retórica para y revestir, acaso para disfrazar el...

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  • «La miseria del pueblo español, la gran miseria moral, está en su chaba-

    cana sensibilidad ante los enigmas de la vida y de la muerte. La Vida es un

    magro puchero; la Muerte, una carantoña ensabanada que enseña los dien-

    tes; el Infierno, un calderón de aceite albando donde los pecadores se achi-

    charran como boquerones; el Cielo, una kermés sin obscenidades, a donde,

    con per miso del párroco, pueden asistir las Hijas de María. Este pueblo

    miserable transforma todos los grandes conceptos en un cuento de beatas

    costureras. Su religión es una chochez de viejas que disecan al gato cuan-

    do se les muere.» Ramón del Valle Inclán (1866-1936)

    «La poesía es todo lo contrario a la oratoria. En la oratoria, el orador

    estira una idea ya conocida del público y le va dando vueltas y más vueltas

    en juego simple que la multitud acoge con entusiasmo, es como una larga

    bandera que el orador hace jugar con el viento, cambiando pliegues, pero

    sin alterar líneas; en la poesía se ha de estar alerta para cazar imágenes

    y sentimientos que salen pulverizados como agua de tormenta y en todas

    direcciones como bandada de pájaros espantados por el tiro del cazador»

    Federico García Lorca (1898-1936)

    «La retórica sirve para vestir y revestir, acaso para disfrazar el pensa-

    miento y el sentimiento, cuando los hay, y la poética sirve para desnudar-

    lo.» «Nuestra poesía española es, en cuanto al fondo, peseudopoesía, huera

    descripción o elocuencia rimada, y en cuanto a la forma, música de bos-

    quimanos, tamborilesca, machacona, en que el compás mata al ritmo.»

    Miguel de Unamuno (1864-1936)

    SUMARIO

    P. del Aguila: Qasida del amor que se fue y

    NO VINO is di a A E e RA 3

    «TRECE DE FUEGO» J. Alarnes: Un juego interruMpidO ... oo... 3

    Apartado de Correos 107 A. García Madrid: Te vas porque te quedas ... 6

    GETAFE (Madrid) Francisco Guardado: Retrato ... co... ... .-. 7

    Portada: D. Escudero: Dibujo ... ... ... 0.ooo.ooo o. ...o +. 8

    F. Guardado: Hilo rOt0 +... ... .00o.0oo0oooooro o. 9 AGONES

    ANGEL a F. Bólderlin: Die KÚFZO 00.o..oocoo reo oro ero VO

    ES J. Infante: 14 de junio a RoyaN ... co... 14

    «ESCUELA DE GETAFE» C. Martín: Sentado al borde del camino ... ... 12

    Colabora: M. Fernández: DIbujO ... 0. 0.00 8

    AYUNTAMIENTO DE GETAFE M. Muñoz: No queda = para la tarde pt 2

    e M. Carlos: Por tierras de Portugal ... ... ... --

    E 152 - 1986 Bepósito legal: MADI52- 1 L Benavente: E

    l cante jondO ... coco... 18

    Imprime: GRAFICAS MENA J. Alarnes: Historia crónica de la Ilustre Villa

    Cataluña, 20 - Posterior L. 5 de Getafe ... ... . E A

    GETAFE (Madrid) E. Rolania: Contraportada,

  • QASIDA DEL AMOR QUE SE FUE Y NO VINO

    Difícil el haber sufrido tanto

    haberse lastimado como quien no murmura al otro lado de la pared

    [en calma difícil el volver, amada mía

    —recoge estas maletas, querido. Dile a Javier que venga— El no volver

    [también

    Difíciles los años que pasamos

    y los que pasaremos

    desde ahora marcados por algo que se fue y ya no vino.

    Como una honda amargura que perdió su rescoldo:

    queda sólo ceniza, amada mía.

