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  • 7/30/2019 Puiggros Franck

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    Material de formacin poltica de laCtedra Che Guevara Colectivo AMAUTA

    DebateRodolfo Puiggrs

    Andr Gunder Frank

    (sobre los modos de produccin enAmrica Latina)

    Incluye:

    - Los modos de produccin en Iberoamrica (Puiggrs)- Con qu modos de produccin convierte la gallina maz en huevos de oro? (G.

    Frank)- Dialogo entre sordos? (Puiggrs)

    - Modesta respuesta (G. Frank)

    - Errando, corrigitur error (Puiggrs)

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    LOS MODOS DE PRODUCCIN EN IBEROAMRICA1

    Por RODOLFO PUIGGRS

    Le escriba Marx al ciudadano Maurice Lachtre, editor de El Capital enfrancs: "En la ciencia no hay calzadas reales, y quien aspire a remontar sus luminosascumbres, tiene que estar dispuesto a escalar la montaa por senderos escabrosos".Pensaba, sin duda, en los hombres de su tiempo que, seducidos por los esquemas del

    positivismo comtiano, crean haber descubierto la llave de la sabidura en fcilesinducciones de los hechos y en una coleccin de frmulas de valor universal. Todoquedaba resuelto para ellos al pasar de lo particular a lo general, y una vez establecidolo general, slo restaba introducir dentro de su contexto las nuevas particularidades quefueran apareciendo. Era el triunfo definitivo, final y completo de la lgica formal. Bajola mirada vigilante del viejo Aristteles, el positivismo sumaba el empirismo alracionalismo y ofreca a sus adeptos un fro instrumento de investigacin que divorciaba

    la ciencia de la vida y haca del cosmos un gigantesco cadver.No imaginaba Marx que su crtica tendra en el futuro que aplicarse a quienes

    invocaran su nombre para realizar la operacin inversa a que l someti al idealismodialctico de Hegel: poner sobre los pies lo que el filsofo alemn coloc sobre lacabeza. Una de las formas ms usuales de esta falsificacin es la que despoja almarxismo de su contenido dialctico y lo convierte en una variedad del positivismolgico. El engao se sutiliza y agrava cuando se cubre con citas recogidas al azar deMarx, Engels o Lenin, o se lo legaliza con la etiqueta de un partido o escuela defiliacin marxista. La autoridad sustituye al conocimiento. El dogma mata a ladialctica. Las tesis del marxismo se osifican en moldes o categoras invariables, dentro

    de los cuales se pretende encerrar, por las buenas o por las malas, a una realidad que noles corresponde o que los rebasa. Por "calzadas reales" se marcha orgullosamente yevitando los "senderos escabrosos" de la dialctica hacia una nueva metafsica, hacia lateora platnica de las ideas anteriores a las cosas y a los hechos.

    Esta enfermedad que en Amrica Latina hunde en el pesimismo a los socilogosy economistas no marxistas, o antimarxistas, contagia a los socilogos y economistasmarxistas. Estos ltimos son, por lo general, exgetas de los textos sagrados. Olvidanque el marxismo es a tal punto crtico que comienza por ser crtico de s mismo. Y quesu poder emancipador y creador reside en que, en contraste con los sistemas idealistas yfijistas del pasado y del presente, no cierra sus puertas ni cuelga un cartel con la

    pitagrica sentencia: "Est todo dicho".

    Los esquemas histricos no carecen de valor como instrumentos deinvestigacin y bases para reunir los caracteres comunes de determinada formacinsocial. Son, por el contrario, imprescindibles en el proceso de generalizacin yabstraccin, pero siempre que se vea en ellos nada ms que la clasificacin abstracta deuna realidad riqusima en matices y se tenga presente el mundo de contradicciones quehierve debajo de ellos.

    1La polmica entre el historiador argentino (por entonces exiliado en Mxico) Rodolfo Puiggrsy el profesor alemn Andr Gunder Frank se public inicialmente en 1965 en el Gallo Ilustrado,

    suplemento cultural semanal del diario mexicano El Da de Mxico.

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    La serie de sucesivos modos de produccin mencionados por el marxismo(comunidad primitiva, esclavitud, feudalismo, capitalismo, socialismo) representa laabstraccin ms concreta de la historia de la humanidad y el progreso de lasinvestigaciones renueva su validez. No es posible, sin embargo, conformarse con ella.El mismo Marx, en la medida que se lo permiti el intenso trabajo de su vida, descubri

    modos intermedios y variedades en los modos generales. Una de ellas la forma omodo de produccin asitico tard varios decenios en ser admitida por loshistoriadores soviticos, segn confesin del acadmico V. V. Struve, lo que prueba los

    prejuicios y perjuicios del esquematismo cuando se es ms fiel a la autoridad que a ladialctica.

    Sin desconocer el gran aporte que trae al conocimiento de los diversos modos deproduccin el trabajo de Marx sobre el modo de produccin asitico, creemosindispensable curarnos del peligro de creer que ya hemos encontrado la "calzada real"que nos conduce a una interpretacin verdica de las sociedades precolombinas y, en

    particular, del Imperio Azteca y del Tahuantinsuyu incaico. "Escalar la montaa por

    senderos escabrosos" es muchsimo ms difcil y nada acadmico, pero slo as se llegaa sus "luminosas cumbres".

    LOS MODOS DE PRODUCCIN EN AMERICA PRECOLOMBINA

    Volveremos a algunos conceptos que hemos expuesto hace un cuarto de siglo(De la Colonia a la Revolucin, AIAPE, Buenos Aires, 1940; 4a edicin, Leviatn,BuenosAires, 1957).

    No exista en nuestra Amrica al irrumpir en ella los ibricos un solo modo deproduccin, sino mltiples modos de produccin a diferentes niveles. El sabio espaol

    Flix de Azara (Descripcin e historia del Paraguay y del Ro de la Plata, Asuncin,Biblioteca Paraguaya, 1896, pgs. 233-234) se asombraba al comprobar que losinvasores europeos hubiesen podido incorporar a la nueva sociedad colonial slo a "lasnaciones Mejicana, Perulera y Guaran (), siendo como son las nicas enormementeextendidas e incomparablemente ms numerosas que las que no han querido dejarsedominar".

    La contradiccin, que Azara no se explicaba, se deba a que cuanto mayor era eldesarrollo de una comunidad indgena (por el cultivo de la tierra, la elaboracin de los.

    productos, la domesticacin de los animales y la tcnica) ms fcil les result a losespaoles incorporar a sus miembros al trabajo servil. La sociedad colonial asimil las

    formas de produccin indgenas acondicionndolas a las relaciones de produccin eintercambio impuestas por los conquistadores. En las comarcas, como en las llanurascolindantes del Ro de la Plata, donde el modo de produccin de los aborgenes era tanatrasado que no poda ser asimilado por los espaoles, stos renunciaron a la"encomienda de indios" y procedieron al exterminio de estos, o a su desplazamientohacia otras regiones. El desarrollo desigual de las sociedades indgenas de nuestrocontinente, al momento de la colonizacin hispnica, determin notables diferenciasentre las regiones durante la Colonia. All donde los espaoles dispusieron de mano deobra apta y abundante germin, creci y se extendi el rgimen de la servidumbre,mientras que en otras partes, desprovistas de indios tiles, hubo variantes tales como elauge de la ganadera en el litoral argentino.

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    Cul era el modo de produccin de las sociedades ms adelantadas? Nosreferiremos a una de ellas: el Tahuantinsuyu o las "cuatro partes del mundo" (Antisayu,Chinchasuyu, Cuntisuyu y Collasuyu), con capital en el Cuzco, el ombligo de laTierra". Abarcaba los territorios de lasactuales repblicas del Per, Bolivia, Ecuador,sur de Colombia, norte de Chile y noroeste de Argentina.

    Cuando Pizarro lo invadi, el Tahuantinsuyu estaba en pleno proceso deexpansin imperial, a la vez que de descomposicin de la comunidad tribal deconsanguneos (el ayllu).

    Narran las antiguas crnicas del Per que los reyes incas empleaban uninteligente procedimiento para captar y asimilar a las tribus salvajes que merodeaban oestaban radicadas ms all de las fronteras del vasto imperio. Primero las vencan por lafuerza de las armas o las reducan por la presin poltica. Luego transportaban a sus

    jefes o curacas con gran pompa y todos los honores, junto con sus hijos e dolos, a lacapital del imperio y sede de los monarcas, el Cuzco. All segn cuenta el padre Blas

    Vrela, se los "acariciaba y regalaba" y se los respetaba "en su antigua dignidad yseoro", pero al mismo tiempo se les someta a un riguroso e intenso sistemaeducacional. Los "amautas" o sabios les inculcaban el culto al Sol y el repudio de losarcaicos dolos tribales, la aceptacin de las instituciones incaicas y la obediencia almonarca. Una vez reeducados en la religin, las costumbres y la subordinacin alrgimen socioeconmico y al sistema de castas del imperio, los curacas y sus hijos erandevueltos, con las mismas pompas y honores, al seno de los suyos, mientras los dolosquedaban en el templo del Sol del Cuzco, como rehenes o smbolos de creencias ymodos de vida que las tribus atrasadas abandonaban al cruzar los umbrales delTahuantinsuyu. Desde ese momento en adelante, los curacas se convertan en propa-gandistas y realizadores de los cambios tendientes a elevar la primitiva organizacin

    tribal a la categora de parte integrante del dominio de los incas. De tanto en tanto, selos invitaba solemnemente a viajar de nuevo al Cuzco, a los "efectos de que losamautas y funcionarios imperiales constataran s seguan fieles o se haban desviadode las ideas infundidas en sus conciencias.

