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1
Año IV – No. 43;
Abril - 2013
Tlaxcala, México
Rafael García Sánchez.- Director
23 de abril, día mundial del libro y el Derecho de Autor.
Ramón López Velarde
Frida Kahlo,
ó el Imperativo de vivir
Manuel González R.
Efectos de un Papa
latinoamericano
Luis Ignacio Lujano
¡Que vivan los locos!
Evaristo Velasco
“Luna Silvestre”, de Octavio Paz
Rafael García.
2
EDITORIAL
Siempre resulta interesante, y por qué no decirlo, emocionante, trabajar con documentos
originales. Sean cédulas, ordenanzas, libros, planos, códices, litografías, bandos,
fotografías, cartas, ediciones príncipe, poemarios, diarios personales, correspondencia
oficial y/o personal, etcétera.
Por alguna determinada razón (entiéndase suerte, facilidad, empeño, coincidencia,
dedicación, ó como se pudiera citar) en Quórum hemos podido trabajar afortunadamente,
con esa ‘forma’ de documentar una gran cantidad de trabajos que, consideramos, han sido
de importancia y, sobre todo, de aportación, para la literatura y para la historia de Tlaxcala.
Este número no es la excepción. Así, incluimos -por fortuna- aportaciones que conllevan en
los contenidos esa ‘forma’ de documentar los artículos que enriquecen en su conjunto esta
propuesta en general.
La temática medular que destaca en este número, es “Tlaxcala en la Historia, su pasado y
Futuro” desde el punto de vista de nuestro célebre personaje y benemérito, Don Miguel Lira
y Ortega. Incluimos, pues, como artículo inicial del tema “Miguel Lira y Ortega, en la voz de
Ignacio Manuel Altamirano”. De hecho, es una breve colaboración diseñada y destinada
especialmente para los lectores del interior de la república y más allá de las fronteras
nacionales; puesto que los tlaxcaltecas conocen en su justa dimensión (supongo), o al
menos en parte, la valiosa aportación histórica de Miguel Lira y Ortega, abuelo del poeta
Miguel N. Lira, ambos, declarados Beneméritos de Tlaxcala, por el Congreso Local.
Por último, una breve muestra de excelente poesía es la que incluimos en este número, con
apenas unas cuantas pinceladas de Ramón López Velarde y Octavio Paz. Esperamos que
la propuesta en general sea del agrado de nuestros amables lectores, y que compartan esta
edición, como cada mes, con sus amistades y familiares para que a su vez, ellos pudieran
hacer lo mismo.
Rafael García Sánchez
Director
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RAFAEL GARCÍA SÁNCHEZ DIRECTOR
Imagen tomada de “Bodas de oro.. Aura”; Foto: Rafael García / Quórum.
No. 43
ABRIL – 2013
Cómo te recobré, Poesía,
en el límite preciso entre una estrella y otra;
equidistante y perfecta,
cabellera de luz, cuerpo de plata.
Cómo volviste a ser, Poesía,
en la frontera exacta de la luz y la sombra;
cómo volviste a mí, Poesía
tan casta en tu desnudez, vestida de pudores.
Luna Silvestre Octavio Paz
Quórum, presencia e imagen con ideas, es una revista electrónica, mensual, cultural; editada por Ediciones Maxixcatzin. Los números de certificados: de licitud, de contenido, de título, y de reserva, así como el nombre y características gráficas: en trámite. Los derechos de reproducción de las fotografías, los textos, y el contenido gráfico están reservados por Ediciones Maxixcatzin. Dirección: Privada Vicente Guerrero No. 2, fraccionamiento Insurgentes, Santa María Acuitlapilco; C.P. 90110, Tlaxcala, Tlax. Tel. (01-246) 46-805-55. No es permitida la reproducción de cualquier material (fotográfico y/o literario) incluido en esta revista electrónica, sin el permiso correspondiente por escrito.
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Miguel Lira y Ortega, en la voz de Ignacio Manuel Altamirano
RAFAEL GARCÍA SÁNCHEZ
Un avance importante, en las
comunicaciones ferroviarias, entre
Apizaco y Puebla fue el culminado
el día 16 de septiembre de 1869,
fecha en que se inaugura el ramal
entre estas dos comunidades. Es
obvio suponer el gran impacto que
tuvo tan importante acto entre los
vecinos de todos los pueblos
cercanos a la vía del ferrocarril; ver
la descomunal maquina de acero,
rugiendo potente a gran velocidad,
debió ser todo un suceso. Por otra
parte, el honor de inaugurar esa
importante vía de comunicación
recayó en la persona del
Presidente de la república
mexicana en turno, es decir al
estadista don Benito Juárez.
Desde luego que el Benemérito se
hizo acompañar de importantes
personajes de su flamante equipo
de trabajo, (lo que actualmente
pudiera entenderse -en cierta
El Benemérito tlaxcalteca Miguel Lira y Ortega; fotografía cortesía Rev. Rubén García Badillo / Quórum.
forma- como Gabinete) de entre quienes destaca la regia figura del Maestro Ignacio Manuel Altamirano.
Seguramente Juárez traía no solamente tan alta investidura consigo, sino además toda una serie de presiones, relacionadas
por las inconformidades que en algunos casos había generado el trazo de la ruta férrea. Bien sabía Juárez, que al llegar a
Puebla habría de afrontar algunas situaciones no tan gratas, derivadas de los tensos momentos políticos que el país vivía; y
sobre todo, como se cita, el descontento de importantes empresarios y hacendados.
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Al gobernante tlaxcalteca en ese momento, Don Miguel
Lira y Ortega, correspondió dar la bienvenida a tan
importante caravana. Fue un hecho histórico importante
para el actual municipio sarapero, del que en la
actualidad, lamentablemente no se conserva ni por
equivocación al menos una pálida placa de mármol,
azulejo, bronce ó al menos barro. Creo que nuestro ilustre
tlaxcalteca Lira y Ortega, bien merece, en Chiautempan,
un reconocimiento permanente, que siempre será poco,
para la estatura histórica del probo republicano.
Así, una vez que detiene su marcha la flamante
locomotora y por consiguiente el convoy férreo,
corresponde al Benemérito Lira y Ortega hacer acto de
presencia y abordar el carro presidencial, de acuerdo al
protocolo, y trabajo de logística trazado previamente. De
acuerdo a las crónicas de la época, fue evidente el gusto
para don Benito Juárez el poder estrechar la mano del
gobernante tlaxcalteca, quien da la bienvenida al
Presidente a territorio tlaxcalteca, al igual que a los
distinguidos acompañantes de la comitiva presidencial.
La breve y espléndida crónica de tan importante
momento, es la que nos transmite el Maestro Altamirano,
en los siguientes términos: “Es el gobernador el tipo más
perfecto del hombre del campo en su más sencilla y
buena expresión: se retratan en su semblante la honradez
más acrisolada, la serenidad de una conciencia pura y la
firmeza de principios de un alma republicana por
organización; sin pretensiones, sin altivez, modesto como
debe ser un funcionario demócrata; este hombre recuerda
por su aspecto la figura del inmortal Guerrero, y
remontándonos más allá, la figura de aquellos
republicanos de los antiguos tiempos que dejaban el
arado por venir a gobernar un pueblo. En obsequio de la
verdad, el Presidente y los ministros parecen tener en tan
alta estima las virtudes de un magistrado tan sencillo, que
le recibieron con las muestras del más grande afecto y
respeto. El no trajo discursos; comprendió con buen
sentido que los discursos para un viajero son fatigosos,
y se contentó con dar la enhorabuena en términos
lacónicos, pero expresivos, por la gran mejora que iba a
quedar establecida con la vía férrea; luego se despidió,
bajó del vagón y fue a confundirse entre la
muchedumbre tlaxcalteca, que le hizo un lugarcito como
a cualquier hijo de Adán”.
La aguda visión de Altamirano, en torno al ciudadano
ejemplar, y al gobernante probo, honesto y vertical que
fue Lira y Ortega, fue acertada: con apenas unos
minutos de verlo y escucharlo, Altamirano pudo apreciar
las grandes cualidades y “la firmeza de principios” que el
Benemérito tlaxcalteca transmitía en todo momento.
Afortunadamente nuestro gobernante Lira y Ortega
nunca escribió una sola página, un solo párrafo, una
sola línea, que ofendiera a ciudadanos de otras
latitudes. Conocedor de la historia del pueblo mexicano,
siempre se condujo de manera responsable, respetuosa,
sencilla y humilde como bien lo retrata Altamirano
(escritor vertical), transmitiendo con ello el tradicional y
noble aprecio de los tlaxcaltecas para con los visitantes.
Su proceder como servidor público siempre estuvo
marcado por la nobleza y por el auténtico servicio a su
pueblo, “sin pretensiones, sin altivez, modesto como
debe ser un funcionario demócrata”. La humildad que le
caracterizaba, en más de dos ocasiones lo orilló a
declinar designaciones importantes que, por su vocación
plena de servicio al pueblo, le hicieron sostener, aceptar
y llevar a excelentes resultados.
Incluso, cuando la legislatura local emite el decreto el 29
de julio de 1868 “en gratitud a los eminentes servicios
prestados por el C. Miguel Lira y Ortega en la
reconquista de la Independencia de la República,
atacado por la Intervención y el Imperio que pretendían
establecer, se le declara Benemérito del Estado”, Lira y
Ortega lo consideró un alto reconocimiento inmerecido a
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su persona, al escribir “protesto que la muy honrosa
distinción que me habéis concedido la estimo altamente
superior a los servicios que creí de mi deber prestar a la
Patria. Estaban recompensados ya con la satisfacción de
haber presenciado el triunfo de la República y mis
ambiciones cumplidas con verme restituido al seno de mi
familia. Pero supuesto que vosotros habéis querido
honrarme más de lo que merezco, acepto esta distinción
como una prueba de la bondad característica del pueblo
tlaxcalteca, ofreciendo que de ese título haré uso
únicamente para estimular a mis hijos, a que se consagren
al servicio de la Patria; él será la más rica herencia que
puedo legarles a mi muerte”.
La voz prudente, sensata, firme y valiosa del Coronel Lira y
Ortega, ha sido de las más nobles y ejemplares que en
Tlaxcala hemos tenido hasta hoy. De sus impresionantes
logros para el pueblo tlaxcalteca habremos de hablar en
próxima colaboración, con la intención de presentar a los
adolescentes y jóvenes en primer término, la enorme
importancia que ha tenido Tlaxcala en la Historia de
México, generada por hombres como Miguel Lira y Ortega,
como José Miguel Guridi y Alcocer, como los Xicoténcatl,
los Arrieta y los Maxixcatzin. Es, hasta donde sea posible
en nosotros los ciudadanos orgullosos de nuestra tierra, la
obligación de transmitir estos ejemplos que han dado
relieve y brillo a esta pequeña gran porción de patria
mexicana.
Tenemos ejemplos de célebres mexicanos, hombres y
mujeres, que son necesarios traer e incluir en los
cuadernos de educación básica; dejar de lado la
indiferencia y la apatía para avocarnos a conocer los
legados que tenemos, hoy, de personajes como Miguel Lira
y Ortega, de quien, lamentablemente sabemos poco;
incluso, es probable que algunos tlaxcaltecas desconozcan
en dónde está sepultado, situación que realmente sería
triste, sobre todo en los profesionistas que tienen la
obligación de transmitir los conocimientos a los alumnos de
educación básica.
