Rebelion

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 1 Educación en Derechos Humanos: ¿Educ ación p ara la desobediencia? En noviembre de 1999 tomaron las calles de Amsterdam un@s 60,000 alumn@s de un nuevo modelo de enseñanza medio superior con más libertad y más independencia para protestar contra la carga de trabajo. Resultado: muchos automóviles volteados, muchos vidrios rotos en los edificios del parlamento, algunas personas resultaron heridas, los granaderos tuvieron que intervenir . Una escena ideal para las y los detractora/es de las corrientes alternativas de la pedagogía. ¿No nos pasará algo parecido con la educación en derechos humanos? ¿No prepararemos una generación de rebeldes sin causa? Haremos un breve análisis sobre el tema de la rebelión y la resistencia y terminaremos con algunas reflexiones sobre la educación de derechos humanos y la desobediencia. 1. El derecho a la rebelión y a la resistenci a Considerando esencial que los derechos humanos sean protegidos por un régimen de derecho, a fin de que el hombre no sea compelido al supremo recurso de la rebelión contra la tiranía y la opresión. Preámbulo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. En todas las sociedades se manifiesta una tensión inevitable entre las y los dirigentes políticos y los demás sectores de la población. Aun en sociedades que proclaman el origen popular del poder y de la autoridad, no es un ente abstracto quien ejerce estas prerrogativas sino una elite oficial que goza de una cierta autonomía y libertad de acción, de hecho y de derecho. ¿Qué se puede hacer en casos de abuso de poder y violaciones a los derechos humanos? Teóricamente se puede decir que algunas órdenes emanadas del poder carecen de valor y que las y los ciudadan@s no tienen que someterse a ellas, pero ... ¿quién decide sobre esto? ¿Tienen derecho pueblos, individuos, grupos organizados, a juzgar por su propia cuenta los actos de las autoridades y resistirse a ellas? Casi ningún gobierno del mundo permitirá la desobediencia o, peor aún, la resistencia activa, y normalmente tratará a las y los involucrad@s como a delincuentes. En algunos casos, después de la caída de una dictadura por ejemplo, estas mismas personas son consideradas como ciudadan@s respetuos@s de la ley o héroes nacionales. (1) El respeto a los derechos humanos no constituye siempre el principio que mueve la acción de los gobiernos, ni es necesariamente el objetivo de los movimientos de

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sobre la vida rebelde y la necesidad de la revolución

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  • 1Educacin en Derechos Humanos:Educacin para la desobediencia?

    En noviembre de 1999 tomaron las calles de Amsterdam un@s 60,000 alumn@sde un nuevo modelo de enseanza medio superior con ms libertad y msindependencia para protestar contra la carga de trabajo. Resultado: muchosautomviles volteados, muchos vidrios rotos en los edificios del parlamento,algunas personas resultaron heridas, los granaderos tuvieron que intervenir . Unaescena ideal para las y los detractora/es de las corrientes alternativas de lapedagoga. No nos pasar algo parecido con la educacin en derechoshumanos? No prepararemos una generacin de rebeldes sin causa? Haremosun breve anlisis sobre el tema de la rebelin y la resistencia y terminaremos conalgunas reflexiones sobre la educacin de derechos humanos y la desobediencia.

    1. El derecho a la rebelin y a la resistencia

    Considerando esencial que los derechoshumanos sean protegidos por un rgimende derecho, a fin de que el hombre no seacompelido al supremo recurso de la rebelincontra la tirana y la opresin.

    Prembulo de la Declaracin Universal delos Derechos Humanos.

    En todas las sociedades se manifiesta una tensin inevitable entre las y losdirigentes polticos y los dems sectores de la poblacin. Aun en sociedades queproclaman el origen popular del poder y de la autoridad, no es un ente abstractoquien ejerce estas prerrogativas sino una elite oficial que goza de una ciertaautonoma y libertad de accin, de hecho y de derecho. Qu se puede hacer encasos de abuso de poder y violaciones a los derechos humanos?