    La simbiosis de tal poltica expansiva se perfeccionaba mediante una institucincaracterstica de ese perodo de transicin: los mitimaes, o sea el traslado de un lugar aotro del imperio de individuos o grupos, a los cuales se los desligaba de sustradicionales vnculos de consanguineidad. "Los reyes incas trasplantaban indios deunas provincias a otras (...) para asegurar sus reinos, de levantamientos y rebeliones"escriba Garcilaso de la Vega (Comentarios Reales de los Incas, Buenos Aires, Emec,

    2 tomos, 1945, II,pgs. 87-88). Era la disolucin de la antigua propiedad comn de latierra de que hasta entonces disponan los ayllus de consanguneos por obra de uno deellos, el de los Incas, que se superpona a los dems y por medios despticos imponauna nueva unidad social.

    El ayllu de los Incas haba sido, en el comienzo, igual a los otros. Markhamobserva que el sustantivo Inca corresponda primero a los jefes de cada ayllu y luego alos miembros de un ayllu especial que domin a los restantes. Con el poder desptico,los Incas procedieron a la distribucin peridica del suelo, con explotacin individual delos lotes (lupus) por cuenta y riesgo de cada individuo (Louis Baudin: L'Empire

    socialiste des Inka. Pars, Institut d'Ethnologie, 1928). Tal distribucin tenda a crearuna clase de propietarios, en la cual se apoyara el inca, y como las mejores tierras se

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    asignaban a los caciques y curacas, el viejo orden social, con grandes remanentes de lacomunidad primitiva, entraba en crisis.

    Garcilaso de la Vega describe las preferencias en el sistema de cultivo de lastierras: primero las del Sol, despus las de las viudas, hurfanos, ancianos, enfermos y

    soldados en guerra (todos ellos representados por una especie de alcaldes denominadosLlactacamayu, que organizaban las tareas), a continuacin cada uno las suyas y porltimo las del Inca (op. cit., I, pgs. 227 a 229). El mismo autor da elementos

    probatorios de la descomposicin de ese sistema. Cita el caso, entre otros, de unLlactacamayu que antepona el cultivo de las tierras de los caciques a las de las viudas.Era el antagonismo entre la antigua sociedad comunitaria del ayllu y la nueva sociedadclasista naciente que se manifestaba en los avances de los caciques y curacas sobre la

    propiedad colectiva.

    El Tahuantinsuyu marchaba a principios del siglo XVI hacia una sociedad conbases en la propiedad privada de la tierra y en la divisin territorial (Estado y clases).

    Esta evolucin dirigida por el despotismo de los Incas ("No hay que ensear al pueblolo que slo debe ser sabido por grandes personajes", sentenciaba el Inca Roca) seexplica por los progresos en la domesticacin de la llama y la alpaca; en elaprovechamiento de la vicua y el guanaco salvajes (animales del gnero auchenia quedaban lana en abundancia); en el cultivo del maz, la papa, el haba, la quina, el algodn,etctera; en el riesgo artificial; en el laboreo de metales (desconocan el hierro, perocombinaban estao con cobre para fabricar armas y herramientas); en el trazado decaminos; en la construccin de viviendas de adobes y piedras; y, en fin, en el desarrollotcnico-econmico que permita a los Incas modificar la estructura interna del imperio eincorporar a l las tribus salvajes de las comarcas circunvecinas.

    Escapa al anlisis cientfico establecer como sntesis si el modo de produccindel Tahuantinsuyu se inmovilizara al igual que el asitico durante siglos, o si suscambios internos culminaran en un orden social superior. La invasin hispnicainterrumpi un proceso progresista, que las contradicciones implcitas del sistemahacan muy dinmico, pero cre condiciones nuevas y una nueva perspectiva histrica,y a ellas debemos atenemos como puntos de partida de nuestras sociedades.

    A PROPOSITO DEL FEUDALISMO

    Prosigue la polmica entablada varias dcadas atrs en torno del modo deproduccin gestado por la colonizacin hispnica de Amrica. Fue feudal, fue

    capitalista, o qu fue? El historiador chileno Volodia Teitelbolm responde que fuecapitalista (El Amanecer del capitalismo y la conquista de Amrica, Buenos Aires;Editorial Futuro, 1963); otros investigadores lo acompaan al negar el carcter feudal deaquella colonizacin.

    El sentido comn, antes que la ciencia, se resiste a admitir que los espaolesvinieran a nuestro continente como burgueses a organizar sociedades capitalistas.Adems de no configurar una burguesa colonizadora no operaron sobre tierras vrgenesy despobladas como los colonizadores anglosajones de Amrica del Norte. El modo de

    produccin que se organiz en nuestra Amrica en el siglo XVI deriv de la simbiosisdel orden social de los conquistadores con el orden social de las comunidades

    precolombinas.

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    Qu orden social, o qu modo de produccin, transplantaron los espaoles de lapennsula al Nuevo Mundo? Se atrevern a afirmar quienes rechazan el origen feudalde nuestras sociedades que Espaa trajo a Amrica el capitalismo? El historiadoritaliano Ettore Di Robbio lo llama "neofeudalismo". Aun as la expresin es confusa,

    pues da la idea de un feudalismo renovado, cuando en verdad se trataba de un

    feudalismo en decadencia, de un feudalismo al que la conquista colonizadora deAmrica rehabilit para desatar la reaccin que aniquil el amanecer de! capitalismo enEspaa.

    El problema no se presta a simplificaciones. Y la ms corriente de ellas es la queconfunde el descubrimiento con la conquista colonizadora en Amrica.

    Quines descubrieron Amrica o, con mayor exactitud, quines tendieron elprimer puente entre Amrica y la civilizacin occidental? No fueron los seores deCastilla, no fue el feudalismo. Es conocida su oposicin a la empresa colombiana. El

    proyecto se gener en las ciudades del noroeste del Mediterrneo, all donde germinaron

    los primeros brotes del capitalismo que luego, por no haberse realizado la revolucinagraria burguesa, la reaccin feudal aisl y sec. La burguesa comercial de las ciudadesmanufactureras de Espaa e Italia descubri Amrica.

    Pero esa burguesa comercial era impotente por su propia naturaleza de clase ypor sus escasos recursos para la magna tarea de ocupar y colonizar un gran continente.La conquista colonizadora de nuestra Amrica tena que ser militar y religiosa, y estarapoyada por la mayor potencia de fines del siglo XV, el reino de Castilla. Coln y susfinancistas no tardaron en ser desplazados por quienes antes combatieron sus proyectosde viaje rumbo a Occidente.

    Amrica salv de la muerte al feudalismo en Espaa. Existe una estrecharelacin entre la derrota de exterminio infligida por la flor de la nobleza castellana ala burguesa espaola en los campos de Villalar el 23 de abril de 1521 y lacontempornea corriente expansiva del feudalismo de la pennsula al Nuevo Mundo.

    Amrica abri a los seores una perspectiva que no tenan. Espaa derram enlos territorios transatlnticos los elementos de su rgimen feudal en descomposicin. El

    poder de la monarqua, titubeante entre los seores feudales y los burgueses, se inclindecididamente del lado de los primeros. Despus de Villalar, ahog el descontento desus sbditos ofrecindoles tierras, riquezas y millares de seres humanos para someter alas durezas y crueldades de la servidumbre. Al Nuevo Mundo, emigr una parte de la

    nobleza espaola a ocupar altos cargos burocrticos y recoger los tesoros almacenadosen opulentos imperios. Cruz el ocano una muchedumbre de hidalgos empobrecidos,de campesinos desalojados de sus tierras, de soldados de los ejrcitos feudales disueltosal crearse el ejrcito real y el servicio militar obligatorio, y de artesanos y comerciantescuya existencia era difcil o imposible en la pennsula. Y los que hubieran sidorevolucionarios en Espaa se hicieron encomenderos en Amrica, pues la monarqua

    puso a los revolucionarios ante la disyuntiva de Amrica o la horca. El comuneroHernn Corts se convirti en el conquistador Hernn Corts.

