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    LA RESURRECCIN DEL CUERPO

    Hay algo muy extraordinario en cuanto a la resurreccin del cuerpo: ya ocurri! Esta gran promesapara el fin de los tiempos, se realiz una vez en el centro del tiempo. Desde que Cristo se levant deentre los muertos, la resurreccin es una esperanza ya demostrada. Ya tenemos las primicias, las

    arras de la resurreccin final. Cristo es ahora el primognito de los muertos, entre muchos queresucitarn en el da final. Fue la gracia de Dios lo que nos ha dado en medio de la historia unanticipo concreto del final.

    En 1 Cor 15 San Pablo insiste en que la resurreccin es un elemento esencial del evangelio (15:1-8),sin el cual no tiene el menor sentido:

    Si Cristo no ha resucitado, nuestra predicacin no sirve para nada, como tampocola fe de ustedes. An ms, resultaramos falsos testigos de Dios por habertestificado que Dios resucit a Cristo, lo cual no habra sucedido, si en verdad losmuertos no resucitan...Si Cristo no ha resucitado, la fe de ustedes es ilusoria y

    todava estn en sus pecados...Si la esperanza que tenemos en Cristo fuera slopara esta vida, seramos los ms desdichados de todos los mortales (1 Cor 15:14-19 NVI).

    Si los muertos no resucitan,comamos y bebamos,que maana moriremos (15:32).

    Con una famosa frmula de Martn Lutero, podramos decir que la resurreccin de Cristo es elarticulus stantis et cadentis ecclesiae (el artculo con que la iglesia se sostiene o se cae).1 SiCristo no resucit, para que creer el evangelio? Para qu convocar una conferencias Hans Denck

    sobre Escatologa y Misin, o sobre cualquier otro tema teolgico? Si Cristo no ha resucitado, paraque seguir leyendo este libro? O Cristo resucit o para qu ser cristiano?2

    Pero Cristo ha resucitado, ha vencido para siempre a la muerte! (15:20,58).

    Lo cierto es que Cristo ha sido levantado de entre los muertos, como primiciasde los que murieron...Por lo tanto, mis queridos hermanos, mantnganse firmese inconmovibles, progresando siempre en la obra del Seor, conscientes de quesu trabajo en el Seor no es en vano. (1 Cor 15:20,58 NVI).

    De esto tenemos que darnos cuenta en tiempo de muerte, de desesperacin, o

    de dudas. Yo tengo esta palabra que vivir, aunque la muerte me tenga rodeadopor todos lados... La muerte? Muerte a la muerte! El Seor me ha prometidoque vivir. Esto lo creo firmemente." (Martn Lutero, Catecismo Menor).

    1 ) Lutero aplic esta frmula a la justificacin por la fe pero se aplica aun ms a la resurreccin de Cristo.2) Cf . las palabras de Karl Barth: Si Cristo no resucit corporalmente, visiblemente, audiblemente,

    perceptiblemete, en el mismo sentido concreto en que muri, como dicen los textos si no ha resucitado,entonces nuestra predicacin y nuestra fe son vanas e intiles; estamos todava en nuestros pecados (ChurchDogmatics IV/1 pp. 351s).

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    La resurreccin de Cristo es el fundamento slido, firme e inconmovible, de nuestra fe y de nuestraesperanza. Y ese fundamento es un mensaje para nuestros tiempos actuales de gran confusin. Unade las teoras de la posmodernidad hoy se llama la filosofa del No-Fundamento , que afirma queno existe ms verdad que la interpretacin y la opinin de cada cual, y no hay fundamento paraestablecer ninguna verdad objetiva. Los cristianos decimos que s hay un hecho fundacional, firme,

    inconmovible, y ese hecho es la resurreccin de Cristo.

    ENSEANZA BIBLICA

    En Jess de Nazaret Dios mismo entr en la historia humana y dio al proceso histrico su centrocristolgico. Y en Jess, Dios el Hijo muri y resucit. As, como ya hemos sealado, Diosadelant el futuro y lo trajo al presente. Por eso, la resurreccin de Jess tiene una doble funcinpara nuestra fe en nuestra resurreccin al final de la historia: como una esperanza que ya se harealizado una vez, la resurreccin de Cristo es la garanta adelantada (por decirlo as) de lanuestra, y tambin es el prototipo definitivo que anticipa lo que habr de ser la resurreccin nuestra.

    Eso es el significado de la frase primognito de entre los muertos (Col 1:18; Ap 1:5). Ese ttulocristolgico lleva una sorprendente contradiccin implcita. Primognito dice nacimiento; noslleva mentalmente a la sala de partos. Pero muertos dice lo contrario; nos lleva a la morgue, alnecrocomio. Desde cundo la vida puede nacer de la muerte? Claro, desde que Cristo resucit!Cristo cambi la morgue en sala de parto. Oh Cristo, exclam Miguel de Unamuno, hiciste de lamuerte nuestra madre. Nuestra vida y nuestra resurreccin nacen de la muerte y resurreccin suyas.

