Revista Digital Cooperador Paulino

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nº165 abril-junio 2013 - 2,75 € FRANCISCO Nuestro nuevo Papa Cursillos prematrimoniales: ¡NOS CASAMOS! TECLA MERLO Apóstol de los nuevos tiempos ENTREVISTA: Hna Mª Celeste, monja de clausura

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Revista religiosa de caracter social y eclesial. Temas de la realidad social, y nueva evangelización. Noticias religiosas.

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nº 165 abril-junio 2013 - 2,75 €

FRANCISCONuestro nuevo Papa

Cursillos prematrimoniales:

¡NOS CASAMOS!

TECLA MERLOApóstol de losnuevos tiempos

ENTREVISTA:Hna Mª Celeste, monja de clausura

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SAN PABLO

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EDITORIAL

PUBLICACIÓN TRIMESTRALDE LA FAMILIA PAULINA

Presidente: Juan Antonio Carrera.Director: Antonio Maroño.Redactor-Jefe: Victoria Luque.

Consejo de redacción: Victoria Luque, Agapito Aliende, Isabel García, Concepción López, Ricardo Ares.

Corrección: Agapito Aliende.Maquetación: M.V.L.VegaColaboradores: P. Moreno, J. Mª Fdez, A. Santos, José I. Pedregosa, Lázaro García, Juan C. Pinto, Raúl Berzosa.

Asesoría informática: Tomás Pastor y Arturo Guzmán.Edita: SOCIEDAD DE SAN PABLO.N.I.F.: R 2800254 A.

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SAN PABLO

“Habemus Papam!”

En apenas un mes los católicos, y de alguna manera el mundo entero, hemos vivido encontradas y muy hondas emociones, pasando en muy pocos días de la turbación y la tristeza por

la renuncia de un Papa a seguir ejerciendo su ministerio, al intenso gozo y alegría por la elección de su sucesor.

En efecto, el pasado 11 de febrero Benedicto XVI nos sorprendía a todos con el inesperado anuncio de su renuncia a seguir ejerciendo el servicio de Pedro como Obispo de Roma y Pastor de la Iglesia Universal, acontecimiento que tendría lugar efectivamente el 28 de febrero cuando hacía efectiva su decisión, asumiendo el título de Papa emérito con la intención expresa de dedicarse a la oración y el retiro espiritual. Para comprender el calado de la decisión tomada por Benedicto XVI basta con que caigamos en la cuenta de que un acontecimiento similar no se producía en la Iglesia desde el lejano 1415 con la renuncia de Gregorio XII, o mejor aún, desde el más remoto 1294, si queremos referirnos a una renuncia papal –la de Celestino V- más similar a la que ahora acaba de producirse. Por nuestra parte, aunque con dolor y tristeza, aceptamos la decisión del Papa emérito, tomada responsablemente ante Dios y su concien-cia, y le agradecemos la ingente labor pastoral que ha desarrollado como Obispo de Roma y sucesor de Pedro en los casi ocho años de su pontifi cado.

Pero si grande ha sido nuestra tristeza por la renuncia de Benedicto XVI al ministerio petrino, ha sido también honda, muy honda, nues-tra alegría por la elección de su sucesor, el Papa Francisco, venido de “casi el fi n del mundo”. Al segundo día del comienzo del cónclave, tras dos fumatas negras, llega la esperada fumata blanca. Eran las 19:06 horas del miércoles 13 de marzo de 2013. El cardenal-arzo-bispo de Buenos Aires, Mons. Jorge Mario Bergoglio, argentino y jesuita, es elegido por el Colegio Cardenalicio Sumo Pontífi ce, con-virtiéndose en el sucesor de Benedicto XVI. El cardenal protodiácono Jean-Louis Tauran hizo el anuncio a las 20:10 horas desde el balcón de la basílica de San Pedro, desvelando el nombre del nuevo Papa: el cardenal Jorge Mario Bergoglio, que será Pontífi ce con el nombre de Francisco. En su primera aparición como Papa, el nuevo Sumo Pontífi ce saludó con sencillez y cercanía a los miles de fi eles que abarrotaban la Plaza de San Pedro y que aguardaban su anuncio en medio de una gran emoción y esperanza. Y al día siguiente, dirigién- dose a los periodistas que habían cubierto la información sobre el cónclave, confesaba: “¡Cómo me gustaría una Iglesia pobre y para los pobres!”. Colaboremos con el nuevo Pontífi ce para que vea rea-lizado tan hermoso sueño.

En este momento vienen a mi mente, con más fuerza que nunca, las palabras del beato Santiago Alberione, fundador de la Familia Pauli-na y de esta revista, escritas el 25 de mayo de 1970, a menos de un año de su muerte: “¡Seamos siempre fi eles al Papa! A su magisterio, a sus directrices, a sus deseos: «Ubi Petrus, ibi Ecclesia». ¡Seguir al Papa, escuchar al Papa, amar al Papa! Os bendigo”. Ese es nuestro deseo y nuestro propósito.

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COMUNICACIÓN Y DIÁLOGO

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Portada y fotos: Shutterstock. Corel. ArchivoLa revista Cooperador Paulino no se identifica necesariamente con las opiniones vertidas por sus colaboradores.

Nº 165 Abril-junio 2013

SUMARIO

3 Editorial 4 Comunicación y diálogo

6 ¡Nos casamos! Felicidad Izaguirre

10 Francisco, el Papa pobre José Antonio Varela Vidal

12 A través de un tuit podemos hablar de Dios Raúl Berzosa

14 Entrevista a don Mario Iceta, obispo de Bilbao Agapito Aliende

18 La religión en las redes sociales Juan Carlos PInto

20 Tecla Merlo, apóstol de los nuevos tiempos Ana María Parenzan

65-72«Catequesis» 9 José Mª Pérez Navarro

23 Carta al P. Alberione Antonio Díaz Tortajada

24 Entrevista a la Hna. Mª Celeste, Oblata Victoria Luque

28 Pablo debe ser nuestro modelo Pedro Moreno

31 Nueva Evangelización (I) Felicísimo Martínez

34 Testigos del Evangelio Daniela Baronchelli36 Vida Paulina40 Cine: Cartas al p. Jacob José Ignacio Pedregosa

41 Reseñas

La renuncia del Papa

La renuncia del Papa ha provo-cado tantas reacciones como la noticia merece. Comentarios desfavorables y comentarios de comprensión ante una situación difícil de decidir. Comentarios, como el de un cardenal: “Cuan-do supe la noticia inesperada del Santo Padre experimenté el dolor que se siente cuando una persona querida está saliendo de nuestro horizonte”.

Los católicos fuimos testigos fi e-les, otros se sorprendieron, ante de esos dos millones de jóvenes en Cuatro Vientos. Jóvenes va-lientes, dispuestos a entregarse de lleno a una vida en dignidad, en honradez, para seguir las en-señanzas de la Iglesia. Nos deja esa herencia que no cae en saco roto. No es optimismo, es rea-lidad basada en sus palabras: “Llegar a conocer a Dios, al Dios verdadero, eso es lo que signifi ca recibir esperanza”. También es herencia el conocimiento certero de su oración ante el Sagrario, de esas horas y horas pidiendo al Señor ayuda para decidir qué camino tomar. Poniendo su vida, sus años, sus limitaciones ante Él. Horas de sufrimiento que a los católicos nos duele como algo muy nuestro, como nos im-

En portada la imagen del recién elegido Papa de la Iglesia Católica: Francisco. Desde Cooperador Paulino damos la bienvenida a quien es desde ahora nuestro Pastor.

GRACIAS POR SU COLABORACIÓNGRACIAS POR SU COLABORACIÓNEstimado lector: La revista “Cooperador Paulino” no tiene ánimo de lucro. Está concebida como un medio al servicio de la difusión de la Palabra de Dios. No obstante, animamos a los lectores a ayudarnos a sufragar los gastos generales de la misma, por lo que agradecemos su colaboración mediante una aportación vo-luntaria. La ayuda que decida aportar puede hacerla efectiva por cualquiera de las siguientes modalidades: Por giro postal o por talón a:COOPERADOR PAULINO; Calle Protasio Gómez, 15 - 28027 MADRIDPor transferencia bancaria a:BANCO SANTANDER CENTRAL HISPANO; Calle Alcalá, 445 MADRIDNacional: CCC 0049 5134 37 2116915646Internac.: IBAN ES71 0049 5134 3721 1691 5646 BIC BSCHESMMXXXCooperador Paulino – 28027 MADRIDLA DIRECCIÓN

presionaba aquella imagen dolo-rosa de Juan Pablo II que eligió seguir agarrado a la cruz. Em-pleando aquella frase: Cristo no se bajó de la cruz.

Por eso los católicos comprende-mos ambas posturas. Benedicto XVI renunció cuando aceptó con 77 años llevar las riendas de la Iglesia; renunció cada vez que debía viajar a países lejanos; re-nunció cuando debía atender a personajes famosos de diferen-tes ideologías. Por lo tanto acep-tamos su retirada, con la que da paso a la persona que bajo el amparo del Espíritu Santo será el continuador de la doctrina de la Iglesia. Inés Robledo. Málaga

El humo blancoReconozco que cuando apare-ció en la pantalla de televisión la chimenea con el humo blan-co, sentí una mezcla de temor y

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COMUNICACIÓN

Vosotras (hermanas Pastorcitas) no imitéis un perfi l de la vida de Jesús, sino toda su vida,

que es Camino, Verdad y Vida. Sois las hermanas que más copiáis la vida pública del Salvador, o sentís mejor que las demás compartir su ministerio de Salvador. (...) Vosotras estáis en la Iglesia para prestar vuestro apoyo a los sacerdotes e imitar así la vida pastoral de Jesús, para que se haga pronto un solo rebaño y un solo pastor. (...) Catecismos parroquiales, conferencias, pequeños retiros, cuidado de las vocaciones: esta es vuestra misión.[Vocación de las Pastorcitas] * marzo 1942 * A las fuentes (1969) pp. 24-26 passim.

• Vuestro Fundador no ha muerto, está vivo; es Jesús Buen Pastor-Hostia que estará siempre con vosotras.[Virginidad] * diciembre 1947 * A las fuentes (1969) p. 69.

• Estudiad la vida del Buen Pastor, conocedlo, imitadlo. Hubo un momento en el que me vino la tentación de no dar una regla a las Pastorcitas, sino sólo “mirad siempre al Buen Pastor y vivid como él”. Este pensamiento tiene que ser constante en vuestra vida.[Mihi vivere Christus est] * diciembre 1947 * A las fuentes (1969) p. 70.

• La energía es la fuente de la luz y mueve grandes máquinas. Vuestra fuente es el corazón del Buen Pastor, es la oración, es el espíritu. Cuando ames mucho al Señor tendrás iniciativa y encontrarás mil medios para dar a Jesús a las almas.[Apostolado de las Pastorcitas] * diciembre 1948 * Pláticas a las Hermanas Pastorcitas III, (1980) p. 20.

• Consideremos el nombre: “Hermanas de Jesús Buen Pastor”, hermanas consagradas a seguir al Pastor divino, Jesús, y a los pastores de la Iglesia: el Papa, los obispos, los sacerdotes, los religiosos que tienen el cuidado de las almas.

...Recordad vuestro nombre, sois de Jesús. Ser de Jesús quiere decir abandonar todo capricho y todo deseo para hacer lo que quiere Él, quiere decir estar a su servicio. Sois esposas de Jesús, realidad que sobrepasa el Sacramento, y tenéis que sentir su pertenencia a Él.[Signifi cado del nombre] * 4 de agosto de 1954 * Pláticas a las Hermanas Pastorcitas VII (1981) pp. 86-87.

• Espíritu pastoral interior, que consiste en ensimismarse en el espíritu de Jesús Buen Pastor y Divino Maestro.Septiembre 1957 * Meditaciones e instrucciones* Hijas de San Pablo.

• También la pastoral... es una aplicación muy teórica. Pero vosotras [Pastorcitas] aceptad al Buen Pastor como se ha mostrado en el Evangelio; haréis prácticamente un gran bien en las parroquias; y la oración obtendrá lo que no sois capaces de hacer.[Vocación pastoral de las Pastorcitas] * 27 de junio de 1965 * A las Hermanas de Jesús Buen Pastor (1955/1965) p. 92.

LA PALABRA DEL BEATO LA PALABRA DEL BEATO ALBERIONEALBERIONE

alegría. Me acerqué a una iglesia cercana, me arrodillé, recé y dí gracias a Dios porque nos había regalado un Papa cercano, un pastor al que no le es indiferente el que las personas vaguen por las calles solitarias de la pobreza, del hambre,del desempleo,del abandono, de la falta de amor,de la oscuridad de Dios, del vacío que llega al ser humano cuando no se tiene conciencia de su dig-nidad. El Papa Francisco I nos in-vita desde ahora a que echemos las redes sin miedo y que con-quistemos a los hermanos para el Señor.Nos ha llegado Francis-co, jesuita, humilde, hombre de oración con la Palabra de Dios, de profunda espiritualidad igna-ciana, que ha comenzado su mi-nisterio rezando por Benedicto. Doy gracias a Dios y me pregun-to cómo es posible que una chi-menea tan pequeña haya dado una noticia tan grande. Alberto Álvarez. (Sevilla).

Los caminos de DiosSeguro que Benedicto XVI tiene motivos para haber renunciado al Papado, al que llegó como un “humilde siervo”. Recuerdo el fervor cristiano que despertó su visita a Madrid por las Jornadas Mundiales de la Juventud y el fruto de reafi rmar en la fe a tan-tos miles de personas. Debemos tener claro que estamos en ma-nos del Espíritu. Ese mismo Es-píritu que iluminó a los cardena-les reunidos en cónclave cuando salió elegido Papa, es el que por razones que nunca sabremos ha iluminado a Su Santidad para dejar el Papado en manos de al-guien con más posibilidades de ejercerlo para bien de la Iglesia. Los caminos de Dios no siempre son los nuestros y el Espíritu so-pla donde y como quiere. Sergio Hernanz Romera. Madrid.

Luis S

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felicidad izaguirre martín

Mari Carmen González Carrasco y Octavio Fres-neda Fernández; Rosa Mª Martínez Hernández

y Antonio Rubio Gálvez, son dos matrimonios que imparten el cur-sillo prematrimonial para novios, en la Parroquia de San José, en Al-bacete; ellos nos cuentan su expe-riencia sobre esta tarea que reali-zan desde el año 2001. Alienta a estos laicos la convicción de que amarse para siempre es posible, y además, -porque así lo viven- co-nocen el bien que supone para la sociedad la estabilidad y la fi deli-dad en el matrimonio. Por ello, lo anuncian con alegría.

“De manera sencilla, nosotros les decimos a los novios que el matrimonio es la aventura más fascinante que van a tener en su vida, si lo saben aprovechar. Y

quien les diga que el matrimonio es un camino difícil y sacrifi ca-do, se equivoca. Claro que hay difi cultades, preocupaciones y problemas, pero Dios va a estar ahí para ayudarlos. Después, les contamos muchas anécdotas de nuestra convivencia diaria que les hacen reír”, comentan Mari Carmen y Octavio.

Distintos estudios muestran que el matrimonio aporta altos ín-dices de bienestar y realización personal así como de felicidad en los hijos. De hecho, un matri-monio que funciona genera una familia sólida; es decir, cuidar la pareja es cuidar a la familia y es cuidar a los hijos: “En mi experiencia profesional –afi rma el profesor Pablo Guerrero Ro-dríguez, sacerdote y terapeuta de pareja-, he descubierto que

la buena formación familiar co-mienza por una buena formación de pareja y que, una de las he-rencias más importantes y de-fi nitorias que los padres dejan a sus hijos es, precisamente, su relación de pareja; ésta les condicionará en un sentido o en otro”.

Una decisión meditada

Para el psicólogo Erick Quesa-da, “casarse no es una decisión que pueda tomarse a la ligera; requiere de un profundo análisis a fi n de que las personas com-prendan la magnitud del com-promiso”. Más que primordial, es urgente que se refl exione en nuestra sociedad sobre el signi-fi cado del matrimonio, si tene-mos en cuenta las estadísticas sobre rupturas matrimoniales. Y

CURSILLOS PREMATRIMONIALES

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La preparación al matrimonio es una de las realidades en las que más se está encarnando la Iglesia en nuestro país en los últimos años. Gracias, sobre todo, a tantos hombres y mujeres que, como seguidores de Cristo, hacen posible que la Iglesia ofrezca una formación de calidad tan necesaria para quienes desean emprender una vida en común

el cursillo prematrimonial ayuda a refl exionar a las parejas sobre este paso que quieren dar. Expo-ne Quesada que el matrimonio “cambia la vida por completo, pues cuando los dos vivan juntos deben enfocarse en el otro, en la realización de los planes que han trazado, y establecer una comu-nicación sana que les permita mantener el vínculo fortalecido”.

El paso al matrimonio no debe darse por convencionalismos sociales, es decir, por creer que hay que casarse en algún mo-mento de la vida o por presiones familiares o sociales, además, el éxito del noviazgo no es la boda, sino conocer previamente si esas dos personas quieren compartir realmente sus vidas, y si son ap-tas para ello… En la gran mayo-ría de los casos ya uno va más

que decidido a casarse cuando comienza el cursillo, y aunque no es lo habitual, se ha dado el caso de que alguna pareja re-condujo su decisión y al fi nal, no se casaron. “Y ahora son felices cada uno con su familia y sus hi-jos. Para eso también tiene que servir el cursillo, porque si no se está preparado y lo que ves de tu pareja -con la que no habías hablado de temas trascendenta-les del ser humano y de la vida- te deja descolocado, lo mejor es que no empieces ese proyecto”.

“Mi marido, yo y Jesucristo”

“El cristianismo aporta a la ins-titución matrimonial el hecho de que en realidad, los que se casan son “tres”. Es decir, en nuestro matrimonio estamos mi marido, yo, y Jesucristo. Él es el verda-dero garante de nuestra unión. La presencia de Jesucristo en nuestro matrimonio es un regalo inmenso para nosotros. Y como queremos que nuestra vida vaya de acuerdo con los valores del Evangelio, esa unión será fruc-tífera, porque Él la garantiza”, explica Mari Carmen. Esto no signifi ca –añade-, que los que no se casen por la Iglesia no sean felices. Lo serán si se compro-meten, si se dan el uno al otro. Si buscan un proyecto común, si miran por el otro y si quieren la-brar un nosotros”. Pero los cris-tianos, además, contamos con ese garante de nuestra unión, que es Jesucristo, y gracias a

esto somos luz para el mundo. El Papa lo ha dicho bien claro: la familia es el núcleo fundamental de la Iglesia; entonces, cuando entre nosotros y nuestros hijos está Cristo, de alguna manera se está manifestando el amor de Cristo por su Iglesia”.

“Además, –comenta Antonio-, la fe es una guía en tu matrimo-nio. Te alienta y a la vez te exi-ge, te ayuda a ser feliz contigo, con tu pareja, con tus hijos, con la gente que te rodea. Hay otras felicidades pero no son perdu-rables en el tiempo, son pasa-jeras, en cambio el objetivo del matrimonio cristiano es procurar que seas feliz y que los que te rodean, también lo sean”.

