Revista Cooperador Paulino No 171

Cooperador paulinoComunicación y pastoral

Nº 171 mayo-agosto 2015 - 2,75€

CuadernilloLiturgia y Pastoral

Nuevo Superior General de la Sociedad de San Pablo

X Capítulo General de la Sociedad de San Pablo

El Tribunal Eclesiásticoen la pastoral familiar

Un hermano llamado FranciscoDos años de pontifi cado y una hoja de ruta

Familia, Iglesia domésticaImportancia de la familia para la fe

Editorial

P. Valdir José de Castro

Desde hace 100 años en caminoCentenario de las Hijas de San Pablo

Resina, 1 • 28021 Madrid • Tel.: 917 987 426 / 427 • Fax: 915 052 050 • [email protected] • www.sanpablo.es

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Esta novena de oración a santa Teresa de Jesús recoge algunos textos fundamentales de sus principales obras y poesías y hace a la vez un recorrido por su vida que ayuda a descubrirla como modelo de santidad y de oración.

56 págs. • 6,20 €

Javier Igea López-Fando

NOVENA A SANTA TERESA DE JESÚS

ESPECIAL TERESA DE JESÚS

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Un recorrido por la vida y los es-critos de la Santa de Ávila y su ex-periencia mística de relación con Dios, que analiza cómo se fue desarrollando su gusto por Dios y las crisis y desencuentros que tuvo hasta llegar a la entrega absoluta al Señor.

Alfonso Crespo Hidalgo

FUGA Y RETORNO

DE TERESA

Después de situar a Teresa de Je-sús en su contexto histórico, esta biografía interior nos lleva a reco-rrer su itinerario espiritual, que arranca con el descubrimiento de un Dios amigo que invita a su in-timidad y nos permite contemplar la experiencia humana y espiritual de la refundadora del Carmelo.

Montserrat Izquierdo

TERESA DE JESÚS

CON LOS PIES DESCALZOS

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Este libro ofrece la meditación de los principales misterios de la vida de Jesús y de María acompañados por las palabras de santa Teresa de Jesús, que propone las actitudes de la Virgen y de su Hijo como ejemplo de comportamiento en la vida cristiana.

Pablo Cervera (ed.)

REZAR EL ROSARIO

CON SANTA TERESA DE JESÚS

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Cooperador paulino_Comunicación y pastoral 3

Editorial

El nuevo Superior General de la Sociedad de San Pablo, P. Valdir José de Castro, nació en Santa Bárbara d’Oeste (Brasil), el 14 de febrero de 1961. Es hijo de Francisco Pereira De Castro (+), de origen por-

tugués, y de Therezinha Zuccolo de Castro, de origen italiano; tiene tres hermanos. Entró a la Congregación en São Paulo el 5 de febrero de 1979. Hizo su primera profesión religiosa el 11 de febrero de 1981 y fue ordenado sacerdote el 12 de diciembre de 1987.

Concluidos sus estudios teológicos y la licenciatura en Filosofía, se especializó en Espiritualidad en la Universidad Gregoriana (1991-1994). En el 2000 obtuvo el Bachillerato en Comunicación y la habilitación periodística en la Universidad de Caxias do Sul (Brasil), con una tesis sobre Publicidad. En 2004 logró la licenciatura en Comunicación en la Facultad Casper Libero (São Paulo, Brasil). Fue Maestro de los estudian-tes de filosofía de 1988 a 1991; Superior de la Comunidad de Caxias do Sul de 1995 a 2001; Maestro de Novicios de 1997 a 2000; Consejero Provincial de 1996 al 2000 y Vicario Provincial desde 2000 hasta 2004.

En 1994 fue responsable del área infantil-juvenil de la Editorial y de 2000 a 2007 Director General del Apostolado. Fue también miembro del Comité Técnico Internacional del Apostolado (2004-2007).

De 2006 a 2010 fue Superior provincial de Argentina-Chile-Perú y asumió la presidencia del CIDEP de 2008 a 2011.

Al regresar a Brasil en el 2011 fue nombrado vicedirector de la FAPCOM (Facultad Paulus de Tecnología y Comunicación).

El 30 de julio de 2012 fue nombrado Superior Provincial y desde el 2013 es también director de la FAPCOM.

En la homilía de la Eucaristía de clausura del X Capítulo General decía así a los capitulares y a todos los Paulinos: “Estamos llamados, como Congregación, en comunión con toda la Iglesia y como Familia Paulina, a salir para ver el mundo que cambia; ¡para percibir el contexto cultural y de comunicación que cambia! Pero no se trata de un salir en cualquier dirección. Sino de un salir en función de proyectos apostólicos factibles, sostenibles, comunitarios, circunscripcionales y congregacionales”.CP

P. Valdir José de CastroNuevo superior General

de la Sociedad de San Pablo

«Evangelio signifi ca Jesucristo mismo. El apóstol Pablo anuncia el Evangelio porque ha hecho la experiencia del encuentro con Jesús, quien lo ha transformado; por eso puede decir: «Ya no soy yo quien vive, es Cristo quien vive en mí. Mi vida presente la vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí» (Gál 2,20-21). Lleno de amor, siente su fuerte llamada, hasta el punto de decir: «¡Ay de mí si no evan-gelizare!» (1Cor 9,16)».

P. Valdir José de Castro,Superior General de la Sociedad de San PAblo

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Sumario

Presidente: Juan Antonio Carrera · Director: Antonio Maroño

Redactor-Jefe: Miguel Carmen H.

Consejo de redacción: Miguel Carmen, Isabel García, Concepción López, Ricardo Ares.

Diseño: Miguel Carmen H.

Maquetación: Miguel Carmen H.

Asesoría informática: Tomás Pastor, Arturo

Guzmán.

Imprime: Rivadeneyra.

Depósito legal:

Bl.1872-1960

Edita: SOCIEDAD DE SAN PABLO.

N.I.F.: R 2800254 A

Dirección: Protasio Gómez, 15

28027 MADRID

Teléfono: 917 425 113Fax: 917 425 723

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07002 PALMA DE MALLORCA. Sant Miguel, 66

26 Entrevista: P. Jesús de las Heras,comunicador católicoVictoria Luque

30 El Tribunal Eclesiástico en la pastoral familiarFelicidad Izaguirre

34 Páginas evangélicas. Los consagrados, esa gente felizPedro Moreno

36 Aportaciones para la evangelización en redJuan Carlos Pinto, SSP

38 Vida Paulina

41 Reseñas

3 Editorial6 Familia, Iglesia domésticaMons. Raúl Berzosa

10 Un hermano llamado FranciscoJosé Antonio Varela Vidal

14 Desde hace 100 años en camino. Sobre los pasos de Pablo, Alberione y TeclaHna. Ana María Parezan, HSP

18 X Capítulo General de la Sociedad de San PabloP. Juan Antonio Carrera, SSP

33-40 Liturgia y PastoralAntonio Alcalde Fernández

23 Carta a Alberione: Mirada limpia para reconocer al SeñorAntonio Díaz Tortajada

24 Comentario: XLIX Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales Ana Pappalardo, HSP

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Instituto Virgen de la AnunciaciónSerán almas que arden en el amor de Dios y transforman

su vida en apostolado (Beato Santiago Alberione).

QUÉ HACEMOSDe la meditación de la Palabra y de la Eucaristía recibimos luz y fuerza para nuestra vida interior y para la misión, que consiste en anunciar a Jesús en íntima unión con María y el apóstol san Pablo.

Estamos llamadas a ser «imitadoras de María y testigos del misterio de su Anunciación» y, a ejem-plo suyo, a hacer de nuestra vida como una prolon-gación de su «sí» en el hoy de la Iglesia. Siguiendo las huellas de san Pablo.

Traducimos toda nuestra vida en apostolado, comprometida a testimoniar la presencia y el amor de Cristo en los ambientes y en las situaciones en que vive y trabaja el hombre de hoy. Nuestro campo de acción es muy amplio: parroquias, fami-lias, escuelas, hospitales, prensa, radio, televisión, internet, etc. Abarcamos todos los apostolados, con particular predilección por los que ponen el centro de su atención en el anuncio del Evangelio.

QUIÉNES SOMOSNosotras, las Anunciatinas, somos mujeres consa-gradas a Dios con la profesión de los consejos evan-gélicos de castidad, pobreza y obediencia. Vivimos nuestra entrega total al Señor «en el mundo», o sea, en nuestro ambiente de familia, trabajo y apostolado.

Por un don singular del Señor, gozamos de la peculiaridad carismática de la agregación a la Socie-dad de San Pablo, lo que enriquece nuestro anuncio con la fuerza evangelizadora propia de la misión sacerdotal.

DÓNDE ESTAMOSEstamos presentes en: Argentina, Brasil, Colombia, Congo, Corea, España, Estados Unidos, Filipinas, Japón, Italia, México, Portugal, Polonia y Venezuela.


Recuerdo una anécdota imborrable. A mis 18 años, siendo seminarista, se me envió a trabajar pasto-ralmente con los menores de edad del reformatorio burgalés llamado Gregorio Santiago. Un día, la

policía atrapó a un joven delincuente, proveniente de Vallecas, intentando sustraer de un coche la radio portátil. La intención era venderla para comprar droga. Cuando me enteré, pedí al director poder hablar con aquel joven. Trataba de hacerle ver que tenemos un Padre-Dios bueno, que nos ama, y, sobre todo, que no se sintiera nunca solo; los seminaristas queríamos ser como una familia para él. Me miró con ira y me dijo, más o menos: «¡De qué me hablas!... ¡Yo no sé lo que es un padre, a quien no he conocido; ni he tenido una familia!... Desde los cinco años soy como un perro callejero, buscándose la vida donde y como puedo. Mi madre es prostituta y drogadicta!».

Entonces caí en la cuenta de lo decisiva que es la familia en el tema de la fe. No se puede llegar a des-cubrir fácilmente a un Dios Padre y a una familia cristiana si no hay experiencia de la familia de sangre y, si esta, no es creyente. Aunque no podemos olvidar que la fe no se hereda; es una opción personal y libre. Se hereda el tiesto de tierra buena y abonada donde es más fácil que pueda nacer la fe, pero no siempre de padres católicos salen hijos católicos ni de padres no creyentes, hijos incrédulos. Dios actúa y se sirve de mil formas para llegar a las personas.▶

Es curioso, cómo al hablar de la familia, incluso en ámbitos cristianos, se tiene miedo a hablar de la misma como una verdadera Iglesia doméstica.Además de ser escuela de valores humanos, y escuela de habilidades sociales que nos marcarán durante toda nuestra vida, es el ámbito donde nacemos

a la fe, donde nos iniciamos a los misterios de Dios.

Familia,Iglesia doméstica

Importancia de la familia para la feMons. Raúl Berzosa*


Nuevas tareas de lasfamilias cristianas

Cuando tengo oportunidad de compartir tiempos y espacios con familias cristianas, siempre las invito a tres cosas: lo primero, a que sepan defender sus derechos como familia en diferentes ámbi-tos sociales, culturales y políticos. Lo segundo, que se integren de verdad en la vida comunitaria de las parroquias. En este sentido, ¡qué importante que la propia familia fuese «la catequista» de quien se inicia en los miste-rios cristianos, en los primeros sacramentos! Y, tercero, que sean familias muy solidarias con otras más necesitadas, las de cerca o las de más lejos. Hay que cuidar especialmente a las familias más jóvenes que tienen más carencias en todos los sentidos.

Hoy, además, existe una lla-mada a las familias cristianas, por parte de la Iglesia: que sean misio-neras. Donde antes iban enviados religiosos o sacerdotes a misionar, ahora, en diversos movimientos eclesiales, el relevo y protago-nismo lo está adquiriendo la familia: familias enteras, acompa-ñadas, si es posible por un sacer-dote, marchan a tierras lejanas y a culturas muy diferentes de la propia. Son como un ejemplo palpable de lo que significa vivir como cristianos y anunciar en los cinco continentes la Buena Nueva de Jesucristo y su Evangelio. Muestran con su vida la alegría de creer y la belleza de la fe.

La voz autorizada del papa Francisco

El papa Francisco pronunció en Estrasburgo un notable discurso, el día 25 de noviembre de 2014. Podemos calificarlo de «progra-mático» para Europa. El Papa comenzó destacando que, hoy, la imagen de Europa se muestra envejecida y más empobrecida. Por eso el Papa desea enviar un mensaje de esperanza y de aliento.

Recurrió a una imagen, a uno de los más célebres frescos de Rafael que se encuentra en el Vaticano y que representa la Escuela de Atenas. En el centro están Platón y Aristóteles. El pri-mero, con el dedo, apunta hacia lo alto, hacia el mundo de las ideas, hacia el cielo; el segundo, tiende la mano hacia delante, hacia el observador, hacia la tierra, hacia la realidad concreta. Es una imagen que describe bien a Europa en su historia, hecha de un permanente encuentro entre el cielo y la tierra, donde el cielo indica la apertura a lo trascen-dente, a Dios, que ha caracteri-zado desde siempre al hombre europeo, y la tierra representa su capacidad práctica y concreta de afrontar las situaciones y los problemas. El futuro de Europa depende del redescubrimiento del nexo vital e inseparable entre estos dos elementos: cielo y tierra. Una Europa que no sea capaz de abrirse a la dimensión trascendente de la vida es una▶

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Actualidady vigencia

de las “Diez Palabras”

Luis González-Carvajal

El propósito de este inte-resante libro, claro y de agradable lectura, es in-vitar a que los lectores saquen el Decálogo del baúl de los recuerdos, para ayudarles a descu-brir su vigencia y actua-lidad, mediante la Sagra-da Escritura y la vida en el mundo actual.

112 páginas . 8,50 €


Europa que corre el riesgo de perder lentamente su propia alma y también su «espíritu humanista», que tanto ama y defiende.

Desde dicha imagen, el papa Francisco habló de tres prioridades para Europa: la ecología, el trabajo, y la migración. Al hablar del trabajo, expresó que hay que favorecer las políticas de empleo, y que es nece-sario volver a dar dignidad al trabajo, garantizando también las condiciones adecuadas para el desarrollo auténtico de la familia. Solo tendrá futuro una sociedad cuando se cuide la insti-tución familiar. Si la familia muere, muere la sociedad. Europa necesita volver a creer en la familia y a apo-yarla de verdad.

Y, añadimos, no bastan políticas familiares, europeas y nacionales, solo «para las individualidades» que componen la familia: políticas para niños, para jóvenes, para adultos o para ancianos. Hacen falta políticas familiares para conseguir compaginar familia y trabajo, y para alentar la regeneración social y el relevo generacional. Familias que no tengan miedo a abrirse con generosidad a la vida. La verdadera familia sigue siendo la célula social por excelencia y el corazón de la Iglesia y de la sociedad.

Agradecimiento sinceroa nuestras familias

Ante el Sínodo de la Familia, solo cabe una actitud de agradecimiento a nuestras familias, especialmente a nuestros padres, ejemplo de humanidad y de fe. Me atrevo, como regalo, a trascribir el «Credo existencial» que mi madre Carmina me legó. Me ha animado a tratar de escribir el mío y me ha servido para invitar a otros padres para que escribieran el suyo, personalmente y como matrimonio.

El 14 de Diciembre de 1993, ella dejó escrito:«Nos mandó D. Blas, Delegado de Catequesis, hacer en clase a cada uno de nosotros, nuestro credo y fotocopiarlo e intercambiarlo unos con otros en clase. Yo te mando el mío para que te rías un poco de mí. Hice tres distintos pero en los otros me enrrollaba mucho. Besos. Carmina.

Mi credo: Creo, en Ti, Señor y Dios mío, en tu Hijo y en el Espíritu Santo. Te amo de todo corazón y con todo lo que soy y tengo. Sé que es tuyo, pues a Ti te debo todo y de Ti lo he reci-bido. Creo, Jesús, que quisiste hacerte hombre para ser como nosotros y estar con nosotros y darnos una Madre tan hermosa y que tanto nos quiere. A la que yo también me entrego y pido con toda confianza y amor. Por la confianza que te tengo, y tengo a tu madre, a veces me creo con derecho de que todo me suceda rápidamente y se cumpla cuanto antes. Creo en el Espíritu▶

El papa Francisco habló de tres prioridades para Europa: la ecología, el trabajo, y la migración. Al hablar del trabajo, expresó que hay que favorecer las políticas de empleo, y que es necesario volver a dar dignidad al trabajo, garantizando también las condiciones adecuadas para el desarrollo auténti-co de la familia. Solo tendrá futuro una sociedad cuando se cuide la institución familiar. Si la fami-lia muere, muere la sociedad.