    Porque l vive, dice el himno, vivir maana. Primognito nos avisa que como resucit l,seremos tambin resucitados nosotros sus hermanos. Primicias de la resurreccin nos aseguraque habr despus una cosecha final, demostrada ya en las primicias, y que los frutos finales sern

    como fueron las primicias. La resurreccin de Jess garantiza la nuestra y tambin la prefigura.Aclaremos que Jess resucit a novedad de vida, a la vida del siglo venidero. Debemos distinguir laresurreccin de lo que podramos llamar revivificacin, como la de Lzaro o la hija de Jairo.Ellos estaban muertos y volvieron a vivir, pero despus murieron otra vez. Ellos resucitaron a unaextensin limitada, durante cierto plazo de tiempo, de esta misma vida. Pero Cristo resucit anovedad de vida que nunca perece. Por otro lado debemos distinguir entre resurreccin einmortalidad.3 La inmortalidad es del alma, sin carne ni huesos ni piel. Eso lo crean muchos en laantigedad. Los griegos, por ejemplo, crean que el alma preexista antes de encarcelarse en elcuerpo y que vivira despus de la muerte. El alma, al escaparse de este maldito cuerpo, ir volandoy vivir para siempre espiritualmente. Pero Cristo no resucit espiritualmente, Cristo resucitcorporalmente. Y en ese sentido su resurreccin anticipa y prefigura la nuestra. Como fue el cuerporesucitado de l, as ser el nuestro en la resurreccin final.

    Eso se demuestra dramticamente en los evangelios. Aunque Mateo y Marcos no indican casi nadasobre las caractersticas del Jess resucitado, Lucas y Juan son mucho ms extensos. Todos losevangelios subrayan la realidad literal de la muerte de Jess y la total identidad del Resucitado conel Crucificado. Lucas se empea especialmente en destacar la realidad fsica del cuerpo de Cristo,

    3 ) Ver la obra clsica de Oscar Cullmann, Inmortalidad del alma o resurreccin de los muertos? enCullmann, del evangelio a la formacin de la teologa cristiana (Salamanca: Sgueme 1972) pp. 233-268.

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    junto con su liberacin de los limitantes naturales del cuerpo humano no resucitado. Cristocaminaba junto con dos discpulos (Lc 24:13-15); conversaba con ellos y les enseaba,aparentemente en la misma forma que les haba enseado antes de morir. Segn Lc 24:17-19 pareceque mantena su sentido de humor. Tambin coma con ellos; sorprende la frecuencia con que elJess resucitado comparta mesa con sus discpulos (Lc 24:30,41ss; Jn 21:9-12; Hch 1.4; 10.41NVI), igual que durante los aos de su vida encarnada (Mt 26.17ss)4y como haremos en el Reino

    venidero (Mt 8:11; Lc 22:16,30; Apoc 19:9).Lucas 24 subraya con especial nfasis la realidad corporal del Resucitado, con una evidenteintencin teolgica contra toda espiritualizacin de la resurreccin que la confundiera con lainmortalidad del alma. l se acerc a los dos caminantes (24:16) como cualquier otro ser humanoque iba en el mismo camino. l caminaba igual que caminaban ellos, un pie adelante con otro pieatrs. El les hablaba igual que habla todo ser humano. Caminando juntos, Cristo les dio un estudioexegtico de teologa del Antiguo Testamento, en la misma forma humana en que lo dara cualquiermaestro bblico. Aunque no lo reconocieron, porque sus ojos estaban velados, no era por ningnaspecto glorificado que hubieran podido notar ellos, sino precisamente por parecerse totalmente acualquier otro transente del camino. Slo en la fraccin del pan lo llegaron a reconocer (24:30).

    Paradjicamente, en el momento de recibir ellos la vista, Jess se volvi invisible y se quit de lapresencia de ellos (24:31). Habr sido para hacerles entender que aunque l era siempre el mismo,ahora lo era bajo nuevas condiciones? Podra haber sido para darles tiempo a volver a Jerusaln apie y llegar a tiempo para el encuentro que l tena planeado para la noche (24.35s)? No sabemos.Pero lo cierto es que ellos regresaron a pie, igual como haban llegado a Emas, mientras Cristolleg instantneamente, en la libertad del cuerpo resucitado, y se puso en medio de los discpulos.5

    En el tercer relato de resurreccin en Lucas (24:36-49), Jess se empea en convencer a losdiscpulos que su cuerpo resucitado es realmente fsico. Cuando l se presenta en medio del grupo,ellos se aterrorizan porque creen que es un espritu. Pero Jess apela directamente a los sentidos depercepcin de ellos para que reconozcan la realidad de su cuerpo:

    Por qu se asustan tanto? les pregunt -- Por qu les vienen dudas?Miren mis manos y mis pies. Soy yo mismo! Tquenme y vean; unespritu no tiene carne ni huesos, como ven que los tengo yo. Dicho esto,les mostr las manos y los pies (24:38ss NVI; cf. Jn 20:20,25,27).

    Cuando las claras evidencias de los sentidos fsicos no bastaron para convencerles, Jess apela a unsegundo argumento, realmente genial:

    Como ellos no acababan de creerlo a causa de la alegra y del asombro, lespregunt: Tienen aqu algo de comer? Le dieron un pedazo de pescadoasado, as que lo tom y se lo comi delante de ellos (24:41ss NVI).

