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1 JORNADAS MONOGRÁFICAS PREVENCIÓN DEL BIODETERIORO EN ARCHIVOS Y BIBLIOTECAS Instituto del Patrimonio Histórico Español 14-15 junio 2004 ÍNDICE CARMEN HIDALGO BRINQUIS, Algunas notas sobre la historia de los estudios del biodeterioro documental en España ........................................................................................................................................... 2 MARIÁN DEL EGIDO RODRÍGUEZ, Estudios científicos previos para la conservación de libros y documentos ............................................................................................................................................................. 6 JUAN RAMÓN ROMERO Y FERNÁNDEZ-PACHECO, Situación actual, proyectos y últimos hitos ............... 13 JUAN ANTONIO HERRÁEZ Y J. A. BUCES, El almacén de bienes culturales ................................................ 29 JUAN ANTONIO HERRÁEZ Y M. A. RODRÍGUEZ LORITE, La conservación preventiva en las obras de arte.. 57 CELIA MARTÍNEZ CABETAS, Consideraciones entorno a la conservación del material fotográfico custodiado en archivos y bibliotecas...................................................................................................... 69 ANDRÉS SERRANO RIVAS, Biodeterioro en soportes proteínicos y celulósicos ....................................... 72 NIEVES VALENTÍN RODRIGO, Diseño y propuestas para el control y erradicación del biodeterioro. Microorganismos e insectos .................................................................................................................. 84 ARSENIO SÁNCHEZ HERNÁNPEREZ, La planificación de desastres en el archivo ...................................... 90 ARSENIO SÁNCHEZ HERNÁNPEREZ, Bibliografía sobre planificación de desastres ................................... 98

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JORNADAS MONOGRÁFICAS

PREVENCIÓN DEL BIODETERIORO EN ARCHIVOS Y BIBLIOTECAS

Instituto del Patrimonio Histórico Español 14-15 junio 2004

ÍNDICE

CARMEN HIDALGO BRINQUIS, Algunas notas sobre la historia de los estudios del biodeterioro documental en España ........................................................................................................................................... 2 MARIÁN DEL EGIDO RODRÍGUEZ, Estudios científicos previos para la conservación de libros y documentos ............................................................................................................................................................. 6 JUAN RAMÓN ROMERO Y FERNÁNDEZ-PACHECO, Situación actual, proyectos y últimos hitos ............... 13 JUAN ANTONIO HERRÁEZ Y J. A. BUCES, El almacén de bienes culturales ................................................ 29 JUAN ANTONIO HERRÁEZ Y M. A. RODRÍGUEZ LORITE, La conservación preventiva en las obras de arte.. 57 CELIA MARTÍNEZ CABETAS, Consideraciones entorno a la conservación del material fotográfico custodiado en archivos y bibliotecas...................................................................................................... 69 ANDRÉS SERRANO RIVAS, Biodeterioro en soportes proteínicos y celulósicos ....................................... 72 NIEVES VALENTÍN RODRIGO, Diseño y propuestas para el control y erradicación del biodeterioro. Microorganismos e insectos .................................................................................................................. 84 ARSENIO SÁNCHEZ HERNÁNPEREZ, La planificación de desastres en el archivo ...................................... 90 ARSENIO SÁNCHEZ HERNÁNPEREZ, Bibliografía sobre planificación de desastres ................................... 98

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ALGUNAS NOTAS SOBRE LA HISTORIA DE LOS ESTUDIOS DEL BIODETERIORO DOCUMENTAL EN ESPAÑA

María del Carmen Hidalgo Brinquis

Servicio de Libros y Documentos IPHE

Frente a las grandes obras de arte que encierran un valor en si mismas, la importancia de la obra escrita o impresa viene dada por la información que contiene. Este valor es considerado fundamental desde los inicios de la cultura ya que la historia de un pueblo, sus derechos, su idioma, su música, está encerrada en este frágil y humilde soporte. Desde la antigüedad, hasta nuestros días, los archivos han sido valorados, por cualquier administración eficaz, como la herramienta fundamental de gestión y conservación de memoria de sus derechos, por ello, un hombre "sin papeles" carece de identidad. Por este carácter de valor intrínseco, la conservación de la documentación ha sido un tema fundamental en todas las civilizaciones a través de la historia, y sobre todo dentro de nuestra cultura mediterránea, debido a que el clima cálido la hace mucho mas deleznable. Esto se debe a que las causas intrínsecas que inciden en la degradación del pergamino y del papel se potencian durante su almacenamiento por factores negativos medio ambientales, que aceleran sus procesos degradatorios. Por este grave problema, los intentos para lograr su conservación viene de muy antiguo, así en la cultura árabe e hispano árabe aparece la palabra Kabikaj en la primera y última página de algunos de sus manuscritos para invocar que actúe como repelente o exterminador de larvas de gusanos e insertos. Botánicamente la palabra Kabikaj se asocia al �“Ranunculus asiaticus�”, planta similar al perejil silvestre, que puede ser muy venenosa. Se creía que poniendo Kabikaj en los libros, los injertos serían repelidos. Con el paso del tiempo se atribuyeron poderes mágicos a la palabra en sí, desvinculándola de su origen basado en las propiedades venenosas de la planta. En la España cristiana también tenemos tímidos ejemplos para la conservación de los documentos dados en Castilla por Alfonso X el Sabio en "Las Partidas" y por Pedro IV el Ceremonioso de Aragón en las "Ordinacions" de 1344, en que establece medidas para la mejor conservación y archivo de sus documentos. Pero quizá, el primer testimonio que tenemos de una política para la conservación de este frágil material bajo unos parámetros científicos, nos la ofrece Felipe II, el rey burócrata por excelencia y sabedor de la importancia que tenía la documentación para poder gobernar un reino tan complejo y extenso como el suyo. Sus dos fundaciones señeras, para la cultura española, fueron la Biblioteca del Monasterio del Escorial y el Archivo General de Simancas y en ambas nos da un claro ejemplo de su preocupación por este tema mostrando los conocimientos que se tenían en la segunda mitad del siglo XVI, de los factores degradantes y qué medidas se tomaron, con los medios al alcance de la época, para paliar sus efectos nocivos.

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Sobre este tema es sumamente aclaratoria la reflexión que hace el Padre Sigüenza, primer archivero de la Biblioteca de El Escorial sobre el depósito de la sala tercera: "es así para la conservación de estos libros, que son de mano y tan antiguo, que es maravilla como muchos de ellos viven, fue cosa de todo punto acertada. Tienen las ventanas al cierzo que ayudan mucho a esto" contraponiéndola a la mala ubicación de la sala situada sobre la de los frescos :"Solo una falta tiene esta pieza: que esta desacomodada, por estar tan alta y encima de la principal, y así el invierno la hace muy fría y en el verano no le falta calor" Estos conocimientos son una clara reflexión a los aportados por Vitrubio en el Libro I Cap. 6 "en el estío todos los cuerpos con el calor se enflaquecen... y con los fríos se fortalecen..... También del resfriarse el humor, y de los vientos y aires se corrompen los cuerpos". Según el Padre Sigüenza, la sala principal esta situada siguiendo el consejo de Vitrubio en el Libro VI, Cap.7 donde afirma que las bibliotecas deben mirar a oriente, pues su uso requiere luz matinal:"... De suerte que desde que el sol sale hasta que se pone, la alumbra por una o por otra parte, excepto a la hora del mediodía, que no la ha menester. Es esto grande ayuda para la conservación de los libros, porque el sol con el aire no se pueden encubrir el daño ni disimular, ni las polillas ni el polvo gastarlos: cosa de importancia porque con estos enemigos perecen los libros". Sobre el uso de la madera para la construcción de estanterías veamos los comentarios aportados por Vitribio: No es menos de maravillar el ciprés y el pino, por que teniendo abundancia de humos.... la causa dello es porque este licor y humor que está dentro de los cuerpos es amargo y por eso no consiente que le entre carcoma, ni otros gusanos que le suelen dañar y por lo tanto la obras hechas de este género de madera permanecen por largo tiempo. El cedro, el enebro tiene las mismas virtudes y provechosas de la madera del ciprés y del pino nace la resina así del cedro nace un aceite que se llama cedrino, con el cual todas las demás cosas son untadas, como son libros...., no se dañan de polilla, ni de carcoma....nacen estos árboles principalmente en Creta y en África y en algunas regiones de Syria. Pero quizá, donde el monarca pone mas ahínco en la conservación de sus fondos es en el Archivo General de Simancas, ya que la diferencia entre un documento y un libro es la unicidad del primero. La singularidad de este edificio es que no es un castillo habilitado para archivo sino un archivo en forma de castillo sometiendose en el lo arquitectónico a lo archivístico. Su patio tiene dos zonas visiblemente diferentes: en dos lados existen pequeños vanos y están enrejados, y los otros presenta abundancia de ventanas sin barrotes que la protejan; los primeros estaban dedicadas a depósito documental, los segundos a dependencias de estudio. Resumiendo, el archivo presenta esta características para la mejor conservación de sus fondos:

Elección de una ciudad situada en plena meseta castellana: Clima frío y seco Simancas: Está situada en una colina con buena ventilación El edificio está edificado con muros gruesos, que proporcionan un micro-clima estable. La orientación de las salas dedicadas al archivo que no reciben la luz directa del sol Adecuación de las ventanas según el uso Elección de buenas maderas para el mobiliario Aireación a través de barrotes o chimeneas de los muebles que no tenían buena ventilación. Cuando, en fecha posterior, se decidió cerrar sus estanterias con puertas para evitar los

robos, estos cerramientos se hacen con tela metálica para no impedir la aireación.

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De este periodo renacentista, en este breve repaso de la historia de los métodos para combatir el biodeterioro de la documentación en España, saltamos a la Ilustración, etapa en que vuelve a alcanzar protagonismo el papel para poder difundir sus deseos de culturizar el pueblo; es el momento de la creación de los grandes archivos, como el de Indias, y las Reales Academias. También es el momento en que se indagan sobre posibles alternativas a la materia prima del papel -el trapo- y a su forma de elaboración. En la búsqueda de otros materiales nos resulta interesante las palabras del padre Sarmiento, unos de nuestros ilustrados mas interesados en la fabricación de este material: La corteza de abedul es perpetua e incorruptible... y si los chinos hacen papel de la corteza de bambú... tuve poco en discurrir en que se podrá hacer papel de las cortezas de abedul machacadas y reducidas a pasta. Y habiendo de ser ese papel inmortal e incorruptible, no se debe dudar que seria un papel utilísimo para las escrituras. Las pencas del vegetable pita también son incorruptibles. Digo, que también de ellas se podrá sacar papel incorruptible. En el siglo XVIII, dentro del movimiento enciclopedista, se publican una serie de libros sobre la forma de realizar algunos oficios elevándolos a la categoría de arte. Dentro de este género están "el arte de hacer papel", "El arte del carbonero", "El arte del tintorero", donde se recogen algunos datos sobre sistemas para evitar la putrefacción de sus manualidades. Siguiendo este visión rápida por la historia, en el siglo XIX encontramos muchos tratados médicos unidos a la limpieza del aire para evitar la propagación de la peste u otras enfermedades endémicas. La mayoría de ellos están basados en los métodos de fumigación de Gaytton Morneau. También tenemos textos de índole mas doméstico como el de Antonio Carrasco: "Colección de recetas o sea secretos indudables para exterminar y concluir con los insertos dañinos , perjudiciales e incómodos que hay en las casas�”. Dentro de este periodo, la figura mas interesante para el estudio del papel en España es D. Manuel Rico y Sinobas ya que quizá sea el primer científico español interesado en la estructura del papel y sus criterios de conservación. Y así llegamos al siglo XX en el que Alfonso Gallo, creador de el Instituto de la Patología del Libro, y con formación de biólogo escribió: �“Patología y Terapia del Libro�”, Roma 1951, que marca las directrices actuales sobre criterios de conservación y restuaración. En ese mismo año Gallo viajó a Madrid, a petición del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, para impartir unas conferencias que fueron el embrión para la concienciación en España del grave problema que corrían nuestros archivos y bibliotecas En los años sesenta, del siglo pasado, se creó el Instituto de Conservación y Restauración de Obras de Arte del que en 1970 se disgregó el Servicio de Libros y Documentos, siendo una de sus primeras actuaciones la creación de una unidad móvil, en el que con una cámara de fumigación, instalada sobre un camión, se efectuaban fumigaciones "in situ", de aquellos archivos que presentaban problemas de contaminación. Este tipo de actuaciones, que actualmente han quedado totalmente obsoletas, ya que había que mover los fondos con el riesgo de pérdida y desorden que ello conllevaba y ademas no se eliminaba el problema existente en las instalaciones, pone de manifiesto la gran preocupación que ha habido siempre sobre estos temas. Por ello, una vez creada una primera plantilla básica de restauradores, en el Servicio se contrató un biólogo: Nieves Valentín, para que llevase a cabo estudios sobre sobre contamimación biológica en materiales de archivos y bibliotecas que, a través de su dilatada trayectoria profesional, goza de un alto prestigio internacional en esta materia.

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Actualmente, tras un periodo en que se apostó por la construcción de edificios inteligentes en los que a través de un sofisticado apartaje eléctrico se obtenía un micro clima ideal para la conservación de la documentación, se esta apostando por los estudios ciétificos profundizando en la aplicación de los conocimientos tradicionales sobre la ubicación y orientación del edificio, sistemas naturales de ventilación y oreo, etc.

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ESTUDIOS CIENTÍFICOS PREVIOS PARA LA CONSERVACIÓN DE LIBROS Y DOCUMENTOS

Marián del Egido Rodríguez Departamento Científico de Conservación

IPHE CONSIDERACIONES PREVIAS ACERCA DEL BIODETERIORO Entendemos por biodeterioro un cambio no deseado e irreversible de las propiedades de los materiales, debido a la actividad de microorganismos u organismos pertenecientes a distintos grupos sistemáticos. Estos cambios obedecen a las transformaciones que muchas especies biológicas pueden introducir, no sólo en la apariencia y, con ello, en el valor estético del bien cultural, sino especialmente como generadores de transformaciones físicas y/o químicas en los materiales (ALLSOPP, D., SEAL, K.J., 1986). Los procesos de biodeterioro son el resultado de la conjunción de tres factores: las condiciones ambientales, la naturaleza y características del sustrato y el tipo de organismo implicado. Esto significa que la aproximación al estudio de esta materia debe ser de tipo ecológico, es decir, contemplado como un sistema en el que existe una interconexión entre poblaciones biológicas y factores físicos y químicos producidos por el medio, de modo que puedan valorarse la importancia de estos factores (CANELA, G. et al, 1991). Sólo de un análisis de este tipo puede surgir un plan de intervención eficaz dirigido, no sólo a eliminar los agentes de biodeterioro existentes allí donde sea posible, sino también prevenir la aparición de fenómenos nuevos de biodeterioro. Este último aspecto es fundamental dentro de un proyecto de control integrado de plagas, aunque es sin duda el más difícil de implantar porque necesita de un seguimiento y mantenimiento a largo plazo. En todo ecosistema, y por tanto, también en los bienes culturales, desde el punto de vista de la cadena trófica, existen productores y destructores. Los primeros no utilizan la materia del bien para su metabolismo directamente, a excepción de algunas sales minerales, pero sí lo dañan de forma indirecta por los productos de su metabolismo o por el deterioro físico producido por la penetración mecánica en la estructura material de la obra. Este es el caso de algas, líquenes, plantas y bacterias autótrofas. Los segundos utilizan la materia orgánica para su nutrición, por lo que son especialmente relevantes en bienes culturales sobre soporte orgánico como madera, tejidos, papel, cuero, etc. Este es el caso de pequeños mamíferos, insectos y hongos. El estudio global del sistema permitirá también detectar, entre los destructores, a aquellos que entran en competencia, que son parásitos o predadores unos de otros; o, por el contrario, a los que colaboran mediante mecanismos como la simbiosis. Todo ello, considerado junto con las interacciones con el ambiente, nos proporcionará un estudio que permita identificar poblaciones, conocer su evolución y determinar su viabilidad. También permitirá tomar decisiones respecto a la oportunidad de eliminar una determinada población del ecosistema, ya que los efectos que esto puede causar debidos al

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desequilibrio introducido, aunque inmediatamente provoquen un efecto preventivo, pueden a medio plazo propiciar la aparición de otras poblaciones, o el excesivo crecimiento de las existentes, de modo que el proyecto final empeore las condiciones de conservación del bien cultural. Por todo ello, es muy importante que sea un científico especialista en conservación de bienes culturales el que haga el diagnóstico y la propuesta de tratamiento, de modo que las decisiones tomadas no produzcan desequilibrios en el ecosistema cuyas consecuencias sean impredecibles. METODOLOGÍA De acuerdo con todo lo anterior, para el estudio científico de los materiales habituales en archivo y bibliotecas, en primer lugar, hay que realizar un análisis del estado de conservación material. Para ello, se realizan estudios físicos, químicos y biológicos, como son el examen de las imágenes obtenidas tras la exposición del objeto a radiación con diferentes longitudes de onda del espectro electromagnético, el análisis de los materiales constituyentes, ya sean originales, añadidos o productos de alteración, y la detección e identificación de organismos agentes de deterioro. El conocimiento de todos estos valores permitirá poder influir en sus procesos de transformación. En segundo lugar, establecer un diagnóstico que valore si la estabilidad del sistema puede verse alterada mediante procesos irreversibles por las necesarias modificaciones o si es posible, en un alto porcentaje, diseñar unas condiciones durante y después de la intervención que ofrezcan fiabilidad de una buena respuesta a largo plazo de los materiales y una mejora en su preservación. Si es viable, hay que establecer un tratamiento que modifique, en primer lugar, las condiciones de contorno que han provocado la evolución del sistema hacia la degradación de su soporte material, véase sistema de almacenamiento, condiciones microclimáticas, control sobre el estado de las nuevas adquisiciones, y en segundo lugar, actuar directamente para detener el deterioro producido hasta el momento, como por ejemplo, someter a las piezas a un tratamiento de desinsectación, modificar el sistema de iluminación, renovar el sistema de control de humedad y temperatura, establecer condiciones adecuadas de transporte y embalaje, entre otros. Entender la importancia de esta segunda parte del estudio científico es fundamental si lo que buscamos es la conservación a medio y largo plazo de nuestro patrimonio textil y no la inmediatez de un resultado estéticamente bello. Estas consideraciones, que permiten evaluar la viabilidad de cada proyecto de conservación de forma singular, ofrecen coherencia metodológica y posibilitan un mayor éxito en el resultado. Por último, la fase de evaluación, que requiere aún hoy de investigaciones que relacionen las variaciones de parámetros recogidos con los efectos de estabilidad o deterioro en los documentos, por lo que resulta especialmente interesante recabar toda la posible información de modo que contribuyamos, conjuntamente, a profundizar en el análisis de situaciones y a elaborar las pautas que contribuyan a la conservación preventiva de los tejidos históricos. TÉCNICAS DE DIAGNÓSTICO Las poblaciones biológicas que interaccionan con los bienes culturales no siempre son causantes de deterioro. En ocasiones, un proyecto integral de conservación de un edificio histórico puede recomendar la plantación de determinadas especies de árboles adecuadas que disminuyan la erosión eólica o los intercambios hídricos, y como consecuencia, incidan en una menor migración de sales, o que modifiquen condiciones climáticas que resulten más favorables para la conservación. No obstante,

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en la mayoría de los casos la presencia de vegetación o de cualquier otro agente biológico incide negativamente e la conservación del bien cultural por las modificaciones físicas y químicas que introduce en su estructura material. Los estudios científicos del biodeterioro permiten la identificación de los agentes biológicos que lo provocan y les efectos de su actuación. Desde luego, esta es la primera parte del trabajo, ya que subsecuentemente deben emprenderse los programas y actuaciones que palien en los posibles estos efectos y prevengan su aparición en el futuro. No obstante, de estos últimos aspectos se hablará en mayor profundidad en otras sesiones de este curso, por lo que en este momento nos detendremos en las posibilidades técnicas de diagnosis. Si bien existen varias posibilidades técnicas para el diagnóstico de los efectos causados por el biodeterioro, presentaremos aquellas técnicas destinadas a la identificación de agentes biodeteriorantes y sus efectos que se utilizan en las distintas unidades del departamento científico de conservación del IPHE. ESTUDIO DE CONDICIONES AMBIENTALES El estudio de condiciones ambientales contempla el asesoramiento técnico y proyectos para el estudio y control de parámetros ambientales como la iluminación, los contaminantes atmosféricos, los factores microclimáticos y otros aspectos relacionados con los procesos de deterioro de los bienes culturales, así como para el diseño de métodos y planes de conservación preventiva (HERRÁEZ, J.A., RODRÍGUEZ, M.A., 1999). Su objetivo general se podría concretar en dos aspectos:

la determinación de las condiciones de conservación más adecuadas para el bien cultural, compatibilizándolas con su uso y función, especialmente en el caso de lugares con culto religioso y edificios públicos.

la propuesta de edificios, salas e instalaciones eficaces y adaptadas a las funciones de conservación, exposición y almacenamiento de los bienes culturales, ya sean bienes muebles como colecciones en salas de exposición permanente o temporal, salas de depósito y archivos, o bienes inmuebles como edificios históricos, monumentos o cuevas de arte rupestre.

Los parámetros ambientales, como son luz, temperatura, agua, pH, salinidad, entre otros, actúan en general como factores limitantes de una población biológica, es decir, son parámetros que condicionan su aparición y su crecimiento. Los parámetros ambientales más significativos para el desarrollo de una población biológica son los que hay que tener en cuenta en un estudio científico para la conservación. Las posibles especies agentes de biodeterioro tienen unos rangos de tolerancia restringidos para algún parámetro ambiental, por lo que la medida de las condiciones ambientales y su modificación puede producir el control o la erradicación de las comunidades biológicas. Por ejemplo, las termitas son heliófobas, las algas heliófilas y los mohos son hidrófilos. Estos factores no deben estudiarse aisladamente ya que la conjunción de diversos factores modifica la tolerancia de una población y, por tanto, los efectos que produce. Por ejemplo, se ha observado en los tratamientos con gases inertes a que se someten algunos bienes culturales con insectos que se producen efectos compensatorios entre humedad y composición química del aire de modo que la supervivencia de una especie en valores cercanos a la tolerancia en cuanto al contenido de oxígenos se ven relativamente paliados por un aumento de humedad. Estos efectos sinérgicos pueden modificar

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los valores de tolerancia, y por ello, el estudio de las condiciones ambientales de los bienes culturales es tan relevante para la erradicación de plagas (VALENTIN, N., 1990). ANÁLISIS BIOLÓGICOS Desde la unidad de biodeterioro del IPHE se realizan la identificación, control y prevención de los deterioros producidos por organismos vivos en los bienes culturales, ya sean de naturaleza orgánica o inorgánica. Los tipos de estudio habituales son:

Análisis de contaminación ambiental Análisis de contaminación en soporte Diagnóstico de alteraciones Presencia activa de agentes biodegradantes Identificación taxonómica de agentes Ensayos previos de eficacia de tratamientos Tratamientos de desinfección Tratamientos de desinsectación

En cuanto al tipo de técnicas empleadas, incluye tratamientos con gases inertes, choques térmicos, o aplicación de productos específicos que eliminan o impiden el desarrollo de organismos en los materiales que dan forma a los bienes culturales, así como ensayos previos de eficacia de tratamientos (VALENTIN, N., PREUSSER, F., 1990). Para el estudio de los agentes biológicos presentes en un bien cultural y el grado de incidencia en el biodeterioro, son necesarios tanto la identificación como un análisis cuantitativo que permita averiguar en qué cantidad está presente y, de ello, deducir si su presencia es relevante como agente de biodeterioro. Sin este análisis en ocasiones es difícil interpretar resultados, especialmente en el caso de microorganismos, ya que de la mera presencia no pueden deducirse comportamientos o actuaciones generalizadas sobre el material. Para la identificación de microorganismos suelen realizarse cultivos en diversos sustratos favorables para el crecimiento de los microorganismos. Para asegurar el desarrollo en un medio aséptico se esterilizan los medios de cultivo en autoclave. La identificación de las colonias microbianas podrá hacerse posteriormente por microscopía óptica o electrónica. Para la identificación de plantas superiores, líquenes y musgos no es necesario el cultivo sino la observación directa o a través de microscopio. Para la identificación de insectos puede ser suficiente la observación directa o a través de microscopio estereoscópico, aunque también es útil en ocasiones la microscopía electrónica. No obstante, hemos de tener en cuenta que estamos trabajando con material histórico, sometido a diferentes procesos de deterioro, modificaciones de condiciones ambientales, transportes, manipulaciones a lo largo de siglos, y en los que no se puede producir una manipulación invasiva o destructiva de modo que la muestra no siempre es la deseada. Todo ello ocasiona que no siempre se encuentren insectos completos sino restos que no permiten una adecuada identificación.

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Tanto en estos casos como en el de microorganismos, se está implantando la identificación mediante la técnica denominada PCR (reacción de polimerasa en cadena, en sus siglas en inglés). Esta técnica, ya conocida desde hace unas décadas y aplicada en el ámbito del patrimonio cultural a la interpretación de la dinámica evolutiva de las poblaciones humanas, se utiliza con el fin de amplificar un segmento de ADN a través de una serie de ciclos repetitivos. De esta manera, y mediante la comparación de los resultados obtenidos con las amplias bases de datos existentes, se puede identificar los microorganismos o insectos que producen el biodeterioro de una manera muy precisa (RÖLLEKE, S et al, 1996). Las ventajas que presentan estas técnicas frente a las convencionales son la exactitud, la necesidad de una cantidad muy pequeña de muestra y el menor tiempo empleado en el procesado de las muestras, es decir, en un tiempo relativamente corto se pueden procesar e identificar varias muestras. El inconveniente es la escasa presencia de insectos y microorganismos característicos de bienes culturales en las mencionadas bases de datos, dado el escaso uso que se ha hecho de esta técnica en este ámbito. (URZI, C.,1999). Los mencionados procesos de identificación son sólo el primer paso y deben ir necesariamente acompañados de técnicas clásicas de microbiología que permitan analizar los procesos fisiológicos y metabólicos. La posibilidad de que causen deterioro, sus efectos y los tratamientos que deben ir asociados requieren de un estudio cuantitativo que interprete la relación entre los organismos identificados y el medio ambiente, y con ello, su progresión o regresión en el mecanismo del biodeterioro. ESTUDIOS FÍSICOS Los estudios físicos se realizan con técnicas no destructivas derivadas de la exposición del bien cultural a radiaciones electromagnéticas de diferentes longitudes de onda (infrarrojo próximo, visible, ultravioleta, rayos X), la subsiguiente obtención de una imagen y su tratamiento posterior. Los objetivos de estas técnicas son la obtención de datos sobre estado de conservación, técnica de ejecución, dibujo subyacente, rectificaciones en pintura o dibujo, capas internas, reutilización de materiales, biodeterioro, etc. Todas las imágenes obtenidas se procesan en formato digital de modo que la imagen resultante ofrezca la mayor información posible con la mejor calidad. Dentro del rango del visible, se utiliza la endoscopía como procedimiento para visualizar cavidades o espacios internos, en este caso de bienes culturales, con el fin de diagnosticar, entre otros, posibles deterioros. Este tipo de estudio permite obtener imágenes directas de la superficie deteriorada de forma que provee de una información esencial para establecer un adecuado tratamiento de conservación de la obra. Otra conocida técnica de estudio físico es la radiografía, herramienta que proporciona una imagen mediante la cual identificar las zonas con presencia de materiales de diferentes números atómicos. Entre otras muchas aplicaciones, permite el diagnóstico del deterioro de materiales y estructuras, su progresión y el grado de afectación (LANG, J., MIDDLETON, A., 1997). ANÁLISIS DE MATERIALES

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Si bien el valor de los bienes culturales no reside en la materia que los constituye es evidente que de ésta depende su conservación en cuanto que las propiedades químicas y su evolución y modificación con el tiempo y las condiciones ambientales determinan su permanencia, su deterioro o su desaparición. Por tanto, el análisis de los materiales constituyentes de los bienes culturales incide tanto en el mayor conocimiento de la obra en lo que se refiere a técnica de fabricación, documentación histórica y artística, características de autor, entre otros aspectos, como en su conservación. También es importante el análisis de las sustancias utilizadas en la restauración por los posibles efectos que pueda producir en contacto con los bienes culturales de soporte orgánico. Uno de los principales problemas de las obras en cuero es la pérdida de elasticidad y flexibilidad que se produce durante el proceso de curtido y que produce fragilidad en este soporte. Tradicionalmente, se ha considerado como tratamiento de conservación la reintroducción de sustancias grasas y lubricantes que permitieran recuperar las propiedades mecánicas de estos materiales. Estas sustancias, sin embargo, propician el ataque microbiológico cuando la aplicación de estos productos es excesiva e inhomogénea o se emplean sustancias químicamente inestables. Las técnicas analíticas habituales para la determinación de los materiales presentes en los bienes culturales son:

Microscopía óptica Ensayos microquímicos Espectroscopía infrarroja por transformada de Fourier Microscopía electrónica de barrido con microanálisis por dispersión de energías de rayos X Difracción de rayos X Cromatografía en capa fina Cromatografía de gases Cromatografía de gases-espectrometría de masas Cromatografía líquida de alta resolución Fluorescencia de rayos X

CONCLUSIÓN La preocupación principal de los conservadores y otros responsables del patrimonio histórico es su preservación y uno de los ámbitos que más información, estudio, posibilidades y respuestas ha ofrecido en los últimos años es el científico. Por ello, es importante reconocer la experiencia profesional de los conservadores científicos y sus esfuerzos para, utilizando una metodología basada en la observación, hipótesis y experimentación, contribuir de forma significativa a frenar los procesos de deterioro. El reconocimiento del carácter interdisciplinar de la conservación es primordial. Así considerada, su estudio debe recabar desde distintos ámbitos la revisión y la mejora de los conocimientos sobre los mecanismos de deterioro y las posibilidades de detenerlo. Desde el punto de vista científico, los efectos sinérgicos de los diferentes parámetros que intervienen en el biodeterioro son difíciles de identificar y requieren de experiencia y formación especializada. BIBLIOGRAFÍA - ALLSOPP, D.,SEAL, K.J. (1986): Introduction to biodeterioration. Londres, Edward Arnold.

