Principios Estéticos de La Novela Urbana, Crítica y Contemporánea.

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    SECCIN

    T R A N S V E R S A L

    PRINCIPIOSESTTICOSDE LA NOVELAURBANA,CRTICA Y

    CONTEMPORNEA(SEGUNDA PARTE)Artculo de investigacin

    Mario Armando ValenciaUniversidad del Cauca / [email protected]

    Nacido en Manizales. Es licenciado en filosofa y letras, magister en literatura y candidato al doctorado enestudios culturales latinoamericanos. Es poeta, ensayista, crtico de arte, as como docente de esttica deldepartamento de Filosofa de la Universidad del Cauca, y de la maestra en Esttica y Creacin de la UniversidadTecnolgica (UTP) de Pereira. Es autor de los librosCascabeles para el gato: filosofa para poetas y poesa parafilsofos y Beatriz: lo femenino como categora esttica, entre otros. Es miembro del grupo de Investigacin enCultura y Poltica de la Universidad del Cauca y del Grupo de Arte y Cultura de la UTP.

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    RESUMENEn el presente artculo se desarrollan los cinco ltimos principios estticos para el anlisis dela categora novela urbana contempornea y crtica, que se plantean en el contexto de unainvestigacin ms amplia, tituladaLa dimensin crtica de la novela urbana contempornea enColombia. Este corpus terico pretende dar cuenta de las posibilidades estticas de la novelaurbana crtica contempornea como un nuevo gnero de arte urbano, y para ello presenta comohorizonte de referencia una serie de novelas, a las que hacemos alusiones directas e indirectas,escritas y publicadas en Colombia en los ltimos treinta aos, en dilogo con el desarrollo de lasartes visuales en el mismo periodo en el pas.

    PALABRAS CLAVESciudad, crtico, polis, relacin, urbe

    AESTHETIC PRINCIPLES OF THE URBAN, CRITIC AND CONTEMPORARY NOVEL

    ABSTRACTThe present article develops the five last aesthetic principles for the analysis of the categoryurban, contemporary and critical novel, that we propose in the context of a wider investigationentitled The critical dimension of the contemporary urban novel in Colombia. This theoreticalcorpus seeks to give an account of the aesthetic possibilities of the urban contemporary criticalnovel as urban art of new gender, and for that purpose it proposes as reference horizon a seriesof novels, to which we make direct and indirect allusions, written and published in Colombia inthe last thirty years, in dialogue with the countrys development of the visual arts in the sameperiod.

    KEY WORDScritical, city, relationship, polis, urban

    PRINCIPES ESTHTIQUES DU ROMAN URBAIN, CRITIQUE ET CONTEMPORAIN

    RSUMAu prsent article on dveloppe les cinq derniers principes esthtiques pour lanalyse de

    la catgorie roman urbain contemporain et critique, qui sont exposs au contexte dunerecherche plus large, intitule La dimension critique du roman urbain contemporain laColombie. Ce corpus thorique qui prtend faire tat des possibilits esthtiques du romanurbain critique contemporain comme un nouveau genre dart urbain, et pour cela on prsentecomme horizon de rfrence une srie de romans, auxquels on fait des allusions directes etindirectes, crits et publis la Colombie pendant les derniers trente ans, en dialogue avec lesarts visuels pendant la mme priode au pays.

    MOTS-CLScritique, polis, relation, ville

    Detalle de la cartula del libroCompaeros de viaje, Luis Fayad, Arango Editores, 2005. Cortesa: Librera Lerner.

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    PRINCPIOS ESTTICOS DA NOVELA URBANA, CRTICA E CONTEMPORNEA

    RESUMOA presente matria desenvolve os cinco ltimos princpios estticos para a anlise da categorianovela urbana contempornea e crtica, que propomos no mbito de uma investigao maior,intitulada A dimenso crtica da novela urbana contemporneo na Colmbia. Este corpus tericopretende dar conta das possibilidades estticas da novela urbana critica contempornea comoarte urbana de novo gnero, e para isso prope como horizonte de referncia uma srie denovelas, s que fazemos aluses diretas e indiretas, escritas e publicadas na Colmbia nosltimos trinta anos, em dilogo com o desenvolvimento das artes visuais, no mesmo perodo nopas.

