemos, además, que ahora el verbo

(demandaba) concuerda con el nuevo sujeto, que es singular. Lo

podemos verificar en el próximo análisis:

El sustantivo navegantes domina la concordancia de los dos adjetivos (italianos

y esperanzados): masculino plural.

149

SN SV

Lo importante demandaba atención

esp N V

También puede suceder que un adjetivo tome el lugar del sustantivo

con artículo masculino o femenino, cuando se quiere aludir a

determinadas entidades directamente por la característica. Por

ejemplo, podemos pensar en la oración:

Las personas ausentes explicaron la situación.

En esta nueva oración, aparece el adjetivo ausentes para indicar que

hablamos de un subconjunto de personas que estaban ausentes. Pero,

en la siguiente reformulación, se alude directamente al mismo

subconjunto a través del adjetivo, que ahora asume la función de

sustantivo núcleo, al no aparecer mencionada la entidad:

SN SV

Los ausentes explicaron la situación

esp N V

En este último ejemplo vemos, una vez más, el uso neutro del masculino

plural (los ausentes), que toma el uso neutro anterior del femenino plural

(las personas ausentes). A pesar de que los ausentes es masculino y las

personas ausentes es femenino, el uso de ambas expresiones es neutro,

y se indica que lo que se dice es válido para seres humanos y no tiene

marca de género en el sentido de identidad sexual.

Giammatteo y Albano (2006) mencionan casos en los que, con el paso

del tiempo, algunos adjetivos desplazaron a un sustantivo del que

150

tomaron su lugar, como lo que sucedió con estación terminal, que

quedó en la terminal, o con teléfono celular, que quedó como el

celular.

También hay recategorización del adjetivo (que adopta una

pertenencia a otra categoría, la del sustantivo) en casos en los que los

hablantes eligen denominar a cierto grupo de individuos a partir de una

caracterización que presenta sobre ellos un adjetivo. Supongamos el

siguiente par de ejemplos:

- Las personas sordas visitarán el museo. (sordas, adjetivo)

- Los sordos visitarán el museo. (sordos, sustantivo)

No obstante, siguiendo a Bosque (1991), se podría objetar cierto

carácter discriminatorio a este uso de los sordos, en el sentido de que, si

bien designamos con una alusión a la característica común de todo un

grupo de personas (los sordos), no hacemos lo mismo englobando a

quienes no lo son con una expresión como los oyentes. De esta manera,

nos podemos plantear hasta qué punto es pertinente, o en qué casos

puede ser contraproducente aludir a personas por su pertenencia a

una subclase en la que son identificadas por una característica que

pone en común a los individuos que la poseen (los que son sordos) pero

que los separa de quienes no.

Normalmente, una operatoria similar de recategorización de adjetivos

como sustantivos se da también cuando se utilizan como sustantivos

ciertos adjetivos que permiten aludir a personas por su pertenencia a

una clase de individuos reconocible por esta característica, como en:

los italianos, los musulmanes, los cristianos, los radicales, los socialistas.

Y, también es cierto, es más o menos habitual el uso sustantivo de

adjetivos en expresiones lingüísticas que identifican personas por su

presentación de características de valoración negativa, como el que se

da en el discurso periodístico, cuando se habla de los indocumentados,

los marginales, los malvivientes, etc.

151

EL SINTAGMA ADJETIVO

Finalmente, tomamos en cuenta una de las cuestiones que hemos

introducido como propia de las palabras léxicas, como lo es el carácter

de núcleo del sintagma que se organiza en torno a cada una de las

clases de palabras léxicas.

En relación con el adjetivo, hemos adelantado que permite abrir

subconjuntos en la referencia que establecen los sustantivos, en el

interior del sintagma nominal (el que tiene como núcleo al nombre o

sustantivo). Es decir, hemos visto cómo el adjetivo cumple una función

en relación con el núcleo sustantivo. Lo que nos queda por revisar es lo

que sucede cuando el adjetivo conforma su propia frase, su propio

grupo de palabras, en el que asume la posición de núcleo.

Para poder explicar esto, partiremos de una oración:

Los ciudadanos argentinos concurrieron al comicio.

En esta oración, el adjetivo argentinos abre un subconjunto que permite

identificar a los ciudadanos de los que hablamos:

SN SV

Los ciudadanos argentinos concurrieron al comicio.

N adjetivo

esp N’ V

Pero también nos podemos encontrar con otra oración, similar a la

anterior:

Los ciudadanos conscientes de sus derechos votaron.

152

En este último ejemplo, el subconjunto de ciudadanos de los que se

habla se refiere a los que son conscientes de sus derechos. Conscientes

es un adjetivo, pero si hubiera aparecido solo no quedaría

completamente clara la cuestión sobre de qué eran conscientes. Hubo

que agregar palabras que dejaran en claro el alcance que tiene el

adjetivo conscientes, así que se abrió una frase o sintagma de la que el

núcleo es ese adjetivo. Como su núcleo es un adjetivo, estamos frente a

un sintagma adjetivo.

El sintagma adjetivo puede estar conformado, entonces, por una

articulación entre varias palabras que está organizada en torno a un

núcleo adjetivo que mantiene relaciones de significado y morfológicas

con el sustantivo del que depende.

SN SV

Los ciudadanos conscientes de sus derechos votaron

N sintagma adjetivo

esp N’ V

3. Verbo

Es la clase de palabras que se presenta como la expresión lingüística

de una situación en la que participan entidades a la manera de

informaciones que, relacionadas, conforman la oración. Esa

situación puede representarse como una puesta en escena en la que

distintos participantes (entidades) asumen los roles requeridos por el

verbo, en una forma de representación dinámica cuyo movimiento

posibilita la localización de toda la situación en determinados puntos o

intervalos en el tiempo.

153

Las clases de palabras que hemos estado viendo anteriormente

(sustantivo y adjetivo) resultan de una percepción estática de las

entidades y las características. El verbo, por el contrario, resulta de una

percepción dinámica, en la que las entidades asumen roles dentro de

una puesta en escena de una situación, que puede ser situada en el

tiempo.

Los verbos finitos o conjugados son los que presentan una flexión doble:

Una flexión morfológica propia de los verbos, que es la que

otorga a la situación las categorías de tiempo (verbal) y modo

(verbal).

Existen tres modos en español: el indicativo, que es el modo de

presentar las situaciones como si fuera reales; el subjuntivo, que

es modo de presentarlas como probables, deseables o

improbables, y el imperativo, que es el modo de presentarlas a la

manera de órdenes o instrucciones a seguir por el interlocutor.

En el interior de cada modo verbal podemos encontrarnos con

varios tiempos verbales, que ubican las situaciones en algún

tramo de la línea general del tiempo que puede graficarse de la

siguiente manera:

De esta manera, los tiempos pretéritos ubicarán, según la

manera particular de cada uno, las situaciones en la semirrecta

PRESENTE FUTURO PASADO

154

que va hacia atrás, la del pasado, y los futuros las localizarán en

la semirrecta que va hacia delante, la del futuro, mientras que los

presentes se ubicarán en el centro, que se corresponde, en

líneas generales, con el momento en que se habla.

Por ejemplo, tomamos la siguiente oración:

o Juan sabe que ayer los funcionarios resolvieron la clausura

y que mañana se lo comunicarán los secretarios

formalmente.

El verbo sabe está en presente, y ubica la situación en el

momento en que se está hablando. El verbo resolvieron ubica la

situación en un momento del pasado, y está en pretérito

perfecto simple. Para marcar claramente dónde se ubica ese

pasado, apareció la palabra ayer. El verbo comunicarán, en

futuro imperfecto, ubica la situación en un lugar del futuro que

aparece marcado con la palabra mañana. Los tres tiempos que

se utilizaron están en el modo indicativo (el modo de presentar

las situaciones como reales).