    Pesarosos los ratos antes de decidirnos

    antes de descubrirnos con las manos vacías y una inquieta sonrisa

    —¿quieres pornerle algo a mamá, querido?—

    y cada vez más tú y cada vez más yo

    sin rastro de nosotros:

    como una vieja historia que se repite siempre

    como una bestia ciega que pasase mil veces tras de cada ventana

    Difícil el quedarse, amada mía.

    Difícil el amarnos coom si tú existieras como si yo existiera

    como si entre nosotros viviese la tristeza, ameda mía.

    Y la vuelta también:

    qué desamparo el verte cargada de paquetes,

    el recordar tus ojos el color de tus ojos como un sueño maldito

    el irnos bien deprisa: un apretón de manos, un esbozo de beso,

    más ¿para qué fingir? nos abrazamos,

    todo fue tan distinto, amada mía...

  • Difíciles los años que se vienen encima,

    los años y los días que se van. No vienen.

    Difícil el amor como una juerga que acaba con resaca;

    todos gritando todos sin entendernos todos muriéndose de sed, amada mía.

    Difíci! tu partida. Difícil mi regreso.

    Como si nada hubiese acontecido. Nuestras lecturas

    —Camus, Sartre, Bergson, Vian a veces: tus lecturas de siempre

    ¡y qué fueron sino polvo sobre polvo, arena de la mar sobre los campos!

    Difíciles los años que nos quedan.

    Los primeros recuerdos. Las últimas miradas.

    Vamos quedando solos sin saberlo.

    Vamos quedando solos como si nada fuese, amada mía,

    recordando tu nombre en todas las paredes de la casa

    que ahora está más grande que a tu ida:

    como si tanta soledad no cupiese en su sitio, amada mía.

    Pablo del Aguila

    BIBLIOGRAFIA

    «Desde estas altas rocas innombrables pudiera verse el mar».

  • UN JUEGO INTERRUMPIDO

    Una risa es menos despiadada que

    las lágrimas.

    W. H. AUDEN

    mientras utilices la luz para esconderte

    y los días sean prendas que te libran del calor y del frío

    mientras permanezcas en lo más alto de la conciencia y los hechos arrastren un misterio que no roza tu piel

    mientras pasees todas las tardes con los ojos en blanco

    y las manos se pierdan en un tanteo de tus esperas

    los días pasarán llenos de horas por tu lado

    como un torrente entrevisto detrás de un cristal

    los hechos ahuyentarán la presencia de las cosas

    como un pequeñuelo se libra de las sombras en su cuna

    las manos se convertirán en laberintos

    como los juegos que se interrumpen a la hora de cenar

    José Alarnes

  • TE VAS PORQUE TE QUEDAS

    Te vas

    sin irte nada

    o te quedas apenas

    con nuestras penas,

    sin irte,

    porque te vas.

    En la orilla del lloro,

    porque te quedas,

    dos arpegios de sal

    ezulean tus ojos

    porque te vas.

    No de plata, de oro,

    porque te quedas,

    ni puentes, un canal

    para que vuelvas pronto

    porque te vas.

    En la frontera de las flores,

    porque te quedas, más que el alma, un pleamar

    das de amor y «dolores»

    porque te vas,

    Te vas

    sin irte toda

    y te quedas sin más;

    porque si no te quedas,

    tampoco no te vas,

    y si te vas,

    te quedas

    sin irte, Lola,

    porque te vas.

    BIBLIOGRAFIA Andrés García Madrid

    «Mi barco», Madrid, 1966.

    «Subversión o clamor portugués». Madrid, 1975.

    «El Peralejo», Madrid, 1978.

    «Albaquías», Madrid, 1986.

  • RETRATO

    Yo vivo en este pueblo como vive la gente,

    con pocas esperanzas y muchas estrecheces.

    Cada jornada acudo a una oficina odiosa.

    Por las tardes me encierro enredado en mis cosas.

    A veces me divierte andar por esas calles

    expuesto a mil peligros y a mil trivialidades.

    Si me he vuelto en el fondo un poco solitario,

    he entregado a la lucha lo mejor de mis años.

    Fue un perro gallego quien marcó mi destino.

    pudriéndose en el hoyo todavía lo maldigo.

