Revista de tanatologia

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Revista española de temas de tanatología

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  • TN@TOS. Nmero 8. Octubre de 2006 Revista de la Sociedad Espaola e Internacional de Tanatologa

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    DIRECCIN

    Alfonso Miguel Garca Hernndez SUBDIRECCIN

    Pedro R. Brito Brito COMIT ASESOR NACIONAL

    Sara Darias Curvo Martn Rodrguez lvaro Roberto Guedes Barreto Jos J. Cabello Garca COMIT ASESOR INTERNACIONAL

    Mario Guerra Rojano. Mxico DF Javier A. Rojas Elizondo. San Jos. Costa Rica Janet Ferrari Wanseele. Dinamarca Rosa M. Pietrani. Santa Fe. Argentina Myrna Zaya-Bez. San Juan de Puerto Rico M Luisa lvarez Corado. Uruguay M Ignacia del Ro Silva. Chile Cristina Vargas Moreno. Guadalajara, Mxico Susana G. Uribe Ramrez. Morelos, Mxico Claudia Snchez Trevio. Morelos, Mxico Edwin J. Mora Guevara. San Jos. Costa Rica

    CONSEJO DE REDACCIN

    Sara Darias Curvo Martn Rodrguez lvaro P. Ruymn Brito Brito Roberto Guedes Barreto Jos J. Cabello Garca DISEO Y MONTAJE

    Jos J. Cabello Garca TAN@T0S. Revista de difusin de la Sociedad Espaola e Internacional de Tanatologa. SUSCRIPCIONES:

    Santa Cruz de Tenerife. C/ San Martn 63, 38001. Telfono 922 240 389. Espaa. http://tanatologia.org/seit/suscripcion.html Revista impresa: ISSN: 1579-8887 Revista on-line: ISSN: 1579-8879 http://tanatologia.org/seit/revista.html Imprime Fotocopias Mateo La Direccin de la Revista no se hace responsable de los contenidos vertidos en los artculos.

    SUMARIO Editorial

    El proceso tanatolgico en pacientes

    con cncer en fase terminal y aquellos con posibilidades de curacin. Ana Virginia Prez Lpez.

    Pasin y muerte en el trabajo. La

    concepcin del trabajo en los obreros del salitre entre 1899 y 1910 en el norte de Chile. Miguel ngel Mansilla Agero.

    La vivencia del duelo. Pauta para el

    acompaamiento pastoral a las personas con enfermedad terminal y a sus familiares. Edwin Jos Mora Guevara.

    Propiciar el perdn desde la

    espiritualidad. Edwin J. Mora Guevara. Violencia contra las personas

    sufrientes: el caso de quienes padecan enfermedad en tiempos de Jess. Abordaje desde la espiritualidad cristiana. Edwin Mora Guevara.

    Cementerio general de San Jos de

    Costa Rica. Recorrido por su historia reciente. Alfonso Garca.

    El telfono de la Esperanza. Entrevista

    a cargo de Roberto Guedes Barreto. Entrevista al Prof. Francisco Diez de

    Velasco dirigida por Martn Rodrguez lvaro.

    Entrevista a la Prof. Olga Herrero

    Esquerdo dirigida por Martn Rodrguez lvaro.

    Noticias en el tiempo.

    Cine. Los tres entierros de Melquades,

    Estrada y Omagh. Citas y sentencias para meditar.

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    EDITORIAL

    Recientemente tuve el placer de asistir al 1er Congreso de psicologa del dolor y cuidados paliativos organizado en San Jos de Costa Rica, coordinado por el magnfico profesional de la psicologa D. Javier A. Rojas Elizondo, en el que se desarroll un temario amplio y diverso en torno a las diversas dimensiones que comporta la lucha contra la muerte, el morir, las prdidas y el duelo, lo que se ha entendido como un fin esencial de la medicina, y en las que se mantuvieron un sano conflicto con el deber de la medicina de aceptar la muerte como el destino de todos los seres humanos, y el tratamiento psicolgico, mdico, de enfermera, espiritual y social, que debera ofrecerse de forma que se fomente, y no de forma que amenace, la posibilidad de una muerte tranquila.

    Los profesionales de la psicologa ms cercanos a individuo y su familia y amigos son conscientes de que lamentablemente, con demasiada frecuencia, la medicina contempornea considera la muerte como una enemiga importante: mediante la prolongacin de la vida en ocasiones ms all de toda nocin de beneficio para el ser humano y la lamentable desatencin de una asistencia humanitaria a los moribundos, como si el paciente que est muriendo hubiera perdido su derecho a recibir la atencin, la presencia humana y el alivio eficaz de la medicina.

    De modo implcito, en el congreso referido, la nocin de muerte prematura estuvo presente en los distintos debates, pues dicha nocin depende de las circunstancias histricas y culturales, de las tecnologas, las tcnicas y los conocimientos mdicos disponibles. Ya que la muerte prematura se da cuando una persona muere antes de haber tenido la oportunidad de experimentar las principales posibilidades que ofrece un ciclo de vida caractersticamente humano: la oportunidad de buscar y adquirir conocimientos, de establecer relaciones cercanas y afectivas con otros, de ver a los hijos u otras personas a su cargo llegar a adultos y hacerse independientes, de poder trabajar o desarrollar los talentos individuales de otras maneras y perseguir las metas en la vida de uno y, en general, de tener la oportunidad y capacidad de desarrollarse como persona. Dentro de un ciclo de vida individual, una muerte puede ser prematura si, incluso a una edad avanzada, la vida pudiese preservarse o alargarse sin acarrear grandes problemas para el individuo o la sociedad.

    Este y otros aspectos del morir fueron abordados acertadamente por los profesionales Ivonne Beirute Rojas y David Avalos Chacn del Centro Nacional Control Dolor y Cuidados Paliativos CCSS, un claro, sincero y desgarrador ejemplo del trabajo realizado en pro de los pacientes y sus familias que nos hizo creer aun ms en los cuidados al final de la vida multidisciplinar. Vaya desde aqu nuestro ms sincero agradecimiento a ambos profesionales.

    La busca de una muerte tranquila ha de ser una meta, dado que la muerte nos llegar a todos. La medicina ha de considerar una prioridad la creacin de unas circunstancias clnicas que favorezcan una muerte tranquila, entendida como una muerte en la que el dolor y el sufrimiento se reduzcan mediante unos cuidados adecuados, que no abandonen ni descuiden el paciente y en los que los cuidados se consideren igual de importantes para los que no vayan a sobrevivir como para los que s. Por supuesto que la enfermera, la medicina y la psicologa por si solas no puede garantizar una muerte tranquila ni responsabilizarse por lo que las personas traen consigo a su lecho de muerte. Pero lo que s pueden evitar es considerar la muerte como un accidente biolgico evitable o un fracaso mdico, ya que ms tarde o ms temprano, la muerte es, como ha sido siempre, el resultado inevitable incluso del mejor tratamiento mdico.

    En toda vida humana llegar un momento en que un tratamiento de soporte vital ser intil; se llegar al lmite absoluto de las capacidades de la medicina. Pasando a ser el objetivo o responsabilidad principal de la atencin la gestin humanitaria de la muerte, y probablemente la ms exigente desde el punto de visto humano, y del

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    mdico-sanitario, que est obligado a reconocer en su paciente tanto su propio destino como las limitaciones inherentes a la ciencia y arte, cuyos objetos son seres mortales, no inmortales.

    La retirada de tratamientos de soporte vital es otro de los grandes dilemas y caballos de batalla de los cuidados a quien muere, como sombra de la transitividad, ya que en lugar de simplificar la muerte, la ha convertido en un problema ms complejo. Ante el progreso mdico y una tecnologa que cambia constantemente, todas las sociedades tendrn que establecer unos patrones morales y mdicos para la retirada de tratamientos de soporte vital en enfermos terminales, y en la medida de lo posible, pacientes y familiares debern desempear un papel importante en tales decisiones, debiendo estar entre los criterios para su retirada, los que supongan problemas en el tratamiento para el paciente, los posibles beneficios que pueda tener para el mantenimiento de un tipo de vida aceptable para el paciente, y la disponibilidad de recursos para tratamientos agresivos en cuidados de agudos.

    Los cuidados al final de la vida debern sopesar inexcusablemente las necesidades e integridad mdica del paciente y facilitar una muerte tranquila, fomentando su bienestar, manteniendo la vida cuando sea posible y razonable, y reconociendo que la muerte como tal no ha de tratarse como enemiga.

    Alfonso M. Garca Hernndez

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    Se consolida el Master Universitario en Cuidados al Final de la Vida (Tanatologa) por la Universidad de La Laguna, Tenerife, con la recin iniciada 4 edicin en su modalidad semipresencial y con alumnos de variada procedencia y nacionalidad.

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    EL PROCESO TANATOLGICO EN PACIENTES CON CNCER EN FASE TERMINAL Y AQUELLOS CON POSIBILIDADES DE CURACIN

    Ana Virginia Prez Lpez.1

    Universidad Iberoamericana

    El objetivo de la presente investigacin fue conocer las diferencias o similitudes que existen entre pacientes con cncer en fase terminal y pacientes con posibilidades de curacin ante la muerte y el proceso de morir, de una muestra de 10 mujeres con cncer terminal y 10 mujeres con cncer con altas posibilidades de curacin, a travs del Hospital General de Mxico. Se utiliz la Escala Revisada Collett-Lester de Miedo a la Muerte y al Proceso de Morir. Se encontr que las pacientes con cncer en fase terminal tienen una mejor tendencia a afrontar la muerte y el proceso de morir.

    Descriptores: cncer, fase terminal, muerte, proceso tanatolgico, cuidados paliativos, familia, mdicos.

    The objective of the present investigation was to know the differences or similarities that exist between patients with cancer in final stage and patients with high probabilities of treatment before the death and the process of dying, a sample of 10 women with terminal cancer and 10 women with cancer with high possibilities of treatment, through General Hospital of Mexico. Using the Reviewed Scale Collett-Lester of the fear to the death and the Process to die, results found show that the patients with cancer in final stage have one better tendency to confront the death and the process to die.

    Keywords: cancer, final stage, death, palliative cares, family, tanatology process, doctors.