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- CANEVA, G; NUGARI, M. P.; SALVADORI, O. (1991): Biology in the conservation of works of art. Roma, ICCROM. - HERRÁEZ, J.A., RODRÍGUEZ, M.A. (1999): La conservación preventiva de las obras de arte, Arbor CLXIV, 645. Pp. 141-156 - HORIE, C. V. (1990): Materials for conservation: organic consolidants, adhesives and coatings. Londres: Butterworth-Heinemann. - KRAEMER, G. (1973): Tratado de la previsión del papel y de la conservación de bibliotecas y archivos vol I y II ed. Ministerio de Educación y Ciencia. - LANG, J., MIDDLETON, A. (1997): Radiography of cultural material. Londres, Butterworth Heinemann. - MATTEINI, M., MOLES, A. (1989) La chimica nel restauro. I materiali dell�’arte pittorica. Nardini Editore. - MILLS, J. S Y WHITE, R. (1994): The organic chemistry of museum objects. Londres, Butterworth-Heinemann. - RÖLLEKE, S., MUYZER, G., WAWER, C., WANNER, G. AND LUBITZ, W. (1996): Identification of bacteria in the biodegraded wall painting by denaturing gradient ge electrophoresis of PCR- of cultural amplified gene fragments coding for 16S rRNA en Appl. Environ. Microbiol. 62, 59-2065. - URZI, C. (1999): �“On microbes and art: the role of microbial communities in the degradation and protection heritage�” A report on the International Conference on Microbiology and Conservation (ICMC '99), 16-19 Junio 1999, Florencia, Environmental Microbiology 1 (6), pp. 551-553 - VALENTIN, N. AND F. PREUSSER (1990): Insect control by inert gases in museums, archives and libraries, Restaurator, 11, pp. 22-33. - VALENTIN, N. (1993): Comparative Analysis of Insect Control by Nitrogen, Argon and Carbon Dioxide in Museum, Archive and Herbarium Collections. International Biodeterioration & Biodegradation, 32, pp. 263-278. - VALENTIN, N. AND F. PREUSSER (1990) "Insect control by inert gases in museums, archives and libraries." Restaurator, 11: 22-33.

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SITUACIÓN ACTUAL, PROYECTOS Y ÚLTIMOS HITOS

Juan Ramón Romero y Fernández-Pacheco Jefe del Departamento de Conservación de Documentos

Archivo Histórico Nacional

En primer lugar desearía expresar mi sincero agradecimiento al Instituto del Patrimonio Histórico por su invitación, así como a las instituciones colaboradoras como Anabad. La clase que yo les voy a leer versará sobre �“conservación de documentos de archivo�” y deben saber que yo soy archivero porque ello influirá determinante en los contenidos de la exposición y por tanto de su correcta comprensión. Dicho esto, la organización me pidió dos caras de una moneda:

a) Situación actual de la conservación de los documentos de archivo b) Proyectos y últimos logros

Y tengo una hora y diez o quince páginas para explicarme SITUACIÓN ACTUAL DE LA CONSERVACIÓN DE LOS DOCUMENTOS DE ARCHIVO Fruto de una reflexión asentada en razones y experiencia me atrevo a afirmar que la situación actual de la conservación de los documentos de archivos, en el entorno profesional en el que me muevo, me suscita una actitud de PESIMISMO y tengo cuatro argumentos en los que apoyarme: Hecha esta afirmación, el contenido que he dado este aspecto puede decirse que tiene cuatro vectores argumentales: El primero abordará el �“marco legal�” de la protección y conservación del Patrimonio Documental que en España, dicho sea esto como anticipo, acaso cabría catalogar como de �“heterogéneo�” e incompleto pero seguramente suficiente. El segundo tratará la cuestión del �“marco institucional�”, es decir, expondré la estructural institucional que las distintas administraciones han diseñado para ocuparse del Patrimonio Documental, estructura que, en cualquier caso, me atrevería a definir inicialmente como extraordinariamente compleja. El tercer argumento expondrá el �“marco social�” de la conservación del patrimonio, de cuyo correcto diagnóstico se pueden derivar las soluciones a los problemas que hoy presenta la protección del Patrimonio Documental Español. En quinto quinto lugar aludiré a la necesidad estandarización de los procedimientos a aplicar sobre los principales riesgos y patologías documentales con mayor incidencia en la conservación.

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PRIMER ARGUMENTO: CARENCIA DE UN MARCO LEGAL COMPLETO QUE PROTEJA AL PATRIMONIO DOCUMENTAL.

1. EL MARCO LEGAL El marco jurídico que da cobertura legal al Patrimonio Documental tiene en la

conservación un punto de desarrollo trascendente. En general, los Estados y sus distintas administraciones han aceptado la ineludible obligación de garantizar al ciudadano la protección y la conservación del Patrimonio Histórico Documental, del que ya tiene tal categoría y de aquel que es susceptible de alcanzarla. Esa garantía jurídica suele plasmarse en dos tipos de paradigmas legales que son el resultado de extrapolar los sistemas de organización territorial y administrativa de los Estados: en Estados centralistas la protección del Patrimonio Documental es una competencia de la Administración Central, tanto en el desarrollo orgánico como en el desarrollo reglamentario; en Estados de fuerte descentralización o federalistas se tiende a implantar un sistema de "co-responsabilidad inter-administrativa" en el ejercicio de la conservación del Patrimonio Documental.

Sobre estos dos modelos, el ejemplo español bien puede ser exponente o paradigma de este segundo supuesto aunque con el punto de complejidad añadido de proceder de un sistema fuertemente centralizado que aún se deja notar. Así, nuestro marco legal podría representarse como un conjunto de círculos concéntricos que se ajustarían al siguiente esquema:

Constitución.

Art. 46: �“Los poderes públicos garantizarán la conservación y promoverán el enriquecimiento del patrimonio histórico, cultural y artístico de los pueblos de España y de los bienes que los integran (patrimonio arqueológico, artístico, bibliográfico y documental) cualquiera que sea su régimen jurídico y su titularidad. La ley penal sancionará los atentados contra este patrimonio".

Art. 149: "El Estado tiene competencia exclusiva sobre las siguientes materias: 2º.- "Defensa del patrimonio cultural, artístico y monumental español contra la exportación y la expoliación; museos, bibliotecas y archivos de titularidad estatal, sin perjuicio de su gestión por parte de las Comunidades Autónomas". Está artículo está en la base de todos los convenios de transferencia en lo que a archivos respecta.

Ley 16/85, del Patrimonio Histórico Español.

Como Ley Orgánica su aplicación abarca todo el territorio nacional y actúa además con carácter suplementario y complementario en caso de carencias en las legislaciones autonómicas y locales al tiempo que estas legislaciones le deben compatibilidad. A los efectos que aquí nos ocupan debo subrayar las siguientes disposiciones:

Las que definen al documento Art 49/1. "Se entiende por documento, a los efectos de la presente Ley, toda

expresión en leguaje natural o convencional y cualquier otra expresión gráfica,

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sonora o en imagen, recogidas en cualquier tipo de soporte material, incluso los soportes informáticos. Se excluyen los ejemplares no originales de ediciones. Las que enumeran los integrantes del Patrimonio Documental

Art. 49/2. "Forman parte del Patrimonio Documental los documentos de cualquier época generados, conservados o reunidos en el ejercicio de su función por cualquier organismo o entidad de carácter público, por las personas jurídicas en cuyo capital participe mayoritariamente el Estado u otras entidades públicas y por las personas privadas, físicas o jurídicas, gestoras de servicios públicos en lo relacionado con la gestión de dichos servicios"

Art. 49/3. "Forman igualmente parte del Patrimonio Documental los documentos con una antigüedad superior a los cuarenta años, generados, conservados o reunidos en el ejercicio de sus actividades por las entidades y asociaciones de carácter político, sindical o religioso y por las entidades, fundaciones y asociaciones culturales y educativas de carácter público"

Art. 49/4. " Integran, asimismo, el Patrimonio Documental los documentos con una antigüedad superior a los cien años, generados, conservados o reunidos por cualquiera otras entidades particulares o personas físicas"

Art. 49/5. "La Administración del Estado podrá declarar constitutivos del Patrimonio Documental aquellos documentos que, sin alcanzar la antigüedad indicada en los apartados anteriores, merezcan dicha consideración"

La Administración ejercerá sus competencias promoviendo:

La protección de los bienes integrantes del Patrimonio Documental Art. 52/1. �“Todos los poseedores de Patrimonio Documental y bibliográfico

están obligados a conservarlos y protegerlos; destinarlos a un uso que no impida su conservación y mantenerlos en lugares adecuados�”.

El Censo de los bienes integrantes del Patrimonio Documental Art. 51/1. "La Administración del Estado, en colaboración con las demás

Administraciones competentes, confeccionará el Censo de los bienes integrantes del Patrimonio Documental [...] conforme a lo que se determine reglamentariamente"

Su custodia, si es el caso, en instituciones creadas al efecto Art. 59/1. "Son Archivos [...] las instituciones culturales donde se reúnen,

conservan, ordena y difunden para los fines anteriormente mencionados dichos conjuntos orgánicos (de documentos)"

Su inspección cuando de Patrimonio Documental de titularidad privada se trate Art. 51/2. " A los efectos previstos en el apartado anterior, la Administración

competente podrá recabar de los titulares de derechos sobre los bienes integrantes del Patrimonio Documental y Bibliográfico el examen de los mismos, así como las informaciones pertinentes para su inclusión, si procede, en dichos Censos y Catálogo"

Art. 52/3. "Los obligados a la conservación de los bienes constitutivos del Patrimonio Documental y Bibliográfico deberán facilitar la inspección por parte de los Organismos competentes para comprobar la situación o estado de los bienes [...]

Frente al riesgo de desamparo se arbitran medidas que pueden conducir a la expropiación forzosa

Art. 52/2. "Si los obligados incumplen lo dispuesto en el apartado anterior, la

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Administración competente adoptará las medidas de ejecución oportunas, conforme a lo previsto en el articulo 36/3 de la presente Ley. El incumplimiento de dichas obligaciones, cuando además sea desatendido el requerimiento de la Administración, podrá ser causa de interés social para la expropiación forzosa de los bienes afectados"

Frente el expolio, tráfico y mercadeo Art. 26/5-c. "La transmisión por actos inter vivos o mortis causa, así como

cualquier otra modificación en la situación de los bienes deberá comunicarse a la Administración competente y anotarse en el Inventario General"

Art. 38/2. [...]"La Administración del Estado podrá hacer uso del derecho de tanteo [...]"

*Es de aplicación el Reglamento num. 3911/92 de la Unión Europea relativo a la exportación de bienes culturales

Frente a las agresiones Título IX "De las infracciones administrativas y sus sanciones" Las disposiciones al respecto del Código Penal vigente El fomento de la conservación del Patrimonio Documental (Tit. VIII) Art. 68. Medidas de crédito y financiación

Art. 70. Exenciones fiscales: IRPF - Impuesto de Sociedades - Impuesto de Lujo y Tráfico de Empresas- Impuesto sobre Sucesiones

Sobre esta legislación actúan con carácter complementario:

Leyes sobre el patrimonio cultural y documental de las Comunidades Autónomas.

Actualmente todas las CCAA disponen de sus legislaciones propias siendo común la diferenciación entre leyes de protección del Patrimonio Histórico diseñadas con un enfoque generalizador y leyes más específicas de Archivos para regular el Patrimonio Documental. La relaciones entre estas legislaciones y las disposiciones de la ley 16/85 en lo que a Patrimonio Documental se refiere han generado algunos conflictos resueltos en el Tribunal Constitucional (sentencias103/1988 y 17/1991). Legislación Local al amparo de la Ley 7/ 85 de Bases de Régimen Local Al nivel de ordenanza municipal, la inmensa mayoría de corporaciones locales han dispuesto de una legislación propia para su Patrimonio Documental siguiendo las pautas de la tradicional autonomía que los ayuntamientos han gozado en estas materias particularmente en lo referente a la gestión y control de los archivos propios

Marco jurídico de desarrollo Efectivamente, debe ser en el marco de las disposiciones reglamentarias de desarrollo de las leyes generales en donde la conservación del Patrimonio Documental se sustantive y encuentre las garantías de su aplicación. Principalmente dirigidos a los profesionales, los reglamentos son el apoyo de la conservación documental aplicada; en ellos encontraremos los procedimientos técnicos de conservación. Bien entendido queda que adicionalmente todo reglamento debe ser una norma legal viva, es decir, sujeta a incorporaciones y complementos que deben proceder del corpus de órdenes y disposiciones, en el caso de la Administración Central de rango ministerial, al que se asigna la responsabilidad de regular situaciones concretas que surgen en la cotidianeidad

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de la práctica administrativa, en este caso, de carácter archivístico. Evidentemente, siendo España un país administrativamente invertebrado ha sido necesario asumir que las distintas esferas territoriales y su correspondientes marcos legales habían de generar sus disposiciones reglamentarias propias; por ello podemos hablar de:

Reglamentos de la Administración Central que acaso en el desarrollo de esta

esfera jurisdiccional muestra un cierto estatismo que se manifiesta, primero por la carencia casi veinte años después de la promulgación de la Ley 16/85 de su desarrollo reglamentario lo que deviene en la vigencia del Reglamento de Archivos de 1901. Sólo anotar desarrollos sectoriales como el realizado por el Ministerio de Defensa (Real Decreto 2598/1998, de 4 de diciembre por el que se aprueba el Reglamento de Archivos Militares).

Reales Decretos y Ordenes Ministeriales Reglamentos de las Comunidades Autónomas

Reglamentos de las entidades locales SEGUNDO ARGUMENTO: SISTEMA ARCHIVÍSTICO ENVUELTO EN UNA NEBULOSA ADMINISTRATIVA

EL MARCO INSTITUCIONAL

Teniendo como punto de partida la definición antes citada de Patrimonio Documental y bienes que lo integran, resulta extraordinariamente complejo explicar la estructura institucional bajo cuya responsabilidad queda la conservación del Patrimonio Documental. A esta complejidad le secunda un riesgo que podría ser resumido en la frase "lo que a todos atañe por nadie es resuelto". Admitido este concepto como punto de partida, el sistema archivístico español se conforma por una multiplicidad de subsistemas que cabría clasificar en:

Sistemas de titularidad y gestión pública Archivos de titularidad y gestión de la Administración Central:

Archivos del Ministerio del Educación, Cultura y Deportes: Dependencias administrativas relacionadas: Subdirección General de Protección del Patrimonio / Instituto del Patrimonio Histórico Español / Consejo del Patrimonio / Junta de Calificación, Valoración y Exportación Organo gestor: Dirección General del Libro, Archivos y Bibliotecas / Subdirección General de los Archivos Estatales:

Archivos Históricos de gestión directa: - Archivo Histórico Nacional - Archivo General de Indias - Archivo General de Simancas - Archivo General de la Guerra Civil - Archivo de la Corona de Aragón - Archivo de la Real Chancillería de Valladolid

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- Archivos Históricos Provinciales de: Alava, Bilbao y de Protocolos de Oñate Archivo Intermedio de gestión directa: - Archivo General de la Administración de Alcalá de Henares Archivos de gestión transferida: - Archivo del Reino de Mallorca - Archivo del Reino de Galicia - Archivo del Reino de Valencia - Archivo de la Real Chancillería de Granada - Archivos Históricos Provinciales y de Protocolos Organos Colegiados: - Junta Superior de Archivos - Comisión Superior Calificadora de Documentos Administrativos (RD 139/2000) - - Junta de Calificación, Valoración y Exportación de Bienes del Patrimonio

Histórico Español Servicios Técnicos con diversa vinculación: - Vinculación Directa: Centro de Información Documental de Archivos - Vinculación Funcional: Instituto del Patrimonio Histórico / Servicio de

Restauración de Papel Archivos administrativamente independientes:

Archivos Centrales de los Ministerios: - Archivo Central, aceptemos como prototipo el archivo del Ministerio de

Asuntos Exteriores - Archivos Históricos por ejemplo los que forman los susbsistemas del

Ministerio de Defensa - Archivos de Organismos Autónomos tomemos como paradigma los que

forman Patrimonio Nacional o los de los organismos reguladores del Ministerios de Economía y Hacienda: Banco de España o Tribunal de Cuentas

Archivos del Poder Judicial: - Archivo del Tribunal Constitucional - Archivo del Tribunal Supremo - Archivos de jurisdicciones especiales y territoriales Archivos del Poder Legislativo: - Archivo del Congreso de los Diputados - Archivo del Senado

Archivos de gestión transferida y/o de titularidad autonómica Archivos Históricos:

Archivos Histórico de los Reinos de Galicia, Mallorca, Valencia y Navarra y de Chancillería de Granada Archivos Histórico Provinciales y de Protocolos

Archivos Administrativos: Regionales o Nacionales

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Archivos Centrales de las Consejerías

Archivos de Corporaciones Locales: Archivos de las Diputaciones Provinciales Archivos Municipales. A su vez pueden formar sistemas de archivos históricos y administrativos propios; tengamos como ejemplo el sistema municipal de archivos de la ciudad de Barcelona que distingue archivo histórico de archivo administrativo y dentro de éste entre central y de distrito

Archivos de difícil clasificación: Archivos Universitarios

Archivos Notariales y del Registro de la Propiedad cuyos archivos históricos de referencia son los provinciales y de distrito.

Sistemas de titularidad y gestión privada

Bajo esta denominación quedarán encuadrados, formen o no sistemas propios más o menos complejos y admitiendo las disposiciones generales que le son aplicables de la legislación estatal y autonómica:

Archivos familiares Archivos empresariales Archivos de la Iglesia que en función de las circunscripciones eclesiásticas suelen forman sus propios sistemas distinguiendo entre archivo catedralicio, archivo diocesano y archivo parroquial

Archivos de partidos y asociaciones

Una vez que la conservación del Patrimonio Documental goza de un marco jurídico de referencia y una vez que está reconocida y estructurada en un sistema de archivos, el siguiente peldaño consistiría es trasladar estos paraguas jurídico-institucionales al Patrimonio Documental, y la mejor forma de lograrlo es, en mi opinión, a través de planes nacionales [o autonómicos] de conservación que deberían permitir organizar de forma estructurada las estrategias de conservación, y lo que es más importante deberían ordenar la siempre escasa disponibilidad presupuestaria porque el ejercicio de la conservación del Patrimonio Documental, en sus grandes líneas, es también una cuestión de dinero. Para elaborar un plan de conservación es fundamental tener un conocimiento puntual de la situación del Patrimonio Documental a fin de poder priorizar las intervenciones destinadas a la protección del mismo. En todo plan se debe distinguir entre directrices generales y programas de intervención. A título de simple esbozo cabría enumerar entre esas directrices y programas las siguientes: Directrices generales

A la conservación se llega a través de las políticas de preservación y no a través de las políticas de restauración

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Es preciso distinguir entre el Patrimonio Documental que ya es Histórico y el Patrimonio Documental que se está generando en estos momentos Desarrollo del Censo de Archivos y de Instituciones Productoras de Patrimonio Documental Es necesario una educación social sobre el significado del Patrimonio Documental como testimonio, como memoria colectiva.

Programas de intervención

Infraestructuras de conservación Espacios de conservación y el funcionamiento del ciclo vital de los documentos Reunión e instalación del Patrimonio Documental Histórico en los Archivos Programas de calificación de documentos administrativos actuales con vistas a su transferencia o eliminación Programas de conservación de la información, que no de los soportes documentales, en formatos alternativos analógicos o digitales Programas de restauración de soportes documentales, preferentemente los sustentados en soportes tradicionales Control de los nuevos documentos Control de patologías documentales y de su incidencia en la conservación del patrimonio documental

Programas de formación y educación documental

Formación especializada del personal específicamente relacionado con el Patrimonio Documental. En este sentido, sería prioritario rescatar la posición de la conservación en el itinerario formacional del archivero. Formación del productor de documentos. La conservación de Patrimonio Documental del Futuro va a depender de decisiones tomadas no por los profesionales de la conservación sino por los mismos productores que deben tomar tres decisiones que son transcendentes: la elección de los soportes documentales, la valoración de los documentos y a partir de ésta la eliminación o permanencia de los documentos La difusión educativa destinada a un público joven que vea en los documentos y en las instituciones que las conservan la garantía de un conocimiento documentado de su historia

TERCER ARGUMENTO: INCOMPRENSIÓN SOCIAL Este concepto que puede parecer muy genérico, incluso hetéreo, va a determinar muchas de las carencias más precisas y concretas que después se analizarán. Efectivamente, la sociedad española de principios de siglo XXI no conoce el significado del �“patrimonio documental�” ya sea o no éste �“histórico�”. Los documentos producidos por los hombres en el tiempo son el testimonio más fidedigno de su pasado y es por ello por lo que nos esforzamos en conservarlos. Y los documentos presentes y pasados son además el testimonio más válido de las obligaciones y deberes de las personas

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implicadas en su actio. Entendido esto los archivos son, pues, los centros en los que conservamos esos documentos ya sea con vistas a la investigación ya sea con vista a la gestión administrativa de los ciudadanos. Un archivo no es un museo de documentos bonitos capaces de provocar sublimaciones del espíritu, son piezas clave del sistema de información científica y técnica y administrativa de una sociedad. Una sociedad sin archivos, es una sociedad amnésica y por lo tanto fácilmente manipulable y con grandes dificultades para proyectar su futuro. Siguiendo con el símil, los archivos son esa parte imprescindible del cerebro que llamamos memoria y los que nos dedicamos a ello las neuromas que tienen como primera misión conservar los recuerdos documentados. ¿Y esto en qué se traduce?, en mi opinión en una falta de medios tal que en ciertos casos podemos hablar de verdaderas situaciones de riesgo para garatizar la conservación del patrimonio documental tanto del que ya está definido como tal y lo más preocupante para el patrimonio documental futuro. Al introducir la perspectiva del marco social en la conservación documental quiero hacer referencia a que precisamos de la comprensión de nuestra sociedad para poder desplegar esa conservación de forma eficaz. Permítanme una anécdota que explica mi punto de partida. Creo poder afirmar que si cualquier visitante de la ciudad de Madrid al coger un taxi solicita ser trasladado al Archivo Histórico Nacional, cuyo edificio no es un referente urbanístico, con toda certeza terminará junto a la Biblioteca Nacional en la Plaza de Colón y no en la calle Serrano 115 donde está ubicado en el incomparable entorno donde creció y maduró la Generación del 27, la Colina de los Chopos que diría Juan Ramón Jiménez donde trabajaba con instructor de la Institución Libre de Enseñanza de Fernández de los Ríos. En cambio, si están ustedes en París y piden a un taxista que les conduzca a los Archivos Nacionales con absoluta certeza terminará en Franc Bourgois nº 1 que es la sede de dicha institución. En el país vecino cualquier conmemoración, cualquier discusión política o social suele estar argumentada en términos históricos y para ello necesitan y usan sus testimonios documentales. Aquí pocos convecinos conocen el significado del contenido de los documentos que se guardan en el Archivo General de Indias, en Corona de Aragón o en Guerra Civil. Otra confusión muy difundida es considerar que el Archivo es un museo de documentos o por el contrario un almacén de documentos inservibles en vez de una institución viva que formó o que sigue formando parte de un sistema administrativo constituyendo la pieza clave del engranaje de información y gestión y en cualquier caso responsable de la conservación de testimonios documentales de derechos y deberes de los ciudadanos; probablemente tampoco existe conciencia social de que hay archivos que son centros de cultura e investigación y otros que son centros administrativos de gran utilidad.

CUARTO ARGUMENTO: LA PREOCUPANTE FORMACIÓN PROFESIONAL Son muchos los retos profesionales que debemos afrontar los que nos dedicamos a cuidar del Patrimonio Documental. A mi juicio cabría encuadrarlos en dos ámbitos: la formación del archivero y la definición de la conservación y sus contenidos

Formación profesional archivística

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La tradición y la práctica archivística articula esta profesión en tres magnitudes, la �“conservación�”, la �“descripción�” y la �“difusión�”, es decir y permítanme la paráfrasis, tres personas distintas y un solo dios verdadero; ahora bien, lo que sería de todo punto inadmisible es que nos olvidásemos de una de esas tres personas desde cualquier foro, bibliografía o púlpito universitario. Partiendo de esta concepción trinitaria, permítanme también que para mí el Dios-Padre sea la �“conservación�” que se convierte así en la esencia de nuestra profesión sin menospreciar por ello la importancia y devoción militante que reconozco a Jesús y al Espíritu Santo. Si miramos al pasado, tal afirmación queda demostrada fácilmente no sólo con la denominación y funciones que se asignaron a los Archiveros del Estado desde su nacimiento corporativo en el siglo XIX resaltando su carácter de �“conservadores�”. No obstante, en los últimos decenios la sociedad de la información está ejerciendo sobre los contenidos de la profesión de archivero una poderosa influencia que a su vez está determinado las técnicas de trabajo empleadas, está priorizando las funcionalidades sociales de los archivos y por todo ello está condicionando la formación de los profesionales. Tradicionalmente la formación de los archiveros, al menos en España, se realizó siempre �“pie de estantería�” partiendo de una sólida formación histórica y con el soporte docente de escuelas especializadas muy vinculadas física e institucionalmente con los archivos. Conocer las instituciones productoras de los documentos y conocer la tradición documental en todos sus aspectos desde su gestación hasta su transmisión, eran las herramientas fundamentales de trabajo. Siendo el documento la esencia del ejercicio profesional del archivero, su conservación primero y su descripción después eran los principios fundamentales que substanciaban la profesión. Hoy día se tiende a concebir la archivística como una ciencia, una más de las que integran el universo de la información. Al establecer la información por encima del documento la archivística de los últimos decenios se ha ocupado de desarrollarse en este sentido tratando de estandarizar y normalizar sus procedimientos de localización, análisis y difusión de esa información. En una palabra, la archivística se ha rodeado de un halo de ciencia exacta y precisa. Y para dar respuesta a esta orientación, la archivística ha salido de los archivos y a pasado a ser una disciplina universitaria. ¿Dónde queda la conservación en este panorama? La conservación de los documentos es la vertiente profesional en donde la archivística muestra su carácter menos científico. Es decir donde surge la faceta más artesanal de nuestro oficio. La conservación documental se nutre de la experiencia, sus procedimientos y las decisiones que vertebran su ejercicio se ponen en práctica en función de las inmensas variables que rodean al mundo del archivo; variables que no son nada científicas: el edificio, la lluvia, el presupuesto, los materiales disponibles, etc. Del mismo modo que un científico no se forma exclusivamente en un aula poque necesita un laboratorio para experimentar, el archivero no puede salir de las aulas de una universidad, necesitará siempre el contacto con el archivo y será allí en donde obtendrá la formación necesaria para ejercer con garantías la conservación del Patrimonio Documental.