Cómo llegan los novios al cursillo

Octavio nos cuenta que “la ma-yoría de la gente viene sin nin-gún tipo de compromiso de cara a formar un matrimonio cristia-no. En algunos casos han pasado muchos años sin contacto con la parroquia, tuvieron su iniciación a la fe en el colegio, la cateque-sis de Primera Comunión… y la preparación a la boda. “Nosotros les decimos, junto a toda la for-mación de vivir en pareja que les damos, que Dios va a estar ahí para ayudarles y que podrán tirar de esa fe para superar las crisis y las difi cultades. Tam-bién les comentamos que éste es un momento muy bueno en su vida para abrir las puertas a

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Dios, a la Iglesia y a la fe, que no pasa nada porque Jesús entre en su vida, que le den una oportu-nidad… Y algunos, en algún mo-mento lo harán... aunque durante el cursillo muchos no lo ven, sin embargo nos escuchan y acogen con mucho ánimo la preparación al matrimonio”. “Se van muy con-tentos –asegura Antonio-, y con esa ayudita metida ahí en su cora-zón, hay más posibilidades de que su proyecto llegue a buen puerto”.

El ambiente duran-te el curso es muy cordial y deja un buen recuerdo en los novios, de tal manera que para algunos esposos puede signifi car el principio del paso de una fe tradicio-nal, a la fe viva y vivida. Como así les ocurrió a Mari Carmen y Octa-vio: “Nosotros nos casamos por la vía tradicional e hicimos el cursillo, que nos gustó bastante; pero no teníamos la inquietud ni la forma-ción que tenemos ahora, tan ne-cesaria para casarse.

En nuestro caso, el Sacramento del Matrimonio nos iluminó para buscar a la Iglesia de una for-ma más intensa, y vimos que la Iglesia nos acogió. Entramos en la Iglesia de una forma activa movidos por transmitirles la fe a nuestros hijos. Pero nosotros no tuvimos esa visión del matrimo-nio, de la familia, al casarnos. No-sotros hemos reconducido nuestro proyecto de pareja. De hecho, al principio… ¡no lo teníamos!

Valores compartidos

Hay novios que llegan al cursillo con suspicacia, con prevención, pero encuentran la agradable sor-presa de que no se trata de nin-guna charla magistral, sino que con mucha sencillez y confi anza se les ayuda a abrir los ojos para poner en práctica, desde el princi-

pio, una serie de valores y actitudes que tienen que ver con el respeto fun-damental a la realidad del otro, el diálo-go y la comu-nicación per-manente; la ternura para

superar los confl ictos que la vida en común trae siempre consigo; el ejercicio de la voluntad, el esfuer-zo para comprenderse, estructu-rar los sueños, los deseos y cómo alcanzarlos… para que la pareja tenga una vida verdaderamente compartida, no dividida, y se de-sarrolle en la misma dirección.

Se les propone que analicen si hay coincidencia con su pareja en unos mínimos valores perso-nales, que al fi nal se convertirán en valores compartidos, porque los esposos vivirán conforme a ellos: ¿Cómo vivimos? ¿Cómo priorizamos? ¿Por dónde tira-mos? ¿Cómo educamos a nues-tros hijos? ¿Qué ejemplos les damos?

Parejas con convivencia previa al matrimonio

También llegan bastantes pare-jas al cursillo que ya llevan varios años conviviendo juntos... “En-tonces, la preparación al matri-monio se enfoca de otra manera. Con ellos hacemos más hincapié en el hecho de que entre Cristo en su vida, en su casa, para vivir el matrimonio a tres, porque la convivencia ya la tienen organi-zada y muchas cosas superadas: el tema de la suegra, el repar-to de las tareas…”, explican. “En defi nitiva, se ofrece a los novios una formación basada en que el matrimonio cristiano está habi-tado por Dios, está “acompaña-do”, explicándoles que contar con las difi cultades y conocerlas les ayudará a afrontarlas y ajus-tar el nivel de expectativas a esa realidad”, afi rma Rosa.

La vida sexual es otro aspecto a considerar. Tal como señala Pablo Guerrero, sacerdote y terapeu-ta, “cada vez hay más parejas que han iniciado su vida sexual, por lo tanto, antes de entrar al matrimonio es conveniente que analicen la calidad de la intimi-dad; si hay espontaneidad y si la comunicación es fl uida también en ese sentido. En todo caso, la afectividad ha de vivirse como

Arriba, de izda a dcha: Oc-tavio y Mari Carmen, Rosa y

Antonio, dos matrimonios que imparten cursos prematrimo-niales. en la parroquia de San

José, de Albacete.

Para muchos novios, estos cursillos

suponen el paso de la fe infantil, de

“primera comunión”, a una fe adulta, viva

y vivida

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comunicación profunda, como expresión palpable del amor”.

En cuanto a la afectividad y la sexualidad en la pareja, y su re-lación con la paternidad respon-sable y la regulación natural de la natalidad, estos matrimonios muestran su intención de tener más información y de ocntactar con otros seglares que acaban de recibir formación específi ca en el curso de Educación Afec-tiva y Sexual de la Fundación Desarrollo y Persona de Vallado-lid, recientemente impartido en Albacete.

Su deseo es tener un mejor co-nocimiento sobre estos temas y sobre todo, cómo abordarlos en el cursillo prematrimonial, ante la realidad del uso de anticon-ceptivos por parte de muchas parejas.

Somos tú y yo: nace una nueva familia

Mari Carmen y Octavio imparten la primera se-sión del cursillo: “Somos tú y yo: nace una nue-va familia”, pero procedentes de familias distintas, así, ahí abordan el tema de las re-laciones con las familias de cada uno. “Insistimos en que hagan hogar desde el primer momento, que no dependan de sus hogares anteriores”. También hablamos del reparto de tareas, y de que tú y yo somos distintos y com-plementarios: un hombre y una mujer son distintos, física y emo-

cionalmente, y hay que asumir y enten-der esta realidad. De lo importante que es tener un proyecto común, es decir, saber a dónde vamos, respetan-do nuestras esferas individuales para conservar la mutua admiración, sin in-terferir en la esfera individual del otro y mirar al mismo punto como objeti-vo fi nal: el Yo debe

seguir existiendo, pero comple-mentado con el Nosotros”.

“Y -añaden- comentamos mucho el paso del enamoramiento al amor, y el papel de la voluntad y de la inteligencia en ese paso, con la ayuda de Cristo. Dentro del proyecto común, están los hijos. Les decimos que los hijos son un regalo, un don de Dios, cada familia es un mundo y cada uno sabe qué generosidad le está pidiendo el Señor: habrá familias que sean muy generosas tenien-do dos hijos, y las habrá que sean muy egoístas teniendo cuatro”.

Rosa y Antonio piensan que los cursillos prematrimoniales no son sufi cientes; que es preciso un acompañamiento efectivo a los esposos en la maduración de su relación, especialmente en los primeros años de su matrimo-nio. Así, se trataría de intensifi -car la pastoral matrimonial, de forma que estuviese muy vincu-lada a la labor prematrimonial. De hecho, creen que “la pareja no está recibiendo la atención que debería tener por parte de la Iglesia”. Si tenemos en cuenta las estadísticas, parece haría fal-ta un redoblado esfuerzo en este sentido.

El Matrimonio cristiano, presente en Celebralia

HHay iniciativas muy prome-tedoras y originales, como

la que tuvo lugar en Albacete en el año 2011: La Delegación Diocesana de Familia montó un stand con apoyo de vo-luntarios de la Parroquia del Sagrado Corazón de Jesús, en Celebralia: una feria comer-cial que tiene como objetivo ayudar a los futuros esposos a preparar su boda.

Con el stand se hizo visible la oferta de la Iglesia sobre el Sacra-mento del Matrimonio -en ese salón donde muchas parejas se acer-can con la ilusión de organizar la boda-. No solamente se brindó información sobre la preparación al matrimonio, sino también la manera en que la Iglesia ayuda a los esposos en los momentos de difi cultad y de crisis. La iniciativa fue muy bien recibida por el públi-co en general y por muchos novios. Celebralia, lugar para preparar bodas y celebraciones, lugar perfecto para la Iglesia, para estar y hablar con experiencia. Para los que quieren preparar íntegramente su boda, porque “estamos convencidos de que el bien de la socie-dad está ligado al bien del matrimonio y la familia”, nos dicen.

“Les decimos que los hijos son un regalo, un don de Dios; cada familia es un mundo, y cada uno sabe qué acto de generosidad le está pidiendo el Señor: habrá familias que sean muy generosas teniendo dos hijos, y las habrá que sean muy egoístas teniendo cuatro”

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EL PAPA LLEGADO DEL FIN DEL MUNDOJosé antonio varela vidal

Durante el último Cón-clave, las expectativas eran diversas. Se espe-culaba sobre la nacio-

nalidad del nuevo Papa, la edad que debería tener; acaso si sería uno curial o más de tipo pasto-ral. Había incluso quien apostaba ya sobre el nombre que llevaría como Sumo Pontífi ce.

Cuando se terminaban los ar-gumentos --y los días sin humo blanco se alargaban--, los cole-gas periodistas comenzaron a es-pecular si convenía uno “ratzin-geriano” o “wojtyliano”; no faltó un provocador que lanzó duplas, esto es, “Papa-secretario de es-tado”, en una suerte de plancha electoral. Pero todas las hipótesis cayeron cuando se escuchó que un tal Francisco había llegado al Palacio Apostólico Vaticano...

La hermana pobreza

Fue así que el mundo entero -incluidos los prestigitadores de turno-, quedaron boquiabier-tos cuando se dio el anuncio, y vieron salir al balcón pontifi cio a un pobre Papa. No trajo con-sigo palabras pre-elaboradas, lo que mostró más aún su pobreza. Fueron frases dichas desde el corazón y la experiencia; caren-tes de formas pero llenas de con-tenido. Por momento parecía que

pedía permiso para decirlas…Si a los dos últimos Papas los recordarán como a uno que era muy visto, y a otro muy escucha-do, lo que se ha constatado en los primeros días es que este será el “Papa del buen ejem-plo”. Estamos seguros que en los siguientes meses, el corazón de muchos batirá cuando vean al Papa jesuita en zapatos de diario y con su cruz artesanal de hierro.

Del fi n del mundo

En su primera aparición, Fran-cisco papa hizo reir y pensar a todos sobre su procedencia. “Los cardenales han ido hasta el fi n del mundo para escoger al Papa”, fue su frase de presentación, mientras se ganaba las primeras adhesiones. A ese lugar allá en América del Sur, especifi camente en Argentina, llegó su padre Ma-rio Bergoglio de tan solo 21 años, procedente de Génova, Italia. Según los registros, su arribo cuenta desde el 15 de febrero de 1929, habiendo entrado a traba-jar como funcionario de los ferro-carriles. Su madre, María Regina Sivori, era original de la Liguria italiana.

Jorge nació en el barrio argentino de Flores en Buenos Aires, el 17 de diciembre de 1936. Regresó de la escuela secundaria indus-

trial E.N.E.T Nº 27 (ahora E.T.Nº 27) Hipólito Yrigoyen, con el título de técnico químico. A los 21 años decidió convertirse en presbítero e ingresó en el seminario del bar-rio Villa Devoto, como novicio de la orden jesuita.

En 1958 comenzó el noviciado en la Compañía de Jesús, por lo que se trasladó a Santiago de Chile, donde llevó a cabo estudios hu-manísticos, y en 1964 regresó a Buenos Aires para dedicarse a la docencia de Literatura y Psi-cología en el colegio de El Salva-dor. La docencia desempeñó un papel muy importante en la bio-grafía del cardenal Bergoglio, ya que impartió lecciones en varios colegios, seminarios y facultades.

Cursó estudios de Teología entre 1967 y 1970 en la Facultad de Teología del Colegio Máximo San José en San Miguel de Tucumán (norte de Argentina). Fue orde-nado sacerdote el 13 de diciem-bre de 1969 y luego se desplazó a España para cumplir su tercer “probandato” (periodo que sirve para preparar intelectualmente a los jóvenes sacerdotes) en la Universidad Alcalá de Henares de Madrid, donde estudió un post-grado. Más adelante, en 1986, concluiría su tesis doctoral en Alemania.

el Papa pobreel Papa pobreFranciscoFrancisco

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Temas

EN TI CONFÍOUna selección de canciones

para escuchar y orar en el Año de la Fe

La fe nos reúne. L. Sánchez RamosEn mi Getsemaní. E. MeanaQuién puede separarme. Mª Ángeles RuizTe amo. J. M. MontesinosTú inundarás mi vacío, Señor. Tierra de bendiciónSiempre nuestro amigo. E. MeanaTe seguiré donde vayas. L. S. RamosTú me sedujiste, Señor. J. M. MontesinosEn ti descansa mi corazón. Ana Belén GómezA ti solo. José Manuel DuránNo fue casualidad. Javier Reyes M.Te llevo conmigo. Javier Reyes M.Contigo hasta el fi nal. A. B. Gómez

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MÚSICA

CD

Una vida de servicio

En 1972 regresó a Argentina, después de su época en España, para comenzar como maestro de novicios en Villa Barilari, en la lo-calidad de San Miguel, al norte del país. A partir de entonces hizo una larga carrera dentro de la congregación, de la cual llegó a ser provincial de los jesuitas en su país desde 1973 hasta 1979, ya durante la Dictadura cívico-militar argentina. Además, en-tre 1980 y 1986, fue profesor en la Facultad de Teología de San Miguel y rector del colegio máx-imo de la Facultad de Filosofía y Teología, cargos que compartió con el de párroco de la iglesia del patriarca San José, también en la localidad de San Miguel.

Su nombramiento como obispo llegó el 20 de mayo de 1992, cuando el papa Juan Pablo II le designó obispo de la Diócesis de Auca y obispo auxiliar de la diócesis de Buenos Aires. Cinco años más tarde, en 1997, fue nombrado arzobispo coadjutor de Buenos Aires y en 1998, tras la muerte del arzobispo y cardenal Quarracino, se convirtió en el ar-zobispo de Buenos Aires. Bergo-glio, quien recibió la púrpura de manos de Juan Pablo II el 21 de febrero de 2001, ha tenido una gran presencia en la Conferencia Episcopal Argentina, institución

que ha presidido du-rante seis años, de 2005 a 2011.

Una persona coherente

Siempre se mostró re-acio a obtener encar-

gos de un cierto peso en la Curia Romana, si bien fue nombrado consultor de la Pontifi cia Comis-ión de América Latina; miembro de las Congregaciones para el Culto Divino y la disciplina de los sacramentos; del Clero; de los Institutos de Vida Consagrada, del Consejo postsinodal, y de la presidencia del Pontifi cio Consejo para la Familia.

En una de sus últimas homilías –idea que ha repetido ya como Sumo Pontífi ce--, le pidió a los religiosos “salir a dar testimonio e interesarse por el hermano” porque la cultura del encuentro “nos hace hermanos, nos hace hijos, y no socios de una ONG o prosélitos de una multinacional”. Ya mejor acomodado en la sede de Pedro, dijo a la prensa mun-dial reunida en el Aula Pablo VI, que le gustaría “una Iglesia pobre y para los pobres”. Es un hecho que este Papa dará que hablar, y motivará a muchos a experi-mentar de nuevo las promesas iniciales... Al fi nal de su primer Ángelus les recordó a todos: “¡El Señor no se cansa de per-donar! Somos nosotros los que nos cansamos de pedir perdón”, mientras se despedía dejando atrás corazones infl amados, gri-tos ahogados y nuevos propósi-tos que brotan como en una “pri-mavera cristiana”.

Jorge Mario Bergoglio utilizaba

normalmente el transporte

colectivo para desplazarse por

Buenos Aires (Argentina)

cuando era Ar-zobispo. Abajo,

en la Basílica de San Pedro,

después de ser elegido Papa.

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Sin duda, una de las imá-genes mediáticas más reproducidas de Benedic-to XVI en el pasado 2012

fue la de ponerse frente al orde-nador para “tuitear” el día 3 de diciembre. En una sola jornada fueron miles los “tuiteros” que le secundaron, con sus 140 carac-teres escritos como máximo, en cada una de sus intervenciones. En Facebook se calculan mil mi-llones las personas registradas y en Twiter unos quinientos millo-nes. Por cierto, España ocuparía una de las diez naciones en cabe-za del ranking mundial en el uso de redes sociales.

Afi rman los expertos que, cada red social reafi rma un perfi l per-sonal: la del pájaro azul (twiter) encaja más con los narcisistas; la del muro (Facebook) con los exhibicionistas. Muchos usuarios están en ambas. Incluso se ha afi rmado que Twiter “es como un diálogo en un bar cualquiera en el que algunos se emborrachan” y Facebook “es un diálogo en un club de copas en el que existe la opción de ligar” (Santiago Segu-rola). Hasta existe quien se pre-gunta si las redes sociales son buenas “para las salud mental y social” (John Carlin).

¿Cuál es el signifi cado y la mo-tivación que ha querido otorgar el anterior Papa a esta iniciativa mediática? ¿Qué benefi cios evan-gelizadores puede aportar? “Es-tar en las redes sociales es una de las consecuencias evidentes en las que la Iglesia entiende hoy su relación la comunicación… Ya el 12 de febrero de 1031, Pío XI lanzó su primer mensaje por Ra-dio Vaticano… Gracias a la pre-

sencia de Benedicto XVI en las redes sociales, será posible com-partir el mensaje del Evangelio de forma más amplia… Además, a través de un “tuit” se puede compartir una experiencia es-piritual”, dijo el P. Antonio Spa-daro, director de la Civiltá Cat-tólica, antes, evidentemente de que Benedicto XVI anunciase su renuncia al papado. Pero veamos el mensaje que el anterior Papa nos ha regalado este año para la Jornada Mundial de Medios de Comunicación Social.

Portales de verdad y espacios de evangelización

El lema de este año es muy sig-nifi cativo: «Redes Sociales: por-tales de verdad y de fe; nuevos espacios para la evangelización». Destacamos dos conceptos: por un lado, las redes sociales pue-den ser “portales de verdad y de fe”. Y, por otro lado, pueden ser, así mismo, “espacios para la evangelización”. Este es el “se-creto a voces” de por qué el an-terior Papa ha tenido en cuenta estas nuevas tecnologías mediá-ticas. El desarrollo de las redes sociales digitales, ha cobrado tal importancia que es como una nueva «ágora», una plaza pública y abierta en la que las personas comparten ideas, informaciones,

opiniones, y donde, además, na-cen nuevas relaciones y formas de comunidad. Estos espacios, subraya Benedicto XVI, cuando se usan bien y de manera equi-librada, favorecen formas de diá-logo y de sano debate.

¿Cómo deben utilizarse las redes sociales? Con respeto; salvaguar-dando la intimidad; y con respon-sabilidad e interés por la verdad. De esta manera, el intercambio de información puede convertirse en verdadera comunicación; los contactos pueden transformar-se en amistad; y las conexiones pueden facilitar la comunión. Por eso, las personas que participan en las redes, deben esforzarse por ser auténticas, porque en estos espacios no se comparten “tan solo ideas e informaciones”, sino que, en última instancia, son ellas mismas el objeto de la co-municación. Las redes sociales se alimentan, por tanto, de auténti-cas aspiraciones radicadas en el corazón del hombre.