    Como los inmigrantes espaoles del siglo XVI encontraron en Amrica uncontinente habitado y no un continente desierto, esto es la oposicin de sociedades

    preexistentes, se produjo la simbiosis de modos de produccin de distinto nivel. Sianalizamos el modo o los modos de produccin que surgieron con la colonizacin a la

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    luz de las Leyes de Indias o de las cdulas reales, nos veremos obligados a convenir quelos indios vivieron a partir de la llegada de los espaoles en un paraso capitalista:

    jornada de 8 horas, pago semanal en dinero contante y sonante, servicio mdico, segurode enfermedades y accidentes, mercaderas a precios irrisorios, etctera. (Ver CameloVias Mey: El derecho obrero en la colonizacin espaola, Revista de Humanidades,

    tomo VIII). Y si solamente prestamos atencin a las exportaciones de metales preciososy de productos tropicales y nos desinteresamos del modo de produccin en s, no nosquedar ms remedio que admitir en nuestra Amrica un amanecer del capitalismo queno explica los siguientes siglos de estancamiento y atraso.

    Semejantes aberraciones acadmicas no tienen ms que unvalor anecdtico. Loimportante es fijar definitivamente si los modos de produccin de la poca de la Coloniareunan de manera general, y no como excepcin, las siguientes caractersticas:

    1 - La acumulacin y la reinversin del capital;

    2 - La produccin mercantil desarrollada, no la simple produccin deexcedentes de una economa de subsistencia;

    3 - La existencia de capitalistas y obreros;

    4 - La renta de la tierra y la movilidad mercantil de la propiedad agraria;

    5 - La amplia circulacin de mercaderas en mercados internos;

    6 - La manufactura independiente de la economa agraria; y

    7 - Ideologas, instituciones y Estados que en alguna medida representaron auna burguesa naciente.

    Puesto que no descubrimos tales caractersticas dominantes, nos preguntamos enqu argumentos se apoyan quienes declaran a nuestras naciones capitalistas desde lacuna.

    El error ms cultivado es el de confundir economa mercantil con capitalismo.Como la produccin y la circulacin de mercancas son las premisas del modo de pro-duccin capitalista, no hay capitalismo sin economa mercantil, pero el modo de

    produccin capitalista comienza al llegar la economa mercantil a determinada etapa dedesarrollo, al universalizarse la produccin de mercaderas y la mercadera misma, alextremo de ser mercadera tambin la fuerza de trabajo. Desde los tiempos ms remotosexiste la economa mercantil en convivencia con los distintos modos de produccin: lahubo durante la esclavitud y durante el feudalismo. Por eso Marx denomina a los dosrasgos peculiares de la economa mercantil precapitalista (el capital comercial y suhermano gemelo, el capital usuario) "formas antediluvianas del capital".

    Pueden encontrarse casos aislados de economa de subsistencia absoluta operfecta en familias o grupos completamente autnomos, a imagen de Robinson Crusoeen la isla de Juan Fernndez. Sin embargo, los modos de produccin clasistas nunca hanestado integrados por ncleos de autoabastecimiento con total independencia entre s. Elcomercio, como forma exterior al modo de produccin vigente, los ha vinculado enmayor o menor medida.

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    El comercio, y aun determinado tipo de inversiones en minas, obrajes yempresas colonizadoras, no cambiaron el peculiar modo de produccin de la Colonia, nitransformaron a los millones de hijos de la tierra en asalariados de una inexistenteindustria, ni reformaron el rgimen agrario, ni promovieron ponderables acumulacionesinternas de capital. S queremos descubrir capitalismo o grmenes de capitalismo

    debemos orientarnos por otros rumbos, sin apresurarnos a hacer falsas identificaciones.Es necesario buscar en el modo de produccin mismo y no fuera de l la existencia deformas ms o menos desarrolladas de capital. Un ejemplo excepcional es el de laestancia argentina. Naci en funcin de la venta al mercado en primer lugar almercado exterior de los productos de la ganadera y a tal grado desprovista deeconoma de subsistencia que todos los artculos de consumo (en estancias de laactualidad hasta la carne) se compraban en el mercado. Al ir desapareciendo la tierralibre con la organizacin de las estancias, el gaucho se aquerenci para convertirse en

    pen asalariado. Las tiendas de raya de otros lugares de nuestro continente y de lamisma Argentina (en el norte) eran incompatibles con el rgimen de la estancia.Primero las pulperas y luego los almacenes de ramos generales completan el cuadro del

    capitalismo agropecuario del litoral argentino. Otro ejemplo es la esclavitud enel modode produccin del Brasil colonial.

    No cometamos la tontera de juzgar los modos de produccin de todo nuestrocontinente por un caso particular, ni tampoco el anacronismo de actualizar, como si nohubiesen experimentado en cuatro siglos cambios internos, los modos de produccingenerados por la simbiosis de la colonizacin ibrica. Decimos que los modos de

    produccin de las sociedades creadas en nuestra Amrica en el siglo XVI eran, engeneral, formas singulares del feudalismo. No decimos que hasta hoy esos modos de

    produccin permanecen petrificados. Pero es indispensable no equivocarse en laapreciacin del punto de partida para explicar el raquitismo capitalista de la actualidad y

    las posibilidades que existen de pasar a un orden social superior.

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    CON QU MODOS DE PRODUCCIN CONVIERTE LA GALLINA MAZ ENHUEVOS DE ORO?

    Por ANDRE G. FRANK

    I. - A PROPOSITO DEL FEUDALISMO

    El enfoque preciso para solucionar la problemtica Latinoamericana tiene quepartir del sistema mundial que la crea y salir de la auto-impuesta ilusin ptica y mentaldel marco iberoamericano o nacional.

    As lo haremos para enfocar la advertencia y el desafo que nos lanz RodolfoPuiggrs de no equivocarse en la apreciacin del punto de partida para explicar elraquitismo capitalista de la actualidad y las posibilidades que existen de pasar a unorden social superior, palabras con las que termina su escrito a A propsito del

    feudalismo en su examen de Los modos de produccin en Iberoamrica.Responderemos tambin a Robert Bastra quien, en su examen de Sociedades

    precapitalistas, nos hace el honor de colocarnos en la "izquierda", para despusexcluirnos de sta, citndonos y ligando, nuestro nombre con otro entre los que no"parece haber aqu una comprensin dialcticamente dual" de la realidad y donde se"esconden las envejecidas tesis" burguesas.

    Puiggrs vuelve a plantear la cuestin "del modo de produccin gestado por lacolonizacin hispnica de Amrica. Fue feudal, fue capitalista oqu fue?". "El sentidocomn, antes que la ciencia nos dice se resiste a admitir que los espaoles vinierana nuestro continente como burgueses a organizar sociedades capitalistas". Nos parece,

    mejor dicho, que el senado comn se resiste a admitir que vinieron como seoresfeudales para organizar sociedades feudales, que tuvieran intereses y medioseconmicos para financiar en Espaa una empresa sumamente costosa en beneficio defeudos vale decir economas cerradas en ultramar. Adems, no slo el senadocomn sino el propio seor Puiggrs se resiste a admitir tal especulacin, ya que l nosdice: "la burguesa comercial de las ciudades manufactureras de Espaa e Italiadescubri Amrica No fueron los seores de Castilla, no fue el feudalismo. Esconocida su oposicin a la empresa colombiana".

    Pasando al argumento de Puiggrs, ste mantiene que "lo importantees fijar silos modos de produccin de la poca de la Colonia reunan de manera general y no

    como excepcin

    las siguientes caractersticas (enumeradas, a las cuales volveremos)...Puesto que no descubrimos tales caractersticas dominantes, nos preguntamos en quargumentos se apoyan quienes declaran a nuestras naciones capitalistas desde la cuna".En respuesta a Puiggrs, nosotros que declaramos Iberoamrica capitalista no slodesde la cuna sino desde su concepcin, contestamos que nos apoyamos no tanto enargumentos como en hechos, cosa que nohace Puiggrs. Cuando nos presentamos en elcampo de batalla con las armas de las siete caractersticas escogidas como importantes

    por el mismo Puiggrs y que no son las que hubiramos escogido nosotrosencontramos que nuestro honorable y feroz adversario no aparece, puesto que apenasnos deja dicho que l no descubri sus caractersticas favoritas, y ni siquiera nos dice

    por qu, dnde las busc, y menos lo que encontr a su vez. As, nos encontramos

    obligados a presentar armas solos: la primera caracterstica, cuya existencia Puiggrsconsidera importante fijar definitivamente, pero cuya presencia no logra ver "la

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    acumulacin y la inversin de capital". Mirando un poco ms all de los puntos delestrecho marco latinoamericano, comprobamos cmo todos los hechos muestran queesta caracterstica si la hubo, y en gran escala: la acumulacin de capital iberoamericanoy su inversin en Europa. "Segundo. La produccin mercantil desarrollada, nola simple

    produccin de excedentes de una economa, de subsistencia": esta fue precisamente la

    caracterstica que ms caracteriz la expansin mundial del sistema mercantil de lapoca colonial. "Tercero. La existencia de capitalistas y obreros": la hubo en amboslados del Atlntico, especialmente capitalistas europeos usando capital iberoamericano.Y as en adelante, con las cuatro caractersticas restantes, como lo podr verificar ellector por cuenta propia. Por otra parte, nosotros preferimos dejar el campo de batallaescogido pero no presenciado por nuestro adversario, y siempre armados con hechos, iren busca de l donde aparece.

