Proyecto de investigación - creación para acceder al titulo de Maestro en Artes Plásticas y Visuales de la Facultad de Artes ASAB - Universidad Distrital Francisco José de Caldas.

Alejandro Bohórquez Rodríguez2014

Tutor: Umberto Casas

Fotografías: Sara SierraAndrea Juliana Bohórquez Rodríguez

Alejandro Bohórquez. Rodríguez

Diagramación: Alejandro Bohórquez Rodríguez

Banda Sonora: Óscar Humberto Gómez1280 Almas

Pink FloydAndrés Córdoba

Tocayo VargasLos Corraleros de Majagual

Resumen

Las palabras Arte, Amor y Vida, atraviesan de alguna manera la experiencia de todos los seres humanos, por lo cual cada ser es capaz de definir cada uno de estos términos desde su propia experiencia y de esta manera la definición de cada quien es única, válida y verdadera. No obstante las definiciones legitimadas desde la hegemonía parecieran tener más peso, muchas veces desvirtuando los saberes propios de cada ser. Así, términos tan infinitamente abstractos como arte, amor y vida se reducen a teorías, a fórmulas para crear, ver, hacer, pensar y sentir, omitiendo la importancia que posee la experiencia que puede conjugar estas palabras en un solo acto, haciendo de la vida una experiencia artística.

El proyecto “Ordinario” nace como una incomodidad personal de un artista que aunque disfruta del quehacer propio de su oficio, es pésimo en la ejecución de las técnicas, no encaja muy bien en el medio artístico y además no tiene tiempo para ser "artista". “Ordinario” es la posibilidad del artista para definir el arte a su antojo y así vivirlo, es la oportunidad de verse a sí mismo y observar en su cotidianidad lo que lo separa o lo une con las formas de ver el arte desde la hegemonía y la pertinencia de ese arte “legitimo” en su realidad.

“Ordinario” es una proyecto autorreferencial, en el cual se apuesta inicialmente por la no creación de productos plásticos ni puestas en escena. La propuesta plástica es ofrecer la vida cotidiana de un artista como obra; es invitar al espectador a observar la vida ordinaria de un artista ordinario y así ver en la vida ordinaria posibilidades artísticas.

¿Es en serio? Eso lo hace cualquiera!*

*Primera reacción de mi mamá al comentarle de que trataba mi proyecto de grado.

CONTENIDO

Las Vacas Sagradas (Canción de Oscar Humberto Gómez) 10

NOTAS PRELIMINARES 13

PARA EMPEZAR 15

PRIMER MOMENTO: ¿Cómo llegue aquí? 19

SEGUNDO MOMENTO: ¡Un disparate! Intento definir con palabras ARTE–AMOR-VIDA 25

TERCER MOMENTO:Brevísima descripción de la vida de quien especula 33

CUARTO MOMENTO:Arte 39

QUINTO MOMENTO (pero no último)Acerca de la materialización de todo lo escrito anteriormente 47

Descripción de mi “intención plástica” 54

y eventos Las vacas sagradas (Canción de Óscar Humberto Gómez)

Las hay en la medicina, abundan en la abogacía Todo el que empieza a surgir, todo el Las sujren los Ingenieros, se ven en que ya ta surgiendo contaduría Principia a toparse vacas, salidas de Se infiltran en los deportes, tan en la los infiernos odontología Son unos astados raros con cola, cascos Se meten en todas partes, las ve uno y cuernos todos los días Son ciertos encopetados, son personajes Posando para el aplauso y pa la siniestros jotografía Que nada saben del arte, pero se Es a las vacas sagradas que les canto sienten sus dueños es poesía Y si po´allá algo conocen caminan

sacando el pecho De historia han contado chismes, pero son historiadores Son los dueños de Jolclor, son los amos No agarran nunca un pincel, pero eso si del bolero son pintores Saben de tango y de rock, de arte local Apenas han martillado, los clavos de y extranjero unos sillones Y en radio y televisión, van anunciando Pero cuidado busté no les dice que torneos escultores Donde son ellos los chachos y el

artista un gran pendejo De escribir tan solo han hecho tal cual esquela de amores No han visto hacer nunca un tiple, O la lista del mercado con mala letra y tampoco saben cogerlo errores Pero además de tiplistas, también se Pero si cuidadito les quita usted los sientes tipleros honores Y sí que es peor todavía, si tocan el Porque mejor que Cervantes ellos se instrumento creen escritores Pues miran a los demás, como si fueran

borregos Se sienten unos rapsodas con más Y hay que decirles dotor, o tan méritos que Homero siquiera maestros Y son mejores poetas que Flores o Amado O a usted lo cogen entre ojos, y hasta Nervo le imponen un veto Y solo porque han escrito una docena de Y queda en la lista negra de jestivales versos

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Mas descuadrados que el marco de un ordeñan al resto borracho carpintero Dormitan en buen establo, nosotros

mirando al cielo Que a su canción le hace jalta más Ya dejen su petulancia no vean al pobre requinto y más guitarra de lejos Que el verso no tiene rima que usted lo Valoren a los demás, aprécienlos con que hace es que plagia respeto Que se oye desajiado todo hasta la No le pongan zancadilla, a aquel que guacharaca eta compitiendo Que los adornos que usté hizo en ese Y déjense de armar rosca pa cornear a ritmo no encajan los pequeñosQue le hace jalta armonía, tesitura en la garganta Mejor dicho son los putas del verso y del pentagrama

Y a su novela la inspira la pluma garciamarquiana Que sus cuentos no parecen de una escuela literaria Si no relatos escritos por alguien de la canalla Y si busté es Arquitecto nunca jamás da la talla Así se vuela un Vitruvio, un Gropius o un Gaudí Porque la moda es aquí que es la envidia la que falla

Ay miren vacas sagradas ya dejen de etar mugiendo Tan muy gordas y pesadas y el ato si flaqueciendo Ya tragaron arto pasto y se lo siguen comiendo Se lamieron toda la sal y más sal siguen pidiendo Naide a bustedes ordeña, pero si 11

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NOTAS PRELIMINARES

- En el texto que sucede a estas notas no hay pretensión alguna por imponer mi punto de vista como si fuese un verdad absoluta, por lo tanto no encontrará respuestas, por el contrario los desvaríos escritos puede que generen más preguntas.

- Si es usted simpatizante de los textos fundamentados y argumentados con base en otros teóricos legitimados, es muy posible que lo que viene a continuación no le guste. Sin embargo sea usted bienllegado a esta descarada especulación.

- El contenido explícito de este escrito es netamente subjetivo, por lo tanto hay inmensas posibilidades de que se tropiece con afirmaciones surgidas de la especulación.

- No encontrará la verdad de la vida o el arte, pues su verdad de la vida o el arte no es idéntica a la mía, pueda que nos encontremos en ciertos puntos pero no espere estar en total acuerdo conmigo.

- Encuentro imposible estandarizar teorías acerca del arte y la vida. Por lo que, si busca respuestas concretas y universales, es más pertinente que se acerque al campo científico donde tal vez otros estén interesados en convencerlo (posiblemente la religión también sea una respuesta a su necesidad).

- No me interesa descalificar convicciones y creencias, por favor no descalifique las mías.

- La vida y el arte son una contradicción. Yo también lo soy.

- En mi cotidianidad no hablo con palabras técnicas o rebuscadas. Por lo tanto no usaré este lenguaje para escribir.

- Debo especificar que siempre que me refiero a “arte” durante el texto, me estoy refiriendo al campo de las artes plásticas y visuales, me parecería un atrevimiento involucrar otras disciplinas de las cuales tengo muchísimo menos conocimiento.

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PARA EMPEZAR

Al momento de teorizar sobre algún tema es costumbre y casi que regla general por parte de quien teoriza partir de la “objetividad”, además de ser una exigencia por parte del lector. Dicha objetividad es el insumo que da a la teoría en cuestión un sabor de imparcialidad que permite al lector identificarse con lo postulado y no con el autor. La objetividad por parte del autor es necesaria al teorizar sobre elementos medibles y cuantificables, labor que corresponde al campo científico, sin querer decir que el arte no pueda ocuparse de medir y cuantificar.

El presente escrito evidentemente carece del sello impersonal que caracteriza un texto hecho bajo una lógica positivista, siendo un riesgo para mí presentarlo de esta manera teniendo en cuenta que en ocasiones pareciera que la investigación en arte estuviera supeditada a esta lógica.