    Confieso ser un tipo francamente vulgar,

    ligeramente agnóstico, escéptico, incapaz

    de quererse a sí mismo, prudente, algo cobarde,

    esposo complaciente, benevolente padre.

    Un tímido, un ingenuo, un soñador, un hombre

    frágil, inmaduro, leal a sus amigos, noble

    cuando le dejan, siempre preso en su melancolía.

    El resto ya lo saben... Pura y triste rutina.

    Lo que ocurre en un pueblo, lo que hace la gente,

    dejar pasar los días esperando a la muerte.

    Francisco Guardado

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    Dolores Escudero

  • HILO ROTO

    Cuando quererse era

    perderse en los trigales,

    rasgar con mano dulce

    tus blancas vestiduras,

    tomar tu cuerpo hermoso

    y amarlo ciegamente,

    tenderse y olvidarse,

    no saber que la vida

    nos hurta poco a poco

    la pasión y el deseo,

    no esperaba que un día

    al correr de los años,

    al mirarte a los ojos

    me ahogara la tristeza

    de no poder quererte,

    de sentir que no queda

    más que un leve recuerdo

    de dos seres que acaso

    hace tiempo se amaron.

    Francisco Guardado

    BIBLIOGRAFIA

    «Trigal con cornejas», Madrid, 1983.

  • DIE KÚRZE

    Warum bist du so kurt? liebst du, wie vormals, denn

    Nun nicht mehr den Gesang? fandst du, als Jungling, doch

    In der Tagen der Hoffnung,

    Wenn du sangest, das Ende nie?

    Wie mein Glúck ist mein Lied. Willst du im Abendrot

    Froh dich baden? Hinweg ist's, und die Erd'ist kalt,

    Und der Vogel der Nacht schwirrt

    Unbequem vor das Auge dir.

    Friedrich Hólderlin

    («Diotima»)

    LA BREVEDAD

    ¿Por qué eres tan breve? ¿No amas ya, como antes,

    el canto? Cuando eras joven,

    cuando cantabas en días de esperanza,

    ¿hallabas alguna vez el final?

    Mi cántico es como mi muerte, ¿Deseas bañarte, satisfecho

    en el crepúsculo? Lejos está, y la tierra se enfría

    y un pájaro nocturno sisea,

    molesto por tu mirada.

    (Trad.: José Alarnes)

    — 10 —

  • 14 DE JUNIO A ROYAN

    ¿Qué es la libertad?

    preguntaste un día. Nadie

    supo decirte entonces más

    que vagas palabras, como las del poeta: «la liberté est un état d' esprit». No es una sensación lo que ahora sientes.

    Tampoco esa loca alegría que se desborda en vítores y gestos

    te pueden informar. Y es verdad

    que nunca antes, en la honda noche, sentiste el corazón más abierto y enajenada la voluntad por esa luz que brilla, lo sabes, más allá de las voces, de tanta algarabía.

    No hay ojos

    vigilantes esta noche y vives,

    por vez primera, la evidencia

    de una clara palabra

    que ni siquiera hay que pronunciar.

    José Infante

    BIBLIOGRAFIA

    «Imágenes sucesivas», Málaga, 1970.

    «Elegía y no», Madrid, 1972.

    «VI amigos y yo», Málaga, 1974.

    «La nieve de su mano», Madrid, 1978,

    = it

    . HS

  • Sentado al borde del camino,

    los pies colgando,

    espera en vano

    que alguien pase a su lado

    y lo recoja.

    Con pesar, contempla el horizonte

    y piensa

    en los días que tenía un compañero,

    bastaba entonces con mirarse a los ojos

    para ver juntos huir el presente.

    Mas el tiempo huye aprisa,

    ya ni siquiera puede evocar los rasgos

    de ese rostro que un día amó

    o que, al menos hoy,

    así quiere recordarlo,

    Concha Martín

    — 10

  • Manuel Fernández

  • NO QUEDA LUZ PARA LA TARDE

    Llega Noviembre.