    Introduccin

    La presente investigacin, se enfoca a valorar el proceso tanatolgico en pacientes con cncer terminal. El proceso tanatolgico consiste en ayudar a que el paciente con una enfermedad en fase terminal que est pasando por distintas etapas, acepte su padecimiento y logre mantener o mejorar su calidad de vida para afrontar el tema de la muerte con tranquilidad. (Preston, 2001)

    El cncer en su fase terminal, es la presencia de una enfermedad avanzada, progresiva e incurable, a la que le faltan posibilidades razonables de respuesta a un tratamiento especfico observndose numerosos sntomas multifactoriales y cambiantes que probablemente generan un impacto emocional en el paciente y en su familia, relacionado con la presencia explcita o no, de la muerte. (Velasco, 1999)

    De acuerdo a las estadsticas del Hospital General de Mxico, (2002), el cncer constituye la segunda causa de muerte en nuestro pas. En los hombres, los principales tipos de cncer que los llevan a la muerte, son en primer lugar el de pulmn con 1.8% con 4536 muertes al ao, seguido del cncer de prstata con un 1.7% equivalente a 4218 muertes al ao, por cada cien mil habitantes, mientras que en las mujeres se encuentran en el primer lugar el cncer crvico uterino con

    1 Ana Virginia Prez Lpez estudi la Licenciatura de Psicologa en la Universidad Iberoamericana, Campus Ciudad de Mxico. Para cualquier comunicacin con la autora favor de contactarla en [email protected] o en [email protected]; nmero de telfono en la ciudad de Mxico: (55) 5579-0504, direccin: Ruben M. Campos #2801 Colonia Villa de Corts, Cdigo Postal: 03530, Delegacin Benito Jurez, Mxico, D.F.

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    un 2.1% equivalente a 4,323 muertes al ao y luego el cncer de mama con un 1.9% equivalente a 3837 muertes por cada cien mil habitantes.

    Por lo tanto, el tema de investigacin tiene su justificacin en indicadores sociales anteriormente expuestos que sealan que cada ao el porcentaje de muertes se vincula con algn tipo de cncer terminal, ( entre el 1.7 y 2.1% por cada cien mil habitantes,)

    Al respecto se debe indicar que se ha incrementado considerablemente la tasa de muertes por cncer terminal, por lo que es necesario que existan ms profesionistas interesados y enfocados en tratar el tema de la muerte, en pacientes con cncer terminal ya que cuando mdicamente existe un pronstico reservado el paciente puede sentirse abandonado y angustiado por el destino que le espera, adems de que sus familiares no cuentan con herramientas para enfrentar adecuadamente la situacin, puesto que existe un absoluto desconocimiento sobre un proceso tanatolgico.

    Los objetivos de la presente investigacin radican en la valoracin de los componentes del proceso tanatolgico y del conocimiento del significado de muerte en personas con cncer terminal y aquellos con posibilidades de curacin, con la finalidad de poder proponer elementos para la intervencin efectiva en el trmino del ciclo vital del ser humano.

    Mtodo

    El presente estudio se llev a cabo a fin de conocer las diferencias o similitudes que existen entre pacientes con cncer en fase terminal y pacientes con posibilidades de curacin ante la muerte y el proceso de morir, con una probabilstica simple de n=20, de las cuales 10 son mujeres con cncer en fase terminal y 10 son mujeres con algn tipo de cncer que tiene altas probabilidades de curacin con un tratamiento de Quimioterapia, Radioterapia, Ciruga o la combinacin de stas. El tipo de muestra es no probabilstico intencional, su enfoque es cuantitativo y su diseo es pre experimental ex post-facto transversal; las edades de las participantes fluctan entre los 40 y 50 aos de edad, de clase media baja y todas fueron contactadas a travs del Hospital General de Mxico en el rea de Oncologa. Previamente a realizar el estudio, se obtuvo un consentimiento informado de las participantes. (adquirir ejemplar a texto completo)

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    PASIN Y MUERTE EN EL TRABAJO LA CONCEPCIN DEL TRABAJO EN LOS OBREROS DEL SALITRE

    ENTRE 1899 Y 1910 EN EL NORTE DE CHILE

    Miguel ngel Mansilla Agero2

    Resumen Reflexionar sobre la muerte no es slo pensar en espacios como los cementerios, unidades de tanatologa y obituarios, sino tambin hay que buscarlos en tiempos y espacios, en donde aparecen referidos, relacionados y representados. Uno de estos lugares es el trabajo. La poca del salitre (1880- 1930) ha sido la historia negra del trabajador y el empresariado en Chile, en donde los obreros, no slo se les neg todo tipo de derecho (descanso, horarios, vacaciones, indemnizaciones, etc.), sino su dignidad como ser humano, ya eran tan ignominiosa su condiciones de trabajo que el obrero consideraba la fbrica como un verdadero cementerio y los trabajadores eran cadveres andantes. Mientras los beneficios los reciba la burguesa, la oligarqua y los empresarios extranjeros, y cuando los obreros se decidieron reclamar sus derechos, los espectros de la muerte, ya no fueron simblicas ni diferidas, sino reales. La sangre se impregn en las calles. La muerte se llevaba a los obreros por decenas. Palabras claves: trabajo, muerte, muerte real, muerte diferida. Abstract Reflecting on death is not only thinking about places like cemeteries, morgues and obituaries, but those places should be searched in times and places where they appear referred to, related and represented. One of these places is work. The saltpeter period (1880- 1930) has been the black story of the worker and the managers in Chile, where the workers were not only denied all kinds of rights (breaks, schedules, holidays, severance pays, etc) but their dignity as human beings, their working conditions were so disgraceful, that the worker considered the factory an actual cemetery and the workers as walking corpses. Whereas the bourgeoisie, the oligarchy and the foreign investors received the benefits, when the workers decided to claim for their rights, the ghosts of death were no more symbolic or delayed but real. Blood pervaded the streets. Death took workers by the dozen. Key words: work, death, real death, delayed death.

    2 Socilogo, magster en Ciencias Sociales Universidad Arturo Prat (Iquique. Chile) y Universidad de Marc Bloch (Estransburgo. Francia) Alumno del doctorado de Antropologa de la Universidad de Tarapac (Arica- Chile). 2006- 2010. Becario del MECESUP Universidad de Tarapac (UTA) y Universidad Catlica del Norte (Antofagasta- Chile) Email: [email protected], [email protected]

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    Introduccin El trabajo fuera de sus condiciones esclavizantes pareciera ser el ms noble, humano y tico. Sin embargo con la incorporacin del capitalismo en su fase liberal las condiciones del trabajo no fueron tan humanizadotas, por el contrario se transform en una nueva forma esclavizadota que le negaba al obrero su humanidad, libertad, y an pero su vida digna.

    Algunos estudios que se han realizado en Chile, tienen que ver con los cementerios, su arquitectura o bien sobre el suicidio; por otro lado se ha escrito bastante sobre las caractersticas explotadoras del salitre, sus lderes, marchas y utopas, pero no hay estudios que evidencien las representaciones del trabajo con la muerte, bajo las condiciones de explotacin.

    Por ello nuestro objetivo en este ensayo es manifestar las asociaciones de trabajo y muerte que expresaban los obreros, no por su rechazo al trabajo mismo, sino por las condiciones explotadoras del mismo, que haca que el trabajo se transformara en una muerte lenta.

    Esta interpretacin se concentrar en una sera de poesas escrita entre los aos 1899 y 1910 por los obreros del salitre en el norte de Chile, recopilado por los autores Sergio Gonzlez, Mara Illanes y Toms Moulian. Este poemario se edita en 1998, slo como exposicin de cientos de poemas, escrito en esto 12 aos, sin anlisis por parte de los autores.

    El trabajo como generador de vida Cuando se analiza la situacin de los trabajadores, se recurren a distintos mitos: los trabajadores son flojos, los trabajadores siempre quieren ganar ms y trabajar menos, los trabajadores son pobre, porque son flojos, etc. Sin embargo cuando observamos la concepcin de trabajo que tenan los obreros del salitre, nos encontramos, que nunca concibieron una sociedad sin trabajo, su motivo de lucha no estaba en funcin de la eliminacin del trabajo. Para ello en realidad el trabajo es parte de la naturaleza humana, trabajar es humano, es vida y realizador. Estaban en contra de las condiciones mortferas del trabajo; ya que ste es visto como redencin y promesa paradisaca.

    Porque la ociosidad te quita aliento vivir sin trabajo eso no es vida; y vivir es el contino movimiento del que busca la tierra prometida (Gonzlez, Illanes y Mulian pp 73)

    El problema se presenta cuando unos trabajan y otros se dedican al ocio y justamente los que trabajan son prisioneros de la miseria, mientras que lo que se dedican al ocio desarrollan los valores de libertad y de ciudadana. Trabajo es sinnimo de pobreza; es considerado como una actividad denigrante y embrutecedora propio de las personas serviles como los esclavos. Por ser obreros estaban recluidos al mbito fabril por carecer de atributos conspicuos que caracterizaba la actividad pblica que estaba reservada para los ilustres ciudadanos que hacan uso de la razn y que por ende podan dedicarse a divagar acerca de la teologa, la inversin y la poltica. Como seala Mccarthy (1987: 35-61), esta sera una concepcin similar a los griegos antiguos en donde el artesano estaba dedicado a la techne, basado en las experiencias adquiridas y habilidades que ste poda desarrollar y los filsofos y polticos a la teora que implicaba el ideal contemplativo.

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    Todos los capitalistas Militar, curas y frailes Y esa punta de braguales Que viven sin trabajar Si consumen, que produzcan Como lo hace el leal obrero Y entonces el mundo entero Gozar de libertad (Gonzlez, Illanes y Mulian pp 75)

    Por lo cual en esta unidimensionalidad del trabajo y su posterior alienacin, los hombres se dividen tambin en dos. El animal laborens, solamente es un servidor de la naturaleza y de la tierra. Mientras que los dueos del salitre son vistos como un homo faber, significa que acta como dueo y seor de la tierra. Su productividad se eleva a la categora de dios. El trabajo como animal laborens, es un esfuerzo doloroso y agobiante. Mientras que como homo faber es una actividad atractiva y plenificante, capaz de dar al hombre la felicidad. Es un demiurgo creador, que se constituye en un dios creador. As el homo faber vive en los campos Eliseo y el animal laborens vive en los espacios ergstulos.

    Hay hombres que aunque trabajan Mucho en la vida social, Ven, con semblante lloroso, Su trabajo arrebatar El hombre t no lo sabes, Es un terrible animal; Pues a su propia raza Se goza de atormentar! (Gonzlez, Illanes y Mulian pp 113)

    Trabajo- vida y ocio- muerte, son las representaciones que conciben los obreros como valores fundamentales; pero la realidad salitrera era, trabajo- muerte y ocio- vida. A pesar de todo, ellos prefieren trabajar, porque la herencia colonial ya les haba sealado, que el trabajo es sufrimiento: ganars el pan con el sudor de la frente.

    Yo prefiero que caven la tierra, Y que ganen con pena su pan, que desgracia si un da los viera Con los vicios del hombre holgazn. Al trabajo, mis hijos queridos Crueles penas no llegu a llorar, Ya que todos estis advertidos Que el trabajo os debe guiar (Gonzlez, Illanes y Mulian pp 116)

    La vida no es una tragedia ni un absurdo, lo que le da sentido y significado an en estas condiciones crpticas (adquirir ejemplar a texto completo)

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    LA VIVENCIA DEL DUELO Pautas para el acompaamiento pastoral a las personas con enfermedad

    terminal3 y a sus familiares

    Edwin Jos Mora Guevara4

    Introduccin

    La palabra duelo (del latn dolus), significa literalmente dolor. Estar en duelo es sentir dolor, en muchas ocasiones intenso. Esto depende de muchos factores intrapersonales y externos a la persona que sufre. Se siente dolor por la prdida de alguien o de algo, o bien por la anticipacin de esa prdida. Ese sufrimiento se expresa en todas las dimensiones constitutivas del ser humano: emocional, social, cultural, espiritual y fsica.