    Tericamente se puede decir que algunas rdenes emanadas del poder carecende valor y que las y los ciudadan@s no tienen que someterse a ellas, pero ...quin decide sobre esto? Tienen derecho pueblos, individuos, gruposorganizados, a juzgar por su propia cuenta los actos de las autoridades y resistirsea ellas? Casi ningn gobierno del mundo permitir la desobediencia o, peor an,la resistencia activa, y normalmente tratar a las y los involucrad@s como adelincuentes. En algunos casos, despus de la cada de una dictadura porejemplo, estas mismas personas son consideradas como ciudadan@srespetuos@s de la ley o hroes nacionales. (1)

    El respeto a los derechos humanos no constituye siempre el principio que muevela accin de los gobiernos, ni es necesariamente el objetivo de los movimientos de

  • 2oposicin. Una oposicin ilimitada conduce a la anarqua del mismo modo como lapersecucin ciega llevado a cabo por algunos gobiernos lleva a la barbarie. Setrata de hacer una separacin entre autoridad y poder: desde el momento en queel poder se ejerce de manera incompatible con el respeto de los derechoshumanos pierde la legtima autoridad, generando de este modo una resistenciajustificada. La resistencia a su vez ejerce un poder y debe respetar los lmites yexigencias del sistema de los derechos humanos (2)

    A pesar de sus orgenes como minora perseguida en el imperio romano no habapleno convencimiento de la legitimidad de la desobeciencia en el pensamiento delos primeros telogos cristianos. San Agustin promueve la pasividad poltica y elrespeto por la autoridad, aun con el riesgo de tolerar la tirana :

    la autoridad detentada por los hombres malvados daa sobre todo a ellos mismos mientras quequienes les estn sometidos no sufren, a menos que ello conlleve su propia iniquidad; pues todoslos malos que las autoridades injustas hacen sufrir a los justos no son el castigo de un crimen sinouna prueba impuesta a la virtud. (3)

    La desobediencia se justificara nicamente cuando los intereses de la religinpeligren. Es apenas con Santo Toms que se hace la distincin entre leyes justasque se deben de respetar y leyes injustas que pueden ser contrarias al bien delser humano o al bien divino. Existe la obligacin de resistir a las leyes contrarias albien divino, sin embargo no se admite la resistencia a las leyes contrarias al biendel ser humano si ello implica un atentado a la paz y al rden pblico. L@sciudadan@s tienen la obligacin a participar en la represin de un alzamientoilegal contra un tirano, sin embargo pueden derrocar a una persona que asume elpoder de manera ilegal. Nada ms que se tiene que hacer rpido, antes de que elnuevo dictador haya instaurado la `paz` gracias al poder que tiene. (4)

    A partir del siglo XIII algunos pensadores europeos comenzaron a sostener quelos fundamentos de la soberana y, por tanto, de la autoridad, residan en lavoluntad del pueblo, traducindose finalmente en el siglo XVII en el concepto decontrato social de Rousseau, Hobbes y Locke, postulando que la sociedad poltica(el estado) se establece sobre la base de un contrato negociado entre las y losciudadanos.

    El debate sobre el derecho a la resistencia produjo una divisin entre unacorriente democrtica y la otra dictatorial. John Locke sostena que el poderejecutivo podra ignorar a la asamblea legislativa y aprobar medidas contrarias alas decisiones de sta y que en estos casos el pueblo tena perfecto derecho arebelarse. Para l, la oposicin a los malos gobiernos era casi un deber yciertamente un derecho. La corriente democrtica encontrar un fuerte aliado, porlo menos en teora, en la declaracin de independencia de los Estados Unidos:

    Consideramos como evidentes por s mismas las siguientes verdades: todos los hombres (sic) hansido creados iguales; el Creador les ha conferido ciertos derechos inalienables, entre los cuales seencuentra la vida, la libertad y la bsqueda de la felicidad. Los gobiernos han sido establecidosentre los hombres a fin de garantizar estos derechos y su justo poder emana del consenso de los

  • 3gobernados. Cada vez que una forma de gobierno se desva de este objetivo, el pueblo tienederecho a cambiarla o abolirla y de establecer un nuevo gobierno fundado en los principios y formasde organizacin adecuados a sus aspiraciones de seguridad y felicidad. Toda vez que una largaserie de abusos y usurpaciones tienda invariablemente a someter a los hombres al despotismoabsoluto, estos tienen el derecho y el deber de rechazar tal gobierno y de proveer, a travs denuevos medios, a su futura seguridad. (Declaracin de Virginia, 1776, par. 2, el subrayado esnuestro).