De Lira y Ortega, como bien apunta su biógrafo Salvador
Cruz (un historiador profesional, afortunadamente), “su
nombre flamea a los aires de los Cuatro Señoríos como
espejo de fe republicana, de desinterés en el ejercicio
del poder, de honradez ciudadana hasta la prueba de
ser peregrino en su Patria, de firmeza inconmovible en
los principios demócratas”. Cierto: a partir del 27 de
marzo de 1882, la figura de Lira y Ortega nace para la
eternidad. Su cuerpo encuentra sepultura en el Panteón
de Ocotlán al día siguiente, el 28. Así, Lira y Ortega
retorna a su tierra, a la que dejó su trabajo, verticalidad,
su cariño y amor por el bienestar de un pueblo en el que
dejó sus más grandes aspiraciones e ilusiones.
Fotografía inédita (hasta hoy), del Presiente Benito Juárez; Obsequiada por él mismo, al Benemérito Miguel Lira y Ortega, gobernador tlaxcalteca; al arribar el Presidente de México, en
tren, al municipio de Chiautempan, en septiembre de 1869, como parte de la inauguración del ramal ferroviario Apizaco-Puebla.
Todo este material histórico de Lira y Ortega, es decir: el archivo del Benemérito Miguel Lira y Ortega, fue conservado cuidadosamente por el nieto Miguel N. Lira. Como es sabido, ese acervo histórico está a resguardo actualmente del presbítero. Rubén García Badillo, en su calidad de albacea; que amablemente continúa trabajando conjuntamente para difundir etapas históricas del estado de Tlaxcala, poniendo a disposición documentos de elevado, significativo y evidente valor histórico para el estado de Tlaxcala, y para México.
Esta pequeña gran fotografía, de apenas 5.8 x 10.2 cms., será incluida y presentada por primera vez, como parte de la exposición “Tlaxcala en la historia, su pasado y futuro; por Miguel Lira y Ortega”, que abarca 99 documentos originales, de la 2da mitad del siglo XIX; todo ello, en el Museo Miguel N. Lira; ciudad de Tlaxcala; a partir del mes de mayo-2013.
Q
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AVANCE
“Tlaxcala en la Historia, su pasado y futuro. Por Miguel Lira y Ortega”
MUSEO MIGUEL N. LIRA
A partir del viernes 3 de mayo, y hasta el
miércoles 26 de junio (7 semanas y 3 días),
se tiene contemplado presentar en el
Museo Miguel N. Lira la exposición arriba
citada. Ésta exposición consiste en
conjuntar una serie de documentos,
(originales todos) de la 2da mitad del siglo
XIX; todos ellos están relacionados con el
Benemérito tlaxcalteca Miguel Lira y
Ortega, abuelo del ilustre poeta tlaxcalteca
Miguel N. Lira.
Lo anterior, derivado de reunión de trabajo
establecida con el presbítero Rubén García
Badillo, resguardante de los documentos
del Coronel Miguel Lira y Ortega, que ha
mostrado plena disposición para que se
lleve a cabo esta primera e inédita
exposición, con el afán de recordar la gran
estatura histórica del prócer tlaxcalteca.
Carta de Porfirio Díaz a Miguel Lira y Ortega; México, 21 de Noviembre de 1877
Porfirio Díaz. Foto: Internet.
Entre los documentos y/o elementos históricos que se habrán de
exponer, se pueden mencionar:
--6 periódicos. Relacionados todos con Miguel Lira y Ortega. En los
dos primeros, de 1872 y de 1873, encontramos noticias de la
época; en los siguientes 4 (1882, 1889, 1901 y 1903) encontramos
crónicas que enaltecen la aportación histórica de Lira y Ortega,
durante su participación en diversas épocas de la historia de
Tlaxcala);
--1 fotografía original del Benemérito Miguel Lira y Ortega;
--1 fotografía original, del Presidente Benito Juárez (5.8x10.2 cms);
--El bastón que Benito Juárez obsequiara al Coronel Miguel Lira y
Ortega;
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--20 cartas enviadas por Porfirio Díaz, algunas en
su calidad de Presidente de la república; abarcan
diferentes fechas, enviadas en su mayoría desde
Guadalupe Hidalgo, desde Ciudad de México, y
desde Tacubaya;
--Diversos documentos relacionados con la
administración estatal y nacional;
--30 historias (al menos) de las “municipalidades”
de Tlaxcala (una por cada mpio. que corresponden
al Diccionario Histórico y Geográfico autoría de
Lira y Ortega; cada “historia” es un documento de
2, 3, 4, 5, 6 ó más páginas);
--etcétera;
Lo anterior, nos puede arrojar un total de 99
documentos, que –necesariamente– requieren un
cuidadoso trabajo museográfico para su
exposición. La intención de esta colección es
mostrar la riqueza histórica tlaxcalteca producida
por el Benemérito Miguel Lira y Ortega; y por esa
razón se han contemplado casi dos meses, para
que un mayor número de visitantes y estudiantes
conozcan el valioso acervo histórico a exponer.
Reverso de comunicación enviada al Sr. Gobernador Miguel Lira y Ortega, en 1877.
Porfirio Díaz. Foto: Internet.
Es importante remarcar que después del fallecimiento del
Benemérito Miguel Lira y Ortega, en la ciudad de Puebla, en
1882 (es decir: hace 131 años), es la primera vez que este
conjunto de documentos, destacando las 20 cartas, será
expuesto en el Museo que lleva el nombre de su nieto:
Miguel N. Lira, Benemérito también. De ahí la importancia de
esta exposición que viene siendo preparada con acuciosidad
y plena responsabilidad conjunta.
De esta forma habremos de conocer a través de esta
exposición, situaciones históricas suscitadas en la 2da mitad
del siglo XIX; con personajes que fueron actores principales
a nivel estatal y nacional.
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Con todo este caudal histórico de
primer nivel, epistolar en este caso, con
seguridad tendremos oportunidad de
integrar un documento que, dada la
efervescente época en que se
desarrollan hechos, para la república
mexicana, será de total y valiosa
aportación para la historia de Tlaxcala.
Así, se podrán documentar ensayos
serios (sin afanes protagónicos, y sin
inventar la historia del siglo XIX... en el
2013), que seguramente coadyuvarán
a enriquecer acervos literarios. Esto,
solamente como un avance del acervo
generado por el Benemérito tlaxcalteca
Miguel Lira y Ortega, a quien el Estado
pudiera impulsar al sitio histórico que,
por ley, le corresponde.
“Huamantla (Tlax.) Febrero 27 1867. Carta de Porfirio
Díaz a Miguel Lira y Ortega / Quórum
Q
“Ignoro todavía de dónde salieron las instituciones a las que debo Pedro Páramo. Fue como si alguien me lo dictara. De pronto, a
media calle, se me ocurría una idea y la anotaba en papelitos verdes y azules. Cuando escribí Pedro Páramo solo pensé en sali r
de una gran ansiedad. Porque para escribir se sufre en serio”
Juan Rulfo
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Próximamente…
--Municipalidades y pueblos tlaxcaltecas.
--Personajes, gobernantes; sus luchas e ideales
--Miguel Lira y Ortega, Benemérito tlaxcalteca.
--Documentos históricos, originales e inéditos.
30 HISTORIAS, es un referente, un punto de partida nada más.
En realidad son más, muchas historias más, de las municipalidades
que conformaban poco después de mediados del siglo XIX, la
geografía tlaxcalteca. Además, se conjuntan documentos –todos
originales- que relatan hechos históricos clave, en el acontecer de
Tlaxcala antes, durante, y después de la Independencia de México.
Correspondencia epistolar de significativo valor histórico que por
primera vez habrá de ser expuesta al público en general, desde el
Museo Miguel N. Lira. Personajes como José Miguel Guridi y
Alcocer, Guillermo Valle, Mariano Sánchez, Porfirio Díaz, Ignacio
Manuel Altamirano, Benito Juárez, por citar solamente algunos,
con su actuación histórica conformaron día a día la historia de
Tlaxcala de la segunda mitad del siglo XIX.
20 cartas escritas por Porfirio Díaz, destinadas al Coronel Miguel
Lira y Ortega, son apenas una parte de los contenidos que a partir
de mayo habrán de ser expuestas en el Museo citado.
Por otra parte, el valioso acervo que Miguel Lira y Ortega (abuelo
del poeta tlaxcalteca Miguel N. Lira) conformó, relacionado con
todas y cada una de las municipalidades tlaxcaltecas de aquella
época, también se pretende incluir en esta magna exposición –
literalmente- histórica, con el afán de que los actuales municipios
conozcan parte de los inicios de su conformación, y quiénes eran
los actores políticos y sociales de aquella época.
Por lo que se refiere a los documentos de las Municipalidades que
se habrán de presentar, podemos relacionar, a manera de avance,
los nombres de las comunidades de las que poseemos
documentación histórica:
SAN PABLO DEL MONTE, HUAMANLTA, ZACATELCO, SAN
JERONIMO ZACUALPAN, TEPEYANCO, SAN MATEO HUEXOYUCA,
SANTIAGO TETLA, SAN BERNARDINO CONTLA, CALPULALPAN,
SANTA CRUZ TLAXCALA, CHIAUTEMPAN, TETLANOCAN, SAN
MATEO TEPETITLA, SAN NICOLAS TEPETITLA, XALTOCAN,
NATIVITAS, SAN JUAN TOTOLAC, SANTIAGO MICHAC
(HUAMANTLA),
En cuanto a temas más concretos, se tienen contemplados
considerar algunos de medular importancia en el
desarrollo de la historia de Tlaxcala, tales como: MINISTROS
E IMPERIOS, EJÉRCITO IMPERIAL MEXICANO, MARIANO
SÁNCHEZ, ANTONIO CARVAJAL, CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE
TLAXCALA (79 artículos y 4 transitorio); LÍMITES Y MAPAS,
ETCÉTERA.
Así, después de 131 años (ó más) de haberse reunido tan
importante y valioso acervo, es como ahora se presentan por
primera vez, en un solo espacio, y durante dos meses,
verdaderas joyas de la historia de Tlaxcala. Lo anterior, ha sido
posible gracias a la amable disposición que ha mostrado el
resguardante de tan importante acervo documental, el
presbítero Rubén García Badillo que, conociendo nuestro
trabajo y dedicación, desde hace varios años, por la historia de
Tlaxcala, por la trayectoria artística y cultural de Miguel N. Lira, y
por los personajes y las etapas de la magnífica historia de
Tlaxcala, es como se ha logrado concretar esta importante y
extraordinaria colección a exponer en el Museo Citado.
Seguiremos informando, al respecto.
Q Crónica: Rafael García Sánchez.- Quórum/Director
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CUMBRE LATINOAMERICANA DE PERIODISMO EN MÉXICO 2013
“La Libertad de Expresión en las Américas”
A partir del 1ro de mayo y hasta el día 4, se habrá de desarrollar en la capital del Estado de México, y en el municipio de Almoloya
de Juárez, la Cumbre Latinoamericana de Periodismo. Compañeros Nacionales de Periodistas y Editores A.C. (CONAPE), viene
desplegando intenso trabajo de organización y logística para recibir a los periodistas agremiados, procedentes de diferentes países
y, desde luego, de muy diversos puntos geográficos de la república mexicana.