    PALAVRAS-CHAVEcidade, crtico, polis, relao, urbe

    KALLARIY SUMAKAY YUYAY KILKAYPA ATUNPACHA KAUGSAY SUYU, PIAYPA UAN KAY KUTIJPUNCHAKUNAPI

    PISIYACHISKAKaipi kilkaskapi pichka purichiypa chiyllapi sumakay kallariypa pi kaj kaypa yuyay kilkaypaatunpacha kausay suyu kay kutij punchakunapi uan piaypa, ima niykanchi chi suj atunpikauachiypa kilkay sutichiyka Colombiapi kaj chisuyu piaypa kay kutij punchakunapi yuyaykilkaypa. Kaypa nukakay niyka munaymi karaiy uillay chikuna sumakay kangapa yuyay kilkaypaatunpacha kaugsay suyu piaypa kay kutij punchakunapi imapa tukuskayuyaipi atun pachakaugsay suyu musupi kikinkay chipa ka niypa imasa chipi suyu niykaypa suj nukakay yuyaykunakilkaypa, imakuna ruraypa niykay chipi uan chasama, Combiapi kilkaskakuna uan uillachiypa en loschiyllapi kimsa chunga uatakunapi, rimaypa chiua purichispa tukuska yuyaipi kunapa kauachispakay atun pacha uatakuna chiyllapi.

    RIMAYKUNA NIYachka uasi tyay suyupi, achkakuna, atun pacha suyu, piaypa, uillakuy

    Recibido el 29 de agosto de 2009Aceptado el 20 febrero de 2010

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    6. La deriva como principio deconstructivodel mapa

    Este fenmeno, que en principio est referido a laprdida voluntaria de la memoria para ahondarla yhacerla ms potente y densa, deviene una prctica deabordaje del espacio urbano que nos parece extrema-damente valiosa en la constitucin de la novela urbanay crtica contempornea: la deriva. Lo encontramosdesde los orgenes de este tipo de novela, y en los msvaliosos de sus casos: Berlin Alexanderplatz(AlfredDblin, 1929),Manhattan Transfer (John Dos Passos,1925),El cuarteto de Alejandra(Lawrence Durrell, 1957-1960), Rayuela (Julio Cortzar, 1963) y Adn Buenosa- yres (Leopoldo Marechal, 1948), entre otras.

    Una buena parte de la ciudad est constituida por eluso y el desgaste que el ciudadano corriente hace delespacio y de los lugares. Ese uso y desgaste producedesvos, desbordamientos e irrupciones inesperadas.

    La ruta normal, el orden trazado, se subvierten. Lascoordenadas del mapa se alteran, y empieza a operar laderiva como principio de orientacin:

    Ms all de los planos y las maquetas, la urbanidades, sobre todo, la sociedad que los ciudadanosproducen y las maneras como la forma urbanaes gastada, por as decirlo, por sus usuarios. Sonstos quienes, en un determinado momento,pueden desentenderse, y de hecho se desentien-den con cierta asiduidad de las directrices urba-nsticas oficiales y constelan sus propias formasde territorializacin, modalidades siempre efmerasy transversales de pensar o utilizar los engranajesque hacen posible la ciudad. (Delgado, 1999: 181).

