Revista Diplomado Forense Caso Jesus de Nazareth

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Escena del Crimen en Campo Abierto

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JESÚS DE NAZARET

Jesús de Nazaret, también conocido como Jesús, Cristo o Jesucristo, es la figura central del cristianismo y una de las figuras más influyentes de la cultura occidental. Para la mayoría de las denominaciones cristianas, es el Hijo de Dios y, por extensión, la encarnación de Dios mismo. Su importancia estriba asimismo en la creencia de que con su muerte y posterior resurrección redimió al género humano.

Según la opinión mayoritariamente aceptada en medios académicos, basada en una lectura crítica de los textos sobre su figura, Jesús de Nazaret fue un predicador judío que vivió a comienzos del siglo I en las regiones de Galilea y Judea, y fue crucificado en Jerusalén en torno al año 30, bajo el gobierno de Poncio Pilato.

Lo que se conoce de Jesús depende en buena parte de la tradición cristiana, redactados, unos 30 o 40 años, después de su muerte.

El Hombre

Jesús de Nazaret nació con bastante probabilidad en torno al año 4 a. C., y según la opinión mayoritaria de los estudiosos, su lugar de nacimiento fue la aldea galilea de Nazaret. Es probable que sus padres se llamaran José y María, y que tuviera varios hermanos y hermanas. No hay constancia de que estuviera casado; probablemente era célibe.

Como predicador itinerante, recorrió varias localidades de Galilea, anunciando una inminente transformación que denominaba Reino de Dios. Entre sus seguidores había varias mujeres.Desarrolló su predicación durante un tiempo imposible de concretar, pero que en cualquier caso no excedió de tres años.

Durante su predicación, alcanzó fama en la región como curador y exorcista. Su actividad como taumaturgo anunciaba también el Reino de Dios. Fue acusado de borracho y comilón, amigo de publicanos y prostitutas (Mt 11,19), y de exorcizar con el poder del demonio (Mt, 12, 22-30). Sus familiares lo tuvieron por enajenado (Mc 3,21). Las muchedumbres le inspiraban compasión (Mt 14, 14) y la única vez que habló de su personalidad se autodefinió como manso y humilde de corazón (Mt, 11-29) pero rechazó ser llamado bueno, porque solo Dios es bueno (Mc 10,18).

Con motivo de la fiesta de la Pascua, acudió con un grupo de seguidores suyos a Jerusalén, fue detenido por orden de las autoridades religiosas judías de la ciudad, quienes lo entregaron al prefecto romano, Poncio Pilato, acusado de sedición. Como tal, fue ejecutado, posiblemente en torno al año 30, por orden de las autoridades romanas de Judea.

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Entrada en Jerusalén y Purificación del Templo

Según los evangelios, Jesús fue con sus seguidores a Jerusalén para celebrar allí la fiesta de Pascua. Entró a lomos de un asno, para que se cumplieran las palabras del profeta Zacarías: «He aquí que tu rey viene a ti, manso y montado sobre un asno, sobre un pollino hijo de una bestia de carga»). Fue recibido por una multitud, que lo aclamó como «hijo de David» (según el Evangelio de Lucas, fue aclamado solo por sus discípulos).

Según los evangelios, fue al Templo de Jerusalén, y expulsó de allí a los cambistas y a los vendedores de animales para los sacrificios rituales .

Vaticinó la destrucción del Templo y otros acontecimientos futuros.

Expulsión de los mercaderes del templo,según la interpretación de Giotto (siglos XIII-XIV).

Última Cena

La noche de Pascua cenó en Jerusalén con los Apóstoles, en lo que la tradición cristiana designa como Última Cena.

La Última Cena de Leonardo da Vinci.

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En el transcurso de esta cena pascual, Jesús predijo que sería traicionado por uno de los Apóstoles, Judas Iscariote. Tomó pan en las manos, diciendo «Tomad y comed, este es mi cuerpo» y, a continuación, cogiendo un cáliz de vino, dijo: «Bebed de él todos, porque esta es la sangre de la Alianza, que será derramada por la multitud para la remisión de los pecados».

Arresto

Tras la cena, Jesús y sus discípulos fueron a orar al huerto de Getsemaní. Los apóstoles, en lugar de orar, se quedaron dormidos, y Jesús sufrió un momento de fuerte angustia con respecto a su destino. Judas había efectivamente traicionado a Jesús, para entregarlo a los príncipes de los sacerdotes y los ancianos de Jerusalén a cambio de treinta piezas de plata. Acompañado de un grupo armado de espadas y garrotes, llegó a Getsemaní y reveló la identidad de Jesús besándole la mejilla. Jesús fue arrestado. Por parte de sus seguidores hubo un conato de resistencia, pero finalmente todos se dispersaron y huyeron.

Juicio

Tras su detención, Jesús fue llevado al palacio del sumo sacerdote Caifás. Allí fue juzgado ante el Sanedrín. Se presentaron falsos testigos, pero como sus testimonios no coincidían no fueron aceptados. Finalmente, Caifás preguntó directamente a Jesús si era el Mesías, y Jesús dijo: «Tú lo has dicho». El sumo sacerdote se rasgó las vestiduras ante lo que consideraba una blasfemia. Pedro, que había seguido a Jesús en secreto tras su detención, se encontraba oculto entre los sirvientes del sumo sacerdote. Reconocido como discípulo de Jesús por los sirvientes, le negó tres veces (dos según el Evangelio de Juan), como Jesús le había profetizado.A la mañana siguiente, Jesús fue llevado ante Poncio Pilato, el procurador romano. Tras interrogarle, Pilato no le halló culpable, y pidió a la muchedumbre que eligiera entre liberar a Jesús o a un conocido bandido, llamado Barrabás. La multitud, persuadida por los príncipes de los sacerdotes, pidió que se liberase a Barrabás, y que Jesús fuese crucificado. Pilato se lavó simbólicamente las manos para expresar su inocencia de la muerte de Jesús.Solo los romanos utilizaban la crucifixión como método de ejecución.Existen, sin embargo, discrepancias entre los investigadores a la hora de determinar algunas circunstancias de la ejecución. En primer lugar, en cuanto al delito del que fue acusado Jesús y por el cual fue condenado a la pena capital. En segundo lugar, en cuanto al grado de implicación de las autoridades judías de Jerusalén en el juicio y sentencia de Jesús.

