Revista Del Foro 1924 Part. 1

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L A REVISTA DEL FORO LA REVISTA DEL FORO 17 174 te, a la ¡'residencia de este instituía mediante elección e.vlra rosa y ¡inánime que acreditaba en .e', faro de -.a ni/>(./.<! c; co'Hliiu.tür la tradición del Coledlo de ¡>'i':er Siembre '"¡i s distinguidos profesionales, sino. tMibic::. ¡ . ¡-'" í'r-iiJar al L'.¡¡ nidad de proseguir, desde el dsca-netíii ••. *• > ¡í- : .¡. ría v experiencia, su obra perdurable c¡< ¡>r¡> de la Y cuando, asumido el decanato, reanudaba su l'.:bor con ciencia-tales cjnc ponían da manifiesto su Parador/ico aiiiuini accidental trunca su obra y lo lleva a ¡a lamba en medio d los suyos y de los profesionales, sitio de país cutero. El Colegio de Abogados de Lima, abrumado por su i rinde, especialmente, desde esta¿ coliminas, cl homenaje veneración. A 'as 5 y 30 c'c la tarde se levantó la sesión. El sepelio del doctor Seoane Sesión extr ordinaria de Juüía del I? de Mayo de " Bajo la presidencia del Diputado lo., Dr. don. Pedro M. Olivara, y con' la concurrencia de los miembros de la Junta doctores don Carlos Arana Sania María, don Carlos Arenas y Loayza, don Héctor J. Marisca, don José R. L,i . Rosa, don Humberto Borja García, don Emilio F. Valverde y don Manuel !lj| E. Chacallana, se abrió la sesión a las 5 de la tarde. Leída el 'acta de la sesión anterior, fue aprobada sin observación. En seguida el Diputado lo. doctor OCiveira, manifestó a la Junta que la hgS Vía convocado apresuradamente con el objeto de poner en su concimienío la do- > loros; 1 , noticia del fallecimiento del ilustre Decano del Colegio doctor don GújM lOermo A. Seoane, ocurrido ,a las 3 y 30 de la tarde; y de tomar ios* atcuicT'doJJj del caso. Expresó asimismo que la mu«rte del doctor Seoane, producida por vicll lenta enfermedad que había contraído al retirarse dtel Colegio después de la úl»' tima sesión, constituía, dada la distinguida personalidad del extinto una verda* dera desgracia nacional que el Colegio «Debía ser el primero en lamentar y que era necesario que hiciera sensible su duelo mediante los acuerdos, correspondientes!! La Junta, poseída de iguales sentimientos y conforme, unánimenmente, coi las declaraciones del Diputado lo., después de deliberar al respecto, acordó: 3 lo.—Declarar en duelo al Colegió hasta después de ios ¡funerales; 2o.—Concurrir, en corporación a expresar su condolencia a la familia W^ doctor Setene, y a los funerales; 3o.—Invitar a los miembros del Colegio, por medio de todos los Diarios <fej mayor circulación de la Capital, a la inhumación de los restos; 4o.—Enviar urna ofrenda floral en nombre del Colegio; Una evidente demostración del sentimiiento que, en todos nuestros circule i un hombre contó la poe-sía y arte, aqueta "dlílce hche de la tsrnura huní tacto de '.'a traslació'n ¿te sus restos al tmenterio general. E! elemento oficiall, la magistratura, la diplomacia, el foro, el clero, ipjflamemto y, puede decirse, que el elemento .estudiantil ¡en. ¡masa, concurrió |.la fúnebre cenemonia para dejar constancia de la profunda pena que ha pr Educido ia muerte del que fue ma'estro, magistrado, diplomático y hombre < '-ck'rcla. lleno de méritos y altamente patriótico-. Después de haberse oficiado un servicio religioso en una pieza contigua a Acarrara mortuoria, fue sacado el ataúd que guarda el cadáver y conducido < ¡''hombros de los estudiantes universitarios, desde la casa hasta l'a plaza princip; Leu que fue depositado en la carroza, BE, Tomaron laSxCintas en este trayecto, el edecán del presidente de la repúbl Ka, mayor Mendívil; el presidente dsl senado, señor Guillermo Rey; el prkn vicepresidente de la cámara die diputados, señor Celestino Manohego Muñoz; vocal decano de la Corte Suprema, doctor Anselmo V. Barreí'o; el presidente d gat-mete y ministro de justicia y culto, doctor Alejandrino Maguiña > y el doct gSeodoro Romero, designado por la fami'-ia. Presidían duelo con el edecán del presidente de ía nep'úttioa, íqs gres Ventura, Guillermo, Gonzalo, José Guillermo, Luis, Juan Manuel, Jor; ane, hijos del extinto, y el señor Carlos Luque Seoane, sobrino carnal. Al ¡legar a! cementerio, jóvenes universitarios volvieron a tomar el ataúd Jccndujeron hasta la tumba, temando entonces las cintas el edecán del pi ente de la república, el presidente del senado el vicepresidente de diputados, íor de la universidad, doctor Manuel V. VHiaráií, el presidente accidental I/Corte Superior, y iyj doctor Augusto Pérez Aramíbar designado por la fan

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LA REVISTA DEL FOROLA REVISTA DEL FORO 17

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te, a la ¡'residencia de este instituía mediante elección e.vlrarosa y ¡inánime que acreditaba en .e', faro de -.a n i / > ( . / . < ! c;co'Hliiu.tür la tradición del Coledlo de ¡>'i':er Siembre '"¡i sdistinguidos profesionales, sino. tMibic::. ¡ . ¡-'" í'r-iiJar al L'.¡¡

nidad de proseguir, desde el dsca-netíii ••. *• > ¡í-:.¡.ría v experiencia, su obra perdurable c¡< ¡>r¡> de la

Y cuando, asumido el decanato, reanudaba su l'.:bor con

ciencia-tales c jnc ponían da manifiesto su Parador/ico aiiiuiniaccidental trunca su obra y lo lleva a ¡a lamba en medio dlos suyos y de los profesionales, sitio de país cutero.

El Colegio de Abogados de Lima, abrumado por su irinde, especialmente, desde esta¿ coliminas, cl homenaje

veneración.

A 'as 5 y 30 c'c la tarde se levantó la sesión.

El sepelio del doctor Seoane

Sesión extr ordinaria de Juüíadel I? de Mayo de "

Bajo la presidencia del Diputado lo., Dr. don. Pedro M. Olivara, y con'la concurrencia de los miembros de la Junta doctores don Carlos Arana SaniaMaría, don Carlos Arenas y Loayza, don Héctor J. Marisca, don José R. L,i .Rosa, don Humberto Borja García, don Emilio F. Valverde y don Manuel d» !lj|

E. Chacallana, se abrió la sesión a las 5 de la tarde.Leída el 'acta de la sesión anterior, fue aprobada sin observación.En seguida el Diputado lo. doctor OCiveira, manifestó a la Junta que la hgS

Vía convocado apresuradamente con el objeto de poner en su concimienío la do- >loros;1, noticia del fallecimiento del ilustre Decano del Colegio doctor don GújMlOermo A. Seoane, ocurrido ,a las 3 y 30 de la tarde; y de tomar ios* atcuicT'doJJjdel caso. Expresó asimismo que la mu«rte del doctor Seoane, producida por viclllenta enfermedad que había contraído al retirarse dtel Colegio después de la úl»'tima sesión, constituía, dada la distinguida personalidad del extinto una verda*dera desgracia nacional que el Colegio «Debía ser el primero en lamentar y que eranecesario que hiciera sensible su duelo mediante los acuerdos, correspondientes!!

La Junta, poseída de iguales sentimientos y conforme, unánimenmente, coi

las declaraciones del Diputado lo., después de deliberar al respecto, acordó: 3lo.—Declarar en duelo al Colegió hasta después de ios ¡funerales;2o.—Concurrir, en corporación a expresar su condolencia a la familia W^

doctor Setene, y a los funerales;3o.—Invitar a los miembros del Colegio, por medio de todos los Diarios <fej

mayor circulación de la Capital, a la inhumación de los restos;4o.—Enviar urna ofrenda floral en nombre del Colegio;

Una evidente demostración del sentimiiento que, en todos nuestros circulei un hombre contó la poe-sía y eí arte, aqueta "dlílce hche de la tsrnura hunítacto de '.'a traslació'n ¿te sus restos al tmenterio general.

E! elemento oficiall, la magistratura, la diplomacia, el foro, el clero,ipjflamemto y, puede decirse, que el elemento .estudiantil ¡en. ¡masa, concurrió|.la fúnebre cenemonia para dejar constancia de la profunda pena que ha prEducido ia muerte del que fue ma'estro, magistrado, diplomático y hombre <'-ck'rcla. lleno de méritos y altamente patriótico-.

Después de haberse oficiado un servicio religioso en una pieza contigua aAcarrara mortuoria, fue sacado el ataúd que guarda el cadáver y conducido <¡''hombros de los estudiantes universitarios, desde la casa hasta l'a plaza princip;Leu que fue depositado en la carroza,BE, Tomaron laSxCintas en este trayecto, el edecán del presidente de la repúblKa, mayor Mendívil; el presidente dsl senado, señor Guillermo Rey; el prkn

vicepresidente de la cámara die diputados, señor Celestino Manohego Muñoz;vocal decano de la Corte Suprema, doctor Anselmo V. Barreí'o; el presidente dgat-mete y ministro de justicia y culto, doctor Alejandrino Maguiña> y el doctgSeodoro Romero, designado por la fami'-ia.

Presidían eí duelo con el edecán del presidente de ía nep'úttioa, íqsgres Ventura, Guillermo, Gonzalo, José Guillermo, Luis, Juan Manuel, Jor;

ane, hijos del extinto, y el señor Carlos Luque Seoane, sobrino carnal.Al ¡legar a! cementerio, jóvenes universitarios volvieron a tomar el ataúd

Jccndujeron hasta la tumba, temando entonces las cintas el edecán del piente de la república, el presidente del senado el vicepresidente de diputados,íor de la universidad, doctor Manuel V. VHiaráií, el presidente accidental

I/Corte Superior, y iyj doctor Augusto Pérez Aramíbar designado por la fan

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Lima, Mayo de 1924

til

La Revista dclforoÓRGANO

DE COLEGIO DE ABOfiáDOS

No 5

Eí Colegio de Abogados de Lima está de duelo.pM ilustre decano, el distinguido jurisconsulto y eminente fiscal de la> Corte

, doctor don Guillermo A. Seoane, ha janeado, intempestivamente, elt.6.Obíigado a jubilarse por límite de edad, hace aceitas once meses, no obs-

que sus condiciones físicas y su- mentalidad plenamente vigorosa, todavíaamaban el absurdo del mandato legal en su caso; fue llamado, recientemen

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LA REVISTA_DEL_FORO_LA REVISTA DEL FORO 177

Después de haberse rezado varios responsos, *] presidente de la Corte £

prtma, doctor Carlos \V ash'burn, leyó el siguiente disctirso:

Señores:

Presa de inconcebible desaliento y iena ,el alma de dolor profundo, vengocumplir, a nombre de la corte suprema, el penoso deber de dar el postrer adiós, 4a nuestro inolvidable compañero y amigo el señor doctor don Guillermo A. Seoa- >*

ne, cuyos restos tenéis aquí presentes.Hay hechos en la vida que causan asombro y producen estupor. Hace pocos 3días, ayer, puede decirse, nuestro ilustre compañero, en la sala plena de la corte ísuprema, preocupado del homenaje que debía tributarse a este a'.to tribuna!:?de justicia, con motivo del próximo centenario de su fundación, nos hablaba con 3

entusiasmo de lo que el colegio de abogados, del que fue su digno decano, pensa. •(ba hacer para conmemorar tan excelsa fecha; y hoy día, señores, Seoane no exis-ste> Seoane ha muerto. Hoy, por amargo contraste, la fatalidad, la dura fatalidad,--nop) congrega en esta mansión de la muerte para inclinarnos reverentes y llenas, JSlas a'.mas de inmensa pesadumbre, ante estos venerables e inanimados restos, "3<JU'.' nos demuestran a la par lo insondable de nuestros destinos y lo deleznable :i

de nuestra vida.Y hay razón, señores, para que el corazón se sienta 'adolorido y el espmtu'jijconturbado, porque, aparte de sus hermosas prendas personales, se trata cierta»^

mente de una gran pérdida nacional.El señor doctor Seoane hizo sus estudios en Europa y en Estados Unidos;.!;

y cuando en 1867 ingresó al país, se matriculó en San Marcos, en donde optógrados de doctor en letras y jurisprudencia; recibiéndose de abogado en 18723y marcando siempre su paso por aulas y claustros con su -saber y brillantes cuaSl

liclades.Nutrido escritor y hábil periodista tuvo el honroso timbre de haber puesfS|su pluma al servicio de la clase indíger^ procurando su rehabilitación política y.1social, proclamando altamente sus derechos y estigmatizando a sus opresores. :

En la carrera diplomática, desde adjunto de legación hasta enviado extrae»dinario y ministro plenipotenciario, en todas partes, en Boilivia. en e', Brasil!. <>o :

Chile, en la República Argentina y en el Uruguay, dejó brillante estela de su ac~ .tuadón atinada, sobria, sagaz y prudente en el manejo de nuestros asuntos inteíj||

nacionales. •En e! ramo administrativo, fue alcalde de Lima, en horas angustiosas y di- •;

fkiles; senador de '.a re-pública y ministro de Estado en el despacho de ujuBticia e instrucción. Es en este último ramo que voJvió a levantar su voz «ní^ílvo; 'di? .la abatida raza indígena; e interpretando los verdaderos y primordialesdeberes del Estado, clamó por la preferente difusión de las escuelas prirnaíSipor todos los ámbitos del tETritorio nacional. El dtactor Seoane inició entonces re-fonras «aludab'.es, qu» después han dado opimos frutos. Pero, en donde nuestros,;i'ustre compañero descolló con a't'ura inusitada, '.fue en e', bufete del abogado y,sobre todo, en -<A elevado puesto de fiscal del tribunal supremo. Ahí fue una ver-dadera lumbrera de la magistratura y del foro. Sus vistas fiscales, concisas, jjj

F'taSi nutridas y sabias, serán el mejor monumento que su ilustrada capacidad ha¡ eievado a su gloria de magistrado.í.. Doctor Seoane: habéis sido en este mundo, entre los buenos, uno de los

¡utjores; habéis llenado con altura todos vuestros deberes, pues, hasta en la hc't'a: '.an£ustiosa de la invasión extranjera cubristeis vuestro petího con la blusa del

reí.ervÍ5t.a. Vuestra alma -debe estar .-satisfecha y tranquila. Y al traer vuestrosTestos mortales a esta mansión del reposo eterno, no creáis que el ala del olvidoos toque siquiera: la patria agradecida bendecirá tu nombre; tu recuerdo será

í inolvidable y crecerá con el tiempo en los 'estrados; de la corte suprema, y el res-- peto y admiración de tus conciudadanos perdurarán como perdura lo bueno, como

perdura lo sanio. Doctor Seoane: ya tenéis un hermoso pedestal a vuesí'ra me*

Fjtioria en el corazón de todos los peruanos. Duerme en paz!

v '. El doctor Pedro Olivei'ra, en nomíbre dtíl Hushe CoCegio de Abogados, dijo:

Señores:

