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REVISTA DE INVESTIGACIÓN Y CIENCIA DE LA FACULTAD DE MEDICINA Y HOSPITAL UNIVERSITARIO DR. JOSÉ ELEUTERIO GONZÁLEZ DE LA U.A.N.L. MEDICINA UNIVERSITARIA Vol. 15 • Núm. 58 • Enero-Marzo 2013 Vol. 15 • Núm. 58 • Enero-Marzo 2013 • ISSN 1665-5796 www.elsevier.es EVALUACIÓN DEL CONSUMO de alcohol y sus motivaciones en estudiantes del noreste de México CARACTERÍSTICAS CLÍNICAS de la neuritis óptica en niños en un hospital de tercer nivel en México ASOCIACIÓN DE LA EOSINOFILIA nasal con alteración en las pruebas de función pulmonar en pacientes con rinitis alérgica persistente moderada-grave

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REVISTA DE INVESTIGACIÓN Y CIENCIA DE LA FACULTAD DE MEDICINAY HOSPITAL UNIVERSITARIO DR. JOSÉ ELEUTERIO GONZÁLEZ DE LA U.A.N.L.

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Vol. 15 • Núm. 58 • Enero-Marzo 2013 • ISSN 1665-5796

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EVALUACIÓN DEL CONSUMOde alcohol y sus motivaciones

en estudiantes del noreste de México

CARACTERÍSTICAS CLÍNICAS

de la neuritis óptica en niños en un hospital de tercer nivel

en México

ASOCIACIÓN DE LA EOSINOFILIA nasal con alteración en las

pruebas de función pulmonar en pacientes con rinitis

alérgica persistente moderada-grave

COMITÉ EDITORIAL

CONSEJO EDITORIAL

medicinauniversitaria

REVISTA DE INVESTIGACIÓN Y CIENCIA DE LA FACULTAD DE MEDICINA Y HOSPITAL UNIVERSITARIO DR. JOSÉ ELEUTERIO GONZÁLEZ DE LA U.A.N.L.

Medicina Universitaria, Volumen 15, número 58, enero-marzo de 2013, es una publicación trimestral de la Revista de Investigación y Ciencia de la Facultad de Medicina y Hospital Universitario Dr. José E. González de la U.A.N.L. ISSN 1665-5796.Editada por: Masson Doyma México, S.A. Av. Insurgentes Sur 1388, Piso 8, Col. Actipan Del. Benito Juárez, CP 03230, México, D.F. Tels.: 5524-1069, 5524-4920, Fax: 5524-0468. Reservados todos los derechos. El contenido de la presente publicación no puede ser reproducido, ni transmitido por ningún procedimiento electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación magnética, ni registrado por ningún sistema de recuperación de información, en ninguna forma, ni por ningún medio, sin la previa autorización por escrito del titular de los derechos de explotación de la misma. Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra sólo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Impresa por Editorial de Impresos y Revistas S. A. de C. V. Emilio Carranza No. 100 Col. Zacahuizco C.P. 03550. Delegación Benito Juárez, México D.F. Este número se terminó de imprimir el 28 de febrero de 2013 con un tiraje de 1,200 ejemplares. Índices en los que aparece esta revista: ARTEMISA (Artículos Editados en México sobre información en Salud). En Internet, compilada en el Índice Mexicano de Revistas Biomédicas (IMBIOMED) y LATINDEX.

Ariel Ernesto Arias Ramírez Ottawa, Canadá

Alejandro Arroliga Temple, EEUU

Norbert W. Brattig Hamburgo, Alemania

María de los Ángeles Castro Corona Monterrey, México

Ricardo Cerda Flores Monterrey, NL

Salvador Cruz Flores St. Louis, EEUU

José A. González González Monterrey, México

Oscar González Llano Monterrey, México

Patricia de Gortari DF, México

Francisco Forriol Campos Madrid, España

Alejandra García Quintanilla Mérida, México

Elvira Garza González Monterrey, México

Pali Hungin Stockton-on-Tees, Reino Unido

José Luis Iglesias Benavides Monterrey, México

Patricia Ileana Joseph Bravo Cuernavaca, México

Susana Kofman Alfaro DF, México

David Kershenobich Stalnikowitz DF, México

Francisco López Jiménez Rochester, EEUU

Xavier López Karpovitch DF, México

Laura E. Martínez de Villarreal Monterrey, México

Nahum Méndez Sánchez DF, México

Claudia Elizalde Molina Monterrey, México

Guillermo I. Pérez Pérez Nueva York, EEUU

Mario Henry Rodríguez Cuernavaca, México

Isaías Rodríguez Balderrama Monterrey, México

Alejandro Ruiz Argüelles Puebla, México

Guillermo J. Ruiz Delgado Puebla, México

José Javier Sánchez Madrid, España

Josep María Segur Vilalta Barcelona, España

Gregorio A. Sicard St. Louis, EEUU

Rolando Tijerina Menchaca Monterrey, México

Lyuba Varticovski Maryland, EEUU

Joseph Varon Houston, EEUU

Director General Santos Guzmán López

Director Editorial Félix R. Cedillo Salazar

Editor David Gómez Almaguer

Editor Francisco Javier Bosques Padilla

Editor Técnico Carlos A. Acosta Olivo

Editor Técnico Beatriz E. De la Fuente Cortez

Editor Asistente José Carlos Jaime Pérez

Hugo Alberto Barrera Saldaña Monterrey, México

René Raúl Drucker Colín DF, México

Rubén Lisker Y. DF, México

Ruy Pérez Tamayo DF, México

Guillermo J. Ruiz Argüelles Puebla, México

Ralph Weissleder Boston, EEUU

Oliverio Welsh Lozano Monterrey, México

Consultor de Bioestadística:

Eloy Cárdenas Estrada Monterrey, México

Antonio Costilla Esquivel Monterrey, México

Revisor del idioma inglés:

Emma Bertha García Quintanilla.

Sum

ario

Volumen 15Número 58Enero-Marzo 2013

EDITORIAL

1 Cambios sociales y comportamientos de riesgo en adolescentesRebeca Thelma Martínez-Villarreal

ARTÍCULOS ORIGINALES

3 Evaluación del consumo de alcohol y sus motivaciones en estudiantes del no-reste de MéxicoVíctor A. Tamez-Rodríguez, Ricardo M. Cerda-Flores, Ernesto Marín-Peña, José M. Machado-Cervantes, Roberto Dávila-Canales, Lucio Rodríguez-Agui-lar, Raúl Martínez-Maldonado

10 Perfilclínico-epidemiológicodepacientesconparkinsonismoenelHospitalUniversitario “Dr. José Eleuterio González”, de la Universidad Autónoma de Nuevo LeónIngrid Estrada-Bellmann, Haydeé Verduzco-Aguirre, Rafael Naim-Gamboa, Patricio Couret, Gabriel R. Villarreal, Héctor R. Martínez

15 Característicasclínicasdelaneuritisópticaenniñosenunhospitaldetercernivel en MéxicoJosé Carlos Licea-Blanco, Ezequiel Enrique Paypa-Jabre, Adriana Carlota Cantú-Salinas, Claudio Ernesto Muñiz-Landeros, Héctor Jorge Villarreal-Velázquez

21 Adolescentes con enfermedades crónicas y participación en conductas de riesgoDiana Laura Villarreal-Rodríguez, Consuelo Treviño-Garza, Leonardo Man-cillas-Adame, Rebeca Thelma Martínez-Villarreal, Manuel Enrique de la O-Cavazos

26 Asociaciónde laeosinofilianasal conalteraciónen laspruebasde funciónpulmonar en pacientes con rinitis alérgica persistente moderada-graveSandra Nora González-Díaz, Alejandra Macías-Weimann, Alfredo Arias-Cruz, Die-go de Jesús García-Calderín, Maricruz Calva-Mariño, Claudia Gallego-Corella, Karla Mejía-Salas, Luis Alfredo Domínguez-Sansores

ARTÍCULO DE REVISIÓN

33 Técnicas de acceso transradial en intervención percutánea coronariaNatalia Moscoso-Soriano, Jorge Sepúlveda-Sepúlveda, Óscar Salas-Sánchez, Ri-cardo Cruz-Wellmann, Joaquín Moxica-del Ángel.

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CASO CLÍNICO

40 SíndromedeHadju-Cheneyasociadoconcalcinosiscutis.Presentacióndeuncaso y revisión de la literaturaGerardo R. Zaragoza-Arévalo, Martha Orozco-Quiyono, Carlos Galaviz-Hernán-dez, Leonardo Pérez-Mejía, María Teresa Gorráez-de la Mora, Yuritzi Santillán-Hernández

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Conte

nts

Volume 15Number 58January-March 2013

EDITORIAL

1 SocialchangesandriskbehaviourinadolescentsRebeca Thelma Martínez-Villarreal

ORIGINAL ARTICLES

3 Evaluation of alcohol consumption and its motivations in students of Nor-theastern MexicoVíctor A. Tamez-Rodríguez, Ricardo M. Cerda-Flores, Ernesto Marín-Peña, José M. Machado-Cervantes, Roberto Dávila-Canales, Lucio Rodríguez-Agui-lar, Raúl Martínez-Maldonado

10 Clinical-epidemiologicalprofileofpatientswithParkinson’s in theHospital Universitario “Dr. José Eleuterio González” of the Universidad Autónoma de Nuevo LeónIngrid Estrada-Bellmann, Haydeé Verduzco-Aguirre, Rafael Naim-Gamboa, Patricio Couret, Gabriel R. Villarreal, Héctor R. Martínez

15 Clinical characteristics of optic neuritis in children in a tertiary level hospital in MéxicoJosé Carlos Licea-Blanco, Ezequiel Enrique Paypa-Jabre, Adriana Carlota Cantú-Salinas, Claudio Ernesto Muñiz-Landeros, Héctor Jorge Villarreal-Velázquez

21 AdolescentswithchronicdiseaseandparticipationinriskybehaviorsDiana Laura Villarreal-Rodríguez, Consuelo Treviño-Garza, Leonardo Man-cillas-Adame, Rebeca Thelma Martínez-Villarreal, Manuel Enrique de la O-Cavazos

26 Impactofnasaleosinophiliaonlungfunctiontestsinpatientswithmoderateto severe persistent allergic rhinitisSandra Nora González-Díaz, Alejandra Macías-Weimann, Alfredo Arias-Cruz, Die-go de Jesús García-Calderín, Maricruz Calva-Mariño, Claudia Gallego-Corella, Karla Mejía-Salas, Luis Alfredo Domínguez-Sansores

REVIEW ARTICLE

33 Transradial access techniques in coronary percutaneous interventionNatalia Moscoso-Soriano, Jorge Sepúlveda-Sepúlveda, Óscar Salas-Sánchez, Ri-cardo Cruz-Wellmann, Joaquín Moxica-del Ángel.

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CLINICAL CASE

40 Hajdu-Cheneysyndromeassociatedwithcalcinosiscutis.PresentationofonecaseandliteraturereviewGerardo R. Zaragoza-Arévalo, Martha Orozco-Quiyono, Carlos Galaviz-Hernán-dez, Leonardo Pérez-Mejía, María Teresa Gorráez-de la Mora, Yuritzi Santillán-Hernández

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1665-5796 © 2013 Revista Medicina Universitaria. Facultad de Medicina UANL. Publicado por Elsevier México. Todos los derechos reservados.

Medicina Universitaria 2013;15(58):1-2

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Editorial

Cambios sociales y comportamientos de riesgo en adoles-centes

Social changes and risk behaviour in adolescents

Hoy en día vivimos en un mundo globalizado con gran-des avances tecnológicos, donde los adolescentes han crecido con estos y son parte de ellos. Es así como la adolescencia es una etapa de continuo crecimiento y desarrollo físico, emocional y cognitivo; y bien dirigido, es un potencial para el crecimiento económico y social de cualquier país. Sin embargo, es en esta etapa donde suceden situaciones adversas que ponen en riesgo la integridad y la salud de los adolescentes -considerado como riesgo-, la probabilidad de ocurrencia para una en-fermedad, un accidente o un acontecimiento dañino.

las condiciones de vida de los adolescentes han mejorado por el desarrollo de la infraestructura social, reflejado en la educación, los medios de comunicación con un acceso más rápido a la información; así como a servicios en salud de alta calidad, esto permite la aten-ción oportuna de las enfermedades agudas y crónicas.

No obstante, esta misma sociedad plena de recursos, también ha desplegado transformaciones sociales y antro-pológicas, que conllevan riesgos importantes tanto para los adolescentes sanos como para aquellos que presentan una enfermedad crónica, alguno de ellos relacionado con la contaminación y deterioro del ambiente, la modifi-cación de los estilos de vida y los comportamientos de riesgo, en particular, el inicio temprano de las relaciones sexuales sin protección, a pesar de que se cuenta con la información de los riesgos y la forma de protección, por alguna circunstancia social, emocional y/o cogniti-va no ha permitido que los adolescentes modifiquen sus conductas y prácticas en el ejercicio de su sexualidad. En una de las investigaciones incluidas en esta revista, se menciona que en los adolescentes con enfermedades crónicas, estos riesgos no son muy diferentes.

otro de los problemas que si bien no son exclusivos de los adolescentes lo representa la violencia, un fenó-meno social multicausal; por lo general, se van formando en las familias los sentimientos negativos, debido a la

intransigencia y la apatía por convivir, y que ya en la sociedad se transforma en soluciones agresivas ante una dificultad.

Ante este panorama es preciso analizar y reflexionar acerca de las circunstancias sociales y antropológicas que están formando al individuo en esta etapa, y lo primero que se visualiza es el debilitamiento de la es-tructura social para su desarrollo con los resultados que nos preocupan: enfermedades crónicas, violencia y abuso de sustancias como el alcohol.1

Adiccioneslas drogas existen y se han consumido desde los más re-motos tiempos; sin embargo, la finalidad y la forma de consumo han ido cambiando.2

En las últimas décadas se ha identificado el uso de sustancias más agresivas al organismo, planteando un panorama donde es más difícil para el consumidor aban-donar esta práctica y son más aquellos que se atrapan en la adicción a una sustancia tóxica.

El consumo y abuso de sustancias nocivas para la salud perjudica no sólo a quien las consume, también afecta a su entorno social en sus diferentes facetas, desde el ámbito familiar, educativo, laboral y de pareja; gene-rando así diferentes situaciones que lesionan la vida en sociedad. Es una de las razones por la cual los programas más efectivos en la prevención de adicciones, integran a instituciones pilares de toda sociedad: la familia y la escuela, principalmente; además, esas instituciones son las que sostienen, en gran medida, a la población de más alto riesgo: los adolescentes y jóvenes, puesto que son al- tamente vulnerables ante el consumo o la adicción a este tipo de sustancias.

dividir las adicciones en legales e ilegales, puede desviar del meollo del problema. El hecho de que el consumo de alcohol sea social y legalmente aceptable,

Martínez-Villarreal RT et al.2

puede oscurecer la vida de las familias y la sociedad, por los efectos: mortalidad por accidentes y violencia, y la morbilidad por las mismas causas a la que se pueden agregar la violencia intrafamiliar, así como la morbilidad por cirrosis, todo esto excede en conjunto, al costo social del consumo de drogas ilegales.2

Es importante difundir los riesgos que representa el consumo temprano e inmoderado del alcohol. En un es-tudio sobre prevalencia de alcoholismo en adolescentes realizado en las escuelas preparatorias, en el año 2012, se percibe lo siguiente:

respecto al consumo de bebidas alcohólicas, el 17.8% consume bebidas alcohólicas, de ellos, el 10.3% sexo masculino y 7.5% sexo femenino, sin encontrar una dife-rencia significativa entre ambos sexos.3

la Universidad autónoma de Nuevo león -institución educativa comprometida con la comunidad- ha realizado diversas acciones de salud y bienestar social. Específica-mente en prevención de adicciones e información, las actividades efectuadas por las diferentes escuelas y fa-cultades son principalmente extramuros, es decir, como un servicio a la comunidad, visualizando el problema de adicciones como externo.

ante esta situación, surgió la necesidad de establecer el Programa Universitario en la Prevención de Adiccio-nes, que permite generar acciones de información y educación con la coparticipación de alumnos.

la Universidad autónoma de Nuevo león -institución preocupada por estar a la vanguardia educativa y dise-ñar programas de relevancia social, que tengan impacto en mejorar la calidad de vida de su comunidad universi-taria- ha instituido programas enfocados desde una visión integral a corto, mediano y largo plazo. Esta suma de esfuerzos entre la comunidad universitaria es loable, no sólo por la participación activa del personal docente y alumnado en el campo de la prevención de adicciones,

sino por el entusiasmo demostrado por los padres de fa-milia. Entre las estrategias llevadas a cabo destacan:

• Sensibilizar a la comunidad universitaria acerca de la importancia del cuidado de la salud.

• informar sobre el enorme daño que ocasionan las sustancias tóxicas para la salud, así como el per-juicio para la sociedad.

• Proporcionar herramientas a los padres de fa-milia, maestros y a los adolescentes para hacer frente a las adicciones.

• difundir información a padres, maestros, ado-lescentes y jóvenes, para la toma de decisiones informadas, relacionadas con el consumo de sus-tancias.

Fortalecer la autonomía, la autoestima y una orien-tación social positiva, que faciliten la adaptación de los adolescentes, en esta labor estamos todos comprometi-dos.

Dra. Rebeca Thelma Martínez-VillarrealCentro Universitario de Salud de la Universidad autóno-

ma de Nuevo león. Monterrey, N.l., México.

Correspondencia: Campus del Área de la Salud, av. Gonzalitos y dr. Carlos Canseco s/n calle interior, Colonia Mitras Centro. C.P. 64460. Monterrey, N.l.,

México. teléfono: 13404930. Correo electrónico: [email protected]

Referencias

1. Castells P, Silver tJ. Guía práctica de la salud y psicología del adolescente. México: Planeta Mexicana; 1998.

2. Velasco r. la familia ante las drogas. México: triller; 2000.3. Martínez t. investigación de riesgos en adicciones, Monte-

rrey. México: Universidad autónoma de Nuevo león; 2012.

1665-5796 © 2013 Revista Medicina Universitaria. Facultad de Medicina UANL. Publicado por Elsevier México. Todos los derechos reservados.

Medicina Universitaria 2013;15(58):3-9

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Correspondencia: Dr. Víctor Armando Tamez Rodríguez. Av. Gonzalitos N° 235 Norte, Colonia Mitras Centro, C.P. 64460, Monterrey, N.L. México. Teléfono (+52 81) 8329 4201 y 8346 5147. Fax: (81) 8348 7763. Correo electrónico: [email protected]

ARTíCuLo oRiGiNAL

Evaluación del consumo de alcohol y sus motivaciones en estudiantes del noreste de México

Víctor A. Tamez-Rodríguez,1 Ricardo M. Cerda-Flores,2 Ernesto Marín-Peña,2 José M. Machado-Cervantes,2 Roberto Dávila-Canales,3 Lucio Rodríguez-Aguilar,2 Raúl Martínez-Maldonado.2

1 Departamento de Farmacología y Toxicología, Facultad de Medicina, Universidad Autónoma de Nuevo León. Monterrey, N. L., México.2 Facultad de Enfermería, Universidad Autónoma de Nuevo León. Monterrey, N. L., México.3 Departamento de Introducción a la Clínica, Facultad de Medicina, Universidad Autónoma de Nuevo León. Monterrey, N. L., México.

Recibido: Julio 2012. Aceptado: Noviembre 2012

PALABRAS CLAVEAlcoholismo, estudiantes, motivación, AuDiT, Mé-xico.