Todo un desafío

A menudo, advierte el anterior Papa, como sucede también con otros medios de comunicación social, las redes sociales pueden caer bajo la tiranía de buscar “la popularidad sin más”, o en la

BUSCAD EL REINO DE DIOS Y SU JUSTICIAraúl berzosa, obispo

A través de un tuit podemos hablar de Dios

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sobrecarga de información sin asimilar. Pueden contribuir, sin embargo, a un verdadero diálo-go y debate entre quienes incluso sostienen ideas distintas. En este sentido, quienes somos creyen-tes nos damos cuenta de que si la Buena Noticia no se da a conocer también en el ambiente digital podría quedar fuera del ámbito de la experiencia de muchas per-sonas para las que este espacio existencial es importante. El am-biente digital no es un mundo pa-ralelo o puramente virtual, sino que forma parte de la realidad cotidiana de muchos, especial-mente de los más jóvenes.

Por eso, utilizar los nuevos len-guajes es necesario no sólo para ir a la moda del momento sino para permitir que la riqueza del Evangelio encuentre formas de expresión que puedan alcanzar las mentes y los corazones de todos. Con una nota propia: en el ambiente digital, la palabra escrita se encuentra con frecuen-cia acompañada de imágenes y sonidos para estimular la imagi-nación y la sensibilidad afectiva de aquéllos a quienes queremos invitar a un encuentro con el misterio del amor de Dios. Jesús

también utilizaba parábo-las y, la tradición cristia-na, ha sido siempre rica en signos y símbolos: la cruz, los iconos, el belén, las imágenes de la Virgen María, los vitrales y las pinturas de las iglesias, etc. Los artistas y los músicos han intentado expresar las verdades de la fe.

Servicio al desarrollo de la comunidad humana

Finalmente, Benedicto XVI nos recuerda que las redes socia-les, además de instrumentos de evangelización, pueden ser un factor de desarrollo y humano y de fraternidad universal. Por ejemplo, en algunos contextos geográfi cos y culturales en los que los cristianos y los hombres se sienten aislados, las redes so-ciales permiten fortalecer el sen-tido de su efectiva unidad con la comunidad universal de los cre-yentes y con la humanidad ente-ra.Las redes sociales pueden tam-bién abrir las puertas a otras di-mensiones “comunitarias” de la

con tonos demasiado fuertes y confl ictivos y se corre el riesgo de que prevalezca el sensacio-nalismo. Estamos llamados a un atento discernimiento y a reco-nocer, como el profeta Elías que, en ocasiones, la voz de Dios no se escucha en el viento fuerte e impetuoso, ni en el terremoto o en el fuego, sino en el «susurro de una brisa suave» (1R 19,11-12). Las redes ofrecen también la posibilidad de compartir fácil-mente los recursos y materiales espirituales y litúrgicos entre las comunidades cristianas; y existen redes sociales que, en el ambiente digital, ofrecen al hombre de hoy ocasiones para orar, meditar y compartir la Pa-labra de Dios.

Volviendo a nuestras comu-nidades cristianas, el Papa

Emérito Benedicto XVI sugiere que, en las redes sociales, los creyentes podemos compartir nuestra fe no sólo “con con-tenidos” sino también “con el testimonio”, es decir, manifes-tando nuestras preferencias, opciones y juicios que sean profundamente concordes con el Evangelio, incluso cuando no se hable explícitamente de él.

Una forma especialmente vá-lida de dar testimonio en las redes es la disponibilidad para responder pacientemente y con respeto a las preguntas y

fe. Por ejemplo, la invitación a peregrinaciones, a vivir encuen-tros de oración o celebraciones litúrgicas en lugares concretos. Todo lo que favorezca la unión y la fraternidad. En conclusión, y para quitar cualquier miedo o sospecha de por qué el anterior Papa nos invita a participar en las redes sociales: “Estamos llama-dos a dar a conocer el amor de Dios, hasta los más remotos con-fi nes de la tierra para ser verda-deramente mensajeros y testigos del Evangelio, según las palabras de Jesús: «Id por todo el mun-do y proclamad la Buena Nueva a toda la creación» (Mc 16,15)”. Todo un reto y una esperanza.

dudas de quienes no tienen fe o están buscándola. Porque es na-tural que, quien tiene fe, desee compartirla, con respeto y sensi-bilidad, con las personas que en-cuentra en el ambiente digital. Es lo que el beato cardenal Newman llamaba la «luz amable» de la fe. En cualquier caso, es el Señor quien debe tocar los corazones y, por lo mismo, la confi anza en el poder de la acción directa de Dios debe ser superior a la seguridad que depositemos en el uso de los medios humanos.

Además, nos sigue advirtiendo Benedicto XVI que, en el mun-do digital a veces se alzan voces

Servicio a la comunidad cristiana

El ambiente digital no es un mundo paralelo o puramente virtual, sino que forma parte de la realidad cotidiana de

muchos, especialmente de los más jóvenes

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ENTREVISTA A DON MARIO ICETAagapito aliende,ssp

Doctor en Medicina y Cirugía, Doctor en Teología, Máster en Economía, fundador de la Sociedad Andaluza de Investigación Bioética, Vicario General de la diócesis de Córdoba,

capellán, canónigo, obispo de Álava... a lo largo de su vida Mario Iceta

ha hecho muchas cosas. Ahora es obispo de Bilbao, pero sobre todo y ante todo, es un cristiano coherente que busca dar a conocer ese Amor con el que se encontró un buen día

En este año de la Fe, abor-damos a don Mario en re-lación con un asunto que tiene inquieta a la Iglesia:

Cómo evangelizar, cómo llevar ese Amor al que no lo ha encon-trado aún...

En relación con la llamada Nueva evangelización, ¿qué perfi l ha de tener la persona que quiera llevar a Cristo a los demás?

Nadie da lo que no tiene. El evan-gelizador ha de tener experien-cia profunda de Dios, un cono-cimiento experiencial del Señor que le hace percibir las cosas de un modo nuevo. De este modo será capaz de acompañar a otros

para que también puedan encon-trarse con Dios. La coherencia y el testimonio de vida son impor-tantes. También la audacia y la capacidad de hacer una propues-ta oportuna y adecuada a las preguntas profundas que todos llevamos en el corazón.

¿Es posible una evangeliza-ción sin conversión?

“La experiencia de Dios siempre conlleva un proce-

so de conversión. Ya el Señor advertía a Nicodemo de que es preciso nacer de nuevo. La conversión se produce cuan-do uno encuentra a Cristo y comienza un camino de dis-cipulado que va acompañado

de ir convirtiendo las actitu-des, inclinaciones, modos de pensar y obrar según el es-tilo y la forma del Señor. No es posible la evangelización sin una verdadera y profunda conversión.

Esta necesidad de reevangeli-zar, ¿a quién va dirigida?

La llamada del Señor es universal y se dirige a todos. Pero ¿quién evangelizará si nosotros mismos no somos evangelizados? Por eso, creo que la nueva evange-lización comienza por nosotros, quienes queremos seguir a Je-sús, y se extiende a todos.

¿Dónde están los profetas,

“Es necesario suscitar el encuentro

con

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hoy, en nuestra sociedad ac-tual? Y en el caso de que los haya, ¿estamos dispuestos a escucharles?

“Profeta es quien es testi-go de la verdad, aunque

esta verdad le suponga mu-chas veces persecución e in-comprensión. Creo que hay muchas personas en la Igle-sia que están realmente ena-moradas del Señor y quieren seguirlo con to-das sus fuerzas, muchas veces en ámbitos que no tienen especial relevancia mediá-tica, en el día a día, en la cotidia-neidad de la vida. Son la verdadera levadura que fer-menta la masa y la verdadera sal que impide la corrupción del tejido social. Y los puede uno encontrar en los ámbitos más variados, de todo tipo de con-dición personal y social.

¿Cómo entiende usted esta nueva evangelización a la que nos urgía el anterior Papa?

Creo que es necesario suscitar el encuentro personal con Cristo. La evangelización creo que es siem-pre un proceso capilar, lo que cada uno, en su propio entorno, puede hacer con el testimonio coherente y con la palabra. Be-nedicto XVI habló muchas veces de minorías creativas, pequeñas comunidades, asociaciones de personas, familias, grupos de fi e-les que viven la fe en profundidad

y perciben la pasión que infunde el Espíritu Santo para ser testigos en los ámbitos donde se encuen-tran.

¿Cuáles son los pilares sobre los que se ha de asentar la nueva evangelización?

Benedicto XVI nos dio una serie de pistas muy valiosas: la lectura orante de la Palabra de Dios, la frecuencia de los sacramentos,

los espacios largos de contem-plación y adoración eucarística, el servicio a los pobres y necesita-dos donde se vislumbra de modo particular el rostro sufriente del Señor, las comunidades vivas que quieren vivir la comunión, la formación humana, el desarrollo de las virtudes personales y so-ciales, la formación teológica y espiritual…

Parecería que la nueva evan-gelización quiere entrar en la esfera pública, establecer un diálogo fructífero con el no creyente, ¿esto se podría entender por proselitismo? Habrá quien piense que la Iglesia está invadiendo un espacio –el público- que no le corresponde…

Junto a es-tas líneas, don Mario Iceta con un grupo de jóvenes de la JMJ 2012. Abajo, con varias fa-milias es-pañolas en el reciente Encuentro Mundial en Milán.

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Canciones inspiradas en la obra de la venerable María

Celeste Crostarosa, mística italiana del siglo XVIII,

fundadora de las religiosas Redentoristas Contemplativas.

José Manuel MontesinosPaqui Alonso

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1. Herida de amor 2. Tu nombre dulcísimo 3. En el pequeño mundo de mi alma 4. Saeta poderosa 5. Fuego vivo de la caridad 6. Gusto divino 7. Olvídate de ti 8. Viva memoria 9. El Alma Enamorada 10. Las tres joyas

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Temas

CD

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“La fe nunca se impone. Se propone siempre con hu-

mildad, con respeto a la liber-tad, con delicadeza. Pero la fe tiene una irrenunciable di-mensión social que ha fecun-dado de forma extraordinaria multitud de culturas. La fe es, así mismo, propuesta para el diálogo fecundo con la razón, con la ciencia y la técnica. Como nos indicaba el após-tol Pedro, es necesario dar razón de nuestra esperanza. La fe posee una capacidad extraordinaria de entrar en diálogo con todo lo humano, ya que Cristo revela al hom-bre la altura y grandeza de su vocación e ilumina la rea-lidad descubriendo dimensio-nes que trasciende la simple percepción empírica e incluso meramente racional.

¿Qué papel juega la evangeli-zación en este tiempo de cri-sis que estamos viviendo?

La crisis puede constituir una oca-sión para examinar y replantear los pilares sobre los que se asien-ta nuestra sociedad. Los obispos hemos dicho en varias ocasiones que la crisis económica y fi nan-ciera es la punta del iceberg de una crisis mucho más profunda, que es de naturaleza antropoló-gica, ética, cultural y social. Estos tiempos en los que tantos her-manos nuestros están sufriendo gravemente las consecuencias de la crisis puede ayudarnos a redescubrir los pilares verdade-ros sobre los cuales asentar una sociedad y una economía acorde y respetuosa con la dignidad hu-mana como fundamento irrenun-ciable de una sociedad justa.

¿Hoy día, constituye la Igle-sia un referente para nuestra sociedad? ¿Necesita la Igle-sia una nueva primavera, un nuevo pentecostés?

“La Iglesia constituye siem-pre un referente, aunque

pueda no estar de moda ni ir con los parámetros conside-rados políticamente correc-tos. Y siempre necesita del soplo poderoso del Espíritu

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¿QUÉ HACE AL PADRE DAMIÁN

UN SANTO PARA NUESTRO TIEMPO?

Esta biografía, basada en la más reciente documentación (las causas de beatifi cación y canonización, la compilación de los escritos

del santo...), inédita en parte, nos muestra al hombre que devolvió la dignidad

a una población sin esperanza condenada a la marginación y al abandono.

SAN DAMIÁN DE MOLOKAI

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Jan de Volder

312 págs. • 22 €8 páginas de fotos

EL EJEMPLO DEL PADRE DAMIÁN ANIMA A TRANSFORMAR LOS «MOLOKAIS» DE HOY

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“La crisis económica y fi nanciera es la punta del iceberg de una crisis mucho más profunda, de naturaleza antropológica, ética, cultural y social”

Santo para llevar adelante su misión de ser compañera de viaje de esta humanidad y, en palabras del Concilio, ser como un sacramento de la presencia de Dios en medio de la humanidad.

En estos momentos de cri-sis, ¿sería una ingenuidad, un atrevimiento, hablar de espe-ranza?

La esperanza es siempre ne-cesaria y, de modo particular, en tiempos de crisis. Los cris-tianos debemos ser siempre sembradores de esperanza, ya que Cristo ha vencido a la muerte y a todo aquello que daña al hombre, lo humilla o amenaza su dignidad. En tiempos de difi cultad más que nunca es necesaria una espe-ranza cierta y fi able, que es Cristo, que se manifi este en las pequeñas o grandes esperan-zas que necesitamos cotidiana-mente para seguir caminando.

El hombre actual sufre mu-chísimo por la falta de un sen-tido real de su propia existen-cia. ¿Es válido el mensaje de Cristo para estos hombres y mujeres esclavos de sí mis-mos?

Antes hacía referencia a un tex-to de Gaudium et spes 22, que afi rma que el misterio del hom-bre sólo se esclarece en el mis-terio del Verbo encarnado. Cris-to, el nuevo Adán, en la misma revelación del misterio del Padre y de su amor, manifi esta plena-mente el hombre al propio hom-

bre y le descubre la sublimidad de su vocación. Todo encuentra en Cristo su fuente y su corona. El mensaje de Cristo es válido para todos los tiempos y todas las situaciones humanas y en Él encontramos verdaderamente el sentido de nuestra existencia y la posibilidad de una vida plena, bienaventurada, realizada y feliz.

¿De qué manera habría que

abordar la evangelización de estas personas ligadas a si-tuaciones que destruyen la propia dignidad de Hijos de Dios?

Creo que escuchar los deseos y anhelos que se encuentran en lo más profundo del corazón es una de las formas más efi caces de poder llevar a Dios al corazón hu-mano. En ese deseo de felicidad plena, de vida eterna, de amar y ser amados de un modo nuevo descubrimos la huella de Dios, que suscita en nosotros el deseo del encuentro con Él. Desgracia-damente, en no pocas ocasiones queremos saciar esas nobles y profundas señales y peticiones de la profundidad de nuestro ser por caminos equivocados que no

responden a la grandeza de la persona humana.

“Cuando el Señor nos envía a evangelizar a los pobres,

como Él fue enviado por el Pa-dre, debemos aprender a des-cubrir las nuevas pobrezas de hoy que no sólo son materia-les, sino en tantas ocasiones son abismos de soledad, de sufrimiento, de vacío existen-cial, de heridas en el corazón por un amor no correspondi-do o traicionado… Y en vir-tud de nuestra consagración bautismal, también nosotros podemos unirnos a este mi-nisterio gozoso del Señor de ser esperanza cierta, cauce de gracia y salvación para nuestros hermanos, de modo particular los empobrecidos, los heridos de la vida, los que caminan sin esperanza, los atribulados, los que están so-metidos a tantas formas de esclavitud.

Por último, ¿cómo ha vivido la renuncia de Benedicto XVI y cómo ha de ser el nuevo Papa, según su percepción?

Sentí una especial pena cuando conocí la renuncia de Benedicto XVI, porque él fue el papa que me nombró obispo auxiliar y des-pués obispo de Bilbao. Estando en su presencia vi su humildad, su sencillez, su afecto: te coge las manos, te mira a los ojos, te pregunta cómo estás... es decir, te das cuenta de que tiene una profunda humanidad; también una profunda fe, y una gran dis-ponibilidad a hacer la voluntad de Dios. Esta renuncia ha sido de una gran valentía y de una gran libertad interior. Por otra parte, el Espíritu Santo moverá los cora-zones de los cardenales y el Se-ñor, que es quien dirige la Iglesia, nos dará a la persona idónea para afrontar estos nuevos tiempos.

A la izda, don Mario visitan-do el campo de concentra-ción de Aus-chwitz. Abajo, recibido por S.S.Benedicto XVI.

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La religión

WEB Y REDES SOCIALESjuan carlos pinto suárez, ssp

Redes Sociales

La mayoría de las religio-nes -hay algunas muy reticentes- son proclives a hacer un uso de inter-

net. La lucha que nos aguarda es cómo presentar el mensaje de Jesús sin renunciar a lo que es esencial en él. Si de algún lu-gar no se puede marginar o ex-pulsar a Dios es precisamente de las redes sociales. Sólo por eso hay que estar presente en ellas, con todos los medios e ideas a nuestro alcance. «¡Ay de mí si no evangelizare!» (ICorintios 9,16), nos recuerda san Pablo, quien, de vivir en este tiempo, sería un entusiasta de internet y se adaptaría a estas nuevas cir-cunstancias. Estoy seguro. Pues si san Pablo viviera hoy, se haría periodista.

Una interpelación muy seria es ésta: ¿Dónde están nuestros fi e-les hoy? Y, tal vez, internet nos da la respuesta: «en mis redes». Utilicémoslas sin temor. Hay que

adaptar los canales tradicionales de la evangelización -sin despre-ciarlos ni desecharlos- a los más actuales. Hay que ir al encuen-tro de las personas porque, si no se las atiende, pueden perderse (porque han encontrado otros dioses) o no ser halladas nunca (porque no hemos sido valientes para dar este paso hacia las nue-vas tecnologías de comunica-ción). Si Jesucristo fue un gran comunicador -a nadie dejó indi-ferente-, su Iglesia no lo puede ser menos. Si Jesús viniera de nuevo (y por cierto, vendrá un día) estoy seguro que nos repe-tiría sin dudar: «en mi nombre…echad las redes», también en in-ternet.

¿Qué se debe promover para generar una cultura evangelización en las redes?

De las actividades y programas de la Iglesia, destacaría tres puntos singulares:

• La re-evangelización (recupe-rar a los cristianos tibios en su fe), de una forma más creativa. • La nueva evangelización (pre-sentar las grandes verdades de nuestra fe) y la misión «ad gen-tes». No podemos olvidar que somos una Iglesia misionera. Que nos urge dar razón y testi-monio de Cristo en una sociedad que cambia vertiginosamente y a la cual se confunde permanen-temente con ídolos de papel .

• Desde mi honda experiencia en internet puedo asegurar que, cuando existe una buena pre-sentación de nuestras propues-tas evangelizadoras, recursos catequéticos, información con-trastada, recursos de pastoral, dirección espiritual… se facilita el interés por las cosas de Dios y caen viejos prejuicios sobre una Iglesia incapaz de amoldarse a las nuevas tecnologías. Afi rma-ción esta última que, por su-puesto, no es cierta.

en tiempos de las

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Los desafíos de las redes de cara a la evangelización

El primero de todos es que, desde nuestra óptica, las redes con-tribuyan al desarrollo íntegro de las perso-nas. Tenemos que ser realistas; aunque los nuevos medios de co-municación empujan a un cambio revolucio-nario en muchos ám-bitos del ser humano, no debemos olvidar que lo importante es la persona. Las redes so-ciales no pueden me-noscabar algo esencial en el ser humano: el trato personal.