    ANCDOTAS Y HECHOS

    Prestar atencin "a las exportaciones de metales preciosos y de productos

    tropicales", para Puiggrs son "aberraciones acadmicas que no tienen ms que un valoranecdtico". No fue as para los espaoles y otros europeos. Por hablaranecdticamente, no dejaron de decir la verdad. De hecho, el descubridor Coln, cuandoopin que "lo mejor del mundo es el oro sirve hasta para enviar almas al paraso": elconquistador Corts, cuando a su llegada a estas tierras inform a un indgena que"nosotros, los espaoles, padecemos de una enfermedad del corazn para el cual existeun nico remedio especfico: el oro"; los hermanos franciscanos y el obispo Mota yEscobar cuando observaron que "donde no hay plata no entra el Evangelio" y "donde nohay indios no hay plata". Sin embargo, aunque acompaamos a los cronistas colonialesque calificaron la minera como "nervio y sustancia" de la economa iberoamericana, noinsistiremos ms aqu,y seguimos a otro campo que abre Puiggrs.

    Puiggrs mantiene que "el comercio y aun determinado tipo de inversiones enminas, obrajes y empresas colonizadoras no... reformaron el rgimen agrario, ni

    promovieron ponderables acumulaciones internas de capital". Todo el peso delargumento recae en las palabras claves, "reformaron" e "internas". Innegablemente,hubo grandes acumulaciones de capital iberoamericano, acumulaciones internas a lasempresas e internas dentro del sistema global de Europa. Como lo reconocieron loscomerciantes y estadistas mercantilistas de la poca, y todos los economistas desdeSmithhasta Marx, y como lo reconocen hoy quienes no han perdido todo contacto conla realidad histrica y actual, fue justamente esta y otra acumulacin primitiva y

    posterior de capital extrado de minas, plantaciones, haciendas y comercio

    iberoamericano y de ultramar lo que permiti el desarrollo capitalista metropolitano yconden a los iberoamericanos y otros seres de la Tierra, al raquitismo capitalista delllamado subdesarrollo.

    Puiggrs tambin pregunta si estos acontecimientos mercantiles y capitalistas"reformaron el rgimen agrario" en Iberoamrica. La respuesta es, NO; lo formaron. El

    propio Puiggrs, como conocedor de su pas, nos cuenta "del capitalismo agropecuariodel litoral argentino... (que) naci en funcin de la venta al mercado, en primer lugar almercado exterior". Nos advierte Puiggrs que "no cometamos la tontera de juzgar losmodos de produccin de todo nuestro continente por un caso particular". Evitaremoshacerlo, y sealaremos que el caso argentino, lejos de ser particular o excepcional fue, ysigue siendo, la regla. La agricultura azucarera del Brasil, como antes de las islasmediterrneas y atlnticas y despus de las islas del Caribe como Barbados, St.

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    Dominique (Hait y Santo Domingo), Cuba y. otros, tambin naci "en funcin de laventa al mercado. En primer lugar al mercado exterior". Sergio Seplveda hace notar en

    El trigo chileno en el mercado mundialque "el carcter de la economa chilena colonial(era) esencialmente de exportacin y no de mera subsistencia como alguna vez se haafirmado. Esta impronta es genrica a la economa colonial de diversos pases".

    Mario Cngora, lo confirma enEl origen de los 'inquilinos' de Chile central: "enel siglo XVIII acontece un viraje capital, el comercio del trigo con el Per, que traeconsigo una organizacinms intensa de la hacienda y unavaloracin de la tierra desdeel Aconcagua hasta Colchagua, regiones exportadoras. La tenencia se constituye enarrendamiento, cobrando cierta importancia el pago de canon..., marca su sello en lamayor dependencia de los arrendatarios y en la agravacin de sus deberes... La granhacienda va descargando su necesidad de servicio sobre los arrendatarios... cae endesuso el trmino 'arrendatario', que sirve tambin para designar hombres de nivelmedio o alto, y se especializa el nombre de "inquilino'. En suma, pues, las tenenciasrurales, desde el prstamo al inquilinaje (peonaje), nada tienen que ver con la

    encomienda ni con instituciones de la Conquista. Proceden del segundo momento de lahistoria colonial, en que se estratifican, hacia arriba, los terratenientes, hacia abajo, losespaoles pobres y los diversos tipos de mestizajes y castas... La estratificacin semarca crecientemente en los siglos XVIII y XIX, y en la misma proporcin se agravanlos deberes de los inquilinos... el inquilino se ir convirtiendo (en el siglo XVIII) en untrabajador ms y ms dependiente... segn una tendencia a la proletarizacin delinquilino que avanza en el XIX".

    II. -EL MERCADO DIO VIDA A LA HACIENDA MEJICANA

    As lo particular del argumento de Puiggrs se va convirtiendo mediante un

    examen de los hechos, en la regla. Ser Mxico (o el Per) una excepcin a esta regla?As nos deja pensar Puiggrs. La respuesta, nos da el ms destacado observador, en surenombrado Ensayo poltico sobre el remo de la Nueva Espaa: "Los viajes sobre ellomo de los Andes o en la parte montaosa de Mxico, ofrecen los ejemplos msevidentes de la benfica influencia de las minas sobre la agricultura. Sin losestablecimientos formados para el beneficio de las minas, cuntos sitios habran

    permanecido desiertos; cuntos terrenos sin abrir al cultivo en las cuatro intendencias deGuanajuato, Zacatecas. San Lus Potos y Durango...! La fundacin de una ciudad sigueinmediatamente despus al descubrimiento de una mina considerable. .. Se establecenhaciendas en las inmediaciones de las minas; la caresta de vveres y el precioconsiderable a que la concurrencia de los compradores sostiene todos los productos de

    la agricultura, indemnizan al cultivador de las privaciones a que le expone la vidapenosa de las montaas. De este modo, slo por el aliciente de la ganancia..., una mi-na... en poco tiempo se une a las tierras ya de antiguo labradas" y forma el latifundio.

    As en Mxico, igual que en la Argentina de Puiggrs o Chile de Gngora; comolo dice este ltimo "las tendencias rurales (de la hacienda) nada tienen que ver con laencomienda ni con instituciones de la Conquista. Proceden del segundo momento de lahistoria colonial". De hecho, los conocidos historiadores mexicanos, Silvio Zavala yJos Miranda, hace mucho descartaron la vieja y errnea tesis de que la fuente de lahacienda fue la encomienda o siquiera el encomendero.

    La hacienda se form y creci, como lo dice Humboldt, "por el aliciente de laganancia". "Hacienda", en el castellano de Cervantes, quera decir "capital", y todava

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    hoy conserva lo esencial de este sentido en los Ministerios de Hacienda. Solamentecuando se empieza a invertir capital en predios rurales y negocios agrcolas, adquiere la

    palabra "hacienda" el sentido de "latifundio". En la Nueva Espaa, esta colocacin decapital empez, como lo seala Humboldt, y como lo confirma Franois Chevalier en suya clsicoLa formacin de los grandes latifundios en Mxico, cuando en el siglo XVI

    se abrieron minas y construyeron ciudades que demandaban trigo, ganado, azcar, leay otros productos. Como lo muestra la investigacinde Chevalier "la explotacin de lasminas de plata se hallaba estrechamente ligada con el nacimiento y el desarrollo de lasgrandes haciendas rurales del norte". La produccin minera alcanz su apogeo en ladcada 1591-1600, declin lentamente hasta 1630 y rpidamente hacia 1660, antes derecuperarse y alcanzar en la ltima dcada del XVII el nivel que tena un siglo antes."En esta poca de decadencia minera dice Chevalier fue sin duda cuando lahacienda se repleg sobre s misma". Fue la poca que el norteamericano WoodrowBorah llama el "siglo de depresin". No obstante estos juicios, los hechos descubiertos

    por ambos historiadores muestran que sta fue tambin la poca en que creci y seconsolid la hacienda latifundista mexicana por ser el objeto de una cada vez ms

    creciente inversin de capital procedente de comerciantes y mineros: "muchoscomerciantes llegaron a ser propietarios de tierras, pues stas representaban para ellosuna inversin segura" dice Chevalier y se pregunta a la vez "en qu medidasalieron capitales de minas, como las de Pachuca y de Taxco, para la explotacin ruralen la zona del Centro". La inversin comercial en la tierra y la formacin de grandeslatifundios "feudales" en Mxico no fue solamente segura en esta poca, sinosumamente rentable; y el traslado d capital de minas "capitalistas" a haciendas"feudales", pero bautizados con el sinnimo de "capital", cualquiera que fuera sucuanta, fue lo ms lgico. Una razn la seala Chevalier cuando nota que "el finesencial de muchos personajes era monopolizar todas las fuentes de ingresos, minas ytierras, que otros podan utilizar para seguir independientes opara transformarse enrivales". Pero atrs de este mismo proceso de monopolizacin y de inversin enhaciendas "feudales", pensamos, haba otra causa ms fundamental: fue un buennegocio. Mientras que la rentabilidad de la minera baj absoluta y relativamente