Una flexión morfológica que comparte el verbo con el sustantivo,

para que cada verbo finito pueda manifestar concordancia con

la entidad que se presenta como su sujeto: a través de las

categorías de persona gramatical (primera, segunda o tercera) y

número (singular o plural).

Todo verbo presenta una situación en la que se involucran

entidades participantes. La más importante de esas entidades es

la que aparece, para el verbo finito, como el sujeto, expresada por

155

un sintagma nominal. A través de esta flexión, se produce la

concordancia entre sujeto y verbo finito: ambos presentan la

misma persona gramatical y el mismo número.

Por ejemplo:

Yo conozco lo sucedido.

Yo = primera persona, singular

Conozco = primera persona, singular

Vos viste la imagen. Vos = segunda persona, singular

Viste = segunda persona, singular

Ella dirá la verdad. Ella = tercera persona, singular

Dirá = tercera persona, singular

Nosotros recorremos el lugar. Nosotros = primera persona, plural

Recorremos = primera persona, plural

Ellos aprendieron nuestros

nombres. Ellos = tercera persona, plural

Aprendieron = tercera persona, plural

Los verbos no finitos o no conjugados presentan las situaciones sin

estar afectadas por las flexiones morfológicas propiamente verbales

(tiempo y modo) o de concordancia con el sujeto (persona y número).

Son:

VERBOS NO FINITOS

INFINITIVO GERUNDIO PARTICIPIO Presenta la situación

abstracta, sin que se

la atribuya a ninguna

persona o tiempo, en

una forma terminada

en:

-AR (primera

conjugación),

-ER (segunda

conjugación),

-IR (tercera

conjugación).

Presenta la situación

en forma durativa,

como si estuviera

transcurriendo, pero

sin atribución a

persona y tiempo, en

formas en:

-ANDO (primera

conjugación),

-IENDO (segunda y

tercera conjugación)

Presenta la situación

en forma terminada,

sin atribución a

persona y tiempo, en

formas normalmente

terminadas en:

-ADO (primera

conjugación),

-IDO (segunda y

tercera conjugación)

(Hay muchas

excepciones.)

volar

perder

vivir

volando

perdiendo

viviendo

volado

perdido

vivido

156

A partir de lo visto hasta este momento, podemos reformular la

definición del verbo como la expresión de una situación en la que se

involucran informaciones participantes para su representación en

una estructura oracional, que deriva de una forma abstracta que

puede obtenerse a partir de la reducción al infinitivo (-ar, -er, -ir).

En este sentido, vale la pena tener en cuenta que las preguntas

tradicionales que se hicieron para obtener el verbo, como: ¿Qué hace?,

no corresponden, porque se basan en el supuesto de que todos los

verbos son acciones (dado que un hacer es una acción). No es así:

muchos verbos representan situaciones que son acciones, pero no

todos; algunos son estados, algo que no se hace, sino que simplemente

se experimenta, o se padece.

Así, en realidad, la pregunta clave que nos permite comprobar si una

palabra frente a la cual dudamos es un verbo es: ¿En qué situación se

presenta a la entidad? La respuesta puede ser: corre, lee, cocina

(acciones), pero también puede ser respira, sabe, duerme (estados) o

palidece (cambio de un estado a otro).

Luego, para corroborar que realmente se trata de un verbo, lo que

corresponde es verificar si se puede reducir a la forma abstracta del

infinitivo: correr, leer, cocinar, respirar, saber, dormir, palidecer.

Todos los ejemplos anteriores, ya sean acciones, estados o cambios de

estado, son verbos porque admiten un reconocimiento de su origen en

un infinitivo. Y, en definitiva, porque son todas expresiones de

situaciones en las que se involucran las informaciones participantes,

cumpliendo ciertos roles en la representación de esa situación a través

de una oración.

Todo esto nos permite cerrar una idea: el verbo presenta situaciones

que pueden ser tanto acciones como estados o cambios de estado.

157

LA ARTICULACIÓN DE LA PARTICIPACIÓN DE LAS INFORMACIONES QUE

ORGANIZA EL VERBO

El verbo, dijimos, articula la participación de informaciones que

intervienen en las situaciones que se expresan a través de él. Todo verbo

tiene una particular serie de requerimientos de información que debe

estar relacionada en la oración para que ésta sea gramatical. Decimos

que esta serie de requerimientos es particular porque depende de cada

verbo.

Los requerimientos de los que hablamos se denominan argumentos, y se

pueden obtener formulando interrogantes al verbo. ¿Cuáles

interrogantes? Precisamente, lo que ese verbo, en particular, necesita

para que se pueda comprender la situación que expresa en una

oración gramatical.

Por ejemplo, pensemos en un verbo cualquiera, como entregar. ¿Qué

informaciones necesitan articularse necesariamente en la oración en la

que aparezca este verbo para que esa oración sea gramatical?

Examinemos:

- *Juan entregó. Es agramatical: contiene una información

participante, ¿Quién (entregó)?, pero no alcanza para

comprender la situación, qué quiso decir el hablante.

- *Juan entregó a Marta. Es agramatical: contiene dos

informaciones participantes, ¿Quién (entregó)? y ¿A quién

(entregó)?, pero no alcanza para comprender la situación,

porque no sabemos, todavía, qué fue entregado.

- Juan entregó a Marta sus llaves. Es gramatical: contiene las

tres informaciones participantes que este verbo requiere,

¿Quién (entregó)?, ¿A quién (entregó)? y ¿Qué (entregó)?. Se

dice que este verbo, en esta oración, alcanzó su horizonte de

gramaticalidad, porque aparecen desarrollados todos los

158

argumentos o informaciones obligatorias que deben

aparecer para que la oración sea gramatical.

- No obstante, los hablantes podemos no detenernos en el

horizonte de gramaticalidad. Esto quiere decir que no nos

limitamos a decir, en una oración, solamente lo que el verbo

nos obliga a explicitar según sus argumentos: habitualmente,

organizamos más información, como la que permite introducir

las circunstancias en las que se presentó la situación (en qué

tiempo, de qué modo, etc.). Por ello, podríamos encontrarnos

con una oración como:

Juan entregó a Marta sus llaves ayer, con un gesto adusto, en

la estación de trenes.

En esta última oración hemos resaltado con color lo que es

obligatorio para alcanzar el horizonte de gramaticalidad.

Para poder establecer cuál es el horizonte de gramaticalidad de cada

verbo, es necesario conocer qué argumentos requiere cada uno. La vía

más sencilla para poder extraerlos es la formulación de las preguntas

que, necesariamente, se deben responder en la oración, en forma

articulada con el verbo, para poder conformar una oración gramatical.

En la siguiente tabla, mostramos una serie de verbos en la primera

columna, los argumentos que requiere cada uno en la segunda, y la

clasificación que recibe por la cantidad de argumentos en la tercera.

Son monádicos los verbos que requieren solamente un argumento,

diádicos los que requieren dos, triádicos los que requieren tres y

ceroádicos los que no requieren ninguno (el número de estos últimos es

escaso). Como podemos ver, es rasgo definitorio de los verbos el

presentar una estructura de argumentos, pero estamos adelantando

que algunos verbos, excepcionales, no presentan ningún argumento

(no requieren ninguna información obligatoria). Debemos recordar,

entonces, la cuestión de centro y periferia: los verbos ceroádicos, si bien

pertenecen a la clase de los verbos, no cumplen con todos los rasgos

159

generales que sí manifiestan los verbos más prototípicos; están en los

márgenes, forman parte de la periferia de la clase.