    Los procesos de duelo consisten en la elaboracin de las prdidas. Las continuas muertes o micro-muertes, as como los nacimientos son parte del devenir humano que est sometido al cambio constante.

    Lo que para una persona puede representar una prdida significativa, para otra no. De manera que la percepcin del duelo y la resolucin adecuada o inadecuada del mismo est mediada por elementos subjetivos y por el proceso de socializacin-educacin que brindar a cada persona pautas para reaccionar frente al dolor de las prdidas en la vida.

    Es necesario que quienes ofrecen acompaamiento pastoral a los personas con enfermedad terminal y a sus familias,5 es decir, quienes brindan este soporte espiritual especfico, conozcan los procesos de duelo, sus etapas, las reacciones que las personas podran manifestar en cada etapa y la resolucin adecuada del mismo, as como lineamientos sobre las acciones recomendadas desde el rea de la espiritualidad. Adems, reconocer cuando una persona no est resolviendo sus duelos en forma adecuada y saber qu hacer al respecto, son destrezas importantes en la calidad del soporte espiritual en esta situacin.

    En este artculo se proponen algunos conocimientos bsicos sobre las teoras del duelo necesarios para el acompaamiento pastoral a la persona con enfermedad terminal y a su familia. Tambin se brindan algunas pautas sobre el procedimiento

    3La enfermedad terminal es aquella que tiene una serie de caractersticas que en concurrencia, llevarn a la persona que la padece a la muerte en un pronstico de vida inferior a los seis meses (Secpal 2001).Estas caractersticas son:

    Presencia de una enfermedad avanzada, progresiva, no curable an. Falta de posibilidades razonables de respuesta al tratamiento especfico. Presencia de numerosos problemas o sntomas intensos, mltiples, multifactoriales y cambiantes. Gran impacto emocional en paciente, familia y equipo teraputico, muy relacionado con la

    presencia, explcita o no, de la muerte. Pronstico de vida inferior a los seis meses.

    4 El autor de este artculo es costarricense, de origen metodista, profesor del rea de Teologa Pastoral de la Universidad Bblica Latinoamericana, San Jos, Costa Rica. Es Licenciado en Psicologa, Teologa y Educacin. Tiene dos maestras acadmicas una en Ciencias Teolgicas con la Universidad Bblica Latinoamericana y otra en Drogodependencias con nfasis en Tratamiento, en convenio con la Organizacin de Estados Americanos y la Universidad Estatal a Distancia de Costa Rica. Actualmente cursa un Ph.D. en Psicologa en la Universidad Autnoma de Centro Amrica. Desde 1999 es asesor del rea de Espiritualidad del Centro Nacional de Control del Dolor y Cuidados Paliativos, San Jos, Costa Rica.

    5 Este acompaamiento pastoral o soporte espiritual se entiende en este artculo como aquel conjunto de acciones pastorales especficas para dar apoyo, sostn, firmeza, auxilio a las personas que sufren, (en este caso enfermedad terminal). Este soporte se realiza de una manera constructiva y afirmativa del sujeto, con el respeto de sus pensamientos y sentimientos especialmente en relacin con la espiritualidad.

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    de acompaamiento en cada etapa. Aunque el artculo se inscribe dentro del soporte espiritual a la persona con enfermedad en etapa final y su familia, las pautas son aplicables a los diversos duelos que como seres humanos elaboramos constantemente.

    Definicin de duelo

    El duelo es la respuesta emotiva y natural a la prdida de alguien o de algo. Se manifiesta en el proceso de relaciones que siguen a una separacin. (Fonnegra 1999, 3). Los procesos de duelo nos acompaan durante toda nuestra vida, desde el nacimiento (primer ruptura) hasta la muerte (ltima ruptura). Esta ltima ruptura cuando se da con relacin a allegados y seres queridos, se considera la ms aguda y causante de traumas. El duelo por la muerte de un ser querido es el ms agudo y el ms difcil de superar (Martnez 2000, 73). El suceso de la muerte de un ser querido tambin influye en la percepcin del duelo de distintas formas. El tipo de muerte podra tener que ver con la intensidad con la que se experimente el duelo. No es lo mismo una muerte trgica, que la que sigue a una enfermedad que permiti la preparacin emocional y espiritual para iniciar la elaboracin del duelo de forma anticipada. De igual forma, el duelo anticipado que hace la persona cuando se le ha anunciado la proximidad de su muerte mediante la comunicacin de un diagnstico de difcil pronstico vital, puede tener esas mismas caractersticas sealadas anteriormente: esto es, agudo y difcil. La edad de la persona que muere tambin influye en la percepcin del dolor de quienes le sobreviven, as como muchos otros aspectos.

    En los procesos de duelo se entrecruzan prdidas tangibles y simblicas a la vez (Martnez, 2000). La separacin, el divorcio, la prdida de un trabajo, de un sueo no realizado, de un ser querido, de la salud, la amenaza que significa enfrentarse a la propia muerte, son prdidas que implican elementos tangibles pero que entraan una serie de simbolismos y significados para las personas afectadas. Por ejemplo, el caso de una enfermedad crnica o terminal que puede cortar sueos no realizados an. Otro ejemplo es el hecho de no poder participar en plenitud del crecimiento emocional y social de los hijos por no convivir con ellos o ellas. Se trata de una prdida tangible y simblica a la vez que experimentan por lo general los padres separados o divorciados que no tienen la custodia de sus hijos o hijas.

    Cada persona vive la intensidad del duelo de diferente manera. La intensidad de la prdida ser igual a la intensidad del amor o de la afectividad que se tenga en lo que se est perdiendo o est perdido (Martnez 2000, 75). Cuanto ms intensa sea nuestra relacin afectiva con alguien o con algo que perdimos, mayor ser el dolor experimentado ante la situacin.

    Cuando la familia enfrenta la noticia de que uno de sus miembros padece una enfermedad terminal, se comienza a vivir el duelo, desde la comunicacin misma de la noticia. El estilo adecuado o inadecuado de comunicar esta noticia influir fuertemente en el afrontamiento de la situacin y en el curso normal del duelo. Esta experiencia dolorosa a su vez, permite elaborar un proceso de duelo anticipado.

    Adems, la manera de afrontar las prdidas (adquirir ejemplar a texto completo)

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    PROPICIAR EL PERDN DESDE LA ESPIRITUALIDAD M.Sc. Edwin J. Mora Guevara6

    INTRODUCCION

    Los actos de perdonar, auto-perdonarse y ser perdonados, son actos de vital importancia en la cotidianidad de todo ser humano. El perdn - ya sea ofrecido, recibido o auto administrado - tiene el poder simblico de liberar, dejar ir, o soltar todos aquellos obstculos que nos imposibilitan una vida con calidad.

    El presente artculo se desarrolla en el marco del trabajo en el campo del Soporte Espiritual para personas que padecen enfermedad dolorosa crnica, no curable an y/o en etapa final. En todas las circunstancias de la vida, pero en las sealadas en especial, el auto perdonarse, el perdonar y el ser perdonados cobra dimensiones capitales en la tarea de lograr mayor calidad de vida en esos momentos.

    Se revisar la importancia de no tener deudas emocionales pendientes, los significados del perdn, el perdn como necesidad vital humana, Jess como modelo de perdn y el perdn como punto de partida para reconstruir relaciones. Finalmente se brindarn algunas pautas o recomendaciones para quienes ofrecen soporte espiritual.

    De esta forma, no solo se espera brindar un aporte a quienes ofrecen apoyo espiritual a las personas sufrientes7, sino a todos los lectores y las lectoras. Todo ser humano puede disfrutar de los beneficios emocionales y espirituales que ofrece el perdn.

    No tener deudas emocionales pendientes

    El perdn y la consiguiente reconciliacin son puntos medulares en la espiritualidad cristiana que se fundamenta en la gracia de Dios8 y en el seguimiento a Jess. La necesidad del perdn est relacionada con el logro de la paz espiritual. Para vivir plenamente en paz se requiere no tener deudas emocionales pendientes, con uno mismo, o con los y las dems. Algunas personas se sienten en deuda tambin con Dios. Fourez (1987), destaca la centralidad del perdn en el mensaje del cristianismo, que presenta la imagen de un Dios perdonador,

    El mensaje del cristianismo gira en torno a esta necesidad del perdn. Jess presenta la imagen de un Dios que perdona e invita a los seres humanos a hacer lo mismo. El Reino que Jess proclama no tiene nada que ver con la fra justicia, sino que se sita en el marco de la clida ternura de quienes se sienten aceptados con una gratuidad que trasciende toda medida El cristianismo no es una religin de justos, sino de perdonados9 (Fourez 1987, 199).

    Cuando guardamos resentimientos contra nosotros mismos o contra otras personas, damos pie al sufrimiento no solo emocional, sino tambin espiritual. Las personas que sufren una enfermedad crnica dolorosa, no curable an, o las que se

    6 El autor es costarricense, profesor de Teologa y Psiclogo en la Universidad Bblica Latinoamericana, San Jos, Costa Rica. Es Licenciado en Educacin y Docencia universitaria de la Teologa, Licenciado en Psicologa, Master en Ciencias Teolgicas y Master en Drogodependencias con nfasis en Tratamiento. Es asesor del rea de Espiritualidad del Centro Nacional de Control del Dolor y Cuidados Paliativos en Costa Rica, desde 1999. Actualmente realiza un Doctorado Acadmico en Psicologa de la Universidad Autnoma de Centro Amrica, en Costa Rica. 7 En este caso se entiende por "personas sufrientes" a aquellas personas que padecen enfermedad crnica o en etapa final. 8 Esto es, la libre intencin de Dios de acercarse y amar al ser humano por puro amor, no por sus mritos, independientemente de las limitaciones y errores humanos. 9 El nfasis es nuestro.

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    encuentran en la etapa final de la misma, requieren los beneficios emocionales y espirituales de perdonar y de sentirse perdonados o perdonadas. Perdonar y perdonarse es un acto de amor hacia los dems y hacia uno mismo. Para ejercer este acto de amor se requiere de la voluntad, de la intencin de llevarlo a cabo, del cambio de actitud, y de la aceptacin de sus beneficios en lo emocional y en lo espiritual.