Definición de la Conservación Documental Llegados a este punto, es el momento de que les exponga mi definición de la conservación de documentos. Y entiendo, pues, como tal:

Conjunto de técnicas, tratamientos y procedimientos, de cualquier naturaleza, que tengan por objeto garantizar la durabilidad de los soportes documentales y la

salvaguarda de la información en ellos contenida

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En primer lugar, de estas palabras armoniosamente dispuestas debo subrayar que cuando digo �“conjunto de técnicas y procedimintos�” me refiero tanto a las que previenen como a las que curan; cuando digo �“de cualquier naturaleza�” me refiero a que pueden ser tanto el resultado aplicado de alta tecnología como de procedimientos extraordinariamente sencillos; y cuando digo �“durabilidad y salvaguarda�” me refiero a garantizar la permanencia de los valores del documento en tanto que original y en tanto que información y testimonio. Es decir, en la conservación de documentos hay mucho empirismo, de sentido común y no poco de oficio, y están muy lejos de ser un demérito estos atributos; más bien todo lo contrario.

En segundo lugar, a la conservación aplicada, es decir, a la que ejercemos a �“pie de estantería�”, le compete:

Las arquitecturas de conservación La instalación de los documentos La salud de los documentos El valor de la información de los documentos Los movimientos de los documentos

Para resolver estas competencias, el elenco de procedimientos a través de los cuales la

conservación de documentos se sustantiva es extraordinariamente amplio y heterogéneo: En cuanto a las arquitecturas de conservación interesa:

Del edificio en general, su estructura, ubicación y distribución De los depósitos, su diseño, mantenimiento y mejora; su atmósfera, su seguridad, su mobiliario y la gestión de espacios

De la instalación de los documentos interesa: La composición de las unidades de conservación, su identificación y su ubicación topográfica Las tipologías físicas de los soportes documentales y la instalación e identidad del documento

De su salud de los documentos interesa: Conocimiento de los agresores y censo de las patologías documentales con vista a la preservación Su curación a través de la restauración física de los soportes

Del valor de la información de los documentos interesa: Su valoración con vistas a la eliminación de los documentos que no vayan a alcanzar valor histórico Su evaluación con vistas a la reprografía de conservación

Del movimiento de los documentos interesa:

El control de ingresos y trasferencias

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El control de los movimientos, tanto de los internos como de los externos ya sean temporales como definitivos

QUINTO ARGUMENTO: ESTANDARIZACIÓN DE LOS PROCEDIMIENTOS DE CONSERVACIÓN

A mi juicio, los riesgos más sobresalientes que amenazan a comienzos del siglo XXI la conservación del Patrimonio Documental se dan cita en torno a la calidad de los espacios arquitectónicos e infraestructuras de conservación, en torno al masivo crecimiento del volumen de documentos producidos, la escasa fluidez de la circulación documental, sobre todo, debida a la saturación de los archivos y la reducida aplicación de procedimientos de eliminación y en torno a la acción de las patologías de incidencia masiva sobre los soportes documentales.

Los espacios e infraestructuras de conservación Efectivamente, buena parte de la responsabilidad de la correcta conservación de documentos es una cuestión de espacios, entendida ésta tanto en cuanto a la calidad de las infraestructuras arquitectónicas cuanto al flujo y ritmo del volumen documental que se produce y llega a nuestros archivos.

Puestos a concebir el ideal arquitectónico de un edificio de archivos en el que la conservación del Patrimonio Documental para las generaciones futuras constituya el principio rector de su configuración, los criterios óptimos serían: Primero, la arquitectura de un edificio de archivos debe tener como vórtice de su distribución interna y su configuración externa el espacio y dependencias que se van a dedicar a los depósitos de almacenamiento de la documentación. Dicho de otro modo, de los tres espacios que vertebran un edificio de archivos, zona de depósitos, zona de trabajo del personal y zona de usuario y uso cultural, la primera de ellas debe constituirse en la �“Capilla Sixtina�” que actuará de eje axial en la distribución necesariamente subordinada del resto de dependencias. No olvidemos que nos llamamos archivos, precisamente, porque archivamos, es decir porque en nuestros edificios un 60 o 70% del espacio lo dedicamos a depósitos; sin depósitos seríamos otra cosa, un centro de documentación. Segundo, sea cuales fueren las calidades constructivas del edificio y de los aspectos circunstanciales del entorno de construcción, no deben influir o determinar en sentido negativo la conservación documental; deben ser edificios neutros si el entorno es propicio y edificios protectores si ese entorno es agresivo, pero protectores sólo frente a las condiciones de ese entorno que se consideren razonablemente negativas. Tercero, si la finalidad substancial de un edificio de archivos es la conservación de la documentación en él custodiada, el ideal arquitectónico debe ser un edificio moderno, de nueva planta, construido para ser archivo y siempre por encima del nivel del suelo, la figura geométrica preferente en su diseño sería el rectángulo y sus características constructivas externas deberían estar orientadas a neutralizar y/o estabilizar la condiciones medioambientales en sus parámetros de temperatura y humedad, facilitando la ventilación natural, la luminosidad natural precisa y el aislamiento frente a la contaminación exterior. Todo ello, con el fin de que esas condiciones sean las que se suelen considerar adecuadas para la conservación de la documentación y con la finalidad de paliar los riesgos y circunstancias externas que pudieran afectar al edificio: sismos, inundaciones, incendios, intrusiones, etc. Si la arquitectura general del edificio es la garantía y protección de la documentación frente a las condiciones y circunstancias externas, la arquitectura específica de los depósitos debe ser el aval que garantice unas condiciones internas estables en los espacios dedicados a la conservación documental. El ideal de un depósito de archivos es aquel que dispone en su concepción constructiva de las

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siguientes características: una superficie rectangular o cuadrangular y en torno a 250 m2, estanco en su relación con la otras dependencias del edificio y el exterior, capaz de soportar cargas cercanas a los 1500 kg. por m2, con muros de gran grosor, aislantes a la humedad y la temperatura y porosos al aire, ventilación y aireación natural garantizada, siempre construidos por encima de la cota 0, aislamientos términos e hídricos, conducciones mínimas posibles entre ellas las eléctricas en tubos de aluminio y las hídricas inexistentes, iluminación natural filtrada o artificial controlada. A su vez las condiciones medioambientales ideales del interior de los depósitos deben evitar la cercanía y la exposición de la documentación a los umbrales de riesgo en cuatro parámetros: humedad relativa, temperatura, contaminación e iluminación. El roce con los umbrales de riesgo de estos parámetros medioambientales puede hacer que actúen las siguientes patologías nocivas para la conservación documental: la acidez del papel, la corrosión de las tintas, la actividad biológica nociva y la fragilidad y envejecimiento prematuro de los soportes causado por la sequedad y humedad cuando de un extremo a otro se pasa de forma brusca y en períodos cortos de tiempo. Y, finalmente, el edificio ideal de archivos debe ser aquel que garantice la protección física frente a tres riesgos accidentales: inundaciones, fuegos e intrusiones.

La circulación documental y la eliminación El crecimiento del volumen de documentos producidos y la reducida fluidad de la circulación documental está generando una sobresaturación de los archivos debido a deficiencias en el funcionamiento de dos procedimientos técnicos y reglamentarios básicos que son, primero, las transferencias de documentos en función de sus valores desde el organismo productor hasta el archivo central, desde éste hasta el archivo intermedio y desde éste hasta el archivo histórico; y segundo la eliminación de los documentos sin valor. Es precisamente en relación con el valor de la información en torno a la cual se origina la que podríamos denominar primera gran decisión de la conservación. Los valores de un documento pueden ser: Primario que es valor que le da el organismo que los produce. También podemos denominarlo valor administrativo y tiene un tiempo de caducidad. Son documentos de valor primario todos los que están en un archivo central y muchos de los que se conservan en un archivo intermedio. Secundario que es el valor que el tiempo da a la información de documento cuando esta alcanza un carácter histórico. Partiendo de una valoración y de una identificación nos corresponde decidir en los archivos centrales e intermedios el destino del documento:

Al cielo para documentos con valor histórico lo que conlleva la salvaguarda de soporte e información y la transferencia hasta los archivos históricos Al infierno para documentos sin valor arbitrando para ello procedimientos normalizados de eliminación, �“tria�” o expurgo que será la solución inevitable, resultado de la contraposición entre el espacio físico, y por lo tanto finito, de conservación representado por los depósitos y la infinita progresión de la producción documental. Al Nimbo para documentos con valor administrativo y previsible valor histórico arbitrando para ello procedimientos mixtos de salvaguarda de la información basados en programas de sustitución de los soportes físicos tradicionales por otros soportes alternativos que ofrezcan la salvaguarda de la información, sea cual fuese la tecnología reprográfica utilizada, deben tener como finalidad compartida la preservación de la documentación reproducida. La tecnología ofrece actualmente dos caminos: el tradicional microfilm en sus diferentes formatos y la reprografía digital

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Las enfermedades intrínsecas de los documentos Las patologías que afectan a los soportes documentales y que más nos preocupan son las que se manifiestan de una forma masiva. Todas estas enfermedades tienen como principal características que proceden de los mimos documentos, son por lo tanto agresores internos, a saber: la acidez de los soportes tradicionales, la inestabilidad de las tintas, la fragilidad de los soportes fotográficos, sonoros y videográficos y la caducidad de los nuevos soportes magnéticos y digitales. La acidez es especialmente grave en el caso del papel celulosa y se ha convertido en la preocupación fundamental de la conservación documental. Se puede llegar a afirmar que seguramente durante el siglo XXI podremos realizar con más facilidad la historia con documentación escrita en pergamino y papel de trapos que la historia de los siglos más cercanos a nosotros cuyos documentos realizados en papel fabricado industrialmente está irremisiblemente condenado a la autodestrucción. Las soluciones al problema pueden ser de muy diversa índole pero básicamente sólo existen dos caminos: salvar la información y avanzar en la soluciones químicas (gaseosas o acuosas) de desacidificación masiva; para el futuro la utilización racional del papel permanente, al menos para los tipos documentales más transcendentes (protocolos, registros, títulos, tratados....). La corrosión y la degradación de las tintas afecta a la documentación escrita con tintas ferrogálicas de los siglos XVI y XVII, fundamentalmente. Sólo la limpieza mecánica, paciente y metódicamente dispuesta, puede evitar la progresión del problema porque la reparación es, en la mayoría de los casos, prácticamente una ilusión sólo realizable en documentos puntualmente elegidos. Añádase a ello la debilidad de las tintas impresas a máquina de escribir, fotocopias e impresoras (matricial, chorro de tinta y láser); las soluciones sólo se encuentran en la prevención y el control de la incidencia de la luz. La debilidad de los soportes fotográficos, sonoros y en imágenes en movimiento está produciendo graves problemas irreversibles de durabilidad. Tres acciones son fundamentales frente a esta patología, la preservación de los originales en instalaciones acondicionadas, la restauración de dichos originales ya estabilizando los soportes ya recuperando la información con procedimientos informáticos y la generación de nuevas copias a partir de los documentos restaurados. La durabilidad de los nuevos soportes documentales, tanto magnéticos como ópticos esta originando una problemática revolucionaria en el mundo de la conservación del patrimonio documental. Los nuevos documentos digitales están alcanzando todos los requisitos de documentos tradicional en cuanto a su valores, en cambio sus soportes son extraordinariamente volátiles físicamente y fácilmente manipulables en sus contenidos. La conservación estos soportes, ya sean en cinta o en cualquier generación posterior en disco pasa por regular su circulación como documento administrativo por el sistema de archivos, por dotarlos de unas condiciones medioambientales de almacenamiento y por procedimientos de regrabación metódica.

La desconexión entre los profesionales que se ocupan de la conservación en cualquiera de sus vertientes

De la conservación del patrimonio documental nos ocupamos una legión incontable de profesionales de muy diversa etiología. Archiveros, restauradores, arquitectos, tecnólogos, artesanos.... tenemos tenemos como fin o como aplicación la conservación, pero la situación de preocupación se manifiesta en la falta absoluta de coordinación. La filosofía de compresión que debiera imperar se transforma en una filosofía muchas veces de imposición y de sus resultados los perjudicados siguen siendo los documentos. Es realmente paradójico que a comienzos del siglo XXI todvía sigamos construyendo

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depósitos de archivos en las cercanías de una gasolinera y a ras del nivel del mar, que sigamos instalando sistemas de extinción tremendamente peligrosos, que el sistema de archivos no funcione y se produzca como consecuencia la saturación absoluta de los espacios de conservación, la divulgación indiscriminada... PROYECTOS Y ÚLTIMOS HITOS Hablar de proyectos y últimos logros en conservación del patrimonio documental resulta siempre extremadamente complicado porque los resultados suelen ser visibles a muy largo plazo. Circunscribiendo a mi ámbito profesional más inmediato, que es el de la �“conservación a pie de estantería�”, puedo establer como líneas de trabajo más destadas las siguientes: Primera línea de trabajo: Normalización de los procedimientos y tratamientos archivísticos de preservación: ingreso, instalación e identidad de fondos documentales Tiene como objetivo controlar informáticamente toda la información disponible sobre fondos documentales de nuestro archivo en los gestión integrada de la conservación documental siguientes niveles:

A. IDENTIDAD En el que se registra y se recupera de otras bases de datos todas las informaciones de identificación alfanumérica y electrónica de la unidad de conservación. También enlaza con otras bases de datos que aumentan la información y/ o recuperan datos afines.

B. CUSTODIA En el que se registra y se recupera de otras bases de datos las informaciones esenciales que afectan a la trayectoria archivística de la unidad de conservación, con el objeto de conseguir su control histórico y gestión integral.

C. CONSERVACIÓN En el que se asigna o se recupera de otras bases de datos todas las informaciones vitales para garantizar la preservación de las unidades de conservación en el tiempo, tanto de los soportes como de la información en ellos contenida.

D. NOTAS

Relativas a los tres módulos anteriores. Segunda línea de trabajo: Estandarización de las rutinas de preservación Su objetivo es pricincipalmente garantizar la calidad de las atmosferas de conservación y sus aplicaciones se están produciendo en:

A. ARQUITECTURA DE LOS DEPOSITOS. MEJORA Y ACONDICIONAMIENTO B. MODERNIZACION DE CONTROLES DE TEMPERATURA, HUMEDAD Y LUMINOSIDAD

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C. CONTROL DE AGRESORES. MICROORGANISMOS D. ESTUDIOS SOBRE CATASTROFES. INCENDIOS E. HIGUIENE Y LIMPIEZA

Tercera línea de trabajo: Informatización de la gestión de la restauración

Su objetivo es normativizar la gestión de la restauración informatizándola:

A. REGISTRO B. PROCESO C. QUIMICA D. ENCUADERNACION E. SIGILOGRAFIA F. EXPOSICIONES

CONCLUSIÓN: Y por qué no terminar con una cita....

�“Y porque la conservación de los dichos libros y escrituras no solo consiste en la buena compostura de todo, pero también en que estén limpios y bien tratados, encargamos y mandamos al dicho archivero, que es y fuere, tenga siempre cuidado de que no les falten cubiertas y las ataduras necesarias, y que estén limpios y sacudidos de polvo, y barridos los aposentos, procurando, en cuanto fuere posible, que no halla polilla, humedad, ni ratones....�” (Instrucciones para el gobierno del Archivo de Simancas, art. 14). Así rezaban las ordenanzas que el organizado rey Felipe II expidió en un mes de agosto pero de 1588 para el obligado cumplimiento de los archiveros del Imperio, Diego Ayala y su hijo Antonio. Como se observa en este texto, la preocupación por la conservación es un aspecto de tradición inmemorial en el ejercicio de nuestra profesión y aunque sabemos y somos conscientes de que ésta es una guerra contra el tiempo y por lo tanto una guerra que vamos a perder, jamás podemos renunciar a hacer lo posible y lo imposible por retrasar nuestra derrota. El presente y el futuro de la conservación documental está en las políticas de preservación, en buscar un punto de encuerdo y concordia con la difusión, en el desarrollo tecnológico de los tratamientos masivos pero no agresivos de conservación y en el desarrollo de los programas de salvaguarda de la información. A estas pautas genéricas, añadamos las pautas que den concreción a la necesidad específicas de cada sistema de archivos, e incluso de cada archivo, y podremos aspirar a la confección de los Planes Nacionales de Conservación del Patrimonio Documental, como así se está haciendo en los países en los que la relación Archivos-Sociedad está más nítidamente apoyada.

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EL ALMACÉN DE BIENES CULTURALES

Juan A. Herráez, José Antonio Buces Instituto del Patrimonio Histórico Español (IPHE)

INTRODUCCIÓN Almacén, derivado de la palabra árabe al-majzan, es, según el diccionario de la Real Academia, la casa o edificio donde se guardan por junto cualesquiera géneros. El almacén de un museo, biblioteca, archivo o sala de exposiciones, no puede ser un lugar en el que sólo se guarden objetos, sino que debe ser un espacio capaz de facilitar la conservación de los Bienes Culturales en él depositados. A la hora de diseñar, en un nuevo edificio, o seleccionar, en un edifico ya existente, y equipar un espacio para cumplir esta función, deberemos tener en cuenta cuales son los factores que en mayor o menor medida suponen un riesgo de deterioro para los Bienes Culturales. Ciertos riesgos siempre presentes y de gran poder destructor como el robo, vandalismo, incendio, etc., han de contemplarse de forma inexcusable, junto con otros más específicos de los Bienes Culturales como pueden ser los daños físicos debidos a manipulaciones o disposiciones inadecuadas, el biodeterioro, la contaminación, condiciones microclimáticas inadecuadas o el efecto de la iluminación. Sin embargo, en cualquiera de los casos, una correcta conservación requiere necesariamente tener presente características específicas de las colecciones y objetos almacenados, como el tipo de objeto, la naturaleza de los materiales constitutivos, la técnica de ejecución, su estado de conservación, y su historial respecto a su exhibición o almacenamiento, intervenciones de restauración y condiciones habituales de conservación. Analizados los riesgos de deterioro y las características de los objetos que han de conservarse en el almacén, corresponde diseñar los medios adecuados para permitir un seguimiento y control de los mismos. Estos medios van a consistir fundamentalmente en el diseño constructivo adecuado respecto a los cerramientos, ubicación y accesos, el equipamiento con dispositivos de seguimiento y control, y la especificación de ciertas tareas rutinarias. Es decir planificar los medios adecuados para permitir una conservación preventiva de los objetos y colecciones almacenadas. CRITERIOS BÁSICOS A la hora de seleccionar o diseñar un espacio para cumplir las funciones de almacén los primeros criterios a aplicar deben estar relacionados con las características del espacio y de los Bienes Culturales a almacenar. a) RESPECTO AL ESPACIO

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En primer lugar puede ser útil tener ciertas referencias previas sobre los criterios para

seleccionar (en un edificio preexistente) o diseñar (en un edificio nuevo) un espacio adecuado para cumplir las funciones de almacén.

1) Comunicación con otras dependencias del museo. El almacén deberá tener una comunicación fácil y con el menor recorrido posible con las salas de exposiciones y los departamentos de conservación/restauración.

2) Forma y dimensiones. Las características espaciales del almacén dependerá del tipo y formato de las colecciones a almacenar (pintura, escultura, mobiliario, colecciones mixtas, etc.) y de la cantidad de obras y objetos almacenados de forma simultánea. También es necesario prever espacio para el tránsito y cierta previsión de crecimiento.

3) Accesos. Los accesos deberán ser o equiparse con elementos (puertas, pasillos, etc.) o dispositivos (elevadores, compuertas especiales, etc.) que permitan una facilidad de tránsito adecuada, evitando maniobras difíciles. Especial atención merece el tipo de suelo instalados ya que no debe producir vibraciones cuando las obras se trasladen con artilugios con ruedas.

La forma y dimensiones dependerán de las características de forma, volumen y peso de las obras de arte y colecciones.

4) Control de los riesgos de deterioro. El espacio destinado a almacén tendrá que tener unas características que permitan un fácil control de las condiciones ambientales de forma que sea lo más estable posible para simplificar y abaratar las instalaciones necesarias.

De forma general, ha de ser térmicamente estable y carecer de humedades de infiltración.

5) Luz natural. En el almacén, la iluminación sólo es necesaria para los trabajos rutinarios de limpieza e inspección periódica, por lo que se puede prescindir de la iluminación natural que supone un factor de deterioro y perturbación de las condiciones ambientales.

6) Espacios inadecuados. El almacén de Bienes Culturales exige requisitos de conservación de las colecciones almacenadas por lo que es incompatible con su instalación en sótanos o desvanes tradicionales. También es incompatible con el almacenaje de objetos, trastos viejos, material de limpieza o embalajes, que nada tienen que ver con las colecciones.

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b) RESPECTO A LOS OBJETOS Y COLECCIONES

Los principales datos que necesitamos valorar respecto a los objetos y colecciones a almacenar son los siguientes:

1) Tipo de objeto, formato y cantidad. El tipo de objetos (pinturas, esculturas, libros, colecciones de arqueología, orfebrería, colecciones de ciencias naturales, etc.) y su formato (es decir el catálogo de tamaños) son datos determinantes para el tipo de sistemas de almacenamiento. El volumen de objetos determinará por fin el espacio requerido.

2) Naturaleza de los materiales. La naturaleza de los materiales constitutivos de cada objeto es determinante, de forma que es preciso saber si tenemos que almacenar objetos constituidos con material de naturaleza orgánica, metales, materiales pétreos o sintéticos. En el caso más común de contar con colecciones de naturaleza heterogénea es necesario hacer una valoración de la proporción e importancia relativa de cada uno de ellos.

3) Técnica de ejecución. Dentro de cada tipo de objeto, es preciso valorar la complejidad de ensamblaje y forma en que están aglutinados los distintos materiales.

4) Estado de conservación. Los objetos deteriorados exigirán medidas más estrictas de conservación ya que son más sensibles a los factores de degradación que los objetos que presenten un buen estado de conservación.

5) Historial clínico. El conocimiento de los tratamientos de conservación/restauración sufridos por cada objeto puede ser fundamental para determinar su forma y condiciones óptimas de almacenamiento.

6) Condiciones habituales de conservación. El tener referencias fiables de las condiciones de conservación es fundamental para definir las condiciones óptimas y por lo tanto el diseño de los mecanismos de control. DEGRADACIÓN FÍSICA De entre los riesgos de deterioro de los objetos y colecciones almacenadas hay que considerar en primer lugar el riesgo de degradación física provocado por golpes, vibraciones o abrasiones provocadas por una inadecuada disposición y manipulación de los objetos durante el almacenaje. 1) DISPOSICIÓN DE LOS OBJETOS Y COLECCIONES La diversidad de formas, dimensiones, peso, volumen, textura y naturaleza, hace que no todos los Bienes Culturales puedan o deban ser almacenados de la misma manera, es decir, no podremos almacenar una pintura sobre lienzo de la misma manera que una pieza de tejido sin montaje de 2 metros de longitud, o que una escultura de bulto redondo, ejecutada en piedra de 2.000 kg. de peso.

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TIPO DE OBJETO

SOPORTE ALMACENAJE

PRECAUCIONES

Pintura: tela, tabla, metal, etc. Relieves: piedra, madera, metal... ejecutados por una sola cara y de peso reducido. Marcos.

PEINE

Aislar de muros, suelos y focos de humedad. Mantener limpieza. Proteger de la luz.

Escultura: madera, piedra, metal... De gran peso y volumen. Objetos de bulto redondo: madera metal, piedra... De gran peso y volumen. Muebles y objetos similares.

PALLET

Aislar de suelos, muros y focos de humedad. Mantener limpieza.

Lámparas, objetos colgantes y similares.

BARRAS Y GANCHOS SOPORTES ESPECIALES

No colocar en pasillos o baja altura. Mantener limpieza.

Alfombras y tapices. Tejidos y pinturas sin montaje. Grandes dimensiones.

RULOS SOBRE SOPORTES(*) *Cuanto mayor sea el diámetro del rulo, menor es el daño. Siempre se enrolla con la cara hacia fuera.

Aislar de suelos, muros y focos de humedad. Proteger de la luz y el polvo.

Obra sobre soporte de papel o similar sin montaje.

CARPETA DE MONTAJE NO ÁCIDO. CAJAS NO ÁCIDAS. ESTANTERÍAS.

Aislar de focos de humedad. Proteger de la luz. Mantener limpieza.

Tejidos de pequeño formato o materiales similares.

GAVETAS EN POSICIÓN HORIZONTAL.

Aislar de focos de humedad. Proteger de la luz. Proteger del polvo.

Libros y documentos.

CAJAS NO ÁCIDAS. ESTANTERÍAS.

Aislar de focos de humedad. Proteger de la luz. Proteger del polvo.

Objetos arqueológicos: cerámica, vidrio, metal etc.. Pequeño formato.

CONTENEDORES. SOPORTES ESPECIALES. ESTANTERÍAS.

Aislar de focos de humedad. Mantener limpieza.

Joyas, monedas, medallas...

BANDEJAS. SOPORTES ESPECIALES. CAJA FUERTE.

Evitar focos de humedad. Mantener limpieza.

Fotografía color y B/N.

CARPETAS MONTAJE NO

Evitar focos de humedad y calor.

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ÁCIDO. CAJAS NO ÁCIDAS. ESTANTERÍAS. ARMARIOS.

Proteger de la luz. Mantener limpieza.

Trajes e indumentaria.

SOPORTES ESPECIALES. ARMARIOS.

Evitar focos de humedad. Proteger de la luz. Mantener limpieza.

Colecciones de Ciencias Naturales.

CAJAS NO ÁCIDAS. ARMARIOS.

Evitar focos de humedad y calor. Proteger de la luz. Mantener limpieza.

Armas y objetos similares.

SOPORTES ESPECIALES. ESTANTERÍAS.

Evitar focos de humedad. Mantener limpieza.

MATERIALES PARA EL ALMACENAMIENTO

MATERIAL

VENTAJA

INCONVENIENTE

METAL

Fácil montaje. Limpio. No es atacado por microorganismos e insectos. Relativamente económico

Buen conductor de calor. Puede sufrir oxidación. Ante el fuego tiene mala respuesta al deformarse.

MADERA

Fácil de trabajar. Económico. Limpio.

Es atacada por xilófagos, microorganismos etc. Es higroscópica. Ante el fuego arde. Puede ser ácida. Puede desprender sustancias tóxicas. Se deforma.

MATERIALES SINTÉTICOS

No son higroscópicos. Limpios. No son atacados por biodeterioro. Moldeables y fáciles de trabajar.

En caso de incendio desprenden vapores tóxicos y nocivos. Envejecen rápidamente por la luz y la temperatura. No permiten la transpiración.

VITRINAS. CAJAS CLIMÁTICAS. BOLSAS DE POLIETILENO

Permiten controlar los factores microclimáticos. Aíslan de plagas. Relativamente económicos.

Pueden crear problemas de condensación y favorecer la proliferación de microorganismos. Requieren de un riguroso control.

EMBALAJES

Protegen de golpes. Pueden facilitar el control del microclima interior.

Pueden crear problemas de condensación y proliferación de microorganismos. Requieren de un riguroso control. No deben usarse durante largos períodos de tiempo.

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2) MANIPULACIÓN, ÚTILES Y MAQUINARIA

De todas las fases del movimiento de obras de arte, la que mayor riesgo comporta es sin duda la manipulación, en la que tanto los niveles de vibración como de impacto son los más altos. La primera regla, por tanto, ha de ser reducir al máximo la manipulación de los Bienes Culturales. En segundo lugar, la manipulación deberá ser realizada siempre por especialistas. Un personal no cualificado puede causar daños importantes tales como roturas, golpes, huellas de dedos, manchas de sudor y otros tipos de daños. Cuando la manipulación se realiza sin ningún tipo de embalaje o protección es cuando los objetos están más expuestos tanto a golpes, como a vibraciones que pueden producirse durante su transporte por el almacén, además del riesgo de dejar improntas de dedos, suciedad sobre la superficie, etc. Si durante la manipulación se utiliza maquinaria, el riesgo de impacto y vibración aumenta considerablemente.

La prevención de estos riesgos exige la aplicación de los siguientes criterios generales:

- La manipulación es el momento de máximo riesgo para las piezas. - Reducir al mínimo posible la manipulación de los objetos. - La manipulación, siempre, será realizada o supervisada por especialistas. - En función del peso, forma, dimensiones, tipo de objeto, textura etc., la manipulación será diferente, por lo deberán aplicarse las siguientes normas:

1) La manipulación efectuada con las manos directamente requerirá del uso de guantes dobles; uno de látex, recubierto por otro de algodón. La utilización de guantes dobles evita que el sudor de las manos empape el guante de algodón, y este dañe la obra. Los guantes deben estar en todo momento en perfecto estado de limpieza. 2) Se utilizarán cinchas de nylon cuando la peculiar textura, forma, peso, volumen o dificultad, así lo aconsejen. 3) Los grandes pesos y volúmenes requerirán para su manipulación:

- Carros plataforma con rueda neumática para pesos inferiores a 100 kg. - Transpaletas manuales para pesos no superiores a 2.000 kg. Requieren el uso de "pallet" o plataforma sobre largueros que permiten la entrada de las horquillas del "transpallet". - Transpaleta motorizada, difiere de la manual en su capacidad de carga, 3000 kg., y en que se impulsa por medio de un motor eléctrico. - Grúas horquilla, con capacidad de carga de 1.500 kg. - Carros elevadores con capacidad de carga hasta 2.700 kg.