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Crucifixión

Jesús fue azotado, lo vistieron con un manto rojo, le pusieron en la cabeza una corona de espinas y una caña en su mano derecha. Los soldados romanos se burlaban de él diciendo: «Salud, rey de los judíos». Fue obligado a cargar la cruz en la que iba a ser crucificado hasta un lugar llamado Gólgota, que significa, ¨Lugar del Cráneo¨. Le ayudó a llevar la cruz un hombre llamado Simón de Cirene.Dieron de beber a Jesús vino con hiel. Él probó pero no quiso tomarlo. Tras crucificarlo, los soldados se repartieron sus vestiduras. En la cruz, sobre su cabeza, pusieron un cartel en arameo, griego y latín con el motivo de su condena: «Este es Jesús, el rey de los judíos», que a menudo en pinturas se abrevia INRI (Iesus Nazarenus Rex Iudaeorum, literalmente ‘Jesús de Nazaret, rey de los judíos’). Fue crucificado entre dos ladrones.

Cristo crucificado de Diego Velázquez (siglo XVII).

Cronología

Ninguna de las fuentes ofrece una fecha exacta para la muerte de Jesús. Sin embargo, tanto las fuentes sinópticas como el Evangelio de Juan coinciden en que Jesús murió un viernes. El Evangelio de Juan, indica que la muerte de Jesús ocurrió el día anterior la fiesta de Pesaj (Pascua judía), que se celebraba el día 15 del mes hebreo de Nisán, es decir, el 14 de Nisán, la tarde en la que en el Templo de Jerusalén se sacrificaban los corderos pascuales. Se ha indicado que la información dada por Juan puede estar motivada por su intención de identificar a Jesús como el verdadero Cordero de Dios, ya que su muerte, tiene lugar a la misma hora en que en el templo se sacrificaban los corderos para la fiesta de Pascua.

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Todas las fuentes están de acuerdo en que la ejecución de Jesús tuvo lugar durante el mandato de Poncio Pilato (26-36). Si se acepta como cierta la información aportada por el Evangelio de Juan, las fechas posibles son el 30 y el 33, años en los que el 14 de Nisán fue viernes.Aunque la tradición cristiana considera generalmente que, en el momento de su muerte, Jesús tenía 33 años, en realidad tendría una edad superior, dado que, como se ha expresado, nació antes del 4 a. C. (año de la muerte de Herodes el Grande).

Camino del Gólgota

Antes de salir del patio del pretorio, los soldados colocaron el travesaño de la cruz sobre los hombros de Jesús.

Era costumbre obligar al condenado a que llevara el travesaño de la cruz hasta el lugar de la crucifixión. El condenado no llevaba toda la cruz, sino únicamente el madero más corto. Los postes de madera más largos y verticales de las tres cruces ya habían sido transportados al Gólgota y estaban firmemente hincados en el suelo. De acuerdo con la costumbre, el capitán dirigió la procesión, llevando unas pequeñas tablillas blancas en las que se habían escrito con carbón los nombres de los criminales y la naturaleza de los crímenes por los que habían sido condenados.

Para los dos ladrones, el centurión llevaba unos letreros con sus nombres, debajo de los cuales estaba escrita una sola palabra: "Bandido". Después de que la víctima había sido clavada en el travesaño y levantada hasta su sitio en el poste vertical, tenían la costumbre de clavar este letrero en el extremo superior de la cruz, justo encima de la cabeza del criminal, para que todos los espectadores pudieran saber por qué crimen se crucificaba al condenado. La inscripción que llevaba el centurión para colocarla en la cruz de Jesús había sido escrita por el mismo Pilatos en latín, griego y arameo, y decía: "Jesús de Nazaret el Rey de los Judíos".

Algunas autoridades judías que aún estaban presentes cuando Pilatos escribió esta inscripción protestaron enérgicamente porque se calificara a Jesús de "Rey de los Judíos". Pero Pilatos les recordó que esta acusación formaba parte de los cargos que habían llevado a condenarlo. Cuando vieron que no podían convencer a Pilatos para que cambiara de idea, los judíos le rogaron que al menos modificara la inscripción para que dijera: "Él ha dicho: 'yo soy el rey de los judíos'". Pero Pilatos se mantuvo inflexible y no quiso cambiar el letrero. A todas sus nuevas súplicas se limitó a contestar: "Lo que he escrito, escrito está."

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Normalmente se tenía la costumbre de ir hasta el Gólgota por el camino más largo, para que un gran número de personas pudiera ver al criminal condenado, pero este día se dirigieron por el camino más directo hasta la puerta de Damasco, por donde se salía de la ciudad hacia el norte, y siguiendo esta carretera, pronto llegaron al Gólgota, el lugar oficial de las crucifixiones en Jerusalén. Más allá del Gólgota se encontraban las villas de los ricos, y al otro lado de la carretera estaban las tumbas de muchos judíos acaudalados.

La crucifixión no era una forma de castigo judío. Tanto los griegos como los romanos habían aprendido este método de ejecución de los fenicios. Incluso Herodes, con toda su crueldad, no recurría a la crucifixión.

Los romanos nunca crucificaban a un ciudadano romano; sólo sometían a este tipo de muerte deshonrosa a los esclavos y a los pueblos sometidos. Mientras Jesús caminaba con dificultad hacia la crucifixión, se sintió muy cansado; no había comido ni bebido desde la Última Cena en la casa de Elías Marcos, y tampoco le habían permitido disfrutar de un instante de sueño.

Además, había soportado un interrogatorio tras otro hasta el momento de su condena, sin mencionar los azotes con el sufrimiento físico y la pérdida de sangre consiguientes. A todo esto había que añadir su extremada angustia mental, su aguda tensión espiritual y un terrible sentimiento de soledad humana.

Poco después de pasar por la puerta que conducía fuera de la ciudad, Jesús cayó bajo el peso de su pesada carga. Los soldados le gritaron y le dieron patadas, pero no pudo levantarse. Cuando el capitán vio esto, sabiendo lo que Jesús ya había soportado, ordenó a los soldados que se detuvieran. Luego le ordenó a un transeúnte, un tal Simón de Cirene, que cogiera el travesaño de los hombros de Jesús y le obligó a llevarlo durante el resto del camino hasta el Gólgota. Eran poco más de las nueve cuando esta procesión de la muerte llegó al Gólgota, y los soldados romanos se pusieron a la tarea de clavar a los dos bandidos y al Hijo del Hombre en sus cruces respectivas.