VERBO ARGUMENTOS CLASIFICACIÓN POR EL

NÚMERO DE

ARGUMENTOS

construir ¿QUIÉN?

¿QUÉ?

Diádico

relatar ¿QUIÉN?

¿QUÉ?

¿A QUIÉN (LE)?

Triádico

colocar ¿QUIÉN?

¿QUÉ?

¿DÓNDE?

Triádico

caminar ¿QUIÉN? Monádico

llover - Ceroádico

dar ¿QUIÉN?

¿QUÉ?

¿A QUIÉN (LE)?

Triádico

leer ¿QUIÉN?

¿QUÉ?

Diádico

Por otra parte, cualquiera sea la estructura argumental del verbo,

siempre que tenga dos o más argumentos, uno de ellos será el que se

presente como el que protagoniza la situación expresada por el verbo.

Ese argumento, cuando su interrogante se responda a través de un

sintagma nominal, será el que asciende a la posición de sujeto de la

oración. Así, el sujeto será el sintagma nominal que se presenta como el

protagonista de la situación, y todas las demás informaciones quedarán

en el interior del sintagma verbal.

En la superficie de la oración, los argumentos se desarrollarán como

funciones sintácticas. Uno de ellos será el sujeto (el sintagma nominal

que concuerda con el verbo en persona y número) y los demás serán

complementos.

ESTRUCTURA

ARGUMENTAL

160

Además, cuando un verbo tiene un solo argumento,

independientemente de qué tipo de información provea, ése será el

sujeto de la oración. Si un verbo no tiene ningún argumento, no podrá

tener sujeto y estaremos frente a una oración no prototípica: marginal,

periférica en la clase de las oraciones.

En la próxima reformulación de la misma tabla anterior se determina

cuál de los argumentos será el sujeto (el protagonista de la situación).

Los demás argumentos, que, de todos modos, son obligatorios, porque

el verbo los requiere en la superficie de la oración para que ésta sea

gramatical, serán complementos. Más adelante, en clases de

gramática, se verá qué tipo de complemento es cada uno.

VERBO ARGUMENTOS FUNCIONES

SINTÁCTICAS

construir ¿QUIÉN?

¿QUÉ?

SN sujeto

Complemento

relatar ¿QUIÉN?

¿QUÉ?

¿A QUIÉN (LE)?

SN sujeto

Complemento

Complemento

colocar ¿QUIÉN?

¿QUÉ?

¿DÓNDE?

SN sujeto

Complemento

Complemento

caminar ¿QUIÉN?

SN sujeto

llover - No podrá tener sujeto:

conformará oración

no prototípica.

dar ¿QUIÉN?

¿QUÉ?

¿A QUIÉN (LE)?

SN sujeto

Complemento

Complemento

161

leer ¿QUIÉN?

¿QUÉ?

SN sujeto

Complemento

Todas las informaciones adicionales que aparezcan en la oración serán

adjuntos: informaciones no obligatorias, no requeridas por el verbo, que

no desarrollan argumentos, sino que derivan de la decisión del hablante

de agregar elementos informativos para ampliar el horizonte de

gramaticalidad.

SINTAXIS: EL SINTAGMA VERBAL

Para poder mostrar el funcionamiento en la oración de la estructura

argumental del verbo a través de funciones sintácticas, presentamos,

en primer término, una oración que desarrolla las posibilidades de

organización de información de uno de los verbos tomados de la grilla

anterior:

SN SV

Los narradores tradicionales relataban a las nuevas generaciones

N adjetivo

esp N’ V complemento

las historias antiguas.

complemento

Vemos, en la graficación del análisis, que el principal argumento

(QUIÉN) ascendió a la posición de sujeto de la oración, como sintagma

nominal, y que los demás argumentos (QUÉ, A QUIÉN) quedaron en el

interior del sintagma verbal.

162

En la siguiente oración, además de los argumentos requeridos por otro

de los verbos de la grilla aparecen informaciones adicionales o

adjuntos, que también pertenecen al sintagma verbal:

SN SV

Los mensajeros habituales colocaron la correspondencia en el

N adjetivo

esp N’ V complemento com-

compartimento correspondiente al día siguiente con cuidado.

-plemento adjunto adjunto

6. Las clases de palabras léxicas no flexionales

1. Adverbio

Es una clase que comprende palabras de comportamiento muy

diferentes entre sí, pero que pueden identificarse de todas las demás

porque modifican al verbo o especifican a: adjetivos, otros adverbios, el

sintagma verbal o la oración en su conjunto.

Expresada de esta manera la definición de los adverbios, resulta

imprescindible considerar, en principio, dos subclases: la de los

adverbios contextualizadores (que modifican al verbo indicando

circunstancias de tiempo, de lugar, de modo o de cantidad) y la de los

adverbios especificadores (que especifican, en posición anterior, a

163

adjetivos, otros adverbios, sintagmas verbales o la oración en su

conjunto).

Los adverbios contextualizadores son aquellos que pueden responder

una pregunta al verbo referida a alguna de las circunstancias en que se

ubica la situación expresada por él:

PREGUNTA QUE

PUEDEN FORMULAR

AL VERBO

INFORMACIÓN

CONTEXTUAL QUE

APORTAN

(CIRCUNSTANCIAS)

ADVERBIOS

¿DÓNDE?

LUGAR

aquí - acá

allí – allá

cerca

lejos

¿CUÁNDO?

TIEMPO

ahora

ayer

mañana

recientemente

antiguamente

antes

después

¿CÓMO?

MODO

así

bien

mal

tranquilamente

audazmente

y muchos de los

terminados en -mente

¿CUÁNTO?

CANTIDAD mucho

poco

Estos adverbios solamente podrán encontrarse en el sintagma verbal, en

el que van a cumplir funciones de complementos o adjuntos, según los

requerimientos de la estructura argumental del verbo.

En la siguiente oración presentamos el desarrollo de la situación de otro

de los verbos que aparecieron en la grilla en la que se analizaron las

estructuras argumentales. Podremos ver que aparecen varios adverbios

164

en el sintagma verbal, y que cada uno de ellos cumple una función como

complemento o adjunto del núcleo verbal.

SN SV

La profesora extranjera relató ayer una historia de aventuras

N adjetivo

esp N’ V adjunto complemento

a sus alumnos aquí, expresivamente .

complemento adjunto adjunto

La condición que deben cumplir los adverbios contextualizadores es la

de responder una pregunta al verbo a través de una sola palabra (o,

como veremos enseguida, una palabra –un adverbio- con su

complemento, cuando así se lo requiere).

En algunas ocasiones, por ejemplo, cuando aparece expresado un modo

en el sintagma verbal, podemos plantearnos la duda sobre si la palabra

que presenta esa circunstancia es un adjetivo o es un adverbio. Para

¿Cuándo relató? Circunstancia de

tiempo

¿Dónde relató?

Circunstancia de

lugar

¿Cómo relató?

Circunstancia de

modo

165

solucionar este inconveniente, deberemos comprobar si esa palabra

tiene flexión de género y número o no. Si flexiona en género y número,

es un adjetivo. Si permanece invariable, es un adverbio. Para ponerlo en

práctica, confrontaremos los siguientes pares de ejemplos:

SN SV SN SV

María camina lento . María camina lenta .

N V adjunto N V adjunto

SN SV SN SV

Pablo respira agitado . Pablo respira agitadamente .

