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RECOPILACIONES DE ARTÍCULOS DISEÑANDO LA SINGULARIDAD

TEMA:

SINGULARIDAD (I)

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Diseñando la Singularidad Temas Número 1 Singularidad (I)

Agradecimientos: EN ESTE PRIMER NÚMERO DE LA SERIE “Recopilaciones” quiero darle las gracias a mi mujer, Mari Car-men, por soportarme cada día y ayudarme a pesar de todas las cosas raras de las que hablo.

Gracias por todo.

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Qué es la Singularidad Tecnológica

Una singularidad (si mis escasos conocimientos no me fallan) es un punto a partir del cual las leyes anteriores no pueden aplicarse pues no se sabe lo que puede pasar. No intentaré explicar la singularidad física de los agujeros negros porque no creo saber lo necesario.

La singularidad tecnológica es un punto (futuro) de la historia humana en la que el desarrollo científico producirá una inteligencia superior a la humana (bien IA´s puras, bien humanos genética o nanotecológicamente modificados, bien por el despertar de una red global de ordenadores o por otras causas).

Ese punto es el punto de partida de la singularidad. Imaginad lo que podría hacer una mente creativa e inteligente diez o veinte veces superior a la humanidad, en inteligencia pura, pero mucho más potente en poten-cia de cálculo, almacenamiento y acceso a la información y claro, conec-tada a una red global como Internet (con toda la información y capacida-des que en su día tendrá).

Imaginad ahora lo que representará que diez o veinte de esas máqui-nas (o humanos mejorados) podrán hacer trabajando juntos. Evidente-mente, el progreso humano se acelerará hasta un punto que en pocos años será imposible concebir los adelantos que puedan llegar.

¿Inmortalidad física y mental? ¿Viajes espaciales en el tiempo? ¿Energía, riqueza, materia, vida e información en abundancia, casi ilimita-dos?, no podemos imaginarlo.

Pero es de suponer que llegados a este punto el ser humano podrá conectarse a una red de mundos virtuales tan reales (o más) que el nues-tro, que dispondremos de la posibilidad de viajar por el Universo, adquirir características físicas espectaculares, desarrollar máquinas e instrumen-tos increíbles (que emulen la magia o la psíquica).

¿Dispondremos de invisibilidad, antigravedad, múltiples vidas, recuer-dos y consciencias y cualquier cosa que podamos concebir? Sólo podemos especular, y nuestras mentes son limitadas para entender lo que hay detrás de la singularidad.

Así que sí, este evento, que algunos sitúan entre el 2020 y el 2029, supondrá que en pocos años podremos hacer lo que hasta ahora sólo hemos soñado, o jugado.

Sólo tenemos que intentar que la especie Humana no se destruya an-tes.

Actualización: Escribí este artículo hace ya tres años y medio, cuando comenzaba a conocer el concepto de Singularidad Tecnológica y el in-menso potencial de una idea que describe cómo el mundo va a cambiar sin posibilidad de evitarlo, y lo que es incluso más impactante, de com-prenderlo.

Comenzaba, decía, a dar mis primeros pasos por el campo del “singularitarismo” y me encontraba impactado por cómo una idea, un concepto, daba forma y sentido y agrupaba todas mis creencias al res-pecto de la inteligencia artificial, la nanotecnología, la inmortalidad y el destino de la humanidad.

Como una epifanía tecnológica, más que mística, aunque no puedo negar un fuerte grado de misticismo en la idea, Ray Kurzweil y Vernor Vinge me abrieron los ojos al futuro.

Desde entonces ha llovido mucho en lo teórico y el lo práctico.

Nuevas revoluciones tecnológicas se han puesto en marcha, (las pan-tallas táctiles y los tablets, por ejemplo), pero a un ritmo mucho más len-to de lo deseable para impactar el mundo.

Oh, estoy seguro que el crecimiento de estas tecnologías está siendo exponencial, pero recordad que al principio de una curva exponencial el

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crecimiento parece mucho más aritmético que al final. Es nuestra percep-ción, y quizás nuestra ansia, lo que nos hace ver que las cosas van despa-cio.