Se tiene contemplado, del 2 al 4 de mayo, llevar a cabo diversas actividades: ponencias, conferencias, talleres, reuniones, mesas de
trabajo de diferentes medios periodísticos de América, con la finalidad de consolidar los mecanismos de comunicación, trabajo y
difusión de los informes generados; para ello, se contará con la presencia de expertos que, sobre la materia habrán de compar tir sus
vivencias, experiencias; los logros obtenidos así como las dificultades que el gremio afronta, para cumplir con puntualidad y decoro
la actividad periodística.
De igual forma se tiene agendado celebrar el segundo aniversario de la fundación de CONAPE, precisamente en Almoloya de
Juárez, municipio del Estado de México, en 2011. Como es evidente, la agrupación periodística, a dos años de su creación, ha
crecido de manera significativa, consolidando día a día sus acciones profesionales en beneficio de la sociedad mexicana y de varios
países, en los que tiene presencia, por conducto de importantes despachos periodísticos y agencias informativas.
Así, CONAPE cumple de manera responsable y permanente con la sociedad en general. Se espera que con el trabajo a desarrollar
en esta Cumbre Latinoamericana “La libertad de la expresión en las Américas”, la propuesta profesional se fortalezca, y siga en la
ruta de crecimiento que, desde sus inicios ha tenido. Enhorabuena por nuestro Presidente, Lic. Raúl González Nova, quien además
lleva la importante y pesada responsabilidad de establecer vínculos profesionales para el buen desempeño de esta actividad, tan
necesaria e importante en la cotidianeidad de la historia de México.
Q
“Al filo del agua fue redactada mientras yo escuchaba insistentemente el Réquiem de Gabriel Urbano Fauré. Me gusta esa música
fúnebre, debido quizá a una predestinación mortal. Algunos pasajes en prosa siguen la cadencia de los cantos gregorianos que se
cantaban para las misas de difuntos en las iglesias”
Agustín Yáñez
13
Luna Silvestre Octavio Paz
ENTRE JÓVENES POETAS…
En 1931, Octavio Paz de 17 años, inicia su primer
libro de poesías. Para 1933 (de 19 años) con toda
la emoción de buscarle publicidad a esa primera
obra, presenta el borrador de su primer poemario
“Luna Silvestre”, a Miguel N. Lira, de 28 años de
edad, editor, tipógrafo y también poeta; una vez
concluidas las formalidades técnicas y laborales,
Paz le deja los borradores de esa obra, misma que
con el correr de los años, habría de tomar relevante
importancia, dada la trayectoria de escritor, literato y
poeta que habría de alcanzar en 1990, con su
máximo galardón: el Premio Nobel de Literatura.
Dichos borradores son conservados de manera
definitiva por Miguel N. Lira, al igual que los demás
borradores de otros escritores que buscaron la
edición de sus obras con el tipógrafo tlaxcalteca.
A 80 años de esa primera edición, hoy presentamos algunos
documentos del borrador que hemos comentado. Lo anterior es
posible por la amable deferencia del albacea Rubén García
Badillo para la revista Quórum, que nos ha proporcionado los
archivos necesarios de esta obra, y que hemos incluido como
parte de la relación de libros que comentamos en este número
43, uniéndonos con ello a la celebración internacional del 23 de
abril en que se conmemora el día internacional del libro y de los
Derechos de Autor.
14
(Ciudad de México, 1914-id., 1998) Escritor mexicano. Nieto de escritor (Ireneo Paz), los intereses literarios de Octavio Paz se manifestaron de manera muy precoz, y publicó sus primeros trabajos en diversas revistas literarias. Estudió en las facultades de Leyes y Filosofía y Letras de la Universidad Nacional. En 1936 Octavio Paz se trasladó a España para combatir en el bando republicano en la guerra civil, y participó en la Alianza de Intelectuales Antifascistas. Al regresar a México fue uno de los fundadores de Taller (1938) y El Hijo Pródigo. Amplió sus estudios en Estados Unidos en 1944-1945, y concluida la Segunda Guerra Mundial, recibió una beca de la fundación Guggenheim, para, más tarde, ingresar en el Servicio Exterior mexicano. En 1955 fundó el grupo poético Poesía en Voz Alta, y posteriormente inició una colaboración en la Revista Mexicana de Literatura y en El Corno Emplumado. En las publicaciones de esta época defendió las posiciones experimentales del arte contemporáneo. Cerró su actividad diplomática en 1968, cuando renunció como protesta contra la política del gobierno mexicano ante el movimiento democrático estudiantil. Durante sus años de servicio Octavio Paz residió en París, donde trabó amistad con André Breton, también viajó por diversos países europeos y asiáticos (en 1962 fue nombrado embaj.de México en la India. Poeta, narrador, ensayista, traductor, editor y gran impulsor de las letras mexicanas, Paz se mantuvo siempre en el centro de la discusión artística, política y social del país. Su poesía se adentró en los terrenos del erotismo, la experimentación formal y la reflexión sobre el destino del hombre.
Detalle; borrador original de “Luna Silvestre”, de Octavio Paz; col. part. García Badillo / Quórum
http://www.biografiasyvidas.com/biografia/p/paz_octavio.htm
Detalle; borrador original de “Luna Silvestre”, de Octavio Paz; col. part. García Badillo / Quórum
15
¡QUE VIVAN LOS LOCOS!
EVARISTO VELASCO ÁLVAREZ
En varias ocasiones y de repetidas
personalidades, he leído acusaciones contra algunos
de los personajes que han dejado huella de su
existencia en el mundo, de que están perturbados de
sus facultades mentales, puesto que son diferentes a la
mayoría de los que habitamos este mundo, llamado La
Tierra. De locos, paranoicos, dementes, perturbados,
inadaptados, revoltosos, problemáticos, indeseables, y
muchas otras lindezas, llegando a creer que eran una
amenaza para la sociedad.
Pongamos el caso de Albert Einstein, quien
era un niño problema a quien se acusaba de loco, pues
vivía pensando en cosas “del demonio”, pues los
demás no lo entendían, ni le querían entender. Porque
pensar, confrontar las ideas que eran consideradas
como reales, leyes, legítimas, etc., y hacerle caso a ese
loco, con sus ideas de la relatividad, representaba un
grave problema, pues había que razonar… y es tan
latoso y problemático hacerlo…
Y qué decir de Galileo Galilei, quien se
enfrentó a la iglesia católica al asegurar que “LA
TIERRA GIRA ALREDEDOR DEL SOL”, mientras que
aquellos sostenían que la Tierra era el centro del
universo (¿?). A quien quisieron pasar a la horca,
porque la “SANTA” (¿?) inquisición decía que esas
ideas eran influenciadas por el demonio y que Galileo
debía firmar un documento en donde se establecía que
el diablo le había estado hablando al oído, y que
después de firmar, desde la puerta de salida del
edificio, Galileo pronunció las palabras que la historia
registra como de un rebelde: “Y SIN EMBARGO LA
TIERRA SE MUEVE”.
Así mismo le sucede a Jesús el Nazareno,
quien se enfrenta a los doctores de la Ley, y que corre
a latigazos a los mercaderes del Templo, y que se
atrevió a caminar sobre las aguas, a curar a los
leprosos, a los ciegos, a los inválidos; que
transformaba el agua en vino, que revivía a los muertos
y que desafió a los poderosos, y se atrevió a morir por
sus ideales. Un hombre al que llamaron loco,
inadaptado, esquizofrénico, epiléptico, orate, y muchas
cosas más.
Don Miguel Hidalgo sufrió en más de una
ocasión el ataque de los soberbios que le acusaron de
enemigo del progreso y del orden, y que lo enviaron a
Dolores, en el estado de Guanajuato, para que
estuviera alejado del Colegio de San Nicolás, en
Morelia, donde había sido maestro y poco faltó para
que fuera el rector. Lo vituperaron de tal manera que
fue degradado por los jerarcas de la iglesia católica.
Estando en el campo de batalla, un enviado del
arzobispo Abad y Queipo, representante de Roma en
México, le entregó en propia mano un comunicado del
Papa que le exigía renunciar al ejército insurgente y
retirarse de inmediato, para presentarse ante el
arzobispo. Hidalgo le preguntó al enviado: “¿Y hacia
dónde queda Roma, donde vive el Papa?
El enviado señaló un punto en el horizonte,
a lo que el cura Hidalgo ordenó a sus tropas: “¡Apunten
hacia allá!”, y en tres ocasiones dispararon sus armas
los soldados insurgentes. El enviado, considerando
loco a Hidalgo le dijo: “¿Cree usted que las balas le
llegarán al Papa? A lo que Hidalgo replicó, rompiendo
el comunicado y tirando los restos al suelo: “Pues
entonces a mí tampoco me llegó nada”, y dando la
media vuelta, dejó a su interlocutor perplejo, solo y sin
saber qué hacer.
Son muchos los ejemplos que pudiéramos
dejar claros en este espacio, pero el espacio mismo no
es tan grande para soportarlo, así que mejor
concentrémonos en dejar de ser uno más en el mundo
e intentemos ser diferentes, ser locos, ser orates, ser
inadaptados, ser paranoicos, pero progresistas,
pensando y anteponiendo a la patria por delante de
nuestras aspiraciones. Hagamos pues ¡Que viva
México!
Q
16
DOMINGO ARENAS EN EL CAMPO DE BATALLA
FABIÁN ZAMORA ROSAS
Para los primeros días de noviembre de 1914 era
previsible que Domingo Arenas se levantara en armas
contra el carrancismo. El coronel Porfirio del Castillo
refirió su primera impresión sobre el cuartelazo, que
finalmente estalló en la ciudad de Tlaxcala, el 12 de
noviembre de ese año:
“Estaba yo formulando la relación de unos depósitos
que iba a concentrar a la Tesorería y que debía firmar
el gobernador, cuando escuché tropel de caballo y un
grito de ¡Viva Zapata! Es un borracho me dije, pero dos
minutos después siguieron carreras y muchos gritos de
Viva Zapata, muera Carranza ¡El Cuartelazo! grité…”1
Con el cuartelazo, Domingo Arenas se hizo del control
de la ciudad de Tlaxcala. Otros contingentes que
resguardaban las principales poblaciones, como el de
Antonio Mora en Calpulalpan, sucesivamente se fueron
adhiriendo a la rebelión,2 por lo que Arenas se hizo del
control de prácticamente todo el Estado.
Los rebeldes esperaban la reacción Carrancista, y tal
vez por considerar que la ciudad de Tlaxcala no ofrecía
condiciones para una adecuada defensa, o tal vez para
no exponer a la capital a los estragos de la batalla, se
hicieron fuertes en la cercana Panotla y en San Lucas
Cuauhtelulpan. En esos puntos se libró la encarnizada
batalla, el 19 de noviembre, estando las fuerzas
constitucionalistas comandadas por el general Alejo
González, al frente de la brigada “Regionales de
Coahuila”.