    Una dorada calma

    se apodera de la sombra.

    Las hojas descienden hasta mis manos

    desentendiéndose del viento;

    de tanto mirarlas

    tengo el corazón amarillo.

    A su efímero vuelo

    mi latir se acompasa.

    La menlancolía se despereza

    y en mí se adentra

    con el peculiar olor a crisantemo.

    No queda luz para la tarde.

    ¡Ah de la vida!

    La noche nos reclama.

    Matías Muñoz

    — 14

  • POR TIERRAS DE PORTUGAL

    Muchos españoles aprovechan sus merecidas vacaciones para conocer el país vecino, prácticamente ignorado desde el siglo XVIII. España, en efecto, ya está divorciada de la cultura portuguesa —y viceversa— a partir de la lustración, cuya influencia de Europa («francesa» y más tarde «ale- mana») intensificará el alejamiento mutuo de ambas naciones ibéricas.

    Por eso, viajar a Portugal implica siempre un intercambio que nos gus- taría fuera recíproco. Mientras tanto, el conocimiento de la naturaleza o la gastronomía deberá complementarse con la creación literaria, artística y científica. O sea, la herencia espiritual. Caso contrario, podríamos con- traponer la apariencia, según una tradición socrática, a la esencia, es

    decir, no aprehender el verdadero ser de Portugal.

    La cultura luso-española, sin embargo, ahora está siendo un poco más

    divulgada. Pero las rivalidades históricas aún limitan el desarrollo econó-

    mico, y, en consecuencia, restringen el bienestar de las poblaciones hu-

    manas. Adversas condiciones materiales, a su vez, repercuten negativa-

    mente en la manera de concebir y recrear nuestro mundo. Además, el

    desconocimiento del quehacer milenario peninsular desvaloriza el legado de la civilización ibérica.

    Miguel de Unamuno, al preguntarse sobre las causas que nos separan es-

    piritualmente. a pesar de las afinidades para comprendernos los respecti-

    vos idiomas, diagnosticaba que eran debidas a «la petulante soberbia es-

    pañola, de una parte, y e la quisquillosa suspicacia portuguesa, de la otra

    parte». Podríamos, no obstante. enumerar factores más concretos que im-

    piden la aproxmiación entre nosotros, los varios pueblos de Iberia. Mas

    ¿para qué sirven los pretextos. sino justificar promesas incumplidas o

    acaso negligencia?

    Urge, por lo tanto, establecer nuevas relaciones de fraternidad que

    supongan un profundo cambio en la Historia de la Península Ibérica. Si así

    no fuere, al menos conviene recordar en la conmemoración cincuentena-

    ria de la muerte de Unamuno (31-12-36), una frase suya donde expresa el

    mismo deseo que me impulsó a escribir este artículo: «Portugal merece

    ser estudiado y conocido por los españoles.» (1)

    Manuel Carlos

    (1) «Por tierras de Portugal y de España».

    — 5 —

  • EL CANTE JONDO

    En el cante jondo el intérprete puede rozar la

    superficie de la emoción y derivar hacia lo con-

    vencional, o ahondar hacia dentro y provocar un

    estado de ánimo que alumbra la explosión de su

    grito más profundo. Cuando ocurre ésto, el ritmo,

    la armonía y la destrozada melodía son una herra-

    mienta al servicio de su expresividad: aunque im-

    prescindible, está en segundo plano porque no es

    un fin en sí misma Aquí surge la diferencia entre

    e Wi el cante jondo y otros géneros. Por ello es muy

    z Í importante preservar su vehículo formal de con-

    taminaciones externas. Su contextura es muy débil a causa del grado

    lento en que se ha decantado a través de los años y una voz profana, aten-

    ta sólo a la exterioridad de los sonidos, puede añadir influencias y signos

    ajenos, que ahogarían su nada espontáneo desarrollo.

    La raíz del cante se entronca con el grado especial de confirmación

    de un sentir puro y se aleja del diálogo discursivo, diseccionador de las

    emociones. El carácter gratuito del cante va ligado al tiempo, en él muere

    o se enriquece, cuando sobrevive en cada nueva recreación —nunca repe-

    tición— y atraviesa la corteza de lo aparente.