    En contrario, Hobbes afirmaba que una vez contrado el contrato social, elsoberano poda contar con poderes absolutos, irrevocables e incondicionales. Laautoridad deba residir en un slo hombre o en un slo grupo para imponer elrespeto de la paz, la ley y el orden. (5)

    La Declaracin de los derechos del hombre (sic) y del ciudadano (Paris, 1789) seinclinaba ms por la corriente democrtica y pareca un compromiso entrepensamientos de Locke y Rousseau. Empezaba diciendo que los representantesdel pueblo francs, constituidos en Asamblea Nacional, comprendiendo que laignorancia, el olvido o el desprecio de los derechos del hombre son la sola causade la infelicidad pblica y de la corrupcin del gobierno, han resuelto exponer enuna declaracin solemne los derechos naturales, inalienables y sagrados delhombre. (art. 1). Estos derechos son la libertad, la propiedad, la seguridad y laresistencia a la opresin (art. 2. los subrayados son nuestros). Pero en el artculosexto se introduca otra fuente de normatividad, ms conforme a Hobbes: la leyes la expresin de la voluntad general. Todos los ciudadanos tienen el derecho deconcurrir a su formacin personalmente o por representantes. que es congruentecon el principio de toda soberana reside esencialmente en la nacin (art. 3). Porsoberana hay que entender el poder absoluto y perpetuo de una repblica ypoder absoluto es el que no est sujeto a leyes (Bodino). (6) De ah se entiendeLa Terreur que se apoderaba de la revolucin francesa y su reaccin hacaOlympe de Gouges quien redact la Declaracin de los Derechos de la Mujer,diciendo la mujer tiene el derecho de subir a la horca, tendra tambin que tenerel derecho de subir al podio. La Terreur pronto le aplicara el primer derecho. (7)

    Pero la aportacin ms revolucionaria en la materia viene de la Declaracinfrancesa de 1793. Art. 9: la ley debe proteger la libertad pblica e individual contra la opresin

    de quienes gobiernan (8) Art. 32: el derecho a presentar peticiones a los depositarios de la autoridad

    pblica no podr en ningn caso ser prohibido, suspendido ni limitado. Art. 33: la resistencia a la opresin es la consecuencia de los dems

    derechos humanos. Art. 34: hay opresin contra el cuerpo social desde que uno slo de sus

    miembros sufre la opresin. Hay opresin contra cada miembro cuando elcuerpo social sufre la opresin.

    Art. 35: Cuando el gobierno viola los derechos del pueblo, la insurreccin es,para el pueblo y para cada porcin del pueblo, el ms sagrado de losderechos y el ms indispensable de los deberes. (9)

  • 4Para Kant el derecho era el intento de poner razn en la violencia con que lahistoria nos abruma (10) y un cambio de la constitucin estatal (defectuosa), quemuy bien puede ser necesario, slo puede ser emprendido por el soberanomediante reformas, no por los sbditos, y, por tanto, no mediante una revolucin...pues eso sera convertir al pueblo (...) en soberano de su soberano. (11). Elcontrato social se entenda como un contrato de sumisin :

    En sentido prctico el origen del poder supremo es inescrutable para el pueblo que est sujeto a l:es decir, el sbdito no puede ponerse a especular con intencin poltica sobre l como sobre underecho que pudiera ponerse en tela de juicio en cuanto a la obediencia que le debe. Pues elpueblo, para poder actuar con fuerza de ley sobre el summum imperium, ha de poder serconsiderado ya como unido bajo una voluntad legisladora general y, por tanto, no puede juzgar sinocomo el actual summus imperans quiere, es decir: si en el origen se dio un verdadero contrato desumisin como un factum, o lo que antecedi fue la violencia, y la ley slo vino despus, o lascosas sucedieron precisamente en ese orden: estas cosas son para el pueblo, que ya est bajoleyes civiles, asuntos cuya averiguacin no tien objeto alguno; pues si el sbdito que hubieseaveriguado el origen ltimo, quisiera oponerse a la autoridad ahora suprema, habra de sercastigado y eliminado conforme a las leyes de ella, es decir, con todo derecho, como un sin ley ...Una ley que es tan santa, que, en sentido prctica, el slo ponerla en duda, es decir el suspenderun instante su efecto, es ya un delito, nos la estamos representano como si no procediese de loshombres, sino de un legislador supremo que quedase por encima de toda duda, (...) una idea comoprincipio prctico de la razn: el de obedecer al poder legislativo ahora existente, sea su origen elque fuere. (12)

