Reformas y Consolidación Democrática

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Debate sobre las reformas en la América Hispana actual

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  • Araucaria. Revista Iberoamericana de Filosofa, Poltica y Humanidades, N 19. Primer semestre de 2008. Pgs. 209-217.

    RESEAS Y DEBATES

    SOBRE REFORMAS ECONMICAS Y CONSOLIDACIN DEMOCRTICA, HISTORIA CONTEMPORNEA DE AMRICA LATINA, VOLUMEN VI 1980-2006, DE MANUEL ALCNTARA, LUDOLFO PARAMIO, FLAVIA FREIDENBERG Y JOS DNIZ(Madrid, Sntesis, 2006, 491 pginas)

    Manuel M de Artaza Montero(Universidad de Santiago de Compostela)

    El prestigioso historiador norteamericano Carl E. Schorske, premio Pulitzer 1981 por su libro Viena fi n-de sicle, afi rmaba a fi nes del siglo pasado: La historia solamente puede existir en relacin simbitica con otras disciplinas. Debido a su carcter asociativo no terico, sus conceptos analticos dependen de stas () Al hacer hincapi en los procesos de cambio y transformacin cultural, la historia ofrece ventajas recprocas a las dems disciplinas de las que depende1. Pues bien, el volumen sexto de la Historia Contempornea de Amrica Latina de la editorial Sntesis, es una prueba ms de esa provechosa simbiosis entre la tela de Clo y las ciencias sociales. No en vano, la historia inmediata de Latinoamrica2, que comienza en 1980 y se cierra en 2006, es contada por tres politlogos y un economista. Sin embargo, pese a su renombre acadmico, o tal vez por ello, es llamativa la escasa informacin dada al lec-tor sobre los autores en la contraportada (nombre, rango y centro de trabajo); de ah que me parezca oportuno subsanar este error de mrquetin e iniciar la recensin con unas lneas al respecto.

    Manuel Alcntara Sez, catedrtico de Ciencia Poltica y director del Instituto Interuniversitario de Iberoamrica y Portugal de la Universidad de

    1 Pensar con la Historia, Madrid, 2001 [Princeton, 1998], p. 39.2 El concepto de historia inmediata contradice la vieja aseveracin de que es necesario al

    menos un plazo de 50 aos para hacer historia objetiva de un acontecimiento. Sobre la polmica suscitada en torno a la historia inmediata, remitimos al apartado de la web Historia a Debate www.h-debate.com. En particular, puede ser til a los interesados en el tema la intervencin del artfi ce del proyecto historiogrfi co Historia a Debate, Carlos Barros, en el Colloque International Bilan et perspectives de lhistoire immdiate, organizado por el Groupe de Recherche en Histoire Immdiate (GRHI) de la Universit Toulouse-Le Mirail, Francia, los das 5-6 de abril de 2006.

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    Salamanca, es un latinoamericanista de larga trayectoria interesado en varios campos de investigacin: sistemas polticos, poderes legislativos y partidos y sistemas de partidos. Escritor prolfi co, slo en el ao 2006, adems de par-ticipar en el libro que nos ocupa, ha sido el editor de Polticos y poltica en Amrica Latina (Madrid, Fundacin Carolina y Siglo XXI); y de Chile. Poltica y modernizacin democrtica, junto con Leticia Ortiz (Barcelona, Bellaterra). Por su parte, Flavia Freidenberg, coautora con su maestro Alcntara de los captulos 3, 4 y 5, es tambin profesora de Ciencia Poltica de los mismos centros salmantinos. Sus investigaciones se centran en poltica comparada, movimientos indgenas, partidos polticos, Ecuador, campaas polticas y co-municacin poltica. Freidenberg y Alcntara han colaborado anteriormente, obteniendo notoriedad con la edicin de los tres volmenes de Partidos polticos de Amrica Latina (Salamanca, 2001)3, publicados apenas dos aos despus en Mxico por el Fondo de Cultura Econmica.