3) OTROS RIESGOS DE DEGRADACIÓN FÍSICA

La degradación física provocada por la manipulación o disposición inadecuadas es la más común y generalmente causa deterioro progresivo cuando no se corrigen sus causas. Sin embargo

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existen otros factores causantes de riesgo físico que pueden causar la pérdida total de los objetos y colecciones. Estos factores son: los terremotos y otros riesgos catastróficos que puedan ocasionar el desplome del edificio, y los conflictos bélicos.

Excepto en el caso de las guerras en las que se pueden tomar ciertas medidas para prevenir sus efectos, los otros riesgos son difíciles de prever y las medidas a adoptar son la calidad de la estructura del edificio y su adaptación, en zonas de riesgo sísmico, a las normas constructivas establecidas. MECANISMOS DE SEGUIMIENTO

Los mecanismos de seguimiento para la detección y corrección de los riesgos de deterioro físico de los Bienes Culturales almacenados consistirán fundamentalmente en la realización de inspecciones periódicas sobre el estado de conservación de los objetos y la comprobación de la estabilidad y buen funcionamiento de todos los dispositivos de almacenaje y transporte. REQUERIMIENTOS PARA EL ALMACENAMIENTO Y MANIPULACIÓN 1) Edificio

- Forma, dimensiones y compartimentación del espacio adaptadas al tipo de objetos y sistemas de almacenamiento. - Tipo de accesos y con dimensiones adecuadas para los objetos almacenados. - Acabados funcionales, fáciles de limpiar. - Suelos lisos que no produzcan vibraciones cuando se transportan los objetos por medio de carros, plataformas, etc., y sean fáciles de limpiar. - No utilización de pinturas o acabados plásticos que puedan enmascarar temporalmente problemas de infiltración de humedad. - No utilización de acabados que liberen sustancias volátiles que puedan reaccionar con los objetos almacenados, o sean susceptibles de ataque biológico.

2) Equipamiento

- Utilización de sistemas de almacenamiento (peines, estanterías, soportes, etc.) de gran estabilidad, robustez y accesibilidad. -Utilización de materiales inertes que no reaccionen los objetos almacenados, se oxiden o sean susceptibles de ataque biológico. - La disposición de los sistemas de almacenamiento debe tener la suficiente amplitud para permitir su manipulación e inspección periódica, la altura del suelo adecuada para facilitar la limpieza, y no estar adosados a los muros.

3) Instrucciones

Las instrucciones en relación con la prevención de los riesgos de almacenamiento y manipulación consistirán fundamentalmente en:

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a) Realización y supervisión de la manipulación y transporte de los objetos, con especificación de piezas especialmente vulnerables, y personal autorizado. b) Periodicidad y método de inspección de las piezas. c) Periodicidad y método de las rutinas de limpieza del almacén. d) Tareas de mantenimiento de los dispositivos de almacenamiento y transporte. e) Protocolo de identificación y ubicación de los objetos para evitar pérdidas accidentales.

ROBO Y VANDALISMO El control del riesgo de robo y acciones vandálicas es un factor de deterioro que hay que contemplar en cualquier caso. SISTEMAS DE SEGUIMIENTO Los sistemas de seguimiento de este tipo de riesgos para los objetos almacenados consistirán fundamentalmente en: a)sistemas automáticos de detección (sensores de presencia, cámaras de vídeo, etc.) con señales de alarma, y b)personal de vigilancia que supervise los sistemas y actúe en caso de alarma. Cuando no se disponga de personal de vigilancia propio de forma continuada, las señales de alarma deberían estar conectadas con la policía, guardia civil, etc. MECANISMOS DE CONTROL Los mecanismos de control relacionados con este tipo de riesgos serán: 1) Respecto al edificio, la utilización de cerramientos (muros, suelos, techos, ventanas y puertas) adecuados para prevenir el acceso de intrusos o resistentes a actos vandálicos. 2) Instalación de cerraduras de seguridad en puertas y ventanas. 3) Disponer de personal de vigilancia. Detallar instrucciones sobre autorización de acceso al almacén. Detallar instrucciones sobre procedimientos en caso de alarma. INCENDIO El incendio es otro de los riesgos que siempre requiere unos medios de prevención eficaces. SISTEMAS DE SEGUIMIENTO Es imprescindible contar con un sistema de detección automática por medio de sensores térmicos o/y de humo, con alarma conectada directamente con el servicio de bomberos más cercano, y con las dependencias del personal del edificio.

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MECANISMOS DE CONTROL 1) En relación con el edificio, los materiales utilizados en la construcción del almacén o en sus acabados, y en los sistemas de almacenamiento de las obras de arte, deben ser resistentes al fuego o debidamente ignifugados. Previsión de una vía de evacuación de emergencia de los Bienes Culturales almacenados. 2) Dotar al almacén de las instalaciones adecuadas respecto a puertas cortafuegos, aparatos extintores adecuados a cada tipo de material almacenado, etc. El sistema de extinción automático por medio de agua (sprinklers) es problemático debido a falsas alarmas, fugas de agua, daño directo del agua sobre los materiales, etc. 3) Consultar la normativa legal sobre incendios y evacuación de edificios. Poner en conocimiento del Servicio de Bomberos la problemática especial de las colecciones almacenadas, poniendo a su disposición y consulta los sistemas de detección, extinción y evacuación del almacén. Adiestramiento del personal para las situaciones de alarma con la utilización de los extintores y la evacuación de las obras almacenadas. Comprobación periódica del funcionamiento de los sistemas de detección, mantenimiento de extintores y sistemas de extinción. Revisión de los sistemas eléctricos del almacén. Definir normas sobre utilización de aparatos eléctricos y prohibición de actividades peligrosas. INUNDACIÓN Otro factor demasiado frecuente es la inundación del edificio o almacén debido a catástrofes naturales o a problemas de fugas en las conducciones de agua o roturas u obstrucciones en el sistema de evacuación de agua de lluvia. Respecto a las catástrofes naturales, de difícil previsión, las recomendaciones obvias son las de no situar el almacén en las orillas o zonas de posible inundación por crecidas de ríos o mareas y tormentas en el litoral. Respecto a las inundaciones provocadas por fugas en conducciones de agua, debe evitarse situar sobre el almacén conducciones de agua, disponer de sistemas de drenaje, no situar las obras de arte nunca directamente sobre el suelo, y elevar los estantes, peines, etc., a una altura mínima del suelo de 10 cm. La detección precoz de cualquier fuga es fundamental para evitar graves deterioros, por lo que un sistema de seguimiento eficaz para este riesgo es la utilización de sistemas automáticos de monitorización de las condiciones ambientales (ver más adelante) dotados de señales de alarma que detecten el aumento brusco de la humedad relativa que supone cualquier inundación. Esta señal de alarma es fundamental ya que la ocupación del almacén puede ser escasa y las fugas pueden producirse durante la noche, fines de semana, vacaciones, etc. En cualquier caso debe existir un plan de evacuación de las obras almacenadas en caso de emergencia, instrucciones para la manipulación de las obras, el secado de las mismas y el control de los riesgos de proliferación de microorganismos. Elaborar un plan de revisión y mantenimiento del tejado, muros y conducciones de evacuación de agua de lluvia.

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Inspeccionar siempre el almacén después de tormentas o períodos de lluvias. PLAGAS La prevención de riesgos de proliferación de organismos vivos que pueden constituirse en plaga con efectos de deterioro devastador en los Bienes Culturales exige la observación de ciertos criterios generales:

1) Casi cualquier tipo de material puede verse afectado por la actividad de organismos biodegradadores, y especialmente los materiales orgánicos que sirven directamente de alimento. Así, colecciones vegetales o animales de ciencias naturales, madera, textiles, papel, pergamino, cuero, colas y adhesivos de origen orgánico, etc., son materiales especialmente vulnerables.

2) Los principales organismos que pueden causar biodegradación en los objetos almacenados son los insectos, los microorganismos y los roedores. A veces los daños son causados por la actividad de ciertos animales y no porque los Bienes Culturales representen una fuente alimenticia (caso de roedores, moscas, murciélagos, aves, etc).

3) A parte de la disponibilidad de alimento, las condiciones ambientales propicias como alta humedad, moderada temperatura y escasa ventilación son los factores desencadenantes de las plagas.

4) A menudo, la existencia de suciedad, restos de comida u otros organismos muertos son los focos de infestación que pueden llegar a afectar a las colecciones almacenadas.

SISTEMAS DE SEGUIMIENTO La detección precoz de ataques localizados es el método más eficaz de evitar las plagas, junto con el control de los aspectos antes mencionados. El seguimiento de las condiciones ambientales es fundamental para detectar y controlar situaciones de riesgo de infestaciones incipientes. Otro método recomendable, aunque con grandes limitaciones, puede ser el utilizar trampas pegajosas especialmente útiles para insectos y otros organismos rastreros como lepismas, cucarachas, etc., realizando muestreos sistemáticos cuando haya indicios de ataques. Otro tipo de muestreos, como los empleados para los microorganismos, requieren la participación de biólogos especializados. La captura de cualquier tipo de organismo o sus manifestaciones debe ser identificado, de igual forma, por un biólogo especializado. MECANISMOS DE CONTROL 1) Edificio

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Los mecanismos de control a adoptar en relación al edificio deberán ser, de forma general, los siguientes:

- Los materiales utilizados en la construcción del almacén (estructura y acabados) deben prescindir de materiales vulnerables (madera, papel, etc.) al ataque de plagas, o deben tratarse previamente con métodos preventivos eficaces. En el caso de edificios históricos con estructura de madera, esta debe tratarse adecuadamente con productos biocidas (insecticida y fungicida) que erradiquen los posibles ataques y la preserve de nuevas infestaciones.

- Los cerramientos (puertas, ventanas, rejillas de ventilación, etc.) deberán tener la estanqueidad necesaria para no permitir la entrada de organismos vivos. Especial mención merece el caso de las aves o murciélagos que forman grandes acúmulos de suciedad en rincones y oquedades, que son focos de todo tipo de infestaciones.

- Deberá evitarse el depósito de basura, suciedad o restos de comida como los que genera la cafetería de la institución, en las proximidades del almacén.

2) Equipamiento El equipamiento más necesario para el control de plagas es el relacionado con el control de las condiciones ambientales para evitar altos niveles de humedad, estancamiento del aire y fenómenos de condensación. Igual importancia tiene la limpieza que ha de realizarse siempre mediante aspiradores que sirvan para evacuar eficazmente el polvo y la suciedad. Todos los sistemas de control climático (aire acondicionado y ventilación forzada principalmente) que implican una recirculación del aire con impulsión de aire exterior, deben tener filtros adecuados para minimizar la entrada de polvo, contaminantes, esporas, etc. 3) Instrucciones Las instrucciones necesarias para las tareas y procedimientos de control manual estarán relacionadas con los siguientes aspectos:

- Inspecciones periódicas para detectar precozmente las consecuencias de ataques en los materiales (agujeros, rotos, manchas, pudrición) o indicios de la actividad de los organismos (excrementos, depósitos de serrín, escondrijos, etc.). Tomar datos y muestras de los posibles ataques y consultar a un especialista sobre su importancia. - Procedimientos de limpieza del almacén. - Procedimientos de mantenimiento de los filtros de los sistemas de control climático (aire acondicionado, ventilación, humidificadores, etc.). - Aislamiento y cuarentena de objetos con sospecha de ataque, y siempre para objetos de nueva adquisición, o que regresan al almacén después de una exhibición. - Prohibición de comer en el almacén.

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- La aplicación de fumigaciones sistemáticas no es recomendable debido a problemas de toxicidad para las personas, reacción de los productos utilizados con los materiales de las colecciones, escasa especificidad de tratamientos generales, problemas de adaptación y resistencia, etc. - Utilización de biocidas de forma localizada cuando se detecte la presencia de organismos vivos y en especial antes de que afecten a los Bienes Culturales. - Todos los biocidas domésticos o industriales pueden deteriorar o manchar los objetos, aunque pueden utilizarse de forma localizada y restringida siempre que no se apliquen directa o indirectamente sobre los objetos y colecciones.

CONTAMINANTES Los contaminantes del aire, bien en forma de materia particulada (polvo, hollín, etc.) o de compuestos gaseosos o aerosoles (dióxido de azufre, SO2; óxidos de nitrógeno NOX, dióxido de carbono, CO2; ozono, O3; sales, etc.) son sustancias que pueden determinar el deterioro de los objetos almacenados causando degradación directa en forma de manchas, corrosiones y otras alteraciones químicas, o favoreciendo la proliferación de organismos biodegradadores que pueden utilizar como substrato nutritivo algunos de estos compuestos o sus productos de reacción. La incidencia de este riesgo de deterioro, y por lo tanto la necesidad de detección y control, estará relacionada con las zonas urbanas, industriales y costeras fundamentalmente. SISTEMAS DE SEGUIMIENTO La monitorización de los contaminantes del aire es complicada y muy costosa. Los sensores de medición para una monitorización continua que se pueden encontrar en el mercado a precios razonables tienen rangos de medición muy amplios y no tienen la resolución necesaria para los niveles de contaminación que se pueden dar en el interior de un museo. Los ayuntamientos o administraciones regionales poseen estaciones fijas o móviles de muestro de contaminantes atmosféricos a través de las que se pueden recabar datos de referencia cuando existan indicios de altos niveles de contaminación. La humedad es un catalizador muy potente de los efectos de los contaminantes por lo que su seguimiento y control es una medida de control necesaria. Existen muestreadores de ciertos contaminantes del aire que pueden ser útiles para obtener referencias sobre la importancia del riesgo de corrosión de metales, niveles de ciertos gases, etc., aunque su evaluación requiere la participación de personal especializado. MECANISMOS DE CONTROL En el caso de que las referencias existentes, bien a través de los datos de contaminación locales, bien a través de muestreos en el almacén, indiquen niveles de contaminación elevados, será necesario un adoptar medidas estrictas de control.

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1) Edificio Los cerramientos (puertas, ventanas, rejillas de ventilación, etc.) deberán tener la estanqueidad necesaria para no permitir la entrada de polvo hollín, etc. El intercambio de aire deberá realizarse a través de los sistemas de aire acondicionado o ventilación que deberán tener los filtros adecuados para neutralizar los contaminantes gaseosos. Los acabados interiores no pueden desprender sustancias volátiles que puedan reaccionar con los materiales almacenados. El almacén debe estar libre de la influencia de los escapes de vehículos en zonas próximas como vías con tráfico intenso, el aparcamiento o el garaje del museo, biblioteca, archivo, etc. 2) Equipamiento Todos los sistemas de control climático (aire acondicionado y ventilación forzada principalmente) que implican una recirculación del aire con impulsión de aire exterior, deben tener filtros adecuados para minimizar la entrada de materia particulada y gases contaminantes. No son admisibles los filtros de deposición electrostática ya que ionizan el aire y pueden crear graves problemas de oxidaciones y otras reacciones químicas en los materiales. Los vehículos o sistemas motorizados de manipulación de objetos en el almacén no deben liberar gases o sustancias contaminantes. 3) Instrucciones Las instrucciones que pueden ser necesarias para el control de los contaminantes del aire estarán relacionadas con los siguientes aspectos:

- Inspecciones periódicas de los objetos para detectar los efectos de los contaminantes (acúmulos de polvo, manchas, decoloración, corrosión, oxidación, etc.) especialmente en los objetos que presenten focos de corrosión no estabilizada, colecciones procedentes de excavaciones arqueológicas, etc.). - Para objetos especialmente vulnerables a la acción de los contaminantes, se pueden diseñar contenedores totalmente herméticos e incluso dotarlos de atmósferas inertes que eviten el efecto de componentes que pueden ser normales en el aire como el oxígeno. - Cuando existan acúmulos de polvo, utilizar aspiradores como método de limpieza y extracción de contaminantes del almacén. - Procedimientos de mantenimiento de los filtros de los sistemas de control climático (aire acondicionado, ventilación, humidificadores, etc.). - Estabilización de los focos de corrosión activa en los materiales.

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ILUMINACIÓN Las necesidades de iluminación son restringidas en el almacén de Bienes Culturales. Su utilización está determinada por las funciones de manipulación e inspección de los objetos y normas de seguridad. Por lo tanto, sus características deben adaptarse a las normas generales como:

- Prescindir de la luz natural. - Limitar el tiempo en que se mantiene la iluminación encendida a lo imprescindible para realizar las tareas de manipulación e inspección de los objetos y mantenimiento de las instalaciones. - Utilizar fuentes de luz que liberen la menor cantidad de radiación infrarroja y ultravioleta, teniendo en cuenta que no tenemos los condicionantes estéticos y de calidad de percepción de los objetos que son exigibles en la exhibición.

SISTEMAS DE SEGUIMIENTO Como mecanismos de seguimiento para el control de la iluminación en el almacén se pueden disponer indicadores de conexión o desconexión de la iluminación conectados al sistema de seguimiento ambiental o a un panel de alarmas o indicadores que eviten el que la iluminación permanezca conectada por descuido. MECANISMOS DE CONTROL 1) Edificio Una medida ya comentada es la de prescindir de la luz natural, por lo que las ventanas, lucernarios, etc., no son necesarios, medida que además contribuirá a lograr un mejor aislamiento térmico del almacén. 2) Equipamiento La instalación de iluminación del almacén, puede disponerse por módulos o zonas, de manera que no sea imprescindible conectar todo el sistema a la vez, sino sólo las zonas que se necesiten para las distintas tareas de almacenamiento. Las lámparas y luminarias deberán adaptarse a las características ya mencionadas de minimizar la liberación de radiación infrarroja y radiación ultravioleta. Para trabajos específicos que requieran iluminación más intensa y localizada se pueden utilizar luminarias portátiles de características de emisión similares a las fijas.

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3) Instrucciones

- Limitaciones respecto al tipo de lámparas y luminarias, al tiempo de iluminación. - Rutinas de comprobación de la desconexión del sistema de iluminación. - Rutinas de mantenimiento del sistema.

LOS FACTORES MICROCLIMÁTICOS EN EL ALMACÉN Los riesgos de deterioro de los objetos y colecciones almacenadas debidos a niveles demasiado altos o demasiado bajos, o fluctuaciones amplias y rápidas de la humedad relativa y la temperatura son obvios. Analizados individualmente el principal factor que requiere un estricto control por los riesgos de deterioro directo que puede causar, es la humedad. La temperatura, en los rangos que se pueden dar normalmente en interiores, no representa, generalmente, un riesgo directo. Sin embargo, la temperatura está relacionada inversamente con la humedad relativa del aire de forma que cuando aumenta la temperatura disminuye la humedad y cuando disminuye la temperatura aumenta la humedad. Esto implica que cualquier análisis respecto a las condiciones de conservación exija contemplar el control de ambos factores dentro de ciertos límites. De forma general se pueden observar las siguientes normas: Humedad relativa: Demasiado alta: - Por encima del 60-65% ya

existe riesgo de favorecimiento de la proliferación de microorganismos y otras plagas, aunque esto depende de otros factores como la ventilación, los focos de suciedad, etc. - Por encima del 30-40% se pueden acelerar los procesos de corrosión de ciertos metales, especialmente si proceden de excavaciones arqueológicas o contienen contaminantes en forma de sales. - A partir de cierto nivel se produce un estiramiento de los textiles, una dilatación de los materiales orgánicos como la madera, y un reblandecimiento de los adhesivos naturales. - Por encima del 0% de HR se puede producir la desintegración y decoloración de materiales orgánicos químicamente inestables como el papel acidificado. - Otros riesgos son: la movilización de sales, la reacción con contaminantes del aire, el favorecimiento de la fotodegradación y de los fenómenos de condensación.

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Demasiado baja - Desecación y fragilización de los materiales orgánicos, especialmente los que tienen estructura química débil como adhesivos, aglutinantes, etc. - Contracciones de los materiales orgánicos como la madera.

Fluctuaciones - Deformaciones, grietas y fracturas de los

materiales orgánicos como la madera. - Pérdida de adherencia de capas en policromías, laminados, y estructura de materiales orgánicos.

Temperatura: Demasiado alta - Reblandecimiento de ceras, adhesivos, etc. a partir

de 30ºC. - Degradación y decoloración de materiales orgánicos con estructura química débil.

Demasiado baja - Fragilización de materiales orgánicos.

Fluctuaciones - Dilataciones y contracciones que causan

pérdida de adherencia entre distintos materiales como los esmaltes. - Influencia en la humedad relativa, corrientes de aire, etc.

Para enfocar adecuadamente el control de los riesgos de deterioro ocasionados por los factores microclimáticos hay que recordar ciertos criterios generales:

- El almacén debe tener la máxima estabilidad térmica posible y carecer de focos de humedad debidos a infiltraciones de cualquier fuente. Ubicaciones en sótanos y desvanes son siempre problemáticas y exigen grandes inversiones para adecuación de los cerramientos y costosas instalaciones de climatización.

- No existen condiciones óptimas generales que se puedan aplicar a modo de receta. Dos objetos del mismo tipo y naturaleza material pueden presentar buen estado de conservación soportando niveles de humedad relativa del aire muy diferentes. Sin embargo al modificar las condiciones o situarlas en niveles "intermedios", se puede provocar la activación de procesos de deterioro.

Por ello, es necesario analizar detenidamente todos los datos referentes a la naturaleza de las colecciones, su estado de conservación y condiciones habituales de conservación. - Una referencia útil es el conocer los datos climáticos de la localidad. Estos se pueden conseguir en la estación del Instituto Nacional de Meteorología de la localidad. Las referencias que nos interesan son los valores y rangos de oscilación de la temperatura y la humedad relativa durante el ciclo diario en las distintas estaciones y a lo largo del ciclo anual.

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- La instalación de sofisticados sistemas de aire acondicionado no es la panacea para conseguir unas condiciones adecuadas. Plantean dificultades de instalación, especialmente en edificios históricos, son costosos de instalación y mantenimiento, se pueden averiar ocasionando bruscas alteraciones de las condiciones ambientales, y generalmente no están diseñados adecuadamente para los requerimientos de conservación de los Bienes Culturales.

SISTEMAS DE SEGUIMIENTO El realizar un seguimiento de las condiciones ambientales es un requerimiento imprescindible que muy a menudo se desdeña principalmente con dos razonamientos erróneos: 1) se supone que las condiciones son malas y por lo tanto, mejor no medir, 2)se cuenta con un sistema de climatización y se presupone que las condiciones son buenas. El conocer las condiciones ambientales que soportan los Bienes Culturales es, en cualquier caso, fundamental para diagnosticar acertadamente los problemas de deterioro, planificar los medios de conservación adecuados y suficientes, y detectar situaciones de riesgo. Los sistemas de seguimiento se pueden clasificar en dos categorías principalmente: manuales o de medición puntual, y automáticos o de medición continua. 1) Sistemas manuales: Consisten fundamentalmente en medidores portátiles o fijos como termómetros de mercurio, higrómetros de haz de cabello, termohigrómetros eléctricos, medidores de humedad de sales de colbalto, etc.

Ventajas: Son relativamente baratos y pueden ser útiles para determinadas aplicaciones. Inconvenientes: Suministran mediciones puntuales que requieren la dedicación de personal para recoger series de datos significativas. Recomendaciones: Existen multitud de marcas y modelos en el mercado, pero solo interesan los que ofrecen una buena calidad aunque sean los más caros. Los más baratos y de inferior calidad se desajustan irreversiblemente en poco tiempo. Los higrómetros, especialmente, requieren todos un ajuste periódico.

2) Sistemas automáticos: Son medidores con la capacidad de registro continuo que se pueden separar en dos clases, los termohigrógrafos y los equipos de adquisición de datos.

a) Termohigrógrafos: Son los aparatos más conocidos para la medición y registro continuo de la humedad relativa y la temperatura.

Ventajas: Son relativamente asequibles y fáciles de utilizar. Inconvenientes: Suministran registros gráficos que necesitan ser elaborados para extraer datos estadísticos útiles. Necesitan una calibración periódica del higrómetro que muy a menudo no se hace, con lo cual miden mal. Recomendaciones: Hay muchas marcas en el mercado, pero es conveniente adquirir los de calidad contrastada aunque sean más caros. Cuando es necesario utilizar varios aparatos en distintos puntos de observación ya no resultan rentables ni por el precio ni por la dedicación que requieren para su mantenimiento y análisis de datos.

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b) Sistemas de adquisición de datos: Son equipos automáticos compuestos por un registrador electrónico, un sistema de sensores y un programa de software que mediante un ordenador PC permiten almacenar, analizar y visualizar un gran volumen de datos.

Ventajas: Son totalmente automáticos y programables. Permiten la conexión de un gran número de sensores de distintos tipos para monitorizar parámetros como temperatura, humedad relativa, iluminancia, etc. Permiten programar alarmas de superación de niveles de los parámetros ambientales y recibir alarmas externas como las de incendio, robo, etc. Pueden dar señales de salida para el control de sistemas de climatización, ventilación, iluminación gestión de alarmas, etc. Permiten un control remoto conectado a la línea telefónica de forma que se puede realizar el seguimiento en una dependencia físicamente alejada. Inconvenientes: Su coste inicial es más elevado, aunque depende del número de puntos de observación. La instalación de los sensores pueden presentar inconvenientes cuando la conexión con el registrador es por cable. Requieren un aprendizaje del software, aunque generalmente son sencillos de manejo. Recomendaciones: Es conveniente hacer una evaluación de los puntos que interesa monitorizar, incluyendo las salas de exposición, lugares de tránsito, taller de restauración, etc. Aunque la inversión más costosa es el registrador central, se puede ir ampliando el número de sensores dependiendo de la disponibilidad de presupuesto.

Ya se han comercializado en España equipos de seguimiento ambiental

especialmente diseñados para las funciones de conservación de Bienes Culturales, y en cualquier caso es factible encargar un software personalizado que simplifique las tareas de análisis de datos y ayude a la toma de decisiones respecto a las necesidades de control.

Últimamente han aparecido en el mercado registradores de pequeño tamaño y reducido precio que consisten en un monitor alimentado por baterías de larga duración que puede acumular datos de temperatura, humedad relativa, iluminancia, e incluso radiación ultravioleta. Representan una solución intermedia entre los sistemas manuales y los sistemas automáticos. Aventajan a los primeros por la capacidad de registro continuo y visualización de los datos en gráficos automáticamente. Sin embargo, no tienen indicación directa de los datos sino a través de un ordenador. Respecto a los segundos, son muy limitados, en especial por que no permiten visualizar las mediciones en tiempo real ni permiten la infinidad de funciones accesorias que posee un sistema de adquisición de datos. Con respecto a estos últimos, tienen la ventaja de que son portátiles, característica que los hace muy adecuados para mediciones en cajas herméticas, embalajes, etc. Generalmente no tienen una gran precisión pero pueden ser muy útiles en transportes, préstamos de obras de arte para exposiciones temporales, etc.

En cualquiera de los casos es recomendable disponer de un ordenador PC con el entorno Windows y un programa de software de hoja de cálculo o base de datos que permita archivar, organizar y analizar estadísticamente los datos de las condiciones ambientales.

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MECANISMOS DE CONTROL 1) Edificio Para conseguir un control adecuado de las condiciones ambientales, dentro de los límites y rangos de oscilación que exijan cada objeto y colección, es fundamental el tratamiento de los cerramientos del espacio destinado a almacén. Cuanto mayor estabilidad proporcione de forma pasiva los cerramientos del almacén, menor será la necesidad de instalar aparatos y dispositivos de control activo con un coste adicional de mantenimiento y riesgo de averías. Así, en un edificio ya existente ha de observarse este aspecto de forma prioritaria, ya que, por ejemplo, instalar un deshumidificador para controlar niveles altos de humedad debido a infiltraciones a través de los cerramientos puede ser peligroso para la fábrica del edificio y no soluciona el problema. De igual manera, el instalar un sistema de refrigeración para paliar el mal aislamiento térmico, es muy costoso de mantenimiento, cualquier avería o paro de la refrigeración causa fuertes oscilaciones, y por otro lado es un despilfarro de energía. Los criterios a seguir deben ser, por consiguiente:

1) Dotar o diseñar los cerramientos con un excelente aislamiento térmico de manera que se consiga la máxima estabilidad. Evitar en lo posible ventanas ya que las necesidades de iluminación son restringidas.

2) Dotar o diseñar los cerramientos con una barrera de humedad efectiva para evitar las infiltraciones de agua provenientes del suelo o de lluvia en las partes superiores. Evitar la influencia de bajantes, conducciones de agua, etc. que aparte del riesgo de fugas, pueden favorecer los fenómenos de condensación. No utilizar nunca pinturas plásticas para los acabados ya que pueden enmascarar temporalmente problemas graves de humedad.