En nombre del ilustre colegio de abogados de Lima, .del que tengo a hon=ira ser vocero en esta fúnebre ceremonia, cumplo con el deber de rendir un tributoRtrvoroso de admiración a la memoria de su ilustre decano, el doctor don Gui-llermo Seoane, varón probo" y sabio, de sólida inteligencia y 'recia contextura

imora!.De tan esclarecido peruano cabe decir, sin hipérbo'e, que ha dejado una

la luminosa en las más altas esferas del pensamiento y de la acción.Desde los primeros días de su juventud hasta los últimos de su ancianidad

Ebriosa ejerce una especie de señorío en los viejos claustros de San Marco?,Ipnde, a la vez que inicia a los estudiantes en el conocimiento de esa fuente

imperecedera de belleza, que es la literatura clásica antgiua, pone ante '.os ojosKilos mismos, con su vida serena, normada invariablemente por el deber, un ejem_

hermoso del bien.Como abogado, se singulariza por su desinterés. La abogacía es para él un

Ijverclad,-. o sacerdocio, en cuyo asiduo ejercicio nunca perdió de vista el lema destra insignia: orabunt causas -mejius.De su paso por la administración de justicia, perdurará el recuerdo a través

ias edades. Su nombre está unido a la flor de la jurisprudencia elaborada porcorte suprema en los últimos cuatro lustros. Sus vist'as fiscales constituyen

de los más preciados ornamentos de nuestro saber jurídico; por lo que vívLBu en la historia judiciali, par a par de las vistas de Paz Soldán, de Ureta, y de

s egregios varones, honra y prez del foro. . ,; El ilustre difunto ocupa también un lugar prominente en nuestros anales

B'omáticos. A 'fuer de profundo y experto intemacionalista, se destaca en ellos|mo uno de los mejores colaboradores de esa gran obra que veremos cumplida'| breve: la reincorporación al territorio naciona'j, por medios jurídicos, de lasjovincias detentadas por Chile. Su nota a la cancillería de Santiago, de ochoS mayo de 1908^ es un documento notable, así por el acoplo de doctrina quepKtiene, como por la intensa fe patriótica que en ella ae advierte. Fe adquirida

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respetuosa, eT hálito todo de gentileza aristocrática )" de gusto exquisito que habí-en sus manaras, .ponían en su persona todo un sello de distinción y simpatía n¿¿:aptaba todas las voluntades. Fino en su trato, suave y contemplativo, ponía estTJ

- -•- «ir, mortificar ni con una palabra, ni con un gesto siquiera el cor¿• - .. ii ,, •-*!••

LA REVISTA DEL FORO 18!

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en sus manaras,-ponían en su pw_-—captaba todas las voluntades. Fino en su trato, suave y contempicmv^, r ^^cial esmero en no mortificar ni con una palabra, ni con un gesto siquiera el corízón de sus discípulos. Unía constantemente a la 'enseñanza el consejo. Dul<-hasta en el reproche, sabía castigar con el elogio de quien k> .merecía o con 1

lección intencionada y sugestiva de la leyenda >o de la historia.La generación a que pertenezco, una de las últimas que escuchó en San Mar»!

eos la docta palabra del maestro, siente como que algo de su propia juventud^

hunde en esta fosa todavía entreabierta.Su recuerdo ha de ser perdurable. Gozará del monumento que quería Miltoa,para un hombre admirado 'monumento que no necesita el bronce, el mármol nila piedra para vencer al tiempo, y que quedará grabado eternamente en el corazótide todos los que han dle recibir su obra y cosechar -sus frutos. Paz en su tumba,:

'El doctor César Rev'oredo pronunció el siguiente discurso en nombre del

los estudiantes de 'la Facúltala de Jurisprudencia:

Señores:•

Aún vibra en la memoria de los estudiantes, la resonancia que tuvo en la con>-ciencia nacional, el homenaje que !a casa de San Marcos, rindiera a un varón. 'ilustre <;n el momento que se apartaba de P.VI actividad judicial. Aún dura el es-fetmeeirnien-to lleno de fervor r;ue ante ese elevado y significativo acoutectmiea- ,to experimentara el espíritu gallardo de los jóvenes; y aún cuando el recuerSlhalla todavía crepitante, ¡a palabra de entonces tiene tiue renovarse ahora, yj^diapasón tristísimo, para verificar su última y auténtica, expresión a un culto de-

unitivamente consagrado.La ideología universitaria bajo el pórtico augusto de su amor a a libí^y a la justicia, erigió tn Caballero Arrogante de su doctrina a doctor Gui'JlífSírao Seoane. Ninguno como él supo enaltecer tan austeramente los principios|Hsicos de la nacionalidad, y ninguno como él debería recibir por parte de•ventud. el aplauso entusiasta que ella otorga a quienes en justa lid pers^Hel triunfo de ios ideales democráticos. Y, fue entonces, que en eclosión espftritual formidable, los estudiantes vaciaron en él su respeto por las libertades,;

blicas.Hoy que la muerte trunca esa vida luminosa, el ejemplo queda más Jy más consolador que nunca. Singularmente para los universitarios la «xidel doctor Seo'ane tiene la trascendencia de esa enorme virtud. Ella deja tel camino de una sabia y esforzada escuela que los jóvenes habrán de seglos ojos puestos en el porvenir y extrayendo siempre del pasado la enífortaleciente a sus optimismos, en la seguridad de que así conquistarán de?ra permanente e indestructible, el afianzamiento definitivo de ese gran apostóla*)cívico que tatito en la cátedra universitaria como eto. !a obra de ¡a jurisprüderi-

• práctica señalara e! doctor Seoane con el índice altivo y vigoroso de su in...ferrupúb1e conciencia ciudadana.1 For eso 'os largos años de proficua labor universitaria y juidciál de nuestro

"lustre muerto, vienen a significar para las nuevas generaciones, la fuente acoge»r'o'-a ¿ende todo noble ideal se sacia y donde todo malsano egoísmo muere a su.

.¿¿•jjtacto. Tai fue en síntesis <la edificante orientación de su vida, y que en aspira"-<-ión humana y pictórica de raro esfuerzo, supo enmaridar inteligentemente entre-Irbieny la justicia.

¿os estudiantes de jurisprudencia, ante el ataúd que guarda los restos deliraestró admirab'e, se descubren reverente-nvnte y como lección patriótica al fu-,uro, habrán de cincelar en la memoria de Jos hombres esta sola frase que encar-na toda la sugerencia de una doctrina y e! bienestar positivo de una gran, ense-

|Üaza: defendió el Derecho!

IF El señor Enrique Muro Aljovín, a nombre de lia Federación de Estudiantes,

|dijo :"Entre el dolor de los suyos y de todos sus conciudadanos, ha descendido

Sa la tumba un hombre que fue modelo de austeras virtudes cívicas y ejemplo d*" cortagración a¡ los propósitos más elevadlos y a las 'funciones más nobfes de Ja ad-mécisiración de justicia.! El doctor Guillermo Seoane, cuyos restos mortajes hemos acompañado a esteBfentol donde la sinceridad es un imperativo ante la iguaMad- de la muerte, vi-• rió la vida de un hombre bueno, respetado y respetable, por Das norrnas de. efe=j^Kn moral que 'fueron la divisa de su fecunda actividad.

f": Como patriota de verdad, en horas de prueba para la ^nacionalidad, supoídar de ú lo que los hombres de bien son capaces, parque en ellos las virtudes deK^ir a los suyos) a los lares de sus mayores, son una ideología y un sentimientoHros, inmaculados, jamás el lirismo inconsciente de los ignorantes, ni la explo-Hpn eectoral de los malvados . Como magkltrado, su actividad y su -saber, su in-

y su energía, hace poco tuvieron '/a consagración nacional de admi-y de respeto, al jubilarse por mandato de la ley del cargo de fiscal de la

•ferte Suprema. El país todo, entonces, señaló en el doctor Guillermo Seoane,KBoble figura de un ciudadano ejemplar y la recia contextura moral de un magis-Ufado integérrimo. ,

¡La Universidad Mayor de San Marcos, que tuvo en la juventud del ilustreto uno de sus mejores discípu'os, disfrutó por muchos años, hasta hace pocoo, del bagaje de su cultura y de sus elevadas condiciones de maestro. Como. estudiantes de varias generaciones oyeron sus lieccionse sabias y recibieron

jporitntaciones generosas. Tuvo en la cátedra esa rara virtud de ser siemprey por consiguiente, comprensivo siempre de las inquietudes de la juven=

Fue en la cátedra esa síntesis admirable de cultura sólida y de amable espi-lüdad. El viejo maestro, pleno de juventud siempre, no será olvidado en las

de nuestra venerable Universidad Mayor.Los estudiantes y gu institución representativa velarán siempre porque en

npo,

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l/'S LA REVISTA

en los mismos días del desasiré, cuando strr.'j p'.aza de so.dado en l'a r .cscrva, v'. :

avivada, más tarde, cuando e.--,uvo a pun-.o cíe iransíigurarie -en mártir , a causa.-sde ia entereza ejemplar con que se. condujo a; tratar como agente confidencial J|

con el plenipotenciario- chi.eno. ,Con ser tan poderosa ¡a tarea que le había tocado desempeñar .en este mun= Ído. el espíritu esftncial'men.t's dinámico del >uu-.tre anciano no se aviene con d"lreposo, jubilado, por límite de edad, en la magistratura y en el magisterio, ;<jlsorprende, la muerte en el decanato del ilustre colegio de abogados de Lima, coa'"la inteligencia saturada de fecundas iniciativas y con fia voluntad apta para coru'vertirlas, sin tardanza, en tangibles realidades. Quería que el colegio impulsaseios estudios jurídicos, colaborase en la reforma -de las leyes y en la crítica de lasjurisprudencia, y velase por el lustre de la profesión; q-.evía, en suma que la!docta corporación se convirtiera en un organismo eficiente. Una revista foren-se, digna del progreso jurídico alcanzado por el país; un local adecuado a loialtos fine? -del histórico instituto fundado por Abascal: he aquí los aribe'os másvivos de nuestro ilustre decano -en sus postreros días. Anhelos que, como hornería.?'j-e a su memoria, deben recoger y ejecutar los miembros del foro.

Señores;

Las virtudes que exornan la personalidad de este hombre representativo}!cuya, muerte nos ha congregado en este lugar de reposo, son aquellas de qup

n.'ág necesitados estamos.Sólo el amor a la verdad y la práctica constante de la justicia, serán capaosde «vitar que la lucha de clases desvíe, o cuando menos -retarde, la evolucióS

focial de: Perú.Nuestra existencia plena como nación independiente no podrá consolidarse-:sino por obra de un nacionalismo sano y vigoroso, hoy .más necesario que nuil

ca.1

LA REVISTA DEL FORO 17!

El doctor Alberto Ureta, por la Facultad' d>e Letrais, habló así:En nombre de '-'a Facultad de Letras, de 1?. Universidad de San Marcos,

go a decir la pá'tubra que anhe'Ja traducir, en estos momentos d¡e tribuCaciófJBMsentimiento qtíe ha producido en la Universidad de Lima, la doJorosa desapariaH

del maestro admirado.-Pocas veces el accidente natural y cotidiano de la muerte ha producido entitenosotros una vibración espiritual más honda. V es que pocas veces también, ceahora, el hombre, que desciende a la tumba puso en vida un acervo más rico -de:Jtudes, de cuaítdaides de aptitudes y de talento al senvicio de los más altos y|nobles ideales de la vida. Espíritu múltiple y vasto, generoso y fecundo, dotde las más variadas y singulares, condiciones, supo desarrollar la inagotable c°S|Jpleiidad de sus facultades en todas '.as direcciones y por todos los senderos.digo de sí mismo, tuvo Seoane, indiscutiblemente, el rarísimo don de los elegí"1"»"el don de saber poner la simpatía de su alma sobre todas las cosas y de .entre-1;

•erarse íntegro y sin reservas a la vida. El más jus to y merecido elogio que podrí•'hscfM'.-e de este hombre ai la liora en que se abren para él las puertas de la eteiTiidad es el de reconoj^r que su persona nos direce el tipo más acabado dfhombre completo. Apasionado por el d.-reeho, hizo de la justicia un apostolado

"fervoroso patriota, consagró la. mejor y más brililanr.e parte de su vida a la defer;sa de su pais y de sus derechos. -Patricio inmaculado, contribuyó con las Cu

fees de su pensamiento y la eficacia de su acción a la organización política del Es•'taío y a ¡a estabilidad de sus instituciones. Maestro., en .fin, nutrió con sabiaBottíianzas el cerebro y el corazón de muchas generaciones. Y como si esto nr-fuera bastante, señores, quiso y logró, todavía, reservar el rincón más intimef"jilas personal, más sagrado y .querido de su alma al ejercicio de l'as activida-de•liíiiíe risadas de' espíritu: el culto altísimo de la beleza y del' arte.

ié aquí, señores, en eate .seguro inviolable y secreto., fue en la contenífe ación amorosa y dievota de :¡os grandes modelos de lia poesía y del pensamientcfmie este maestro inolvidable supo retemplar su alma en l."-s horas de la adversiMac y de la prueba. Fue aquí, en este temlpla, hasta el cual no 'llegan ni la oí;

. las pasiones ni el fango de las miserias, donde el hombre aprendió el arte-diBino de pasar por la vida sin salpicarse de lodo. Fue aquí, por último, -dondHa justicia adquirió en su mano esa -dúctil y humana sabiduría, esa proba indulpericia que armoniza el derecho con la equidad y'-quita a la ley la rigidez fríí¡pea acerada y cruel de sus mandatos. Y .es qu» nada presta tanto a 1-a vida d

-hombre, como la poesía y el arte,, .queTia "d:ulce leche de la ternura huma|á!> de que hablaba -el poeta. Por eso pudo el doctor Seoane, con tanta facilidad

tanto acierto, con tanta amplitud, resolver en la dura tarea de su mínisteriiJÉ tragedia interior que -en el aliona de todo hombre bueno suscita-el terrible eotsFicE del deber y de la compasión, del ipecado y del amor, de la piedad y del delito«la sanción y d.e la simpatía.

No está, sin embargo, todo el mérito dej doctor Seoane en el poder y robusW& de -su tai'isnto, en el caudai de su erud'ioción y de su ciencia y en el rico tesoro d

'facultades afectivas. Si su talento y su corazón dieron los fruos que ho*miramos,-fue porque supo cultivarlos con tesón y con perseverancia y trabaja

asidua y constantemente durante toda su vida. Fue a esta perseverancia extraorBnaria que el magistrado debió, en gran parte, con el estudio y la meditación, qu.

rán doctrina sus vistas luminosas; que su defensa en la cuestión, dej Pacífi|J:Q:señalara una ruta a la dip'omacia peruana; que su ínsíñanza en ki universi|| fujra fecunda y sabia.B.-,Pero no @s esto todo. Supo algo más el doctor Seoane. Supo que el talen* ' aún el esfuerzo son valieres negativos y estériles si no están encauzados y di

por el camino que señalan la probidad y la honradez intelectual. Ni lotdel poder, ni las solicitaciones del interés^ pudieron jamás prevalece:

b !a rectitud de su conciencia, ni desviarle un momento de ¡a ruta trazada.pJo parece, señores, sino que la excelencia de su naturaleza moral hubiera!