    Marx criticaba severamente esta posicin: Slo la supersticin poltica se sigueimaginando hoy en da que la vida civil hubiera de recibir del Estado suconsistencia y cohesin. Sucede ms bien que es el Estado el que recibe sucohesin de la sociedad civil. (13). Para Marx la desobediencia, la rebelin y larevolucin eran necesarias e inevitables en la lucha de clases para transitar por ladictadura del proletariado hacia el socialismo verdadero.

    Despus del catstrofe de civilizacin de los aos treinta del siglo XX y losexcesos del nazismo se cre un amplio consenso de la necesidad de laresistencia a las graves violaciones a la dignidad humana. Sin embargo no se valeutilizar cualquier expresin de oposicin. La Carta de las Naciones Unidas en unintento de crear una nueva civilizacin basada en la paz y el pleno respeto a losderechos humanos- prohbe el uso de la fuerza (lee violencia) (art 2, par. 4) encualquier circunstancia, salvo en casos de legtima defensa. Esta prohibicin hade ser considerada como la piedra angular del orden mundial propuesta por laCarta. Todo sistema jurdica manifiesta una clara preferencia por vas pacficas ynoviolentas para remediar situaciones ilcitas o injustas. El problema es sabercuando todos los medios para un cambio noviolento han sido agotados. (14)

    La encclica Pacem in Terris, 1963, del Papa Juan XXIII muestra la evolucin en laIglesia Catlica al considerar que l@s gobernantes tienen como misin elpreservar los derechos inalienables de la persona humana y crear las condicionesque permitan a cada ser humano adquirir este derecho. Leyes contrarias a losderechos humanos fundamentales no son vlidas y pueden ser desobedecidas.(15)

  • 5Para Asbjorn Eide los derechos humanos fundamentales sirven hoy como criteriouniversal para el ejercicio legtimo del poder. La violacin activa, por omisin o pornegligencia de estos derechos justifica una resistencia orientada a restablecer laplena vigencia de los derechos humanos, pero no de cualquier manera:a) el principal objetivo de la resistencia debe ser el de hacer progresar el ejercicio

    de los derechos humanos.b) se deben de respetar determinados lmites en lo que respecta a los medios y a

    los mtodos. Aqu los lmites fundamentales se desprenden del sistema mismode los derechos humanos. Mnimamente se tiene que respetar el derecho a lavida, no cometer brutalidades o torturas, evitar toda prctica esclavista y limitarlas acciones de punicin dentro de los marcos de las leyes preexistentes (art. 4del Pacto internacional de derechos civiles y polticos).

    c) el principio de la proporcionalidad: la resistencia no debe desembocar enviolaciones de derechos humanos ms graves aun que aquellas contra lascuales se lucha. Por un lado sera irrazonable que frente a violacionesmenores de derechos humanos un movimiento de oposicin cometa actospeores y ms graves que las violaciones en cuestin. Por otro lado se tieneque tomar en cuenta que el estado normalmente dispone de un poderososistema de represin y que actos violentos de resistencia le sirven de perfectoalibi para recrudecer la lucha contra las y los opositora/es. (16)

    Difcilmente encontraremos hoy personas que afirmen como lo haca Leibniz-que vivimos en el mejor mundo posible. Salta a la vista mucho sufrimientohumano que podra evitarse y muchas personas de la sociedad civil y desde lasinstituciones oficiales se comprometen intensamente con la lucha por el respeto alos derechos humanos, utilizando un sinfn de estrategias de denuncia y deresistencia. Cul puede y debe ser el papel de la educacin en derechoshumanos en esta lucha para humanizar nuestra sociedad?