    porque subieron sus costos de produccin e impuestos y con la inflacin se desvalorizsu producto, la plata la rentabilidad de la agricultura subi absoluta y con respecto ala minera relativamente. La causa fue un crecimiento de la poblacin y de la demandaurbana pese al acelerado descenso de la poblacin yproduccin indgenas quetrajeron consigo una inquietante escasez de vveres y una alarmante inflacin en sus

    precios, que todas las tentativas gubernamentales precios topes, control de mercadosy comerciantes, almacenaje y otras medidas antiespeculativas tipo CONASUPO

    fueron incapaces de contrarrestar. As, la hacienda "feudal" en Mxico, ylos modos deproduccin y relaciones de trabajo que en ella se desarrollaron, igual que el latifundiotriguero chileno, el latifundio azucarero, cacaotero, etctera, del Brasil, las Antillas,Venezuela, etctera, y el "caso particular" del latifundio ganadero argentino, crecieron yse consolidaron cuando hubo buen negocio agrcola, debido a un aumento de precios ydemanda, descenso de negocio competidor, mejoramiento vial o tcnico, o unacombinacin de stos siempre quehaya mano de obra bastante disponible y barata

    para que el negocio sea negocio, y permita la acumulacin de capital aunque sea porcomerciantes acaparadores e "interno" en ultramar. Pensamos que la investigacinhistrica mostrar que los mal llamados latifundios feudales que en ciertas pocas ylugaresse encuentran en un grado relativo deaislamiento y con una supuesta economa

    de autosubsistencia no fueron formados como tal, sino que son el resultado de unanterior desarrollo comercial que decay ydej zonas como las del nordeste brasileo,

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    el Per y el centro mexicano.

    Si fue as desde la Conquista que estableci el "feudalismo" agrarioiberoamericano hasta la segunda mitad del siglo pasado, a pesar de los primeros intentosliberales, habr desaparecido este padrn en el curso de la ltima centuria? Por lo que

    hace a su tiempo, nos contesta el director general de Agricultura, conocido "cientfico"porfirista, Lauro Viadas: "La agricultura es, ante todo, y sobre todo, un negocio, y entodo negocio, la cuanta y la seguridad de las utilidades que ofrece, son las quedeterminan el carcter de los empresarios".

    "Si las grandes propiedades rurales subsisten, es porque son la lgicaconsecuencia del estado de evolucin en que la agricultura se encuentra en nuestro pas,y tendrn, por lo mismo, que subsistir, a despecho de los propsitos ms firmes y mejorintencionados, en tanto que no se logre remover los obstculos que detienen nuestro

    progreso agrario. La agricultura grande se impone y excluye a la pequea de familias,apoderndose de las tierras, atrada, y dir fuertemente atrada, por ventajas econmicas

    que dimanan de las dos causas siguientes: 1) Por el alto precio que alcanzan los ar-tculos de primera necesidad... La caresta de estos productos origina primeramente unbeneficio elevado para los cultivadores y subsecuentemente, un fuerte valor para, losterrenos cultivables, que los pone nicamente al alcance de los empresarios capitalistas.2) La baratura de la mano de obra, que reduce relativa, si no absolutamente, el costo de

    produccin y determina, por lo mismo, el efecto anteriormente indicado de elevar elbeneficio agrcola...".

    Este informe sobre la agricultura y economa "feudal" porfiriana en la cual losnorteamericanos se haban apoderado de una sptima parte del territorio nacional, parano hablar de minas, industrias y comercio, fue presentado en 1911 al gobierno de

    Madero, para que l y generaciones futuras de mexicanos sepan "remover los obstculosque detienen nuestro progreso agrario" que "tendrn, por lo mismo, que subsistir, adespecho de los propsitos ms firmes y mejor intencionados" en tanto no sea hecho.Dejamos a la meditacin y al juicio del lector cundo la revolucin "antifeudal yantiimperialista" mexicana y la "reforma agraria burguesa" a que dio luz fueron ms allde propsitos firmes e intenciones buenas para remover los sealados, verdaderos y yamuy antiguos obstculos. Quin se atreve a llamar el "neolatifundismo" norteo,"nyln" y otro, un "neofeudalismo"?

    III. - CAPITALISMO SUBDESARROLLADO Y SUBDESARROLLOCAPITALISTA

    Cmo explicarnos, pues, el raquitismo capitalista y el subdesarrollo actual deAmrica Latina? No como la sobrevivencia feudal que sigue esperando su superacin

    por el desarrollo capitalista sino como el producto histrico y aun continuado del mismodesarrollo capitalista de un sistema mundial nico que como nos cita Roger Bartra,"es una sociedad dialcticamente dual con partes diferentes pero no separadas: unaexplotada por la otra", tal que el desarrollo capitalista incontrastablemente paraservirnos de la del "cientfico" porfiriano engendra tambin el desarrollo delsubdesarrollo. Vemos un sistema mercantilista y despus capitalista que incorpor elmundo entero y cuya estructura "colonialista" y desarrollo desigual form, no reformcomo lo quiere Puiggrs, los modos de produccin y de vida en Iberoamrica y otras

    partes, antes no, y hoy s subdesarrolladas del mundo actual.

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    La estructura colonialista d este sistema siempre fue, es y ser fundamental ysumamente monopolista. El monopolio, a su ver, conduce al desarrollo delmonopolizador, y al subdesarrollo del monopolizado, mientras que despilfarraintilmente gran parte de los recursos productivos o su ex-cedente econmico que"tericamente" podra servir para el mayor desarrollo de ambos.

    La esencia de esta monopolstica estructura metrpoli-satlite no cambi con laindependencia y todava sigue en pie hoy, ya que en los nuevos Estadoslatinoamericanos los criollos apenas sustituyeron a los peninsulares en la estructura,siendo a su vez rpidamente satelizados por Inglaterra, dependencia que posteriormentefue reemplazada por los Estados Unidos. Los "cientficos" se convirtieron en represen-tantes y socios menores del imperialismo norteamericano durante el porfiriatomexicano, y otro tanto hicieron en otros pases iberoamericanos. No queremos decir conesto que el sistema permaneci esttico a lo largo de cuatro siglos. Por el contrario; eldesarrollo histrico de este sistema mundial gener el desarrollo de la metrpolimonopolizante y el subdesarrollo de los satlites monopolizados. El desarrollo de las

    metrpolis nacionales iberoamericanas no pudo y no puede ser, evidentemente eldesarrollo capitalista "clsico" de la metrpoli mundial, dado que esta ltima no essatlite de nadie mientras las metrpolis nacionales de los pases hoy subdesarrolladoss lo son. Esta calidad de satlite dentro del sistema y desarrollo capitalista mundial, porsupuesto, impone lmites al desarrollo de las economas y burguesas nacionales deLatinoamrica y condena sus metrpolis a un desarrollo subdesarrollado, y sus satlitesinternos a un subdesarrollo total.

    Enfrentando este hecho, muchos de los que quieren apoyarse en Marx paraexplicar el raquitismo capitalista, y para ensearnos el camino hada un orden superior,quieren con-vencernos que el raquitismo se debe al feudalismo y el camino es, latvia del

    capitalismo. Los que ya no pueden si-quiera convencerse a s mismos con esta historiafeudal, ahora vienen exhumando la vieja tipologa marxista del modo de produccinasitico. Pero como veremos enseguida, la renovada idea asitica igual que la viejahistoria feudal, slo sirve para oscurecer el hecho capitalista y sus inevitablesimplicaciones polticas.

    IV. - COLONIALISMO, CLASES Y UN ORDEN SUPERIOR

    Pasemos, pues, al segundo problema que nos deja Puiggrs y que, aunque habladel pasado, constituye la verdadera preocupacin de Roger Bartra y Ettore di Robbio ensus ensayos sobre modos de produccin precapitalistas, a saber: "las posibilidades que

    existen de pasar a un orden social superior" en el futuro iberoamericano. Bartracorrectamente nos atribuye el arriba empleado enfoque "colonialista" y nos cita alrespecto. Pero, a diferencia de algunos, nuestro empleo de este enfoque no es tanto paradestacar el colonialismo interno o externo, sino ms bien para estudiar, a travs de suestructura colonial monopolizadora, la naturaleza y el desarrollo del subdesarrollo enAmrica Latina., Por este mismo motivo, tambin tratamos de proceder dialcticamente.

    Nuestro enfoque metrpoli-satlite o "colonialista" no es simplemente "dual", a menosque tambin lo sean los de Marx y Bartra por el solo hecho d hablar de dos clases. Nomenos que un adecuado enfoque y la verdadera estructura de clases, el enfoque y laestructura colonial es dialctica por referirse a la relacin entre las partes que los definey determina.