    Para poder perdonar al otro [y a uno mismo], es preciso tener intencin y decidirse a perdonarle, convencidos de las ventajas del perdn y de las desventajas del no perdn. Una vez vencido el posible bloque de la voluntad para tal paso, es preciso asumir la apuesta y el riesgo de rememorar el pasado asumindolo, y de encontrarse con el otro [y con uno mismo] acogindolo en positivo, por encima de la culpabilidad que se le atribuye10 (Borobio 1993, 1021).

    Perdonar es acogerse a uno mismo y a los dems positivamente

    Auto - perdonarse y perdonar a otros es como lo seala Borobio (1993), acogerse [a uno mismo y a los dems], en positivo (1021). Es decir, reconocer que los conflictos con otros, con otras y con nosotros mismos nos hacen dao internamente y de ahora en ms, relacionarnos positivamente.

    Tal vez esos conflictos (adquirir ejemplar a texto completo)

    10 Los parntesis y el nfasis son nuestros.

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    VIOLENCIA CONTRA LAS PERSONAS SUFRIENTES: EL CASO DE QUIENES PADECAN ENFERMEDAD EN TIEMPOS DE JESS

    ABORDAJE DESDE LA ESPIRITUALIDAD CRISTIANA

    M.Sc. Edwin Mora Guevara

    Introduccin

    La reflexin sobre los y las pobres ha sido punto central en la teologa latinoamericana y en especfico en la cristologa latinoamericana, desde sus inicios. A partir de la dcada de los aos 80 se hizo necesario especificar los diferentes rostros de la pobreza. Tamez seala que los y las pobres tienen rostros concretos y que la pobreza trasciende a lo econmico (2000, 101).

    Actualmente se utiliza el trmino excludos y excludas para referirse a aquellas personas marginadas por el racismo, sexismo, carencia econmica, enfermedad y/o limitaciones funcionales. Tambin se considera a las grandes mayoras excluidas del mercado por la ideologa manifiesta en la economa globalizada. (Tamez 2000). Como se denota, si tomamos en cuenta las diferentes variables sociales que conforman la realidad latinoamericana y caribea, el cuadro de rostros concretos a los que la teologa y la pastoral, y en especfico la cristologa latinoamericana urgen responder, se amplifica.

    Uno de los rostros personificadores del pobre lo constituye la fisonoma singular de la persona que padece enfermedad.11 Aunque la enfermedad, el dolor y la muerte no distinguen posicin econmica y social, sus estragos pueden ser agudos para las inmensas mayoras empobrecidas de Amrica Latina y el Caribe. En este hecho encontramos una similitud con la situacin de las muchedumbres de pobres de Palestina en la poca en que Jess llev a cabo su ministerio.

    Las creencias que la cultura juda tena con relacin a la enfermedad y el dolor, generaban un clima de hostilidad contra la persona sufriente. Con base en ellas, la

    11 Tradicionalmente en nuestra cultura occidental a quienes padecen enfermedad se les ha llamado pacientes. El uso de este trmino ha contribuido a encubrir relaciones desiguales de poder entre quienes poseen la salud o bien, el arte de la medicina y quienes sufren enfermedad y dolor. Lo anterior porque el trmino alude a una actitud pasiva, haciendo referencia al papel que la sociedad asigna a quien padece enfermedad (Kennedy 1983). El trmino paciente es definido como aquel o aquella que sufre y tolera los trabajos y adversidades sin perturbacin del nimo, que padece fsica y corporalmente, el enfermo, sujeto que recibe o padece la accin de la gente (Gisper 1999, 451). Este calificativo tambin ha servido en muchas ocasiones para negar los derechos de las personas sufrientes. Otros/as, con el fin de buscar una alternativa a paciente intentando superar la conexin del vocablo con enfermedad, utilizan otros trminos tales como usuario o cliente. Estos ltimos nos parece que denotan ms una relacin de tipo comercial. Nos resultan poco adecuados para designar a quien est sufriendo. Tambin consideramos inadecuados los trminos enfermo, enferma o los disminutivos enfermito, enfermita o pacientito, pacientita que se utilizan. Los mismos podran evidenciar una actitud sobreprotectora no conveniente o bien calificativos que se han vuelto etiquetas para sealar y sin necesariamente proponrselo, descalificar a las personas sufrientes.

    Nosotros preferimos utilizar el trmino persona o persona sufriente indistintamente. El pensamiento semtico considera a la persona como un todo integrado en sus dimensiones visibles, invisibles, somticas, psquicas y espirituales (Bogaert 1993, 343). El trmino alma en el pensamiento semtico incluye todas esas dimensiones y designa al todo, esencia del ser humano. Con la influencia del pensamiento filosfico griego, se introdujo en la mentalidad occidental el dualismo alma-cuerpo. Producto de esta polaridad hizo su aparicin el trmino persona con el fin de tener una designacin que se refiriera al ser humano como un todo, tal como era el caso de alma en el pensamiento semtico. (Bogaert 1993). El trmino persona se refiere a aquel o aquella sujeto/a que independientemente de su gnero, edad, clase social, raza o creencias, orientaciones, tiene dignidad como ser humano y poder de decisin. Las mismas son caractersticas inherentes a su naturaleza. Estas cualidades se mantienen en todo momento, an en medio del sufrimiento, las crisis de la vida y la enfermedad o el afrontamiento de la muerte. En este artculo aparecer el trmino paciente solamente en las citas bibliogrficas directas.

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    sociedad estigmatizaba a la persona y obstaculizaba de esta forma el afrontamiento de estas situaciones. Con el anuncio del reinado de Dios, validado por su prxis solidaria, Jess nos revela la cercana amorosa de Dios. Esta cercana invita a la reflexin y al cambio de actitudes.

    Consideramos que la revisin de algunas creencias - que se daban en tiempos de Jess- con relacin a la enfermedad, su actitud inclusiva y las acciones pastorales que realiz para responder a esa realidad social, pueden brindarnos pautas para el acompaamiento y soporte de aquellas personas que hoy da padecen enfermedad. Esto con el fin de fortalecer los ministerios dirigidos a las personas en esta situacin.

    Enfermedad y creencias religiosas

    a. Enfermedad en tiempos de Jess

    Para las mayoras empobrecidas de Palestina en el tiempo de Jess, el estado de salud era deplorable (Descalzo 1992). A esta situacin pudo contribuir la alimentacin, el clima y la falta de higiene. En la Biblia se muestran casos de enfermedades intestinales por aguas contaminadas (cf. Ex. 23.25), de fiebres (cf. Jn. 4. 52) - este trmino designa varios tipos de enfermedades- y afecciones de la vista (Descalzo 1992), entre otras. Sin embargo, de todas las enfermedades la ms frecuente y dramtica era la lepra (Lc. 17.12, Mt. 8.2; Mc. 1. 40). . . . Sobre esta enfermedad pesaba una gravsima reglamentacin legal que daba al leproso por infinitamente perdido para la sociedad (cf. Lev. 13. 45-46) (Descalzo 1992, 454). Contra las personas con lepra se ejerca violencia. Se les etiquetaba y se les aislaba de la sociedad.

    Lo que hoy en da se conoce como lepra no designa a la serie de dolencias de la piel a las que se les llamaba as en tiempos de Jess (Schifter 1998). Un hombre con cualquier tipo de enfermedad que pudiera hacerle exteriormente impuro era conocido como un leproso. En la antigedad, la lepra era un trmino genrico que abarcaba todas las enfermedades cutneas, incluidas las lceras y los sarpullidos (Nolan 1994, 37). El trmino hebreo Tsar ath que se traduce generalmente por lepra, significa literalmente "castigo de Dios" (Breneman, Hanks, Foulkes, Roberts y Huffman 1977, 375). Actualmente se diferencia entre la lepra y el grupo de enfermedades de la piel cuya mencin en la Biblia, ha sido traducida como lepra. Sobre esto es interesante el aporte de Schifter cuando advierte que,

    Es totalmente equivocado traducir la palabra griega lepra por lepra en espaol. Lo que hoy llamamos lepra es causado por el Mycobacterium leprae, un bacilo descubierto en 1868 por Gerard Hansen. Esta enfermedad era conocida en tiempos bblicos pero se llamaba elefas o elefantiasis. La antigua lepra era en realidad psoriasis, eczema o cualquier hongo en la piel12 (Schifter 1998, 147).

    En tiempos de Jess, las causas de las enfermedades eran atribuidas a la impureza (como los casos que designaban como lepra), o a los malos espritus (como en el caso de algunas dolencias emocionales). Aunque la persona que sufra de lepra no era descrita como alguien que estuviera bajo el dominio de un espritu del mal, se le consideraba corporalmente impuro. La enfermedad se perciba como castigo de Dios (cf. Lc. 13. 1-5), ya sea por sus propios pecados o por los de sus antepasados 13 (Nolan 1994).

    12 Este sealamiento tambin se hace en Freedman (1992). El artculo sobre la "lepra" en este diccionario seala que los mismos tipos de enfermedades de la piel denominadas "lepra" en el Antiguo Testamento, aparecen caracterizadas de esta forma en el Nuevo Testamento. Agrega tambin que algunos escritores mdicos griegos de la poca asignan el trmino "elefantiasis" o "elefas" a la enfermedad de Hansen (conocida hoy da como lepra).

    13 Cf. Juan 9.2

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    Tener lepra en aquellos tiempos significaba estar contaminado. Esta contaminacin simblica no solo afliga la piel (cf. Lev.13. 1-45, 14. 1-32), sino tambin se figuraba en la ropa (cf. Lev. 13. 46-59), y en la casa (Lev. 14. 33-53). Las pertenencias tanto materiales como sociales se vean agudamente afectadas. Al respecto Schifter menciona que, El leproso no es una persona que atemoriza por su capacidad de contagiar a los dems, como se ha dicho, sino por su contaminacin simblica La marginalidad era el resultado. Tener psoriasis (lepra) no era cualquier cosa. La persona que la padeca era expulsada de la sociedad y su familia humillada 14 (Schifter 1998, 147).

    El ambiente de contradicciones sociales, violencia y pobreza en el que Jess desarroll su ministerio, gener el incremento de la enfermedad en las mayoras empobrecidas. Las enfermedades a las que se enfrenta Jess no son solo fsicas, sino tambin emocionales o mentales. En los enfermos que Jess ha descubierto en su camino inciden tambin otros factores, de carcter psquico, social y psicolgico" (Pikaza 1990, 137). Como hemos mencionado, las enfermedades mentales en el tiempo de Jess eran atribuidas a la posesin por espritus del mal mientras que las enfermedades fsicas como la lepra eran atribuidas a la posesin del pecado que se expresaba en contaminacin fsica y social. Algunos males fsicos y psicosomticos tambin eran considerados obra de un mal espritu. Por ejemplo,

    - La mujer encorvada que se hallaba poseda por un espritu de debilidad (cf. Lc. 3. 10-17),

    - Espritus de sordera y mudez (cf. Mc. 7. 35, 9. 18-25, este parece un caso de epilepsia),

    - La fiebre que tena la suegra de Pedro (cf. Lc. 4. 39), entre muchos otros.

