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BLANCA

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R E S E Ñ A S

Colores de desván

Autor: Antonio Román Díez García

Edita: Departamento de Publicaciones de la Diputación Provincial. Badajoz, 2006.

Pocas veces logro leer un libro de poesíade un tirón. Me fatiga. Pierdo la atención quenecesito para captar su esencia, para no que-darme en la epidermis. Y si el libro duplica losversos que suelen ser habitualmente el conjun-to total del poemario (unos 800), pues enton-ces me resulta casi imposible el ejercicio de lalectura completa sin dejar el volumen aplaza-do. Sin embargo, Colores de desván, de Anto-nio Román Díez García, ha roto con todos lossupuestos. Lo he leído, y releído otra vez, se-guidamente. Y he vuelto de nuevo días después,tiempo después, sobre sus páginas, de hermosopapel reciclado, salpicado de motas de múlti-ples colores, que le dan un aire de tesoro ocul-to, de papel de estraza con que envolvían losembutidos, los tocinos, en la carnicería de miniñez. Una niñez tan semejante a la que sale delos versos sencillos, cadenciosos, llenos de rit-mo sosegado y sostenido, de este poeta inmen-so que es Antonio Román.

Con tantas lecturas sobre sí, con tantasreinterpretaciones de los clásicos, que noensombrecen su creación sino que la apunta-lan, el primero y brevísimo poema nos pone enel destino de la vida: Como el mar nuestravida, es el inicio, yendo a desembocar en Comoel mar/ nuestra muerte, que nos recuerda al

Jorge Manrique de las Coplas por la muertede su padre. Pero más que amargura, Coloresde desván es un canto de nostalgia, de recuer-dos sentidos, de dicha amortiguada por el pasodel tiempo, de evocaciones íntimas, universa-les a la vez.

Tengo que decir que, siendo muy propiasu poética, identificable, me recuerda de conti-nuo a uno de mis poetas preferidos –de la Ge-neración de los años 50-: el manchego EladioCabañero. Me parece tropezar con él, reabsor-bido, a cada paso: Madre nos levantaba/ cos-quilleando el sueño y la tibieza/ de nuestracarne, dice Antonio-Román. Y Eladio escribía:Bien recuerdo las cosas:/ si íbamos a comer,estaba madre/ atareada y fuerte entre noso-tros. Y otra vez Antonio-Román: Era bueno,en ayunas,/ untarse con saliva las verrugas,/orinar/ sobre los propios sabañones, que metrae aquellos de Eladio: El cielo aquel pinta-do con tizas de colores;/ el sol que se empo-zaba tantos jueves/ para los largos tempora-les. Son distintos, sin duda, muy distintos, perosubyace esa intensa humanidad herida en la in-genuidad que se perdió. Y ese verso de oro liso,sencillo, sin adornos, desnudo en su riqueza…

Podríamos ver algún ejemplo más. Así, amitad de libro, tenemos el bellísimo poema Por

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temporadas, donde Antonio-Román escribe, enun alarde antropológico, notarial de los oficiosy costumbres de su niñez: Era este el tiempopor el que venían/ artesanos de alfar deSalvatierra,/ ajeros de Aceuchal, terrablan-queros/ de Alconera, pañuelos y manteros deZamora, siguiendo multitud de oficios que ha-cían bullir (cambiando hierro y cobre/ por al-garrobas) a los muchachos de entonces. O enel poema Venta del carbón: Venían carbone-ros de Calera/ lentos, enjuntos, con el polvonegro/ hasta el las sílabas, que además deevocarnos al sentimiento de Juan RamónJiménez también me trae a Eladio Cabañero,que escribía Aquellas calles largas con carrosy viñeros;/ el pregonero del Ayuntamiento/ yel tío del “rabiche”; el carro/ del “alahiguí”cuando los carnavales;/ las barberías, conaquellos frascos/ llenos de sanguijuelascoleantes. ¡Ah!, cuando dolorosamente testifi-ca Antonio Román Mi padre aparecía,/ her-moso ser, con ropa/ de domingo,/ poderoso ymagnánimo./ No era mi padre como aquel queluego/ se nos volvió. ¡Qué lástima!; cuántomisterio agridulce en esos tiernos versos.

El libro está lleno de recuerdos que nos lle-van a la niñez profunda, a la adolescencia a ve-ces tan desamparada: Pasan muchachas, mo-zos en pandilla/ calle mayor, abajo. Son losquintos/ del año, campesinos./ Beben, cantan/desentonadamente. O a esa ruptura de la ma-siva emigración de los años sesenta del pasadosiglo: ¡El extranjero!/ Y su muchacho ahí -diceque bien-/ mas, ¿Quién podría/ atenderlo/cuando tuviera frío,/ fiebre o dolor…? Esemundo rural tan magistralmente descrito sincaer jamás en lo prosaico o el costumbrismofacilón: ¡Qué gran poema Vareadora de lana,que casi es un tratado de cómo remover uncolchón de lana para mullirlo, y una flecha ar-diente denunciando la pobreza de la pobre mu-jer que se gana la vida sacudiendo los rebujos

pegados de vellón: Y véase/ la amargura ensus ojos, el color/ de la melancolía./ Si ellatuviera/ el mullido colchón que ha careado;colchón además para la vida renovada: unapareja de novios y no una terminal ancianacomo ella.

He visto en el poemario un aire noble delmejor Vicente Aleixandre, como cuando Anto-nio-Román escribe: Aquellos hombres jóvenes/dejaban a su paso/ solo noche, que me suenaa Esquivas: bello nombre, de nuestro PremioNobel: Llegan, se anuncian, por esa calleadvienen./ Mozos. Ocho, diez, doce, quincemozos. O al añorado Dámaso Alon-so: Vamostodos en este tren que pasa/ por todas partes.(Nunca/ dos veces por el mismo sitio) (en elúltimo de los tres capítulos -tramos- sobre suViaje), cercanos a la Mujer con alcuza, deDámaso. O a nuestro Antonio Machado en elpoema que cierra el libro, Pueblo donde viví,que ya en el nombre nos recuerda el propio tí-tulo del libro: Colores de desván. El puebloestá en lo alto. Su blancura/ hurta color alhorizonte. Yergue/ su centro señorial, cristia-no y frío,/ frente a la claridad. Su pueblo delsur extremeño, como la Soria pura y fría, mís-tica y guerrera, machadiana. Guardando a Diostodos, como cristianas viejas. Dios presente enlos versos de Antonio Román. El hombre máspresente todavía. La niñez. Los recuerdos queno sólo quedan sino que se van agrandandocada día. El verso bien compuesto, recogiendoesencia de maestros pero -ya lo hemos visto-personalizándolo, dándolo con voz propia, conpura artesanía de su cosecha de poeta esencial,sentido, humano fieramente como el Blas deOtero que a lo lejos planea en el bagaje de nues-tro entrañable poeta de Fuente de Cantos.

MOISÉS CAYETANO ROSADO

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Cruzando la Raya/Atravesando a Raia

Autor: Antonio de la Cruz Solís y Guadalupe Serrano Berrotarán

Edita: Departamento de Publicaciones de la Diputación Provincial de Badajoz, 2006.

Antonio de la Cruz Solís tiene la delica-deza del artista que sabe sacar de lo más míni-mo, de lo humilde, de lo que pasa inadvertido,toda la grandeza, el esplendor de lo sencillo, lapoética naturalidad de la obra humana hechacon tesón y con amor. Por eso, cuando decidiófotografiar los terrenos fronterizos de Extre-madura y Alentejo, lo hizo con la seguridad dequien sabe que pisa terreno conocido, solven-te, agradecido, del que sacar partido sublime.

Esa es su aportación básica a esta obra“Cruzando la Raya”, que se edita -con foto-grafías a todo color y toda plana- en un tomoen español y otro igual, pero traducido al por-tugués. Ambos van enriquecidos con un CD quenos permite el tratamiento informático tan va-lioso para llevar el libro virtualmente por todoel mundo.

Antonio escogió una solvente “compañe-ra de viaje”: Guadalupe Serrano Berrotarán,que ha hecho un texto precioso y preciso, biendocumentado y escrito con soltura y esponta-neidad, tabulando un viaje delicioso por loslugares que se le ofrecen en el camino.

Así, partiendo de Coria, suben a la Sierrade Gata, a ese rincón mágico, recogido en lomás intrincado de la Raya. De allá a CasteloBranco, en el distrito de la Beira Baixa, paracruzar la indeleble frontera y recalar en Valen-cia de Alcántara. Nuevo “cruce” y ¡a Marvão!,que recrean con gusto los autores, bajando porPortalegre a Campo Mayor, y de allá a Elvas yalrededores, sin dejar atrás pueblos y aldeas decada entorno, viviendo con sus gentes, con suscostumbres y leyendas.

No falta Badajoz, claro, especie de centrode este espacio transfronterizo, pasando a laBaja Extremadura: Villanueva del Fresno, Hi-guera la Real, y al delicioso Baixo Alentejo:Monsaraz, Barrancos, Moura…, llegando aMértola, muy bien resaltadas sus murallas enla foto de Antonio.

El libro va ilustrado, además, con distin-tos planos de los itinerarios recorridos y seacompaña de un índice de poblaciones visita-das: 126. ¡Difícil nos lo ponen los autores, por-que dan ganas de seguirles los pasos en tan in-menso recorrido!

MOISÉS CAYETANO ROSADO

REVISTA DE ESTUDIOS EXTREMEÑOS534

El comic como recurso educativo

Autores: Varios

Edita: Consejería de Educación. Junta de Extremadura, 2006.