Nos podríamos preguntar: ¿es ético todo lo que acontece en las entrañas de las nuevas tec-nologías de comunicación? Ese es uno de los retos que se nos impone para la nueva evange-lización. Hay que llegar a las

personas pero no a costa de su dignidad y mucho menos susti-tuyéndolas por entes invisibles.

¿Redes sociales, un nuevo medio de comunicación para la Iglesia Católica?

Sin ninguna duda. Yo diría que hasta Dios mismo está interesa-do en colarse a través de ellos. Ya lo hizo de una forma excep-cional y extraordinaria: habló y se presentó personalmente en

No hay por qué ser alérgi-cos. Todo lo que sea comu-

nicarse efi cazmente, especial-mente con el mundo joven, es una oportunidad. Eso sí, con una condición: hay que poner rostro a la Iglesia (es Jesucris-to a quien se presenta) y hay que pensar que, al otro lado de estas dos plataformas, hay alguien: personas. Por cierto, Facebook aglutina a 650 millo-nes de usuarios, de los cuales el 80% son jóvenes.

El Papa Emérito Benedicto XVI dijo en la Jornada Mundial de la Juventud que donde está Dios hay futuro. Utilicemos bien y apostemos fuerte por las redes sociales y Dios no será un des-conocido en el presente y en el mañana de las nuevas ge-neraciones. Ya se está creando esta conciencia en la Iglesia, por ejemplo, hasta el anterior papa Benedicto XVI se estrenó

marzo pasado. Sus tres prime-ros tuits han sido: “Queridos amigos, os doy las gracias de corazón y os ruego que sigáis rezando por mí”; “Acojamos a Cristo en nuestra vida, ocupé-monos unos de otros; respete-mos la creación con amor”; “El verdadero poder es el servicio. El Papa ha de servir a todos, especialmente a los más po-bres, los más débiles, los más pequeños”.

en la red de Twitter microblo-gging, asegurando también: «Me uno a vosotros con alegría por medio de Twitter. Gracias por vuestra respuesta genero-sa». El anterior sumo pontífi ce logró contactar con más de 2,5 millones de seguidores en Twit-ter. @pontifex_es. Actualmen-te, nuestro nuevo Papa, Fran-cisco, tiene en español más de un millón de seguidores, y eso que comenzó a tuitear el 17 de

La Iglesia Católica, presente en Facebook y Twitter

Jesús de Nazaret. Por eso mis-mo, porque esta noticia no la po-demos acallar -sería un pecado

de omisión- tenemos que abrirnos sin miedo (en algunos momentos con cautela) de par en par a estas nuevas realidades de información. Claro está que las redes so-ciales hay que utilizarlas bien y, sobre todo, con un lenguaje persuasivo, claro y atrayente. Si co-municamos mal…no hay redes sociales que val-gan.Internet y todas sus redes sociales pueden ser también un «nuevo atrio de los gentiles». En ese espacio convergen personas de toda condi-

ción. Por esto mismo, la Iglesia ha de invertir esfuerzos para hacer frente a este desafío. Por Dios, por el Evangelio y porque hay millones de personas que todavía no conocen una gran noticia: Jesús ha resucitado y es salvación de la humanidad.

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Tecla MerloTecla Merlo

CENTENARIO PAULINOana maría parenzan, hsp

nuevos tiemposApóstol de los

Protagonista silenciosa de una aventura inédita en la historia de la Iglesia, llevó a cabo un extraordinario

rol de mediación, en comunión dócil y creativa con el beato Santiago Alberione.

Tecla Merlo, nacida el 20 de febrero en Castagnito (Alba- Piamonte), fue una de las primeras jóvenes que en 1915 siguieron al P. Santiago Alberione en la iniciación de la rama femenina de su institución. Vivió en primera persona los humildísimos pasos del comienzo, estuvo junto al Fundador como hija dócil, colaboradora sabia e inteligente en la realización del proyecto divino del que era portador, dispuesta a asumir, sin temor, los medios de comunicación moderna, a arriesgar en las iniciativas apostólicas nuevas e inexploradas, y a dar varias veces la vuelta al mundo para visitar las comunidades paulinas esparcidas por los cinco continentes.

Fue protagonista silenciosa de una aventura inédita en la historia de la Iglesia. Llevó a cabo un extraordinario rol de mediación, en comunión dócil y creativa con el Fundador. Para el P. Alberione

fue verdaderamente una «ayuda constante», una inteligente colaboradora, y siempre en búsqueda de la voluntad de Dios que fueron los secretos de su vida. Con delicadeza dio su maternal aportación al nacimiento de los otros Institutos paulinos.

Su camino espiritual, marcado por una fe heroica, se expresó en la adhesión humilde y serena a la voluntad de Dios. Adhesión rebosante de conf ianza y abandono fi lial, que ella expresaba

así: «Abajarme tanto como para atraer a Dios hacia mí. Para esto basta pensar en mi nada. Elevarme siempre con la confi anza de llegar a Dios» (mayo 1950). «El Señor –atestiguó el Fundador en 1964–hizo de ella lo que quería, porque nunca se resistió, por cuanto me consta. Nunca puso resistencias a la voluntad de Dios… Fue un alma contemplativa. Sabía también recurrir a los hombres, pero siempre y en primer lugar a Dios. Todo tenía que venir de Dios y todo era para Dios».

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Al salir del estudio de radio, casi como conclusión de un diálogo íntimo, dijo: “Mira, si no es posible transmitir las conferencias y las lecciones catequéticas grabadas en cintas, hacedlo con discos. Los discos se oyen por todas partes, ¿no?”. Comencé a poner objeciones. Pero ella dijo con decisión: “No, no. Hacedlo, hacedlo. El bien se debe hacer. La Palabra de Dios debe ser predicada”

A la Primera Maestra le debéis todo y también yo le debo mucho

El beato Alberione elogiaba su grandeza también cuando ella vi-vía. En la preparación de la fi esta de santa Tecla de 1960, confi aba: «A la Primera Maestra le debéis todo y también yo le debo mucho, porque me ha iluminado y orien-tado en cosas y circunstancias alegres y tristes; y me ha con-fortado en las difi cultades que se cruzaban en el camino”.

El Fundador nos exhortaba a se-guir el camino trazado por Maes-tra Tecla: «El Instituto está en la voluntad de Dios: caminad por los raíles establecidos por la Primera Maestra… Nada de desviaciones. Conocer mejor a Maestra Tecla para imitarla, pidiendo su mismo espíritu. Os ha abierto un surco profundo: Dios estará siempre con vosotras».Sor Tecla ha sido la mujer de la comunión y de la colaboración. Esta actitud ha permitido la con-creción y el desarrollo del proyec-

to fundacional y ha contribuido a la formación de los profundos ligamentos que forman la base de la Familia Paulina. Su vida y su enseñanza conservan el secreto para vivir ese signo de los tiem-pos que es tan importante hoy: la colaboración en la Familia Paulina y en la Iglesia.

Comenzó de la nada el apostolado paulino. Vio crecer la efi cacia y el poder de los medios de comuni-cación. Gozó inmensamente por la expansión del bien. Realizó ac-tos heroicos para adoptar medios costosos, para que el Evangelio

Sobre estas líneas, la Madre Tecla Merlo y el fundador de la Familia Paulina, P. Santiago Alberione; en la página anterior, una de las muchas celebraciones eucarísti-cas en memoria de Maestra Tecla (Brasil, febrero de 2012).

llegase a los lejanos, a los po-bres de sabiduría celestial. Pero el poder de los medios nunca se convirtió en un poder suyo. Ella permaneció pequeña, abandonada en las manos del Señor: «Ser tan humilde como para atraer a Dios. Tener tanta confi anza como para elevarme hasta Dios». Santidad y acción apostólica constituyen en su vida una sola realidad, «un corazón lleno de Dios», envuelto por su presencia, que se da y se entrega totalmente. Para Tecla Merlo el ser toda de Dios es el secreto, la condición para poder ser toda para la evangelización.

Visita de Maestra

Tecla a la comunidad

de las paulinas, en

Leopolville (Congo) en noviembre

de 1961.

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Escribía: “¿Tenemos de verdad el deseo, el ansia de hacer el bien a todas las almas? Deseo efi caz, generoso, constante”

circulares. Escribía: «¿Tenemos de verdad el deseo, el ansia de hacer bien a las almas…? Deseo efi caz, generoso, constante. La idea que nos debe animar son las almas. Debemos sentir el an-sia, debemos preocuparnos por el modo de acercarlas, de llevarles la palabra de verdad y salvación… A las almas tenemos que dar, no lo que nos proporciona mayor lucro, sino lo que les transmite mayor bien, ya sea con la prensa, con el cine y la radio, y con cualquier otro medio» (VPC 140).

Nos cuenta sor Estefanía Cillario, una de las primeras misioneras paulinas en Brasil: «Durante la última visita a Curitiba, en 1959, la Primera Maestra se había inte-resado seriamente por el trabajo que se llevaba a cabo con una pequeña estación de radio de la Archidiócesis. Se quedó pensa-

tiva cuando supo que muchas otras emisoras hubiesen deseado enviar, a través de las on-das, lecciones de catequesis y nues-tras conferencias grabadas en cintas magnetofónicas; di-fi cultades técnicas y prácticas lo hacían imposible. Al salir del estudio de la ra-dio, de pronto, casi como conclusión de un diálogo íntimo, dijo: “Oh, mira: si no es posible trans-

mitir las conferencias y las lec-ciones catequéticas grabadas en cintas, hacedlo con discos. Los discos se oyen por todas partes, ¿no?”. Me quedé estupefacta. Las difi cultades me parecían mayores. Éramos pocas, nos sentíamos in-capaces… comencé a poner obje-ciones. Pero ella dijo con decisión: “No, no. Hacedlo, hacedlo. El bien se debe hacer. La Palabra de Dios debe ser predicada”.

«El sagrado compromiso de trabajar con los medios modernos»

Su último viaje a Oriente, en 1962, fue para ella motivo de gozo pero también de sufr imiento: constataba el desa-rrollo de la Congre-gación, pero com-prendía las necesi-dades de la Iglesia y la imposibilidad de llegar rápido a to-dos. Estando en Tai-pei, escribe: «Qué pena ver a toda esta pobre gente sacri-ficada trabajando en el agua… Casi todos son paganos o budistas. Señor, ten piedad de esta pobre gente, no te conoce, no te ama». Pocos días después en Nagoya (Japón), sigue con la misma ora-ción: «¡Cuántos son los que no te conocen todavía, Dios mío! ¡Qué pena! Envía muchas voca-ciones para que te den a conocer y amar».Esta preocupación fue el impulso que la llevó a infundir un gran espíritu apostólico en las Hijas de San Pablo, como revelan sus

Respondí tímidamente: “Procura-remos informarnos y haremos lo que podamos”. “Comenzad pron-to, afi rmó. Y añadió enseguida: -Aunque al principio los discos no sean muy perfectos, no importa. Basta que se haga el bien. Des-pués, poco a poco, los iréis perfec-cionando. No vayáis consultando a mucha gente. ¡No hagáis ruido! Comenzad enseguida y confi ad en el Señor. Él os bendecirá. Yo rezaré por esto». Sor Tecla Merlo, deseaba tener «mil vidas para el Evangelio». Que llegue a ser guía e inspiradora para muchas jóvenes.

LLevada por su gran impulso apostólico, Madre Tecla viajó a muchos países. Arriba, una

imagen tomada saliendo de un avión.

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Catequesis 9

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El catequista y su formaciónInstituto Superior de Ciencias Catequéticas. San Pío XJosé María Pérez

Hemos hablado a lo largo de estos cuadernillos de que el esquema actual de ca-tequesis no funciona y se necesita un nuevo paradigma que revitalice la cateque-sis. Los que más sufren este desfase de la catequesis entre lo que se debería dar y lo que se da son, sin lugar a dudas, los catequistas. Ya en el primer número de Cooperador Paulino vimos la situación problemática y las oportunidades que a mi entender tenía la catequesis y los catequistas en estos momentos; en este último número, recordaremos algunos cambios necesarios que se tienen que dar en la catequesis y que por fuerza infl uyen en la imagen del catequista. Por último, re-saltaremos los aspectos fundamentales de esta nueva formación para los nuevos catequistas. Como dice Enzo Biemmi: “A un nuevo contexto cultural corresponde un nuevo paradigma de la catequesis; a un nuevo paradigma catequético una nue-va identidad del catequista, una nueva formación y un nuevo modelo de formación de catequistas”.

LOS CAMBIOS DE PERSPECTIVA DE LA CATEQUESIS

“Ya no se puede dar por descontada la fe”. La fe no podemos suponerla, debemos proponerla. Muchas de nuestras frustraciones y enfados vienen por esta razón. Todos nuestros esfuerzos son inútiles por-que partimos de una visión irreal de nuestros destinatarios.

Hay que dar el paso de una iniciación cristiana de los niños consistente en una hora a la semana de catecismo para prepararlos a recibir los sacramentos; de una iniciación cristiana de jóvenes y adultos a través de los sacramentos. La hora de catecismo semanal no funciona. Cuando yo era niño la hora de catecismo tenía sentido porque mi iniciación cristiana se hacía en la familia y en la escuela y en la hora de catecismo se completaba esta formación a través del estudio doctrinal. Pero, en estos momen-tos, si no se hace la iniciación cristiana ni en la familia ni en la escuela, ¿cómo es posible “iniciar en la fe” en una hora de clase? De aquí nace la exigencia de un proceso de iniciación cristiana que asuma plenamente la inspiración catecumenal.

Otro aspecto importante a tener en cuenta viene de las ideas de François Bouquet. Él hace notar que la catequesis se dirige a quien ya cree y sigue el orden de la exposición: “Yo creo en Dios, Padre del Señor Jesús, que nos da su Espíritu y la vida hasta su cumplimiento. Amén”. Pero en cambio en la situación que nos encontramos este proceso debe ser inverso. Todo empieza desde el Amén del descubrimien-

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to para después ir poniendo pa-labras a ese descubrimiento. El “camino inverso” pide también que se revise el contenido del anuncio. La vía narrativa pre-cede la doctrinal. La catequesis parte de la narración plena de las Escrituras, puesto que el acto de fe nace de una narración. A partir de esta narración la comu-nidad entrega las grandes sínte-sis de la fe: el Símbolo, los sa-cramentos, los mandamientos, el Padre Nuestro. Estas síntesis son explicadas, para que puedan ser entendidas por los sujetos como intelectualmente sensa-tas, posibles y deseables, y por tanto comunicables. Finalmente, en cada uno de los contenidos transmitidos la catequesis des-taca las consecuencias para la vida, la posibilidad de vida bue-na que la fe ofrece, junto con las exigencias que comporta.

Estos cambios de perspectiva han cambiado sustancialmente nuestras líneas proyectuales y reclaman por lo tanto una revi-sión de la fi gura del catequista y de su formación.

IDENTIDAD DEL CATEQUISTA: ENTRE PROPUESTA DE FE Y CUIDADO DE LA FE El cambio de la catequesis que hemos presentado nos permite comprender los límites de nues-tra forma actual de formar a los catequistas. Ésta está pensada y organizada en el horizonte de la “cura de almas”. Pensamos en el catequista de los niños, prepara-do para transmitirles los conoci-mientos de la doctrina católica y para alimentar su fe. Las mejo-rías que se han producido desde el Concilio hasta hoy en la for-mación de los catequistas se han concentrado en su capacidad de educar en la fe a personas ya creyentes. También nuestros catecismos siguen imaginando un contexto de cristiandad, una familia creyente, chicos que po-

seen ya una experiencia de fe. Allí donde la formación de los catequistas se hace bien, esa formación resulta pen-sada y organizada según la lógica de la educación de una fe ya presente. Aquí está el desfase profundo entre la rea-lidad y nuestra formación catequética. Es éste el motivo fundamental de las difi cultades de los catequistas y de su sensación de incapacidad.

Teniendo esto en cuenta, creo que la formación de los catequistas no debe ser pensada como un paso neto del catequista educador de la fe al catequista evangelizador. Creo que las dos dimensiones deben quedar juntas en la formación. Estamos en un contexto de mucho tiempo de cristianismo sociológico y en una situación de profunda secularización de las mentalidades. Muchas personas si-guen pidiendo los ritos cristianos y manifi estan una par-cial pertenencia a la comunidad eclesial, pero están ya marcadas por una mentalidad secularizada. Los jóvenes y adultos que entran en nuestras comunidades reclaman ya dos atenciones: el primer anuncio y la profundización de su fe. Propuesta de la fe y cuidado de la fe: estas son las dos grandes capacidades que necesita hoy el catequista.Hay quien propone distinguir netamente las dos funcio-nes: catequistas para el primer anuncio; catequistas para el cuidado y profundización de la fe. De hecho, me parece que no es posible separar las dos funciones, precisamente porque estamos a mitad de camino entre una cultura de cristianismo de tradición y una cultura global que exige saber proponer la fe. Con frecuencia hay que procurar al mismo tiempo estas dos cosas en las mismas personas.

LA FORMACIÓN DEL CATEQUISTA

El Directorio General de la Catequesis organiza la forma-ción de las competencias catequísticas alrededor de las tres dimensiones clásicas del ser, el saber y el saber hacer. Esta distinción es muy útil para pensar y organizar prác-ticamente la formación de los catequistas. Alrededor de estos tres ejes se aprecian fácilmente las competencias de cada área: así tenemos que la formación del ser del

En la situación actual en la que nos encontramos, todo empieza por el

“Amén” del descubrimiento para después ir poniendo palabras a

este descubrimiento. El “camino inverso” pide también que se revise el contenido del Anuncio. La catequesis

ha de partir de la narración de las Escrituras, puesto que el acto de fe

nace de una narracion

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catequista se organiza en torno a su forma-ción humana, su formación como creyente y su formación apostólica; en la formación del saber del catequista se hablaba de su for-mación aquí y ahora, la formación bíblica, la formación teológica, la formación en ciencias humanas y la formación catequética y por último la formación en el saber hacer donde se trataban aspectos de pedagogía religiosa y de metodología. Con este esquema hemos pensado y organizado la formación de los ca-tequistas en estos años.

Pero en los últimos años y debido a las cir-cunstancias actuales es necesario integrar esta organización con una perspectiva forma-tiva más unitaria. Este modo de entender la tarea de la formación de los catequistas como autoformación en la fe y como competencia para comunicarla es mucho más unitario que el modo clásico del trinomio “saber, saber ser y saber hacer”, que corre el peligro de tro-cear la formación y de no permitir captar su-fi cientemente la cuestión de fondo: el primer anuncio debe ser descubierto ante todo por el catequista y en la medida en que llega a ser experiencia para el catequista puede ser tam-bién servicio comunicativo. Una formación del catequista solo funcional o didáctica no tiene sentido, es estéril estrategia. Al mismo tiem-po, la sola maduración de fe del catequista, sin hacerlo capaz de su tarea específi ca, es decir, la dinámica comunicativa como espacio del nacer, crecer y llegar a la madurez de la fe, deja desguarnecido el aspecto principal de su ministerio y puede quedarse en una for-mación espiritual inefi caz.

