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por Jennifer Keats Curtis

ilustrado por Phyllis Saroff

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Jennifer Keats Curtis Phyllis Saroff

La galardonada autora de la naturaleza, Jennifer Keats Curtis, se encuentra a menudo entre estudiantes y profesores, hablando de alfabetización y conservación. Ella es autora de más de una docena de libros sobre rescate de la vida silvestre, cuidado de animales en cautiverio y ciencia ciudadana. Algunos de sus títulos recientes incluyen La historia de Kali (Children s Choice Book Award del 2015), Escuela para primates y Hasta la vista, cocodrilo: el diario de Alexa. Jennifer vive en Maryland con su familia y una amplia variedad de mascotas. Visita su página web en www.jenniferkeatscurtis.com.

Desde la infancia, Phyllis Saroff ha llevado juntos su amor por la ciencia y el arte. Además de Maggie, el último elefante en Alaska, Viviana y la leyenda de los Hoodoos, Tuktuk: un cuento sobre la tundra y Sonidos en la Sabana para Arbordale, Phyllis ha ilustrado libros de no ficción sobre el mundo natural como Teeth y Mary Anning: Fossil Hunter. Ella también ilustra revistas para niños, paneles informativos y otros materiales educativos. Phyllis trabaja digitalmente y con pintura al óleo. Ella vive en Maryland con su esposo, dos hijos y dos perros. Visita su website en www.saroffillustration.com.

por Jennifer Keats Curtis

ilustrado por Phyllis Saroff

Los elefantes son animales sociables. Maggie y Anabelle solían vivir juntas en el zoológico de Alaska. Pero después de que Anabelle murió, Maggie se quedó sola. Por varios años, los encargados del zoológico trataron de mantenerla contenta (y caliente). Pero al final enviaron a Maggie a vivir a un santuario (PAWS). Ahora ella es feliz en su hogar, con su nueva manada de otros elefantes. Esta es una historia entrañable sobre cómo los zoológicos se encargan de asegurar lo mejor para los animales bajo su cuidado, incluso cuando lo mejor no esté en el zoológico.

Arbordale Publishing ofrece más que un libro con ilustraciones. Nosotros abrimos la puerta para que los niños exploren los hechos detrás de la historia que ellos aman.

Con agradecimiento a las siguientes personas por cuidar tan bien de Maggie y por verificar la información en este libro:• Pat Lampi, director ejecutivo del Zoológico

de Alaska• Michelle Harvey, una cuidadora de Maggie• El personal de Performing Animal Welfare

Society (PAWS por sus siglas en inglés.)

Para las mentes creativas incluye:° Manadas de elefantes° Zoológicos° Preguntas y respuestas con la

cuidadora Michelle Harvey

Visita www.ArbordalePublishing.com para explorar recursos adicionales y ayuda: actividades para la enseñanza y pruebas interactivas.

Los libros de Arbordale en ebooks con lectura en voz alta tanto en inglés como en español con palabras resaltadas y velocidad de audio ajustable. Disponible en la compra en línea.

Traducido por Rosalyna Toth en colaboración con Federico Kaiser e Eida Del Risco.

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Hace tiempo, dos elefantes vivieron en Alaska. Anabelle, una elefanta asiática, llegó primero. Ella vivió en el zoológico de Alaska. Como los elefantes son animales de manada y necesitan amigos, los encargados trajeron a la bebé Maggie, una elefanta africana, para que le hiciera compañía a Anabelle.

Aunque pertenecían a especies diferentes, se convirtieron en buenas amigas. Durante años y a pesar del frío, las elefantas estaban bien porque se tenían una a la otra. Entonces, Anabelle murió.

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Sin Anabelle, Maggie parecía perdida. Sus cuidadores trataron de animarla. Cuando nevaba, le ponían mukluks (pantuflas) en las patas. Cuando las patas de Maggie se enllagaban, sus cuidadores se las limpiaban y le limaban las uñas. En su cumpleaños, su cuidadora Michelle le pintó las uñas mientras le revisaba las patas.