ResumenObjetivos: 1) Evaluar las motivaciones para el consumo de alcohol (MCA) mediante la aplicación del cuestionario Motivos para el Consumo de Alcohol (CMC). 2) Evaluar el consumo de alcohol (CA), mediante la aplicación del cuestionario AuDiT. 3) Relacionar las MCA con el CA. 4) Asociar las MCA con el estatus laboral. 5) Asociar el CA con el estatus laboral. Métodos: Se aplicaron los cuestionarios a 116 alumnos que cursan el bachillerato, uno para evaluar las MCA y otro para evaluar el CA. Resultados: La edad promedio fue de 17.47 ± 1.91 años. El 68.97% eran hombres y 31.03% mujeres. El 66.7% de las mujeres y el 78.8% de los hombres eran consumidores. De todos ellos, el 36.4% estudiaban y trabajaban. Las consistencias internas del CMC y AuDiT fueron 0.90 y 0.85, respectivamente. El 32.2% no estaban en riesgo de tras-tornos del alcohol. La distribución del AuDiT para sensato, dependiente y dañino fue 61.0%, 30.5% y 8.5%, respectivamente. La distribución del CMC fue 23.3%, 71.5% y 5.2% para motivación nula, conformidad y reforzamiento, respectivamente. Se encontró que al incrementarse los MCA se incrementan de igual manera, los trastornos por el uso del alcohol. Conclusión: No se encontró asociación con las MCA pero si con el CA, donde además se observaron riesgos (oR) incrementados de CMC-conformidad (oR=3.05) y CMC-re-forzamiento (oR=8.80). Se observó un mayor consumo de alcohol en los jóvenes que estudian y trabajan.

Tamez-Rodríguez VA, et al4

IntroducciónEl consumo excesivo de alcohol es considerado mundial-mente un grave problema de salud pública. El alcohol, es una droga lícita o social, que tiene efecto dañino en la salud y se asocia con los principales indicadores de morbilidad y mortalidad, debido a su consumo excesivo. El alcohol es una sustancia potencialmente adictiva que se utiliza con mayor frecuencia por los adultos jóvenes, especialmente entre aquellos en edad de recibir una edu-cación universitaria o superior.1

En México, existen cerca de 2.5 millones de personas que presentan problemas de alcoholismo, lo que repre-senta el 2.5% de la población del país, que potencialmente se asocian con enfermedades del hígado, cardiopatías, homicidios, suicidios e incluso contribuye a la hospitaliza-ción de más de 2 000 personas por lesiones relacionadas a accidentes automovilísticos y además, entre 50 000 y 70 000 lesionados que requieren atención médica.2

La Encuesta Nacional de Adicciones (ENA) del 2008, señala que en la población adulta mexicana, el alco-hol es la principal sustancia adictiva consumida (65.0%) y en segundo lugar el tabaco (25.0%). De esta encuesta se encontró que 27 millones de mexicanos toman grandes cantidades de alcohol, con frecuencias de ingesta que os-cilan entre < 1 vez al mes y diaria.3

Dentro de las variables sociodemográficas, el sexo y la edad son dos variables que diferencian la forma en que una persona consume alcohol, el beber diario es más fre-cuente en los hombres (21.8%) que en las mujeres (16.2%), de las cuales el 9.7% corresponde a adolescentes y de éstas, el 7.1% consumen alcohol. Sin embargo, en las mujeres

la prevalencia está aumentando, específicamente en las adolescentes (9.7%), quienes consumen altas cantidades de alcohol en cada ocasión (7.1%).3

Durante los últimos años, la edad en la cual los hombres en México consumen con mayor frecuencia e intensidad bebidas alcohólicas, se ha reducido en forma alarmante. Después de situarse entre los 30-49 años de edad en 1988, disminuyó hasta encontrarse entre los 18-29 años de edad en 1998.4 Coincidentemente, este rango incluye las edades durante las cuales los adultos jóvenes en México generalmente asisten a los centros de educa-ción superior.

Datos de la ENA del 2008, indicaron que el 72% de la población adulta masculina y el 42.7% de la población femenina eran consumidores de alcohol, y que los tipos de consumo más característicos en varones son: a) consu-mo moderado alto, con ≥ 5 bebidas por ocasión (16.9%) y b) consuetudinario, con ≥ 5 bebidas una vez por semana (12.4%). En cuanto a las mujeres, el 4.8% tuvo consumo mensual (< 5 bebidas por ocasión) y el 2.7% consumo mo-derado alto.3

Mora-Ríos en el 2005, realizó un estudio descriptivo-comparativo en 678 estudiantes de universidades públicas y privadas de la Ciudad de México, y encontró que los estudiantes del sexo masculino ingirieron una mayor can-tidad de bebidas alcohólicas por ocasión de consumo, en comparación con las mujeres. Las comparaciones entre el consumo de alcohol de acuerdo al tipo de universidad, no mostraron diferencias significativas.5

En la Ciudad de México, Caraveo y colaboradores encontraron que uno de los grupos de riesgo de abuso de alcohol es la población de 18 a 39 años de edad. Los

Evaluation of alcohol consumption and its motivations in students of Northeastern Mexico

AbstractObjectives: 1) Assessing motivations for alcohol consumption (MCA) by applying the Reasons for Alcohol Consumption (CMC) questionnaire. 2) Evaluate alcohol consump-tion (CA) by applying the AUDIT questionnaire. 3) Relate the MCA with the CA. 4) Associate MCA with employment status. 5) Associate CA with employment status.Methods: We applied the two questionnaires to 116 high school students, the first to assess the MCA and the second to evaluate the CA.Results: Mean age was 17.47 ± 1.91 years. Gender-wise, 68.97% were male and 31.03% female. Of these, 66.7% of female and 78.8% of the male were alcohol consumers and 36.4% were studying and working. Internal consistencies of the CMC and AUDIT were 0.90 and 0.85, respectively. The 32.2% were not at risk of alcohol disorders. The distribution of AUDIT for sensible, dependent and harmful was 61.0%, 30.5% and 8.5% respectively. The distribution of CMC was 23.3%, 71.5% and 5.2% for zero motivation, compliance and reinforcement, respectively. We found that increasing the MCA, there was a similar increase in alcohol disorders.Conclusion: There was no association with MCA, but there were with CA, where we also observed increased risks (OR) of CMC-conformity (OR = 3.05) and CMC-reinforce-ment (OR = 8.80). There was a higher alcohol consumption in young people who study and work.

KEYWORDSAlcoholism, students, mo-tivation, AuDiT, Mexico.

Evaluación del consumo de alcohol y sus motivaciones en estudiantes del noreste de México 5

estudios realizados en población universitaria revelaron que la proporción de consumidores de alcohol aumenta con la edad, y que el periodo de mayor consumo ocurre entre los 18 y 21 años de edad. Además, estos estudios indicaron que los varones consumían más alcohol que las mujeres y que los estudiantes universitarios con un ingre-so económico alto, tienen mayor riesgo de presentar un consumo de alcohol dañino en comparación con estudian-tes de ingreso económico medio y bajo.6

Dado lo anterior, una de las variables que podría mar-car la diferencia de motivos para el consumo de alcohol es la ocupación, pues en universitarios que estudian y tra-bajan las razones para utilizar alcohol son más altas, que los universitarios que solamente estudian. Cabe señalar que otros factores que se han encontrado asociados en esta conducta son, el tener un mejor ingreso económico, mayor número de grupos de amigos o compañeros y fre-cuente participación de eventos sociales.4

Del Bosque en el 2006, estudió la percepción de normas sociales y el consumo de alcohol en jóvenes uni-versitarios de la ciudad de Monterrey. Encontró que la mayor proporción de universitarios presentó un consumo de alcohol dañino (49.5%), seguido de consumo sensato (26.8%) y consumo dependiente (23.8%). Además, encon-tró que los hombres presentaron mayores proporciones de consumo dañino (68.2%), a diferencia de las muje- res que presentaron mayores proporciones de consumo sensato (38.7%), estas diferencias fueron significativas (ji cuadrada=81.72, p=0.001).7

Dado lo anterior, los objetivos del presente estudio en estudiantes de bachillerato de la ciudad de Monterrey

fueron: 1) Evaluar las motivaciones para el consumo de al- cohol (MCA), mediante la aplicación del Cuestionario Moti- vos para el Consumo de Alcohol (CMC). 2) Evaluar el consu-mo de alcohol (CA) mediante la aplicación del cuestionario Identificación de Trastornos por Uso de Alcohol (AUDIT). 3) Relacionar las MCA con el CA. 4) Asociar las MCA con el esta-tus laboral. 5) Asociar el CA con el estatus laboral.

MétodosEl diseño de estudio fue de tipo descriptivo, transversal y correlacional. Se aplicaron a 116 alumnos que cursan el bachillerato dos instrumentos, el primero para evaluar las MCA y el segundo para evaluar el CA.

Para la aplicación de los dos instrumentos, se solici-tó por escrito, la autorización al personal directivo de la escuela a evaluar, y la obtención de datos se reali-zó en dicha institución. Los estudiantes participantes se seleccionaron a través de una lista proporcionada por el departamento de escolar y archivo de la misma de-pendencia, la cual refirió listados oficiales de la cantidad de alumnos y grupos del tercer semestre, mediante el paquete MiNiTAB versión 12.22.

Se utilizó una cédula de datos personales que presen-tó ocho preguntas. El primer instrumento que se utilizó fue el CMC, el cual radica en una vertiente del Modelo de Motivaciones de Cox & Klinger.8 Este cuestionario el cual consta de 20 reactivos, evaluó las MCA. El segundo instrumento que se utilizó fue el AuDiT.9 Este cuestionario el cual consta de 10 reactivos, evalúa el CA durante los últimos 12 meses.

Tabla 1. Distribución porcentual de la evaluación del Cuestionario de Motivaciones para el Consumo de Alcohol (CMC).

Casi nunca Pocas vecesLa mitad de las

vecesLa mayoría de

las vecesSiempre

Para olvidarme de mis preocupaciones 76.3 16.1 1.7 1.7 4.2

Porque mis amigos me presionan a consumir alcohol 83.1 11.9 1.2 1.3 2.5

Porque me ayuda a disfrutar en una fiesta 47.5 19.5 12.7 8.5 11.9

Porque me ayuda cuando me siento triste o deprimido 74.6 14.4 5.1 1.7 4.2

Para ser sociable y hacer más amigos 74.6 14.4 5.9 1.7 3.4

Para animarme 66.1 18.6 5.9 2.5 6.8

Porque me gusta cómo me siento cuando lo consumo 60.2 18.6 8.5 5.1 7.6

Para que otros no se burlen de mi por no tomar 89.8 5.1 2.3 1.1 1.7

Porque es emocionante 65.3 15.3 7.6 5.1 6.8

Para embriagarme 65.3 14.4 6.8 2.5 11.0

Porque hace las reuniones sociales más divertidas 46.6 16.9 6.8 9.3 20.3

Para pertenecer al grupo que quiero 87.3 8.5 0.9 0.8 2.5

Porque me da una sensación placentera 61.0 16.9 7.6 8.5 5.9

Porque mejora las fiestas y celebraciones 46.6 12.7 9.3 16.1 15.3

Porque me siento más seguro de mí mismo 68.6 16.9 7.6 0.8 5.9

Para celebrar una ocasión especial con mis amigos 33.1 14.4 9.3 15.3 28.0

Para olvidarme de mis problemas 78.0 11.0 3.4 2.5 5.1

Porque es divertido 45.8 20.3 10.2 11.9 11.9

Para caerles bien a los demás 87.3 6.8 1.7 0.8 3.4

Para sentir que me incluyen amigos y compañeros 88.1 5.9 1.4 1.1 3.4

Tamez-Rodríguez VA, et al6

El estudio se apegó a lo dispuesto por el Reglamento de la Ley General de Salud, en materia de investigación en el área de la salud. Se respetó la dignidad de los suje-tos con un trato respetuoso y profesional y la protección de sus derechos humanos.

Los datos fueron procesados mediante el paquete es-tadístico SPSS Versión 20.0. Se realizaron cinco etapas. Primero, se realizó estadística descriptiva, con la cual se obtuvieron frecuencias y proporciones de las evaluacio- nes obtenidas cuando fueron aplicados ambos instrumen-tos. Segundo, para los instrumentos de medición AuDiT y CMC, se determinaron la consistencia interna de los instrumentos a través el Alpha de Cronbach.10 Tercero, para determinar la asociación de acuerdo a las escalas de los instrumentos CMC (motivación nula, conformi-dad y reforzamiento) y AuDiT [No consumidor, sensato (1-4 copas), dependiente (5-9 copas) y dañino (10 o más copas)], se realizó una tabla de 4 x 3, a la cual se le aplicó la prueba exacta de Fisher. Cuarto, las evaluacio-nes cuantitativas de cada instrumento se relacionaron mediante la correlación de Spearman, así como su dia-grama de dispersión. Quinto, los instrumentos AuDiT y CMC se asociaron con el estatus laboral del estudiante,

mediante tablas de contingencia de 4 x 2 y 3 x 2, respec-tivamente. Para este análisis, si el número de individuos por celdas es menor a cinco, se aplicó la prueba exacta de Fisher. Se determinó el riesgo absoluto en el caso de asociación mediante el paquete EPiSoDE. El tamaño de muestra fue de 116 y este número estuvo de acuerdo a lo reportado por Yurdugül (2008), el cual considera que un tamaño mínimo de 100 individuos es suficiente inde-pendientemente, de si la distribución del instrumento es o no normal.10 una p<0.05 fue considerada estadística-mente significativa.

ResultadosLa edad promedio de los 116 estudiantes fue de 17.47 ± 1.91 años. En cuanto al sexo, el 68.97% eran hombres (17.79 ± 2.07 años) y 31.03% mujeres (16.75 ± 1.25 años). En cuanto al consumo de alcohol, el 66.7% de las muje-res y el 78.8% de los hombres eran consumidores y estos porcentajes no mostraron diferencias significativas (ji cuadrada=1.93; p=0.164).

En cuanto al estado civil, el 92.4% eran solteros, el 4.2% casado y el 3.4% en unión libre. De todos ellos, el 63.6%

Tabla 2. Distribución porcentual del Cuestionario de Identificación de Trastornos por Uso de Alcohol (AUDIT).

NuncaUna vez al mes o

menosDos o cuatro veces

al mesDos o tres veces a la

semanaCuatro o más veces a la

semana¿Qué tan frecuente ingieres bebidasalcohólicas?

32.2 26.3 16.9 19.5 5.1

¿Cuántas copas tomas en un día típico de los que bebes? Frecuencia Porcentaje1 o 2 55 47.4

3 o 4 17 14.6

2, 5 o 6 22 19.0

7 o 9 14 12.1

10 o más 8 6.9

Total 116 100

NuncaMenos de uno

vez al mesMensualmente Semanalmente

Diario a casi diario

¿Qué tan frecuente tomas 6 o más vasos en la misma ocasión? 48.3 19.5 16.1 14.4 1.7

Durante el último año ¿Ocurrió que no pudiste parar de beber una vez que se había comenzado o empezado?

68.6 15.3 5.1 6.8 4.2

Durante el último año ¿Qué tan frecuente dejaste de hacer algo que deberías haber hecho por beber?

71.2 20.3 5.1 2.5 0.8

Durante el último año ¿Qué tan frecuente bebiste a la mañana siguiente después de haber bebido en exceso el día anterior?

69.5 18.6 6.8 2.5 2.5

Durante el último año ¿Qué tan frecuente te sentiste culpable o tuviste remordimiento por haber bebido?

68.6 21.2 4.2 2.5 3.4

Durante el último año ¿Qué tan frecuentemente olvidaste algo de lo que había pasado cuando estuviste bebiendo?

72.0 16.9 6.8 1.7 2.5

No Si pero no en el último año Si en el último año¿Te has lastimado o alguien a resultado lesionado como consecuencia de tu ingestión de alcohol?

85.6 7.6 6.8

¿Algún amigo, familiar o médico se ha preocupado por la forma en que bebes o le ha sugerido disminuir el consumo?

94.1 3.4 2.5

Evaluación del consumo de alcohol y sus motivaciones en estudiantes del noreste de México 7

eran estudiantes que no trabajaban y el 36.4% estudiaban y trabajaban.

Las consistencias internas de los instrumentos CMC y AuDiT evaluados mediante el Alpha de Cronbach fueron 0.90 y 0.85, respectivamente.

Las distribuciones porcentuales de las evaluaciones de los instrumentos CMC y del AuDiT se muestran en las Tablas 1 y 2, respectivamente. De los 116 estudiantes, el instrumento AuDiT nos indicó que el 32.2% no estaban en riesgo de trastornos del alcohol. El instrumento CMC nos indicó que dentro de las motivaciones que tiene el estu-diante de bachillerato para consumir alcohol, el 67.0% contestó que lo consumen para celebrar una ocasión es-pecial con sus amigos y el 53.4% porque mejora las fiestas y celebraciones.

La distribución y asociación del número de estudiantes de acuerdo a los dos instrumentos se muestra en la Tabla 3. La distribución del AuDiT de los 87 consumidores para sensato, dependiente y dañino fue 61.0%, 30.5% y 8.5%, respectivamente. La distribución del CMC de los 116 es-tudiantes fue 23.3%, 71.5% y 5.2% para motivación nula, conformidad y reforzamiento, respectivamente. Se encon-tró una significativa asociación entre ambos instrumentos al aplicarse la prueba exacta de Fisher (67.88; p=0.0001).

La Figura 1 muestra en el diagrama de dispersión, la relación cuantitativa entre el CMC y AuDiT. Al aplicarse la prueba de Spearman, se encontró que al incrementarse los motivos para el consumo de alcohol se incrementan de igual manera los trastornos por el uso del alcohol, lo que dio lugar a una alta correlación positiva de 0.697 (p=0.0001).

En la Tabla 4 se muestra la asociación del tipo de consumo de alcohol por estatus laboral. Al aplicarse la tabla de contingencia 4 x 2, no se encontró asociación (ji cuadrada=6.72; p=0.081). En la Tabla 5 se muestra la asociación del tipo de motivaciones para el consumo de alcohol por estatus laboral. Al aplicarse el paquete EPi-SoDE, los valores de riesgo se encontraron incrementados de CMC-conformidad (oR=3.05) a CMC-reforzamiento (oR=8.80), en estudiantes que trabajaban considerando el estándar de oro al CMC-motivación nula. Al aplicarse la tabla de contingencia 3 x 2, se encontró asociación al aplicarse la prueba exacta de Fisher (6.80; p=0.027).

Discusión El presente estudio permitió conocer las motivaciones para el consumo de alcohol y su relación con el consumo

de alcohol en estudiantes de bachillerato de una escuela pública. Los porcentajes del consumo de alcohol entre hombres y mujeres en Monterrey fueron similares, este resultado no concuerda con lo reportado por Caraveo y colaboradores en 1999, en estudiantes de la Ciudad de México,6 quienes encontraron en su estudio diferencias por género y frecuencia del consumo de alcohol, donde la población masculina consume más alcohol que la po-blación femenina y a su vez ambos han consumido alcohol al menos una copa en su vida.

El hecho de que en nuestro estudio tanto hombres como mujeres hallan ingerido una mayor cantidad de bebidas alcohólicas, probablemente se deba a que en la actualidad se tienen menos restricciones sociales para el consumo de alcohol, y además el hecho de que ingieran una mayor cantidad de bebidas alcohólicas puede estar asociado a tolerancia al alcohol.

De los 20 reactivos del instrumento MCA, sólo dos mostraron los más altos porcentajes de respuesta que mo-tivan al estudiante de bachillerato para consumir alcohol, las cuales fueron “para celebrar una ocasión especial con mis amigos” (67.0%) y “porque mejora las fiestas y ce-lebraciones” (53.4%). Estos resultados están de acuerdo a lo encontrado por Cox y Klinger.8 Estos autores se- ñalan en su estudio que el hecho de que estos jóvenes

Tabla 3. Distribución y asociación del número de estudiantes de acuerdo a los dos instrumentos CMC y AuDiT.

AUDITCMC No consumidor Sensato Dependiente Dañina TotalMotivación Nula 22 (75.9%) 5 (23.8%) 0 0 27 (23.2%)

Conformidad 7 (24.2%) 16 (76.2%) 23 (100%) 37 (86.1%) 83 (71.6%)

Reforzamiento 0 0 0 6 (13.9%) 6 (5.2%)

Total 29 21 23 43 116

Prueba exacta de Fisher = 67.88; p=0.0001.

80

70

60

50

40

30

20

0 5 10 15

AUDIT

CMC

20 25 30

Figura 1. Diagrama de dispersión de la relación de los instru-mentos AuDiT y CMC (r=0.697; p=0.0001).

Tamez-Rodríguez VA, et al8

ingieran alcohol para olvidarse de sus preocupaciones, porque sienten que les ayuda cuando están deprimidos, cuando están de mal humor o porque se sienten más seguros de sí mismos. En este mismo sentido, afirman que la decisión de consumir alcohol se debe a los moti-vos internos y externos, para evitar acciones negativas o incrementar emociones positivas, además señalan que las razones que se tiene para el consumo de alcohol, se construyen de primera instancia en el pensamiento, no obstante el ambiente social donde se desenvuelve el jo-ven, influye en la decisión de consumir o no alcohol.