    Esa desestabilizacin cartogrfica del mapa (de la formainmediata, visualmente bsica y comprensiva del espa-cio), que caracteriza a la dinmica cartogrfica de lanovela urbana contempornea (lugares falseados, distor-sionados, desviados, prcticas caticas de recorrido,

    desorientaciones, alucinaciones, etctera), se da en laprctica cotidiana de la deriva, descrita por las novelas,y que es practicada por los habitantes de la ciudad real. 1 En principio, la estructura estable que es atacada es elpaseo y su relacin rutinaria con el espacio:

    (...) la deriva se presenta como una tcnica depaseo sin interrupcin a travs de ambientesvariados. El concepto de deriva est indisoluble-mente ligado al reconocimiento de ciertos elemen-tos de naturaleza psicogeogrfica y a la afirmacinde un comportamiento ldico-constructivo enoposicin a las nociones clsicas de viaje y depaseo. (Debord et al., 1996: 22)

    Este paseo sin interrupcin responde a ciertos ciclostemporales: La duracin media de una deriva es de unda, considerado como el intervalo de tiempo entre dosperiodos de sueo (Debord et al., 1996: 23). La prc-tica debe ser resistente al efecto de aconductamientorutinario al cual tiende a reducirnos el hbito, al crear-nos ejes fijos de trnsito y al crear en nuestro interior laidea de reconocernos siempre en lo mismo.

    Desarrollamos el concepto de deriva en su doble sentido:uno ldico y uno doloroso. El clsico personaje de laderiva ldica est representado por Horacio y la Maga,en Rayuela, cuando declaran que no se ponan citas yslo caminaban sin rumbo, esperando que el azar lespermitiera encontrarse. Esta prctica aparece constante-mente en la mayora de las novelas urbanas colombianasestudiadas aqu, aunque cabe resaltar la figura de Pink

    Tomate como metfora animal del tpico vagabundoldico. As mismo, tomamos al personaje del inspectorLeonardo Sinisterra en Scorpio City como referencia delpersonaje que se encuentra a la deriva de manera invo-

    1 Manuel Delgado distingue entre ciudad ideal y ciudad real, entrela ciudad como utopa y la ciudad como heterotopa. La primera corres-ponde a la ciudad que tienen constituye el ciudadano a travs de suuso. En este sentido, se proclama que existe una forma urbana, resul-tado del planteamiento polticamente determinado, pero en realidad sesospecha que lo urbano en s, no tiene forma (Delgado, 1999: 181).

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    luntaria, que asume con dolor la deriva, como el resultadode acontecimientos sociales anmicos, de desajustessociales, polticos y de poder, y que sufre vejmenesy expoliaciones. Estas seales de anomia aparecen endistintos personajes y en varias novelas (Rosario Tijeras y Ciudad Babel, por ejemplo), y para su anlisis nos vale-mos del concepto de anomia planteado por Jos Luis

    Romero en Latinoamrica: las ciudades y las ideas (1999).

    En la prctica, en ambos sentidos, la deriva produce enel sujeto nuevas condiciones objetivas de comporta-miento (Debord et al., 1996: 24); genera nuevas formasde representacin del terreno y contribuye a transformarlas estructuras fijas de percepcin. Puede llevarse a cabocaminando o a bordo de un vehculo: El uso de taxis,por ejemplo, puede aportar una orientacin de partidabastante clara (), es para alcanzar una situacin dedesorientacin personal (Debord, 1996: 24). Esta tcnicaes aplicada por Fernando Vallejo en La virgen de los sica-

    rios al personaje de Fernando, que se dedica a divagarcon Alexis por las comunas de Medelln a bordo de taxis.

    Las extensiones de la deriva son variables una man-zana, un barrio, una ciudad, pero tambin se dan deri-vas estticas, como lo narra Debord acerca de un soloda sin salir de la estacin de Saint Lazaret, en Pars. Elrecurso de operatividad se inicia con una posible cita, uncompaero desconocido, un destino incierto. La accinviola lo ordinario y se instala en lo desconocido.