La Crucifixión

Los soldados ataron primero los brazos Jesús al travesaño con unas cuerdas, y luego clavaron sus manos a la madera. Después de haber izado este travesaño en el poste, y de haberlo clavado firmemente en el brazo vertical de la cruz, ataron y clavaron los pies de Jesús a la madera, utilizando un largo clavo para atravesar los dos pies.

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El poste vertical tenía un gran taco, colocado a la altura adecuada, que servía como una especie de sillín para sostener el peso del cuerpo. La cruz no era alta, y los pies de Jesús se encontraban aproximadamente a un metro del suelo, por eso podía escuchar todo lo que se decía de él, y podía ver claramente la expresión de los rostros de todos. Los que estaban presentes también podían escuchar fácilmente todo lo que Jesús dijo.

Se tenía la costumbre de quitarle toda la ropa a los que iban a ser crucificados, pero como los judíos ponían grandes objeciones a que se expusiera públicamente el cuerpo humano desnudo, los romanos siempre proporcionaban un taparrabos adecuado a todas las personas que se crucificaban en Jerusalén. En consecuencia, después de haberle quitado la ropa a Jesús, lo vistieron de esta manera antes de colocarlo en la cruz.

Se recurría a la crucifixión para infligir un castigo cruel y prolongado, pues la víctima a veces tardaba varios días en morir. Había en Jerusalén una importante oposición a la crucifixión, y existía una asociación de mujeres judías que siempre enviaba a una representante a las crucifixiones, con el fin de ofrecerle a la víctima un vino mezclado con drogas para disminuir sus sufrimientos. Pero cuando Jesús probó este vino narcotizado, a pesar de la sed que tenía, se negó a beberlo. Antes de que Jesús fuera colocado en su cruz, los dos bandidos ya habían sido situados en las suyas, maldiciendo y escupiendo continuamente a sus verdugos.

Después de que Jesús fuera izado en la cruz, el capitán clavó el letrero por encima de su cabeza, y se podía leer en tres idiomas: "Jesús de Nazaret El Rey de los Judíos". Los judíos estaban furiosos por este insulto, pero los modales irrespetuosos de los judíos habían enfadado a Pilatos.Muchos dirigentes judíos, al enterarse de cómo Pilatos los ridiculizba poniendo esta inscripción en la cruz de Jesús, se apresuraron a ir al Gólgota, pero no se atrevieron a quitar el letrero porque los soldados romanos estaban vigilando.

El apóstol Juan, con María la madre de Jesús, Rut y Judá, llegaron a la escena poco después de que Jesús hubiera sido izado a su posición en la cruz, y justo cuando el capitán estaba clavando el letrero por encima de la cabeza del Maestro. Juan fue el único de los once apóstoles que presenció la crucifixión.

Los cuatro soldados asignados a la crucifixión de Jesús se habían repartido sus vestidos entre ellos: uno había cogido las sandalias, otro el turbante, otro el cinturón y el cuarto el manto. Sólo quedaba la túnica, el vestido sin costuras que llegaba hasta cerca de las rodillas, que iba a ser cortada en cuatro pedazos, pero cuando los soldados vieron que se trataba de una prenda tan insólita, decidieron echarla a suertes.

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Hacia las nueve y media del viernes por la mañana, Jesús fue suspendido en la cruz. Antes de las once, más de mil personas se habían reunido para presenciar este espectáculo de la crucifixión.

Las personas que permanecieron cerca de la cruz en un momento u otro de la crucifixión fueron: María, Rut, Judá, Juan, Salomé (la madre de Juan) y un grupo de fervorosas creyentes que incluía a María (la mujer de Clopas y hermana de la madre de Jesús), María Magdalena y Rebeca.

En vista de que se acercaba la hora del mediodía de este día especial de preparación, la mayor parte de la multitud se había ido a las once y media; menos de cincuenta personas permanecieron en el lugar. Los soldados se prepararon ahora para comer y beber su vino agrio mientras se instalaban para el largo velatorio. Cuando Jesús los vio comer y beber, bajó la mirada hacia ellos y dijo: "Tengo sed." Cuando el capitán de la guardia oyó decir a Jesús "tengo sed", cogió un poco de vino de su botella, puso el tapón esponjoso empapado en la punta de una jabalina y lo levantó hasta Jesús para que pudiera humedecer sus labios resecos.

Las Últimas horas en la Cruz

Poco después de las doce, el cielo se oscureció a causa de la presencia de arena fina en el aire. La población de Jerusalén sabía que esto significaba la llegada de una tormenta de arena con viento caliente procedente del desierto de Arabia. Antes de la una el cielo se puso tan oscuro que ocultó al sol, y el resto de la multitud se apresuró a regresar a la ciudad.

Poco después de la una, Jesús empezó a perder la conciencia humana, alrededor de la una y media, dijo por segunda vez: "Tengo sed." y el mismo capitán de la guardia le humedeció de nuevo los labios con la misma esponja mojada en el vino agrio, que en aquella época llamaban vulgarmente vinagre.

La tormenta de arena se volvió más intensa y los cielos se oscurecieron cada vez más. Sin embargo, los soldados y el pequeño grupo de creyentes permanecían allí. Los soldados se habían agachado cerca de la cruz, acurrucados todos juntos para protegerse de la arena cortante. La madre de Juan y otras personas observaban desde cierta distancia, donde estaban un poco resguardadas bajo una roca saliente.

Fue justo antes de las tres cuando Jesús, exclamó: "¡Se acabó! Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu." Cuando hubo dicho esto, inclinó la cabeza y murió. Cuando Jesús murió menos de treinta personas estaban presentes, únicamente los trece soldados romanos y un grupo de unos quince creyentes.

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Como éste era el día tanto de la preparación de la Pascua como del sábado, los judíos no querían que estos cuerpos permanecieran expuestos en el Gólgota.

