Reportaje Rancho Grande-versión español

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¡B2Gold se debe marchar! Lucha contra la minería de oro a cielo abierto canadiense en el norte de Nicaragua. Birgit Müller, FOEI Traducido por Luna Sáenz del Castillo González Los tres buses escolares amarillos con jóvenes activistas anti-minería de las Comunidades Eclesiales de Base de alrededor de toda Nicaragua se abren paso a través de caminos lodosos, exuberantes valles infinitos y sobre puentes peligrosamente estrechos cruzando aguas torrenciales para llegar al pequeño municipio de Rancho Grande en el norte de Nicaragua, que ha sido designado para convertirse en uno de los centros de minería a cielo abierto. Aquí, hermosos y antiguos árboles dan sombra a plantas de café y cacao de todos los tamaños, intercalados con chagüites, plantas de yuca, malangas y algún que otro campo de maíz con elotes maduros. Los fértiles valles de Rancho Grande están entre las zonas de mayor producción agrícola de Nicaragua. Mientras que otras regiones del país se ven afectadas por la sequía, aquí los alimentos se siguen produciendo. Este exuberante paraíso está ahora en peligro, desde que la compañía minera canadiense B2Gold de Vancouver adquirió concesiones mineras en el área, comprando la empresa mancomunada formada por la compañía minera canadiense Central SunMining y la compañía nicaragüense Minesa. La mina a cielo abierto planeada en Rancho Grande es parte de las 53 concesiones mineras que el gobierno nicaragüense ha concedido desde 2011. Desde 2004, compañías mineras canadienses, en cooperación con empresas nicaragüenses han explorado las reservas de oro en esta área y encontrado vetas de oro que pasan desde Las Brisas a través de Cerro Grande hasta llegar a La Dalia. Durante los últimos cuatro años, diferentes compañías mineras han intentado acaparar los terrenos de la zona, mientras que los finqueros, los cultivadores de café y los pequeños agricultores luchaban para mantenerlos alejados de sus tierras. 1 49 000 hectáreas en los alrededores de Rancho Grande forman parte de la concesión de 25 años, entre ellas la Reserva Natural Las Aguas, el majestuoso Cerro Grande donde la mayoría de los grandes ríos tienen su fuente y específicamente el río Yaosca, cuyas aguas usa la compañía minera para lavar el mineral de oro con cianuro. Un estudio del Centro Humboldt muestra que aunque las minas estén aún en fase exploratoria, los pescados del río han llegado a estar tan contaminados que ya no son comestibles. La minería de oro es una de las actividades de extracciónmás ineficientes y más contaminantesque se conoce. De una tonelada de tierra cavada con retroexcavadoras, se extraen de hecho entre uno y cinco gramos de oro, dejando a 1 http://www.addac.org.ni/videos/10-la-mineria-una-nefasta-realidad-para-rancho-grande/ (acceso el03 de Noviembre de 2014)

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Artículo escrito por la atropóloga canadiense Birgit Müller, FOEI. Traducido por Luna Sáenz del Castillo González.

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¡B2Gold se debe marchar! Lucha contra la minería de oro a cielo abierto canadiense en el norte de Nicaragua. Birgit Müller, FOEI Traducido por Luna Sáenz del Castillo González Los tres buses escolares amarillos con jóvenes activistas anti-minería de las Comunidades Eclesiales de Base de alrededor de toda Nicaragua se abren paso a través de caminos lodosos, exuberantes valles infinitos y sobre puentes peligrosamente estrechos cruzando aguas torrenciales para llegar al pequeño municipio de Rancho Grande en el norte de Nicaragua, que ha sido designado para convertirse en uno de los centros de minería a cielo abierto. Aquí, hermosos y antiguos árboles dan sombra a plantas de café y cacao de todos los tamaños, intercalados con chagüites, plantas de yuca, malangas y algún que otro campo de maíz con elotes maduros. Los fértiles valles de Rancho Grande están entre las zonas de mayor producción agrícola de Nicaragua. Mientras que otras regiones del país se ven afectadas por la sequía, aquí los alimentos se siguen produciendo.

Este exuberante paraíso está ahora en peligro, desde que la compañía minera canadiense B2Gold de Vancouver adquirió concesiones mineras en el área, comprando la empresa mancomunada formada por la compañía minera canadiense Central SunMining y la compañía nicaragüense Minesa. La mina a cielo abierto planeada en Rancho Grande es parte de las 53 concesiones mineras que el gobierno nicaragüense ha concedido desde 2011. Desde 2004, compañías mineras canadienses, en cooperación con empresas nicaragüenses han explorado las reservas de oro en esta área y encontrado vetas de oro que pasan desde Las Brisas a través de Cerro Grande hasta llegar a La Dalia. Durante los últimos cuatro años, diferentes compañías mineras han intentado acaparar los terrenos de la zona, mientras que los finqueros, los cultivadores de café y los pequeños agricultores luchaban para mantenerlos alejados de sus tierras.1 49 000 hectáreas en los alrededores de Rancho Grande forman parte de la concesión de 25 años, entre ellas la Reserva Natural Las Aguas, el majestuoso Cerro Grande donde la mayoría de los grandes ríos tienen su fuente y específicamente el río Yaosca, cuyas aguas usa la compañía minera para lavar el mineral de oro con cianuro. Un estudio del Centro Humboldt muestra que aunque las minas estén aún en fase exploratoria, los pescados del río han llegado a estar tan contaminados que ya no son comestibles. La minería de oro es una de las actividades de extracciónmás ineficientes y más contaminantesque se conoce. De una tonelada de tierra cavada con retroexcavadoras, se extraen de hecho entre uno y cinco gramos de oro, dejando a