La edad de inicio en promedio fue a los 15 a 19 años; con respecto a los tipos de consumo se identificó 61% de tipo sensato, 30.5% dependiente y 8.5% dañino. Se obtu-vo un porcentaje de 6.8% que ha lastimado a alguien o resultado lastimado como consecuencia de su consumo, en contraste con un 7.6% que le ha ocurrido pero no en el último año, teniendo un total de 85.6% que no les ha pa-sado. En lo que respecta a saber si ha sido aconsejado por un amigo, familiar o personal de la salud debido a su for-ma de consumir alcohol, se encontró que a un 5.9% si ha necesitado ayuda. Además de encontrar que el consumo es mayor un 38.5% en hombres que en mujeres. Lo ante-rior concuerda con lo reportado por el Consejo Nacional Contra las Adicciones-Secretaria de Salud.3

Al categorizar el instrumento AuDiT (sensato, de-pendiente y dañino) y el CMC (nula, conformidad y reforzamiento), se encontró entre ambas una asociación altamente significativa, lo que nos indica que al incre-mentarse las motivaciones se incrementa el daño por el consumo. Por otra parte, los resultados anteriores se confirman al correlacionar los puntajes cuantitativos de ambos instrumentos.

Con respecto al estatus laboral, no se encontró aso-ciación con las MCA pero si con el CA donde además se observaron riesgos (oR) incrementados de CMC-con-formidad y CMC-reforzamiento en los estudiantes que trabajan. El mayor consumo de alcohol en los jóvenes que estudian y trabajan, en comparación con los jóve-nes que sólo estudian concuerda con lo reportado por Herrera y colaboradores, quienes encontraron que los estudiantes del Estado de Morelos con ingreso socioe-conómico alto presentan mayor riesgo de consumo de alcohol dañino, que los estudiantes con ingreso econó-mico bajo.11 Arrivillaga y colaboradores en un estudio realizado en estudiantes universitarios de Cali, Co-lombia, consideraron que los estudiantes que trabajan tienen mayor contacto con personas adultas que consu-men alcohol, y esto puede ser un modelo de conducta a seguir por los jóvenes.12

Con base a los resultados del presente estudio se re-comienda reforzar los programas preventivos del uso y abuso del alcohol en estudiantes de preparatoria, dado que la mayoría de los estudiantes que participaron en el estudio están en la fase de riesgo al consumo de alcohol. Es evidente la necesidad de desarrollar acciones encami-nadas a la prevención del consumo experimental, y evitar la transición del consumo experimentador al consumo usual.

Se recomienda desarrollar programas de promoción a la salud en estudiantes de preparatoria con la intención de establecer estrategias, que aminoren las motivacio-nes de consumo de alcohol y realizar intervenciones encaminadas a prevenir el abuso del consumo de alco- hol en estudiantes de bachillerato. Es necesario involu-crar a todo el engranaje del sector con las instituciones

Tabla 4. Tipo de consumo de alcohol por ocupación.

Estado laboral TotalAUDIT Solo estudia Estudia y trabaja

No consumidor 24 (32.9%) 5 (11.6%) 29

Sensato 11 (15.1%) 10 (23.3%) 21

Dependiente 13 (17.8%) 10 (23.3%) 23

Dañino 25 (34.2%) 18 (41.9%) 43

Total 73 43 116

Ji cuadrada=6.72; gl=3; p=0.081.

Tabla 5. Tipo de motivaciones para el consumo de alcohol.

Estado laboralCMC Solo estudia Estudia y trabaja Total

Motivación nula 22 (30.1%) 5 (11.6%) 27

Conformidad 49 (67.1%) 34 (79.1%) 83

Reforzamiento 2 (2.7%) 4 (9.3%) 6

Total 73 43 116

Prueba exacta de Fisher=6.80; p=0.027.

Evaluación del consumo de alcohol y sus motivaciones en estudiantes del noreste de México 9

universitarias de bachillerato o preparatoria para desa-rrollar programas, encaminados a crear una conciencia sobre el uso y abuso del alcohol.

Conflicto de intereses Los autores declaran no tener conflicto de intereses.

FinanciamientoLos autores no recibieron ningún patrocinio para llevar a cabo este artículo.

Referencias

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1665-5796 © 2013 Revista Medicina Universitaria. Facultad de Medicina UANL. Publicado por Elsevier México. Todos los derechos reservados.

Medicina Universitaria 2013;15(58):10-14

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medicinauniversitaria

Correspondencia: Dra. Ingrid Estrada Bellmann. Teléfono: (01 81) 8347 1059. Correo electrónico: [email protected]

ArTículo orIgInAl

Perfil clínico-epidemiológico de pacientes con parkinsonis-mo en el Hospital Universitario “Dr. José Eleuterio Gonzá-lez”, de la Universidad Autónoma de Nuevo León

Ingrid Estrada-Bellmann,1 Haydeé Verduzco-Aguirre,1,2 Rafael Naim-Gamboa,1,2 Patricio Couret,1 Gabriel R. Villarreal,1,2 Héctor R. Martínez.1

1 Servicio de Neurología, Hospital Universitario “Dr. José Eleuterio González”, Universidad Autónoma de Nuevo León. Monterrey, N.L., México.2 Facultad de Medicina, Hospital Universitario “Dr. José Eleuterio González”, Universidad Autónoma de Nuevo León. Monterrey, N.L., México.

recibido: Junio 2012. Aceptado: Diciembre 2012

PALABRAS CLAVEParkinsonismo, enfer-medad de Parkinson, enfermedad neurodegene-rativa, México.

ResumenObjetivo: El parkinsonismo incluye bradicinesia, rigidez, temblor en reposo y pérdida de reflejos posturales. Cuando no se define su etiología, se considera Parkinson idiopático. El propósito de este trabajo fue analizar el perfil clínico-epidemiológico de pacientes con síndrome parkinsónico que acuden a la consulta de neurología del Hospital Universitario “Dr. José Eleuterio González”, de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL). Material y métodos: Se analizaron los casos con este trastorno que acudieron durante el periodo octubre 2009 – julio 2011. Se analizó mediante estadística descriptiva.Resultados: Se registraron 77 pacientes con parkinsonismo, 49 (63.63%) hombres y 28 (36.36%) mujeres. El promedio de edad fue 64.3 años (rango 33 a 87 años). En 55 (71.42%) con Parkinson idiopático, siete (9.09%) con parkinsonismo secundario y 15 (19.48%) con par- kinsonismo en estudio. La edad al inicio fue 59.96 años, (rango 27 a 85 años). En siete pa-cientes (9.09%) se registró historia familiar de Enfermedad de Parkinson. El antecedente personal más frecuente fue hipertensión arterial en 24 (31.16%), seguido de tabaquismo en 19 pacientes (24.67%). Siete pacientes (9.09%) tuvieron antecedentes farmacológicos re- levantes, dos pacientes presentaron exposición laboral (2.59%), uno a metales pesados y otro a pesticidas. El síntoma inicial más frecuente fue temblor en 46 (59.74%) pacientes. El tratamiento más utilizado fue levodopa en 59 (76.62%) pacientes. Dieciocho pacientes (23.37%) presentaron efectos adversos. no se analizó el apego al tratamiento. Conclusión: Las características epidemiológicas de los pacientes con síndrome parkinsó-nico estudiadas en el presente trabajo son similares a las de otras poblaciones descritas. Se requieren más trabajos epidemiológicos en México para su manejo efectivo.

Perfil clínico-epidemiológico de pacientes con parkinsonismo en el Hospital Universitario “Dr. José Eleuterio González”, de la Universidad Autónoma de Nuevo León 11

Introducción la enfermedad de Parkinson (EP) es el segundo trastorno neurodegenerativo más común, después de la enfermedad de Alzheimer.1 Dentro de los trastornos de movimiento neurodegenerativos, es la primera causa.2 la prevalencia de la EP no se ha estudiado con precisión en México. El Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía (INNN), estima que existen al menos 500 000 pacientes con EP en el país, con una prevalencia de entre 50 y 100 casos por cada 100 000 habitantes,3 por lo cual, la enfermedad se ubica en un valor inferior al de las prevalencias re-portadas en el resto del mundo. Estos datos se asemejan a los datos publicados en países asiáticos como China;4,5 en Europa se ha escrito una prevalencia más elevada con respecto a la estimada en México.6 uno de los pocos es-tudios epidemiológicos existentes sobre la EP en México, se realizó en Tepatitlán, Jalisco, el cual reportó una pre-valencia de 2.7 casos por cada 1 000 habitantes,7 lo cual difiere de lo estimado por el INNN.3

El parkinsonismo es un síndrome clínico cuyos datos cardinales son bradicinesia, rigidez muscular, temblor de reposo e inestabilidad postural.8-11 El parkinsonismo puede tener varias causas, y no todos los pacientes con síndrome parkinsónico padecen EP idiopática.12 las ma-nifestaciones de la EP no se limitan a signos y síntomas motores:13,14 también se manifiestan síntomas neuropsi-quiátricos15,16 como ansiedad,17 psicosis18 y depresión,19,20

alteraciones del sueño,21,22 fatiga;23 síntomas sensitivos tales como dolor;24,14 manifestaciones dermatológicas, en las que se incluye dermatitis seborreica;25 disfunción au-tonómica,26-28 misma que puede incluir disfunción eréctil29 y urinaria.30 otras manifestaciones incluyen hipotensión ortostática,31,32 y síntomas gastrointestinales como sialo-rrea,33 disfagia34 y estreñimiento.14,33

A parte de la importancia de los factores genéticos en la EP, también se han encontrado factores ambien-tales que modifican el riesgo de desarrollarla.2 Existe la hipótesis de que la exposición a ciertos metales pesados, conlleva a un aumento en el riesgo relativo de EP,35,36 al igual que trabajos que impliquen exposición a plaguicidas como el paraquat.11,37 Sin embargo, en algunos de estos casos, la evidencia es contradictoria.6

En cuanto al estilo de vida, la literatura reporta una asociación inversa entre el tabaquismo y la EP,38 y en algunos estudios se describe un gradiente de dosis-respuesta.6,8,11,39 Sin embargo, existe la opinión de que algunos factores puedan contribuir a este resultado, como un sesgo de causalidad inversa o la presencia de factores confundidores.38 Se han descrito múltiples causas de par-kinsonismo secundario,6 una de ellas es debida a la ingesta de medicamentos, como los neurolépticos. El propósito de este trabajo fue analizar el perfil clínico y epidemiológico de pacientes con síndrome parkinsónico, de la consul- ta del Hospital Universitario “Dr. José Eleuterio Gonzá-lez” de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL).

Clinical-epidemiological profile of patients with Parkinson’s in the Hospital Univer-sitario “Dr. José Eleuterio González” of the Universidad Autónoma de Nuevo León

AbstractIntroduction: Parkinsonism comprises rigidity, resting tremor and postural instability. In case the etiology cannot be defined, it is considered as idiopathic parkinsonism. The purpose of this study was to analyze the clinical and epidemiological profile of out-patients with parkinsonism in the Neurology Department of the Hospital Universitario “Dr. Jose Eleuterio González” of the Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL).Materials and methods: We included cases of parkinsonism seen in the Neurology Outpatient Clinic between October 2009 and July 2011. We analyzed the information and produced descriptive statistics.Results: Seventy-seven patients fulfilled the criteria: 49 (63.63%) male and 28 (36.36) female, with an average age of 64.3 years (33-87 years). The diagnosis was idiopathic parkinsonism in 55 (71.42%), secondary parkinsonism in seven (9.09%) and parkinson-ism not yet classified in 15 (19.48%). Age at onset was 59.96 years (27-85 years). We found family history of Parkinson’s disease in seven patients (9.09%). The most fre-quent comorbidities were arterial hypertension in 24 patients (31.16%) and tobacco use in 19 (24.67%). Seven (9.09%) patients had relevant pharmacologic history, two (2.59%) had occupational risk. The most frequent initial symptom was tremor in 46 (59.74%) patients. The most prescribed drug was levodopa, used in 59 (76.62%) pa-tients. Eighteen (23.37%) patients had adverse effects. Adherence to treatment was not evaluated.Conclusion: The epidemiological profile of our patients with parkinsonism is similar to that of other populations described in the current literature. More epidemiological studies are required in Mexico for a better understanding of our own patients.

KEYWORDSParkinsonism, Parkinson’s disease, neurodegenerati-ve disease, Mexico.

Estrada-Bellmann I, et al12

Materiales y métodos con la aprobación del comité de Ética de la Subdirección de Investigación de la Facultad de Medicina, uAnl, con el registro nr11-006, se construyó una base de datos a partir de los registros de la consulta del Servicio de neurolo- gía del Hospital Universitario, UANL, en Monterrey, Nuevo León, México. Se analizaron los pacientes que acudieron durante el periodo comprendido entre octubre 2009 y julio 2011, con diagnóstico de parkinsonismo idiopático o secundario. El diagnóstico se realizó por medio de los criterios de Uk Parkinsons Disease Society Brain Bank y el Advisory Council of the National Institute of Neurologi-cal Disorders and Stroke. Se estableció el diagnóstico de parkinsonismo secundario en aquellos casos en los cuales existía una causa atribuible.

Se obtuvieron datos que incluyeron diagnóstico, edad, sexo, antecedentes heredofamiliares, antecedentes per-sonales patológicos y no patológicos, así como también historial del síndrome parkinsónico: edad de inicio, fecha de diagnóstico, fecha de inicio de tratamiento, síntoma inicial y adicionales, tratamiento previo y actual, reac-ciones adversas al tratamiento y resultados de estudios de imagen.

la información fue capturada en el programa Micro-soft Office Excel 2010. A partir de los datos numéricos se obtuvieron medidas estadísticas como media, desvia-ción estándar y mediana. A partir de los datos de texto se obtuvieron porcentajes, y se elaboraron gráficas re-presentativas.

Resultados De acuerdo a los criterios establecidos se incluyeron 77 pacientes, de los cuales 55 (71.42%) pacientes tenían diag-nóstico de EP idiopática, siete (9.09%) con parkinsonismo secundario y 15 (19.48%) con diagnóstico de parkinsonis-mo en estudio. cuarenta y nueve (63.63%) pacientes son varones y 28 (36.36%) mujeres. La edad promedio fue de 64.3 ± 11.2 años, con una edad mínima de 33, una máxi-ma de 87 y una mediana de 65 años (Figura 1). En cuanto a los antecedentes heredofamiliares, el más común fue la diabetes mellitus reportada en 25 (32.46%) pacientes, seguida de hipertensión arterial sistémica en 16 (20.77%) pacientes. Se encontró historia familiar de la EP idiopáti-ca en siete (9.09%) pacientes.

El antecedente personal patológico más común fue la hipertensión arterial sistémica, reportada en 24 (31.16%) pacientes. Se encontró historia personal de diabetes mellitus en 14 (18.18%) pacientes, mientras que ocho (10.38%) padecen alguna dislipidemia. El tabaquismo fue el antecedente personal no patológico más común, al reportarse en 19 (24.67%) pacientes. Siete (9.09%) pa-cientes refirieron exposición crónica a humo de biomasas. Quince (19.48%) pacientes tenían antecedentes de inges-ta de alcohol. Se encontraron siete (9.09%) pacientes con antecedente de ingesta de medicamentos causantes de síntomas extrapiramidales, siendo el más común la cina-rizina en cuatro pacientes. Se documentó en dos (2.59%)

35

30

25

20

15

10

5

031-40 41-50 51-60 61-70 71-80 81-90

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18

30

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5

Núm

ero

de p

acie

ntes

Figura 1. Distribución de pacientes por grupos de edad.

pacientes exposición crónica a insecticidas; otros dos (2.59%) contaban con historia laboral relevante.

Respecto a la historia del síndrome parkinsónico, el inicio de los síntomas ocurrió a una edad promedio de 59.96 ± 12 años con una mediana de 60 años, y un rango entre 27 y 85 años (Figura 2). El síntoma inicial más co-mún fue el temblor en 46 (59.74%) pacientes. En el 50% de ellos comenzó en las extremidades superiores. En 12 (15.58%) pacientes la enfermedad debutó con bradicinesia (Figura 3). El tratamiento más utilizado en nuestro Servi-cio fue la levodopa, empleada en 59 (76.62%) pacientes, en combinación con carbidopa, benseracida o entacapo-na. otros tratamientos frecuentemente prescritos fueron la amantadina, usada en 28 (36.36%) pacientes; el pra-mipexol, en 26 (33.76%) pacientes; y la rasagilina, en 21 (27.27%) pacientes. Al clasificar a los pacientes en base al número de medicamentos antiparkinsonianos utilizados, se encontró que el 70.12% utilizan dos o más medicamen-tos. En 18 (23.37%) pacientes se documentaron efectos adversos.

Discusión El perfil epidemiológico y clínico de los pacientes con parkinsonismo en el Hospital Universitario parece ase-mejarse en gran medida al de otras poblaciones.5,6,39,40 la distribución por edad y sexo encontrado en la pobla-ción analizada, es similar a la reportada en la literatura médica mundial.41-45 La relación hombre:mujer en la EP se estima entre 1.46 y 3.3 hombres por cada mujer con la enfermedad.6,39-41,45-47 En poblaciones de diversos oríge-nes étnicos, como judíos Ashkenazi, asiáticos, lituanos y nigerianos, el inicio de los síntomas parkinsónicos es más común en la séptima década de la vida, lo cual coinci- de con nuestra población.1,5,6,39,40,48

La causa más común de parkinsonismo, al igual que en nuestra población, es la EP. En una revisión sistemática a nivel mundial, el parkinsonismo fue la causa de la EP en un 63%, con un rango de 42% a 86%.2 La mayoría de los casos de EP son esporádicos.11 Se estima que sólo un 10% tiene un componente genético bien establecido,38 aunque en algunas poblaciones, como la de los judíos Ashkena-zi, hasta 35% de los casos cuentan con historia familiar

Perfil clínico-epidemiológico de pacientes con parkinsonismo en el Hospital Universitario “Dr. José Eleuterio González”, de la Universidad Autónoma de Nuevo León 13

positiva.48,49 la asociación con la hipertensión arterial sistémica en nuestra población es de 31.16%, la cual es superior al 20.4% reportado en un estudio similar en nige-ria,39 y al 23.7% en Japón.50

En cuanto a la historia natural del síndrome parkinsó-nico, nuestra población es semejante a la descripción de la población europea, judía y nigeriana:1,39,48 el temblor en reposo en las extremidades superiores es el síntoma inicial más frecuente.1,5,41,51

las opciones de tratamiento en nuestro medio son li-mitadas debido a la disponibilidad de los medicamentos y al nivel socioeconómico de los pacientes. Actualmente, se incluyen en el Catálogo de Medicamentos del CAUSES 2011 levodopa-carbidopa, biperideno y trihexifenidilo.52 En los pacientes estudiados en el presente trabajo, el uso de estos dos últimos medicamentos es bajo. Se prefiere agregar medicamentos como la amantadina, pramipexol y rasagilina a una terapia inicial con levodopa. En otras poblaciones se ha descrito de igual manera la levodopa como el tratamiento más utilizado, tanto de primera lí-nea como en general.4,39,48

Conclusiones Las características epidemiológicas de los pacientes con síndrome parkinsónico estudiadas en el presente trabajo son similares a las de otras poblaciones descritas. Existe la posibilidad de que no haya un registro adecuado de los pacientes debido al poco acceso a los servicios de salud en las zonas rurales, lo que dificulta la investigación epi-demiológica de esta enfermedad. Valdría la pena evaluar las repercusiones económicas del síndrome parkinsónico en nuestro país, valorar la inclusión de más opciones de tratamiento en los esquemas de seguridad social, y ana-lizar el efecto del costo de los medicamentos sobre el apego al tratamiento.

En México, el reconocimiento de la EP como problema de salud pública es incipiente. Se requieren más trabajos epidemiológicos en nuestro país, en medios tanto públi- cos como privados, para establecer y contribuir a los pro- gramas de salud pública. Éstos servirán en un futuro próximo para resolver el problema que representará la EP por la transición demográfica que atraviesa nuestro país.

Conflicto de intereses Los autores declaran no tener conflicto de intereses.

FinanciamientoLos autores no recibieron ningún patrocinio para llevar a cabo este artículo.