En el curso académico 2000-2001, un gru-po de profesores del IES “Bárbara de Bragan-za” de Badajoz inició un Proyecto Escolar Co-menius, buscando la colaboración de otros ins-titutos europeos y seleccionando, en concreto,sus socios en Verbania (Italia), Varsovia (Polo-nia) y Elvas (Portugal). Se trataba de trabajarsobre las posibilidades educativas del comic,como recurso interdisciplinar, y así, durante trescursos escolares, fructificó una idea en la quese vieron involucrados decenas de profesores yalumnos, que elaboraron y plasmaron en comicmultitud de materiales, una selección de loscuales se presentan hoy en un volumen de 160páginas de formato A-4, a todo color.

El primer año del proyecto, en el curso es-colar 2001-2002, se trabajó sobre manifesta-ciones arquitectónicas del entorno de cada uno.Así, los españoles lo hicieron sobre el TeatroRomano de Mérida y la Alcazaba de Badajoz;los italianos sobre los frescos de la CapillaSextina; los polacos eligieron Biskupin, primi-tivo poblado escolar del siglo VIII a.C. y laSirenita de Varsovia, y los portugueses esco-gieron la ermita de Nuestra Señora de Enxara(en Campo Mayor).

El segundo año, en el curso escolar 2002-2003, se elaboraron recreaciones literarias pro-pias de cada país. Desde España se escogieron“Lazarillo de Tormes” y “El Romancero Gita-no”, de Lorca; desde Italia, “La flecha azul”,de Gianni Rodari; desde Polonia, diversas le-yendas populares, y desde Portugal, “Las Cor-tes de Júpiter”, de Gil Vicente.

El tercer y último año, en el curso 2003-2004, cada Centro educativo plasmó algunosaspectos de cada uno de sus respectivos paísessocios, dentro de los más diversos ámbitos: his-

tórico, literario, artístico, turístico, convi-vencial…

Por ello, el volumen que nos ocupa es underroche de creatividad, investigación, elabo-ración, ingenio… multidisciplinar trabajo degrupo, con aportación manual (dibujos), dise-ño asistido por ordenador y experimentacióngráfica, logrado con la aportación de departa-mentos didácticos variados, como los de His-toria, Lengua, Idiomas, Dibujo, etc., con 35profesores implicados y un número de alum-nos que supera las dos centenas.

La publicación selecciona 35 trabajos entotal, presentados en español, portugués, italia-no, inglés, francés y polaco, si bien la fuerzadel comic puede hacer que el desconocimientoidiomático de cada uno quede suplido por laexpresividad significativa de los gráficos. Fal-ta un índice general de los trabajos, que haríamás manejable el volumen, así como una pre-sentación de los objetivos generales del proyec-to. Pero la introducción redactada por el profe-sor-coordinador del proyecto, Sixto GalánMelo, del IES “Bárbara de Braganza”, supleen buena medida estas faltas, con una adecua-da exposición de aspiraciones, contenidos y re-sultados.

Quede como ejemplo del buen hacer edu-cativo y de la convivencia europea entre gru-pos tan distantes a los que la comunicación flui-da por correo electrónico y las visitas de traba-jo a los respectivos países por parte de los otrossocios llevaron a una intensa convivencia y aeste resultado impreso, de consulta, disfrute yejemplo para todos.

MOISÉS CAYETANO ROSADO

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La muerte y la doncella

Autor: Manuel Pacheco

Edita: Francisco Joaquín Pérez González, Miguel Ángel Pérez Pinilla y Ayuntamiento de Olivenza,2006.

Manuel Pacheco fue un “poeta sin interrup-ción”. Vivía para la poesía, por la poesía; eratoda su actividad poesía, y poetizó cuanto lerodeaba. Fundamentalmente en verso, pero tam-bién en una sentida, profunda y dolorida prosa,pegada a sus vivencias, a su visión del mundo,a lo que le tocaba en lo profundo de su ser.

Lo que conocemos de nuestro poeta elabo-rado en prosa, si no está retocado por el que seencargue de su edición, es una escritura muyautomática, explosiva, directa, a veces descui-dada en cuanto a los signos de puntuación, a laestructura de las frases, tan encadenadas en ora-ciones copulativas sin fin. Se repiten obsesi-vamente palabras y expresiones. Se ofrecenideas volcánicas, como salidas por un cráter sinmedida… Por ello, al leer este librito de apenas70 páginas, que son el diario de su estancia enel Hospital Provincial de Badajoz, del 25 deagosto de 1942 al 3 de noviembre del mismoaño, escrito cuando el poeta tenía 22 años (yhubo de ser internado, seriamente enfermo, enlos peores tiempos de estrechez y hambre denuestro país), pueden causarnos sorpresa susfrases cortas, su continua sucesión de puntos yseguido, el afán por no repetir palabras, bus-cándole sinónimos, la economía en la adjetiva-ción…

Y es que el cuidado de la edición ha corri-do a cargo de otro buen poeta, admirador dePacheco y buen conocedor de la esencia de laobra del maestro: Luis Alfonso Limpo Píriz,director de la Biblioteca Pública Municipal“Manuel Pacheco”, de Olivenza, donde se cus-todia su legado literario. Limpo ha sabido li-mar los defectos formales del poeta, tanjovencísimo cuando elaboró el manuscrito quenunca retocó ni dio a conocer, presentándonos

la obra en suesencia pro-funda, lim-pia de oro-peles y de li-gerezas pro-pias de laimprovisa-ción y la es-critura auto-mática, quetantas vecespracticó. Enfolleto apar-te, Luis Al-fonso desentraña la esencia del diario, las vi-vencias registradas con tanta veracidad y cru-deza, su trasfondo existencialista, el compro-miso socio-político que subyace, el intimismorecurrente (el título que se ha elegido para estediario “La muerte y la doncella” viene inspi-rado en el amor que nace en medio de la mise-ria, platónico, hacia la monja jovencísima queatiende al también joven Pacheco)… y explicalas correcciones formales que introduce en laedición, elaborado con logrado acierto y res-pecto.

Obra, en definitiva, testimonial, emotiva,necesaria para el profundo conocimiento delgran poeta y comprometido ciudadano quePacheco fue. Inédito que seguramente se suma-rá al rescate que ha de continuar entre los mu-chos papeles que llenaba de versos, emociones,inquietudes, desahogos… y luego guardabacomo un tesoro que espera el momento de salira la vida y seguir mostrando una existencia fie-ramente poética y humana.

MOISÉS CAYETANO ROSADO

REVISTA DE ESTUDIOS EXTREMEÑOS536

Amaneceres y otros poemas de La Raya

Autor: Moisés Cayetano Rosado

Edita: DPDB, O Pelourinho, 2006, 65 páginas.

Tras un primer poemario editado en Bar-celona (He tenido la palabra entre los dientes,1972), Moisés Cayetano Rosado (La Roca dela Sierra, 1951), se dio a conocer en el panora-ma poético regional con Noticias infundadas(Badajoz, IC Pedro de Valencia, 1976). Comootras obras del este grupo generacional al quepertenece el autor (Santiago Castelo, ÁlvarezBuiza, Pagador Otero, González Perlado, Joa-quín Calvo Flores...), sus primeros poemariosvienen a coincidir con los años en que el “rea-lismo social”, ya en declive, goza aún de unprestigio generalizado, tanto a nivel nacional(Otero, Celaya...), como a nivel regional (es-pecialmente Manuel Pacheco, el primero enincorporarse a esta corriente, si bien seríaÁlvarez Lencero el autor del libro emblemáti-co de la poesía social en Extrema-dura, JuanPueblo, Badajoz, 1971).

Como se sabe, las lecturas juveniles sue-len tener un peso sustantivo en la configura-ción de una personalidad poética, que, salvo ex-cepciones, suele ser definitiva aun cuando mu-chas influencias lectoras posteriores operensobre su obra imprimiendo derivas en una di-rección u otra. Esto es, aunque sea perceptibleuna evolución estética, siempre es posible re-conocer en cualquier trayectoria cierta concor-dancia con los inicios. Los titulos citados deCaye-tano se sitúan, con las lógicas variacio-nes personales, en el ámbito de la «poesía so-cial», una corriente que pretendió, en su mo-mento, ser un insturmento de concienciación so-cial (un papel que, en sociedades democráti-cas, suele desempeñar la prensa), en que resul-taba obligada la presencia del mundo exteriorcuyas contradicciones reflejó con un tono épi-co-dramático y una forma más narrativa quelírica. Su propósito de lograr una “nueva poe-

sía popular” destinada a un sector social queno suele leer literatura (de ahí la importanciade la canción como vehículo difusor) se tradu-jo en una expresión transparente en donde talvez estuvo su talón de Aquiles, pues los poetasmenos dotados sencillamente descuidaron laexpresión. Amaneceres y otros poemas de laRaya se distancia notablemente de aquella poe-sía (en especial, en su tratamiento formal), peroconserva una fidelidad sutancial a aquel puntode partida, una mirada “solidaria” con que secontempla la realidad, o, más concretamente,una realidad “marginal”, excéntrica, la de laRaya portuguesa y española necesitada aún deuna voz críticia y testimonial que denuncie su

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deterioro y su abandono. Tal vez la mayorsingualaridad del libro resida en la coinciden-cia de estas dos perspectivas, tantas veces anta-gónicas: un intimismo autorre-flexico dominan-te en las primeras composiciones (“Amanece-res”, “Retiro”, “Entretiempo: rosas”...) y uncompromiso cívico presente en muchos de los“otros poemas” (“Estudiando “La cuestióncampesina’”, “Otra vez en camino”, “Visiónhoy en la Plaza de Toros vieja de Badajoz”...).Si en los primeros nos encontramos ante unpoeta aislado, sumido en la contemplación dela naturaleza que describe sin apenas mensajesconceptuales, atento a una realidad que muerey renace cíclicamente, que de ese modo venceal tiempo y es fuente de serenidad y belleza, enlos segundos un imperativo ético preside tantola elección de los temas y personajes como sutratamiento literario; y así, encontramos estam-pas del pasado como la niñez abriéndose pasoentre prohibiciones y dogmas (“En los añososcuros”), la represión de los más inocenteshábitos, como la imagen de unos aldeanos dis-frazados un día de carnaval huyendo de la Guar-dia Civil (“Carnaval”), la evocación de uno delos más duros episodios de la guerra civil enExtremadura (“Visión hoy en la Plaza de To-ros vieja de Badajoz”) o la imagen terrible deese perro atropellado un día de feria en el pue-blo de modo que el recuerdo infantil seduce aúnhoy por “esa magia escondida / que solo se des-cubre con buena voluntad” (“Los fuegos de laferia”).