1http://www.addac.org.ni/videos/10-la-mineria-una-nefasta-realidad-para-rancho-grande/ (acceso el03 de Noviembre de 2014)

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su paso un paisaje de devastación, contaminación y destrucción. Sin embargo, en 2013 el oro se ha convertido en la principal materia prima de exportación del país, superando tanto a la carne de res (389 millonesde US$) como al café (349 millones de US$), según declaró el Centro de Trámites de las Exportaciones (CETREX). Liderados por B2Gold, una empresa canadiense, las compañías mineras exportaron cerca de 436 millonesde US$en oro, un nuevo record, a pesar de la importante caída de los precios en el mercado de las materias primas. La contribución total del sector a la economía, además, es engañosamente pequeña. La minería da empleo a solo el 2.2% de la mano de obra disponible en Nicaragua y representa solamente el 2.5% del Producto Interno Bruto, según afirma el informe de 92 páginas del Centro Humboldt 2. Las Comunidades Eclesiales de Base eligieron Rancho Grande para celebrar este año su IV Festival Ecológico para así atraer la atención de los medios de comunicación hacia la lucha de las comunidades contra las poderosas compañías mineras. El alcalde del municipio y el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), partido gobernante del país, sin embargo, continúan presentando los proyectos mineros como bendiciones económicas y exportaciones exitosas y trajeron a partidarios de la minería desde lejanos municipios mineros como Siuna y Waslala, para demostrar su apoyo. Afortunadamente, una caravana de treinta buses y camiones que transportaba partidarios de la minería estaba marchándose del municipio cuando los buses amarillos con los jóvenes se aproximaban a los últimos puentes. Se evitaron enfrentamientos directos y poco antes del anochecer, los activistas llegaron a puerto seguro en el patio de la Iglesia Católica donde la comunidad local les recibió con una comida caliente. Una serie de sacerdotes católicos locales han sido fundamentales para informar a la población de los alrededores de Rancho Grande acerca de las minas y para respaldar las protestas. Cuando la compañía minera encontró el oro después de ocho años de exploración y quiso convertir sus permisos de exploración en permisos de explotación en 2012, el padre Theodor Curtis predicó contra la destrucción medioambiental que conllevaría. Siguiendo la tradición de Monseñor Romero de El Salvador, instó a los habitantes a negar su consentimiento al proyecto que destruiría las bases de su modo de vida. De acuerdo al artículo de energías y minería de la legislación ambiental de Nicaragua, la población local debe ser consultada. Aunque el fracaso en la obtención del consentimiento no conduce a un cese jurídicamente vinculante de la minería, las compañías mineras buscan la tranquilidad social para manejar sus negocios sin ser molestadas. Por tanto, para conseguir que la gente firmara en apoyo al proyecto, la compañía minera B2Gold comenzó a distribuir desde láminas de zinc para los techos, hasta pollos, cerdos, botas de hule y machetes. Cuando el padre Curtis advirtió a la población local de que estaban siendo engañados, la compañía pasó a utilizar medidas

2Centro Humboldt 2013 Estado Actual del sector minero y sus impactos socio-ambientales en Nicaragua, 2012-2013.

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más sofisticadas e involucró a las autoridades locales para obtener las firmas de consentimiento. Mientras las humildes familias firmaban para recibir paquetes de comida de las autoridades locales, esas firmas se usaban para apoyar las minas. Se inició un proyecto de agua potable y algunas de las firmas de los habitantes que se inscribieron, se contaron como a favor de la mina. Se coaccionó a trabajadores de la salud, profesores y otros empleados públicos para apoyar a la mina si querían conservar sus trabajos. El partido FSLN pidió la dimisión a miembros Sandinistas del consejo municipal que se opusieron a la mina. La gran mayoría de los habitantes de Rancho Grande y las comunidades cercanas permanecen aun así en contra de la minería y numerosos miembros de la Iglesia Evangélica rechazaron seguir a su pastor, que era un fuerte defensor de la compañía minera. En 2013 los padres y madres de 38 comunidades organizaron una huelga escolar contra la mina en 45 escuelas, así como 9 marchas de protesta. Se instaló un escenario fuera de la Iglesia Católica y la música comenzó a sonar, mientras cada vez más gente llegaba desde las calles. Los grupos juveniles provenientes de diferentes regiones de Nicaragua bailaron folklore en coloridos trajes al son de la Marimba y la música costeña que inspiraron la Revolución Sandinista en los 70. Pequeñas obras de teatro se alternaron con oraciones y llamadas a la resistencia contra compañías mineras que “juegan con las vidas de la gente”. Una y otra vez resonó el lema del movimiento: “¡Quién tiene un amor grande defiende a Rancho Grande!”. El discurso ubicaba explícitamente la resistencia contra las compañías mineras en la mucho más larga tradición de 522 años de resistencia a la colonización, la explotación y la opresión. También se revivió el espíritu revolucionario de las generaciones mayores que se alzaron en armas hace treinta años. Se rememoró a Sandino, el amor a la tierra y la teología de la liberación. Ni siquiera la lluvia torrencial que comenzó a caer redujo el entusiasmo de jóvenes y adultos que se acercaban cada vez más al escenario uniéndose a los artistas en una sola ola de alegría.