Las reflexiones que ocupan este escrito giran alrededor de los conceptos Arte y Vida, también hago un acercamiento indirecto al concepto Amor, en el cual no profundizo por razones de salud mental. Estos conceptos a mi parecer son bastante abstractos e imposibles de medir y cuantificar, tanto así que incluso el lenguaje verbal es limitante al momento de tratar de definir alguno de estos términos. El interés por estos conceptos radica en que son términos que todos experimentamos y por lo tanto todos creemos tener la verdad sobre los mismos, tratando de generalizar sobre elementos que solo pueden ser definidos a cabalidad desde la particular subjetividad de cada individuo.

Arte-Amor-Vida, son conceptos transversales en la experiencia de la mayoría de seres humanos, por lo tanto cada quien desde su subjetividad define que es Arte-Amor-Vida y cada definición al ser filtrada por la experiencia individual es válida y verdadera para cada quien, así el significado propio no corresponda con las definiciones de dichos conceptos establecidas por teóricos legitimados por la hegemonía occidental, productores muchas veces considerados como “dueños” del conocimiento, autores que también han teorizado desde la subjetividad de su experiencia diferenciándose por presentar sus postulados de manera aparentemente imparcial.

Por lo anterior me excuso con los lectores del presente texto por la explicita necesidad que tengo de escribir en primera persona. Para mí es menester no generalizar sobre visiones sumamente particulares y de paso no exponer mi palabra como una verdad absoluta que desvirtúe otros puntos de vista al momento de poner mi percepción como generalidad.

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Esto obedece a la condición abstracta que poseen los conceptos Arte-Amor-Vida, no puedo hablar de la experiencia de otro con los conceptos citados, pues no sería honesto, por esto debo hablar de mi propia experiencia con Arte-Amor-Vida.

En el texto que presento a continuación, en un primer momento presento un breve resumen del camino que me trajo a realizar este proyecto. Luego hago un intento disparatado para intentar definir arte amor y vida desde mi subjetividad, para lo cual entro en una profunda introspección, y así hago una descripción en tiempo presente de lo que ocurre en mí al tratar de definir estos conceptos.

El objetivo de este segundo momento es exponer la dificultad y el desgaste que produce luchar con la limitación del lenguaje para tratar de convertir en palabras la abstracción de lo sensorial, concluyendo con humildad que considero un esfuerzo perdido intentar encontrar un lenguaje que nos sea común a todos para abarcar totalmente lo inabarcable y que todos nos sintamos albergados en el lenguaje encontrado. Así, de manera indirecta cuestiono lo establecido por la hegemonía del conocimiento como verdades irrebatibles, cuya manera más “legitima” de cuestionar es parafraseando a otros autores pertenecientes a la cultura dominante y que por su origen hegemónico pretenden universalizar el conocimiento, perdiendo así mi propia voz por la carencia de argumentos ajenos que sí “validen” mi postura.

Para mí es necesario exponer dicha dificultad para argumentar que aunque todos creemos tener claridad absoluta sobre lo que significan los conceptos en cuestión, en parte tenemos razón, porque asumimos Arte-Amor-Vida desde la subjetividad de nuestra experiencia individual, pero por otro lado, no podemos generalizar sobre estos conceptos y asumir la definición que proviene de nuestra subjetividad como una verdad absoluta aplicable a todos los seres, como tampoco asumir la definición de otros como una verdad propia. Por lo tanto (me perdonaran los expertos) cualquier cosa puede ser arte, la vida puede ser lo que yo elija (en proporción a mis posibilidades obviamente) y el amor puede ser un sentimiento, una mentira, una energía, y hasta el mismo odio dependiendo de mi experiencia con el mismo. Por otro lado siento pertinente insinuar por medio de este intento fallido, el despropósito que confeccionamos cada vez que dejamos de experimentar la sencillez de la vida, el amor y el arte por dedicarnos a complejizar la naturalidad de la vivencia con procesos “racionales”.

Luego llega un tercer momento en el que hago una muy breve descripción de algunos aspectos de mi vida, pues creo necesario contextualizar al lector con algunos de los

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aspectos de los cuales surge mi subjetividad y de allí toda la sarta de especulaciones que rodean este escrito. En este tercer momento doy a conocer la definición que hasta el momento le he dado a mi vida. Posteriormente expongo en un cuarto momento mis visiones acerca del arte, declaro una buena cantidad de blasfemias frente a lo que se me ha mostrado como arte y como me veo a mi mismo como artista en contraste con lo que observo de otros artistas, en resumen intento presentarme como un artista que no adopta las formas de otros similares, que en lugar de llevar una interesante vida hípster (como la de la mayoría de mis contemporáneos en el medio) llevo una vida ordinaria, con la cual nadie desconocido sospecharía de mi oficio (de hecho creo que ni siquiera mis colegas lo supondrían), como artista paso desapercibido.

Por ultimo en un quinto momento hago un relato que se va desarrollando en tiempo presente y durante el cual voy describiendo la magia de lo ordinario en mi vida y la necesidad de materializar con actos lo inexplicable con palabras. En este quinto momento descubro la manera de hacer posible evidenciar en acciones toda la carreta que he estado hablando, esto sin acudir a lenguajes plásticos convencionales. Finalmente hago una breve descripción del “producto plástico” que se presentará como sustentación de este texto, producto que tiene por nombre “Sí, esto lo puede hacer cualquiera”. Con este producto al que en lugar de obra denomino intención plástica, expongo mi postura frente a mi noción de arte, según la cual, cualquiera puede hacer arte, pues este es un acto de consciencia.

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Primer Momento:

¿Cómo llegué aquí?

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Lo confieso, hace mucho tiempo creí en lo que la hegemonía occidental llama arte y soñé con ser un artista de ese tipo. Aunque cuando entre a la ASAB ya me había despojado un poco de esa creencia, esta última fue la que me motivo a estudiar artes plásticas. Antes de entrar a la ASAB ya había estudiado 3 semestres de licenciatura en artes en la Universidad Pedagógica, y allí me di cuenta que para ser profesor de artes no podría seguir los mismos modelos pedagógicos basados en el conductismo que se utilizan para enseñar formalmente otras áreas del conocimiento, por esto decidí salir de allí con la ilusión de aprender artes (en ese momento también creía que las artes se podían aprender) con el fin de volverme artista, vender mi obra, circular en la esfera del arte, y si en algún momento me encontraba con la docencia, ejercerla desde la maestría que solo podría conseguir haciendo arte y no desde modelos pedagógicos.

Desde mi primera clase en la ASAB empecé a sospechar que sería difícil eso de volverme artista, la primera situación que me generó dicha sospecha fue al momento de conocer los materiales que necesitaría para algunas asignaturas, especialmente saber que debía comprar oleos Windsor & Newton (no me arrepiento de haberlos conocido, de hecho fue un placer) y que mi bolsillo no soportaría tal ataque a mi economía como si nada, fue una prueba fuerte a la que sin duda logre sobreponerme.

Aunque ya estaba un poco contextualizado con lo que llamaban arte contemporáneo, aun me resultaba (y todavía me resulta) difícil comprenderlo o identificarme con la mayoría de productos plásticos que circulaban. No obstante me esforcé por comprender lo que a mis sentidos se ofrecía, acudí a varios autores, intente producir productos plásticos según algunos referentes, indagué con mis profesores y cuando logré abrir un poco la brecha de la comprensión, accidentalmente me cuestioné a mí mismo y me di cuenta que en realidad habían ideas muy brillantes detrás de todas las obras que veía, pero ninguna de esas ideas era pertinente en mi contexto, pues para entrar en dialogo con la gente con la que disfruto dialogar no podía hacerlo a partir de un producto plástico o visual que exigiera del espectador un montón de requisitos para ser disfrutado (aunque el disfrute parece no ser suficiente para definir el arte) o comprendido.

Sin querer desvirtuar la labor de los docentes que me acompañaron en mi proceso, sentí que las enseñanzas más claras que obtuve las recibí de parte de Hugo y Lucho (los encargados de los talleres de la ASAB de maderas y de metales respectivamente) como también de la maestra de cerámica Nubia Roncancio, quizá por la contundencia y profundidad de su enseñanza desde la sencillez de un oficio, también porque siempre sentí que no hubo más pretensión que compartir el amor por una técnica dejando en segundo

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plano el momento de hablar mierda (crear un discurso) sobre lo hecho, permitiendo además una manera de vivenciar la creación desde la experiencia, experiencia que hacía que toda la teoría perdiera peso (sin embargo a la hora de sustentar algún trabajo ante cualquier otro docente la mejor manera de quedar bien era haciendo uso de la teoría, así no creyera en lo dicho).