Benito Zamora, de las fuerzas de Arenas, refirió en
sus memorias:
“…se libró la primera batalla campal, que fue muy
reñida por ambas partes quedando al fin por parte de
las tropas del General Alejo G. González y adversa
para las nuestras…”
“…por orden del C. General Domingo Arenas estuve
defendiendo el cerro de San Lucas Cuauhtelulpan
que está a inmediaciones de la ciudad de Tlaxcala,
luchando con solo 75 hombres y deteniendo al
enemigo en superior número, no dejándole avanzar
sino hasta que el resto de la columna había
abandonado el pueblo de Panotla a las 7:50 de la
tarde y por serme imposible seguir defendiendo el
cerro que tenía a mi custodia, tomando el rumbo de
Nativitas pasando por la estación del Ferrocarril
Interoceánico, donde me vi obligado a trabar fuerte
tiroteo en la noche con el enemigo que se encontraba
posesionado de dicha estación quitándole cuatro
caballos y 23 carabinas máuser.”3
El parte oficial de la batalla que Cesareo Castro,
comandante militar de Puebla, rindió al gobierno
Carrancista dice:
1 Castillo, Porfirio del, PUEBLA Y TLAXCALA EN LOS DÍAS DE LA REVOLUCIÓN, México, 1953, p. 171.
2 MEMORIAS DEL GENERAL BENITO ZAMORA BRAVO, mecano escrito, inédito. 3 Idem.
17
“Se ha rechazado enemigo en San Nicolás Panotla
haciéndole 300 muertos y gran cantidad de heridos
recogiéndoles cuatro ametralladoras, tres fusiles Roexer
un cañón cuarenta y cinco cajas de parque, doscientos
caballos e incalculable número de armas. Combate
comenzó once treinta am y terminó seis tarde estando
reñidísimo huyendo enemigo rumbo Tlaxcala a la
desvandada (sic.). Además se les recogieron al enemigo
diez cofres de cañón.”
El hecho de armas le valió a Castro una felicitación del
Gobierno Carrancista, pero algunas de las cifras que se
aprecian en el parte parecen exageradas, especialmente
la referente a las bajas de los rebeldes. Porfirio del Castillo
refirió que Arenas sufrió muchas bajas, sin aportar
mayores datos. Los documentos oficiales no mencionan el
número de los efectivos con los que contaba Arenas, pero
el autor citado afirma que el 12 de noviembre se rebeló
íntegramente la Brigada “Xicohténcatl” y que ésta contaba,
dos meses antes, con mil quinientos efectivos “bien
montados y bien pertrechados”.4 En un cálculo
conservador se puede suponer que Arenas contaría con
poco más de mil hombres, para los cuales, trescientas
bajas parece demasiado, aunque la batalla de Panotla
haya sido descrita por ambas partes como muy reñida.
Del Castillo afirma también que tras la acción de Panotla,
Arenas dejó abandonado su archivo,5 lo cual no se pone
en duda, pero no ha sido posible localizar ninguno de esos
documentos. El lugar más viable para hallarlo parecería el
Archivo Histórico de la SEDENA, pues es posible que,
como ocurrió con otros archivos y documentos de los
rebeldes, los carrancistas lo remitieran a la superioridad, y
ésta lo anexara a algún expediente.
Pero, el archivo de Arenas no se encuentra en los
expedientes personales de los combatientes, ni en
el expediente de la Plaza de Puebla, ni en el de
Tlaxcala, ni en el de la Plaza de México, y los
documentos oficiales tampoco refieren su existencia.
Por testimonios, el que esto escribe, tuvo noticia
hace varios años, de que Arenas ordenó enterrar su
archivo antes de desalojar sus posiciones, sin que
hasta ahora haya sido posible una búsqueda
adecuada de ese tesoro documental.
Ciertamente, Arenas se rebeló contra el carrancismo
con la bandera de Zapata y del Plan de Ayala, pero
si bien, acató el Plan en lo referente a la tierra, es
muy dudoso que se haya sujetado al liderazgo de
Zapata. Para Arenas el Caudillo del Sur debió ser un
apoyo moral más que un jefe militar. Esto último
toma mayor fuerza si se toma en cuenta que, tras la
Batalla de Panotla, Arenas fue nombrado
Comandante Militar del Estado de Tlaxcala por el
Gobierno de la Convención,6 esto quiere decir que
Arenas no recibía órdenes de Zapata, sino del
Secretario de Guerra de la Convención.
Así, en Tlaxcala en noviembre de 1914, no surgió un
movimiento zapatista, sino un movimiento particular
de nuestra región, hecho según necesidades
particulares, e independiente de otros grupos
revolucionarios. Si bien, el Arenismo tuvo que
integrarse a dinámicas nacionales que lo hicieron
pasar por zapatista o convencionista, esto no quiere
decir que haya estado sujeto o condicionado, por el
contrario, para ambos, Arenas debió ser un aliado y
no un subalterno.
Q
4 Castillo, Porfirio del, Op. Cit. p. 152-157 y 177.
5 Ibídem p. 177. 6 Expediente de la Plaza de Tlaxcala correspondiente al año 1915, Archivo Histórico de la Secretaría de la Defensa Nacional.
18
PUEBLA
Próximamente…
en portada: Domingo Arenas, revolucionario tlaxcalteca.
“Si en México hubiese más lectores, habría más librerías que puestos de tacos. Pero no sucede así porque la gente tiene que
comer y es su principal ocupación. Después de tener tantos problemas no se quiere pensar demasiado, y antes que un libro se
compran un caset, un disco, van al cine y ven telenovelas, porque no les obliga un esfuerzo mayor de comprensión y el libro s í hace
reflexionar”.
Juan Grijalbo
19
TERMÓMETRO POLÍTICO
EFECTOS DE UN PAPA LATINOAMERICANO
POR: LUIS IGNACIO LUJANO RIVERA
Durante el Cónclave (con llave) para elegir al Papa,
como nuevo líder de la Iglesia Católica, se mencionaba
que los cardenales europeos tendrían ventaja. Los
números señalaban que Italia, a pesar de haber
perdido miles de feligreses y tener un poco porcentaje
de fieles católicos, mantenían una cantidad superior y
desproporcional de cardenales, frente a los países
latinoamericanos con millones de católicos, como lo es
Brasil y México que encabezan la lista de seguidores a
San Pedro.
De acuerdo al periódico El Economista, quien basa sus
cifras en la agencia Reuters, con datos de Statistical
Yearbook of the Church 2010, América del Norte
registra 85 millones de católicos, de los cuales 15 son
de Canadá y 70 de los USA; Centro y Sudamérica 501
millones de fieles, de los cuales se destacan Brasil con
163 millones y México con 100 millones de católicos;
Argentina se respalda con 38 millones de feligreses.
Europa cuenta con 285 (millones de) católicos, de los
cuales Italia representó 58 millones; seguido de Francia
con 47 y España con 43. Asia tiene 127 millones,
dentro de los cuales son 77 de Filipinas. África cuenta
con 186 millones, liderado por la República del Congo
con 38 millones. Mientras que Oceanía, en Australia
tiene 9 millones; y Medio Oriente con 3 millones.
De lo anterior se deduce que si por número de
simpatizantes fuera, le hubiese correspondido desde
hace años a Brasil tener un Papa y luego de ello, el
Papa sería mexicano; pero no, el elegido fue Argentino.
La mayoría de estos líderes religiosos han sido
europeos. Por lo que resulta histórico que a los 2013
años del nacimiento de Jesucristo, ahora se haya
elegido a un Papa Latinoamericano.
¿Cuál podría ser algún criterio para elegir a un Papa?
Quizá su estancia de vida en el Vaticano; su cercanía
con el Papa en funciones; hablar muchos idiomas; ser
sencillo; tener comunicación divina; ser un excelente
conciliador; ser un buen político; conseguir el voto de
los cardenales; haber hecho campaña por años para
ser Papa; ser un experto en finanzas para manejar
adecuadamente los recursos del Banco del Vaticano;
prometer más feligreses; ofertar el incrementar los
ingresos de la Iglesia; copiar la forma de ser de Juan
Pablo II; ser más simpático; tener muchos millones de
seguidores…?
Podrían ser inacabables los requisitos para integrar un
perfil perfecto para un Papa, pero el hecho es que el
proceso de selección es secreto, hacer jurar sobre la
Biblia a los cardenales que no revelarán la forma de
elegir al sucesor de San Pedro.
Pero para estudiar los efectos que pudieran
presentarse a la llegada del nuevo Pontífice, estimo
que deben considerarse: El efecto local, donde se dice
que el cardenal de Argentina, ahora Papa Francisco I,
no tenía buenas relaciones con la Presidenta de la
República de Argentina; un país con una severa crisis
económica, en donde la Presidenta tendrá que
recomponer su relación, como medio de subsistencia
política y aprovechar la nueva condición, para que
mejoren las finanzas argentinas. El efecto que pudiera
presentarse en Latinoamérica, sin duda que será el de
ganar mayor número de fieles y confirmar a aquellos
que estuvieran migrando a otras religiones y con ello,
aumentar los ingresos del Vaticano.
El efecto en México es muy significativo y mucho más
rentable políticamente lo será, si el Presidente Enrique
Peña Nieto logra convencer al Sumo Pontífice de visitar
México, que es un país que cada que lo visita un Papa,
se vuelca en comedimientos; y el efecto internacional,
en primer lugar se verá reflejado desde su primer misa
el día 19 de marzo, al reunir la presencia de líderes
políticos de todo el mundo; los ojos de todos los
católicos estarán puestos en dicho evento y se notará
la renovación de sangre nueva, con un Papa más joven
que al parecer pretende destacar como su perfil, a un
Papa sencillo y cercano a la gente que desea escribir
su propia historia con letras de oro.
Q
20
IRREVERENTE
MIGUEL ARCADIO CRUZ RUÍZ
Tuve que ser tu amigo para acercarme a ti / Y desde entonces te respiro.
Tuvo que haber pasado el tiempo en la distancia, / para vivir este suceso impredecible, para conocer de este amorío enmascarado, emboscado, oculto, / por el que vivo bajo sospecha.
¿Qué tan cerca estoy de ti? / cuando platicas / ¿qué tan cerca yo te siento? / cuando me dices de tus cosas, esas que te inquietan y molestan / y por supuesto me molestan, las que regresan a la memoria, / cuando por cierto te conocí.
Te veo a los ojos, siempre te veo a los ojos, / y no te encuentro como te quiero, amiga mía.
Repudio siquiera intentar decirte / y sólo pienso aguardar hasta siempre, quizá hasta ese momento en que tus labios de carne, de frescura, de deseo, de beso, / se abran de nueva cuenta, para platicarme de otros tantos amoríos, / cuando me atreva a morderlos como en el sueño.
¿Cuánto tiempo habré de aguardar? no lo sé, / porque de seguir siendo tú amigo, habré de faltarte al respeto, / y desde entonces seré un desconocido, seré traidor, apresurado para aprisionarte toda, / buscando desnudarte, hasta el corazón, y en un desatino, / respiraré ese aliento tan tuyo, / tan respirado por otros, por aquellos que me contaste y / de nueva cuenta faltaré a ese respeto.
¿A qué llevó intimidar? / ¿a qué se debió que me contaras esos cuentos? ¿fue acaso la rutina? / ¿fue acaso el tocamiento accidental de nuestras manos? Enrarecido en un conflicto de ideas, / agitado me apresto a la reflexión, y aprisa me retracto, total somos amigos, / bastará decirte, perdóname.