::IKjiado en toda su persona el molde humano y digno de las figuras consagradas- que le veo en los- claustro-s de San Marcos, cuando yo, todavía un adoles-

eiasistía a las aulas a recibir sus enseñanzas. Su porte apolíneo, ta grave sede su continente, el gesto benévolo y acogedor que invita a la confianz:

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LA REVISTA DEL FORO 183

182.ía cOnsciencia de la juventud se afirmen y se arraiguen '.os altos caracteres tno'^irales del maestro, desaparecido en el incesante proceso renovador de la vida. 5Hoy, más que nunca, en las generaciones nuevas hay que procurar la formaSción de un gran acerbo de austeridad y de carácter que comt>ense) .e nun futuro.3pióximo de saneamiento nacional, la ¿olorosa inversión de valores al presente ique llevaría el pesimismo a todos los espíritus, si no tuviéramos ejemplos de vi»da>.máximas de probidad y bondad, que señalan toda una orientación de rectitud 5

y de elevación espiritual, a la consideración de la juventud,v" Pero donde la actuación delí doctor Guillermo Seoan= a'canza la plenitud

de su manifestación, es en el elevado cargo de administrador de justicia, ]?¿jsu condición de magistrado, durante treinta años ha descollado por su talento5

por su probidad y por su entereza de carácter y asiduidad al trabajo, conquistan»;dose, asi, una aureola de hombre severo y justo. Su consagración a las funcione!•de magistrado Vía sido tan notable, principalmente, en el cargo de fiscal de la Cor-5jte Suprema, que 'ha señalado con su. alta cultura forense verdaderas normas'-?!que seguir en cuestiones de procedimientos judiciales. Dice uno de sus biógrafos, -L

refiriéndose a su actuación en el supremo tribunal: "Qu-s ha vertido en él iH*minmensa versación jurídica, la claridad ¿e su criterio y su espíritu de justicia, 5en luminosos dictámenes que registran nuestros anales judiciales, entre los meja-^

res y más nutridos que podamos preswit'ar en este o«kn".

Es indudable que el valor de los hombres, debe medirse, principalmente,!por el grado de consideración y de respeto que despiertan en la conciencia ciuda-"«lar/d. En el hombre público, el magistrado y el maestro, sobre todo, el resultado,•el acierto y la rectitud en el desempeño de sus funciones, debe guardarse con ese-ícriterio, con ese espíritu de analiza^ el grado de admiración que su obra supoljdespertar en la sociedad. La masa social, la juventud, no se equivocan en su veíijwdictos; tienen en 'sí 'la justicia en sus fallos y tienen la admirable intuición de Isaber descubrir la verdadera 'virtud; saben diferenciar, con admirable criterio,;;el valor intr'mseco, de las cualidades artificiales, con que los mediocres pretenden!!ingér.v.a'miente, engañar al pueblo y la juventud. Por eso, Seoane se destaca en wfrelk-ve -moral con trazos precisos, con caracteres propios. La altera de sus fun»etovies, alejadas de toda acción en ¿a que pueda caber 'la menor unidad de super-";ficiaüdad, de esa promisión infecunda y engañadora, de 4os- hürrrbtle's que necesitan?vivir del favor y, del engaño popular, señalan un hecho notable en nuestra v-idijciudadana; un magistrado del -más alto tribunal de la república, que al bajar a-fl

tumba" íleva tras sí toda Da admiración y el respeto del p'aís.El estudiantado nacional, representado por la Federación de los Estudiante

' 'del Perú( al venir a esta mansión donde l'a sup-rema igualación de la muerte, nosdice que sólo las ideas morales son más fuertes que la materia precaria y delezna-'ble; a! da* su adiós al hombre que trazó en vida un luminoso sendero de ciencily de virtud de abnegación y de probidad; se afirma en el derrotero quie &e h*trazado y con el vibrante ejemplo de su maetro, anonadada ya su vida, en el silín-cio y-en la sombra inconmensurable, seguirá sus virtudes y procurará süperaf»

las- -Maestro, al decirte adiós en nombre de los estudiantes; de las Uini\persida<fes

fe gqctte'as Especiales, te decimos, como un postrero homenaje de juventud, def 1(€¡¡tni esperanza de afirmarnos en tu elevado ejemplo.

tierra tb sea -propicia! ¡Vivirás -en e1 alma de tos búlenos y de jos

í El señor genera'1 Cl-emetat en nombre del omite Franco Amerique, dijo !o

^guíente:|: Para el Comité Franco=Amerique, de Lima, la muerte di su presidente, el

¿odor Guillermo Seoane, es motivo de pesar profundo que para expresarlo nece-sitaría una voz más e ocuente que 'ja mía. Al dirigir palabras de despedida a núes-

* tro eminente presidente, roe limitaré a dejar constancia que los miembros del Co-Sjsite habíamos depositado toda nuestra confianza en la persona del doctor Seoane,¡lynvencidos como estábamos que, por su profundo conocimiento de Francia en la-í:que había pasado los años de su juventud y donde formó su espíritu a la sombra' 4el genio francés, estaba mejor que nadie en condición para dirigir los traba»Bps del Comité y alcanzar el objeto que perseguimos, el estrechar los vínouilos queRicmpr-e han unido jas dos naciones hermanas: Perú y Francia.

Y si los miembros -del Comité de Lima deploran- la pérdida que acaban dei: sufrir estoy seguro que el Directorio del Comité de París y su presidente, el ilus=•tre estadista Gabriel Hanotáux, se 'asociarán a nuestro duelo, oor saber lo que

sis:i,if¡ca en el Perú la personalidad del doctor Seoane y por conocer y apreciar•os talemos que tan briOlantemente ha desplegado tanto en- su carrera poíítieaBT diplomática como en el foro y en la cátedra. .

A nombre del Comité de París como del de Lirria, saludo con la más sentadaRnoción y profiindo respeto al maestro y al amigo que nos dej'a el recuerdo knbo-|íiab'.e de sus méritos y de su -bondad. . . . ... ,

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184LA REVISTA DEL FORO LA REVISTA DEL FORO

r • -

Homenaje áe la prewa de la Capital

("El Comercio" del 17 de Mayo de 1924) i

DOCTOR DON GUILLERMO A. SEOANE

-\- AYER EN LIMA

A ias tres y cuarenta minutos de la tarde de ayer aejó de existir en esb¿lcapital, el doctor Guillermo A. Seoane, fiscal jubilado de la corte suprema j_decano, úkimatnerit'e elx'gido, del Ilustre Colegio de Abogados.

El doctor Seoane iué súbitamente atacado de una bronco-neumonia, cuando3

• acataba de asistir a una conferencia sustentada precisamente en e¿ Colegio de A-jbogados y su estado tué declarado de suma gravedad desde los primeros, momen-tos, y casi en seguida desahuciado por todos los facultativos que lo vieron. No ob?_tacte esto, su naturaleza vigorosa y la energía de su carácter permitían que el pa=cíente sobreponiéndose a su misma gravedad, se mostrase jovial con "las perso*cas que se acercaban a su tedio, y que con 'las más íntimas hablara de su próxt- :tno fin, con resignación admirable. Y <jl mal siguió su curso 'hasta hacer crisis a-yer, sétimo día de sxt enfermedad, en que tranquilo, el doctor Seoane y rodeado

de todos los suyos, dejó de ser.

La noticia de la muerte del doctor Seoane se esparció rápidamente por @

ciudad, causando hondo y general sentimiento.

Damos a continuación ios rasgos biográficos más saltantes del ilustre extíntofjjOnce meses deberán hacer el 25 de éste que el doctor Guillermo Seoane por

límite de edad se jubiló en el alto cargo de fiscal de la Corte Suprema de ]ticia. El acto de su jubilación dio lugar a que una vez más se exteriorizara todala consideración ¿e que disfrutaba el distinguido magistrado, con las demostra-ciones que recibió de la prensa nacional, de los más prominentes miembros díiíoro, de la magistratura, de la sociedad y del e emento universitario.

Y es que el doctor Seoawe en su fecunda vida pública había descollado por

ta'enío) por su probidad, por su entereza de carácter y por su asiduidad al tra-bajo, y todo esto habíale conquistado fama y dádole aureola de hombre severo yjusto.

p £1 doctor Seoane que nació en Lima el 25 de junio de 1848, fue ¡hijo del doc-t.v; Buenaventura Seoane, que tuvo gran figuración política y diplomática y dt!a señora María Abellafuartes.

Hechos sus estudios primarios y medios en Francia, al regresar a Lima en e!año de 1867 se matriculó en la facilitad de jurisiprudencia de 'la Universidad deSan Marcos, y por la misma época -fue elegido secretario de la sociedad "Amiga¡le los Indios" que fundó don Manuel Amunátegui, 'fundador también de este

En 1869, graduado de doctor en ¡letras, le fue confiada la cátedra de litera-cara antigua y extranjera, que más tarde dio lugar a la formación del curso de li-

t tcratura moderna. Muchos años regentó «1 doctor Seoane la cátedra de literaturaclásica y antigua. En 1872 se recibió de abogado.

En el año 79 era el doctor Seoane síndico del Concejo Provincial de Lima,cuando estalló !a guerra con Chile. En esa época tuvo iniciativas atañiente pa-trióticas que le valieron aplauso general. Por ese mismo tiempo fue elegido te-(tiente alcalde y asumió la alcaldía de la municipalidad ide Lima. Declarado dicta-dor don Nicolás de Piérola y tratándose de la reorganización de ¡las (fuerzas delpaís, el doctor Seoane presidió la asamblea que otorgó a Píérola facultades omní-modas y en seguida sentó plaza de soldado.

Cuando esta capital fue ocupada por el ejército chileno, el local de la univer-sidad quedó convertido en cuartel, haciendo entonces grandes esfuerzos e! doc-tor Seoane por sa''var íl archivo, y logró con la cooperación del doctor Enrique

r Cuzmán y Valle que los restos de la valiosísima colección de documentos te íue-I ran entregados.

Después de esto marclhó el doctor Seoane a Solivia, con el cargo de prLsecretario de nuestra legación, y alí estuvo, hasta que fue Samado por e!

; contralmirante Montero que se encontraba en Arequipa, quien le comisionó para.JEíJue viniera a Lima como agente confidencial para tratar con el plenipotenciariol,dc Chile. Las condiciones impuestas por' ésíe no pudieron ser aceptadas por el«agente confidencial peruano> y por este hecho, fue reducido a prisión y amenazadol'con la pena de muerte, que evitó1 la resuelta iní'srvención del ministro de gobier*

j de entonces, doctor Martín Du'anto.Vueíto el doctor Seoane a su<s labores profesionales en 1884, fue a Ohile para

lífender ante 'los tribunales arbitrales de Santiago los intereses de ciudadanosfranceses que pedían indemnizaciones po1" abusos cometidos contra ellos en e!

por el ejército chi'eno. La intervención dtl doctor Seoanie en este ruidoso|.sunto fue brillantísima y .logró con su hábil ddfeosa que la acción que se venti=

. pasara del terreno judicial al diplomático cesando así la intervención del tri-a! chileno que habría fallado contra los intereses que defendía el inteigenitp

fisgado peruano.

Vuelto a Lima el doctor Seoane en 1886, fue llamado a desempeñar la carte.Íl de justicia, instrucción, culto y beneficencia en 1889, y allí, par su labor deBerma de '-as comunidades religiosas y sostener la tesis de que e!i clero no debía

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ISóLA REVISTA DEL FORO

LA REVISTA 'DEL FORO 187

considerarse desligado de la autoridad civi'l, tuvo que sostener viva lucha con i(¿elementos clericales. En esa misma época, defendiendo los fueros del Patronalldejó sin efecto las bulas que preconizaban obispo de Puno al señor Medina, cofiShaber éste jurado el cargo con ciertas reservas que no aceptó el ministro

justicia.Habiendo hecho renuncia de !a cartera de justicia en 1890, fue nombra-'í

do el doctor Seoane enviado extraordinario y ministro, plenipotenciario del PesHsu el Brasil que por esa época se había constituido en república, habiendo desa "í-rrollado -en ese cargo una labor intensa y altamente benéfica para los intereses l'í

del Perú.En 1892 fue nombrado con igual carácter ante los gobiernos de la Repú> J(blica Argentina y- del Uruguay. Par este tiempo escribió una importante monoV"^grafía que insertó "La Tribuna" de Buenos Airéis con el títlulo de "Cesiones terrüStoriales y plebiscito" y qué está reproducida en el tomo V de "El Derecho" <k-í5

Luna.De vuelta a esta capital en 1894, fue nombrado auditor general de guerra. §•El señor Seoane qué desde que se inició en su vida ciudadana había f oona. ~-

do en las filas del partido civil, se apartó de éste en el año de 1895, paira afiliar'-1

se al grupo político que presidía el doctor Mariano Nk'oás Vaücárcel, con laifdenominación de la Unión Cívica. En 1898 fue miembro de la Junta, Electora! íNacional como delegado de las cortes superiores, y en 1902 volvió a ser elegí-,"-do miembro de la misma junta, suscitándose en este calngo ciertas diferencias:de criterio con el j e fe de su agrupación política, doctor Válcárcel, ,1o que deter-"!

miró su apartamiento de la Unión Cívica!El doctor Seoane ingresó a formar parte de la cámara de diputados emjc|l

año de 1903, como representante de la provincia de Ohaiicay.Ha sido además el doctor Seoane adjunto a los fiscales, conjuez de prime»'

ra y segunda instancia, miembro de la'comisión consultiva de neilaoiones exíé|rieres, del consejo superior d-e instrucción pública y ¡de la comisión reformadora!

de.los códgios penales.Tin el año de 1903 fue elegido por el congreso fiscal de la Corte Suprerr%

cargo que desempeñó con comprobada competencia durante veinte años, y erigí' que cesó en junio del último año, par haber llegado a! límite de «dad para estóí

cargos. -Dice uno de sus biógrafos al tratar de su actuación en el poder ju'iciaii"Durante veinte años ha vertido su inmensa versación jurídica, la caridad de-sucriterio y su espíritu de justicia, en luminosos dictámenes que registran nuestros;anales judiciales, entre los mejores y más nutridos que podamos exhibir en estó

orden".En 1908 el doctor Seoane fue nombrado ministro plenipotenciario ante e!gboiürno de Chile. Durante esta misión produjo una .luminosa nota defendie-n-jdo los derechos del Perú, que fue muy comentada y considerada como un imfot-l

- tente documento.El doctor Seoane ha sido autor de Un valioso texto de francés, otro de

dagogía, una monografía sobre el divorcio, un curso en dos tomos de literaturatigua, un manual del notario públicO; los códigos penal y de enjuiciamientos flgmateria penal con sus referencias y concordancias, leyes modificatorias y pi*235'

JU'diciales pertinentes, el código civil anotado, una selección en dos tomos de sus.fiscales y el foJleto titulado "La Revolución de Julio".

Tales son a grandes rasgos los datos biográficos más -saltantes del distinguí*jo forense que acaba de desaparecer, dejando tras si un recuerdo que ha defer perdurable en la magistratura, en la diplomacia, en el foro y en todas lasRieras en que le cupo actuar y dejó el sello de su autonomía, d-e 5u talento y de§w -eotitud.

("La Prensa" dle'l 17 de Mayo de 1924).

DOCTOR.GUILLERMO A. SEOANE

-|= AYER ..EN ESTA CAPITAL

La muerte del doctor Guillremo Alejandro Sjeoane, acaecida ayer en i'staIcapital, a las tres y veinte minutos de'la'tarde, ha causado profundo pesar.R Con la desaparición dali doctor Secarte, fiscall jubilado de la Corte Supremade Justicia, sufre !a Nación irreparable pérdida.t. Desciende a la tumba tan distinguido hombre público a -'a edad de 75 años.: victima de -una fuerte neumdnia que adquirió en uno de tos últimos días dfe laIsitnana pasada'm-. Inmediatamente que se tuvo conocimiento del fallecimiento del doctor Seoa=>ex, se reunió el Colegio de Abogados y acoídó-lfl conveniente- para ¡honrar lamerroria de! ilustre extinto, habiendo designado al doctor don Pedro ' M. O!i-

iveira para que en nombre de dicha corporación haga uso de la palabra en e!lacio del sepelio.