Santo, a quien acudo también con frecuencia y confianza pidiendo, sobre todo, luz y fuerza para la Iglesia y para los míos. Creo en la resurrección de los muertos y que contigo está ya mi esposo y esto me hace feliz. También has recogido en tu casa a mi padre, familiares y amigos. Porque creo en Ti, y en tu fuerza, perdono a quienes me han hecho mal. Creo que el sufrimiento también ayuda y acerca más a Ti y nos hace más comprensivos con los demás. Creo en el poder de la oración y de la unión para hacernos el bien entre todos los que creemos en Ti y formamos tu Iglesia. Creo, como madre, que no abandonarás a mis hijos, y les concederás el don de la fe y estarás presente en sus vidas. Creo, finalmente, que un día me acogerás a mí también y saldrás a mi encuentro. Amén».

Nunca nos cansaremos de gradecer a los Papas del siglo pasado, y del presente, su gran interés por la familia. Bienvenido sea este Sínodo, y ojalá sirva para redescubrir la importancia y el valor de la misma como Iglesia doméstica, también en nues-tras Diócesis, en nuestras parroquias y en nuestras comunidades.CP

*Mons. Raúl Berzosa es Obispo de Ciudad Rodrigo

«Creo, en Ti, Señor y Dios mío, en tu Hijo y en el Espíritu Santo. Te amo de todo corazón y con todo lo que soy y tengo. Sé que es tuyo, pues a Ti te debo todo y de Ti lo he recibido»

(Del credo de una madre).

ff

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256 págs. • 14,50 €

Felicísimo Martínez Díez

Fe personas inquietas

para

¿Qué puede aportar hoy día la fe cristiana a las personas que sienten una inquietud por la trascendencia

y la espiritualidad?

Este libro quiere dar respuesta a esta

y otras cuestiones indagando sobre los

rasgos peculiares de la fe y situándola

en el contexto de la cultura moderna y

posmoderna propia del siglo XXI.


Parece que fue ayer cuando, en la ceremonia de inicio del pontificado de papa Francisco, se le veía entrar a la majestuosidad de la plaza petrina con la misma sencillez con que ingresaba a la catedral de Buenos

Aires, o a una parroquia de los barrios obreros que visitaba sin previo aviso en la capital argentina.Fue entonces cuando Francisco expresaría su plan y su estilo, para así, bajo el patrocinio de San José,

pedir a la humanidad que fuera «custodia de la creación». Eran días en que ya los medios de comunicación empezaban a evocar su vida austera, sus renuncias y mortificaciones, o publicando aquellas fotos trepado en el metro urbano, mientras se murmuraba sobre un olor a oveja que no se le quitaba…

Confesionarios llenos

Bastaron pocos días para alborotar confesionarios y conciencias. Él, un infatigable confesor, director espi-ritual y predicador de retiros, sacó a la luz lo que no podía quedar más tiempo por debajo de la mesa: que Dios es amor.▶

Un hermano llamado

FranciscoDos años de pontifi cado y una hoja de ruta

El pasado 19 de marzo se han cumplido dos años desde que Fran-cisco, el papa «venido del fi n de mundo» iniciara su representación. Han sido 24 meses y más días desde aquella memorable aparición en el balcón de la Basílica de San Pedro, recién elegido y despojado de capa y oropel, cuando se le vio pidiendo oraciones a su pueblo como el más necesitado del favor de Dios.

José Antonio Varela Vidal


«Dios no se cansa de perdonar, somos nosotros los que nos cansamos de pedir perdón», fue aquella frase dicha por el Santo Padre desde un púlpito cualquiera, la que enterneció corazones y removió conciencias a nivel planetario.

Y allí aparecieron, uno a uno, los hijos pródigos ya sin padre, las pecadoras apedreadas y los Nico-demo sin visitas… Llegaron entonces los tullidos en nuevas camillas, las hemorroísas que tocaban un renovado manto, y los que ya no se sentían juzgados ni por el Papa.

Reformador y austero

No ha sido raro ver en estos dos años al papa Fran-cisco tener gestos de renuncia y simplicidad, a pesar del alto cargo que ostenta. Muy en contra de su voluntad, ha trascendido cómo realiza él mismo sus llamadas telefónicas, marca su ascensor y se ocupa de pagar sus gastos personales.

Varios ex príncipes y dignidades clericales vieron cuestionado su propio modus vivendi cuando el Santo Padre decidió vivir en un apartamento de 120 metros cuadrados, o al verlo hacer su fila en el comedor comunitario en medio de obreros y traba-jadores del Vaticano. Esto sin contar las caminatas de su casa al templo o a la oficina y toda renuncia al síndrome del palio.

Mención aparte es el esfuerzo que viene haciendo Bergoglio en la reforma de la Curia, queriéndole dar un halo de transparencia a todas las acciones. Entre ellas, saltan las finanzas, porque habría impartido instrucciones para que el Vaticano

deje de ser un paraíso fiscal y que se someta de inmediato a las leyes de la economía global.

Y allí está él mismo, con su cruz pectoral del Buen Pastor y el anillo episcopal de siempre –que no serían ni de plata–, dando un mensaje claro a un mundo sediento de coherencia en la Iglesia. Actitudes evangélicas todas que estarían llevando a que varios prelados dejen atrás valiosos ornamentos y otros signos visibles, mientras esperan pasarlos a los museos diocesanos o efectivizarlos en las obras socio-caritativas.

Despojado de todo

Fue este mismo Francisco el que les pidió a los reli-giosos que destinen las casas y conventos vacíos a las obras con los refugiados, a la vez que les pedía a los ecónomos que no compren coches del año y a las formadoras que no produzcan «solteronas».

Sino más bien, les dijo, «¡despierten al mundo!», invocando junto a Benedicto XVI que un religioso no puede convertirse en un «profeta de desven-tura», ni tampoco en una caja de resonancia de críticas, chismes, envidia, celos o antagonismos en las comunidades.

Él es un religioso más que viaja en bus a vivir sus ejercicios anuales, y escucha las prédicas sentado en medio del grupo de miembros de la Curia. Fue él▶

«Dios no se cansa de perdonar, somos nosotros los que nos cansamos de pedir perdón».


mismo quien reveló que en su misteriosa maleta de viaje lleva el libro simple de Santa Tere-sita y su breviario de toda la vida. Llama la atención cómo Francisco, siendo el papa, no se expresa bien en más de tres idiomas, pero llega al mundo como el que más.

Durante sus viajes, ha inquie-tado a los servicios secretos al rechazar las limosinas y elegir los coches compactos. Y los tiene más en vilo cuando hace sus recorridos por la plaza a coche descubierto y se detiene de improviso para consolar a una anciana, besar a un tumoroso o para darle un minuto de ale-gría a un chico Down que quiso subirse al asiento del papa.

Profeta de las naciones

Durante estos dos años, el Siervo entre los Siervos de Dios –que es uno de los títulos del sucesor de Pedro–, ha querido seguir las huellas de sus prede-cesores en lo que respecta a los viajes apostólicos y encuentros con líderes mundiales en pos de la evangelización y la paz.

No habían pasado las primeras semanas de su lle-gada a Roma, y ya estaba poniendo en práctica uno de sus mensajes principales: «¡Salir!». Y mejor aún –lo dijo–, si esto sirve para alcanzar «las periferias geográficas y existenciales».

Por eso sería que en menos de cuatro meses tomaba un avión para «tocar la carne de Cristo» –son sus palabras–, y encontrarse con los refugiados y inmigrantes del norte africano que viven como en una especie de reclusión temporal en la isla sureña italiana de Lampedusa.

Allí los abrazó, mientras gritaba al mundo: «¡Que no se repita!», en alusión a los cientos de inmigrantes que en busca de una vía de esperanza,

habían encontrado más bien en el océano una «vía de la muerte».

Para denunciar este fenó-meno, citó el Génesis en refe-rencia al pecado de Adán; a Lucas, para recordar al Buen Samaritano y hasta a Lope de Vega para denunciar una Fuente Ovejuna de nuestros tiempos...

Otros viajes han sucedido a estos, que no han estado exentos de frases memoriales y llamados a la esperanza. Su

celo pastoral lo ha llevado en poco tiempo a Tierra Santa y a países como Brasil, Turquía, Corea del Sur, Albania, Sri Lanka y a Filipinas, donde lloraría con las víctimas del tsunami de 2013 y les pediría perdón por no haber llegado antes.

Sus pasos lo han conducido al Parlamento Euro-peo y al Concilio de Europa –ambos en Bruselas–, para hablar con firmeza sobre el hedonismo reinante. Y ha visitado como obispo de Roma varias parroquias de la urbe y ciudades italianas como su amada Asís.

Con una diplomacia muy fina y personalísima, este hombre de blanco ha conseguido que las rela-ciones entre Cuba y los Estados Unidos se encaucen hacia la paz, desbloqueando un enfriamiento de décadas alimentado por tensiones y amenazas que alejaban la concordia en la región.

Alegre por el evangelio

El papa Francisco ha escrito poco pero viene hablando mucho, sea en discursos, meditaciones y llamadas. Lo que sí llama la atención, y mantiene atentos a pasto-ralistas, teólogos y párrocos, son sus homilías diarias en la capilla de la Casa Santa Marta donde vive, y en cuyas celebraciones tiene como invitados desde car-denales hasta trabajadores del Vaticano.

A esto se suman textos que ya forman parte del rico magisterio pontificio, como es la Carta a las ▶


Comunidades de Base del Brasil de 2013. Y ese mismo año dirigiría clarísimos mensajes a los participantes de las conferencias del G-20 y del G-8, reunidos en Rusia y en Inglaterra, respectivamente.

En el 2014, salieron de su corazón hermosas letras como la Carta a los cristianos de Medio Oriente y aquella a las Familias. Unidas a estas, brotó lla-mada de atención ante la situación del Norte de África en una carta urgente al Secretario General de la ONU, así como, una nueva invocación a las potencias mundiales que, reunidas en Australia, recibieron su mensaje durante la siguiente reunión del G-20.

Se ha catalogado de histórica la Carta a Su Santi-dad Tawadros II, papa de Alejandría y patriarca de la sede de San Marcos, recordando el primer aniver-sario del encuentro fraterno que tuvieron ambos en Roma el 10 de mayo de 2013. Otros encuentros de tipo ecuménico vienen sucediéndose con buena respuesta.

Al empezar este segundo año que conmemora-mos, Francisco escribió un documento en el que reiteraba su posición acerca del delicado tema de la tutela de los menores víctimas de abuso sexual –o vulnerables de serlo–, dirigida esta vez a los presidentes de las conferencias episcopales y a los superiores de los institutos de Vida Consagrada y las sociedades de Vida Apostólica. Allí les comunica la creación de una comisión pontificia para la tutela de menores.

Será ocasión para que el mundo entero escuche al Papa alzar la voz y advertir en una Carta que «no hay lugar –en absoluto–, para aquellos ministros que abusan de los menores». De este modo invocó a los obispos a no tener ningún tipo de consideración, ni siquiera para evitar el escándalo.

El mundo espera ahora la anunciada «encíclica verde» o referida al cuidado de la creación, muy en sintonía con el espíritu del Hermano de Asís. Ya este magisterio para los sencillos recibió en junio de 2013 la encíclica Lumen fi dei y, fue enriquecido en noviem-bre de 2013 con la exhortación apostólica Evangelii gaudium (cf COOPERADOR PAULINO, núms. 166 y 167).

El limosnero de Dios

No queremos terminar este artículo sin mencionar una de las dimensiones más auténticas que tiene el actual pontificado, destacada durante dos años por Francisco con insistencia y acciones concretas. Y nos referimos a la dimensión socio-caritativa.

Muy en consonancia con el evangelio de la expulsión de los mercaderes del Templo, y en la línea de su pensamiento de que «no hay que hacer negocios con la Iglesia en beneficio propio», el papa Bergoglio cortó con el indigno comercio de las bendiciones papales que circundaban la plaza de San Pedro en algunas tiendas y comercios. Estos, como se sabe, querían sorprender a algunos incautos con pergaminos que no pasaban por el Vaticano para ser refrendados, ni depositaban la limosna destinada a la caridad del Papa.

Hoy las obras caritativas son cada vez más visibles. Una ha sido la reciente inauguración de un baño público –con ducha y peluquería–, que Francisco mandó construir junto a la Columnata de Bernini, para que pueda ser utilizada por los men-digos italianos –y extranjeros–, que no tenían ni un «Dios te guarde».

Sobre estos desposeídos, se supo que semanas atrás uno de ellos murió de frío en la calle donde dormía, pero pudo ser enterrado en un peculiar cementerio de origen alemán que subsiste por siglos dentro de los muros vaticanos.

Finalizamos con una anécdota de Francisco. Se dice que al nombrar al actual Limosnero Pontificio, le dijo: «Usted debe procurar que las alacenas y las cuen-tas bancarias del Papa estén siempre vacías…».CP

«Para Dios no somos números, so-mos importantes. Somos lo más

importante que tiene, somos lo que más le importa».

(Papa Francisco).


aulinas

Las Hijas de San Pablo estamos en camino, desde hace ya 100 años, para llevar a todos el Evangelio de la Alegría y de la Paz.El desarrollo progresivo e incesante de las nuevas tecnologías

da un rostro siempre nuevo a la misión.

1915-2015: la congregación de las Hijas de San Pablo, nacida del corazón de un gran profeta, el beato Santiago Alberione, con la colaboración iluminada y sabia de una pequeña-gran mujer, Tecla Merlo,

tiene cien años de vida: cien años de fidelidad al Evangelio vivido y comunicado al mundo a través de las múltiples formas y lenguajes de la comunicación.

El P. Alberione era muy consciente del insustituible aporte femenino a la obra de la evangelización. En efecto, su reflexión carismática se fue desarrollando en sintonía con la reflexión sobre las potencialidades de la mujer para el anuncio de la buena nueva, expresadas ya en su libro La mujer asociada al celo sacerdotal, un texto que asume casi un significado genético para las fundaciones femeninas de la Familia Paulina. Dirá en enero de 1938: «Desde 1910…, vosotras, Hijas de San Pablo, habéis sido pensadas, deseadas, prepara-das…, habéis nacido, crecido hasta el día de hoy».

Siguiendo la invitación del Fundador, que siempre ha abierto vastos horizontes, desde hace 100 años estamos en camino para llevar a todos el Evangelio de la Alegría y de la Paz. Hermanas de todos los con-tinentes, hablamos el lenguaje que el Espíritu ha puesto en nuestros labios y en el corazón: el lenguaje de la fe, el lenguaje del amor para hacernos, como el apóstol Pablo, «todo a todos», el lenguaje de la alegría para llevar, al mundo de hoy, el gozo del Evangelio.

Nuestra congregación tiene ya un rostro completamente internacional: esparcidas en 50 naciones de los cinco continentes, en 230 comunidades, estamos retadas a empezar de nuevo cada día con la fe de los primeros años.

Las comunidades, a menudo multiculturales, son pequeñas luces en el territorio y en las iglesias locales, que irradian el Evangelio con el testimonio de la vida, la elaboración de los contenidos, la apertura valiente al mundo digital y a las nuevas tecnologías, el servicio desde las librerías, las diversas formas de difusión, de animación y de educación, sobre todo al uso de los medios.

El desarrollo progresivo e incesante de las nuevas tecnologías da un rostro siempre nuevo a la misión. La «fantasía de la caridad» está por todas partes en acción y sería imposible hacer memoria del dinamismo apostólico de cada circunscripción, de la creatividad que lleva a valorar, para el Evangelio, cantos, músicas, diseños, vídeo, programas radiofónicos y televisivos, sitios internet y social network…▶

Desde hace 100 años en camino

Sobre los pasos de Pablo, Alberione y Tecla

Hna. Ana María Parenzan, HSP


Nos mueve, en todas las latitu-des, el deseo de comunicar a todos la Palabra que salva. Nos sostiene la invitación de Jesús a «no temer», presente en nuestras capillas, tam-bién en las situaciones más difíciles. En Juba, por ejemplo, en Sudán del Sur, en tiempo de guerra, nuestras hermanas han continuado la misión dejando en el éter mensajes de paz y de reconciliación por medio de emisoras locales.