Por eso, se presentaron ante Pilatos para pedirle que rompieran las piernas de estos tres hombres, que fueran rematados, para poder bajarlos de sus cruces y echarlos en la fosa común de los criminales antes de ponerse el sol. Cuando Pilatos escuchó esta petición, envió inmediatamente a tres soldados para que rompieran las piernas y remataran a Jesús y a los dos bandidos. Cuando estos soldados llegaron al Gólgota, actuaron en consecuencia con los dos ladrones, pero se encontraron con que Jesús ya había muerto. Sin embargo, para asegurarse de su muerte, uno de los soldados le clavó su lanza en el costado izquierdo. Aunque era corriente que las víctimas de la crucifixión permanecieran vivas en la cruz incluso durante dos o tres días, la abrumadora agonía provocó su muerte en poco menos de cinco horas y media. Jesús permaneció suspendido en la cruz cerca de una hora después de morir. Los dirigentes de los judíos habían planeado arrojar el cuerpo de Jesús a las fosas comunes abiertas de Gehena, al sur de la ciudad; era costumbre deshacerse así de las víctimas de la crucifixión. Mientras tanto, José de Arimatea, acompañado de Nicodemo, había ido a ver a Pilatos para pedirle que les entregara el cuerpo de Jesús a fin de enterrarlo adecuadamente. No era raro que los amigos de las personas crucificadas ofrecieran sobornos a las autoridades romanas para obtener el privilegio de disponer de los cuerpos. José se presentó ante Pilatos con una gran suma de dinero, pero Pilatos no quiso aceptar dinero por esto. Cuando escuchó la petición, firmó rápidamente la orden que autorizaba a José a dirigirse al Gólgota y tomar inmediatamente plena posesión del cuerpo de Jesús. Mientras tanto un grupo de judíos que representaba al Sanedrín había salido hacia el Gólgota con la intención de asegurarse de que el cuerpo de Jesús acompañaría a los de los bandidos hasta la fosa común pública y abierta. Cuando José y Nicodemo llegaron al Gólgota, encontraron que los soldados estaban bajando a Jesús de la cruz y que los representantes del Sanedrín estaban allí cerca para asegurarse de que ninguno de los seguidores de Jesús impediría que su cuerpo fuera llevado a la fosa común de los criminales.

Cuando José presentó al centurión la orden de Pilatos para que le entregara el cuerpo de Jesús, los judíos causaron un alboroto y pidieron a gritos su posesión. En su frenesí, trataron de apoderarse del cuerpo por la fuerza; al ver esto, el centurión llamó a su lado a cuatro de sus soldados, y con las espadas desenvainadas permanecieron a horcajadas sobre el cuerpo Jesús que yacía allí en el suelo. El centurión ordenó a los otros soldados que dejaran a los dos ladrones y que rechazaran a los judíos enfurecidos.

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Una persona crucificada no podía ser enterrada en un cementerio judío; había una ley que prohibía estrictamente esta manera de proceder. José y Nicodemo conocían esta ley, y en el camino hacia el Gólgota habían decidido enterrar a Jesús en el nuevo sepulcro de la familia de José, tallado en la roca maciza y situado a corta distancia al norte del Gólgota, al otro lado de la carretera que conducía a Samaria. Nadie había sido nunca enterrado en este sepulcro, y consideraron apropiado que Jesús reposara allí. José creía realmente que Jesús resucitaría de entre los muertos, pero Nicodemo tenía muchas dudas.

Hacia las cuatro y media, el cortejo fúnebre de Jesús de Nazaret partió del Gólgota hacia el sepulcro de José, situado al otro lado de la carretera. El cuerpo estaba envuelto en una sábana de lino y lo llevaban cuatro hombres, seguidos por las fieles mujeres de Galilea que habían estado vigilando. Los mortales que llevaron hasta la tumba el cuerpo material de Jesús fueron: José, Nicodemo, Juan y el centurión romano. Transportaron el cuerpo hasta el sepulcro, una cámara cuadrada de unos tres metros de lado, donde lo prepararon rápidamente para sepultarlo.

En realidad, los judíos no enterraban a sus muertos; los embalsamaban. José y Nicodemo habían traído grandes cantidades de mirra y áloes, y entonces envolvieron el cuerpo con unos vendajes empapados en estas soluciones. Cuando terminaron de embalsamarlo, ataron un paño alrededor de la cara, envolvieron el cuerpo en una sábana de lino y lo depositaron en una plataforma del sepulcro.

Después de colocar el cuerpo en la tumba, el centurión hizo señas a sus soldados para que ayudaran a rodar la piedra de cierre delante de la entrada del sepulcro. Los soldados partieron después para Gehena con los cuerpos de los ladrones, mientras los demás regresaban entristecidos a Jerusalén para guardar la fiesta de la Pascua según las leyes de Moisés. El entierro de Jesús se llevó a cabo con una prisa y una precipitación extremas, porque era el día de la preparación y el sábado se acercaba rápidamente. Los hombres se apresuraron en regresar a la ciudad, pero las mujeres se quedaron cerca de la tumba hasta que se hizo de noche.

La Protección de la Tumba

Los enemigos de Jesús no olvidaban su promesa de resucitar de la tumba al tercer día, por lo que un grupo de dirigentes judíos se reunió hacia la medianoche en la casa de Caifás, donde discutieron de sus temores acerca de las afirmaciones de Jesús de que al tercer día resucitaría de entre los muertos.

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Esta reunión terminó con el nombramiento de un comité que iría a visitar a Pilatos a primeras horas del día siguiente, llevando la petición oficial de que se apostara una guardia romana delante de la tumba de Jesús para impedir que sus amigos trataran de forzarla. El portavoz de este comité le dijo a Pilatos: "Señor, nos acordamos de que ese farsante, Jesús de Nazaret, dijo mientras aún estaba vivo: `Al cabo de tres días resucitaré.' Por eso hemos venido ante ti para pedirte que des las órdenes oportunas para proteger el sepulcro contra sus seguidores, al menos hasta después del tercer día. Tenemos el gran temor de que sus discípulos vayan y lo roben durante la noche, para luego proclamar ante el pueblo que ha resucitado de entre los muertos. Si consentimos que suceda esto, este error podría ser mucho peor que haberle permitido seguir viviendo."

Cuando Pilatos escuchó esta petición, dijo: "Os daré una guardia de diez soldados. Podéis marcharos y proteged la tumba." Regresaron al templo, cogieron a diez de sus propios guardias, y luego se dirigieron hacia la tumba de José con estos diez guardias judíos y los diez soldados romanos, aunque fuera sábado por la mañana, para ponerlos de vigilancia delante de la tumba. Estos hombres rodaron otra piedra más delante del sepulcro, y colocaron el sello de Pilatos en estas piedras y alrededor de ellas para que no fueran removidas sin que ellos lo supieran. Estos veinte hombres permanecieron de guardia hasta el momento de la resurrección, y los judíos les trajeron de comer y de beber.