La inhumación del cadáver se efectuará mañana a .as 10 y 30 a. m.t Del Diccionario Biográfico de Peruanos Contemporáneos de Juan Pedrojj?az Soldán, tomamos los siguientes datos que corresponden al doctor Seoane:

Nació en Lima en 1848. Hizo sus primeros estudios en París.'En 1865 fue¡jotnbrado adjunto de la legación en el Brasil y poco tiempo después secretariope la misma.m,: En 1866 se dirigió a los Estados, Unidos y estuvo estudiando para ingenieroen Filadelfia.fe En 1867 regresó a Lima, ingresó a la Universidad y siguió los cursos, rde la facultad de jurisprudencia. En 1869 fue nombrado catedrático de lit'eratu-Ka. antigua en la: facultad de letras y allí reemplazó al conocido literato,. Pedropfaz Soldán y Uñarme (Juan de Arona). En 1872 se recibió de abogado,B;.,:En 1872 publicó un.folleto sobre la revolución qu; estalló en julio de aquelJ|ño. - : - .. ' • . -

:En 1879 fue síndico de la municj-paáidad de Lima. .Ese mismo año fue.!de de la misma ciudad. En 1881 fue secretario de la legación del Perú en

ffip.ivia. En 1883 fue elegido senador suplente por Lima, en el congreso- de Are=

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í̂ í̂ ^^ t̂̂ ^ l̂¿ísá-™«i. y se 1

LA REVISTA DEL FORO 189

£ 1908 fue notado plenipotenciario en Chile. Ha sido también plenipo-

tenciario en e! Brasil y diputadoFue autor de "Lecciones de

1 ("La Crónica" del 17 de Mayo de 1924.)

PERDIDA IRREPARABLE' !"-^-i3'

SEKOR DOCTOR GUILLERMO A. SEOANE

-|. AYER EN LIMA

Cuaado parecía no haberse extinguidlo todavía i«l eco de los férvidos eCogiosfque recientemente le tributara el país entero en oportunidad de su jubi'lación, por,:medio de! periodismo y de la clase intelectual, y perduraba fresco el recuerdo,!de su vida de consagración ejemplar en la cátedra y el magisterio, ayer en estacapital falleció el ilustre jurisconsulto doctor Guillermo A. 'Síoane, patriota;ejemp.'aí y espíritu dotado de excepcionales virtudes cívicas a quien debe el país

múltiples fecundas enseñanzas.Pocas vidas más 1juminosas; más puras en su (fuente espiritual que ¿a de esfff

eminente hombre público que en la cátedra universitaria, en la diplomacia y 'ff i jla literatura, en el magisterio y la política, diera de continuo magníficos ejemplosde admirable talento, particular honradez y energía, y consagración perseveV

rante, captando por ello 'la general admiración y afecto.Ha muerto el doctor Seoane, aunque apartado por término de ley de las

arduas labores de la fiscalía de 'la nación, dueño de todas sus facultades intelectua-les, y en punto al noble propósito d;e proseguir 'la publicación y desarrollo demás importantes trabajos. Rodeado del profundo afecto de los suyos, este graíiciudadano baja a la tumba arrastrando la unánime ionsideración de sus conna--cÍGrjaleSi y despertando en el país un cálido y sinctero sentimiento de anifwgupues se vé desaparecer con él uno de los hombres napreseníaitivos de! país quflpo honrar en los importantes cargos que desempeñara dando siempre ila'Jbella nota de alta capacidad y profunda honestidad moral.

Varia y fecunda, la obra del doctor Seoane ofrece vasto campo de estttVase con él una figura digna de depurada exégesis. Y sin duda ninguna}!su muerte experimenta el1 país muy grave pérdicla, pues estaba clasificado <

lino de aquellos irreprochables ciudadanos capaces de honrar la más eminente na-cionalidad.

Juan Pedro Paz Soldán, en su libro "Peruanos Contemporáneos", traza enesta forma ,1a interesante biografía del docto* Seoane iI SEOANE, GUILLERMO ALEJANDRO—Abogado.—Hijo del doctor

Buenaventura Scoanc y de la seño'ra María Abefjlafuentes de Seoane.—Nació ena u;! 25 de Junio de 1S48.Llevado a Europa, niño aún, recibió en Pa~ís la instrucción primaria y

Lana

su;

Estáñelo a cargo de su padre la .representación diplomática de! Perú en elBrasil, fue nombrado en 1865 adjunto, y poco después segundo Secretario deja referida Legación.

'A principies Ce 1866, recién establecida la Dictadura Prado, re>wó a todosios agentes peruanos en el extranjero. El Ministro en el Brasa'.' trasladóse a Fi-¡adrifia ÍEE. UU. de Norte América) en uno di* cuyos establecimientos es-ipecia'istas hizo • que su hijo aprendiera estudios de ingeniería.m En 1S67, ya en Lima, matriculóse éste en la Facultad de Jurisprudencia.

Después de sus exámenes de primera anualidad universitaria, contriaj'Onupcias con doña Natalia García, hija del marino español don Andrés García.

Por esa época, fundaron ila sociedad "'Amiga de los indios" el propietariode "El Comercio" don Manuel Amunátegui, y otros fi'ántropos, con el objeto deprocurar !a rehabilitación política y social de los aborígenas peruanos, difundierado entre ellos 'Ja ilustración, defendiendo su's derechos y combatiendo a sus opre-sores—j£i estudiante fue Secretario fundador de esa Sooieda;d) y tuvo a su car •gola sección "Indios"' que para contribuir a la propaganda creara Amunátegui enaquel diario limeño de gran circulación.j Manifestóse tan eficaz el impulso de la extensa agrupación con sucursales

¿ea todas Jas provintiasj que inspiró rece'os en ''a 'políbica má'itante; y alos 'dos años de su existencia, impidió el Gobierno que continuara 'funcionandojjj, Poco más tarde luego a Lima el personero de Cuba, Va'tente; y Seoane, jun=

i"; . tocón don Pedro M. Rodríguez, al frente de otros universitarios entusiastaspor ¿a ca-jsa de la libertad., tomó parte activa en las manifestaciones públicas queoriginaron el reconocimiento prematuro po>r el Perú, de la independencia de laiifleva república.

A fines de 1869, ya graduado de doctor en la Facultad de Letras, se !e con-a cátedra de Literatura Antigua.En 1872, x recibió de abogado ante la Conté de Lima; y poco después, optó

Irado de doctor en Jurisprudencia.Acababa de iniciarse en la política, afiliándose en el recién creado -partido

él, cuando se produjo >la dictadura, en breve sofocada por el pueblo, del Minis-.Guerra coronel Tomás Gutiérrez.

E. Escribió entonces su f oí'ero "La Revolución de Julio" en el cual relataH| pownenores las escenas de esa tragedia de cien horas, hasta el bárbaro colga-Réato y combustión -en una pira, del caudillo y dos de sus hermanos.

folleto, aplaudido por la prensaj dio margen a polémicas en las que, ía!-! la verdad, pretendieron a'gunos vindicarse; y el Secretario General del

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LA REVISTA DEL FOROLA REVISTA DEL FORO 19Í

I

0 Fernando Casos, se vengó, publicando algunas seudo novelas histó,:ricas en «n« calumnia., entre otros personajes, a, padre de quien severamente i«,;pumo su complicidad en aquella «be.ion. _

Siendo miembro, del Concejo Provincial o

Al finalizar él afio 1879 fue e"'egido Teniente Alcaide; y por la ausencia d||Alcalde doctor Manuel M. del VaTle, hubo tarnediatamente de "hacerse cargo d«'

pW'StO.La situación era en extremo grave.—El ejército chileno avanzaba y !ós

•defensores de la República no recibían los indispensab'es auxilios para contril"'

rrestar su marcha.; , : . Cuando 'llegó el momento de armarse en delfensa de Lima, sobre cuya ciudadsi dirigían las fuerzas invasoras, no se ',e dio rmndo alguno militar, cuaj a tatitosabogados y comerciantes, sino que vistió la blusa de soldado de Reserva y sentó 'I-'plaza en el bata'lón del doctor Francisco J . Mariátegui, que: en los corredwes r-ÍSd« Palacio de Justicia, aprendía movimientos militares, bajo la dirección del cri-

•tonces coronel Isaac Recavarren.Proscritos el Presidente García Calderón en 1881 y a po_o de asumir «.1e>L

}j,jercick> del Poder Ejecutivo, el Vioe-Presidente Montero, los delegados de estéril• ofirecieron a Seoane quien por no defender ante los tribunales chi'-enos habían ce.C 1.rrado su buíete de abogado, el puesto de primer Secretario en la Legación de;Perú, servida e^ Solivia por el doctor Manuel M. del Valle.

La legación peruana en Bolivia, tenía como objetivo primordial el manten.v|.miento de la a-'ianza que a todo trance esforzábase por 'romper la Cancillería AtMSantiago.—En .La Paz, desde Marzo de 1882 hasta Octubre de 1883 ya como Se-:dretario, ya como Encargado de Negu^ios, Seoane colaboró en e>l buen éxito'le la misión, tanto más difícil cuanto que muchos personajes conspicuos del mti-

, nio país, seducidos por arteras promesas, pretendían ejercer influencia deslealsol/re el caballeresco presidente Campero y sus ministros.

El Congreso de Arequipa reunido en 1883 lo eligió senador suplente por,?1:departamento ae Lima: no se incorporó, par considerar el. Gobierno más útfe-SILTS servicios al frente de la Legación que ábrante esa legislatura quedó

cargo..En aquella época, hallándose ausente de Bí/twia •eü representante de España»

Seoane aceptó e! patrocinio de los subditos españoles; y en reconocimiento de,'3?gunos- útiles servicios, la Reina Regente distinguióle can el titulo de ConiendaÉt

de la Orden de Carlos III.Reabiertos los tribunaTies peruanos, volvió él abogado a sus labottjs ordinarias |

, forenses, hasta fines.de 1884 en cuya época dirigióse a Chile.—Con el objeto de,,;resolver sobre reclamaciones extranjeras ocasionadas por abusos en el Peni de j

, las fuerzas invasoras durante la guerra tripartita de 1879-1883, se habían estable' icido en efecto Cortes arbitrales -en Santiago; y defiriendo a recomendaciones í%|Ministro de Francia- marqués de Taltenay, aceptó la defensa en, dicha es****de ciudadanos franceses, cuyos pedidos de indemnización excedían de .«S

llóti y medio-dg soles.En 1889 cerró nuevamente su 'bufete por haber aceptado durante el1

:-,0 de Cáceires, en el Ministerio presidido por e! doctor Pedro A. del Salar, la¡Cartera de Justicia, Cuito, Instrucción y Beneficencia. >

Refiriéndose a la instrucción expuso en ;a memoria que presentó al Coru|reiO:

I Conviene disipar a todo trance el acentuado desnivel de los aborígenes, quesajada aspiran porque nada saben, jque no tienen idea de la nacionalidad comúnalas razas -de un mismo territorio, que'ni siquiera hablan el idioma oficial de-laí'Repúb'ka, y sólo han recogido de nuestra civilización, no sus progresos, sino^os vicias del egoísmo de la embriaguez y deí más absurdo fanatismo. . • • ' • " '

; "Considerable es el número de distritos que, por falta de recursos no sos-Ken escuelas; y las relativamente escasas que hoy funcionan, con excepción de*ac de la capital y otras pocas, carecen de útiles que hagan eficaz la enseñanza:¿e 'es .oreceptores cuyos haberes cúbrense, cuando se abonan, con suma irregu-[iriilad.—Escuelas hay cuyos alumnos se tienden en el suelo para trazar sobre

Rjxíivo sus ejercicios de escritura y aritmética.I. "En cambio, y gracias a la munificencia de pasados tiempos la República

'asienta una prosperidad falsa con 'los 23 colegios oficiales de instrucción media queRj funcionan y para cuyo Ifomento dedica un total de 200,000 ao'e.s poco fnás oSai ¡os.í "Débense aplazar 'las necesidades de segundo orden, mientras satisfechas

"as eitér. las que tienen el carácter de primordiales y urgentes.—Es para ello pre-.fl'so que dediquéis a las escuelas, entre otras, rentas, las que hoy absorben iosColegios oficiales de instrucción media; y permanezcan éstos, en cada departá-'nitnto, fransitoriamrtit'e clausurados mientras !a instrucción adquiera base firmeHjodos sus distritos, vivificando así con el caíor del desarrollo intelectualleíanto hoy se encuentra inerte e insensible".f Más tarde, el Ministro fundó una "Sociedad de Instrucción Primaria", ini-

rartdo :a. reforma que -en parte se ha implant'ado ya, para independizar de losM'iricipios a las escuelas y dejar a éstas b.ijo la vigi'ancia de comisiones esipe-

Ijjíks que hoy forman los Consejos Escolares.E: Dimitió la Cartera en Febrero die 1890 para aceptar el cargo de EnviadoExtraordinario y Ministro Plenipotenciario en el Brasil, pueblo que al constU

..luirse en República, acababa die prosprifaír ai' Emperador don Pedro II.H"A su paso por Buenos Aires, al trasladarse a Lima, con licencia, el Minis=

jlfo <íe Relaciones Exteriores y conspicuo, estadista doctor Estanislao Zeval'los.Hpanifestó la conveniencia de que la Cancillería ilimeña tuviese allí un persone-^Kara discutir sobre probables acuerdos satisfactorios.í; Por tal causa, el Gobierno del general1 Morales Bermúdez nombró en Enero

(1892 al mismo doctor Sécame^ conservando éste su puesto en el Brasil, Envia-:traardinario y Ministro Púenipotlenoiario en aquella capital y en la del-ny.

.

tf;ÍOT esa época, fa"eció la compañera que durante un cuarto de siglo ilu-Bara el plácido hogar del doctor Seoane; y éste, a poco, volvió a su puesto enBrasil.

'e regreso al Perú, con 'licencia, en Diciembre de 1894 y traídos los sagradoshasta entonces depositados en Buenos Aires, hizo de su cargo diploma-

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LA REVISTA DEL FORO 193

LA REVISTA DEL FORO

tico la renuncia que fue aceptada, expresándole el Ministro doctor Manuelgoyei- su "part'icular sentimiento por ver privado a la Cancillería de uno de

mis dignos colaboradores".Días después, abierto de nuevo su estudio 'de abogado, nombrósele AuditorGeneral del Ejército, y luego ofrecióle el presidente, 1- cartera de Gobierno, es= - jÍ~-,H,, ;.., Hn ,jas cercanías de Lima las tropas de la coaúción cívico-deimcrática' W"">1 *« * Cort»

en Chite y

s e aera actualmente Fiscal de la. Corte -

jas

Suprema.

("El Tiempo" de. 17 de Mayo de 1924) .

FALLECIMIENTO DEL DOCTOR SEOANE

Después de penosa enfermedad, dejó de existir ayer en esta capital, e! se-ñor doctor Guillermo A. Seoane, fiscal jub'iado eme fue da ".a nación. La muer-mu sentida en nuestros círculos sociales,

te del doctorte de ocor 'Seoane tendrá que ser muy s e n adonde se l.e estimó por sus elevadas cualidades morales, así como por su rectitudít, el despacho de sus altas funciones jurídicas. Muere después de haber dejado"una 'brillante estela que es un ejemplo para las generaciones venideras.