    Los cambios no habituales en el comportamiento de una persona -que hoy en da podran reflejar desde un desajuste emocional hasta la presencia de severas psicopatologas- eran significados sealando a la persona como poseda por un demonio o espritu del mal. Al respecto Nolan refiere que, Para los judos. . . el cuerpo es la morada de un espritu. Dios insufla en el hombre un espritu que le haga vivir. En el momento de la muerte, ese espritu abandona el cuerpo. Durante su vida, otros espritus pueden tambin habitar el cuerpo de una persona, ya se trate de un espritu bueno (el Espritu de Dios) o de un espritu malo e impuro, un demonio. Esta circunstancia sera observable en la conducta de la persona. Siempre que una persona no era ella misma, siempre que se hallaba fuera de s y manifestaba haber perdido el control de s misma, se consideraba evidente que algo haba entrado en ella (Nolan 1994, 36) (adquirir ejemplar a texto completo)

    14 El parntesis es nuestro.

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    CEMENTERIO GENERAL DE SAN JOS DE COSTA RICA. RECORRIDO POR SU HISTORIA RECIENTE.

    Alfonso Garca

    Conocer una ciudad y su historia comienza por conocer sus muertos y la historia de los mismos, y San Jos de Costa Rica, no es ajena a ello, pues entre las paredes de su Campo Santo ms importante, se encuentra la historia reciente de la ciudad, desde que el Presbtero Jos Mara Esquivel, el 21 de octubre de 1830 hiciese ver la urgente necesidad de crear un Campo Santo en la ciudad de San Jos, ya que las cenizas de los difuntos eran botadas en la Sabana, expuestas a toda profanacin con los ms justos sentimientos de la piedad.

    El Panten General de San Juan de Dios, que naci paralelamente al Hospital San Juan de Dios, responda a la necesidad de dotarlo de rentas fijas, de conformidad con el Decreto de creacin del 3 de Julio de 1845, perteneciendo anteriormente, precisamente en 1818 el mismo a la Iglesia Catlica, y que en sesin de la Junta de Caridad del 17 de enero de 1856, el Supremo Gobierno, manifest la necesidad de trasladar el cementerio del hospital al sitio que est al Oeste del General, o enfrente del mismo, en el medio de la calle. Para tal efecto se nombr al tesorero como encargado de medir la citada calle, frente al panten general, para ver si da las dimensiones correspondientes. Ya el 16 de mayo de 1858, se reitera la imperiosa necesidad de la construccin de un Cementerio capaz y con la decencia que demanda una obra de esta naturaleza, acordndose que al no haber fondos se exigiese al Excelentsimo Gobierno suplicndole sirviese facultar a la Junta para que realizara una rebaja de los derechos de mausoleos y nichos a quien quiera adelantar el pago de ellos, con el fin de recoger las sumas necesarias para subvencionar los gastos para tal efecto, comisionndose a los seores vocales de la Junta, a que inspeccionases el terreno y fijasen el punto y rea en que debera levantarse.

    Pasado los aos, se demostr que el terreno donde se construy el Panten no era propicio para realizar inhumaciones, debido a los niveles de humedad del mismo, mandando el Gobierno a la Junta a escoger un lugar apropiado para levantar el Cementerio y trasladarlo del de San Juan de Dios. Para eso dispuso el Gobierno, mediante comunicacin ministerial gubernativa, el 6 de Julio de1858 vender una faja de tierra situada en la Calle que conduce a Mata Redonda, (especficamente calle Este oeste, que va del panten al llano de Mata Redonda) y que bajo la base de 400 pesos y en subasta pblica venda dicha faja de tierra y que el producto de la venta se destinase una parte para construir los muros del panten general y la otra para el de mausoleos del hospital.

    En la sesin del 18 de Noviembre de 1858, el seor Presidente de la Junta, da cuenta con los planos de los muros y portada para el panten del hospital y bases para el contrato de trabajo del mismo panten, los cuales ya han sido aprobados por el Supremo Gobierno. Se acord llevar a cabo el contrato en mencin.

    Para 1862 se proceda al traslado del campo santo al lugar que ocupa hoy da y a rodearlo de una muralla de cal y canto, estableciendo un impuesto de sepultura en aquel cementerio, a favor de la Junta de Caridad de San Jos, y para 1864, en acta del 14 de febrero se conoce que existe inters por comprar un caalito, ubicado en el solar, que serva de panten al hospital, dando por entendido, que ya se iniciaba

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    la labor del traslado del panten del hospital al nuevo espacio. Adems en el acta de 4 de abril de ese mismo ao, se toma el acuerdo de colocar el portn de hierro, una vez reparado, que tena el panten del Hospital, en el Panten General, acordndose el 31 de Julio de 1864, realizar las gestiones necesarias, ante la Curia Metropolitana, para construir una ermita en el Panten General, al igual que realizar plantaciones de rboles dignos del lugar para formar dos calles en el panten.

    Para tal efecto en la Sesin del 18 de septiembre de ese ao, se comisiona al vocal Don Alejo Jimnez, para que se entienda con la plantacin de los rboles de acuerdo con el plano levantado por el Ingeniero Don Francisco Kurtze. Sobre el asunto de la ermita, se acuerda que en vista del plano levantado por el citado ingeniero, para la edificacin de una Capilla en el Panten, se suplique al seor Obispo de la Dicesis se digne conceder la licencia necesaria para la edificacin y fundacin de la misma, con la denominacin de Capilla de las

    nimas, destinando fondos de diversos seores miembros de la Junta, para llevar a cabo esta edificacin, tan importante para la Junta y para las familias dolientes.

    Revisados los libros de defunciones del Cementerio General, encontramos registros a partir de 1870, mediante los cuales se demuestra la venta de los primeros mausoleos.

    El 4 de mayo de 1879, fue enterada la Junta de Caridad de una donacin hecha por don Juan Bonnefil, por s y a nombre de los herederos de don Alejo Jimnez, finado, que ofrece hacer de la porcin de tierra que les pertenece en la esquina N.O. exterior del Panten General, parte del Cementerio General, as como de las condiciones que imponen para dicha cesin. Consecuentemente se acept la donacin, as: cerrando tal terreno con arreglo a la verja que resguarda el panten exterior de mausoleos y reservando a perpetuidad doce varas en cuadro para dos mausoleos de doce varias en cuadro cada uno o doble, si se constituyese uno solo. Hoy da es conocido este sitio como el Panten Bonnefil. Segn manifiesta el Dr. Teodoro Mangel, esta faja de terreno dentro del Cementerio General, fue otorgada por el Supremo Gobierno, como agradecimiento por el hallazgo y entrega del cadver de don Juan Mora Fernndez.

    En 1883 se divide en cuatro sectores o cantones dicho Campo Santo: una de norte a sur (entrada), otra de Este a Oeste. El de Noreste se llam "Cuadro del Carmen", el de Sureste "de Mercedes", y el Sudoeste "de Dolores". Regulaba el cobro de 12.80 pesos por cada vara cuadrada que se vende para mausoleos, siendo la dimensin de ellos de 3 x varas y la mitad para cuando sean nios, que se ubican nicamente en el cuadro de "Los ngeles". Los nichos no pueden venderse a propiedad perpetua, sino que se alquilan o arriendan por cinco aos y con el valor de 25 pesos y 2 pesos adicionales por tapa y materiales empleados, que se pondrn por cuenta del cementerio. Con este reglamento se pretenda regular el buen funcionamiento del Cementerio.

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    El 3 de junio de 1833 la Junta de Caridad emiti un proyecto para publicar el primer reglamento del Cementerio General, y mediante el Acuerdo CLXXXVII, de 29 de junio de ese mismo ao se aprueba la normativa mencionada. El 19 de Julio de 1884, mediante Decreto XXIV, se dicta la Ley de Secularizacin de los Cementerios, y aunque el Panten General no perteneca a la Iglesia, por tratarse de algo

    relacionado con el Panten General que administra la Junta de Caridad se hace mencin de la misma.

    Por disposicin del mes de Noviembre de 1884, se orden la venta, en pequeos lotes, del terreno del Cementerio Catlico, que daba al frente del jardn, para construir en l monumentos de primera clase. El seor Ingeniero don Miguel ngel Velzquez, generosamente se prest a levantar el plano de ese

    nuevo Cementerio.

    El 10 de octubre de 1934 se colmaba, al fin, una de las mayores aspiraciones de la Junta: la de tributar el justo homenaje pstumo al Presbtero Cecilio Umaa, con la ereccin de un mausoleo en el Cementerio General, en donde guardar para siempre sus venerables restos. Fue l quien instituy como nico heredero suyo, al Hospital San Juan de Dios, permitindole contar con una renta fundamental por varias dcadas. Siendo hasta 1938 que por acuerdo del 11 de mayo de 1938, la Junta de Proteccin Social de San Jos, lo reconoce como benefactor y/o bienhechor del Hospital San Juan de Dios y la Junta de Caridad, construyndole un mausoleo y colocando una placa al pie del mismo, en el Cementerio General, con sus restos.

    En la sesin N 43 del 20 de diciembre de 1977, se acuerda autorizar la ejecucin de las obras de remodelacin del Cementerio General, construyendo aposentos en la casa de los guardas, servicios sanitarios, acondicionando dicha casa, con una cocina y mobiliario adecuado, asfaltado de las calles, construccin de un basurero y un quemador, construccin de casetas para que las personas se protejan del sol y la lluvia. Las obras de mejoramiento de este establecimiento no han cesado, en pro del ornato y embellecimiento del mismo.

    En la sesin del 9 de mayo de 1979, se presenta la sugerencia de construir capillas de velacin y oficinas para la Administracin del Cementerio General y un estacionamiento en el lote que en ese momento ese momento estaba alquilado a Acueductos y Alcantarillados. Se pretendi que las capillas fueran similares a las de la Funeraria Polini. Lo anterior considerando que estas obras podran significar una buena inversin para la Junta. El 5 de diciembre se solicit al

    Arquitecto Jos Luis Chas, Gerente de la empresa Consultora Hospitalaria Ltda, la elaboracin de un anteproyecto para la construccin de capilla funerarias, un estacionamiento, un edificio para la administracin del Cementerio General y una

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    bodega de materiales en el Cementerio General. Para 1980 queda aprobado el proyecto en mencin, quedando aprobados tambin para septiembre de ese ao los planos y especificaciones tcnicas. Ya en octubre queda aprobado el presupuesto para dichas obras que fueron entregadas en mayo de 1981.

    El 12 y 19 de Noviembre de 1980, se conoce y aprueba el anteproyecto de construccin de un Osario en el Cementerio General y se adjudica la obra a la empresa G&W S.A., obra que fue entregada el 27 de agosto de 1982, con lo que se procede a desalojar las tumbas del Cementerio General que se encontraban abandonadas.

    La administracin del Cementerio General, se rige en la actualidad por el Reglamento para la administracin de cementerios a cargo de la Junta de Proteccin Social de San Jos.