N V adjunto N V adjunto

Es INVARIABLE: es

ADVERBIO

Es FLEXIONAL, porque concuerda

en género (femenino) y número

(singular) con el sustantivo María:

no es ADVERBIO sino ADJETIVO

Es FLEXIONAL, porque concuerda

en género (masculino) y número

(singular) con el sustantivo Pablo:

no es ADVERBIO sino ADJETIVO

Es INVARIABLE: es

ADVERBIO

¿Cómo camina?

¿Cómo respira?

166

Los adverbios especificadores se presentan antepuestos a los

elementos a los que especifican, y los presentamos en la siguiente tabla,

para comprobar de qué manera realizan su especificación.

Son adverbios especificadores: no, sí, quizás, tal vez, tan, demasiado,

muy, y varios terminados en –mente.

Elementos que

pueden ser

especificados

por adverbios

Ejemplos sin adverbio

especificador

Ejemplos con adverbio

especificador

ADJETIVO

tranquilo

muy tranquilo

demasiado tranquilo

tan tranquilo

OTRO ADVERBIO

bien

muy bien

demasiado bien

tan bien

SINTAGMA

VERBAL

recorrió la ciudad

no recorrió la ciudad

ORACIÓN

El barco llegó al puerto a

tiempo.

Afortunadamente, el

barco llegó al puerto a

tiempo.

SINTAXIS

Tal como hemos visto en el análisis de las oraciones anteriores, el

adverbio contextualizador cumple, en el interior del sintagma verbal,

una función sintáctica como complemento o adjunto del verbo.

EL SINTAGMA ADVERBIAL

Como hemos adelantado oportunamente, todas las clases de palabras

léxicas pueden conformar un sintagma, una frase, en la que participen

otras palabras y en la que la de una clase léxica es el núcleo. En el caso

del adverbio, sucede lo mismo, y nos encontraremos con esta situación

167

cuando estemos frente a un adverbio contextualizador que requiera de

otras palabras que lo complementen para que quede clara la

información o el significado de la circunstancia que aporta al verbo.

Esto no sucederá con adverbios como aquí o allá, hoy o mañana,

porque estos adverbios ya indican la circunstancia de lugar o tiempo en

la que ubican a la situación expresada por el verbo. Pero sí puede

suceder con otros adverbios de lugar, como cerca o lejos, o con otros

adverbios de tiempo, como antes o después: si decimos cerca o lejos,

tenemos que agregar información como: cerca, o lejos, de qué; si

decimos antes o después, tenemos que hacer lo mismo: antes, o

después, de qué. Cuando se da a los adverbios los complementos que

requieren para formar la circunstancia en que se ubica la situación del

verbo, se forma un sintagma adverbial en el que el adverbio es el

núcleo.

Lo comprobaremos en el siguiente análisis, en una oración que ha sido

construida a partir de otro verbo de la grilla de estructuras argumentales

que ya hemos visto:

SN SV

Los viajeros provenientes de tierras lejanas construyeron cabañas

N sintagma adjetivo

esp N’ V complem.

cerca de la laguna después de su llegada .

adjunto adjunto

SINTAGMA

ADVERBIAL

SINTAGMA

ADVERBIAL

168

2. Preposición

Es una clase de palabras que se presenta como un conjunto cerrado de

elementos (cerrado, porque no se incorporan nuevas palabras a esta

clase) que son elementos de enlace entre un núcleo y una entidad que

permite abrir en subconjunto a través de una marca de dirección.

El inventario de preposiciones del español es el siguiente:

Podemos ver que todas ellas contienen una marca de dirección que es

la que les da su significado. Si cambiamos la preposición, tendremos

significados diferentes: de ahí su carácter de palabra léxica (con

significado propio). Comparemos las frases siguientes: el cambio de la

preposición lleva a significados completamente distintos para toda la

frase.

La caja con lápices -> La caja sin lápices.

La ruta hacia Buenos Aires -> La ruta desde Buenos Aires.

La preposición es invariable, y siempre conforma un sintagma: un

sintagma preposicional, del que la preposición es el núcleo, y en el que

se incluye un complemento que “completa” la relación que implica la

preposición. En los siguientes ejemplos se ha marcado el sintagma

preposicional completo, y con un color diferente la preposición que es su

núcleo:

PREPOSICIONES

a – ante – bajo – cabe – con – contra – de – desde – durante -

en – entre – hacia – hasta – mediante - para – por – según – sin

– sobre – tras – versus - vía

169

NÚCLEO

PREPOSICIÓN

COMPLEMENTO DE

PREPOSICIÓN

Un hombre con sombrero negro entró a la sala .

Los movimientos de las piernas indicaban cierto nerviosismo.

Los sobrinos de Analía corrían por el jardín.

EL SINTAGMA PREPOSICIONAL EN EL SINTAGMA NOMINAL

Para mostrar la organización interna del sintagma preposicional,

tomamos uno de los que hemos marcado en los ejemplos anteriores:

con sombrero negro

NP Comp. de Prep.

SINTAGMA PREPOSICIONAL

Cuando el sintagma preposicional se encuentra en el interior del

sintagma nominal, abre un subconjunto de manera similar al que es

abierto por el adjetivo. Por ejemplo:

Los vecinos extranjeros de Jorge visitaban la casa habitualmente.

En la conformación del sintagma nominal Los vecinos extranjeros de

Jorge, podemos imaginar los siguientes pasos:

1. La apertura de un conjunto de vecinos, todavía no adecuadamente

identificados.

170

2. La apertura de un subconjunto de vecinos que son de Jorge: permite

identificar a un número menor de vecinos de los que estamos

hablando, solamente a los que son vecinos de Jorge (de, el núcleo

preposición + Jorge, complemento de preposición = sintagma

preposicional). Así, vemos cómo el sintagma preposicional permite

abrir un subconjunto, de la misma manera en que hemos ya visto en

ocasión del análisis del funcionamiento del sintagma adjetivo en el

interior del sintagma nominal.

3. Pero no estamos hablando de todos los vecinos de Jorge, sino

solamente de los que son extranjeros: así, dentro del subconjunto ya

abierto por el sintagma preposicional se abre un nuevo subconjunto,

el de vecinos de Jorge que son extranjeros, a través del adjetivo:

vecinos

vecinos

vecinos de

Jorge

171

4. Finalmente, a través del especificador del sintagma nominal,

indicamos claramente que estamos hablando de todos los vecinos

de Jorge que son extranjeros:

De esta manera, en el análisis de la oración podremos encontrar la

función que cumple el sintagma preposicional como un tipo de

complemento del núcleo sustantivo que, de manera similar a como lo

hace el adjetivo, permite abrir subconjuntos para construir en la

palabras a la entidad de la que estamos hablando:

vecinos

vecinos de

Jorge

extranjeros

vecinos

vecinos de

Jorge

extranjeros los

172

SINTAGMA PREPOSICIONAL

SINTAGMA PREPOSICIONAL SINTAGMA PREPOSICIONAL

SN SV

Los vecinos extranjeros de Jorge visitaban la casa

N adjetivo complemento

Preposicional

esp N’ V complem.

habitualmente

adjunto

EL SINTAGMA PREPOSICIONAL EN EL SINTAGMA VERBAL

También los complementos o adjuntos en el sintagma verbal pueden ser

desarrollados por sintagmas preposicionales, como podemos ver en el

siguiente ejemplo, armado sobre la estructura argumental del verbo

llegar, que requiere como argumentos QUIÉN y DÓNDE:

SN SV

Los inmigrantes de países lejanos llegaban a la nueva ciudad

N complemento

preposicional

esp N’ V complemento

en barcos enormes con sus viejos equipajes .

adjunto adjunto

173

SINTAGMA PREPOSICIONAL

SINTAGMA ADVERBIAL

Por último, tomamos nota de que, en el interior del sintagma verbal, el

sintagma preposicional puede ocupar funciones como complemento o

adjunto que también pueden desarrollarse a través de un sintagma

adverbial, como podemos ver en la contraposición de los próximos

ejemplos, elaborados en torno al verbo aprender, que tiene una

estructura argumental de dos informaciones obligatorias: QUIÉN y QUÉ.