    4 ) Es significativo que los dos discpulos reconocieron a Jess estando ellos en la mesa, cuando parti elpan (24:30). En parte, parece sugerir que ellos ya conocan la manera tpica de Jess de compartir lacomunin de mesa con los suyos. Jess saba comer o beber, o hacer cualquier otra cosa, para la gloria deDios (1Co 10:31).5 ) Joseph Fitzmyer (Gospel according to Luke, Doubleday 1985, Vol. II pp. 1538, 1574) sugiere que lasapariciones de Jess resucitado eran siempre desde la gloria (24:26).

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    Si los fantasmas no tienen manos y pies ni carne ni hueso, mucho menos pueden comer.Entonces, para mostrar la realidad de su resurreccin, Jess comi ante los ojos de ellos.Lo vieron abrir la boca, levantar la comida con la mano, y comrsela. A esta segundademostracin emprica Jess ahora, como en el camino a Emas, aade argumentosbblicos:

    Cuando todava estaba yo con ustedes, les deca que tena que cumplirsetodo lo que est escrito acerca de m en la ley de Moiss, en los profetas y enlos salmos. Entonces les abri el entendimiento para que comprendieran lasEscrituras. Esto es lo que est escrito les explic que el Cristo padecery resucitar al tercer da... (24:44ss; cf 25ss).

    Ahora que al fin han reconocido que l ha resucitado, y con cuerpo, Jess les imparteuna comisin misionera, de predicar en nombre del Resucitado el arrepentimiento y elperdn de pecados a todas las naciones (24:47):

    Ustedes son testigos de estas cosas. Ahora voy a enviarles lo que haprometido mi Padre: pero ustedes qudense en la ciudad hasta que seanrevestidos del poder de lo alto (24:48s).

    Y pensar que llegaron a ese punto por algo tan comn y corriente -- verle comer alResucitado! Ese pescado asado ayud a lanzarlos al proyecto misionero en el mundoentero.

    Debemos sealar otra caracterstica del Jess resucitado: sus propios amigos no lo reconocan, sinoque lo confundan con los ms humildes seres humanos. Aunque en Lc 24:37s lo confundieron alprincipio con un espritu, era slo porque en ese momento ni consideraban la posibilidad de quefuera Jess mismo resucitado. Pero antes, Mara Magdalena lo haba confundido con el jardineroque cuidaba el huerto (Jn 20:15). No lo confunde con un ngel, ni con un rabino o un profesor deteologa sino con el jardinero. Y cuando Cristo aparece a orillas del mar, los mismos discpulossuponen que es otro pescador ms (Jn 21:1-4). Despus de la pesca milagrosa Pedro exclama a suscompaeros, Es el Seor!. Aunque ya lo reconocieron, ninguno se atrevi a preguntarle quinera (21:12)

    Lo ms simptico, y hasta cmico, es el relato del camino a Emas. Los dos caminantes vancabizbajos, ya totalmente sin esperanza, aplastados, y se les acerca Jess pero no lo reconocen. Conla misma pedagoga y sicologa que siempre demostraba, Jess abre la conversacin con unapregunta muy sencilla y natural, que introduce la siguiente conversacin (un poco dramatizada):

    Jess: Hola, muchachos. De que vienen hablando ustedes que les tienetan tristes?

    Cleofs: Sers tu el nico extranjero en toda Jerusaln que no sabe todolo que ha pasado este fin de semana? Cmo es posible que no

    sabes los ltimos acontecimientos?Jess (con cara de inocente): Pues, cuntenme, qu cosas han pasado?Ellos (sin darse cuentas que todo eso le haba pasado a quien les acompaa,pretenden ponerle al da con las noticias): Lo de Jess de Nazaret, que eraprofeta poderoso en hechos y en palabras...

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    Jess (con expresin de mucho inters en saber ms): De veras! Cuntenmems...

    Ellos: Pero nuestros sacerdotes y nuestras autoridades lo entregaron a sercrucificado.

    Jess: Y entonces, qu pas?Ellos (mirndole directamente a l, sin reconocerle): Pues algunas mujeres

    fueron al sepulcro y no encontraron el cuerpo, y despus unoscompaeros tambin fueron al sepulcro, pero ellos tampoco lo vierona Jess.

    Notemos que Jess les da espacio a ellos a expresar ampliamente sus propiossentimientos. En vez de caerles con un sermn o de identificarse inmediatamentecomo prueba de la resurreccin, les hace unas preguntas que les anima a exteriorizarsus pensamientos y emociones. De qu conversan? (24:17), les pregunta, y despusQu cosas?(24:19). Aparece aqu un Jess sutilmente jocoso, que en la forma mscariosa y pedaggica juega con ellos con un mtodo socrtico para llevarlossimpticamente a un mejor entendimiento. En esta conversacin, Lucas parece decirnosque el Jess resucitado no haba perdido ni su gran sensibilidad humana ni su sentido dehumor. Qu sicologa de Jess! Hacindoles preguntas, hacindose el inocente,dejando que ellos le informen a l de su propia muerte, de la pasin que l mismo habasufrido en carne propia. Qu sentido de humor ms profundamente humano!