En Pakistán, las Paulinas se empeñan con todas las fuerzas para ser un signo de comunión, de esperanza, de evangelización. Escribía hace algunas semanas una Hija de San Pablo de 82 años, que aún se mantiene activa con gran entusiasmo en el apostolado en Karachi (Pakistán): «Me siento feliz de donar mi ser y mi vivir en par-ticular por los cristianos, siempre rechazados y pobres, tan necesita-dos de comprensión y de amor… Los cristianos que viven en los poblados no parecen motivados a acrecentar su visión cultural y reli-

giosa, pero es muy fuerte su interés por la música; frecuentan las libre-rías paulinas sobre todo para adqui-rir cd y dvd de cantos religiosos en urdu. Las librerías –prosigue esta hermana– son un centro vital para la comunicación, el encuentro y el sostén para la educación y la vida cristiana… Para mí, la librería es vida para dar vida».

En las librerías, las hermanas paulinas pakistaníes se encuentran con madres y padres de familia que hacen enormes sacrificios para la educación de sus hijos. A menudo se distribuyen bonos, des-cuentos y también obsequios para los pobres y desocupados. Una hermana de la cual, por pruden-cia, no comunicamos el nombre, ha escrito: «En preparación a la Navidad hemos tenido la alegría de ver a los católicos de todas las parroquias de Karachi y de los poblados, venir a comprar por 2 euros, 14 figuritas de yeso para celebrar devotamente la Navi-dad en familia y con los veci-▶

Las comunidades,a menudo multi-culturales, son pe-queñas luces en el territorio y en las iglesias locales, que irradian el Evangelio con el testimonio de la

vida, la elaboración de los contenidos, la apertura valiente al mundo digital y a las nuevas tecnologías, el servicio desde las librerías, las diversas formas de difusión, de animación y de educación, sobre todo al uso de los medios.

Resina, 1 • 28021 Madrid Tel.: 917 987 426 / 427 • Fax: 915 052 050


16 canciones que transmiten el mensaje alegre, fresco y actual de santa Teresa, compuestas e interpretadas por algunos de los cantautores y grupos más

destacados de la evangelización en el mundo: Martín Valverde, Maite López, Brotes de Olivo,

Toño Casado, Roberto Guarneri, Nubia Celis, Amparo Navarro,

Rogelio Cabado, Alborada, Ixcís, Enrique Ascoy...

Canciones dedicadas a santa Teresa

en el V Centenario de su nacimiento

CD

Amigos fuertes Amigos fuertes

de Diosde Dios


nos». Y una periodista musulmana, en las páginas del periódico The Express Tribune, ha descrito la librería paulina en Karachi como un «pequeño centro cris-tiano signo de armonía».

En todas partes, las Paulinas se empeñan en promover, con todos los medios, la paz, la recon-ciliación, la promoción de la mujer cuidando la selección de los contenidos, abriendo nuevos canales pastorales a la misión a través de la «edu-comunica-ción», entrando con valentía, y como apóstoles, en el mundo digital, donde las redes de comunicación humana han alcanzado un desarrollo inaudito.

Nuestra presencia en el mundo digital, debería caracterizarse por la fuerza del testimonio, por la capacidad de narrar una experiencia que puede inci-dir sobre las selecciones, sobre los juicios de valor de

nuestros interlocu-tores. Se llevan a la web los valores que se viven en la vida. «¡Vivir de Dios! y dar a Dios», decía el P. Alberione.

Nuestro compromiso de hacer la caridad de la verdad, nos estimula a presentar la belleza, la fas-cinación de ser cristianos; a ser capaces de narrar, mediante toda la comunicación, la alegría de un encuentro que ha transformado, antes que nada, nuestra existencia.

Nos sentimos apremiadas, también por los con-tinuos reclamos del papa Francisco, a hacer resonar la palabra, a ser una congregación «en salida» para▶

Maestra Tecla Merlo , mujer y apóstol de la comunicación

Teresa Merlo (1894-1964), primera Madre General de las Hijas de San Pablo, se encuentra en su camino de muchacha de salud frágil, con el P. Santiago Alberione, fundador de la Familia Paulina, que le propone dirigir un taller de costura abierto en Alba (Cúneo, Italia). Es el primer paso hacia la realización del sueño del P. San-tiago, el de fundar una asociación, también en femenino, de tipógrafos, escritores, catequistas, difusores de libros y objetos sagrados. No obstante las enormes difi-

cultades económicas, eclesiásticas y civiles, las seguidoras del P. Alberione comienzan con el hacerse cargo del semanario diocesano La Valsusa.

Cuando, en 1922, Teresa emite los votos religiosos entre las primeras Hermanas de San Pablo (conocidas también como Paulinas), siguiendo la costumbre del tiempo, cambia su nombre por el de Tecla, en honor de la seguidora de Pablo de Tarso. El P. Alberione, al nombre de Tecla, le añade el apelativo de Maestra. Así se convierte para todos en Maestra Tecla.

Maestra Tecla se siente deudora del Evangelio hacia todos los que va encontrando en su camino e invita constantemente a las misioneras a evangelizar a los pobres de fe, a los alejados de la Iglesia y de Dios, a todos los que viven en las periferias de la existencia. Cuando, en 1961, va al Kongo a visitar a las Hermanas misioneras, les confía un compromiso que hace clara referencia a las cartas de San Pablo: «Asumid la hermosura y las miserias, las metas y los caminos de los pueblos con los que vivís, sus hábitos y sus costumbres, los estilos, la fiesta y el dolor; todo os afecta como cosa vues-tra. En todo esto, predicad el Evangelio con los instrumentos que se os han dado». Maestra Tecla nunca es convocada por los «grandes», pero llama la atención de las personas por la simplicidad y la espontaneidad con que se pone en contacto con ellas. Desconocida por los más, cuando muere, el 5 de febrero de 1964, la noticia pasa casi inadvertida. Su desaparición no suscita el clamor de los organismos de información, pero no es así para los Paulinos y las Paulinas, quienes, por el contrario, consideran su muerte como una gran pérdida para la Familia Paulina y para la Iglesia.


llevar a los hombres y a las mujeres de hoy el consuelo de Dios, para elaborar contenidos que toquen el cora-zón, que hagan vibrar, que calienten la vida de las muje-res y de los hombres, que «despierten» la sociedad.

El reto para nosotras está en llegar a ser mujeres de comunicación y de esperanza, personas que escuchan y viven la Palabra y la comunican con todas las tecno-logías de la comunicación y, sobre todo, con la vida.

Llevo en el corazón, los ojos luminosos de tantas hermanas ancianas que expresan con la existencia la belleza de la fe y son por lo tanto plenamente evan-gelizadoras, incluso en la enfermedad, en la pérdida de las fuerzas… Son mujeres apóstoles realizadas de la manera más completa porque lo han dado todo, no se han reservado nada para sí mismas; son real-mente madres que siguen engendrando la vida de las personas que nunca conocerán… ¡La fecundidad de la fe no tiene límites de tiempo ni de espacio!

El Centenario de fundación, nos incita a escribir páginas nuevas de vida evangélica y paulina; a ser, a ejemplo de M. Tecla, nuestra cofundadora, mujeres apasionadas, signos proféticos en la sociedad de hoy, asumiendo la herencia del continuo progreso, fiadas siempre del Fundador: «Siempre sobre los pasos de Pablo… No habléis de lo que está hecho, en camino hacia la eternidad».CP

«Las Paulinas debemos ser mujeres de comunicación y de esperanza, perso-nas que escuchan y viven la Palabra y la comunican con todas las tecnolo-gías de la comunicación y, sobre todo, con la vida».

28043 MADRID - Carril del Conde, 62Tel.: 917 218 984 - Fax: 917 590

28043 MADRID - Carril del Conde, 62Tel.: 917 218 984 - Fax: 917 590 204

E-mail: [email protected] - www.paulinas.es

Enséñame a orarP.V.P. 10,50

Oraciones en pequeños gestos P.V.P. 12,20

Hablamos con Jesús, nuestro amigo - P.V.P. 7,00

La vida de Jesús P.V.P. 13,00

Oraciones para colorearP.V.P. 9,00

Juego bíblico P.V.P. 13,50

Los niños también rezan

Los niños también rezan


El X Capítulo General de la Sociedad de San Pablo, en el que han participado 60 Paulinos, se ha celebrado en Ariccia (Roma), del 25 de enero al 15 de febrero de 2015. Durante el transcurso del

mismo el P. Valdir José de Castro, brasileño de 54 años, hasta ahora Superior Provincial de Brasil y Director de la Facultad de Tecnología y Comunicación (FAPCOM), con sede en São Paulo (Brasil), ha sido elegido Superior General de la Sociedad de San Pablo para el próximo sexenio (2015-2021).

El nuevo Consejo General de la SSP, que acompañará al P. Valdir José de Castro, quedó constituido de la siguiente forma: P. Jose Pottayil, indio de 63 años, hasta ahora Director General de Apostolado de la Provincia India-Nigeria-Gran Bretaña-Irlanda; P. Vito Fracchiolla, italiano de 68 años, hasta ahora Superior de la comunidad de Milán (Italia), y Secretario ejecutivo del Grupo Europa-Congo; Hno. Luigi Bofelli, italiano de 64 años, hasta ahora auxiliar del Economato General; P. Celso Godilano, filipino de 58 años, hasta ahora Vicario General; P. José Salud Paredes, mexicano de 61 años, repite mandato como Consejero General; Hno. Darlei Zanon, brasileño de 36 años, hasta ahora Director Editorial de PAULUS Portugal. Concluida la elección del Consejo General, de acuerdo con lo previsto en la normativa de los Paulinos, el P. Vito Fracchiolla fue elegido Vicario General.

La Asamblea Capitular aprobó también los objetivos, las prioridades y las líneas de acción para el próximo sexenio (2015-2021). Asimismo antes de concluir las sesiones del X Capítulo General, se aprobó una Declaración capitular, de 10 puntos, titulada: Evangelizar hoy con alegría como apóstoles comunicadores y como consagrados. Por la importancia de esta Declaración capitular reproducimos a continuación íntegra-mente su contenido.▶

X Capítulo General de la Sociedad de San Pablo

Evangelizar hoy con alegría como apóstoles comunicadores y como consagrados

P. Juan Antonio Carrera, SSP


Evangelizar hoy con alegría

1. Desde los orígenes de nuestra Familia religiosa, el Magisterio de la Iglesia ha iluminado nuestro carisma. A los cien años del nacimiento de la Socie-dad de San Pablo, acogemos con gratitud la exhor-tación Evangelii gaudium del Papa Francisco, que nos ofrece el estímulo para una fidelidad creativa al don recibido, y estamos dispuestos a vivirlo plenamente al alba del nuevo milenio.

2. Comunicar el Evangelio en la cultura de la comunicación, no es para nosotros una decisión opcional; es un deber vinculante: «¡Ay de mí si no anuncio el Evangelio!» (1Cor 9, 16). Confirmamos, por tanto, el compromiso de realizar, en favor de los hombres y mujeres de nuestro tiempo, este urgente y delicado cometido, y de hacerlo con alegría. Nos lo dijo el papa Francisco en la audiencia que conce-dió a la Familia Paulina el 27 de noviembre de 2014, como conclusión del Año centenario, animándonos a «proseguir en el camino» abierto por nuestro beato Fundador el P. Santiago Alberione, «mante-niendo siempre la mirada abierta a amplios horizon-tes»: «La alegría del don recibido por puro amor se

comunica con amor. Gratuidad y amor. Solo quien ha experimentado esa alegría la puede comunicar, más aún, no puede menos de comunicarla, porque “el bien siempre tiende a comunicarse” (EG 9)».

Como apóstoles comunicadores

3. Frente a los desafíos que las circunstancias actua-les presentan a nuestra misión específica, reforza-mos la confianza en la asistencia del Maestro divino: ha sido él quien nos ha encomendado este ministerio (cf 2Cor 3, 5-6). Al mismo tiempo, nos compro-metemos a apuntar a una formación continua, que comprenda también una preparación de todos los miembros en el campo de la comunicación: su natu-raleza, sus medios, sus leyes, sus lenguajes. Solo así podremos vivir una «diaconía digital».

4. Sabemos, sin embargo, que nuestra misión no se identifica con el uso de uno u otro medio de comunicación, sino con el hecho mismo de comuni-car a todos, de manera rápida y eficaz el Evangelio de Jesucristo, con el espíritu del Apóstol Pablo. El beato Santiago Alberione nos enseña: «El fin que se quiere alcanzar es el que impone los medios…» (Ut perfectus sit homo Dei, II, 193). Por otra parte, constatamos▶

Comunicar el Evangelio en la cultura de la comunicación, no es para noso-tros una decisión opcional; es un deber vinculante: “¡Ay de mí si no anuncio el Evangelio!” (1Cor 9, 16).

Gobierno General de la Sociedad de San Pablo. Acompañarán al Superior General, P. Valdir José de Castro (centro) los Conse-jeros Generales (de izquierda a derecha): Hno. Darlei Zanon, P. José Salud Paredes, P. Vito Fracchiolla, P. Celso Godilano, Hno. Luigi Bofelli y P. Jose Pottayil.


que, aunque la comunicación ha abarcado a todo el mundo, gran parte de la humanidad está aún excluida del uso y de los beneficios de las comunicaciones de vanguar-dia. A todos sin excepción lleva-remos el mensaje evangélico que libera y transforma. Somos Iglesia y queremos ser, con la Iglesia, una

Congregación «en salida», «en camino» para ponernos junto a los «nuevos macedonios» (cf He 16, 9) que nos interpelan: las actuales multitudes sin pastor, las minorías olvidadas, los excluidos, los afec-tados de cualquier tipo de enfer-medad, los pisoteados sociales, los jóvenes no escuchados o víctimas de las modernas dependencias, los desempleados y los emigrantes, los hambrientos de pan y de verdad, quienes han excluido a Dios de su existencia, los que han perdido el sentido de la vida…

5. Lo de «Todo lo hago por el Evangelio» (1Cor 9,23) nos perte-

nece también a nosotros, que tene-mos a Pablo como padre, maestro y protector; caminando sobre sus huellas, nos consideramos deudo-res de todos y queremos hacernos «todo a todos para salvar sea como sea a alguno» (1Cor 9,22). A pesar de que las dificultades son muchas, el Señor está con noso-tros: «Reboso de gozo en medio de las tribulaciones» (2Cor 7,4). Dejémonos sorprender por la constante creatividad divina: solo recuperando la frescura original del Evangelio brotarán «nuevos caminos, métodos creativos, otras formas de expresión, signos más elocuentes, palabras cargadas de renovado significado para el mundo actual» (EG 11).

6. Aun «no hablando solo de religión, sino de todo cristiana-mente» (AD 87, cf AE V 159), ofrecemos a todos el Evangelio, que no es un conjunto de con-ceptos o de formalidades norma-

tivas, sino la Persona misma de Jesucristo, Camino, Verdad y Vida (Jn 14,6), Maestro único (Mt 23,10), Salvador del mundo. Del encuentro personal con Cristo brotarán la «conversión pasto-ral» y el impulso misionero que nos llevará a salir de nuestras estériles seguridades para llegar a todos, alcanzando incluso las fronteras existenciales, culturales

y geográficas del pre-sente. «Hoy, que las redes y los instrumen-tos de la comunicación humana han alcanzado desarrollos inauditos, sentimos el desafío de

descubrir y transmitir la “mística” de vivir juntos, de mezclarnos, de encontrarnos, de tomarnos de los brazos, de apoyarnos, de partici-par de esa marea algo caótica que puede convertirse en una verda-dera experiencia de fraternidad, en una caravana solidaria, en una santa peregrinación» (EG 87).