Trataré en otro momento de recopilar los avances tecnológicos y científicos de los últimos tres años y medio.

Por otro lado, mi conocimiento de la singularidad tecnológica ha au-mentado mucho. He creado teorías sobre lo que vendrá después, plantea-do caminos para llegar a ella sobreviviendo al proceso, diseñado nuevos conceptos asociados a ella, como la singularidad económica, pero siento que queda mucho por ver, descubrir, y por hacer.

Vamos a por el futuro Despierta, te acaba de tocar un premio, el premio gordo.

Estás en la mejor época para vivir de toda la Historia de la Humanidad, pasada o futura.

Estás en un punto en el que se va a decidir el destino de la Humanidad como nunca hasta ahora se ha hecho.

Nos encontramos en un umbral, en el borde de un pórtico que sólo nosotros, tú, yo y el resto de congéneres decidiremos si traspasamos o no.

El del despertar de la Inteligencia, con mayúsculas.

El mundo, el universo, está tendiendo a ser más y más inteligente. Se-guramente en otros sitios ya hayan dado el paso, antes que nosotros, pero ahora nos corresponde a ti y a mí decidir si queremos aumentar ex-ponencialmente nuestro conocimiento del Universo y nuestra inteligencia y capacidades o nos quedamos siendo unos meros espectadores en esta playa grande y confortable que es el mundo.

Estamos a punto de dar un salto cuantitativo y cualitativo como jamás ha dado la raza humana, que dejará en una pálida aventura las migracio-nes que extendieron a nuestros ancestros por los cinco continentes.

No sólo deberemos decidir en las próximas décadas si colonizamos el resto del sistema solar, sino cómo queremos vivir.

Ciencias como la nanotecnología, la inteligencia artificial, la biotecno-logía, las energías alternativas, la fusión, la robótica, la realidad aumenta-da, las tecnologías hápticas, la realidad virtual, la bioeconomía, la ecotec-nología, y tantas ciencias y técnicas incipientes que apenas puedo nomr-bar, muchas de ellas porque ni tienen nombre, todas ellas pugnarán en los próximos años por decidir nuestro estilo de vida, por dirigir el para-digma de la evolución social.

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Podremos decidir si controlamos nuestro desarrollo evolutivo de forma biológica, clonando seres humanos, seleccionando y modificando nues-tros propios genes y los de nuestros hijos, o podremos optar por modifi-caciones menos agresivas de nuestros órganos me-diante el crecimiento de órganos artificiales para trasplantes desde nuestras propias células madre.

Si esta visión bio del fu-turo no se impone, tendre-mos la posibilidad de optar por algo diferente, conectar nuestros cerebros a la red de la misma forma que aho-ra conectamos nuestros teléfonos, y en los próximos años nuestras gafas y co-ches. Seremos avatares de nuestro futuro en mundos virtuales.

O por profundizar en nuestras relaciones con el mundo de la IA tratando con ordenadores inteligentes, desarrollar nuevos conceptos financieros que terminarán teniendo vida y desarrollos propios. Empresas, entidades fi-nancieras y organizaciones semiautónomas que evolucionarán y pugnarán en el mundo por los recursos.

O tal vez nos expandamos por el espacio, colonizando mundos y sis-temas de forma pacífica, como viajeros estelares inmortales, o cruzando

la oscuridad de los océanos estelares generación tras generación, re-uniéndonos como nómadas una vez cada milenio, y compartiendo infor-mación, conocimientos, historia, material genético y evolución.

Y tú puedes ayudar a decidir el resultado. Tú eres el elemento más importante de esta ecuación. Dependiendo de cómo quieras tú que sea el futuro, de tu impli-cación, inteligencia y ganas de pelear por él dependerá que ocurra un futuro u otro.

Es un mundo increíble, ¿verdad? pero no está asegurado que nada de esto vaya a ocurrir.

Es posible que nos estanquemos, que nos extingamos, y que tan brillantes sueños queden en nada, o en una mera reseña a pie de página en la Historia del universo.