    La idea es producir y practicar, de forma cotidiana, para-djica y absurda, una ciudad ilegible, como contratextoal hegemnico, con el fin de acentuar agudamente lacrtica, y para dar rienda suelta a los diversos imagina-rios poticos. Las muchedumbres urbanas configurannumerosos e infinitos jeroglficos, babelizan la ciudaden cada episodio. Es, sin lugar a dudas, una forma depotica del caos, sin principio ni fin visibles: El microsu-ceso urbano accidente incidente, micro-espectculodeliberado o espontneo es una emergencia arbitrariade la que no se conoce nunca toda la gnesis o todaslas consecuencias (Delgado, 1999: 185).

    El resultado, en todos los casos, es una sistemticadisfuncionalizacin potica y social de la ciudad ideal(construccin literaria de una ciudad anloga o de unaciudad real), as como un develamiento a fondo de terri-torios otros, desconocidos, sobre los que se procedera construir plataformas giratorias psicogeogrficas(Debord et al., 1996), a redisear el espacio y a propo-ner nuevos escenarios, midiendo nuestro potencial,con el objetivo de influir posteriormente, con eficacia,

    en la ciudad y sus imaginarios, en su estructura fsica yatmosfrica, en sus ritmos.

    La Bogot anloga que construye Rafael ChaparroMadiedo es de una innegable potencia potica; su psico-delia y sus ritmos visuales olfativos, sinestsicos, noshacen ver de otra forma la antes gris y asfixiante capital

    colombiana; y la Bogot anloga que construye MarioMendoza es un escalofriante revelado social que nos hacetemerle. La deriva permite calcular y regular el impactode las acciones en los bordes y las fronteras polticas,sociales y culturales de la misma. La deriva como prcticahace presencia protagnica en la novela urbana y crticacontempornea en Colombia. En ella los personajesdeambulan, construyen a su manera sus propias carto-grafas urbanas, y a menudo sucumben a su propio caos.

    7. De la esttica relacional

    Uno de los principios que consideramos ms importanteestticamente para la narracin urbana contempor-nea en literatura, despus de la superacin material delsoporte literario, es el cambio en el status de la forma,es decir, el cambio en la disposicin de los elementosque constituyen la forma final de un objeto consideradoartstico, de modo tal que la forma pase a concebirseya no como la disposicin final de los elementos mate-riales, sino como un encadenamiento de acontecimien-tos (Bourriaud, 2001). En Colombia, como en el resto

    del mundo, este principio esttico se insina en lasprimeras novelas urbanas, pero slo empieza a operaren toda su dimensin en las narrativas hipertextuales.

    Inicialmente, el hipertexto nos pone ante el girosiguiente: el carcter inconcluso de la obra y el ofreci-miento de la intervencin material del espectador en ladinmica de su construccin. De tal modo, al referirnosal hipertexto ya no hablamos de forma, sino de forma-ciones, dadas por el encuentro a varios nivelesentre sujeto y sujeto. 2

    2 Talvez la forma paradigmtica de lo relacional se constituyapor la accin o performancia, en la cual la forma de la obra noest constituida por el acabado final de un objeto (pintura, escultura,montaje, objeto), sino por la articulacin de sucesos pertinentementeenlazados en un tiempo real, y con el fin de involucrar al espectadorde manera tambin real, salvando toda distancia, de modo que elimpacto potencie y afecte, de manera importante, tanto su percep-cin esttica como su estructura del mundo. La esttica relacional hasido vehiculada por sus tericos y artistas (Nicolas Bourriaud, DouglasCrimp, Michel de Certeau y Lucy R. Lippard, entre otros) en direccio-nes polticas, aunque esta propuesta terica est lejos de reducirse

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    Esa forma es una invencin de relaciones entre suje-tos de ah la importancia de nociones como enlaceo hipervnculo, que se da en varios de los casos aquanalizados, y que posibilita, de una manera nunca anteslograda, socializar y generar dilogos. Por tal razn,resulta importante que los acontecimientos estn arti-culados, que haya una concatenacin de los mismos.

    As, el trabajo del artista se hace colectivo lo que hacedesaparecer la idea de autor-individuo, para adoptaruna autora social. Este hecho fortalece la obra, porquees el contexto el que empieza a nutrirla, y porque todoaquel que participa se siente de algn modo su autor.