Y como consagrados

7. Para comunicar a Cristo sal-vador, consideramos indispen-sable vivirlo nosotros mismos▶

A todos sin excepción llevaremos el mensaje evan-gélico que libera y transforma. Somos Iglesia y queremos ser, con la Iglesia, una Congregación «en salida», «en camino» para ponernos junto a los «nuevos macedonios» (cfr. He 16, 9).


respondiendo a su amor que nos precede: «…Me amó y se entregó por mí» (cf Gal 2,20). Con este fin, hemos pedido con insistencia, en estos días: «O divino Espí-ritu…, renueva en nuestra Familia, a cien años de su nacimiento, los prodigios de un nuevo Pentecostés». Esta acción del Espíritu rea-vivará en nosotros la «doble llama» del amor a Dios y a los hombres, dondequiera que estén. De este fuego brotará la alegría de anunciar a Cristo, adoptando las nuevas formas, los nuevos lenguajes y las nuevas estructuras dictadas por las exigencias operativas y sugeridas por la «fantasía de la caridad» (PAPA FRAN-CISCO, Audiencia a la Familia Paulina, 27 de noviembre de 2014).

8. Conscientes de nuestras «faltas de correspon-dencia al exceso del amor divino», nos encomen-damos, como Pablo, a Aquel que es más fuerte que nuestros miedos y debilidades. La misión que se nos ha encomendado nos exige un estilo de vida que no conoce medias tintas; un nuevo vigor en el caminar juntos, como comunidad evangelizadora; una entrega apostólica incondicional, propia de las almas que Dios reserva para las grandes empresas. Así seremos capa-ces de suscitar entusiasmo espiritual en los hermanos y en los laicos que desempeñan con nosotros las▶

Del encuentro personal con Cristo brotarán la «conversión pastoral» y el impulso misionero que nos llevará a salir de nuestras estériles seguridades para llegar a todos, alcanzando incluso las fronteras existenciales, culturales y geográficas del pre-sente...

Para comunicar a Cristo salvador, consi-deramos indispensable vivirlo nosotros mismos respondiendo a su amor que nos precede: «…Me amó y se entregó por mí» (cf Gal 2,20).


obras apostólicas; aumentará la fuerza de nuestro testimonio y se convertirá en la más eficaz propuesta vocacional; daremos nuestra contribución «en la cons-trucción de una convivencia pací-fica entre los pueblos y en la custodia de lo creado» (EG 257); asumiremos el progreso tecnoló-gico como un don de la Providen-cia; escrutaremos con optimismo el futuro de la Congregación y estaremos en grado de realizar el proyecto que Dios nos ha enco-mendado en estrecha comunión con toda la Familia Paulina.

9. Reforzados en la esperanza y en la alegría, recorreremos los nuevos senderos del espíritu misionero, «no dejando espacio a lagunas y fantasías, a inútiles nostalgias, a sentimentalismos vacíos», sino «caminando siem-pre por la vía maestra, a la luz

y al sol», «viviendo cada día la profesión liberadora» y realizando generosamente la misión que nos compete en la Iglesia, «fiándonos de Dios» y encontrando en el Evangelio la fuente de nuestra felicidad. «La alegría –nos enseña el Fundador– es fácil para cual-quiera que tenga el verdadero, práctico y concreto concepto de la vida» (CISP 281).

10. María, Reina de los Após-toles, cuya misión es la de «dar a Jesucristo al mundo» (cf Ut perfectus sit homo Dei, IV 267), renueve en cada uno de nosotros el impulso y la belleza de la fe, esa misma fe que animó a san Pablo, al beato Santiago Alberione, al beato Timoteo Giaccardo y a tantos hermanos y hermanas de la Familia Paulina que lo «han dado todo» para hacer a todos la cari-dad de la verdad.CP

Reforzados en la esperanza y en la alegría, recorreremos los nuevos senderos del espí-ritu misionero..., «fiándonos de Dios» y encontrando en el Evangelio la fuente de nuestra felicidad.


Hay personas –se dice- que «cantan como los ángeles». Nosotros hemos de cantar como personas de carne y hueso, porque también hay gente que es capaz de hacer llorar a los ángeles con su

canto; otros tal vez los hagan correr a esconderse. Sea cual sea nuestra capacidad para el canto, conviene cantar un poco todos los días, porque así nos ponemos en contacto con el gran canto de la creación, sin olvidarnos de la sonoridad que emana del silencio; porque en toda composición musical hay silencios, pequeños descansos que detienen el sonido para hacernos gustar con mayor plenitud el conjunto. Y hay silencios que tienen mayor sonoridad que las propias notas musicales, como es el silencio del calderón del Aleluya de El Mesías, de G. F. Haëndel antes del último Aleluya. Es un silencio lleno de sonoridad, emoción, cargado de tensión y que nos prepara a recibir el último Aleluya. Hay que descubrir la absoluta belleza del silencio aun en medio del paso acelerado de la vida, disfrutando de los momentos de reposo.

La buena música es capaz de suscitar una especie de vendaval en las conciencias. «El arte es un hachazo en la conciencia», decía Kafka. La gente está harta de tanta superficialidad, de tanta vaciedad, de tanta mediocridad, de tanto «ligth» y desea profundidad y hondura de vivencias para alimentar su espíritu, para la vida.

I.- La belleza del canto, refl ejo de la belleza de Cristo.

La belleza del canto solo tiene por finalidad ser reflejo de la belleza de Cristo. El texto, la melodía, las voces, el acompañamiento, la interpretación buscan y han de buscar esa belleza. El canto acompañado de la música, al abrirnos a ese misterio en la liturgia de la Iglesia, nos ayuda a sentirnos Iglesia que se une a Cristo. Nuestras voces vienen a ser una sola voz de la Iglesia que quiere ser y busca ser la voz de Cristo.

La belleza del canto5. Liturgia y Pastoral

Antonio Alcande Fernández


Celebrar pide cantar: el canto celebra y la celebración canta

Toda celebración pide el canto. Partimos del hecho de que la Eucaristía, los distintos sacra-mentos, la Oración de las Horas, etc., son una cele-bración. Y celebrar es una palabra que pide cantar. Porque es una manifestación visible, audible, sensible y gozosa de realidades invisibles, de acontecimientos salvíficos actualizados en aquel día, en aquella fiesta, en aquella hora, vividos intensamente en la fe de la Iglesia por la asamblea litúrgica, congregada en la presencia regocijante del Señor resucitado, como comunidad que se expresa en la Palabra de Dios que se proclama, se desborda con cantos que responden en con-cordia de voces y corazones, que se une en ora-ción común que les hace más fuertes, en actitudes y gestos corporales comunitarios. La belleza del canto solo tiene por finalidad ser reflejo de la belleza de Cristo.

Texto, melodía, rito, interpretación, etc. han de buscar esa belleza. Todo canta en una verda-dera celebración. El canto celebra y la celebra-ción canta.

«Desde la belleza de lo sagrado, el espíritu se eleva más fácilmente a lo invisible...: toda la celebración prefigura con más claridad la Liturgia santa de la Nueva Jerusalén», nos dice la MS, nº 5, hablando del canto en la Liturgia. Una bella celebración, en todos sus aspectos sin olvidar los cantos, es la mejor invitación a participar en ella. Si nos asomáramos a las puertas del cielo y oyéra-mos las armonías angélicas, ¿no nos entusiasmaría participar en ellas?

Canto y Música son la ofrenda viviente del hombre enamorado de Dios que se une a los hermanos, consciente que el Señor «puso en mi boca un cántico nuevo, un himno a nuestro Dios» (Salmo 40). Al celebrar esta liturgia terrenal nos adentramos en la alabanza celeste; y es que los cánticos de la tierra de alguna manera han de parecerse a los del cielo.

Al dar la música a las palabras un espacio nuevo, dándoles su fuerza de impregnación, la calidad del repertorio que elijamos o seleccio-

nemos hará que el canto sea una oportunidad para la fe de la comunidad y su celebración, un catecismo para nuestras asambleas. Y es que «los cantos litúrgicos pueden ser hoy lo que en otro tiempo eran las portadas, los capiteles, las esculturas o las vidrieras: catecismo y biblia para la fe del pueblo1».

Una bella celebración

Una bella celebración, en todos sus aspectos, sin olvidar los cantos, es la mejor invitación a parti-cipar en ella. La Iglesia ha privilegiado siempre

1 SNL, Canto y Música en la celebración. Edice. Madrid 1992, pp.75-76.

Celebrar es una palabra que pide cantar. Porque es una manifestación visible, audible, sensible y gozosa de realidades invisibles, de aconteci-mientos salvífi cos actualizados en aquel día, en aquella fi esta, en aque-lla hora, vividos intensamente en la fe de la Iglesia


el canto porque está unido a la palabra dándole la primacía al texto. Por tanto, es imprescindible que el canto y la música sirvan para expresar y confesar la fe de la Iglesia, que los cantos estén al servicio de la fe y de la celebración, y se tenga en cuenta que la celebración litúrgica es ante todo confesión y celebración de lo que la Iglesia cree.

Las celebraciones de la fe son fundamental-mente signos de la fe de la Iglesia, la expresión comunitaria de esa fe. Por ello, es imprescindible que el canto y la música sirvan para expresar y confesar la fe de la Iglesia, que el canto y la música estén al servicio de la fe y de la cele-bración. A través del canto, esa fe no solo es expresada, sino expresada y vivida, gozosa, lírica y bellamente: “Quiero que mi pueblo rece bella, her-mosa y artísticamente” (San Pío X).

Los cantos, hoy en día, nos tienen que ayudar a superar el nivel informativo de la fe para impli-carnos en el nivel de confesarla vivencialmente, es decir, cantos que nos hagan pasar de la didác-tica a la expresión de la fe, de la información a la mistagogía, de conocerla intelectualmente a abrazarla gozosamente, cantos que nos permitan dar el paso de lo implícito a lo explícito.

El cantar en la liturgia es un acto de fe y de adoración que hace posible al hombre expresar lo divino, a través de la rica gama de los sonidos; fe y adoración que nacen de un auténtico “sensus Ecclesiae”, «sentir con la Iglesia».

La Iglesia prefi ere la celebración con canto.

La Iglesia ha manifestado repetidas veces su pre-ferencia por la celebración con canto, porque “mediante la unión de las voces se llega mejor a una más profunda unión de corazones”, y porque “nuestro Dios merece una alabanza armoniosa” (Sal 146,1); “Cantaré al Señor mientras viva, tañeré para mi Dios mientras exista: que le sea agradable mi poema, y yo me alegraré con el Señor” (Sal 140,33-34); “Dios mío, te cantaré un cántico nuevo, tañeré para ti el arpa de diez cuerdas” (Sal 144,9); “Dichoso el pueblo que sabe aclamarte” (Sal 89,16) canta el salmista.

Porque «nada hay más festivo y más grato en las celebraciones sagradas que una asamblea que, toda ella, expresa su fe y su piedad por el canto» (MS, 16; SC 112). Por tanto, «nada de viejos estribillos. ¡Ruta nueva, hombre nuevo, cántico nuevo!»

La música es el único arte que se practicará en el cielo. San Francisco de Asís dice: «¡Que toda nuestra vida sea siempre una canción» Y canta, salta y baila para Dios, proclamando «¡ El sentido de la vida es cantarte y alabarte!». Alabar es lo que haremos durante toda la eternidad (Ap. 5, 9-13).

El cantar en la liturgia es un acto de fe y de adoración que hace posible al hombre expresar lo divino, a través de la rica gama de los sonidos.


Alabar a Dios es más una actividad del corazón que de los labios.

Jesús, el «Orfeo divino», habla y canta también hoy en día a través de muchos predicadores, del testimonio de muchos cristianos, cantantes y músicos que quieren servir de expresión al Impro-nunciable y que, como Jesús, cantan alto y claro, llenos de alegría y amor. Si escuchamos esa música o esas palabras nos sentimos transformados, llega-mos hasta el más profundo rincón del silencio, que está limpio, claro y lleno del amor de Dios.

La música se convierte en un camino para abandonar nuestra antigua existencia y abrirnos al cielo. Nos confiere una nueva identidad: ya no nos definimos por aquello que comemos o por nuestras preocupaciones cotidianas, sino por la melodía interior que llevamos en nuestros corazones.

En el Cristo armónico se integran todos los valores. Él es el animador y director de la sinfonía cósmica que «resuena desde el Oriente hasta el Ocaso» (S.Agustín, Enarr. In ps. 69). Él es el Músico y la Música misma y para Él se dirige nuestra música: «Voy a cantar la bondad y la justicia, para ti es mi música, Señor» (Sal. 100, 1). «Alabad al señor, que la música es buena; nuestro Dios merece una alabanza armoniosa» (Sal. 146,1). «Cantad al Señor un cántico nuevo porque ha hecho maravillas» (Sal.97, 1). La música nos pone en contacto con la recóndita melodía de lo más pro-fundo de nuestra alma, la que nos abre a Dios; por eso, precisamente, alabar a Dios es más una actividad del corazón que de los labios.

¡Que el Señor nos enseñe a cantar sus ala-banzas sobre la tierra hasta que las cantemos en el cielo!

II. La alabanza a Jesucristo, destina-tario de la belleza del canto.

La belleza del canto, como la belleza de la litur-gia, en general, es la belleza de Jesucristo en nuestras vidas. El salmista, desde el fondo de su corazón le alaba y confiesa:

Me brota del corazón un poema bello,recito mis versos a un rey;…Eres el más bello de los hombres,en tus labios se derrama la gracia,el Señor te bendice eternamente.

Hijas de reyes salen a tu encuentro,de pie a tu derecha está la reinaenjoyada con oro de Ofir.Escucha, hija, mira: inclina el oído,olvida tu pueblo y la casa paterna;prendado está el rey de tu belleza,

Ya entra la princesa bellísima…(Salmo 44).

La belleza, la hermosura, atributo de Dios, es una belleza creadora, salvadora. Belleza mani-festada en un principio en la armonía de la crea-ción, en la naturaleza que nos rodea, el cosmos, las criaturas. Belleza que se nos muestra en el

La belleza del canto, como la belleza de la liturgia, en general, es la belleza de Jesucristo en nuestras vidas.


hombre, «creado a imagen y semejanza de Dios» (Gn. 1,26) según un diseño de artista. El diseño que Dios ha hecho para cada uno de nosotros, para nuestra vida es una obra de arte, un diseño de amor, mostrado, plasmado por el propio Espíritu en el bautismo de Jesucristo «Este es mi hijo amado en quien me complazco» (Mt 3, 16-17). Una de las antiguas Odas de Salomón comenta: «La Paloma voló sobre la cabeza del Señor y salmodió sobre Él, y el Señor mostró el diseño de su amor, diseño de arte inefable para cada hombre… Mas los diseños se perdieron, los diseños de aquellos que no quisieron hacer su voluntad» (Oda 24 de Salomón). ¡Cuán-tas veces el hombre desprecia el diseño creador sobre el ser humano y queremos ser el alfarero de nuestra propia arcilla. Lo que Dios ha hecho no nos gusta y pretendemos cambiar la belleza de Dios por la de nuestro propio criterio miope, egoísta, torpe… «mas los diseños se perdieron, los diseños de aquellos que no quisieron hacer su voluntad» (Oda 24).

Cuando era esclavo de mi voluntad, vivía en una soledad profunda, carecía de sentido mi vida y no podía vivir en paz. ¡Y la paz se recupera cuando ponemos nuestra libertad y voluntad, el haber y el poseer en las manos de Dios, entrega-dos voluntariamente por el hombre:

«Tomad, Señor, y recibidtoda mi libertad, mi memoria,mi entendimientoy toda mi voluntad, todo mi haber y mi poseer;Vos me lo diste;a Vos, Señor, lo torno;todo es vuestro,disponed todo a vuestra voluntad;dadme vuestro amor y gracia,que esto me basta»(Ejercicios Espirituales, 234.San Ignacio de Loyola, 1491-1556).

Y un hijo de San Ignacio, José Luis Blanco Vega, expresa, o mejor, desarrolla en liras o décimas el pensamiento de San Ignacio en “Tomad, Señor, y recibid”. He aquí el poema de José Luis Blanco Vega, propuesto en el himnario español para el Oficio de lectura del Común de santos Varones:

«Desde que mi voluntadestá a la vuestra rendida,conozco yo la medidade la mejor libertad.Venid, Señor, y tomadlas riendas de mi albedrío;de vuestra mano me fíoy a vuestra mano me entrego,que es poco lo que me niegosi yo soy vuestro y vos mío.