3) Es importante conseguir una buena estanqueidad pero con posibilidades de ventilación controlada.

2) Equipamiento El equipamiento de control dependerá de la eficacia de estabilidad pasiva que ofrezca el edificio y los requerimientos de las obras de arte. Si la estabilidad es buena en la mayoría de los casos no será necesario ejercer un control activo muy complicado. A pesar de todo, las condiciones del clima local pueden determinar que la humedad se sitúe, durante una época del año, fuera del rango óptimo definido. En este caso se puede recurrir a sistemas de control de la humedad. Igual puede suceder con la temperatura.

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a) Sistemas de control de la humedad: son equipos portátiles o fijos que suministran o extraen vapor de agua del aire. Han de utilizarse siempre con un dispositivo de control automático denominado humidiostato, o mediante la regulación de los sensores de humedad relativa del sistema de seguimiento ambiental.

- Humidificadores: en caso de requerir humedad suplementaria durante una parte del ciclo anual para mantener los niveles de humedad relativa constantes se pueden instalar humidificadores sólo de tipo evaporativo. Evitar siempre que el flujo de aire húmedo incida directamente sobre los objetos. Calcular la potencia de humidificación necesaria en función del volumen del almacén y el déficit de humedad. Los aparatos portátiles son más versátiles pero requieren un mantenimiento más laborioso para añadir agua antes de que se agote la del depósito del aparato. Los aparatos fijos pueden tomar el agua directamente de la instalación del edificio y son más recomendables para evitar descuidos en el mantenimiento. En cualquier caso requieren una limpieza periódica y añadir productos germicidas en el agua.

- Deshumidificadores: Para casos normales en los que las condiciones climáticas locales provocan un aumento de la humedad relativa durante parte del ciclo anual se pueden utilizar deshumidificadores de tipo refrigerativo. Estos condensan el exceso de humedad en forma de agua que se acumula en un depósito que hay que vaciar periódicamente (en el caso de los aparatos portátiles) o se evacua por medio de un desagüe (en los aparatos fijos). Hay que calcular la capacidad de deshumidificación en función del volumen del almacén y el exceso de humedad respecto a los niveles que se necesiten mantener.

b) Sistemas de control de temperatura: Como ya se ha mencionado, la temperatura no es un factor que necesite un control riguroso, especialmente si los cerramientos tienen un aislamiento térmico adecuado. En algunos casos sin embargo puede ser necesario para evitar extremos acusados o fluctuaciones que desajustan los niveles de humedad relativa. En cualquiera de estos casos es imperativo un control automático de por medio de termostatos ubicados adecuadamente, o mediante la regulación de los sensores de temperatura o/y humedad relativa del sistema de seguimiento ambiental.

- Calefacción: Cuando la climatología local determine mínimos de temperatura que causen desajustes importantes en la humedad relativa puede ser necesario suministrar calor para estabilizar las condiciones. En este caso hay que tener en cuenta los siguiente: Normalmente el almacén no requiere una temperatura de confort para las personas; evitar calentar en exceso y de forma focalizada; precaución con los problemas de condensación que se puedan generar. Uno de los sistemas más recomendables es el hilo radiante, aunque su instalación en el suelo puede crear problemas con los sistemas de almacenamiento (estanterías, armarios, etc) si no tienen suficiente altura, e impide depositar sobre directamente sobre el suelo cualquier objeto.

- Refrigeración: La utilización de sistemas de refrigeración es muy problemática ya que los sistemas comunes (consolas portátiles o fancoils fijos) "resecan" el aire ya que

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provocan una condensación de la humedad en la unidad refrigeradora, por lo que exigen un control suplementario de la humedad. Su utilización sólo estaría justificada para amortiguar máximos excesivos de temperatura, y en este caso habría que revisar prioritariamente la calidad del aislamiento térmico.

c) Ventilación: Ya que es recomendable conseguir la máxima estanqueidad en el almacén en función de la estabilidad de las condiciones ambientales, penetración de plagas, seguridad, etc., pueden existir problemas de ventilación. En este caso son necesarios los sistemas de ventilación forzada con los siguientes requisitos: 1) que tengan filtros para eliminar los contaminantes del aire exterior; 2) que la impulsión no esté focalizada directamente sobre los objetos almacenados; 3) que su funcionamiento este controlado automáticamente en función de los parámetros de temperatura interior y exterior, de forma que no cause fuertes perturbaciones de las condiciones de conservación. La ventilación es el método más conveniente para prevenir problemas de condensación, aunque en el caso de que estas se produzcan hay que estudiar si existen altos niveles de humedad y cual es su origen.

d) Sistemas de aire acondicionado: En el caso del almacén de Bienes Culturales de un museo no es imprescindible, y si se trata adecuadamente el aislamiento de los cerramientos puede ser hasta superfluo la instalación de un sistema de aire acondicionado. Por otro lado, su implantación es complicada o imposible en edificios históricos, su mantenimiento costoso, y en la mayoría de los casos se diseña mal para cumplir las funciones que requiere la conservación de los Bienes Culturales. En cualquier caso los criterios fundamentales para seleccionar un sistema adecuado son los siguientes: 1) control prioritario de la humedad relativa del aire; 2) filtrado eficaz del aire exterior; 3) regulación automática con los sensores del sistema de seguimiento ambiental dispuestos en el almacén; 4) sólo son admisibles los sistemas aire-aire con un sistema de control adecuado, los sistemas por agua con consolas termoventiladoras (fancoils) no son convenientes ya que imposibilitan el correcto control de la humedad; 5) han de preverse los costes de funcionamiento y mantenimiento.

e) Dispositivos accesorios de control: Otros dispositivos accesorios como vitrinas, cajas climáticas, armarios, o subcontenedores de cualquier tipo pueden utilizarse para requerimientos especiales de objetos o colecciones que presenten problemas de deterioro acelerado, provengan de distintos lugares de exhibición o almacenamiento, o simplemente tengan requerimientos especiales debido a su naturaleza como por ejemplo las colecciones de metales, las piezas de excavaciones arqueológicas, las colecciones de soportes fotográficos, etc., utilizando una sustancia amortiguadora de los niveles de humedad como el gel de sílice acondicionado. En el caso de dispositivos de almacenamiento, su diseño debe ser más sencillo que los destinados a la exhibición en relación a las exigencias de estética y percepción de los objetos.

En cualquier caso, el diseño de este tipo de dispositivos exige la observación de los siguientes criterios: 1) máxima estanqueidad de vitrinas, etc.; 2) utilización de gel de sílice acondicionado en función de los requerimientos de humedad, la humedad habitual en el almacén y el volumen del contenedor; 3) tener en cuenta las necesidades de mantenimiento del gel de sílice

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(reacondicionamiento periódico); 4) tener en cuenta la accesibilidad a los objetos para la inspección periódica de los mismos; 5) contar con medidores o indicadores de humedad o/y temperatura visibles desde el exterior.

f) Infraestructuras: Circuitos eléctricos independientes, con posibilidades de manipulación solo para personal autorizado. Sistema de emergencia de suministro de energía eléctrica.

De forma general, y después de considerar lo ya apuntado respecto a los sistemas de control pasivo de los cerramientos y las características de funcionamiento más comunes en el almacén de las instituciones destinadas a la conservación de los Bienes Culturales, los factores que más pueden perturbar las condiciones ambientales son el tipo de iluminación general y el tiempo que se mantiene encendida, y el tiempo que se mantienen abiertas las puertas del local. En la mayoría de los casos se supone que la ocupación por personas será baja, aunque en el caso de archivos o bibliotecas u otro tipo de colecciones que requieran una manipulación frecuente, puede ser necesario tomar en cuenta este aspecto.

Finalmente y de forma general, cuando se utilizan para el control dispositivos mecánicos,

eléctricos, etc., es fundamental considerar a priori que su funcionamiento puede requerir ser continuo, lo que implica un coste de energía, una calidad determinada, y una infraestructura que impida desconexiones involuntarias, etc. Por otro lado la segunda previsión obligatoria es la de las averías y tareas de mantenimiento. 3) Instrucciones Por último, en cuanto a los mecanismos de control, será fundamental el especificar expresamente, en forma de manual, panel, etc., las tareas periódicas que personalmente tendrá que realizar el personal de conservación. Fundamentalmente las instrucciones estarán relacionadas con:

1) Tareas de seguimiento de las condiciones ambientales. Por ejemplo, diariamente, conectar el monitor del sistema de seguimiento y supervisar los datos de las 24 horas precedentes y los mensajes de alarma que hubiera registrados.

2) Analizar los datos de un período determinado con el fin de supervisar el correcto funcionamiento de los mecanismo s de control establecidos.

3) Inspección de las colecciones con una determinada periodicidad, tomando referencias de cualquier anomalía observada. 4) Normas de uso del local y sus instalaciones. 5) Realización de las tareas de mantenimiento de los dispositivos de seguimiento y control con que se cuente.

6) Especificación de las normas a seguir en caso de detectarse anomalías o alarmas.

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Para cada tarea debe existir un personal específicamente encargado de su realización y adiestrado en el manejo del edificio y sus instalaciones, de forma que haya personal para realizar todas las tareas y cada uno sepa lo que tiene que hacer en cualquier caso. DEPENDENCIAS ANEJAS AL ALMACÉN Hay ciertas actividades que generalmente se realizan en el almacén y que dependen del espacio disponible, de la organización del mismo y de las previsiones hechas al respecto. Sin embargo algunas de estas actividades exigen, el disponer de espacios adecuados al margen de la propia zona de almacenamiento. A) Sala para recepción, embalaje y desembalaje. Son actividades relacionadas con el transporte de los Bienes Culturales del museo o institución para su préstamo a exposiciones temporales, traslado de dependencias o tratamientos de conservación/restauración. Para ello se requieren espacios amplios libres de obstáculos y en los que no exista peligro para la utilización de las herramientas apropiadas para el caso. Ello exige que estas actividades no se realicen en el propio almacén donde existe riesgo de deterioro físico para la propia obra u otras que pudieran estar próximas. Este espacio deberá estar cercano a un "muelle" de entrada al edificio, contíguo al almacén, y con las condiciones ambientales controladas. B) Sala de tratamiento de desinfectación. Es esencial tener un espacio en el cual aislar objetos de nueva adquisición, objetos que regresan de exposiciones temporales, u objetos almacenados o expuestos de los que existen indicios o se ha comprobado que sufren ataque biológico. Por ello, se requiere un espacio específico para la inspección, observación y tratamiento de objetos que pueden tener o tienen un ataque biológico, evitando la propagación de la plaga, y posibilitando el tratamiento adecuado. EL ALMACÉN EN LA SALA DE EXPOSICIONES TEMPORALES El proceso de las exposiciones temporales es un tanto particular respecto al funcionamiento de las colecciones permanentes y un aspecto que suele estar descuidado es el espacio de almacenamiento y los requisitos mínimos que debe reunir. En el siguiente cuadro se resumen los aspectos esenciales del almacenamiento en las salas de exposiciones temporales.

Accesos

- Acceso fácil desde el muelle de carga. - Acceso directo al recinto de exposición.

Desembalaje y recepción de obras

- Espacio bién iluminado, que disponga de

mesa o cualquier otro elemento necesario para la inspección de la obra.

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- Climatizado y con medidas de seguridad.

Almacen temporal de obras - Dispondrá de peines, estanterías o

cualquier otro elemento para el almacenaje de obras.

- Climatizado y con medidas de seguridad.

Almacen de embalajes - Amplio, limpio y climatizado.

Limpieza

- Mantenimiento de estos espacios en

condiciones de limpieza. Realizar las tareas de limpieza antes y después de llegar y salir las obras de arte.

Seguridad

- Vigilancia humana. - Vigilancia electrónica, alarmas, cámaras de

T.V., videos, etc... - Sistemas contra incendios. - Recomendaciones en caso de siniestros o

accidentes en las obras de arte expuestas.

IMPROVISACIÓN DE UN ALMACÉN Después de los temas y aspectos desarrollados más arriba se puede deducir que la instalación apropiada de un almacén de Bienes Culturales no es tan sencillo como pudiera parecer, por lo que la improvisación de un almacén parece una idea un tanto descabellada. Sin embargo, puede ser útil, y en algunos de los temas tratados anteriormente ya se ha apuntado, la previsión de un espacio que pudiera servir de almacén de emergencia ante cualquier eventualidad de evacuación de las colecciones almacenadas debido a incendios, inundaciones o simplemente reparaciones y mantenimiento del propio almacén. Evidentemente este espacio ha de reunir ciertos requisitos mínimos en cuanto a control de las condiciones ambientales y medidas de seguridad. Debería estar situado próximo al almacén y con accesos adecuados para el traslado de las colecciones con las mayores garantías y la menor perturbación de las condiciones de almacenamiento.

FACTORES DE RIESGO MÁS IMPORTANTE EN EL ALMACENAJE FACTORES DE RIESGO

DAÑO

FALTA DE PREVISIÓN DE LOS RIESGOS CATASTRÓFICOS (INCENDIO, INUNDACIONES, TERREMOTOS) O MEDIDAS INADECUADAS DE DETECCIÓN Y CONTROL

Daños irreversibles o pérdida total de los objetos y colecciones.

APILAMIENTO DE OBJETOS Y COLECCIONES

Produce daños físicos. Dificulta el control e inspección.

ALMACENAJE DIRECTO SOBRE MUROS Y SUELOS

Impide la correcta circulación del aire. Puede favorecer la aparición de microorganismos. Favorece fenómenos de condensación.

MANIPULACIÓN INADECUADA

Ocasiona daños de tipo físico. Produce daños irreversibles.

POLVO

Daña todo tipo de materiales, provocando manchas y abrasión. Puede favorecer reacciones química y plagas.

CONTROL NEGLIGENTE DE LA HUMEDAD RELATIVA Y LA TEMPERATURA

La utilización sin control automático y sin observación de las normas de utilización y mantenimiento de aparatos de control de humedad o temperatura puede ser aún más peligroso que la ausencia de control.

HUMEDAD RELATIVA BAJA

Reseca la totalidad de los materiales orgánicos, les hace quebradizos y pierden sus propiedades.

HUMEDAD RELATIVA ALTA

Proliferación de microorganismos, oxidación y corrosión de los metales. Debilitamiento de adhesivos orgánicos y sintéticos. Deformación de los materiales higroscópicos. Movilización de sales.

HUMEDAD RELATIVA Y TEMPERATURA ALTA

Favorece la desintegración química y el ataque biológico.

Daña los materiales orgánicos, inorgánicos y sintéticos. Aumenta el volumen de los materiales higroscópicos.

HUMEDAD RELATIVA ALTA Y TEMPERATURA INFERIOR A 0ºC

Daña a los materiales orgánicos, inorgánicos y sintéticos. Los materiales higroscópicos absorben humedad y al helarse produce el desmoronamiento paulatino, especialmente si se producen ciclos repetitivos.

TEMPERATURA ALTA

Causa una disminución de la Humedad relativa. Reseca a los materiales higroscópicos Reblandece los adhesivos y las colas.

TEMPERATURA BAJA

Causa una elevación de la Humedad relativa. Fragiliza los materiales.

MALA VENTILACIÓN

Favorece la proliferación de microorganismos. Favorece fenómenos de condensación.

LUZ NATURAL

La radiación U.V. daña irreversible y acumulativamente a todos los materiales orgánicos y sintéticos. La radiación I.R. produce el aumento de la T. y una consecuente disminución de la Humedad relativa.

CONTAMINACIÓN ATMOSFÉRICA

Daña todo tipo de materiales, con manchas o reacciones químicas. Provoca el envejecimiento de los materiales celulósicos. Desintegra los materiales proteínicos. Corrosión de los metales. Destrucción de los materiales pétreos.

ACABADOS INTERIORES DEL ALMACÉN INADECUADOS

Suelos rugosos y barreras arquitectónicas causan vibraciones y maniobras peligrosas en la manipulación de los objetos. Pinturas plásticas no son un remedio para las humedades y son peligrosas para el propio edificio. Pinturas y revestimientos que liberan vapores y

contaminantes pueden deteriorar gravemente objetos almacenados.

BREVE GUÍA DE LO QUE NO HAY QUE HACER

- Almacenar Bienes Culturales en espacios con focos de humedad, puede ocasionar graves

daños de biodeterioro, degradación física y química directa en los materiales, y aceleración de otros muchos mecanismos de deterioro de distinto origen.

- Almacenar Bienes Culturales apilados, amontonados, en desorden, sin los dispositivos de almacenamiento (peines, estanterías, soportes, etc.) adecuados, ocasiona graves daños de tipo físico, como roturas y deformaciones, de tipo químico al permitir extender focos de corrosión y reacciones de inestabilidad de los componentes, y dificulta la inspección de los objetos.

- Almacenar Bienes Culturales de diferente naturaleza, estado de conservación, historial clínico y condiciones ambientales habituales de exposición, con idénticas condiciones ambientales, puede producir daños de consideración en muchos de los bienes almacenados, como corrosión, deformaciones, roturas, pérdidas de adhesividad, etc., que se irán produciendo de forma progresiva más o menos acelerada.

- Almacenar Bienes Culturales sin el debido control y mantenimiento ininterrumpido de la humedad relativa y temperatura, puede ocasionar graves daños de degradación física, química y biodeterioro en los objetos almacenados.

- Almacenar Bienes Culturales en vitrinas, cajas climáticas, bolsas de polietileno o similares sin el debido control, puede ocasionar daños producidos por condensación, corrosión y microorganismos.

- Almacenar Bienes Culturales en espacios con índices altos de contaminación atmosférica, puede ocasionar daños de envejecimiento acelerado y fragilidad.

- Almacenar Bienes Culturales en espacios mal ventilados, puede crear diversos y graves problemas de condensación y proliferación de microorganismos.

- Almacenar Bienes Culturales en contacto directo con materiales ácidos y oxidantes o que desprendan vapores o sustancias tóxicas, puede producir alteraciones de acidificación, oxidación y otro tipo de alteraciones químicas.

- Almacenar Bienes Culturales en espacios de difícil acceso, con barreras arquitectónicas y de

complicada maniobrabilidad, puede ocasionar serios riesgos en la manipulación y especialmente en caso de evacuación de emergencia.

- Almacenar Bienes Culturales en espacios de difícil control de seguridad y sin las pertinentes y adecuadas medidas de detección y extinción de incendios, puede ocasionar la destrucción total o la transformación de los objetos.

- Almacenar Bienes Culturales en espacios que no disponen del adecuado material para su manipulación, puede crear situaciones de riesgo.

- Almacenar Bienes Culturales en espacios donde se guardan embalajes, útiles de limpieza o cualquier otro tipo de objetos puede crear situaciones de peligro produciendo roturas, manchas y deformaciones.

- Almacenar Bienes Culturales en espacios que para su limpieza utilizan agua, detergentes, productos corrosivos, ácidos, etc., puede provocar daños imprevisibles como corrosión, manchas y otro tipo de alteraciones.

- Almacenar Bienes Culturales en espacios donde los materiales utilizados para el revestimiento de suelos y muros, construcción de estanterías, peines, contenedores, pallets, etc., sean ácidos, emitan vapores tóxicos, desprendan sustancias reactivas, sean oxidables, o susceptibles de ataque biológico, pueden producir graves daños de deterioro a los objetos almacenados.

LA CONSERVACIÓN PREVENTIVA DE LAS OBRAS DE ARTE

Juan A. Herráez, Miguel A. Rguez. Lorite Instituto del Patrimonio Histórico Español (IPHE)

ANTECEDENTES La conservación preventiva, como método de trabajo que pretende controlar el deterioro de las obras de arte antes de que éste se produzca, no es una idea nueva. Desde la antigüedad, y más específicamente desde la época medieval, el renacimiento o el barroco, se aplicaban prácticas para la conservación de edificios, pinturas murales, esculturas y pinturas con un enfoque de prevención del deterioro(1). A mediados del siglo XIX, se produce un auge de la restauración con el predominio de criterios más intervencionistas y agresivos. Los resultados espectaculares de las intervenciones de restauración sobre obras de arte deterioradas, en gran parte por el descuido en la aplicación de las prácticas tradicionales de mantenimiento y conservación, debió contribuir a olvidar estas prácticas, estableciéndose una dinámica en la que las obras restauradas parecían no requerir excesivos cuidados hasta la siguiente restauración. Dos aspectos han favorecido especialmente una evolución en la conservación del patrimonio histórico: el respeto a la autenticidad o integridad de las obras, y la incorporación de las ciencias experimentales y utilización del método científico en las intervenciones(2). El siglo XVIII, al igual que en otros aspectos de la cultura y el pensamiento, también representa un punto de inflexión que determina un cambio en el modo de entender la conservación del patrimonio histórico. Los importantes descubrimientos arqueológicos de este siglo (Herculano, Palatino de Roma, Pompeya y Egipto) y la aplicación de los criterios racionalistas de la ilustración son sin duda el punto de partida de las tendencias actuales(2, 3). Dos hechos destacan entre las consecuencias de esta coyuntura: uno es el notable aumento de la colecciones de los museos, con objetos procedentes de las excavaciones arqueológicas y con graves problemas de conservación; otro es la creciente contaminación provocada por el proceso de industrialización y desarrollo urbano. Thomson(4) cita la preocupación de los técnicos de la National Gallery por la gran contaminación del Londres de 1850. El aire contaminado, la alta humedad, la iluminación artificial y la alta afluencia de visitantes se encuentran entre los factores que deciden a los responsables de esta institución londinense negar la apertura la apertura al público en horas nocturnas en 1886. La polémica, planteada en un momento en el que el acceso a los museos se empezaba a popularizar en contra del elitismo imperante hasta el momento, se zanjó en el Parlamento británico, decidiendo que la pinacoteca se abriera 3 noches por semana(5). Ante estos nuevos problemas se busca solución mediante la aplicación de las ciencias experimentales. Esta utilización de la ciencia en los problemas de conservación es ya importante desde el siglo XIX. L. Pasteur imparte enseñanzas sobre el estudio y la preservación de objetos de arte y arqueología en la cátedra de geología, física y química de la Escuela de Bellas Artes de París entre 1863 y 1867, y la publicación del manual de F. Rathgen (Die Konservierung von Altertumsfunden) del Laboratorio del museo de Berlín en 1905 y la creación del Laboratorio del Museo Británico son hitos fundamentales en la difusión de, según las propias palabras de Pasteur, "...la aplicación de una ciencia exacta como punto de apoyo..." en la conservación(6, 7). Aunque desde comienzos del siglo XX, los principios de respeto a la autenticidad de las obras y aplicación de

métodos científicos en las intervenciones parecen estar ya generalizados, y existen numerosos testimonios de las críticas hacia las restauraciones poco respetuosas y sin rigor científico, hasta los años 30 no se empieza a institucionalizar estos principios. Cabrera, en la referencia citada anteriormente(6), recoge diferentes testimonios de las tendencias existentes en España ya en esa época. En 1931, con motivo de la Conferencia Internacional para la Conservación del Patrimonio Artístico y Arqueológico celebrada en Atenas por iniciativa de la organización de los Congresos Internacionales de Arquitectura Moderna, se publica la denominada Carta de Atenas. Ese mismo año, como conclusión de la Conferencia Internacional para el Examen y la Preservación de las Obras de Arte celebrada en Roma el año anterior y convocada por el Oficio Internacional de Museos de la Sociedad de Naciones, se publica también la denominada Carta del Restauro de 1931. Ambos documentos (el primero relacionado con los monumentos y la arqueología y el segundo con los hoy denominados bienes muebles) representan las primeras recomendaciones internacionales que recogen las tendencias ya mencionadas de respecto a la autenticidad de las obras y utilización de las ciencias experimentales para el diagnóstico y tratamiento del deterioro del patrimonio histórico. La publicación, a partir de 1932, de los Technical Studies in the Field of Fine Arts (precursor de los actuales Studies in Conservation), la organización en 1950 del International Institute for Conservation of Historic and Artistic Works(IIC), y de los diferentes consejos internacionales (ICOM para los museos e ICOMOS para los monumentos) por parte de la UNESCO, y la celebración de reuniones y congresos promovidos de forma regular por estos organismos, han contribuido a definir los criterios, diferenciar las intervenciones de conservación y restauración, y divulgar la aplicación de diferentes técnicas de análisis. JUSTIFICACIÓN DE LA CONSERVACIÓN PREVENTIVA Estos factores han sido decisivos para la evolución que ha tenido la conservación de los bienes culturales desde entonces. La aplicación de criterios de intervención basados en el principio de respeto a la autenticidad de la obra, y el desarrollo y adaptación de técnicas de análisis cada vez más sofisticadas que permiten profundizar enormemente en el diagnóstico de los procesos de deterioro, han tenido dos consecuencias evidentes. Por un lado, se podía constatar que el origen del deterioro residía, en la gran mayoría de los casos, en factores externos a las propias obras o como consecuencia de falta de mantenimiento en monumentos y edificios, y también, que muchos de los tratamientos aplicados, actuando principal o exclusivamente sobre los efectos, resultaban inadecuados y de eficacia temporal. Esto ha ido determinado restauraciones cada vez más limitadas tanto por el principio de respeto a la obra como por la dificultad de aplicación de tratamientos adecuados y reversibles que no supongan nuevas agresiones o inestabilidad de los materiales. En segundo lugar, la constatación de que la aplicación exclusiva de tratamientos de restauración, con las limitaciones antes mencionadas, no eran suficientes para alcanzar un nivel aceptable de conservación del conjunto de la colección de la mayoría de los museos, y mucho menos del patrimonio monumental de una localidad, o una región. La imposibilidad de conservar el patrimonio histórico aplicando exclusivamente criterios curativos, de emergencia, que aumentan progresivamente en dificultad y en absorción de esfuerzos humanos y presupuestarios es evidente. Esto ha forzado un cambio de estrategia a nivel institucional, e incluso a nivel de los responsables políticos de la conservación, aunque estos últimos todavía tengan problemas para compatibilizar la lógica

incontestable de estos argumentos con la rentabilidad política de una gestión menos espectacular y basada en un trabajo sistemático. En 1992, Mayor Zaragoza, Director General de la UNESCO, con motivo del Encuentro Europeo Patrimonio Histórico Artístico y Contaminación de Madrid, señala "...la prevención es una exigencia que va más allá de las razones culturales, de las razones económicas, o de las razones políticas. La prevención es una exigencia ética..."(8), sintetizando los argumentos que justifican esta estrategia por encima incluso de los aspectos puramente técnicos. DEFINICIÓN DE LA CONSERVACIÓN PREVENTIVA También en 1992, se celebra en París la primera reunión internacional monográfica sobre conservación preventiva. Aquí, unido a las diferentes concepciones de los tratamientos de restauración y el alcance de las intervenciones de conservación que se han ido manteniendo a lo largo del tiempo sin un consenso unánime, se pone de manifiesto los problemas de definición de esta disciplina, que se caracteriza más por un método de trabajo que por unos contenidos específicos, y de su inclusión dentro de un esquema general de la conservación de los bienes culturales. En la publicación que recoge los trabajos presentados en la reunión(9) se propone un esquema que intenta englobar todos estos conceptos. Por un lado se consideran los tratamientos que tienen por objetivo abordar los efectos del deterioro, actuando con un enfoque curativo directamente sobre los objetos. Dentro de este apartado estaría la conservación curativa que se aplicaría a un objeto o colección, y la restauración, aplicada a objetos singulares, y restringida a tratamientos opcionales que tienen por objetivo la recuperación de los valores estéticos. La conservación preventiva abordaría las causas del deterioro, con tratamientos preventivos destinados a eliminar o disminuir los riesgos de deterioro. Esta concepción, sin embargo, parece que añade nuevas dificultades a la catalogación de muchas intervenciones, y por lo tanto a la definición de sus objetivos. El hecho es que existen tres parámetros que invariablemente se manejan a la hora de abordar una intervención. El primer concepto está relacionado con el enfoque de la intervención: curativo (para estabilizar un deterioro ya existente) o preventivo (para evitar que se produzca un nuevo deterioro). El segundo, el alcance de la intervención, directa sobre los objetos (actuando sobre las causas intrínsecas o los efectos de los factores extrínsecos), o indirecta sobre los factores del medio (para corregir condiciones inadecuadas). Y el tercero la escala de la intervención, aplicada a un objeto, a una colección, a un museo, a un monumento, a un conjunto histórico, al patrimonio de una región, etc. Según las diferentes concepciones y sensibilidades profesionales se definirá a los tratamientos como conservación, restauración o conservación preventiva, aunque probablemente todas las intervenciones requieran una combinación de los tres tipos de tratamiento. También existe un componente estético que no se puede olvidar y que añade no pocas complicaciones en cualquier tipo de intervención. Después de estas consideraciones, y tratando de evitar definiciones categóricas y herméticas, se puede considerar que la conservación preventiva representa fundamentalmente una estrategia basada en un método de trabajo sistemático que tiene por objetivo evitar o minimizar el deterioro mediante el seguimiento y control de los riesgos de deterioro que afectan o pueden afectar a un objeto, una colección, etc. Insistiendo en el significado de las palabras, se habla de estrategia ya que la