    Ludolfo Paramio, profesor de la Unidad de Polticas Comparadas del Consejo Superior de Investigaciones Cientfi cas, es el actual director del Departamento de Anlisis y Estudios de la Presidencia del Gobierno espaol. Acadmico de formacin multidisciplinar titulado en periodismo y doctor en ciencias fsicas, previamente ha ejercido como profesor de sociologa en las universidades Autnoma y Complutense de Madrid. Entre sus ltimos trabajos, destacan los dedicados al problema de la democracia en Amrica Latina, y ahora se centra en el estudio de los cambios polticos que se derivan de los producidos en el modelo econmico. Precisamente, como vamos a ver en seguida, Paramio inicia la obra hablando de cambios econmicos y pol-ticos, mientras que otro docente universitario, Jos Dniz Espinos, titular de Economa en la Universidad Complutense de Madrid, la cierra hablndonos de la integracin econmica en Amrica Latina y el Caribe. Dniz dirige una maestra en desarrollo econmico en Amrica Latina y asimismo; desde 1996 su investigacin se ha orientado hacia el Mercosur.

    Presentados debidamente los autores, ya podemos abrir la prometedora portada verde de Reformas econmicas y consolidacin democrtica, que, con casi quinientas pginas repartidas en seis captulos, es el ms extenso de los tres volmenes publicados de la Historia Contempornea de Amrica Latina, un proyecto coordinado por el historiador y analista poltico Carlos Malamud. Quizs tambin sea el volumen ms denso, pero, probablemente, lo primero que llame nuestra atencin una vez examinado su ndice, es la ausencia de pginas introductorias, en este caso muy necesarias, porque el enfoque poli-tolgico de la mayora de los captulos merece ser presentado al gran pblico.

    3 En 2005 apareci otro libro de Alcntara sobre el tema reseable: Instituciones o mqui-nas ideolgicas? Origen, programa y organizacin de los partidos polticos de Amrica Latina, Barcelona, ICPS.

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    Por consiguiente, tras el ndice nos encontramos con el captulo 1 Crisis y cambio del modelo econmico, donde Ludolfo Paramio empieza justifi cando la cronologa de partida: los aos ochenta del siglo pasado, un corte en la his-toria latinoamericana comparable al provocado en los aos treinta por la Gran Depresin de 1929. De hecho, la crisis de la deuda desatada en 1982 termin con el modelo de desarrollo de la segunda posguerra mundial, con sus rasgos de proteccionismo, fuerte intervencionismo del Estado e industrializacin sustitutiva de importaciones. A la vez, en el mismo ao ochenta y dos, la derrota de la Junta militar argentina en la Guerra de las Malvinas marc otro hito: el fi nal de la poca de los regmenes militares y la paulatina extensin de la democracia por la mayor parte del rea. As las cosas, la coincidencia del proceso democratizador con la devastacin ocasionada por la crisis econmica, supuso una dura prueba para los nuevos gobiernos democrticos, obligados a implementar rgidas polticas de ajuste que frustraron las expectativas de bienestar de la poblacin y que generaron tensiones polticas y sociales. No en vano, los aos ochenta se han bautizado con el signifi cativo nombre de la dcada perdida.

    En efecto, una dcada perdida para el desarrollo econmico y humano de los pases del Sur, no slo para los latinoamericanos. Pero a continuacin, como nos ha recordado Rosa Mara Torres, ex ministra de Educacin y Culturas ecuatoriana, lleg la dcada de 1990, la dcada de la globalizacin y de los grandes cambios en el sistema mundial. Resultado: despus de ella, ms de 50 pases se empobrecieron en el Sur. En consecuencia, la brecha con los pases del Norte aument4. Los ocho Objetivos del Milenio, fi jados e impulsados des-de las Naciones Unidas en septiembre del 2000, son una parte de la respuesta al crecimiento de esa grieta, pero tal y como van las cosas, no parece que se alcancen en la fecha prevista: el ao 2015 (los objetivos pretenden desde la erradicacin de la pobreza extrema y el hambre, hasta el fomento de una asociacin mundial para el desarrollo, pasando por el logro de la enseanza primaria universal y la reduccin de la mortalidad infantil).

    De todas formas, segn apunta Paramio, la dcada perdida en Amrica Latina no fue slo el resultado de factores externos. Estamos ante un fenmeno complejo donde los problemas derivados de la crisis mundial del petrleo (cho-ques de 1973 y 1979) se vieron agravados por otros internos, como el ahorro insufi ciente y el crecimiento con recursos fi nancieros externos, o la estructura de precios distorsionada por el proteccionismo estatal5. Con todo, lejos de cualquier tediosa explicacin tcnica, el autor ha conseguido realizar una

    4 Torres, Rosa Mara, Justicia educativa y justicia econmica. 12 tesis para el cambio edu-cativo, Madrid, Fe y Alegra, 2005, p. 17.