Del Diccionario Biográfico del señor Paz Soldán extractamos los siguientesr a la t'urcba.

datos sobre e n o a eNació en Lima en 1848. Hizo sus primeros

nombrado adjunto de la legación en el Brasil y poco tiempo después secretario

de la misma.En 1866 se digió a los Estados Unidos y estuvo estudiando para ingeniero

en Filade'Jíia.En 1867 «gresó a Lima, ingresó a la Universidad y siguió 'os cursos de'la facultad de jurisprudencia. En 1869 fue nombrado catedrático de 'literaturaantigua en la facultad de letras y aüli reemplazó al conocido literato Pedro PazN "C1" 1872 se recibió de abogado.

("Variedades" del 24 de Mayo de 1924).

LA MUERTE DEL DOCTOR SEOANE

Ei país acaba dt perdí"- xma de, .sus más altas y nobles figuras representar.!-Personalidad destacada ce la magistratura, del magisterio y del foro, el Dr .

Síoane, cuya vida se caracterizó tanto en to público como en lo privado, por sudiáfana austeridad, era umversalmente estimado. Este varón prec'aro acababaJe fecibi"' unciosa consagración nacional, al dejar las augustas funciones de laütcalia de ía Suprema—a Cas que tanto refieve supo imprimir — para retirarsea la serenidad de la vida hogareña, cumpliendo la ley de jubilación. Su ail'ejamian-b dfc 'a Corte Suprema, no. marcó, sin embargo de lo avanzado de su edad, elHmte de su vida pública. Pictórico de energías y en la plenitud de sus fa-.'oultades intelectuales, no se resignó el ilustre anciano a !a inacción y siiguió pres-tando a la vida jurídica nacional, desde el sitial de Decano del Co'egio de Abo-gados, el inapreciable concurso de <su talento, cultura y experiencia. En el de-

•• «empeño de este cargo y cuando trazaba a la institución un vasto plan dináimi*

jfco ha muerto el doctor ¡Seoane.| EL país entero se inclina, reverente, ante la fresca tumba de esta prócera

Augura de !a patria.; Los funerales del doctor Seoane revistieron pompa y solemnidad extraor-li&rias. Enorme nuicbedunibre — entre la que dsetacaban personalidades del

, de 'a sociedad, de la Universidad y del Poder Judicial — acompañó los, : v e r i r o , s restos hasta el Cementerio. Los doctores WasiHburn, Gliveira y U-fea, tradujeron en sus discursos, el sentimiento producido por tan irreparable

en el seno de la Corte Suprema, del Colegio de Abogados y de la Facu!-

'dc Letras.Damos información gráfica completa de los funerales.

esLem H"' - . efjor Paz saman c*-" , f si; Gobierno, ae '.a socieuítu, ue na. u-mvcioiuom j v... • -•- ~—¿-ionario Biográfico oei s ^^ ̂ ̂ .^ a -.a Vml,.3a. f f-VHierarrdo,S restos hasta el Cementerio. Los doctores Washburn, Qliveira y U-¡1 notable hombre puBU - > 1 estudios en París. En 1Z -a '« j í s^^ trajuj,eron cn sus discursos, el sentimiento producido por tan irreparable! Lima en 1848. Hizo SUS,P^ tiejnpo después secretano ^^ d? ^ Cort£ g ma> de) Co;.egio de Abogados y ^ fa Facul-

n. la itu-uiii.,*^. ^_án y Uñarme (Juan de Arona) . En 1872 se recibió uc a.̂ ,,En 1879 fue síndico de la Municipalidad de Lima. Ese mismo año fue ;a de la misma ciudad. En 1881 fue secretario de la legación del Perú en fio*

li'\ia. En 1883 fue elegido senador suplente por Lima_ en «1 congreso de A..1°Q/i f,,¿ a Chite corno abogado de ios ciudadanos franceses, perjwü-:• - .-—„ «hiiwms. EÍTI 1889 íuc'' ' \ a .

quipa. En 1884 fue a Chite como abogcados en la guerra del Pacífico por excesos de las- tropas chilenas.

míeibtro de justicia.En 1890 fue nombrado plenipotenciario en e'. Brasil, en 1892 fue ndo plenipotenciario en la República Argentina y en el Uruguay. En 190

eligido por el congreso, fiscal de la corte suprema.En 1908 fue nombrado plenipotenciario en Chile. Ha sido también

tenciario en el Brasil y diputado por Chancay. En 1872 publicó un ídteío

ju'jio de aquel año.Es autor de "Lecciones dle Literatura Antigua", 2 volúmenes

^"Mundial" de 23 de Mayo de 1924).

-|- DON GUILLERMO SEOANE

i/ Se ha ido un hombre íntegro. Uno de esos hombres que pasan por la vidalibrando admiraciones por sus virtudes y, en veces, también, rencores por suBud. Rara clase de tipos escapados a Plutarco, extraña varonía que reconfor-'exalta a cuantos se detienen a pensar en la escasa consistencia moral de los

pbreis públicos.^Naturalmente un hombre- así, pasa sin ruido. Si su nombre suena, culpa

t 'a admiración incontenible de algunos, porque él jamás buscará el .fácilpúblico. Huirá, por consiguiente de 5a reclaine, y será a .menudo unoscuro, a quien no se recuerda mucho para las.cotidianas complicidades

l vida_ ya que suena a anatema cuando se piensa en componendas y ajetreos

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LA REVISTA DEL FORO 195

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Inconfesables. Paira esto vi-ven los otros, los que no se detienen ante nadaante nadie, con tal de asomar la, mirada hambrienta sobre el tropel.

A don Guillermo Seoane nadie le recordará, apesar de sus virtudes y de su-integridad, si no hubiera tenido contacto durante medio siglo con la juventudEi'-la aprendió de él enseñanzas insospechadas, cuando el ambiente estaba ya enve="r.et.ado por la retórica y el desaliento, y cuando sesenta años de vida mendkan-'te, «os decían elocuentemente de la inutilidad de la 'rectitud ante e. desborda-miento de. los más bajos apetitos., La juventud tuvo un maestro verdadero enSeoane. Y lo curioso del caso es que no fue un maestro íj.nto en su cátedracomo en la vida. Desde el pupitre de profesor de Literatura An'vnrua, su palaíbra se deleitaba narrando las excelencias de '.a cultura griega, los caracteres de lásklras '-atinas, las natas fundamentales de la decadencia y el maravilloso florcc;ll|mt&nto de úos poemas indostanos. Mas, aque-1 '(fervor era nada en comparación---co-a el apasionamiento con que estudiaba los procesos encomendados a él, la seaí'Jreriidad de sus "vistas fiscales", la profundidad de sus conocimientos jurídicos ^y la inquebrantable rectitud ide su vida de magistrado' y de diplomático.

Está demás aquí su biografía. Los diarios la han repetido minuciosame-nce'^1a ríú;. de su muerte, y sería mezquina' ofrenda .en labios de un discípu'lo recordar llla fecha en que fue ganando, ascenso por ascenso, prestigios y fama. La biogia* <!

fía de Seoane es laboriosa y fecunda. Pero, para nosotros, para los que fuimos ídiscípulos suyos, en uno de loa últimos años que dictó sus clases en la Univeni- ';dad—el de 1917—'.a fisonomía del viejo maestro se concreta en anécdotas í útiles, '¿-en pequeñas circunstancias que la memoria conserva, porque icüas nos mostraron -a nuestros ojos atónitos de muchachos .recien enflautados con 'la vida, la recia -,.contextura de este hombre, que sin emibargo, tenía ternuras de mujer.

Era e! maestro a quien más respetábamos. Sin saber aún a punto f i j o cuál-'era su valor, -lo 'respetábamos con un puro respeto en el cual no había mezc'a de 'teir.or. Jamás Se dio e: caso de que en sus. clases ocurriera una de aquéllas épicasmataperradas que atormentaban a otros catedráticos, ni est'aliló la insolencia deun alumno. El gesto, la apostura, el tono misino de la voz nos infundía un carUñoso respeto. Su indulgencia ganaba al punto el corazón. Alguna vez, ''legaba';mos a clase sin haber sospechado siquiera cuál era el tenia de í_ia lección, confia-dos en nuestra buena suerte; pero, cabalmente ese día la voz del maestro nosllamaba a dar "paso". Y como no .acertáramos a .responder, optaba .prv la pre-gunta más franca que se puede hacer a un discípulo: "Dígame usted ..a vendad:hoy no ha preparado el "paso". . .Y perdonaba tranquilamente nuestra inaS-verttticia' sin un sermón complicado, ni ün reproche agresivo," seguro de "que a l ' -

^unirío que así trataba no volvería a cojerlo en falta.En una ocasión—y perdonado sea el' .recuerdo—un compañero nues

refería en clase de: doctor Seoane el argumento de la "Eneida",-y !punto de los amores entre Dido y Eneas, no sabiendo cómo referir u:so pasaje del cantó cuarto, dijo simplemente: "Y Eneas se entretúvtonterías . . . ." A lo que argüyó któediatamentie el maestro-. J'«A' su<¡usted a eso, tonterías?"" ' " ' - " ( " •• '•N"

Y así aunque ya cansado y' sin tieitipo para 'renovar su curso/rno'Seoarae hacía sus c'ááes amenas,-e'impotíía' disciplina silf apelarla

1

co'ares. Consciente de lo que hacía, en cuanto se sintió un poco más fatigadooara la enseñanza, se retiró de l;a Umveirsidad, casi en vísperas de que se esbo-'is.ru la revolución estudiantil de 1919, y la zarandeada huelga 'de seis meses.

Mas, las actividades características 'de Seoane son bien poca cosa, al ladojo ¡a labor pública. Como diplomático, basta recordar su actuación en Chile. Nisiquiera apelo a testirnonio'5' peruanos, que naturá'toiantfei lo enaCtecen. Apeio atestimonios chilenos, que tratan de desvirtuar su actuación. Cojo el insidioso li-bro de Julio Pérez Canto, y ahí mismo, se vé la vdluntad tenaz y la invariabilidadde decisiones de Seoane, cuando le tocó representar al Perú ante e! gobierno deSantiago.

Y más aún que su pasajera vida diplomática, lo que asombra, y subyugaes la tarea incesante de este hombre en el foro. En su labor ciclóp'ea en la fisca=lía de la Corte Suprema, ¡en su conocimiento total de nuestra liegisllación, y elcertero juicio con que penetraba al fondo mismo de los asuntos de que trataba.gus "vistas" son obra de consulta forzosa para '''.i;ui-tos trabajan o medran en losalrededores del Palacio de Justicia. Son puntos. Je vista, tan hondos y ajusta=

!jáos a la 'realidad, tan compenetrados de la esencia misma del derech», que no pue=lien faltar en !a mesa de ningún abogado.K Quizá, por eso mismo Seoane no tenía el ambiente que debió tener. Le so-braban corazón y cerebro. Y, por eso, a los setenta y seis años, jubilado en la fis-calía y en la cátedra, rodeado de la admiración pública que fuá a buscarte a su

:retiro y de! cariño juvenil que no vaciló en rendirle su homenaje; por eso quizá,llegó pobre a la ancianidad y estaba decidido a reemplazar' d=adie la Presidien-icia del Colegio de Abogados en una tarea renovadora, a intervenir, tal vez, enM vida del país, con un tesón y un entu iiasmo que nos asombraba a cuantos co=•nocíamos sus levantados proyectos. Iba a darse e! caso de un hombre en la ve=Jez, luchando a brazo partido con los mozos, porque se sentía con más- energías¡que nunca, porque su jubilación le atormentó mucho y le hizo sentv los años, de¡los que no se había dado cuenta absorto, como vivía, en sus trabajos.

; Las palabras están demás. Sería pecar de retóricos insistir en ía irreparabi=Igár! de esta muerte intempestiva. MUNDIAL, no hace un mes, abría su sec-Bn de "El Hombre del Día" con un reportaje al maestro, en tí cual éste expo-lia sus p'anes y transparentaba su entusiasmo. La muerte se ha llevado todo.So.; ha privado de admirar el magnifico espectáculo de esta luchador, que notemía a la juventud para competir <-on ella. Y nos ha dejado en el alma, al verloirse, tan sencillo, tan silencioso, tan pobre, la amarga lección que él calló toda su

- la inutilidad de ser un hombre íntegro.

• • " "' 'f / ; '; '" L. A. -S. '

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LA BEVISTADELFORO

labor internadjn huela más brillante y

üip-''tcr-as las c

C0á. Suave, :

y elegante en sus mo-;l; predisponía

AS exteí;

a srioridades no e

raimiento.

en su

creifw m »....->, ,fondo, manejaba los asuntos

tura, *j.e »• ,t amplio y tolerante a la

- -^^Stóssl™";™S^"-'̂ ""'"*«

LA REVISTA DEL FORO

guay, cu , „las situaciones, actuó con tino, cr>n ca^x.^—supo defender los derechos de la patria, sin consentir en mengucu.^, ,-v.*.r-nscabar, tampoco, en lo menor, el prestigio de su cargo, cuando LAS circur* ;

-••"""itnidad y su percepción de las cosas y de toa

"icil, delicado Jde Chile,

és de

í'¿' batalla, se afanaba en pactar con e1 la la paz, separadamente del Perú, en las¿jcioti-es que apetecía; y, por otro lado, de .realizar labor positiva de acerca»

Cierto v de consolidación, que propendiera a robustecer la resistencia común .y

-.- atemperar las pretensiones del invasor.Vencido el Perú y proscrito su Presidente García Calderón; anonadada y a-

fcj-quizada Bolivia, desde la derrota de! Alto de la Alianza y pcn efecto mismoÍ¿i»¡ las consiguientes luchas intestinas, que casi no le paralizan disponer de unf'so'o hombre: había necesidad, sin embargo, de organizar la -defensa, con los úl-Étitiios reductos, y de impedir :a conquista. E! Vice-Presi-de^te peruano, Lizardo!;Mo'"-ero establecido en Arequipa, atendió, con osos objetivos, Ca provisióix deHP^;lrn Plenipotencia en Bolivia, nombrando al doctor Manuel María de' Valle,fcotW' M..iist.ro, y'al doctor Guillermo A. Seoane, comt> Secretario.Ir" E! éxito que consiguieron nuestros representantes, en su misión ante el Go>*Rento paceño, fue compveto. Tanto el Ministro de Relaciones, Pedro J Zilve-I íi cuino el Presidente. General Narciso Campero, manifestaron y comprobaron, reí»tter;.das veces, estar ansiosos de corresponder a los sentimientos solidarios queBSédommaban en e! Perú. Desafortunadamenta no pudieron los mandatariosE bolivianos contener el alud de las fuerzas disolventes, que exijían la reconcilia-^ior con Chile a toao trance, alucinando el .sentimiento públkv cotí la quimera

JÉ puírio d>e Arica, en reemp'azo del litoral perdido.jjf-' Mariano Baptista, jefe y porta-voz de ese movimiento de opinión, llegó afe.elrar negociaciones de paz, sobre la base de aquella permuta^ en Tacna, elÍ»!ÍK. 82, con ¡el agente chileno Eusebio Lulo. Más tarde, a mediados del 83, cuan-fAa 'a caída de Arequipa ;a mano?, del ejército chileno, logró esa conriente popa»Sfit, que engrozaba con la proximidad de las tropas enemigas, imponer al Go-Enerno de! General Camipero, el envío de una "formal y solemne embajada" a

Bliilc, oara negociar directamente las paces.