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Figura 2. Edad de inicio de síntomas. Figura 3. Síntoma inicial.

Estrada-Bellmann I, et al14

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medicinauniversitaria

Correspondencia: Dr. José Carlos Licea Blanco. Río Lujan N° 216, Colonia Bosques La Huasteca Santa Catarina, Monterrey, N.L., México. Teléfono: (044) 81 1720 2505. Correo electrónico: jclb_777 @hotmail.com

ARTíCuLo oRigiNAL

Características clínicas de la neuritis óptica en niños en un hospital de tercer nivel en México

José Carlos Licea-Blanco,1 Ezequiel Enrique Paypa-Jabre,2 Adriana Carlota Cantú-Salinas,3 Claudio Ernesto Muñiz-Landeros,3 Héctor Jorge Villarreal-Velázquez.3

1 Servicio de Neurología Pediátrica, Facultad de Medicina, Hospital Universitario “Dr. José Eleuterio González”, Universidad Autónoma de Nuevo León. Monterrey, N.L., México.2 Departamento de Introducción a la Clínica, Facultad de Medicina, Hospital Universitario “Dr. José Eleuterio González”, Universidad Autónoma de Nuevo León. Monterrey, N.L., México.3 Servicio de Neurología, Facultad de Medicina, Hospital Universitario “Dr. José Eleuterio González”, Universidad Autónoma de Nuevo León. Monterrey, N.L., México.

Recibido: Septiembre 2012 Aceptado: Diciembre 2012

PALABRAS CLAVENeuritis óptica, evolución clínica, neuromielitis óptica, México.

ResumenObjetivo: Describir las características clínicas y pronóstico visual de los pacientes pe-diátricos, con neuritis óptica (No) en nuestra población. Material y métodos: Análisis retrospectivo de todos los pacientes menores de 16 años, que cumplían criterios para el diagnóstico de No, revisados en el Servicio de Neuro-logía Pediátrica del Hospital universitario “Dr. José Eleuterio gonzález” (Monterrey, N.L., México), en el periodo de enero 2008 a enero del 2012. Resultados: Diez pacientes reunían los criterios diagnósticos de No, la edad promedio fue de 11.6 años, seis hombres (60%) y cuatro mujeres (40%). La presentación fue bilateral en un paciente (10%), nueve pacientes (90%) tuvieron involucro unilateral. Cinco pacientes (50%) tuvieron edema de papila y tres pacientes atrofia óptica (30%). El estudio de líquido cefalorraquídeo (LCR) fue normal en nueve pacientes (90%) y un caso (10%) cursó con anticuerpos antiacuaporina 4 positivos, la resonancia magnética (RM) fue anormal en cinco pacientes (50%), los potenciales evocados visuales fueron anormales en 100% de los pacientes. El pronóstico visual final fue excelente (20/20) en tres casos (30%), bueno (< 20/50) en dos pacientes (20%), regular (20/50 a 20/70) en tres pacientes (30%), siendo malo (> 20/200) en dos pacientes (20%), observándose mejoría en ocho (80%) pacientes; sólo un paciente tuvo una recurrencia.

Licea-Blanco JC, et al16

IntroducciónCuando ocurre el primer ataque de desmielinización en un niño, nos referimos a este como un síndrome de des-mielinización adquirida (SDA),1 e incluye cuadros con datos de lesión monofocal, como la neuritis óptica (No), la más frecuente; cuadros de lesión multifocales, como en el caso de la neuromielitis óptica (NMo), encefalo-mielitis diseminada aguda (EMDA) y esclerosis múltiple (EM).1,2 El término “neuritis óptica” en la clínica, se refie-re a la desmielinización inflamatoria idiopática del nervio óptico.2 La No es rara en niños con diferencias clínicas importantes, de aquella producida en la edad adulta, sobre todo con lo referente al pronóstico.1 La No debe de ser considerada en el diagnóstico diferencial de cual-quier niño con pérdida aguda o subaguda de la visión; esta típicamente se presenta con disminución de la agu-deza visual, defecto visual central (difícil de establecer en niños menores),3 dolor a los movimientos oculares y alteración en la prueba de saturación al color rojo.1 En México, se disponen de pocos estudios que reporten la incidencia, características clínicas y pronóstico de la No en niños.4 La finalidad de este estudio es determinar las

manifestaciones clínicas, pronóstico visual y comorbi-lidades de pacientes pediátricos mexicanos en nuestro entorno, con diagnóstico de No.

Material y métodosAnálisis retrospectivo, en el cual se revisaron los expe-dientes de todos los pacientes menores de 16 años de edad, que acudieron al Servicio de Neuropediatría del Hospital universitario “Dr. José Eleuterio gonzález”, de la universidad Autónoma de Nuevo León, en Monterrey, Nuevo León, México, con diagnóstico de No, durante el periodo de tiempo comprendido entre enero de 2008 a enero de 2012. El diagnóstico se realizó en base a la historia de pérdida visual aguda o subaguda y caracterís-ticas clínicas, tales como dolor ocular a la movilización, discromatopsias, defectos campimétricos. Se efectuaron estudios de neuroimagen, de líquido cefalorraquídeo (LCR), así como potenciales evocados visuales (PEV). Se excluyeron pacientes con diagnósticos de neuropatías óp-ticas hereditarias, enfermedades vasculares, neuropatía compresiva y evidencia de malignidad.

Conclusiones: En nuestra población, la evolución clínica difiere de lo reportado en otras partes del mundo, hace falta un estudio más extenso para valorar la incidencia real, prevalencia y características clínicas de los pacientes con No en México, así como el riesgo de desarrollo de esclerosis múltiple.

KEYWORDSoptic neuritis, pediatrics, clinical evolution, neu-romyelitis optica, Mexico.

Clinical characteristics of optic neuritis in children in a tertiary level hospital in México

AbstractObjective: To describe the clinical characteristics and the visual prognosis of pedia-tric patients affected whit optic neuritis in our population. Material and methods: Retrospective analysis of all patients younger than 16 years old, with clinical criteria of optic neuritis were revised at the Pediatric Neurology Department of the Hospital Universitario “Dr. José Eleuterio González” of the Univer-sidad Autónoma de Nuevo León (Monterrey, México), from January 2008 to January 2012.Results: Ten patients fulfilled the clinical criteria of optic neuritis, the overall mean age was 11.6 years, six (60%) were male and four (40%) female. Bilateral affection was present in one patient (10%), nine patients (90%) had unilateral involvement, five pa-tients (50%) had optic disc swelling, and optic atrophy in three patients (30%). The CSF analysis was normal in nine patients (90%), one case (10%) had positive antiquaporin 4 antibodies, the MRI was abnormal in five patients (50%), the visual evoked potentials was abnormal in all cases. The visual prognosis was excellent, (20/20) in three cases (30%), good (< 20/50) in two cases (20%), regular (20/50 to 20/70) in three patients (30%) and bad (>20/200) in two patients (20%), only one patient had one recurrence. Conclusion: In our population, the clinical evolution differs from that reported in other parts of the world. A larger study is needed to assess the real incidence, pre-valence and clinical characteristics of patients with optic neuritis in Mexico and their risk of developing multiple sclerosis.

Características clínicas de la neuritis óptica en niños en un hospital de tercer nivel en México 17

Se incluyeron las siguientes variables: edad, sexo, lateralidad, agudeza visual inicial y final, características clínicas, enfermedades concomitantes, resultados de es-tudios de punción lumbar, neuroimagen y PEV, así como tratamiento utilizado y su seguimiento a seis meses en los casos de diagnóstico más reciente, y a seguimiento a dos años en los más antiguos.

ResultadosSe incluyeron 10 pacientes que cumplían los criterios diagnósticos para No en este estudio, los rangos de edades fueron de tres a 15 años (Tabla 1), la edad media fue de 11.6 ± 3.8 años. Hubo cuatro pacientes mujeres y seis pacientes hombres; un paciente tuvo involucro bilateral y nueve unilateral, siendo más frecuente el involucro del ojo izquierdo en cinco pacientes, dos pacientes tuvie-ron defecto pupilar aferente, cinco tuvieron evidencia de papilitis (edema de papila óptica) a la exploración del fondo de ojo, observándose además datos de atrofia óp-tica en tres pacientes y dos pacientes con fondo de ojo normal. El defecto visual más comúnmente encontrado fue el escotoma cecocentral en cinco pacientes, otros defectos visuales reportados fueron amaurosis en dos y tres con defectos campimétricos no especificados; la presencia de discromatopsias se pudo corroborar en cin-co pacientes, cabe señalar que eran los que tenían mejor agudeza visual y que se pudo realizar la prueba, siete pacientes tuvieron dolor ocular. La agudeza visual inicial fue de 20/200 en tres, 20/400 en dos, tres sólo lograban ver la luz y dos tenían amaurosis. Los resultados del es-tudio de LCR fueron normales en nueve de los pacientes, encontrando en sólo un caso presencia de anticuerpos antiacuaporina 4, en una paciente que finalmente se diagnóstico NMo. En cuanto al estudio de neuroimagen, se realizó en todos los pacientes resonancia magnéti-ca (RM), encontrando anormalidades con captación de contraste en nervio óptico en cinco pacientes y cinco se reportaron normales, con un solo caso de los anorma-les con presencia de lesiones en región cervical y bulbar en T2 compatible con NMo (Figura 1). Los PEV fueron anormales en 10 pacientes, reportando afección axonal y desmielinizante en nueve casos y un (10%) caso con ausencia de señal en el paciente con NMo (Figura 2), todos los pacientes fueron sometidos a terapia intrave-nosa con metilprednisolona (30 mg/Kg/día máximo 1 g/día) por tres días, seguido de 11 días de terapia Vo con prednisona (1 mg/Kg/día) con retiro gradual, la agude-za visual final fue excelente (20/20) en tres pacientes, buena (igual o menor de 20/50) en dos, regular (20/50 a 20/70) en tres, siendo mala (mayor a 20/200) en dos. Se observó mejoría en ocho pacientes, en dos no hubo mejoría y sólo un caso se diagnosticó como NMo. En seis de los pacientes el seguimiento se prolongó durante dos años, no encontrando en éstos, cuadros de recurrencia; en cuatro pacientes el seguimiento fue de seis meses, siendo en el caso de la NMo, el único paciente que tuvo un cuadro de recurrencia de los datos de No en el ojo contralateral.

Discusión La desmielinización aguda del sistema nervioso central puede ocurrir como una enfermedad monofásica o puede representar el primer ataque de una enfermedad inflama-toria crónica,5 la No como es el caso de otras patologías pediátricas se diferencia de la de los adultos en sus ca-racterísticas epidemiológicas, manifestaciones clínicas y complicaciones neurológicas futuras.2,6 En adultos es más comúnmente encontrada en mujeres caucásicas de entre 18 a 45 años, con una incidencia de 5.1/100 000 y preva-lencia de 115/100 000.2,3 La incidencia según la literatura médica mundial, de SDA en pacientes menores de 18 años es de 0.3 a 1.66/100 000, siendo la NO responsable en 23% a 36% de los casos,1 con una prevalencia estimada de 3.2/100 000.2 En nuestro país no contamos al momento con literatura médica, que describa las características clínicas y pronóstico en pacientes con No en la edad pediátrica, siendo solo descripciones de pacientes con EM y cuadros asociados de No, los reportados en nues-tro país.4 Clínicamente, la No en los adultos se presenta con pérdida de la agudeza visual, típicamente unilate- ral con síntomas que progresan de tres a cinco días, acom-pañados de dolor ocular con los movimientos en 92% de los pacientes, otros datos son discromatopsias, pérdida de visión central y un defecto aferente pupilar en casos unilaterales o bilaterales asimétricos.4,5 Según la literatu-ra médica, el 33% de los pacientes presentarán papilitis (edema del disco óptico), presentando el resto explora-ción normal, como en los casos de neuritis retrobulbar.2,7

En nuestro estudio se reportó un porcentaje de 50% con datos de papilitis, un poco mayor a lo reportado en la literatura médica; las características clínicas en niños son pérdida de la agudeza visual, más común bilateral en 33% a 89% de los casos,2,3 lo que no ocurre en nuestro estudio pues sólo en un caso (10%) fue bilateral. Se ha informa-do además, disminución de la agudeza visual profunda menor a 20/200 en 90% a 95% de los niños,2 en nuestro estudio fue muy similar, ya que el 70% presentaron dis-minución de la agudeza; las pruebas campimétricas de acuerdo a la literatura médica, suelen demostrar esco-tomas centrales, cecocentrales y constricción del campo visual periférico.1 En nuestro estudio el escotoma ceco-central fue la alteración más comúnmente encontrada, ya que esto ocurrió en 50% de los pacientes, también en-contramos discromatopsias en 50%, concordando con lo reportando en la literatura médica.2 otros síntomas aso-ciados según la literatura médica con la No son cefalea (30%) y dolor ocular (25%),2 aunque en nuestro estudio sólo se reportó como acompañante el dolor ocular, este ocurrió en un porcentaje importante de pacientes (70%). El diagnóstico diferencial de una neuropatía óptica agu-da incluye neurorretinitis, ya sea por Bartonella hensalae “enfermedad por arañazo de gato”, siendo ésta según la literatura médica, la causa infecciosa más común; como otras causas infecciosas se pueden mencionar al citomegalovirus, sífilis, enfermedad de Lyme, toxoplasmo- sis y toxocariasis, además de enfermedades hereditarias como la neuropatía óptica hereditaria de Leber y lesiones

Licea-Blanco JC, et al18

Tabla 1. Características demográficas y clínicas de los pacientes con neuritis óptica.

Sexo/edad/Lateralidad

Discro-matopsia

Dolorocular

Agudeza visual inicial

Fondo de ojo

Comor-bilidades

LCRPotenciales evocados

visualesRM

Agudeza visual final

1M/15 años/ unilateral derecho

Si NoOS 20/20

OD 20/200Normal Sinusitis

Normal (1 BOC+)

Respuesta asimétrica con menor voltaje en ojo derecho y latencia prolongada P100 en 131 en ojo derecho P75 69 compatibles con proceso axonal y desmielinizante en

ojo derecho

NormalOS 20/20 OD 20/40

2F/14 años/ Unilateral izquierdo

Si SiOS 20/400 OD 20/20

Papilitis aislada

Ninguna Normal

Respuesta asimétrica con menor voltaje en ojo izquierdo latencias prolongadas P100 134 y P75 74 compatible con proceso axonal y desmielinizante en ojo

izquierdo

NormalOS 20/20 OD 20/20

3 F/3 años/ bilateral

No NoVe bultos

y luz

Vasos tortuosos papilitis, macula normal

Ninguna Normal

Anormales voltaje disminuido bilateralmente con OS P100 134 N75 87.8 y OD P100 131, N75 85.8 Compatible

con proceso axonal y desmielinizante bilateral.

NormalOS 20/70 OD 20/70

4M/15 años/ unilateral izquierdo

No SiOS ve la luz OD 20/20

Palidez de disco óptico

Ninguna Normal

Respuesta asimétrica con menor voltaje en ojo izquierdo con latencias prolongadas P100 140 y P75 50 compatible con proceso axonal y

desmielinizante, ojo izquierdo

Hiperintensidad de Nervio óptico

izquierdo con reforzamiento a la aplicación de

contraste

OS ve la luz OD 20/20

5M/13 años/ unilateral derecho

Si SiOS 20/20

OD 20/200Papilitis aislada

Ninguna Normal

Respuesta asimétrica con menor voltaje en ojo derecho y latencia prolongada P100 131 y P75 69 compatibles

con proceso axonal y desmielinizante ojo derecho.

NormalOS 20/20 OD 20/20

6M/8 años/ unilateral derecho

Si SiOS 20/25

OD 20/400

Papilitis y palidez de disco óptico

NnInguna Normal

Respuesta asimétrica con menor voltaje en ojo izquierdo con latencias prolongadas P100 140 y P75 50 compatible con proceso axonal y desmielinizante en ojo

izquierdo

Hiperintensidad de nervio óptico

derecho con reforzamiento a la aplicación de

contraste

OS 20/25OD 20/70

7F/15 años/ unilateral izquierdo

No SiOS

AmaurosisOD 20/30

NormalMielitis cervical

Presencia de ANMO positivos

165

Respuesta asimétrica con menor voltaje en ojo derecho y latencia prolongada P100 134 y P75 70 compatibles

con proceso axonal y desmielinizante en nervio

óptico derecho

Hiperitintensidad en nervio óptico izquierdo que

refuerza al contraste así

como lesiones hiperintensas en región cervical y

bulbar

OS Amauro-ticoOD 20/30

8M/11 años/ unilateral derecho

SI SiOS 20/20

OD 20/200Normal Ninguna Normal

Respuesta asimétrica con menor voltaje en ojo derecho

con latencias prolongadas P100 137 y P75 67

compatible afección axonal y desmielinizante en ojo

derecho

NormalOS 20/20OD 20/70

Características clínicas de la neuritis óptica en niños en un hospital de tercer nivel en México 19

tumorales e isquémicas.9 No se reportó en nuestro es-tudio antecedentes infecciosos y se descartaron estas patologías por datos clínicos y estudios de gabinete. To-dos los niños con No deben de someterse a un estudio de neuroimagen, para evaluar otros datos de desmieliniza-ción y excluir la posibilidad de una lesión intracraneal.10 El examen debe incluir una evaluación oftalmológica for-mal, campimetría, examen serológico para enfermedad por Bartonella y Lyme, en casos en los cuales se sospe-che etiología infecciosa, por otra parte se deben solicitar anticuerpos antiacuaporina 4 cuando haya presencia de mielitis transversa concurrente o subsecuente, así como una RM simple y contrastada de cerebro, médula cervical y órbitas.11 En nuestra serie, se encontraron anormali-dades en la RM en 50% de los pacientes. Para el estudio de LCR se solicitan en estos casos, proteínas, glucosa, conteo celular, bandas oligoclonales e índice de igg,1-3 siendo en nuestro estudio los resultados de LCR en todos los pacientes normales, a excepción del caso de NMo con anticuerpos antiacuaporina 4 positivos y sin encontrar en ningún caso bandas oligoclonales. La tomografía por co-herencia óptica es un método no invasivo, que utiliza un espectro de luz casi infrarroja para medir el grosor de las fibras nerviosas retinales, logrando una medición cuanti-tativa de la pérdida axonal y que está siendo utilizada en niños para proveer un estimado del pronóstico visual tras la No,1 al momento no disponible en nuestro Hospital, por lo que no se llevó a cabo en nuestros pacientes. Los PEV son de utilidad para confirmar el diagnóstico de NO, en niños que aún no saben hablar.2,12 Estos fueron de especial importancia en nuestra serie, pues el 100% de los pacien-tes tuvieron resultados anormales, con datos de afección axonal y desmielinizante en la gran mayoría. La señal de los PEV según la literatura médica, es inicialmente ausente o con disminución de la amplitud en 83%.2,12 La latencia de los PEV permanece anormal en 45% a 65% de los niños, a los seis a 12 meses del inicio del cuadro.2,12 En el caso de presentar de manera secuencial ya sea antes o después, un cuadro compatible con mielitis trasversa,

así como involucro por imágenes de RM de involucro del tallo cerebral, se debe de sospechar un cuadro de NMo, y se deben de solicitar anticuerpos antiacuaporina 4,1 como en nuestra serie que se corroboró un caso de NMo.