    5 El caso de frica es semejante. Vase Sebastin, Luis de, frica, pecado de Europa, Madrid, Trotta, 2007 [2006], 204-208.

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    sntesis donde rigor y claridad se dan la mano para permitirnos comprender la crisis de la deuda y su alcance a escala regional. Luego analiza sus consecuen-cias en los principales pases de la zona, as como las distintas respuestas para superarlos (bsicamente las frmulas neoliberales del denominado Consenso de Washington, 1990). Adems, merced a la ausencia del aparato crtico propio de los estudios especializados, nada interrumpe la lectura, salvo un selecto nmero de grfi cos y cuadros bien distribuidos. El nico pero en un discurso tan gil y didctico es la ausencia de mapas, si bien es verdad que tampoco aparecen en los restantes captulos. Ni tampoco aparecen en ste ni en los siguientes textos escogidos, como los insertados en El Estado en crisis, 1920-1950, volumen IV de la serie escrito por su director, Carlos Malamud. Es una lstima, porque al introducir fragmentos de artculos de prensa, proclamas de lderes polticos u otros testimonios de la poca, se brinda al lector un contacto directo con las fuentes y con el discurso de algunos de los principales actores, facilitando la asimilacin de los contenidos. Por ejemplo, un artculo como el titulado La revuelta de los Estados, escrito por el ex presidente argentino Ral Alfonsn (El Pas, 05-10-2000), un fragmento de una entrevista con Hugo Chvez, o una proclama del movimiento brasileo de los Sin Tierra, daran al captulo 1 un acabado perfecto. Otra posibilidad, dadas las limitaciones de espacio, sera remitir a alguna pgina web, un tipo de referencia inexistente en el libro salvo en la bibliografa del captulo 6.

    En las siguientes pginas, bajo el ttulo de Nuevos actores y viejos proble-mas, Paramio examina los principales problemas de la regin en el contexto de la crisis de la deuda, del fi nal de la Guerra Fra y de la desaparicin de la Unin Sovitica. Y para empezar, destaca dos aspectos: 1) el hundimiento del mito revolucionario, frustrado por el acoso y derribo estadounidense del rgimen sandinista en Nicaragua (1979-1990); y 2) el comienzo de la lucha contra la globalizacin, palabra bajo la cual se encierran los males del libre comercio, del poder de las empresas multinacionales y de las restricciones ma-croeconmicas autoimpuestas por unos gobiernos estrechamente vigilados por los mercados fi nancieros y controlados por el Fondo Monetario Internacional (FMI). No por casualidad, el FMI y la Organizacin Mundial del Comercio (OMC) pasaron a convertirse en el chivo expiatorio de las frustraciones sociales latinoamericanas. Ahora bien, este segundo captulo se inicia con los avatares de la guerrilla, tema familiar para el politlogo madrileo, quien resume la evolucin de la insurgencia durante los ltimos veinticinco aos, detenindose en los casos de Colombia, de Sendero Luminoso en Per y del Ejrcito Zapatista de Liberacin Nacional en Mxico.

    Despus de las guerrillas, sin que extraamente haya un espacio para el ejrcito, los sindicatos o la Iglesia Catlica, se nos presentan nuevos actores: los movimientos indgenas. En efecto, desde 1950, y tras siglos de marginacin,

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    los pueblos amerindios fueron tomando conciencia de sus derechos, hasta que despus de la clebre campaa de 500 aos de resistencia indgena y popular, lanzada en vsperas del V Centenario del Descubrimiento, se produjo el estalli-do de sus reivindicaciones en los aos noventa. Por supuesto, las condiciones econmico-sociales de la dcada perdida lo favorecieron. Pues bien, con la misma claridad expositiva, Paramio desgrana las causas de la aparicin de los distintos movimientos indgenas y su devenir desde Mxico a Chile; e incluso nos permite apreciar mejor cul ha sido su impacto a travs de dos cuadros. El primero clasifi ca las organizaciones indgenas latinoamericanas por pases y ao de creacin, mientras que el segundo registra las principales reformas constitucionales que han recogido los derechos de los pueblos originarios. Un punto dedicado a la defensa del territorio y sus recursos naturales, cierra las pginas sobre el factor indgena para dar paso a otros problemas producidos por la crisis: el aumento del empleo informal, la violencia, la inseguridad y la emigracin. Este ltimo fenmeno ya no slo preocupa a los Estados Unidos, primer destino de los emigrantes latinoamericanos (el 80% de los indocumen-tados de ese pas), sino tambin a los europeos y, en particular, a las autoridades espaolas (tan slo los ecuatorianos residentes en nuestro pas se acercaban a los 490.000 en 2005). Cuadros y grfi cos vuelven a ilustrarnos, a la vez que apoyan la evaluacin del autor sobre las consecuencias negativas prdida de capital humano, desestructuracin familiar, desequilibrios psicolgicos, y positivas ingreso de divisas para sus estados de origen de la emigracin. No obstante, la importancia del tema pone al descubierto la ausencia de un apartado dedicado a la evolucin demogrfi ca de la regin durante el periodo estudiado, cosa que, por fortuna, no ocurre con otro fenmeno de alcance abordado en las ltimas pginas del captulo: la revolucin social protagonizada por la mujer latinoamericana.