: A! mismo tiempo que se nombraba esta misión, que estuvo compuesta de donApaisano Sa'inas v 'de don Belisario Boeto, partía con rumbo a Lima el doctorí-Seoane, como Agente Confidencial del Vice=presidente Montero, cerca del Ple-'aipcíenciario chileno Jovino Novoa para gestionar el reconocimiento del Go=perno provisorio y para conocer, al mismo tiemlpo, las conilciiones fundamenta-

^s de paz que se ofrecieran al Perú y Bolivia.l El doctor Seoane comenzó resueltamente sus gestiones apenas llegado a 6S«.•capital; pero, desgraciadamente, no pudo proseguirlasj porque el Plenipoten-"io Novoa le manifestó, desde un principio, que no entraba en tratos con el

i-.prcsideiite Montero y que ya estaba, además, en arreglos pacíficos con losffsen.antes del Gobierno de Cajamarca, cuyo jefe, el General Iglesias, se en*jtraba en el vecino puerto. Acto continuo fue reducido a prisión, e! doctor Seoa-ípor la policía chilena. Se le acusaba.de conspirar en contra de los acuerdosC se estaban tramitando, para la suscripción del pacto del 20 de octubre. Y

después de haber quedado éste perfectamente concertado, fwé puesto en"tad, bajo la garantía de los ministros de Ig'esias.'Terminado el estado de beligerancia con Chile, disúeko el Gobierno de A.,tipa y acatados por Cáceres, el 2o. Vicepresidente constitucional, tos hechos

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LA REVISTA DEL FORO 199

IOS

consumados cesó la misión de Seoane en Lima y se hizo, al mismo tiempo, inr,e¿

cesario su regreso al altiplano.Distraída, primero, Bolivia, por Chile, con sus mentidas ofertas y engaño- í|sas promesas, y desahuciada, más tarde, en sus anhelos portuarios, apenas íirJ'-ímado ei tratado de Ancón, no había ya labor especial que reailizáv, con aquelk TSRepública, en el orden internacional. Los ministros chilenos Aldunare y Verijigara Albano habían manifestado a los agentes Salinas y Bosto que a Cfaiiie njJMle era posible negociar -las paces definitivas con Bolivia, sobre la base insustiSflmíble de un puerto propio para esta república, porque, posesionado ya de Taraítlpaca, rio '.ba a romper, para ese fin, la continuidad de sus costas; ni podía,'-tampoco, darle salida por el extremo norte de su litoral, en razón de que el Tra-iStado que acababa de firmar con el Perú "deferia a un acto ulterior, de resiilía-Tídos abso'utamente inciertos, la adjudicación del dominio de aquellos territorios",;!!no pudiendo. por tanto, decía el cancil'ier chileno, "conferirse a Bolivia un títifjíf

lo de que Chile mismo carece".Con ¡el íatal desastre de la guerra y con la consiguiente ruina privada y pú."|Mica del ¡jais volvió el doctor F.teoane a sus antes iniciadas labores forenses. Perq^a poco dt recomenzadas, la Legación francesa solicitó sus servicios para que sos»""t'uvkse, ante las Cortes arbitrales establecidas en Santiago, la procedencia de k&sreclamaciones, presentadas por -los ciudadanos franceses, residentes en ti Perfilcon motivo de las depredaciones y violencias ejecutadas, en territorio peraiui||por tas fuerzas chilenas de invasión. Entonce!» tomó a su cargo el doctor Seoañlíun importante papel, que hubo de desempeñar en el mismo Chile. Y, aunqut ,fue a ;se país sin carácter oficial, a ejercer sólo una función privada, no dejjHremos de rememorar su labor a este respecto, tanto po.r la forma brillante en qíífese. desenvolvió, cuanto por referirse a la dilucidación de cuestiones de pr:domS

nante carácter internacional.Celebrada, en efecto, una Convención de Arbitraje entre los gobiernos dfiFrancia y de Chíe él 2 de noviembre dle 1882. para qtt? un Tribunas', compues^to de miembros designados por ambas partes y por S. M. ¡¿\ Emperador dst<Brasil, se encargara de resolver acerca de las reclamaciones antes indicadas;reunido ese Tribunal, a fines de 1884, el doctor Seoane hubo de elevar su voe¡|ante él. para poner< en evidencia todos 'los atropellos y actos vandálicos que ha¿í|bían cometido en territorio peruano, contra poblaciones indefensas, los «jérci-Hítos desenfrenados de Chile, aún autorizados, incitados y consentidos por sus au-jj

toridades superiores.Desde la primera audiencia, en la que el abogado chileno, don Jasé Eugenió.I

Vergara, pretendió tachar el valor probatorio de los documentos presentadoseil doctor Seoarie alegando que no inspiraban ifé, par estar suscritos por peruanqs,ges decir, por personas que, según aquel agente chileno pertenecían a un paíg"cuya inmoralidad es incontrovertible", reveló el doctoir 'Seoane todo el temp'.ede su alma de patriota y la altivez de su sangre, respondiendo a aquel valetudma-írio: "Menos incontrovertible es la inmoralidad del país que adorna sus pase*fcpúblicos y sus casas particulares con objetos de arte saqueadas de Lima; asícodiÉla ninguna hidalguía del anciano que me hiere, suponiendo que, por noaquí compatriotas y ser chileno el auditorio, iba a dejar de protestan, en nomKj

de la nacionalidad peruana, a la que rae enorgullezco en pertenecer",. HermosasLíra :e-s que, por sí so'as, asi como por los momentos y circunstancias en que fue-: ron vertidas, constituyen un timbre de gloria para la memoria de quien las

i 'pronunciara.' P El Tribunal suspendió sus sesiones públicas, a causa de ese incidente, .y acor.

< jló para lo sucesivo, la forma escrita en los prooedimienitos.Seoane publicó entonces, en oposición a" la defensa chilena, un Contya-me-

ímtfámlum, que es el alegato histórieo-'legal más acabado, por ei mérito de su doa.Éirina jurídico-internacional y por la abrumadora fuerza probatoria quie coatie*-

• de todos cuantos se hallan editado, sobre los cargos que la civilización tiene

-pendientes contra nuestros vencedores de ayer.Expresando el Memorándum chileno que no tenían derecho "los ciudada'iios-

' neníanos o bolivianos para ser indemnizados, por los perjuicios que hubieran su-rfrido en sus personas o bienes, por actos de la armada o del ejército chileno",y ciue, en consecuencia, también carecían de esa facultad "los subditos de los Es-tacos neutrales, domiciliados en territorio peruano o boliviano"; hubo de co-

í-Juenzar el abogado peruano por ¡hacer ver, a la luz de los más claros principiosE derecho y de justicia, de los precedentes históricos y de las doctrinas juñdi=f'cas incontrovertibles, la inconsistencia del postulado que sentaba la parte contra»"•'- v la falsedad de la conclusión que desprendía.

En primer lugar, distinguió el doctor Seoa:ne 'o que es el domicilio civil,ajile comprende exclusivamente los derechos privados, y lo que es el domicilio po-'lílico, que se refiere además, al ejercicio de la función pública, pero que raoproviene propiamente de la residencia, sino de la ciudadanía; para de ahí dedu-

Lcir, lógicamente, que no se-podía equiparar la condición legal di» 'los nacionalesion la de los forasteros residentes, o domiciliados sólo civilmente. Estos, asi como

Ko disponen de las prerrogativas ciudadanas, están excentos de las cargas lega-Bfl.ue pesan sobre los nacionales. La confusión de ios unos con los otros, hecha•a-profeso, con e! objeto de desconocer, • sin taxativas, la potestad de los extran=iberos para acojerse a una situación singular, corno absolutamente ajenos a laRügerancia, era, pues, el más (flagrante absurdo.

t" Pero no sólo a derntolsírar ésto fue ej abo'gaido peruano. Con el más grandeKmio de doctrina y de saber jurídico, probó, también, que ni aún asimilando losBagaiijeros a los hijos del país podía sostenerse que no tenían aquéllos derechoHRiguna indemnización, por los actos ilícitos cometidos por ía soldadesca arau-|Ba. La guerra era una relación de Estado a Estado, de ejército a ejército,IB|K no convertía en adversarios a los individuos privados de ninguno de los ban-

; y que mucho menos, pan tanto, podía Ifegar a trasmitir esa calidad a losíádanos pacíficos de ios países extraños.

rf*I,os militares en servicio activo, exclusivos representantes de los EstadosHffifalientes, son ;os únicos que se encuentran sujetos a los rigores de la con.

da, dentro, de las leyes de la guerra. Los civiles, sean naturales o exitranje-v sus bienes y propiedades, deben permanecer libres de toda hostilidad. Poriaños que experimenten les compete el consiguiente reintegro. Únicamente se'ptúan de esta compensación los que hayan sido efecto propio de actos lí=;de la beligerancia, y no excepcionalmente rigurosos, con relación a las ca-

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LA REVISTA DEL FORO 201

I

r

iamidate ordinarias que lleva consigo la guerra. Tal fue la tesis que planteó ¿jfl

doctor Seoane ante el Tribunal de arbitraje íranco=chileno.A.hora bien, agregaba nuestro recordado conlpatriota, si la aludida reparación •

ande, e:i derecho, a los miembros particulares de los países enerni«j5!;

~-:~ AP. ios subditos de ¿as naciones neutrales5"os fusilamientos, reslí

perpetración de esosmayor abundamiento

seguida, la

actos íde la

is deGobierno no era;. -vo-ó aún a comprobar que

jde

eí Estado; por

de haberpropio gobierno,

. • i . A ,rníi1iT/.O.

ían..**

ios exhibido,cotl infinitas testi

e los* inculp*«dad; y

todas aquellas extonron a .nec

de^ orden ̂ co¿ ,resp

ra evidente y su oWs é tiefflpo de la gue«a, ^le era evidente y ad uu.i.gov^,^.-ceses, residentes en el Perú, durante el tiempo u\. ^ 0_.sufrir las consecuencias de los excesos en que habían incurrido tas tropas cht

lenas.El Tribunal Arbitral, presidido por el miembro dirimente, Lafayetté :R."jPereira, nombrado por S. M. el Emperador del Brasil no se rocino, sin eiB'"-bargo, a favor de la elevada doctrina sustentada, entonces, por .si ahogado penii-ní) y hoy confirmada, por los más recientes acontecimientos históricos de la Eu-ropa. En esa virtud, ideó el doctor Seoane, hábilmente, el recurso delas reclamaciones francesas del conocimiento del Tribunal, para impitlsafajpor la vía diplomática. En el curso que luego siguieron no tomó intervetjajjninguna. Se contentó, según su acostumbrada honradez, con sentar la tesis "veri2-:dera y con suspender su defensa apenas se enteró de la parcialidad del JutakD&jo, también, así .frustrado el plan que se habír •propuesto Chile, al asegurar*'•)

la mayoría que le daba la delegación del Brasil. í,

•-aoTdi.nario y Ministro Plenipotenciario ,ante aquel país. La labor qiw allí realizó

C3 de ¡as más destacantes en nuestra historia diplomática.E! abandono en que se había tenido aqueila Legación, durante muchos años,

había dado lugar a un dtfstanicjamiento monai con esa nación. El doctor Seoane:;0gró .estrechar los vínculos ya algo relajados, despertando grandes simpatías'•¡v favor díe Perú y marcando el comienzo de una nueva íaz en nuestra política

C0j, la flamante república. Consiguió, ils-sde luego, que se suscribiera el Coruve-rn¡,0 cüb-re libre ejercicio de las proíesiones ilberaúes que había formulado el Con*yjreso die Montevideo de 1888-89 y que perniaiñttía sin sUr incorporado a la le--.••gisláción positiva del Brasil. Logró, >en seguida, arreg a~ satis(factoriamente la: cuestión fundamental, en aquella época, de nuestra vecindad, que daba motivosla frecuentes disputas y rozamientos enojosos: la referente ail tránsito por lasI fronteras y a la navegación por 'los ños de la zona oriental.• Abrogado el Convenio de 23 de octubre de 1851, que establecía que !as mer-íraderías, productos y embarcaciones que pasasen del Brasil ai Perú o del Perú'•• al Brasil, por los ríos y fronteras comunes, estuviesen exosntos de todo y cuales*l^uier derecho, impuesto o alcabala, a que no estuviesen sujetos, iguales productosí del propio territorio; y solo restablecida esta franquicia por un mero reglamen-feto provisorio, de 31 de diciembre de 1858, las autoridades brasileñas de Manaoa|;no s; habían sentido incapacitadas para, cobrar un gravamen sobre todos ios?• productos peruanos que, por el curso del Amazonas, saúisron al Atlántico. Es=tí.ito había suscitado diversas reclamaciones peruanas que nunca habían llegado

fa ser atendidas convenientemente. Con el doctor Seoane desaparecieron talesKficu'taíks. Reconoció el gobierno fluminense la improcedencia de las contri-.•buclonef recaudadas, iniebid,a¡mente, y se allanó a efectuar ¡la devolución de ella?.líPúbose término así a una embarazosa situación, que estaba entorpeciendo el co-¡•mercio y causando positivo daño a nuestros connacionales.I Y para impedir !a repetición de tropiezos semejantes, en la marcha armó-ínica de nuestra .cordialidad, celebró, a la vez, un nuevo-tratado de comercio y na=cvtgación, con fecha 10 de octubre de 1891, en el que, dándose cabida, en favor^recíproco, a los principios más avan?ados de la jurisprudencia, internaciona!,|se estableció la libre navegación de los ríos comunes y de sus afluentes; la exo-|ileración de todo impuesto a los productos peruanos o brasileños que se transpor»Atasen por él Amazonas; la exención de '.registros, de gabellas o de fianzas por e1!«trasbordo o tránsito de mercaderías peruanas del Atlántico al Perú o del Perú|,al Atlántico; y la nivelación de los c'arechos de importación y exportación para¡Sgel comercio peruano o brasileño del río Yavari. Quedaron así cimentadas 'lasBlp'"»iies de nuestro intercambio comercial con el Brasi1.f Respecto al problema de límites, que aquiel entonces se hallaba en suspen-Kf>, sin resolverse todavía !cln su totalidad, y qué aún comprendía la mayor par*

¡fe de la hoya amazónica, regada por los .ríos Yurúa y Purús, no tuvo necesidad| doctor S'eoane, en 'este primer período de su gestión diplomática, que se ex"_

üdió de 1890 a 1894, de realizar ninguna negociación. Vigente el tratado del., celebrado «ntre don Bartolomé Herrera y el Caballero Da Ponte Ribeyro, en,:<|Ue se demarcaba la frontera en e! Yapurá y en el Yavarí; terminadas de fi«', en 1874, los marcos a 'lo largo de la línea fistip-u'lada; aprobadas, ese mismo

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que anuncian progresos caluchas

ISardía «n ̂ 'la del eSplrtU

áucidad del cuerpo ««tante el largo tiempo vivido eiCkáe una radiante vida espiritual.estuviera en frecuente contacto coatraídos por su bondad acogedora >

siva y simpática. El eraravilloso impulso optimista que^dentales con la perspec^aco,m,o la .«jor garanta de sucio de! ,« íué labioso arqui acto

Como los griegos al incorrubres, pudo llamársele H justo

hs por mi gran idlea:1

.̂ a¡lert° y ^cido a pesar de fe ca- 'n inefable la de experimento no obsljoven v cr«|dor que atestigua 5a prese||

^ ^^ hasta ̂ Úkim0s ̂_ -^ .̂ a é; nüsteriwsame¿¿

- J á lia penetrante, compre^,¿ indicadón acertada, d M

acción y resarce de las caidtfesperanza. Aíií estaba, en efecto,

U P ^ ̂ _ • ^P poseen ̂ inequívoca mil

í *^ ̂ ^ ̂ ^y ^ ciu,dadan0s y de hOIfeAnstu.es.