El manejo con esteroides intravenosos mejora la velo-cidad de recuperación de la pérdida de visión en adultos, así como el riesgo de desarrollo de EM a dos años.2-6 En niños hasta el momento, no hay guías clínicas autori-zadas para el manejo y tratamiento de la No, aunque algunos autores mencionan el uso de corticoesteroides como agentes de primera línea.3,4,6 El tratamiento se basa principalmente en metilprednisolona IV a dosis de 30 mg/Kg/d con dosis máxima de 1 g/día por tres días, segui-do de disminución gradual con prednisona oral a dosis de 1 mg/Kg/día por 11 días,2,4,6 este esquema fue maneja-do en nuestro Hospital encontrando buenos resultados; tras un episodio de No 80% a 85% de los niños lograrán una recuperación visual completa,1 sólo 20% de nuestros pacientes lograron tal recuperación, aunque se observó mejoría en 80%; los niños menores de seis años tiene un pronóstico visual mejor que niños más grandes.2,12 El ries-go de desarrollar EM se observa hasta en el 36% de los casos, y es más común en presentación bilateral.1-11 Has-ta el momento ninguno de nuestros pacientes tuvo esta evolución. La presencia de dos o más lesiones en la RM en secuencia de T2 separado de la afección del nervio óptico, es un factor altamente predictivo de desarrollo de EM hasta en 68% de los pacientes a los dos años.1-5 Es necesario hacer el seguimiento neurooftalmológico a las cuatro semanas, tres y seis meses.2,6 En caso de una pri-mera resonancia anormal de cerebro, se debe de realizar un nuevo estudio a los tres meses.2

ConclusionesLa No aunque rara en niños, es un diagnóstico diferen- cial de patología aguda, benigna y potencialmente trata-ble de la vía visual, que debe de ser considerada en casos de amaurosis aguda, ya sea uni o bilateral en niños. El

9M/11 años/ unilateral izquierdo

No NoOS

AmaurosisOD 20/20

Normal Ninguna Normal

Respuesta asimétrica con menor voltaje en ojo izquierdo con latencias prolongadas P100 130 y P75 60 compatible con proceso axonal y desmielinizante de ojo

izquierdo

Hiperintensidad de nervio óptico izquierdo con

reforzamiento a la aplicación de

contraste

OS 20/40OD 20/20

10F/11 años / unilateral izquierdo

No SiOS solo ve

la luz OD 20/30

Papilitis aislada

Ninguna Normal

Respuesta asimétrica con menor voltaje en ojo izquierdo con latencias prolongadas P100 142 y P75 50 compatible con proceso axonal y desmielinizante de ojo

izquierdo

Hiperintensidad de nervio óptico izquierdo con

reforzamiento a la administración

de contraste

OS 20/100OD 20/30

+ Bandas oligoclonales. LCR: líquido cefalorraquídeo; RM: resonancia magnética; oD: ojo derecho.

Licea-Blanco JC, et al20

pronóstico en nuestro medio, según nuestra serie es bueno, aunque las características clínicas difieren de lo reportado en la literatura médica. La mejoría se relaciona al uso de esteroides iV, por lo que el tratamiento oportu-no es muy importante, cuadros atípicos con alteraciones de RM en otras áreas diferentes al nervio óptico deben ser altamente sugestivas de EM, aunque esta patología también es rara en niños. Es importante realizar una serie más grande de pacientes, así como estudios multicéntri-cos para valorar la verdadera incidencia y prevalencia en México, así como dar seguimiento a largo plazo a estos pacientes para ver el riesgo de desarrollo de EM; riesgo ausente hasta el momento en nuestra serie.

Conflicto de intereses Los autores declaran no tener conflicto de intereses.

FinanciamientoLos autores no recibieron ningún patrocinio para llevar a cabo este artículo.

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Figura 2. Potenciales evocados visuales, que muestran ausen-cia de respuesta de ojo izquierdo.

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Medicina Universitaria 2013;15(58):21-25

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Corresponding author: Diana Laura Villarreal Rodríguez, MD. Department of Pediatrics, Hospital Universitario Dr. “José Eleuterio González”, Universidad Autónoma de Nuevo León. Av. Madero Poniente y Av. Gonzalitos s/n, Colonia Mitras Cen-tro, Z.P. 64460, Monterrey, N.L., Mexico. Phone: +52 (81) 8348 5421, +52 (81) 8346 9959. Fax: +52 (81) 8348 9865. E-mail: [email protected]

ORiGiNAL ARtiCLe

Adolescents with chronic disease and participation in risky behaviors

Diana Laura Villarreal-Rodríguez,1 Consuelo Treviño-Garza,1 Leonardo Mancillas-Adame,2 Rebeca Thelma Martínez-Villarreal,3 Manuel Enrique de la O-Cavazos.1

1 Department of Pediatrics, Hospital Universitario “Dr. José Eleuterio González”, Universidad Autónoma de Nuevo León. Monterrey, N.L., Mexico.2 Endocrinology Service, Hospital Universitario “Dr. José Eleuterio González”, Universidad Autónoma de Nuevo León. Monterrey, N.L., Mexico.3 Centro Universitario de Salud, Hospital Universitario “Dr. José Eleuterio González”, Universidad Autónoma de Nuevo León. Monterrey, N.L., Mexico.

Received: September 2012. Accepted: December 2012

KEYWORDSAdolescents, risky be-havior, chronic disease, Mexico.

Abstract Introduction: Adolescence is a critical period for developing self-esteem, and inde-pendence, and for consolidating behavior patterns that are beneficial to health by acquiring protective and/or low risk behaviors. Objective: the aim of this study was to determine the incidence of risky behaviors in a population of adolescents with chronic disease treated at our specialty services, compared with a healthy population with similar demographic characteristics. Material and methods: We designed and validated a questionnaire, which was applied to patients from different specialty clinics of our hospital (rheumatology, nephrology, oncology, hematology and endocrinology). the same instrument was applied to a con-trol group of healthy students from a public school. the questionnaires were applied during the period of January to September, 2010.Results: One hundred questionnaires were applied to each group, which were of similar demographic characteristics. Of all the risky behaviors investigated, a statisti-cally significant difference was reported in the control group in alcohol consumption (p<0.0001), cocaine use (p=0.0037) and sexual activity (p=0.0012) compared with the group suffering chronic disease.Conclusions: Patients with chronic diseases participate equally in risky behaviors to their health as does the healthy population; therefore, they must be included in pre-vention and education programs the same as healthy population.

Villarreal-Rodríguez DL, et al22

Introduction Adolescence is a critical period for the development of self-esteem, independence, and building significant health patterns in the short, medium and long term, whether these are protective behaviors such as regular exercise, adequate standards of hygiene and food, or risky behaviors such as smoking, alcohol consumption, substance abuse, violent and antisocial behaviors, and early onset of sexual activity without protection. the so-cial implications of these behaviors includes being able to use them as a way to gain respect and acceptance from peers, establishing independence from parents, or provi-ding a subjective feeling of maturity and adequate stress management.1,2

the presence of a chronic disease imposes unique challenges to affected adolescents and their families, who ultimately require special care at home or frequent hospitalization depending on the severity of the disea-se, with the possibility of causing not only a physical or psychological impact in adolescents, but also in their re-lationships with family and peers.3

Although there are many studies investigating the emotional well-being of adolescents with an illness and risky behaviors, the reported results are still controver-sial and it is known that many of these reports have the disadvantage of focusing on a single set of conditions, or they otherwise investigate these behaviors in very lar-ge populations, where self-reported illnesses are used to

define a chronic disease, knowing that what they can de- fine as chronic can vary from asthma to migraine or another less well defined illness. It is also known that the-se diseases do not have the same impact on the lifestyle of the adolescent who suffers renal, hematologic-oncolo-gic or rheumatologic problems.4-6

the aim of this study was to compare risky behaviors in adolescents with chronic diseases in rheumatology, such as lupus erythematosus, and rheumatoid arthritis, and different types of leukemia, solid tumors, hemophi- lia and other hematologic-oncologic problems, and kid-ney disease, such as nephrotic syndrome/nephritis and chronic renal failure, and endocrinopathies such as type 1 diabetes mellitus, and hypo-and hyperthyroidism. the control group comprised socially similar healthy adoles-cents.

Material and methodsA 39-item instrument was designed, of which 13 were directed at the group with chronic disease asking about their daily activities, the effect of disease, and its emo-tional impact. the remaining 26 questions were divided into three areas: a) smoking, alcohol and other drug use, b) sexual activity, and c) violent behavior. it was based on a brief version of the Youth Risk Behavior Survey (YRBS 2009)7 consisting of 83 items. Our version was validated in a population of 30 young volunteers without chronic disease where a correlation of 0.9 was found between the

PALABRAS CLAVEAdolescencia, compor-tamientos de riesgo, enfermedad crónica, México.

Adolescentes con enfermedades crónicas y participación en conductas de riesgo

ResumenIntroducción: La adolescencia es un periodo crítico para el desarrollo de la autoestima y la independencia, así como para consolidar patrones de comportamiento que sean de beneficio para la salud, al adquirir patrones de riesgo bajos o que sean protectores. Objetivo: El propósito de este estudio es determinar la incidencia de comportamien-tos de riesgo, en una población de adolescentes con enfermedades crónicas, tratada en nuestras clínicas de especialidades comparados con una población sana con carac-terísticas demográficas similares.Material y métodos: Diseñamos y validamos un cuestionario que fue aplicado a los pacientes de las diferentes clínicas de especialidades de nuestro Hospital (Reumato-logía, Nefrología, Oncología, Hematología y Endocrinología). El mismo instrumento fue aplicado a un grupo de control compuesto de estudiantes sanos de una escuela pública. Los cuestionarios fueron aplicados durante el periodo de enero a septiembre del 2010.Resultados: Cien cuestionarios fueron aplicados a cada grupo, que tenía caracte-rísticas demográficas similares. De todas las conductas de riesgo investigadas, una diferencia estadísticamente significante se reportó en el grupo de control en cuanto al consumo de alcohol (p<0.0001), consumo de cocaína (p=0.0037) y actividad sexual (p=0.0012), comparada con el grupo que padece alguna enfermedad crónica.Conclusiones: Los pacientes con enfermedades crónicas participan de forma igual de los comportamientos de riesgo a su salud, al igual que la población sana. Por lo tanto, deben de ser incluidos en los programas de prevención y educación, al igual que la población sana.

Adolescents with chronic disease and participation in risky behaviors 23

risk scores explored; no difference was found between the proportions of subjects who reported risk behaviors in both surveys (p<0.001).

the study was approved by the ethics and Human Re-search Committee of the School of Medicine and “Dr. José Eleuterio González” University Hospital of the Universi-dad Autónoma de Nuevo León. Parents gave informed consent and subjects tested granted informed assent for inclusion in the study. the surveys were applied to patients in the endocrinology, rheumatology, nephrolo-gy and hematology-oncology clinics, with at least three months since diagnosis of their disease and in treatment during the period from January to September 2010. the control group was obtained by applying the same ques-tionnaire to 100 adolescents in a secondary school from a low to middle socioeconomic area, comparable with the population attending this hospital. The confidentiality of the data and the anonymity of the participants in the survey were respected.

Continuous data are presented as means ± standard deviation, categorical data are presented as proportions, and for comparison of proportions we used Fisher’s exact test or Chi square as appropriate.

ResultsOne hundred patients were surveyed in the endocrinolo-gy, Nephrology, Rheumatology and Hematology-Oncology clinics. Demographic data are summarized in Table 1. the distribution was 51 male and 49 female, with a mean age of 14.28 ± 1.75 years. Patients had an average of 4.02 ± 3.4 years of evolution with their disease, with a mini-mum of three months and a maximum of 16 years. We also surveyed a population of 100 healthy adolescents as the control group that comprised 47 male and 53 female with a mean age of 14.2 ± 1.4 years.

the use of tobacco, alcohol, and other drugs was re-ported by 21 patients (12 male, nine female) who said they had tried cigarettes at some time with a mean age of onset of 13.48 ± 1.28 years, reporting an average con-sumption of one to three cigarettes per day with a mean of 1.33 ± 0.65. in the control group, 37 subjects (21 male, 16 female) reported smoking (p=0.0449), with a mean age

of onset of 13.27 ± 0.962 years with a daily average of 1.7 ± 1.1 cigarettes.

in relation to alcohol consumption, 24 patients (16 male, eight female) reported having tried alcohol, and 57 in the control group (28 male, 29 female), with a statistical significance (p<0.0001). Of the cases, 22 sub-jects reported occasional use (once a month or less) and only two subjects reported drinking every weekend. in the control group, 33 subjects consumed alcohol once a month or less, and 24 did it every weekend. two referred getting drunk, while 18 of the controls also got drunk.

Regarding the use of cannabis and other illicit drugs three patients had used cannabis at some time; two of these cases were female. All had used it one to five times in their lives, with an average age of onset of 14.3 years. In the control group six subjects (five male, one fe-male) had used cannabis, five had used it one to five times in their lives and one 10 to 20 times, with a p=0.2262. the average age of onset of this group was 13.6 years. the study group did not report the use of cocaine, heroin, amphetamines, or solvents. in the control group the- re were 10 subjects who used cocaine (p=0.0037), three were female; two female subjects used solvents.

in the area of sexual activity, there were nine patients reporting sexual activity (three male and six female), compared with 28 controls (13 male and 15 female) (p=0.0012). the average age of initiating sexual activity in the cases was 14.44 ± 1.01 years and in controls was 14.7 ± 0.833 years. Of the sexually active patients, five reported having more than one sex partner, while 12 con-trols reported the same. Of these cases, nine reported using a condom as a method of family planning. in the control group, 19 used condoms, nine male and 10 fema-le; one male did not know, and the rest did not use any birth control method.

As for violent behavior, regarding the question of whether they carried a weapon or a dangerous object for this purpose, one male of the cases and three male from the controls responded affirmatively; no female reported using a weapon. Regarding getting involved in a fight in the last year, 15 patients (seven male, eight female) answered affirmatively, in comparison to 20 con-trols (nine male, 11 female). When questioned if they had

Table 1. Demographic characteristics of the study group and control group.

Characteristic Cases n=100 Controls n=100Age (years ± SD) 14.28 ± 1.75 14.2 ± 1.4

Gender

Men, n (%) 51 (51) 47 (47)

Female, n (%) 49 (49) 53 (53)

Disease, evolution (years ± SD) 4.02 ± 3.4

Distribution by clinics, n

Endocrinology 25

Rheumatology 22

Hematology-oncology 39

Nephrology 14

Villarreal-Rodríguez DL, et al24

ever been arrested by the police, eight cases (four male and four female) answered affirmatively. Only three of the controls had been arrested, all female. One of the females reported physical assault by an intimate partner at some time, against 13 controls who reported the same (six male and seven female).

None of the respondents in either group reported being forced to have sex.

We summarize the prevalence of risky behaviors com-paring the study group versus the control group in Table 2.

Discussionin our study, both groups of adolescents did not differ significantly in age and gender. The adolescents who par-ticipated in our study had largely severe chronic diseases, requiring frequent monitoring by specialists and long-term treatment, which may have influenced our results.

traditionally it has been thought that chronic illness is a protective factor for youth and that this condition prevented participation in risky behaviors. two previous studies by Suris et al.5,6 reported a high incidence of risky behaviors in sick adolescent population, but their studies were limited because they were carried out in schools, which probably eliminated the patient population whose daily activities are most affected by disease. this con-trasts with our study group where an absenteeism of 60% was reported at least once a month because of illness.

Our study group reported low consumption of alcohol, tobacco, and other drugs as well as low levels of early sexual activity. these results are similar to those repor-ted by Carpentier et al in 20081 in 42 adolescent patients treated for cancer, which shows that this behavior may be due to increased supervision-protection by parents, a decrease in social interaction of these adolescents, and greater contact with health services.

Another study published in 2000 by Verrill, Schafer, Vannatta and Noll,8 in which questionnaires were used to compare involvement in antisocial behaviors and substan-ce abuse among adolescent cancer survivors and a control group, also reported less involvement of adolescents with a disease, compared to healthy controls in all evaluated risk behaviors. A statistically significant difference was

found only with use of illegal substances, concluding that a protective factor for violent or antisocial behavior exists with the disease, again suggesting that the greater involvement of parents and less unsupervised time with their peers can exert this protective effect, even if they overcome the disease, a fact that is comparable to the results obtained in our study.

By specifically evaluating each risk factor studied, the population that has tried alcohol, tobacco, cannabis and other drugs is greater in absolute numbers in the control group than in the study group, finding a significant diffe-rence in alcohol and cocaine use, with a tendency for increased consumption in the control group.

For sexually active population, we found a significant difference between both groups, with a greater frequency among controls. in both groups, mostly female responded affirmatively. In our patients, there was a low incidence of sexual activity contrary to what has been reported in the literature. Suris4 reported greater emotional distress among female adolescents with a chronic illness compa-red with male reporting symptoms of depression, sadness or emotional problems, which relates to a tendency to risky sexual behaviors, such as early onset of sexual ac-tivity and a greater number of partners. in a review by Valencia and Cromer in 200010 regarding sexual activity, they reported the same age of onset of sexual activi- ty, and frequency and use of contraceptive methods, even those in which their illness affects their physical appea-rance; therefore it can be concluded that these patients are far from being asexual as many think, and they requi-re care and education regarding safe sex practices and sexually transmitted diseases, but in our population this trend was not seen, in addition, all cases reported con-dom use. it could be because they are in greater contact with health personnel, and therefore receive professional information, although this is only speculative.

the review by Valencia and Cromer10 refers to studies that reported less involvement in antisocial beha- viors such as gangs, weapons use or robbery in adoles-cents with chronic diseases. There were no significant differences in this area between our groups. What is rele-vant is the finding of involvement in police arrests, with this being reported more by cases, with no difference between gender, and with physical assault by an intimate

Table 2. Prevalence of risky behaviors comparing the study group vs. the control group. Results in percentages.

Behavior Cases n=100 Controls n=100 pTabacco consumption 21 37 0.0449

Alcohol consumption 24 57 < 0.001

Cannabis use 3 6 0.2262

Cocaine use 0 10 0.0037

Active sexual life 9 28 0.0012

Use of a weapon or dangerous object 1 3 0.6135

involved in fights 15 20 0.4566

Arrested by the police 8 3 0.2086

Physical assault by a partner 1 13 0.0023

Adolescents with chronic disease and participation in risky behaviors 25

partner having a higher incidence among controls with a similar distribution between male and female, but, like the rest of our results, without a statistically significant difference. Some authors attribute the involvement in antisocial behaviors of adolescent patients to the idea of living fast or maximally, with less fear of consequences due to their state of vulnerability, although it is generally accepted that adolescents, given their concrete thinking, consider less the risks in general, which is probably the only interpretation.

We cannot ignore the possibility that younger patients report fewer risky behaviors in order to hide them so that their parents and physicians do not find out; the survey method is weak in this regard, although it was conducted anonymously and confidentially, there is a possibility of bias in our study.

Conclusionin our study, adolescents with chronic illness do not have a higher incidence of risky behaviors in in comparison with a control group; a tendency for less participation can be established.

Although we can interpret and take into account in prevention programs the possible protective factors aga-inst these risks, such as increased contact with health services and greater parental supervision, we still must be alert because adolescent patients are exposed to risk factors by engaging in these activities and the consequen-ces to their health can be much greater, therefore we should work the same or more on prevention in this po-pulation.

Conflict of Interest StatementThe authors declare that there is no conflict of interest.

Financial SupportThere was no financial support involved in relation to this article.

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medicinauniversitaria

Correspondencia: Dra. Maricruz Calva Mariño. Av. Francisco I. Madero y Av. Gonzalitos s/n, Colonia Mitras Centro, C.P. 64460, Monterrey, N.L., México. Teléfono: 8346 2515, 8346 9400. Correo electrónico: [email protected]

ArTíCuLo orIGINAL

Asociación de la eosinofilia nasal con alteración en las prue-bas de función pulmonar en pacientes con rinitis alérgica persistente moderada-grave

Sandra Nora González-Díaz,1 Alejandra Macías-Weimann,1 Alfredo Arias-Cruz,1 Diego de Jesús García-Calderín,2 Maricruz Calva-Mariño,1

Claudia Gallego-Corella,1 Karla Mejía-Salas,1 Luis Alfredo Domínguez-Sansores.1

1 Centro Regional de Alergia e Inmunología Clínica, Hospital Universitario “Dr. José Eleuterio González”, Universidad Autónoma de Nuevo León. Monterrey, N.L., México.2 Práctica privada, Centro Médico Las Lomas. San Luis Potosí, S.L.P., México.

recibido: Julio 2012. Aceptado: Diciembre 2012

PALABRAS CLAVERinitis alérgica, eosinofilia nasal, citología nasal, fun-ción pulmonar, México.