Después de la celebración, mojados y cansados, los jóvenes activistas durmieron sobre las bancas o en el suelo de la iglesia, mientras que a los más adultos los habitantes locales les ofrecieron camas. Temprano a la mañana siguiente, la iglesia se llenó de campesinos, algunos de los cuales habían caminado durante horas para unirse al servicio, dirigido por el padre Pablito Espinoza, quién predicó con fervor acerca del valor de defender los derechos de los pobres y contra el miedo. “He recibido

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amenazas de muerte”, dijo, “me han dicho ‘padre, va a morir’ – ‘si, por supuesto’, les respondí. Le dije a la compañía minera, ‘si les queda algo de dignidad, ¡márchense de Nicaragua!” Sin embargo la compañía B2Gold continúa comprando tierra, a menudo escondiendo su identidad con artimañas o proyectos del gobierno. Los habitantes sospechan que las 5000 manzanas que un comisionado del gobierno quiso comprar en Cerro Grande para supuestamente reforestarlas fueron en realidad un truco, ya que Cerro Grande aún mantiene un espléndido bosque de árboles centenarios. En lugar de 5000, los agentes del gobierno solamente lograron adquirir 1500 manzanas, ya que los habitantes se negaron a vender. Los hoyos de exploración están protegidos por alambres de púas y unidades del ejército. La tierra extraída de los pozos de exploración de 150 metros de profundidad, se lava con cianuro en represas establecidas en fila, conocidas como pozas de cola. Se detiene e interroga a la gente que camina después del anochecer por la carretera cercana a estas represas.

"Nosotros no tenemos poder político, solamente tenemos amabilidad”, sostenían los oradores durante el último mitin, “los malos tienen todo y los pobres tienen muy poco”. Mientras los grupos de las Juventudes Sandinistas arrojaban cohetes y morteros y los altoparlantes reproducían una y otra vez la grabación de un discurso a favor de la mina para ahogar los mensajesdel festival, los activistas declaraban imperturbables: “la lucha no tiene banderas de ningún partido, ni raza, ni confesión religiosa. El sí o el no de esta concesión minera depende de nosotros aquí en Rancho Grande”. Aunque el padre Espinoza intentó contener a los manifestantes para que no salieran a las calles de

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Rancho Grande, ya que no se había podido obtener autorización para la manifestación, la gente salió para realizar una pequeña marcha por las calles del municipio, a fin de mostrar que no permitirían al gobierno “oprimir nuestros derechos”, como lo expresó un viejito. Cuando los tres buses retomaban su inseguro camino de vuelta, se cruzaron de nuevo con los buses y camiones que volvían a traer a los partidarios de fuera del municipio. Los medios de comunicación oficiales nicaragüenses solo concedieron su atención a estas marchas oficialmente orquestadas. La percepción de que las inversiones extranjeras en la minería del oro traen más destrucción medioambiental que desarrollo positivo que ha inspirado las protestas locales no encaja ni con el punto de vista del Frente Sandinista ni con los periódicos conservadores. Aunque estén excluidos por los medios de comunicación nacionales y no tengan acceso a internet, los habitantes de Rancho Grande tienen una clara opinión acerca de los inversores canadienses. Como expresó uno de los agricultores: “A ellos no les importa si nuestra agua está contaminada. Un extranjero no está interesado en nuestras vidas. Y yo me pregunto: si yo fuera a orinar en Canadá en un lugar público, ellos me meterían en prisión, ¿cierto? Y yo solo estaría echando agua, qué me harían si yo hiciera todo lo que ellos están haciendo aquí… ¿Por qué no respetan nuestra agua, por qué no nos respetan como seres humanos?” Las compañías mineras canadienses pueden actuar con total impunidad en este remoto rincón de Nicaragua donde hombres y mujeres valientes pelean una lucha casi imposible por sus tierras, su salud y el futuro de sus hijas e hijos. Ahora depende del público canadiense hacer su parte y pedir cuentas a las compañías canadienses.