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    No tratamos por esto, como lo mantiene Bartra, sustituir la estructura y elestudio de clases por los coloniales. Estamos concientes que seguir el ejemplo de PabloGonzlez Casanova quien mantiene que "(el colonialismo interno) tiene una funcinexplicativa mucho ms amplia que las clases sociales", puede solamente conducir adisfrazadas tesis burguesas que en su fondo defienden y acaban con preservar la

    estructura actual, tal como le sucede al mencionado autor en sus conclusiones sobre "Lademocracia en Mxico" y a Rodolfo Stavenhagen en la sptima de las "tesisequivocadas sobre Amrica Latina" donde niega la posibilidad de una alianza obrero-campesina. Estas conclusiones son enteramente inaceptables para nosotros por carecerde la exactitud cientfica que el enfoque "colonialista" les pretende dar. As, tampoco

    podemos aceptar que Bartra ligue nuestro nombre, trabajo y citas del mismo, con estosprocedimientos y conclusiones, ya que en ocasin de una mesa redonda sobre el libro deGonzlez Casanova sealamos en nuestra intervencin (prximamente ser publicadaen la revista Historia y Sociedad): "la estructura del colonialismo interno y delexterno o sistema imperialista tambin no sustituye a la estructura de clases sino lacomplementa. Pues la tesis del colonialismo interno y externo del sistema capitalista no

    puede como Pablo Gonzlez Casanova trata de hacemos pensar ser una alternativaa la teora de clases. Por el contrario, el examen de la misma y nica estructurametrpoli-satlite, tanto internacional como nacional, pone de relieve la estructura declase en la cual la burguesa se forma, se desarrolla plenamente o no, segn sucondicin de ser dominante o satelizada, se mantiene econmicamente a base de suexplotacin del pueblo tanto urbano como rural, y por lo tanto necesariamente semantiene y se esfuerza polticamente para preservar esta misma estructura explotativa ygeneradora del subdesarrollo".

    SE HAN TOMADO, MISERABLEMENTE, LAS PALABRAS POR LAS COSAS.

    Aceptamos provisionalmente la en s dudosa tesis del modo de produccinasitico precolombino y su conservacin, durante los primeros momentos de laConquista, por los espaoles que sustituyeron su poder desptico al inca y azteca. Perosurge la cuestin de cunto tiempo dur el modo de produccin asitico en Mxico yPer? La respuesta la encontraremos siguiendo la pauta de las contradicciones y, sobretodo, la segunda, que esta apologa nos presenta. Cunto tiempo dur este conjuntodesptico-comunal dentro del marco mexicano o peruano? Ningn tiempo. Loscomuneros fueron inmediatamente integrados en un sistema cuyo dspota y cuyo lugarde apropiacin no se encontr ni en Tenochtitln o Mxico ni en Cuzco o Lima, sino enEspaa. No fue la Nueva Espaa el conjunto desptico-comunal de posible produccinasitica, ni lo fue Espaa, o siquiera el imperio espaol, sino lo fue todo el sistemamercantilista que pocos aos despus de la Conquista incluy al Lejano Oriente donde

    parte de la plata americana lleg a almacenarse, y ms importantemente, incluy aItalia, Holanda e Inglaterra donde el excedente producido por los comuneros y trado

    por los espaoles lleg a ser invertido sin beneficio para los productores cuyos recursosnaturales, humanos y creados como obras de riego fueron rpida y eficazmentedestruidos. Por cierto, los aztecas e incas tambin haban sido invadidos ydespticamente sujetados a otros pueblos como tambin lo haban hecho muchosinvasores del subcontinente hind, pero se haban cuidado de matar la gallina de loshuevos de oro. All una diferencia importantsima con la cual el modo de produccinasitico fue rpidamente convertido en el moda de produccin capitalista.

    La rpida sustitucin del viejo modo de produccin por el nuevo sistema emergetodava con mayor claridad, si seguimos una pregunta acerca de quin apropi el exce-

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    dente econmico. Si bien es cierto, como alguna vez se ha sugerido, que la apropiacinestatal azteca estaba en vas de desarrollarse hacia la apropiacin privada, dentro de lasinstituciones estatales, este proceso fue acelerado de un golpe con la llegada de losseores espaoles. Aunque el Rey y su "estado" espaol apropi parte del excedente pormedi del quinto real, etctera, no cabe la menor duda que a partir de la Conquista la

    apropiacin dominante fue la expropiacin por particulares. Fueron ellos quienes reci-bieron los beneficios, inclusive una parte de la participacin real, que se llevaron losbanqueros genoveses, holandeses y alemanes que estaban financiando al rey espaol yemperador alemn. As queda solamente para responder si la nueva apropiacin privadafue feudal. Pensamos que no.

    El lector nos disculpar si concluimos con las observaciones de un mexicano queindudablemente conoci su pas muchsimo mejor que nosotros podramos aspirar ahacerlo: "Veamos ahora cmo la reparticin de la propiedad, ha dividido a la poblacinen las diversas clases que constituyen el Estado, las relaciones que ha establecido entreellas y los resultados de esas relaciones. Y este estudio, indispensable siempre que se

    quiera conocer la constitucin de un pas, es tanto ms exigente, en nuestro caso, cuantohemos cometido los ms graves errores por no reconocer que nuestra sociedad tenia unafisonoma propia, y que en nada se pareca a las sociedades europeas, con las quesiempre nos estamos comparando, tan slo porque hemos tomado prestados los nombresde su organizacin social, sin tener en manera alguna sus partes constitutivas... Cuandose nos ha dicho muy seriamente que tenamos una aristocracia, cuando se nos haexhortado a contemporizarla y se nos ha hablado de nobleza europea y del clero feudal,no se ha sabido lo que se ha dicho; se han tomado miserablemente las palabras por lascosas, y un error de idioma ha trado el de la poltica; ms a la simple comparacin deaquellas clases con las nuestras, el encanto desaparece...". Para Mariano Otero elencanto haba desaparecido ya el primero de junio de 1842 cuando escribi estas lneas

    en suEnsayo sobre el verdadero estado de la cuestin social y poltica que se agita enla Repblica mexicana, y el error de la poltica lo super cuando aadi a la vez, que:"necesitamos, pues un cambio general, y ste debe comenzar por las relacionesmateriales de la sociedad".

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    DIALOGO ENTRE SORDOS?

    Por RODOLFO PUIGGRS

    El Dr. Andr G. Frank se siente destinatario de mi artculo deEl Gallo Ilustradodel 17 de octubre. Me acredita amablemente como su "honorable y feroz adversario",titulo halagador aunque sin fundamento, pues no recuerdo haberlo citado una sola vezenLos modos de produccin en Iberoamrica. Tal vez haya credo verse entrelineas. Esuna "ilusin ptica y mental". Tuve presente, en verdad, a los sabios y modestosinvestigadores de los orgenes de las sociedades de nuestro continente y me preocup desubrayar lo que me parece una grave limitacin que malogra a muchos de ellos laconcepcin y el mtodo positivistas en el estudio de los fenmenos sociales. Mecomplace, sin embargo, que el doctor Frank haya corregido la omisin de su nombre yasuma de hecho la defensa de los cultivadores de la "hechologa". Debo aclarar, antetodo, que "la advertencia y el desafo", no llegan al extremo de consentir el dilogo

    entre sordos o el empleo del sistema Ollendorf (pregunta: Quin descubri Amrica?respuesta: Mi mam se llama Juana), a que me invit el doctor Frank. En su refutacinno dedica ni una lnea a los modos de produccin, salvo en el gracioso ttulo: ("Conqu modo de produccin convierte la gallina maz en huevos de oro?"), y lo hace entono burlesco, muy de acuerdo con su negativa a analizar los regmenes sociales en suinterioridad y con su tendencia a irse por las ramas de las relaciones puramente externasa ellos y entre ellos.

    Inicia su polmica: el doctor Frank con una apora a lo Zenn de Elea, la aporade los puntos, las lneas y los segmentos que nos ensearon en la escuela primaria. Se

    propone demostrar, como el filsofo griego, la razn del absurdo: Aquiles, el de los pes

    ligeros, no alcanzar jams a la tortuga, si sta le lleva una mnima ventaja. Noencuentro mejor respuesta que la de Digenes: el movimiento se muestra andando.

    No es la nica coincidencia de nuestro contendiente con el discpulo delmetafsico Parmnides. Tambin cree que todo parte del ente o ser inmvil, al quellama "sistema mundial". Escribe: "la problemtica latinoamericana tiene que partir delsistema mundial que la crea y salir de la auto-impuesta ilusin ptica y mental delmarco iberoamericana o nacional". No poda haber definido con mayor exactitud elabismo que nos separa: el doctor Frank parte del "sistema mundial" y nosotros partimosde los modos de produccin que se crearon en Iberoamrica con la colonizacinhispano-portuguesa. Su punto de vista es el de la mentalidad colonial mentalidad

    metafsica que ve en la sociedades latinoamericanas meros reflejos de Europa, de losEstados Unidos o de los pases socialistas, cuyo destino est unido desde el origen acausas externas decisivas.