    Lo que nos interesa especialmente es que ellos, al ver a Jess, crean que era algn extranjero que nisiquiera estaba al da con las noticias. Los que vieron a Jess nunca lo confundieron con undramtico ngel, echando rayos de gloria, cuya cara brillara como el sol al medioda. No. Laprimera en verlo, Mara Magdalena, lo tom por el jardinero que cuidaba el huerto. Los doscaminantes lo ven como un forastero, sin absolutamente nada de excepcional ni impresionante. Ylos discpulos, desde la barca donde pescaban, primero crean que era otro pescador ms. Tanhumano era el Jess resucitado.

    Cules son las caractersticas del Cristo resucitado? Es importante, porque entendemos que nuestrocuerpo resucitado habr de parecerse al cuerpo de Cristo, primognito y primicias de la resurreccin.Podemos sealar las siguientes caractersticas:

    1) Todas las fuentes sealan, de una u otra manera, la identidad del Resucitado con el anteriormenteCrucificado y la continuidad ininterrumpida de su persona. Segn Jn 20:20,25-27, su cuerpo tenalas marcas y las recientes heridas (cf. Lc. 24:39s). En todos los textos, relatos de la sepultura sonseguidos inmediatamente por los relatos de resurreccin. En su aclaracin del evangelio que lhaba proclamado, Pablo incluye que fue sepultado, y que resucit al tercer da (1 Co. 15:4).Tambin al hablar de la resurreccin final, Pablo propone analogas basadas en la continuidad ytransformacin del mismo cuerpo (15:36-44).

    2) Todos los relatos indican, cada uno a su manera, que el cuerpo del Resucitado fue visible,audible, y en algn sentido fsico. Lucas y Juan son los ms enfticos en este aspecto. AunquePablo no entra en descripciones del Resucitado, destaca que ste apareca (1Co 15:5-8). Cuandohabla del cuerpo espiritual (15:44, en contraste con cuerpo squico, no con cuerpo fsico), o latienda celestial con que seremos revestidos (2 Co 5:1-5), Pablo destaca la novedad del cuerporesucitado por el poder del Espritu pero de ninguna manera lo reduce a una mera inmortalidad del

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    alma.6 Pablo insiste especificamente en que el alma del creyente no quedar desnuda (2 Co5:3s).

    3) Lucas y Juan, que describen ms ampliamente al Jess resucitado, lo presentan comoimpresionantemente humano. Come, camina, conversa. Como consejero consolador, siclogo ypedagogo, segn Lucas, abre la mente y los ojos a los dos caminantes, y todo eso con un bello

    sentido de humor. Es un Cristo que le gusta el compaerismo de la mesa, le gusta el compaerismode un paseo. De angelical tena poco o nada,;de humano, muchsimo!

    4) Diversas fuentes, y Pablo en particular, sealan el paralelo entre el cuerpo resucitado de Jess y elde los fieles en la resurreccin final. Cristo es primognito (Col 1:18; Apoc 1:5) y primicias (1 Co15:23) de la resurreccin futura. El poder de su resurreccin, que opera ahora en los que creemos,anticipa y garantiza nuestra resurreccin futura (Ef 1:20; Rm 8:11). Con su poder Dios resucit alSeor, y nos resucitar tambin a nosotros (1 Co 6:14 NVI; cf. 2 Co 4:14).. Segn Jn 5:28s, losmuertos (creyentes e incrdulos) saldrn de sus sepulcros: un paralelo evidente a la resurreccin deCristo.

    Fjense qu gran amor nos ha dado el Padre, que se nos llame hijos de Dios!...Queridos hermanos,ahora somos hijos de Dios, pero todava no se ha manifestado lo que habremos de ser. Sabemos, sinembargo, que cuando Cristo venga seremos semejantes a l, porque lo veremos tal como es (1 Jn3:1-3).

    SIGNIFICADO TEOLOGICO:

    La Palabra de Dios nos manda estar preparados en todo momento para ofrecer una apologa denuestra esperanza y explicar su logos a quienquiera nos lo pida (1 P. 3:15). Cul, pues, es el

    sentido de la resurreccin de Cristo y la nuestra? Es slo una extica curiosidad al final de lahistoria o pertenece integralmente al sentido coherente de toda nuestra fe?

    1) La resurreccin de Cristo es el ancla firme de nuestra esperanza; significa que la esperanzacristiana tiene una slida base histrica. Tenemos una esperanza bien fundada en un hecho yademostrado: Jess ha resucitado. Es importante recordar que la esperanza es una parte esencial denuestra fe. Creer es esperar; si no espero, realmente no creo. Y esta esperanza, que es inseparablede nuestra fe, no est en el aire. Est firmemente fundada en un hecho que ya ocurri cuando Cristoresucit..

    Un filsofo contemporneo que destac el tema de la esperanza fue el marxista Ernst Bloch. Hace

    unas dcadas un alumno suyo, Jrgen Moltmann, plante dos preguntas muy importantes ante lafilosofa de la esperanza de su maestro. Si la muerte tiene la ltima palabra para cada ser humano,pregunt Moltmann, con qu base podemos esperar? Y peor, si nuestro planeta mismo tambinespera su propia muerte csmica,7 entonces tanto a nivel personal como a nivel csmico, pareciera

    6 ) El adjetivo celestial en 1 Co 15:46-49 no describe directamente al cuerpo resucitado sino a Cristo comosegundo Adn, por quien y en quien resucitarn tambin nuestros cuerpos. La resurreccin no tiene origenterrenal sino celetial.7) Ver ms al respecto en el ltimo captulo de este libro, sobre el fin del mundo.

