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Orar con una Palabra: Preferidos - 1 - PREFERIDOS Pequeño Dicho de una persona, de un animal o de una cosa: Que tiene poco o menor tamaño que otras de su misma especie. Corto, que no tiene la extensión que le correspon- de. De muy corta edad. Bajo, abatido y humilde, como contrapuesto a poderoso y soberbio. Corto, breve o de poca importancia, aunque no sea corpóreo. Frágil Quebradizo, y que con facilidad se hace pedazos. Débil, que puede deteriorarse con facilidad. Dicho de una persona: Que cae fácilmente en algún pecado, especialmente contra la castidad. Caduco y perecedero. (Real Academia Española)

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Orar con una Palabra: Preferidos - 1 -

PREFERIDOS

Pequeño

Dicho de una persona, de un animal o de una

cosa: Que tiene poco o menor tamaño que otras de

su misma especie.

Corto, que no tiene la extensión que le correspon-

de.

De muy corta edad.

Bajo, abatido y humilde, como contrapuesto a

poderoso y soberbio.

Corto, breve o de poca importancia, aunque no

sea corpóreo.

Frágil

Quebradizo, y que con facilidad se hace pedazos.

Débil, que puede deteriorarse con facilidad.

Dicho de una persona: Que cae fácilmente en

algún pecado, especialmente contra la castidad.

Caduco y perecedero.

(Real Academia Española)

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Lo pequeño y lo frágil

No porque seáis el más numeroso de todos los pueblos se ha

prendado el Señor de vosotros y os ha elegido, pues sois el me-nos numeroso de todos los pueblos; sino por el amor que os

tiene. Dt 7, 7-8

Pero Samuel dijo a Saúl: «Basta ya. Deja que te anuncie lo que el Señor me ha reve-

lado esta noche.» Él le dijo: «Habla.» Entonces Samuel dijo: «Aunque tú te crees pequeño, ¿no eres acaso el jefe de las tribus de Israel? El Señor te ha ungido rey de

Israel. I S 15, 16-17

Dijo el Señor a Samuel: Voy a enviarte a Jesé, de Belén, por-

que he visto entre sus hijos un rey para mí.» (…) Hizo pasar

Jesé a sus siete hijos ante Samuel, pero Samuel dijo: «A nin-

guno de éstos ha elegido el Señor.» Preguntó, pues, Samuel a

Jesé: « ¿No quedan ya más muchachos?» Él respondió: «Todav-ía falta el más pequeño, que está guardando el rebaño.» Dijo

entonces Samuel a Jesé: «Manda que lo traigan, porque no

comeremos hasta que haya venido.» Mandó, pues, que lo traje-

ran; era rubio, de bellos ojos y hermosa presencia. Dijo el Se-

ñor: «Levántate y úngelo, porque éste es.» I S 1.10-12

Cuando el Hijo del hombre venga con todo su esplendor y acompañado de todos los

ángeles, se sentará en su trono glorioso. Todos los habitantes del mundo serán re-

unidos en su presencia, y él separará a unos de los otros, como el pastor separa las

ovejas de los machos cabríos, poniendo las ovejas a un lado y los machos cabríos al

otro. Luego el rey dirá a los unos: “Venid, benditos de mi Padre; recibid en propie-

dad el reino que se os ha preparado desde el principio del mundo. Porque estuve

hambriento, y vosotros me disteis de comer; estuve sediento, y me disteis de beber;

llegué como un extraño y me recibisteis en vuestra casa; no tenía ropa y me la dis-

teis; estuve enfermo, y me visitasteis; en la cárcel , fuisteis a verme, Entonces los

justos le contestarán: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, y te dimos

de comer y beber? ¿Cuándo llegaste como un extraño, y te recibimos en nuestra

casa? ¿Cuándo te vimos sin ropa y le la dimos? ¿Cuándo estuviste enfermo o en la

cárcel y fuimos a verte?. Y el rey le dirá: “Os aseguro que todo lo que hayáis hecho a favor del más pequeño de mis hermanos, a mí me lo habéis hecho”. Mt 25, 31-40

…acaba con los poderes establecidos. Jb 12, 19b

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Este es el ayuno que deseo:

Abrir las prisiones injustas,

romper las correas del cepo,

dejar libres a los oprimidos,

destrozar todos los cepos;

compartir tu alimento con el hambriento,

acoger en tu casa a los vagabundos,

vestir al que veas desnudo y no cerrarte a tus

semejantes,

Entonces brillará tu luz como la aurora,

tus heridas se cerrarán en seguida,

tus buenas acciones te precederán, te seguirá la gloria del Señor.