A fuerza de amor humanome abraso en amor divino.La santidad es caminoque va de mí hacia mi hermano.Me di sin tender la manopara cobrar el favor;me di en salud y en dolora todos, y de tal suerteque me ha encontrado la muertesin nada más que el amor»

«La música se convierte en un camino para abandonar nuestra antigua existencia y abrirnos al cielo. Nos con-fi ere una nueva identidad: ya no nos defi nimos por aquello que comemos o por nuestras preocupaciones cotidianas, sino por la melodía interior que llevamos en nuestros corazones».


III.- Enamorados de la belleza divina

«La belleza salvará al mundo» escr ibió Dostoievski (1821-1881) en su novela El Idiota2. En efecto, la belleza salvará a la Tierra, salvará al ser humano y nos salvará de ser infelices y de hacer daño por serlo. La belleza nos salvará para poder gozar más haciendo el bien. La música, expresión máxima de la belleza, y su hermana menor la poesía, salvó también a muchos en los campos de Theresienstadt y Ausschwitz. La belleza que no solamente encanta, sino que además conmueve; la belleza que llena el vacío cuando está lleno de vibraciones.

El hombre moderno ansía, busca y se afana por la belleza, olvidando a su Hacedor, la Belleza absoluta. Nuestro siglo XXI está definido, más que como siglo de la razón (Santo Tomás), como el siglo de la estética, de la belleza (el siglo de San Agustín):

«¡Tarde te amé, belleza tan antigua y tan nueva, tarde te amé! Y ved que tú estabas dentro de mí y yo fuera, y por fuera te buscaba; y deforme como era, me lanzaba sobre estas cosas hermosas que tú creaste. Tú estabas conmigo, mas yo no lo estaba contigo. Reteníanme lejos de ti aquellas cosas que, si no estuvieran en ti, no serían. Llamaste y clamaste, y rompiste mi sordera; brillaste y resplandeciste, y fugaste mi

2 F. DOSTOIEVSKI, El Idiota, p.III. cap.V

ceguera; exhalaste tus perfumes y respiré, y sus-piro por ti; gusté de ti y siento hambre y sed; me tocaste y me abrasé en tu paz3». «Que mi espí-ritu te alabe, para que pueda llegar a amarte4».

En la experiencia de Dios he conocido la armonía, el equilibrio, la belleza del amor recreador en el misterio de la cruz, el descanso, el sosiego y la paz. Jesucristo fue el único que aceptó el diseño de Dios, cumpliendo siempre la voluntad del Padre; por eso es «el más bello de los hombres» y en sus labios que bendicen, testi-monian y que dan gloria a Dios «se derrama la gracia».

Hoy sigue vigente la profética afirmación de Dostoievski: «La belleza salvará al mundo». La belleza que puede salvar el mundo es la contem-plación de la armonía universal, es esa belleza indecible que el hombre descubre en un instante en el que es capaz a través de la contemplación de la naturaleza y lo bello de desvelar el miste-rio del mundo, la unión de Dios y la naturaleza, la unión de la naturaleza y Dios, y la unión del hombre con Dios.

Necesitamos enamorarnos de la «belleza», en este mundo que estamos maltratando a tantos niveles, y convirtiendo la belleza de la tierra, nuestra casa, en un espacio cada día más difícil para habitar y vivir.

3 SAN SGUSTÍN, Confesiones, 10, 28, 384 Ibidem

«Desde que mi voluntadestá a la vuestra rendida,conozco yo la medidade la mejor libertad.Venid, Señor, y tomadlas riendas de mi albedrío;de vuestra mano me fíoy a vuestra mano me entrego,que es poco lo que me niegosi yo soy vuestro y vos mío».


Juan Pablo II recogió en uno de sus mejores documentos, i. e. la Carta a los artistas que «el desarrollo de la belleza ha encontrado su savia pre-cisamente en el misterio de la Encarnación, que introduce en la humanidad toda la riqueza evangé-lica del bien y de la verdad, y con ella manifiesta una nueva dimensión de la belleza». También recoge en esta Carta a los artistas unas hermosas palabras de san Buenaventura: «Contempla en las cosas bellas al Bellísimo y, siguiendo las huellas impresas en las criaturas, seguía a todas partes al Amado».

La belleza es, pues, el camino para adentrarnos en el Misterio de Dios. La belleza entendida como expresión del misterio de Dios es un vehículo de comunicación, un cauce indispensable para la evan-gelización. Hay que volver a la belleza como un camino que conduce, como decía Urs von Balthasar, a la verdad y al amor. Hay que suscitar la contem-plación y el deseo de lo bello, formar la sensibilidad del creyente y no creyente y alimentar la pasión por todo lo que es expresión de belleza del genio humano (literatura, poesía, música, artes escénicas, etc.etc.) y, por tanto, reflejo de la belleza divina. Toda persona creyente debe ser creador de belleza, y apasionado por toda manifestación de belleza.

«La belleza entendida como expresión del mis-terio de Dios es un vehículo de comunicación, un cauce indispensable para la evangelización. Hay que volver a la belleza como un camino que conduce a la verdad y al amor».


Los santos Padres inculcarán a toda la asamblea que al cantar no se limite a repetir sonidos sin vida, sino que preste atención a las palabras que canta, tratando de penetrar en el sentido espiritual de las mismas. Es decir, hay que procurar «cantar no solo con la voz, sino también con el corazón» (San Jerónimo). Y lo que se canta con la voz y con el corazón hay que confi rmarlo con las obras. Hay que llevar el canto a la vida:

«Considera que lo que cantas de boca lo creas con el corazón, y lo que crees de corazón lo confi r-mes con tus obras» (San Gregorio Magno, del ceremonial para instituir cantores).

San Agustín insiste en que la alabanza, para que resulte agradable a Dios, debe resonar en la vida:

«¿Quieres que la alabanza resulte agradable a tu Dios? No juntes al buen canto la estridencia de tus malas costumbres... Naturalmente quieres estar en paz con Aquel a quien tú alabas: ¿y cómo quieres tener paz con Él, cuando estás en disonancia contigo mismo. Sí, una cosa resuena en tu lengua y otra cosa indica tu vida» (San Agustín, Enarr. in ps. 146,3; y Sermo 34, 6).

Las palabras que cantan nuestros labios deben ir de acuerdo con nuestra vida, nuestras costum-bres y nuestro testimonio:

Alabemos al Señor, hermanos, con la vida y con la lengua, de corazón y de boca, con la voz y las costumbres. Dios quiere que le cantemos el Aleluya de forma que no haya discordia en quien le alaba. Comiencen, pues, por ir de acuerdo nuestra lengua y nuestra vida, nuestra boca y nuestra conciencia. Vayan de acuerdo, repito, las palabras y las costumbres, no sea que las buenas palabras sean un testimonio contra las malas costumbres (San Agustín, Sermón 256).

Lee y medita

1. «Solo el hombre nuevo puede cantar el cántico nuevo».(SAN AGUSTÍN, Comentario al Salmo 97. Sermón 34).

2. «Cuanta más agua lleva un río, menos ruido hace» (Beethoven, apunte en el margen de una de sus sinfonías)

3. «Si cantas a la belleza, aunque estés solo en el corazón del desierto, tendrás público»(Khalil Gibran).

«Alabado seas, mi Señor, por las danzas y las risas;por ese sol que brilla en las pupilas de los niños;por las tiernas canciones, por las canciones de amor.Alabado seas, Tú, -Señor de la música-.Tú solo eres capaz de sembrarla auténtica armonía en cada corazón»(Jean-Philippe Carthier, concertista).

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Cooperador paulino_Comunicación y pastoral 23CoCoopopereradadoror papaulululinininooo CC ii iióó tt llll

Carta al P. Alberione«Mirada limpia para reconocer al Señor»

E stimado padre Santiago Alberione:

Después de la Resurrección, Cristo Jesús, en persona, se acercó, y se puso a caminar con los discípulos de Emaús. Y nos dice el evangelista que «sus ojos no eran capaces de reconocerlo».

Desde aquella secuencia de la presencia de Jesús entre sus amigos, han pasado muchos años. Y Jesús sigue siendo el «gran desconocido». Son los hombres y mujeres que no tienen el don sobrenatural de la fe, la han perdido o no la han hecho crecer.

Es momento de recordar las palabras de Juan el Bautista que dirigió a sus contemporáneos: «En medio de vosotros está uno a quien no conocéis».

Muchas veces no descubrimos el amable rostro de Cristo «porque miramos con ojos cansados o turbios». Pero el Señor ha querido dejarnos una fuente purificadora que limpia nuestra mirada y hace penetrante la fe: El sacramento de la alegría y perdón.

¿Cómo están nuestros ojos? ¿Están nuestros ojos cansados, faltos de entusiasmo, sarcásticos, sin vida, muertos? ¿Están apagados como para ser incapaces de abrirse a lo sorprendente? ¿Han perdido su inocencia? ¿Hay todavía un niño escondido en algún lugar detrás de ellos?

Con paciencia, Jesús devuelve la fe, la esperanza y el entusiasmo a estos discípulos. Ellos, además se dejaron ayudar, recuperan la alegría y el amor

La desesperanza es una cosa curiosa. Principalmente, perdemos la esperanza no porque crezcamos hastia-dos de los desengaños y sufrimientos de la vida y, al final, veamos que la vida exige soportar demasiado. Más bien perdemos la esperanza por la razón contraria, a saber, crecemos cínicos de alegría. La alegría se funda en experimentar la vida como fresca, nueva, original, como hace un niño, con una cierta pureza de espíritu.

Nuestros ojos no crecen cansados, más bien se entierran. Eso es lo que causa la mirada vacía y sin pasión. Los cuerpos se cansan, pero los ojos son ventanas al alma y siempre están ansiosos de ver. Uno de los contrastes entre el cristianismo y el budismo tiene que ver con los ojos. El santo budista está siempre representado con sus ojos cerrados, mientras el santo cristiano los tiene siempre abiertos. El santo budista tiene un cuerpo terso y armonioso, pero sus ojos están pesados y sellados con sueño. El cuerpo del santo cristiano está demacrado hasta los huesos, pero sus ojos están vivos, hambrientos, curiosos. Los ojos del budista están concentrados en el interior. Los ojos del cristiano están siempre mirando.

Jesús limpia nuestros ojos y se manifiesta a nosotros caminando a nuestro lado. Y con Él vienen siempre la alegría y el deseo de recomenzar cuanto antes nuestra misión encomendada. «Se levantaron a toda prisa y regresaron a Jerusalén». Pero es necesario limpiar la mirada que oscurece nuestra visión, dejarse ayudar, estar dispuestos a ser dóciles a la vocación que el Maestro nos encomendó.

Para vivir la vida de Cristo como compañero de viaje, es preciso andar al ritmo de Jesús y dejar a un lado lo que estorba. El Señor, limpia nuestra mirada y así podemos llegar al fondo de nuestra alma. El nos ayuda a mirar adelante para reconocer con alegría y con paz el camino que todavía nos queda por andar: Desde Jerusalén a la misión, sabiendo siempre que, como apóstoles, el Señor está a nuestro lado.

Cristo se nos hace camino al andar con nosotros, y a través del sacramento de la alegría y la misericordia nos invita a recorrer el camino pegados a Él. En la Eucaristía encontramos el refrigerio en nuestro caminar.

Cordialmente,Antonio Díaz Tortajada


La familia, auténtica escuela de alteridad y de encuentro

La familia, verdadera riqueza de la humanidad, es el lugar en que se experimenta y se vive el encuentro y el principio de solidaridad entre generaciones, la acogida y la ayuda recíproca; es el principal «lugar»

del don de sí al acoger la vida, custodiarla y transmitirla. En ella, las relaciones familiares «están inspiradas y guiadas por la ley de la gradualidad que, respetando y favoreciendo en todos y en cada uno la dignidad personal como único valor, se convierte en acogida cordial, encuentro y diálogo, disponibilidad. Servicio generoso, solidaridad profunda» (Familiaris consortio, n. 43). «La familia lleva a valorar la verdadera realidad del hombre y abre las puertas al futuro, a la vida». Y «es incalculable la fuerza, la carga de humanidad con-tenida en una familia», afirmaba el papa Francisco dirigiéndose a las parejas el 14 de septiembre de 2014.

Una fotografía en blanco y negro

El mensaje del papa Francisco es, pues, una invitación a reflexionar y a considerar la familia como una auténtica escuela de alteridad, de educación a la relación, a la belleza de las diferencias.

El profundo cambio cultural que se está produciendo en la sociedad, que se refleja en la familia, no ayuda a comprender hasta qué punto ella es un bien. La crisis que la atraviesa está acompañada de la poca capacidad de diálogo y de confrontación. Las difíciles relaciones entre padres e hijos, las dificultades económicas que hacen cada vez más difícil y pesada la gestión familiar, y las cada vez más numerosas separaciones y divorcios, imponen una revisión de su verdadera comprensión y consideración, de cómo se la ha presentado y ayudado a superar los momentos de particular dificultad en las relaciones recíprocas, en la educación de los hijos.▶

Comunicar la familia: ambiente privilegiado del encuentro, en la gratuidad del amor, es el lema del mensaje del papa Francisco, en continuidad con el del año pasado, dedicado a la cultura del encuentro.

«Comunicar la familia: ambienteprivilegiado del encuentro en la

gratuidad del amor»

Jornada mundial de las comunicaciones sociales(17 de mayo de 2015)

Ana Pappalardo, HSP

El mensaje del papa Francisco es una invitación a refl exionar y a considerar la familia como una auténtica escuela

de alteridad, de educación a la relación, a la belleza de las diferencias.


En sintonía con el men-saje del Papa, y usando las mismas palabras que fueron pronunciadas en el momento de su presentación en la Sala de Prensa del Vaticano, nos preguntamos: «¿Cómo decir al hombre herido y desilusio-nado que el amor entre un hombre y una mujer es cosa muy buena? ¿Cómo decir que la familia es el primer y más significativo ambiente en el que se experimenta la belleza de la vida, la alegría del amor, la gratuidad del don, el consuelo del perdón ofrecido y recibido, y donde se empieza a encontrar al otro? ¿Cómo hacer experi-mentar a los hijos que son el don más precioso? ¿Cómo calentar el corazón de la sociedad herida y probada por tantas desilusiones de amor y decir: ánimo, empezamos de nuevo?».

Un desafío atractivo e importante

La llegada de la posmodernidad ha determinado una serie de transformaciones en las relaciones humanas. Los cambios en el modo de concebir el vínculo y las relaciones han obligado a hombres y mujeres a confrontarse con una modernidad caracterizada por la precariedad de valores, de reglas y de futuro. En la general mutación, que se ha verificado, los múl-tiples medios de comunicación social han asumido un rol cada vez más importante, capaz de inducir al consumismo, de condicionar comportamientos, de imponer modos de pensar y de relacionarse.

La crónica cotidiana del vivir de las familias, en cuyo ámbito no raramente se cometen atropellos, actos violentos contra mujeres y niños, no ayudan a «hacer comprender hasta qué punto la familia es un

bien». De aquí el reto para los medios de comunicación a presentar a las familias en la historia de cada día, donde las personas se forman y crecen.

Aun reconociendo y apreciando todo el tiempo, oración y compromiso que los Pastores dedican a la familia, el portavoz del Vati-cano afirmaba al presentar el mensaje: «La Iglesia debe hoy aprender de nuevo a narrar lo grande, bueno y bello que es la familia... Ella está llamada a encontrar el modo de decir que la gratuidad del amor, que se dan los esposos, acerca a todos los hombres a Dios y es un compromiso

exaltante. ¿Por qué? Porque lleva a valorar la verda-dera realidad del hombre y abre las puertas al futuro, a la vida».

Hay urgente necesidad de devolver a la familia su verdadero rostro, de fortalecer los vínculos de alte-ridad y de confrontación, de comunicar la familia en su ámbito interno a través de la sana educación de los hijos y de la aceptación de las reglas fundamenta-les de la convivencia civil, social, política y religiosa.