Durante el Sábado

Durante todo este sábado, los discípulos y los apóstoles permanecieron escondidos, mientras todo Jerusalén hablaba de la muerte de Jesús en la cruz. En este momento había en Jerusalén casi un millón y medio de judíos, procedentes de todos los lugares del imperio romano y de Mesopotamia. Era el comienzo de la semana de la Pascua, y todos estos peregrinos estarían en la ciudad para enterarse de la resurrección de Jesús y llevar la noticia a sus lugares de origen.

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EL SUDARIO DE TURÍN

El Sudario de Turín, también conocido como la Síndone, la Sábana Santa o el Santo Sudario, es una tela de lino que muestra la imagen de un hombre que presenta marcas y traumas físicos propios de una crucifixión. Se encuentra ubicado en la capilla real de la Catedral de San Juan Bautista, en Turín (Italia).El sudario mide 436 cm × 113 cm. Los orígenes del sudario y su figura son objeto de debate entre científicos, teólogos, historiadores e investigadores. Algunos sostienen que el sudario es la tela que se colocó sobre el cuerpo de Jesucristo en el momento de su entierro, y que el rostro que aparece es el suyo. Otros afirman que este objeto fue creado en la Edad Media. La Iglesia Católica no ha manifestado oficialmente su aceptación o rechazo hacia el sudario, pero en 1958 el papa Pío XII autorizó la imagen en relación con la devoción católica hacia la Santa Faz de Jesús.La imagen de la sábana se puede apreciar más claramente en negativo, debidamente contrastado, que en el color sepia original. La imagen en negativo fue contemplada por primera vez en la noche del 28 de mayo de 1898, en el reverso de la placa fotográfica del fotógrafo amateur Secondo Pia, que estaba autorizado para fotografiarla mientras se exhibía en la Catedral de Turín.

Estudios oficialmente autorizados

Con el permiso de Humberto de Saboya, dueño de la reliquia en aquella fecha, fue nombrada una comisión de estudio en 1973. Esta comisión, básicamente semejante a otra que se había limitado a examinar la tela en 1969, incluía serólogos forenses, anatomistas, radiólogos, historiadores, físicos, etc. Los resultados de la investigación fueron cautelosos; aunque no favorables a la autenticidad en algunos casos, no la excluían de manera concluyente.En 1978 se llevó a cabo un estudio detallado por un grupo de científicos estadounidenses llamado Shroud of Turin Research Project ("STURP"), financiado por la "Holy Shroud Guild" una organización religiosa dedicada a la promoción de la reliquia. No encontraron pruebas fiables para afirmar que se trataba de una falsificación, y consideraron que la aparición de la imagen era todo «un misterio».En 1988 se efectuó una prueba de datación por radiocarbono con pequeños fragmentos del sudario. Los laboratorios de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich, la Universidad de Oxford y la Universidad de Arizona determinaron que la Sábana Santa data de la Edad Media, entre 1260 y 1390 (±10 años). con una fiabilidad del 95%. Los resultados fueron publicados en la revista científica Nature. Dicha datación corresponde cronológicamente con la primera aparición histórica documentada; lo que fortalece una explicación científicamente coherente en la que la creación de la pieza se habría producido en los años inmediatamente anteriores a esta primera exhibición pública de 1357.

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Entre Junio y Julio de 2002 un equipo de expertos bajo la dirección de Mechthild Flury-Lemberg, conservadora del Museo histórico de Berna (Suiza), realizó una tarea de restauración del lienzo, que se acompañó del escaneo, espectrometrías, microfotografías, etc., y el lienzo fue guardado en una teca especialmente diseñada en condiciones óptimas para su conservación que, al parecer, estaba amenazada desde hacía años. En estos trabajos se levantó por primera vez el forro posterior que cubría la tela.Pese a que se pensó que la datación de 1988 podía dejar zanjada la cuestión, ni éste ni los trabajos subsiguientes han acallado la polémica entre los defensores y los detractores de la autenticidad del lienzo en el ámbito de lo que ellos llaman “sindonología” (estudios sobre la síndone -del griego σινδών sindon, mortaja, la palabra utilizada en el Evangelio de Marcos para referirse al tipo de tela que José de Arimatea compró para usarla de sábana mortuoria). Aspectos de estas polémicas como los antecedentes históricos del lienzo, la formación de la imagen, la naturaleza del tejido, la datación, etc., se recogerán a continuación.

Historia

Posible historia anterior al siglo XIV: la imagen de Edesa

Esta imagen del siglo X del monasterio de Santa Catalina en el Sinaí muestra a Abgaro de Edesa exhibiendo la Imagen de Edesa.

Aunque existen relatos de diferentes imágenes milagrosas de Cristo, tanto de cuerpo entero como solamente el rostro, no se ha podido conectar con certeza ninguno de ellos con la tela que actualmente reside en la catedral de Turín.Se cuenta que la Imagen de Edesa (también llamada Mandylion) contenía la imagen del rostro de Cristo, y existen noticias fiables de su existencia desde el siglo VI. Algunos ven una correlación entre el Sudario de Turín y la Imagen de Edesa.

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Ninguna leyenda relativa a la imagen lleva a pensar que contuviera la imagen de un Jesús malherido, sino que mencionan que la imagen fue transmitida a la tela por el propio Jesús. Suele describirse como una mera representación del rostro de Jesús, no del cuerpo entero.

Los defensores de la teoría de que la imagen de Edesa y el sudario son el mismo objeto, liderados por Ian Wilson, creen que siempre estuvo plegado de manera que sólo mostraba la cara.Las antiguas Leyendas de Abgaro sitúan el lienzo en la ciudad de Edesa (650 km al norte de Jerusalén), durante el reino del rey Abgaro V (en el siglo I).

El antiguo historiador Eusebio (325) habla de esa leyenda, refiriendo a la “Imagen de Edesa” y relata que cuando el lienzo con la imagen fue llevado al rey por el discípulo Tadeo, el rey fue curado de su lepra. Evagrio (590) se refiere al lienzo como “acheiropoieta”, no hecho por manos humanas-. Los Actos del Santo Apóstol Tadeo (siglo VI) hablan de la “tetradiplon” (tela doblada en cuatro). San Juan Damasceno, durante los debates iconoclastas del siglo VIII, llamó al Sudario como “himatión” o larga-tela. Los griegos bizantinos continúan hablando de la acheiropoieta: (imagen no hecha por manos humanas) y del “Mandylion” o pequeña toalla. Algunos defensores de la autenticidad del Sudario defienden que este era el Mandylion doblado en cuatro partes.