    2. Educacin en Derechos Humanos : educacin para la desobediencia

    En una sociedad desfigurada por laexplotacin de clases, la opresinsexual y racial, y el peligro crnico deguerra y de destruccin ambiental, lanica educacin que se merece talnombre es aquella que forma gentecapaz de tomar parte en su propialiberacin. (17)

  • 6La educacin en derechos humanos es un saber pedaggico complejo ymultidisciplinario por excelencia. Tiene sus objetivos claros, contenidosespecficos y una metodologa bien elaborada. En este breve artculo trataremosnicamente algunas reflexiones relacionadas con la (des)obediencia.

    2.1. El mito de la neutralidad

    A muy temprana edad las nias y los nios descubren que los objetos siguenexistiendo a pesar de que no los ven. Es un poco similar la discusin sobre lasupuesta neutralidad de la educacin. Aunque no se ve inmediatamente, cualquiertipo de educacin -por ms tcnica que fuera- refleja una serie de valores yantivalores que se pueden descubrir a travs del programa, de los objetivos y delos contenidos ofrecidos (el curriculum manifiesto), pero tal vez mucho ms atravs de lo que no se dice: las omisiones, las obviedades, las reglas no escritas,los castigos y premios .... (el curriculum oculto).

    La educacin no puede ser neutral. Es imposible. Desde que hablo, estoyhablando desde una posicin, una historia, unos intereses que darn color,contexto histrico y valor a mis palabras. Puedo pretender ser neutral, pero enrealidad tomar -casi siempre- el lado fcil de los (anti)valores dominantes. Puedopretender no educar en valores, pero en realidad repetir el esquema msconocido y seguir el corriente haca abajo.

    La educacin en derechos humanos cuestiona muchos antivalores dominantes ennuestra sociedad: la competencia a ciegas, la violencia como medio aceptadopara resolver conflictos, el miedo a lo diferente, la mentira, el engao, lacorrupcin, el abuso de poder, etc. Una educacin as nadar corriente arriba ydespertar reflexiones crticas haca nuestro entorno. La resistencia autnoma aantivalores ser un resultado esperado de nuestra labor pedaggica.

    2.2. Direccin, ms no manipulacin

    Cualquier tipo de educacin organizada, autoritaria, paternalista o emancipadora,es siempre directiva. Sin embargo, en el momento en que la directividad deleducador o de la educadora interfiere con la capacidad creadora, formuladora,indagadora del educando en forma restrictiva, entonces la directividad necesariase convierte en manipulacin (18). Una de las mejores maneras de superar lamanipulacin es clarificar nuestros valores frente al grupo, dejar bien claro yvisible cual es nuestra posicin para permitir justamente a las dems tomar unaposicin propia.

    Educar en derechos humanos supone posiciones muy firmes sobre el deber-seren nuestra sociedad, pero tambin exige coherencia que va reduciendo ladistancia entre lo que decimos y lo que hacemos(19). Esto implica que tendr queexpresar mi respeto por las diferencias de ideas y de posiciones. Mi respetoincluso por las posiciones antagnicas a las mas, que combato con seriedad ypasin (20). Este respeto a las ideas dicho de paso- no contradice de ninguna

  • 7manera mi firme y activo rechazo a conductas inaceptables (soluciones violentas aun conflicto en el saln, por ejemplo).

    La educacin en derechos humanos no teme a los desacuerdos y las discusiones,siempre y cuando sean honestos y respetuosos haca las dems opiniones.

    2.3. Democracia en lugar de autoritarismo

    Carlos Fuentes describe la tradicin autoritaria en la educacin como la dedominar mediante la ignorancia, la de explotar gracias al silencio, la de apartarcon el auxilio de la distancia, a seres humanos vistos como carne de can enocasiones; bestias de carga en otras; fieles servidores en el mejor de los casos ydefine una alternativa donde el pen u obrero iba a fundar, sobre su educacin,su libertad en busqueda de justicia social y progreso incluyente (21).