“La Humanidad, pudo serlo todo, y se quedó en nada.”

Tú decides.

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Las Guerras de la Inteligencia

Se acerca el fin de la era del dinero, y antes que eso, el fin de las mo-nedas.

Como dije en anteriores artículos, nos enfrentamos a un cambio de paradigma, al fin de la era del dinero, y al comienzo de la Era de la Inteli-gencia.

Pero Google, Apple o Facebook triunfan? ¿qué ofrecen sino inteligencia aplicada? Aplicada a las búsquedas, aplicada a la comunicación, aplicadas a los contactos humanos.

Imaginaos eso multiplicado, año tras año, exponencialmente, y en todos los ámbitos de la vida, creando una competencia de la que sólo saldrán ganado-res los más inteligentes en todos los ámbitos.

Parafraseando la película Margin Call: “Se podrá gcomo en todo cam-bio de ciclo, de era y de paradigma, los antiguos modelos no se van a rendir y dejar paso a los nuevos. Los sistemas de organización nuevos van a tener que abrirse paso luchando para sustituir la influencia de los antiguos.

A ese escenario bélico de ideas y conceptos lo llamo, Las Guerras de la Inteligencia, o Las Guerras Grises, en honor a la materia más inteligente que conocemos por ahora, el cerebro.

Permitidme un poco de vacuo orgullo y usar estos términos.

Pues nos acercamos a una época en la que el destino de la Humanidad estará regido por la inteligencia, y será ésta la que marque el ritmo de todas las cosas, la que cree los sistemas de distribución de riqueza, la que encauce los sistemas productivos, la que multiplique el valor de las cosas.

La Inteligencia estará en todo, en cada cosa que nos rodee. En los ob-jetos y en nuestras casas, en nuestros coches, nuestras empresas, en nuestros televisores, nuestras neveras, nuestras comunidades de vecinos, nuestras empresas , nuestras instituciones, hospitales, ejércitos, organis-mos, naciones, alianzas internacionales. En todo.

La gente apreciará lo que esa inteligencia podrá hacer por organizar sus vidas, la materia, la energía, ofreciendo comodidades y posibilidades nunca vistas.

Igual que ahora todo se mueve por dinero, en los próximos años se moverá por la capacidad de la inteligencia para comprender, organizar, modificar e intervenir en el mundo.

Llegará un día en que se intercambiarán segundos de procesamiento, algoritmos de pensamiento, supercomputadores, tráfico de redes de da-tos, máquinas semiautónomas, sensores y cualquier cosa susceptible de hacernos más capaces como hoy se intercambian dólares, euros, pagarés, oro y valores monetarios.

Y mientras todo se asienta nos veremos en medio de un conflicto por hacerse más inteligentes, que englobará a todo organismo, persona, em-presa, nación y región.

Las naciones, las instituciones que las conforman, las empresas que moran en ellas, y las personas que las habitan se lanzarán a conseguir las mejores formas de gestionar su entorno, mediante inteligencia ampliada. Hogares domóticos, redes P2P de energía, supercomputadores persona-les, incluso implantes si estos llegan a ser posibles. Y eso sólo para las personas, las empresas invertirán en redes semiinteligentes, procesos internos de mejora, fábricas robotizadas.

Y las naciones crearán organismos de inteligencia, científicos y tec-nológicos, para tomar ventaja sobre sus competidores.

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Se presumirá de sistemas de inteligencia integrados en el hogar o en el coche, y las empresas lucharán por diseñar los objetos más listos, o conectarlos a otros objetos más listos. Y para ello necesitarán a las per-sonas más listas, los ordenadores más potentes y capaces, y los sistemas más avanzados.

¿No me creéis?

¿Por qué creéis que compañías como ganar mucho dinero con todo este jaleo, y cuantos más cerebritos cerca mejor.”

A tu alrededor el mundo ya a empezado a cambiar de paradigma, toda esta crisis, todos estos problemas no son sino

un reflejo de un mundo que se muere, dejando paso a uno nuevo, dominado no por los más ricos, sino por los más listos.