Pero si estuvieras sumisa en una pausa de amor, / indubitable sería el signo para seguirte faltando al respeto, amiga mía, nada más mía.
México, Distrito Federal, septiembre 1971
Pintura expuesta en Huamantla, Tlaxcala. Foto: Rafael García S / Quórum
21
PENDULO POLITICO REFLEXIONES 12 -013:
POR EMILIANO CARRILLO CARRASCO
“NO HAY MEJOR POLÍTICA SOCIAL QUE UNA ACERTADA POLÍTICA ECONÓMICA” FAUSTO CANTU PEÑA.
Es la institución política por excelencia en tanto columna
vertebral del estado que tiene el monopolio de la
violencia, pero en México el precepto teórico hace años
fue superado por la terca situación. La sociedad requiere
meter al orden constitucional, impregnado de un
garantismo social que permita recomponer las variables
sociales ante los gobernados y gobernantes. Las políticas
desde 1982 en el adelgazamiento draconiano del Estado
para favorecer en primer lugar a socios y amigos. Y ante
la advertencia de que tal rumbo ensancharía las franjas
de pobres, juraba que eso se combatiría con una buena
política social, porque “Ésa es otra”.
Es ilusorio, por lo menos ahora, esperar que se
establezcan convergencias entre dos de los grandes
brazos del quehacer público, entre la política económica,
concentradora ilimitada de la riqueza, y la social que
atiende los estropicios que produce el poder financiero
concentrado . La propuesta por el PT a la Ley General de
Desarrollo Social, que pretende cambiar el enfoque
asistencialista de la política, al obligar al gobierno a incluir
programas de capacitación y formación en las
comunidades como forma de superación de la pobreza.
Al carácter moral y ético de la obligación gubernamental,
Peña Nieto no agregó el de tipo económico, pues como
bien apunta el principal dueño de México, Carlos Slim,
ensanchar el mercado interno es una necesidad para que
el crecimiento tenga sustento propio, nacional. Y la
pobreza en todas sus variantes lo obstruye hasta hacerlo
mediocre, como en las últimas tres décadas que alcanzó
2% anual y con un incremento demográfico superior.
La necesidad de romper los monopolios existentes en el
sector agroalimentario por la gran concentración en
granos. El reto es que de los 7.4 millones de pobres, 3
millones presentan carencias en salud, educación y
vivienda; hay 4 millones más que suman a las anteriores,
la falta de seguridad social y servicios y 430 mil, además
de las mencionadas, tampoco tienen acceso a la
alimentación. La desnutrición. De más 7.4 millones de
mexicanos subsisten “en pobreza extrema y carencia
alimentaria” y que ambos fenómenos socioeconómicos
son “verdaderamente lacerantes”, los padecen por igual
habitantes de zonas rurales y urbanas, y para su gobierno
“atender la pobreza (extrema) no es una opción, es una
obligación ética y moral”.
Alinear la cruzada con el Programa Hambre Cero de la
Organización de las Naciones Unidas; conformar un
consejo para la supervisión y vigilancia de los resultados e
invitar a éste al sector privado; cruzar 70 programas
sociales de la Federación, los estados y los municipios;
fortalecer las capacidades de desarrollo de las
comunidades rurales y urbanas; así como la creación de
brigadas para alfabetizar y apoyar programas productivos;
todo ello está muy bien pero no constituye garantía alguna
de que se remontará el tradicional carácter asistencialista
de los programas antecesores y menos aún de que el
clientelismo no haga como siempre su aporte en votos y
“guardaditos” para las campañas electorales.
Historia económica:” Una de las académicas fundadoras
de la Escuela Nacional de Economía de la UNAM, fue la
PÉNDULO POLÍTICO http://www.razonesdeser.com/vernota.asp?notaid=94634.
22
Dra. En Economía, Florence Thalman, egresada de la
London School of Economices (LSE), considerada
entonces la mejor escuela de Economía Política del
mundo moderno. Thalman fue esposa del General Emilio
Lozoya, chihuahuense, ambos padres de Emilio Lozoya
Thalman, miembro de los Toficos, el grupo de los niños
ricos y poderosos de la ENE, liderados por Carlos Salinas
de Gortari y en donde participaban entre otros Manuel
Camacho Solís, José Francisco Ruiz Massieu, Alberto
Anaya, Guillermo Ortiz y Hugo Andrés Araujo.
La Teoría del Estructuralismo Económico de la CEPAL del
argentino Raúl Prebisch, que empezó a ser la
preponderante en el Gobierno Federal que evolucionaba
hacia un Capitalismo de Estado para ello se importaba la
Matriz de Insumo Producto de Wassily Leontieff, Premio
Nobel de Economía 1973 (otro de mis maestros en NYC),
Teotonio Dos Santos traería a la N la visión brasileña y
empezaba a escribir sobre el Capitalismo Financiero,
después profundizaba Rudolf Hilferding, hoy consolidada
en las ideas pragmáticas de Lula y Rouseff, Celso Furtado
ahondaba más aun en la condicionante brasileña que
planteaba las teorías del Sub-imperialismo, de los
Estados Unidos .
Los grupos trotskistas, maoístas (como Orive, maestro de
Carlos Salinas), los comunistas del PCUS estalinista, las
ideas del Eurocomunismo, que se oficializó en marzo de
1977, reciente descubierto mar de agua subterráneo,
localizado a 2,000 metros de profundidad y que le vuelve
a dar viabilidad a la gran metrópoli azteca), que trajo a
México el Arquitecto Sordo en el Instituto de Ingeniería.
El ideólogo francés, Charles Bettelheim, Profesor de
Economía Política en la ÉcolePratique des Hautes Études
de la Universidad de la Sorbona, quien impresionaba por
su erudición e impactaba en Adolfo Orive Berlinger, hoy
diputado federal del Partido del Trabajo de Alberto Anaya-
Raúl Salinas de Gortari, de donde salieron grupos de
choque lumpenizados como Antorcha Campesina, ó los
maoístas de Línea de Masas de Orive que infiltraron al
sindicato minero y con tácticas guerrilleras pararon
fabricas, minas, transporte, etc., dichas empresas del
Estado terminaron en manos de Carlos Salinas de Gortari;
o bien como el Peje Rojo AMLOVE, que por dos
ocasiones estuvo a punto de ganar la Presidencia de la
República, siendo el máximo representante del populismo
lumpen izado.
Horacio Flores de la Peña, lo mantuvieron fuera de
México por ser un acérrimo enemigo del naciente
Neoliberalismo, mientras la clase política y empresarial
estaban asustados del giro de los economistas de la ENE
y pensaron entonces en crear un centro paralelo y
contrario a la UNAM, de ahí nace el huevo de la serpiente,
el ITAM (Instituto Tecnológico Autónomo de México),
fundado el 29 de marzo de 1946 por la Asociación
Mexicana de Cultura que reunía a un destacado grupo de
banqueros, industriales y comerciantes, liderados por el
franco-español Don Raúl Baillères, quien trabajaba
entonces para Casa Lacaud, en la agencia del Chase
Manhattan Bank y como representante del Equitable Trust
Co., de Nueva York. Durante este primer periodo,
Bailleres fundó una casa exportadora de plata, oro y otros
metales preciosos.
En la mexicanización minera de Adolfo López Mateos, se
quedaría con Industrias Peñoles de Torreón y desde
entonces la familia Bailleres ha estado involucrada con
actividades empresariales muy cercanas a la familia Bush,
a tal grado que los Bush le otorgaron a su hijo Alberto, el
rancho Chaparrosa a unas 30 millas al sur de San
Antonio, uno de los ranchos históricos en la difícil relación
de Texas con México, ahí descansaron las tropas
mexicanas antes de la toma de El Álamo. Peñoles fue una
de las cuatro empresas mexicanas denunciadas en
Estados Unidos, nunca en México, como fachada de la
CIA en el escandaloso caso de ENRON, las otras fueron
Industrial Minera México (antes ASARCO de los
Guggenheim), Vitro y CEMEX. Alberto Bailleres, es
egresado de La Academia Militar Culver en Indiana, en
1957, obtuvo el título de Licenciado en Economía con
Magna Cum Laude en el ITAM
Q
23
FRIDA KAHLO Ó EL IMPERATIVO DE VIVIR (*)
Por: MANUEL GONZÁLEZ RAMÍREZ
(*) publicado en:
Alcance al número 18 de Huytlale Tomo II. Tlaxcala, 1954; Director: Miguel N. Lira; pp.7-25
“…. éstas cosas son parte de ese tesoro que he guardado con lo que me queda y me quedará siempre de niña”
FRIDA
En dos extremos se movió su vida.
Entre esos dos extremos deseo escribir lo que a ella se refiere y de lo que fui testigo, pues la vi camino del cementerio,
seguidos sus despojos mortales por solemne procesión, bajo una lluvia tenue, como que la lluvia lavaba el escándalo
político que había provocado Diego Rivera; así la vi por última vez, mejor dicho, de ese modo la adiviné por definitiva
ocasión, camino del fuego que en cenizas convertiría su cuerpo mutilado y dolorido.
Y si ese fue el fin, el principio lo tengo presente cuando
cierta ocasión la encontré en la escalera central de la
Escuela Preparatoria. Entonces era una niña que
desbordaba la alegría de vivir. Una pregunta
intrascendente fue el pretexto para que nos detuviéramos
en ese lugar impropio para las charlas, pero que a
nosotros fue propicio para que naciera la amistad. Pues
bien, entre el Colegio de San Ildefonso y su muerte están
los dos extremos de Frida que me servirán para enmarcar
una existencia que se movió de norte a sur, esto es, de la
razón al sentimiento, del dolor a la voluntad, de la salud a
la entrega cotidiana, que era entrega exigida por la
enfermedad. Y como resultado final, un ejemplo de lo que
puede el imperativo del vivir y de lo que engendra el
sufrimiento.
Fueron las arcadas de San Ildefonso donde recogimos las
inquietudes juveniles. Insensiblemente nos fuimos
constituyendo en grupo, unido por los efectos y por el
modo rebelde de encarar estudios, problemas e
inclinaciones. Como sucedía con un buen número de
nuestra generación, nosotros, “Los Cachuchas”, éramos
originarios de las provincias. La vorágine revolucionaria
había arrojado hasta la ciudad capital a nuestras familias.
Autorretrato. Frida Kahlo. Imagen: internet
Y como fue corriente en los estudiantes de la época, fuimos estudiantes pobres, con exigencia tal, que nuestra
situación lindaba con la miseria. Las afinidades fueron las aglutinantes de la amistad; y las diferencias en los
caracteres sólo sirvieron para complementar a nueve gentes, que acabaron por tener en común la tendencia
anarquista de ir contra el poderoso y de sublevarse ante la injusticia.
24
Claro que no fuimos apósteles sino simples rebeldes
que nos acostumbramos a mirar el éxito en la vida
como una contingencia que no merecía el sacrificio de
nuestra ambición.