Para llamar la atención, Maggie barritaba fuertemente. Los cuidadores alentaban este sonido tal y como nosotros lo hacemos cuando un perro ladra, diciéndole “¡habla!”. Cuando el veterinario inyectaba a Maggie, Michelle le ofrecía dulces. Maggie gentilmente recogía esta golosina con su trompa de dos dedos.

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Sin ningún otro elefante, Maggie se hizo amiga de una llanta. La cargaba a todas partes. La lanzaba al aire con la trompa y la atrapaba con el lomo contra la pared. A la hora de la cena, Maggie apoyaba la llanta contra un muro. Cuando terminaba de comer, recogía la llanta de nuevo. Por la noche, cuando los cuidadores se iban a casa, Maggie abrazaba la llanta con la trompa. Cada mañana, cuando los cuidadores regresaban, encontraban a la solitaria Maggie y su llanta, esperando.

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En la naturaleza, los elefantes permanecen juntos como una amorosa familia. Siempre tocándose, entrelazan las trompas, gentilmente juntan las cabezas y se recargan unos sobre otros. Cuando un elefante descansa, otro se queda de pie cuidándolo. Los bebés colocan la trompa dentro de la boca de sus mamás. Utilizan la trompa para agarrarse de la cola de sus mamás.

Pero Maggie no tenía a otro elefante. Ella sólo tenía a la llanta.

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Los amigos humanos de Maggie se preocuparon por ella. Construyeron una caminadora gigante que costó $150,000 para que ella pudiera ejercitarse. A Maggie no le gustó el sonido que producía la caminadora.

A la gente de Alaska le encantaba tener a Maggie en su zoológico, pero le inquietaba que un zoológico frío no fuera el mejor lugar para un elefante.

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Un día, Maggie enfermó. Se acostó y ya no pudo levantarse. Los bomberos vinieron a su rescate. Trataron de levantarla con una grúa. Maggie era tan pesada que el motor de la grúa se averió. Finalmente, un segundo camión con un motor más potente levantó a Maggie sobre sus patas.

El personal supo entonces que era hora de que Maggie se fuera. Ella necesitaba un lugar cálido junto a los de su especie.

Afortunadamente, Performing Animal Welfare Society (PAWS*) en California quería a Maggie. PAWS rescata animales que lo necesitan y es hogar de osos, leones y dos grupos de elefantes. Y Michelle, la cuidadora de Maggie, se acababa de mudar ahí.

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La forma más rápida de mover miles de millas a un animal de 8,000 libras es en un enorme avión. La Fuerza Aérea de los Estados Unidos ofreció su aeronave de carga si alguien pagaba el vuelo. Una famosa estrella de la televisión escuchó sobre Maggie y quiso ayudar. Él pagó el viaje.

Una caja gigante fue diseñada para Maggie. El interior era ajustado, con sólo el espacio suficiente para que Maggie estuviera de pie. Podría ser peligroso para ella acostarse. Tal vez no podría ser capaz de levantarse.

Durante semanas, los entrenadores trabajaron con Maggie. Al principio, estaba nerviosa y arrastraba las patas mientras entraba en la caja. Tendría que permanecer quieta durante el largo vuelo. Seguramente estaba asustada, pero la inteligente y valiente Maggie aprendió rápidamente. Cada vez que entraba en la caja, estaba un poco más calmada y permanecía más tiempo dentro de ella.

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En el avión, los cuidadores de Maggie la mantuvieron tranquila y le ofrecieron agua, frutas y verduras. Como un premio especial, también le dieron M&Ms® y Skittles®. Con Maggie viajaron veterinarios para vigilar que estuviera segura y saludable durante el largo viaje.

Cuando llegó la hora de que Maggie dejara Alaska, silenciosamente entró a la caja, como se le había enseñado. Una enorme grúa colocó la caja sobre un camión. Cuando el camión atravesó las puertas del zoológico, Maggie levantó la trompa y dio un trompetazo de despedida.

Sus amigos humanos estaban felices por Maggie pero preocupados por su futuro. ¿La aceptaría el grupo de PAWS? Ella tenía 24 años y no había vivido con otro elefante desde hacía 10 años.