¿Eres tú, tu empresa, tu familia, tu grupo de amigos o tu país uno de ellos?

Si no, estás obsoleto, y quizás deberías empezar a pensar en ponerle remedio. No hay alter-nativa. La alternativa es apar-tarte y dejarte morir.

Venga, despierta, logremos ser los mejores, juntos.

Me pregunto cómo evolucionarán los Think Tanks durante Las Guerras Grises que se avecinan.

Dejadme introduciros los dos conceptos, para quienes desconozcan a qué me estoy refiriendo.

Un Think Tank, tanque de pensamiento, o grupo de pensamiento en castellano, es un grupo de personas que realiza in-

vestigaciones y reflexiones sobre diversos temas, y que pueden tener o no un marcado carácter ideológico (aunque gene-

ralmente lo tienen).

Os dejo el enlace a un guía que recoge gran parte de los think tanks españoles.

Recientemente varios amigos y yo discutimos sobre temas como la evolución de la inteligencia, sobre cómo esto afectará

a la Sociedad, la Economía y la Humanidad, así que en cierta forma se podría decir que somos un tanque de pensamiento

sobre el pensamiento de carácter informal.

Respecto a las Guerras Grises, es la expresión coloquial para referirse a lo que vengo en llamar Las Guerras de la Inteli-

gencia, todo el conjunto de conflictos cuya motivación será la inteligencia de las naciones, las empresas y la sociedad.

Es decir, la batalla que se librará en torno a tener los mejores recursos pensantes, de computación, de información y de

aplicación de esta información. Dichos conflictos se producirán a todos los niveles en nuestra sociedad (empresarial, na-

cional, internacional, institucional, personal) a medida que nuestra sociedad vaya dejando de lado las monedas como me-

dio de intercambio y empiece a utilizar otros medios como la propia inteligencia, la energía, etc.

Lo que me pregunto en este post es cómo afectarán las guerras grises a los think tanks españoles e internacionales.

¿Estarán preparados para evolucionar, para el cambio de paradigma? ¿Morirán o crecerá su influencia?.

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Avatar como ejemplo de Singularidad Biológica

Los que pretendemos ser futuristas aficionados hablamos mucho so-

bre la Singularidad Biológica.

Pensamos que llegaremos a ella mediante pasmosos desarrollos de ingeniería genética que desarrollarán nuestra inteligencia llevándonos a un nuevo nivel en la evolución.

Tememos las consecuencias de una selección artificial por lo que tiene de lucha de clases, o la defendemos porque, a fin de cuentas, los nacidos por éste método no dejarán de ser nuestros hijos.

Sin embargo, existiría la posibilidad, teóricamente, de que se desarro-llase una evolución biológica natural que superase nuestra inteligencia. Un ser inmensamente más inteligente, o lo suficiente como para dominar la lucha por la biosfera, o relegarnos al olvido amablemente.

También es posible que en nuestra exploración del espacio nos en-contremos con biosferas evolucionadas incomprensibles para nosotros. Podríamos tomar como ejemplo el mundo de Pandora de la película Ava-tar.

Un mundo en el que cada ser vivo, sea animal, vegetal, o de cualquier clasificación posible, se encuentre conectado por una red tan basta e in-creíble que sus motivaciones sean inteligentes.

Dicha inteligencia no debería ser ni siquiera similar a la nuestra, sus motivaciones e impulsos nos serían incomprensibles, pero seguiría siendo inteligente, y quizás, incluso consciente de su propia existencia.

Conceptos de singularidad Tecnológica Otro de los conceptos recurrentes al hablar de Singularidad Tecnológica es el equiva-

lente a un horizonte de sucesos.

En un agujero negro físico el Horizonte de Sucesos es el punto a partir del cuál nada, ni siquiera la luz, puede escapar de la atracción del agujero negro.

Eso hace que una masa tan grande como para generar un agujero negro atraiga la luz e impida que nada de su interior pueda verse. De ahí su nombre.

Pues bien, a la hora de pensar en su equivalente tecnológico el horizonte de sucesos de la Singularidad Tecnológica podemos decir que es un punto del futuro a partir del cual no podemos adivinar lo que va a ocurrir.