Pero no sólo es el pasado el que mereceuna revisión crítica; también en el presente sedan situaciones que requieren ser denunciadascomo lo es el abandono de las áreas rurales porlos jóvenes: de ahí la aparición de esos “pue-

blos de ancianos” de la Raya, tanto del áreaespañola (“¡Y qué solos al fin los vivos!”) comodel lado portugués: tal vez una de las más afor-tunadas formulaciones sea la expresionista vi-sión de una “rua direita de Terena” (una aldeaportuguesa situada aproximadamente frente aOlivenza): ancianas enlutadas, viejos en lastabernas... un mundo al borde de su desapari-ción y unas gentes abandonadas a su suerte:“Apenas un autillo / devolverá el saludo a lossuspiros / que quedan como polvo de una his-toria / que ya no se repite / y es ceniza tan sóloentre sus manos”.

Como se sabe, esta poesía derivó desde “locívico a lo íntimo”, los dos tonos que aún con-serva el presente poemario, entre bruscas re-tractaciones de sus propios cultivadores (recor-demos el durísimo juicio de Juan Goytisolo:“Políticamente ineficaces, nuestras obras eran,para colmo, literariamente mediocres. Creyen-do hacer literatura política no hicimos ni unacosa ni otra”), de modo que el poemario quecomentamos podría ser considerado una mani-festación epigonal más de una literatura supe-rada por la historia de la literatura (como, ensu momento, lo fueron ya los poemarios «so-ciales» de Pacheco y Lencero). Contempladadesde otro punto de vista, más benévolo perotal vez más ecuánime, creeemos que esta con-cepción poética, ajena en verdad a las corrien-tes líricas dominantes hoy, forma parte de unatendencia lírica universal cuyo destino será,como los “amaneceres” del título, aflorar cícli-ca-mente para situarse siempre del lado de lasvíctimas de la historia.

SIMÓN VIOLA

REVISTA DE ESTUDIOS EXTREMEÑOS538

Para conmemorar esos cien números, he-mos seleccionado cien textos ya publicados -ynuevamente comentados por mí- en nuestra re-vista: los que hemos considerado más intere-santes y curiosos, los más solicitados. En unaselección se puede pecar de muchas cosas, asíque dejaremos la cuestión para la opinión delos lectores. Lo que es seguro es que se ha ela-borado un instrumento aglutinante del esfuer-zo editorial continuado, soportado por el Ayun-tamiento de Barcarrota a través de su Univer-sidad Popular “Hilario Álvarez”. Nos hemosacordado por tanto de esos colaboradores ilus-tres y no tanto, que prestaron sus conocimien-tos y el deseo de difundirlos a nuestras pági-nas; de los directores, de los redactores, de quie-nes quisieron impulsar y mantener la acción de“El Jacho”.

La cuidada edición de las CIEN HISTO-RIAS DE “EL JACHO” (1997-2006) es una

Una introducción del editor, que esto es-cribe, cuenta que “El Jacho” nació como pu-blicación periódica mensual desde la nacienteUniversidad Popular de Barcarrota en mayo de1997. Pretendían sus creadores (dirigía Fran-cisco J. Pérez González) ofrecer a los habitan-tes del pequeño pueblo bajoextremeño, asícomo a los emigrados y a interesados en gene-ral, desmenuzar las pequeñas cosas de esta po-blación antigua y rica en patrimonio físico, ar-tístico e histórico. O sea, que se trataba de re-cuperar procesos e ideas del pasado etnográfico,tiempos que caen en el olvido con facilidad, res-tos de vida local que se van perdiendo con ladesaparición de las personas que vivieron enese lugar especial.

Hasta aquí un empeño generoso y necesa-rio pero también común, para bien, en muchosde los pueblos y ciudades de Extremadura. LaUniversidad Popular daría cobijo a esta recu-peración de la memoria histórica, en sentidoamplio. Así han ido pasando los años y cum-pliendo etapas “El Jacho” con introspeccioneshistoriográficas y folclóricas, con referencias ala actualidad cultural, con la remoción del es-píritu colectivo a través de modestas publica-ciones de estudios locales (Colección Altoza-no), con otros aportes al desarrollo y conoci-miento de un pueblo desde su pasado y su iden-tidad. Pero la virtud de “El Jacho” ha sido suconstancia, su inquebrantable voluntad de se-guir acudiendo a la cita con los barcarroteños,lo que nos ha deparado alcanzar los cien nú-meros, toda una hazaña sobresaliente si habla-mos de publicaciones seriadas en los ámbitospúblicos extremeños (exceptuando a las gran-des revistas institucionales de las Diputaciones,“Alcántara” y la “Revista de Estudios Extre-meños”).

Cien historias del Jacho (1997-2006)

Editor literario: José Ignacio Rodríguez Hermosell. Prólogo de Simón Viola

Edita: Ayuntamiento de Barcarrota. Universiad Popular “Hilario Álvarez”, 2006, 262 páginas.

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muestra contundente de la trayectoria culturalde Barcarrota en los últimos diez años. La visi-ta de Camilo José Cela poco antes de su muer-te (recordando otra cincuenta años atrás), lasnoticias generadas por el afortunado descubri-miento de la Biblioteca de Barcarrota, el arran-que de jóvenes investigadores, escritores y ar-tistas, publicando y creando dentro y fuera dela villa; el reencuentro de varias generaciones

de barcarroteños con refranes, personajes, ocu-rrencias, recuerdos, fotografías, así como elacercamiento de los que se fueron hace muchosaños, son las claves de esta aventura profesio-nal y apasionada, las respuestas a tanta inda-gación localista.

JOSÉ IGNACIO RODRÍGUEZ HERMOSELL

Cuatro poetas en un tobogán (Antología)

Autor: José M.ª Cumbreño, Antonio Reseco, Hilario Jiménez y Daniel Casado. Prólogo Simón Viola

Edita: Litera Libros, Villanueva de la Serena, 2006, 74 páginas.

Mucho que decir de estos CUATRO POE-TAS EN UN TOBOGÁN que irrumpen y aca-paran, en la inicial fotografía que da título allibro, el espacio del niño. Si según Barthes afir-ma, la composición canaliza y la lectura dise-mina, este juego aparente del epígrafe y la ima-gen, nos remite a un proceso de selección detextos inteligentemente planteado. Un simbóli-co juego aunando similares trayectorias dondeel fragmento engarza los motivos, perfectamen-te unido al grupo en que se inserta. Las brevespáginas que conforman este libro, contienen laplural muestra literaria que ha fermentado, ycrece, con una misma levadura de temporali-dad. Tanto José Mª Cumbreño, 1972; AntonioReseco, 1973; Hilario Jiménez, 1974 y DanielCasado, 1975 se integran en una misma corrien-te o parecida visión cultural y existencial perocon lenguajes y expresiones diferenciadores,marcados- pese a la juventud del cuarteto- porla calidad y la impecable madurez compositiva.No obstante, para entender mejor la gestaciónde este libro y de la obra de cada uno de los in-

tegrantes del mismo, remito a la sapiencia ymagisterio del autor del prólogo, Simón Viola.Viola traza en unas breves páginas introduc-torias, un clarificador y sugerente estudio so-bre los textos de los cuatro autores. Yo aquí melimito, de forma subjetiva, a aportar la visiónpersonal que la lectura de estas obras -y de otrasque de ellos he leído- me suscita.

Personalmente, prescindiendo al principiode los poetas que lo vertebran, he leído estaentrega como un todo; como siguiendo la este-la de una armónica combinación de secuenciassimultáneas que se abre con la hondura metafí-sica de Soar, el poema de Cumbreño, donde laincertidumbre del tiempo y la memoria se vuel-ve circular o encadenada. Más que al persona-je bíblico, el Lot que reflexiona me remite aotra huida: A la Huida de Lot de AlkexanderWat, no por la referencia o la influencia pues elLot del poema y el de la novela son distintos-distantes, sino por que, aunque no sean compa-rables, los dos poseen la contemporaneidad deuna distancia indagatoria. La extrañeza «de las

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motivaciones de los actos humanos (…) todaslas pruebas de la naturaleza humana, hasta lomás profundo de los sueños del hombre». -Como sostiene el Lot de Wat- mientras que elde Cumbreño en su exilio: Imagino que el tiem-po/ es una escudilla volcada sobre la mesa.Y que Exige la llanura un tributo de hogue-ras/ al que se atreve a cruzarla (…) mientrasculmina: Me pregunto si será cierto/ eso deque todos murieron. Me pregunto si de ver-dad /huir me ha servido de algo. Este crea-dor, aparte de la excelencia de su poética, esdueño también de una especial maestría en elrelato al que aporta ese punto de intriga, de iró-nica distancia, tan ágil y tan contemporá-neamente subversiva.

Antonio Reseco es poseedor de un lengua-je profundamente interiorizado, de una expre-siva y sorpresiva, espacial y especial madurez,debatiéndose siempre entre la duda y la certezaentre el silencio: Nos urge la mudez, el desig-nio de creer inútiles todos los sintagmas, deconocer la belleza que encierra el verbo nun-ca pronunciado… y la palabra.