    En verdad, la persistencia de la discriminacin femenina en los pases latinoamericanos es innegable, pero tampoco hay duda de que se han producido cambios notables. As, la llegada de mujeres a las ms altas esferas polticas ha sido todo un smbolo (ejemplos recientes son el de Michelle Bachelet, elegida presidenta de Chile en 2006 despus de haber sido ministra de Defensa, y el de Cristina Fernndez de Kirchner, elegida presidenta de Argentina en 2007). Sin embargo, es verdad que an queda mucho camino por recorrer, y Paramio no se muestra complaciente: la mujer latinoamericana se encuentra en una complicada fase de transicin, pues mientras el discurso de la igualdad de oportunidades se ha generalizado en las nuevas democracias y la educacin, y la experiencia laboral femenina han aumentado de forma signifi cativa, el nivel de pobreza se ha agravado para numerosas mujeres. En consecuencia, les es difcil alcanzar sus derechos. Desgraciadamente, su caso no es nico;

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    no olvidemos el tercer objetivo del milenio: promover la igualdad entre los gneros y la autonoma de la mujer.

    Llegados al captulo 3, Manuel Alcntara y Flavia Freidenberg dan el relevo a Paramio para asumir el reto de contar el proceso poltico latinoame-ricano en perspectiva comparada. Si ambos autores hubiesen dispuesto de esa introduccin que echamos de menos, probablemente habran comentado la importancia de la poltica comparada dentro de la ciencia poltica, ya que se la ha considerado el corazn de la disciplina. Adems, Alcntara se ha caracteri-zado por presentar con claridad sus objetivos y el enfoque politolgico que ha escogido en otras obras, como sta, dirigidas a un pblico amplio. Finalmente, al haber hecho hincapi la actual poltica comparada en la importancia de las variables histricas e institucionales (reglas del juego), apreciaramos mejor el acierto de la perspectiva utilizada por los profesores salmantinos para abordar la intrincada historia del proceso poltico de Amrica Latina durante los ltimos veinticinco aos. En suma, entramos en un captulo donde se describen hechos polticos fundamentales, as como las semejanzas y las diferencias entre los procesos y las estructuras polticas de los pases del rea.

    Para empezar, Alcntara y Freidenberg nos hablan de las difi cultades de la transicin poltica a la democracia, que entre 1978 y 1990 afect a 15 pases. Se trata, pues, de transiciones, divididas en cuatro tipos caracterizados por la forma en que los regmenes militares dieron paso a la democratizacin: transiciones controladas desde arriba (Ecuador, Per, Bolivia, Uruguay, Brasil, Paraguay, Honduras y Chile); por colapso singularidad argentina debida a la derrota en las Malvinas; transiciones tuteladas desde afuera las generadas por la intervencin internacional en Panam, Hait, Nicaragua y Repblica Domini-cana; y transiciones pactadas (Guatemala y El Salvador).

    Con todo, nuestros autores no olvidan a los pases que escaparon a la ola democratizadora. Precisamente, de entre estos ltimos se destaca el caso de Mxico, donde un proceso gradual y pactado entre el hegemnico Partido Revolucionario Institucional (PRI) y los partidos de la oposicin, posibilit la celebracin de elecciones competitivas al legislativo en 1997, y a la presi-dencia en 2000.