Imagen del Códice Pray, manuscrito húngaro proveniente de 1192-1195, donde supuestamente aparece representado el sudario.

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Se citan tres muestras principales de evidencia para identificarla con el sudario. Juan de Damasco menciona la imagen en su obra anti-iconoclasta Sobre las imágenes santas [4], describiéndola como una «cinta» o tela oblonga, en lugar de un cuadrado, como sostienen otras notificaciones de la tela de Edesa.

Con motivo del traslado de la sábana a Constantinopla en 944, Gregorio Refrendario, arcediano de la Hagia Sophia (Constantinopla), dio un sermón sobre el mismo.

Dicho sermón se perdió, pero volvió a aparecer en los archivos del Vaticano, y en 2004 fue traducido al inglés por Mark Guscin.

El sermón, según la controvertida traducción de Guscin, que se basaba en la de André-Marie Dubarle y otros, diría que la tela de Edesa contenía una referencia a la herida del costado, lo que sugiere que la imagen representaría el cuerpo entero de Jesús. Sin embargo, esta traducción fue abandonada incluso por su autor.

También han aparecido otros documentos en la Biblioteca del Vaticano y en la Universidad de Leiden ( Códice Vossianus Latinus Q69 y Códice de la Biblioteca Vaticana 5696) que hablan de una impronta del cuerpo entero en una supuesta carta de Jesús al rey Abgaro: «[Non tantum] faciei figuram sed tocius corporis figuram cernere poteris» (‘No sólo podrás ver la imagen/figura de la cara, sino también la imagen/figura del cuerpo entero’).

Otros autores como Antonio Lombatti y Andrea Nicolotti, han rechazado la idea de que el Mandylion pudiera ser el lienzo de Turín. Ellos señalan que hay diferencias cruciales entre uno y otro (fundamentalmente que el Mandylon retrata un hombre vivo, con los ojos abiertos -cf. ilustración adjunta al texto-), las descripciones del Mandylion siempre se refieren a un rostro, nunca se ha descrito la tela como una sábana y los que hablan de un sudario lo diferencian del Mandylion como dos objetos diferentes. La hipótesis de un lienzo doblado les parece “fantástica”. Nicolotti sugiere que ciertas diferencias en los textos respecto al origen y forma del lienzo podrían deberse a que se habla de oídas o se está contemplando copias diversas, que existieron en la época.

El método de trabajo de los partidarios de la identificación ha sido criticado seriamente por Nicolotti que considera que trabajan con frases descontextualizadas. En la misma línea en L’Image D’Édesse, Romain et Constantin, Bernard Flusin juzga que los métodos de trabajo de Guscin son académicamente inválidos.

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Posible ilustración del Sudario en el Codice Pray

En la Biblioteca Nacional de Budapest se encuentra el Códice Pray, el texto más antiguo que sobrevive en húngaro. Fue escrito entre los años 1192 y 1195 (65 años antes de la más antigua fecha determinada por el Carbono-14 de 1988) bajo el reinado de Bela III de Hungría criado en Constantinopla. Según algunos autores, una de sus ilustraciones muestra preparaciones para la sepultura de Cristo. Dicha ilustración incluiría una mortaja con el mismo tejido de patrón de espiga como el Sudario, más 4 agujeros de quemadura cercanos a uno de los bordes. Los agujeros forman una “L”.Para estos autores lo llamativo es que ese extraño patrón de agujeros se encuentra en el Sudario de Turín. Son agujeros de quemaduras, posiblemente causados por un atizador o brasas de incienso. Según los registros el sudario era conservado en la capital del Imperio bizantino, y exhibida todos los viernes, acontecimiento con el que Bela III pudo haber estado muy familiarizado en su estadía en Constantinopla y eventualmente después fue tomado el patrón del manto para elaborar el códice Pray.

Gian Marco Rinaldi mantiene, por el contrario, que lo que se dice que es el sudario es en realidad la tapa del sarcófago adornada con trazos quebrados y que los redondeles que aparecen en la ilustración no son quemaduras sino ornamentos, como aparecen en la cubeta del sarcófago (junto con cruces) y en los vestidos de los personajes. Mantiene que la iconografía de la ilustración del Códice Pray es consistente con la de las “Santas Mujeres” de la época. También la imagen del embalsamamiento de Jesús es similar a otras del período. Daniel Scavone, afirma que la iconografía de Jesús en la tumba, desnudo y con las manos cruzadas en el pubis aparece en forma de “lamentatio” o “threnos” en el Imperio Bizantino hacia 1.100. Charles Freeman, por su parte, hace notar que la posición del cuerpo en el Códice Pray era habitual en los enterraientos medievales y señala unas cuántas diferencias entre él y el hombre del sudario de Turín.

En 1203, un cruzado llamado Robert de Clari asegura haber visto en la Iglesia de Santa María de Blanquerna de Constantinopla una tela con la imagen de Jesús: «Donde estaba el sudario en el que nuestro Señor fue envuelto, y que cada viernes se alzaba bien alto para que uno pudiera ver en él la figura de nuestro Señor». La cita tiene importancia porque es el primer testimonio que se conoce de un sudario con imagen. Pero, al mismo tiempo, también menciona el Mandylion que se encontraba en el palacio de Bucoleón, lo que hace difícil la identificación de las dos imágenes.

En 1205, tras la cuarta cruzada, Teodoro Angelos (sobrino de uno de los tres emperadores bizantinos que fueron depuestos) envió la siguiente misiva al papa Inocencio III, protestando por el ataque a la capital. Sacado del documento, con fecha de 1º de agosto de 1205:

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Los venecianos se repartieron los tesoros de oro, plata y marfil, mientras que los franceses hicieron lo mismo con las reliquias de los santos y, lo más sagrado de todo, el lino en el que nuestro Señor Jesucristo fue envuelto tras su muerte y antes de su resurrección. Sabemos que esos saqueadores han guardado los objetos sagrados en Venecia, Francia, y otros lugares, estando el sagrado lino en Atenas.(Códice Chartularium Culisanense, fol. CXXVI (copia), National Library Palermo)

Desde el siglo XIII, la Imagen de Edesa se halla en paradero desconocido, salvo que se trate del Sudario de Turín. Un estudio de la historiadora italiana Barbara Frale afirma que el sudario fue custodiado por los Caballeros Templarios desde el saqueo de Constantinopla hasta la disolución de la orden en 1312.

