Reflexion

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Chaplin no sólo fue un creador de sueños. Además fue un director comprometido y valiente. Cuando en Europa la Segunda Guerra Mundial se encontraba en sus primeros compases y la locura de Hitler tenía la rienda suelta y sin freno, a Chaplin se le ocurrió la feliz idea de realizar una de las más brillantes parodias jamás pensadas sobre el enajenado dictador alemán, su partido nacionalsocialista y, en general, sobre cualquier forma de dictadura. La divertida y corrosiva sátira, plena de denuncia y no exenta de amargura por las atrocidades humanas, lanza su demoledor ataque contra las bases del nazismo totalitario. Y el ataque llegó en plena contienda real. Chaplin, inteligente y agudo, captó la esencia del nazismo a la perfección y la recreó admirablemente en esta ácida comedia. Gracias al despliegue de medios de que hizo gala y a un trabajo de puesta en escena y ambientación meticulosos, las imágenes son un puro derroche de detalles que representan hasta un extremo fascinante y ridículizante la tecnología destinada a servir a la guerra, la majestuosidad y la opulencia del palacio del dictador, la cansina tendencia de los partidos totalitarios a inundarlo todo con sus símbolos representativos (obsérvese la similitud entre las aspas de la película y la esvástica del partido real), sus gestos de identificación (el brazo alzado), los discursos fanáticos y estentóreos del dictador y las restricciones y penalidades del gueto judío. Asímismo, el vestuario también es digno de mención. La capacidad creativa y satirizante de Chaplin continuó en la línea de "Tiempos modernos", mostrando aparatos y maquinarias que simbolizan la esclavitud humana a una tecnología utilizada con frecuencia con fines deshonestos y destructivos, añadiendo su toque de inventos y objetos inútiles o que nunca funcionan (un paracaídas de reducido tamaño, un traje antiproyectiles, plumas estilográficas que no escriben...) Chaplin aprovechó el indudable parecido físico entre su entrañable Charlot (el mítico personaje que, con la extinción del cine mudo, se despidió de las pantallas) y Hitler para llevar a cabo un doble papel: el del dictador por un lado, y el de un barbero judío que rinde tributo al desaparecido Charlot adoptando su vestimenta, sus

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Enseñanza sobre la película el dictador.

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Chaplin no slo fue un creador de sueos. Adems fue un director comprometido y valiente. Cuando en Europa la Segunda Guerra Mundial se encontraba en sus primeros compases y la locura de Hitler tena la rienda suelta y sin freno, a Chaplin se le ocurri la feliz idea de realizar una de las ms brillantes parodias jams pensadas sobre el enajenado dictador alemn, su partido nacionalsocialista y, en general, sobre cualquier forma de dictadura. La divertida y corrosiva stira, plena de denuncia y no exenta de amargura por las atrocidades humanas, lanza su demoledor ataque contra las bases del nazismo totalitario. Y el ataque lleg en plena contienda real.Chaplin, inteligente y agudo, capt la esencia del nazismo a la perfeccin y la recre admirablemente en esta cida comedia. Gracias al despliegue de medios de que hizo gala y a un trabajo de puesta en escena y ambientacin meticulosos, las imgenes son un puro derroche de detalles que representan hasta un extremo fascinante y ridculizante la tecnologa destinada a servir a la guerra, la majestuosidad y la opulencia del palacio del dictador, la cansina tendencia de los partidos totalitarios a inundarlo todo con sus smbolos representativos (obsrvese la similitud entre las aspas de la pelcula y la esvstica del partido real), sus gestos de identificacin (el brazo alzado), los discursos fanticos y estentreos del dictador y las restricciones y penalidades del gueto judo. Asmismo, el vestuario tambin es digno de mencin.La capacidad creativa y satirizante de Chaplin continu en la lnea de "Tiempos modernos", mostrando aparatos y maquinarias que simbolizan la esclavitud humana a una tecnologa utilizada con frecuencia con fines deshonestos y destructivos, aadiendo su toque de inventos y objetos intiles o que nunca funcionan (un paracadas de reducido tamao, un traje antiproyectiles, plumas estilogrficas que no escriben...)Chaplin aprovech el indudable parecido fsico entre su entraable Charlot (el mtico personaje que, con la extincin del cine mudo, se despidi de las pantallas) y Hitler para llevar a cabo un doble papel: el del dictador por un lado, y el de un barbero judo que rinde tributo al desaparecido Charlot adoptando su vestimenta, sus ideales romnticos, su tendencia a meter la pata y meterse en los y a luchar obstinadamente por la justicia.Nos hemos redo con la genial parodia del acento alemn y del tono de voz desaforado que adopta Hynker (transposicin de Hitler), imitando los escalofriantes discursos del Fhrer.