    En cuanto a los factores explicativos de los procesos de transicin, nos encontramos con que han sido el resultado de la combinacin de distintos fac-tores internos y externos sin olvidar el efecto contagio o efecto domin, pero no hay un consenso sobre cules han tenido mayor peso (excesos represivos?, unin de fuerzas opositoras?, la crisis econmica?, presiones exteriores?) Por otro lado, las reglas del juego establecidas para la transicin son un ele-

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    mento clave que se resume, junto con los mecanismos para defi nirlas, en el segundo de los cuadros que se prodigan a lo largo del captulo6. Precisamente, la insercin de cuadros comparativos es una de las ventajas brindadas al lector por Alcntara y Freidenberg. Gracias a ellos, basta una ojeada para apreciar la importancia del gobierno presidencial y la estructura del poder legislativo (bicameral/unicameral) en Amrica Latina (cuadro 3.4), conocer las reglas de las elecciones presidenciales (3.7) o el sistema de la eleccin de los candidatos (3.8). Sin duda, este esfuerzo merecer el beneplcito de acadmicos, estu-diantes y profesionales de todo tipo interesados en la realidad latinoamericana, quienes comprobarn con igual satisfaccin su continuidad a lo largo de los dos siguientes captulosDesarrollo nacional, cambios de Gobierno y procesos electorales. En ellos entramos en un denso resumen de historia inmediata, pas por pas, empezando por Argentina hasta concluir con el ms pobre de Lati-noamrica: Hait. La estructura de estas pginas, en el caso de los Estados que vivieron una transicin democrtica, se inicia con el resumen de dicho proceso, para entrar luego en la presentacin del rgimen poltico y la evolucin de sus instituciones, la dinmica poltica y el sistema de partidos hasta nuestros das (generalmente los datos estn actualizados hasta fi nes de 2005).

    Ante semejante sntesis, es lgico que no se pueda satisfacer a todos los lectores. As, se echar de menos la falta de atencin hacia los principales gobernantes y dirigentes polticos del periodo, o, al menos, hacia los ms polmicos (Menem, Pinochet, Fujimori, Hugo Chvez). Tampoco tienen cabida en estos captulos centrales de la obra unas lneas dedicadas a la cul-tura, un aspecto que, bien es verdad, no contempla el plan de esta Historia contempornea de Amrica Latina dirigida por Carlos Malamud. En prximas ediciones de un texto que, con seguridad, tendr una buena acogida, sera inte-resante incluirlo. Adems, no debemos olvidar el fuerte compromiso poltico de escritores, cantautores, cineastas y su protagonismo, tanto en la denuncia de las dictaduras, como en las transiciones a la democracia. Por ltimo, dado el carcter divulgador del texto, un glosario con los trminos politolgicos ajenos a los profanos, lo redondeara. De hecho, Alcntara y Freidenberg se han preocupado por explicar una buena parte de ellos a medida que aparecen, como, por ejemplo, accountability horizontal procedimientos efectivos de rendicin de cuentas en momentos no electorales; la polarizacin ideolgica de los partidos escala izquierda derecha 1-10; o partido hegemnico el que no permite una competencia ofi cial ni de facto por el poder (Partido Colorado en Paraguay, PRI en Mxico).

    6 Recuperacin del ordenamiento democrtico anterior (reinstauracin de la Constitucin anterior); elaboracin de un nuevo ordenamiento constitucional; y coexistencia de normas pro-cedentes del autoritarismo y regulaciones democrticas nuevas.

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    Segn anticipamos, toca a Jos Dniz cerrar el sexto volumen de la Historia contempornea de Amrica Latina con un captulo dedicado a la integracin econmica. En l se hace un recorrido secuencial de las ms importantes agrupaciones o entidades de integracin de la regin y del Caribe, desde la Asociacin Latinoamericana de Libre Comercio (ALALC), surgida en 1960, hasta la Asociacin de Libre Comercio de las Amricas, la muy polmica ALCA, auspiciada por los Estados Unidos desde 1990 (al carajo la mand el presidente de Venezuela Hugo Chvez durante la Cumbre de los Pueblos celebrada en Mar del Plata el ao 2005). Finalmente, llegamos a unas pginas de balance sobre la integracin econmica, un balance ms negativo que positivo. Segn, Jos Luis Machinea, secretario ejecutivo de la Comisin Econmica para Amrica Latina de la ONU, la CEPAL, la brecha entre retrica y prctica es elevada y la regin no muestra avances slidos en competitividad, diversifi cacin exportadora o innovacin tecnolgica. A su vez, los nmeros aportados por Dniz muestran un comercio intrarregional bajo, si bien las diferencias entre las distintas asociaciones son marcadas, pues el Mercado Comn Centroamericano (MCCA) y la Comunidad del Caribe (CARICOM) estn muy por encima del Mercosur y de la Comunidad Andina de Naciones (CAN). En cuanto al destino de las exportaciones, Estados Unidos sigue siendo su destino prioritario, salvo en el caso del Mercosur, donde se destaca la Unin Europea. Precisamente es el Mercosur el que presenta el menor grado de apertura comercial en un rea donde, pese al incremento de la ltima dcada, el nivel es reducido y, desde luego, menor que el de Asia y frica.