conservación preventiva tiende a dirigir sus actuaciones mediante una serie de reglas o procedimientos que permitan una toma de decisiones óptimas en cada momento. También, en términos un tanto redundantes, se puede hablar de método sistemático puesto que la conservación preventiva ha de basarse en un procedimiento de actuación ordenado, y que englobe todas las actividades del museo. Existen factores que tradicionalmente se han contemplado como causantes del deterioro de las obras de arte, y a los que se ha dado diferente tratamiento. Así, factores como la humedad, la iluminación, o la contaminación, aunque fundamentalmente de una manera empírica, siempre se han considerado factores de deterioro que requerían cierto control. Evidentemente el enfoque de este control ha variado considerablemente a lo largo del tiempo. Sin embargo, un análisis de las causas de deterioro de los objetos indica que generalmente existen otros riesgos de gran capacidad degradativa, al margen de lo que se puede considerar como las condiciones ambientales que soportan los objetos y colecciones. Estos riesgos no se contemplan, habitualmente, como aspectos relacionados con el trabajo de conservación., y sin embargo no se pueden obviar dentro de cualquier planificación que pretenda prevenir el deterioro. Michalsky(10), aporta una visión sinóptica de los posibles riesgos de deterioro que pueden afectar a una colección de un museo y hace una aproximación sistemática(11) al método de trabajo para la elaboración de un plan de conservación preventiva en un museo. En este esquema se incluye como factores de deterioro, junto a los aspectos relacionados con las condiciones ambientales (humedad, temperatura, iluminación, contaminación) considerados habitualmente de forma separada, los temas relacionados con la seguridad (robo, vandalismo), los factores de gran poder destructor como las plagas, el incendio o la inundación, y una sistematización de los factores de deterioro físico como la manipulación de los objetos, las vibraciones, los golpes accidentales, u otros factores catastróficos como terremotos, guerras, etc. Por otro lado, desde el punto de vista de la aplicación práctica de un plan de conservación preventiva en un museo o edificio histórico, el control eficaz de ciertos riesgos como condiciones ambientales inadecuadas o daños físicos debidos a la manipulación de los objetos, etc., implica la adopción de soluciones arquitectónicas, el diseño de instalaciones adecuadas, o la adaptación del montaje museográfico a las exigencias de la conservación de los objetos y colecciones. Todo ello determina otra de las características de la metodología de trabajo de la conservación preventiva. El diseño del plan de conservación preventiva y el desarrollo de las distintas actividades de inspección, seguimiento, control y mantenimiento de las instalaciones, requiere la aplicación de muy diversos conocimientos técnicos y la participación de diferentes profesionales, a menudo con escasas nociones respecto a las exigencias de la conservación. Por lo tanto, abandonando la concepción clásica del conservador o restaurador que trabaja de forma aislada en su taller o gabinete del museo, resulta imprescindible un trabajo en equipo que coordine las diferentes actividades y tareas (muchas de ellas cotidianas) que resultan decisivas para el eficaz control de los riesgos de deterioro de las colecciones. REORGANIZACIÓN DE LA ESTRUCTURA DE LAS INSTITUCIONES A pesar del desarrollo, la difusión y el interés que la conservación preventiva ha experimentado en esta última década su implantación como método de trabajo es muy rudimentaria y se traduce en acciones puntuales que engloban tareas que ya se venían realizando en las instituciones, como la utilización de

aparatos termohigrógrafos para el seguimiento de la humedad y la temperatura del aire, la aplicación de ciertos criterios para controlar el efecto de la iluminación o la utilización de vitrinas para la exhibición de ciertos objetos. Todas ellas acciones positivas pero que generalmente carecen de la visión integradora, la coordinación y la eficacia que un plan de conservación preventiva debe proponerse. Para ello, y al margen de la concienciación necesaria de los responsables de las instituciones, la organización clásica, con compartimentos estancos en instituciones como los museos suponen un importante freno para desarrollar esta estrategia de conservación del patrimonio. Cualquier análisis respecto a los pasos necesarios para implantar con eficacia este método de trabajo pasa por una reorganización de la estructura funcional, los cometidos, las responsabilidades, las necesidades de reciclaje del personal e incluso las prioridades respecto a la incorporación de nuevos profesionales. Las experiencias en diferentes instituciones respecto a las medidas adoptadas y los avances logrados son bastante ilustrativas, encontrándose numerosas referencias en la bibliografía reciente sobre las modificaciones realizadas en los aspectos organizativos de las instituciones como medida imprescindible para desarrollar cualquier plan de conservación preventiva. Ya se han producido ciertos cambios a nivel institucional, aunque su eficacia es muy limitada por el momento. Así, el Comité para la Conservación del ICOM(International Council of Museums), ha modificado la estructura de sus grupos de trabajo y desde la última reunión trienal(12) se ha creado el grupo de trabajo de "Conservación Preventiva" en el que, además de los temas específicos sobre metodología y aplicación de planes conservación preventiva, se agrupan comunicaciones más parciales que anteriormente aparecían en grupos denominados como "Iluminación y Control Climático", "Control del Biodeterioro" y "Protección de Obras de Arte durante su Transporte", ahora eliminados. En el aspecto formativo, el Canadian Conservation Institute (CCI), centro pionero en la investigación sobre conservación preventiva, desarrolla desde hace años una importante actividad en la formación de técnicos. Otros organismos que han desarrollado actividades formativas son el International Centre for the Study of the Preservation and the Restoration of Cultural Property (ICCROM) en Roma, el Getty Conservation Institute (GCI) de Los Angeles, y el Instituto del Patrimonio Histórico Español (IPHE) de Madrid, que ha realizado diferentes actividades en Latinoamérica y Filipinas. Sin embargo, dadas las características del método de trabajo de la conservación preventiva, y sus dificultades de implantación en cada caso concreto, el aspecto formativo no es suficiente. En esta línea, el ICCROM ha puesto en marcha un plan piloto aplicado a 5 museos de diferentes países de la UE, y está realizando un análisis de la situación a nivel europeo. Otras iniciativas como la del Gobierno holandés con el denominado �“Plan Delta�” o diferentes proyectos de investigación patrocinados por los organismos europeos tienen por objeto la conservación preventiva. LA CONSERVACIÓN PREVENTIVA EN ESPAÑA En España, se ha empezado a dar ciertos pasos, y algunos museos se han dotado, o han encomendado, las tareas de conservación preventiva a algún técnico, generalmente restauradores, aunque sin modificar la estructura organizativa de la institución. Sin embargo, no existen realmente planes específicos e integrados de conservación preventiva. De hecho, en los museos, existe un abismo entre las actividades de conservación relacionadas con la investigación historico-artística y el proyecto museográfico, y las tareas de conservación material de las colecciones. Esta situación se extiende al reparto de responsabilidades en la toma de decisiones e impide un desarrollo eficaz de las

iniciativas de implantación de medidas puntuales de conservación preventiva y mucho más de una planificación sistemática. Este deficiencia organizativa y funcional, no exclusiva de los museos españoles, resulta un importante impedimento. La incorporación de personal técnico (conservadores y restauradores) con mejor preparación en la conservación material de los objetos y colecciones, aunque insuficiente, ha contribuido a mejorar algo la situación en los últimos años. Sin embargo, en la mayoría de los casos sus cometidos profesionales se destinan exclusivamente a la aplicación de medidas puntuales e intervenciones de emergencia sobre determinadas obras o colecciones. La colaboración en el proyecto museográfico, o en el diseño de instalaciones que exigen soluciones arquitectónicas o de ingeniería se lleva a cabo en muchas ocasiones como un dialogo de sordos en el que el trabajo de los técnicos especializados en la conservación material de los objetos parece ir destinado a poner impedimentos al de otros técnicos implicados como el arquitecto, el diseñador, el instalador, el museógrafo, etc. En esta situación es muy frecuente que después de la ansiada remodelación o la nueva instalación de un museo, al margen de la calidad estética del resultado, se den importantes disfunciones que exigen nuevas inversiones para deshacer y adaptar dispositivos como vitrinas, sistemas de iluminación, accesos, o sistemas de climatización deficientes y ruinosos. Evidentemente esto representa un despilfarro de medios y esfuerzos que es necesario erradicar mediante un trabajo coordinado y desarrollado en equipo, que integre todas las funciones del museo, y en el que cada técnico tiene un papel importante. Aunque, en los últimos años se ha producido algunas mejoras centradas en la concienciación de los responsables y en la preparación de los técnicos, en 1995 los datos sobre capacidad de control de ciertos factores de deterioro en los museos españoles era bastante elocuente (13). En esta fecha el porcentaje de museos que no tenían medios para controlar aspectos básicos de la conservación preventiva era muy elevado: el 78% para la humedad relativa; el 75% para la temperatura; el 81% para la iluminación; el 59% para el robo; y el 50% para el incendio. Estos datos son referidos a las salas de exposición, ya que si se tienen en cuenta las instalaciones de los almacenes, los datos son escandalosamente peores. Como se ha dicho, algunos pasos se han dado, así a nivel formativo el IPHE ha organizado diferentes cursos y seminarios monográficos sobre el tema, al igual que el Museu Nacional d�’Art de Catalunya en colaboración con la Universidad Autónoma de Barcelona. Sin embargo, coincidiendo con los criterios del ICCROM, aparte de los aspectos puramente formativos se considera necesario utilizar casos concretos que lleven a la práctica las posibles soluciones a las dificultades organizativas de nuestros museos para lograr implantar un plan eficaz de conservación preventiva. Para ello es necesario, sin duda, un impulso institucional y organismos como el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico ya ha comenzado a trabajar para la aplicación de un plan de conservación preventiva al patrimonio de su competencia regional. METODOLOGÍA DE LA CONSERVACIÓN PREVENTIVA Como ya se ha dicho, la conservación preventiva se basa en la planificación y diseño de métodos y dispositivos que permitan el seguimiento y control de los riesgos de deterioro de los objetos y colecciones, integrando todas las actividades del museo. El objetivo final es evitar o minimizar estos riesgos concentrando los procedimientos de seguimiento y control sobre determinados factores como

el incendio, el robo, el vandalismo, la manipulación y la disposición inadecuadas de los objetos, el biodeterioro, y las condiciones ambientales (iluminación, contaminación, microclima) inadecuadas. Para los objetos y colecciones de museos, los ámbitos en los que es necesario aplicar los procedimientos de prevención no se restringen a las salas de exposición (permanente o temporal), sino que es necesario extenderlos a los almacenes, las zonas de tránsito en el edificio y al traslado para exposiciones temporales o cualquier otro motivo. Finalmente, los medios de seguimiento y control dependerán de diversos factores relacionados con la naturaleza de las colecciones, su estado de conservación, su uso (activo como los documentos de un archivo, estático como una escultura o una pintura, o vinculado a la estructura de un edificio o monumento como una pintura mural o un artesonado), la mayor o menor probabilidad de riesgo de deterioro, y evidentemente de los recursos de cada institución. Dependiendo de estos factores los medios de seguimiento y control consistirán en soluciones relacionadas con la estructura y cerramientos del edificio (accesos y circulación de obras, y aislamiento y estanqueidad de los cerramientos, etc.), instalaciones y equipamiento (aparatos para el seguimiento de las condiciones ambientales, vitrinas, sistema de ventilación o climatización, sistemas de iluminación, sistemas contra incendio, dispositivos antirrobo, soportes para las obras, etc.), y procedimientos para realizar determinadas funciones de seguimiento, vigilancia, inspección, control manual y mantenimiento de las instalaciones. Parece evidente que la planificación de un procedimiento eficaz y la coordinación de estos aspectos tan diversos exige la participación de diferentes técnicos con cierta especialización, al menos en la fase de definición del plan. Sin embargo, la eficacia del proyecto depende totalmente de la colaboración de todo el personal, para el reciclaje y adecuación de todas las actividades desarrolladas en la institución, desde la dirección al último empleado. Una idea equivocada respecto a la conservación preventiva es que sólo se puede aplicar si se cuenta con importantes recursos, y por tanto sólo aplicable a los grandes museos. Sin embargo, como ya se ha repetido, la conservación preventiva representa una estrategia con una visión integradora de las diferentes actividades del museo en la que siempre caben modificaciones en las actitudes, procedimientos y evidentemente en las instalaciones y dispositivos, para mejorar el control sobre los riesgos de deterioro. CONTROL DE LOS FACTORES MICROCLIMÁTICOS La idea de la necesidad de controlar factores como la humedad y la temperatura para evitar que provoquen el deterioro de ciertos materiales o que favorezcan la proliferación de diferentes plagas va unida a la preservación no sólo de obras de arte u objetos valiosos, sino en las prácticas más cotidianas de la elaboración y manejo de los objetos más dispares constituidos por materiales de origen orgánico, como la madera, y los metales. Esta idea basada en la experiencia lleva directamente a tratar de deducir cuales son las condiciones ambientales óptimas que eviten que los materiales se degraden. El descubrimiento de objetos en muy buen estado de conservación después de varios miles de años en los enterramientos de los faraones egipcios, presumiblemente en condiciones de máxima estabilidad, al igual que el descubrimiento desde finales del siglo XIX de pinturas rupestres conservadas en cuevas durante períodos superiores a los 14.000 años, como en el caso de Altamira, en condiciones muy diferentes pero presumiblemente también con gran estabilidad, debió influir en los

criterios adoptados para el control del microclima en los museos. Antomarchi, De Guichen(14) y Michalsky(15) profundizan en el origen de las normas y referencias que se han utilizado como valores óptimos más o menos universales, y sitúan su origen en experiencias más recientes. Esta base empírica parece provenir de los trabajos desarrollados por los conservadores de la National Gallery de Londres, para la protección de las colecciones de pintura durante la segunda guerra mundial. Con este precedente tan concreto, a partir de 1960 se publican diferentes estudios y recomendaciones (16, 17, 4) que difunden ciertas referencias consideradas óptimas para la conservación de distintos materiales y tipos de objetos. Estas normas, basadas en el criterio un tanto arbitrario de máxima estabilidad, concedían muy estrechos márgenes de tolerancia, determinados principalmente por la precisión de los aparatos de medición y control, más que en relación a la respuesta de los materiales. Así, se generalizaron como referencias óptimas el 50% de humedad relativa con una oscilación tolerable de ±5% para la humedad relativa y ±2ºC para la temperatura. Sin embargo, a pesar de su difusión, su adopción resultaba muy difícil (o imposible) para las condiciones y recursos de la mayoría de los museos, e incluso peligrosa para muchas colecciones que se habían mantenido en condiciones sustancialmente diferentes pero que mostraban un buen estado de conservación. Estudios posteriores basados en la investigación científica sobre la respuesta de los materiales y las propias obras de arte, han servido para poner de manifiesto la imposibilidad de aplicar normas universales, y revisar con datos objetivos ciertos límites, y la magnitud de oscilaciones tolerables. Factores como el tipo de objeto, su estado de conservación, su uso y las condiciones habituales de conservación determinan en última instancia modificaciones sustanciales de estas referencias. Erhardt, Mecklenburg(18) y Michalsky(19) hacen una revisión de las referencias sobre los límites y rangos de oscilación tolerables de la humedad relativa y la temperatura, y proponen ciertos umbrales a partir de los cuales la probabilidad de deterioro aumenta. Con esta base, es necesario desarrollar una línea de trabajo en la que, lejos de la aplicación de normas universales, se utilice un método de trabajo estandarizado que permita deducir las condiciones óptimas y los métodos de control más efectivos para una colección determinada. Para ello, es necesario la utilización de instrumentos y rutinas de medición homologados, la aplicación de procedimientos comunes de análisis de datos, y la utilización de parámetros bien definidos para la evaluación de los niveles y los rangos de fluctuación de ciertos factores. Por otro lado, el análisis y la deducción de condiciones óptimas para un objeto o colección exige desarrollar un seguimiento sistemático del efecto de las condiciones ambientales sobre las propias obras. Hasta hace poco esta parte del problema representaba grandes dificultades y los datos que se podían obtener resultaban imprecisos y subjetivos. Las nuevas técnicas de tratamiento de imágenes multiespectrales con aparatos diseñados específicamente para la conservación de las obras de arte, de los cuales ya hay diferentes posibilidades en el mercado, aportan un método muy potente de análisis de los efectos de las condiciones ambientales, especialmente en el caso de pinturas y superficies planas. Una vez deducidas las referencias en las que se ha de basar el control, es necesario diseñar las instalaciones, dispositivos y procedimientos más adecuados considerando todas las actividades que desarrolla la institución, incluyendo evidentemente ciertas condiciones de comodidad para los visitantes y el personal del museo. Una tendencia demasiado común cuando se plantea el control de las condiciones ambientales en el interior de un edificio es la de recurrir inmediatamente a aparatos o instalaciones de climatización. Sin embargo, la adopción de medidas de control debe contemplar en primer lugar las deficiencias de aislamiento térmico y estanqueidad frente a la humedad de los

cerramientos, puertas y ventanas del edificio. Después de tratar adecuadamente estos aspectos, denominados de control pasivo, se analizarían las necesidades de control activo mediante aparatos o sistemas que permitan estabilizar las condiciones en los niveles requeridos. En este caso, es prioritario evaluar previamente los costes de mantenimiento para decidir sobre la viabilidad de la implantación del sistema en función de los recursos de la institución. No resulta raro encontrar museos o salas de exposiciones dotadas de sistemas de climatización que, sin embargo, no pueden utilizar o utilizan deficientemente debido a los excesivos costes de mantenimiento. CONTROL DE LA ILUMINACIÓN El deterioro de un Bien Cultural tiene su origen en cualquier cambio en su estado físico o en su composición química, y es bien conocida la capacidad de la radiación asociada a la luz para desencadenar estos procesos de transformación. El elemento diferenciador de la luz en relación a otros agentes deteriorantes estriba tanto en la irreversibilidad del daño producido, como en su decisiva influencia en la presentación de los objetos de museo. De forma resumida, y sin perder de vista otros factores, los agentes de deterioro relacionados con la iluminación son dos: el efecto fotoquímico y el efecto térmico. El primero es el proceso por el cual la absorción de un fotón puede suministrar a una molécula la energía necesaria para que se desencadene una reacción química, y el segundo puede influir en la forma y velocidad en que se desarrolla el anterior y en otros cambios físicos derivados de la alteración de los parámetros medioambientales. El alcance del efecto fotoquímico va a depender de cuatro elementos: la irradiancia, el tiempo de exposición, la distribución espectral de la fuente de luz y la naturaleza del objeto iluminado. La irradiancia es la cantidad de energía por unidad de tiempo y superficie que recibe un objeto. La iluminancia, expresada en lux que es la unidad que habitualmente se emplea para el control de la luz en los museos, no da una idea objetiva del impacto energético sobre una obra, en la medida en que este parámetro está esencialmente relacionado con la sensación visual que una radiación es capaz de producir, y no con la energía real de la radiación que la fuente de luz está emitiendo. Por otro lado, ya que el efecto dañino de la luz es acumulativo (Ley de reciprocidad) hay que considerar la variable "exposición" que integra la irradiancia a lo largo del tiempo efectivo durante el que el objeto es iluminado. Tanto Harrison en 1953 como Krochmann en 1985 han desarrollado importantes trabajos de investigación dirigidos a encontrar un parámetro (Damage factor DM) que englobe los cuatro elementos antes citados, y de los que depende el alcance del efecto fotoquímico. La finalidad de estas investigaciones no es otra que suministrar unas recomendaciones que sirvan eficazmente a nuestro principal objetivo que es limitar en lo posible las consecuencias de la interacción energética del medio con el Bien Cultural. Estas recomendaciones han ido variando a lo largo de las últimas décadas y aún hoy no encontramos un consenso generalizado. Así, por ejemplo, mientras que para los objetos de alta sensibilidad la Chartered Institution of Building Services Engineers(CIBSE) recomienda 150.000 lux.hora/año, la Illuminating Engineering Society of North America(IESNA) reduce este valor a 54.000 lux.hora/año, excluyendo la posibilidad de una exhibición en horarios normales de museo de forma continua. En lo tocante a la radiación ultravioleta emitida por las fuentes de luz,

todavía hoy es frecuente utilizar la limitación de los 75 w/lúmen. Esta unidad relaciona la cantidad de uv con el flujo luminoso emitidos por una fuente de luz dada, y por ello realmente sólo sirve para una correcta elección del tipo de fuente de luz a emplear en los museos. Ciertamente todas las investigaciones realizadas, desde Abney y Russell en el siglo pasado hasta este momento, han ayudado y ayudan no sólo a conocer el problema, sino también a buscar la forma de legar en las mejores condiciones posibles el patrimonio historico-artístico a sucesivas generaciones. Dicho lo anterior parece oportuno señalar otros aspectos de la cuestión que no podrán ser obviados en la definición de una correcta política de conservación. Si convenimos en que el objetivo último de la conservación de los Bienes Culturales es garantizar durante el mayor tiempo posible su uso y disfrute, parece lógico considerar los aspectos cualitativos de la iluminación que van a influir decisivamente en este proceso. Es decir, que existe una relación profunda entre la conservación y la presentación de las obras en el museo, en general no muy conocida por museólogos y museógrafos, y que en muchas circunstancias la única forma de abordar con éxito las tareas de conservación consiste en considerar la cuestión como una condición más impuesta al diseño de la iluminación. Desde la elección de la fuente de luz y de la óptica que va a modular la emisión de su flujo luminoso, hasta prestaciones aparentemente insignificantes de las infraestructuras eléctricas, van a determinar si una instalación está o no en condiciones de servir a los requisitos de conservación de las obras. Por otro lado no se pueden desconsiderar elementos tan importantes como las sensaciones visuales del espectador o las características plásticas de una obra cuando en definitiva es la luz la que vehiculiza la comunicación entre el objeto y el observador. Una correcta política de conservación deberá tener presentes los siguientes elementos:

El control de la radiación ultravioleta tiene más que ver con la elección de la fuente de luz y la forma de iluminar que con el empleo de elementos correctores como los filtros. La literatura al uso aún desconoce importantes desarrollos técnicos ya instalados en el mercado hace años. Así por ejemplo muchos conservadores aún creen que la fluorescencia emite más ultravioleta que la incandescencia, cuando en la realidad es justo al contrario: mientras que las nuevas gamas fluorescentes sitúan su emisión en unos 49 w/lúmen, la incandescencia tradicional emite 75 w/lúmen y algunas halógenas sin protección alcanzan los 100 w/lúmen. En los casos extremos en los que se precise una eliminación total, convendrá utilizar sistemas de transmisión de la luz como la fibra óptica, más que filtros que siempre influyen en parámetros luminotécnicos tan importantes como la temperatura de color o el índice de reproducción cromático.

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Para el control de la carga térmica asociada a la fuente de luz influyen más las características del espacio arquitectónico como sistema termodinámico y la naturaleza de la obra expuesta, que otra cosa. No serán las mismas limitaciones en la elección del sistema de iluminación las que encontremos en un edificio histórico con cerramientos decorados con pintura mural que en un museo de nueva planta con instalaciones capaces de evacuar eficazmente el calor generado por los sistemas de iluminación.

El control del espectro visible es posible si se dimensiona correctamente el sistema de iluminación o se le dota de infraestructuras para la regulación del flujo luminoso, aunque también influye el modo en que se realice la iluminación.

En definitiva, cuando la cuestión de la conservación se plantea en el proyecto de

iluminación como un criterio de primordial importancia siempre es posible garantizar los requisitos para la conservación de las obras expuestas. Más delicada es la relación visual entre el objeto y el observador cuando la conservación obliga a muy bajos niveles de iluminancia. La correcta visión de la obra, asegurando a la vez unos mínimos de comodidad visual, en estas circunstancias sólo será posible si el ambiente visual está debidamente conformado y, previamente, el espacio arquitectónico se ha adaptado a tal fin.

La iluminación en un museo o edificio histórico debe resolver de forma equilibrada la interrelación entre la luz, el objeto y el observador, de modo que el proceso visual funcione correctamente. No sirven las recetas, ni los equipos de medida, ni las recomendaciones cuando la iluminación no ha sido diseñada en el marco de un proyecto museográfico que sirva correcta y simultáneamente al espacio, a la obra y al espectador.

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CONSIDERACIONES EN TORNO A LA CONSERVACIÓN DEL MATERIAL FOTOGRÁFICO CUSTODIADO EN ARCHIVOS Y BIBLIOTECAS

Celia Martínez Museo Nacional de Ciencias Naturales

En los últimos 20 años, el mundo de la conservación-restauración ha sufrido una revolución paulatina: la introducción de parámetros de preservación es hoy, en mayor o menor medida, un hecho en la mayoría de las instituciones que custodian material patrimonial. Hoy tenemos la fortuna de estar recogiendo los frutos de años de trabajo anteriores, dedicados a estudiar de forma exhaustiva la técnica de los materiales y su comportamiento. La aplicación cada vez mayor de técnicas analíticas, la estadística, o cálculos matemáticos, nos permiten cada vez con mayor exactitud, predecir el envejecimiento del material y por tanto, mejorar nuestras condiciones de custodia para hacer que la intervención directa sobre el material deteriorado (restauración) sea cada vez menor. Poco a poco, parámetros de control ambiental, limpieza periódica de fondos, pautas de explotación, manejo y consulta de los materiales, que antes eran de aplicación exclusiva en grandes instituciones, se van aplicando, con distintas velocidades y niveles de éxito, a cualquier institución responsable de la custodia de Patrimonio. Dentro de estos parámetros de preservación del material, está introduciéndose (desde hace décadas) el del control biológico. Y en este ámbito, también el conocimiento acumulado sobre los efectos de los agentes biocidas en los materiales, las personas y el medio ambiente, nos va permitiendo que las cosas hoy, estén avanzando en una dirección muy concreta: la fumigación preventiva está siendo poco a poco sustituida por técnicas de monitorización y los planes integrados de plagas. En el caso de los materiales fotográficos patrimoniales, el cambio de actitud estimamos que será especialmente beneficioso. Fotografía es un vocablo quizás excesivamente amplio, bajo este nombre se recogen multitud de estructuras materiales diversas que pueden constituir diversas formas de alimentación para todo tipo de microorganismos, insectos e incluso, pequeños mamíferos. La complejidad morfológica de lo fotográfico se convierte en un parámetro a tener muy en cuenta desde dos puntos de vista: cada tipo de morfología fotográfica supone la existencia de unos nutrientes concretos, pero además, supone la existencia de un equilibrio químico concreto, que pudiera verse negativamente alterado por el uso de sustancias biocidas. La existencia de un objeto que es capaz de guardar una imagen producida por la luz (bien en forma de incisiones en un soporte de policarbonato, bien en forma de una estructura de plata concreta) está asociada a un equilibrio químico delicado y alterable, entre los elementos del soporte, la emulsión y la imagen final. Las morfologías presentes en un fondo serán las que determinen qué tipo de ataque biológico puede sufrir (por supuesto, añadiendo a esto los otros factores que determinan que pueda o no existir riesgo de especies vivas, como pueden ser humedad relativa y temperatura, filtrado del

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aire, limpieza, uso, introducción de materiales nuevos en el depósito, etc.) pero también las que determinen qué agentes biocidas no debieran utilizarse. Si bien es verdad que los tiempos de la preservación llevan años llevándonos al abandono paulatino de diversos agentes químicos (unos por nocivos para las personas, otros por nocivos para el medio ambiente, y otros porque la experiencia ha demostrado que agreden de una u otra forma al material que pretendemos proteger), en el caso del material fotográfico, las precauciones deben ser llevadas al extremo: nuestro desconocimiento de los efectos a largo plazo de la fumigación sobre el material fotográfico resulta todavía excesivo. Las investigaciones realizadas en este aspecto, no arrojan todavía datos suficientes para que podamos garantizar qué va a pasar en una colección fumigada. Algunos efectos que sí se conocen sobre diversos materiales, que están de una u otra forma presentes en las fotografías, deben servir de base para la reflexión:

- Desvanecimiento y cambio de color en gran parte del espectro de los tintes orgánicos e inorgánicos.

Presentes por ejemplo en: iluminaciones manuales, imágenes finales de copias, diapositivas y negativos de color, procedimientos pioneros de color, CD-R, CD-RW�…

- Reblandecimiento y distorsiones dimensionales en plásticos. Capacidad de reaccionar

con los plastificantes presentes en las bases plásticas. Presentes por ejemplo en: negativos fotográficos de base plástica, cintas de audio y video, soportes

magnéticos (discos y cintas de ordenador)�… - Cambio de color y aumento de fragilidad en cueros.