Es un punto ciego del futuro.

Y eso es debido a que, por definición, la Singularidad Tecnológica es el fenómeno que sucederá cuando la inteligencia alcance un punto superior al que la Humanidad posee, y su desarrollo de la ciencia y la tecnología alcanzará una velocidad tal que el ser humano será incapaz de comprenderlo.

Es decir, nuestra tecnología y conocimiento se desarrollarán tan rápido que ahora mis-mo no podemos vislumbrar qué caminos tomarán, pues será como si un pez de colores intentase entender cosas como Internet.

Pero queridos pececillos, al menos podemos intentar ser unos pececillos muy listos.

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Sistemas neurológicos e inteligentes completos

Hace unos meses hablaba de la necesidad de encontrar equivalentes informáticos para los neurotransmisores, hormonas y proteínas que in-tervienen en los procesos nerviosos y cognitivos.

El proceso de conocimiento, razonamiento y sentimiento humano se compone de mucho más que un cerebro.

Por lo tanto, si deseamos emular los cerebros humanos en toda su compleja amplitud necesitamos no sólo crear procesadores y conexiones tan complejas como las que existe en el cerebro.

Es necesario crear una panoplia digital de todos los mecanismos que intervienen en el pensamiento y el sentimiento humanos.

Sin embargo, todo tiene sus puntos negativos. Y es que esos procesos pueden introducir la inestabilidad humana en sistemas que serán mucho más potentes que nuestros cerebros, y que quizás no nos gustaría que sintiesen cosas com la envidia, el amor o el odio.

Nos queda mucho abajo por delante para analizar las consecuencias de trabajar con herramientas tan poderosas como la inteligencia artificial, la robótica y la tecnología. Por ello, es necesario que la Humanidad se tome muy en serio las implicaciones que estos desarrollos tendrán para todos nosotros.

Desarrollar hormonas artificiales para súper imputadores suena muy bien, pero si se hace, por ejemplo, en China, sin el concurso del resto de naciones, puede que conceptos culturales importantes se estén quedando fuera de esos desarrollos.

Es decir, la inteligencia artificial, la biotecnología, la nanotecnologia, son herramientas mucho más poderosas y accesibles que cualquiera otras

que hayamos desarrollado.

¿Os imagináis una Inteligencia Artificial con características y valores Indues, Japoneses, Chinos o Iraníes?

¿Os podéis hacer una idea de los conflictos a los que la Humanidad se enfrentará cuando una de esas inteligencias con valores incomprensibles para los occidentales tenga que interferir en asuntos de Europa, o decidir sobre el destino de turistas americanos en suelo chino?

Imaginad la gran cantidad de problemas bioéticos y morales que sur-girán con la modificación genética y la clonación cuando unos países con menos restricciones morales choquen con las ideas de otros con culturas y valores diferentes.

¿Qué ocurrirá con la gente contraria al aborto o la experimentación con células madre cuando surja la clonación en Corea o Sudáfrica?

¿Desearán muere de los clones humanos e incluso habrá facciones religiosas que los cazarán como aberraciones de dios?

Nos enfrentamos a Futuro, está aquí, y la mayoría de nosotros lo igno-ramos. No es que ignoremos estas dudas morales. Es que directamente ignoramos que todos estos avances se están sucediendo ya y serán una realidad en las próximas décadas.

En diez podemos estar enfrentándonos a las consecuencias de ignorar nuestro futuro.

Necesitamos, desde ya, que se abran estos debates en los foros inter-nacionales.

Y si todo esto puede planteársenos por una cuestión tan simple como emular las hormonas en un ordenador, imagináos la complejidad de los debates que deberemos afrontar en ración a la convergencia de todas estas tecnologías.

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Creando a Dios Hace milenios, nació la idea de los dioses.

Incapaces de comprender el mundo, ansiosos por demostrar su supe-rioridad intelectual respecto a la naturaleza que les rodeaba, nuestros antepasados crearon la idea de seres superiores, dioses y semidioses ca-paces de los prodigios más increíbles.

