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RESEA BIBLIOGRAFICA:

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La revolucin rusa de Sheila Fitzpatrickpor Manuel Ovejero

FICHA BIBLIOGRAFICA

Sheila Fitzpatrick, La revolucin rusa, Buenos Aires, Siglo XXI, 2005, 237 paginas.

PRESENTACION DEL AUTOR

Sheila Fitzpatrick, especialista en la historia de la Rusia sovitica, es docente de historia rusa moderna. Su trabajo actual se centra en la historia social y cultural del periodo sovitico. Es autora de The cultutal front: Power and Culture in Revolutionary Russia (1992) y Everyday Stalinism (2000)RESUMEN TEMATICO Y EXAMEN CRITICOEn la presente obra, Sheila Fitzpatrick propone una historia de la revolucin rusa, de acentuado corte liberal, que aborda entre otra cuestiones la toma del poder en el 17, el desarrollo del estado obrero y hasta donde fue que se extendi el periodo revolucionario.

A pesar del esfuerzo de investigacin llega a conclusiones y resultados tan pobres y falsos que pareciera que nunca hurg en los archivos y la historia de su objeto de estudio.

Como dijimos, una de las principales preguntas que Fitzpatrick intenta responder es cuando finalizo la revolucin rusa de 1917. Pero antes de meternos en la especificidad de la revolucin rusa veamos cual es la interpretacin general de la revolucin que hace.

Para la autora, quien en su trabajo muestra un desprecio y subestimacin total por el anlisis y las categoras marxistas, toda revolucin es realizada por personas poco realistas y maniqueas. Segn Sheila Fitzpatrick las revoluciones tienen un fin inexorable: Terminar en desilusin y decepcin esta en la naturaleza de las revoluciones. 1 As, de un plumazo, la autora parada en una filosofa de la historia liberal y fatalista, se salva del arduo trabajo de explicar, segn cada caso concreto, las circunstancias y hechos que llevan a las revoluciones a sus respectivos resultados. Prefiere explicarlo a travs de la naturaleza de las revoluciones.

Avanzando en su trabajo, es decir la revolucin de octubre, ante la pregunta de quien tomo el poder la autora da a entender que se trato de un putch del partido bolchevique mas que de una insurreccin. Pero esta caracterizacin, que confunde complot con revolucin, no es ninguna novedad. Por el contrario, se inscribe en una larga lista de trabajos de la historiografa liberal, que sistemticamente esgrimi esta afirmacin para desprestigiar a la primera revolucin que hizo temblar a la burguesa mundial.

Por su parte Marx, Lenn y Trotsky jams negaron ni ocultaron el papel de los partidos obreros en los procesos revolucionarios. Por el contrario, afirmaron correctamente que sin un partido socialista revolucionario, que le de una orientacin estratgica a la lucha revolucionaria de las masas, no lograran mas que conmociones sociales, sin cambiar las bases del estado y su propia condicin de explotados.

Sin embargo, esto no quiere decir que la relacin entre partido y masas deba analizarse unilateralmente como si lo hace la autora. Solo desde una interpretacin dialctica podemos entender el arte de la insurreccin como lo llamaban Marx y Engels .

A diferencia de lo que plantea la sovietologa la revolucin rusa fue el producto conjunto y coordinado de los soviets (donde los bolcheviques ya para ese momento eran mayora) y el partido de Lenn.

La insurreccin de las masas obreras y campesinas fueron el motor y los bolcheviques el partido que como una caldera no permiti que esa energa se disipara. Sin el partido bolchevique y el Comit Militar Revolucionario creado para la toma del poder nada habra sido como fue. En sntesis podramos decir que la insurreccin de las masas se produjo a travs de la conspiracin de su partido dirigente.

Trotsky ante la misma forma de concebir las revoluciones y explicando las diferencias con el blanquismo afirma en su Historia de la Revolucin Rusa: La conspiracin no remplaza la insurreccin, por mejor organizada que se encuentre, la minora activa del proletariado no puede aduearse del pas. En esto el blanquismo esta condenado por la historia. 2En lo concreto, y para terminar de despejar las dudas, hay que decir que la creacin del Comit Militar Revolucionario, la herramienta creada para la toma del poder, fue votada y aprobada por la seccin de soldados del Soviet de Petrogrado. Posteriormente a la toma del poder, esta decisin fue confirmado por el II Congreso de los Soviet.

En torno al tema central de este libro, para la autora la revolucin rusa abarca desde la revolucin de febrero de 1917 hasta las grandes purgas de 1937-8. Sin embargo, dentro de este periodo entiende que el estalinismo, con todo lo que significo, fue la continuacin de la revolucin de octubre y no su termidor. En su introduccin lo afirma explcitamente: En la presente obra trazo lneas de continuidad entre la revolucin de Stalin y la de Lenn. 3Es decir que la poltica estalinista de El socialismo en un solo pas, la colectivizacin forzosa, la industrializacin acelerada, el stajanovismo y la formacin de una capa burocrtica que cada ves se diferenciaba mas de los trabajadores hicieron a la revolucin y no constituyeron su liquidacin. Sin contar la degeneracin del propio partido bolchevique y el ejercito rojo, con la implantacin de los galones, cosacos y eliminacin de las milicias. Hasta las grandes purgas, en las cuales eliminaron a los mismos realizadores de la revolucin fueron una obra revolucionaria !