    En este Cementerio General de San Jos, se encuentran sepultadas personajes que han destacado en la vida social y poltica de Costa Rica en diversas profesiones y disciplinas de los que destacamos: Don Juan Mora Fernndez. Primer Jefe de Estado. Benemrito de la Patria (gobern de1824 a 1833), quien el 7 de junio de 1826 firma el Decreto XCVIII que ordena la creacin de un Hospital General de San Juan de Dios, el cual fue abolido el 12 de mayo de 1830. Sus restos fueron trados al Cementerio General el 23 de marzo de 1896; Jos Rafael De Gallegos. Segundo Jefe de Estado, quien gobern Costa Rica en dos oportunidades (1833 a 1835 y 1845 a 1846). Sus restos fueron trados y depositados en el Cementerio General el 26 de enero de 1872; Francisco Mara Oreamuno, quien muri en 1856, a consecuencia de la peste del clera; Jos Mara Castro Madrz, ltimo Jefe de Estado y Primer Presidente de la Repblica, quien gobern de 1847 a 1849 y de 1866 a 1868. Naci el 1 de septiembre de 1818 y muri el 4 de abril de 1892, siendo sepultado en el Cementerio General el 6 de abril de 1892.

    Fue declarado Benemrito de la Patria el 2 de octubre de 1847. Su esposa Pacfica Fernndez Oreamuno, dise y confeccion nuestra actual bandera tricolor, la cual se iz por primera vez el 12 de Noviembre de 1848, en el Parque Central; Juan Rafael Mora Porras, (Juanito Mora P.) "Naci el 8 de febrero de 1814, el 13 de Noviembre de 1847 fue designado como vicepresidente del gobierno del Dr. Jos Mara Castro Madrz, cargo que desempe por poco tiempo. Al producirse la renuncia de Madrz, fue llamado nuevamente al gobierno, esta vez para ocupar la presidencia. Fue el segundo presidente de Costa Rica, quien gobern desde 1849 a 1859." Durante su gobierno, se construy el Hospital San Juan de Dios, totalmente de ladrillo, adems en su gestin tuvo que enfrentarse a los filibusteros comandados por William Walker.

    Fue declarado Benemrito de la Patria, el 25 de junio de 1850. Fue asesinado en Esparza, el 30 de septiembre de 1860. Sus restos fueron trasladados de Puntarenas donde fue sepultado el 13 de enero de 1885; Aniceto Esquivel Senz, quien gobern por ms de dos meses, en el 1876. Muri en 1898 y fue sepultado en la bveda propiedad de Isaura Carranza Peralta; Bruno Carranza Ramrez, fue Presidente de la Repblica por ms de tres meses. Muri el 25 de enero de 891 y sepultado ese mismo da.

    Fue Presidente de la Junta de Caridad en 1877-1878; Prspero Fernndez Oreamuno, Presidente de la Repblica de 1882 a 1885. Firm el Decreto XXIV sobre la Secularizacin de los Cementerios, de 19 de Julio de 1884; Bernardo Soto

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    Alfaro, Presidente de la Repblica de 1885 a 1889. Falleci el 28 de enero de 1931, siendo sepultado ese mismo da en la bveda propiedad de Marcelino Orozco; Carlos Durn Cartn, quien ejerci el poder de la Repblica en calidad de designado del 7 de Noviembre de 1889 al 8 de mayo de 1890, aspirando nuevamente, sin xito, a la presidencia de la Repblica en 1913, ocup puestos como diputado y ministro. Fue Presidente de la Junta de Caridad en el perodo 1882-1884, de 1885 a 1888 y de 1890 a 1891. Naci el 12 de Noviembre de 1852 y muri el 23 de Noviembre de 1925 y fue sepultado en el Mausoleo de su propiedad, "Organiz el Hospital San Juan de Dios y fund el Asilo Chapu, cre la primera escuela de enfermera de Costa Rica y se empe en la construccin del Sanatorio para tuberculosos, que llev su apellido por muchos aos, en las faldas del Volcn Iraz. Declarado Benemrito de la Patria, el 21 de Noviembre de 1949.

    Al cumplirse el centenario de su nacimiento el 12 de Noviembre de 1952, la Junta de Proteccin Social de San Jos y el Colegio de Mdicos y Cirujanos de la Repblica, colocaron una plaza conmemorativa en la residencia donde muri el prcer, la cual se ubicaba frente al edificio del Ministerio de Educacin Pblica

    (antigua Embajada Americana)"; Jos Joaqun Rodrguez Zeledn. Presidente de la Repblica de 1890 a 1894.

    Falleci el 30 de Noviembre de 1917 y sepultado el 30 de Noviembre en la bveda de Cruz Alvarado; Vicente Herrera Zeledn. Gobern en 1876, por un perodo de 14 meses. Fue gobernador de San Jos, diputado, regente de la Corte Suprema de Justicia, cofundador, secretario y presidente de la Junta de Caridad, durante el perodo 1865 a enero de

    1869. Muri el 10 de Noviembre de 1888 y sepultado al da siguiente en una bveda de su propiedad; Rafael Iglesias Castro. Naci el 18 de abril de 1861 en la ciudad de San Jos. Presidente de la Repblica de 1894 a 1902.

    Estableci en 1896 como moneda la que actualmente se utiliza en Costa Rica (El Coln). Durante su gobierno se iniciaron las obras del Ferrocarril elctrico al Pacfico, la construccin del Teatro Nacional, el establecimiento del patrn oro y la reforma monetaria. Muri el 10 de abril de 1924. Sus restos permanecen en el mausoleo de su propiedad, Cleto Gonzlez Vquez. "Naci en la villa de Barva, Heredia, el 13 de octubre de 1858".Gobern de 1906 a 1910 y de 1928 a 1932. Muri el 24 de septiembre de 1937. Fue declarado Benemrito de la Patria el 6 de octubre de 1944 y est sepultado en el mausoleo de su propiedad. Form parte de la Junta de Caridad en 1897 y en el perodo de1899 a 1901 fungi como Presidente de la misma.

    En el perodo de 1927-1928 de nuevo ocupa este cargo, siendo declarado Benefactor de la Junta, debido a sus eficientes y desinteresados servicios prestados. Un busto escultrico de don Cleto Gonzlez, se encuentra en los jardines internos del Hospital San Juan de Dios; Ricardo Jimnez Oreamuno. "Naci el 6 de febrero de 1859 en la ciudad de Cartago. Presidente de la Repblica en tres oportunidades (1910-1914, 1924-1928, 191932-1936), Presidente del Congreso y de la Corte Suprema de Justicia.

    Falleci el 4 de enero de 1945 y sepultado en el mausoleo propiedad de Jess Jimnez. Fue declarado Benemrito de la Patria el 4 de Julio de 1942; Federico Tinoco Granados. Presidente de la Repblica en 1917. Muri el 7 de septiembre de 1931. Sus cenizas fueron tradas al pas el 7 de Noviembre de 1960 y colocadas en el mausoleo obsequiado por el Supremo Gobierno en 1905; Francisco Aguilar Barquero. Fue Presidente de la Repblica durante ocho meses, a partir del 2 de septiembre de 1919. Falleci el 11 de octubre de 1924. Fue sepultado el 12 de

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    octubre de 1924 y sepultado en el mausoleo de su propiedad; Julio Acosta Garca. "Naci en la ciudad de San Ramn de Alajuela el 23 de mayo de 1872. Electo Presidente de la Repblica en 1920. Falleci el 6 de Julio de 1954 y sepultado ese mismo da en la bveda propiedad de Zulay Acosta Gallegos. Fue declarado Benemrito de la Patria el 28 de mayo de 1954; Len Corts Castro. "Naci en la ciudad de Alajuela el 8 de diciembre de 1882. Asume la Presidencia de la Repblica en 1936, destacndose su gobierno por la gran cantidad y variedad de infraestructura edificada en todo el pas. Se construyeron carreteras, caminos, puentes, caeras, edificios escolares, palacios municipales e instituciones de beneficencia y salud pblica.

    Su obra enriqueci el actual patrimonio histrico-arquitectnico de Costa Rica". Falleci el 23 de marzo de 1946 y sepultado al da siguiente en el mausoleo de Julia Fernndez Rodrguez viuda de Corts, siendo trasladados al monumento Len Corts el 27 de marzo de 1955. Dicho monumento tiene un estilo tradicional en la arquitectura funeraria neoclasista, que fue importado desde Pietrasanta, Italia, por la marmolera Villalta hacia 1950; Rafael Angel Caldern Guardia. "Naci en San Jos, el 10 de marzo de 1900 en el hogar formado por el Dr. Rafael Angel Caldern Muoz y Ana Mara Guardia Mora. Fue electo Presidente de la Repblica en 1940 y declarado Benemrito de la Patria el 17 de abril de 1974".

    Muri el 10 de junio 1970 y sepultado el 11 de junio de ese mismo ao; Francisco Jos Orlich Bolmarcich. "Naci en San Ramn de Alajuela, el 10 de marzo de 1907. Presidente de la Repblica en los comicios de 1962. Muri el 29 de octubre de 1969. Sepultado el 31 octubre de 1969; Daniel Oduber Quirs. Presidente de la Repblica. Muri el 13 de octubre de 1991 y sepultado en el mausoleo de su abuelo Justo Quirs; Santos Len Herrera. Presidente en ejercicio en la poca de Teodoro Picado. Fue sepultado el 8 de mayo de 1950; Joaqun Garca Monge. Uno de los grandes escritores de Costa Rica falleci el 31 de octubre de 1958, sepultado en la bveda propiedad de su esposa en ese momento y en la actualidad de su hijo Eugenio Garca Carrillo; Alejandro Aguilar Machado. Escritor nacional. Sepultado en la bveda de Alejandro Aguilar Mora, el 14 de Noviembre de 1984; Aquileo J. Echeverra. Escritor nacional. Muri en Barcelona, Espaa. Sus restos fueron trados al Cementerio General el 19 de marzo de 1915 y depositados en el mausoleo de su propiedad, la cual le fue donada al Supremo Gobierno el 26 de marzo de 1915.

    Miguel Obregn Lizano. Benemrito de la Patria. Falleci el 24 de Julio de 1935 y sepultado ese mismo da en el mausoleo de Ramn Lora Vega; Nazario Toledo Murga. Primer presidente de la Junta de Caridad de 1845 a 1848, que se disolvi la Junta Directiva, siendo vocal en 1884 y suplente en 1887 y 1892. Muri el 11 de mayo de 1924 y sepultado en bveda de su propiedad; Johnn Meiggs. Keith Faulkner. Presidente de la Junta de Caridad de 1909 a 1927. Norteamericano, muri el 13 de octubre de 1927 y sepultado en el mausoleo propiedad de Rosa Gonzlez; Gerardo Castro Mndez. Presidente de la Junta de Caridad de 1884 a 1885. Muri el 26 de octubre de 1927, siendo sepultado en bveda de su propiedad; Domingo Rivas Salvatierra. Presidente de la Junta de Caridad en 1876. Muri el 26 de abril de 1900 y fue sepultado en la bveda

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    de Elas Rivas S. Trasladado sus restos posteriormente a la bveda de doa Dolores Rivas; Federico Tinoco Iglesias. Presidente de la Junta en 1875. Muri el 15 de mayo de 1915 y sepultado en la bveda de su propiedad; Concepcin Pinto Castro. Presidente de la Junta de Caridad de 1869 a 1872.