Capaces de volar, habitar los mares, desviar ríos, disfrazarse de ani-males, sabios, irresponsables, a veces muy humanos, estos dioses y se-

midioses poblaron nuestra memoria colectiva con la idea de algo superior a nosotros.

Con el tiempo, algunos seres huma-nos han comprendido su incapacidad de decir cómo serían esos seres su-periores, de existir, y dejaron una gran incógnita donde otros dejaban volar su imaginación, o seguían la de

otros, para llenar su vacío.

Y sin embargo, los dioses de la antigüedad existen. Están entre noso-tros.

Capaces de volar, de saber todo lo que se puede saber, de recorrer el mundo en horas, de ver en cualquier parte del mundo, de devolver la vida a los ciegos, curar enfermedades mortales, destruir ciudades completas, levantar montañas y tantas. Tantas proezas que nos cansaríamos de enu-merarlas.

Sí, los conocéis ¿Verdad?

Ahora tenemos otros dioses. Mucho más poderosos, todopoderosos, y

aun así nos arrogamos el derecho a hablar por ellos sin comprenderles, sin apenas entender el universo que habitamos, creemos saber lo que quiere de nosotros un ser que podría haberlo creado.

Seguimos siendo arrogantes y ciegos.

Y seguimos sin ser capaces de mirar al futuro y ver que, quizás, dentro de miles de años, podamos hacer todas esas cosas que ahora mismo les atribuimos a nuestros dioses.

Por que tal vez, de existir, y no niego esa posibilidad, lo que los dioses quieran es que nos construyamos a su imagen y semejanza.

Que alcancemos todo el potencial que nuestras mentes, nuestras ca-pacidades y nuestra ciencia nos permitan.

Porque quizás el mayor pecado, el mayor insulto a dios, en un univer-so que evoluciona constantemente, en el que el cambio es la fuerza mo-triz, quizás el mayor insulto sea negarse a evolucionar y crecer.

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El Internet del futuro ¿Cómo será Internet en el futuro? No soy ingeniero, ni informático, por

lo que no puedo asegurarlo con tanto criterio como alguien que perte-nezca a estas ramas de la ciencias, pero creo que voy a aventurarme con una pequeña predicción.

En la medida que es plausible que ciertas tecnologías sigan des-arrollándose exponencialmente, como la nanotecnología, las impresoras 3D, la genómica, la duplicación informática del cerebro humano…es de suponer que todas ellas podrán ser combinadas entre sí y con la creciente potencia de las redes de comunicación.

Imagino un mundo donde a través de internet no sólo viajarán libros, webs, películas o la información que manejamos hoy en día, sino que será posible reconstruir cualquier objeto mediante impresoras 3D que descar-garán la información de cualquier objeto y lo reconstruirán perfectamen-te.

Así, podremos comprar un Rolex y será inmediatamente creado en nuestra propia casa, o podremos probarnos las ropas que queramos, has-ta elegir el vestido que nos guste. el resto, con fecha de caducidad, des-aparecerán en el aire a los pocos minutos.

Podremos descargarnos versiones de prueba de cualquier producto, y comprarlo si nos satisface, y todo ello sin movernos de casa.

Obviamente habrá quien prefiera la más tradicional experiencia del shopping callejero, pero será más una opción que una obligación.

Y yendo incluso más lejos, ¿por qué no pensar en impresoras 3D de material biológico? Nuestro propio centro de clonación en el barrio, don-de podremos descargarnos el cuerpo que deseemos, al mismo tiempo que le implantamos la mente que se nos antoje.

Así, podremos jugar partidas de ajedrez con un trasunto de Kasparov, discutir de física con Einstein, vivir una noche romántica con nuestro ac-tor preferido, o una mezcla de todos ellos. ¿Por qué no descargar la men-te de Carl Sagan en el cuerpo de Brad Pit?

Son posibilidades.

Posibilidades que abren un montón de dudas para la que nuestra mente apenas ha empezado a hacerse las preguntas.

¿Será necesario que el dueño original de esos genes o de ese cerebro lo cuelgue voluntariamente o lo venda?