    El capitalismo vendra a ser as el motor externo aristotlico que cre nuestrassociedades, pero, si no estamos errados, se motor no haba empezado a funcionar en elsiglo de la conquista colonizadora de nuestra Amrica. La primera revolucin de la

    burguesa, la inglesa, tuvo lugar a mediados del siglo XVII, y en Espaa coincidiendocon las empresas de Corts y Pizarro, la reaccin feudal (qu eran los grandes deCastilla y el imperio de Carlos V?) destrua los primeros brotes de capitalismo en la

    pennsula. Me violenta decirle al profesor Frank que ha empleado un procedimiento

    desleal en la polmica, quizs inspirado en aquella sentencia de Voltaire: "Dadme elPadre Nuestro a pedazos y os demostrar que cada pedazo es una hereja". Para adaptar

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    mi pensamiento al suyo, reproduce el siguiente prrafo de mi artculo: "La burguesacomercial d las ciudades manufactureras de Espaa e Italia descubri Amrica (...) Nofueron los seores de Castilla, no fue el feudalismo. Es conocida su oposicin a laempresa colombina". Y se dej en el tintero, o entre las teclas de la mquina, estacontinuacin: "Pero esa burguesa comercial era impotente por su propia naturaleza de

    clase y por sus escasos recursos para la magna tarea de ocupar y colonizar un grancontinente. La conquista colonizadora de Nuestra Amrica tena que ser militar yreligiosa, y estar apoyada por la mayor potencia de fines del siglo XV, el reino deCastilla. Coln y sus financistas no tardaron en ser desplazados por quienes antescombatieron su proyecto de viaje rumbo a Occidente".

    La contradiccin entre el descubrimiento de Amrica por la burguesa comercialmediterrnea y la conquista colonizadora de Amrica por el decadente feudalismoibrico es el quid de mi tesis. Al doctor Frank no le merece ninguna importancia.Coloca el "sistema mundial" (cul era el "sistema mundial" del siglo XVI?) comocausa nica generadora de nuestras sociedades y pasa por alto la simbiosis del rgimen

    importado y las sociedades preexistentes.

    Como contempla a nuestras sociedades desde el exterior afirma que "laagricultura azucarera del Brasil" era capitalista (igual que la de "las islas del Caribe,como Barbados, St. Dominique, Cuba y otros"), porque "naci en funcin de la venta almercado", y se olvida de lo que suceda adentro, es decir del modo de produccinesclavista. Toda Iberoamrica es para l desde el comienzo capitalista, sin quemodificaran el sello original ni el reparto y la servidumbre de los indios, ni la esclavitudde los negros, ni los modos de produccin, ni las costumbres, ni la ideologa, ni lasrelaciones de clase, ni el tipo de Estado, ni nada de las estructuras internas.

    Pedimos disculpas al doctor Frank por repetir que confunde economa mercantilcon capitalismo. Los ibricos no vinieron al Nuevo Mundo con las alforjas repletas demaravedes; importaron animales domsticos, vegetales e instrumentos de produccin,como los griegos varios siglos antes de Cristo a las colonias que fundaron en AsiaMenor. No establecieron entre el colonizador y el indgena una relacin objetiva de tipocapitalista, sino vnculos particulares de servidumbre. Y si se llevaron montaas demetales preciosos y saquearon de lo lindo a los aztecas y a los incas, no ms juiciososfueron los romanos cuando extendieron suimperio por tres continentes.

    De ser cierto que capitalismo equivale a intercambio de productos, Marx sehabra equivocado al fijar "la llamada acumulacin capitalista" en tiempos bastante

    modernos y el primer capitalista sera Esau por haber vendido su herencia a Jacob porun plato de lentejas.

    Nos dice el doctor Frank que el capital se acumulaba en Iberoamrica y seinverta en Europa. Estamos totalmente de acuerdo. Tambin aceptamos que tal fue lacaracterstica de la "expansin mundial del sistema mercantil de la poca colonial". Perolo que se discute es el modo de produccin de Iberoamrica y no el "sistema mundial"que se aprovechaba del atraso de ese modo de produccin.

    Nos dice el doctor Frank que hubo capitalistas y obreros "en ambos lados delAtlntico, especialmente capitalistas europeos usando capital iberoamericano". Es

    posible que con una poderosa lupa y dedicndonos a la cacera de pulgas en los lomosde dos monstruosos elefantes descubramos capitalistas y obreros en la Pennsula Ibrica

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    y en nuestro continente en la poca del nacimiento de nuestras sociedades. No hubomuchos, por cierto, pues el ilustre emperador de Espaa y las Indias y su devotosucesor, se dedicaron, con mstico afn, a cazar no pulgas, sino burgueses en toda la

    pennsula, y los inversores capitalistas hispnicos en las islas y tierra firme, desdeMxico al Ro de la Plata, brillaban por su ausencia.

    No ha definido el doctor Frank ni siquiera en el ttulo inquisidor de su artculo,los modos de produccin de Iberoamrica. Se limit a dar un cuadro de la economamercantil, como si esa economa mercantil fuese ya una economa capitalista con toda la

    barba.

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    MODESTA RESPUESTA

    Por ANDRE G. FRANK

    En un debate sobre el socialismo entre el marxista norteamericano PaulSweezy y Milton Friedman, quien fue el principal asesor econmico del senadorGoldwater en su campaa presidencial, Sweezy comenz: "Considerando la experienciay renombrada brillantez de mi adversario en debates, ruego al pblico juzgar la verdad,no por la forma de la argumentacin, en la cual me aventaja, sino por el contenido delargumento". La experiencia, evidentemente, me obliga a suplicar lo mismo al lector.

    Mi poca experiencia periodstica y debativa ya me oblig a eliminar entre otras,las siguientes frases de las galeras de mi ltima intervencin en estas pginas: "Noscuidaremos de caer en el error ms cultivado que segn Puiggrs es el confundireconoma mercantil con capitalismo. Sin embargo, tampoco descuidaremos, como lo

    hace el seor Puiggrs, los efectos que tuvo y sigue teniendo el comercio tantointernacional como nacional en dar lugar y en determinar los modos de produccin en laahora raqutica y subdesarrollada Iberoamrica, y en la ahora capitalista y desarrolladametrpoli".

    As proced. Aunque segn las palabras del seor Puiggrs yo apenas habapartido de los modos de produccin, y en, su dilogo "sordo" afirma que no les dediquni una lnea, yo me empe en todo el escrito en estudiar y mostrar cmo los modos de

    produccin fueron formados y determinados. Aunque el seor Puiggrs no lo not,vimos cmo y por qu los modos de produccin en la "interioridad" de las haciendasfueron formados y transformados segn las necesidades y vicisitudes del mercado y sus

    integrantes, principalmente terratenientes y comerciantes. El "cmo", lo mostr elhistoriador Mario Gngora, cuando seal que la demanda para los productos de latierra chilena convirti sus productores libres en peones "feudales". El "por qu", loexplic con nitidez y alarmante previsin el porfiriano Lauro Viadas cuandocorrectamente atribuy al estado de la agricultura de su y otras pocas, el alto precio dela tierra o de sus productos, y el bajo precio de la mano de obra. Fue apenas la falta deespacio que me impidi sealar tambin por qu y cmo los campesinos en el Morelosde Zapata arrendaron o vendieron sus propias tierras para des-pues trabajarlas como

    peones "feudales" de arrendatario, en cada poca de auge azucarero de los siglos XVIIIy XIX, y nuevamente de nuestros das.

    El hecho que el mercado resulta ser geogrficamente ms amplio que lahacienda y su modo de produccin no implica que ste es "interno" y aqul "externo",salvo en el sentido ms mecnico o metafsico. La realidad dialctica de la historia y dela actualidad es que los modos y. an ms las formas de produccin en el interior de lahacienda y el desarrollo y las fluctuaciones en la interioridad del mercado sonntimamente, vinculados entre s. Por lo tanto, cualquier intento de entender uno aisladodel otro, est condenado al fracaso. Esta suerte seguramente le escapar el seor Puig-grs, cuyo intento es a (o de?) partir de la cuestin fundamental. Como lo sugierentanto el estudio de los modos de produccin como la solucin del problema de los nueve

    puntos, sta cuestin reside justamente en conocer para poder cambiar la dinmicadeterminante de la entidad social relevante.

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    Puesto que al seor Puiggrs aparentemente no le interesan los hechossealados, y dado que no soy bendito por la sofisticacin ni el sofisma griego, recurrira la ayuda de un compatriota mo cuya autoridad el seor Puiggrs parece reconocercuando dicta la Teora econmica y social marxismo en la Universidad NacionalAutnoma de Mxico. El seor Puiggrs pregunta, "cul era el 'sistema mundial' del

    siglo XVI que gener nuestras sociedades?". En el Tomo I deEl Capital, el investigadoralemn contesta: "la historia moderna del capital (ismo) empieza con la creacin en elsiglo XVI de un comercio mundial y un mercado mundial". El seor Puiggrs seinteresa en que "suceda adentro (de las colonias como las del Brasil y del Caribe), esdecir, (donde priv) el modo de produccin esclavista". En el Tomo II de la Historiacritica de la plusvala, del mismo terico cuya teora ensea el seor Puiggrs, leemos:"En la segunda clase de colonias las plantaciones, que son desde el momento mismode crearse, especulaciones comerciales, centros de produccin para el mercado mundial

    existe un rgimen de produccin capitalista, aunque slo de un modo formal, puestoque la esclavitud de los negros excluye el libre trabajo asalariado, que es la base sobre laque descansa la produccin capitalista. Son, sin embargo, capitalistas los que manejan el

    negocio de la trata de negros. El sistema de produccin introducido por ellos noproviene de la esclavitud, sino que se inserta en ella. En este caso, el... capitalista y elterrateniente son una sola persona".