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Cuando Maggie llegó a PAWS, Michelle la estaba esperando. Maggie estiró la trompa. La colocó sobre la mano de Michelle para decir hola. Michelle le sopló dentro de la trompa: un beso de elefante. “¡Hola Maggie!” exclamó Michelle. Maggie la saludó con un bramido bajo.

Maggie salió de la caja. Los veterinarios la revisaron. Era demasiado pronto para soltarla con el grupo de los cuatro elefantes africanos; pero ella podría verlos y olerlos, y ellos podrían verla y olerla. Como había estado muy enferma en Alaska, tenía que recobrar fuerzas. El personal la animó a subir y bajar colinas. Por primera vez, Maggie aprendió a empujar un árbol, un deporte favorito de los elefantes salvajes.

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Durante semanas, Maggie se adaptó a sus alrededores y sanó. Entonces, llegó la hora de que conociera al grupo.

El personal liberó a Maggie de su corral. Ella vio a los otros elefantes y trotó hacia ellos con las orejas extendidas. Estiró la trompa en dirección a ellos para hacerles saber que era un elefante.

Maggie observó a su grupo al otro lado de la cerca: Mara, Ruby, Lulu y la matriarca, cuyo nombre era 71. Pasando la trompa por la cerca se tocaron. Comieron cerca una de las otras.

Y platicaron con sonidos retumbantes y con sonidos infrasónicos que los humanos no pueden escuchar. Durante un tiempo, Maggie y las demás permanecieron juntas, separadas únicamente por la cerca.

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Finalmente, Maggie estuvo lo suficientemente fuerte para incorporarse al grupo. El personal, nervioso, abrió la puerta. Maggie es bastante grande, pero es pequeña para ser un elefante africano. Maggie caminó pesadamente hacia las otras elefantas.

Inmediatamente, cuatro voluminosos cuerpos la rodearon rugiendo, trompeteando y barritando. Maggie observó a su grupo. Entonces, se volteó y se resguardó entre las otras elefantas.

Y de esa manera tan sencilla, Maggie encontró su hogar.

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En PAWS, Maggie nunca estará sola. Fuerte y feliz, rara vez se aparta de su mejor amiga, Lulu. Mara frecuentemente se une a ellas. Caminan por las colinas, comen ramas de árboles viejos, y pasto. Juegan en los charcos de agua y toman baños de lodo, muy parecido a como lo harían en la naturaleza.

Cuando Lulu duerme, Maggie se queda de pie junto a ella. Incluso, comparten un corral en el establo de los elefantes. Por la noche, los elefantes obtienen golosinas como palomitas de maíz dentro de pelotas Boomer®.

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Ahora que tiene amigos elefantes, Maggie ya no necesita la llanta.¿Y la mejor parte?

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Actualmente, los encargados de los zoológicos tienen un profundo conocimiento de los animales salvajes y de su historia natural. Los cuidadores tratan de dar a sus elefantes tantas oportunidades para ejercitarse, aprender y estar en compañía de otros elefantes, como les sea posible. Toman notas de lo que los elefantes comen y beben, de las medicinas que toman y de sus comportamientos para asegurarse de que estén felices y sanos.

En los zoológicos, las áreas de exhibición son tan grandes y naturales como sea posible para acomodar grupos de elefantes a los que les gusta vagar por ahí y buscar comida, así como tener sitios para descansar y jugar. Las áreas de exhibición pueden contar con colinas empinadas y espacios llanos, áreas de sombra, estanques de agua (o arroyos) y, tal vez, un poco de lodo para revolcarse. Como los elefantes necesitan caminar y buscar forraje, la comida puede esparcirse alrededor del hábitat. El heno puede estar colgado en mallas sobre las cabezas de los elefantes de tal manera que tengan que alcanzarlo, reforzando los músculos del cuello, espalda y trompa. Los elefantes necesitan utilizar sus grandes cerebros, así que los cuidadores les dan retos mentales para resolver. Cuando los cuidadores ponen comida picada en barriles con hoyos, los elefantes tienen que descifrar el rompecabezas para obtener la comida. Durante los días calurosos, los elefantes pueden tener la oportunidad de comer enormes paletas congeladas. Ellos juegan con juguetes resistentes, pelotas Boomer® y cajones de leche.