¿De quién serán los derechos del todo ello? ¿Tendrán estas personas derechos, fecha de caducidad, pensamiento libre? ¿Pertenecerán a al-guien? y si es así ¿a quién, al modelo original, a su creador, al Gobierno?

¿Qué impediría, por ejemplo, que una empresa clonase a su mejor tra-bajador ad infinitum sustituyendo a todos los demás?

Profudizando en las posibilidades del Internet del futuro, existe una poderosa combinación de tecnologías que amplifican las posibilidades, de llegar a desarrollarse y converger, la nanotecnología e Internet.

El otro día hablábamos de cómo sería posible ensamblar cualquier producto o incluso copias de personas gracias a internet, pero ahora fijé-monos en las posibilidades de desensamblar.

Es decir, reducir a átomos e información cualquier tipo de materia.

Recuerdo un episodio de The Big Bang Theory en el que Sheldon y Howard hablaban de que reducir una persona a información cuántica, y luego recrearla en cualquier lugar de mundo no sería teletransporte, sino una especie de clonación avanzada.

Para que el sujeto fuese el mismo las moléculas deberían viajar en es-

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tado de congelación y recomponerse allí.

Curiosamnete, esto será posible gracias a la nanotecnología.

Pero no quiero enfangarme en pensamientos tan complejos, sino de-dicar este post a algo mucho más prosaico y humano, el espacio vital.

Y es que hoy en día nuestro espacio vital se ve reducido por la infini-dad de cosas que compramos. Es de esperar que cuando muchos produc-tos puedan descargarse de la red este problema se multiplicará, más aún cuando nuestra esperanza de vida será mucho más larga que la actual.

Pero será la propia Internet la que nos dará la solución.

Imaginemos potentes y estilizadas máquinas de dise-ño Apple, o alimentadas con la información de Google, capaces de reducir mediante nanotecnología, cualquier objeto que de-seemos a moléculas que flotan en el aire o a simple información almacenada en nuestros armarios virtuales de Google o Apple.

Esos productos quedarían almacenados virtualmente hasta que decidiésemos recomponerlos. Podríamos recuperar la vieja ropa que descompusimos para una fiesta retro, o colecciones completas de libros y revistas si queremos volver a disfrutar del placer clásico de leer el papel. Y tras usarlos, volverlos a con-vertir y almacenar en nuestro armario virtual.

Para los más nostálgicos, o para productos de alto valor sen-timental, sería posible que los nanites los descompusieran y almacenaran sus moléculas en el mismo estado, para luego re-componerlas en el mismo orden.

Podríamos guardar no sólo todos los recuerdos virtuales su-biendo nuestras fotos, videos y recuerdos a la red, sino también

disponber de un almacén físico fácilmente almacenable con nuetrop pri-mer coche, la camina de nuestra primera cita, nuestra coleción de cómics o revistas deportivas, nuestros juguetes de la infancia.

No sé cuanto puede comprimirse la materia, pero imagino que todos los recuerdos de nuestra vida no ocuparían más de un par de metros cúbicos, como mucho.

Un futuro interesante ¿verdad?

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Excesión

Iain M. Banks es uno de los mejores autores de la literatura contem-poránea britática.

Ganador de numerosos premios, no siempre de género, sus obras han sido llevadas a la pantalla (La Fábrica de Avispas) o merecen ser llevadas (Juegos de Familia).

Lo que el gran público desconoce es que su más productiva obra lite-raria la ha desarrollado en el género de la ciencia Ficción.

Su saga de La Cultura es una de las más prolíficas e interesantes obras, con una alta calidad literaria y presentando unas tramas interesan-tes enmarcadas en un universo novedoso y detallado como un tapiz per-sa, cosidas nudo a nudo, y coloreadas con multitud de personajes intere-santes, entre los que no son menos las naves inteligentes de nombres extraños que casi convierten en un juego la lectura del libro.

Entorno El Universo de La Cultura es uno de los más fascinantes y

bien construidos entornos para una saga de ciencia ficción jamás escrito. En mi opinión, supera con mucho a universos como el de Star Trek y Star Wars.