«Comunicar la familia» supone conocerla, esti-marla, amarla, entrar en sus riquezas y problemá-ticas; presupone una apertura mental y de corazón, claridad y firmeza de los principios en que ella se apoya; significa renovarse para comprender, y comprender para renovarse. Es un reto atractivo e importante, hoy necesario para poder acceder a la realidad más profunda de la familia y narrarla, casi acariciarla. Es un desafío posible teniendo presentes las múltiples vocaciones de la familia: la formación de una comunidad de personas; la apertura a la vida; la participación en el desarrollo humano integral; la participación en la vida y en la misión de la Iglesia.CP

La familia, verdadera riqueza de la humanidad, es el lugar en que se experimenta y se vive el encuen-tro y el principio de solidaridad entre generaciones, la acogida y la ayuda recíproca; es el principal «lugar» del don de sí al acoger la vida, custodiarla y transmitirla.


Hablamos con Jesús De las Heras en el marco de la próxima Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales. Tras 27 años en los que ha conjugado sus dos grandes vocaciones, la del sacerdocio y la del

periodismo, el actual Director de Eclessia hace balance de la labor evangelizadora de la Iglesia española a través de los Medios de comunicación.

Siempre quiso ser cura, siempre quiso ser periodista. Al comienzo de la entrevista, y para abrir boca, Jesús De las Heras confiesa que «ya desde muy chiquito, quería ser cura, jugaba a decir misa, a echar ser-mones, y a hacer procesiones con mis hermanos y primos». A esta confidencia le siguen otras, como aquella de que ya en la adolescencia se subía a una piedra «y retransmitía los partidos de fútbol de sus amigos en directo». Su primer ejercicio periodístico fue una noticia sobre la entrada en vigor del Derecho Canónico, noticia árida, sin duda, pero igualmente ilusionante. Ordenado sacerdote por Juan Pablo II en Valencia, fue su obispo –Jesús Pla– quien le envió a Roma para completar su formación periodística: «Yo quiero un cura que sea periodista y algo más. Te vas a ir a Roma a estudiar Historia de la Iglesia», le dijo.

Es un buen andamio el periodismo para hablar de Dios y de la Iglesia, a la gente de a pie?

El beato Alberione dijo aquella frase preciosa, magnífica: «Hay que hablar a los hombres de hoy con los medios de hoy». Yo le diría que el evangelio, si no viene acompañado por una presencia en los medios de▶

Entrevista

P. Jesús de las Heras, comunicador católicoNada se adapta mejor a Twitter que el evangelio.

Tenemos un tesoro muy grande, hermosísimo, en la familia cristiana. Y hay que comunicarlo.

«Los comunicadores cristianos no debemos ser autocomplacien-tes, se ha avanzado, pero queda aún mucho camino por recorrer en la relación Iglesia-Medios de comunicación [...]. Un comunicador cristiano ha de ser el resultado del binomio de esas dos palabras: comunicador y cristiano. En sí mismo, el cristiano tiene que ser comunicador, porque el cristianismo es buena noticia».

Victoria Luque


comunicación, será difícil que llegue a los hombres y mujeres de nuestro tiempo. Y el evangelio, no solo acompañado por un medio –televisión, radio, web, periódico– como plataforma, altavoz o púlpito; no solamente eso, sino también es necesario contar con la técnica, con el lenguaje de los medios de comuni-cación social. En este sentido nada se adapta mejor a Twitter y a sus 140 caracteres, que el evangelio. Esas frases redondas, magníficas, maravillosas del evangelio, con qué claridad llegan, con qué sencillez se pueden comunicar...

Se ha dicho muchas veces que al igual que Pablo de Tarso fondeó todos los mares, sin ninguna duda hoy hubiera estado también en la primera línea del periodismo. Pero repito, tenemos la impresión de que es necesario ocupar espacios, sí, es necesario tener una revista católica, es necesario tener emiso-ras de radio y tv de inspiración católica, y cuanto más claramente católicas, mejor; pero también es nece-sario esa inmersión en el lenguaje, en la rapidez, en la prontitud que requieren los medios de comunica-ción. Y esto no solo para la evangelización específica desde los Medios, sino también para realidades tan elementales como una homilía o una catequesis.

A un buen comunicador cristiano se le presupone la fe... ¿Puede haber comunicadores en la Iglesia que siendo agnós-ticos o ateos puedan transmitir la realidad de la Iglesia?

Un comunicador cristiano ha de ser el resultado del binomio de esas dos palabras: comunicador, y cristiano. En sí mismo, el cristiano tiene que ser comunicador, porque el cristianismo es buena noticia, y con el papa Francisco estamos aprendiendo que el lenguaje de la

comunicación no solo es estático, de documentos o verbal, sino que tiene importancia capital el lenguaje de los gestos, de los símbolos, y también el lenguaje de los hechos. Y de ahí viene la fuerza decisiva del comunicador cristiano: ha de comunicar, pero se ha de saber que detrás de esa comunicación hay algo. Decía don Antonio Montero –obispo y Delegado de Medios– que al predicador lo que se le pide es que suba al púlpito, diga lo que tenga que decir, y se baje del púlpito. A veces en la comunicación de la Iglesia, en cualquier nivel, tenemos la tendencia a quedarnos más de la cuenta en el púlpito. A veces no acabamos de subir al púlpito. Hay que subir, decir lo que hay que decir, y bajarse. Yo insistiría en que, evidentemente, el comunicador cristiano tiene que ser tal, porque nadie da lo que no tiene, y debe estar acompañado de ese triple lenguaje: de palabras, de gestos y testimonial. También es muy importante que no abusemos de casos de conversiones especta-culares, tipo «Exprostituta guineana pasa a ser monja de clausura, y tiene una conversión en un burdel», porque este tipo de información tiene un riesgo: trivializa otras realidades importantes.

Me da la impresión de que a veces los comunicadores cris-tianos nos quedamos en el relato puntual de los hechos de la vida de la Iglesia, y no bajamos a la arena de la expe-riencia personal, del encuentro con Cristo.

Bien, son dos niveles que no tienen en absoluto por qué contraponerse; pero es importante que el comunicador cristiano sea también en primer lugar, un buen profesional. Hay veces que uno lee comuni-caciones religiosas llenas de florituras y no se acaba▶

ó á d fí l ll l h b ó l áá dd d


de comunicar el qué, quién, cuándo, cómo y dónde. Primero, una comunicación profesional, y luego sí, es muy importante esa condición testimonial de la propia vida. Yo recuerdo que durante mis cinco años de profesor de religión de Instituto, había en el ABC una sección de testimonios –escritores, deportistas, artistas, etc.– que yo utilizaba muchísimo; fotoco-piaba los artículos y trabajaba con los chavales sobre ello; por ahí tenemos una clave para transmitir la belleza del cristianismo, la belleza de la familia, como dice la nota del Consejo Pontificio de las Comuni-caciones Sociales de este año. Comuniquemos bien, con profesionalidad, no nos quedemos en la frialdad de la noticia químicamente perfecta, busquemos ese perfil testimonial. El papa Francisco está cautivando a nuestro mundo con ese triple nivel comunicativo, al que antes me he referido, tan impactante.

Los periodistas cristianos somos también evangelizadores, correa de transmisión de la palabra de Dios, ¿cómo vive usted esta misión?

Pues mira, yo cuando llegué a la Conferencia Epis-copal Española puse en marcha el SIC, una especie de Agencia de Noticias que se creó en el 92, luego fui nueve años director de la Oficina de Información, ahora llevo diez años al frente de Eclessia, durante

todo este tiempo he llegado a alguna conclusión..., en primer lugar, no podemos apear nuestra propia condición a la hora de transmitir lo que tenemos que transmitir. Hemos de potenciar una comunicación social desde una espiritualidad y eclesiología con-creta, es decir, desde una espiritualidad de comunión y desde una eclesiología del servicio. A nosotros no se nos puede reclamar tanto éxitos, como que seamos buenos servidores, y lo hagamos en la comu-nión de la Iglesia; una comunión que no se consigue denigrando al máximo a alguien para luego ensalzar al otro. Ahí hay que encontrar un equilibrio.

Cuál es su balance, después de 27 años trabajando y luchando en este mundo de la comunicación religiosa. ¿Se ofrece una información fi el y veraz de la vida de la Iglesia, o en que tendríamos que cambiar?

Desde un punto de vista personal, diría que aprendo cada día aquello del evangelio: «Inútiles siervos sois, no habéis hecho más que lo que teníais que hacer». Y descubrir esto no es siempre fácil; por otra parte, creo que Dios siempre nos envía signos para saber cuál es su voluntad concreta sobre nuestras vidas.

Si hiciéramos un análisis de cómo encuentro la información religiosa en general, en estos últimos 25 años, diría que está muy parecida en plantea-mientos demasiado maniqueos, en planteamientos poco rigurosos, en planteamientos muy de lo espec-tacular..., pero es evidente que hoy día el cristiano tiene muchísimas más oportunidades de encontrar una información y una formación a través de los Medios de comunicación en temas eclesiales que las que tenía hace 25 años. Esto es innegable. Yo viví en Roma el nacimiento de las TV privadas españolas.

Por otro lado, en estos 27 años se ha producido una inmensa transformación de nuestra sociedad; lo que hace 27 años se nos antojaba «secularización», ahora nos parecería una hermanita de la caridad. Cuando llegué a Madrid como Delegado de Medios de comunicación de la diócesis de Sigüenza-Guada-lajara, contaba con 28 años, era seguramente el más joven de todos los Delegados, y a lo largo de estos▶

El lenguaje de la comunicación no

solo es estático, de documen-tos o verbal, sino que tiene

importancia capital el lenguaje de los gestos, de los símbolos,

y también el lenguaje de los hechos.


años el perfil se ha enriquecido: por aquel entonces la mayoría eran venerables curas, mayores, con 45 cargos y medio en sus diócesis, además, atendían a los Medios, etc... En ese sentido creo que hemos avanzado. También hemos avanzado en querer estar presentes en los Medios de Comunicación: ha habido determinados trenes que los cogimos al comienzo, por ejemplo, el tren de la prensa escrita, luego ante su volumen y envergadura económica, apenas nos hemos quedado en ella; con la radio también supi-mos tener una presencia desde el primer momento, no así en la TV; llegó la hora de Internet, y también supimos estar desde los inicios, pero claro, quien trabaja en Internet sabe que esta es la criatura más esclavizadora del mundo. Yo creo que sí se ha pro-ducido un avance significativo en cuanto a presencia, pero... Leía hace poco los Pensamientos breves de Pablo VI y decía este papa que si nuestro mundo continúa tan encantado de conocerse, tan autosuficiente, tarde o temprano va a necesitar de nuevo un encuentro con Jesús. Los comunicadores cristianos no debemos ser en esto autocomplacientes, se ha avanzado, pero queda mucho camino por recorrer en la relación Iglesia-Medios de comunicación. Y sobre todo queda no contentarnos, no estancarnos, reciclémonos con-tinuamente en relación con las nuevas tecnologías. Alertaría, además, sobre dos tentaciones gravísimas: la del derrotismo, el pensar que no estamos haciendo nada o que lo que hacemos es para cuatro gatos, y también sobre la tentación del triunfalismo.

El lema de la Jornada mundial de las Comunicaciones Sociales de este año es: Comunicar la familia, ambiente privilegiado del encuentro en la gratuidad del amor. El Consejo Pontifi cio señala: «La Iglesia debe aprender de nuevo a explicar que la familia es un gran don, bueno y hermoso». ¿No hemos sabido hacerlo hasta ahora? ¿No hemos sabido explicar la belleza de la familia?

No, no creo que hasta ahora no hayamos sabido anunciar la belleza de la familia, lo que creo es que ha llovido mucho. Entiendo que nos ha venido un vendaval y nos sigue viniendo. Durante estos años han proliferado otras formas de convivencia familiar que nada tienen que ver con la familia cristiana. En este momento de tanta pluriformidad tenemos un tesoro muy grande, hermosísimo en la familia cristiana, y hay que comunicarlo: cómo se entiende ese amor uno e indisoluble, abierto a la vida, que fomenta el respeto, ese amor que seguimos viéndolo en la crisis que no acaba nunca. En la reciente presentación del Informe Foessa se decía: la gran fortaleza de España, a pesar de ese porcentaje importante de excluidos (doce millones en total; cinco millones en exclusión severa) sigue siendo la familia. No es que esté en cuestión el modelo cristiano del matrimonio y la familia, sino que tiene que convivir con otros modelos, como nunca. Hace un par de meses el papa Francisco se reunió con 7.500 miembros del Movimiento de Schoenstatt –que acaba de cumplir cien años–, y el Papa lo decía: «Nunca nos hubiéramos imaginado que se llegaría a una fragmentación familiar como la de ahora. Y uste-des me preguntan cómo sanar las heridas de la familia. Recuperando la familia», les decía. Poniendo en valor la familia cristiana, por ahí creo que va el mensaje de la Jornada de las Comunicaciones Sociales.Y esto es lo que el Consejo Pontificio nos adelanta con las palabras donación y gratuidad. En una época cultu-ral marcada exclusivamente por el beneficio –estamos hartos de verlo, vomitivamente hartos de verlo– si hay algo gratuito es el don de la madre, el don del padre, el don del matrimonio, el don de los hijos –que estos han de dar a sus padres en caso de necesidad–, qué cosa más hermosa. Además es que somos, en defini-tiva, lo que nuestra familia ha hecho de nosotros.CP

Comuniquemos bien, con profesiona-lidad no nos quedemos en la frialdad de la noticia químicamente perfecta.


El Sínodo de la Familia está apuntando hacia la necesidad de que las comunidades cristianas abran cami-nos pastorales nuevos, al servicio no solo de los matrimonios y las familias, sino también para hacer

resplandecer la alegría del Evangelio de la Familia y la belleza del Matrimonio.Este reto pastoral fue puesto de manifiesto en numerosas ocasiones y por distintos participantes en el

acto de apertura del Año judicial 2015 de la Diócesis de Albacete, que dirigió la mirada hacia la Relatio Synodi y al proceso de análisis de la realidad que ha abierto la Asamblea Extraordinaria del Sínodo de la Familia.

Carmen Peña García, doctora de Derecho Canónico por la Universidad Pontificia Comillas, y partici-pante como experta adjunta a la Secretaría General en el Sínodo Extraordinario sobre la Familia, intervino en este acto, con la conferencia: «El Tribunal Eclesiástico en la pastoral familiar diocesana: reflexiones tras el Sínodo de la Familia».

El formato mismo que se ha dado a la apertura de este Año Judicial, –una jornada de puertas abiertas del Tribunal Eclesiástico a toda la sociedad–, es también signo de la mayor proximidad y cercanía a cada hombre y a cada caso concreto en la pastoral, hacia la que está empujando el Sínodo en cada Iglesia local. Durante la jornada, se respondieron a preguntas como: «Mi matrimonio ha fracasado ¿Cómo puedo saber si ha sido nulo?». «Hay problemas en mi matrimonio ¿Qué puedo hacer? ¿Dónde puedo acudir?». «Si mi matrimonio es nulo, ¿tengo que divorciarme?». «La nulidad ¿es solo para los famosos? ¿Cuánto cuesta?». «¿Cualquier abogado puede llevar causas de nulidad?». «¿Cuáles son los motivos de la nulidad? ¿Pueden prevenirse?». Y contó también con testimonios de personas sobre lo que ha supuesto para sus vidas la nuli-dad matrimonial.▶

El Tribunal Eclesiástico en la pastoral familiarLos retos pastoralesque se abren con el Sínodo de la Familia

Las comunidades cristianas están llamadas a abrir caminos pastorales nuevos al servicio de los matrimonios y las familias.

El tema de acompañamiento pastoral de los divorciados vueltos a casar viene siendo una de las cuestiones

que la Iglesia percibe como más urgentes.

Felicidad Izaguirre


El creciente número de fracasos conyugales

Afirmó Carmen Peña, que «en el análisis a la realidad de la familia en las diversas culturas y socie-dades, destacando sus luces y sus sombras, que ha hecho la Asam-blea Extraordinaria del Sínodo de los Obispos, se ha prestado especial atención a una cuestión que por su extensión, por su uni-versalidad y por la repercusión que tiene en la vida de las perso-nas, creo que preocupa especial-mente a la Iglesia y es el hecho del creciente número de fracasos conyugales. Solo uno ya es un drama, pero la multiplicación que presenta hoy en día creo que es también algo para reflexionar, un reto para toda la sociedad, y más concretamente desde el punto de vista de la Iglesia: ver cómo podemos desarrollar mejor ese cuidado pastoral hacia las perso-nas que han pasado por ese drama

del fracaso de la ruptura conyugal irreversible».