    La educacin en derechos humanos pone un claro hasta aqu al abuso de poder.Es el primer reclamo en la historia de la lucha por la dignidad de los hombres y lasmujeres y se traduce evidentemente en los esfuerzos autenticos para llevar estaconquesta al aula.

    Muchas veces se ha criticado a la educacin alternativa porque crea ni@sinquiet@s y rebeldes. El problema no se origina en la enseanza de los valoresde la democracia en la escuela, sino en la sociedad donde estos valores no seaplican.

    2.4. La utpia, el sueo y la esperanza

    La educacin en derechos humanos pretende devolver el poder, la accin y eliniciativa a las personas. Este empoderamiento difcilmente se lograra con unenfoque negativo, que se centra con lujo de detalles en las continuas violaciones alos derechos humanos. Si se aplica en forma reiterativa un enfoque totalmentenegativo puede generar sentimientos de impotencia induciendo a actitudes deevasin o de indiferencia fingida. La impotencia es un sentimiento suicida, ladesesperanza nos inmoviliza y nos hace sucumbir al fatalismo en que no esposible reunir las fuerzas indispensables para el embate creador del mundo. (22)No hay peor lucha que la crtica estril, que goza con los malos del entorno parajustificar a si misma. No hay peores promotora/es de derechos humanos que las ylos llorona/es que invitan a la resignacin. La educacin en derechos humanos nocrea rebeldes sin causa.

    Por curioso que suene, una lucha realista, prolongada y exitosa por una cultura dederechos humanos invariablemente nace de la utopa y del sueo. No hay utopaverdadera fuera de la tensin entre la denuncia de un presente que se hace cadavez ms intolerable y el anuncio de un futuro por crear, por construir poltica,esttica y ticamente entre todos, mujeres y hombres (23). Personas sin visindifcilmente podrn guiar a l@s cieg@s. Como proyecto, como diseo del mundodiferente, menos feo, el sueo es tan necesario para los sujetos polticos,

  • 8transformadores del mundo y no adaptables a l, como fundamental es para eltrabajador (...) proyectar en su cerebro lo que va a hacer, antes de la ejecucin(24). Quien no haya soado no despertar a nadie.

    De ah la importancia de un enfoque positivo y prctico en una estrategia depequeos logros. A travs de los xitos y avances relevantes tendr el dulce saborde la victoria que me animar a seguir soando-luchando-construyendo. Lacoherencia en la educacin en derechos humanos abrir espacios paraexperimentar esta utopa a pequea escala para empoderar y fortalecer laesperanza de las y los estudiantes. Esta esperanza necesita anclarse en laprctica (...) para volverse historia concreta. Por eso no hay esperanza en la puraespera, ni tampoco se alcanza lo que se espera en la espera pura, que as sevuelve espera vana. (25)

    La educacin en derechos humanos ensea que los cambios son posibles yofrece herramientos sociales para empoderar a las personas en lucha.

    2.5. La educacin no puede todo

    No debemos esperar demasiado de la educacin en derechos humanos, niexagerar la funcin movilizadora de las escuelas. La idea de que las escuelaspueden construir una nueva sociedad es parecida a la idea de que el mundo serredimido por los nios o que los nios de alguna manera salvarn a los adultos.Creo que ambas ideas son incorrectas. Nosotros no podemos dejar a nuestrosnios la responsabilidad de redimir al mundo que echamos a perder, (...) yo nocreo que un nuevo orden social puede ser construido a travs de las escuelas. Screo que las escuelas sern una parte esencial de un nuevo orden que esconstruido a travs del esfuerzo cooperativo de todos nosotros (...) la cuestincrucial no debera ser, tienen las escuelas el poder para cambiar a la sociedad?sino, qu poder pequeo podemos usar para trabajar con otros para cambiar a lasociedad? y si comensamos a cambiar a la sociedad, cul ser el papel denosotros como maestros en la construccin de un nuevo orden duradero? (26)

    Nuestra labor educativa por muy importante que fuera- no debe servir de alibipara un compromiso social que la urgencia de un problema fuerte me impone.Nuestra lucha social por muy loable que sea- no debe imponer un ritmo yexigencias ajenos a la labor paciente y apasionante de la educacin. Laeducacin en derechos humanos nunca ser activismo disfrazado y no puedesuplantar la lucha continua en todos los mbitos de la sociedad para una culturade respeto a los derechos humanos.