Durante la carrera estuve (y aún estoy) en una constante búsqueda de identificarme con mis producciones plásticas sin tener que acudir a referentes teóricos o artísticos de

gran peso en el gremio. De esta manera siempre he tomado mi propia vida como referente para mi producción, no obstante siento que en el proceso cada vez me he acercado un poco más a mí, pues en un inicio tomaba como insumo principal de mi creación mis experiencias con comunidades indígenas y todo lo que tenía que ver con conocimiento indígena sobre imágenes, elaboración de productos, a l i m e n t a c i ó n , l e n g u a , cosmovisiones, uso de plantas, y territorio; posteriormente me acerque un poco más a mí desde el territorio, indagando

sobre usos y costumbres tradicionales (pre-coloniales), lugares sagrados, lengua; lo anterior me llevó a centrarme un poco más en mi familia y a buscar todo lo indígena que ya había explorado pero ahora tratando de identificar si en mi familia aún se conservaban elementos de ese conocimiento tradicional y de esta manera me encontré con lo rural y campesino en mi familia, allí surgió la primera semilla para este proyecto de grado.

Entre más me acercaba a mí, mas sentía que las dinámicas, teorías, estéticas y demás características del arte hegemónico me eran ajenas, sentía los discursos que acompañan una obra cada vez más postizos y a la vez me sentía postizo al tratar de usar referentes que si bien nutrían de alguna manera mi producción de paso me hacían sentir incoherente

La Palabra. Oleo Sobre Tela. 180 cm x 110 cmAlejandro Bohórquez Rodríguez. 2011

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al usar voces ajenas para validar lo propio. El ir al campo y sentarme en una tienda a tomar cerveza y hablar de la vida cotidiana con campesinos, me ayudó a comprender que la única manera de relacionarme honestamente con quienes quiero relacionarme es partiendo de mi realidad de vida, descubrí que cada quien se da sus mañas para cargarse un bulto a la

espalda, pero que el único que puede saber cuál es mi manera correcta de hacerlo soy yo y si sirve para mí nadie puede desestimar mi manera de hacerlo basándose en que no le funciona en su particularidad.

Más adelante comprendí que para ser aún más coherente en mí búsqueda debía situarme en mí aquí y ahora, lo cual me trajo de vuelta a la ciudad, pues mi realidad inmediata no estaba en otro lugar ni en otro tiempo. Mientras el tiempo y la economía lo permitieron seguí haciendo “arte” (pintando, haciendo instalación, escultura, etc.) basándome en la situación del momento, no obstante empecé a darme cuenta que las necesidades que surgían en mi actual situación no correspondían con las acciones ejecutadas, y comencé a recordar que durante toda la carrera siempre estuve en conflicto por “tener” que ser “artista” mientras mi contexto me exigía otras cosas.

Parte de lo que me quedó de mis experiencias con el campo es el gusto por la agricultura y la relación que siento de mi vida con lo que siembro, pues considero mis cultivos como un espejo de mis estados emocionales, psicológicos, anímicos y demás. Este proyecto inicialmente estaba planeado como una manera de evidenciar por medio de la agricultura las relaciones existentes entre el arte, el amor y la vida. Afortunadamente

el arte, el amor y la vida son impredecibles y al momento de sentir la presión por querer mostrar con mis plantas estas relaciones, pereciera que las plantas se negaron a seguir creciendo, pues mi objetivo con ellas ya era otro y hasta caí en el error de presionarlas para que crecieran y poderlas mostrar, como resultado algunas se me fueron muriendo, por

El Origen. Cerámica. 23 cm x 5.5 cmAlejandro Bohórquez Rodríguez. 2012

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lo cual desistí y comprendí el mensaje que las plantas me dieron: “si quiere hablar de la vida, hable de la SU vida” y así tomé la decisión que me tiene aquí y ahora.

Durante toda mi carrera intenté no ser una carga para quienes vivían conmigo, por lo que a pesar de los trabajos de la universidad siempre trate de ayudar de alguna manera, si no podía económicamente (generalmente no podía de esta manera) debía hacerlo haciendo algún oficio doméstico. Afortunadamente me encanta cocinar y sobre todo me encanta ver cuando mis papás llegan de trabajar y se sienten aliviados por tener la comida ya hecha, así, casi toda mi carrera fuera de la universidad se desenvolvió en los oficios de la cocina de mi casa. De esta manera encontré como se conjugaban el arte y la vida en mi experiencia vital. El amor decidí dejar de abordarlo particularmente, pues el amor está ya implícito mágicamente en arte y vida.

Al caer en cuenta de esto decidí darle importancia a mi espacio de reflexión-creación como algo que hace parte fundamental de mi vida, pues si en algún momento tuve ideas brillantes, estas ideas muy seguramente se me ocurrieron lavando la loza, y de la misma manera si en algún momento cociné algo delicioso lo hice de corazón y eso seguro es una manera de hacer arte.

Taita Inti. Oleo Sobre Tela. 106 cm x 44 cmAlejandro Bohórquez Rodríguez. 2012

24 De todo el proceso de búsqueda descrito aún se conservan evidencias de la búsqueda en productos plásticos como pinturas, cerámicas, videos experimentales y algunas fotografías.

Segundo Momento:(Música de Pink Floyd: Ummagumma - Studio Album)

¡Un disparate! Intento definir con palabras ARTE–AMOR-VIDA

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Camino de un lado a otro, doy vueltas en un mismo sitio, intento atrapar las imágenes que aparecen en mi cabeza y traducirlas a palabras, intento hacer lo mismo con las sensaciones que experimento mientras hago consciencia de mi aquí y ahora. Llevo varios días en lo mismo, me siento como un gato que juega a perseguir y atrapar la luz proyectada por una linterna en movimiento, juego en el que obviamente el gato nunca logrará su objetivo.

Me hago consciente de que llevo mucho tiempo “inconsciente”, encarnando en mi inquieto caminar por el espacio mi persistente persecución mental por respuestas (o preguntas) acerca de lo que es el arte, el amor y la vida.

El hacer consciencia me permite desdoblarme sutilmente, sin abandonar mis movimientos corporales me desprendo lentamente de mi cuerpo físico y me observo, noto preocupación en mi rostro, veo que mi cuerpo camina automáticamente mientras el piloto de dicho cuerpo esta distraído. Por un momento como observador de mí mismo, me enajeno del yo observado, me desconozco, no juzgo al sujeto observado, solo lo contemplo, me causa gran inquietud qué estará sucediendo en la cabeza de aquel individuo que camina sin sentido, mueve las manos como tratando de organizar en el aire lo que pasa por su mente, ocasionalmente lanza en voz alta alguna palabra o frase para sí mismo, se sienta, se pone de pie, toma objetos que encuentra, los mira pero no atiende lo visto, deja los objetos en otro lugar; llegan otras personas, le hablan, aparenta interesarse por lo que las otras personas le dicen pero es evidente que no está disponible.

Lentamente voy reconociéndome nuevamente en el sujeto observado y de nuevo me voy identificando con él, sin abandonar mi posición de observador voy incorporándome en él, otra vez empiezo a sentir el incesante caminar del cuerpo, una maraña de pensamientos desbordan la mente, pero la consciencia de observador esta aun intacta, siendo consciente de que el sujeto observado es el mismo observador, tomo el mando de observador y observado y vuelvo a la unidad, detengo el incesante caminar de mi cuerpo físico.

Detener el cuerpo en el espacio no ha sido suficiente para evitar sentir la ansiedad observada durante el desdoblamiento, respiro, respiro, respiro; intento que la mecanicidad de mi respiración se rompa para hacer del acto vital de inhalar y exhalar aire un acto consciente, inhalo profundo…, exhalo…, hago esto una y otra vez.

Empiezo a escuchar los sonidos que me rodean, cierro los ojos y comienzo a sentir como el aire entra y sale por mis fosas nasales, como mi cuerpo cambia de forma con cada inhalación y exhalación; los sonidos exteriores empiezan a parecerse al silencio.

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Con los ojos cerrados encuentro que estoy un poco más sensible, no pienso, siento; no juzgo, observo; empiezo a sentir que la inquietud experimentada al inicio estaba ligada a la maraña de pensamientos.