Dotado de una rara intensidad, tan hondacomo leve, proyecta la turbia ambigüedad delas atmósferas, a menudo opresivas, envolven-tes y secretas; y a veces, sabe convertirse en eseflâneur baudelariano, que vaga por las callesdel misterio, internas y exteriores del propiolaberinto, buscándose y buscando el centromismo del conocimiento o la sabiduría…

En cada periplo, en cada ensoñación/esquivamos los recovecos. Una afilada aristaque rasga siempre y sin contemplaciones el li-neal discurrir.

Desde jóvenes fuimos enseñados/ a ori-llar lo irredento de las cosas:/Somos aban-dono y evitación… arañar la apariencia paraahondar en el fondo o, alerta, en la tan perso-nal vigilia de ese Isomnio: Acaso sea este trán-sito/ por calles solitarias/ la respuesta al co-nocimiento.

Al margen de tendencias e in- tendencias,la poética de Hilario Jiménez al que no le im-porta poner el enunciado Flores dormidas –

tan seguro se encuentra de lo que le persigue a

lo que aspira - a uno de sus poemas, ni acari-ciar la piel de la palabra con una brisa clara demar nuevo y antiguo o expeler el aliento sobreel azogue terso del espejo como si fuera la trans-parencia que abisma y que reclama. No es nadafácil hablar de amor ahora sin caer en los tópi-cos, sin abismarse y, al filo mismo del acantila-do guardar la voz y el eco comprometidamentey escribir, sólo así, con valentía que: Oscuro yabatido/ mi cuerpo/ se extravía en tu labe-rinto/ y la eternidad/ es como el agua al fin .Y,… que la fugacidad del hombre/ descansaen un suspiro, el mismo que tú y yo/ hoy com-partimos entre sombras, /lentamenteextasiados. O también esa buscada herencia delmejor surrealismo, contemporáneamentetrasvasada en metáforas llenas de contenido.Unos versos palpitantes y eternos que nos ha-blan de muerte como si fuera amor o del amorcomo si fuera muerte y también de promesa, alfilo del silencio o al borde del milagro, devuel-to a la espuma de un mar cuyo horizonte puedeser espejismo o extravío.

Daniel Casado, persigue la fugitiva luz enla penumbra, la esquiva certidumbre de lo in-cierto, y sin arqueologías, las huellas de lassombras, los fragmentos del sueño, la realidaddel aire. Poliédrico, cercano en apariencia, es-crutador de signos, esquivo hacia lo hondo,busca en su propio tiempo las señales de todolo intangible, atrapando lo huidizo bajo el limodel fondo. Palpando lo real: Desde un rincóncualquiera, en un ático/ cualquiera, mientrasla ciudad – y tú con ella-/duerme, pasto de lasoledad, un hombre solo/ traza signos y seinterrumpe, llora o escupe, / se atraganta, enfin, en la verdad de las cosas. / Y piensa queen el poema, / - torpes signos escritos contrala muerte-, / tu naciente rostro/ terminaráquizá asomando. (…) Y que en este cerco don-de asoma ahora/ el vacío, un verso, oscuro,te revelará. Perfeccionista, conocedor del vien-to del pasado y abriendo cauces nuevos de fu-turo. Sabedor del azar y de lo efímero.

Desde esta cuádruple sumersión, yo reco-mendaría leer despacio este libro. Guarda mu-chas sorpresas. La obra de estos cuatro creado-res, no agota ese misterio de la fuga y de la

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permanencia o de las secretas familiaridadesdonde apenas mediremos el sentido que tras-ciende la sorpresa individual de un poema, elafilado alejamiento de una certeza, la tensiónprovocada en un relato, el conflicto que resuel-ve determinada imagen, ciertas claves, el en-trecruzamiento de las múltiples voces, la cir-cular mirada y la atracción del vértigo, la vi-

sión del vacío y una complicidad- complejidadcercana y vinculante a las que aportan las do-sis de ironía necesarias que aligeran el peso delo reflexionado; con mucho más de «juego» sinperder la agudeza de las observaciones.

EFI CUBERO

Desplazados del Paraíso

Autor: Antonio María Flórez

Edita: Mérida. Editora Regional, 2006

Marcada por la indagación y la explora-ción formal, la trayectoria poética de AntonioMaría Flórez (Don Benito, 1959), reúnepoemarios aparecidos en España ( El bar delas cuatro rosas, 1995; Antes del regreso,1996) y en Colombia (El círculo cuadrado,1987; En cámara lenta , 1989; ZOO .Poemillas de amor antiecológicos, 1994; Laciudad, 2001; El arte de torear, 2002). Enestos últimos títulos, Antonio María había abor-dado el tema de la urbe moderna (en La ciu-dad, aparecido en Manizales) como espaciocaótico y conflictivo, plagado de seres dispa-res y solitarios que buscan, entre el sentimien-to de desarraigo y de vértigo, el amor y la li-bertad. El arte de torear (Manizales, 2002),en cambio, es un homenaje, entre otros propó-sitos logrados, a una de las señas de identidadcompartidas por España y Colombia. El librofue publicado por el Fondo Editorial deManizales tras haber conseguido “Premio deliteratura” del Instituto caldense de Cultura enla modalidad de poesía (Caldas es una de lasciudades colombianas más taurinas, su himnoes un pasodoble). Muy bien acogido en la ca-

pital del Departamento (un impresionante nidode águilas situado a más de 2500 metros sobreel nivel del mar, junto al Nevado del Ruiz, enlos Andes Centrales), el libro es una muestramás de la pujante labor creadora de este focode irradiación cultural y literario, comparablesin menoscabo a la siempre centralista capital.

Estos poemarios no habían sido ajemos almás grave problema colombiano (la guerra in-cesante, la violencia ciega, la expulsión de loscampesinos de sus tierras...): “Incrédulo reco-rro las calles / y pregunto por los desapareci-dos: / hoy también murió / el basuriego deOlivares / el rata del diecinueve / y el bazuquerode la Galería; / sí, / y también el pescador delCauca, / el vaquero del Caquetá / y el recolectordel Quindío...” (Antes del regreso).

Como se sabe, el tradicional fenómenomigratorio desde las áreas rurales a las ciuda-des, común a toda Hispanoamérica, se ha vistointensificado en Colombia por la acción degrandes terratenientes, que expulsan a peque-ños propietarios colindantes, y de paramilitaresy guerrilla, que fuerzan a aldeas enteras, acu-

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sadas de colaboracionismo, a la huida. Más deun millón de desplazados anuales, como esametafórica hilera de hormigas que contemplanlos niños en un poema, se ven obligados al aban-dono de su entorno en avalanchas humanas deprocedencia y destino impredecibles, como loes el curso del enfrentamiento, que hace impo-sible programar de antemano medidas asis-tenciales y de acogida. La violencia y sus se-cuelas, con su extraordinaria magnitud y su pro-longación en el tiempo, han pasado a formarparte de un “sistema de vigencias” común avarias generaciones de escritores colombianos,un elemento aglutinador que no produce natu-ralmente respuestas uniformes, pero sí imponesu insoslayable presencia. Tratado por el tea-tro, la novela, el ensayo..., el tema ha penetra-do también en la poesía, interpelada, como losdemás géneros, a un compromiso ético con esteterrible estado de cosas (que un personaje deOctavio Escobar Giraldo asocia con “mucharesignación y desesperanza y una infinita orgíade sangre”).

En esta línea se sitúa Desplazados del pa-raíso, ganadora de la última edición del pre-mio nacional de poesía “Ciudad de Bogotá2003”, uno de los más prestigiosos de Colom-bia, y rescatada ahora con acierto por la Edito-ra Regional. El poemario consta de cuarenta ycinco poemas, once de ellos en prosa, agrupa-dos en cinco apartados que “relatan” el penosoitinerario seguido por una pareja de jóvenesdesde su casa, asolada por la violencia (“Perola lluvia aún no llega / para lavar las cenizas yla sangre coagulada / de lo que un día fuera eldintel de tu casa”), a la ciudad en busca de su-pervivencia. La numeración sucesiva de lospoemas, mantenida de unos bloques a otros,confirma que nos encontramos ante unpoemario narrativo que, tras describir el paraí-so de la niñez (en una naturaleza edénica contodos los tonos imaginables del color verde),sigue la peripecia de los amantes por valles,

selvas y ríos, asediados por una muerte quepuede presentarse tras innumerables máscaras(“en los fragorosos cauces de los ríos, en sussúbitas caídas”, “en lo alto del cerrado mon-te”, en “los caminos vacíos, / la noche, los dis-paros, los gritos, / los muertos presentidos”).Pero la llegada a la ciudad no supone el accesoa este destino soñado tampoco traerá ni la di-cha ni la paz. Y en efecto, los apartados siguien-tes describirán el descenso de la muchacha alos senderos sórdidos de la prostitución y la so-ledad del hombre como precio que han de pa-gar por sobrevivir: “Es una locura / caminarpor estas calles, / así, / tan peligrosamente. /Pero a eso me obligas, / buscándote, mujer, /sin esperanza”.

Nos encontramos, por lo dicho, ante unaobra orgánica y circular (su último verso, “des-terrado del paraíso”, repite con variantes deinterés las nociones con que se abre y que pa-san a titular el libro), en que un impulso éticoinspira la elección del universo lírico que elescritor contempla como propio, bien porquese considere partícipe de él y de su terrible des-tino, bien porque le mueva un empeño solida-rio hacia los perseguidos, de ahí la alternanciaentre tercera y primera persona que otorga alescritor el papel de “narrador externo” en unoscasos y de protagonista en otros.

La atención a los aspectos formales, y enespecial a la estructura del libro, en que cadabloque contiene el motivo que desarrollará elsiguiente (“Paraíso”, “La huida”, “La muerte”,“Tocando a las puertas”, “Perdido amor”), nodiluye el protagonismo nítido de los temas, cir-cunstancia que convierte a la obra en una mues-tra de poesía cívica, de intención documental ycrítica, comunicada mediante un registro sobrioy transparente que tiende a acentuar más su li-rismo en las composiciones en prosa.