SN SV

Los hermanos menores de Ricardo aprendieron la nueva lengua

N adjetivo comp. prep.

esp N’ V complemento

con facilidad .

adjunto

SN SV

Los hermanos menores de Ricardo aprendieron la nueva lengua

N adjetivo comp. prep.

esp N’ V complemento

fácilmente .

adjunto

7. El grupo de las clases de palabras funcionales

174

Hemos adelantado que las palabras funcionales son las que no tienen

significado propio sino que contribuyen a que se conformen significados a

través de la articulación entre otras palabras que sí lo tienen. Más propiamente,

podemos decir que, en todo caso, el significado que tienen es,

fundamentalmente, gramatical: aportan un significado de género, número,

cantidad, persona o relación a las palabras léxicas o a los sintagmas que

tienen como núcleo a las palabras léxicas.

Para comprender la organización de las palabras léxicas, es necesario

considerar cómo se clasifican internamente.

1. Determinativos

Son las palabras que contribuyen a especificar a qué entidad en

particular (conjunto o subconjunto de entidades en particular) nos

referimos a través de los sintagmas nominales.

En el proceso de anclaje de la referencia, en el que establecemos con

la mayor claridad a qué nos referimos cuando utilizamos un sintagma

nominal, es decir, dónde anclamos nuestra indicación, nuestra

referencia, el determinativo es el elemento final, definitivo, que nos

permite darnos cuenta de a cuáles de los elementos del conjunto o el

subconjunto de referencia estamos indicando.

Para poder explicarlo, recurriremos a un pequeño listado de ejemplos,

en los que hemos resaltado los determinativos:

- Dos amigos franceses de Enrique.

- Los amigos franceses de Enrique.

- Aquellos amigos franceses de Enrique.

- Sus amigos franceses.

- Algunos amigos franceses de Enrique.

175

En el primer ejemplo, Dos amigos franceses de Enrique, podemos ver

que todo el sintagma nominal se refiere a un conjunto de amigos, pero

no habla de todos ellos sino de un subconjunto de amigos que son de

Enrique, y dentro de este último, a un subconjunto de amigos de

Enrique que son franceses. Esto supone que Enrique tiene amigos

que no son franceses. Finalmente, el determinativo dos nos indica que

las entidades a quienes nos estamos refiriendo son dos de los amigos

que son de Enrique y que son franceses. Además, sin decirlo

explícitamente, estamos indicando que Enrique puede tener más de dos

amigos franceses. El determinativo es el elemento final en el proceso

de anclaje de la referencia, y funcionará como especificador en el interior

del sintagma nominal.

En el segundo ejemplo, el único cambio es el del determinativo, que

ahora es los. Con este nuevo determinativo, estamos indicando, en el

final del proceso de anclaje de la referencia, que nos referimos a todos

los amigos de Enrique que son franceses. Por lo tanto, la graficación

de este nuevo ejemplo nos muestra que la especificación final

selecciona a todos los elementos (x) que pueden aparecer en el

subconjunto de referencia:

amigos

amigos de

Enrique

franceses

x x x x x dos

x x x x x

176

En el siguiente ejemplo, Aquellos amigos franceses de Enrique,

sucede algo similar a este último que hemos graficado. La diferencia

reside en el determinativo aquellos, que selecciona a los elementos de

los que se habla como aquellos de los que ya se estaba hablando o que

están presentes en el contexto en el que un hablante pronuncia este

sintagma nominal.

En Sus amigos franceses, identificamos a las entidades de las que

estamos hablando por su relación con una persona de la que son

amigos, a través del determinativo sus.

En el último de los ejemplos del listado, Algunos amigos franceses de

Enrique, estamos frente a una situación semejante a la de Dos amigos

franceses de Enrique: en la especificación final que realizamos en el

proceso de anclaje de la referencia, indicamos que nos referimos a

algunos de los elementos del subconjunto de amigos que son de

Enrique y que son franceses: esto supone que Enrique tiene otros

amigos también franceses, de los que no estamos hablando. La

diferencia con respecto a Dos amigos franceses de Enrique reside en

que, con dos, indicábamos el número exacto de elementos a los que

amigos

amigos de

Enrique

franceses

x x x x x los

x x x x x

177

nos referíamos, pero con algunos, solamente indicamos que no son

todos, pero el número queda indefinido.

Los determinativos que hemos visto pertenecen a distintas sublases: son

artículos (los), posesivos (sus), demostrativos (aquellos) o

cuantificadores (dos y algunos).

Un rasgo común que podemos apreciar es que concuerdan

morfológicamente en género y número con el sustantivo núcleo del

sintagma nominal al que especifican. Esto es lo que los asemeja a los

adjetivos, que es la clase de palabras léxica que concuerda con el

sustantivo con estas mismas categorías morfológicas, pero no deben

confundirse con ellos porque su operatoria en la conformación de los

sintagmas nominales es diferente: el adjetivo abre subconjuntos de

significado en el conjunto de referencia, y el determinativo es

especificador final en el proceso de anclaje de la referencia.

A continuación los clasificamos según el grupo de palabras

especificadoras al que pertenece cada subclase:

a. Los determinantes

Son los determinativos que especifican sin alusión a la cantidad más

allá de la distinción morfológica de singular y plural, que pueden

realizar, junto a la de género y, en algunos casos, a la de persona.

Pertenecen a esta clase de palabras funcionales los siguientes

determinativos:

I. Los artículos

178

Son los determinantes que especifican por la selección según

se trate de elementos ya conocidos o únicos o de elementos

no conocidos o que pueden ser solamente una parte de todos

los posibles.

Así, los artículos definidos (el, la, los, las, lo: dos formas

masculinas, dos femeninas y una neutra, a la que ya

conocimos como el elemento que permite sustantivar

adjetivos) seleccionan a entidades ya conocidas (los

estudiantes son los estudiantes de los que estábamos

hablando) o indican que se habla de todas las posibles (los

estudiantes puede ser utilizado para referirse a todos los

estudiantes que podemos imaginar). Los artículos

indefinidos (un, una, unos, unas), por el contrario,

seleccionan a alguna entidad entre otras.

Normalmente, en un relato nos podemos encontrar con la

introducción de una entidad a través de un artículo indefinido

(un hombre), y luego con la alusión a esa misma entidad a

través de un artículo definido (el hombre): esto sucede

porque, en el comienzo, la entidad hombre era solamente una

posible entre muchas pero, ya avanzado el relato, es esa

única entidad de la que veníamos hablando, como podemos

ver en el siguiente ejemplo:

En el desierto, un hombre atravesaba la profunda

distancia. El calor y la sed lo agobiaban. Después de

varios días de marcha, el hombre creyó ver un oasis.

En el siguiente gráfico, mostramos a todos los artículos según

su clasificación funcional y morfológica:

179

MASCULINO FEMENINO NEUTRO

ARTÍCULOS

Definidos

SINGULAR el

la lo

PLURAL los

las -

Indefinidos

SINGULAR

un una -

PLURAL

unos unas -

Finalmente, en relación con los artículos, es necesario aclarar

que ninguno de ellos lleva tilde y que algunas de sus formas

pueden confundirse con pronombres. Para ello, pueden servir

las siguientes aclaraciones:

- Es artículo si no lleva tilde: él no es artículo sino pronombre.