Progresivamente la maraña se va deshaciendo, voy reconociendo en la maraña elementos que no me pertenecen pero que he tomado como propios: cultura, educación, ideologías, creencias, teorías, apegos, entre muchas otras cosas que hasta el momento funcionaron como filtro para aceptar o rechazar nuevas experiencias, para darle nombre a factores externos o internos, para explicar sucesos inteligibles como también misteriosos.

Observarme, sentirme, no juzgarme, respirar conscientemente, escucharme, olerme, saborearme, actos que me ayudan a comprender aquí y ahora la raíz de mi intranquilidad, actos que me ayudan a observar que mi intelecto está diseñado para darle certeza a la incertidumbre, a mi intelecto no le agrada la imprecisión, él busca dar respuesta a todo, no lo juzgo se que esa es su función, sin embargo, observo que lo he puesto sobre un pedestal y todo ha sido consultado en primera instancia a él, por lo que al ponerlo en la difícil tarea de poner en palabras un posible significado para arte, amor y vida, hace un enorme esfuerzo por tratar de traducir en un discurso lo que solo se puede dar a entender por las experiencias.

Al ver la dificultad, mi intelecto se siente retado y comienza a jugar con todas sus cartas, incluso saca las que están bajo la manga, para lo cual utiliza como apuesta toda mi energía, logrando así, que me desgaste inútilmente como se desgasta un perro cuando se persigue la cola, en el momento en que intento darle una ayuda al intelecto consultando a mi sentir, se reniega y empieza a citar autores, a presionarme para buscar información verídica y comprobable y así me hace olvidar de mi sentir y como consecuencia me sumerjo en el mundo de los pensamientos, y yo tratando de encontrar una definición “verídica” para arte, amor y vida, que además de ser fidedigna de acuerdo a las exigencias del intelecto se ajuste a mi realidad vivencial me voy enredando cada vez más hasta crear la gran maraña que me ocupa durante algún tiempo.

En mi búsqueda por complacer al intelecto con respuestas certeras acerca de lo que puede ser el arte, el amor o la vida, al recurrir a textos realizados por otros seres humanos descritos como expertos en cada tema, encuentro que muchos coinciden con mi visión de lo que puede ser el arte, el amor y la vida, no obstante también hay muchos con los que no estoy de acuerdo. Aun con quienes coincido, siento que han logrado obtener su noción

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sobre arte, amor y vida desde la glorificación del intelecto, pues sus definiciones en muchos casos se hacen bastante complejas y aunque por su complejidad seducen y prometen satisfacción a mi ego intelectual, no me siento del todo participe de dichas definiciones, lo cual me lleva a pensar que es utópico encontrar una definición que pueda tomar como concluyente en mi búsqueda.

Paso seguido empiezo a conversar con varias personas para intentar encontrar una salida a la maraña que he creado en mi mente, y encuentro varios tipos de respuestas, que van desde las más técnicas (de nuevo citando a otros seres humanos supuestamente expertos), pasando por lugares comunes, hasta la imposibilidad de poner en palabras la experiencia con conceptos tan abstractos.

Detengo mi búsqueda, respiro de nuevo y comienzo a sentir un fuerte dolor de cabeza. Aprovecho el dolor para experimentarlo de manera consciente, trato de definir la palabra dolor con base en lo que estoy experimentando y encuentro muchas palabras que me ayudan a acercarme conceptualmente a lo que siento, sin embargo no me aproximo del todo a las sensaciones percibidas, por curiosidad busco en internet definiciones de dolor y encuentro que se asemejan a mis acercamientos conceptuales pero tampoco abarcan totalmente mi sentir.

Con mi dolor de cabeza sigo respirando y con cada inhalación y exhalación se va alejando mi necesidad de poner en palabras mi sentir, simultáneamente me percato de que la respiración me invita a sentirme aún más y a bajar del trono al intelecto. Así, privilegio mi sentir y me doy cuenta de que el dolor de cabeza me da claridad acerca de la importancia de lo que siento, desde el sentir empiezo a observar la búsqueda que antes guiaba el intelecto y advierto que dicha búsqueda no tiene sentido, por lo menos para mí. Hago una juiciosa evaluación de los resultados obtenidos por mi intelecto al indagar a otros (personas o textos escritos por personas) y sin descalificar ningún punto de vista observo que absolutamente todas las definiciones de arte, amor y vida provenían de la subjetividad de cada persona con la que hablaba.

Mi sentir me invita a indagar en mi subjetividad, comienzo a comprender que es un despropósito tratar de identificarme a cabalidad con la definición que tienen otros acerca del arte, el amor o la vida. Sigo respirando y agradezco al dolor de cabeza, pues me ayudó a comprender que para poner en palabras una experiencia de la manera más honesta, es necesario e indispensable vivir en carne propia dicha experiencia, de lo contrario las palabras que describen los conceptos que deben ser experimentados no son

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más que palabras muertas, que aunque satisfagan el ego del intelecto no hacen sino seguir teorizando en vano.

La respiración me hace consciente de que mientras intentaba descifrar arte, amor y vida desde el intelecto, el arte, el amor y la vida, estuvieron siempre habitando en mí, esperando que yo los experimentara, pero el intelecto quiso pensar, analizar, explicar, conceptualizar, especular, preocupar, calcular, medir, juzgar y presumir, distrayéndome de la experiencia del arte, el amor y la vida. Empiezo a hacer consciencia del arte, el amor y la vida en la subjetividad de mi experiencia y sin invalidar la subjetividad de otros, procedo a legitimar (para mi) mi propia posición frente a dichos conceptos y a darme cuenta que por ser yo quien los experimenta soy quien tiene la verdad sobre estos (para mi), pues no puedo tomar como experiencia propia la experiencia de otros, por lo tanto no puedo pretender que mi verdad sobre estos conceptos sea la verdad para otros, como tampoco que la verdad de otros sea mi verdad, así mi intelecto viciado categorice a los otros como dueños del conocimiento.

De esta manera descubro, que soy yo quien le da sentido al arte, al amor y a la vida, y estos no pueden ser algo que no tenga sentido para mí. Sigo respirando para encontrar en mi sentir las palabras que expresen el sentido que tienen en mí el arte, el amor y la vida. Es difícil no recurrir a lugares comunes, pues aunque ahora privilegio al sentir sobre el intelecto, este último aun lucha por volver a protagonizar invalidando al sentir, por lo que al pensar en la vida, incurro en el lugar común de definirla como un camino (que no está mal pero no es el lugar común que recoge mi punto de vista). Los tres términos son bastante abstractos, los siento como un misterio, como magia.

La vida la siento como un gran misterio, una oportunidad para SENTIR quien soy yo, como un estado infinito que no acaba con la muerte, siento que no se reduce a nacer, crecer, reproducirse y morir. Es un proceso que solo se conoce experimentándolo de igual manera que la muerte, no siento la muerte como oposición de la vida, la siento como una parte más avanzada del proceso, aunque me genera gran curiosidad no veo mucho sentido en profundizar en la muerte, pues perdería tiempo VITAL para SENTIR especulando sobre algo que no conozco. No busco el sentido de esta en dogmas, creencias ajenas, o religiones, siento que me perdería la experiencia de vivir y hallarle mi propio sentido, sin condicionamientos ni patrones de conducta. Veo la vida como una posibilidad de crear, transformar, formar, deformar, a mi antojo, como arcilla para ser modelada con felicidad y sencillez. La vida es una celebración. Un ritual. Es una cocina. Servir. 30

Siento el amor como la magia que hace posible la vida, como el combustible indispensable para seguir vivos. Un estado de consciencia, el mejor estado de consciencia. Es la banda sonora de la vida, el recordatorio de que soy una partícula que hace parte del todo y que tengo necesidad de conectarme con el TODO porque soy parte de él. Siento el amor como una fuerza universal, que como la ley de gravedad nos mantiene atraídos a la tierra, el amor nos mantiene atraídos con el todo. Es la magia que nos permite disfrutar el aquí y el ahora, que nos motiva a crear, transformar, formar, deformar para generar bienestar y armonía conmigo y con el todo. Es cocinar para mi familia. Servir.

El arte es mi posibilidad de hablar sin hablar, de hacer magia en mí y en otros. Es vivir. A veces es vomitar y purgar lo que no sirve, a veces es no hacer nada. Es permitir que la vida pase sin quererla atrapar. Es la posibilidad de tomar caminos erróneos y descubrir que en estos hay belleza, es reconocer la perfección en todo. Es el sazonador de la existencia, es un ritual. Es el camino que toma mi vida para crear, transformar, formar y deformar la realidad a su antojo. Es la sonrisa de mi familia cuándo cocino para ellos. Servir. Es destinar mi potencial creativo en perpetuar la vida.