    2.6. El deber de la desobediencia

    Befehl ist Befehl (una orden es una orden) argumentaban los acusados en lostribunales de Nuremberg y Tokio, no se sentan responsables de las atrocidadescometidas en nombre del fascismo y del nazismo porque obedecieron rdenes dearriba. Muchas personas, como el carnicero de Lyon, lograron divorciar sus

  • 9tareas de torturador y genocida de los roles de padre de familia y amante. Sinembargo, la comunidad internacional dej claro que la obediencia ciega nodispensa de la responsabilidad personal de cada persona involucrada.

    En experimentos escalofrantes Milgram y otros investigadores de la psicologasocial demostraron hasta que punto nos puede llevar la obediencia ciega. Un granporcentaje de las personas involucradas se mostraron dispuestas a inducirrepetidamente electroshocks mortales (as se les haca creer) a un desconocido,simplemente porque el director del experimento insista en que lo hicieron.

    Urge una educacin generalizada para la desobediencia en este tipo desituaciones que siguen producindose.

    2.7. El peligro de la ineficiencia

    Alumn@s pasiv@s y callad@s difcilmente se destacarn como ciudadan@sactiv@s y comprometid@s. La participacin, el sentido de responsabilidad social,la cooperacin, la comunicacin efectiva y afectiva, la resolucin noviolenta deconflictos y tantas habilidades sociales se atrofiarn o se desarrollarn segn elambiente que se ofrece a las y los alumn@s.

    En la educacin en derechos humanos no nos preocupamos tanto por l@salumn@s inquiet@s: es relativamente fcil encausar sus energas haca tareasconstructivas presentndolas como retos, como aprendizaje relevante, como unaaventura didctica. Quienes nos preocupan son las personas pasivas, porquecreemos que su pasividad no es normal sino provocada en algn(os) momento(s)doloroso(s) de la historia personal de esta persona. Una vez perdida resultamucho ms dificil reanimar esta energa vital. Personas pasivas son presa fcilpara el abuso de poder y no suelen solidarizarse mucho con la lucha por losderechos de otras personas.

    2.8. Haca una autodisciplina

    La educacin en derechos humanos no tiene nada que ver con anarqua y chaosen el saln de clases. Acciones antisociales y violentas no se tolerarn porque sepretende crear un ambiente que permita una buena relacin entre tod@s(docente-alumn@s, alumn@s-alumn@s) y facilite el aprendizaje. Esto comienzacon la participacin de tod@s en el establecimiento de reglas, en la evaluacinperidica de la validez y factibilidad de dichas reglas y en la vigilancia continua desu implementacin.

    Para garantizar la plena participacin de todas y todos en este proceso se buscarla toma de decisiones por consenso. Esto implica que una sola persona puedebloquear una propuesta, pero tambin implica que el o la docente tiene voto decalidad. La toma de decisiones por consenso necesita de un ambiente donde eldesacuerdo se expresa libremente y exige del grupo un profundo respeto por las

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    opiniones divergentes. Muchas veces costar tiempo llegar a una decisionconsensuada, sin embargo esta decisin se implementar tanto ms rpido.

    En la busqueda del consenso se clarificarn las razones de ser de las reglas delgrupo y se preparar al grupo a asumir una autodisciplina. El consenso (con laparticipacin activa del o de la docente) minimizar el riesgo de reglas absurdas osin comprender.

    2.9. No soy perfect@ ... Y qu?

    L@s alumn@s no son l@s nic@s beneficiad@s de una educacinemancipadora en derechos humanos. Tambin l@s docentes pueden respirar unpoco: no se pretende que nadie sea perfect@. Al contrario, el error es un valiosoinstrumento didctico en el aprendizaje y no es privilegio de l@s estudiantes. Elmiedo a equivocarse inmoviliza injustamente muchas potencialidades de creacinnovedosa. Reconociendo y valorando la importancia del error abriremos unespacio para la innovacin y el compromiso personal.