    Se trata de un acatamiento ritual, de un rechazo de todo adorno o

    sorpresa. Las palabras son despojadas de su utilización cotidiana y for-

    zadas hacia una comunicación que expresa el lenguaje de la piel. En el

    cante se construye un armazón, como si se elevara un puente entre el

    cantaor y los oyentes. La copla cruza bajo sus ojos y se detiene gracias

    a la maestría del intérprete. Entonces se apresa lo inexpresable y queda

    una huella de lo más íntimo del alma en el silencio.

    Al silencio no se le vence de otro modo. Una acumulación de sonidos

    convencionales puede distraernos. Un caos donde impera el ruido puede

    embotarnos. En el fondo, ambas manifestaciones son el resultado de una

    impotencia que nada tiene que decir. Frente a ellas, el cante jondo sí

    tiene mucho que decir.

    Luis Benavente

    — 16

  • Historia crónica

    de la Ilustre

    Villa de Getafe

    «JATA»: UNA INCOMPRENSION ETIMOLOGICA

    Los orígenes de la Villa de Getafe son bastantes oscuros. No me re-

    fiero a su pasado más remoto, las épocas prehistórica, romana o visigótica,

    de las que sólo han llegado hasta nuestros días algunos restos arqueoló-

    gicos, sino al nacimiento de nuestra población en la época de la Recon-

    quista. Si tenemos en cuenta la tesis del ilustre historiador Américo

    Castro, Séneca, Lucano, Isidoro de Hispalis, Averroes, Maimónides o Ibn

    Hazm, sobresalientes figuras de las letras latinas, árabes o hebreas, no

    pueden ser considerados españoles porque España no existía. Nuestro país

    hizo su aparición histórica después de la caída de don Rodrigo. Surgió en plena Edad Media como una variante existencial frente a la civilización

    musulmana y la tradición judaica. De este extraño contacto, en el que la

    lucha y la convivencia alternaron según las circunstancias, nace el modo

    de vivir hispánico. Su trayectoria comienza en los lejanos días en que unos

    hombres ¡letrados se organizan en el norte de España bajo una tradición

    heredada del mundo antiguo. Américo Castro, en uno de sus más impor-

    tantes libros (1), señala un documento en él que aparece por vez primera

    la intolerancia que, con carácter general y a partir de los Reyes Católicos,

    ha marcado la actuación de sucesivos gobiernos españoles. Se trata del

    epitafio de la tumba de Fernando lll el Santo, cuyos restos se inhumaron en la catedral de Sevilla. Está redactado en latín, castellano, árabe y hebreo,

    por lo que el canonizado rey murió el 31 de mayo de 1290, el 22 de Rabii

    de 650 de la Hégira y el 22 de Sivan de 5012 de la creación del mundo.

    Aquel rey no lo fue sólo de cristianos, sino de creyentes en tres fes dis-

    == 17 =

  • -

    tintas. Los textos escritos en las lenguas castellana, árabe y hebrea, enu-

    meran sus virtudes y expresan que «quebrantó e destruyó a todos sus

    enemigos e que alcó e ondró a todos sus amigos e conquisó la cibdad

    de Sevilla que es cabeca de toda España» (2). Sólo el texto latino, la

    lengua usada y entendida por los representantes de la Iglesia, da una

    versión particular respecto al significado de «amigos» y «enemigos»

    Al relacionarlos con la fe religiosa, los traduce por «cristianos» y «paga-

    nos». Por ello añade: «de manibus eripuit paganorum et cultui restituit

    christiano» («Arrebató a las manos paganas y restituyó al culto cristiano»,

    lo cual, de haberlo entendido los otros fieles, lo hubieran considerado un

    insulto. Aquí tenemos el primer testimonio escrito de lo que más tarde

    habría de desarrollarse y desembocar en el concepto de las dos Españas.