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    que la esperanza no sera ms que una fatua ilusin. La muerte parecera llevar toda la victoria, puesal fin estamos destinados a la muerte humana y la muerte csmica.

    Entonces, Moltmann comenz a pensar en la resurreccin de Cristo como logos de nuestraesperanza. Curiosamente, en esa poca, la sensacional teologa de la muerte de Dios era bastantepopular. Moltmann respondi que efectivamente, Dios haba muerto (Dios el Hijo, en la cruz), pero

    tambin haba resucitado y est sentado a la diestra del Padre. Ahora nuestra fe nos da una verdaderabase para esperar. Frente a la muerte personal, nos asegura de nuestra resurreccin en Cristo. Yfrente a la muerte csmica, nos anuncia nueva tierra y nuevos cielos.

    Por eso, aun cuando no haya base visible ni calculable para seguir esperando, el cristiano (comoAbraham; Rm 4:18) sigue esperando. No por las circunstancias, que comnmente no alimentan nifundamentan la ms mnima esperanza; sino porque Cristo ha resucitado, y nosotros resucitaremos.Despus de la resurreccin de Cristo, para el cristiano no debe haber cmo desesperarse. A la luz dela resurreccin, todo es posible.

    Porque l vive, yo no temo el maana,Porque l vive, el temor se fue,Porque yo s que el futuro es suyo,Y que vale la pena vivir,Porque l vive en m.

    Creo que nuestros pueblos necesitan este mensaje, especialmente despus de la dcada perdida delos 1980s, y de la dcada peor de los 1990s, y ante todas las incgnitas de la postmodernidad.Tienen razn los que describen las ltimas dcadas como el cementerio de las esperanzas. Comolos caminantes a Emas, muchos que antes haban esperado, y luchado por sus ideales, ahora noesperan ms. Muchos revolucionarios de ayer ahora estn totalmente desilusionados y hanabandonado los sueos de una utopa de justicia e igualdad. Pero los cristianos sabemos que Cristoresucit, y seguiremos esperando, contra viento y marea.

    2) La resurreccin es una afirmacin del valor del cuerpo. El cuerpo no es algo malo ni algosecundario o accidental. La corporalidad pertenece a lo ms profundo de nuestro ser. Dios cre lacarne y exclam, qu buena esta humanidad fsica, con cuerpo, que yo he creado, buena en granmanera. Cristo se encarn en carne como la nuestra, y sin pecado. Cristo muri en la carne, yresucit en la carne y volver en la carne. La resurreccin nos ensea que sin el cuerpo estamosincompletos, no podemos ser plenamente nosotros. La carne no es motivo de vergenza, sino degratitud a Dios.

    La resurreccin nos llama a ser humanos. Cristo resucitado era ricamente humano, y ahora a ladiestra de Dios, sigue siendo humano (aunque por ahora no en forma visible, hasta su venida). Laresurreccin es una afirmacin de lo humano, incluida nuestra realidad fsica. Es lindo cmo 1 Tm2 dice hay un slo mediador entre Dios y los hombres y las mujeres, Jesucristo hombre. A ladiestra de Dios hay un ser humano, en cuerpo glorificado, que intercede por nosotros. Y volver encuerpo visible. Toda esta teologa del cuerpo contradice categricamente a una teologa que a vecesconfundimos con espiritualidad, pero que es en realidad anticuerpo, gnstica, maniquea, antihumanay lo ms antibblico que puede haber.

    3) La resurreccin transform para siempre el sentido de la muerte. Karl Rahner, en medio de unartculo denso y tcnico sobre la muerte, nos sorprende con las siguientes palabras bellas:

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    La muerte oculta en s misma todos los misterios del ser humano... [Es] elpunto en que la persona se torna de la manera ms radical problema para smisma, y por cierto un problema que slo Dios puede resolver. El cristianoconoce la muerte de un hombre como el suceso ms fundamental de lahistoria.8

    El acontecimiento ms grande e importante de todos los siglos no fue una batallavictoriosa, ni la postulacin de una filosofa brillante, ni algn descubrimiento cientfico,sino una muerte... y muerte de cruz!

    En otro diccionario teolgico, Alan Richardson, en su artculo sobre el mismo tema, seala que "haocurrido una muerte que transform todo nuestro entender de ella"9 Cristo ha redefinido parasiempre el significado de la palabra "muerte". Cristo vino a destruir por medio de la muerte al quetena el imperio de la muerte, esto es, el diablo (Hb 2.14). La muerte es ya un enemigo derrotado,un enemigo muerto (1 Co 15:55). Como dice un bello himno alemn., Jess, muerte de mi muerte;Jess, vida de mi vida.