Esto constituye un llano despropsito sin ninguna vinculacin con lo que realmente sucedi. Es desconocer por completo, o peor aun, aparentar desconocer, el programa de la revolucin de octubre y as tirar todo en el mismo cesto de basura.

La autora a travs de un pase de magia, intenta mostrar continuidad entre el internacionalismo y la revolucin mundial de Marx y Lenn con el socialismo en un solo pas; la tctica de retirada estratgica de la NEP con la colectivizacin forzosa; la lenta agona del estado obrero ( como paso al socialismo ) con el fortalecimiento del cada ves mas gigantesco aparato estatal; la medida excepcional de partido nico con la muerte definitiva de la democracia obrera acompaada de exilios, expulsiones y campos de concentracin.

Sin embargo pese a los denodados esfuerzos de la historiadora, el desarrollo de la revolucin demuestra claramente el papel y lo que significo para la revolucin el estalinismo: El termidor de la revolucin rusa.

La Declaracin de los derechos del pueblo trabajador y explotado redactada por Lenn y aprobada por la Asamblea Constituyente defina el objetivo del nuevo rgimen como el establecimiento de una organizacin socialista de la sociedad y la victoria del socialismo en todos los pases. 4 Esto, es claro, no tuvo nada que ver con la direccin poltica y econmica del rgimen estalinista, pese a las afirmaciones de Fitzpatrick.

Con respecto a las grandes purgas de 1937-8 la autora cree que se trato de terror revolucionario por su retrica, sus objetivos y su inexorable crecimiento.() El hecho de que se haya tratado de terror de estado orientado por Stalin no quita que haya sido parte de la revolucin rusa 5Ante estas palabras solo es evidente el total desconocimiento, por parte de la autora, del papel que jugaron las grandes purgas sobre la revolucin de Octubre. No se pregunta por los motivos concretos y polticos por los cuales Stalin elimino a la Oposicin de Izquierda e inclusive a sus viejos aliados. 6 Prefiere recurrir nuevamente a la filosofa de la historia y analiza las purgas como inmanentes a la realizacin de la revolucin. Trazando un paralelismo con el terror jacobino de la Revolucin Francesa cree que las purgas son el producto de la sospecha extrema habitual de los revolucionarios. No se habra tratado de terminar con la dirigencia de la revolucin de octubre, con una oposicin orgnica a la burocracia estalinista, y as conservar sus privilegios e intereses, solo era cuestin de sospecha extrema, propia de los revolucionarios.

As, la autora, a pesar de poner como fin del periodo revolucionario las grandes purgas al no entender el rgimen estalinista como el responsable de la liquidacin de la revolucin rusa, si no como su continuidad, no ve la contra-revolucin, su aplastamiento y su derrota. Entonces nos dice: Al fin de esos veinte aos, la energa revolucionaria se haba agotado por completo, la sociedad estaba exhausta y hasta el gobernante partido comunista estaba cansado de convulsiones. 7 Es decir la revolucin haba fallecido, pero de muerte natural. Trotsky, en una cita en la que parafrasea a lo que podra haber dicho Stalin dice: Y vuestra equivocacin tragicmica - poda terminar Stalin - consiste en tomarnos por los continuadores del bolchevismo, cuando en realidad somos sus sepultureros. 8En efecto, la obra de Sheila Fitzpatrick no es otra cosa que una equivocacin tragi-cmica. Aunque vistas las consecuencias que esta equivocacin tuvo para la revolucin resulta muchsimo mas trgica que cmica.1 Fitzpatrick, Sheila, La revolucin rusa, Buenos Aires, Siglo XXI Editores, 2005, Pg. 202 Trotsky, Len, Historia de la revolucin rusa, Buenos Aires, Ed. Antdoto, 1997, Pg. 2263 Fitzpatrick, Sheila, La revolucin rusa, Buenos Aires, Siglo XXI Editores, 2005, Pg. 144 Trotsky, Len, La revolucin Traicionada, Buenos Aires, Ed. Antdoto, 2006, Pg. 1955 Fitzpatrick, Sheila, La revolucin rusa, Buenos Aires, Siglo XXI Editores, 2005, Pg. 156 Para una interpretacin de las purgas estalinistas ver Los procesos de Mosc de Pierre Brou7 Fitzpatrick, Sheila, La revolucin rusa, Buenos Aires, Siglo XXI Editores, 2005, Pg. 15

8 Trotsky, Len, La revolucin Traicionada, Buenos Aires, Ed. Antdoto, 2006, Pg. 143