En los zoológicos, los elefantes no hacen trucos de circo. El entrenamiento es solo para mantenerse seguros y sanos. Por ejemplo, algunas veces los elefantes en los zoológicos no hacen suficiente ejercicio y sus patas se enllagan. Un cuidador puede entrenar a un elefante para que coloque la pata contra una barra o un descanso para patas. Enseñar a un elefante a poner la pata en un lugar y dejarla ahí, le proporciona al cuidador tiempo para revisar, cuidadosamente y sin peligro, su pata y sus uñas.

Algunas veces, a un animal como Maggie no le va bien en el zoológico. Cuando esto ocurre, los cuidadores ponen su mayor esfuerzo en cuidar del animal. Podrían cambiarle la dieta o hacerlo participar en actividades diferentes. Si el animal está enfermo, los cuidadores se encargan de que reciba cuidado médico. Si un zoológico no puede cubrir las necesidades de un animal, encuentran un nuevo lugar donde pueda vivir. Podrían enviar al animal a un zoológico distinto o a un santuario animal.

Zoológicos

La sección educativa “Para las mentes creativas” puede ser fotocopiada o impresa de nuestra página Web por el propietario de este libro para usos educacionales o no comerciales. Actividades educativas, pruebas interactivas e información adicional están disponibles en línea.

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Para las mentes creativas

Los elefantes son animales muy inteligentes y sociables. En la naturaleza, viven en manadas con su familia extendida. Forman lazos desde temprana edad y se cuidan unos a otros. Usualmente, las hembras de la familia permanecen juntas de por vida mientras que los machos frecuentemente se marchan por su cuenta, se hacen amigos de otras familias o se unen a otros grupos de machos.

La hembra líder, la poderosa matriarca, está a cargo. Es usualmente la elefanta más vieja y tiene una memoria muy buena. Su trabajo es guiar a su manada a sitios para pastar y beber, áreas de sombra y lugares seguros para pasar la noche. Los elefantes grandes tienen apetitos grandes y los paquidermos pasan hasta 20 horas al día buscando alimentos. A ellos también les gusta jugar, bañarse y descansar. Los elefantes pueden dormir de pie o acostados. Cuando un elefante se acuesta, con frecuencia otro elefante se queda de pie para cuidarlo.

Las madres dan a luz cada cuatro o seis años y tienen un bebé cada vez. Las mamás, las hermanas, las tías y las primas cuidan de los bebés, principalmente cuando tratan de aprender a utilizar la larga y graciosa trompa. Todos los días, los elefantes se comunican a través de diferentes sonidos, incluyendo aquellos que los humanos no pueden escuchar, y con gestos, como dar fuertes pisadas y sacudir las orejas. Ellos actúan como una unidad familiar. Cuando un elefante muere, el resto de la manada lamenta la muerte.

Manadas de elefantes

Si tú fueras un cuidador de animales, ¿qué harías?

•¿para cuidar de un elefante?

•¿para ayudar a un elefante a hacer amigos?

•¿si el elefante se enferma?

•¿si el elefante se ve triste?

•¿si el elefante necesita un nuevo hogar?

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Preguntas y respuestas con la cuidadora Michelle Harvey

¿Cuánta comida come Maggie?

Maggie come aproximadamente 250 libras de alimento al día, pero esto puede variar en cada estación. Su dieta consiste en heno, pasto, corteza, brotes y ramas (de roble, acacia y bambú) croquetas herbívoras, salvado, pan, frutas y verduras. Maggie busca su propia comida durante el día. En la noche come dentro del establo.

¿Cuál es la comida favorita de Maggie? ¿Sigue recibiendo dulces por obedecer órdenes?

Los alimentos favoritos de Maggie son los plátanos, el pan crujiente y las ramas de acacia (que son nativas de África). Maggie es entrenada utilizando únicamente técnicas de reforzamiento positivo, lo que significa que obtiene premios por comportarse correctamente. Los comportamientos que ella aprende les permiten a los cuidadores y a los veterinarios cuidarla mejor. Esta es una forma divertida, segura y satisfactoria de entrenar animales basándose en la cooperación. Nunca se usa el castigo. ¡Maggie nunca tiene que obedecer una orden; es una participante entusiasta! Sí, aún sigue obteniendo golosinas como premio, como cuando se deja extraer una muestra de sangre.