    Los cristianos sabemos de una muerte que cambi para siempre el sentido de la muerte! Veamosahora cmo Cristo con su resurreccin transform la muerte. Hay cinco puntos importantes conrespecto a esto:

    a) Cristo transform la muerte de fatalidad en libertad. Sin Cristo, la muerte es simplemente undestino que nadie puede escapar; slo podemos resignarnos a ella. Pero en Cristo, somos libres paravivir y para morir. Jess dijo, con soberana dignidad, Yo pongo mi vida; nadie me la quita. Yo mela pongo, porque estoy al servicio de mi Padre (Jn 10:17-21). En Cristo, el morir es tambin un actolibre. Podemos pensar en mrtires de nuestros tiempos como Martin Luther King y Oscar ArnulfoRomero, quienes asumieron conscientemente el morir por los dems. Para nosotros la muerte ya noes fatalidad; aun cuando sea dolorosa. La muerte se ha convertido en libertad.

    b) Cristo transform la muerte de futilidad en plenitud. En muchas tumbas antiguas en Italia vanestas siglas: NFFNSNC. Significaban en latn: no fui, fui, no soy, qu me importa (non fui, fui,non sum, non curo). La vida era un sinsentido, y la muerte el sinsentido final. Para nosotros, enCristo, la muerte ya no es vanidad de vanidades, un hoyo negro en que caemos ydesaparecemos. La muerte ahora es la coronacin de la vida. Significa entrar en la plenitud de lavida eterna: en tu presencia hay plenitud de gozo, delicias a tu diestra para siempre (Sal 16:11).En Cristo la futilidad se torn plenitud. Ese sentido de la muerte como plena realizacin de la vidase expresa hermosamente en un poema del patriarca evanglico mexicano Gonzalo Baez Camargo:

    Concdeme, Seor, cuando me llamesque la obra est hecha:la obra que es tu obray que me diste que yo hiciera.

    Pero tambin, Seor, cuando me llames,concdeme que todava tenga

    8) Sacramentum Mundi 4:818.9) :Theological Wordbook p.60.

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    firme el paso, la vista despejada,y puesta aun la mano en la mancera.

    Yo s muy bien que cuando al cabo faltemi mano aqu, tu sabia providenciaotras manos dar, para que siga

    sin detenerse nunca nuestra siembra.c) De derrota en victoria: Dnde est, oh muerte, tu aguijn? Dnde, oh sepulcro, tu victoria?,pregunta Pablo (1 Co 15:57). Segn los padres antiguos, la cruz fue una especie de trampa en quecay Satans. Crea que si matara a Cristo, la victoria sera suya. Mat a Jess en la cruz, pero elvencido fue l y no Jess. Esos antiguos padres solan exclamar Christus Victor! Jess esVencedor!10 Ya la muerte no es derrota para nosotros porque no fue derrota para Cristo.

    A ti la gloria, Oh nuestro Seor!

    A ti la victoria, Gran libertador!Te alzaste pujante, lleno de poder,Ms que el sol radiante al amanecer.

    Gozo, alegra, Reinen por doquier,Porque Cristo hoy da muestra su poder...

    Angeles cantando himnos al SeorVanle aclamando como vencedor.

    A ti la gloria, Oh nuestro Seor!

    A ti la victoria, Gran libertador!

    d) De prdida en ganancia. Porque para m el vivir es Cristo, y el morir es ganancia (Fil 1:21). Side veras nuestro vivir es Cristo, el morir es ms de lo mismo, estar ms cerca de Cristo y conocerlemejor. Quien vive por el dinero lo pierde todo al morir. Quienes viven por la fama, o por el placer,nada llevarn consigo a la eternidad. Aun el intelectual que vive por el conocimiento, si no esconocer a Cristo, est dedicando su existencia a algo que al final de la jornada tendr que perder.Pero si nuestra vida entera est concentrada en el conocimiento de Cristo, morir ser algo as comopasar de la educacin primaria a los estudios avanzados. En Cristo, morir es ganancia.

    Naturalmente, la muerte de un ser querido es perdida para los que quedamos, y nos duele. Nodebemos engaarnos con un falso optimismo. Hay que llorar en los funerales y exteriorizar el dolorhumano que sentimos. Pero la muerte no es prdida para el ser querido, sino estar con Cristo lo cuales mucho mejor:

    Tesoro incomparable, Jess amigo fiel,Refugio del que huye del adversario cruel...Sin tu influencia santa, la vida es un morir;Gozar de tu presencia, esto slo es vivir.

    e) Finalmente, Cristo transforma la muerte de fin en principio. La muerte no es el acabse sino elcomenzse, como dira Mafalda. Llama la atencin que el fin de la misma Biblia resulta ser ms

    10) Ver Gustaf Aulen, Christus Victor (1931).

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    bien un principio cualitativamente nuevo (Apoc 21:1s). Con Dios, las conclusiones son nuevoscomienzos: He aqu, dice Dios nada menos que al final de toda la Biblia, yo hago nuevas todaslas cosas (Apoc 21:5), como que el divino Creador nunca se cansar de renovar todo. Por esotambin la muerte misma es un nuevo principio. Antiguamente los cristianos llamaban al da demuerte de un hermano o hermana sus natalicios; la muerte no es el fin sino el nacer a una nuevavida. As Cristo ha transformado el sentido de la muerte.

    Martn Lutero, en uno de sus ltimos sermones, dijo: El mundo me dice que en medio de la vida,estoy muriendo; Dios me contesta: No, en medio de la muerte, vives. Cuando el gran telogopuritano John Owen se mora, dictaba una carta a su secretario: Estoy en la tierra de los vivientessaliendo para la tierra de los muertos. No, ms bien, de la tierra de los moribundos voy saliendo parala tierra de los vivientes".