ResumenObjetivo: Conocer el impacto de la eosinofilia nasal en pacientes con rinitis alérgica (rA) persistente moderada-grave, sobre la función pulmonar.Material y métodos: Se incluyeron los pacientes mayores de siete años con diagnóstico de rA persistente moderada-grave, que acudieron a consulta en los meses de marzo-junio de los años 2010-2011, se les realizó espirometría, citología nasal y eosinofilia nasal cuantitativa por microscopía óptica. Se determinó el valor del volumen espirato-rio forzado en un segundo (VEF1), la capacidad vital forzada (CVF) y la presencia o no de reversibilidad del VEF1 mayor del 12%. Resultados: Se incluyeron 90 pacientes, de los cuales 73 no presentaron reversibilidad y el 53.4% fue del género masculino. La reversibilidad estuvo asociada significativamen-te con la presencia de eosinofilia, tanto por análisis cuantitativo como en el análisis de citología nasal (p=0.004 y p=0.003). La cuenta de eosinófilos por análisis cuantitativo no tuvo relación con el VEF1 y la CVF (p=0.116 y p=0.49). No hubo asociación entre la relación del tipo de aeroalérgenos involucrados y la eosinofilia nasal o la reversibilidad, ni el tiempo de evolución y el grado de eosinofilia y la presencia de reversibilidad. Conclusiones: No se encontró asociación entre el tiempo de evolución y el tipo de ae-roalérgeno involucrado, con la reversibilidad del VEF1 mayor del 12% o en la cantidad de eosinófilos nasales.

Asociación de la eosinofilia nasal con alteración en las pruebas de función pulmonar en pacientes con rinitis alérgica per-sistente moderada-grave 27

IntroducciónLa rinitis alérgica (RA) es la enfermedad atópica más co- mún.1 Su prevalencia se ha incrementado considerablemen-te en las últimas cuatro décadas, alcanzando hasta un 40% en algunos países.2-5 De acuerdo a la fase III del estudio in-ternacional de asma y alergia en la infancia (ISAAC, por sus siglas en inglés), en México la prevalencia de rinoconjunti-vitis alérgica en niños y adolescentes, es de 15.9% a 17.1%.6

Los eosinófilos tienen un papel fundamental en el pro-ceso inflamatorio que caracteriza a la RA. Se desarrollan y maduran en la médula ósea, a partir de precursores celulares mieloides, en respuesta a citocinas como la IL-3, IL-5 y el factor estimulante de colonias de granulocitos macrófagos (GM-CSF).7 Después de su maduración, los eo-sinófilos migran en respuesta a la eotaxina-1 (CCL11), la eotaxina-2 (CCL24), rANTES (CCL5), y ciertos leucotrie-nos como el B4 (LTB4). En estos sitios, los eosinófilos se activan por células T CD4 TH2, mediante citocinas como: IL-5, GM-CSF y IL-32.7 La IL-5 aumenta la síntesis de IgE por medio de la IL-4 y la IL-13, para perpetuar el fenóme-no inflamatorio y dar los síntomas de la RA.

En resumen, el evento inicial de la respuesta alérgica que al final desencadenará en el aumento de eosinófilos nasales, ocurre por la generación de células TH2 espe-cíficas de alérgeno. La subsecuente producción de IL-4, IL-5, IL-9 e IL-13, que inducen producción de IgE por los linfocitos B, la que activará células cebadas y basófilos, para producir degranulación y liberación de mediadores químicos, provocando una actividad inflamatoria que se refleja en las manifestaciones alérgicas.8

La rA constituye un factor de riesgo para la aparición de asma.9-11 De 15% a 30% de los pacientes con rA pade- cen asma, y hasta un 80% de los pacientes con asma presentan además RA.11 La asociación entre rA y as-ma ocurre más comúnmente en sujetos sensibilizados a ácaros del polvo de casa.12 Las características de la in-flamación alérgica en la RA alérgica y el asma son muy similares. Por otro lado, se ha observado que la falta de control del proceso inflamatorio en la RA puede conducir a exacerbaciones de asma, en pacientes en quienes coe-xisten estos padecimientos.13

El presente estudio fue realizado con la finalidad de evaluar el impacto de la eosinofilia nasal sobre la función pulmonar en pacientes con rA persistente moderada-gra-ve. Adicionalmente, evaluamos las características de la eosinofilia nasal y su relación con el tiempo de evolución de la rA, así como la sensibilización a aeroalérgenos.

Materiales y métodosLlevamos a cabo un estudio trasversal en pacientes con rA persistente moderada-grave, atendidos en el Centro de Alergia e Inmunología Clínica del Hospital universita-rio de Monterrey, Nuevo León. El estudio fue revisado y aprobado por el comité de ética de la misma Institución.

Los participantes en el estudio fueron incluidos pre-via obtención del consentimiento informado escrito, así como del asentimiento en el caso de los menores de edad.

A los pacientes inicialmente se les elaboró una histo-ria clínica completa, posteriormente se les realizaron las pruebas diagnósticas.

KEYWORDSAllergic rhinitis, nasal eosinophilia, nasal cytolo-gy and pulmonary function test, Mexico.

Impact of nasal eosinophilia on lung function tests in patients with moderate to severe persistent allergic rhinitis AbstractObjective: To understand the impact of nasal eosinophilia in patients with moderate to severe persistent allergic rhinitis over lung function, determined by the value of forced expiratory volume in 1 second (FEV1), forced vital capacity (FVC) and the pre-sence or absence of reversibility FEV1 greater than 12%.Material and methods: We included patients older than seven years of age, with diagnosis of moderate to severe persistent allergic rhinitis that were evaluated bet-ween March of 2010 and June of 2011 at our Regional Center, underwent spirometry, nasal cytology and nasal eosinophilia quantitative optical microscopy. Study design: Observational, descriptive and transversal.Results: Ninety patients were included, 73 of the patients didn´t present rever-sibility and 53.4% were men. Reversibility was significantly associated with the presence of eosinophilia, both quantitative analysis and nasal cytology analysis (p=0.004 and p=0.003). The eosinophil count was unrelated to quantitative analysis with FEV1 and FVC (p=0.116 and p=0.49). There was no association between the type of aeroallergens involved and nasal eosinophilia or reversibility, or the duration of symp-toms and the degree of eosinophilia and the presence of reversibility.Conclusions: No association was found between the duration of symptoms and the type of aeroallergen involved and the reversibility in FEV1 greater than 12% or the amount of nasal eosinophils.

González-Díaz SN, et al28

A todos los pacientes se les realizó una medición basal de la capacidad vital forzada (CVF) y del volumen espi-ratorio forzado en el primer segundo (VEF1), mediante espirometría (espirómetro asistido por computadora Windx® tipo Fleish), de acuerdo a los lineamientos de la Sociedad Americana de Tórax.14 Posteriormente, se les realizó una prueba de reversibilidad posbroncodilata-dor (400 μg de salbutamol en aerosol administrado con dispositivo dosis-medida, con cámara espaciadora Aero-chamber®). La prueba de reversibilidad fue considerada positiva en los casos, en los cuales ocurrió un aumento en el VEF1 ≥ 12% o > de 200 mL con respecto al valor basal.

Posteriormente, a todos los pacientes se les reali-zó una citología nasal. La muestra de mucosa nasal fue obtenida de la porción posteroinferior del cornete infe-rior, mediante el uso de rhinoprobe® y transferida a un portaobjetos. Todas las muestras fueron procesadas de acuerdo a la técnica descrita por Jalowayski.15 El proce-so de tinción incluyó: fijación con alcohol etílico al 95% durante 60 segundos; tinción de Wright por 20 segundos; tinción de Giemsa por 20 segundos; suspensión en so-lución buffer pH 7.0 por 30 segundos; y suspensión en solución buffer pH 6.8 por 30 segundos. Las muestras fueron revisadas mediante microscopía de luz (microsco-pio óptico Axiostar plus®). La cuenta de eosinófilos fue obtenida como el promedio de eosinófilos observados en 10 campos, mediante el uso del objetivo 100x. Se uti-lizó también un método semicuantitativo en cruces, de acuerdo a la siguiente relación: 0 eosinófilos = 0 +; 0-1 eosinófilos/campo = ½+; 1.1-5.0 eosinófilos/campo = 1+; 5.1-15.0 eosinófilos/campo = 2+; 15.1-20 eosinófilos/campo = 3+; > 20 eosinófilos/campo = 4+.

Por último, se realizaron pruebas cutáneas por punción según los lineamientos de la Academia Americana de Aler-gia e Inmunología Clínica.16 El panel de alérgenos consistió en ácaros (Dermatophagoides farinae y pteronyssinus), gato, perro, cucaracha (Periplaneta americana y Blatella germanica), polen de pastos, malezas y árboles, y hongos (Alternaria, Aspergillus, Penicillum). Los alérgenos se ad-quirieron de la compañía Allerquim® pólenes e intramuros; y del Departamento de Inmunología del Hospital uni-versitario los de hongos, cucaracha, perro y gato.

Para el análisis estadístico, se utilizó el programa SPSS versión 19. Se realizó análisis descriptivo, además de obtenerse frecuencias. Se utilizó la prueba de homo-geneidad ji cuadrada, y para variables no paramétricas la prueba de Mann-Whitney.

Resultados Se incluyeron 90 pacientes en el periodo de estudio, de los cuales 73 no presentaron reversibilidad. Con respec-to a este grupo, el 53.40% fue del género masculino. La distribución por grupos de edad fue de siete a 18 años (38.4%), de 19 a 50 años (54.8%) y mayores de 50 años (6.8%). Con respecto a los años con datos clínicos de rA, menos de dos años (9.6%), de dos a cuatro años (15.10%), de cuatro a seis años (12.3%), de seis a ocho años (51.10%) y más de ocho años (47.9%). La vivienda más prevalente

fue el área metropolitana 84.9%. La eosinofilia nasal me-dida en cruces fue cero en (28.8%), ½ cruz (64.30%), una cruz (11%), ningún paciente de este grupo presentó un número de mayor cruces.

De los 17 pacientes incluidos que presentaron rever-sibilidad, 58% fueron del género femenino. Por grupo de edad la distribución fue de siete a 18 años (35.3%), de 19 a 50 años (64.7%) y mayores de 50 años (ninguno). Con respecto a los años con datos clínicos de rA, menos de dos años (11.8%), de dos a cuatro años (11.8%), de cuatro a seis años (23.5%), de seis a ocho años (17.6%) y más de ocho años (35.3%). La vivienda más prevalente fue el área metropolitana 85.2%. El número de cruces encontradas de eosinofilia nasal fue de cero en (5.9%), ½ cruz (5.9%), una cruz (70.6%), dos cruces (17.6%) (Tabla 1).

En el análisis estadístico para comparar la cuenta de eosinófilos expresada en cruces con el VEF1, se obtuvo una tendencia no significativa (p=0.116), donde una ma-yor cuenta de eosinófilos disminuye el VEF1.

Tabla 1. Comparación de características demográficas con la presencia o no de reversibilidad.

Comparación demográfica (90 pacientes)

Sin reversibilidad (73)

Con reversibilidad (17)

Género

Masculino 53.40% 41.20%

Femenino 46.60% 58.80%

Edad

7 a 18 años 38.40.% 35.30%

19 a 50 años 54.80% 64.70%

Mayores de 50 años 6.80% NA

Años RA

< 2 años 9.60% 11.80%

2 - 4 años 15.10% 11.80%

4 - 6 años 12.30% 23.50%

6 - 8 años 51.10% 17.60%

> 8 años 47.90% 35.30%

Vivienda

Metropolitana 84.90% 85.20%

Foránea 15.10% 14.80%

Eosinofilia con cruces

0 cruces 28.80% 5.90%

1/2 cruz 64.30% 6.90%

1 cruz 11% 70.60%

2 cruces NA 17.60%

Reversibilidad 73 (81.1%) 17 (18.9%)

Fuente: Centro regional de Alergia e Inmunología Clínica 2011.

Asociación de la eosinofilia nasal con alteración en las pruebas de función pulmonar en pacientes con rinitis alérgica per-sistente moderada-grave 29

Además, al realizar el análisis estadístico para com-parar la cuenta de eosinófilos expresada en cruces con la CVF, se obtuvo una tendencia no significativa (p=0.49) sobre la presencia de una mayor cuenta de eosinófilos, que disminuye la CVF.

En el análisis de subgrupos para comparar los pacien-tes que presentaron reversibilidad contra los que no la presentaron, obtuvimos un paciente sin eosinofilia, 12 pacientes con una cruz, tres pacientes con dos cruces y un paciente con ½ cruz; en los que no presentaron rever-sibilidad 21 pacientes sin eosinofilia, ocho pacientes con una cruz, ningún paciente con dos cruces y 44 pacientes con ½ cruz. Se obtuvo un mayor número de eosinofilia na-sal medida en cruces en los pacientes con reversibilidad (p=0.0003) (Tabla 2).

Al realizar el mismo análisis, pero con la eosinofilia nasal reportada en números comparada con la reversi-bilidad del VEF1, se demostró que a mayor número de eosinófilos existe una mayor prevalencia de reversibilidad en los pacientes (p=0.0004).

Se distribuyeron los pacientes en subgrupos de acuerdo al grado de eosinofilia medida en cruces, y se relacionaron con los resultados de la pruebas de aeroalér-genos (Tabla 3).

El análisis de subgrupos de la eosinofilia nasal en cru-ces y el tiempo de evolución de rinitis en pacientes sin eosinófilos nasales, se muestra en Tabla 4. En ningún cru-ce de subgrupos se alcanzó una significancia estadística (p=0.897) (Tabla 4).

El análisis de grupos con y sin reversibilidad compa-rado con el tiempo de evolución de la rA, reportó en los pacientes con reversibilidad: menos de dos años (2), de dos a cuatro años (2), de cuatro a seis años (4), de seis a ocho años (3), y más de ocho años (6). En los pacientes sin reversibilidad: menos de dos años (7), de dos a cuatro años (11), de cuatro a seis años (9), de seis a ocho años

(11), y más de ocho años (35). No se encontró significancia (p=0.752) (Tabla 5).

Por último, se analizaron los pacientes con y sin re-versibilidad y el tipo de aeroalérgeno, y el resultado en los pacientes con reversibilidad (Tabla 6).

Discusión En el presente estudio se demostró que el grado de eo-sinofilia nasal se encuentra asociado a una prueba de reversibilidad positiva, en pacientes con rA persistente moderada-grave. En general, los pacientes con rA e hipe-rreactividad bronquial tienen valores bajos significativos en la función pulmonar.17

Estos resultados apoyan reportes previos de disminu-ción de las pruebas de función pulmonar en pacientes con RA, que aunque no fue significativa si mostró una tenden-cia importante a la disminución, y además se demostró que la reversibilidad sí está asociada de manera significa-tiva con la presencia de eosinofilia nasal. Estos resultados apoyan la teoría de una misma vía.18

Los resultados también son útiles para predecir la presencia de reversibilidad y la disminución del VEF1 y la CVF, en pacientes con rA persistente moderada-grave. Existen muchos otros estudios donde se demuestra esta relación fisiopatológica, epidemiológica y con evidencia terapéutica, que apoya una relación entre la rA y la pre-sencia de reversibilidad.13

Se recomienda la realización de pruebas de fun- ción pulmonar de seguimiento, en todos los pacientes con rA. En otros estudios, se menciona que en la rinitis no alérgica se presenta disminución de los niveles basales de las pruebas de función pulmonar.19 Este seguimiento se recomienda realizarlo en forma anual, según las guías ArIA.13

La eosinofilia nasal es un buen predictor de las prue-bas de función pulmonar, es más accesible en la práctica

Tabla 2. Comparación de la presencia o no de reversibilidad con análisis de eosinofilia nasal por método de cruces.

Reversibilidad Citología eosinófilos en cruceTotal

No eosinófilos 1 cruz 2 cruces ½ cruz

Reversibilidad

Si

Cuenta 1 12 3 1 17

% con citología eosinófilos en

cruces0.0 0.6 1.0 0 0.2

No

Cuenta 21 8 0 44 73

% con citología eosinófilos en

cruces1.0 0.4 0 1.0 1.0

Total

cuenta 22 20 3 45 90

% con citología eosinofilos en

cruces1.0 1.0 1.0 1.0 1.0

Fuente: Centro regional de Alergia e Inmunología Clínica 2011.

González-Díaz SN, et al30

diaria que la espirometría, y de un costo menor. una de las ventajas de realizar la citología nasal es que nos per-mite discernir, en base a una historia clínica adecuada, los diagnósticos diferenciales; principalmente entre un hallazgo inflamatorio alérgico, un hallazgo inflamatorio infeccioso, ya sea bacteriano o viral, y otras entidades ya descritas como la rinitis no alérgica con eosinofilia nasal. Dentro de sus principales desventajas es la de ser depen-diente del operador, y de requerir de un entrenamiento especial para la toma y la lectura de la muestra.

La debilidad más importante de nuestro estudio fue el tamaño de la muestra que no permitió ser concluyen-tes en el rubro de eosinofilia nasal, y la disminución del VEF1 y la CVF; sin embargo, sí fue concluyente en la pre-sencia o no de reversibilidad. Nuestro estudio se realizó en época de polinización alta, y por esto se decidió su corte por conveniencia, aunque por análisis estadístico se mostró una tendencia importante a la disminución de la polinización. otra debilidad fue que cada laminilla se leyó solamente por un investigador, sin oportunidad de establecer la variabilidad interlecturas.

Dentro de las fortalezas del estudio se encuentra que todas las mediciones se hicieron el mismo día y en el

mismo horario, además de que se discriminaron adecua-damente otros factores que podrían afectar la cantidad de eosinófilos nasales. Otra ventaja es que en el análisis se incluyeron dos variantes no estudiadas previamen- te, según nuestro conocimiento, como son la variabili-dad de la eosinofilia con el tiempo de evolución de la RA, y el tipo de aeroalérgeno y la cantidad de eosinofilia nasal.

Nuestra suposición, en base a estudios previos, era que los pacientes sensibilizados a los ácaros tuvieran una mayor cantidad de eosinófilos, ya que son éstos los más prevalentes y los más relacionados con el desarrollo subsecuente de asma.20 Sin embargo, existió una amplia variabilidad en el tipo de sensibilización entre pacientes, además de que cada uno de ellos podía ser sensible a varios alérgenos, lo que no permitió un análisis estadísti-co individual sin cofactores agregados para este objetivo. Sería adecuado ser capaces de describir individualmente, sin otras sensibilizaciones agregadas, el grado de eosino-filia nasal.

En estudios previos se relacionó la presencia de eosi- nofilia nasal con el grado de eosinofilia en esputo, lo que nos llevó a realizar el presente estudio.21 Sería

Tabla 3. Comparación de análisis cuantitativo en cruces de eosinofilia nasal y aeroalérgenos.

Citología eosinófilos en crucesSignificanciap<0.005

Sin eosinófilos ½ cruz 1+ 2+

Pólen de pastos

Lolium 7 10 5 2 0.473

Phleum 8 14 5 1 0.238

Sorgum 10 16 3 1 0.206

Pólen de Malezas

Amaranthus 6 11 2 1 0.261

Helianthus 5 12 3 1 0.682

Salsola 5 10 4 0 0.728

Pólenes de árboles

Fraxinus 6 14 6 0 0.477

Juniperus 9 9 9 1 0.242

Prosopis 6 22 1 0 0.203

Hongos

Alternaria 2 2 1 0 0.844

Aspergillus 2 1 1 0 0.612

Intramuros

DermatophagoideFarinae

16 30 10 2 0.75

Dermatophagoidepteronysinnus

14 28 12 2 0.596

Blatella 4 10 8 1 0.763

Felis 7 10 2 1 0.475

Fuente: Centro regional de Alergia e Inmunología Clínica 2011.

Asociación de la eosinofilia nasal con alteración en las pruebas de función pulmonar en pacientes con rinitis alérgica per-sistente moderada-grave 31

interesante investigar en estudios posteriores si la pre-sencia o no de eosinofilia nasal después de un tratamiento adecuado, modifica los niveles basales de la espirometría.

Por otro lado, no se sabe si la combinación de re-versibilidad y rA lleve al desenlace de asma, también sería muy interesante conocer en el trascurso del tiempo los resultados de la presencia de eosinofilia nasal como medición de inflamación nasal e indirectamente pulmo-nar con el desarrollo del asma, y con la presencia de reversibilidad del VEF1. En el Estudio respiratorio en Niños, se demostró un aumento del riesgo de asma del doble a los 11 años del diagnóstico de rA.22 Se desconoce

si la presencia de reversibilidad y eosinofilia nasal afectan el tiempo de duración de la rA; en nuestro estudio los resultados no fueron concluyentes.