SIMÓN VIOLA

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Las provincias del frío

Autor: Santos Domínguez Ramos

Edita: Sevilla, Algaida, 2006, 78 páginas.

Desde que vieran la luz sus primeras com-posiciones en Jóvenes poetas en el aula(Cáceres, 1983), Santos Domínguez Ramos haido entregando de modo pausado y constantesus poemas a numerosas revistas, ha sido se-leccionado en prestigiosas antologías (entreotras, Abierto al aire , 1984; Quién es quiénen poesía, Madrid, 1988; Diez años de poe-sía, Cáceres, 1995; Antología de poesía es-pañola, Sevilla, 1995...), y ha sido premiadorepetidamente: segundo Premio Nacional dePoesía del Ministerio de Educación por su li-bro Cavernas de la piedra (1983), X PremioGerardo Diego de 2004 por Tres retratos delfrío, Premio Internacional Jaime Gil de Biedmay Alba de 2005 por Díptico del infierno, accé-sit del Premio Ciudad de Zaragoza de 2006 conLa luz del palimsesto, Premio Tardor ese mis-mo año por Un bosque Extranjero y LII Pre-mio de Poesía Alcaraván por Cementerio ale-mán (Yuste).

Las provincias del frío (VIII premio depoesía “Eladio Cabañero”) cierra, según con-fiesa el propio poeta, un ciclo literario, al quepertenecen los tres poemarios anteriores a éste:Pórtico de la memoria (Badajoz, Col. Alcaza-ba, 1994), La orilla del invierno (Cáceres, Al-menara, 1996) y Cuaderno de Abul Qasim(Badajoz, Col. Alcazaba, 2001). Nos encontra-mos, pues, ante una tetralogía, diversa y pluralen la medida en que el autor se ha aproximadoa tradiciones culturales diferentes, pero a la vezhomogénea, unida por un parentesco formal quetiene que ver con la presencia dominante dedeterminados temas, con la expresión formal(dicción culta, predilección por los metros másmusicales del castellano, alejandrinos yendecasílabos), así como con ciertos procedi-mientos de composición preferenciales.

El mundo clásico y la cultura árabe, contodas sus formas de mestizaje cultural, habíansido objeto de sus libros anteriores, en los queel poeta opera desde una intuición originaria:el mármol de Delfos, un zéjel andalusí, un lien-zo del Barroco castellano, una melodía lisboetao habanera... son distintos nombres para deno-minar el arte que nos forma, la cultura delMediterráneo, la antigua tradición grecolatinaque perfila los contornos de nuestro ser másvalioso, un ámbito que marca tanto la fronterade nuestras limitaciones como el territorio denuestra más profunda personalidad cultural.Como es común en este tipo de evocaciones,un tono levemente nostálgico, próximo a la ele-gía, tiñe estos textos que, al recordar el pasado,lamentan en alguna medida su desaparición. Sicomo recuerda Luis Antonio de Villena la tra-dición es “la vida misma de la literatura o delarte” (el escritor recuerda una formulación de

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Pedro Salinas: “La tradición es la habitaciónnatural del poeta”), la poesía de DomínguezRamos nace estimulada por una tradición, cul-tural y literaria, que el poeta revitaliza al asu-mirla de un modo selectivo, y al fin, se presen-ta al lector arropada por ella (las referenciascómplices a otros poetas, las apoyaturas cultu-rales, las citas... son numerosísimas).

En Las provincias del frío, Santos Domín-guez ha dirigido su atención hacia la tradiciónliteraria europea y norteamericana (y ese pue-de ser uno de los sentidos del título), en unasucesión de evocaciones que traen hasta la su-perficie del poema la figura de escritores comoHölderlin, Wordsworth, Robert Walser, Virgi-nia Wolf, Kafka, E. Lee Master..., pero tambiénde personajes ficticios con la Ada de Navokov,Hamlet o el rey Lear.

Recordaba Ortega que todo buen poeta nosplagia pues en sus textos encontramos expre-sadas ideas y emociones que “nos pertenecen”,que reconocemos como propias. Las composi-ciones del poemario que comentamos parecenhaber surgido de esta desconcertante impresión,de modo que, de un lado, trazan el contorno delas preferencias lectoras de su autor (y comolector se nos presenta en la apertura delpoemario, un lugar “marcado” en cualquierobra: “El lector se levanta para ver la fatigavegetal del paisaje, / triste como los lunes enlos parques zoológicos”), pero además expre-san una personalidad poética singular, profun-damente original, pues en la configuración deun talante literario operan, con igual rendimien-to, las experiencias personales que la forma-ción lectora. Los poemas nacen, pues, de unafuerte atracción por distintas voces poéticas, deuna afinidad emocional con ellas y de una co-rrelación anímica intuida que potencia la ex-presión personal: el poeta siente así que “escri-be a ciegas” pues ignora si los mensajes queelabora hallarán un receptor digno (como en“Ada sin ardor” una mujer escribe a una direc-ción clausurada), que se empecina en una ta-rea sin reconocimiento (como Luis Cernudacontemplando el crepúsculo en su exilio meji-cano), que se aísla en un ámbito no visitado(“Oficio de tinieblas”), etc.

En su composición, los poemas puedenpresentarse como “homenajes”, esto es, comouna aproximación reflexiva y externa (“Es suúltima hora. La llaman desde un lago”), perotambién pueden adoptar la forma de monólo-gos dramáticos (y en este caso la proximidademotiva parece mayor) en que oímos la voz delpoeta evocado, como si se tratara de un textoinédito encontrado entre sus viejos papeles, unartificio que permite escuchar en un único dis-curso a dos poetas que en él convergen, comosi el poema pudiera instalarse de modo naturalen dos trayectorias líricas (“Sentado en una pie-dra / he aprendido a mirar la tarde con losaños,”).

No es infrecuente que estos escritores seanrecordados en un momento “crepuscular” desus vidas o en el instante de la partida (circuns-tancia que se daba ya en libros anteriores; enPórtico de la memoria se recuerda a Góngorade regreso a Córdoba en 1926 un año antes desu muerte, sin haber conseguido publicar suspoemas mayores; a San Juan de la Cruz con-templando sus manos vacías...). Así, Paul Ce-lan, poeta judío asquenazi, es evocado en elmomento anterior a su suicidio (se arrojó alSena: “Crece ya el escalofrío. / Ya ha decididoirse. Ha elegido el momento”), Hölderlin apa-rece recluido en una torre (a la que fue trasla-dado desde el manicomio de Tubinga y en don-de, bajo la tutela del ebanista Zimmer, escribióextraños textos con el nombre de Scardanelli),Rober Walser pasea bajo la nieve en el últimodía de su vida (internado en una clínicasiquiátrica, murió el día de Navidad de 1956),Lope de Vega vive su ancianidad marcado elabandono de los poderosos y el recuerdo de suhijo, Lope Félix (se ahogó mientras pescabaperlas en la isla Margarita)...

La muerte adquiere en estas trayectoriasla condición de una derrota (en la mayor partede los casos, apenas si les llegó reconocimientoen vida), pero también de una culminación puessus obras les sobrevivirán, se sumarán a unatradición nutricia (como confirma el poemarioque comentamos): son esas “provincias” deltítulo, en el sentido etimológico de “territoriosconquistados” (la provincia Kafka, la provin-

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cia Cernuda...), de espacios estéticos de los quese adueñaron cuando hallaron una voz perso-nal.

Sin duda, es la muerte el motivo más repe-tido en el poemario, de ahí su tono elegíaco. Laimpresión de acabamiento, de “fin de viaje”(como se titula uno de los poemas), de asistir avidas “crepusculares” abocadas a una pronta

desaparición se acentúa con la reiteración de elotoño y el invierno, la lluvia, la niebla, los pa-rajes nevados, el bosque desnudo..., motivosaparentemente externos que, sin embargo, con-tribuyen a formular la reflexión emocionada decada poema.

SIMÓN VIOLA

Zorita de Extremadura. La ermita y su Patrona.

La Virgen de Fuente Santa.

Autor: José Antonio Ramos Rubio

Edita: Fundación “Palacio de Alarcón”. Trujillo, 2006.

En un pequeño volumen de unas 75 pági-nas en folio, el autor recoge con envidiablepuntualidad todas las noticias y tradicionesexistentes sobre Zorita, el pintoresco puebloextremeño que media entre Trujillo y Guadalu-pe, y sobre su patrona la Virgen de Fuente San-ta, en un especie de “Miscelánea” histórica,etnográfica y cultural, en la que expone a gran-des trazos de iconografía mariana propia de estaadvocación, sus fiestas populares y los lugarestradicionales: ermita, templete y fuente, en losque suelen tener lugar los ritos y celebracionesde su festividad.

Las referencias históricas son, a veces,como corresponde a un estudio esencialmenteantropológico, algo sorprendentes, y pueden

dar lugar, a quien lo lea desde posturas estric-tas, a posibles errores o incomprensiones. Cuan-do dice, por ejemplo, que estos primeros po-bladores (de Zorita) se asentaban en pequeñosnúcleos itinerantes...”, o que eran “pastores-agricultores transhumantes...”, donde se dan porciertas contradicciones que deberían explicar-se con mayor conocimiento.

La colección de fotografías e imágenes queilustran el texto cuentan también con un valorespecífico, como documentos gráficos de actua-lidad sobre costumbres, usos y tradicciones aúnvigentes entre los habitantes del pueblo.

MARCELINO CARDALLIAGUET QUIRANT

REVISTA DE ESTUDIOS EXTREMEÑOS546

La Arquitectura vernáncula. Patrimonio de la Humannidad

Coordinador: José Luis Martín Galindo

Edita: Diputación Provincial. Badajoz, 2006.