    Muri el 16 de abril de 1898 y sepultado en la bveda de su propiedad; Bruno Carranza Ramrez. Presidente de Costa Rica, durante un perodo de tres meses. Presidente la Junta de Caridad en 1877. Sepultado el 25 de enero de 1891 en un mausoleo donado por el Supremo Gobierno; Alberto Echandi Montero. Presidente de la Junta de Caridad de 1928 a 1944. Fue Sepultado al momento de su muerte, en la bveda de doa Pepa Jimnez Rucavado, viuda de Echandi, segn acuerdo de la Junta de Proteccin Social de San Jos, de 29 de septiembre de 1944.

    Declarado Benemrito de la Patria y propulsor del Tratado limtrofe con la Repblica de Panam, cuando se encontraba ejerciendo el cargo de Ministro de Relaciones Exteriores; Alfredo Echandi Jimnez. Presidente de la Junta de Proteccin Social de San Jos de 1955 a 1976 y de 1979 a 1984, hijo de Alberto Echandi Montero. Muri el 1 de agosto de 1982 y sepultado en la fosa en que se encuentran los restos de su padre; General Jos Joaqun Tinoco Granados. Ministro de Guerra cuando su hermano Federico Tinoco, fue Presidente de Costa Rica.

    Muri asesinado el 10 de agosto de 1919 y sepultado en el mausoleo propiedad de Federico Tinoco Iglesias, quien fue su padre y Presidente de la Junta de Caridad en 1875; General Federico Valverde Hernndez. Falleci el 25 de febrero de 1899 y sepultado el da siguiente en la bveda de su propiedad; General Juan Volio Llorente. Muri el 27 de Noviembre de 1889, y sepultado en el Cementerio General. Dueo del mausoleo # 5, que le fue obsequiado por el Supremo Gobierno, por medio del Ministro de Fomento, el Dr. Carlos Durn Cartn; General Teniente Coronel Alejo Biscauby. Falleci el 27 de abril de 1870, ocupando su puesto de primer comandante del Cuartel de Artillera. Sepultado en la bveda de Juan Bonnefil, en el Panten Bonnefil; General Jos Mara Caas. "Naci en 1909 en El Salvador" Hroe de la Campaa Nacional de 1856, al lado de don Juanito Mora Porras, resolvi el problema de lmites con Nicaragua (caas-Jerz). Muri fusilado el 31 de septiembre de 1860, un da despus de haber sido fusilado don Juan Rafael Mora y el General Ignacio Aranciba.

    Fue sepultado en Puntarenas, siendo trasladados sus restos al Cementerio General el 14 de septiembre de 1881 y colocados en el mausoleo propiedad de Rafael Caas M.; Presbtero Jos Cecilio Umaa. "Naci en Villanueva (hoy San Jos), el 1 de febrero de 1794. Fue Cura de San Jos, constituyndose en una de las figuras ms bondadosas y distinguidas de la Patria.

    Al morir leg su fortuna al Hospital San Juan de Dios y a otras instituciones de beneficencia. En honor a su labor, en el Hospital San Juan de Dios, se bautiz con su nombre uno de los salones de servicio. Aunado a esto, la insignia de las enfermeras graduadas, lleva la efigie del Presbtero Umaa como smbolo de respeto y agradecimiento para quien tanto hizo por el primer centro hospitalario del pas". Bienhechor del Hospital San Juan de Dios y benefactor de la Junta de Caridad de San Jos. Muri el 13 de mayo de 1871.

    Fue sepultado en bveda de su propiedad y luego trasladado a un monumento construido por la Junta de Proteccin Social de San Jos, en 1938, segn acuerdo tomado en el artculo V, de la Sesin N 3 del 11 de mayo de 1938.

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    EL TELFONO DE LA ESPERANZA Entrevista a cargo de Roberto Guedes Barreto

    Qu es el Telfono de la Esperanza y cmo quedara definido, para hacernos una idea ante todos los que nos estn leyendo, de su campo de actuacin de cara a un usuario que solicite sus servicios?

    El Telfono de la Esperanza es una organizacin no gubernamental que ofrece, de manera gratuita, annima y especializada, un servicio permanente de ayuda por telfono o presencial para apoyar a las personas que se encuentren en

    situacin de crisis emocional, y que asimismo proporciona una serie de recursos para promover la mejora de la calidad de vida emocional de las personas y de las familias.

    Est integrada como miembro de pleno derecho en la Federacin Internacional de Telfonos de Urgencia (IFOTES), y a travs de la misma, en la Organizacin Mundial de la salud (OMS) y en la Asociacin Internacional para la Prevencin del Suicidio (IASP).

    En el Telfono de la Esperanza destaca su servicio de intervencin en crisis, caracterizado en primer lugar por el servicio de orientacin por telfono, que como le deca, funciona 24 horas todos los das. Est atendido por orientadores y orientadoras especialistas en la escucha. De esta forma, la persona que decide marcar el telfono se encuentra al otro lado del hilo a otra persona dispuesta a escuchar y a estimular sus capacidades de afrontamiento, en un contexto de respeto a la autonoma y libertad del llamante. El 60% de los/las llamantes ven satisfecha su demanda de ayuda a travs de la orientacin por telfono, al que pueden recurrir cuantas veces lo necesiten. Si los llamantes lo desean se les puede remitir a otros servicios existentes en el medio social donde viven o a otro de los servicios que presta el Telfono de la Esperanza con el fin de que puedan abordar ms profundamente la crisis.

    Explquenos esos servicios complementarios que presta el Telfono de la Esperanza.

    Como le deca, una parte importante de las personas que contactan con nosotros por telfono, solicitan tambin ser atendidas en entrevista personal que, igualmente, se presta de forma annima y gratuita y se imparte dentro del marco terico de la terapia breve. En general, los departamentos ms solicitados son los de psicologa psiquiatra, orientacin familiar y asesoramiento jurdico. Para ello, las sedes del Telfono de la Esperanza estn habilitadas con las dependencias necesarias para atender a las personas en entrevistas individuales o en grupo. Adems, cada vez dedicamos ms esfuerzos a organizar actividades de promocin de la salud emocional a travs de cursos, talleres y grupos de autoayuda.

    Nos podra comentar cmo fueron los orgenes y motivos que originaron la creacin de esta organizacin?

    Bueno, el Telfono de la Esperanza tiene ya una larga historia, desde aquel 1 de octubre de 1.971 que consideramos como fecha de inicio en Sevilla. El impulsor de esta idea fue Serafn Madrid, persona creativa y emprendedora, que anteriormente se haba distinguido por la creacin de otras obras sociales de vanguardia en Espaa y en Suramrica.

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    El marco en el que surgi el Telfono de la Esperanza fue la ciudad de S. Juan de Dios, en Alcal de Guadaira (Sevilla), creada tambin por Serafn, con un planteamiento totalmente progresista en el mbito de la formacin y rehabilitacin de disminuidos fsicos, psquicos y sensoriales. Junto al personal especializado en instituciones de rehabilitacin, Serafn Madrid integr un grupo amplio de especialistas en Psicologa, Trabajo Social, Psiquiatra, Psicopedagoga y Psicoterapia, algo novedoso e incluso controvertido en aquellos tiempos. Adems de las funciones de rehabilitacin, desarroll todo un sistema de psicoterapia individual, terapia de grupo, tratamiento familiar y contacto con el medio social con un enfoque distinto del seguido en aquella poca por otras instituciones asistenciales.

    Durante dos largos aos, Serafn Madrid se dedic con algunos profesionales de la Ciudad de S. Juan de Dios a visitar las ciudades espaolas ms importantes para detectar los problemas psicosociales ms acuciantes, y tomar contacto con los organismos e instituciones existentes. Paulatinamente fue delimitando la problemtica social ms candente: la intervencin en crisis en una sociedad en cambio.

    Fruto de esta reflexin, Serafn comenz el servicio telefnico en el marco de la Ciudad de S. Juan de Dios, con la colaboracin de los profesionales y voluntarios del Centro. Estimulado por los resultados, en junio de 1.971, reuni y presidi una comisin integrada por profesionales de diferentes mbitos. El objetivo de aquellas jornadas de trabajo fue analizar los problemas humanos ms graves de la sociedad, evaluar los prometedores resultados obtenidos a travs del nuevo servicio por telfono y seleccionar los mtodos ms adecuados de accin eficaz y renovadora de cara al futuro.

    El resultado fue el compromiso de Serafn Madrid de consolidar la experiencia creando una red asistencial, integrando el telfono como instrumento preferente de ayuda, pero sobre la base de un concepto total y radicalmente nuevo; no se trataba slo de un servicio de ayuda a travs del hilo telefnico, como exista en otras partes del mundo. Debera atender la problemtica psquica, familiar y psicosocial ms acuciante, de modo tcnico y especializado, tanto a nivel de la escucha por telfono como en entrevistas personales con profesionales especialistas, cuidando tambin la mentalizacin y la prevencin social.

    El da de la inauguracin oficial del Telfono de la Esperanza, con la nueva perspectiva, fue el 1 octubre de 1971. Inmediatamente se pudo apreciar un fenmeno que sigui producindose con mucha celeridad en das y meses posteriores: las llamadas procedan no slo del rea de Sevilla, sino que trascendan los lmites de sus fronteras, y se reciban llamadas desde Valencia, Corua, Zaragoza, Murcia y, sobre todo, desde Madrid.

    Con el propsito de responder a esta demanda cre la Asociacin Espaola del Telfono de la Esperanza (ASETES), que rpidamente empez a extenderse por toda la geografa nacional. Su fundador, sin embargo, falleci en accidente de trfico unos das antes de que el Telfono de la Esperanza cumpliera su primer aniversario, asumiendo las riendas de la entidad su hermano Pedro Madrid que con gran entusiasmo y dedicacin se dedic a consolidar y extender la Asociacin por todo el territorio nacional.

    En la actualidad, 35 aos despus, el Telfono de la Esperanza mantiene un alto ritmo de crecimiento, intensiva y extensivamente, y cuenta con sedes tanto en Espaa como en otros pases, fundamentalmente de Iberoamrica. La asociacin

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    tiene 21 Centros en diferentes ciudades espaolas, as como seis ms en proceso de formacin o inminente inauguracin.