    La forma adquiere cara, no slo por la presencia dela imagen, sino por el impacto que causa la aparienciade que alguien nos habla. El contorno de esa caraes determinado por las relaciones inventadas. Es enla cara donde reconozco la forma. Por consiguiente,como se desprende lgicamente, al encontrarme con la

    obra, al comprender las relaciones inventadas y partici-par de ellas, dialogo con la obra, y su autor y su obradialogan conmigo.

    La cara es aquello que me ordena atender al otro. Suforma hace que me detenga en l. La cara atrapa, y sino lo hace, detiene, desconcierta, seduce establecela verdadera relacin. En esta serie de acontecimientoshabita la idea de sustituir la representacin artsticapor la realizacin experimental de la energa artstica enlos mbitos de lo cotidiano (Borriaud, 2001). Por eso,las obras basadas en esttica relacional ms radicales,son tambin efmeras. La ejecucin de una accin/acontecimiento en el mbito de lo cotidiano, permiteconstruir situaciones.3

    a instrumentalizaciones ideolgicas, como lo ha demostrado la expe-riencia performtica de numerosos artistas contemporneos.3 Desde nuestra ptica, siguiendo la teora situacionista deDebord y sus colaboradores (Debordet al., 1996), y aplicndola alcampo literario, la construccin de situaciones se da en trminos deimaginar, construir o planear los elementos necesarios en lo tem-tico, metodolgico y experiencial, para producir acontecimientos yfisuras a travs de los cuales personajes y episodios narrativos, comoacontecimientos entre el autor de la obra y su realidad, posibiliten elcuestionamiento crtico de la realidad urbana y la intervencin paulatinade coautores de la obra. El situacionismo se dara en la combinacin deoperaciones que rearticulan, intervienen y reorientan a travs de laobra y de su autor el contexto cultural urbano, lo cual implica propo-ner modalidades-accin ante su campo esttico-cultural, y formali-zar prcticas para desarrollar (tanto en el espacio narrativo pensado,concebido, creado o intervenido, como en el espacio experiencial delautor de la novela). Esto implica el diseo de tcticas transversales queno obedezcan a las leyes convencionales del campo esttico en el queel autor o sus personajes se mueven, para intervenirlo. La explotacincrtica de tales fisuras dara la posibilidad de concebir o construir zonas

    La obra genera un encadenamiento de situaciones quefinalmente la hacen un acontecimiento enteramentepblico, no fsico, no comercial, situado en la esferahacker de las comunicaciones. El hipertexto y, parti-cularmente, el hipertexto-multimeditico, cumple lasdos exigencias bsicas de la esttica relacional en eldominio del arte contemporneo: se hace factor de

    socializacin y generador de dilogo.

    8. Del arte como campo y del autor comoproductor

    Los planteamientos sociosemiticos de Pierre Bourdieu(1995) en lo referente a las relaciones entre consumo,cultura y percepcin esttica nos sitan ante una con-cepcin del arte como praxis social, producto de las rela-ciones del individuo con su entorno fsico, econmico,social, poltico y cultural. El arte entonces encarnara esecruce de fuerzas y estara determinado por la dinmicade las mismas en un contexto sociohistrico especfico.

    El habitus estara constituido, segn la teora de Bour-dieu, por las estructuras objetivas (materiales) querodean al individuo desde su nacimiento, y stas deter-minaran en buena medida sus prcticas individuales, queoperan como elementos constructores de los esquemasde percepcin, de pensamiento y de accin, tanto delsujeto corriente como del futuro artista. Por consi-guiente, el habitus, en principio, organiza las prcticas y

    garantiza la coherencia del sujeto con su entorno social.