Los dos voluminosos tomos de esta obracorresponden- como dice en la “Introducción”su coordinador y promotor, a los trabajos e in-vestigaciones solicitados en el año 2005 a unaserie de especialista por ARTE (Asociación porla Arquitectura Rural Tradicional de Extrema-dura) para desarrollar un proyecto: “ARQUI-VERNA” (Arquitectura Vernácula) destinadoa divulgar, definir y conservar los valores pa-trimoniales y socioculturales de las diversas ar-quitecturas que se daban en los ámbitos rura-les y populares.

Este proyecto se presentaba como pluri-rregional y multidisciplinario, lo que añadía in-terés y originalidad a niveles mucho más am-plios que la propia Comunidad Autónoma, ade-más de hacer más interesante, si cabe, al libroque ahora reseñamos.

En el Tomo I se desarrollan valiosas re-flexiones sobre el espacio habitacional en lasdiversas culturas del mundo; la arquitectura delagua; las manifestaciones típicas de las arqui-tecturas agrícolas y ganaderas en Andalucía,ambas Castillas, Cantabna, Navarra, Aragón eIslas Baleares, con aportaciones valiosas y es-tudios destacados en los campos de la antropo-logía, la sociología o la geografia comarcal.

Como la obra va seccionada en tres parteso capítulos, se dedica el II al estudio de la ar-quitectura vernácula en Canarias, Portugal, elsur de Francia y la América Meridional par-tiendo del la Casa Criolla. Finalmente, com-pletando el Tomo II con un capítulo III se in-cluye un amplio y bien documentado estudiode la arquitectura vernácula en Extremadura,con profusión de datos y enfoques.

Partiendo de la permanencia de una arqui-tectura popular auténtica y autárquica, no con-taminada por la arquitectura “culta”, que se ha

mantenido al menos durante los dos últimos si-glos, un conjunto de especialista: arquitectos,antropólogos, historiadores, sociólogos y pro-fesores universitarios, han realizado un profun-do análisis de este fenómeno social, cultural yeconómico, como es la vivienda tradicional overnácula, para ofrecer al lector un panoramavisto desde todos sus posibles ángulos de enfo-que, con el objetivo de interesar al gran públi-co en su conservación como patrimonio y ri-queza histórico artística, dispersa por la mayo-ría de nuestros pueblos y comarcas.

Todos los trabajos tienen un alto interés porsu profundidad de análisis y por su claridadexpositiva. Desde el primer capítulo, dedicadoa la legislación y normativa internacional parala protección de los bienes patrimoniales po-

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pulares, y no solo de los monumentos; pasandopor el magnígico artículo sobre la arquitecturadel agua, con amplias y documentadas referen-cias históricas a fuentes, aljibes, embalses,molinos, acueductos, batanes y toda una ricaserie de instalaciones e industrias que hoy es-tán en cierto peligro de desaparición como cons-trucciones materiales o como arqueología cien-tífica. Igual consideración nos merecen los tra-bajos dedicados a la Casa Rural, al hórreo, alas viviendas vernáculas de Cantabria, Nava-rra, Castilla y otras comunidades Autónomasde ricas tradiciones etnográficas y folclóricas;así como en los países que por su cercanía yhomogeneidad se han incluido en el estudio.Pero la parte que nos causa mayor curiosidad

es la dedicada a la explicación de las manifes-taciones vernáculas en cada una de las comar-cas y zonas de las provincias de Badajos y Cáce-res, por la riqueza y variedad de estas manifes-taciones y la necesidad de su protección y con-servación allí donde conserven la autenticidadde su existencia.

Publicada esta obra por la Diputación deBadajoz, esperamos que tenga la suficiente di-fusión entre instituciones y particulares comopara conciencias a la mayoría de los extreme-ños de la riqueza y originalidad de este patri-monio; que, una vez perdido, ya será imposi-ble su recuperación.

MARCELINO CARDALLIAGUET QUIRANT

Aguadores y lavanderas. Los oficios del agua

Autores: Varios.

Edita: Museo de Historia y Cultura “Casa Pedrilla”. Diputación Provincial. Cáceres, 2006.

Se recogen en esta entrañable publicacióntodos los materiales objetuales, documentalesy fotográficos antiguos que formaron parte deuna exposición referida a la presencia del aguaen la ciudad y sociedad de Cáceres; los oficiosy ocupaciones de hombres y mujeres relacio-nados con el agua; las obras públicas destina-das a su captación y distribución y el folclorecultural que nació en ciertos barrios de la ciu-dad relacionado con este elemento indispensa-ble de la vida urbana.

En una ciudad carente de río, pero biendotada de capas freáticas que surgían y mana-ban en todo su entorno, el agua gozó de unapresencia y de un protagonismo realmente no-

table en la historia de su población: La Riberadel Marco, con sus pequeñas instalaciones enpuentes, molinos, aceñas y captaciones delsubsuelo; lavaderos, fuentes muy abundosas decaudal, canales y albercas o aljibes, dieron lu-gar a manifestaciones muy típicas que han que-dado reflejadas en esta etapa de nuestra histo-ria.

El catálogo de materiales expuestos es inte-resantísimo; y en el libro que reseñamos se com-pleta con dos estudios, breves pero enjun-diosos, de García Rueda Muñoz de San Pedroy de Fernando Jiménez Berrocal, que, desde lospuntos de vista sociológicos e históricos, expli-can los papeles fundamentales que el agua siem-pre jugó en la vida cacereña.

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Luis Alcoriza: Soy un solitario que escribe

Autor: Manuel González Casanova

Edita: Diputación Provincial. Badajoz, 2006.

Este libro homenaje, dedicado por elcineasta mexicano Manuel González Casano-va al también cineasta badajocense LuísAlcoriza de la Vega, es una suerte de biografiarecamada de merecidos elogios que ha de ser-vir, sin duda, para dar mayor relieve y color ala figura de nuestro paisano, que por su tem-prano exilio y pennanencia en México quedóun tanto olvidado en su propia tierra natal.

Necesario es, en primer lugar, destacar lanotable personalidad del autor, el profesorGonzález Casanova, que en el prólogo subra-ya acertadamente el también profesor decmematografia de la UEX Alejandro PachónRamírez, poniendo de relieve la destacada obray realizaciones que González Casanova ha lle-vado a cabo en el rico y variado cine mexica-no.

Lo más notable de la publicación es la ex-tensa y cuidada biografia de este gran cineasta,Director, actor y guionista que fue el pacenseLuís Alcoriza (1920-1992 ), figura esencial enla historia y en la filmografia mexicana. A tra-vés del relato de su agitada vida, el autor ha

La obra está muy bien editada y presenta-da; sin lujos innecesarios, pero con gran digni-dad y elegante diseño; lo que le convierte enuna pieza valiosa en los anaqueles de cualquierbiblioteca, ya que se completa con amplia do-cumentación histórica sobre «Ordenanzas»,Fueros» o curiosidades del pasado cacereño;aparte, como hemos citado antes, de una colec-ción fotográfica irrepetible que merece la penacontemplar despacio y analizar en sus tipos ycostumbres, como documento etnográfico.

Ha sido publicado por la Institución Cul-tural “El Brocense” de la Diputación Cacereña,con un bonito Prólogo de su Presidente y unaIntroducción de la Directora Conservadora delMuseo “Casa Pedrilla, doña M.ª Jesús Herre-ros de Tejada, que fue también comisaria de lareferida Exposición.

MARCELINO CARDALLIAGUET QUIRANT

ido desgranando todo un panorama histórico ycultural referido a la nación de México y a Es-paña enormemente interesante.

Especial atención se concede a la estrechacolaboración entre Luis Alcoriza y Luís Buñuel,el genial director y realizador del «surrealis-mo» español, en varios filmes notables, como“Los Olvidados” (1943), “Huellas del pasado”

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Logrosán: Retazos de un pasado. Imágenes de un pasado

Autor: Manuel García Pizarro.

Edita: Ayuntamiento de Logrosán, 2006.

(1950), y otras varias que remarcaron las nue-vas tendencias teatrales y literarias que se die-ron a mediados del siglo XX. en los medios es-pañoles exiliados a aquel país después de laguerra española.

Editado por la Diputación de Badajoz co-mo homenaje y recuerdo de este notable extre-meño que es houy uno de los más destacadoscreadores cinematográficos, conocido y valo-rado en todo el mundo y casi olvidado en supropia tierra.

En una segunda parte del volumen apare-cen testificaciones curiosas de sus amigos y ad-miradores, escritas en 1992 con motivo de sumuerte destacando la de Gabriel GarcíaMárquez “Gabo”; y en la tercera parte se dareferencia completa de la filmografia de esterelevante badajocense.

MARCELINO CARDALLIAGUET QUIRANT

Si hasta ahora la Historia -así, con mayús-cula- ha sido esencialmente una obra literariaque se materializaba en letras, frases y párra-fos más o menos inspirados; podemos decir quedesde hoy Logrosán cuenta con una Historiaiconográfica mucho más expresiva, auténticay rica en datos, gracias a este notable libro deManuel García Pizarro, que ha venido a plas-mar con la contundencia de sus imágenes laenorme fuerza de la fotografia como documentoy como cimiento de un pasado sin dobleces nifalsas interpretaciones, en el que -negro sobreblanco- la gente, como verdadera protagonistade la historia, aparece retratada con toda laautenticidad de su propia diacronía.

Además, en estos “retazos del pasado” delpueblo de Logrosán, que publica su Ayunta-miento, no aparecen paisajes, rincones urba-nos ni personas anónimas. Calladas y quietas,como testigos mudos de un tiempo pretérito yaconcluido y casi olvidado, sino que el autor hapreferido presentar todo un álbum de bonitaspanorámicas urbanas, paisajes vivos y familiascompletas con nombres y apellidos, con resue-

llos y palpitaciones de vida; con el fluir cálidodel tiempo, que parece resucitar en cada pági-na, para que el libro entero dé fe y testiminiode lo que han sido las «imágenes de otra épo-ca» en toda su verdad y viveza.

