Práctica 6

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PRIMERO APRENDE Y SOLO DESPUÉS ENSEÑA En el texto, el señor Enrique Moradiellos viene a decirnos que todo maestro y profesor y todo alumno y estudiante que aspire a ser maestro debe conocer los fundamentos básicos de sus disciplinas y algunos más específicos del saber acumulado por las investigaciones pedagógicas y las experiencias didácticas. Es preciso y urgente que esta evidencia penetre en las aulas de las facultades de formación del profesorado, por mera razón de supervivencia propia y autoestima profesional. No hay profesor “de todo y para todo” ni educación “en todo y de todo”. Todo profesor debe conocer los fundamentos básicos de sus disciplinas. Tesis principal y valoración crítica Los contenidos disciplinares, tal y como los entiende Moradiellos han desaparecido de la enseñanza y de la formación del profesorado. La pedagogía no ha entrado en las escuelas salvo de forma excepcional. La afirmación de que estos resultados reflejan el hecho de que la formación universitaria recibida ha descuidado gravemente los fundamentos disciplinares en beneficio del saber formal y procedimientos de las ciencias de la educación es falsa. No corresponde con los hechos porque los hechos ponen de manifiesto que la pedagogía no ha entrado en las aulas, ni en las universitarias ni en las preuniversitarias. Esta visión prejuiciosa le lleva a malinterpretar “la reacción de la alumna mencionada en el artículo. Moradiellos cita un principio de la pedagogía (primun discere, deinde docere- primero aprende y solo después enseña) Este principio lo que vendría a decir es que para poder enseñar es necesario conocer algo que se pueda enseñar. Moradiellos considera que lo que se debe aprender es sobre todo, conceptos hechos o datos de forma memorística. No comparto la idea de que los alumnos y los futuros profesores deben aprenderse estos conceptos, hechos y datos de memoria, de forma que puedan responder exitosamente ante un examen memorístico, y que sea esto lo que deben conseguir que sus alumnos hagan. No tiene sentido aprenderse de memoria los hechos y conceptos con el objetivo de ser capaz de responder a preguntas memorística para un examen. Y no tiene sentido porque de lo que se trata es de comprender aquello que se aprende y comprender implica ser capaz de establecer relaciones entre conceptos, entre éstos y los hechos, en definitiva, que aquello que se aprenda tenga sentido. Parece que todo el artículo se dirige a alertar sobre el perjuicio que una forma de entender la pedagogía ha supuesto y que nos ha conducido al desastre educativo. No todo lo que dice la pedagogía está vacío de contenido. Lo que está vacío de contenido es pretender una pedagogía universal, pero no determinados principios que orientan la práctica docente. Para terminar, señalar que todo lo anterior nos lleva a una cuestión clave que Moradiellos no plantea. ¿Qué es lo que un profesor nuestro necesita para ser bueno profesionalmente? ÁNGELA GÓMEZ-REY ALMAGRO

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PRIMERO APRENDE Y SOLO DESPUÉS ENSEÑA

En el texto, el señor Enrique Moradiellos viene a decirnos que todo maestro y profesor

y todo alumno y estudiante que aspire a ser maestro debe conocer los fundamentos

básicos de sus disciplinas y algunos más específicos del saber acumulado por las

investigaciones pedagógicas y las experiencias didácticas.

Es preciso y urgente que esta evidencia penetre en las aulas de las facultades de

formación del profesorado, por mera razón de supervivencia propia y autoestima

profesional. No hay profesor “de todo y para todo” ni educación “en todo y de todo”.

Todo profesor debe conocer los fundamentos básicos de sus disciplinas.

Tesis principal y valoración crítica

Los contenidos disciplinares, tal y como los entiende Moradiellos han desaparecido de

la enseñanza y de la formación del profesorado. La pedagogía no ha entrado en las

escuelas salvo de forma excepcional. La afirmación de que estos resultados reflejan el

hecho de que la formación universitaria recibida ha descuidado gravemente los

fundamentos disciplinares en beneficio del saber formal y procedimientos de las

ciencias de la educación es falsa. No corresponde con los hechos porque los hechos

ponen de manifiesto que la pedagogía no ha entrado en las aulas, ni en las

universitarias ni en las preuniversitarias. Esta visión prejuiciosa le lleva a malinterpretar

“la reacción de la alumna mencionada en el artículo.

Moradiellos cita un principio de la pedagogía (primun discere, deinde docere- primero

aprende y solo después enseña) Este principio lo que vendría a decir es que para

poder enseñar es necesario conocer algo que se pueda enseñar. Moradiellos

considera que lo que se debe aprender es sobre todo, conceptos hechos o datos de

forma memorística. No comparto la idea de que los alumnos y los futuros profesores

deben aprenderse estos conceptos, hechos y datos de memoria, de forma que puedan

responder exitosamente ante un examen memorístico, y que sea esto lo que deben

conseguir que sus alumnos hagan. No tiene sentido aprenderse de memoria los

hechos y conceptos con el objetivo de ser capaz de responder a preguntas

memorística para un examen. Y no tiene sentido porque de lo que se trata es de

comprender aquello que se aprende y comprender implica ser capaz de establecer

relaciones entre conceptos, entre éstos y los hechos, en definitiva, que aquello que se

aprenda tenga sentido. Parece que todo el artículo se dirige a alertar sobre el perjuicio

que una forma de entender la pedagogía ha supuesto y que nos ha conducido al

desastre educativo. No todo lo que dice la pedagogía está vacío de contenido. Lo que

está vacío de contenido es pretender una pedagogía universal, pero no determinados

principios que orientan la práctica docente.

Para terminar, señalar que todo lo anterior nos lleva a una cuestión clave que

Moradiellos no plantea. ¿Qué es lo que un profesor nuestro necesita para ser bueno

profesionalmente?

ÁNGELA GÓMEZ-REY ALMAGRO