LA REVISTA DEL FORO 211

El espíritu del jurista.

Valiosa, la obra jurídica realizada por Seoane en su condición de magistraldo. Obra extensa por su duración en el tiempo e intensa por la cantidad y3|selección del esfuerzo mental que acredita. Durante treinta años produjo comoPisca! lie la Corte Suprema '.os más notables •dictámenes, ilustrando de modo de-cisivo el criterio judicial-. Revelan ellos .en Seoane una rica versación en lamas.""teria jurídica, e'n los derechos históricos, especialmente el romano a cu=yos textos elásticos y sentencias acude con frecuencia, y el canónico que tan?apreciable participación ha tenido en las codificaciones dg América. Igual era-'dicción en la legislación comparada que se encuentra en citas ¡frecuentes. lajaibre todo esto, sobre e": ebpüéndid'o acervo de 'la >niás imoderulzada doctrina y. dc»jrechos extranjeros, la aptitud filosófica para halfeír el legítimo espíritu de-los':principios esenciales del derecho, -sin los que ninguna construcción jurídj^Hperdurable; la intuición clarovidente de la justicia que anima al derecho y !cda energía, va'lor y sentido, ideal; la percepción nítida fruto de una estupendaclaridad me'ntaí para enfocar las ideas y las cosas y distinguir, ron acierto, *que es cíe lo que parece, la verdad .del sofisma, la prueba iracioiiiail de la -simple

dialéctica formal.

A sus condiciones de .fondo -se asociaba una eispecial capacidad .para exprí-sarse en ténuinos jurídicos. Espíritu literario y selieccionado, purista en :e':<

cir, era también galano como escritor. Su estilo, castizo pero sobrio, dedos breves y contados, convenía a la precisión que deben tener: las expresj-urídicas pues la ampulosidad y dif'l-uentia retóricas inducen a error osión. En Seoane la forma plasma con fidelidad el: rico contenido mental

d¿ una efectiva armonía.

1;««

Magistradb completo, Seoane tenía de su función concepto tan exigente co-T'ÍÍ\O el clásico juez inglés. I co informó su vida a ese concepto del hairrbre justo.'¡"Creyó, sin duda, como Platón que la justicia ete. virtud reguladora de te armonía'del alma sin cuyo concurlso toda apreciación de las cosas se perturba, y que de=

tie ser' asi1™31110* norma indeclinable de la vida. I aplibaudo en la vida la j,us-.'tkia distribuitiva que exige una constante disposición espirituail1 para dar a cadaEUHO 'ü 'suyo según ¡a clásica fó-rmul.a de Ulpiano, caminó tranquiío y fuerte'por tó efímeras dificultades que crean la pasión y el interés. Su intensa repu-í'tsáón de hombre justo surgía siempr.e dentro del mas enardecido debate judU'cial imponiéndose. Confiado un asunto a su estudio nacía ;la tn-anicjuilidad y ja.-confianza. Bastaba tener el derecho justo y él 'sería declarado. Espíritu cíe juez,|"ao concibió la vida -sino como una bella y constante afirmación de justicia.

ncs opiniones de Seoane sobre, materia penal.

Aun cuando es en la materia civil :en donidie se constata, señaladamente, el in-'menso trabajo de orden -Icgail y doctrinario que efectuara en su .langa actuación demagistrado, es siempre necesario anotar sus más tílsstacadás opiniones en la materiaSeñal que supo tratar con igudl pericia, ai bien su obra en esta rama .del Derecho

:'.es menos copiosa, y resaltante en .razón de que lia realidad jurídica del medioRacional ha sido siempre más pobre en-casos criminales de singular interés que'fermitan al jurista demostrar su eficiencia.

No vamos a hacer una exposición detallada de 'Jas opiniones de Seoane con[fepecto .3 las distintas cuestiones de 'la ciencia penal', en relación con nuestra ju=liípnidencia; sino tan sólo a tomar de entre e'lias algunas de lals más interesantesB dtmuestran el amplio espíritu doctrinario dal ¡ilustre magistrado siempre dís-"puesto a conci'liíaír ¡as exigencias del derecho escrito por cuya integridad debenfear los tribunales, con la 110 menos imperiosa de la justicia natural humana:qu; exigen inuchais veces la aplicación fúexibíe y humanizada del derecho v nop rigk'.a y mecánica interpretación del texto escrito. Seoane consideraba en todaBu importancia el hecho de que entre la ley abstracta y generad y los hechos yfifg'odos humanos que presenta la inagotable realidad de la vida, se encuentrapjtez que es el encargialdo de relacionaríos con tino y sabiduría. No ignoraba,jjtte el derecho se orans-forma ejecutándose y que adentro de la nueva sociología-jurídica paralela a un nuevo tipo de conciencia jurídica, el principio clásico y•arcaico de la interpretación (asada de la que 'ley culmina en el fetihismo jurídico,Üjtfeda reemplazado como afirma Genyi por el mais humano e integral de la libr¿pterpreíación cient í f ica del derecho.B* Sostuvo, así, en numerosos di-ctámenes la doctrina jurídica que des:le la é-foca de Becaria autor de Ha gran obra de humanización del Derecho Pena! enpvor del delincuente, establece el principio pro reo por oposición al pro-socicdad

-tes imperante, principio que no significa la consagración de la impunidad ni lacón de la necesidad práctica a -que obedece la sociedad al defenderse del

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LA REVISTÁOSLA

Fstado No se prendió di*»o la del nuevo Estado. se

fó,rn-,ula pletóscitark tripartlta del^ * J.̂A\ ̂ r±út Se U i«Pue- f ̂ t±¿ inS^ble para M|

francamente, como cosa-.,

, paces « ,--— de TTperí ̂ e ̂ ̂ T Agllas paces, iv, _ ^ ^ „,„> ciuedo el reru, r rr,ntienda, se vis*

debía

LA REVISTA DEL FORO 209

klaa de que sirvieran uc feu-,,^ m».—ba en condicianes de satisfacer por el momento. Si se paciu v,. .„—inversa de los antecedentes europeos, como medio de rehuir, respetándose,voluntad de los regnícolas, un mayor desmembramiento, en que comenzaba a?r™

sar -al invasor.Con un claro concepto de las justas expectativas patrias y de la autonomíade los pueblos, para decidir acerca de su propia nacionalidad, y con una visióntío menos precisa de los medios de que se habría de valer Chile para detentarIr que no Je pertenecía, .procuró siempre el doctor Seoane ponsr en evi-denc^HBte la conciencia americana la justicia de la causa del Perú y los arteros medios-

de que s-e valían sus enemigos para socavarla.Dentro de la gran rotación, sobre cargos y íunciones, que fe impuso la -vi- >"da, por necesidad y exigencias ambientes, jamás desmayó en sus esfuerzos, itite.K ¡gerfcs y útiles, a favor de los derechos del Perú, de l:a respetabilidad de srts ins-Ej

tituciones y del prestigio de su nombre y de su historia. '-¡¡i, '•Por ello, y por haber armonizado siempre strs afanes patrióticos con u-naac'

tuacxir. ineorraptib'0. eo todos los órganos de la vida pública en que je cuoo actu«'¡pudo tener ía gran _at'isf acción, -acaso la más grande y la más honrosa quejuacompañar 1a despedida del hombre público, de ver juntarse a su rededor, enpostrim'erías de su existencia, al jubilarse en sus habituales labores proí^S-a amigos y a discípulos, a viejos y jóvenes, testigos, unos, de su {tesado sin icha y precursores los otrrvs del fallo de la posteridad, que fueron haciSBperegrinación inacabable, para aclatnatúo, modesto y sencillo, tipo y ejemplo,/

njíico, que debían imitar y seguir todas las generaciones. jf|

Pedro

m Espíritu Jurídico de Guillermo A.Seoane y sus opiniones en

Materia Penal

(Apuntes para un estudio).

: En wn'guna manifestación de su variada actividad se encuentra con mas fir-trazos el espíritu dfecipl'inado y vigoroso de Guillermo Seoane, como, en

S-a qua contiene su labor jurídica. Político ecuánime, dip'oniático sagaz y ceíte-•Kíscritor purísimo, pero, arate to:ío. jurista eminente, , en toda ?u obra se art~

la huella intensísima de su gran espíritu de hombre predispuesto por siii-Kllar prosapia espiritual a descubrir siempre el derecho justo y declarario.

La natura^za adecuó e'n él la!s condiciones físicas, morales y mentales 'd'elfu! jue^. tal como es posible concebí río a través de los cánones más exigeintes

'justicia abstracta. Recto y grácil., ponderados y j'.tsttK los ademanes y ar-s las actitudes; suave lia expresión del ro'sitro pero con suavidad que

Aparentaba no el a'ma frágil sino indubitable firmeza; timbrada la voz peroe, cortada y contundente la elocución: he allí en esencial esbozo su semblan*sica. Escasa o. nula importancia tendría ella si, como en su casp. no hubiese

I; admirable retrato externo ,d; un e'Fipíritu de gran relieve moral. Purísimaica, con albura de nieves perpetuas, la gran línea recta trazada por la vida

f)lar de este varón que demandé sin esfuerzo el respeto1 de todos por lo|o que ,a todos respetaba y mas aún por lo mucho que se respetaba .asi inis=|En•'as mas trascendentalles funciones que-el país encomendó a 'su efLcien-Hó aquella estela de luz que alumbra como un nimbo de gloria- a los quefon según e! deber. Toda su vida fue vida de trabajo intenso y variadt».cialmente dinámico y renovado, ya blanca la cabeza apolínea, conservaba to-;el espíritu joven y ágil, acogedor de todas las inquietudes y ía-s rebeldías

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i »<206

LA REVISTA DEL FOROLA REVISTA DEL FORO 207

hubo la más firme voluntad de no sufrir otra mutilación a más de la de Tara,

p;-cá.El plebiscito acordado con Chile sólo ofrece con los históricos antes anotaídos un único punió de contacto: el de tender a reunir elementos dispersos de uni

misma nacionalidad.Y por ello también, su presidencia nunca oodía concederse, como no se d5j|en lo;- ejemplos rememorados, al pretendido cesionario; desde que éste, sobre no-ser soberano de los territorios cesibles, habría de representar el repulsivo papel d¿elementos coercitivo. E.°to ¡nunca podía admitirse, como no se admitió ni aún'eülos precedentes incorporados en la historia del Derecho Internacional, a que a'iíL

díá el gobierno chileno.La designación del person-ad eme debía dirigir la actuación plebiscitaria, Va ;

s,e tratara de inscribir a los electores, de recibir ios sufragios, del escrutinio o déla proclamación de los resultados, no podía corresponder, tampoco, sino al Pe=

rú, que,, desde 1894, había recuperado jurídicamente su entero -señorío sobre TiB

tía y Arica.La posesión, por tiempo categóricamente precario, expresaba 'Seoane, tío sftfprolonga ni se torna indefinida por el arbitrio exollusivo de la parte qu¡a la disidí

íruta. "De lo ilícito no emanan derechos".En cnanto a la facultad de votar sostuvo, igual'mente; el doctor Sieoane, que"3

ésta no podía í.alir de los regnícolas. Tanto por el significado textual, como pot/íel etimológico de la palabra plebiscitó, puesta en el tratado de Ancón, era evidenlJte que '.an sólo podía concederse él voto a 'líos nativos del territorio cuya nació||na'idad se iba a definir. Ellos eran los que formaban la plebs, la plebe o el ya?-4

blo, que dio origen y significado a la institución; y los únicos, también, que jxfedían estar comprendidos en el término "votación pcpular", que prescribió el arttl

Culo 3o. del expresado pacto.Los extranjeros eran gente aparte. En la antigua Roma, al surgir esta'^Snía de sufragio, se encontraba aún excluidos hasta de la legis'ación civil común,Teníar-, un derecho separado, d'^into al de la plebs'. el jiw gentiun>-. En la igis-Ilación moderna, al asimilarse la condición de los extranjeros a la de 'os na-cionales, en cuanto a la vida civil, quedaron siempre aquéllos excluidos de todo :

lo referente a la función política.•El plebiscito, agregaba Seoane. es un derecho exc'usivo de soberanía,

cederles intervención en él a los extranjeros es atribuirles dominio sobre los qtt:simplemente habitan, autorizarlos a decidir sobre lo que no les pertenec; y permi«.tir que quebranten la neutralidad que deben siempre conservar en toda cont'kn-

da que no les afecta e¿i su estatuto personal.Los chi'enos no podían ser considerados como una excepción entre los ex-

tranjeros residentes. Cualquiera que fuese el resultado del plebiscito habría de

quedar idéntica su nacionalidad. jjjLas reminiscencias diplomáticas a que se quiso ícojer la cancillería chile

na, sirvieron de apoyo al representante peruano, para reafirmar todos los 3Jj

riere? conceptos.Quedó así desautorizada la teoría araucana; y a tí' punto que. aunqt^BConsultor Letrado, don Alejandro Alv'arez, pretendió, seis meses más tarde, reSi

Ir a' doctor Seoane, no ha vuelco el gobierno chileno a sostener su doctrina dej>ejjón simulada", como punto cardinal de su pciít'ica con el Perú.¡, Y al Acudir, recientemente, a arbitraje de Washington, .no obstante haber.Scho, en 1908, que le era imposible aceptar que se pusiera e11 duda, por tai me¿io,í;soberanía, plena y absoluta, que le había conferido el tratado de Ancón; y al>onK'terse a él, no para sancionar su postrer orientación, sino para saber si pro="cede o no, en las condiciones actuales, la realización del plebiscito, ha hecho una im-fjjcita renuncia de sus ideas de lustros pasados.p|; Este resultado se ha debido, en primer lugsu, & quienes, como al doctor Seoa-Htpafticu'larmen'te, han sabido destruir, coa cultura, con patriotismo y con ele-vacío'1 de miras, las ingeniosas argucias chilenas, defendiendo el endeble imperio|f 'a justicia en América y haciendo resplandecientes los derechos conculcados de'

|trú.Ifc: Ya desde mucho antes de ir a Chile, cuando estaba de ministro «n el Bra»sil; en 1894, había revelado el dcctor Seoane su pro-fundo conocimiento de nuei-•¡ro litigio con aquel país y su versación histórica y jurídica en las materias a élRíxas. En unos artículos que publicara el referido año, en Buenos Aires, con¡V tttu'o "Cesiones territoriales y plebiscitos", hizo ver, mediante el detenido es»Üttdio d'a pasado internacional de las pueblos, como no era licito confundir las¿sesiones con los plebiscitos, ai extremo de suponer a priorí que siempre que se"ractaba un plebiscito lo que se quería era disfrazar unía" eniajénacióm- No tal.

tópués de los tiempos remotos del absolutismo poltíico, en que los. Monarcas.'Supuesto origen divino, disponían a su antojo de los territ-orios que gobiernan.