El siglo pasado adquiere en el libro deManuel García Pizarro un dinamismo realmen-te notable, que puede ser pauta de análisis apli-cable a otros pueblos de nuestro entorno. Aquelsiglo XX - fenecido hace ya más de un lustro -vio cambiar a la sociedad española de una for-ma radical: en sus costumbres, en sus indumen-tarias, en sus oficios y medios de vida, en susviviendas y en sus ocios; todo los cual ha que-dado registrado en las series fotográficas y enlos bonitos textos que conforman este volumen;contando, además, con las hermosas palabraspoéticas de su Introducción, que debemos aJuan María Calles, y las felicitaciones del Al-calde y Concejal de su Ayuntamiento, a las quenos sumamos con todo cariño.

MARCELINO CARDALLIAGUET QUIRANT

REVISTA DE ESTUDIOS EXTREMEÑOS550

Colores de Desván

Autor: Antonio Román Díez García

Edita: Colección Alcazaba. Diputación Provincial. Badajoz, 2006.

Una suave nostalgia de niñez, de carnali-dad, de costumbres disueltas en el tiempo y desilencios de amor se advierten en los versoscadenciosos de Antonio Román. Estre brevepoemario de la Colección “Alcazaba” se leecon agradable facilidad y va espaciéndose enreflexiones y sentimientos a medida que seavanza en sus páginas. Páginas gruesas y sóli-das, de papel recio y pecoso en el que parecentallados los versos.

El poeta destila brillantemente su experien-cia vital como niño, como adolescente enamo-rado y como maduro escritor; llenando el plas-ma lírico de sus palabras en un amargor salinoy marino que le envuelve en evocaciones muylogradas de paisajes lejanos en el espacio y enel tiempo, que se relacionan con el mar.

En varias de sus estrofas, Antonio - Románregresa al pasado, al desván oscuro y añoradode su niñez, a las inquietudes anímicas de in-fante pecador, a las perdidas caricias materna-les o a los juegos infantiles que pretenden re-medar los misterios de la vida en las fiestas ani-madas y casi febriles de los pueblos de Badajoz.

También describe en sus versos persona-jes atávicos y folclóricos propios de viejas tra-diciones rurales ya disueltas en el tiempo: losquintos, los piconeros, las sanadoras y curan-deras, los jóvenes emigrantes de madre viudaque queda en el pueblo envuelta en tristeza ynostalgia.... Personajes que llenaron duranteaños la existencia de los pueblos de Extrema-dura y que el autor cincela con caracteres tanfuerte y entrañables que consigue darles alma.

Es esta una poesía palpitante, descriptiva,angulosa, que hay que leer despacio y releercon frecuencia; pues detrás de cada una de lasimágenes literarias, perfectamente conseguidas,hay siempre una reflexión madura y trascen-dental sobre la condición humana.

La edición muy bien diseñada, como to-dos los ejemplares de esta colección poética,convierte a los pequeños volúmenes de “Alca-zaba” en piezas únicas y originales de las bi-bliotecas.

MARCELINO CARDALLIAGUET QUIRANT

RESEÑAS 551

¿Qué es España? ¿Qué pasa hoy en España?

Autor: Feliciano Correa Gamero

Edita: Real Sociedad Económica Amigos del País. Badajoz, 2006.

En este breve ensayo político, nacido deuna conferencia que el autor pronunció en laSociedad Económica de Amigos del País deBadajoz, Feliciano Correa adopta en su análi-sis de España y del momento que los españolesestamos viviendo, una posición nacionalista ycentralista que le induce a desenfocar algunasde las consideraciones históricas o jurídicas queapunta. Errores que resultan extraños en unapersona que conoce perfectamente la Historiade España y que cuenta con una singular expe-riencia política a lo largo del proceso de “tran-sición democrática”, durante el cual profesó unliberalismo abierto y tolerante, en el que cu-pieron entonces -y caben actualmente- todas lastendencias y posiciones que garanticen la pazy la concordia entre los españoles; por encimade ese “españolismo” a ultranza, casi folclórico,

que propone y defiende en este ensayo.

Parte toda su reflexión de que “España hatomado el camino del revisionismo, enmendan-do la plana a la Transición Política”, sin ad-vertir quizá que toda aquella transición políti-ca fue una “revisión” en profundidad de todala etapa anterior, y que gracias a esa “revisión”España se convirtió en un país moderno, pro-gresista y democrático, con las puertas abier-tas a todos los entes y organismos internacio-nales que antes estuvieron vedados a los espa-ñoles.

Lamenta el autor que ya en el preámbulodel Estatuto de Cataluña se reconozca que éstaes una nación; pero, como Doctor en Historiaya debe saber que Cataluña fue una Nación - oun reino independiente - durante varios cien-tos de años, y por tanto este Estatuto no reflejasino una realidad histórica de más de 800 años,frente a una unidad provincial con el resto deEspaña, que se impuso por monarquías absolu-

tistas o por dictaduras, de solamente 275 años,mal contados.

En otra pregunta retórica y ambivalente,Feliciano Correa se cuestiona: ¿Contemplamoslos prolegómenos del desguace de un modelojurídico de unidad nacional que se consagró enel siglo XV, y que a partir de 1978 ha dado losmejores logros sociales?.

Es retórica, porque el mismo autor ya sabe- o debe saber - que en el siglo XV no se consa-gró ningún modelo jurídico de unidad nacio-nal; y que hasta el siglo XVIII España conser-vó todas las fronteras interiores, regímenesforales, autonomías políticas y económicas quese habían consagrado a lo largo de su historia.Y que solo la adopción del “modelo francés”importado por los Borbones, e impuesto por la

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Un pasado cercano: Garrovillas de Alconétar (1480-1604)

Autor: Antonio Luis Rol Benito

Edita: Asamblea de Extremaudra. Mérida, 2006.

Aunque, en palabras del autor incluidas ensu “carta a un lector desconocido”, este nota-ble libro solo desea responder a un deseo dedivulgación de la historia local de esta bonitavilla de la penillanura cacereña durante el si-glo XVI; en realidad, cuando se va avanzandoen sus páginas nos encontramos el resultadode una completísima investigación histórica,aparejada a base de una rica documentaciónarchivís-tica y con un planteamiento muy ac-tual de lo que debe ser la intra-historia de lospueblos en el marco de esa nueva “filosofia”que busca en la historia local los fundamentode la historia general, superados los viejos con-ceptos de la “Histoire evénéméntiel” o de la“historia relato” basada casi en exclusiva enlos acontecimientos políticos y religiosos queformaron los que Braudel llamaba “la espumade la historia”.

Sorprende por ello un poco cuando, en susconclusiones, Rol Benito afirma que “la histo-ria es la ciencia que estudia las acciones delhombre en el pasado”; confundiéndola quizácon la biografia o con la ética; cuando, a lo lar-go de su obra, no se limita a “las acciones delhombre”, sino a la puntual consideración y aná-lisis de las circunstancias, de los procesos y delos factores que intervienen en la evolución dela estructura social y económica de un organis-mo vivo, como es el pueblo o villa deGarrovillas en la época de referencia.

Quizá por ese afán de sencillez y llanezadivulgativa que se propone Antonio Luís Rol,se eche en falta a lo largo de este estudio unainicial preocupación metodológica - pues, enprincipio, parece que se ha limitado a coleccio-nar y ordenar datos documentales - y unabibliografia que no se circunscriba al entorno

fuerza, desembocó en la tan anhelada “unidadnacional”.

La exaltación de los Reyes Católicos comocreadores de esta unidad nacional es una fala-cia histórica, que solamente sirvió para ponerel yugo y las flechas en el escudo nacional ypara exaltar el más furibundo “ultranacionalis-mo” tomado y copiado del fascismo italiano.

También es erróneo, porque lo que se re-cuperó y consolidó en 1978, en una espléndidaConstitución Española, fue un “estado de lasautonomías” que no atentaba contra la cohe-sión interna de la nación -muy al contrario- ygarantizaba, en cambio, el mayor período de

paz social y política que ha tenido la Españamoderna y contemporánea, mientras ha existi-do como tal estado nacional.

Podríamos seguir analizando, uno por uno,los puntos en los que se apoya el autor de esteensayo, para entresacar ese sentido catastrofistay apocalíptico sobre el momento actual y elfuturo de España; pero solamente con fijamosen las fuentes que utiliza para subrayar susposicionamientos es suficiente para conocer susorígenes y decantar sus planteamientos.

MARCELINO CARDALLIAGUET QUIRANT

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local, al pequeño círculo de sus conocidos uni-versitarios o al estricto momento cronológicoque se pretende reflejar en la investigación; mar-ginando magníficos trabajos y teorías realiza-dos en el pasado, que pueden servir de baso auna reflexión sobre los objetivos y métodos deltrabajo: la historia local no tiene por qué ser«localista» ni cerrase en lo más cercano y co-nocido.

En general, el libro que reseñamos es unaaportación excepcional y oportuna, por su ri-gor y cuidada estructura interna, al conocimien-to del pasado más brillante de esta villa cacereñay del señorío jurisdiccional de los Condes deAlba de Liste; ambos conceptos muy represen-

tativos de lo que fue la vida social, económicay religiosa de la mayoría de la poblacióncacereña en los comienzos de la Edad Moder-na.

La edición, patrocinada y financiada porla Asamblea de Extre-madura, destaca tambiénpor su prestancia, elegante presentación y porlas ilustraciones que enriquecen el paginario;aunque, quizá, el Apéndice Documental hubie-ra sido mucho más interesante si se hubiesenincluido algunas reproducciones en facsímil delos documentos originales.