    Mostrndose como realmente es -una persona imperfecta en vas de desarrollocontinua- el o la docente ofrecer un modelo realista, honesto y alcanzable paraaquellas personas del grupo que deciden seguirlo. El reconocimiento de nuestroslmites nos ayudar a formular retos realistas para superarlos con el apoyo porqu no?- del grupo.

    Frans Limpens (extracto de Reglitas7. Loslmites del Poder, Aprenderh, Quertaro,2000, 41 pp.)

    Notas bibliogrficas

    (1). Tomaschat, Christian en: Eide, A. , Ghozali, N.E. (e.a.) Sobre la resistencia a las violacionesde los derechos humanos. UNESCO, Paris, 1984, p.15-16. (2). Asbjorn Eide en: Eide, A. , Ghozali, N.E. (e.a.), o.c., p. 39-40(3). Citado en Eide, A. , Ghozali, N.E. (e.a.), o.c., p. 41(4). Ib. , p. 42-43.(5). Ib. , p. 43-44.(6). Manuel Jimnez Redondo en: Habermas, Jrgen. Facticidad y validez. Sobre el derecho y elEstado democrtico de derecho en trminos de teora del discurso Editorial Trotta, Madrid, 1998, p.20-22..(7). Limpens, Frans. (e.a.) La Zanahoria. Manual de educacin en derechos humanos paramaestr@s de preescolar y primaria. Accin pro Educacin en Derechos Humanos, A.C.(Aprenderh), Quertaro, 1999, p. 35. (8). Citado en: Ferry, Luc & Renaut, Alain. Filosofa poltica. De los derechos el hombre a la idearepublicana. Fondo de Cultura Econmica, Mxico, 1990, p. 22-23.(9). Abderrahman Youssoufi en Eide, A. , Ghozali, N.E. (e.a.), o.c., p.120.(10). Manuel Jmnez en Habermas, Jrgen., o.c.p. 33.(11). Ib., p. 32(12). Ib., p. 31(13). La Sagrada Familia o Crtica de la Crtica crtica, cit. in : Habermas, Jrgen. , o.c., p. 40.

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    (14). Tomuschat en Eide, A. , Ghozali, N.E. (e.a.), o.c., p. 22-25. (15). Eide A. , Ghozali, N.E. (e.a.), o.c. , 43.(16). Eide A. , Ghozali, N.E. (e.a.), o.c. , p. 63-66.(17). Connell, J.W. en Giroux, Henry. , Teora y resistencia en educacin. Una pedagoga para laoposicin. Siglo XXI , Madrid-Mxico, 1992, p. 151.(18). Freire, Paulo. Pedagoga de la esperanza. Un reencuentro con la Pedagoga del Oprimido.Siglo XXI, Madrid-Mxico, 1993, p. 75.(19). Ib., p. 76.(20). Ib., p. 75.(21). Fuentes, Carlos. Por un progreso incluyente. Instituto de Estudios Educativos y Sindicales deAmrica, Mxico, 1997, p. 8.(22). Freire, Paulo. o.c., p. 8.(23). Ib., p. 87.(24). Ib., p. 88.(25). Ib., p. 8.(26). Kohl, H. en : Giroux, Henry. , o.c. , p. 190.

    Alumn@s pasiv@s y callad@s difcilmente se destacarn como ciudadan@s activ@s y comprometid@s. La participacin, el sentido de responsabilidad social, la cooperacin, la comunicacin efectiva y afectiva, la resolucin noviolenta de conflictos y tantas haL@s alumn@s no son l@s nic@s beneficiad@s de una educacin emancipadora en derechos humanos. Tambin l@s docentes pueden respirar un poco: no se pretende que nadie sea perfect@. Al contrario, el error es un valioso instrumento didctico en el aprendizajMostrndose como realmente es -una persona imperfecta en vas de desarrollo continua- el o la docente ofrecer un modelo realista, honesto y alcanzable para aquellas personas del grupo que deciden seguirlo. El reconocimiento de nuestros lmites nos ayudaNotas bibliogrficas