Presentes por ejemplo en: cajas de positivos directos de cámara, encuadernaciones de álbumes y libros ilustrados con fotografías, joyería fotográfica�…

- Oxidación de metales y/ o aleaciones.

Presentes por ejemplo en: soportes de metal, imágenes finales de positivos directos de cámara, un porcentaje alto de procedimientos de copia y negativos, CD-ROM, CD-R, partículas metálicas de soportes magnéticos�…

- Acidificación de soportes celulósicos. Pérdida de propiedades mecánicas del material

celulósico: disminución de la resistencia a la tensión y al plegado del papel. Papel y cartón, presentes por ejemplo en: procedimientos de copia, sistemas de protección directa,

álbumes, libros ilustrados con fotografía, negativos con soporte de papel... - Reblandecimiento de gomas y colas naturales.

Presentes por ejemplo en: iluminaciones, cartones, sellos de daguerrotipos, adhesivos de unión de copias a soportes secundarios, emulsiones�…

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Y a estos efectos, hay que añadir el factor en qué condiciones ambientales y en qué concentración llega el biocida a las fotografías: el resultado de esta suma es que nos encontramos hablando de la aplicación de química extraordinariamente activa (capaz de matar seres vivos) con una serie de factores desconocidos excesiva. Ante esta situación, la fotografía tiene su mejor arma de defensa en la prevención. Hay muchas cosas que desconocemos, pero otras muchas sobre las que sí tenemos cierto conocimiento :

- La composición de las distintas morfologías fotográficas y sus formas de deterioro. - Qué valores climáticos pueden disparar la presencia de microorganismos o insectos. - La importancia de filtrar el aire o, al menos, de garantizar que el aire que entra en un

depósito no pueda venir de áreas biológicamente �“contaminadas�”. - La importancia de mantener los depósitos limpios y la capacidad del polvo como medio

de cultivo de microorganismos y agente higroscópico. - Qué tipo de ataque biológico sería factible en un depósito concreto, que custodia un

material concreto (lo que nos permite desarrollar un plan de monitorización). - La importancia de no introducir en un depósito �“limpio�”, material que venga de una

exposición de un país lejano (con fauna propia) sin que sea examinado, él y las cajas de transporte, por alguien capaz de identificar la presencia de insectos o microorganismos�…

Existen las herramientas y los especialistas para que convirtamos las fumigaciones en hechos excepcionales o, en cualquier caso, absolutamente justificados, mientras que todavía no tenemos suficientes datos para estimar cuáles son las consecuencias de éstas sobre cada tipo de material. Para el patrimonio fotográfico, las formas del deterioro biológico son múltiples y pueden llegar a inutilizarlo completamente. Pero las formas del deterioro químico también lo son, y de estas formas, cuando están producidas por agentes externos a la fotografía, sabemos menos sobre su evolución y su reversabilidad (rara vez, hoy por hoy, factible). Una vez más, el control de lo fotográfico, como de casi cualquier forma patrimonial, pasa por el conocimiento del material que custodiamos y cómo lo custodiamos para poder generar pautas de preservación que eviten cualquiera de las múltiples formas del deterioro.

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BIODETERIORO EN SOPORTES PROTEINICOS Y CELULOSICOS

Andrés Serrano Rivas Coordinador del Servicio de Libros y Documentos

del IPHE. El restaurador ha de enfrentarse a las alteraciones que se producen en los materiales orgánicos, como consecuencia del biodeterioro y con la expectativa de atajar las causas que lo han producido. Hoy día, los conservadores-restauradores, en el intento de corregir las causas que producen las alteraciones que han degradado nuestro patrimonio histórico, hemos optado por apostar fuertemente por la conservación preventiva. Los daños físicos o químicos, producidos por agentes biológicos, es lo que llamamos biodeterioro. SOPORTES PROTEÍNICOS La alteración más frecuente que podemos encontrar en todos los soportes proteínicos es la pérdida de elasticidad y flexibilidad, motivada por la falta de una humedad relativa adecuada en los depósitos. Esta alteración contribuye a que se produzcan deformaciones en los soportes, causando graves alteraciones en los códices, deformaciones en las costuras que se transmiten a los lomos y a los pliegos en su zona externa, impidiendo que el códice se pueda cerrar.

La permanencia muy prolongada de soportes proteínicos, en un ambiente con una HR muy alta, puede descomponerse en algunas ocasiones. Las causas y los motivos por los cuales el pergamino pierde materia de cohesión, entre sus fibras y se convierte en un soporte inmanejable, al que es preciso recuperar para que pueda cumplir las funciones de soporte de un legado histórico artístico, será tratado por los biólogos. La recuperación de este tipo de alteraciones no es fácil pero no imposible, quizás lo más difícil es consensuar un tratamiento que sea capaz de soportar un análisis desde todos los puntos de

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vista posibles. Los tratamientos no siempre cubren todos los aspectos que nosotros quisiésemos y aunque muchos dan consistencia al soporte, puede ser muy difícil la eliminación del producto que utilizamos para dar consistencia. Hay que tener en cuenta el principio básico de la restauración�” todo aquello que sea añadido a una obra se debe perder o eliminar�”. Hace unos años la solución más utilizada era la aplicación de refuerzos de pergamino en las zonas más afectadas, lo que ha originado que las tiras añadidas, mucho más fuertes que el soporte original produzca, en la zona de unión, nuevos daños como consecuencia de las tensiones. Esta experiencia nos ha servido para que el material de refuerzo que se aplique, no sea más rígido que el original, pero sí más resistente.

Podemos observar en las presentes imágenes, como unos refuerzos de pergaminos han contribuido al desgarro de las zonas de unión en el corte de cabeza, delantera y en el pie. Apreciando que, el pergamino está muy degradado por haber permanecido durante mucho tiempo en un ambiente muy húmedo.

Podemos encontrarnos un documento compuesto de soportes proteínicos y celulósicos, que sufren una inundación o cualquier otro accidente, por el cual retienen una cantidad importante de humedad. En estas ocasiones, el soporte de celulosa suele llevarse la peor parte, descomponiéndose a consecuencia de la actividad biológica que lógicamente se desarrolla en ellos. El soporte pierde más componentes y queda reducido a un conjunto de fibras, sin cohesión, que al intentar separar un soporte de otro, se descompone y sufre una mayor alteración al compararlo con otro

pergamino sin material celulósico.

Cuando nos encontramos con una obra como la que estamos describiendo, apreciamos inmediatamente que es preciso tratarla. Para consolidar estas grandes zonas, que encontramos

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totalmente degradadas y que imposibilitan la consulta e investigación directa sobre la obra, es preciso reintegrar la zona con vitela. Si nos fijamos en la imagen con detalle, podemos apreciar que además de las zonas perdidas, fácilmente apreciables, existen unas perforaciones de diferentes tamaños que debilitan extraordinariamente el soporte.

Otra de las causas de biodeterioro son los ataques por roedores. Este problema, en la actualidad, no suele producirse ya que las instalaciones de los depósitos, han mejorado muchísimo y es difícil que en un archivo o biblioteca puedan encontrarse roedores.

Para la recuperación del soporte perdido utilizamos

pergamino de similares características al original, uniéndolo por medio de una pestaña, la cual se rebaja hasta dejarla transparente y aplicando entonces un determinado adhesivo a la pestaña y uniéndolo bajo presión.

Como podemos observar la recuperación del

soporte proteínico es posible, y con unos resultados realmente excelentes, que nos permiten seguir trabajando para lograr recuperar estas piezas excepcionales, que sin su recuperación es muy difícil poder trabajar con ellas, dado lo complejo que resulta manipular una pieza como la presente. Si nos fijamos en la imagen anterior, podemos apreciar que el excesivo peso de los sellos ha desgarrado la plica.

Cuando realizamos el estudio de recuperación de un

bien de estas características es imprescindible, no solo su recuperación, sino también su conservación para lo que es necesario dotar a la obra de un montaje de conservación.

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PIEZAS SIGILOGRÁFICAS Limpieza y conservación de sellos de cera.

Limpieza de la superficie del sello con agua destilada y un tensoactivo.

Sello de cera de Enrique VIII antes y después de su consolidación.

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Carbonatación del plomo, Consolidación de las ataduras de lino por medio por la capilaridad de la seda. de galones e hilo.

Montajes de documentos con sellos una vez restaurados, cartón pluma y metacrilato.

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Soporte del Archivo Secreto Vaticano. Para documentos enrollados con sello.

Soporte apilable en estuches, Sección de Sigilografía del Archivo Nacional de Paris.

Soporte del IPHE, cartón pluma y terectalato de polietileno.

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Como hemos mencionado anteriormente, una de las causas más frecuentes de degradación de la celulosa es el exceso de humedad que, en muchos casos, ayuda al desarrollo de colonias de hongos y bacterias, y como consecuencia a la degradación de la celulosa.

En la presente imagen podemos observar un fragmento de una planta que en su parte central e inferior presenta perdidas de soporte, debido como hemos indicado a una proliferación de microorganismos que han degradado la celulosa a tal punto que se ha desintegrado. Se pueden observar las manchas de color violáceo producidas por los hongos.

Descomposición de los soportes celulósicos por los pigmentos de cobre y las tintas ferrogálicas según Gerhard Banik Los pigmentos y las tintas son una de las causas de la degradación de los soportes de papiro, pergamino y papel. La composición del papel y los componentes de los pigmentos verdes de cobre que se utilizaron con gran frecuencia como el cardenillo (acetato de cobre), al que se le atribuyen efectos destructivos en sus distintas recetas, y la malaquita (un carbonato de cobre básico) considerado un pigmento muy estable e inocuo. Las tintas ferrogálicas En 1898 se convocó una conferencia en St. Gallen, ocasionando una toma de conciencia del problema y el comienzo de la investigación para determinar la causa que produce esta degradación. Con el paso de los años y tras muchas investigaciones, es un hecho conocido que los materiales orgánicos se oxidan por la transformación de Fe2+ en Fe3+. Según muchos autores, esta reacción reducción-oxidación en presencia de agua o en una atmósfera húmeda, ayudan a la formación de complejos inestables, que conducen a la formación de radicales libres en presencia de sustrato orgánico.

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Podemos apreciar la descomposición del soporte por la utilización de tintas metaloácidas. Como podemos apreciar, las tintas metaloácidas (nombre genérico para describir a tintas de componentes metálicos) aunque la denominación más frecuente es tintas ferrogálicas (nombre de las tintas de hierro), han descompuesto la parte central de la caja del texto, debido a coincidir, en este punto, el mayor tanto por ciento de la caja del texto de todas las páginas. Podremos apreciar dos clases claramente diferenciados de daños: la pérdida de soporte en puntos concretos de los trazos del manuscrito con tintas metaloácidas y otro la descomposición del soporte como consecuencia de la migración y transformación del Fe2+ en Fe3+.

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La tinta ha perforado el soporte. (1) Las reacciones químicas han degra- dado el soporte. Se puede apreciar, que cuando el soporte se encuentra en buen estado, podemos intentar parar la corrosión de las partículas metálicas y consolidar el soporte figura (1). El segundo ejemplo es una obra con toda la superficie fragmentada por lo que tenemos que recurrir a sistemas mecánicos de consolidación, tal es el caso de la prensa de vacio. El sistema que hoy día se emplea es el denominado prensa de vacío, muy diferente del denominado sistema Barrow, que utiliza la presión de dos rodillos de acero para ayudar a penetrar el polietileno entre las fibras de papel. Cuando nos encontramos una obra degradada por tintas metaloácidas, las hojas pueden reducirse a fragmentos sueltos, y a primera vista inconexos. La restauración es aparentemente imposible ya que llegamos tarde para el tratamiento preventivo.

Al llegar a este estado de degradación, es necesario intervenir para poder recuperar la información, y esto será posible, si mantenemos la obra en condiciones optimas y sin ninguna manipulación. El paso siguiente es el establecer un protocolo de actuación, para la recuperación del contenido de la obra, que pasará siempre por una consolidación del soporte. Hasta hace pocos años, los métodos utilizados para dicha consolidación, han sido los adhesivos termofundibles, como el polietileno estabilizado y la poliamida. La maquinaria utilizada es la laminadora de rodillos de acero de Barrow. Este sistema, creado por el mundo anglosajón, dio en su momento un buen resultado en soportes muy degradados por tintas metaloácidas o en documentos quemados. Hoy día este sistema es rechazado en el mundo anglosajón.

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Laminadora de rodillos de acero, sistema Barrou

Rodillos de acero de la laminadora La laminadora de rodillos esta dotada de dos planchas de aluminio, consiguiendo por medio de resistencias, la temperatura necesaria para fundir el adhesivo.

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Laminadora o prensa de vacío La laminadora de vacío funciona por temperatura igual que la de rodillos, pero sustituye los rodillos de acero por la succión ejercida por una bomba de vacío. La principal diferencia entre las dos máquinas estriba en que en una la presión de los rodillos contribuye a que el polietileno penetre hasta un 25% dentro del soporte de papel, y en la de vacío solamente se adhiere una lámina de film de paraloid al soporte, esto es debido a que mientras la primera funde el polietileno, la segunda solo reblandece el paraloid.

Hoy día conocemos, que la utilización de encapsulados de terectalato de polietileno, para la conservación de soportes escritos o dibujados con tintas metaloácidas no es aconsejable si las piezas no han sido tratadas previamente, puesto que según las pruebas realizadas en la Biblioteca del Congreso, la encapsulación de soportes con tintas metaloácidas no tratados, provoca una degradación acelerada de los soportes. El montaje recomendado consiste en carpetas de conservación con la trasera de cartón libre de ácido y en la parte anterior una lámina de terectalato de polietileno, la unión de las dos piezas se puede realizar por medio de cintas auto adhesiva de lino.

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Los materiales utilizados para la construcción de los montajes de grabados y dibujos son los mismos anteriormente descritos, utilizando el terectalato de polietileno para las chanelas de sujeción de la obra al montaje. La pasta mecánica El papel fabricado con pasta mecánica es un soporte inestable y no apto para su utilización en obras de restauración que se hayan de conservar por su interés desde cualquier punto de vista. La pasta mecánica es un material muy utilizado para el papel presa, y es muy fácil comprobar su rápida degradación, por el color amarillento que toma el papel y su fragilidad. Estos papeles suelen tener un pH entre 2,5 y 5. La acidez La acidez se expresa por el pH según una escala de cero a catorce, siendo de cero a seis la zona ácida y de ocho a catorce la alcalina. Los distintos criterios que podemos encontrar sobre los niveles más convenientes de pH, que debemos utilizar en los soportes de conservación, para obras de arte sobre papel están en los niveles de 7 a 8,5 de pH, excluyendo de estas medidas las primeras fotografías del s. XIX, por lo tanto recomendamos la utilización de materiales específicos para la conservación de este tipo de obras que podemos encontrar en todas las casas especializadas. El Foxing Foxing.- Manchas o puntos ocres en soportes de papel albuminado, producidas por humedad, impurezas del papel, residuos metálicos que fortuitamente se incorporaron en el proceso de fabricación de la pasta o del papel, o por la acción metabólica de colonias de hongos.

Izquierda: En este dibujo podemos apreciar el moteado (foxing), y unas pinceladas oscuras que corresponden al oscurecimiento del blanco de plomo. Derecha: Aunque es un criterio muy generalizado el indicar que los papeles afectados por foxing son los albuminados, aquí podemos observar un documento de 1354 perteneciente al Infante de Aragón.

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DISEÑO Y PROPUESTAS PARA EL CONTROL Y ERRADICACIÓN DEL BIODETERIORO.

MICROORGANISMOS E INSECTOS.

Nieves Valentín Instituto del Patrimonio Histórico Español

(Resumen del artículo publicado en Jornadas de Conservación y Restauración de Patrimonio. Colegio de Arquitectos Tecnicos Murcia. 2003. En prensa)

Las alteraciones de los soportes históricos por microorganismos e insectos implican una modificación de las propiedades físico-químicas y mecánicas del material. A ello hay que añadir las modificaciones del aspecto estético que se producen en los objetos afectados. La intensidad de los deterioros, es función de los componentes de los soportes y de las condiciones ambientales.

Gran parte de las colecciones que se exhiben en los archivos y bibliotecas son de naturaleza orgánica, caracterizándose por su alta higroscopicidad. Ello implica un significativo incremento del contenido de humedad del soporte, especialmente, cuando los objetos son expuestos a una insuficiente ventilación y a una humedad relativa superior al 65%. Bajo estas condiciones, numerosos materiales quedan expuestos al desarrollo de especies de microorganismos. A esta problemática, se une frecuentemente la presencia de insectos que pueden contribuir a la pérdida irreparable de piezas históricas en un breve periodo de tiempo. CONTAMINACIÓN MICROBIOLÓGICA FÚNGICA Y BACTERIANA Los hongos son organismos evolutivamente más desarrollados que las bacterias. Poseen filamentos llamados hifas que forman el micelio visible en la superficie de los objetos. Su desarrollo óptimo se establece a un pH entre 4-6, humedades relativas superiores a 70 % y temperaturas entre 22-30oC. Los hongos al igual que muchas especies bacterianas, producen pigmentaciones de diferentes tonalidades, como resultado de los productos que excretan. En su metabolismo se producen enzimas tales como la celulasa o diferentes tipos de proteasas y ácidos orgánicos (acético, cítrico, láctico, glucónico, glucurónico, fumárico, oxálico), los cuales interfieren con los componentes del soporte modificando sus propiedades químicas y físicas. Las bacterias se desarrollan con mayor facilidad a pH 7-8 y temperaturas entre 25 y 38oC, aunque muchas especies toleran temperaturas inferiores a 0oC, otras, como las termófilas, resisten más de 45oC. Pueden ser aerobias o anaerobias. También las bacterias producen enzimas y ácidos orgánicos e inorgánicos que están implicados en los mecanismos de deterioro de los materiales que le sirven de sustrato. El contenido de humedad en un material es uno de los factores más importantes en el crecimiento fúngico y bacteriano, y determina la cantidad de agua presente para la germinación de las esporas o conidios microbianas. Muchas especies de hongos y bacterias comienzan su desarrollo en función del contenido de humedad sobre la superficie de un objeto. Una vez formados los micelios fúngicos, servirán para retener agua, favoreciendo a su vez la multiplicación celular.

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Los edificios históricos presentan frecuentemente problemas de deterioro debido a un deficiente control de las condiciones ambientales. En general, son difíciles de climatizar, aunque recientemente han proliferado sofisticas instalaciones de aire acondicionado. También se ha comprobado que estas instalaciones, son difícilmente sostenibles, económica y técnicamente, en el ámbito local. Por otra parte pueden suponer un riesgo para la salud de las personas. Por ello es preciso investigar nuevas alternativas en este campo. La literatura muestra que los microbios no crecen cuando el aire que los rodea está en movimiento y hay una humedad relativa baja. Análisis de laboratorio han indicado que este fenómeno depende de la temperatura, de la intensidad de la ventilación y de las propiedades físico-químicas de los materiales. Investigaciones recientes, han demostrado la eficacia de la ventilación sobre el crecimiento microbiano como un método específico de control del biodeterioro en los materiales históricos. Con ello, al aplicar un determinado número de renovaciones de aire por hora en un espacio cerrado, se logra inhibir el crecimiento de hongos y bacterias y se consigue decrecer su actividad tanto en ambientes contaminados como en los materiales históricos. Los sistemas de ventilación que llevan asociado sensores de temperatura y humedad tienen como objetivo evitar fluctuaciones significativas de los parámetros ambientales, producidas a corto plazo y de decrecer el desarrollo de microorganismos en el aire de depósitos de archivos, bibliotecas y museos. Una ventilación adecuada puede establecerse con sistemas que permitan renovaciones de aire por medio de equipos sencillos, económicos y seguros para el cuidado de objetos históricos, especialmente en aquellos que están expuestos al efecto de altas humedades y temperaturas en países de clima tropical y mediterráneo. Para decrecer de forma significativa el grado de contaminación por hongos y por bacterias tanto en el ambiente, como en los materiales infectados, es preciso determinar el número mínimo de renovaciones de aire en la sala del museo. Ello dependerá del volumen y del flujo de aire que exista en dicho recinto. El análisis microbiológico del aire es fundamental para establecer el riesgo potencial que existe para la salud de las personas y para la conservación de las colecciones. Los microorganismos pueden ser utilizados como buenos bioindicadores de la situación de riesgo de las condiciones ambientales. INFESTACIÓN DE BIENES CULTURALES. ERRADICACIÓN DE INSECTOS XILÓFAGOS Se ha comprobado que los insecticidas tóxicos que se han venido aplicando por fumigación, imprimación, nebulización o sublimación, producen generalmente, alteraciones de las propiedades fisico-quimicas de los materiales históricos. También pueden producir alteraciones en la salud de las personas que los aplican y de los profesionales relacionados con el Patrimonio Histórico. Por consiguiente, se han investigado técnicas alternativas basadas en la aplicación de atmósferas transformadas con gases inertes, fundamentalmente nitrógeno. Este gas inerte se aplica en una bolsa o burbuja de plástico de barrera donde los objetos están depositados. El nitrógeno se encuentra fácilmente disponible en industrias de gases industriales. Para la aplicación de desinsectación de objetos históricos, se utilizan botellas o cilindros de nitrógeno

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que son difíciles de manipular, debido a su tamaño y peso. Los tratamientos en burbujas de tamaño superior a 4 m3 , o los tratamientos de colecciones, requieren muchas botellas de nitrógeno. Este proceso es costoso y peligroso. Para mejorar la aplicación de las atmósferas inertes, se ha investigado un nuevo sistema de desinsectación de obras de arte, Veloxy®. Este aparato proporciona ambientes con bajas concentraciones de oxígeno. Es un equipo portátil que trabaja in situ produciendo volúmenes de nitrógeno suficientes para abordar tratamientos en burbujas de gran tamaño o de colecciones con numerosos objetos históricos. Este sistema ha sido validado utilizando diferentes tipos de maderas infestadas con insectos correspondientes a la familia Dermestidae, Lyctidae, Anobiidae, y Cerambycidae. Para la validación del equipo se ha tenido en cuenta los siguientes aspectos:

Detección e identificación de insectos. A partir de los insectos aislados las especies

más comunes se han utilizado para los tratamientos de anoxia.

Establecer el tiempo mínimo de exposición bajo determinadas condiciones combinadas de temperatura y humedad relativa.

Elaboración de un protocolo para desinsectar in situ colecciones históricas.

FUENTES DE NITRÓGENO Las diferentes fuentes de nitrógeno se pueden resumir:

1.- Botellas de nitrógeno. Es la fuente de nitrógeno mas utilizada Es un sistema de trabajo adecuado para objetos de tamaño pequeño, depositados en bolsas de volumen menor de 2 m3. La operación se complica cuando se trata de desinsectaciones que involucran un número importante de bolsas o burbujas.

Ventajas

- Es de fácil uso - No se requiere electricidad - Bajo coste cuando se utilizan para pequeños objetos - Posee una alta pureza 99.999%.

Desventajas

- Es peligroso manipular botellas debido a su peso y altura - Es difícil controlar un tratamiento que requiere utilizar muchas botellas - El coste es alto cuando se precisa desinsectar objetos de gran formato y colecciones con gran numero de objetos. - La humectación del gas nitrógeno debe ser estrictamente controlada. - Es necesario mantener una rígida atención cuando se trabaja con un sistema dinámico ya que las botellas deben ser reemplazadas antes de agotarse.

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2.- Nitrógeno liquido depositado en rangers.

El nitrógeno liquido puede suministrarse en rangers y se gasifica para obtener nitrógeno de alta pureza. 99.999%. Los rangers de nitrógeno proporcionan una cantidad de nitrógeno útil para tratar burbujas de tamaño en un rango de 2-10 m3. No obstante son difíciles de manejar in situ debido a su peso elevado y a su tamaño. Presentas las ventajas y desventajas similares a las expresadas anteriormente para las botellas de nitrógeno.

3.- Generadores de nitrógeno En general los generadores de nitrógeno incluyen dos grupos: generadores industriales que producen un flujo de alto pero su pureza mínima está en torno al 2%. Estos equipos no son prácticos para trabajar in situ en museos, archivos o bibliotecas. En segundo lugar se dispone de pequeños generadores asociados a equipos de análisis de alta precisión. Producen óptima pureza de nitrógeno, no obstante suministran un caudal pequeño de nitrógeno, lo cual lo hace insuficiente para tratar la mayoría de los objetos artísticos. Los generadores industriales de nitrógeno pueden trabajar en flujo continuo durante todo el tratamiento. Sin embargo, la principal limitación es su caudal de flujo que es inversamente proporcional a la pureza del gas. 4.- El equipo Veloxy® Este equipo cubre el vacío que existe en los equipos de desinsectación para obras históricas. Produce un caudal significativo y alta pureza inferior al 0.2%. El aparato permite la separación de nitrógeno de los otros componentes del aire por medio de un complejo sistema de membranas de fibras poliméricas. Veloxy® va acoplado a un compresor de aire que proporciona aire presurizado. De este modo, el oxígeno y los componentes minoritarios del aire son filtrados a través de las paredes de las fibras produciendo un flujo de nitrógeno de alta pureza. El equipo ha sido validado en un proyecto, Save Art, financiado por la Comisión Europea (ENV4-CT98-0711) para desinsectación de muebles, escultura policromada libros, colecciones de historia natural y colecciones de gran formato. Ventajas

- Es de fácil uso. - Es seguro para los profesionales relacionados con los bienes culturales, para el medio ambiente y para el público en general. - El coste por tratamiento se reduce considerablemente, excluyendo el coste inicial del equipo. - Trabaja en flujo continuo por lo que se puede aplicar para desinsectar objetos de gran formato. - Al ser transportable se puede utilizar para tratamientos in situ evitándose riesgos de deterioros por el transporte.

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Desventajas

- El compresor puede ser ruidoso - El mantenimiento de Veloxy® y del compresor debe ser rigurosamente controlado.