    En 1997 mora en Chicago el cardenal Jos Bernardin, un hombre muy querido y muy admirado.Hizo de su cncer terminal un testimonio de fe, compartiendo todo por televisin y orando que sumuerte, igual que su vida, glorificara a Dios. La noche que agonizaba, una multitud estaba fuera desu residencia. Los periodistas y el mundo entero esperaba la noticia, el cardenal ha muerto. Pero alfin sali el secretario del cardenal, hubo silencio, y sus palabras fueron stas: Hace diez minutos elhermano Jos comenz una nueva vida.

    Dietrich Bonhoeffer, el ltimo da de su vida terrestre, celebr la Santa Cena en el campo deconcentracin, predicando sobre Isaas 53. Al final de la celebracin, un polica Gestapo de AdolfoHitler llam su nombre. Bonhoeffer saba que lo llevaban para ahorcarlo. Este es el fin, fueronsus ltimas palabras, para m el principio. En Cristo, la muerte no es un fin sino un nuevoprincipio.

    4) Una observacin final: La resurreccin de Cristo nos da una clave para entender otras esperanzasbblicas. Es una clave hermenutica. Como va a ser nuestro cuerpo resucitado? Como el de Cristo.Cmo va a ser la venida de Cristo? En ese cuerpo con el que resucit. Cmo va a ser la nuevatierra? Una que podr pisar con los pies de mi cuerpo resucitado. Pero tambin tendr total libertadde aparecer ante Dios en la gloria, y verle como l es, y sin cuerpo igual que Cristo trasladarme a lanueva tierra a comer del rbol de la vida. Sin caer en literalismos que van ms all de la enseanzabblica, podemos afirmar, a partir de la resurreccin corporal de Cristo, un realismo bsico en cuantoa las promesas escatolgicas de la Palabra de Dios.

    RESURRECCIN Y MISIN

    Se ha dicho, con mucha razn, que muchas veces predicamos el evangelio a las personas como sifueran slo almas y no tuvieran cuerpo. Por eso, vale la pena preguntar: Qu significa laresurreccin de la carne para la misin y la proclamacin de la iglesia hoy?

    1) Primero, significa una evangelizacin afirmativa.Segn 2Cor.1:20, Jesucristo es el Sy el Amn de Dios. Y en la resurreccin de Cristo vemos que lavida no termina con un no, ni con signo de interrogacin. Termina con un s enftico, y desdeese s afirmativo debe nacer nuestra evangelizacin. Debemos ser gente positiva porque Cristoresucit. Si somos realista, vemos que hay mucho de negativo en el mundo, pero lo negativo nunca

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    debe prevaler ni en nuestra vida ni en nuestra evangelizacin. El amn, que es el S de Dios y els nuestro a Dios, debe expresar toda la realidad de la resurreccin en nosotros.

    2) Nuestra misin debe realizarse en el poder de la resurreccin.En una oracin verdaderamente sorprendente, cargada de superlativos y sinnimos enfticos, Pablopide a Dios que nos permita conocer la incomparable grandeza del poder de Dios a favor de los que

    creemos. Ese poder es la fuerza grandiosa y eficaz que Dios ejerci en Cristo cuando lo resucit deentre los muertos...: (Ef 1.19s), Qu increble! El mismo poder con que Dios resucit a Cristo,nos ha resucitado de nuestra muerte espiritual (2:1) y opera en nosotros ahora, aunque no loreconozcamos. Pablo pide a Dios abrirnos los ojos (1:18) para darnos cuenta de nuestros poderososrecursos en Cristo. Por eso Pablo afirma que hemos muerto y resucitado con Cristo.

    En otra oracin Pablo expresa su supremo deseo de conocerle a El y el poder de su resurreccin,siendo partcipe de sus sufrimientos.(Fil 3:10s), que l describe como la excelencia delconocimiento de Cristo Jess (3.8). El poder de la resurreccin de Cristo no es solamente futuro,que en el da final el poder de Dios nos va a resucitar. Ese poder opera en nosotros ahora. Entoncesen la fuerza de la resurreccin de Cristo llevamos el poder de la vida y de la salvacin a otraspersonas. No tenemos que confiar en nuestros propios poderes (retrica, medios tcnicos,encuestas); el poder de la evangelizacin tiene que ser el poder que naci en una tumba vaca.

    Paradjicamente, como indica Pablo en Fil 3.10, el nico camino hacia el poder de la resurreccin esla Cruz. Antes de entrar en ese poder hay que asumir la cruz. Es dramtico el caso de los dostestigos de Apoc. 11: Mientras soplaban fuego y castigaban la tierra con toda clase de plagas (11.5s),no lograban nada sino atormentar a la gente (11.10). Tenan que morir con Cristo, cargar suvituperio (11.7-10), y resucitar con l a novedad de vida y poder (11.11s). Entonces muchos dierongloria al Dios del cielo (13).11 Aunque Cristo no figura en el relato (slo se menciona en 11.8 paraidentificar a Jerusaln), l es de hecho el personaje central. Si hemos de tener poder en tiempos detribulacin, la pasin de Jess tiene que duplicarse en nuestra propia muerte y resurreccin conl.12

    Ren Padilla tiene una frase muy impactante en su libro Misin Integral:

    La primera condicin de una evangelizacin genuina es la crucifixin delevangelista. Sin ella el evangelio se convierte en verborragia y laevangelizacin en proselitismo (p.25).