CINCO COMPETENCIAS DEL CATEQUISTA

Los mejores catequetas europeos como E. Biemmi, A. Fossion y H. Derroitte afi rman que dentro de estas dos dimensiones de la formación de los catequistas, en una pers-pectiva que mantenga juntas la capacidad de propuesta de la fe con la del cuidado de la fe, podemos considerar de forma nueva las cinco competencias fundamentales, reinterpreta-das según los criterios ya indicados.

Competencia bíblico-teológica

Esta competencia consiste en la capaci-dad de hablar de la fe de forma correc-ta y coherente, de manera dinámica y signifi cativa, con claridad y simplicidad, sin caer nunca en el simplismo. No exige grandes cualidades intelectuales o una formación especialista, pero sí cierta-mente un mínimo de conocimientos bási-cos para saber distinguir lo esencial de lo accesorio, para poder poner en relación los distintos enunciados de la fe y los di-versos aspectos de la vida cristiana. Con-cretamente, el catequista debe ser capaz de leer las Escrituras de forma correcta, de comprender el dinamismo de la histo-ria de la salvación, de comprender y sabe explicar las afi rmaciones fundamentales del Credo. Tendrá que adquirir también el sentido del vivir la fe en la Iglesia, en sus dimensiones comunitaria, litúrgica, sacramental, ética y de compromiso en el mundo.

Considero importante que a los catequis-tas se proponga ante todo una formación bíblica, y después en las cuatro colum-nas de la catequesis, tal como nos las ha consignado la tradición: el Credo, los sacramentos, los mandamientos, el Pa-dre Nuestro. Subrayo especialmente la importancia de tratar con los catequistas todos los artículos del Credo, que les re-sultan difíciles de comprender y de co-municar. Mi experiencia dice que es éste un camino privilegiado de formación.

Los jóvenes y adultos que entran en nuestras comunidades reclaman ya dos atenciones: el primer anuncio y la

profundización de su fe

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gratuito de los creyentes. Es esto lo primero que la for-mación debe transmitir a los catequistas, pero también a los párrocos y a los obispos. De hecho, esta visión se transforma en empatía y simpatía hacia los destinata-rios del anuncio, considerados como “capaces de Dios”, buscadores de Dios no menos que los de las generacio-nes pasadas.

Para los catequistas, conseguir una competencia cultural es un trabajo que requiere mucho tiempo. Se adquie-re o se va adquiriendo con la vida, en el ejercicio de un empleo, por medio de información o formación en el campo social. La formación específi ca de los catequistas consistiría entonces en enseñarles cómo gestionar esa competencia cultural en el campo de la catequesis. Este ejercicio de la competencia cultural es indispensable en la catequesis para hacer la fe más comprensible y más deseable en un determinado contexto. También es ne-cesaria para el prestigio del catequista respecto a su auditorio. El catequista no puede aparecer como un per-sonaje de “sacristía”, encerrado en su mundo religioso o en las palabras de un catecismo. Es necesario que se presente integrado en su medio, instruido, curioso, no sólo en el campo religioso, sino también en todo lo que constituye la vida de los hombres.

Competencia pedagógica

El catequista es también un pedagogo. Su arte consiste en introducir en la fe por medio de un proceso peda-

Competencia cultural

La competencia teológica tiene que estar acompañada por un conocimiento del contexto socio-cultural en el que se desarrolla esta catequesis. El catequista debe conocer a aquellos a quie-nes se dirige: su ambiente de vida, su historia, sus preguntas, sus referencias, sus gustos, sus aspiraciones. Esto exige al cate-quista estar insertado en la vida ordinaria, interesarse por todo lo que interesa a los destinata-rios del mensaje cristiano, estar presente en sus conversaciones, como Jesús con los discípulos de Emaús (“¿De qué estabais ha-blando por el camino?”) o de Fe-lipe con el eunuco (“¿Entiendes lo que estás leyendo?”).

Se espera del catequista que ha-ble de la fe o que la haga des-cubrir no de forma abstracta o separada de la vida, sino hacién-dola resonar en el corazón de la vida, en sus interrogantes y as-piraciones fundamentales.

Por lo que atañe a esta compe-tencia cultural, creo que es im-portante sobre todo que los ca-tequistas adquieran una mirada serena sobre la cultura actual, que la vean con esperanza y no con pesimismo. Hay que ayudar-les no sólo a no quedar deprimi-dos, sino a estar contentos del fi n de la cristiandad sociológica. Hay que gozar ante el nuevo es-cenario que se abre a la fe: el tiempo de la libertad, de la gra-tuidad y por tanto, de forma to-talmente nueva, de la propues-ta, de la misión evangelizadora. El evangelio se siente bien en una cultura plural, se encuen-tra más a gusto que dentro de un cristianismo de la obligación, de la necesidad, de lo dado por supuesto, de lo debido. La no necesidad cultural del cristianis-mo abre una etapa nueva para la fe. Le devuelve el carácter de propuesta libre y de libre adhe-sión. Y así relanza el testimonio

Es importante que los catequistas adquieran una mirada serena sobre

la cultura actual, que la vean con esperanza y no con pesimismo. Hay

que gozar ante el nuevo escenario que se abre a la fe: el tiempo de la libertad, de la gratuidad y por

tanto, de la propuesta, de la misión evangelizadora

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sonas o grupos diversos. De ahí la importancia de que la catequesis tenga una buena organización clara, variada y fl exible. Desde este punto, es preciso que el catequis-ta sea apto para insertarse en una pastoral catequética de conjunto, es decir, en el proyecto global de una co-munidad cristiana elaborado para asegurar, de diversas maneras, el servicio de la fe, desde su despertar hasta su maduración, a las personas, a los grupos y a toda la comunidad.

Competencia espiritual

La quinta competencia determinante es la espiritual. Se refi ere a la capacidad para orientar la actividad catequé-tica con espíritu evangélico y bajo la acción del Espíritu Santo. Esto supone que los catequistas no vivan solo la espiritualidad común de los cristianos (fe, esperanza y caridad), sino que cultiven actitudes espirituales es-pecífi cas, propias de la tarea catequética: escucha del otro, respeto de la libertad, confi anza en la persona, paciencia, espíritu de servicio y de ayuda recíproca, etc. No hay catequesis si ésta no llega a ser un lugar de experiencia concreta del Evangelio y de acogida del Es-píritu Santo.

Diversos autores hablan de determinadas actitudes es-pirituales que parecen esenciales en la labor catequé-

gógico pensado y organizado. Es importante que pueda disponer de una serie diferenciada de re-cursos pedagógicos y didácticos.

En algunos momentos, el cate-quista puede asumir el papel de enseñante: informa, desarrolla un tema, da formación. El catequis-ta aparece como alguien deposi-tario de un saber que transmite. Es como el maestro que distribu-ye con autorización un conjunto de conocimientos sobre la fe y la vida cristiana. Esta enseñanza magistral puede ser muy viva y dar lugar a un diálogo muy ani-mado de preguntas y respuestas.

En otros momentos, el catequista puede ser el animador: el que or-ganiza los intercambios del grupo de modo que se aprenda gracias a la interacción entre los partici-pantes. El catequista no es el que sabe, sino el que se esfuerza para que se expresen los conocimien-tos, experiencias o cuestiones que están presentes en el grupo, para que se comparten y susciten el debate.

Puede ser también un facilitador del aprendizaje. No parte de su saber ni de lo que sabe el grupo. Va a poner a los componentes del grupo en la situación de buscar y descubrir por ellos mismos. El ca-tequista propone documentos de trabajo. El grupo es esencialmen-te activo.

Competencia organizativa

El catequista no es sólo un peda-gogo. También tiene que ser un buen organizador. La catequesis, no hace falta recordarlo, es una tarea de la Iglesia, que se inser-ta en el medio eclesial que tiene sus lugares, sus tiempos, sus re-uniones, sus asambleas, su arti-culación. La catequesis no está aislada de nada eso. Tampoco es obra de una sola persona o de un grupo de catequistas. Nace de la responsabilidad de la asamblea de la comunidad y se dirige a per-

Los catequistas no sólo han de vivir la espiritualidad común de

los cristianos, sino que cultivarán actitudes específi cas: escucha del

otro, respeto de la libertad, confi anza en la persona, paciencia, espiritu de

servicio y de ayuda recíproca... No habrá catequesis si ésta no llega a

ser un lugar de experiencia concreta del Evangelio

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tica. Dejarse evangelizar por aquellos a los que se esfuerza por evangelizar. El catequista nunca está evangelizado plenamente; tampoco es el que lleva el Evangelio a los que están totalmente alejados. El arte del catequista consis-te en discernir la presencia del Espíritu, que siempre le precede en las personas y en las situaciones que se encuentra, incluso donde menos se espera. Ca-tequizar es estar siempre dispuesto a recibir de los que quiere catequizar, el testimonio de que Dios ya está actuan-do en ellos.

Atreverse a acoger desde la situación del otro. El catequista debe ir al otro, a entrar en su situación, creyendo en sus capacidades de acogida.

Combinar rigor con una sana despreo-cupación. Hay que esperar del catequis-ta que sea muy riguroso en la prepara-ción de los contenidos de la catequesis, en su pedagogía y organización. Esta preocupación por el rigor es una cua-lidad que testimonia el respeto a la Palabra de Dios y a las personas. Este rigor en la catequesis debe vivirse con espíritu de servicio no de poder. Porque la transmisión de la fe no es nunca ob-jeto de una conquista ni producto de un esfuerzo. El catequista debe reconocer que nunca tiene poder para transmitir la fe o hacerla crecer. Su trabajo se cen-tra en las condiciones que pueden hacer la fe comprensible, posible y deseable. Su acción llega hasta ahí. Lo demás es asunto de la gracia y la libertad.

Plantear la diferencia entre “creer con” y “creer como”. Una de las tentaciones de los catequistas es querer que los desti-natarios de la catequesis crean “como él”. Pero entonces, tiene el peligro de imponer su propia manera de vivir la fe. Con la capacidad espiritual el catequis-ta sabrá actuar sin imponer su manera particular de vivir la fe. Su papel es el de vigilar que los destinatarios de la ca-tequesis sean fi eles al mensaje cristiano que reciben, pero que lo puedan vivir no obligatoriamente como él.

Ser compañero de camino. El catequis-ta debe ser capaz de crear relaciones personales con los que reciban la cate-quesis sin prejuicio de su papel de ani-

mador de los grupos. Es decir, la espiritualidad del catequista deberá aunar el sentido comunitario con la preocupación por el acompañamiento individual. Y, todo esto, con la perspectiva de un camino que pide paciencia, que no quiere resultados inmedia-tos, que deja tiempo al tiempo, que acepta confi a-damente que en el camino haya resistencias, dudas, difi cultades, abandono de algunos.

Estas cinco grandes competencias deben ser procu-radas siempre según la doble dimensión ya indica-da: ante todo como crecimiento humano y espiritual del catequista, después como capacidad de comu-nicar la fe.

EL MODELO FORMATIVO

Finalmente hay que decir algo acerca del modelo que hay que seguir en la formación de los catequis-tas. Sabemos que durante muchos años la forma-ción de los catequistas se ha inspirado en un modelo de “vulgarización teológica”. Este tipo de formación del catequista tiende a que asimile una serie de in-formaciones teológicas simplifi cadas, resumidas. La lógica que se sigue es la de una comunicación “en cascada”, de arriba abajo (especialista, catequista, destinatario) según la técnica del resumen, con la inevitable pérdida de profundización en cada nivel de la cascada. Es una formación que produce ca-tequistas repetidores, reproductores de nociones poco profundas. De las “escuelas” para catequistas hemos pasado en estos últimos años a cursos se-gún un modelo de “laboratorio”, “donde juntos se aprende, se expresa y se proyecta según itinerarios formativos; nos catequizamos recíprocamente y es-

El catequista debe reconocer que

nunca tiene poder para transmitir la fe o hacerla

creer. Su trabajo se centra en las condiciones que pueden hacer la

fe comprensible, posible y deseable.

Su acción llega hasta ahí. Lo

demás es asunto de la gracia y la

libertad

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tamos atentos a cuanto sucede efecti-vamente en la catequesis en acto”.Es muy importante tener presente este principio fundamental: el catequista re-pite sin darse cuenta el modelo formati-vo con el que ha sido formado. Es inútil por tanto exhortarlo a una catequesis de acompañamiento y de iniciación si-guiendo cursos de tipo frontal. Para un itinerario de formación para la nueva fi sonomía de catequistas, a la vez capaces de proponer la fe (evange-lizadores) y de acompañar su desarrollo y profundización (propuesta de fe, cui-dado de la fe), sugiero estas dos indica-ciones prácticas.

Hay que distinguir claramente, me pa-rece, la formación de base (con tiempo limitado) de la formación sobre el te-rreno o permanente. La de base es hoy fundamental, ya que las nuevas gene-raciones de catequistas no se han be-nefi ciado de la formación pos-conciliar. Están desguarnecidos respecto a la fe y a sus contenidos fundamentales.

Por eso, mientras la formación perma-nente puede seguir un modelo de labo-ratorio o sistemático, a propósito de va-rios aspectos de los retos catequéticos concretos, la de base puede ser repen-sada en una triple dimensión: narrativa, kerigmática, catecumenal.

Ante todo un planteamiento narrativo, que introduce en la formación la expe-riencia de los catequistas, la narración de sus historias humanas y de fe, el cruce de sus narraciones con las gran-des narraciones bíblicas.

Un planteamiento kerigmático, es decir, de anuncio, para ellos. No hay que su-poner que sean creyentes y habrá que ponerlos en contacto con el corazón del Evangelio, con vistas a una adhesión renovada que es al mismo tempo acto, contenido y actitud. Hay que conducir-los a dar su asentimiento a la fe como

adhesión a Cristo y a los contenidos esenciales del Símbolo, dentro de la comunidad eclesial. Si son for-mados en esto, instintivamente darán a su cateque-sis una connotación kerigmática, de primer anuncio.

Un planteamiento en cierto sentido catecumenal, iniciático. Se puede pensar en un recorrido en el que los catequistas tienen una experiencia iniciática: ri-tos, pasos de conversión indican una entrada pro-gresiva en la fe y en la capacidad de comunicarla.

Si son formados con estos tres registros llegarán a ser capaces de realizar una des-intelectualización de la fe y de restituirle su carácter de experiencia.

Sobre estas tres lógicas formativas se pueden inte-grar tranquilamente las cinco áreas de competen-cias requeridas: la bíblico-teológica, la cultural, la pedagógica, la organizativa y la espiritual. ENTRE COMPETENCIA Y SIMPLICIDAD

Nuestros catequistas son todos voluntarios. El cua-dro que he presentado parece exigir profesionales de la evangelización, preparados a través de una larga formación, cosa que ni los párrocos poseen. No podemos cargar a los laicos, que tienen trabajo y familia, con un peso formativo demasiado exigente. Creo por lo tanto que la formación de nuestros cate-quistas deba poseer dos características:

a) Debe tener una duración razonablemente breve. Podemos pensar en un bienio de formación básica y en algunos encuentros de formación permanente. El tiempo más limitado tendrá que ser compensado con una formación no fragmentaria, pensada dentro de una propuesta orgánica y gradual. Deberá ser también una formación bien cuidada, conducida en equipo, con un modelo de aprendizaje activo (narrativo, ke-rigmático, catecumenal) en las cuatro áreas descritas.

b) Será una formación que los mantiene simples, laicos, capaces de un testimonio inmediato y “ca-liente”. Habrá que evitar, por tanto, toda forma de clericalismo, invitándolos a presentar la fe correc-tamente, pero siempre con la simplicidad que pro-viene de sus vidas y de su condición laical, evitando convertirlos en pequeños teólogos. Son estos, de hecho, los aspectos decisivos para un testimonio y un servicio catequético efi caz y creíble.

La formación de base es hoy fundamental, ya que las nuevas generaciones de catequistas no se han benefi ciado de la

formació pos-conciliar. Están desguarnecidos respecto a la fe y a sus contenidos fundamentales

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Refl exiona, comenta y dialogaIndica aquellos aspectos que han aparecido en este artículo con los que estás de acuerdo o en desacuerdo.

Analiza y valora la formación de catequistas que se da en tu entorno parroquial, escolar…

De las cinco competencias que debe adquirir el catequistas indica cuáles te parecen las más importantes, cuáles están más olvidadas, cuáles son las menos necesarias…

Dialoga en el grupo lo que estos nueve cuadernillos sobre catequesis te han aportado a ti y a tu grupo de referencia.

TEXTOS PARA COMENTAR

Todos estos quehaceres nacen de la convicción de que cualquier actividad pastoral que no cuente para su realización con personas verdaderamente formadas y preparadas, pone en peligro su cali-dad. Los instrumentos de trabajo no pueden ser verdaderamente efi caces si no son utilizados por catequistas bien formados. Por lo tanto, la adecuada formación de los catequistas no puede ser

descuidada en favor de la renovación de los textos y de una mejor organización de la catequesis.

En consecuencia, la pastoral catequética diocesana DEBE DAR ABSOLUTA PRIORIDAD a la formación de catequistas laicos. Junto

a ello, y como elemento realmente decisivo, se debe cuidar al máximo la formación catequética de los presbíteros, tanto en los planes de estudio de los seminarios como en la formación per-

manente. Se recomienda encarecidamente a los Obispos que esta formación sea exquisitamente cuidada (Directorio General para la

catequesis 234).

Oración del catequista

Espíritu Santo, haz de nosotros personasde corazón amplio y generoso,

felices de ser cristianos,entusiastas de Jesús y de su obra,

contentos de pertenecer a la Iglesiaoptimistas y esperanzados en el esfuerzo,

comprometidos en la transformación del mundo.

Que caminemos en la vidacon valor y decisión, con esfuerzo y energía,

con ilusión y esperanza.derrama sobre nosotros todos tus dones.

Ayúdanos a descubrir tu presencia y acciónen nosotros, en las personas y en el mundo.

Haz que seamos capaces de colaborar contigoen la realización del Reino de Dios.

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CARTA AL PADRE ALBERIONEantonio díaz tortajada

“Cristo es el camino”“Cristo es el camino”

Estimado y querido Santiago Alberione:

Te cuento. Un hombre de otro mundo cae de repente so-bre la tierra. Viene de un mundo donde no hay espejos y por lo tan-to nunca ha visto su imagen refl e-jada en ellos. En la tierra se en-cuentra dentro de una habitación y ve cómo a través de una ven-tana, un rostro se mueve. ¿Quién será esa persona?, se pregunta el visitante. Trata de tocarla, pero el otro se limita a imitarlo, mueve los labios y la boca exactamente como él. ¿Quién será ese otro? No logra hablar con él y enfada-do dice: “Voy a tener que romper esta ventana para poder tocar a ese hombre”. Rompe el espejo y se encuentra dentro de un muro.

Esta historia, padre, es real en muchos sentidos. El espejo puede convertirse en un muro entre yo y mí mismo. Yo me observo, me conozco, pero soy un extraño para mí mismo, no puedo acercarme a mí mismo; entre lo que soy en realidad y lo que quisiera ser se levanta un espejo impenetrable. Esta historia también es cierta por lo que se refi ere a mi prójimo. A menudo creo hablar con mi próji-mo, pero en realidad permanezco encerrado en mí sin lograr salir de mí mismo, sin hacer algo más que refl ejar mi propia imagen en el otro, aunque yo no lo quiera.