En su libro Los templarios y la Síndone de Cristo, Frale relata que en 1287 un joven de buena familia llamado Arnaut Sabbatier ingresó a la Orden de los Caballeros Templarios y luego de ser admitido fue invitado a besar tres veces los pies de la imagen del Santo Sudario. La tesis de Frale ha sido discutida por varios autores que no aceptan la identificación del Sudario de Turín con la imagen de la que habla Sabbatier.

Entre otras cosas, aducen que los templarios fueron condenados por besar la imagen de un demonio llamado "Bafomet" y no por hacerlo con una imagen que claramente representa a Cristo en la tumba con los signos de la pasión. Además, se puede citar en su contra la descalificación del propio Wilson, a quien la historiadora italiana tomaba como referencia.

Siglo XIV

La historia documentada de la tela ahora guardada en Turín como tal empieza en 1357, cuando la viuda del caballero francés Geoffroy de Charny la expuso en una iglesia en Lirey (diócesis de Troyes, Francia). Los escudos de armas del caballero y su viuda pueden verse en el Museo Cluny de París, en un medallón peregrino que también muestra una imagen del sudario de Turín.

A lo largo del siglo XIV, el sudario fue expuesto públicamente a menudo, aunque no de forma continua, puesto que el obispo de Troyes (Henri de Poitiers) había prohibido venerar la imagen. A los treinta y dos años de este pronunciamiento, la imagen volvió a exponerse, y el rey Carlos VI de Francia ordenó retirarla de la iglesia de Lirey, citando la impropiedad de la imagen. Los comisionados fueron incapaces de llevar a cabo la orden.

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En 1389, el obispo Pierre D’Arcis denunció en una carta al papa de Aviñón que la imagen era un fraude, indicando que ya había sido denunciada anteriormente por su predecesor Henri de Poitiers, al que le extrañaba que no fuera mencionada en ningún Evangelio.

Según D’Arcis, «Un examen riguroso descubrió eventualmente cómo la imagen había sido astutamente pintada, siendo la verdad corroborada por el propio pintor, esto es, que fue producto de la mano del hombre y no fue forjada ni se formó milagrosamente». En la carta no se nombra al artista.

La carta de D’Arcis menciona también el esfuerzo del obispo Henri por eliminar la veneración, pero que la tela fue rápidamente escondida «unos 35 años», lo que concuerda con los detalles históricos antes mencionados. La carta ofrece una descripción precisa de la sábana:«Tras dibujar con audaz maña la imagen a doble cara de un hombre, es decir, vista frontal y dorsal, declaró falsamente y pretendió que se trataba del sudario en el que nuestro salvador Jesucristo fue envuelto en el sepulcro, y sobre el que la figura completa de nuestro salvador ha permanecido por ello impresa junto a las heridas que portaba».

Pese a las declaraciones del obispo D’Arcis, Clemente VII (primer antipapa del Gran Cisma de Occidente) prescribió indulgencias a los que peregrinaran al sudario, por lo que la veneración continuó, aunque no se le permitió el título de «Verdadero Sudario».

Siglo XV

En 1418, tras casarse con la nieta de Charny, Humberto de Villersexel (conde de la Roche, señor de Saint-Hippolyte-sur-Doubs) trasladó la sábana a su castillo en Montigny-Montfort (Francia), para protegerlo de las bandas de malhechores. Posteriormente, fue llevada a Saint-Hippolyte-sur-Doubs.

Tras la muerte de Humberto, los canónigos de Lirey llevaron a la viuda a los tribunales para forzarla a retornar la tela, pero el parlamento de Dôle y la corte de Besacon otorgaron la tela a la viuda, que la presentó en varias exposiciones, notoriamente en Lieja y en Ginebra. Debido a las dudas que se suscitaron durante la exhibición de Lieja, el obispo de esta ciudad, Jean de Heinsberg, creó una comisión de encuesta que, tras examinar el lienzo y las bulas en poder de Margarita de Charny, la propietaria, dictaminaron que el sudario no era auténtico y la figura estaba pintada. La viuda vendió la imagen en 1453 a cambio de un castillo en Varambon (Francia). El nuevo propietario, Luis de Saboya, la guardó en su capital, Chambery, en la recién construida Capilla Santa,

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que el papa Pablo II erigió a continuación a mayor honra de una iglesia colegial.

En 1464, el duque acordó pagar una tasa anual a los canónigos de Lirey a cambio de que dejaran de reclamar la propiedad de la tela. A partir de 1471, la sábana se desplazó por varias ciudades de Europa, residiendo brevemente en Vercelli, Turín, Ivrea, Susa, Chambery, Avigliana, Rivoli y Pinerolo. Por esos días, dos sacristanes de la Capilla Santa describieron que el sudario estaba guardado en un relicario «envuelto en una cortina de seda roja, y guardada en una caja cubierta de terciopelo carmesí, decorada con clavos bañados en plata, y cerrada con llave de oro».En 1506 el papa Julio II, consciente de la veneración pública del Sudario, establece el 4 de mayo "Ineuco Crucis", solemne día de veneración y oficio de la reliquia. A partir de aquí se inicia la tradición de replicar la Sagrada Tela. De hecho se conocen varias copias alrededor del mundo.Siglo XVI a nuestros días

Este cartel anunciaba la exhibición del sudario de 1898.

En 1532, el sudario resultó dañado en un incendio en la capilla donde se guardaba. Una gota de plata fundida del relicario le dejó una marca dispuesta simétricamente entre las diversas capas de la tela doblada. Las monjas clarisas trataron de reparar el daño con parches. El sudario volvió de nuevo a su actual residencia en Turín en 1578.El estudio científico sobre el lienzo comenzó en 1898 durante la ostensión del sudario con motivo de la boda de Víctor Manuel III. Un abogado italiano llamado Segundo Pía pidió permiso para realizar una serie de fotografías a la reliquia, petición que se aprobó no sin reticencias desde el obispado de Turín. Cuando Pía reveló las fotografías, se dio cuenta de que los negativos eran en realidad "positivos", lo que convierte a la Sábana en algo semejante a un negativo fotográfico.