    De este principio se deduce que la construccin de larealidad no es un acto individual, sino que la realidadest colectivamente organizada. As, las categoras

    literarias (tanto en el plano intratextual como en el extratextual), en lascuales se conciban y expresen zonas urbanas temporalmente autno-mas, teniendo en cuenta que todo espacio intervenido ser utilizadocomo vehculo crtico. Concebir (en literatura, para los personajes,pero tambin para su autor) modos de hacer, de operar, de caminar, deproducir, de hablar; en sntesis, establecer los estilos de la accin (enuna performancia urbana permanente, como la han desplegado Vallejo,Medina Reyes y Snchez Baute) que sirven como vehculos crticos yque hacen pensar la ciudad. De forma tal que, a partir de estos modosde hacer, se pueda desplegar una alta capacidad de interferencia, capazde crear alternativas socioestticas a las formas literarias de consumo,con el fin de lograr una reapropiacin de la esfera pblico-esttica enmanos de la sociedad del espectculo (Debord, 2005). En este trabajosostenemos que esta prctica slo ha sido ejecutada parcialmente poralgunos de los novelistas estudiados, y que quien ms se ha acercado,de manera inconsciente quizs, a la dimensin integral de esta esttica,es Fernando Vallejo, aunque el salto que acometi en los ltimos aosJaime Alejandro Rodrguez no es para nada despreciable.

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    artsticas con las que se manifiesta un sujeto se darancomo resultado de su modo de vida y de las condicio-nes de su adaptacin al medio. Esto hace que todaobra adquiera sentido, en principio, slo en el mediode donde proviene ese sujeto, y donde otras personasparticipan de los mismos cdigos en los que se expresala obra. A partir de este principio socioesttico, la

    literatura urbana no existira como arquetipo universaldescontextualizado, sino que estara determinada porun locus de enunciacin, por una espacio-temporalidadespecfica y por un territorio cultural especfico, en elque se lucha por el poder en condiciones particulares. Sibien es cierto se puede participar de elementos comu-nes en diversos emplazamientos urbanos, en el planohumano (que es en el cual situamos el lugar caracte-rstico en el que acontece, en ltimas, la ciudad), en elplano de la constitucin de mentalidades (sistemas deideas, prcticas, costumbres, etctera), se presentancaractersticas particulares para cada uno de los grupos

    humanos situados en diversos emplazamientos.

    Las relaciones entre los individuos (polticas, econ-micas, culturales, en general) tejen una red de media-ciones entre lo individual y lo social que, en ltimas,constituyen el campo. En este campo la gente puedeactuar limitada por las reglas que lo constituyen leg-timamente y que son producto de la misma dinmicaentre el individuo y la sociedad. Para el arte, el campotambin prescribe sus reglas. 4

    Ahora bien, de los planteamientos de Bourdieu sededuce que, si bien el campo no es en s mismo unaparato ideolgico, puede convertirse en uno. Estoacontece si uno o varios de los elementos o miembrosdel campo tienen la capacidad suficiente para impo-nerse a los dems y anular toda resistencia. Esto es loque ha sucedido en la historia de la cultura occidentalposterior a la Revolucin Francesa, a la aparicin de laeconoma de mercado y del Estado moderno liberal.

    A la luz de esta posicin sociolgica, la lucha por lalegitimacin de los capitales simblicos puestos en juego

    4 Del anlisis que Bourdieu hace de las reglas del arte, dentro delcampo, nos interesa particularmente la forma en que el artista paranuestro caso el novelista urbano contemporneo en Colombia enfren-ta dichas reglas (prescritas e impuestas por quienes ostentan el dominioeconmico, social, poltico y esttico del campo), y establece o intentaestablecer unas reglas nuevas, esto es, declara una insubordinacinestructural al campo, para dar origen a un campo nuevo. Es decir, nosinteresa observar las condiciones de posibilidad que podran, de maneraanloga, hacer posible, eventualmente, un novelista mnomoteta comoBaudelaire, que es uno de los paradigmas en el anlisis de Bourdieu.

    en el campo, y no las voluntades creativas o geniales deun individuo, determinan en gran medida, o totalmente,el surgimiento de nuevos paradigmas estticos, de otroscampos que en principio operan como contra-campos,hasta lograr su legitimacin e imponer su visin delmundo, momento en el cual la dinmica contina su ciclo.