La Relatio Synodi ha recordado la importancia de lo que podríamos llamar la prevención del fracaso conyugal: intentar evitar en la medida de lo posible esas ruptu-ras, actuando antes de que surjan dificultades que se perciban como insuperables, «lo que exige un esfuerzo especial por parte de la comunidad cristiana por descubrir con creatividad cauces de actuación pastoral para el acompañamiento y protección del matrimonio».

También, insistir a nivel pasto-ral en acciones de reconciliación: en la experiencia de perdonar y de sentirse perdonado. «Ahí hay varias vías que yo creo que se podrían aprovechar en la pastoral. De algún modo, poner todos los medios posibles para evitar que las dificultades conyugales den lugar a ese fracaso irreversible».

«Pero, si a pesar de todo, –añadió Carmen Peña–, a pesar▶

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De izquierda a derecha: Julián Ros; Mons. Ciriaco Benavente, obispo de Albacete; Dra. Carmen Peña.


de todos esos esfuerzos o por circunstancias de la vida se ha producido esa ruptura conyugal defini-tiva, es importante, –también el Sínodo ha insistido en ello–, la búsqueda de caminos pastorales nuevos para salir al encuentro de las personas que están y que han experimentado esa situación».

Es fundamental en este sentido, y a ello nos anima el Sínodo, a hacer una escucha sanadora, res-petuosa, desde el amor y la compasión, que desde la verdadera proximidad, –projimidad–, libere a la persona. Citando al papa Francisco, el Sínodo recuerda la importancia de este acto y del acom-pañamiento, que exige descalzarse ante la tierra sagrada que es el otro y su intimidad. «Me parecen unas palabras bellísimas –expresó Carmen Peña–, y creo que resultan también de plena aplicación en la labor de los Tribunales, porque lo que nosotros vemos es la intimidad de las personas y es una tierra sagrada: el corazón de la persona se está abriendo y recordando un pasado muchas veces doloroso».

Por otro lado, habrá que ver cada caso concreto. Hacer un cuidadoso discernimiento de las situacio-nes, que son muy variadas, y evitar generalizaciones, valorando el sufrimiento, el dolor de quien quizá se ha visto injustamente abandonado u obligado, por motivos graves, malos tratos…, por los que sean, a poner fin a esa convivencia. «Cada caso hay que mirarlo con muchísimo cuidado. Puede decirse, en este sentido, que el tema del acompañamiento pas-toral de los divorciados vueltos a casar viene siendo una de las cuestiones que la Iglesia percibe como más urgentes en su pastoral familiar».

«Quizá la aportación o la novedad del Sínodo, –indicó–, puede haber sido destacar la necesidad de una mayor intrepidez, de una mayor creatividad

para crear estructuras pastorales capaces de acoger a estos fieles, sin desvirtuar el mensaje evangélico sobre el matrimonio, pero sin cerrarles la puerta tampoco a una vida eclesial activa, no meramente pasiva, en la medida de sus posibilidades. No poner un muro, sino abrir y acoger».

Hacer más efi caces y accesibles los pro-cesos de nulidad matrimonial

Los Padres sinodales continúan valorando la decla-ración canónica de nulidad matrimonial como una solución que sigue siendo válida y que se aplica en la mayor parte de los casos, y han manifestado su preocupación por mejorar los procesos de nulidad para hacerlos más rápidos, ágiles y eficaces. También para que sean realmente accesibles, y no sean vistos como algo lejano o dificilísimo para las personas que quieran hacer uso de estos medios.

Insistió Carmen Peña, en la importancia de poner de manifiesto la intrínseca dimensión pasto-ral del proceso y del mismo Tribunal eclesiástico y, paralelamente, la necesidad de promover una mayor vinculación e implicación del Tribunal en la pastoral familiar diocesana.

«Se da siempre una justicia eclesial, hecha desde un profundo sentido de servicio e imbuida de mise-ricordia y de acogida real de la persona. A eso es a lo que estamos llamados. No podemos olvidar nunca que también la actuación del Tribunal busca contribuir a la salus animarum: a la salvación y al bien profundo de las personas, que es el fin último del derecho canónico y de todas las instituciones eclesiales, incluida las jurídicas».

De cara a la pastoral de los divorciados vueltos a casar, «es importante que los responsables y los agentes de pastoral matrimonial y de pastoral fami-liar conozcan y difundan estas soluciones canónicas, de modo que puedan orientar adecuadamente a las personas que quieran dar respuesta a su situación», teniendo en cuenta que, «dentro de la solicitud pas-toral de la Iglesia hacia los matrimonios rotos, o▶

«Aunque estas soluciones canó-nicas no agotan toda la proble-mática de los divorciados vueltos a casar, sí pueden suponer un remedio efi caz a muchas situa-ciones dolorosas».


hacia las familias reconstituidas, un aspecto relevante es procurar un camino adecuado para valorar la nuli-dad o validez del primer vínculo».

«Aunque estas soluciones canónicas –explicó Carmen Peña–, es cierto que no agotan toda la problemática de los divorciados vueltos a casar, sí pueden suponer un remedio eficaz a muchas situa-ciones dolorosas. Obviamente, no todo matrimonio fracasado es un matrimonio nulo, pero muchos de ellos lamentablemente pueden serlo, bien por falta de la debida intención por parte de los contrayentes, por rechazar alguno de los esposos algún elemento o propiedad esencial del matrimonio, por la existencia de condicionamientos psicológicos, etc.».

Con todo, las declaraciones canónicas de nulidad son soluciones que siguen siendo muy desconocidas e infrautilizadas. «Basta decir que en España, que es un país con tradición canónica, con una estructura de tribunales amplísima, las parejas o las personas que piden la nulidad en primera instancia no llegan a las 900 anuales. Si comparamos esta cifra con los más de 117 mil divorcios anuales que hay en España, la diferencia es abismal. No todos esos divorcios responden a matrimonios canónicos, pero por lo menos la mitad sí, por tanto, la diferencia sigue siendo tremenda».

Para Carmen Peña, es preciso, desde la autocrí-tica, seguir avanzando en que las causas de nulidad puedan ser un proceso sanador que favorezca el crecimiento de la persona.

En definitiva, «el Sínodo ha vuelto a poner el foco sobre la familia y la pastoral familiar, abriendo un amplio campo de profundización y trabajo para los pastores, para los expertos, para los agentes de pastoral familiar y más ampliamente para todo el pueblo de Dios, que está también llamado a reflexionar y a involucrarse en cómo acompañar, en cómo ayudar mejor a las familias».

«Habrán de hacerse todos los esfuerzos pastora-les, catequéticos, canónicos, todos los necesarios, para lograr que el matrimonio y la familia aparezcan como fuente de gracia y de felicidad profunda para las personas y no como motivo de desesperanza, de sufrimiento o de remordimiento», concluyó.CP

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Ezequiel 37, 5

«««Os Os Os infundiréinfundiréinfundiré un un un espír ituespír ituespír itu nuevo nuevo nuevo

y y y viviréisviviréisviviréis...»»»

ww

Año de la Vida Consagrada, año de los consagrados

Corre, o corremos nosotros, el Año de la Vida Consagrada. Durante todo este año 2015 y hasta el 2 de febrero de 2016. Seguro que todos lo sabemos, seguro. El número anterior de nuestra revista, en su página editorial, se hacía eco de esta realidad eclesial y nos recordaba los objetivos concretos de este Año especial.

Pero, de verdad, ¿sabemos quiénes son los consagrados? Es la pregunta que me interesa hoy. Pues la expresión «vida consagrada» se nos puede quedar un tanto lejana y etérea. Me parece más interesante hablar y pensar en ellos, en las mujeres y hombres consagrados; hombres y mujeres que conocemos y, posiblemente, con los que convivimos o trabajamos.

¿Quiénes son los consagrados?

Recordamos tres definiciones y nos detenemos en la explicación de una de ellas. Primero, los consagrados son esos hombres y mujeres, como nosotros, que un día han sentido la invitación del Señor Jesús: «Venid y lo veréis». Como la sintieron Andrés, Pedro, Juan o Santiago... La han sentido y se han ido con Él: a estar con Él, a vivir con Él, a ser como Él… Una segunda definición, los consagrados son un regalo de Dios a su Iglesia. Algo así como fue regalo el maná para los hijos de Israel en el desierto. Los consagrados son «pan» que alimenta y llena de alegría, que se parte para la vida del mundo. Tercera definición que recordamos, y en esta nos vamos a detener, los consagrados son o deben ser «profetas de la alegría».▶

Los consagrados, esa gente felizPáginas evangélicas

Los consagrados son gente feliz, primero, y sobre todo, porque tienen fe y saben por experiencia que la fe, la vida en el Señor es, por esencia, felicidad. Los consagrados son profetas y testigos de esta alegría de la que tiene hambre el mundo.

Pedro Moreno



Los consagrados, esa gente feliz

Los conozco (unos contemplativos, otros más implica-dos en la vida activa, otros viviendo en plena seculari-dad…), y son y viven así: felices, muy felices. Algunos me repiten cuando les pregunto: «Somos gente privilegiada, nos encanta nuestra vocación y nuestra heredad, la suerte que nos ha tocado en la Iglesia».

Son gente feliz, primero y sobre todo, porque tienen fe y saben por experiencia que la fe, la vida en el Señor es, por esencia, felicidad. Saben, con lenguaje teresiano, que «solo Dios basta», que tenerle a Él basta. Son gente feliz porque han descubierto, también a la luz de la fe, el gran sentido y valor que tiene esta vida y este tiempo y todo lo viven en la esperanza de otra vida y «otro tiempo» que no acaba. Y eso genera mucha alegría. Son gente feliz porque se saben mirados y amados por Dios y, para colmo, llamados por su propio nombre a gastar la vida por el Reino y el bien de la humanidad. Son gente feliz porque han aprendido a hacer del trabajo y de la cruz un camino de sabiduría y salvación, de encuentro oblativo y sacerdotal con el que es Sacerdote eterno y Redentor del mundo. Por estas y, claro, por muchas más razones, los consagrados son esa gente feliz.

Los consagrados, dejadlos ser pan y vino

Por eso también son felices. Porque han apostado por ser pan y vino en la mesa de este mundo tan poco alegre y tan falto de esperanza. Todo lo que tienen el pan y el vino de realidad misteriosa y simbolismo inabarcable lo tienen también los consagrados. Pan y vino son realidades de comunión y vida para los hom-bres (unión de muchas espigas diseminadas por las campiñas o de muchos granos nacidos en muy diver-sas cepas). Así ellos, los consagrados, se configuran en mesa y espacios de comunión y gozo donde caben los que llegan con más hambre o más polvo del camino, donde cabe siempre una silla para el último que llega.

Pan y vino alimentan los cuerpos y las almas y devuelven fuerza y ardor a los pies más o menos

quejosos, heridos o entumecidos. Así ellos, los con-sagrados, animan cuerpos y almas, vidas más débiles o quebrantadas, para devolverles pasión y gozo para el camino. «Los consagrados –me decía alguien–, dejadlos ser pan y vino…».

Los consagrados y la alegría para la nue-va evangelización

Decía el Papa emérito Benedicto XVI: «La Iglesia tiene la vocación de llevar la alegría al mundo, una alegría auténtica y duradera, aquella que los ángeles anunciaron a los pastores de Belén en la noche del nacimiento de Jesús». Y también: «La aspiración a la alegría está grabada en lo más íntimo del ser humano… Nuestro corazón busca la alegría pro-funda, plena y perdurable, que pueda dar “sabor” a la existencia» (Benedicto XVI).

Nuestro papa Francisco afirma: «La alegría del evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo Siempre nace y renace la alegría. En esta Exhortación quiero dirigirme a los fieles cristianos, para invitarlos a una nueva etapa evangelizadora marcada por esa alegría, e indicar caminos para la marcha de la Iglesia en los próximos años» (Evangelii Gaudium, 1).

Añade: «Y ojalá que el mundo actual –que busca a veces con angustia, a veces con esperanza– pueda así recibir la Buena Nueva, no a través de evangeliza-dores tristes y desalentados, impacientes o ansiosos, sino a través de ministros del Evangelio, cuya vida irradia el fervor de quienes han recibido, ante todo en sí mismos, la alegría de Cristo, y aceptan consa-grar su vida a la tarea de anunciar el reino de Dios y de implantar la Iglesia en el mundo».

Los consagrados son profetas y testigos de esta ale-gría de la que tiene hambre el mundo. En este Año de la Vida Consagrada, y siempre, esperamos de ellos el pan de la alegría. Que ellos nos muestren los caminos ver-daderos de la alegría, que son los caminos de Dios.CP


Pensando en la evangelización en la red, de todas las iniciativas que he men-cionado en estos artículos, a modo de conclusión, quiero resaltar diez caracte-rísticas fundamentales que, a mi modo de ver, pueden sernos muy útiles para nuestro trabajo pastoral y catequético

• Dios, la religión y la fe católica están presentes en la web, con muchas y variadas iniciativas de carácter mundial, ofrecidas en todos los idiomas. Si tenemos en cuenta todos los sitios, podemos decir que nada falta sobre Dios y la religión católica, aunque cada sitio escoge su punto de vista proponiendo una visión general, algunos elementos concretos o bien un servicio específico. Es la libertad de comunicación del usuario quien decide navegar por los sitios que le gustan y viajar de un link a otro, escogiendo siempre los contenidos más adecuados a sus intereses y a su situación personal. • Existen importantes y significativos sitios católicos oficiales: el del Vaticano, los de las Conferencias episcopales, los de los Obispados y las parroquias, los de las órdenes y congregaciones religiosas, los de las asociaciones y movimientos. Existen también importantes sitios no oficiales: blogs personales, news Group, comunidades on line, buscadores, radio, TV, películas, música, etc. En Internet no hay autoridad de derecho que tenga el privilegio de conocer y decir la verdad. En internet no existe el «imprimatur» ni el examen preventivo de los contenidos, porque todos tienen derecho a hablar y a decir su verdad. La autoridad religiosa está en Internet con su propuesta al mismo nivel que un laico que tiene su blog. • Contamos con sitios que son bancos de datos para ofrecer informaciones y documentación y otros que prefieren la comunicación de las redes sociales con conversaciones y diálogos interpersonales o de grupo. Para resultar atrayentes y ser más operativos, es necesario que los sitios de información y documentación sean puestos constantemente al día, ofreciendo siempre datos nuevos, abundantes y exactos. Los sitios de conversación necesitan una presencia permanente y una ética del dialogo. Si el usuario se da cuenta de que no hay personas que contestan con regularidad y con argumentos interesantes, rápidamente busca otra alternativa. La calidad de la información y de la conversación es la garantía para ser escogidos.• Podemos encontrar sitios que resultan estáticos porque son imaginados y realizados como una simple transposición de una publicación en papel donde se privilegia el texto escrito y la lógica de los contenidos. Hay muchos sitios que utilizan bien las características del lenguaje digital que producen dinamismo, velo-cidad, movimiento, multimedialidad, interactividad e hipertextualidad. Es verdad que la arquitectura▶