De nuevo me doy cuenta que para ser más claro con lo que son estos términos para mí, debo intentar describir mi vida, debo hablar de mi arte.

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Tercer Momento:(Música de Andrés Córdoba: Canción La vida es un dulce encanto)

Brevísima descripción de la vida de quien especula

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Respondo al nombre de Alejandro, la mayoría de gente me dice Alejo, he sido merecedor de varios apodos durante mi existencia pero de ninguno conozco el significado pechis, pache, peche, nano, neo, alex, galex, almejo entre otros que no perduraron en el tiempo por su poca acogida. Mido 1.73m y peso 85Kg, desde el momento del parto han celebrado 28 vueltas de la tierra alrededor del sol en mi nombre, y de esas 28 vueltas llevo aproximadamente 10 sin cambiar significativamente mi apariencia física, algunas cosas han aumentado (mi peso) otras disminuido (mi cabello). No puedo pronunciar la letra “R” como lo hace la mayoría de mis paisanos. Soy heterosexual. Creo saber respirar, en condiciones normales lo hago sin problema alguno.

Nací 117 años después del mismo día que nació Gandhi, no profeso religión alguna, no obstante he probado con varias en distintas situaciones, respeto y evito discusiones al respecto. Prefiero creer que Dios existe, prefiero creer que Yo existo. Las nociones de cielo e infierno no están tan lejanas para mí, de hecho puedo jugar a pasear de un lugar al otro. No creo en el zodiaco, pero siento que tengo una labor que corresponde al símbolo que caracteriza al signo libra: la búsqueda de equilibrio. Suelo ser de extremos, santo hasta lo más morrongo ó incorrecto como el mejor demonio. Siempre estoy lidiando con mi interior para encontrar el equilibrio. Recientemente he descubierto que posiblemente tengo personalidad camaleónica, el posible origen de dicha personalidad puede radicar en mi interés por darle la razón a todo el mundo para evitar discutir por trivialidades, no para quedar bien con todos sino para no perder el tiempo discutiendo por cosas que no puedo asegurar, por esto creo que soy toda una contradicción, eso me gusta. Para los desconocidos parezco rabón, para los conocidos soy rabón, lucho constantemente contra esa rabonada, por eso, quienes me conocen saben que uno de mis encantos es ser rabón sin perjudicar a alguien realmente. Tengo amigos, si me dieran a escoger entre todos escojo a mi papá, sin embargo disfruto bastante estando solo. Aún vivo en la casa de mis papás y mi hermana menor, actualmente comparto mi caminar con “L” quien también vive conmigo en la casa de mis papas y mi hermana menor, busco la manera de independizarme con “L”, vivir con tres mujeres a veces es demasiado.

Camino con “L” hace más de 8 años, proyectamos para el futuro vivir en el campo, toda la familia de “L” viene del campo. “L” no se acostumbra a la ciudad, a mí no me gusta la ciudad. Por haber aprobado en la ASAB aún vivo en Bogotá, al ingresar a la Academia estaba a punto de irme a vivir en el campo y le encomendé mi destino al examen de admisión, el resultado fue quedarme, acepte a regañadientes. La primera cosa que supe que tenía en común con “L” fue el gusto musical, el rock fue uno de nuestros primeros lenguajes. Por mi parte siempre me ha gustado la música, desde muy niño he sido un experto disfrutando ejecutar de manera torpe varios instrumentos musicales, la pasión que me invade al

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cantar en la ducha nubla a Janis Joplin cantando Ball and chain en Woodstock, la estética de mi canto en la ducha solo puede ser nublada por Poncho Rentería cantando reguetón.

Me agrada un poco de cada género musical pero tengo preferencias por el rock, la música étnica, la carranga y algo de la música de los andes bolivianos, peruanos y ecuatorianos. No me considero colombiano, no creo en la patria, no me siento traidor al decir que me identifico con alguna canción de rock en ingles de la misma manera como me identifico con una carranga. Aun no tengo el valor suficiente para dejar de hacer uso de mi cedula para beneficiarme de algunas cosas, “derechos” de los que no gozaría si renunciara a la nacionalidad que no escogí. He escuchado varios géneros musicales y con muchos me he quedado durante algún tiempo, he probado con varias religiones y creencias y algunas ideas he conservado, he practicado varios deportes y solo me ha quedado un fuerte gusto por el ciclismo, no como competencia sino por el simple disfrute de montarme en una bicicleta y andar. Los deportes de competencia no son de mi gusto, los deportes de equipo tampoco. He cambiado de creencias, ideologías, géneros musicales, deportes y peinados tantas veces como me es posible recordar. En la opinión de otros mi constante cambio obedece a una fuerte carencia de personalidad, en mi propia opinión todo obedece a la curiosidad y las ganas de conocerme.

Mi vida laboral ha sido también variada. En el colegio vendí dulces, más adelante vendí inciensos, artesanías y galletas hechas por mí, trabajé como ayudante en una fábrica de piñatas, hice empanadas en un negocio de comidas rápidas, fui mensajero, ayudante en un taller de cerámica, vendí chocolates sobre un puente peatonal y en las calles del centro de la ciudad, fui fabricante de lienzos, hacedor de trabajos universitarios y tareas colegiales, fui diagramador free-lance de una editorial, fui a recoger el mierdero que queda después de un concierto de Rikarena, trabajé en logística de eventos haciendo de gruñón que no deja entrar a ciertos lugares, gruñón que cuida los camerinos, y gruñón que no permite que el público se suba en las tarimas. Al profesionalizarme como gruñón fui el candidato perfecto para atender un bar de metal en el centro de Bogotá y posteriormente administrar otro bar del mismo estilo. Actualmente figuro en los bancos como un pequeño empresario exitoso, esto por cubrirle la espalda a mi papá con sus negocios, pues mi papa está muerto financieramente para el sector bancario. Nunca pude obtener un trabajo “formal” y “decente” porque curiosamente mi apariencia nunca encajó en los sitios donde ofrecían este tipo de trabajos, por supuesto para los funcionarios de los bancos aun es difícil creer que yo sea aquél exitoso pequeño empresario.

Vivo en una casa ubicada en un “acomodado” sector del sur de la ciudad, en un barrio de estrato tres. Hasta donde he averiguado, desde mis papas hasta mis más lejanos

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antepasados han sido gente bien camelladora, y como consecuencia de ese camello actualmente pertenezco a la clase media, la clase de la gente que no está conforme con lo que tiene y tiene sed de más y miedo de menos. De las manos de mi mama aprendí a cocinar, labor que me genera uno de los máximos placeres y que ocupa gran parte de mi vida.

No me gusta presumir con lo que se supone que sé, prefiero sentarme con cualquier persona a embrutecerme tomando cerveza para hablar de trivialidades que irme a tomar un café para hablar sobre los discursos de poder de Foucault. Sin dudarlo mucho elijo leer una novela cualquiera en lugar de intentar descifrar el pensamiento rizomático de Deleuze y Guattari en la contemporaneidad. Para quienes no me conocen parezco un ser superficial y ordinario, para quienes me conocen soy un ser superficial y ordinario convertido en leyenda por hacer que lo superficial y ordinario parezca profundo y extraordinario. Si me lo propongo puedo hablar más mierda de la que pueden cagar varios gomelos después de comerse un arroz chino de la octava con dieciocho.

Si haber sido bautizado y haber hecho la primera comunión hace a alguien católico, fui católico, en mi temprana pubertad me interese por la lectura del Bhágavad-guitá, lo que me inclino hacia el camino Krshna, temprana inclinación que resulto en fracaso por mi alimentación omnívora, no obstante quedó en mí la importancia del servicio. Me interese por el satanismo del cual aprendí a creer en mí como mi propio dios. Indagué en el cristianismo y aunque trataron de hacerme sentir culpable por la muerte de Jesús, me di cuenta que el tipo era un bacán y que la mejor manera de aprender de él era saliendo de esa iglesia para poner en práctica el amor, todos parecían resentidos con la existencia y solo veían al tipo crucificado. Empecé a leer sobre gnosis y aprendí que debía seguir buscando dentro de mí, me raye con el radicalismo. Después llegaron Krishnamurti, Osho, Rumi y encontré senderos para encontrar la libertad dentro de mí. Conocí el yajé y empecé a ver que yo podría ser Krishna, Buda, Jesús, Krishnamurti, Osho, Rumi pero que lo primero y más importante era ser Yo.