MARCELINO CARDALLIAGUET QUIRANT

Un buen acierto, por un lado el de la edi-torial al decidirse por la publicación de unaobra que, como comentaremos, profundiza enuno de los elementos sustanciales para com-prender el devenir de la Segunda República y,por otro del autor, dado que decide poner a dis-posición del público interesado, los resultadosde una exhaustiva investigación que culminócon la presentación de una extraordinaria Te-sis Doctoral al respecto.

En este sentido he de añadir que siempreme ha parecido que la Historia que surge de laAcademia, pierde su sentido si únicamente re-vierte en el uso de los especialistas. Es decir, sidespués del enorme esfuerzo que supone parael investigador consultar miles de datos, sóloqueda a disposición del entorno universitario.Por esa razón el hecho de que sean publicados

La Reforma Agraria y los orígenes de la Guerra Civil (1931-1940)

Autor: Sergio Riesco Roche

Edita: Biblioteca Nueva. Madrid, 2006.

trabajos nacidos de este tipo de ámbito y ahorase multiplique su dimensión al ponerse en cir-culación general es, a mi juicio, una excelentepropuesta.

En el sentido estricto de la obra que anali-zamos me gustaría precisar algunas cuestiones.La primera es la profusión de fuentes consulta-das, y citadas. En especial el hecho de poderconocer los fondos del antiguo IRYDA que al-gunos historiadores reivindican como necesa-rios para los futuros archivos regionales. A ellose le suma el conocimiento del autor de la bi-bliografía, tanto del periodo como la específi-ca temática que domina como un auténtico es-pecialista en la materia.

Al hilo del contenido, es interesante resal-tar el recorrido que se hace por los distintoshitos que atraviesan las cuestiones agrarias,

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muy relacionadas con los cambios políticossujetos a la composición y estructura del Par-lamento y de los distintos Gobiernos.

En esa línea se analiza detenidamente elpapel protagonista, no sólo de los responsablespúblicos, sino el determinante activo que repre-sentó el asociacionismo.

Otra cuestión de gran interés ha sido laíntima relación entre agrarismo y orden públi-co. Estábamos en unos momentos y en una de-terminada zona geográfica donde la dinámicade acontecimientos, la ilusión por la construc-ción de proyectos novedosos, la intención deparalizarlos o por el contrario el deseo casi re-volucionario de llevarlos de manera inmediataa la práctica, se iba a ir viendo impulsada porla pasión que rodeó continuamente a la vidapolítica.

Qué duda cabe que los grandes avancesconseguidos así como los retrocesos continuosa los que se vio obligadamente sometido por lafuerza de los hechos que se iban produciendocontribuyeron a la construcción del mito de que

la Reforma Agraria era el campo de batalla es-cogido para reacción y revolución. En medioquedaba la España democrática que paulatina-mente intentaba, con el imperio de la ley, con-tribuir a que la inmensa miseria del campesi-nado, de los yunteros, de la población agrariaen general se viera disminuida.

En definitiva quedaron en el aire muchosmodelos de actuación que el imaginario popu-lar ha permitido que pervivieran en el interiorde los que anhelan el cambio positivo.

Sergio Riesco nos describe pormenoriza-damente todos estos procesos y por esta razónnos encontramos ante una obra indispensablepara acercarnos al conocimiento de una de lasrealidades más entrañables de la Segunda Re-pública: la relación entre la política, la socie-dad y la deseada realidad.

FERNANDO AYALA VICENTEDoctor en Historia

Nos encontramos ante una excelente edi-ción de algunas de las obras más importantesdel gran protestante español del siglo XVI An-tonio del Corro, antiguo monje del monasteriosevillano de San Isidoro. Con este libro se ini-cia una imprescindible biblioteca dedicada ala olvidada -y nunca lo suficientemente estu-diada- Reforma española. Esperamos que lossucesivos libros de esta colección se hallen ala altura del primero y logren dar a conocerlos textos más relevantes de los reformadoresespañoles. Con ellos se abre probablemente la

larga historia, llena de obras valiosísimas, delexilio hispano. El mismo Corro pertenece a esaprimera generación de los protestantes oreformadores españoles que, como es obvio, notuvieron más remedio que emprender la vía dela emigración.

Desde su salida de Sevilla, Antonio delCorro viajará por buena parte de Europa y co-nocerá de primera mano los conflictos religio-sos y políticos de la Europa del siglo XVI. Trasla huida, su primer destino es Ginebra dondese encuentra con el propio Calvino. En los años

Carta a los Pastores luteranos de Amberes, Carta a Felipe II

Autor: Antonio del Corro.

Edita: MAD, Sevilla, 2006.

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1558 y 1559 realiza estudios en la calvinistaacademia de Laussanne, y enseguida, gracias ala recomendación de Calvino, entra al serviciode la corte de Albret, en donde llegará a ser pre-ceptor del futuro rey francés Enrique IV. Lossiguientes destinos de Corro son Burdeos yToulouse, y de nuevo, en 1563, después de laentrada en la última ciudad del católicoMonluc, la corte de Albret. En el 64, tras eledicto que prohíbe en Francia el ministerio deextranjeros, es acogido en Montargis por la granreina calvinista Renata de Ferrara. Dos añosmás tarde, el calvinista español decide volun-tariamente viajar hasta Amberes con el propó-sito de contribuir a la evangelización de espa-ñoles e italianos de los Países Bajos. EnAmberes, Corro escribirá dos importantes car-tas o pequeños tratados, Carta a los ministrosluteranos de la Iglesia flamenca de Amberes(2 de enero de 1567) y la Carta a Felipe II (17de marzo de 1567), las dos obras que compo-nen el núcleo del volumen que ahora comenta-mos. Unos días después de redactar esta carta,el 17 de marzo de 1567, tiene lugar el desastrede Osterweel, que le obliga a huir de la ciudadflamenca y embarcarse rumbo a Londres, don-de vivirá el resto de su vida. En Inglaterra, apesar de tener graves problemas con el calvi-nismo más ortodoxo, Corro llegará a contar conel apoyo de importantes ministros de Isabel Icomo Wiliam Cecil y el conde de Leicester.

Entre las razones por las cuales Antoniodel Corro fue acusado de heterodoxia en Ingla-terra, se halla la carta que el 24 de diciembrede 1563 dirigió a Casiodoro de Reina, otro delos monjes huidos de Sevilla y autor de la céle-bre Biblia del Oso. Dicha epístola, conocidacomo Carta Teobonesa, también se halla entrelos textos editados por este libro recientementepublicado. En la carta, Corro, después de alu-dir al proyecto de traducir la Biblia al castella-no, manifiesta su conocimiento de Osiander ypide a Reina que le proporcione libros deGaspar Schwenkfeld y Valentin Krautwald, yque le hable de Justus Velsius y de GiacomoConcio. Por último hace referencia a la obra deJohan Brenz, seguidor de la teología ubiquitariaque tanto Calvino como el propio Corro criti-

carán en diferentes escritos. La reivindicaciónde la libertad para leer todo tipo de obras, in-cluidas las del adversario religioso, es una delas razones por las que el español emigrado deSevilla puede ser calificado, de acuerdo conAntonio Rivera, de humanista de la Reforma.

Pero, además, como también ha explicadoAntonio Rivera García en su introducción a losescritos de Corro, es la lucha por la concordiay la tolerancia entre los cristianos lo que leaproxima a humanistas del estilo del católicoJuan Luis Vives. En palabras de Rivera, lo máspeculiar del pensamiento de Corro consiste en“la combinación de su espíritu humanista deconcordia, que le llevó a ser un firme defensorde la libertad religiosa, incluso para los papistas,con su firme defensa de una confesión de fe queen, líneas generales, tenía una clara inspiracióncalvinista”. Y, en efecto, si repasamos las doscartas publicadas en este volumen encontrare-mos en ellas una firme defensa, en la más puraortodoxia calvinista, de la justificación por lafe y de la Santa Cena. En la Carta a Felipe IIdeja claro que es el problema de la justifica-ción, por la fe o las obras, una de las principa-les razones de la división entre católicos roma-nos y protestantes; y en la Carta a los pastoresluteranos de la Iglesia flamenca de Amberes,aparte de situarse en la posición intermedia deCalvino, entre Lutero y Zwinglio, considera lacontroversia sobre la Eucaristía una de las cau-sas fundamentales de la separación entre lute-ranos y calvinistas. En ambos casos, el protes-tante español “repite -como dice Rivera- el gestode los humanistas, de aquellos que en el pasa-do se habían dirigido a Carlos V con la espe-ranza de que éste restaurara la concordia entrelos cristianos”. Pues no olvidemos que Corro,en su obra de 1579 Paraphrasis and Comentaryon Eclesiastes, escribirá incluso que “la mejorReforma sería la del Renacimiento, por mediode la cual los cristianos dejarían a un lado susdiferencias”.

Coincido, finalmente, con Rivera en quela Carta a Felipe II, especialmente en sus últi-mas páginas, contiene una auténtica apologíade la tolerancia. El calvinista español escribeen la conclusión de esta carta que el rey, si no

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quiere pasar por un tirano, debe poner términoinmediatamente a las guerras civiles religiosas,y para ello debería dejar a cada uno de los ban-dos, a protestantes y católicos, “vivir en la li-bertad de su conciencia con derecho al ejerci-cio y predicación de la palabra”. Corro, porsupuesto, desearía que el rey español y el restode sus súbditos se convirtieran a la confesiónde fe calvinista, mas se conforma con la liber-tad del culto protestante, pues él siempre esta-

rá dispuesto a tolerar a los papistas, a quienesve como “hermanos y amigos débiles”. Ensuma, nos hallamos ante un excelente libro queno sólo nos permitirá conocer la relevante obrade Antonio del Corro, sino que también nosayudará a comprender el contexto de las gue-rras civiles religiosas del siglo XVI.

RICARDO LÓPEZ GÓMEZ

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