REALIDAD

NACIONAL TEMA :

CAMPO Y CIUDAD

La población urbana que marca el ritmo y va

organizando su espacio, está influida por un entorno

artificial izado, construido, eminentemente cultural,,

que se impone sobre los ciclos de la naturaleza

limitando en parte su importancia; pero estas jóvenes

ciudades, que son una de las consecuencias del

proceso poblacional en la llanura anegadiza, son

pequeñas y queda, aún en ellas mucho del pueblo

original: está muy próxima la abierta e interminable

extensión de los campos, como elemento dominante

del paisaje. Es por ello que en ellas, los rasgos

sociales tienden a ser más homogéneos, aunque la

revolución de los medios masivos de comunicación

también esté dejando su impronta. En lo personal hay

un comportamiento más participativo de cada

habitante, porque se conserva un sentido de

pertenencia que contrarresta diferencias sociales.

El campo necesita de la ciudad y ello

se evidencia cotidianamente: a la ciudad

llega el colono para adquirir mercadería

(para la propia subsistencia e insumos

para el campo); para realizar trámites

administrativos y consultas a

profesionales; concretar operaciones

bancarias; seleccionar personal; vender

su producción; contratar transportes;

utilizar servicios culturales, educativos,

sanitarios; para disfrutar del tiempo libre

Cuando una crisis afecta al campo,

repercute en la dinámica urbana y

gradualmente afecta a todos. Porque

ciudad-campo conforman una

comunidad rural que también funciona

como un sistema más o menos

complejo; lo que perjudica a los

subsistemas termina afectando al

otro; de modo que es importante

abocarse a la búsqueda de una

solución integral cuando surge una

problemática particular.

Aparentemente, bajo el empuje de nuevas

expectativas hacia lo que el campo ofrece

a la ciudad más el desarrollo o ampliación

de nuevas funciones de las áreas rurales,

la dicotomía entre campo y ciudad ha

desaparecido, dando paso a una nueva

ruralidad que debe construir alternativas

de competitividad. Una de ellas se basa en

conseguir opciones de financiamiento no

gubernamentales para los proyectos

agropecuarios, dado que el gobierno no es

la única fuente ni la primera elección para

obtener capital de inversión.

El campo y la ciudad.- conforman una comunidad

que también funciona como un sistema complejo: lo

que perjudica a los subsistemas termina afectando

al otro, de modo que es importante buscar una

solución integral cuando surge una problemática

particular. La ciudad necesita del campo y el campo

necesita de la ciudad y la evidencia es cotidiana: a

la ciudad llega el agro productor para vender su

producción, contratar transportes, utilizar servicios

culturales, acudir a instituciones académicas, o para

disfrutar del tiempo libre. De la ciudad el agro

productor obtiene bienes para la propia subsistencia

e insumos para el campo, acude a realizar trámites

administrativos y consultas a profesionales,

concretar operaciones bancarias, seleccionar

personal.

Las relaciones económico-sociales

entre el campo y la ciudad pueden

ser básicamente laborales,

profesionales, comerciales-

industriales, y financieras. En

cuanto a lo laboral, actualmente,

en una dinámica de décadas en

nuestro país y por que no decirlo del

mundo