Ácratas y despreocupados, hallamos en el mundo de
las letras y del espíritu el solo mundo posible. Literatos
y oradores por inclinación, y afinados por el ejercicio,
empezamos en aquellos días, para acabar en nuestros
tiempos, a formar el único tesoro que hemos logrado,
esto es, el tesoro de nuestras bibliotecas particulares.
Nos conformamos con envidiar a los que murieron en la
gesta y por deturpar a los que alcanzaron el poder,
pues siempre nos pareció que se abría un hondo
abismo entre los ideales y los sacrificios, entre la
realidad y los principios, hondura sensible por cuanto la
realidad era mácula y el ideal linfa de limpieza. Por lo
demás, la libertad, nuestra insobornable libertad, nos
preservó de cometer el pecado de la adulación; y nos
ayudó a entender que todo lo que piensan los hombres,
cualesquiera que sean las filiaciones, merece
acatamiento. Nada de lo que es humano nos fue ajeno,
y este giro que en otros se queda en la categoría de
frase, en nosotros se instituyó como segunda
naturaleza, que a su vez nos apartó de los sectarismos.
“Los Cachuchas” fuimos nueve, conviene a saber:
Alejando Gómez Arias, Miguel N. Lira, Manuel
González Ramírez, José Gómez Robleda, Agustín Lira,
Alfonso Villa, Jesús Ríos y Valles, Carmen Jaime y
Frida Kahlo.
De ellos, el universal por excelencia, Gómez Arias; el
provinciano hasta la exageración, Miguel N. Lira; la
sabiduría que acumula datos científicos, siempre
estuvo a cargo de Gómez Robleda; el sentido
práctico que los llevó al campo de las matemáticas
para después aplicarlas al aprovechamiento
municipal del agua, correspondía a Agustín Lira y a
Alfonso Villa; Ríos y Valles gravitaba entre Gómez
Arias y Frida; mientras que Carmen Jaime iniciaba su
conocimiento del español del Siglo de Oro, base
autentica del idioma balbuciente y raro que ahora le
es peculiar; González Ramírez no fue mejor ni peor
que los demás “Cachuchas”. Y todos ellos, cuando
estuvieron unidos, parecían una gavilla que
merodeaba entre el bien y el mal, con la exagerada
preocupación de cubrirse las retiradas.
* * *
El grupo se movía en un ambiente de extraordinaria
efervescencia. La Revolución, que había triunfado en
lo militar, no se consolidaba ideológicamente. En la
Universidad de México soplaban aires perturbadores,
en cuanto que el positivismo perdía adeptos, pero no
los ganaba en proporción acelerada el Nuevo
Régimen no obstante que las ideas del movimiento
social íbanse filtrando en la Casa de Estudios. Lo que
no tenía discusión era el ambiente de tolerancia que
se respiraba por aquella época.
Antonio Caso era el representante de un catolicismo
laico que se extendió en nuestro medio hacia el
primer decenio del siglo actual, pero que pecaba
contra la ortodoxia, aunque solía preparar epígonos
tan ultramontanos, como en esos días lo fueron
Lombardo Toledano y Gómez Morín, Moisés Sáenz,
de religión protestante, había sacado a la juventud
del gimnasio y el salón de esgrima a fin de llevarla a
los campos deportivos en donde se remozaron, bajo
la interpretación norteamericana, las olimpiadas de
origen griego. Isaac Ochoterena esforzábase por que
los alumnos tomaran contacto directo con la
naturaleza, y porque el laboratorio sustituyera al
cenáculo literario, así como que el análisis fuera el
método toral de los estudios preparatorianos.
Frida Kahlo. Imagen Internet
25
Sotero Prieto era implacable
matemático, ateo, guía, auténtico de
los que con el curso de los años se
convertirían en técnicos que
acabaron con la conseja de que de
la Universidad únicamente salían
profesionistas de superfluas letras. Y
Francisco Rivas, “Papa Rivas”, el
rabino humanista que dictaba las
raíces griegas y latinas en ambiente
de cordial camaradería. O lo que fue
igual: catolicismo, protestantismo,
naturalismo, ateísmo y judaísmo
estaban representados con ellos
eximios, maestros, que nos llevaron
al convencimiento de que pensar y
profesar una religión no es causa de
delito ni razón para el vituperio.
Manuel González Ramírez, a la izquierda. Foto: cortesía Alejandro González Prieto.
Asimismo debe recordarse que después del colapso
zarista de la primera guerra mundial, había surgido
Rusia bajo la inspiración de Lenin y Trostky, que de
Europa obtuvieron la doctrina marxista, el sentido de la
lucha de clases, la necesidad de la democracia y la
idea de que la U. R. S. S. significaba un mundo distinto
al mundo occidental, carcomido y próximo a
desaparecer. Se vivía la etapa de la posguerra, pródiga
en la reorganización de varios pueblos sobre bases
constitucionales, que socializaban a la propiedad, y a
las masas productoras concedían derechos hasta
entonces inusitados, como eran garantías para
proteger al trabajo.
Por el planeta corrían los principios del socialismo, sin
temores de que destruyera a las instituciones o a los
sistemas de occidente, sin miedo de que inoculara a
los espíritus para perjuicio de las tradiciones; y eran la
música y la novelística rusas, sobre todo la última, la
que ejercían influencia sobre las conciencias
revolucionarias. No fueron los abstrusos capítulos de
Marx en los que abrevó mi generación, sino en las
páginas de Gorki, Andreiev, Dostoyewsky, de tal modo
que nos formamos la firme opinión de que el
transformador social no podía ser verdugo, victimario ni
déspota, antes bien perseguido y apóstol, héroe de la
libertad, y generoso adalid de las masas explotadas.
Tal romanticismo social se robusteció con el
nacionalismo mexicano que por entonces comenzara a
surgir. No nada más en la aplicación de la Carta
Política de 1917 y las leyes revolucionarias, ni
solamente en la extraordinaria cruzada educativa del
ministro José Vasconcelos bajo el gobierno de Álvaro
Obregón, sino fundamentalmente, porque nuestra
poesía, novela y el muralismo se desbordaron con
plenitud.
Ramón López Velarde y Francisco González León
ensalzando a la provincia, en giros de sorprendente
intimidad; Mariano Azuela que transcribió, en páginas
de breves pero vigorosas pinceladas, a la Revolución
Mexicana; y José Clemente Orozco, Diego Rivera y
David Alfaro Siqueiros, (con señalada actividad los dos
primeros), que hicieron de las paredes de escuelas y
edificios públicos escenarios de un realismo nacional o
de símbolos, que si bien nos eran peculiares, por ser
humanos, acabaron y fueron reconocidos como de
valor universal.
Estas fueron las impresiones que nos cercaban en la
adolescencia y la juventud. Estos fueron los elementos
que nos ayudaron a comprender dentro de México el
nuevo estado de cosas, y en el mundo, que el mundo
se debatía con tremendos problemas sociales.
26
Cuestiones en donde la libertad y la democracia dejaban
de ser palabras de teorizantes, para convertirse en los
objetivos que trataron de destruir el fascismo italiano,
Hitler y más tarde el sátrapa José Stalin. Siempre
sentimos la proximidad de la segunda guerra mundial y
aunque, es evidente pensarlo, nunca vaticinamos
cuándo y en qué lugar se desencadenaría, tampoco
supusimos que la conflagración iba a desarrollarse con
la alianza del capitalismo y el comunismo, ni que el
triunfo de esa guerra serviría para fortalecer
desorbitadamente al fascismo norteamericano y al
imperialismo soviético, hasta colocarlos en contrapuesta
e irreductible oposición.
En el caso de Frida no cabe hacer la crónica de una
predestinada, pues además de la pobreza del recurso,
se alteraría la verdad. Frida fue en su niñez,
adolescencia y años juveniles, sana como el agua que
brota del manantial, sin disimulos, con la conciencia de
que en sí misma existían ternura y voluntad. La ruta de
los tranvías eléctricos entre México y Coyoacán, que
cotidianamente la cruzó, no hizo de ella una
contemplativa, pese a que el Pedregal, el Ajusco, el
Cerro de la Estrella, los volcanes de la Sierra Nevada, y
los interminables potreros que entonces se extendían
por la calzada de Tlalpan, eran propicios para el intento.
Al contrario, para sí misma, para su persona concentró
la atención, y de ello dio muestras cuando a un triángulo
comenzó a descomponerlo para el fin de diseñar su
autorretrato. Más tarde, ese triángulo dibujado con sus
rasgos fisonómicos, le sirvió de firma, en la inteligencia
de que esta práctica la convirtió en ejercicio constante,
sin sospechar que por ese camino llegaría al dominio de
la técnica y de la composición pictórica; claro está que
todo resultó sin precipitaciones, conforme pasaban los
meses.
También Frida inclinábase a la literatura epistolar que
cruzaba entre sus parientes y que practicó hasta la
muerte. Si en la conversación era ágil e incisiva, en sus
recados y cartas quedaba a descubierto, ajena a las
recámaras que la vida le fue imponiendo. Se la pueda
seguir en esas cartas y recados. Primero, ingenua e
infantil; al fin, despreocupada en el lenguaje, abierta al
dolor como la llaga expuesta que se duele al contacto
del aire, pero insobornablemente tierna.
Primero, dirigiéndose a la señora Kahlo, casi
diariamente, hacia el mediodía, para avisarle que Don
Guillermo –Herr Kahlo, como llamábalo en una
deliciosa combinación de reverencia y camaradería-
la había dejado al cuidado del estudio fotográfico.
Ahora bien, tamaña responsabilidad la obligaba a
tomar los pinceles para retocar algunas placas
fotográficas, que en cuanto a la epístola familiar la
concluía haciendo honor a la gula mínima de solicitar
unos centavos para comprar nieve o golosinas, o de
que le mandase la señora Kahlo el abrigo para
resistir el frío de la tarde.
En tanto no llegó el dolor, Frida abordaba los
tranvías eléctricos en marcha, trepaba las escaleras,
corría con agilidad, movíase con esa venturosa
sencillez con que los cuerpos sanos crecen y viven.
Participaba de todas las inquietudes de “Los
Cachuchas”, y de las mudanzas que el mundo y
México iban realizando; pero los pinceles para el
retoque fotográfico, el ejercicio de diseñar el
autorretrato, y la interpretación peculiar que daba a
sus lecturas, la distinguían del grupo. Y así se formó,
hasta que en 1925 tuvo lugar el accidente. El camión
en que viajaba fue alcanzado por un tranvía
eléctrico. Ella resultó una de las víctimas, por cuanto
alguna de las varillas del herraje le atravesó las
entrañas, a la manera del alfiler que fija del endeble
cuerpo de la mariposa de museo. Fue milagro que
Frida sobreviviera al choque; mas a partir de ese
momento, en su propia persona, comenzó la lucha
entre la cirugía y el imperativo deseo de vivir. La
pintura, por supuesto, iba a ser la expresión de tan
exigente imperativo.
Frida llegó a reunir en su recámara los símbolos que
le eran propios. Fue el lecho, con el dosel
característico del siglo XVIII, clima fiel a su modo de
pintar, pues por semana y meses se acostumbró a
estar inmovilizada, mirando siempre hacia arriba, sin
otro movimiento que el de su brazo derecho.