    Dos siglos más tarde prevalecerá la interpretación crerical sobre la

    antigua tolerancia y será la pauta que marcará la actuación del nuevo es-

    tado. Al estructurarse definitivamente lo que se considera «español» se

    da un golpe mortal a la sociedad plural anterior. En el epitafio de los Reyes

    Católicos (Capilla Real de Granada), cuando se escribe su principal hazaña,

    al menos la considerada como tal por sus contemporáneos, se graba lo

    siguiente: «Mahometice secte prostratores et heretice pervicacie extincto-

    res...» («Derribaron el poder de la secta mahomentana y redujeron la

    obstinación de la herejía...» (3).

    Es durante estos cambios acaecidos en el suceder histórico de España

    cuando nace Getafe como pueblo. De ahí sus oscuros orígenes. «Jata» no

    quiere decir «cosa larga» en lengua árabe. Es un derivado corrupto de una

    acepción del verbo «robar». El fenómeno descubierto por A. Castro y ana-

    lizado a escala nacional es aplicable al origen de nuestro pueblo, teniendo

    en cuenta el carácter rural de la zona y su carencia de perfil historiable.

    Por estas causas, aparte la insalubridad que padecían las aldeas colindan-

    tes, hecho registrado por los escritores que han tratado el tema, los habi-

    tantes de Ayuden, Alarnes, Acedinos, etc.. pertenecientes en su mayor

    parte a la tradición musulmana (la zona fue conquistada por Alfonso VI en

    su avance hacia Toledo), también abandonaron su viviendas porque el

    nuevo pueblo era el foco principal de ¡a nueva situación creada por los

    cristianos. No es raro que la población autóctona lo bautizara con una pa-

    labra árabe. cuyo significado ignoraban los recientes pobladores Al escri-

    birse en 1575 el libro de las relaciones, se perpetúa en su primer capítulo

    el error sobre la etimología de la palabra: «...en lengua arábiga dicen que

    Jata quiere decir cosa larga, y en nuestra lengua quiere decir Xetafe...>»

    error que se repite hasta hoy porque ninguno de los historiadores locales

    se ha molestado en analizar el origen de este vocablo En nuestra lengua

    no hay ninguna palabra que se llame «Xetafe» Los términos más aproxi-

    =1B8=

  • mados fonéticamente a «Jata» son: «Jata» (o «Xata», como se escrible en bable) que significa ternera, vocablo que se sigue usando en Asturias, y «Xeta», ya inusual, que es la forma antigua de decir seta, derivada del griego [«septá» = cosas podridas).

    Los moriscos llamaron Jata al nuevo pueblo porque lo fundaron quienes

    les despojaron de sus bienes. El término tuvo éxito y fue el que dio nombre

    al lugar porque los representantes del nuevo orden desconocían su signi-

    ficado. De haberlo sabido, lo hubieran rechazado. Nuestros antepasados, tan

    pendientes de la limpieza de sangre y demás puntillos de honra, aceptaron por ignorancia un nombre que les definía de modo crítico e insultante.

    Decirles «getafenses» en aquella época era llamarles «usurpadores». Si

    comparamos este pequeño hecho con el fraude de los libros plúmbeos del

    Sacromonte, reaiizado por los moriscos de Granada en tiempos de Feli-

    pe Il y en el que fue engañada una comisión de la Curia romana, podemos

    decir que el ingenio de los musulmanes de Getafe carecía de la perspectiva

    que manifestaron los granadinos: El monte de Valparaíso perdió su nombre,

    se hizo Sacromonte para la posteridad y fue escenario de milagros, gracias

    a la invención de un grupo marginado.

    José Alarnes

    (1) A. CASTRO: «La realidad histórica de España». Ed. Porrúa, México, 1973.

    (2) Ibid., págs. 38 y 39.

    (3) A. CASTRO: «Sobre el nombre y el quién de los españoles». Ed. Taurus, Ma

    drid, 1973. «Para los teólogos de la época, herejía era la práctica de la religión judía.

    Aún no había nacido Lutero.» (pág. 221).

    —19—