Cuando se detecta una infestación es preciso:

Identificar el tipo de insecto Establecer el tiempo mínimo de exposición en función de:

- Tamaño de la pieza, - Tipo de insecto

- Características estructurales y técnica artística del material infestado - Temperatura - Humedad relativa

En los tratamientos realizados con Veloxy®, no se ha observado un decrecimiento de la humedad relativa en el interior de la burbuja tan acusado como en el caso del nitrógeno gas, procedente de las botellas, rangers o tanques de nitrógeno liquido. Ello es debido a que el nitrógeno proporcionado por el equipo, procede del aire tomado por el compresor. El aire posee una determinada humedad considerablemente mas elevada que porcentaje de humedad del nitrógeno suministrado por botellas o rangers y que puede estar en torno al 9%. El efecto de la anoxia y la eficacia del tratamiento puede ser incrementado utilizado una humedad relativa baja en un rango de 45-60%, temperatura de 23-25ºC. Estas condiciones favorecen la desecación de los insectos. BIBLIOGRAFIA - CAMUFFO, D., Microclimate for Cultural Heritage, Developments in Atmospheric Science No 23, Elsevier, Amsterdam, 315-355, 1998. - GILBERT, M. 'The Effect of Low Oxygen Atmosphere on Museum Pest'. Studies in Conservation 36, 93-98, 1991. - MAEKAWA, S. AND ELER K., 'Large-scale Disinfestation of Museum Objects Using Nitrogen Anoxia'. 11th Triennial Meeting. Preprints of ICOM Committee for Conservation, Edinburgh, 1-6, September, 1996. - SELWITZ, C. AND MAEKAWA, S., �“Inert Gases in the Control of Museum Insect Pest, in Research in Conservation�”, The Getty Conservation Institute, 50-55, 1998. - VALENTÍN, N. 'Mummy deterioration halted by nitrogen atmosphere', Nature, 338, 463, 1989 - VALENTÍN, N., LINDSTROM, M., AND PREUSSER, F. "Microbial control by low oxygen and low relative humidity environments" Studies in conservation. Vol. 35. 4: 222-230 (1990) - VALENTÍN, N. "Evaluation of bacterial contamination on art materials by membrane filtration and epifluorescence microscopy". International Biodeterioration. 26: 369-379 (1990) - VALENTÍN, N. "Comparative analysis of insect control by nitrogen, argon, and carbon dioxide in museum archive and herbarium collections. International Biodeterioration and Biodegradation. 32: 263-278.(1993) - VALENTÍN, N. ; GARCÍA, R.; DE LUÍS, O. AND MEAKAWA, S. �“Microbial control in museums, archives and libraries by air ventilation systems. Restaurator, 19: 85-107 (1997)

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LA PLANIFICACIÓN DE DESASTRES EN EL ARCHIVO

Arsenio Sánchez Hernánperez Biblioteca Nacional

INTRODUCCIÓN Si hubiéramos de señalar el tema de conservación que más interés ha generado en los archivos en la última década, sin duda alguna, deberíamos hablar de la planificación de catástrofes. Este interés que se ha visto materializado en una extraordinaria proliferación de publicaciones, manuales y páginas de Internet, además de numerosos congresos, cursos, reuniones internacionales e iniciativas cooperativas. Este interés no es, afortunadamente, pasajero y responde a una mayor concienciación sobre los peligros de los desastres y de las ventajas de la planificación. Durante el último siglo, hemos asistido con impotencia a una gran número de sucesos de gran repercusión internacional. La inmensa destrucción de la II Guerra Mundial, Florencia, el Seminario Judío de Nueva York, las bibliotecas de Los Ángeles, Leningrado, Lyon, Vinkovki o Bagdad, son sólo algunos ejemplos de una larga lista de destrucción del Patrimonio en el siglo XX, justamente denominado por el erudito venezolano Fernando Báez como �“siglo de desastres�”. Paradójicamente, este incremento del número de archivos y bibliotecas destruidos por los fenómenos de la naturaleza, los accidentes o la brutalidad del hombre, coincide con la mayor implicación de la sociedad en la preservación del pasado. El desarrollo de la conservación en general, y de la planificación de catástrofes en particular, ha sido espectacular desde los años setenta, y hoy en día, casi nadie discute su importancia. Las inundaciones de Florencia de 1966 supusieron, sin duda, el hito más importante en este desarrollo. Cuando en noviembre de ese año el río Arno desborda su cauce, no sólo arrasa uno de los patrimonios históricos más importantes del mundo, sino que paradójicamente plantea con rotundidad la necesidad de establecer nuevos métodos de conservación. El cambio se produjo en dos direcciones. Por un lado, sirvió para concienciar al mundo de la importancia del deterioro: El patrimonio es frágil y en pocas horas puede quedar totalmente destruido. Por otro, planteó la necesidad de establecer métodos eficaces que permitieran abordar esa destrucción. Dentro de los cambios provocados por el siniestro florentino, cabría señalar una internacionalización de los problemas de conservación �–la preservación del pasado es un problema universal y como tal, requiere una mayor cooperación internacional- y sus primeros resultados fueron la creación del programa PAC de IFLA en 1984 y el desarrollo de métodos de trabajo para la preservación del patrimonio documental, entre los que cabría destacar una mayor dedicación a las tareas relacionadas con la gestión del deterioro, la difusión del conocimiento en materia de conservación o el desarrollo de nuevas parcelas de trabajo, como la desacificación en masa, el trasvase de la información a nuevos soportes, el desarrollo de normas sobre el papel permanente o la planificación de catástrofes

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La conservación preventiva es uno de estos nuevos campos de trabajo. Bien es cierto que no se trata de algo nuevo, pues ya fue materia de preocupación entre los bibliotecarios y archiveros a lo largo de la historia, pero actualmente es �–o debería ser- una prioridad absoluta en el trabajo del archivo. Su importancia estriba en que, conscientes de que el deterioro es inherente a la propia evolución del fondo documental y que los métodos de intervención son inaplicables a la totalidad de los fondos, se hace evidente que la única alternativa es reducir la velocidad de los procesos de alteración mediante la conservación preventiva. En este grupo se incluyen elementos como el control de la humedad y del calor en las salas de depósito, dosificación de la irradiación luminosa sobre los documentos, o la adecuación de la composición del aire a las necesidades de los documentos, es decir, elementos que limitan el impacto negativo del medio ambiente y que poco o nada tienen que ver con la aplicación de procesos directos sobre la documentación Pero también son métodos de conservación preventiva otras actividades que evitan que el deterioro se produzca anteponiendo una planificación previa, como por ejemplo la gestión integral de plagas para el control de microorganismos y animales bibliófagos, la educación de usuarios y trabajadores para prevenir el desgaste físico inherente a la consulta o la planificación de desastres. ¿QUÉ ES UN DESASTRE? Existen numerosos elementos que pueden provocar daños en la documentación conservada en un archivo, desde organismos patógenos a formas de energía pasando por las reacciones químicas de las moléculas de los documentos, el desgaste físico provocado por el uso o la mala ubicación. Todos se producen en condiciones de normalidad, en el transcurso de las actividades cotidianas realizadas repetitivamente durante años y su importancia se ve relativizada por la lentitud de los procesos. Sin embargo existen situaciones en las que la rutina se quiebra súbitamente, lo normal pasa a un segundo plano y aparece una nueva realidad en la que los procesos de alteración desarrollan una violencia y una velocidad inimaginables, realidad que es conocida con el nombre de desastre. Los desastres son crueles, pero especialmente con el patrimonio documental. Las bibliotecas y archivos, que almacenan una gran cantidad de materiales en poco espacio son víctima fácil del agua, el fuego o las fuerzas físicas. La naturaleza, los hombres, la negligencia o la ignorancia causan anualmente pérdidas millonarias a bibliotecas y archivos en todo el mundo: Las inundaciones del verano de 2002 generaron daños en las bibliotecas de la República Checa por valor de más de 12.700.000�€. Alrededor de un millón y medio de volúmenes y los catálogos bibliográficos de Bosnia se quemaron en las 48 horas que duró el ataque a la Biblioteca de Sarajevo, memoria colectiva de un pueblo que sólo podrá ser recuperada mutilada y tremendamente dispersa. En cada uno de los segundos que duró la II Guerra Mundial, se destruían, sólo en nuestro continente, alrededor de 100 volúmenes. Al final de la guerra, Europa había perdido más de 200 millones de libros, el 57% de su patrimonio bibliográfico. Los efectos de tales siniestros son fáciles de imaginar: pérdidas económicas cuantiosas, mutilación de las colecciones, problemas técnicos irrecuperables, debilitamiento fisico-químico del fondo, etc., procesos de alteración sumamente complejos debidos a la sinergia de los procesos de alteración. El caso del biodeterioro en los siniestros es muy interesante. Los procesos de alteración biológica de los materiales documentales están estrechamente ligados a las condiciones de almacenamiento -salubridad de los locales, estado y localización del edificio, actividades

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desarrolladas en su interior, calidad del aire- o a las propias características del fondo �–antigüedad, estado de conservación, colocación y ubicación, etc.-. De esta forma, encontramos situaciones en las que, en condiciones normales, es prácticamente imposible una plaga de microorganismos o de insectos bibliófagos. Sin embargo, aún en el mejor de los archivos, al sufrir un desastre, la creación de nuevas condiciones, extremas por lo general, propiciará el desarrollo de plagas y daños generalizados en la documentación. El agua es el elemento común a la mayoría de los siniestros, bien por ser la causa primera �–el desbordamiento de un río cercano-, bien por estar asociada a la principal causa de destrucción -el fuego-, bien por que la propia situación favorece su entrada en la institución �–un terremoto y la rotura de conductos-. Si a ello añadimos el hecho de que todos los materiales documentales son biodegradables, que los hongos y bacterias están presentes en todos los ámbitos del planeta y que éstos sólo necesitan una cantidad de agua mínima y un sustrato para desarrollarse, es fácil entender que el biodeterioro es un elemento inevitable, pero también previsible. Numerosos autores han establecido que el límite de tiempo para actuar en caso de desastre es de 48 horas. Este estrecho margen viene determinado por la velocidad de desarrollo de las principales especies patógenas. Transcurridos dos días, los microorganismos comenzarán a dañar la documentación de manera irreversible, descomponiendo la celulosa y las proteínas y favoreciendo los ataques de otras plagas. Por otra parte, durante ese tiempo, los materiales habrán absorbido la humedad de forma regular, haciendo más complejo el secado y dificultando la recuperación de la normalidad. ¿EN QUÉ CONSISTE LA PLANIFICACIÓN DE DESASTRES? Conscientes de complejidad de los desastres, los conservadores han desarrollado métodos de trabajo que permiten anticiparse, de forma eficaz a sus terribles consecuencias. La experiencia nos dice que una parte de los desastres son inevitables, especialmente los provocados por las fuerzas de la naturaleza o la mano del hombre. Sin embargo, otros muchos pueden ser previstos y corregidos antes de que se produzcan. Incluso, cuando no pueden ser evitados, pueden ser corregidos con pérdidas mínimas, como han demostrado casos como el de la Biblioteca del Museo del Vidrio en Cornell, la biblioteca del Museo Zemaliski o la Biblioteca Nacional de la República Checa. Todos los autores están de acuerdo en que la incertidumbre, el caos y la desorganización inherentes a una emergencia no planificada son los elementos que precipitan al archivo hacia el desastre, por lo que deben ser los puntos esenciales en el trabajo de planificación. Lo que ha venido en denominarse �“gestión de desastres�” o �“planificación de catástrofes�” no es más que un proceso en el cual se tratará de eliminar la incertidumbre mediante un trabajo preventivo en en el que los responsables del centro determinan las principales fuentes de riesgo, establecen unos protocolos de trabajo para el salvamento de la documentación y crean los recursos necesarios para el éxito del plan. Para que el plan tenga un alcance efectivo, los planes de desastres se plantean desde tres fases de trabajo diferentes: Una fase preventiva, una segunda fase de salvamento y, finalmente, una tercera denominada fase de recuperación. Durante la primera, o fase preventiva, se procederá al estudio de los riesgos, su sistematización y corrección para enmendar posibles situaciones que pueden generar una catástrofe. Durante

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esta fase se examinan todas las variables internas y externas consideradas peligrosas y se creará el catálogo de riesgos de la institución. Este catálogo o Mapa de riesgos, es un documento en permanente renovación, pues podrían crearse nuevas situaciones no recogidas en el documento original. La existencia previa del Manual de Autoprotección del centro, obligatorio en todos los centros públicos, puede ser muy útil en esta fase, aunque será necesario adaptarlo a las necesidades de conservación del fondo. Es de sobra conocido el hecho de que una emergencia se convierte en un desastre cuando no se reacciona en la manera y tiempo adecuados, idea compartida por los manuales de autoprotección para las actuaciones en caso de emergencia. En la fase de salvamento se determinan los protocolos de trabajo para enfrentarse a cada una de los riesgos evaluados en la fase anterior �–cómo se debe proceder en cada caso-, así como el desarrollo de un sistema de comunicación entre los miembros del archivo que sea eficaz en situaciones de desorganización, elaboración de listados de servicios indispensables en caso de emergencia como particulares, empresas de suministros, conservadores, ONGs, cuerpos de seguridad y organismos culturales, etc. Una de las decisiones más trascendentales en la planificación de desastres es la de la asignación de responsabilidades. Aun cuando el centro carece de un programa de gestión de desastres en sentido estricto, el archivo debería haber previsto la posibilidad de un siniestro y una estrategia mínima para solucionarlo mediante una asignación de responsabilidades y la creación de una cadena operativa que determine con claridad quién es la persona encargada de tomar las primeras decisiones. No se debe olvidar que una buena elección equivale a evitar males mayores.

La última fase, denominada �“de recuperación�” se centra en establecer cómo ha de trabajar el archivo una vez que la documentación ha sido estabilizada y cómo se procederá a recuperar la normalidad. Planificando la fase de recuperación, el centro deberá seleccionar los métodos más adecuados que permitan reducir los gastos derivados del desastre y los medios disponibles para la conservación de la documentación, de forma que nada quede sujeto a la disponibilidad de recursos y que los gastos puedan ser abordados de forma escalonada sin graves perjuicios. En este sentido, existen diversas posibilidades. La selección de qué debe ser conservado por encima de cualquier

otra consideración es muy importante, pues permitirá estabilizar lo más importante con un cierto margen de tiempo. Evidentemente, en el caso de los archivos históricos o de bibliotecas de fondo antiguo, esta selección es harto compleja, pero siempre es posible hacer distinciones útiles, atendiendo, por ejemplo, al estado de conservación �–por lo general, es preferible no

PROCESO DE PLANIFICACIÓN DE DESASTRES

Buscar la ayuda de un experto. Evaluar el edificio y el medio ambiente. Identificación de peligros, potenciales yexistentes. Acometer el análisis de riesgos. Determinar prioridades en la prevención deemergencias y su reducción. Asesoramiento en la prevención deemergencias y opciones para su reducción. Asesoramiento sobre costes. Recomendación de estrategias para laprevención de emergencias y aprobación paraproceder. Reducción de los riesgos existentes

Fuente: Wellheiser, J; Scott, Jude. An ounce of prevention. Lanham :The Scareccrow Press Inc., 2002, pág. 33.

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atender a la documentación extremadamente deteriorada en primer lugar-; las posibilidades de recuperación �–muy bajas en el papel estucado-; interés científico �–colecciones que serán expurgadas en un futuro- o valor material. Por otra parte, deben ser localizados los recursos a los que acudir después del incendio o de la inundación: cámaras frigoríficas de alquiler, proveedores de cajas de plástico o de papel absorbente, transportistas, conservadores, servicios de liofilización y todos aquellos elementos necesarios. Estas relaciones deben ser comprobadas y actualizadas con regularidad. Mediante los programas de gestión de desastres, el centro intentará anticiparse al caos creado por una situación confusa, sumamente estresante y, hablando en términos meramente económicos, muy perniciosa. Por ello debe prever cualquier situación derivada del catálogo de riesgos y, al menor, saber con qué recursos contará en una situación de este tipo. Mantener unos criterios claros durante las tres fases �–prevención, respuesta y recuperación- y un trabajo riguroso, reducirá enormes perdidas económicas y cuantiosos daños culturales. No existe planificación si ésta no es recogida en un documento, por lo que todo el proceso deberá ser recogido en el manual de desastres del centro. Éste nos permitirá saber exactamente qué es lo que debemos hacer, cuándo y cómo, evitando de esta manera las iniciativas personales o las actuaciones que podrían causar males mayores. Este documento no debe confundirse con el manual de autoprotección, aunque ambos son complementarios. EL ESTUDIO DE LOS RIESGOS Y ELABORACIÓN DEL PLAN Las actividades desarrolladas en el archivo se realizan en un marco físico concreto en el que participan diversos elementos. La alteración de este marco puede generar una emergencia: fenómenos climatológicos adversos, el uso inapropiado de las instalaciones o una acción deliberada son sólo los más frecuentes, pero no los únicos. Por ello, el estudio de los riesgos es básico en la planificación y requiere la identificación precisa y ordenada de las posibles fuentes de daño, de las situaciones que causan su desarrollo y de los daños que ocasionarían. Para acometer esta primera labor es de gran utilidad la experiencia disponible de accidentes y siniestros ocurridos en el pasado, tanto en la sede propia como en la de otras entidades.

Un primer paso en el estudio de los riesgos es la clasificación de las diferentes fuentes de daño, atendiendo a su origen �–naturales, técnicas y humanas-, así como de los efectos asociados a cada una de ellas �–efectos químicos, físicos y biológicos- para, finalmente, determinar qué elementos pueden resultar dañados �–fondos y otros objetos culturales, instalaciones técnicas, mobiliario, etc1.

En el Precongreso de IFLA, en Berlín, se propusieron diversos métodos de evaluación de riesgo, algunos de ellos muy complejos lo que, en parte, resta operatividad al estudio. Sin embargo todos ellos parten del principio que establece que la importancia de cada riesgo se deriva de la frecuencia e intensidad con la que los desastres se producen. Esta relación puede ser definida por la ecuación

Valor de riesgo = (Coeficiente de probabilidad) X (Coeficiente de intensidad promedio)

1 Nótese que queda excluido el daño a las personas, elemento que ya es contemplado en los manuales de autoprotección.

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donde el coeficiente de probabilidad es el valor correspondiente al número de siniestros durante el período estudiado �–por ejemplo, siete inundaciones por rotura de conducciones, dos por goteras, cuatro por derrames accidentales y tres desplomes de estanterías, en 50 años-. El coeficiente de intensidad promedio es el porcentaje de daños por accidente en el conjunto estudiado �–por ejemplo, 10% de daños por agua, 0,1% de daños en el desplome de las estanterías-. El manual de planificación Tavera propone un interesante método de evaluación con ejemplos prácticos que incluye escalas para la tabulación y análisis de los datos. El análisis de riesgos debe estar complementado por una evaluación del estado de los fondos, de las actividades desarrolladas en el centro y de las propias instalaciones del edificio. El archivero es el mejor conocedor de su institución y deberá dedicar algún tiempo en examinar atentamente los puntos problemáticos, los defectos en materia de seguridad, localizar los fondos más valiosos y las posibles fuentes de daño con el fin de crear un programa propio, adecuado a la institución. La creación de un programa de desastres es siempre compleja y la dificultad se incrementa a medida que aumenta el tamaño de la institución. Desgraciadamente, es imposible establecer un programa perfecto que sea aplicable a todas las instituciones, porque el mejor plan es el que más se adapta a la situación real de la institución, aquel que parte de una realidad bien definida y que tiene en cuenta la problemática interna, sus defectos y puntos problemáticos, que es consciente de los problemas económicos y de persona. En definitiva, el plan que tiene los pies en la tierra. Mediante la planificación el archivo se asegurará una cadena de mando y la elaboración de un estudio detallado de los riesgos presentes en el archivo, la formación del personal para la respuesta ante una emergencia y los recursos materiales para afrontar un siniestro. La institución deberá designar a un coordinador que establezca un borrador en el que figurará el compromiso de abordar el programa, las directrices generales y las metas que deben alcanzarse. Como punto de partida, nunca deben plantearse objetivos especialmente complejos o ambiciosos, pues siempre se podrán ir incorporando nuevos objetivos a medida que vaya avanzando el plan. Ello implica que, lejos de ser un trabajo cerrado, la planificación de desastres debe ser concebida como un proceso en continua renovación. La meta a alcanzar será la creación del �“Manual de prevención de desastres�” de la institución. Este documento, similar al Manual de autoprotección en cuanto a los métodos, se centra en el salvamento y recuperación del fondo. Se trabajará en diversos ámbitos, desde la selección de

EL PLAN DE DESASTRES: PROCESO Desarrollo de la propuesta. Obtener la aprobación de principios. Definir el proyecto y obtener la aprobación para proceder. Crear los equipos. Formación de los equipos. Consulta y desarrollo de la investigación. Planificación cooperativa y creación de redes de trabajo. Redactar borrador del plan. Releer y revisar el borrador. Distribuir el borrador. Formación amplia del personal. Comprobación y puesta en práctica del borrador. Revisar el borrador de nuevo. Adoptar el plan como política. Mantener el plan.

Fuente: Wellheiser, J; Scott, J. An ounce of prevention. Lanham :The Scareccrow Press Inc., 2002, pág. 17.

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los fondos y prioridades a la formación de los trabajadores, pasando por la creación de una cadena de comunicaciones o el establecimiento de convenios de cooperación o contratos con empresas especializadas. El manual se compondrá de seis documentos principales: Listín telefónico; instrucciones de emergencia; planos del edificio, vías de evacuación y localización de colecciones prioritarias; lista de recursos; recomendaciones para la respuesta ante el siniestro y recomendaciones para la recuperación después del siniestro. Ningún trabajo de planificación queda terminado sin la elaboración de una memoria final. El informe ha de contener una breve exposición principios, los objetivos establecidos, la metodología adoptada y el resultado final. En él han de figurar las recomendaciones formuladas por el comité, las medidas adoptadas y una indicación de las responsabilidades o tareas de carácter permanente. Igualmente, reflejará una expresión de reconocimiento hacia todos los participantes, con sus nombres completos2. LA PLANIFICACIÓN DE DESASTRES EN ESPAÑA No existe por el momento en España ninguna normativa en cuanto a la planificación y gestión de desastres en archivos y bibliotecas, aunque sí se ha desarrollado una amplia legislación aplicable a diversos ámbitos de la vida civil. La gestión de emergencias, seguridad y protección de los ciudadanos, están reguladas por diversas leyes, disposiciones y ordenanzas de las diferentes administraciones desarrolladas al amparo del artículo 15 de la Constitución, que establece, como primero y más importante de todos los derechos fundamentales, la obligación de los poderes públicos de garantizar el derecho a la vida y a la integridad física de los ciudadanos. Dentro de este conjunto, la norma más importante por la que se rige Protección Civil Española, es la ley 2/19853. Esta ley contiene los tres elementos fundamentales de la Protección Civil: Prevención frente a riesgos, planificación ante catástrofes y rehabilitación para la vuelta a la normalidad. Como puede observarse, éstos son los mismos que los expuestos en lo que respecta a la gestión de desastres. Además de la citada Ley 2/1985, deben destacarse, entre otras normas que desarrollan la misma, el Real Decreto 1378/1985, de 1 de agosto, sobre medidas provisionales para la actuación en situaciones de emergencia en los casos de grave riesgo, catástrofe o calamidad pública (B.O.E. núm. 191, de 10 de agosto), el Real Decreto 407/1992, de 24 de abril (BOE nº 105, de 1 de mayo de 1992), por el que se aprueba la Norma Básica de Protección Civil y los Planes de Emergencia Territoriales y Especiales, o el amplio repertorio jurídico desarrollado por las administraciones autonómicas y las corporaciones locales pues la Ley 7/1985, de 2 de abril4, otorga al Municipio el ejercicio de las competencias en materia de Protección Civil, prevención y extinción de incendios (Art. 25.2.C). La protección en edificios públicos debe estar desarrollada en el marco de los manuales de autoprotección, regulados por la O.M. 29/11/84. Su objetivo es la evaluación del riesgo de incendio y la ordenación de los medios humanos y técnicos necesarios para minimizarlo y reducir las consecuencias de una posible emergencia. 2 Buchanan, , Sally A. Planificación, preparación y recuperación de siniestros en bibliotecas y archivos: un estudio RAMP. Paris : Unesco, 1988, pág. 11.

3 BOE Nº 22, del 22 de enero de1985 4 BOE nº 80, de 3 de abril de 1985

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En cuanto a las normas para el salvamento y recuperación de fondos documentales, el trabajo desarrollado hasta el momento es más bien escaso, aunque el artículo 1.3 de la Norma Básica de Protección Civil R.D. 407/1992 entiende por plan de protección civil la previsión del marco orgánico-funcional y de los mecanismos que permiten la movilización de los recursos humanos y materiales necesarios para la protección de personas y bienes en caso de grave riesgo colectivo, catástrofe o calamidad pública. La aplicación de la ley, tendría, por tanto, consecuencias en la planificación de desastres al proteger tanto las vidas humanas los bienes, entre los que habría que colocar, en primera línea, los culturales. Sin embargo, creo que podemos advertir signos para sentirnos optimistas. Aunque las actividades de planificación no han sido norma en los archivos y bibliotecas españoles, es notorio el creciente interés en la materia por parte de la comunidad de conservadores, archiveros y bibliotecarios, interés que se ha visto reflejado en la publicación de distintos instrumentos de planificación, artículos en revistas especializadas y el desarrollo de cursos específicos para el salvamento de colecciones dañadas por agua �–Universidad de León, en 2002, Archivo Nacional de Cataluña, en 2003, o en la Biblioteca Nacional de España, en 2001 y 2002. Además se han desarrollado congresos específicos sobre la materia �–VI Jornadas Archivísticas de Huelva, en 2001 y Congreso de Archiveros de Cataluña, en 2003. Por otra parte, el Ministerio de Cultura, ha decidido la creación de una Comisión para el desarrollo de Planes de Desastres en organismos dependientes. Con el fin de desarrollar programas específicos se han creado varios grupos de trabajo: Museos; Archivos y Bibliotecas y, un tercero, de Sitios Históricos y Yacimientos arqueológicos. Aunque esta comisión acaba de comenzar sus trabajos, es previsible que los primeros resultados se den a conocer a finales de 2005.

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http://www.screensound.gov.au/pdf/FireAffected_Videotapes.pdf. PLANIFICACIÓN DE DESASTRES. VÍNCULOS WEB La planificación y prevención frente a los desastres ha generado una gran cantidad de información en Internet. Ello proporciona una ayuda rápida y actualizada para aquellos interesados en la preparación de un programa o, cuando se produce un siniestro, recomendaciones prácticas para actuar.

BALTIMORE ACADEMIC LIBRARY CONSORTIUM (BALC)

http://disaster.lib.msu.edu/ Base de datos para la localización de especialistas, suministradores y recursos en la la recuperación de materiales siniestrados. No es válida para España, pero es un magnífico ejemplo de planificación regional. En la página han colaborado las siguientes organizaciones: Baltimore Academic Library Consortium, Baltimore, MD; CCAHA Conservation Center for Art and Historic Artifacts, Philadelphia, PA; Johns Hopkins University Milton S. Eisenhower Library Preservation Department, Baltimore, MD; Library Of Congress Preservation Directorate, Washington DC; Michigan State University Libraries, East Lansing, MI; Smithsonian Libraries Preservation Department, Washington DC.

CALIFORNIA PRESERVATION CLEARINHOUSE

http://cpc.stanford.edu/disasters/index.html Contiene un plan de desastres genérico que puede ser bajado en formato pdf y adaptado a las necesidades concretas de una institución.

CENTRAL LIBRARY RESOURCES COUNCIL (CLRC)

http://libwww.syr.edu/information/preservation/displan.htm El CLRC ha creado una oficina de preservación cuya misión principal es recopilar y difundir

información sobre preservación y promover actividades cooperativas entre bibliotecas, archivos y centros culturales. Entre estos trabajos, destacan los dedicadas a recuperación de materiales dañados en caso de desastre. CONSERVATION ON LINE

http://palimpsest.stanford.edu/bytopic/disasters/

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La Universidad de Stanford ha desarrollado, en su página web de preservación, la mayor lista de instituciones y documentos con información sobre desastres en bibliotecas. De visita obligada.

HERITAGE EMERGENCY NATIONAL TASK FORCE

http://www.heritagepreservation.org/PROGRAMS/TASKFER.HTM Creada en 1995 para dar protección y asesoramiento a bibliotecas, archivos y museos sobre

planificación de desastres, esta agencia ha desarrollado algunos de los instrumentos más utilizados para la planificación en tofo el mundo. Es un proyecto cooperativo de Heritage Preservation Inc. y FEMA.

NATIONAL TASK FORCE ON EMERGENCY RESPONSE.

http://www.fema.gov/ La Agencia Federal para el Manejo de Emergencias es una agencia independiente bajo las

órdenes del Presidente de EEUU cuya misión es proveer liderazgo y apoyo para reducir la pérdida de vidas y propiedades además de proteger a la nación de todo tipo de desastres. Cuenta con una plantilla de 2,500 personas, además de más de 5,000 reservistas. Por medio de Proyecto Impacto, provee el liderazgo en la prevención y reducción de riesgos en los cincuenta estados, Washington, D.C. y Puerto Rico. Contiene una magnífica guía paso a paso dedicada a la recuperación de materiales bibliográficos. Son organizaciones participantes la Agencia Federal de Gestión de Desastres �–FEMA-, el Instituto Nacional para la Conservación del Patrimonio Cultural, y el Instituto de Conservación Paul Getty. MICHIGAN ALLIANCE FOR THE CONSERVATION OF CULTURAL HERITAGE DISASTER PREPAREDNESS.

http://www.dia.org/mi-alliance/ Información y planes para organizaciones y coleccionistas de obras de arte, bibliófilos, etc. Se trata de una organización fundada en 1988 con fondos donados por el Consejo de Humanidades de Michigan y sus miembros son bibliotecas, archivos, museos, sociedades históricas y centros de conservación de la zona de Michigan

NATIONAL ARCHIVES AND RECORDS ADMINISTRATION.

http://www.nara.gov/arch/index.html Como depósito nacional de los registros del gobierno federal, los Archivos Nacionales y

Administración de Registros (NARA) es la organización de archivos más importante de Estados Unidos. En su página web, reconoce la importancia de los documentos familiares. Durante las inundaciones de 1993, el personal técnico elaboró una lista de consejos técnicos que sirviesen de guía a los particulares durante la emergencia y el salvamento para estabilizar los documentos, fotografías, libros y otros papeles personales dañados. THE NORTHEAST DOCUMENT CONSERVATION CENTER (NEDCC)

http://www.nedcc.org/disaster.htm Es el mayor centro de conservación regional de los Estados Unidos. Su misión es mejorar los recursos de preservación en bibliotecas, Archivos, Museos y otras organizaciones históricas o culturales. Entre estos recursos está la planificación y asistencia en materia de desastres.

THE SOUTHEASTERN LIBRARY NETWORK, INC.

http://www.solinet.net/

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Se trata de una fundación sin ánimo de lucro cuya misión es proveer de recursos económicos, de educación y culturales a bibliotecas del sudeste de Estados Unidos, -Alabama, Florida, Georgia, Kentucky, Louisiana, Mississippi, Carolina del Norte, Carolina del Sur, Tennessee, Virginia y el Caribe.