Cuántas personas temen que Dios no sea más que una proyección del hombre, una imagen gigante de sus propios deseos. Y aunque yo crea en ese Dios, aunque esa re-

alidad haya logrado convencerme ¿acaso delante de Él, muchas vec-es, no permanezco encerrado en mí mismo, sin salir de mí mismo? ¿No será el mundo una habitación llena de espejos por todos lados, en las paredes, el techo y el sue-lo? Parece ser un espacio grande, amplio y abierto, mientras que en realidad no es más que una cel-da estrecha cuyas paredes están cubiertas por las construcciones y los productos del hombre, de modo que el hombre se encuentra únicamente a sí mismo, y no ve las cosas, las realidades, los orí-genes. Amenaza acabar con todo eso para que quede sólo una cosa que así no puede vivir: él mismo.

Hoy muchos hombres de nuestro tiempo se alejan de los valores cristianos no porque los rechacen considerándolos absurdos, sino porque tienen una preocupación enorme: No lo lograré nunca, para mí no hay un camino que me conduzca hasta allá... En el fondo del corazón humano existe un ansia de construir caminos en lugar de muros, puentes en lugar de fosos y zanjas, puertas y ventanas en lugar de espejos.

Necesitamos un camino, bus-camos un camino. Cada día de mi historia personal se enfrenta a un cruce de caminos. ¿Cómo podem-os saber el camino? La afi rmación, casi angustiada (“Señor, no sabe-mos dónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?”) es pronunciada por uno de los apóstoles. Ellos ven que su Maestro se aleja, que se va aquel que en pocos meses ha

revolucionado completamente sus vidas y temen no poder volverlo a ver. Esos hombres habían dejado su esposa, sus hijos, sus amigos y su trabajo, habían hallado una existencia nueva; habían encon-trado una persona inimaginable, habían encontrado a un hombre con el cual era hermoso estar, un hombre ciertamente difícil, pero el sacrifi cio que él pedía les recom-pensaba con creces.

Tú conociste a lo largo de tu vida la misma experiencia de estos apóstoles. Tuviste un encuen-tro con Jesucristo que marcó tu vida. A veces sentías derrotas y dolor. Pero al mismo tiempo sus palabras encerraban para ti una luz imposible de hallar en las pa-labras de otros. Tanto es así que en medio de estos razonamientos y titubeos de fe respondiste como Pedro: “¿Dónde iremos? Tú tienes palabras que explican la vida”.

Tú te encontraste con Jesucristo en aquella experiencia mística. Todo lo que hiciste en tu vida fue sorprendente pero lo que más asombraba era la promesa encerrada en tu vida-milagro que cumplías y dejabas atónitos a tus contemporáneos: Mostrar a Jesucristo-camino. Tú supiste ser un buen alumno en su escuela. Y aquí nace la pregunta: “¿Cómo podemos ir sin saber el camino?” Tú nos hablaste de Cristo “camino”. Conocer el camino: En toda historia del hombre no hay ninguna pregunta más importante, ni respuesta más fundamental. Gracias por ayudarnos.

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“La verdadera libertad está en el

ENTREVISTA A LA HNA Mª CELESTE, OBLATA victoria luque

¿Por qué estás aquí, en este mo-nasterio de To-ledo? Hace re-

lativamente poco ha tenido mucho éxito un libro (Qué hace una chi-ca como tú en un sitio como éste, Edit. Libros Libres) que habla sobre la experiencia de distin-tas jóvenes que deciden ingresar en la clausura. La vida en clausura no es una broma, ¿cuál es la perla preciosa que has encontrado por la que merece la pena de-jarlo ”todo”?

Muchos piensan que me en-trego a un ideal, o simple-mente a una forma de vida. Y yo les digo que no; no me entrego a ningún ideal sino a una Realidad, a una Persona que es Jesucristo. Él ha sido la perla preciosa por la cual lo he dejado todo, y ese todo me parece nada, cuando le conocí a Él.

Supongo que para tomar la decisión de renunciar a tu propia libertad física, ha de

haber una experiencia muy fuerte de encuentro con Je-sucristo, ¿podrías dar unas pinceladas de cómo ha sido esta llamada del Señor?

Recorrí un camino de conversión creciente hasta que el Señor me llamó a esta vocación, donde aprendí que la verdadera libertad está en el corazón. Aunque par-

ticipaba mucho en la parroquia no era una chica muy piadosa, llevaba una vida un poco parale-la, hasta que llegó un punto en que empecé a cuestionarme qué sentido tenía ser cristiana. El mo-mento crítico fue cuando salí con un chico que era agnóstico; mi fe comenzó a tambalearse. Dios me empujaba a tomar una decisión, y lo elegí a Él.

¿Hasta entonces te habías planteado alguna vez ser re-ligiosa y de clausura?

No, nunca, ni siquiera se me pasó por la mente. De hecho cuando dejé a este chico, aconteció mi primer encuentro con el Señor. A Él le pedí con mucho fervor, que me diera un esposo para siem-pre; en ese momento sentí que

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La Hna Mª Celeste Gragera, Oblata de Cristo Sacerdote, tiene 25 años, es profesa temporal desde hace unos meses, y, exultante, se presta a hablar con nosotros sobre su opción por Cristo a través de la clausura

Él me miraba como el Padre de la parábola del Hijo pródigo, como si nunca le hubiese ofendido. Vol-vía a la casa del Padre, después de haber estado algunos años de mi juventud, tibia y munda-na. Y es como sí Él me dijese en el fondo de mi conciencia: ¿”un esposo para la vida de la tierra, o para siempre”? Y enseguida terminé mi petición: Para siem-pre, para siempre... Meses más tarde comprendería, que el único esposo que duraba para siempre era Jesucristo. Que era Él mismo quién me habla dado la gracia de desear ser su esposa, de pedir di-cha gracia y de dármela..Entonces ¿Se cumple en ti aquella afi rmación de Bene-dicto XVI, “Dios no quita nada y lo da todo?

Así es, no me quitó los deseos que tenia de casarme y tener hijos, sino que Él todo lo llevó a plenitud. Me dio como hijos a toda la humanidad y a Jesucristo como único y eterno Esposo. Al igual que mis deseos de ayudar a las personas. En un principio quería estudiar medicina, más tardé me decanté por psicología. Y cuando me encontré con Jesús, Él me enseñó más aún: sanar las enfermedades del alma (Dios quita el mal del pecado), que es la raíz de todos los males.

¿Podrías explicarme cómo se concibe la maternidad espiri-tual en la clausura?

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“Descubrí que Dios había puesto en mi corazón y en el de todas las personas un ansia infi nita de felicidad, que las cosas fi nitas, transitorias, no la podían saciar.

Encontré esta felicidad cuando Él me dio la fe en la Eucaristía”

En la vida de oración con-tinua, y uniendo nuestros sacrifi cios a la cruz del Se-ñor, Él se sirve de ello para dar vida a las almas-hijas que nos ha dado. Es pensar que ese trabajo o esa ora-ción que haces, es un canal donde se derrama la gracia para quien lo esté necesi-tando. Como nuestro fi n es sobrenatural nuestros me-dios son también sobrena-turales.

¿Veis de alguna mane-ra los frutos de vuestra oración?

Alguna vez, sí. Pero la mayoría de las veces no, porque la ora-ción puede llegar hasta los confi -nes más insospechados que sólo Dios ve y sólo en la eternidad lo sabremos.

¿Tiene la oración poder para cambiar el corazón de los hombres y, en su caso, la vo-luntad de Dios?

Sí; salvaguardando siempre su li-bertad, y teniendo en cuenta que la voluntad de Dios en un sentido amplio es inalterable. Dios siem-pre escucha la oración de inter-cesión por nuestros hermanos, cuando se hace con fe y perse-verancia, aunque no siempre se realiza cuando nosotros quere-mos, sino como decía la Madre Maravillas de Jesús: “Cuando Dios quiera, como Dios quiera y donde Dios quiera”.

Siempre me ha llamado la atención la alegría que tienen

las monjas de clausura. ¿Es-tamos “los de fuera” equivo-cados? ¿Quizás buscamos la felicidad donde no está?

Cuando una persona está llena de Dios, es imposible no irradiar esta alegría y amor a los demás. Descubrí que Dios había puesto en mi corazón y en el de todas las personas, unas ansias infi -nitas de felicidad, que las cosas fi nitas, transitorias, no la podían saciar. Recuerdo cuando encon-tré esta felicidad, y fue cuando Él me dio la Fe en la Eucaristía. Cuando descubrí que allí estaba Jesús vivo en Cuerpo y Alma, mi vida comenzó a cambiar por completo. Esa sed que tenía de su amor y de estar con Él, des-cubrí que, en el fondo, era la sed que Él tenia de mi amor; exac-tamente igual que en el encuen-tro de Jesús con la samaritana. “Si conocieras quién es el que te pide de beber, tú le pedirías o Él y Él te daría agua Viva” o aquella

preciosa afi rmación de san Agustín: “Nos hiciste para ti y nuestro corazón anda inquieto hasta que no descanse en Ti”.

Vosotras oráis espe-cialmente por los sacer-dotes y seminaristas, ¿cuándo comenzaste a tomar conciencia de orar por los sacerdo-tes? ¿Veías que los de fuera eran conscientes también de ello?

A través de unas circuns-tancias negativas: por ejemplo, viví de cerca

que un sacerdote amigo dejara el sacerdocio, veía la importancia de su misión y por tanto la nece-sidad de rezar por ellos. Algunas veces me iba a quejar al Señor y se me iluminaban estos pen-samientos que me daban mucha paz: ¿has orado por él? ¿te has sacrifi cado por él? Hay poca con-ciencia de orar por los sacerdotes todavía; si hubiese más fe, se re-zaría más para que ellos tuviesen las gracias que necesitan, pues como dice Nuestro Señor: hay demonios que sólo se van con la oración y el ayuno.

¿Cómo es un día en la clausu-ra? ¿Tenéis tanto tiempo libre como algunos piensan?

Todo nuestro día gira alrededor de la Liturgia de las Horas, que va santifi cando el día: rezando con los mismos salmos que Je-sús rezó. Se entremezclan en el horario los trabajos manuales, sencillos, caseros, como la vida

A la dcha, la Hna Mª Celeste

cuando era postulante. Arriba, ya

siendo profesa temporal, en

el claustro del convento.

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“Hay poca conciencia de orar por los sacerdotes todavía; si hubiese más fe, se

rezaría más para que ellos tuviesen las gracias que necesitan; como dice Nuestro Señor, hay demonios que sólo se van con

la oración y el ayuno”

de Jesús en Nazaret, lo cual nos facilita el silencio y la soledad. Dejando que Él vuelva a entregarse en nosotras, orando con nuestro corazón y traba-jando con nuestras ma-nos. El tiempo es oro para nosotras, como optamos por una vida de pobreza, lo aprovechamos al máxi-mo para trabajar, para re-zar y estudiar.

¿Han llegado las nuevas tec-nologías a los conventos de clausura? ¿De qué manera mantenéis lazos con el mun-do, sin estar en él? ¿Cómo concebís el uso de las tecno-logías?

Por estar en clausura no despre-ciamos las nuevas tecnologías; las consideramos un don de Dios, siempre y cuando se usen mode-radamente y para fi nes buenos. Usamos de ellas sólo en la medida de la necesidad, para poder tener la vida de oración constante y de silencio. Nuestro contacto con el mundo lo tenemos por medio de las visitas familiares, correspon-dencia, a través de personas alle-gadas que nos piden oraciones. Leemos algún artículo de algún periódico católico.

Muchos, desde fuera, ven esta vida vuestra como “inefi caz” apartada del mundo, con falta de implicación en la vida coti-diana de la gente, que sufre y padece tantas necesidades. ¿Esto es así? ¿Os replegáis porque el mundo os asusta?

No, más bien al contrario, Re-cuerdo que nadie se imaginó que yo fuera a optar por la vida de clausura porque era una de las personas más activas de la pa-rroquia. Descubrí que sólo la vida contemplativa colmaba mis gran-des deseos de ayudar, porque

con el poder de la oración llegas mucho más allá de nuestra limi-tada naturaleza. Quien ve esta vida como inefi caz es porque le falta fe y porque piensa que todo se puede con esfuerzo humano; pero sin la gracia nada podemos: ”Sin Mí no podéis hacer nada».

Vamos a celebrar en mayo la Jornada pro Orantibus, en la que se toma conciencia de la importancia de que haya cris-tianos dedicados a la oración. ¿Qué sería de la Iglesia activa si no contara paralelamente con una Iglesia contemplati-va?

Sería como un cuerpo sin cora-zón. De hecho, las personas que se dedican al apostolado, tienen que tener su parte de vida con-templativa, si no resultaría in-efi caz, y podría convertirse en una simple ONG. Ahí tenemos el ejemplo de Madre Teresa de Calcuta, la cual pasaba horas enteras en oración antes de sa-lir a atender a los moribundos de las calles. Cuando yo vivía fuera, muchas veces pensaba en esto: “¿Cómo voy a dar a Dios que es Amor, si no estoy llena de Él? Sólo en la oración y en los sacra-mentos nos llenamos de Él, para después darlo.

Sobre estas líneas, la Hna Mª Celeste con su familia,

el día en que entraba en el convento.

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YO SOY EL ALFA Y LA OMEGApedro moreno

Pablo debe ser nuestro modelo

“El que permanece unido a mí y yo en él, da mucho fruto” (Jn 15, 5)

Si la fe es vivir el encuen-tro con una persona, con Cristo, y vivir desde ese encuentro, bien podemos

afi rmar que confesar y trasmitir la fe es confesar y trasmitir a Cristo.

El bautismo: Puerta y camino de la fe

La confesión de la fe, o confe-sión de Cristo como acabamos de afi rmar, es una exigencia ineludi-ble de nuestro bautismo, puerta y principio del camino de la fe. Iluminamos nuestra afi rmación desde el Evangelio de san Lucas. Nos recuerda el evangelista el momento en que Jesús fue a la sinagoga de su pueblo y le en-tregaron el libro santo para que lo leyese. Añade: “…encontró el pasaje donde estaba escrito: “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado para anunciar el Evan-gelio a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad y a los ciegos la vista. Para dar libertad a los oprimidos, para anunciar el año de gracia del Señor” (cfr. Lc 4,14-22).

El texto que, como decimos, nos remite a Cristo, nos remite tam-bién a nosotros mismos, nos re-mite a nuestro bautismo y a sus exigencias. También nosotros, en el bautismo, hemos sido un-

gidos por el Espíritu para anun-ciar el Evangelio a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad, para anunciar el año de gracia del Señor. Nuestra unión a Cristo, en aquella hora bautis-mal, fue unión a su condición sa-cerdotal, profética y regia. Con-sagrados por el Espíritu como Él quedamos destinados a vivir en su misma condición y estilo de existencia.

El apóstol Pablo, modelo en la confesión de la fe

Mirar a Pablo, el apóstol de Cristo por excelencia, es mirar a quien se nos presenta como modelo en la confesión de la fe, en el anun-cio de la fe. Nos puede ir bien el recordar su mandato a Timoteo que es, por otra parte, la expre-sión de su misma vida. Le escribe así: “Esfuérzate por presentarte ante Dios como un hombre pro-bado, como un obrero que no tie-ne de qué ruborizarse, como el fi el predicador da la palabra di-vina” (2 Tim 2,15). Son palabras que nosotros las leemos como di-chas a nosotros mismos

Varias lecciones nos enseña Pa-blo cuando se trata de confesar la fe o confesar a Cristo. Recor-damos algunas: Pablo anuncia el Evangelio desde la identifi cación con Cristo. La fe es para él Cris-to. Ha hecho suyas las palabras

del Señor en el Evangelio: «La obra de Dios es ésta: que creáis en el que él ha enviado» (Jn 6, 29). Creer en Jesucristo es, por tanto, el camino para poder lle-gar de modo defi nitivo a la salva-ción”, ha escrito el Papa en Porta Fidei (PF 3).

“Ya no vivo yo, es Cristo quien vive en mí…” Pablo lleva a ple-nitud su condición bautismal: injertado, confi gurado, revesti-do de Cristo y sus sentimientos, hecho una cosa con él. Por eso puede también decir: “Para mí la vida es Cristo…” ó “Todo lo estimo nada y basura con tal de ganar a Cristo…”

“Sin mí no podéis hacer nada”, nos había dicho el Señor. Es ne-cesario, como lo hizo Pablo, es-tar vitalmente unidos a Cristo por la oración, la palabra (en la que descubrimos la presencia de Cristo) y la vivencia de los sacra-mentos, como primera condición para confesar la fe, para poder confesar a Cristo.

Nadie puede dar lo que no tiene, dice el refrán y el sentido común. No podemos dar a Cristo si no lo poseemos, si no es el alma misma de nuestra existencia y la fuerza que llena nuestro cora-zón. Si el sarmiento no está vi-talmente unido a la vid no puede dar frutos. Pues igual nosotros,

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si no estamos bien unidos a Cristo no po-demos dar frutos ni confesar su nombre. Pablo anuncia el Evangelio urgido por el amor de Cristo (2 Cor 5,14). Urgido desde dentro. “Por eso, también hoy es necesario un compromiso eclesial más convencido en favor de una nueva evangelización para re-descubrir la alegría de creer y volver a en-contrar el entusiasmo de comunicar la fe”, ha escrito también el Papa en Porta Fidei (PF 7). En este sentido, es especialmente revelador el siguiente texto de los llamados Lineamenta para el último Sínodo sobre la evangelización. Allí leemos: “Por lo tanto, afrontemos la nueva evangelización con entusiasmo. Aprendamos la dulce y recon-fortante alegría de evangelizar, aunque pa-rezca que el anuncio sea una siembra entre lágrimas (cf. Sal 126, 6).

«Hagámoslo –como Juan el Bautista, como Pedro y Pablo, como los otros Apóstoles, como esa multitud de admirables evangelizadores que se han sucedido a lo largo de la historia de la Iglesia– con un ímpetu interior que nadie ni nada sea capaz de extinguir. Sea ésta la mayor alegría de nuestras vidas entregadas. Y ojalá que el mundo actual – que busca a veces con angustia, a veces con esperanza –pueda así recibir la Buena Nueva, no a través de evangelizadores tristes y desalentados, impacientes o ansiosos,

sino a través de ministros del Evangelio, cuya vida irradia el fervor de quienes han recibido, ante todo en sí mismos, la alegría de Cristo, y aceptan consagrar su vida a la tarea de anunciar el reino de Dios y de implantar la Iglesia en el mundo». Sólo es posible trasmitir y confesar la fe desde el entusiasmo del corazón. Cuando nos sentimos quemados y plenifi cados por la verdad del Evangelio (sigue en la siguiente página)

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Por la verdad que es Jesús mis-mo, entonces trasmitimos ese mismo fuego y esa misma ver-dad.

Pablo anuncia el Evangelio estan-do muy atento a las necesidades, al grito de los hombres. Recorde-mos aquella visión que nos cuen-ta el propio Pablo, cuando un jo-ven macedonio se le presentaba y le decía “Pablo, ven a Macedo-nia y ayúdanos”. Añade el após-tol que “persuadidos de que Dios nos había llamado para evangeli-zarlos”, se dirigieron a Macedonia (cfr. Hech 16, 6-10).