Entonces llamarás al Señor y responderá,

pedirás socorro y dirá: “Aquí estoy”. Is 58, 6-9

Derribó a los potentados de sus tronos y exaltó a los humildes. Lc 1, 52

No está en el número tu fuerza,

ni tu poder en los valientes,

sino que eres el Dios de los humildes,

el defensor de los pequeños apoyo de los débiles,

refugio de los desvalidos,

salvador de los desesperados. Jdt 9, 11

Éstas son las palabras que dirigió Moisés a todo Israel al otro lado de Jordán:

el Señor, nuestro Dios, nos habló así en el Horeb,

no hagáis en el juicio acepción de personas,

escuchad al pequeño lo mismo que al grande… Dt 19, 1.6.17

Se acercaron a Jesús los discípulos y le dijeron: «¿Quién es, pues, el mayor en el

Reino de los Cielos?» Él llamó a un niño, le puso en medio de ellos y dijo: «Yo os

aseguro: si no cambiáis y os hacéis como los niños, no entraréis en el Reino de los

Cielos. Así pues, quien se humille como este niño, ése es el mayor en el Reino de los Cielos. Mt 18, 1-4

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Y dijo María:

«Alaba mi alma la grandeza del Señor

y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador

porque ha puesto los ojos en la pequeñez de su esclava. Lc 1, 46-48

Había en la misma comarca unos pastores, que dormían al raso y vigilaban por

turno durante la noche su rebaño. Se les presentó el ángel del Señor, la gloria del

Señor los envolvió en su luz y se llenaron de temor. El ángel les dijo: «No temáis,

pues os anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo: os ha nacido hoy,

en la ciudad de David, un salvador, que es el Cristo Señor; y esto os servirá de se-

ñal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre.» Lc 2, 8-12

El ángel del Señor se le apareció en sueños y le

dijo: «José, hijo de David, no temas tomar contigo

a María tu mujer porque lo engendrado en ella es

del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y le

pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su

pueblo de sus pecados.» Todo esto sucedió para

que se cumpliese lo dicho por el Señor por medio

del profeta:

Ved que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel,

que traducido significa: «Dios con nosotros». Lc 2, 20-23

En aquel momento, se llenó de gozo Jesús en el Espíritu Santo y dijo:

“Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra,

porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes

y se las has revelado a gente sencilla”. Lc 10, 21

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Oh, Dios, confía tus juicios al rey,

tu justicia al hijo del monarca.

Él juzgará a tu pueblo con justicia,

a los humildes con rectitud.

De los montes llegará al pueblo la paz,

de las colinas la justicia.

Hará justicia a los humildes,

salvará a los oprimidos,

aplastará al explotador. Sal 72, 1-4

Cantar al Señor dándole gracias,

tocad la cítara en honor de nuestro Dios.

No se deleita con el brío del caballo

ni se complace en los músculos del hombre.

El Señor se complace en sus adeptos

en los que esperan en su amor. Sal 127, 7. 10-11

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Pobre

Necesitado, que no tiene lo necesario para

vivir. Escaso, insuficiente.

Humilde, de poco valor o entidad.

Infeliz, desdichado y triste.

Pacífico, quieto y de buen genio e intención.

Corto de ánimo y espíritu.

Débil

De poco vigor o de poca fuerza resistencia.

Que por flojedad de ánimo cede fácilmente

ante la insistencia o el afecto.

Escaso o deficiente, en lo físico o en lo

moral.

(Real Academia Española)

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Lo pobre y lo débil

Jesús, alzando los ojos hacia sus discípulos, decía:

“Bienaventurados los pobres, porque vuestro es el Reino de Dios” Lc 6, 20

El Señor dijo a Moisés: «He visto la aflicción de mi pueblo en Egipto, he escuchado

el clamor ante sus opresores y conozco sus sufrimientos. (…) Ahora, pues, ve: yo te

envío al faraón para que saques a mi pueblo, los israelitas, de Egipto.» Moisés dijo a

Dios: «¿Quién soy yo para ir al faraón y sacar de Egipto a los israelitas?» Dios le

respondió: “Yo estaré contigo…” Ex 3, 7. 10-12

Pone a los humildes en la altura y a los afligidos en lugar seguro.