    Por ltimo, Dniz nos da cuenta de que los procesos de integracin de Amrica Latina y el Caribe se contemplan como parte de procesos de trans-formacin que, ms all de los objetivos meramente comerciales y fi nancieros, buscan aumentar el desarrollo y disminuir la desigualdad y la pobreza. Pero como los marcos institucionales no resuelven por s mismos los problemas, se han hecho diversas sugerencias para fortalecer la institucionalidad inte-gracionista, empezando por el cumplimiento de los acuerdos suscritos y el aumento de la certidumbre jurdica, y terminando por la mejora de las distintas infraestructuras (viarias, energticas, de telecomunicaciones). En cualquier caso, alcanzar estas metas exigir un importante esfuerzo poltico y tcnico.

    As concluye Reformas econmicas y consolidacin democrtica; sin embargo, probablemente el mejor remate del texto sera el apartado escrito por Alcntara y Freidenberg para terminar su captulo 3: La supervivencia de la democracia. Y es que, pese a las crisis econmicas, los ajustes estructurales, las reformas institucionales, los confl ictos armados, la lucha entre diversos actores y la violencia poltica, los ltimos veinte aos han sido el periodo de mayor estabilidad poltica de Amrica Latina. La democracia parece, pues, haberse asentado en la regin, si bien todava debe enfrentarse a importantes retos. El

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    primero, segn los acadmicos salmantinos, es su capacidad para permanecer en el tiempo, algo ligado a la continuidad y a la fe en la prctica democrtica por parte de la ciudadana.

    El segundo reto es alcanzar la ciudadana completa para los habitantes de la regin. Ciertamente, los logros en lo que toca a la ciudadana poltica han sido importantes en las dos ltimas dcadas, pero es necesario un avance efectivo en el cumplimiento del respeto a los derechos humanos y civiles, junto con la satisfaccin de las expectativas de bienestar. En suma, la desigualdad extrema que ha caracterizado al rea, responsable en buena medida de sus altos niveles violencia, debe desaparecer.

    El tercer desafo es acabar con el continuo cambio de las reglas del juego; es decir, con la constante reforma poltica de las instituciones (constituciones y principales leyes polticas) para establecer mejores gobiernos con un poder efectivo. Sin negar la necesidad de cambios, a veces impuestos por organis-mos internacionales y pases con intencin de cooperar para el desarrollo, la alteracin de las reglas del juego no siempre puede resolver difi cultades que, a menudo, se solucionaran con un cambio en la actitud y el comportamiento de las elites.

    El cuarto y ltimo reto es la tensin entre participacin y representacin poltica, un problema de las democracias actuales muy acusado en Amrica Latina7. En efecto, la turbulencia movimientista, muy viva en el mundo andino, es la consecuencia de la identifi cacin de democracia con participacin y del descrdito del sistema representativo fundado en los partidos. Los movimientos de mujeres pobres en Chile, los grupos vecinales o barriales en Per, el movi-miento de los Sin tierra en Brasil, o el de los desempleados en Argentina, los piqueteros, son algunos ejemplos de las distintas respuestas al desencanto de la democracia representativa. A juicio de Alcntara y Freidenberg, un nuevo fantasma planea sobre Amrica Latina: es el grito de que se vayan todos!. Sin duda, ese sentimiento favoreci la subida al poder de Hugo Chvez en Venezuela, la cada de los presidentes de Argentina, Bolivia y Ecuador, y el movimiento asambleario de esos pases . Por consiguiente, para mantener el sistema de democracia representativa, los polticos latinoamericanos y sus partidos debern encontrar nuevas frmulas de gestin de la cosa pblica que satisfagan a los ciudadanos.

    7 Para el caso general, vase Fontana, Joseph, Representatividad poltica y progreso social: una propuesta interpretativa, en Agirreazkuenaga, J. y otros: Actas del 53 Congreso de la Comisin Internacional para el Estudio de las Instituciones Representativas y Parlamentos, Barcelona, Museo de Historia de Catalunya, 2005, 96-114; y Sartori, Giovanni, En defensa de la representacin poltica, Claves de la Razn Prctica, 91, 2-7.