    En nuestra investigacin hemos podido determinar que,por lo menos la primera parte de este proceso, es decir,la oposicin al campo, ha sido activa y beligerante entrenuestros escritores (y creo que entre los citados en estainvestigacin ninguno escapa a ello), pero la segunda, lainstauracin de un contra-campo, ha sido dbil, y slolos escritores ms avezados (Vallejo, Caballero y Fayad,por ejemplo) han conseguido consolidar una posicinmadura, tanto en el mbito ideolgico como en susrespectivas propuestas literarias, porque las otras figurasque protagonizan esta dinmica han sido parcialmentecooptadas, o carecen de la suficiente fuerza para conso-

    lidar una slida resistencia.

    En todo caso, somos conscientes de que tal como loplantea Bourdieu la autonoma moderna, en el sentidode independencia total por parte del artista de cualquierrelacin entre l y su obra, por un lado, y del mundo social,poltico y econmico en el que se mueve, por otro, noes posible en el mundo contemporneo. Esta autonomano se da sino como una esttica de la resistencia, comoinsubordinacin estructural respecto al campo dominante,lo cual implica adoptar la posicin de elemento de interfe-rencia, que es consciente de la imposibilidad de derrotarel campo dominante, pero tambin de la imposibilidadde que el campo lo elimine totalmente a l. Este tipo deescritor (y es el caso de aquellos a quienes nos referimos)no aspira, tal y como aspiraba el escritor del SegundoImperio en Pars, a convertirse en canon.

    Estas posturas de Bourdieu salvando las diferenciasrespecto al materialismo dialctico y a la lucha de clases,aspectos frente a los cuales toma distancia en muchosde sus elementos esenciales son compatibles con lateora de Walter Benjamin delautor como productor .5

    En efecto, tanto Benjamin como Bourdieu coinciden ensealar que en el interior de la obra artstica subyace

    5 De esta teora de la escuela de Frankfurt resaltamos cmo suspostulados, as como aquellos de la sociologa estructuralista genticade Lucien Goldmann, se ven reflejados en el grado de conciencia quenuestro novelista urbano tiene, tanto respecto al papel que juega enla dinmica econmica de su contexto social, como el que juega suobra; resaltamos la factura socioesttica (en su dimensin econmi-co-poltica) que expresan sus novelas.

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    espectacularizacin de fenmenos transgresores en elorden de lo moral homosexualidad en Vallejo, traves-tismo y transformismo en Snchez Baute; en la lecturasincera de una sociedad que le rinde culto al alcohol y a lasdrogas (en casi todos ellos); en el develamiento de falsasmoralidades y de falsas conciencias revolucionarias enCaballero; en la denuncia del carcter ladino colombiano

    en Fayad; en la interpretacin del academicismo universi-tario como fraude cultural en Medina Reyes, entre otras.

    Este proceso invasivo se desencadena a travs dellibro, puesto que en lo epistemolgico el conocimientoestablecido se reproduce en las conciencias como unresidente estable y estabilizador (Blissett, 1998).De este modo, en el campo literario se desencadenanprocesos crticos de resistencia vrica como nuevasmolculas responsables de nuevas apariciones (Blissett,1998). Los blancos atacados son claros: el mundo de lanovedad cultural y del consumo cultural meditico; el

    diseo parcelado con el fin de lograr el pleno control y eltotal poder que tienen las ciudades planeadas por el idealburgus; la existencia reducida a fragmento televisivo,periodstico o informativo; el concepto de evento seriali-zado de la frivolidad que, al servicio de sus propios inte-reses, tambin opera como microorganismo vrico quedomina el grueso de la sociedad; los conceptos estticosde representacin moderna (la gran novela, la pera, lasinfona, el cuadro, la escultura con pedestal y el libro); elsexo y la moral como mercanca o poder; en sntesis, lacultura que reproduce el orden capitalista multinacional, yque hoy opera de manera virtual y basada en un principiodel placer radical y exacerbado, que al final, para el sujetode hoy, toma la forma de principio de realidad virtual, alque obedece, protege y reproduce mecnicamente.