- Es artículo si va delante de adjetivo o de sustantivo, en su

función de especificador. Si está delante de verbo, no es

artículo sino pronombre: lo miró, lo es un pronombre, está

delante de verbo.

II. Los posesivos

Son los determinantes que especifican seleccionando

elementos por su relación de pertenencia con respecto a una

persona determinada: el hablante (la primera persona

singular), el interlocutor (la segunda persona singular), una no-

persona de la comunicación (la tercera persona singular o

plural), un conjunto de personas que incluye al hablante (la

primera persona plural) o un conjunto de personas que incluye

al interlocutor (la segunda persona plural).

Son posesivos o especificadores por pertenencia con respecto

a las personas gramaticales las siguientes palabras: mi, mis,

180

tu, tus, su, sus, nuestro, nuestra, nuestros, nuestras,

vuestros, vuestras, vuestro, vuestra.

Son similares a formas que no son determinantes posesivos

sino pronombres, como míos/mías, tuyos/tuyas,

suyos/suyas. Se diferencian porque los determinantes

posesivos son especificadores de sintagmas nominales, por lo

que pueden aparecer delante de sustantivos o adjetivos,

mientras que los pronombres posesivos no pueden aparecer

antepuestos con respecto a sustantivos. Por ejemplo, son

determinantes posesivos mis perros, tus cartas. En esas

posiciones no pueden aparecer *míos perros, *tuyas cartas.

En la relación de pertenencia, la especificación se da por un

poseedor que no está dentro del sintagma sino fuera de él. Por

ejemplo, en Tus cuadernos azules, el poseedor es el

interlocutor (vos), que no está en el interior del sintagma. Por

esto, el determinante posesivo toma relación con otra entidad

que aparece en otro sintagma de la misma oración, en otra

oración del mismo texto o en una persona del contexto en que

se produce la comunicación. Esto significa que su categoría de

persona concuerda con una entidad externa al sintagma.

Sin embargo, el número y el género de los determinantes

posesivos concuerda con el sustantivo interno del sintagma

nominal al que especifican: nuestras tortugas; la persona

concuerda con la primera de plural nosotros, que no forma

parte del sintagma, pero el género femenino y el número plural

concuerdan con el sustantivo interno y núcleo del sintagma,

tortugas.

Así, nos encontramos frente a una concordancia externa

(persona) y una concordancia interna (género y número).

181

Podemos comprobar estas dos formas de concordancia en el

siguiente fragmento:

Gustavo viajó intranquilo hacia la casa en las montañas.

Sus hermanos le habían pedido que fuera urgentemente.

Aparecen organizados los determinantes posesivos en la

siguiente tabla:

DETERMINANTES POSESIVOS

CONCORDANCIA EXTERNA: personas gramaticales

1º persona 2º persona 3º persona

Sing. Plural Sing. Plural Sing. Plural

CONCORDANCIA

INTERNA: género

y número

mi

mis

nuestro

nuestra

nuestros

nuestras

tu

tus

vuestro

vuestra

vuestros

vuestras

su

sus

su

sus

III. Los demostrativos

Son los determinantes que especifican al subconjunto de

referencia por un señalamiento que, en la oralidad, está

relacionado con las personas gramaticales. Son: este, esta,

CONCORDANCIA

EXTERNA: en persona

gramatical (3º singular: él

= Gustavo)

CONCORDANCIA INTERNA: en

número (plural) en relación con el

sustantivo hermanos, núcleo del

sintagma nominal.

182

estos, estas, ese, esa, esos, esas, aquel, aquella, aquellos,

aquellas. Además, es necesario considerar que solamente

son determinantes demostrativos cuando aparecen delante de

sustantivos o adjetivos (como todos los demás determinantes,

funcionan como especificadores de sintagmas nominales),

pero no cuando aparecen sin especificar sustantivos. Por

ejemplo, en la oración “Aquello demostró su objetivo”,

aquello es un pronombre y no un determinante demostrativo.

Mantienen concordancia interna en género y número con el

sustantivo núcleo del sintagma nominal al que especifican, y

su relación con las personas gramaticales está dada por la

elección de uno de los tres sistemas en que se organizan

estos determinantes:

Variación

morfológica

DETERMINANTES DEMOSTRATIVOS

1º sistema:

relación

con la 1º

persona

2º sistema:

relación

con la 2º

persona

3º sistema:

relación

con la 3º

persona

Singular Masculino este ese aquel

Femenino esta esa aquella

Plural Masculino estos esos aquellos

Femenino estas esas aquellas

b. Los cuantificadores

PRIMER SISTEMA

Señala lo cercano

al hablante (a la

primera persona).

SEGUNDO

SISTEMA

Señala lo cercano

al interlocutor (a la

segunda persona).

TERCER SISTEMA

Señala lo que no está

cercano al hablante

ni al interlocutor: se

define como cercano

a la tercera persona.

183

Son los determinativos que especifican por alusión a la cantidad.

Podemos encontrarnos con distintas posibilidades:

I. Los cuantificadores de número

Son los cuantificadores que especifican por la cantidad relativa

al número. Comprenden a:

o Los cuantificadores numerales precisos o

cardinales

Cuatro, cinco, nueve, etc.

o Los cuantificadores numerales imprecisos

Algunos, ciertos, pocos, muchos, etc. Indican el número

pero no dicen con precisión a qué cantidad corresponde.

II. Los cuantificadores de orden

Son los cuantificadores que especifican por la cantidad relativa

al orden en que se presentan los elementos: primero,

segundo, último, etc.

En lo que respecta a los cuantificadores numerales imprecisos,

resulta necesario aclarar que, en ocasiones, pueden ser

confundidos con adverbios que indican cantidad. Para resolver

esta confusión, se debe tener en cuenta que si modifican a un

184

verbo se tratará de adverbios de cantidad (como en Caminó

mucho antes de llegar a la casa), pero si especifican a

sintagmas nominales en los que concuerdan con el sustantivo

núcleo son determinativos cuantificadores numerales imprecisos,

como en Muchos analistas advirtieron la problemática.

Todos los determinativos (ya sean determinantes o cuantificadores)

cumplen la función de especificadores del sintagma nominal que ya

conocemos, y que ejemplificamos una vez más de la siguiente manera

SN SV

Algunas personas desconocidas corrían.

N adjetivo

esp N’ V

2. Conjunciones

Son las palabras que marcan el tipo de relación que se establece

entre otras palabras o sintagmas.

ESPECIFICADOR

Es el

cuantificador de

número

impreciso

algunas.

DETERMINATIVOS

1. DETERMINANTES

A) ARTÍCULO: las

B) POSESIVO: sus

C) DEMOSTRATIVO: esas

2. CUANTIFICADORES

A) CARDINALES: dos

B) DE NÚMERO IMPRECISO:

ciertas

Podría haber sido

otro

determinativo:

185

Podemos encontrarnos con dos subclases:

a. Los coordinantes

Son las conjunciones que unen elementos que se encuentran al

mismo nivel o que pertenecen a la misma categoría funcional. Es

prototípico el coordinante y, que puede unir:

Dos sustantivos: Juan y María, o dos sintagmas nominales: El

primo de Pedro y el sobrino de Pablo.

Dos adjetivos: alto y delgado, o dos sintagmas adjetivos:

dispuesto al trabajo y atento a las instrucciones.

Dos verbos: corrió y saltó, o dos sintagmas verbales: construyó

una maqueta y presentó su trabajo.