Este grito del joven macedonio (Pablo, ven y ayúdanos) nos re-cuerda otros muchos gritos del Evangelio: “Jesús, hijo de David, ten compasión de mí…” “Señor, que vea…” “Señor, mi criado está paralítico en casa, con unos do-lores terribles…” (cfr Mt 8, 5-13), “Señor, si quieres puedes curar-me…” Nos recuerda también mu-chos otros gritos del hombre de hoy. Porque también el hombre de hoy sigue teniendo hambre y sed de Dios. “Como la samari-tana, también el hombre actual puede sentir de nuevo la nece-sidad de acercarse al pozo para escuchar a Jesús, que invita a creer en él y a extraer el agua viva que mana de su fuente (cf. Jn 4, 14)” (PF 3).

Nos toca estar muy atentos a los gritos de hambre o sed, de justicia o verdad, de esperanza y de sentido, que salen del co-razón de nuestros contemporá-neos. Se nos pide conocimiento y sensibilidad nuevos, mucha capacidad de discernimiento, acompañamiento, ante tantos hermanos necesitados. Pablo anuncia el Evangelio desde la conciencia de que lleva ese te-soro en vasija de barro, para que se vea que todo depende de Dios (cfr. 2 Cor 4,7s). Cuando se trata de confesar la fe, de con-fesar a Jesucristo, no podemos olvidar que no se trata de una obra nuestra; es la obra de Dios, la obra de su gracia. Lo nuestro, con todo el empeño que poda-mos poner, siempre será la “va-sija de barro”. La fuerza siempre será de Dios.

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Evangelizar, tarea primera

NUEVA EVANGELIZACIÓN (I)felicísimo martínez, o.p.

El Concilio Vaticano II se-ñaló ya la evangelización como la misión priorita-ria de la Iglesia. Así, el

Concilio presentó la evangeliza-ción como la tarea central de la Iglesia misionera, insistiendo en la necesidad de conocer los sig-nos de los tiempos para anunciar debidamente el evangelio o para transmitir la fe a nuestros con-temporáneos. De esta forma, la evangelización debe realizarse en diálogo con el mundo y sus inte-rrogantes, y en apertura a todos los valores que se encuentran fuera de la Iglesia visible, sin vio-lencia y en libertad religiosa. Y es tarea de toda la Iglesia. Sin ha-blar de “Nueva evangelización”, el Concilio urge una evangeliza-ción renovada.

Evangelii Nuntiandi

Pablo VI nos regaló uno de los documentos más extraordina-rios sobre la evangelización: la exhortación apostólica Evangelii Nuntiandi. Este es el documento maestro sobre la evangelización

de los pueblos. El documento es el resultado del Sínodo de los Obispos sobre la Evangelización. Y recoge ya ricas experiencias de evangelización en distintos contextos geográfi cos y cultu-rales del mundo actual. En este documento se subrayan ya im-portantes dimensiones de la ac-tividad evangelizadora: diálogo con el mundo, conciencia de los problemas de éste, utilización de la Biblia, renovación de la litur-gia y predicación, surgimiento de nuevas comunidades, incorpora-ción progresiva de los laicos a la acción eclesial, contactos ecumé-nicos....

Así, se dice que la evangelización es el centro del programa pas-toral de la Iglesia. Es la misión esencial de la Iglesia, su iden-tidad más profunda. La Iglesia debe comenzar por evangelizarse a sí misma. El anuncio del evan-gelio no es facultativo, pues to-dos los pueblos tienen el derecho a que se les anuncie el evangelio. Asímismo, señala que la Iglesia debe estar atenta a los interro-gantes y problemas del mundo actual: increencia y secularis-mo, religiosidad popular, los no creyentes y no practicantes, el diálogo con la cultura, drama de nuestro tiempo o el desafío de la

de la

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inculturación. Y que debe ser lle-vada a cabo por las Iglesias parti-culares. En la Evangelii Nuntiandi se indica además que el objetivo de la evangelización es transfor-mar la sociedad y a las personas según las exigencias del evange-lio; Jesús es el gran evangeliza-dor que anuncia y practica el Rei-no de Dios, el cual es a un tiempo gracia y responsabilidad para la humanidad. Debe anunciar libe-ración y defender los derechos humanos. Debe ser vivencial e histórica: no se reduce a un sim-ple adoctrinamiento, sino que busca la adhesión de corazón al programa de vida propuesto por Jesús. Implica la palabra o el anuncio explícito, el testimonio de la vida, la celebración li-túrgica, el compromiso... Y es obra de toda la Iglesia.

El anuncio a los pobres

Las iglesias latinoamerica-nas recibieron esta heren-cia del Concilio y de Pablo VI, y la aplicaron a las si-tuaciones concretas del continente latinoamericano. Se trata de un continente masivamente católico pero urgido de una más intensa evangelización, que respon-da a los dramáticos proble-mas de la promoción humana, de la justicia, la paz, los derechos humanos... Especialmente las Conferencias episcopales latinoa-mericanas de Medellín y Puebla, sin hablar de una nueva evange-lización, pusieron el énfasis en la necesidad de evangelizar el con-

tinente. Los proyectos pastorales de las iglesias latinoamericanas asociaron la evangelización con el desafío evangélico de la libe-ración. Es una tarea eclesial en medio del pecado estructural del

mundo. Es una evangelización hecha desde una decidida opción por los pobres, destinatarios pre-feridos del Reino, y también suje-tos de evangelización. Este anun-cio del Evangelio a los pobres es la acreditación más efi caz de la Iglesia. Se propone fomentar en

los fi eles una fe lúcida, adulta y comprometida. Que atienda a la dimen-sión personal y comu-

nitaria. Fue Juan Pablo II el que hizo de la “Nueva Evangelización” el programa pastoral de su pon-tifi cado y ofi cializó el nombre de “Nueva Evangelización”. Anunció este programa pastoral por pri-mera vez en Polonia, su patria natal, evocándolo luego en Haití (evocando el medio milenio de la evangelización del Continente) y luego en el Parlamento Euro-peo (evocando los dos milenios de cristianismo). Aquí pidió que se haga surgir de nuevo el alma cristiana de Europa, pues es par-te esencial de su identidad... Y fue proponiendo el mismo pro-grama de Nueva Evangelización con motivo de distintos aconteci-mientos y efemérides.

Juan Pablo II y la Redemptoris Missio

En sus discursos pastorales Juan Pablo II recordó constantemente que la Nueva Evangelización ha de ser nueva en su ardor, en sus métodos y en su expresión, des-tinada a promover la civilización del amor. En su visita a Bolivia se-

En cada continente Juan Pablo II fue marcando unos desafíos: en América Latina, el desafío de la justicia y la liberación; en Europa, el desafío del secularismo y la increencia; en Asia y África el desafío de la inculturación y del diálogo con las grandes tradiciones religiosas

Arriba, unas monjas celebran la Semana San-

ta en Jerusalén (Abril, 2012). Junto a estas

líneas, procesión de ca-tólicos en Moscú (Marzo, 2010). Abajo, ritual del candomblé, una de las

religiones afrobrasileñas con más auge en Brasil.

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El beato Alberione: profeta de la nueva

evangelización

El beato Santiago Alberione (1884–1971), fundador de

la Sociedad de San Pablo y de la Familia Paulina, ha sido un ferviente y convencido profeta de lo que hoy entendemos por “nueva evangelización”, antes aún de que se empezara a uti-lizar esta expresión. Así se lo reconoció en vida el gran papa Pablo VI, en la audiencia per-sonal que le concedió el 28 de junio de 1969, cuando, en pre-sencia de un numeroso grupo de miembros de las diversas instituciones por él fundadas, le otorgaba la meritoria distin-ción Pro Ecclesia et Pontifi ce: “Miradlo, humilde y silencio-so, incansable, siempre aler-ta, siempre ensimismado en

ñaló los siguientes criterios para la Nueva Evangelización: valora-ción de la religiosidad popular y de las culturas autóctonas, de-nuncia de las idolatrías que con-ducen a la muerte, opción prefe-rencial por los pobres. Y debe ser obra de todos los miembros de la Iglesia.

En cada continente Juan Pablo II fue marcando unos desafíos a la Nueva Evangelización: en Améri-ca Latina, el desafío de la justi-cia y la liberación; en Europa y América del Norte, el desafío del secularismo y la increencia; en Asia y África, el desafío de la in-culturación y del diálogo con las

grandes tradiciones religiosas… Para comprender el concepto de Nueva Evangelización en el magisterio de Juan Pablo II, es importante tener en cuenta su encíclica Redemptoris Missio. En ella distingue la missio ad gen-tes, la nueva evangelización, la actividad pastoral. La nueva evangelización se refi ere al anun-cio segundo del evangelio o a la evangelización de los bautizados distanciados de la fe y de la co-munidad.

El Kerigma

La Nueva Evangelización evoca y hace referencia indirecta a la pri-mera evangelización. La primera evangelización eclesial tiene su origen en el anuncio kerygmáti-co. Jesús comienza anunciando

la presencia del Reino, que es don y gracia liberadora, destina-do preferentemente a los pobres. La primera comunidad cristiana centra su predicación en el keryg-ma: el anuncio de Cristo muerto y resucitado. Evangelizar y predi-car son equivalentes. El kerygma es prioritario respecto a la cate-quesis. No es simple enseñanza doctrinal, sino anuncio profético de una experiencia, transmisión de la experiencia pascual. Pero la fe pascual no es simple ilumina-ción humana. Es obra del Espíri-tu. El resumen del kerygma es: 1) ha llegado el tiempo de la ple-nitud, 2) en Cristo Jesús; 3) Je-sús, en virtud de la resurrección ha sido exaltado; 4) el Espíritu Santo ha sido donado a la Iglesia como signo del poder y la gloria de Cristo; 5) la época mesiánica alcanzará su consumación por obra de Dios.

El anuncio del kerigma va a acompañado por la realización de signos (curaciones, comunidad, eucaristía, caridad...). Esta pri-mera evangelización tiene lugar en un ambiente de persecución y de martirio. A partir del reco-nocimiento ofi cial del cristianis-mo como religión del Estado, el proceso de la iniciación cristiana cambia notablemente: primero bautizados y luego evangelizados y convertidos. Se pasa de una fe personalizada a una fe cada vez más sociológica. Con el debilita-miento de la praxis catecumenal, se debilita también la tarea evan-gelizadora. Ahí están las raíces de un proceso que ha llevado hoy a postular la necesidad de una Nueva Evangelización. Benedicto XVI tomó el testigo de sus prede-cesores y ha hecho de la Nueva Evangelización el objetivo central del Año de la Fe y del reciente Sí-nodo de los Obispos.

Fue el papa, Juan Pablo II, quien ofi cializó el nombre de “nueva

evangelización”. La nueva evangelización se refi ere al anuncio

segundo del evangelio o a la evangelización de los bautizados

distanciados de la fe y de la comunidad

sus pen-samientos que van de la ora-ción a la acción (según la fórmula tra-dicional: ora et labora, reza y trabaja), siempre atento a escrutar los signos de los tiempos, es decir, las fórmu-las más geniales de llegar a las almas… Nuestro Padre Al-berione ha dado a la Iglesia nuevos instrumentos, nuevos medios para vigorizar y am-pliar su apostolado, nueva capacidad y nueva conciencia de la validez y de la posibili-dad de su misión en el mun-do moderno y con los medios modernos”.

El beato Alberione: El beato Alberione: profeta de la nueva profeta de la nueva

evangelizaciónevangelizaciónf

evangelización

El beato Santiago Alberione (1884–1971), fundador de

la Sociedad de San Pablo y dela Familia Paulina, ha sido un ferviente y convencido profeta de lo que hoy entendemos por “nueva evangelización”, antes aún de que se empezara a uti-lizar esta expresión. Así se loreconoció en vida el gran papa Pablo VI, en la audiencia per-sonal que le concedió el 28 de junio de 1969, cuando, en pre-sencia de un numeroso grupode miembros de las diversas instituciones por él fundadas, le otorgaba la meritoria distin-ción Pro Ecclesia et Pontifi ce: “Miradlo, humilde y silencio-so, incansable, siempre aler-ta, siempre ensimismado en

sus pen-samientos que van de la ora-ción a la acción (según la fórmula tra-dicional: ora et labora, rezay trabaja), siempre atento a escrutar los signos de los tiempos, es decir, las fórmu-las más geniales de llegar a las almas… Nuestro Padre Al-berione ha dado a la Iglesia nuevos instrumentos, nuevos medios para vigorizar y am-pliar su apostolado, nueva capacidad y nueva conciencia de la validez y de la posibili-dad de su misión en el mun-do moderno y con los medios modernos”.

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En el breve relato de su vida paulina en Pakistán, Sor Daniela, desvela donde está la raíz de su profunda felicidad

TESTIGOS DEL EVANGELIO: daniela baronchelli, hsp

Yo era una chica feliz, en casa y en el ambiente campesino de Farfengo, un pueblito de la provincia

de Brescia (Italia). Muy orienta-da a ofrecer mis veinte años a un novio, a Gino, el mejor joven del pueblo. Sin embargo, Jesús me sedujo y me atrajo… De modo inesperado para Gino y para mí. Al inicio del noviazgo, antes del primer beso, sentí fuerte su voz: “No aquí, no así, te haré mía para una misión”.

Mi hermana Irene, más joven que yo, había ingresado en las Hijas de San Pablo en Alba. Yo estaba enfadada, “porque la vida –decía− no se debe desaprove-char entre los muros de un con-vento”. Pero un día comprendí que (aun no me explico cómo…) Dios me llamaba en el “convento” de las Hijas de San Pablo, para una misión especial: ¡debía par-tir pronto!. Desde aquel día, en la pequeña iglesia de mi pueblo,

donde ardía un fervor misionero, ya no cantaba: “Manda a aque-llos que enseñan el camino del cielo”, sino: “Mándame con aque-llos que enseñan el camino del cielo”.

Misionera para la comunicación vital del Evangelio

Yo, primera de siete hermanos, he dejado a mi familia, a Gino, al pueblo donde estaba activamen-te insertada, segura de que el Se-ñor me habría llevado a tierra de misión, donde la vida paulina se-ría más exigente, pero entregada por Él y por los pueblos para la comunicación vital del Evangelio. Dios ha sido fi el, magnífi co. Me ha acompañado en mis primeros quince años en Nigeria, Tanzania y Kenia, donde me he enamorado

profundamente de los africanos y he gozado comunicando el Evan-gelio a la gente, sedienta de la verdad. Quince años de servicio entre la guerra y una pobreza enorme, pero también tanta gra-cia experimentada con la llegada de las primeras vocaciones y una abundante difusión del mensa-je cristiano. ¡Era un esplendor la vida paulina en Nigeria! Pero en 1967 fue imposible continuar, porque el Gobierno no concedía los “visados” a causa de la guerra del Biafra. Cerramos la comuni-dad y pasamos las aspirantes a una congregación local. Sólo Dios sabe el dolor y las lágrimas de-rramadas.

De Africa a Pakistán

Enamorada de África, era feliz en Kenia, donde fui enviada des-

Mi vidaMi vidaentre los musulmanesentre los musulmanes

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pués de Ni-geria. Pero, de repente, llega el avi-so de la superiora general: «Deja África». Después de dos años de aprendizaje en la “Escuela de la fe” en Friburgo (Suiza), fui en-viada a la desconocida, difícil y jamás soñada, tierra paquistaní.Las Paulinas entraron en Pakis-tán en 1965; lentamente han crecido y ahora las comunidades son tres; tenemos una modesta editorial, tres librerías y nuestra comunicación a través del sitio web. Las jóvenes profesas pa-quistanís, esperanza de futuro, ya son trece.

Aquí las Paulinas son muy apre-ciadas por la Iglesia, que nos co-noce como las Hermanas de la Bi-blia. Hemos impreso la Biblia en urdu (el idioma nacional de Pa-kistán), la cual llevamos al pue-blo de Dios con entusiasmo, jun-to a actividades de catequesis y formación bíblica. Hemos sufrido varias amenazas y un atentado en 2008, con destrucción parcial de la librería de Lahore. Pero me siento privilegiada de vivir entre mis queridos cristianos margina-dos y perseguidos, en esta Igle-sia minoritaria (con poco menos de 2 millones de fi eles, entre una población de 190 millones).

En mi larga vida misionera, siento que Dios me ha conducido paso a paso; me ha dado alegría, amor y gracia. Su táctica espiritual es inconfundible: llama a la misión a través de no pocos sacrifi cios y pide siempre desapego. Después

de veintisiete años trabajando en Lahore, años llenos de rela-ciones, formación y leadership… Dios, a través de mi superiora, me dice: «Levanta los pies y ve a Karachi». Es la ciudad donde hay más terrorismo y fundamentalis-mo, lo cual hace insegura la vida de los cristianos, abiertamente perseguidos. Aquí, en cada mo-mento, palpamos que el Señor es fi el a su pacto de Alianza y nos

protege en los graves peligros. Ahora, con ochenta años, conti-núo alabándolo por la gracia de la misión en Pakistán. Aún sigo siendo misionera, feliz de poder llegar a un gran número de per-sonas con la Palabra de Dios, de sembrar un libro de oraciones, de cantos o un crucifi jo… cosas que los cristianos conservan como te-soros preciosos, signo de vida y de esperanza.

Las Hijas de San Pablo

Primera Congregación religio-sa femenina, fundada por el Beato Santiago Alberione en 1915. Forman parte del con-junto de Instituciones funda-das por él y que constituyen la Familia Paulina.

El P. Alberione, siempre aten-to a los signos de los tiem-pos, intuyó el papel especial de la mujer en la sociedad y en la Iglesia y el aporte signi-fi cativo que la mujer consa-grada a Dios está llamada a dar a la evangelización en el vasto y complejo mundo de la comunicación.

Con la guía sabia y profética de Sor Tecla Merlo, el Insti-tuto ha encontrado la concre-ción del carisma del Funda-dor.

El nombre Hijas de San Pablo (Paulinas) encierra la profun-da relación que las une a San Pablo. Tras las huellas del Apóstol, se comprometen a vivir y anunciar a Jesucristo Camino, Verdad y Vida en el moderno areópago de la co-municación. En san Pablo, la vida, la espiritualidad y la mi-sión de las Paulinas encuen-tran inspiración y modelo.

La Congregación cuenta con 2300 hermanas, presentes con su labor apostólica en 52 países de los cinco continen-tes. En la Delegación de Es-paña las Paulinas son 33, en 5 comunidades.

A las tres librerías Paulinas de Pakistán (en Lahore, Karachi,

Rawalpindi) acuden los misioneros y cristianos de todas provincias de Pakistán. En la foto de la pág. an-

terior, Sor Daniela está entregando a una hermana los catecismos para

los niños de su parroquia.

Las Paulinas de la Dele-gación de

Pakistan, en un Encuentro

de espiri-tualidad,

animado por Sor Daniela

(en el centro en la foto).

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Mirando al futuro del caris-ma paulino, del 14 al 28 de febrero de 2013 se ha

celebrado en Alfonso, Cavite (Fi-lipinas) la V Asamblea Intercapi-tular de la So cie dad de San Pa-blo, en la que han participado 27 Paulinos en repre sentación de los 34 países de los cinco continen-tes en los que actualmente está presente la Congregación.