    Adems, desde los aos 90 se est expandiendo el Telfono de la Esperanza por Latinoamrica. Actualmente existen Centros del Telfono de la Esperanza en San Pedro Sula (Honduras), Quito (Ecuador), Bogot y Medelln (Colombia), Cochabamba y La Paz (Bolivia), Chilln (Chile), y Buenos Aires (Argentina). Se estn preparando tambin nuevos Centros en Tegucigalpa (Honduras) y Cali (Colombia). Asimismo, en Portugal se est consolidando el Centro del Telfono de la Esperanza de Oporto.

    Tambin se est prestando una atencin particular a la problemtica de los hispanohablantes residentes en otros pases de cultura diferente. Desde el l5 de octubre de 2005 est funcionando el Telfono de la Esperanza de Zrich (Suiza) para hispano-hablantes, con presencia especial de iberoamericanos. Tambin hay grupos interesados en abrir nuevos Centros del Telfono de la Esperanza destinados a hispanohablantes en Londres, Bruselas, Pars, Atlanta, etc.

    Hay alguna diferencia de actuacin que particularice el Telfono de la Esperanza con respecto a otras organizaciones que en el resto del mundo ejercen una labor parecida?

    Creo que lo ms destacado de Telfono de la Esperanza en comparacin con otros servicios de atencin telefnica para crisis emocionales es la amplitud de los servicios que presta. La mayora de entidades slo ofrece atencin telefnica, remitiendo en su caso a los usuarios a otros servicios comunitarios. Sin embargo, las personas que llaman al Telfono de la Esperanza pueden ser atendidas en caso necesario en sede por especialistas, participar en grupos que tratan crisis especficas (separacin afectiva, aprendiendo a vivir con la enfermedad, elaboracin del duelo, etc), o participar en las numerosas actividades de promocin de la salud emocional que organiza Telfono de la Esperanza, como son los grupos y cursos de autoayuda, cursos para mejorar la forma de relacionarnos con los dems, ser autnomos afectivamente, mejorar nuestras habilidades como madres y padres, etc.

    La atencin prestada por ustedes a la labor del voluntario como agente de ayuda lleva una filosofa encubierta de cara a la actuacin ante el dolor y el desamparo Qu ventajas tiene que esta relacin de ayuda establecida entre ustedes y el usuario que contacte con ustedes sea llevada por ellos?

    Bien, en Telfono de la Esperanza buena parte de nuestro trabajo tiene que ver con sostener el dolor y la angustia del otro, como bien indicas. Esto se refleja en el plan de formacin de los colaboradores del T.E. Este plan comienza con el Programa Agentes de Ayuda, de un ao de duracin y compuesto a su vez por tres cursos intensivos de 35 horas, seguidos cada uno por 10 sesiones semanales de trabajo en grupo. Este programa busca principalmente facilitar el desarrollo personal y emocional del posible Agente de ayuda, a travs de un trabajo personal serio que permita al participante conocerse mejor, descubrir su estructura de personalidad, familiarizarse con sus emociones, sus propias dificultades y oportunidades de crecimiento, sus patrones relacionales, sus motivaciones autnticas para ser agente de ayuda, etc. De esta forma, puedes plantearte tu ayuda desde un profundo respeto a los procesos del otro, as como integrarla como una oportunidad de crecimiento propio.

    Una vez completado este programa, las personas que desean integrarse a los equipos del Telfono de la Esperanza, y que a su vez hayan pasado el proceso de seleccin, realizan el Seminario de Intervencin en Crisis y Relacin de Ayuda. Es un curso de cuatro meses de duracin, cuyo fin es preparar tcnicamente al aspirante a Agente de ayuda para que sepa establecer y llevar a cabo una Relacin

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    de ayuda eficaz. A partir de aqu, y tras un periodo de prctica guiada y supervisin, se incorporan como agentes de ayuda.

    De esta forma, los orientadores y orientadoras son personas que conocen los procesos de la relacin de ayuda no slo desde un punto de vista tcnico, sino tambin vivencial, una persona que se ha asomado a sus luces y sus sombras antes de entrar en contacto con el sufrimiento del otro. Para m esto es muy importante, porque muchas veces nos tropezamos con personas que ejercen roles de ayuda que se saben muy bien la teora, pero no conectan con el otro porque a lo mejor tienen miedo a sentir y entonces interponen una pantalla de resistencias y proyecciones sobre el otro, o al contrario, no pueden escuchar a la otra persona sin verse atrapados por su angustia y claro, esto no se aprende solo en los libros o en las clases magistrales.

    En qu otros casos la ayuda ha de ser profesionalizada?

    Supongo que te refieres a la atencin en sede. Esta puede darse porque la persona lo solicite explcitamente, o bien porque el orientador/a que la est atendiendo por telfono en ese momento se lo recomiende. Atendemos en sede preferentemente a personas que tanto por la naturaleza de su crisis como por su intensidad, hacen recomendable un abordaje especializado, con mayor profundidad y con posibilidad de seguimiento.

    Pero volviendo a tu pregunta, me gustara aclarar que no compartimos la dicotoma ayuda voluntaria vs ayuda profesional. Nosotros preferimos hablar de especialistas en la atencin por telfono vs otros especialistas (psiclogos, etc.). Si no, podemos caer en el error de fomentar una visin desfasada del voluntario como alguien no cualificado, en contraposicin con los profesionales (entindase remunerados) que s lo estaran.

    Para nosotros, el nico criterio vlido de distincin del voluntario, es que acta por altruismo, desde una sensibilidad y compromiso social, sin recibir compensaciones materiales. Y en esta categora entramos tanto los que atendemos por telfono, como los que llevamos consultas en sede o conducimos grupos y cursos.

    Existe un perfil de usuario?

    En lo que se refiere a la atencin por telfono, nos llaman un 71,30% de mujeres frente a un 28,70% de hombres, de edades sobre todo entre 28 y 52 aos. El estado civil soltero es el ms abundante, con un 42,70% de los llamantes. Este dato destaca especialmente si tenemos en cuenta que en la poblacin espaola son mucho menos numerosas las personas solteras en la franja de edad citada que las casadas. De resto, el 32,3% de los llamantes estn casados, el 14,3% separados o divorciados y 6,4% viudos. Si sumamos solteros, divorciados / separados y viudos, nos dan el 63,4% de los llamantes, y todos ellos representan sectores de la sociedad que viven ms o menos solos. Sin embargo, el grupo de los casados, que es el ms numeroso en la sociedad entre los 18 y los 67 aos, slo representan el 35% de las llamadas al T.E.

    En cuanto al problema motivo de la llamada, y dentro de la categora de problemas psicolgicos y psiquitricos (50,2%), destacan la soledad e incomunicacin (27,4%), estado depresivo (22,9%), trastornos psquicos (19,7%) y problemtica de suicidio (5,5%). Los problemas familiares y relacionales abarcan el 27,3% de las

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    llamadas (problemas familiares, crisis de pareja, malos tratos, etc.). Un 4,8% de los llamantes solicitan atencin jurdica o asistencial, y un 12,5 % lo hacen por otros problemas.

    Con este panorama resulta muy interesante saber que la principal demanda de los llamantes es hablar con alguien (41,49%), muy por delante de los que solicitan orientacin (16,76%), consulta por telfono (14,99%), entrevista en sede (8,53%) o incluso que le den una solucin inmediata a su problema (3,6%). Quiere decir que las personas que usan el Telfono de la Esperanza lo hacen principalmente para satisfacer su necesidad de hablar con alguien, desahogarse y recibir apoyo y calor humano en un momento de especial dificultad en su vida.

    Por lo que vienes comentando parece que el Telfono de la Esperanza no slo cumple una funcin de intervencin ante los diferentes problemas emocionales individuales sino que va ms all e intenta hacer una prevencin terciaria, esto es educando y formando a la poblacin Qu programas lleva actualmente el Telfono de la Esperanza en Gran Canaria?

    Tienes razn. En nuestro centro, y siguiendo la lnea de la asociacin, estamos impulsando el desarrollo de actividades formativas de mejora de la salud emocional, con un claro carcter preventivo. Actualmente tenemos en marcha cursos de autoestima y desarrollo personal, cursos aprendiendo a vivir I y cursos Aprendiendo a vivir II. Todos ellos son talleres de 10 sesiones semanales de trabajo en grupo conducidos por un/a coordinador/a que persiguen la puesta a punto de determinadas habilidades de manejo personal. Tambin tienen bastante aceptacin unos cursos de Asertividad y Relaciones Humanas, que trabajamos de forma intensiva durante un fin de semana y con grupos de seguimiento y profundizacin durante seis semanas, con un enfoque muy prctico. Si recuerdas, decamos que un porcentaje importante de llamadas tienen que ver con problemas familiares y relacionales. Este programa ofrece una alternativa para el manejo de situaciones conflictivas en este mbito.

    Y por supuesto, est el Programa Agentes de Ayuda. Antes te comentaba que persigue el desarrollo personal y emocional del futuro agente de ayuda, y que es parte de la formacin inicial de los colaboradores del T.E. A lo largo de los aos, ha demostrado ser una experiencia muy valiosa para cualquier persona, independientemente de su

    mbito de actuacin. Por esta razn, y cumpliendo uno de los fines sociales del T.E., est abierto a aquellas personas que deseen realizarlo, aunque no tengan como meta formar parte de los equipos del Telfono de la Esperanza. De hecho, en los diez aos de Telfono de la Esperanza en Canarias, muchas personas han recorrido este itinerario formativo y se han convertido en elementos de cambio y desarrollo no slo de sus propias vidas, sino de sus entornos familiar, social o profesional, especialmente personas vinculadas a otras instituciones sociales de ayuda.

    Adems, Telfono de la Esperanza intenta promover a nivel social actitudes y valores positivos que influyan para crear una sociedad ms humana. Destaca la celebracin del Da Nacional de la Escucha (30 de noviembre), que persigue concienciar a la sociedad sobre la importancia de la cultura de la escucha y su repercusin en todos los mbitos de la vida social. La experiencia cotidiana de cada uno nos dice que la escucha de calidad en las relaciones interpersonales no suele ser frecuente, y sin embargo muchas personas de nuestro entorno estn atravesando alguna situacin difcil, y necesitan ser escuchadas.

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    En esta lnea de sensibilizar a la sociedad, publicamos una revista bimensual que pretende acercar a los lectores contenidos de actualidad a travs de artculos y opiniones que suscitan la reflexin y el anlisis personal.

    Centrmonos en la intervencin en crisis Qu entendemos por ella?

    Si te parece, hablemos primero de qu entendemos por crisis. Slaikeu la defina como un estado temporal de trastorno y desorientacin, caracterizado, principalmente, por la incapacidad del individuo para abordar situaciones particulares utilizando mtodos acostumbrados para la solucin de problemas, y por el potencial para obtener un resultado radicalmente positivo o negativo.

    Nos referimos entonces a personas que se enfrentan a situaciones que les resultan gravemente amenazantes porqu