En mi búsqueda por ser Yo, he encontrado que las únicas cosas que tienen sentido en mi vida, son a las que Yo les he dado el sentido. Así, soy Yo quien le da el sentido a las cosas que me rodean, soy Yo quien le da sentido a la vida. El sentido que le doy a mi vida es amar (no como hippie), amar es servir, servir es vivir. En la cocina de mi casa es donde he encontrado la poesía implícita en el servir.

Cualquiera puede vivir, pero ninguno lo puede hacer como yo vivo.38

Cuarto Momento:(Música de 1280 Almas)

ARTE

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Es el placer de tener tantas cosas bonitas,para después en las fotos parecer un artista.

(Fragmento de la canción Soledad Criminal de 1280 Almas)

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Si no te cabe en la cabeza Flores en las cortinas lo de besar a todos los artistas, (Canción de 1280 Almas)si tienes miedo de tener entrarle a la corte un marchante marica. Si te sientes algo desplazado

del alegre ambiente general, Ven y cágate de seguro estás mal disfrazado en el underground, o quizás no lo soportas más. cágate, en el underground.

Si no entiendes el mejor performance, Entre tanta porquería nadie lo notará del nobel artista conceptual, y quizás hasta te lleguen a premiar de seguro estás mal informado, en la bienal de Venecia. o quizás no lo soportas más.

Ven y cágate Si no te cabe en la cabeza en el underground, lo de pintar floras en las cortinas. cágate, en el underground.Si estudiar en Nueva York

no te hizo mella en la calabacita.

Ven y cágate en el underground, cágate, en el underground.

Si todos hacen lo mismo por qué no lo haces tú, si todos ponen su mierda porqué la tuya no.

Si encuentras que en verdad te aburre un video arte minimal, si soportas en penosa forma los compases del rock industrial.

Si en verdad encuentras que esta cloaca es un gallinero artificial, una burda imitación creada por las ganas de sentirse mal. 42

No soy excéntrico (o eso creo), no visto llamativas prendas retro, no me tiño parcialidades ni la totalidad del cabello, no me esfuerzo por mantener un vistoso mostacho, no uso anteojos si no es necesario y si los necesitara usaría los posiblemente más sutiles, sospecho no pertenecer a ninguna escena underground. No soy fanático del Jazz ni del Drum & Bass, si escucho carranga o los Corraleros de Majagual no es para encontrar lo interesante de la estética popular presente en dichos géneros, los escucho porque cuando estos sonidos traspasan mis oídos mi cuerpo siente una inexplicable necesidad de moverse sin pensar y sin seguir pasos definidos, posteriormente me dan ganas de mojar el gaznate. Mi emisora preferida no es Radiónica ni UN Radio, mis canales de TV favoritos no son Señal Colombia o Film & Arts. No voy a fiestas hechas por y/o para artistas, prefiero las rockolas y tiendas de barrio cuando la economía no me favorece, de lo contrario es fácil encontrarme en algún bar de rock o metal. No se bailar y es una actividad que poco me deleita, bailar de determinada manera, con determinados pasos para determinado género musical no me parece muy divertido, hacer que mi cuerpo evidencie mi deseo de aparearme con una chica bajo la excusa de que me gusta bailar tampoco, me gusta escuchar algo de salsa.

En mi biblioteca no tengo libros de Taschen (a decir verdad no me alcanza para comprar alguno). No cito ni replico teorías que no disfruto leyendo, de autores como Hal Foster, Deleuze, Foucault, Kierkegaard, Adorno, Kant, Marx, W. Benjamin, Francastel y otros tantos más, por los que desperdicie tiempo intentando comprender sus magníficas “teorías” pudiendo invertir este tiempo en leer autores como Cortázar o Borges, autores que no he leído pero de los cuales tengo maravillosas referencias; o simplemente pudiese quedarme viendo “El Precio es Correcto” lo cual me sería más útil ayudándome a estar un poco más actualizado con los precios de los productos que difícilmente compraré.

De vez en cuando asisto a alguna exposición de arte, cuando asisto lo hago más por desparche o coincidencia que por creencia. No soy ferviente seguidor de invitaciones a exposiciones, no soy fanático de las inauguraciones, pero dependiendo de la relación escasez económica-desparche asisto teniendo como objetivo principal el vino o coctel de cortesía.

Generalmente cuando asisto a alguna exposición de arte lo primero que suelo percibir es que son muy pocos los visitantes que encuentro que pertenecen a mi especie, hay unos que parecieran ser de mi especie al estar siempre pendientes de quien sirve las bebidas ofrecidas, pero luego encuentro en sus comentarios intelectualoides que definitivamente no lo son.

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Hace poco estuve en una exposición en la cual el protagonista era Alberto Durero, al ingresar al sitio me encontré con un “colega” y decidimos entrar a ver la exposición juntos. Cuando entramos a la sala me sentí atiborrado con la gran cantidad de grabados dispuestos a ser admirados por el público, al no saber por dónde empezar a ver y entre la multitud de asistentes escogí al azar el punto más desocupado, mi “colega” acompañante me siguió asegurándome que era necesario empezar el recorrido de la exposición desde determinado punto y en cierto sentido, después de su afirmación me limite a señalar el sitio que él sugería como el mejor para empezar, al notar la imposibilidad de ver lo que estaba en dicho sitio me siguió sin más palabras. Para ser sincero vi detenidamente y a conciencia unos cinco grabados, al sexto me sentía cansado y empecé a hacer el recorrido más rápido (mucho más rápido) lo que incomodó a mi “colega” acompañante, al notar su incomodidad y para ser respetuoso me invente una excusa para irme rápido. Días después me encontré de nuevo con mi “colega”, y tras varios minutos escuchando de su boca palabras prestadas (tal vez por profesores, y/o teóricos del arte, y/o otros groupies del arte) sobre lo interesante de la obra de Alberto Durero, mi mente se fue de la conversación y se dirigió a mi casa, mas específicamente a la cocina, mas puntualmente al lavaplatos lleno de platos sin lavar y esta imagen en mi mente me dirigió a otro pensamiento en el cual mi mamá llegaba cansada de trabajar a lavar esa loza y cocinar mientras yo discutía acerca de la importancia de Alberto Durero en la contemporaneidad, luego este pensamiento fue interrumpido de nuevo por la voz de mi “colega” que seguía hablando de lo mismo y que me trataba de convencer que me había perdido de la oportunidad de ver la obra de un “genio”, en este momento decidí ser sincero para cortar el tema y le dije que el día de la exposición me fui realmente porque me mamé, lo cual fue tomado por mi “colega” como una blasfemia (como cuando le digo a muchos rockeros que no me gusta AC/DC porque siento todas las canciones iguales). Desde ese momento siento que mi “colega” y otros groupies del arte que lo acompañan se pavonean frente a mi haciendo alarde de su “superioridad” intelectual, de mi parte creo que no he cambiado con ellos.

Como espectador siento que muy pocas veces (muy pocas realmente) el arte me corresponde, así digan que después de tener contacto con un producto artístico el espectador “siempre” termina afectado en cualquier medida, la afectación que yo recibo no es muy contundente, no sé si yo sea muy exigente como espectador, creo que más bien por el contrario soy nada exigente, suelo tener reflexiones más profundas lavando la loza que viendo en vivo y en directo un cuerpo teniendo relaciones sexuales con otros cuerpos en una habitación de una galería de arte. Si es por buscar creaciones plásticas definitivamente poéticas y carentes de literalidad (pero no por esto carentes de sentido y coherencia con la realidad), me basta con ver las recursivas chazas fabricadas por vendedores ambulantes.

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Como creador de productos artísticos siento que pocas veces mi producción corresponde con lo que llaman arte, si es posible categorizar lo que hago con los términos que desde la hegemonía se aplican peyorativamente para desvirtuar la producción de alguien como yo, lo que hago podría ser llamado artesanía, decoración, bricolaje, manualidad y en ocasiones cuando me permito ser un poco más sincero con mi sentir lo que resulto haciendo termina siendo llamado acción performatica.