Por eso, en el remate del dosel, puso un espejo que
la retrataba, al mismo tiempo que producía el
esqueleto que adquiriera, para no olvidar la
constante obsesión de la muerte. De ahí que resulte
sorprendente que Frida no se diera a interpretar a la
muerte a la manera de José Guadalupe Posada,
sino al dolor, y de éste, al dolor que cobra su tributo
en la sangre.
27
Sobre la cama, ponía el caballete de trabajo,
ingenioso artificio que don Guillermo Kahlo había
ideado –Herr Kahlo, que ahora era motivo de callada
admiración de la hija, porque tanto como Frida, sufría
estoicamente una dilatada enfermedad- y que
consistía en un tablero que soportaba a la tela, un
espejo para reproducir el modelo, y los lugares
propios para ingredientes y pinceles. Si es posible
decirlo, el tablero se movía al gusto de la pintora,
porque en verdad no podía llamarse movimiento,
cambiarlo en medio grado, cada vez que Frida se
rendía al cansancio del brazo y, sobre todo, de los
ojos, que necesitaban ver por horas desde la difícil
posición de estar acostada.
En la cama, la mujer colocó las fotografías de muchos
momentos de su existencia, así como de los seres
queridos. Por supuesto que no faltó Isolda, la sobrina
bien amada, que en sus afectos sustituyó a la hija,
que hubiese querido concebir pero que el accidente le
arrebató, como la despojó de la salud. Quienes
entraban a la recámara de Frida, impresionábanse
con los “judas”, esos enormes muñecos de cartón,
toscos, rudimentariamente manufacturados por
nuestro pueblo, para que nuestro pueblo los truene
durante el sábado de gloria, en recuerdo del castigo
que Judas se propinó a sí mismo por haber
traicionado al Maestro. Algunos de esos muñecos
estaban de pié, ocupando todo el espacio del muro;
otros colgaban del techo, como si al verlos fueran un
principio de delirium tremens, como si la técnica, las
inclinaciones y la vida toda de Diego, aplastaran al
espíritu sutil de Frida Kahlo.
Y sin embargo quedaba capacidad para lo íntimo. No
solo en el retrato que hizo de Herr Kahlo, con la
leyenda que pregonaba al caballero enfermo de por
vida de la garganta, pero que soportó en silencio al
dolor; ni nada más con la tela que la reprodujo a ella
en compañía de su médico; antes bien, lo suyo se
hallaba oculto en un ropero, bajo el sigilo de la
madera, y fue su casa de muñecas, con las figurillas
de cristal, pequeñitas, estupenda y graciosamente
hechas; de los muebles también de cristal, que eran
de acabado perfecto, pertenecientes a aquél
micromundo, que pocos conocieron en Frida, pero
que indudablemente tubo existencia y fue cultivado
con pundoroso silencio, porque era débil, trabajado
en miniatura, con la perfección increíble con que
encontramos a las flores silvestres.
El 22 de mayo de 1927 Frida escribió a Miguel N. Lira
uno de sus acostumbrados recados: “Hermanito: Desde
hoy lunes otra vez estoy en Coyoacán, y me dará
mucho gusto volverlos a ver. Tu retrato está casi
terminado, así es que el miércoles los espero, como
siempre. Por favor dile a los muchachos”. La epístola
tenía un valor especial pues fue escrita al retornar a la
casa paterna, después del accidente, después de
haber sufrido siete operaciones en el pie, en la pierna,
en el brazo y en el vientre, después de estar envuelta
de cuerpo entero en una capa de yeso, y cuando su
vocación de pintora se había abierto paso.
El retrato de Lira “casi” estaba concluido. Uno de sus
primeros pensamientos los dedicó a “Los Cachuchas”,
y esperaba verlos de nueva cuenta. En relación con su
presencia de ánimo, la anunciaba con estos renglones:
“Sigo mala del espinazo y estoy que me lleva la
recién…. casada. No te imaginas de veras cómo sufro
con esto. Bueno. Pues no hay más remedio que
aguantarme ¿no crees?”. Y de acuerdo con su práctica,
se dibujó a sí misma con torpes rasgos, de cuyos ojos
salían lágrimas desesperadamente gruesas, para que
dieran la idea del sufrimiento propio, así como
arrancaran una sonrisa a los amigos predilectos.
Había pintado ya en los largos y difíciles meses de su
estancia en el Hospital. Y pintando los retratos de Alicia
Galant (abril de 1926) y de Ludmila (julio del mismo
año). Hacia diciembre de 1926 tenía concluidos los
retratos de sus hermanas Adriana y Cristiana; dos
meses antes comenzó el retrato de Miguel N. Lira.
Todo lo cual quiere decir que Frida había rebasado la
etapa más dura de su vocación, pues del tedio, la
inmovilidad y el dolor, tuvo que saltar al ejercicio
pictórico, mediante el heroico recurso de darle trabajo a
su brazo derecho, la única extremidad que se salvara
de la hecatombe. El caballete se adaptó a sus penosas
condiciones. Que por lo que respecta a ella, la
expresión de pintora era balbuciente, elemental, puesto
que únicamente manejaba el color negro como se
puede ver en las telas de Alicia Galant, Ludmila y
Adriana Kahlo. Si acaso en el retrato de Cristina
comenzó a combinar el negro con los blancos, dando
realce a los blancos con perjuicio del conjunto.
28
Sólo en el retrato de Miguel N. Lira entró de lleno al
uso y combinación de los colores, pues junto al
negro de su entonces preferencia, manejó el rojo y
el oro con discreción y maestría. Una maestría que
fue anuncio de la producción posterior.
A Frida le hubiese herido considerarla inválida. No lo
fue durante los siguientes veinte años de su vida.
Ella, que vistiera a la usanza pequeño burguesa de
la ciudad, tuvo que ocultar la pierna lisiada con el
amplio ropaje de las mujeres tehuanas: fue un
acierto por la intención, y por el aspecto que
adquirió.
Los años habían desbandado a “Los Cachuchas”,
pues salvo la íntima relación que conservaran
Alejandro Gómez Arias, Miguel N. Lira y González
Ramírez, los demás tomaron caminos diferentes. A
las veces solía yo encontrar a los antiguos
compañeros. De tarde en tarde Frida y yo nos
veíamos, prestos a las confidencias y a los
comentarios sápidos. Fue la época de su
matrimonio con Diego Rivera, y cuando el pintor
llevó a Frida a la calidad de figura de sus murales,
ya que la reprodujo en la Secretaría de Educación
Pública repartiendo armas a los obreros y
campesinos, y en el Palacio Nacional enseñando
doctrinas marxistas.
Frida Kahlo. Foto: Internet.
Corrían los tiempos en que ella afinaba el uso de
colores y perfeccionaba la interpretación de su
retrato. Recibió en la casa de Coyoacán el exiliado
León Trostky, cuando Diego arregló su refugio en el
país. Frida caminó por el mundo. Un buen día me
llamó para requerir mis servicios profesionales, ya
que necesitaba divorciarse del pintor guanajuatense.
Arreglé la disolución del vínculo y supe bien la pena
que le causó la separación. Se perdió en un limbo
rayano en la desesperación. Meses después hizo
viaje rumbo a San Francisco, en donde volvió a
unirse con Rivera. De vuelta a México, otra ocasión,
Frida recurrió a mí para obtener el amparo de la
Justicia Federal en favor de Diego, que andaba en
dificultades políticas.
Mis servicios profesionales me dieron la oportunidad
de reanudar con Frida un trato que duró hasta su
muerte. Por eso puedo decir que en mayo de 1946
comenzó en Nueva York el calvario que habíala de
conducir hasta el fin. Ahí tuvo la primera operación de
la espina dorsal, la doble operación dolorosa que sirvió
para injertarle un pedazo de su pelvis en una de sus
vértebras. Pero no obstante los sufrimientos no perdió
el buen humor, ya que escribió a Cristina estas breves
líneas: “Estoy en una cama más dura que las piedras
del pedregal…. En cuanto sepa yo el diagnóstico
completo de Wilson y me decida yo a la sacada del
Lipiodol te aviso para que en cuanto me reponga pele
gallo para Coyoacán, pues aquí no me voy a aguantar
mucho. Hay un calor de la trompada”.
¡Qué fácil es hablar de dolor cuando no es el propio!
¡Pero qué patético resulta contemplar, siquiera, el
sufrimiento de un ser querido! Sepan todos los demás
que durante horas y horas Frida quedaba colgada, con
los pies atados a unas pesas para el objeto de evitar la
29
parálisis, y para que así se separaran sus vértebras,
propensas a unirse patológicamente. Sepan, también,
que la cirugía hizo estragos, en su cuerpo, y que la
morfina acabó por ser impotente para aplacarle las
dolencias. Y sepan, por último, que entre tanta
angustia, Frida llevó al cabo su obra personal y
atormentada.
A tan tremendo testimonio humano del duro oficio de
vivir, es difícil de encontrarle paralelo. Los eruditos
podrán hablar y discernir acerca de sus cuadros. Yo
aludo, simplemente, a las “dos Fridas”, por parecerme
el representativo de su producción y de su intimidad.
Los eruditos pontificarán sobre el surrealismo de la
pintora. Yo entiendo que siempre trabajó con
alegorías. En su caso se dio plenamente la dialéctica
de los contrarios. Pero además, no fue el instinto sino
la razón la que llevó a colocar el rostro de Diego en
actitud fetal, dentro de un claustro materno. Tampoco
fue el hedonismo, antes bien el sufrimiento, que la
apartó de las figuras geométricas de líneas rectas,
para dibujar, en cambio, la filigrana vital y caprichosa
de venas y arterias. Razón y dolor la definieron, por
encima del instinto y del placer. El sentimiento quedó
subyacente.
Ahora bien, en las “Dos Fridas” no hay yuxtaposición
sino interacción. Aparentemente una es la mujer
sana, y otra la que tiene que perder la sangre. Los
rostros son parecidos, las actitudes las mismas, y
para completar, las manos de una y otra figura se
aprietan efusivamente. Tan sólo los senos de las
“Fridas” aparecen diferentes: una, que cubre el
corazón; la otra que lo tiene a luz y que derrama la
linfa esencial. Ahí, lo visible reposa sobre un fondo
invisible. Ahí, lo tangible es el atuendo de mujer
tehuana, o lo que es lo mismo, Diego Rivera y, por
extensión, lo monumental y tosco, a la manera de los
“judas” que todos podían ver al penetrar en su
recámara, y su enfermedad que nadie ignoraba. Lo
curioso es que en esa “Frida”, la pintora incurrió en
paradoja, ya que puso a la vista lo que es oculto, y nos
enseñó el tejido de los canales sanguíneos, con una
penetración que nadie más que ella hubiera podido
explicar.
La otra “Frida” es lo impalpable, por la salud que goza,
por la familiar expresión que nada dice, que nada
siente, y que nada piensa, a menos que recordemos
que bajo sigilo de su ropero, Frida formó un
micromundo de cristal, vedado para la curiosidad de los
demás, gracioso y perfecto, con esa increíble
perfección con que encontramos a las flores silvestres.
Pues bien, sobre esa “Frida” invisible, se levantó la otra
palpable y visible, purificada de abstracciones, con el
ánimo de perdurar y de salvarse de todos los
contratiempos. Fue aquella, la Frida que se aferró al
deseo de vivir, y fue la que sostuvo al dolorido cuerpo
con fortaleza excepcional.