Conclusiones La RA es una enfermedad compleja y su inflamación va mas allá de la encontrada en su sitio anatómico; ya que se puede ver involucrada la vía aérea inferior, como quedó descrito en el presente estudio. Se logró determinar el impacto de la eosinofilia nasal sobre las pruebas de fun-ción pulmonar. No se demostró relación entre el tiempo

Tabla 4. Comparación de la presencia o no de reversibilidad con los años de evolución clínica de la rinitis alérgica.

Años con rinitis alérgicaTotalMenos de 2

añosDe 2 a 4 años De 4 a 6 años De 6 a 8 años

Más de 8 años

Reversibilidad

Si

Cuenta 2 2 4 3 6 17

% de años con rinitis alérgica

0.2 0.2 0.3 0.2 0.1 0.2

No

Cuenta 7 11 9 11 35 73

% de años con rinitis alérgica

0.8 0.8 0.7 0.8 0.9 0.8

Total

Cuenta 9 13 13 14 41 90

% con citología eosinófilos en

cruces1.0 1.0 1.0 1.0 1.0 1.0

Fuente: Centro regional de Alergia e Inmunología Clínica 2011.

Tabla 5. Comparación de años con historia clínica de rinitis alérgica y la cuenta de eosinofilia nasal por cruces.

Reversibilidad Años con rinitis alérgicaTotalMenos de 2

añosDe 2- 4

añosDe 4-6 años De 6-8 años

Más de 8 años

Citología eosinófilos en cruces

No eosinófilos

Cuenta 2 2 4 2 12 22

% de años con rinitis alérgica

0.2 0.2 0.3 0.1 0.3 0.2

1 cruz Cuenta 1 3 3 3 10 20

% de años con rinitis alérgica

0.1 0.2 0.2 0.2 0.2 0.2

2 cruces Cuenta 0 1 1 0 1 3

% de años con rinitis alérgica

0 0.1 0.1 0 0 0

½ cruz Cuenta 6 7 5 9 18 45

% de años con rinitis alérgica

0.7 0.5 0.4 0.6 0.4 0.5

Total

Cuenta 9 13 13 14 41 90

% de años con rinitis alérgica

Fuente: Centro regional de Alergia e Inmunología Clínica 2011.

González-Díaz SN, et al32

de evolución, ni el tipo de aeroalérgeno involucrado con la presencia de reversibilidad o la cantidad de eosinofilia nasal. Se requieren de más estudios para establecer si tiene significancia la presencia de reversibilidad y RA con la evolución hacia asma.

Conflicto de intereses Los autores declaran no tener conflicto de intereses.

FinanciamientoLos autores no recibieron ningún patrocinio para llevar a cabo este artículo.

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Tabla 6. Comparación de pacientes con y sin reversibilidad con aeroalérgenos.

Con reversibilidad

(%)

Sin reversibilidad

(%)

Significancia p<0.005

Pólen de pastos

Lolium 23.6 27.4 0.357

Phleum 17.5 27.4 0.888

Sorgum 17.5 34.2 0.205

Pólen de Malezas

Amaranthus 11.8 24.7 0.822

Helianthus 17.6 23.6 0.482

salsola 11.8 23.9 0.728

Pólenes de árboles

Fraxinus 23.5 27.4 0.572

Juniperus 23.5 28.8 0.342

Prosopis 29.4 43.8 0.116

Hongos

Alternaria 5.9 5.5 0.845

Aspergillus 0 5.5 0.845

Intramuros

Dermatophagoidefarinae

52.9 42.5 0.378

Dermatophagoidepteronysinnus

58.8 67.1 0.46

Blatella 35.3 23.3 0.365

Felis 11.8 24.7 0.374

Fuente: Centro regional de Alergia e Inmunología Clínica 2011.

1665-5796 © 2013 Revista Medicina Universitaria. Facultad de Medicina UANL. Publicado por Elsevier México. Todos los derechos reservados.

Medicina Universitaria 2013;15(58):33-39

www.elsevier.es

medicinauniversitaria

Correspondencia: Dra. Natalia Moscoso Soriano. Servicio de Cardiología del Hospital Universitario, UANL. Av. Madero y Gon-zalitos s/n, Colonia Mitras Centro, C.P. 64460, Monterrey, N.L., México. Teléfono: 8347 4988. Correo electrónico: [email protected]

ArTíCULo De reviSióN

Técnicas de acceso transradial en intervención percutánea coronaria

Natalia Moscoso-Soriano, Jorge Sepúlveda-Sepúlveda, Óscar Salas-Sánchez, Ricardo Cruz-Wellmann, Joaquín Moxica-del Ángel.

Servicio de Cardiología, Hospital Universitario “Dr. José Eleuterio González”, Universidad Autónoma de Nuevo León. Monterrey, N.L., México.

recibido: Febrero 2012. Aceptado: Noviembre 2012

PALABRAS CLAVETécnicas de acceso radial, intervención percutánea coronaria, prueba de Allen, técnica de Seldin-ger, México.

ResumenLos nuevos avances en la cardiología intervencionista han hecho de la vía radial, una técnica de fácil acceso sin mayores complicaciones, y con una mayor comodidad para el paciente. Por su mayor curva de aprendizaje, se nos hizo importante revisar y expli-car las diferentes técnicas descritas para el abordaje por vía radial en la intervención coronaria percutánea, incluyendo la evaluación previa al procedimiento, la prepa-ración del paciente, los medicamentos necesarios para el estudio angiográfico por esta vía, y las ventajas y desventajas de esta técnica.

KEYWORDSTransradial approach, percutaneous coronary intervention, Allen test, Seldinger technique, Mexico.

Transradial access techniques in coronary percutaneous intervention

AbstractNew advances in interventional cardiology have made the radial approach a technique readily accessible without major complications and greater patient comfort. It has a higher learning curve, so we thought it was important to review and explain in this article the various techniques described for the transradial approach in percutaneous coronary intervention, including pre-procedure assessment, patient preparation, me-dications needed in the angiographic study and the advantages and disadvantages of this technique.

Moscoso-Soriano N, et al34

Introducciónen el año 1989, L. Campeau1 fue el primero en describir la técnica radial para la realización de una coronariografía, y en 1993, F. Kiemeneij2 la utilizó para un procedimien-to de angioplastía coronaria percutánea, surgiendo el acceso transradial como alternativa atractiva al acceso femoral en estos procedimientos.

en estos últimos años se han realizado varios estudios sobre los beneficios del acceso radial para intervencio-nismo percutáneo coronario, lo que ha llevado a mayor práctica por parte de los cardiólogos intervencionistas, en determinados centros médicos privados y hospitalarios universitarios. Por esta razón, en este artículo se revi-sarán las diferentes técnicas de acceso transradial para realizar una intervención percutánea coronaria.

el estudio ACCeSS3 aleatorizó un total de 900 pacien-tes en tres ramas: acceso radial, braquial o femoral. Los resultados mostraron complicaciones vasculares en siete pacientes (2.3%) en el grupo braquial, seis (2.0%) en el femoral y ninguno (0%) en el grupo transradial (p=0.035), mostrando una ventaja estadísticamente significativa so-bre esta última técnica.

Un trabajo importante publicado por Agostoni y colaboradores,4 expone una revisión sistemática de los es-tudios randomizados, radial vs. femoral, con un total de 3 224 pacientes aleatorizados, 1 668 para acceso radial y 1 556 para acceso femoral. Dentro de los resultados de este estudio, no se observó diferencias en los eventos clínicos mayores, sin embargo, los datos recogidos en relación a la aparición de complicaciones vasculares, favorecieron al acceso radial (0.3 vs. 2.8%; or=3.30; iC95%=1.63-6.71; p<0.001). Un elemento destacable en este análisis es la estadía hospitalaria, 1.8 vs. 2.4 días (p<0.001), a favor del acceso radial. Los costos hospitalarios, que fueron re-cogidos en cinco estudios, con un total de 853 pacientes; fueron menores en el grupo radial (p<0.001).

Ventajas y desventajas del acceso transra-dialLa intervención percutánea coronaria por acceso trans-radial ha mostrado ser una técnica segura y más costo/efectiva que el acceso femoral, con resultados satisfac-torios.

Por ser la arteria radial superficial y de pequeño diá-metro hace fácil su localización y acceso, facilitando su compresión y de esta forma disminuyendo el ries-go de sangrado.2 otra ventaja que se obtiene con esta técnica, es la ausencia de isquemia en la mano por oclusión prolongada de la arteria radial, debido a su irriga- ción colateral por la arteria cubital. Ademas no suelen observarse complicaciones menores de daño neurológico debido a la ausencia de ramos nerviosos grandes, lo que brinda una ventaja del acceso transradial sobre el abor-daje arterial femoral.4

Otros beneficios obtenidos por medio del acceso tran-sradial son la reducción de complicaciones hemorrágicas en el sitio de punción,2 por la facilidad para realizar

hemostasia a pesar de haber retirado inmediatamente el introductor, al terminar el procedimiento intervencionis-ta percutáneo, así se hayan utilizado antiagregantes y/o anticoagulantes de forma intravenosa,4 mayor comodidad para el paciente al evitar el reposo prolongado en cama y, una reducción de costos hospitalarios por menor carga laboral para el personal de enfermería y egreso hospi- talario temprano. en algunos casos selectos de angiogra-fía diagnóstica o angioplastía coronaria, el manejo puede llegar a ser ambulatorio.5

Los pacientes que más se benefician de esta técni-ca son los que presentan obesidad severa, enfermedad vascular periférica, enfermedad aorto-ilíaca conocida o bypass aorto-femoral previo e indicación absoluta de an-ticoagulación permanente y, ha demostrado ser segura y efectiva en pacientes de alto riesgo con infarto agudo del miocardio,6 en angioplastía coronaria percutánea, que requieran uso de inhibidores de la glicoproteína iib/iiia.7

Dentro de las desventajas que se tienen con la técnica de acceso radial, se encuentra que la curva de aprendi-zaje tiene un mayor grado de dificultad, lo que conlleva a que sólo expertos puedan realizar esta técnica, ya que inicialmente puede haber falla en la punción ocasionando vasoespasmo radial y dificultad para avanzar el catéter hasta la aorta ascendente, haciendo más compleja la ca-nalización de las arterias coronarias al tener un menor soporte que el obtenido con el abordaje femoral.8

otra de las limitaciones que se puede encontrar son vasos arteriales de pequeño calibre, lo que dificulta avanzar dispositivos de mayor calibre para tratamientos complejos, como lesiones bifurcadas o cuando se necesita de aterectomía rotacional.

Sin embargo, el gran avance en los últimos años ha reducido estas limitaciones, ya que muchos estudios han demostrado índices de éxito con el abordaje radial, sien-do equivalente al acceso femoral, y con el beneficio de menos eventos hemorrágicos y menor necesidad de trans-fusiones sanguíneas.4,5

Un meta-análisis de 21 estudios, que incluyeron 8 534 pacientes, sobre el abordaje transradial vs. el femoral en intervención percutanea coronaria primaria de pacientes con infarto agudo de miocardio, mostró que la técnica radial se asoció a una reducción de eventos cardíacos ma-yores (or=0.56; iC95%=0.44-0.72; p<0.001), mortalidad (or=0.55; iC95%=0.42-0.72; p<0.001), y sangrado mayor (or=0.32; iC95%=0.22-0.48; p<0.001) en comparación con la técnica de abordaje femoral.9 Por estos estudios, que han demostrado mejores resultados en los pacientes con síndrome coronario agudo y menor riesgo de sangrado, se ha aumentado la práctica diaria de la técnica transradial para intervención percutánea coronaria, en diferentes escenarios clínicos, incluso en angioplastías coronarias primarias.

Evaluación del paciente para el abordaje radial y técnicas transradialesDentro de la evaluación del paciente que se piensa some-ter a una intervención percutánea coronaria, lo primero

Técnicas de acceso transradial en intervención percutánea coronaria 35

a evaluar es la permeabilidad arterial radial y circulación colateral por la arteria cubital.

Dentro de la preparación periprocedimiento lo pri-mero a evaluar es si el pulso radial, tanto de brazo izquierdo como derecho, es palpable y de buena intensi-dad. Después se procede a realizar la prueba de Allen, la cual puede ser con o sin pulsioximetría, con el fin de asegurar permeabilidad de la circulación colateral por la arterial cubital.10,11

Prueba de Allen modificadaPara evitar complicaciones secundarias a isquemia por oclusión radial transitoria, por uso de introductores 5Fr, 6Fr y 7Fr; se debe realizar la prueba de Allen modificada como parte de la evaluación previa al procedimiento per-cutáneo, para patentar el adecuado flujo colateral de la arteria cubital al arco palmar.8

La técnica de esta prueba consiste en palpar simul-táneamente el pulso radial y cubital, y posteriormente se comprimen para obstruir totalmente el flujo, pidiendo al paciente abrir y cerrar la mano en repetidas ocasio-nes hasta obtener una coloración pálida de la mano y ausencia de onda de pulso documentado por pulsioxi-metría (Figura 1A). Posteriormente se libera la arteria cubital, sin dejar de comprimir la arteria radial, ob-servándose el cambio de coloración en toda la mano y aparición de la onda de pulso en la pulsioximetría (Figura 1B).11

Se pueden observar diferentes formas de onda de pul-so al ocluir las arterias radial y cubital, como se pueden observar en la Figura 2. Al liberar la presión sobre la ar-teria cubital se debe observar llenado arterial de todo el arco palmar, con presencia de onda arterial de pulso y saturación de oxígeno > 90% (Figuras 2A, 2B y 2C).11

De no haber un adecuado llenado palmar y restable-cimiento de onda de pulso por oximetría, el paciente no será apto para intervención percutánea por acceso tran-sradial (Figura 2D).11

Preparación preprocedimientoDespués de realizar la prueba de Allen modificada, se se-lecciona el miembro superior adecuado para la punción y se coloca en posición supino en bracera especial, a lo largo del cuerpo, con ligera hiperextensión de la muñeca.

Previa asepsia y antisepsia de antebrazos y regiones inguinales en caso de punción transradial no exitosa, se procede a iniciar el procedimiento preparando el equipo de punción dependiendo de la técnica de acceso trans-radial que se vaya a emplear, y se prepara el coctel de medicamentos para evitar vasoespasmo radial.1,8

Técnicas de punciónel sitio de punción generalmente se ubica a 1-2 cm de la estiloide radial, en donde se debe palpar bien el pulso de la arteria radial, ubicando su trayecto para poder dirigir

Figura 1. Prueba de Allen modificada. A) oclusión de arterias radial y cubital con ausencia de onda de pulso. B) Se libera presión de arteria cubital, observándose presencia de onda de pulso.

A

B

Moscoso-Soriano N, et al36

con exactitud la aguja de punción. Se aplica 1 cm de Xi-locaína al 2% a nivel intradérmico y subcutáneo en donde se piensa puncionar, teniendo cuidado de no puncionar arteria radial para evitar vasoespasmo (Figura 3). Se pue-de hacer pequeña incisión con bisturí, para proceder a la canalización de la arteria radial, aunque no siempre es necesario hacerla antes de la punción arterial.1,3

Hay tres técnicas de punción para acceso transradial, las cuales son:

1. Técnica de Seldinger (Figura 4)Con previa colocación de anestesia local, se utiliza para micropunción, un angiocath 20G a 24G; se punciona arte-ria radial con angulación de 30°-60° y al observar salida de flujo sanguíneo, se continúa avanzando angiocath hasta atravesar pared posterior del vaso arterial radial (Figura 5A). La aguja es posteriormente removida y el ca-téter se va retirando lentamente (Figura 5), hasta volver a observar salida de un adecuado flujo sanguíneo arte-rial, avanzando a través de este la guía hidrofílica corta (Figura 5C), para retirar la camisa del angiocath y poder

avanzar el introductor radial (Figura 5D). Finalmente, se remueve el dilatador conjunto con la guía y se pasa el coctel espasmolítico para evitar espasmo radial (Figura 5E).3

2. Técnica de Seldinger modificada (Figura 6)Se inserta una aguja de micropunción radial, de 4 cm de longitud con calibre de 20G a 24G, con una angulación de 30°-60° (Figura 7A), y cuando se observe salida de buen flujo sanguíneo, significa que la aguja ya atravesó la pared anterior del vaso radial (Figura 7B), deteniendo el avance de la aguja e introduciendo la guía hidrofílica, la cual debe pasar fácilmente para saber que en realidad está alojada en el lumen interno del vaso radial (Figura 7C) y posteriormente, sacar la aguja de micropunción. Luego se avanza a través de la guía radial, el introductor corto o largo radial 5Fr-7Fr (Figura 7D), con la poste- rior extracción del dilatador conjunto con la guía (Figu-ra 7E). Por último, se purga el introductor con solución fisiológica y se pasa el coctel espasmolítico (Figura 7F).3

3. Técnica de Seldinger alternativa Bajo previa anestesia local, se punciona arteria radial con angiocath 20G a 24G y al atravesar la pared posterior del vaso arterial radial (Figura 8A), se empieza a retirar el catéter hasta observar salida de flujo sanguíneo, reti-rando así la aguja (Figura 8B) y dejando sólo la camisa del angiocath. Posteriormente, se avanza guía hidrofílica corta (Figura 8C) y se monta aguja de micropunción en camisa del angiocath, volviéndose a pasar a través de la guía (Figura 8D), avanzándolo bien a través del lumen in-terno del vaso radial. Finalmente, se retira la camisa del angiocath y aguja de micropunción, para poder avanzar el introductor radial (Figura 8E), removiendo el dilatador conjunto con la guía, y purgando con coctel espasmolítico y solución fisiológica el introductor.

esta ultima técnica de seguridad, es poco utiliza-da por su complejidad, sin embargo es útil en casos de

Figura 2. Tipos Barbeau A, B y C confirman adecuado flujo del arco palmar.

Figura 3. Después de ubicar el pulso radial, se infiltra con 1 cm de xilocaína al 2%.

Figura 4. equipo para punción con técnica de Seldinger. A) Jeringa de 5cc con xilocaína al 2%. B) Angiocath 20G. C) Guía. D) Dilatador del introductor arterial. E) introductor arterial. F) Jeringa de 20cc con coctel espasmolítico.

Adaptado de Grossman’s Cardiac Catheterization, Angiography and in-tervention - 7th ed.

A B

CD

EF

Técnicas de acceso transradial en intervención percutánea coronaria 37

espasmo severo, en donde se puede aplicar el coctel es-pasmolítico a través de la camisa del angiocath, avanzada con la aguja de micropunción, antes de avanzar el intro-ductor. Tambien es útil cuando hay tortuosidad arterial o calcificación severa, en donde el avanzar la camisa del angiocath se facilita con el soporte de la aguja de mi-cropunción, y de esta forma es más efectivo el paso del introductor a través de la guía.

MedicamentosAntes de iniciar la intervención percutánea coronaria, es-tando en la Sala de Hemodinamia, lo ideal es premedicar al paciente con una pequeña dosis de ansiolítico, como benzodiacepinas o fentanil. Se debe tener preparado un coctel espasmolítico con agentes vasodilatadores para evitar el vasoespasmo radial, el cual se administra inme-diatamente después de tener acceso por vía radial.

De los medicamentos más utilizados están los calcio antagonistas por su efecto vasodilatador en el músculo liso vascular, al incrementar la formación de óxido ní-trico y reducción de la resistencia vascular periférica; encontrándose dentro de estos dos subgrupos, los dihi-dropiridínicos (nifedipino, amlodipino, felodipino) y los no-dihidropiridínicos (verapamilo, diltiazem), los cua-les se diferencian por los sitios de unión a los poros de los canales de calcio y la mayor selectividad vascular de los dihidropiridínicos. Sin embargo, dentro de los calcio antagonistas para el coctel espasmolítico, se re-comienda el uso de no-dihidropiridínicos, en especial del verapamilo, por su inicio de acción más rápido y dilata-ción arteriolar con efecto inotrópico negativo, evitando el reflejo adrenérgico que produce taquicardia.8,11

La nitroglicerina interviene en la síntesis de óxido ní-trico, que interactúa con la guanilciclasa y aumenta la formación de GMPc en el músculo liso y en otros tejidos, provocando vasodilatación arterial y venosa. este medi-camento también puede ser utilizado dentro del coctel

Figura 5. Técnica Seldinger. A) Micropunción arterial con an-giocath, atravesando pared anterior y posterior de vaso radial. B) Se retira aguja y lentamente se va retirando camisa de an-giocath hasta observar salida del flujo arterial. C) Se introduce guía. D) Se avanza introductor. E) Administración de espasmo-lítico.