En una universidad Argentina seleccionaron hace poco una ponencia escrita por mí para ser expuesta durante un evento en un museo de bellas artes de dicho país. (Confieso que lo que menos me intereso del viaje fue la ponencia). Al llegar al evento empecé a notar que compartiría tarima con gente intelectualmente tal vez (muy seguramente) más preparada que yo, las ponencias que precedieron la mía evidentemente fueron el resultado de un arduo estudio sobre temas específicos del arte latinoamericano. Mi ponencia abriría la segunda fase de ponencias del primer día del evento, y por razones logísticas me pidieron cederle mi turno a otro ponente que venía desde otra ciudad de Argentina y debía irse pronto. Yo accedí a cederle mi turno a este ponente (con el fin de tener un poco más de tiempo para calmar mis nervios), cuando lo presentaron demoraron varios minutos nombrando cada publicación, posgrado, exposición y demás logro nacional e internacional que tenía este sujeto que me servía de telonero. La rimbombante exposición del tipo fue del nivel de Dios intelectual (comprendí el 2% de todo lo que menciono). Al terminar me llamaron y la persona encargada de presentarme duró 2 segundos haciéndolo, mis nervios aumentaron, pues después de la declaración casi divina de mi antecesor recaía en mí una responsabilidad enorme por mantener el interés intelectual del público, al ponerme frente al público pude notar que todos hacían cara de intelectuales aburridos, por lo que me relaje y empecé a hablar de lo único que creo poder tener certeza, de mi vida. Las caras del publico cambiaron inmediatamente y sentí una fuerte acogida, el tono gris de los espectadores empezó a llenarse de sonrisas y al final recibí más preguntas que mi antecesor como también más aplausos. El comentario general fue que de todas las ponencias, la mía había sido un respiro y un momento para dejar de ser artistas para ser humanos. No sé si esto es bueno o malo, pero el haber sido así de sincero me permitió darle un poquito de color a ese evento tan “serio”.

Nadie tiene claro que es el arte y prefiero apelar a los lugares comunes para explorarlo. Uno de esos lugares comunes más frecuentados se refiere al hacer algo de manera extraordinaria, cualquier cosa que se haga muy bien se hace merecedor del título arte. Ej: ¡Ese carnicero es un artista, vea como deja la carne de bonita!; …es que darle brillo a las ollas es todo un arte!. En mi caso particular creo que se hace difícil considerar arte lo que llevo a cabo como “práctica artística” (pintura, instalación, cerámica),

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según esta noción de arte proveniente de un lugar común, pues aunque disfruto pintando, haciendo instalaciones, cerámica etc, a los ojos de los demás (y de los míos) no es algo hecho con majestuosidad. En ese caso puedo considerar que lo que hago de manera extraordinaria y que también disfruto (incluso más que lo que es convencionalmente conocido como arte) es cocinar, creo que cocino de manera magnifica y en este punto volvemos a lo mismo, no cocino recetas majestuosamente extraordinarias, cocino a la manera que mi mama me enseño pero lo hago de maravilla. Lo de lavar la loza es consecuencia de cocinar y si a Bob Ross le parecía divertidísimo limpiar sus pinceles, a mí no me parece divertidísimo lavar la loza, pero es en esta acción donde encuentro un momento para hablar conmigo y es allí donde llega el disfrute.

Otro lugar común frecuentado para definir al arte tiene que ver con la capacidad de hacer cosas bonitas. Ej. ¡Ese peinado te quedo hermoso, es toda una obra de arte!. Tengo una tía que hace arte country, busca pinturas por internet para copiar en óleo y posteriormente comercializar, regalar a la familia o decorar su casa. Para mi familia mi tía es la artista de la familia, creo que para mí también lo es. Si tengo algo claro es que si a mi familia le muestran una pintura realizada por Oscar Murillo (Yo Me Llamo… Basquiat) y un objeto de arte country realizado por mi tía, sin mencionar quien es el autor de cada producto les preguntan cuál es la obra de arte, definitivamente señalan el producto de arte country como obra maestra.

El arte no es medible, cuantificable, ni mucho menos definible, pero sin saber que es en definitiva hay una mano con un Rolex en la muñeca y/o un costoso anillo en alguno de sus dedos que señala que es arte y que no es, curiosamente los criterios de selección suelen ser bien confusos y respaldados en complejas teorías de otros seres humanos. Por esto prefiero seguir cocinando y lavando la loza, si la mano del Rolex algún día me señala para bien o mal, no me pondré bravo (ojala sea para bien) pero seguiré con mi búsqueda, por lo menos no seré una carga haciendo algo que me gusta y sirviendo a los que quiero.A veces siento que el arte es fuertemente cuestionado cuando tiene algún tipo de funcionalidad (cuestión que se evidencia con los productos hechos en cerámica, que a veces son utilitarios). No obstante prefiero que lo que yo considero arte tenga el mismo sentido que tiene la vida, servir. Permitirle a otro que mi creación lo afecte, le genere bienestar y la posibilidad de sentir es servir, es permitirle disfrutar de un producto estético, no sé si para el otro sea una experiencia artística, para mí lo es. Mi forma de hacer arte es vivir. Cualquiera puede hacer arte.46

Quinto Momento (pero no último):(Música de El Tocayo Vargas: Canción El Artista Fracasao)

Acerca de la materialización de todo lo escrito anteriormente

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Mientras estoy en mi casa escribiendo frente al computador, llega mi mamá de trabajar. Percibo que no se ha dado cuenta de mi presencia y decido no hacerme sentir para que se sorprenda al verme. Estoy solo y sé que ella ha llegado sola, por lo cual siento extrañeza al escucharla hablar con alguien, pareciera que habla con un niño o una niña, pues el tono de su voz me recuerda la dulzura con la que me habla cuando me consiente. Pongo mayor atención en lo que escucho, advierto que habla como dando consejos a alguien pero ese alguien no responde, solo escucho la voz de mi mamá; agudizada mi atención las palabras que escucho empiezan a ser más claras, la oigo decir: “Póngase bonita que para eso la cuidamos, no se me vaya a achantar”. Lo que escucho despierta en mí mayor curiosidad, decido dirigirme hacia ella sigilosamente para no interrumpir su conversación, la observo desde una distancia prudente y me percato de que está sola en la sala de mi casa, supongo que tal vez está hablando por teléfono. Sin que note mi presencia la sigo observando escondido detrás de un muro y me doy cuenta que mi suposición es errónea pues no tiene el teléfono en sus manos y sé que no usa manos libres, sigo observando y descubro con sorpresa a quien le habla, ¡le habla a una planta!

Inmediatamente recuerdo a mi abuela, quien suele tener su terraza habitada por una gran cantidad de plantas ornamentales, medicinales, aromáticas, alimenticias y hasta algunas que llama inutilizables pero poderosas. En mi recuerdo aparece mi abuela regando, podando, y desyerbando todas sus plantas, cada acción está acompañada de cantos y palabras bonitas hacia las plantas; yo estoy como espectador de todo el ritual, escucho como le agradece a las plantas que están bonitas y a las aromáticas por el olor que ofrecen a cambio del cuidado, a las plantas medicinales les pide que cumplan su propósito de acuerdo a sus propiedades, pide permiso a la albahaca para recolectar algunas hojas para hacer una infusión que le servirá para mantenerse tranquila durante el día, me causa sorpresa el contraste que luego evidencio cuando se acerca a una planta en notorio estado de marchitación y con vehemencia la amenaza de cortarla si no se repone, enseguida le remueve la tierra, la riega y le silba una corta y dulce melodía que inventa en el momento. Pasa por todas las plantas atendiendo las necesidades de cada una, al finalizar pasa por las plantas inutilizables pero poderosas entre las cuales reconozco una ortiga, una ruda, un borrachero y un

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tabaco, a estas plantas las riega y enseguida les echa parte de la “maleza” retirada de las otras plantas, les pide que conviertan esa “maleza” en “bueneza” y les encarga la protección de todas las otras plantas como también de la casa, quienes la habitan y quienes la visitan.