¿Hay alimentos que no le gustan?

A Maggie no le gustan las berenjenas, los limones y las limas. ¡Ella te las lanzará de regreso!

¿Cuánto pesa Maggie?

Maggie pesa cerca de 8,300 libras, aproximadamente el tamaño de una camioneta. Ella se para sobre una báscula que está colocada en un conducto y camina a través de él para salir del establo. Es recompensada con golosinas por quedarse quieta para que podamos registrar su peso.

¿Ella sólo bebe agua?

Sí, Maggie solamente bebe agua, y le gusta tibia. La trompa de un elefante retiene 2.5 galones de agua de una sola vez. Maggie puede beber hasta 80 galones al día, tanto como dos tinas de baño llenas de agua.

¿Maggie hace trucos?

Maggie no hace trucos, pero es libre de expresarse como un elefante lo haría. A ella le encanta salpicarse de lodo, frotar su trompa sobre los otros elefantes, arrancar las ramas de los árboles y ¡perseguir una bandada de pavos!

¿Ella tiene juguetes?

Sí. Ella tiene una pelota Boomer® gigante con agujeros. Llenamos los hoyos con golosinas. Ella la rueda y la patea para que las golosinas se caigan. Maggie y los otros elefantes también juegan con troncos y ramas. Los avientan en el aire y los cargan sobre sus lomos. ¡A Maggie también le encanta jugar con agua!

¿Qué tan ruidosa es Maggie?

Maggie es muy vocal. Ella retumba, ruge y ronronea. Cuando se emociona o saluda a otro elefante, ¡trompetea tan fuerte como el motor de un jet!

¿Fue difícil para Maggie adaptarse al clima caluroso después de haber estado en Alaska por tanto tiempo?

No, el clima caluroso es el medio ambiente natural para un elefante. Esto es maravilloso para Maggie.

¿Cómo es un día en la vida de Maggie, por ejemplo, en PAWS?

Maggie pasa sus días con otros elefantes. Lulu es su mejor amiga. También tiene a Mara, a Thika y a Toka, quienes con ella exploran el pasto, los árboles, los hoyos de lodo, un lago estacional y las colinas onduladas. El clima es frecuentemente soleado y cálido. Durante las noches frías, puede dormir en un establo con calefacción, pero usualmente prefiere una siesta sobre el pasto. Recibe un baño caliente a diario y ¡retumba o trompetea de placer! Sus cuidadores preparan sus alimentos de la mañana y la tarde (grano, salvado, suplementos vitamínicos, frutas, verduras y heno) pero una vez afuera, come pasto, hojas y corteza. Nunca se le obliga a hacer algo ni se le castiga de ninguna forma. Ella tiene la libertad de comportarse como un elefante.

¿Cómo puedes saber si Maggie es feliz?

Yo no estoy realmente segura de que Maggie sea feliz. Ella está viviendo una vida en cautiverio en vez de estar en la naturaleza con su familia; pero me hace feliz saber que no está sola. Tiene amigos elefantes y un medio ambiente pacífico en PAWS. Es amada por todos los que cuidamos de ella.

Enriquecimiento animal

¡Los animales tienen que mantener su cerebro y sus sentidos ocupados! ¿Te gustaría sentarte en un mismo lugar todo el tiempo sin tener nada que hacer? ¡No! Tampoco a los animales. Los cuidadores inventan formas de ayudar a los animales a ejercitar sus cuerpos y mentes. A esto se le llama enriquecimiento animal.

Los cuidadores crean un horario y continuamente cambian de actividad para mantener a los elefantes interesados. Colocan sabrosos premios como zanahorias, plátanos, paletas o palomitas de maíz en diferentes lugares, de manera que los elefantes tengan que estirarse para alcanzarlos. Nuevos olores, como las especias, el vinagre, la nébeda y la manteca de cacao les proporcionan a los elefantes algo para descubrir y en qué pensar. Objetos con cierta rugosidad, como las ramas de los árboles, el mantillo, las llantas, las pelotas Boomer® y las pelotas que rebotan, son divertidos para los elefantes al tacto y para moverlos de un lado para otro. Los elefantes pueden moverse alrededor de diferentes espacios de juego, como cascadas, arroyos y áreas sombreadas.