El P. Silvio Sassi, Superior general, ayudado por sus Consejeros, nos ha presentado a los Superiores Provin-ciales y Regionales de las 18 Circuns-cripciones una vi-sión sinóptica que abraza todas rea-lidades paulinas esparcidas en los cinco continen-tes. Asimismo los Superiores de Circunscripción hemos puesto en común la si-tuación concreta de la porción de Congregación que nos ha sido confi ada. Ha habido, pues, una integración fecunda entre la perspectiva de carácter univer-sal y la de dimensión local. Nos hemos escuchado por turno. Por eso lo que pensamos de la Con-gregación y de la Familia Paulina al término de la Asamblea Inter-capitular no es la misma idea que teníamos al principio.

Con el paso de los días, ha ido creciendo una mentalidad común sobre la situación de la Congre-gación. Ello ha permitido situar cada país en el contexto de to-dos los demás, concienciándonos de los aspectos positivos y de las situaciones problemáticas, con reconoci mien to hacia los Paulinos comprometidos en la vida pauli-

na y con aban-dono confi ado en la sabiduría del Espíritu para que él supla nuestras incapacidades y nuestros límites.

Con f ron tando las grandes ne-cesidades de la misión y de la formación pau-lina y las reales energías de que disponemos para afrontarlas, constatamos la desproporción y somos conscientes de “llevar un tesoro en vasijas de barro” (2Cor 4,7). Sin embargo no queremos transformar las lamentaciones de nuestros límites en una razón de vida, sino que tenemos la audacia de poner al servicio del Evange-lio nuestras pobrezas personales,

comunitarias, de la Congregación y de la Familia Paulina, siguiendo el ejemplo de san Pablo que afi r-ma: “Cuando soy débil, entonces soy fuerte” (2Cor, 12, 10). Próxi-mos al centenario de la funda-ción (1914-2014), observamos algunos cambios importantes. En varios países se están desa-rrollando signifi cativamente las

VIDA PAULINA

V ASAMBLEA INTERCAPITULAR DE LA SSP: Nuevos paulinos para nuevos destinatarios

Arriba, una panorámica de la V Asamblea Intercapitular de la SSP. Junto a estas líneas, en una celebración eucarística. Abajo, los participantes del Encuentro.

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actividades apostólicas, dispuestas a inte-grar la comunicación digital en el apostolado tradicional. Ya desde los años 80 se ha con-siderado parte integrante del carisma paulino no sólo la utilización de la comunicación para la evangelización explícita y la promoción de valores humanos en óptica cristiana, sino también el estudio, la investigación y la en-señanza de la comunicación en facultades y centros de estudio. También experimentamos cambios signifi cativos en la formación inte-gral paulina, esforzándonos por garantizar la cualidad de la enseñanza teórica, intelectual, pero completándola con la formación paulina práctica, poniendo así el estudio al servicio del apostolado.

Las cuatro ruedas del carro paulino evolu-cionan en contextos radicalmente diversos de los iniciales en que se elaboraron, y para mantener joven el carisma es preciso pro-ceder a una actualización con una fi delidad creativa pero valiente, sin repetir fórmulas y eslóganes que, poco a poco, para las nue-vas generaciones de paulinos resultan incom-prensibles e incapaces de entusiasmar y de motivar.

Para reavivar el carisma paulino a casi cien años de su nacimiento, en fi delidad creativa, debemos conocer más y mejor el pensamien-to y la obra del beato Santiago Alberione. Sólo así podremos actualizar sus componen-tes en el actual contexto histórico, reafi rman-do con claridad que la misión es la única ra-zón de nuestro existir en la Iglesia, que puede realizarse de modo duradero sólo uniendo las fuerzas entre todos los países.

Si no se da un verdadero conocimiento de la herencia recibida, es imposible proceder a una actualización efi caz, pues no conociendo el modo de pensar ni el ideario del Fundador, se corre el riesgo de no saber identifi car los factores inmutables de lo que debe ser pues-to al día constantemente. Sin conocer exac-tamente de dónde venimos, no es posible decidir con sensatez adónde vamos. P. Juan Antonio CARRERA, SSP Superior provincial de España

El 27 de febrero pasado se presentó en Madrid el libro de Pablo Pineda, El reto de aprender. Editado por la Editorial San Pablo, el acto contó con la par-ticipación de Vicente del Bosque, Ana García-Mina, Soledad Herreros, Alberto Andreu y Luis Fernando Vílchez. Este último señaló que el libro es “un relato escrito desde la conciencia y experiencia de quien, como Pablo, refl exiona sobre su singularidad diver-sa, distinta, en relación con otras personas”.

Presentación de El reto de aprender

SAN PABLO España en dispositivos móvilesSAN PABLO España ha desarro-llado el sitio www.sanpablo.es en su versión exclusiva para dis-positivos móviles. El sitio exclu-sivo para los dispositivos móvi-les, visible en cuanto se accede a la página www.sanpablo.es desde alguno de los dispositivos enunciados más arriba, facilita a los usuarios la posibilidad de consultar, entre otras cosas: la librería electrónica, buscar material, suscribirse, hacer pedidos y solici-tar estados de cuenta desde una plataforma que se adapta a la pantalla de su dispositivo móvil.

Presentación: La suave y penetrante palabra de Dios

El autor, p. Joaquín Igle-sias, es un gran predi-cador. Él habla de lo que vive y siente, en un len-guaje actual, cercano, di-recto, tocando temas que nos afetan hoy. Hace que el Evangelio tenga senti-do para la gente y enseña cómo vivirlo día a día. Es un libro que vale la pena conservar, leer y releer. Es una maravillosa herra-mienta de oración. Intro-

ducido por Xavier Velasco, con la colaboración di-recta de Quique y del autor, el evento concluyó con un concierto de Gospel. Después, fi rma de libros y aperitivo.

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VIDA PAULINA

Ejercicios Espirituales 2013

La casi totalidad de los miem-bros de la Familia Paulina con presencia en España -Socie-

dad de San Pablo, Hijas de San Pablo, Pías Discípulas del Divino Maestro, algunos representantes de los Institutos Agregados Pauli-nos y un sacerdote amigo- hemos hecho los Ejercicios Espirituales correspondientes al año 2013. La intensa experiencia espiritual, realizada en dos tandas sucesivas entre el 27 de enero y el 11 de febrero, ambas dirigidas por el P. Teófi lo Pérez, tuvo lugar en la Casa de Ejer-cicios Nuestra Señora de los Reyes y San Ignacio, Pozuelo de Alarcón (Madrid). El tema principal en torno al que han girado las meditaciones y las celebraciones litúrgi-cas de estos días fue la fi delidad creativa a nuestro carisma a cien años de la fundación de la Sociedad de San Pablo y de las demás ramas de la Familia Paulina, teniendo como texto de referencia la Carta anual del Su-perior General, P. Silvio Sassi, enriquecido con otras aportaciones del Director de los Ejercicios.

Proyecto web 2.0El equipo de Nuevas Tecno-

logías de la comunicación e información del CIDEP (NTIC) P. Aderico Dolzani y P. Alberto Sca-lenghe (Prov. Argentina-Chile-Perú); Cl. Erivaldo Dantas (Prov. Brasil) ; P. Arnoby Álvarez (Prov Colombia-Ecuador-Panamá); Cl. Juan Carlos Pinto (Prov. España) y Cl. Sergio Argüello (Prov. Méxi-co) y el Administrador Delegado del CIDEP, P. Salvador Armas, reunidos en la Ciudad de Quito-Ecuador (del 25 al 1º de Marzo de 2013) iniciamos nuestro en-cuentro con el objetivo de reali-zar una estrategia de grupo para la evangelización en las nuevas tecnologías de comunicación.

Las prioridades, más relevantes son:

• Reconstruir la Arquitectura de Información de todos nuestros sitios en base a la experiencia del usuario.

• Hacer nuestros sitios web en versión dinámi-ca y con disponibilidad de ser descargados y navegados como apli-cación (en modo web y nativo).• Convertir nuestros si-tios en internet y redes sociales en canales de escucha e interac-ción con nuestros destinatarios en una comunidad de lectores y autores.

• Mejorar nuestro posicionamien-to en buscadores y redes sociales reconstruyendo la ingeniería de nuestros sitios con base en una estrategia SEO.

• SEO interno: mejorar de forma sustancial el buscador de nues-tros sitios para que los visitan-tes encuentren lo que necesitan o sean canalizados para recibir ayuda.

• Renovar el contenido y la pre-sentación de nuestra sección: ¿Quiénes somos? para las pági-nas editoriales.

En un segundo momento hemos acordado algunas acciones para dar un mejor servicio de nues-tro apostolado digital a nuestros destinatarios. Entre lo más des-tacado:Nos propusimos lanzar nuestros nuevos sitios en todos nuestros países el 20 de agosto de 2013. Éstos tendrán áreas comunes y áreas particulares de acuerdo a sus propias necesidades.

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El mes de febrero ha sido un mes muy especial para las hermanas de la Delegación

de las Discípulas del Divino Maes-tro en España. El día 10 de febre-ro, fi esta de Santa Escolástica y 89º aniversario de fundación de la Congregación, la novicia Lidia Troya hacía su primera profesión religiosa en la parroquia Santa Teresa de Toledo.

Desde que Lidia nos conoció, hace ahora cinco años y medio, estuvo vinculada especialmente a la pequeña comunidad de To-ledo, que sirvió de mediación y puente para que ella conociera la Congregación. Allí vivió año y medio, durante el prepostulanta-do y postulantado, y adquirió una visión pastoral de nuestro caris-ma y misión. Allí tuvo su primera experiencia de fraternidad y allí se entusiasmó con los caminos posibles de servicio a la Iglesia y a la humanidad de nuestro tiem-po, tal y como es ahora, en sus búsquedas espirituales, sus ne-cesidades y su alejamiento de Dios.

Por eso Lidia ha querido hacer su primera profesión en Toledo, como un signo de la Presencia de Dios en medio de esa comu-nidad eclesial y con toda la Fami-lia Paulina convocada para la ce-lebración. Y también ha querido hacerlo en Toledo como un testi-monio, para numerosos jóvenes, de que Dios sigue llamando, ena-

morando y atrayendo al proyec-to del Reino que Jesús inició. Así pues, y tras dos años de novicia-do en Roma en los que hizo cami-no con una joven italiana (Jose-fi na) y otra polaca (Magdalena), acompañadas por su maestra Sor Santina y por la comunidad de noviciado constituida por dos hermanas más y dos novicias de primer año (Gracia y Guida), lle-gó el día de su consagración al Señor en esta parroquia, cuya patrona es la mística española Santa Teresa de Ávila.

El rito de consagración tuvo lu-gar durante la Eucaristía de las familias, a las 11 de la mañana, presidida por el Vicario General de la diócesis, don Ángel Collado, y con la participación del párroco don Amadeo Galán, del superior

Primera profesión religiosa de Lidia Troya Cáceres

provincial de la SSP, don Juan Antonio Carrera, y de otros sa-cerdotes amigos. En la celebra-ción estuvieron presentes nume-

rosos familiares y paisanos de Lidia. La celebración fue hermosa. “Tened un co-razón más amplio que los océanos: Amad a todos”, rezaba uno de los carteles que ambientaban el tem-plo. Una frase de nuestro fundador, el beato Santia-go Alberione, que Lidia ha querido tener como lema para ese día y para su ca-mino. Había otro cartel: un enorme girasol con un SÍ rotundo y único. Como el girasol que busca cons-tantemente la luz del sol y acompaña su giro, así Li-dia quiere que su vida esté siempre orientada a Dios y

a su deseo. “Yo soy para mi ama-do y hacia él tiende mi deseo” (Cant 7,11). Y como María y los santos de todos los tiempos, ha querido consentir al proyecto de Dios sobre ella.

La celebración de la profesión de Lidia no terminó el día 10. Mu-chos paisanos suyos, que que-rían venir a Toledo, no tuvieron ocasión de ello y decidimos ir a Benalúa de las Villas para cele-brar una Eucaristía de Acción de Gracias por este acontecimiento. Así lo hicimos el día 24 de febre-ro. Agradecemos a todas las per-sonas que ayudaron a que estas fi estas fueran hermosas y llenas de alegría. ¡Con cuánto cariño prepararon esta celebración y con cuánta hospitalidad y amabi-lidad fuimos recibidos!

Junto a estas líneas, dos momentos de la profesión religiosa de Lidia Troya, y una foto de grupo con amigos y familiares.

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CINE Y VALORES HUMANOSjosé ignacio pedregosa, ssp

Hoy traemos a las pági-nas de Cooperador Pau-lino una cinta un tanto inusual, se trata de un

fi lm de origen Finlandés-Sueco. Sin embargo, es una de las me-jores películas que he visto hasta el momento. La sencillez y belleza de sus escenas, me cautivaron y logró conmoverme de manera ex-traordinaria.

Leila acaba de salir de prisión tras habérsele conmutado una cadena perpetua. El indulto tiene como condición ir a trabajar como asis-

tente del padre Jacob. Éste un anciano pastor luterano ciego que en la soledad de su casa de cam-po se dedica a acompañar espiti-rualmente a infi nidad de personas mediante el envio de cartas, ade-más de orar por ellos. Las heridas espirituales de Leila, heridas más importantes y dolorosas que las físicas, poco a poco van sanando en la convivencia con el Padre Ja-cob.

Es una película que nos invita a la refl exión, a la meditación, a la oración, a tratar a cada persona como si no existiera en el mundo nadie más. Todo ello de la mano del padre Jacob para quien tiene una importancia vital el contestar cada una de las cartas que reci-

be. Aunque también él tendrá que afrontar la decepción y la adversidad, que será capaz de superar por la esperanza y la fe. En lo cual también podemos ver la propia conversión del padre Jacob, que culmina de alguna manera en la escena de la iglesia vacía en la que él recita el texto del capítulo 13 de la primera car-ta de san Pablo a los Corintios: “Aunque repartiera todos mis bienes a los pobres y entregara mi cuerpo a las llamas, si no ten-go amor, no me sirve para nada. El amor es paciente, es servicial; el amor no es envidioso...”

Título original: Postia pappi Jaakobille.Dirección: Klaus Härö.Países: Finlandia y Suecia.Año: 2009.Duración: 74 min.Género: Drama.Interpretación: Kaarina Hazard (Leila), Heikki Nousiainen (padre Jacob), Jukka Keinonen (cartero), Esko Roine (Vankilan).Guión: Klaus Härö y Jaana Makkonen.Producción: Lasse Saarinen y Ristro Salomaa.Música: Dani Strömback.Fotografía: Tuomo Hutri.

Cartas al padre

Page 49: Revista Digital Cooperador Paulino

RESEÑAS

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Recomendamos

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El autor se apoya en la Encarnación y en los conceptos de Persona y Natu-raleza para ofrecer una comprensión más pedagógica de este misterio. Se centra después en el Espíritu Santo, que no es sólo la consecuencia del amor del Padre y del Hijo, sino que tiene también un papel activo en el seno de la Trinidad. Por último, anali-za el concepto de gracia, unido al de Trinidad.

APRENDER SEGÚN SE VIVE

Cada día de este mes de mayo pue-de ser un estímulo a nivel personal y comunitario: para profundizar en la Palabra de Dios y reconocer a María en su misterio de Mujer, de Madre, de Creyente y de Discípula; para medi-tar con ella el misterio de Dios; para aprender a vivir con ella, por medio de su presencia permanente en nues-tra cotidianeidad.

En su línea de promover los valores humanos y cristianos, San Pablo ha apos-tado siempre por la diversidad. Prueba de ello son el libro Lágrimas por ti. Vivir la discapacidad en familia, de Mariano Fresnillo, o el disco Bailando bajo la lluvia, de Miriam Fernández. Nos llega ahora El reto de aprender. Un relato desde la diversidad, que es un impresionante testimonio de superación, un alegato en favor de la educación y una llamada de atención sobre la realidad de las personas con síndrome de Down. Su autor es Pablo Pineda, actor, confe-renciante, maestro, licenciado universitario y ahora también escritor, desde su propia condición de Down. Y su recomendación es aprender, siempre, en todo momento. Como él. Álvaro Santos

El autor de este libro inicia en 2002 sus andanzas por el Camino de San-tiago, a la vez que empieza a escribir sus experiencias. Colaborador asiduo del foro del peregrino, en sus escri-tos alternan experiencias con notas informativas y relatos marcados de humor. En el año 2010 gana el pri-mer premio de relatos del camino de la Asociación de Amigos del Camino de Santiago.

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El tiempo de Pascua celebra la salida de toda esclavitud. Pascua signifi ca paso, superación de toda dependencia para gustar la libertad interior. Paso del de-sierto a la Tierra Prometida, de vivir a la intemperie y habitar en la casa del Se-ñor. Culmina el tiempo de espera y llega el momento de escuchar la noticia más permanente: ¡Cristo ha resucitado!

Síntesis signifi cativa del rico magisterio de Benedicto XVI. Este libro es una re-copilación de textos preparada por Giu-liano Vigini que da voz directamente a Benedicto XVI a través de los mensajes en las Audiencias generales, sus homi-lías y otros testimonios, para ofrecernos el legado espiritual de un Papa destinado a permanecer durante mucho tiempo en nuestros corazones.

EL GRAN CAMINANTEErroteta. 380 pág. 15 euros. Pedidos en la

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Page 50: Revista Digital Cooperador Paulino

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RESEÑAS

AVISO A LOS SUSCRIPTORES. Dado que a veces recibimos ejemplares devueltos con las observaciones de “dirección incorrecta”, “dirección incompleta” o “cambió de dirección”, les rogamos revisen si están recibiendo nuestra revista con la dirección adecuada. Igualmente, les rogamos nos avisen si reciben en cada número más ejemplares de los solicitados. Muchas gracias.

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AMOR SIN LÍMITESNarcea, Madrid. 124 pág. 11 euros.

El autor hace hablar a Dios Padre que, en un estilo directo, explica al lector las características de su amor: «Podéis llamarme Dios, Dios mío, Señor, etc. Incluso podéis dirigiros a mí como Belleza, Verdad, Luz o Fuerza, pero lo que más acerca mi corazón a vuestro lenguaje es que me llaméis Señor-amor o sim-plemente Amor. Yo soy el amor sin límites».

OTRA NOVEDADES: Juan Jáuregui: Semana Santa y domingos de Pascua, CCS 220 pág. 14 euros; Varios, Pastoral en la Escuela Católica, CCS 101 pág. 7,50 euros. Álvaro Ginel, Cartas sobre la fe, CCS 72 pág. 6 euros; Iniciar en la liturgia, CCS 48 pág. 5 euros. Emilio Alberich, Catequistas para una catequesis nueva, CCS 64 pág. 6 euros; Los contenidos de la catequesis, CCS 96 pág. 6,90 euros. Giovanni Marchioni, Propuestas y actividades para la catequesis, CCS 167 pág 17,90 euros.

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MI LEGADO ESPIRITUAL

BENEDICTO XVI

NOVEDAD

El corazón del magisterio de un papa que nos invita a la fe

y al encuentro con Cristo

«Un pequeño homenaje a un pontifi cado que deja un signo duradero»

160 págs. • 15 €

Resina, 1 • 28021 Madrid • Tel.: 917 987 426 • Fax: 915 052 050 • [email protected] • www.sanpablo.es

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