    Lamentablemente, hoy en da muchos esfuerzos de evangelizacin comienzan con la exaltacin ypromocin del evangelista. La evangelizacin no puede basarse en la imagen de glamour o xito,elocuencia o importancia del evangelista. De su propia campaa evangelstica en Corinto, SanPablo dijo que no haba ido ni con elocuencia ni sabidura, sino con debilidad y mucho temor ytemblor. Si Pablo hubiera venido as a alguno de nuestros grandes estadios, lo tendramos por unfracaso y el ao entrante invitamos mejor a Apolos. Pero Pablo se propuso no saber nada sino aCristo y ste crucificado, y el poder de su resurreccin.

    11) Es notable que ste es el nico pasaje del Apoc donde la gente responde positivamente. En los demspasajes el resultado es que sin embargo no se arrepintieron (9:21; 16:21)12) Ver nuestro artculo, La misin en el Apocalipsis en Bases bblicas de la misin, Ren Padilla ed.(Grand Rapids: Nueva Creacin 1998), pp. 368-372.

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    Entonces, el poder de la evangelizacin tiene que ser el poder de la cruz y la resurreccin, y sloeso. Muy difcilmente se va a manifestar el poder de la cruz y resurreccin en un esquemapersonalista y narcisista.

    3) Debe ser una evangelizacin encarnada. Nuestra Biblia comienza con la creacin del cuerpohumano, termina con la resurreccin de la carne, y en su centro vital proclama el hecho increble de

    que el mismo Creador se hizo carne. Para salvarnos, Dios se manifest en una vida humana, decarne y hueso como nosotros. La encarnacin fue el mtodo supremo de Dios tanto para su propiarevelacin como para la salvacin nuestra (Jn 1:12ss,16):13

    Y el Verbo fue hecho carne y habit entre nosotros, y vimos su gloria comogloria del unignito del Padre, lleno de gracia y de verdad...A Dios nadie le viojams; el unignito Hijo, que est en el seno del Padre, l le ha dado a conocer(Jn 1.14,18).

    Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo alos padres por los profetas, en estos postreros tiempos nos ha hablado por elHijo (Gr: en Hijo)...habiendo efectuado la purificacin de nuestros pecadospor medio de s mismo...(Heb 1:1-3; cf 1Tm 3:16).

    Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era dbil por la carne, Dios,enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado,conden al pecado en la carne... (Rm 8:3).

    Y a vosotros....ahora os ha reconciliado en su cuerpo de carne, por medio de sumuerte, para presentaros santos y sin mancha....(Col 1:21s).

    El Hijo fue enviado en carne, hecho una vida humana, y de la misma manera l nos enva a nosotros(Jn 20:21). Nuestra evangelizacin comienza con la presencia manifiesta de Cristo en nosotros,haciendo acto de residencia en medio de la comunidad humana y reflejando su gloria, gracia eintegridad (Jn 1:14). Evangelizar no es slo hablar, ni comienza con palabras. Comienza con unavida que encarna el amor y el poder del Crucificado y Resucitado.

    4) La resurreccin implica tambin una evangelizacin humanizadora.Esto se basa tanto en la encarnacin como en la resurreccin. Cristo se hizo humano para hacernosms humanos a nosotros. Como hemos visto, el Cristo resucitado era impresionantemente humanoen su presencia entre los discpulos. Aun ahora, a la diestra del padre, l sigue siendo el Mediador,Jesucristo hombre (1 Tm 2:5). Tambin el evangelio debe hacernos ms humanos a nosotros.

    Lastimosamente, nuestra evangelizacin no siempre ha tenido esta caracterstica. A veces unaconversin puede convertir una persona en un fantico religioso, menos humano de lo que eraantes. Especialmente preocupante es el nivel de prejuicio e intolerancia en algunos crculoscristianos, especialmente fundamentalistas. Eso, en nombre del evangelio, puede deshumanizarnosms bien. Cabe preguntarnos: Si el evangelio nos hace menos humanos, qu evangelio va a ser?

    13) Cf W. Dayton Roberts, Encarnacin en Diccionario Ilustrado de la Biblia, Wilton M. Nelson ed(Miami: Caribe 1974), p.197.

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    porque fue luz en nuestra noche fra,

    Porque El naci en un pesebre oscuroporque vivi sembrando amor y vida,porque parti los corazones durosy levant las almas abatidas,

    Porque atac ambiciosos mercaderesy denunci maldad e hipocresa,.Porque exalt los nios y mujeres,rechaz a los que de orgullo ardan,

    porque El carg la cruz de nuestras penasy sabore la hiel de nuestros malesporque acept sufrir nuestra condenay as morir por todos los mortales.

    Por eso es que hoy tenemos esperanza,Por eso es que hoy luchamos con porfa,por eso es que hoy miramos con confianza,el porvenir en esta tierra ma y nuestra.

    Que Dios nos de fe y alegra en la resurreccin de nuestro Seor, y mucha esperanza!