Después de que mi mamá evocara en mi mente el destello de imágenes del recuerdo en un segundo, nos saludamos con alegría, vuelvo al computador a seguir escribiendo y mientras escribo reflexiono sobre mi quehacer como artista frente al sentir de mi mamá y mi abuela con las plantas. Empiezo a traer a la memoria la innumerable cantidad de intentos que hice por imitar la belleza de la naturaleza por medio de la pintura y la cerámica, que si bien disfruté del esfuerzo por obtener la mimesis, nunca lo logre. De igual modo comparo mi esfuerzo por imitar la belleza de la naturaleza con el esfuerzo de mi mamá y mi abuela por asociarse con la naturaleza para que esta respondiera a dicho esfuerzo con auténtica belleza. En consecuencia, comienzo a comprender la admiración que se tiene por aquellos artistas que logran en lenguajes plásticos transcribir con mucha exactitud fragmentos de la realidad, sin embargo y a pesar de la admiración por el trabajo de aquellos artistas empiezo a notar que en mi sentir realmente no hay mucho interés por seguir esforzándome por lograr la mimesis de la realidad, ni tampoco por hacer productos plásticos en técnicas convencionales que encajen en el campo artístico (pues disfruto hacer cerámica por el simple goce que me produce este oficio, no con la pretensión de decir querer algo por medio de este lenguaje; de igual manera me gusta pintar por pintar). Comienzo a hallar magia en las acciones de mi mama y mi abuela, esa magia empieza a atraerme, sin embargo inicialmente no abandono por completo la idea de expresarme por medio de un lenguaje plástico convencional.

Cansado de escribir, me levanto por un momento y decido ponerme a pintar un rato, mientras pinto balanceo la relación tiempo-dinero invertidos en este oficio, hago un rápido cálculo del óleo que ha alimentado el lienzo de momento, sopeso la cantidad de óleo y su precio frente a mis ingresos y gastos prioritarios de mi casa, hago el mismo balance con el tiempo invertido en este lienzo frente al potencial tiempo que podría dedicar a alivianar de alguna manera las cargas de mi casa, lo que me hace recordar que debo lavar la loza, sin embargo aplazo la lavada

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de los platos mientras adelanto un poco más de la pintura mientras el óleo lo permita, entretanto hago los cálculos anteriores en retrospectiva, antes de que el óleo me dé la señal para detenerme, en mi interior algo me sacude y me detiene al vislumbrar una aproximación del tiempo y dinero invertido en esta exquisita actividad. Inmediatamente me dirijo a lavar la loza.

Con sorpresa encuentro que mi mamá se adelantó a mi intención de lavar la loza, percibo que está cansada y me ofrezco para seguir haciendo este oficio, no me lo permite sino hasta después de una contundente insistencia. Mientras lavo la loza siento que en mi realidad actual es pertinente que sí el arte no me genera ingresos es necesario que tampoco me genere tanto gasto, o que por lo menos sea funcional para las personas a las cuales suscito algún tipo de carga (por dármelas de artista). Sigo lavando la loza y para no auto flagelarme por los cálculos hechos inmediatamente antes decido seguir reflexionando en el trato de mi abuela y mi mama hacia las plantas, atribuyo la belleza que emana de estos seres vegetales al amor que estas mujeres otorgan a los mismos, del mismo modo relaciono la belleza implícita en un hogar con el amor que estas mujeres han entregado en cada acción ejercida para el bienestar de dicho hogar, así, empiezo a tratar de poner en práctica este amor en la acción de lavar la loza.

Lo primero que hago es recordar la manera como mi abuela le hablaba a las plantas. Intento traducir al lavado de loza ese accionar de mi abuela con las plantas. Comienzo a ponerle un propósito a lavar la loza, un propósito que supere la finalidad de tener los utensilios de cocina y mesa limpios y ordenados, curiosamente hago una analogía entre la limpieza de los utensilios y la limpieza de los miembros de mi familia incluyéndome, por lo que represento a cada miembro de mi familia en cada objeto a lavar según el tamaño del objeto, así limpio de aprietos y malestares a mi mamá, mi papá, mi hermana, mi esposa y a mí mismo, y de paso lavo la loza. Me sorprendo, pues casi que de inmediato aparece la primera evidencia de magia: ¡me siento a gusto lavando loza!

He finalizado mi oficio y aprovechando la sensación de bienestar que me ofrece el servir, de inmediato decido cocinar para mi familia, de nuevo procuro poner en práctica algunas de las acciones de mi abuela, esta vez en la acción de cocinar.

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Así le hablo a cada ingrediente pidiéndole que genere bienestar en quien lo consuma. Cada vez voy comprobando que este acto de consciencia se convierte en una materialización del amor y que de manera mágica esto se ve reflejado en el placer que genera en mi familia saborear los alimentos. Empiezo a reforzar la idea de que el arte es un acto de consciencia, pues aunque como artista parto muchas veces del azar, al proyectar una creación mi punto de partida intencionalmente es hacer arte, y esa intencionalidad va dándole forma a la creación hasta un punto en el que los elementos contenidos en el producto artístico ya no pertenecen al azar, por el contrario cada elemento que se pone o se quita se hace con un propósito. Esto me hace reflexionar que si la vida se vive en el aquí y ahora como un acto de consciencia el azar es permitido, pero todo lo que se haga o deje de hacer se hace con un propósito y como en el arte el resultado puede ser o no el esperado pero siempre habrá evidencia de la intencionalidad con que se proyectaron los actos, no se trata de ser calculador pues es muy difícil prever con exactitud la consecuencia de lo que se hace, más bien se trata de buscar el camino por el cual el fruto de las decisiones tomadas conscientemente se aproxime al resultado ideal.

En el vivir de manera consciente encuentro una posibilidad para aplicar algunos elementos del arte a mi vida. Estar atento al eterno presente me permite crear, transformar, deformar, destruir, apropiar, copiar, plagiar, adaptar, componer, reproducir, nombrar y renombrar de acuerdo a las situaciones que se me presenten, así puedo hacer de mi vida una posible experiencia artística.

En el bienestar obtenido haciendo los oficios de mi casa descubro que uno de los propósitos de mi vida es el servicio, servir me permite ser funcional para mí y para mi entorno. Empiezo a leer amor en las acciones de quienes me sirven (voluntariamente) y me han servido, el servicio voluntario como una materialización del amor. El servicio voluntario tiene como recompensa más amor, y esto lo puedo ver materializado en las plantas que están al cuidado de mi abuela y mi mama, como también en la satisfacción de quienes disfrutan de lo que cocino.Si fue difícil tratar de definir con palabras el arte, el amor y la vida; ahora es más difícil tratar de categorizar mi cotidianidad en un lenguaje artístico. El hecho de invitar a mi casa a alguien a que comparta un poco de mi cotidianidad y

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poderle servir sin hacer de esto una puesta en escena, me invita a no denominar como performance a mi intención. No llamo obra a este producto para no pecar con arrogancia por lo cual intención he decidido llamar a la materialización de este texto “una intención plástica”

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Descripción de mi “intención plástica” (no es un libreto):(Música de Los Corraleros de Majagual: Canción La Adivinanza)

Título: Sí, esto lo puede hacer cualquiera.

Técnica: Indefinida

Aprovechando la imposibilidad del lenguaje para definir el arte, me permito darle sentido para mi vida definiéndolo yo mismo. Hago de mi vida una experiencia artística, llevo una vida ordinaria la cual intento sentir extraordinaria en los actos simples de mi cotidianidad. Esta “intención plástica” tiene lugar en mi casa, pues es en mi casa donde la mayor parte de mi cotidianidad habita.

Los seres humanos en colectivo tenemos marcadas diferencias en el estado de sobriedad, en la embriaguez nos hacemos mas orgánicos, mas iguales. Por eso mi “intención plástica” comienza con el ofrecimiento de algunas cervezas (no muchas) como preámbulo, con el fin de lograr igualar el sentir del espectador con mi sentir, permitirme y permitirle al espectador estar en un mismo estado.

Mientras el espectador toma cerveza yo por mi parte me dispongo a hacer lo que normalmente hago en mi casa, cocinar, con la diferencia de que en esta ocasión no será solamente para mi familia sino también para los invitados a participar de mi “intención plástica”. Alrededor de mi actividad en la cocina y con la sensación de inhibición que pueda producir la cerveza espero entrar en dialogo con los espectadores sin planear el tema de conversación. Lo que suceda mientras cocino es impredecible y es parte de mi intención, la vida no es predecible.

Para finalizar invitaré a los espectadores a comer y espero queden satisfechos. Lo que resta es lavar la loza, quien me quiera acompañar y seguir hablando sea bienvenido.

Todo se resume en vivir ese momento ordinario de mi vida.

No sé si sea más coherente con mi intención describir esto solo así:El producto plástico consiste en invitar al espectador a tomar una cerveza mientras yo cocino. Comer, lavar la loza y que sea lo impredecible del momento lo que dirija la experiencia artística.

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