Principios de La Vida

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GRUPO 2: Gustavo Bravo A. Rebeca López Silvia Ferreira S. Daniela Justiniano S. Yelcy Lizarazu A. María A. Coca C.

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Principios que deben regir nuestras vidas

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GRUPO 2: Gustavo Bravo A.

Rebeca López

Silvia Ferreira S.

Daniela Justiniano S.

Yelcy Lizarazu A.

María A. Coca C.

En sentido ético o moral, llamamos principio a aquel juicio práctico que deriva de la aceptación de un valor. Son valores básicos que reflejan la dignidad de una persona, reglas o normas que orientan la acción de un ser humano, como por ejemplo: amar al prójimo, no mentir, respetar la vida, etc.

Algunos de estos principios son: rectitud, integridad, honestidad, siendo estos dos últimos los cimientos de la confianza, reflejan la dignidad de una persona.

Tales principios son universales, verdades profundas y se aplican a familias, matrimonios, comunidades, grupos de amigos, organizaciones.

Dios creó a los seres humanos teniendo en mente una relación, primero con Él, y luego con otros. Esta intimidad es importante porque no podremos amar plenamente a los demás hasta que hayamos experimentado el amor de Dios y solo experimentamos su amor cuando nos rendimos voluntariamente a su llamado de ser nuestro Señor, Salvador y Amigo.

Elegir obedecer es acatar fielmente sus leyes y su verdad, es escoger el camino de la sabiduría, camino este que nos llevara de gloria en gloria hasta Dios, a la salvación y vida eterna.

La obediencia es una demostración de nuestro amor a Dios. (Juan 14:21) – “El que tiene mis mandamientos y los guarda, aquél es el que me ama; y el que me ama, será amado de mi Padre, y yo le amaré y me manifestaré a él.”

Dios sabe cuando necesitamos ánimo, guía y esperanza. Es por eso que nos ha dado promesas concretas en su Palabra, para que podamos confiar en Él. La Palabra es como una brújula, una guía, un libro de instrucciones para la vida.

Por eso debemos tener fe en las promesas de Dios, y estas deben estar acompañadas de oración y de un ardiente deseo de conocer la voluntad Divina para nuestras vidas.

Según la Biblia, “Fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”. (Hebreos 11:1)

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, más tenga vida eterna”. (Juan 3:16)

“Yo amo a los que me aman, y me hallan los que temprano me buscan”. (Prov. 8:17)

“El amor es sufrido, es benigno, no tiene envidia, no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no guarda injusticia y se goza de verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo soporta… ahora permanece la fe, la esperanza y el amor…pero el mayor de ellos es el amor.” (Extractos de I de Corintios 13:4-13)

La santidad es esencial para la salvación y es una de las características básicas de Dios. Cuando se refiere a Él, denota pureza y perfección absoluta. Solo Dios es santo en Sí mismo. Cuando se refiere a personas, hace referencia a lo que ha sido separado o puesto aparte para Dios. Para los Hebreos del Antiguo Testamento, significa separación y dedicación.

Dios es santo y demanda que su pueblo también sea santo, como Él. (I Pedro 1:15-16).

Según la Biblia, existe un solo pecado por la cual Jesús dijo que no había perdón del Padre: la blasfemia contra el Espíritu Santo. (Marcos 3:28; Mateo 12:32)

Para que el hombre reciba el perdón se requiere arrepentimiento. (Lucas 17:3-4)

El perdón nos libera de ataduras que nos amargan el alma y enferman el cuerpo.

Para poder perdonar, tenemos que entender que la voluntad de Dios para nuestra vida es que tengamos un corazón perdonador, que echemos fuera todo resentimiento o rencor que se quiere anidar en nuestra vida. Jesús quiere que perdonemos, así como Él perdona a nosotros.

Significa cuidar o preocuparse de otros.

Y la gracia de Dios está siendo manifestada a través de la compasión y la preocupación de los creyentes que son nacidos de nuevo. Y por eso, la persona que actuó con compasión, tendrá también la compasión de Dios.

“Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes”. (Santiago 4:6)

“Porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla, será enaltecido”. (Lucas 14:11)

“La soberbia del hombre le abate; pero al humilde de espíritu sustenta la honra”. (Prov. 29:23)

“Mejor es humillar el espíritu con los humildes que repartir despojos con los soberbios”. (Prov. 16:19)

De mismo modo que el Padre envió a su Hijo en el poder del Espíritu Santo, los creyentes son enviados en misión para dar testimonio, en palabra y obra del amor de Dios.

Compartir su testimonio, adopta forma de proclamación del Reino, del servicio al prójimo.

“El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ungió para anunciar buenas nuevas a los pobres; envió me para proclamar liberación a los cautivos, y restauración de la vista de los ciegos, para poner en libertad los oprimidos…”(Lucas 4:18)

“Cosechamos lo que sembramos, más de lo que sembramos, después de sembrarlo”. (Jueces 2:1-4)

Lo que somos hoy es resultado de lo que hayamos pensado y como hayamos vivido en el pasado. Quienes actúan sabiamente hoy tendrán sabiduría en el futuro para tomar decisiones sabias.

El principio se aplica a todos y es irrevocable; nadie escapa sus consecuencias. “Dios no puede ser burlado”, esta es la causa del estilo de vida del libertino e indulgente: se engañan.

5) Si no siente una guía clara en su situación, pídale a Dios que confirme su voluntad para usted en su Palabra. Él nunca contradecirá las Escrituras.

6) La Obediencia no será fácil, usted recibirá críticas de los demás, o enfrentará fuertes obstáculos y oposición, pero esto le pondrá en una posición favorable delante de Dios.

1) Usted nunca se equivocará si poner su esperanza y su confianza en Dios. Él le creó y le ama como amor eterno. Por tanto, Él siempre le guiará de la mejor manera posible.

2) Espere en el Señor la respuesta a su problema o situación, Él te dará la respuesta.

3) Cuando usted satura su mente con la palabra de Dios, la tentación no te desvía de tu camino, y usted sabrá distinguir el bien del mal y actuará de la manera correcta.

4) En los momentos de angustia Dios hablará contigo, a través de la Palabra, del Espíritu Santo.