    En lo que se refiere a la servidumbre, que preocupa, pero no est explicado porel seor Puiggrs, el colaborador de su maestro, Engels, hizo notar en Die Markque a

    partir del siglo XV los seores convirtieron en siervos a los campesinos libres deEuropa occidental, y que "la era capitalista en el campo es iniciada por un perodo deagricultura de gran escala, basada en el trabajo de siervos-", y que en Europa oriental,donde tambin haba ya surgido un campesinado relativamente libre, el segundoavasallamiento de los campesinos se debi a, y creci en proporcin con el desarrollo de

    un mercado de exportacin para productos agrcolas.Por otro lado, tomando las formas por el modo y sistema de produccin, y

    asociando el pago en especie con feudalismo, pero el pago en dinero con capitalismo,como lo parece hacer el seor Puiggrs, l nos dira que las minas con deudas de rayaeran y son feudales, pero que el capitalismo surgi en Iberoamrica (para volver adesaparecer) cuando en 1532 se conmut el tributo o impuesto indgena, porque "ahora

    parece que en algunos pueblos de la Nueva Espaa, quieren ms el maz y mantas paracontratar, y dan de mejor ganas el oro, porque en sus tratos ganan para el tributo y parasu mantenimiento", o cuando en 1784 el Visitador Glvez se quej del "abuso que se ibaintroduciendo de suministrar a los jornaleros de las haciendas las racionesacostumbradas en dinero... y no era justo que... se defraudara a un miserable operariomucha parte de la remuneracin de su trabajo, satisfacindole con los reales (de plata)acaso la mitad o poco ms de lo que importara la compensacin en semillas, para lucraren stas la codicia vendindolas al precio que les da la escasez", o cuanto y donde ennuestros das ms inflacin hay en Iberoamrica, tanto ms los hacendados paguen a sus

    peones en dinero desvalorizado, pero "capitalista", en vez de en la valorizada especie"feudal".

    En su introduccin a la edicin inglesa de Formas de Marx cuya publicacinparcial en El Gallo Ilustrado abri todo este debate, Eric Hobsbawm recuerda: "ladistincin entre modos de produccin que son caracterizados por ciertas relaciones, ylas 'formas' de tales relaciones que pueden existir en una variedad de pocas yambientes socio-econmicos, ya est implcito en el pensamiento marxista anterior".

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    As no es de extraarse que algunos marxistas o modestos investigadores sobre elsubdesarrollo como el que escribe estas lneas no necesitan proveerse de lupas parareconocer estos hechos cuando se presentan en Iberoamrica, an si otros tericos delmarxismo no quieren ver estos hechos, o acaso tener que ver con su superacin.

  • 7/30/2019 Puiggros Franck

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    ERRANDO, CORRIGITUR ERROR

    Por RODOLFO PUIGGRS

    Podramos poner punto final a la polmica con el doctor Andr G. Frank,compatriota y admirador de Carlos Marx, si su alusin a mis responsabilidades docentesno me obligara a puntualizar algunos matices confusos del tema en discusin.

    1. Al doctor Frank "le parece" que asocio "el pago en especie con feudalismo" y"el pago en dinero con capitalismo". Si hubiera ledo mi libro Gnesis y desarrollo del

    feudalismo (Trillas, Mxico, 1965) que tuve el placer de obsequiarle no imputaraen mi debe tamaa ingenuidad antidialctica. Distingo en el feudalismo europeo dosetapas: la agrcola y la mercantil. En la segunda se desarrollan las relaciones de dinero yde mercado que tienden a orientar hacia la venta la economa de los feudos, sin destruirsus caractersticos modos de produccin. Aunque el pago en especie es tpico del

    feudalismo puede darse el pago en especie en el capitalismo y el pago en dinero en elfeudalismo. Marx lo seala enEl Capital(Fondo de Cultura Econmica 1959, III,pg.729-730), cuando dice que "la renta en especie procedente de la economa natural de laEdad Media se acomoda por entero a las condiciones del rgimen capitalista de

    produccin" y "se ha transplantado a los tiempos modernos".2. El carcter feudal o capitalista del modo de produccin no proviene de la

    forma de pago (en especie o en dinero), ni tampoco de sus conexiones con el mercado.Lo definen las relaciones de clase. En el Brasil, en el sur de los Estados Unidos y en lasAntillas el modo de produccin era esclavista, aunque los dueos de las tierras y de losesclavos por compra, herencia o despojo fueran capitalistas en busca de gananciascon la venta de los productos del trabajo esclavizado. En la mayor parte de Iberoamricadominaba durante la Colonia el modo de produccin feudal bajo el rgimen servilespecfico de los indios encomendados, tanto en las unidades socioeconmicas desubsistencia como en los casos que esas unidades colocaran excedentes en el mercado, yen las plantaciones si nos atenemos a la cita de Marx que el doctor Frank ha tenido laamabilidad de proveernos en abono de nuestra tesis el rgimen de produccin capita-lista slo exista "de un modo formal", pues se "insertaba" en la esclavitud, esto es en elmodo de produccin esclavista.

    3. Marx dice, en efecto, que "la biografa moderna del capital comienza en elsiglo XVI, con el comercio y el mercado mundiales" (ob. cit. I. p. 103) , pero Marx no

    dice ni podra decirlo sin transgredir la verdad histrica, que la colonizacin ibricagener modos de produccin capitalista en nuestros pases. En Asia y frica laexpansin del comercio y la formacin del mercado mundial del capitalismoencontraron modos de produccin preexistentes que no eran capitalistas, y sera absurdosuponer que bast la presencia de un mercader europeo en China, la India o el Congo

    para que sus modos de produccin se metamorfosearan automticamente en iguales alos de Gran Bretaa. En Iberoamrica los modos de produccin no fueron creados porel comercio y el mercado mundiales, sino por la conquista coloniza-dora de Espaa. Eldoctor Frank olvida dos verdades elementales: que en "la biografa moderna delcapital", a partir del siglo XVI, Espaa no figura como protagonista y que el capitalismose "insert" en Iberoamrica en modos de produccin que l no haba generado. Los

    conflictos entre la inmovilizada Espaa y la Gran Bretaa de la primera revolucinburguesa y de la primera revolucin industrial que abarcaron casi todo el siglo XVIII,

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    obedecieron precisamente a que el Imperio Espaol (la metrpoli y sobre todo, suscolonias) era un obstculo a la expansin del comercio y del mercado mundiales,expansin que estaba a cargo de los ingleses y no de los espaoles.

    4. Claro est que el modo de produccin y el mercado estn "ntimamente

    relacionados entre s", como explica muy bien el doctor Frank. No cabe la menor dudade su interaccin. Sin embargo nos permitimos hacer dos observaciones:

    a) que es equivocado presentar a la totalidad de Iberoamrica colonial como unainmensa factora productora de mercancas para el mercado mundial, puesto que lamayor parte de ella viva en una economa de subsistencia sin s-quiera mercadonacional (o virreinal o intendencial) y con raquticos mercados locales, y

    b) que el mercado no crea siempre el modo de produccin, pues el modo deproduccin es generalmente anterior al mercado y en el caso de generarse un modo deproduccin por inversiones capitalistas externas, aquel ser el que asegure a stas el

    mximo de ganadas. Las inversiones de capital en Iberoamrica de los tiempos de laColonia no reprodujeron el modo de produccin que divida a la sociedad eracapitalistas y obreros asalariados; vinieron a obtener superganancias del trabajo de losindios y de los negros en plantaciones, factoras y minas. El doctor Frank confunde elmodo de produccin (esclavista, feudal) con el sistema mundial (capitalista) que loaprovechaba para extraer de su atraso beneficios mayores que de la explotacin deltrabajo asalariado. De la misma manera que un lord ingls, descendiente directo del reyArturo y respetuoso de centenarias tradiciones, es un terrateniente capitalista y no unseor feudal si en sus dominios tiene obreros asalariados y arrendatarios que le paganrigurosa- mente sus rentas, un seor capitalista que compraba esclavos y los hacatrabajar como esclavos o un encomendero que reciba indios para "salvar sus almas" en

    dos generaciones (que se prolongaban in aeterno), no modificaban por el hecho deinvertir capital el modo de produccin esclavista o feudal.

    Porque segn tengo entendido estamos discutiendo el modo de produccin enIberoamrica colonial y no la "biografa moderna del capital" que no comenz enEspaa, ni en Portugal, ni en sus colonias, aunque stas hayan sido, con las limitacionesa que las condenaba el encierro mercantilista metropolitano, factores externos de laacumulacin primitiva del capital.

    Sera descorts no expresar al doctor Frank mi agradecimiento por su referenciaa "la experiencia y renombrada brillantez" del adversario. No lo hago en nombre del

    "principal asesor del senador Goldwater", personaje con el cual no me unen lazosafectivos ni intelectuales, sino para destacar que la opacidad no es prueba de buenosargumentos.