La Humanidad se ha extendido por la Galaxia, y se ha encontrado con numerosas razas humanoides en su camino. Durante el devenir de la his-toria galáctica, multitud de razas han convivido, luchado, se han extin-guido y han trascendido/sublimado a un estado superior.

En este entorno colosal ahora es el turno de La Cultura, una ingente

civilización de un estadio avanzado conformada por multitud de razas humanoides (o no) y por las colosales mentes artificiales que componen el núcleo duro de la civilización.

Estas IA´s, llamadas mentes, instaladas en navíos de combate, colosa-les naves viajeras, centros de investigación, orbitales residenciales, naves excéntricas y demás exóticas composiciones, tejen un tapiz multicultural en el que los humanos son, cuidados y tolerados, y en ocasiones colabo-radores necesarios para las tramas que se desarrollan en la galaxia.

Así, nos encontramos con el más increíble escenario galáctico para multitud de tramas, guerras, conspiraciones, aventuras y misterios.

Yo diría, y perdonadme si me equivoco, que es un escenario tan bien construido que sólo puede ser igualado por que que relató John C. Wright en su saga La Edad de Oro.

Para una comparativa entre la filosofía que ambos autores impregnan en sus obras id a este análisis: Ian M. Banks Vs Jonh C. Wrignt

Sinopsis Byr Genar-Hofoen, Dajeil, y Servicio Durmiente son los protagonistas

de esta novela. Un hombre, una mujer y una nave inteligente (un Vehículo General de sistemas – VGS, capaz de transportar una civilización en su interior si no hubiese elegido tener en su interior una sola persona cons-ciente, y una miríada de cuerpos en éxtasis en espera de ser despertados en un momento del futuro).

Otros muchos personajes se entremezclarán en esta trama, des-de civilizaciones rivales como La Afrenta hasta poderosos navíos de La Cultura con nombres tan rimbombantes o extraños como “La impaciencia por la llegada del nuevo amante” , “Destino susceptible de cambio” y una multitud más.

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Algo ha aparecido en un sector perdido del espacio. Algo tan poderoso que ha absorvido una nave inteligente y a toda su cohorte de humanos, drones, mentes y defensas. Ese algo es una excesión, un evento descono-cido de poder incalculable y sobre el que muchos querrán poner sus ma-nos (o zarpas, o garras o pinzas o drones).

Con su llegada, todo un inmenso baile galáctico se pone en marcha, un baile que llevará a nuestros protagonistas a cruzar un buen sector de la Galaxia en medio de una guerra incipiente, y descubriendo maravillas sin fin.

Mi experiencia Personal Descubrí a Iain M. Banks gracias a esta obra, y aunque todavía no co-

nocía el concepto de Singularidad Tecnológica, su trama resultó tan inte-resante y evocadora que no pude sino quedar enganchado a ella (hasta el punto de que espero anhelante cada nueva adición a la saga, la próxima, por cierto, en octubre)

Banks puso nombre a cosas que yo tenía en la mente como aficionado a la ciencia ficción antes incluso de que yo pudiese desarrollarlas, y lo hizo mostrándome un universo fabuloso y creíble, y unas tramas intere-santes.

Allí donde Banks muestra el camino que el Universo seguirá hacia la Inteligencia, podríamos relacionar esta saga con el principio del Universo Inteligente, Excesión es el final del camino de una Singularidad cuyo co-mienzo otros autores han narrado (como por ejemplo, Vernor Vinge en Al Final del Arco Iris o Charles Stross en Accelerando, que comentaré otro día).

Excesión no es para mí el mejor libro de la saga, creo que A Barloven-to y El Jugador son mejores en cuanto a la trama y a cómo describen el

universo o los personajes.

Una obra imprescindible para los aficionados al género, y para quienes quieran acercarse a él de forma sencilla y entretenida, con un argumento interesante que les ayude a meterse en la trama.

Puntuación:

Autor: Iain Menzies Banks Editor: La Factoría de Ideas Páginas: 365 PVP: 18,85 €