    Frente a este orden cultural, en Colombia, la literaturaurbana crtica contempornea adopta una serie decdigos de resistencia adecuados al mundo actual, quele dan la posibilidad de afirmacin.

    En primer lugar, no se fustiga tanto a la dominacincomo a la propia lgica de la dominacin, que se realiza

    a travs de una accin molecular difusa, que buscala amplificacin meditica de acciones locales y para-digmticas, en lugar de construir grandes estructurasde intervencin (de ah las irrupciones espordicas yespectacularizantes en los medios de comunicacin, enforos, coloquios y en la esfera pblica en general). Ensegundo lugar, se busca la trascendencia y la coberturaque la amplificacin meditica misma posibilita, pueslos situacionistas percibieron que las acciones de losartistas no deban limitarse a los contenidos, sino a la

    difusin y masificacin pragmtica de sus discursos,que constituyen redes difusas de contrainformacin,que difunden disensos, y que develan y establecenresistencia a las acciones de poder con las que seconfrontan, inicialmente con el objetivo de interrumpirloy volverlo catico y, posteriormente, de transformarlo.

    En la dinmica misma de esta resistencia, las prcticassubversoras del plagio o prstamo (estticamenteconocidas como simulacros), cobran plena validezcomo estrategia y forma de deslegitimacin de cno-nes y paradigmas que aseguran la dominacin a travsde autores, textos, fuentes, etctera. Hablamos de laimplementacin efectiva del concepto deleuziano defalso pretendiente, del ascenso de lo fantasmal comosimulacro que desestabiliza el orden esttico dominanteen el campo... Estas y otras formas de resistencia abun-dan en la novela urbana contempornea en Colombia.

    10. De la literatura urbana como literaturamenor

    Como se podr deducir, como colofn de los nueveprincipios anteriores, la literatura urbana nace y seconsolida como literatura menor, tambin en Colombia.7 Inscrita en el marco de tradiciones literarias poderosas,se despliega en Occidente a contrapelo de la dinmicade funcionamiento que ha regulado la historia de laliteratura occidental. La literatura urbana raras veces ha

    encarnado la literatura nacional de algn pas, muchomenos del nuestro, mayoritariamente rural hasta haceapenas cincuenta o sesenta aos. Por el contrario, suscontenidos constituyen los referentes crticos ms signi-ficativos en muchos de los procesos constitutivos de lasdistintas naciones, tanto en Europa como en Amrica.

    7 Aqu, literatura menor no debe entenderse como subliteratura,ni como falsa literatura. De hecho, no asumimos la dialctica de laliteratura verdadera contra la literatura falsa, la dicotoma verdadero-falso es, para este caso, metafsica e inapropiada. Adherimos ms alconcepto de diferencia, de literaturas claramente diferenciadas porlas relaciones, los papeles y las dinmicas que cumplen en el engrana- je de los poderes mediticos y econmicos que dinamizan la culturaen la que estn inscritas; en ningn caso asignamos a estas obrasuna calidad literaria inferior frente a la de los denominados cnonesliterarios reconocidos como nacionales, o frente a los considera-dos grandes maestros. Es claro que la literatura urbana y crticacontempornea en Colombia (como en otras partes del mundo) haostentado y ostenta, innegablemente, un considerable menor poderen el seno de las culturas en las que ha surgido, por razones yaampliamente expuestas y, en muchos de los casos, como en el reco-nocido caso Vallejo, en nuestro medio sufre expoliaciones y ataquesque buscan acallarla, e incluso suprimirla del panorama cultural.

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