Jb 5, 11

Entonces el Señor dirigió la palabra, en estos términos a Jeremías:

Antes de haberte formado yo en el vientre, te conocía,

y antes que nacieses, te tenía consagrado:

yo profeta de las naciones te constituí.

Yo dije:

« ¡Ah, Señor Dios! Mira que no sé expresarme, que soy un muchacho.»

Y me dijo el Señor:

No digas: «Soy un muchacho»,

pues adondequiera que yo te envíe irás,

y todo lo que te mande dirás.

No les tengas miedo,

que contigo estoy para salvarte

-oráculo del Señor-.

Entonces alargó el Señor su mano y tocó mi boca. Y me dijo el Señor:

Mira que he puesto mis palabras en tu boca. Jr 1, 4-9

El arco de de los fuertes se ha quebrado,

los que tambalean se ciñen de fuerza.

Levanta del polvo al humilde,

alza del muladar al indigente para sentarlo junto a los nobles,

y darle en heredad trono de gloria. I Sam 2, 4.8

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Mi corazón salta de alegría por el Señor,

mi fuerza reside en el Señor, mi boca se ríe de mis rivales,

porque he disfrutado de tu ayuda.

El arco de los valientes se hace trizas y los cobardes se arman de valor.

Los hartos se alquilan por pan y los hambrientos se sacian:

sa mujer estéril da a luz siete hijos y la madre fecunda se marchita.

El Señor da la muerte y da la vida, hunde en el abismo y salva de él.

El Señor empobrece y enriquece, rebaja y engrandece;

saca del lodo al miserable, levanta de la basura al pobre para sentarlo entre príncipes y adjudicarle un puesto de honor. ISam 2, 1, 4-8

Juzgará con justicia a los débiles

y sentenciará con rectitud a los pobres de la tierra. Is 11, 4

Defenderá a los humildes del pueblo,

salvará a la gente pobre y aplastará al

opresor.

Pues librará al pobre suplicante,

al desdichado y al que nadie ampara;

se apiadará del débil y del pobre,

salvará la vida de los pobres. Sal 72, 4.12-13

Hay quien es débil y necesita ayuda, carece de bienes y le sobra pobreza,

pero el Señor lo ama con benevolencia,

y lo libra de su humillación.

Le hace levantar la cabeza,

y muchos se quedan admirados. Si 11, 12-13

Pues él salvará al desvalido que clama; al humilde a quien nadie ayuda;

se apiadará del oprimido y del pobre, a los desvalidos salvará la vida;

los librará del engaño y la violencia

porque estima mucho sus vidas. Sal 72, 12-14

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Quien favorece al pobre

presta al Señor

y recibirá su recompensa. Prv 19, 17

Quien da al pobre

no pasará necesidad,

a quien lo ignora le lloverán

maldiciones. Prv 28, 27

¡Dichoso el que cuida del débil y el pobre!

El día de la desgracia el Señor lo liberará.

El Señor lo guardará y conservará con vida,

le concederá felicidad en la tierra,

no lo abandonará a la saña de sus enemigos;

el Señor lo sostendrá en su lecho de dolor,

cambiará la postración en que está sumido. Sal 41,2-4

No rechaces la súplica del atribulado,

ni vuelvas la espalda al pobre. No apartes la mirada del necesitado,

ni le des ocasión de maldecirte.

Porque si te maldice lleno de amargura,

su Creador escuchará su imprecación. Si 4, 4-6

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Último

Dicho de una cosa: Que en su línea no tiene otra des-

pués de sí.

Que en una serie o sucesión de cosas está o se consi-

dera en el lugar postrero.

Se dice de lo más remoto, retirado o escondido.

Final, definitivo. Extremado en su línea.

Detrás

En la parte posterior, o con posterioridad de lugar,

o en sitio delante del cual está alguien o algo.