Dos adverbios: aquí y ahora, o dos sintagmas adverbiales: cerca

de su casa y lejos de la plaza.

Dos sintagmas preposicionales: en el club y en los patios.

Dos oraciones independientes que forman una oración

compuesta: La mujer cerró la ventana y su vecina gritó.

Se clasifican internamente de la siguiente manera:

Funcionamiento Coordinantes Ejemplos

COPULATIVOS Unen simplemente

a las

informaciones que

coordinan.

y

(e)

también

ni

Marcelo y

Catalina.

Susana e Inés.

ADVERSATIVOS

RESTRICTIVOS

Presentan una

oposición entre

ambos, a pesar de

que los dos

mantienen su valor

de verdad.

pero

no obstante

sin embargo

Leyó bastante

pero no terminó la

novela todavía.

ADVERSATIVO

EXCLUSIVO

Anula o excluye al

primero para

afirmar el

segundo.

sino

No era alto sino

bajo.

186

DISYUNTIVO Plantean una

opción.

o

(u)

Vamos a la plaza

o a la playa.

Esteban u

Orlando.

CONSECUTIVO Presentan la

relación entre una

causa y su

consecuencia.

así que

por lo tanto

en consecuencia

por consiguiente

Completé el

trabajo, así que te

devolveré tu libro.

a. Los subordinantes

Son las conjunciones que unen elementos oracionales que contienen

centro en verbo y que se encuentran a niveles diferentes: uno de

ellos permanece como principal y el otro se subordina al anterior.

Por ejemplo, podemos encontrarnos con dos oraciones

independientes:

- El albañil levantó la pared.

- Esa pared dividía las dos propiedades.

Podemos unir a ambos elementos oracionales en una sola oración

que los contenga de manera que uno de ellos es principal y otro se le

subordina, se incluye en él:

- El albañil levantó la pared que dividía las dos propiedades.

Las dos estructuras con verbo quedan unidas de tal manera que la

oración tiene un solo centro verbal, que es el verbo levantó, cuyo

sujeto es el albañil, y un complemento (el objeto levantado) es la

pared que dividía las dos propiedades: el elemento oracional

organizado en torno al verbo dividía queda incluido como parte del

objeto o complemento del verbo levantó.

187

El subordinante utilizado para llevar a cabo esta operación ha sido

que. Otros subordinantes son los que acompañan a éste en el

siguiente listado:

SUBORDINANTES

que – quien – quienes – si – cuyo/cuya/cuyos/cuyas – donde –

cuando – como – porque – ya que – dado que – pues – puesto que –

aunque – si bien

8. Las fronteras entre palabras

Cuando nos enfrentamos a la necesidad de delimitar las palabras,

hablamos de la separabilidad como uno de los factores para el reconocimiento

de la unidad palabra. No obstante, en algunos casos nos encontraremos con

algunas ocurrencias en las que es más difícil establecer los límites de una

palabra. Fundamentalmente, en los siguientes:

1. Las contracciones

Aparecen como una sola palabra, pero en realidad se trata de dos que

se han contraído para conformar una sola sílaba aunque, en efecto,

siguen siendo dos unidades separadas que solamente desde un punto

de vista fónico parecen una sola. Son dos en español:

Al

Se trata de dos palabras: la preposición “a” y el artículo definido

masculino singular “el”.

188

Del

En este caso, hay dos palabras también: la preposición “de” y el

artículo definido masculino singular “el”

2. Las frases prepositivas

Por el contrario, las frases prepositivas se presentan como una serie de

palabras o unidades pero, en realidad, funcionan como un bloque que

equivale nada más que a una unidad. Algunas de ellas son:

A través de

Aparentemente, son tres palabras. Sin embargo, conforman una

unidad que no puede dividirse en partes, a tal punto que, como

unidad, puede ocupar el lugar de una sola preposición, como

“por”, en el siguiente caso: Caminaron a través de la selva, que

equivale, en líneas generales, a Caminaron por la selva.

En torno a

Nuevamente, tres palabras asumen un comportamiento como

unidad que no puede ser descompuesta en elementos

independientes. En la oración Hablaron en torno a la situación

social, la frase en torno a puede ser sustituida por la preposición

sobre: Hablaron sobre la situación social. Así, comprobamos que

la frase en torno a no es un conjunto de palabras sino solamente

una unidad léxica que puede ser conmutada por otra.

3. Las formas verbales compuestas

189

Normalmente, las formas verbales conforman una unidad que está

delimitada como tal, como en: corrieron. En las formas compuestas,

aparentemente nos encontramos frente a dos palabras pero, en realidad,

se trata de una sola unidad léxica que puede ser intercambiada por otra,

como en habían corrido, formada por un auxiliar y un participio. En la

oración Los jugadores han corrido toda la tarde, la forma verbal

compuesta puede ser sustituida por una simple: Los jugadores

corrieron toda la tarde.

9. Abrir la puerta para ir a clasificar

Llegados a este punto, estamos listos para comenzar el trabajo de

clasificar palabras, a partir de todo lo que hemos aprendido. Una posibilidad

para llevar a cabo la clasificación es la que presentaremos para el siguiente

texto:

La noche trazaba círculos oscuros sobre la ciudad escasamente

iluminada por algunas luces perdidas en los ojos de las casas. A

través de un sendero olvidado que trae a los extranjeros hacia la

pequeña aldea, una forma humana vestida con harapos

desgastados por el tiempo avanzaba lentamente entre las

piedras, caminando dificultosamente por ellas, hasta que llegó

allí, al refugio donde una presencia enigmática observaba su

llegada, y contó su historia después del encuentro esperado. Pero

la confusión ahogaba sus palabras en aquella circunstancia

diferente a la situación que imaginaran tres años atrás.

190

Para una primera actividad de clasificación, transcribimos cada pieza

léxica, indicamos su clase y, en este caso, ofrecemos en una última columna,

en los casos en que resulta conveniente, una explicación de por qué se ha

clasificado de esa manera:

PALABRA CLASIFICACIÓN EXPLICACIÓN,

PARTICULARIDADES

LA Funcional, determinativo,

determinante, artículo

definido.

NOCHE Léxica, sustantivo. Conceptualiza, nombra a

una parte del día como

una abstracción.

TRAZABA Léxica, verbo. Presenta una situación que

puede ser reducida al

infinitivo trazar.

CÍRCULOS Léxica, sustantivo.

OSCUROS Léxica, adjetivo. Concuerda con el

sustantivo círculos en

género (masculino) y

número (plural).

SOBRE Léxica, preposición.

CIUDAD Léxica, sustantivo.

ESCASAMENTE Léxica, adverbio. No es contextualizador sino

especificador de la palabra

que sigue, que es un

adjetivo.

ILUMINADA Léxica, adjetivo. Concuerda con el

sustantivo ciudad en

género (femenino) y

número (singular).

POR Léxica, preposición.

ALGUNAS Funcional, determinativo,

cuantificador numeral

impreciso.

Concuerda con el

sustantivo luces en género

(femenino) y número

(plural).

LUCES Léxica, sustantivo.

PERDIDAS Léxica, adjetivo. Concuerda con el

sustantivo luces en género

(femenino) y número

(plural).

EN Léxica, preposición.

LOS Funcional, determinativo,

determinante, artículo

definido.

OJOS Léxica, sustantivo.

DE Léxica, preposición

191

LAS Funcional, determinativo,

determinante, artículo

definido.

CASAS Léxica, sustantivo.

A TRAVÉS DE Léxica, preposición. Dentro de las

preposiciones, es una frase

prepositiva: tres palabras

que se comportan como

una sola unidad.