A

B

C

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E

A

BCDEF

Figura 6. equipo para puncion con técnica de Seldinger mo-dificada. A) Jeringa de 5cc con xilocaína al 2%. B) Bisturí. C). Aguja de micropunción. D) Guía. e) Dilatador del introductor arterial. F) introductor arterial. G) Jeringa de 20cc con coctel espasmolítico.

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Moscoso-Soriano N, et al38

espasmolítico, para evitar vasoespasmo radial o bra-quial. Para inducir vasodilatación arterial, se necesitan de concentraciones más altas de nitroglicerina, que las requeridas para vasodilatación venosa, por lo que se to-leran dosis altas y repetidas en caso de vasoespasmo sin tanto efecto hipotensor, ya que su mayor ventaja es su inicio de acción rápido, al igual que una vida media corta.

este coctel espasmolítico incluye: verapamilo 2.5 mg (2.5 cc), heparina 5 000 U (1 cc), nitroglicerina 100-200 mcg (1 cc); todo lo anterior se diluye en solución fisioló-gica hasta completar una jeringa de 20 cc. es importante aclarar que no son dosis exactas las que se deben apli-car, esto variará dependiendo de las cifras tensionales y frecuencia cardiaca del paciente en el momento del estudio.8,11

en ocasiones no basta con el coctel mencionado an-teriormente y se necesita sedar al paciente con dosis aisladas de fentanil 50-100 mg, y en ocasiones de va-soespasmo muy severo, se puede utilizar midazolam o propofol supervisado por médico anestesiólogo, u otros medicamentos como diltiazem, nicardipino, papaverina o dosis extras de nitroglicerina o verapamilo.

Conclusionesen el Hospital Universitario “Dr. José eleuterio Gonzá-lez” de Monterrey, se están realizando procedimiento de

intervencionismo percutáneo coronario con abordaje transradial, con muy buenos resultados, pocas complica-ciones, menos radiación, alta hospitalaria más temprana y más conformidad en el paciente.

en este artículo se explicaron las ventajas y des-ventajas del abordaje radial y la evaluación necesaria a realizar antes del procedimiento intervencionista, para ver si es apto para un abordaje radial, y se describen de una manera clara las tres técnicas para el acceso radial y los medicamentos, que se deben utilizar para evita va-soespasmo radial.

es clara la mayor ventaja del abordaje radial, en esta nueva era de terapia antiplaquetaria y anticoagulante intensiva. Se ha demostrado una drástica reducción de complicaciones en el sitio de punción vascular, asocia- do con una disminución significativa de la estadía intra-hospitalaria, conllevando a menos gastos económicos.12

igualmente se han publicado varios estudios en donde comparan el acceso radial con el femoral, en pacien-tes sometidos a intervención percutáneo coronaria en pacientes con síndrome coronario agudo; como el estu-dio rivAL,13 en donde se demostró la no inferioridad del acceso radial comparado con el femoral, siendo los resul-tados primarios evaluados: muerte, infarto de miocardio, enfermedad cerebrovascular o sangrado mayor, y por el contrario se evidenció menos incidencia de complicacio-nes vasculares locales con el acceso radial.

Figura 7. Técnica Seldinger modificada. A) Punción radial con aguja de micropunción. B) Se observa salida de sangre arterial, al atravesar la pared anterior del vaso. C) Se introduce de guía. D) Se avanza introductor con dilatador. E) Se retira dilatador con guía. F) Administración de coctel espasmolítico.

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Conflicto de intereses Los autores declaran no tener conflicto de intereses.

FinanciamientoLos autores no recibieron ningún patrocinio para llevar a cabo este artículo.

Referencias

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Figura 8. Técnica de Seldinger alternativa. A) Micropunción de arteria radial con angiocath. B) retiro de aguja y angiocath hasta obtener flujo arterial. C) introducir guía. D) Paso de aguja de micropunción. E) Avanzar introductor. F) retiro de dilatador y guía, con posterior administración de espasmolítico

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medicinauniversitaria

Corresponding author: Gerardo R. Zaragoza-Arévalo, M.D. Centro Médico Nacional “20 de Noviembre”, ISSSTE. Félix Cuevas N° 540, Colonia Del Valle, Delegación Benito Juárez, Z.P. 03100, Mexico City, Mexico. Phone: 5200 5003, ext. 14329. E-mail: [email protected]

ClINICAl CASE

Hajdu-Cheney syndrome associated with calcinosis cutis. Presentation of one case and literature review

Gerardo R. Zaragoza-Arévalo,1 Martha Orozco-Quiyono,2 Carlos Galaviz-Hernández.3 Leonardo Pérez-Mejía,4 María Teresa Gorráez-de la Mora,5 Yuritzi Santillán-Hernández.4

1 Gastroenterology and Pediatric Nutrition Department, Centro Médico Nacional “20 de Noviembre”, ISSSTE. Mexico City, Mexico.2 Genomic Medicine Service, Centro Médico Nacional “20 de Noviembre”, ISSSTE. Mexico City, Mexico.3 Genomic Academy CIIDIR-Durango, IPN. 4 Medical Genetics Service, Centro Médico Nacional “20 de Noviembre”, ISSSTE. Mexico City, Mexico.5 Pathology Service, Centro Médico Nacional “20 de Noviembre”, ISSSTE. Mexico City, Mexico.

Received: November 2011. Accepted: November 2012

KEYWORDSHajdu-Cheney síndrome, acroosteolysis, calcinosis cutis, Mexico.

AbstractHajdu-Cheney Syndrome (HCS) is characterized by acroosteolysis, joint hyper extensi-bility, sutures persistence, wormian bones, micrognathia and premature loss of teeth, short stature and normal intelligence, neurologic manifestations as paresthesias, se-condary to basilar impression, hearing loss and speech alterations, osteoporosis with long bones and vertebrae fractures tendency as well as pain in hands and feet. We present the case of a 9-year-old girl with HCS and calcinosis cutis, an association not previously described in the literature.

PALABRAS CLAVESíndrome de Hadju-Cheney, acroostelisis, calcinosis cutis, México.

Síndrome de Hadju-Cheney asociado con calcinosis cutis. Presentación de un caso y revisión de la literatura

ResumenEl síndrome de Hadju-Cheney (SHC) está caracterizado por acroostelisis, hiperex-tensibilidad articular, persistencia de suturas, huesos wormianos, micrognatia y pérdida prematura de los dientes. También presentan talla baja, inteligencia normal,

Hajdu-Cheney syndrome associated with calcinosis cutis. Presentation of one case and literature review 41

IntroductionDescribed as acroosteolysis with osteoporosis as well as changes in mandible and skull, also known as Hajdu-Che-ney Syndrome, is a rare disease with very few reported cases around the world. The first description of HCS was done in 1948 by Hajdu and Kauntze in a patient with cranial and skeletal dysplasia associated with periphe-ral dysostosis and spinal osteoporosis. In 1965, Cheney describes a family in Michigan USA, with a disorder of connective tissue manifested as acroosteolysis, wormian bones and mandible hypoplasia; at the same time, descri-bes the autosomal dominant inheritance with expression variability and some other sporadic cases.1,2 Hajdu-Che-ney syndrome is caused by heterozygous mutation in the NOTCH2 gene (MIM 600275) on chromosome 1p13-p11.

Recently, truncating mutations in exon 34 of the NOTCH2 gene have been identified. All the mutations oc-curred in exon 34, the last exon of the NOTCH2 gene, and all were predicted to lead to truncation of the protein product before complete translation of the PEST domain, which mediates proteosomal destruction of the protein. The no-sense mutations were not taken into account due to corrupt mRNA, and the truncated proteins were ex-pressed. Thus, the mutations resulted in persistence of the intracellular NOTCH signal, consistent with a gain of function.3

Case reportThe present case is a 9-year-old female from Mexico City, product of the first pregnancy, with complications at the sixth gestational month and resolved by cesarean section at 40 weeks, birth weight 3 025 Kg, length 48 cm, Apgar score 8/9.

When she was four years old, parents notice spots in upper lids, elbows, knees as well as hard nodules, whi-te or yellowish, initially remittent with eritematous and painful surrounding zones, located mainly in hands and feet. The physical examination revealed a weight of 27.5 Kg, length of 121.5 cm, head circumference of 48 cm. She presents hyperchromic and achromic lesions in upper lids. Micrognathia, high palate, brown au lait spots in thorax and abdomen regions (Figure 1). Also, she had limbs with hyperextensible joints, clusters of hyperchro-mic and achromic spots in elbows, knees, and poplitean regions; white-yellowish tumoral formations approxima-tely 0.3-0.5 cm in length, with very hard consistency on hands, feet and mainly on fingers (Figure 2), there are lineal, irregular brown au lait spots of 3 cm in length.

Complete blood count, reticulocytes, BUN, creatini-ne, glucose, basic metabolic panel and hepatic function test all in normal ranges.

Calcium: 10 mg/dl, phosphorus: 4.6 mg/dl and mag-nesium: 2.1 mg/dl.

Urine sample analyses with amorphous phosphates limited, phosphorus depuration 23.81 (normal < 2-8 ml/min). Phosphorus tubular reabsorption: 15.17 (normal > 85%). Parathyroid hormone values: 4.58 pmol/l (normal 1.6-7).

Cytogenetic analysis: 46, XX without numeric or structural alterations.

AP and lateral radiological studies of the cranium revealed wormian bones and open sutures. Hand X-ray studies demonstrated subcutaneous calcifications (Figu-re 3). Simple and contrasted CAT studies were reported as normal. Renal gammagram with proper renal function but dilation of urinary tracts secondary to partial obs-truction of urine flow which improves under diuretic administration. Abdominal CAT reported as normal with no calcifications in kidney or gallbladder.

Osseous densitometry shows an important sub mine-ralization (Figure 4). Orthopanthography classification as Prudzansky 1 (Figure 5). Evaluation by orthodoncists revealed Angle class II malocclusion, micrognathia, re-tropositionated mandible, short mandible branches, very small mandible condyles and bizarre dental clustering (Figure 6).

Skin biopsy reported numerous calcifications in papi-llary and reticular dermis as well as in epidermis sections,

manifestaciones secundarias a impresión basilar, sordera y alteraciones del lenguaje, osteoporosis con tendencia a fracturas vertebrales y de huesos largos. También dolor en manos y pies. Presentamos el caso de una niña de nueve años de edad, con diagnós-tico de SHC y calcinosis cutis, una asociación no descrita previamente en la literatura médica.

Figure 1. Retrognathia.

Zaragoza-Arévalo GR, et al42

findings suggestive of calcinosis cutis (Figure 7). Skin also exhibited dystrophic and irregular calcium deposits, su-rrounded by mononuclear cells, mainly histiocytes in both epidermis and dermis layers.

Discussion Diverse clinical manifestations are associated to HCS, among those are osteoporosis, multiple skull, spine and fingers fractures, joint hyperextensibility, short statu-re, persistence of cranial sutures, early loss of teeth, progressive loss of auditive acuity and, less frequently, overgrowth of sella turca without endocrine changes, progressive loss of bone fragments in phalanges, local neurovascular dysfunction and renal cysts among other findings.2

The first case of HCS in a male patient was reported in a 31-year-old male with serious respiratory problems, na-sal voice and nocturnal hypoventilation with episodes of

Cheyne-Stokes respiration, progressing to laryngeal noise and vocal cord paralysis as well as diminished conduction speed of superior laryngeal nerve.

Neurologically HCS presents hydrocephalus, trigemi-nal neuralgia and basilar impression with central nervous system (CNS) compromise, which altogether with the unknown etiology and pathogenesis, represents a bad prognosis. Tanimoto et al, described a HCS case in a 41-year-old patient with neurological signs associated with cervical siryngomielia, surgically resolved by 1st cer-vical laminectomy and posterior occipito-cervical fusion.4 Another HCS case in a 48-year-old patient with progressi-ve basilar invagination, generating a bilateral visual loss; MRI demonstrated a massive overgrowth of both intraort-bitary optic nerves.5 Fryns et al confirmed the progressive nature of neurological symptoms in patients with HCS.6

Acroosteolysis is described as a secondary feature to the metabolic disorder involved in the progressive des-truction of distal phalanges in HCS.7 A very rare clinical

0 5 10 15 20 25 30 35 40

Age

45 50 55 60 65 70 75 80 85

1.5

1.3

1.1

0.9

0.7

0.5

0.3

Figure 2. Calcinosis cutis lessions in fingers.

Figure 4. Densitometric study showing vertebral column os-teoporosis.

Figure 3. Subcutaneous calcification in hand and osseous re-sorption on distal phalanges.

Figure 5. Orthopantomography showing hypoplasic condiles.

Hajdu-Cheney syndrome associated with calcinosis cutis. Presentation of one case and literature review 43

case with distal osteolysis, beside cervical osteolysis re-quiring surgical management for cervical instability.8

Diffuse osteoporosis in HCS is secondary to reduction in bone formation and an increment of its resorption, leading to distal osteolysis and osteoporosis. Histological studies in biopsies demonstrated severe osteoporosis with important reduction in the formation of bone and calcium kinetics studies showed a 2.8 times increment in osteo-clastic resorption. Serum PTH, 1, 25 (OH)2 D, alkaline phosphatase, were normal but some biochemical studies demonstrated high levels of acid phosphatase.9 Above mentioned data suggest that HCS and osteoporosis could result from the same inductor mechanism as in distal os-teolysis and could be substituted with local activation of osteoclastic resorption factor10 and has been suggested suggesting that the former is related with insufficient bone formation and increase on its resorption.11

Kidney defects such as renal cysts, vesicoureteral ref-lux, glomerulonephritis and secondary hypertension have been found as frequent alterations in HCS, beside bilate-ral renal hypoplasia with chronic renal failure.12

Siklar et al, described a case of a 9-year-old boy with physical and radiological features of HCS, associated with growth hormone deficiency and peripheral neuropathy.13

Calcinosis cutis was first described in 1855 by Virchow and is defined as insoluble calcium deposits in cutaneous tissues. It is classified in different types (Table 1). Cal-cium is a very important element in biological processes, promoting keratinocytes proliferation on skin, differen-tiation and cell adhesion, and influence on epidermal cell growth. In calcinosis, calcium and phosphorous deposits precipitate to form an amorfous material characteristic of this pathology.

The most frequently described type of calcinosis cutis is the dystrophic, on which most of the lesions develop gradually and is asymptomatic, with a benign course and no gender predilection. The subepidermal calcified nodu-les are more frequent in children being calcinosis cutis localized in them, and universal types more frequent in

the second decade of life. Tumoral calcinosis, the most severe type, appears during the first or second decade, being more frequent in black population. The clinical features of calcinosis cutis vary depending if it is settled on a normal or damaged tissue. The most frequent mal-formation is a whitish subcutaneous neoformation, single or multiple, petreous consistency with micro-ulcers or erythema over the surface or around the lesions (Figure 2).

The idiophatic form of calcinosis cutis has been asso-ciated with four different and well recognized syndromes such as: fibrodysplasia ossificans progressiva, progressi-ve osseous heteroplasia, cutaneous osteoma plate shape and Albright hereditary osteodystrophy.14 Idiopathic types describes calcified subepidermal nodules in a single lesion from 3-11 mm in exposed areas on the head and extremi-ties congenital or aquired.15

Microscopically, all cases of calcinosis cutis, displa-yed calcium salts deposits with amorphous shape and variable in size inside dermis or subcutaneous cell tissue, surrounded by granulomatous inflammatory infiltra- tes. Calcifications are mainly formed by hydroxiapatite and calcium phosphate precipitated crystals, favored by rises in calcium and phosphate serum levels even without a previous tissue lesion.15

Some drugs have been used for the treatment of calcinosis cutis, most of them directed toward lowering of calcium deposits in skin. Among those drugs are pro-benecid, potassium PABA acid and warfarin which at low doses reduces the gamma carboxiglutamic acid synthesis, a vitamin K dependent protein involved in calcification process. Among anti-inflammatory drugs prescribed for the disease, are colchicine, steroids, allendronate, di-sodic etidronate and diltiazem. As a last choice, the surgical remotion of calcium deposits should be conside-red if masses are painful, become infected recurrently, they present ulcerations, or present with functional or cosmetic impairment. Some cases of spontaneous regres-sion have been reported.16

Figure 6. lateral view of skull showing wormian bones and open sutures.

Figure 7. Dermis biopsy with calcium deposits.

Zaragoza-Arévalo GR, et al44

The NOTCH2 gene encodes a single pass transmem- brane protein belonging to an evolutionarily conser- ved NOTCH receptor family. NOTCH signaling is activated through cell-cell contact: ligand binding induces cleavage of NOTCH and translocation of the intracellular domain to the nucleus where it regulates gene expression in associa-tion with transcriptional cofactors.

The NOTCH receptor expression has been characte-rized in the developing heart and liver of mice. In the developing mouse heart, both NOTCH1 and NOTCH2 are expressed in the outflow tracts and the epicardium, and in specific cell populations previously shown to express Jag1. These cells are destined to undergo transformation from epithelial to mesenchymal cells. In the newborn mouse liver, NOTCH2 and NOTCH3 are expressed in op-posing cell populations, suggesting they play different roles in cell fate determination during bile duct develo-pment. Jag1 is also expressed in cells adjacent to those expressing NOTCH2, suggesting a possible ligand-receptor interaction.17

Mitsiadis et al determined that NOTCH2 is involved in tooth development. During early stages, NOTCH2 was ex-pressed in the epithelium and, at more advanced stages of development, it was expressed in the enamel-produ-cing ameloblasts. NOTCH2 was not expressed in the pulp of adult intact teeth, but was reexpressed during den-tin repair in odontoblasts and in subdontoblastic cells. TGFB1, which stimulated odontoblast differentiation and hard tissue formation after dental injury, downregulated NOTCH2 expressed in cultured human dental slices.18

We report the case of a prepubertal girl, with fea-tures suggesting Hajdu-Cheney Syndrome associated to calcinosis cutis without previous report of this association on the literature.

It would be interesting to search for mutations in NOTCH2 in our patient, in order to confirm if calcinosis cutis it is part of the same disease spectrum and if some polymorphic variant is related. It is suggested that when the physician faces a non classical picture for HCS, it is mandatory to perform a complete battery of studies for mineral determination.

Handling a patient with HCS implies the participation of a multidisciplinary team composed of a medical gene-ticist, a pediatrician, a plastic surgeon, a maxillofacial surgeon, a pathologist among others.

Medical treatment for a HCS patient, includes, alen-dronate, vitamin C and calcium, all of which improve the osseous calcification with a more favorable prognosis. However, due to the very few cases of the disease, the management experience is limited and more studies are necessary in order to recommend a treatment for HCS associated to calcinosis cutis.

At present, our patient has a conservative mana-gement by the Plastic Surgery Service to improve the osseous calcification status, because there are doubts about the ossification of mandible fracture as part of her functional and aesthetic treatment.

Alendronate treatment was initiated with three main objectives: 1) to improve the osseous density to redu-ce the fracture risk, 2) to favour the calcium kinetics in calcinosis cutis by inhibition of osseous reabsorption and consequently the calcium deposits and 3) to inhibit the production of proinflamatory cytokines IL1, IL6, and TNF with an important reduction of inflamatory process in calcified areas. No specific treatment exist for HCS, but symptomatic relief is the choice.

Conflict of Interest StatementThe authors declare that there is no conflict of interest.

Financial SupportThere was no financial support involved in relation to this article.

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Table 1. Classification of calcinosis cutis based on calcification type.

Clasification of calcinosis19

Distrophic

The calcification is usually restricted to a very specific area in a damaged tissue, secondary to trauma, inflamatory or infectious processes,

among others, but it can also present as generalized calcinosis cutis associated to conective tissue disorders such as CREST syndrome, systemic erithematous lupus,

paniculitis, etc.

Metastasic

Lesions present associated to hypercalcemia and/or hyperphosphatemia as in parathyroidism,

alkaline milk syndrome, chronis renal failure, paraneoplasic hypercalcemia, etc.

Idiopathic

It is more commonly located in one area and presents in absence of tissular or metabolic

damage, as in idiophatic calcinosis of scrotum, penis among others.

Iatrogenic

Calcification is located in the place of a invasive process as in parentheral administration of

Calcium of Phosphate, tumoral lysis syndrome, etc.

Hajdu-Cheney syndrome associated with calcinosis cutis. Presentation of one case and literature review 45

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