En ausencia

(Real Academia Española)

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Lo último, detrás

Entonces el Señor se volvió hacia Gedeón y le dijo: «Vete con esa fuerza que tienes y

salvarás a Israel de la mano de Madián. ¿No soy yo el que te envía?» Le respondió

Gedeón: «Perdón, señor mío, ¿cómo voy a salvar yo a Israel? Mi clan es el más pobre

de Manasés y yo el último en la casa de mi padre.» El Señor le respondió: «Yo es-

taré contigo y derrotarás a Madián como si fuera un hombre solo.» Jc 6, 14-16

En cuanto a ti, Belén Efratá,

la menor entre los clanes de Judá, de ti sacaré al que ha de ser

el gobernador de Israel;

sus orígenes son antiguos,

desde tiempos remotos. Mi 5, 1-3

El resto que se salve de la casa de Judá

echará raíces por debajo

y fruto en lo alto. Is 37,31

“¿Qué os parece? Si un hombre tiene cien ovejas y se le descarría una de ellas, ¿no

dejará en los montes las noventa y nueve, para ir en busca de la descarriada? Y si

llega a encontrarla, os digo de verdad que tiene más alegría por ella que por las

noventa y nueve no descarriadas.” Mt 18, 12-14

Como pastor pastorea su rebaño:

recoge en brazos los corderitos,

en el seno los lleva,

y trata con cuidado a las paridas. Is 40, 1

Respondió Amós y dijo a Amasías: “Yo

no soy profeta, ni soy hijo de profeta,

yo soy vaquero y picador de sicómoros.

Pero el Señor me tomó de detrás del rebaño, y el Señor me dijo: “Ve y pro-

fetiza a mi pueblo Israel”. Am 7, 14-15

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Llegaron a Cafarnaúm y, una vez en casa, les preguntaba: « ¿De qué discutíais por

el camino?» Ellos callaron, pues por el camino habían discutido entre sí quién era el

mayor. Entonces se sentó, llamó a los Doce, y les dijo: «Si uno quiere ser el primero, sea el último de todos y el servidor de todos.» Y tomando un niño, le puso en medio

de ellos, le estrechó entre sus brazos y les dijo: «El que reciba a un niño como éste

en mi nombre, a mí me recibe; y el que me reciba a mí, no me recibe a mí sino a

Aquel que me ha enviado.» Mc 9, 33-37

Y todo aquel que haya dejado casas, herma-

nos, hermanas, padre, madre, hijos o campos

por mi nombre, recibirá el ciento por uno y

heredará vida eterna. «Pero muchos primeros serán últimos y muchos últimos, primeros.» Mt 19, 29-30

Porque muchos son llamados, más pocos escogidos. Mt 22, 14

Notando cómo los invitados elegían los primeros puestos, les dijo una parábola:

«Cuando alguien te invite a una boda, no te pongas en el primer puesto, no sea que

haya invitado a otro más distinguido que tú y, viniendo el que os invitó a ti y a él,

te diga: `Deja el sitio a éste', y tengas que ir, avergonzado, a sentarte en el último

puesto. Al contrario, cuando te inviten, vete a sentarte en el último puesto, de ma-

nera que, cuando venga el que te invitó, te diga: `Amigo, sube más arriba.' Y esto

será un honor para ti delante de todos los que estén contigo a la mesa. Porque todo el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado.» Lc 14, 7-11

Igualmente los sumos sacerdotes se

burlaban entre ellos junto con los es-

cribas diciendo: «A otros salvó y a sí

mismo no puede salvarse. ¡El Cristo,

el rey de Israel!, que baje ahora de la

cruz, para que lo veamos y creamos.»

También le injuriaban los que con él

estaban crucificados. Mc 15, 31-32

Era la hora tercia cuando le crucifi-

caron. Y estaba puesta la inscripción

de la causa de su condena: «El rey de

los judíos.» Con él crucificaron a dos

salteadores, uno a su derecha y otro a

su izquierda. Lc 23, 25-28

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Oración final

Padre, en este mundo tuyo, que no es tu mundo, danos ojos para verte en lo

pequeño y cotidiano de nuestra vida.

Padre, en este mundo tuyo, que no es tu mundo, danos oídos para escuchar

al que lo necesita.

Padre, en este mundo tuyo, que no es tu mundo, inspíranos el gesto y la pa-

labra oportuna ante el hermano solo y desamparado.

Padre, en este mundo tuyo, que no es tu mundo, ponnos tu palabra en la bo-

ca para que todo, hasta lo más insignificante, nos sepa a Ti.

Padre, en este mundo tuyo, que no es tu mundo, danos sabiduría y humildad

para saber colocarnos los últimos.

Padre, en este mundo tuyo, que no es tu mundo, danos sensibilidad para

contemplar como tuyo lo pequeño, lo pobre, lo último y lo desfavorecido.

Padre todo te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.

AMÉN