¿Cómo ejercitas tu cuerpo y tu mente? ¡Podrías decir que estas son tus actividades de enriquecimiento humano!

Michelle Harvey y Maggie

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Con agradecimiento a las siguientes personas por tener tan grandioso cuidado por Maggie y por verificar la información en este libro:• Pat Lampi, director ejecutivo del Zoológico de Alaska• Michelle Harvey, una cuidadora de Maggie• El personal de Performing Animal Welfare Society (PAWS)

Library of Congress Cataloging-in-Publication Data

Names: Curtis, Jennifer Keats, author. | Saroff, Phyllis V., illustrator.Title: Maggie, el último elefante en Alaska / por Jennifer Keats Curtis ; ilustrado por Phyllis Saroff.Other titles: Maggie. SpanishDescription: Mount Pleasant : Arbordale Publishing, [2018] | Audience: Ages 4-8. | Audience: K to grade 3. | Includes bibliographical references. Identifiers: LCCN 2017053831 (print) | LCCN 2017057878 (ebook) | ISBN 9781607184881 (Spanish Downloadable eBook) | ISBN 9781607185192 (Spanish Interactive Dual-Language eBook) | ISBN 9781607184836 ( English Downloadable eBook) | ISBN 9781607185147 (English Interactive Dual-Language eBook) | ISBN 9781607184669 (spanish pbk.) | ISBN 9781607184508 (english hardcover) | ISBN 9781607184614 (english pbk.)Subjects: LCSH: Elephants--Juvenile literature. | Elephants--Behavior--Juvenile literature. | Zoo animals--Behavior--Juvenile literature.Classification: LCC QL737.P98 (ebook) | LCC QL737.P98 C86718 2018 (print) | DDC 599.67--dc23LC record available at https://lccn.loc.gov/2017053831

Título original en inglés: Maggie: Alaska’s Last Elephant Traducido por Rosalyna Toth en colaboración con Federico Kaiser e Eida Del Risco.

Bibliografía:Hare, Tony. Animal Fact File: Head-to-tail Profiles of over 90 Mammals. Singapore: Facts On File, 1999. 52-53.

Print.Jenkins, Martin, and Ivan Bates. Grandma Elephant’s in Charge. Cambridge, MA: Candlewick, 2003. Print.Moss, Cynthia, and Martyn Colbeck. Little Big Ears: The Story of Ely. New York: Simon & Schuster, 1997. Print.O’Connell, Caitlin, Donna M. Jackson, and T. C. Rodwell. The Elephant Scientist. Boston: Houghton Mifflin for

Children, 2011. Print.Whittaker, Margaret, and Gail Laule. “Chapter 13: Protected Contact and Elephant Welfare.” Endangered Species

and Wetland Report. Endangered Species & Wetlands Report/Poplar Publishing, n.d. Web.“Welcome to ElephantVoices.” Welcome to ElephantVoices. ElephantVoices, n.d. Web.“Performing Animal Welfare Society -- PAWS.” Performing Animal Welfare Society -- PAWS. N.p., n.d. Web.SitNews, and Http://www.sitnews.us. “SitNews: Alaska Elephant Finds New Home With Help of Air Force by

Staff Sgt. Francesca Popp.” SitNews: Alaska Elephant Finds New Home With Help of Air Force by Staff Sgt. Francesca Popp. Stories In The News. Ketchikan, AK, n.d. Web.

Elaborado en los EE.UU.Este producto se ajusta al CPSIA 2008

Arbordale PublishingMt. Pleasant, SC 29464

www.ArbordalePublishing.com

Derechos de Autor 2018 © por Jennifer Keats CurtisDerechos de Ilustración 2018 © por Phyllis Saroff

La sección educativa “Para las mentes creativas” puede ser fotocopiada por el propietario de este libro y por los educadores para su uso en las aulas de clase.

Incluye 4 páginas de

actividades para la

enseñanza

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