Las intervenciones quirúrgicas se repitieron. A todas,
menos una las sorteó con admirable presencia.
Únicamente la que produjo la mutilación de la pierna la
doblegó. El descenso fue rápido, sin que pudiera
recuperar la esperanza. Próxima a su fin, nuestra
conversación cayó en el tema de la muerte. No era
comprometido hablar de Ella, porque Frida no la temía;
si acaso, me dijo, le preocupaba bajar a la tierra en
posición yacente. Mucho había sufrido en los
hospitales en esa postura, para que todavía se la
condenara a pagar en tal forma el ineludible tributo.
Había recomendado que la incineraran y a debida
oportunidad, su deseo se cumplió. Ahora, de Frida
Kahlo, no quedan sino sus cenizas, marmaja muda,
opaca representación, de una mujer que supo cumplir
la elevada tarea de haber nacido.
Q
REFRANES:
“Dios nos libre del hombre de un solo libro”.
“Leer y no entender es como no leer”.
“Leña, libros, vino y amigos: los más antiguos”.
“Libros, caminos y días dan sabiduría”.
“Los libros son maestros que no riñen, amigos que dan y no nos piden”.
“Escribe un libro, engendra un hijo y siembra un árbol, y no morirás del todo”.
30
31
TLAXCALA
En enero de 1952 se terminó de imprimir
esta obra en la Imprenta Universitaria de la
Ciudad de México, todo, bajo la dirección
de Wilberto Cantón. En esta obra
tenazmente integrada, recopilada y
prologada por Elena Molina Ortega se
conjuntan 90 prosas, todas, autoría del
poeta zacatecano Ramón López Velarde.
En el último párrafo de su prólogo, Elena
Molina Ortega escribe:
“Para poner punto final digo que las prosas
que presento, con la fecha de su primera
publicación, de que tengo conocimiento, no
se encuentran coleccionadas en las Obras
Completas de Ramón López Velarde,
edición Nueva España, 1944, y las cuales
he recogido de las revistas y periódicos
siguientes: “Nosotros” (Aguascalientes,
Ags.); “El Regional”, (Guadalajara, Jal.); “La
Nación”, (México, D.F.), “El Eco de San
Luis” (San Luís Potosí); “Revista de
Revistas” (México, D.F.); “El Nacional
Bisemanal” (México, D.F.); “Vida Moderna”
(México, D.F.); “Pegaso” (México, D.F.);
“El Universal” (México, D.F.); “El Nacional” (México, D.F.); “Armas y Letras” (Monterrey, N.L.) todas ellas publicadas en un lapso
comprendido entre 1909 y 1948 y revisados tales periódicos en las hemerotecas públicas de México y de algunos estados, y
principalmente en bibliotecas particulares cuyos propietarios desinteresadamente, me han permitido visitarlos para completar,
hasta donde me ha sido posible, la prosa, que casi se desconoce del poeta zacatecano”.
En el Prólogo, la autora detalla las peripecias que hubo de afrontar para poder recopilar este material que a partir de 1952 nos ha
puesto en charola de plata. Hace, también, un interesante análisis de la vida del poeta como escritor y prosista. Reflexiona en
torno a los dos amores que en el poeta de Jerez, Zacatecas, habrían de dejar su indisoluble huella femenina; explica, a su
parecer, el parecer de López Velarde en cuanto a los dos libros que publicó: La Sangre Devota, y Zozobra.
“El don de Febrero y otras prosas” es un libro emblemático, que necesariamente resulta importante presentar en este mes de
abril, para conmemorar el día 23 de abril, el Día Mundial del Libro y el Derecho de Autor.
Q
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“Santo Niño de la suave patria, ¡Sálvanos!”
RAFAEL GARCÍA SÁNCHEZ
pup,hm,
“¡Qué mexicano tan mexicano este poeta!”. Así
inicia Emma Godoy una breve reflexión en torno a
la personalidad poética de Ramón López Velarde.
“Quienes todavía se quedaron –continúa Godoy–
en la moda del arte nacionalista deberían levantar
un monumento a López Velarde. Y ese
monumento sería una verdadera lección para los
que piensan que deben darse a sí mismos la orden
expresa de hacer nacionalismo. Han confundido la
idea, porque, uno es crear la obra con espíritu
nacional y otra confeccionar la obra con motivos
mexicanos. Lo primero es auténtico; lo segundo, lo
artificial”.
Plantea la escritora la mirada plena y directa del
bardo de Jerez hacia lo mexicano, no como una
musa ajena a lo mexicano, sino como una
necesidad plena y auténtica por enaltecer lo
mexicano. “No es un deber –escribe Emma Godoy-
hacer obra mexicana.
“Ramón López Velarde”, ca 1975-1980; Rogelio Naranjo; tinta china,”;
Museo del Estanquillo; Cd. de México. Foto RGS / Quórum.
Es un deber ser mexicano. Lo demás adviene por añadidura. Es decir, que no hemos de plegarnos a un molde de
fuera, sino dejar que fluya espontáneamente el mensaje desde dentro. No creo que los chinos se hayan propuesto
hacer arte chino. Cuando lo hace un chino, sale chino”.
“Mujer que recogiste los primeros frutos de mi pasión, ¡con qué alegría como una santa esposa te vería llegar a mis
floridos jazmineros! Al mirarte venir, los placenteros cantares del amor desgranaría, colgada en la risueña galería, la
jaula de canarios vocingleros… Si a mis abismos de tristeza bajan, y si al conjuro de tu labio, cuajas de botones las
rústicas macetas, Te aspiraré con gozo temerario, como se aspira un devocionario, un perfume de místicas violetas”
Ramón López Velarde.
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Por su parte, Guadalupe Dueñas, escribe tras el paño triste de la lluvia amarga, un sentimiento impregnado de olorosa
fragancia poética de violetas vivas: “Ramón López Velarde, noble juglar, señor y príncipe, en esta tarde de lluvia he
venido a tu sepulcro, con un ramo de violetas cortadas en el alba. Estoy aquí, vestida de negro, con el luto de Agueda
y Fuensanta. De la plomiza eternidad me separa tu lápida, y la impotente amargura de estarte velada, como la llovizna
y el viento. Te he traído esta ofrenda, porque aunque lo ignoras, tomé parte en algún profano sueño de tu atávica
continencia. He venido a buscar tus palabras remotas, tu ilusorio fantasma, para poder gritar las cinco letras de tu
nombre, que he dibujado en mí, con un dibujo de escarcha.
¡Cenobita Frustrado!, ¡Galán de provincia!, ¿qué no daría yo por escucharte tras la reja de un viejo balcón, enjoyado
con rústicos tiestos floridos, y oír tu voz, sobre la penumbra inválida de los jardines de tu pueblo? ¡Verte pasar a la
hora del Ángelus, con tus imaginarias hormigas, con tus arañas lúbricas y tus salmos israelitas!
Lugareño genial, plañidero devoto, que amasaste el
amor y el espanto y el placer y la muerte.
Paganismo cristiano, bíblico señor, ¡quién fuera
Agueda y Ruth y Sara y Rebeca y Mireya, y tu musa
Fuensanta, que en los claros domingos la llamabas
diáfana y bella y olorosa a fragancia!
Imagino que la invitarías a recorrer los atrios de los
templos, el altar del santuario, los retablos del
viacrucis humosos de incienso, y sin tocarse las
manos, recorrían los jardines en esa primavera que
le tocó vivir y que yo envidio, porque si me hubiesen
dado a escoger mi tiempo, y mi ración de amor
sobre la tierra, de todos los infieles habitadores del
mundo, a ti te escogería, a ti únicamente.
Me gustas así teñido de cuaresmas anacrónicas, de
silicios y de incendios, con los labios repletos de
oraciones y exóticas plegarias y de embriagadores
éxtasis.
Ramón López Velarde, ¡cómo me hubiese gustado
ser la novia perpetua de tu canto! Tu ánima me
persigue, tu ánima impoluta, y es que te pareces a
mí en esa erizada angustia de tu lucha con el ángel,
o tal vez te pareces al personaje de mi obsesivo.
Los tres tejidos de lujuria y de un anhelo santo.
Pero tú eres el ayer y el nunca, la provincia que no
viví y la ciudad que ya no existe.
Ramón López Velarde, considérame tu viuda, para
poder llorarte”.
Fotografía publicada en la portada de la Revista Mujeres; Directora: Marcelina Galindo Arce. “Homenaje de Mujeres a Ramón López Velarde. 1888-1921” Archivo personal: Rafael García S. / Quórum;
Maestro de Frida Kahlo en la preparatoria en 1920, Ramón López Velarde y su misticismo íntimo e inquebrantable, le
dio su mano en cierta ocasión a una “cascabeleante y pedigüeña gitana que ofreció decir la buenaventura a los
presentes”; ello, mientras departía con Jesús B. González algún vino claro y burbujeante. “amas mucho, mucho a las
mujeres, pero las temes”… “tienes miedo también de ser padre”… “esta línea de la mano me dice que morirás de
asfixia”. Carlos Villegas nos relata la reacción del bardo: “cuentan que el poeta se puso pálido. Tiempo después, una
leve afección bronquial hizo presa de aquel cuerpo que, seguro de su fortaleza, despreció inveteradamente el uso de
ropas de invierno. La causa fue uno de esos paseos que se hacen con el sólo fin de charlar, y que se prolongó porque
Ramón insistía en seguir hablando de Montaigne. No quiso meterse en la cama, pero dejó de asistir a la oficina.
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Recibía a sus amigos en el modesto departamento que ocupaba en la oficina Jalisco (hoy Álvaro Obregón), y charlaba
con ellos sobre sus temas favoritos. Paulatinamente se fue agravando: sobrevinieron la neumonía y la pleuresía.
Sobrevino el fatal desenlace después que fueron agotados los recursos de la medicina. En los primeros minutos del
día 19 de junio de 1921 murió rodeado de sus amigos y asistido por su madre, que lloraba silenciosa e inconsolable
con las manos del hijo en su pecho”. . . . .
“Primer amor, tu vences la distancia,
Fuensanta, tu recuerdo me es propicio.
Me deleita de lejos la fragancia
que de noche se exhala de tus tiestos,
y en pago de tan grande beneficio
te canonizo en estos
endecasílabos sentimientos.
A tu virtud mi devoción es tanta
que te miro en altar, como la santa
patrona que veneran tus zagales,
y así es como mis versos se han tornado
endecasílabos pontificales.
Como risueña advocación te he dado
la que ha de subyugar los corazones:
permíteme rezarte, novia ausente,
nuestra señora de las ilusiones.
¡Quién le otorgará al corazón doliente
cristalizar el infinito anhelo,
que en su fuego romántico me abraza,
de venerarte en diáfano capelo
en un rincón de la nativa casa!
Tanto se contagió mi vida toda
del grave encanto de tus ojos místicos,
que en vano espero para nuestra boda
alguna de las horas de pureza
en que se confortó mi gran tristeza
con los primeros panes eucarísticos . . . . .
Grabado, publicado en la página 26 de la Revista Mujeres; Directora: Marcelina Galindo Arce. “Homenaje de Mujeres a Ramón López Velarde. 1888-1921”; Archivo personal: Rafael García S. / Quórum;
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