UN Funcional, determinativo,

determinante, artículo

indefinido.

SENDERO Léxica, sustantivo.

OLVIDADO Léxica, adjetivo. Concuerda con el

sustantivo sendero en

género (masculino) y

número (singular).

QUE Funcional.

TRAE Léxica, verbo finito. Presenta una situación que

puede ser reducida al

infinitivo traer.

A Léxica, preposición.

EXTRANJEROS Léxica, sustantivo. Podría ser adjetivo, pero

sabemos que es sustantivo

porque conceptualiza a

ciertas personas

nombrándolas por esta

características y es el

centro del sintagma

nominal especificado (los

extranjeros).

HACIA Léxica, preposición.

PEQUEÑA Léxica, adjetivo. Concuerda con el

sustantivo aldea en género

(femenino) y número

(singular).

ALDEA Léxica, sustantivo.

UNA Funcional, determinativo,

determinante, artículo

indefinido.

FORMA Léxica, sustantivo. Conceptualiza algo que

recibe modificadores que

concuerdan con esta

palabra en género y

número.

HUMANA Léxica, adjetivo. Concuerda con el

sustantivo forma en género

(femenino) y número

(singular).

VESTIDA Léxica, adjetivo. Concuerda con el

sustantivo forma en género

192

(femenino) y número

(singular).

CON Léxica, preposición.

HARAPOS Léxica, sustantivo.

DESGASTADOS Léxica, adjetivo. Concuerda con el

sustantivo harapos en

género (masculino) y

número (plural).

EL Funcional, determinativo,

determinante, artículo

definido.

TIEMPO Léxica, sustantivo.

AVANZABA Léxica, verbo finito. Presenta una situación que

puede ser reducida al

infinitivo avanzar.

LENTAMENTE Léxica, adverbio. Contextualiza al verbo

avanzaba, indicando cómo

avanzaba: una

circunstancia de modo.

ENTRE Léxica, preposición.

PIEDRAS Léxica, sustantivo.

CAMINANDO Léxica, verbo no finito,

gerundio.

Lo reconocemos por la

terminación –ando.

DIFICULTOSAMENTE Léxica, adverbio. Contextualiza al verbo

caminando, indicando

cómo caminaba: una

circunstancia de modo.

ELLAS Pronombre.

HASTA Léxica, preposición.

QUE Funcional, conjunción

subordinante.

LLEGÓ Léxica, verbo finito. Presenta una situación que

puede ser reducida al

infinitivo llegar.

ALLÍ Léxica, adverbio. Presenta el complemento

del verbo llegó con la

información sobre el lugar.

AL Contracción. Está formada por la

preposición a y el artículo

definido el.

REFUGIO Léxica, sustantivo.

DONDE Funcional, conjunción,

subordinante.

PRESENCIA Léxica, sustantivo.

ENIGMÁTICA Léxica, adjetivo. Concuerda con el

sustantivo presencia en

género (femenino) y

número (singular).

OBSERVABA Léxica, verbo finito. Presenta una situación que

puede ser reducida al

infinitivo observar.

193

SU Funcional, determinativo,

determinante, posesivo.

LLEGADA Léxica, sustantivo. Conceptualiza la situación

de llegar, nombrándola a

través de sustantivo que

recibe especificador su.

Y Funcional, conjunción,

coordinante copulativo.

CONTÓ Léxica, verbo finito. Presenta una situación que

puede ser reducida al

infinitivo contar.

HISTORIA Léxica, sustantivo.

DESPUÉS Léxica, adverbio. Contextualiza con la

circunstancia de tiempo a

la situación del verbo

contó: cuándo contó.

DEL Contracción. Está formada por la

preposición de y el artículo

definido el.

ENCUENTRO Léxica, sustantivo. Conceptualiza la situación

de encontrar, nombrándola

a través de sustantivo que

recibe especificador el,

que está articulado en la

contracción anterior.

ESPERADO Léxica, adjetivo. Concuerda con el

sustantivo encuentro en

género (masculino) y

número (singular).

PERO Funcional, conjunción,

coordinante adversativo

restrictivo.

CONFUSIÓN Léxica, sustantivo. Conceptualiza la situación

de confundir, nombrándola

como un objeto abstracto.

AHOGABA Léxica, verbo finito. Presenta una situación que

puede ser reducida al

infinitivo ahogar.

SUS Funcional, determinativo,

determinante posesivo.

PALABRAS Léxica, sustantivo.

AQUELLA Funcional, determinativo,

determinante demostrativo.

Pertenece al tercer sistema,

el relacionado con la

tercera persona.

CIRCUNSTANCIA Léxica, sustantivo. Forma sintagma nominal

especificado por aquella.

DIFERENTE Léxica, adjetivo. Concuerda con el

sustantivo circunstancia en

número (plural).

A Léxica, preposición.

SITUACIÓN Léxica, sustantivo.

194

IMAGINARAN Léxica, verbo finito. Presenta una situación que

puede ser reducida al

infinitivo imaginar.

TRES Funcional, determinativo,

cuantificador numeral

cardinal.

AÑOS Léxica, sustantivo.

ATRÁS Léxica, adverbio. Indica información sobre

cierto dónde, que se

interpreta metafóricamente

en este caso.

Con hache de hacer (5)

En este último espacio de actividad nos ocuparemos de poner en práctica las

herramientas de trabajo intelectual aprendidas en el primer capítulo,

aplicadas al estudio y el aprendizaje de las clases de palabras y la realización

de actividades de análisis y clasificación. Para ello, seguiremos los siguientes

pasos:

1. Elaborar un resumen de este segundo capítulo como una forma breve y

de escritura personal de lo importante a tener en cuenta para clasificar

palabras según su conceptualización, su forma y su comportamiento.

Aquí podrán elegir el modo de llevarlo a cabo: quienes quieran podrán

hacerlo formulando preguntas globalizadoras para las zonas en que

hayan dividido el capítulo (si lo hacen de esta manera, tengan en

cuenta que, dada la extensión del texto sobre el que trabajamos, no

podremos hacerlo por párrafos sino por zonas de información que

pueden incluir, cada una, a varios párrafos), pero quienes quieran

poner en funcionamiento mentalmente las herramientas para ir,

directamente, a la escritura de la versión breve pero suficientemente

completa podrán hacerlo así, si lo prefieren.

195

2. Elaborar un gráfico de clasificación de todas las palabras, incluyendo la

mayor cantidad de información sobre cada clase, de acuerdo con todo

este capítulo.

3. Realizar las graficaciones de análisis de la siguiente oración, que

apareció en un ejemplo proporcionado en el capítulo, de manera

similar a la otra oración similar que se analizó:

- Las problemáticas importantes exigían solución.

4. Presentar las graficaciones de conjunto, subconjuntos y anclaje de la

referencia por especificadores para los siguientes sintagmas nominales:

- Las hermanas mayores de Julia.

- Algunos amigos jóvenes de Ramón.

- Tres estudiantes de Matemática.

5. Clasificar todas las palabras del siguiente texto:

La mañana iluminaba débilmente los pálidos contornos de las

pequeñas cabañas que formaban aquel pueblo donde

sucederían tan extraños acontecimientos. Un niño muy cansado

recorría el camino pedregoso que traía a los extraños desde

lugares desconocidos con sus fuerzas disminuidas por una larga

travesía en torno a la zona circundante de los lagos antiguos, y

cuando vio a sus padres en la puerta abierta de la vieja casa dijo

dos palabras absurdas que ellos no comprendieron, pero

recordaron, a través de su extraño desconcierto, el hechizo del

hombre cuyos vaticinios desconcertaran a todos los pobladores.