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Juan Carlos Pinto, SSP


gráfica y el diseño no son los únicos elementos de un sitio web, pero estaríamos equivocados si solo pensamos privilegiar los con-tenidos y las ideas.• Observando los sitios religiosos católicos nos damos cuenta tam-bién del público que privilegian: los creyentes, los que no tienen experiencia de fe o los que no conocen nada de religión. Pode-mos también valorizar los sitios que aún escogiendo como primera opción al público creyente, utili-zan un lenguaje simple, sencillo, cercano, de tal manera que todos lo puedan entender. Asimismo, pensando en las imágenes y en su estructura gráfica, presentan la web atrayente, captando así también la atención de los que no están interesados, en un primer lugar, por los contenidos teóricos. • Como sucede en la vida de las comunidades católicas, también en la web podemos observar sitios que manifiestan una mentalidad particular en el pensar y ofrecer la experiencia de la fe: conserva-dores, moderados, progresistas. Cada sensibilidad, aunque no sea aceptada por los usuarios que navegan, sin embargo es respe-tada en la medida que motiva sus opciones con calidad de argumen-tos y capacidad de persuasión. En la web hay lugar para todos y es el «me gusta» de los usuarios el verdadero juez de la eficacia de la comunicación. • Podemos observar los sitios católicos en la web desde la pers-pectiva de la integralidad de la fe, como un conjunto de verdades,

de celebraciones litúrgicas y de compromisos en los valores éticos. Hemos dicho que existen sitios que no tienen la pretensión de ofrecer la totalidad de la fe. Es fácil darse cuenta de esto nave-gando por sus páginas. Pero tam-bién los sitios oficiales que cuidan todos los aspectos saben muy bien que los usuarios siempre pueden escoger lo que más les gusta. Los usuarios siempre tienen libertad de hacer una experiencia limi-tada y fragmentada: solo cultura religiosa, solo oración, solo com-promiso ético.• Analizando las diversas estra-tegias que utilizan los sitios cató-licos para envolver los usuarios en la experiencia de fe, podemos darnos cuenta de la dificultad de establecer los confines entre lo real y lo virtual. La presencia física del cuerpo, indispensable sobre todo para los sacramentos, se transforma en presencia virtual con el lenguaje digital. Actual-mente se está viviendo, sobre todo en el mundo de los jóvenes, un auténtico cambio antropoló-gico, donde la presencia física y las presencias virtuales no deben estar en contradicción, sino que son dos formas diferentes, las dos verdaderas. En el futuro es nece-sario pensar las consecuencias de todo esto para la fe. • Aceptando poner la comuni-cación digital al servicio de la evangelización, los sitios católicos se caracterizan por un modelo de comunicación donde el centro de todo el proceso es el usuario. Hemos visto que en la comunica-

ción de los mass media los valores de verdad y de importancia de un mensaje son establecidos por los que elaboran y producen el men-saje. En la comunicación digital, el usuario se pone en comunicación con un mensaje de otros, por las posibilidades tecnológicas, y él decide sobre la verdad y la impor-tancia del mensaje. El modelo de comunicación que pone en el centro al usuario, necesita de un modelo pedagógico que no privilegia una trasmisión de con-tenidos, sino una educación del usuario para que busque en liber-tad estos contenidos. No se trata de una imposición de contenidos que se aceptan sin ninguna capa-cidad de reaccionar críticamente, sino del deseo de buscar conteni-dos que den sentido a la vida. • La web no es un simple ins-trumento para evangelizar, es un ambiente de vida, donde aparece un nuevo modelo de comuni-cación que necesita un nuevo modelo pedagógico. Se necesita una pastoral que elabore un plan de evangelización sobre las con-vicciones teológicas que tengan en cuenta la centralidad del usuario y que no solo se preocupan de los contenidos ortodoxos y de la per-sona que evangeliza. Retomando la parábola del sembrador (cf Mt 13,3-9), es necesario dar la misma importancia a la calidad de la semi-lla, a la habilidad del sembrador y al tipo de terreno en el cual cae la semilla. La comunicación digital invita la Iglesia a centrar su aten-ción sobre el terreno donde quiere poner la semilla del evangelio.CP

❦ † H. Lucinio López LucioA los 83 años de edad, el H. Lucinio López Lucio ha vuelto a la casa del Padre en la madrugada del pasado 5 de febrero, a causa de una parada cardiaca y de un infarto cerebral. Falleció en la Clínica Fuensanta de Madrid, donde llevaba dos semanas internado. Nacido en el pueblo cántabro de Sobrepinilla, el 16 de enero de 1932, ingresó en la Congregación, en la casa de Deusto-Bilbao. Hizo el noviciado en Zalla (Vizcaya), donde emitió la primera profesión, en septiembre de 1951, y se consagró definitivamente al Señor seis años después, en septiembre de 1957.

En los muchos años de actividad apostólica, el H. Lucinio destacó siempre por su entrega y generosidad, dedicando todo su tiempo, capacidades y energías a las tareas que sucesivamente se le fueron encomendando, ya en la imprenta (1945-1976), ya en el departamento cinematográfico de San Pablo Films (1976-1979), ya dedicado al cuidado y mantenimiento general de las casas (1989-2012).

Los tres últimos años de su vida los pasó en la enfermería de la comunidad de la calle Vizconde los Asilos (Madrid), donde fue siempre atendido con esmero y dedicación por los miembros de la comunidad y por el personal sanitario. Descanse en paz este querido hermano, al que encomendamos a la oración de todos y a la misericordia del Padre.


Vida Paulina

Nacido en Madrid y con residen-cia en Puertollano (Ciudad Real), donde es profesor de Instituto, el 21 de febrero comenzó el iti-nerario formativo, como Postu-lante, en el Instituto San Gabriel Arcángel, Carlos Andrada de Lorenzo. El acto, presidido por el P. Antonio Maroño, Delegado

Provincial de los Institutos Pau-linos de Vida Secular Consagrada en España, tuvo lugar en la Capi-lla de Protasio Gómez (Madrid). Participaron en el evento, que culminó con un sencillo ágape fraterno, algunos miembros de la Sociedad de San Pablo y del Ins-tituto Virgen de la Anunciación.

❦ Instituto San Gabriel Arcángel: nuevo postulante

En dos tandas sucesivas –del 27 de enero al 2 de febrero, la pri-mera, y del 5 al 11 de febrero, la segunda– unos setenta miembros de diversas ramas de la Familia Paulina, hemos hecho los Ejer-cicios Espirituales en la Casa de Ejercicios Nuestra Señora de los Reyes y San Ignacio, de Pozuelo de Alarcón (Madrid). La primera tanda la dirigió el jesuita P. Xavier Quinzà, y la segunda, el dominico P. Manuel Santos. Por parte de

❦ Ejercicios Espirituales de la Familia Paulina


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Los religiosos españoles hablan sobre la

identidad y la misión de la vida consagrada:

Juan José Aguirre, Dolores Aleixandre,

Nuria Calduch, Luis Ángel de las Heras,

Ángel Fdez. Artime, Julia Gª Monge,

José Cristo Rey García Paredes,

Felicísimo Martínez, Fernando Millán,

Elías Royón, Josep Mª Soler...

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los Institutos Paulinos, participaron Don Francisco Doménech y Don Francisco Maganto, miembros del Instituto Jesús Sacerdote; y Dª Mari Muñoz y Dª María Dolores Andréu, del Instituto Virgen de la Anunciación. También nos acompañó, como de costumbre nuestro buen amigo, Don Juan Viedma, Canónigo de la Catedral de Jaén.

En el Círculo Mercantil e Industrial de la ciudad de Sevilla, al comienzo de la Cuaresma, se ha presen-tado un proyecto solidario bajo el título «Memoria de la Macarena» que recoge de una manera gráfica, en algo más de 1,5 horas, la memoria sentimental de la hermandad más potente de la ciudad a través de sonidos e imágenes históricas, en muchos casos inéditos, procedentes del Archivo Audiovisual del Palacio Arzobispal de Sevilla. En el acto estuvieron presentes miembros de la propia hermandad, canóni-gos y representantes de distintos sectores de la Iglesia hispalense. El acto, organizado por Librería San Pablo de la ciudad, al que acudieron más de 150 personas, sirvió para presentar en sociedad un dvd que única-mente se podrá conseguir en la citada librería.

❦ Sevilla: «Memoria de la Macarena»


El pasado 9 de abril, en un acto que tuvo lugar en la seda de la Editorial San Pablo, el franciscano conventual Luis Esteban Larra Lomas, presentó su libro Por mí y por el evangelio, editado por la citada editorial. Participaron en el acto, juntamente con el autor, el cardenal Ricardo Blázquez, presidente de la Conferencia Episcopal Española y arzobispo de Valladolid, la periodista Cristina López Schli-chting, directora del programa “Fin de Semana” de la Cadena Cope, y el Director General de SAN PABLO, Juan Antonio Carrera. Este libro, escrito en el contexto del Año de la Vida Consagrada con-

vocado por el papa Francisco, contiene una serie de entrevistas con 23 religiosas y religiosos españoles, pertenecientes a diversas órdenes y congregaciones, varios de los cuales estuvieron presentes en el acto de la presentación.

❦ Presentación del libro Por mí y por el Evangelio

De izquierda a derecha: Cristina López Schlichting; Luis Esteban Larra;Mons. Ricardo Blázquez; Juan Antonio Carrera.

Los días 3, 4 y 5 de abril nos hemos encontrado todas las Hijas de San Pablo de las Comunidades de España para celebrar el Triduo Pascual en el contexto del Centenario de nuestra fundación. El animador del Encuentro fue el Padre José Antonio Pérez y la temática escogida, presentada en sintonía con la característica específica del día litúrgico que estába-mos viviendo, fueron las palabras programáticas del Fundador, escritas en todas las capillas de la Familia Paulina: “No temáis: Yo estoy con vosotros. Desde aquí quiero iluminar. Vivid en continua conversión”.

Con alegría y emoción hemos podido constatar la clara coincidencia del pensamiento del padre Alberiore con lo que escribe el papa Francisco en «La alegría del Evangelio» y en la «Carta» en ocasión del año dedicado a la Vida Consagrada.

❦ Hijas de San Pablo: Encuentro de Delegación

En el contexto de la liturgia del domingo de Pascua, ya de por sí muy solemne, y como colofón del Encuentro que han tenido las Hijas de San Pablo de España los días 3, 4 y 5 de abril, correspondientes al Triduo Pascual, todas las Hermanas de la Delegación han celebrado con gozo y emoción los 60 años de profesión de las Hermanas Rafaela Fornas y Rosario Gutiérrez, y los 50 Saveria Antonietti.

❦ Hijas de San Pablo: Aniversarios de profesión religiosa

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¿Quién no se ha quedado mudo ante ciertos ataques a la Iglesia, relacionados con algunos de los puntos más oscuros de su historia, como la Inquisición o su postura ante los judíos, la ciencia, la mujer o el sexo? Un grupo de mujeres, historiadoras y profesoras universi-tarias, han acometido la tarea de analizar todos esos temas, para dirimir qué hay en cada uno de ellos que proceda de estereotipos aceptados sin un discernimiento serio y qué parte de verdad se esconde tras esa maraña de tópicos y lugares comunes. El resultado es un libro valiente, ágil y divulgativo, que debería ayudarnos a todos a entablar un diálogo sobre la Iglesia a la luz de la historia, limpio del polvo del pasado y de pátinas opacantes que deforman su imagen.

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¿Ha perdido la vida consagrada su «en-canto» y ya no ejerce atractivo sobre las nuevas generaciones? ¿O lo tiene y es necesario visibilizarlo? A estas preguntas responde este libro, y lo hace analizando el signifi cado de la alianza (promesa de fi -delidad y de la búsqueda del reino de Dios y de su justicia) y de los votos evangélicos.

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Karol Woityla . Juan Pablo IIEL EVANGELIO Y EL ARTE

Ciudad Nueva, Madrid, 112 págs., 11 €

La Editorial Ciudad Nueva publica un texto inédito: cinco meditaciones espirituales que Mons. Karol Wojtyla dirigió, en 1962, a los artistas. Y como apéndice y en estrecha rela-ción con estas, la carta a los artistas de Juan Pablo II, escrita en la Pascua de 1999.

Tomás Babiera PuigPENSAR CON CHESTERTON

Ciudad Nueva, Madrid, 318 págs., 15 €

El autor analiza en este libro dos obras fun-damentales de Chesterton: Ortodoxia y El hombre eterno. Chesterton, hombre de rica y extraordinaria personalidad, fue un escri-tor, novelista, poeta, periodista y pensador británico de inicios del siglo XX, convertido al catolicismo hacia 1920.

Pablo Cervera BarrancoCICLO B. EL EVANGELIO LEÍDO EN LA TRADICIÓN CRISTIANACiudad Nueva, Madrid, 368 págs., 17 €

Este libro viene a llenar una laguna. Será de verdadera utilidad para todos. Al fi lo de los Evangelios dominicales y festivos corres-pondientes al ciclo B, ofrece una amplia y selecta antología de textos de autores cris-tianos de todos los tiempos, desde los Padres Apostólicos hasta autores recientes.

Amedeo CenciniLA CONFIRMACIÓN COMO ITINERARIO VOCACIONALPaulinas, Madrid, 144 págs., 11,50 €

Hay quien habla del «desplome de después de la Confi rmación», para expresar el aban-dono masivo de la práctica religiosa que le sigue. Para ello, la propuesta de la Confi r-mación como un itinerario vocacional es una aportación inteligente y el mejor estí-mulo para los jóvenes.

Erika LorenzTERESA DE ÁVILA

Las tres vidas de una mujerHerder, Barcelona, 160 págs., 14,90 €

Este libro nos ofrece un retrato de la mística cristiana y escritora, una mujer moderna y reformista que logró encontrar su camino hacia la autorrealización y dejar su impron-ta en el mundo. La autora narra el proceso de exploración interna que llevó a la Santa a forjar su personalidad.

Josep OtónLA MÍSTICA DE LA PALABRASal Terrae, Santander, 198 págs., 9,95 €

La mística de la Palabra es un libro surgido de la meditación y pretende ser un material para meditar con la Biblia, partiendo de la realidad cotidiana. Pero a la vez es inteligi-ble al generar palabras capaces de llenar de signifi cado nuestras vivencias.

Hugo WastDON BOSCO Y SU TIEMPO

Palabra, Madrid, 464 págs., 19 €

Este libro es una de las mejores obras de Hugo Wast (seudónimo de Gustavo Martí-nez Zuviría). La amable fi gura de Don Bos-co, un tanto desenvuelta e incluso pintores-ca, siempre ejerce un insoslayable atractivo.

Resina, 1 • 28021 Madrid • Tel.: 917 987 426 / 427 • Fax: 915 052 050 • [email protected] • www.sanpablo.es

www.youtube.com/sanpablomultimedia www.twitter.com/sanpablo_eswww.facebook.com/editorialsanpablo.es

LUCETTA SCARAFFIA (ED.)PROSTITUTALA GRAN

Tópicos sobre la Iglesia a lo largo de la historia

336 págs. 16,50 €

la Inquisición, la opresión de la mujer, la represión del sexo, el antisemitismo,

el rechazo de la ciencia, la exaltación del dolor,la desviación de la pureza de sus orígenes,

la obligatoriedad del celibato…

analizan los aspectos Siete mujeres

de la historia de la Iglesia:más polémicos

El análisis que hacen las autoras sobre estos tópicos permite abrir un debate sobre la Iglesia

desde el conocimiento de la verdad histórica.

Coop 171 1 pag La gran prostituta.indd 1 30/03/2015 15:25:15

28043 MADRID - Carril del Conde, 62Tel.: 917 218 984 - Fax: 917 590 204E-mail: [email protected] - www.paulinas.es

Juan Pablo II, fotos de un alma Alfonso Aguilar GonzálezEste no es un libro cualquiera. No es una biografía ni una introducción al hombre y sus obras. Es un libro escrito con «fotos». 264 páginas - 20,00 €

Papa Juan. El santo Marco Roncalli Juan XXIII vivió con sencillez, comenzando por las cosas más pe-queñas. Él creía en Dios y en cada persona, lo que le llevó a ser un Papa santo, bueno y muy humano.220 páginas - 20,00 €

El abrazo de Jerusalén Valeria Martano Después de cincuenta años, este li-bro nos invita a recorrer los pasos y las decisiones de los protagonistas del abrazo de Jerusalén, entre Pablo VI y el patriarca Atenágoras.176 páginas - 16,50 €

Las palabras vivas

el discípulo predilectoPedro Miguel Lamet Qué sentiría Juan, el amigo de Jesús, al reclinar su cabeza sobre el pecho del Maestro.200 págs. 11,50 € - cartoné: 18,00 €

Hacia una gratuidad fecunda Releyendo las distintas etapas his-tóricas de Grandchamp, sor Minke descubre la mano activa de Dios, los signos de la actuación del Espíritu entre cristianos divididos. 282 páginas - 18,00 €

Minke de Vries Un testimonio vital de alguien que sale del Más Allá y vuelve al Más

Paraíso en cuanto base de partida y de llegada para todos nosotros.152 páginas - 12,50 €

Mi circuito se llama paraíso Carlo Nesti

Lecturas para el veranoLecturas para el verano

Revista Cooperador Paulino No 171

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