J habían Anidado, -es cierto, un período, de más reciente daia, en el cine seJijeaba el veredicto de las masas para corroborar las mutilaciones previadamen-te

:iadas por los ya -míenos omnímodos jefes ¿b Estado. Fue la época del sur-liento de los principios democráticos, en la que los soberanos se vieron pre-dos a fingir respeto a la voluntad popular, para robustecer sus compromisosríes perdurabilidad a sus mudanzas. Eiooca transitoria fue esa, que no dis-

Jió, a pisar de sus adulteraciones, el carácter originario del plebiscito, ni el,|io significado histórico que le concierne. Si en muchos casos la cojisu'ta

voluntad c:udadana se produjo con la intervención del fraude, del escarnioisla violencia, para asegurar resultados preestablecidos a <íavor de un conquis»

ir, ésto lo único que probaba era la necesidad en que se estuvo de emplear|i medios, vedados, par?, simu'ar lo qu; debía efectuarse honradamente, sin ¡a

íencia de ellos. Esas viol?clones lejos, pues, de desvirtuar la índole de los ple-8'os, ia confirmaba; puesto que acreditaban la urgencia de un engaño, parafr aparentar lo que correspondía ad sentido verdadero de la institución: la e?>anea expresión df '2 voluntad de los aborígenes.pin Amé'nka nunca se haibían pactado plebiscitos internacionales, antes d-e', Los cambios de soberanía producidos jamás se han valido de -ese recurso,

pretendido corromper su significado. Las anexiones practicadas por loss Unidos, de Luisiana en 1803, de la Florida en 1819, de Tejas en 184-5,

nfornía y Nuevo Méjico en 1848 y de Alaska en 1867, no sie cubrieronJpnel revestimiento. Fueron claras absor«iones, en las que se dejó en libertadIjgpueb'os solamente para que pudieran optar entre su antigua ciudadanía

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LA REVISTA DEL FORO204entro los -dos pueblos" ; pero dirigidote, en realtóiald, a procurar, juntoconquista territorio-, vina amplia penetración económica. Tales lineamknt

- "' ' ' 'an señera;', que se trazó Ghi'je.—'~ 0,1 fnrrna concreta, ;

LA REVISTA DEL PORO 205

una I

\,v..«iuista territoria1., una ampua. ̂ . ..sntos y pro,

yecciones tuvo el plan general que se trazó Chile.Afortunadamente, cuando llegó a proponerlo en forma concreta, a fines di?

iiíarzo de 1908, se encontraba ya el doctor Seoane ejerciendo nuestra represe?., -t'íición diplomática, en Santiago. Le tocó a él, en consecuencia, hacer frente a to.!;

do este nuevo orden de pretensiones chilenas.En una cé'-ebr.e nota, echada el 8 de mayo die 1908, refutó el doctor"

Seoane. todos los puntos propue3tos por el cancililer Pu-ga Borne, en distintasconferencias y en su anterior coníunicación, y precisó, al m-iemo tiempo, el recha-" Szo de ellos, fijando la política única que1 podía seguir el Perú, de estricta obser. -'va.n.da del tratado de Ancón y -de absoluta prescin'deneia de todo mira i e econó=mico. La cuestión referente al Protocolo plebiscitario^-pendiente desde [e¿ ¿U83, no se puede enlazar, decía, ni confundir con otras completamente -extrañas •a la suerte futura de las provincias -cautivas. Lo únko que está en debate, agre- ijguba. es él -cumplimiento del ¡expresado pacto; y sólo una vez eliminado el pro» ¿blen-a de Tacn-a y Arica podrá pensarse en la celebración de otaros ajustes, dáSStinados a fortalecer las vincu'aciones industriales de los -dos pueblos. Para e-^Jatonc-ts debía guardarse todo lo reierer.te al fomento de la marina mercante, a|jsconstrucción de xm ferrocarril longitudinal y a las liberaciones y franquicias 'aduaneras, en que quería Chile involucrar las ficticias formalidades de un pie.>•'-

bitcito nominal.Puso de lado, también, el diplomático peruano, el proyecto de aumentar --i

el mtfr.ito de la indemnización a "dos o tres millones de libras -esterlinas", a íi-lvor de! Estado que no resultara favorecido en el plebiscito, diciendo, simple- Smente, (me ésto significaba una modificación del Tratado, donde sólo se ha«: ;

b'aba de diez millones de pesos o -de soles; y que su cargo tenía por objeto -pro.'curaír el ciimiplimiento de él y la no alteración 'de sus cáusu-las. Aquel aumentó''de!''gravamen pecuniario, añadía^ no podría considerarse, tampoco, por otoparte, sino como un nuevo sacrificio, impuesto -por una guerra que había ter-minado veinticinco años atrás, o corno un incentivo para que se convenga eula "venta encubierta de Tacna y Arica. . En ninguno de esto= dos únicos posiV.es:;

supuestos podia aceptarse la aludida insinuación.Pasó, ieii seguida, el doctor Seoane, a refutar detenidamente la doctrina |

chilena acerca de los plebiscitos. Los precedentes etiropeos invocados no eran e» •;todo aplicables al singu'ar pactado en Ancón. Los estipulados en Tur'm, en 1860, "•entre Cerdeña y Francia, para la vuelta a este último- país de Niza, y 9abO)'!-;Jer, compensación del concurso prestado por Napoleón III a la obra <te unidad :|italiana; en Praga, en 1866, para la entrega de Austria a Prusia de losdel Norte de Schlesv.'ig y el Holstein, y para la anexión a Italia del Reinobardo-Váneto, ganados a los austríacos par los ejércitos franceses-, en. Magen'2

y Solferino; y en París, en 1877, para la retrocesión a Francia de la isla San Bar-toloméj que en 1784 había recibido Suecia en pago de determinadas concesio'comerciales; fueron todos convenidos sobre la base de una renuncia anticipde un Soberano a, favor de otro Estado-. Se apeló ali plebiscito en

fecha-' Para -coníaffi-.r, con el voto popular, una transferencia ya-previamente a«

¿oreada po-r los gobiernos.Jj; caso del Parú fue completamente distinto. No se trató de encubrir una

wmfi-cia, de simular, ni de confirmar nada. Lejos de obedecer el ordenado en An--¿ii a una inteligencia preliminar, entre el Perú y Chile, acerca de una finaliásítL-Síei'jdib'e, fue consecuencia de ÜP profundo antagonismo entre las partes cote-tratantes y la forma única que pudo bailarse para poner término a la diferencia:^ dejar 3 '"« poblaciones de Tacna y Arica,--cuyas vinculaciones históricas, eran,ítúdas, nP c°n el- pretendido cesionario sino con el Perú—que resolvieran, despoésfjje • ¿jez años de ocupación chilena,, a qué nacionalidad querían pertenecer. Más¡; ,e Ui; plebiscito de cesión, fue un plebiscito tíe retrocesión. Más que llamaau& eucubnr un fraccionamiento, ya previsto, estuvo destinado a desvanecer unafpreter.sión, siempre resistida. Este fue el espíritu del tratado del 83. Hasta se o-ífrecía en él e! pago de una suma de dinero si el escrutinio resultaba, como eraEje suponer, adverso al pretendiente. ,,;•fe Confirma el carácter de absoluta íiótfidad y de -res,peto a la v-oliuntad po=Fpu'ar que quiso dársele a ese acto, el hceho revelador de habera;: estatuido noSpara f¿ue se realizara inmediatamente después de la guerra_ como en los anteceden-f'fes invocados, -,ii durante el tiempo de la ocupación acordada al vencedor, sinoinaní que tuviese lugar diez años más tarde y una vez "expirado este p'azo", esElecir. retiradas las hueoteg invasores. Ante todo quiso asegwrarse y garantizar-»la libertad de! voto. Como se trató, según hemos dicho ya, más de readquirir

Ai ceder, se dejó amplio cauce a las poblaciones oriundas para su vuelta ai

•fijo de la patria tradicional.

fr':Fué una entrega transitoria, la de Tacna y Arica, como mera gairantia de u-•Rndemnización futura, subsidiaria. El espíritu, e! texto y los. incidentes .gene-Aradores del tratado de Ancón asi lo acreditan. La circunstancia -misma -de -esta-" Mecer el plebiscito p-ara e-sa-s provincias y n-ó para la litoral de Tarapacá, que se

radió perpetua e incondiclonalm-ente, atestigua la condición precaria de las trans>^Stncias de aquéllas y e1 manifiesto propósito de su reincorporación.

Y tan ello había sido así, manifestaba el doctor Seoane, que, desd-e 1892,Bfrerú ha perseguido insistentemente la forma de i 'alizar el plebiscito. Chile¿jamás habla querido acceder a ello, porque comprendía, sin duda, cuáles habrían

ser sus resultados. Aún hubo oportunidad en la que, descontado el ira-casoffflisible de su disociadora aspiración, quiso exijir garantías adelantadas por

•jPgo del rescate. En una serie de documentos oficiales de Chile se tiene decla-paladmámente, a diferencia de lo que se expresaba en 1905, que e! Tratado

183 no había transferido dominio de las cuestionadas provincias, sino su==o, únicamente, la nacionalidad de ¿tas, hasta un acto rilterioa-, de resulta-

t.bsolutamente inciertos".1 plebiscito pactado no era, pues, por consiguiente, un medio ideado para

pt rilar un desprendi'rnien-to, sino, más bien, una forma concertada para quepudiera realizar una reincorporación. La perspectiva, de esta vuelta a la pro-fcr.acionalidad fue lo único que hizo posible la segregación inmediata, temporal,

' lo expresaron los negociadores peruanos de aquel tratado. En el Perú

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202LA REVISTA DEL_FORO_

las demarcaciones en

*¿ seta

rao cargo diplomático, tuvoA «o. de la ocuoaaon .radas sin disputa como peruanas yÍdo de Betrópolis, de 17 de «m «breBoi;via,parte importante cié la «^hasta el Abuná y el Acné respecto deformuló, nuestro malogrado

de loca-idailes conskl¿

en ,esp;cial, del tratado HÍd , Brasü obtuvo dee » 03

o.neutra'izadas las regiones en litigio.

ta poderosos títulos el Perú;8 - ^

d.6recriOS peruanos. Inició,

Besado ano y en el que

Restablecidas nuestras relaciones diplomáticas con Chile el año 1905,pué;, de casi un lustro en que habían permanecido interrumpidas, desde el .rechazopoi las Cámaras chilenas del protocolo Billinghurst-Latorre; y aunque ya míe.vamente defraudadas las solicitaciones peruanas, con '-ka evasivas de que se lia-'bísn valioo los caMcilleres Fuga Borne, Huríes Gana, A'dunate B&scuñán y Sa-las Edwars, para eludir las hábiles instancias de nuestro plenipotenciario Manuel1 jAtvarez Calderón; fue preciso, sin embargo, acreditar una nueva legación anteiáSMoneda, con el obj'etq de qu<í, despejándose la atmósfera engañosa que habían";creado en América los homenajes al doctor Alvarez Calderón y las misiones ~en Lima del Obispo Ramón Ángel Jara y del Ministro Rafael Balmaceda, sepusiera claramente en transparencia la forma como Chile rehuía la realización -¡.de oír. plebiscito honesto y el ferviente anheCo del Perú por llevar a la práctspSiese medio único de iresolVer, en tiempo oportuno, la condición definitiva de'̂ sB

territorios de Tacna y Arica.Se buscaran, entonces, los servicios diplomáticos del doctor Guillermo

St'oane. Fiscal ya, en Lima, de la Corte Suprema de Justicia. Su cometido te=níj que esforzarse, francamente, a insistir, sin aceptar ningún género de negocia-;clones previas, acerca de la urgencia de poner término a la situación aríó=:

:

mala 'en que continuaban las indicadas provincias; y a demostrar, a la vez, sinvacíos formulismos, ía invariable disposición y el propósito del Perú de concurrir.a li celebración de un plebiscito, siempre que se efectuara en "breve término, coifea.r,r-eglo al tratado dé paz, dentro de una situación legal y con garantir;? eficaces

en favor de la libre accióiti di los votantes". ,Sólo después de resuelto el problema de Tacna y Arica, coníorm" un

ceptc exacto de justicia, podía admitirse el restablecimiento, sin rece'"7' ni artí-• - ^ •

LA REVISTA DEL FORO 20.:

p.

ítaos. de 'la cordialidad que se estaba busca'ndo maliektamente con proterva;K.c]jijaciones. Se necesitaba un hombre que supiera explicar y hacer sentir estasHp, correctamente,, sin agravar la condidión internacional del paí's, y, antes bien" .-opendiendo a mejorana.

Además, era preciso que quien tal labor emprendiera estuviese en aptitudsuficiente, como diplomático y como jurisconsulto, para rebatir, en cuwlquietfcmento, co-n todo el detalle de los precedentes: históricos que Se invocaban, laifeeientc y original teoría araucana, según la que los plebiscitos internacionalesfe eran sino medios conducentes a sancionar anexiones, ya acordadas de ante-ÍEario y el pactado en Ancón una simple forma de encubrir la cesión definitiva,íp'ena y absol'tta, de Tacna y Arica.'

Hasta el año 1905 Chile se había concretado a sostener, únicamente, sus posi=o meras expectativas sobre la realización favorable, para é', del ple-

HKscito que dobla resolver la nacionalidad de aquellas provincias. Por eso, con=|Rnne hemos tenido ya ocasión de recordar, el año 84, a raíz de la guerra, cuan-do las pretensiones de Bolivia sobre Arica, el .ministro de relaciones, AnicetoÜ/ergara Al'bano, contestó a los agentes bolivianos Salinas y Boeto, en acto pro-tocolizado el 13 de febrero, que estaba "fuera de la esfera de acción y de lasfacultades de! Gobierno" chileno, ofrecer nada respecto a las indicadas provin-

s, porque "el tratado de Ancón ha deferido un acto ulterior, consagradp porpl pacto solemne y de resultados absolutamente imprevistos, la adjudicación

tl> dominio de aque'los territorios". Y por eso también, en todos* los años2nt\-s, Chile sólo se había preocupado de ver modo de asegurarse los resul-

is de ese p:ebiscito o de retardar la realización de él, hasta que pudieran serteento previstos a - s u favor. Jamás había dicho, ni pretendido, que había)or medio una cesión simulada.

rPero transcurren los años sin poder pervertir los sentimientos patrióticos de.regnícolas, sin llegar a atemorizarlos con sus medidas de fuerza y sin lograr,Ipoco, convencer a !a cancillería peruana para qu'e aceptase poner en prác-jlos procedimientos de un sufragio nominal; y entonces se acoje, con todoifado, a una ingeniosa teoría de su Consultor Letrado, pura sostener que

fratado del 83 no le había concedido simples esperanzas, sobre una actua=de "resultados absolutamente inciertos", sino, algo mucho más efectivo

|eso: el dominio radical y completo de las circunscripciones enunciadas. Sola-|t'e había quedado pendiente, d'ecía Chile; la verificación de una fo.rma1idadandaría, llamada a darle visos de consentimiento popular a la transferenciaEíairamente consentida por los negociadores de aquel pacto.||<os picoiscitos, expresaba el gobierno chileno, no habían servido en lafinternacional sino para ese f in: para sancionar anexiones ya hechas o para|ar ios efecjos mora'es de una desmembración anticipadamente resuelta. Nun-pecía desde las márgenes del Mapocho, sa estipulación "ha tenido otro ob-[ue el de llegar, en forma respetuosa al, sentimiento nacional, a una cesión

Ixión de territorio". Esta fue la nueva tesis de Chile.al sustentarla la cancillería de Santiago., pretendió a la vez envolverla,

de falsa cordialidad, en una serie de convenios de distinta índole, enea»los, según decía, "a establecer sólidamente la mancomunidad de intereses

fcttie

ií°paje