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Fue propiedad de la Casa de Saboya hasta 1983, cuando se otorgó a la Santa Sede.

En 1988, la Santa Sede permitió pasar la prueba del Carbono 14 a la reliquia, para lo que se retiró un trozo pequeño de una esquina del sudario, que fue dividido y enviado a los laboratorios. Otro incendio, probablemente provocado, amenazó al sudario en 1997, pero un bombero fue capaz de sacarlo de su mostrador y prevenir desgracias mayores, tras atravesar con un martillo las capas de cristal que lo protegían. La Santa Sede restauró el sudario en 2002. Se retiró la cubierta de la sábana y treinta parches. Esto permitió fotografiar y escanear el reverso de la tela, que estaba oculta a la vista.La última ostensión o exhibición pública del sudario fue durante el Gran Jubileo del año 2000. Y el papa Benedicto XVI autorizó un exposición para el año 2010, habiéndose realizado entre el 10 de abril y el 23 de mayo 2010.

Características de la imagen

Existe un acuerdo casi unánime en algunas las características de la imagen:

Presenta los colores invertidos respecto de una imagen óptica habitual. Por eso ha sido comparada a veces con un negativo, aunque algunas de sus partes (el cabello, por ej.) escapan a la norma. Se puede observar sólo a cierta distancia. Es de color amarillo pardo en el cuerpo y rojo en las manchas de sangre. La pigmentación de la imagen corporal no afecta más que a la superficie de las fibras, mientras que los regueros de sangre traspasan la tela. Los contornos de la imagen son imprecisos. La imagen dorsal es unos centímetros más ancha y más larga que la frontal. Entre la imagen anterior y la posterior hay una separación que ha sido estimada entre 12 y 18 cm. La pigmentación es más intensa en el rostro que en el cuerpo.

Diversos estudiosos de la imagen han considerado teorías sobre la imagen que han sido discutidas. Por ejemplo, John Jackson, incluye entre ellas las causas de la coloración de las fibras o la naturaleza de la sangre, Moran y Fanti aluden a la tridimensionalidad, etc.

Rastros de sepultura judía

En junio del 2002 Mechthild Flury-Lemberg (Cf. supra,) encargada de la restauración del lienzo, encontró un patrón particular de cosido en la

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costura de uno de los lados largos del Sudario (llamado "orillo"). Ese patrón de cosido es muy similar a los fragmentos de tela encontrados en las tumbas de la fortaleza judía de Masada (el palacio de invierno del rey Herodes).

Las telas de Masada son aproximadamente de los años 40 a. C. al 73 d. C. Antonio Lombatti afirma, por el contrario, que ni los tejidos de Massada son como los del lienzo de Turín ni el único sudario completo de la época de Jesús que se conoce, el de Akeldama, es como el Lienzo de Turín.En 1978 Sam Pellicori (ingeniero en óptica) notó la presencia de partículas de suciedad en la nariz así como en la rodilla izquierda y el talón; se ha identificado que esta suciedad es aragonita travertina. [Esto puede deberse a que las Cuevas-Tumbas estaban hechas dentro de los lados de las colinas de piedra caliza]. Asimismo, la presencia de carbonato de calcio (polvo de piedra caliza) en el Sudario fue notada por la Dra. Eugenia Nitowski (arqueóloga de Utah) en sus estudios de las cuevas-tumbas de Jerusalén. El profesor Giovanni Riggi notó ácaros de sepultura. Trazos de áloe y mirra también han sido encontrados en el Lienzo. Todos estos son congruentes con las costumbres de sepultura judía en la antigüedad.

Teorías sobre la formación de la imagen

Se han sugerido diferentes explicaciones a la creación de la imagen, tanto naturales como sobrenaturales.

Formación milagrosa

Varios creyentes consideran la imagen como un efecto secundario de la resurrección de Jesús, sugiriendo efectos seminaturales que pudieron haber sido parte del proceso. Afirman que puesto que la lógica obliga a descartar todas las hipótesis, hay que pensar en un hecho sobrenatural único para una imagen única: la Resurrección de Jesús. Ya que no hay explicación científica al hecho de que la imagen sea tan detallada y la intensidad guarde relación con la distancia, y que sólo afecte a las fibrillas superficiales individualmente. A todo esto hay que añadir la existencia de todo el conjunto de datos que aporta la sábana que obligan a pensar que el hombre de la sábana es Jesús: antigüedad, tipo de heridas, etc. Estas teorías son inverificables y pueden darse como explicación a cualquier anomalía que vaya contra la autenticidad del sudario, así que desde un punto de vista científico no son una explicación válida. El destacado sindonólogo Raymond Rogers, pensaba que este tipo de razonamiento era una falacia non sequitur, puesto que del hecho de que la ciencia ignore algo no se infiere necesariamente el milagro. Se ha sugerido que el sudario colapsó a través del cuerpo glorificado de Jesús o de su deslocalización y que la imagen se pudiera haber formado por

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contacto directo al caer la sábana, dando así una imagen de detalle, y que por ser distinta la duración de este contacto en función de la distancia, habría una intensidad variable. Quienes apoyan esta teoría señalan ciertas impresiones de dientes y huesos al estilo de los rayos x.

Otros sugieren que la radiación provocada por el evento milagroso pudo haber grabado a fuego la imagen en la tela.

Teorías Científicas sobre la formación de la imagen

Capa de hidratos de carbono

Vista microscópica de contraste fasado de una fibra de la imagen del sudario de Turín. La capa de hidratos de carbono es visible a lo largo del borde superior, pero desaparece

en el borde inferior derecho. Esta capa puede arrancarse o retirarse con adhesivo

Una teoría científica que no descarta la relación del sudario con Jesús, implica a los gases que escapan de un cadáver en las primeras fases de descomposición. Las fibras de celulosa que componen la tela están revestidas por una fina capa de fécula, con fragmentos de almidón, azúcares y otras impurezas. Esta finísima capa (180 a 600 nm) fue descubierta al utilizar un microscopio de contraste fasado. La imagen muestra su parte más fina, la que carga con el color, mientras que la prenda subyacente está sin colorido. La capa de hidratos de carbono sería en esencia incolora salvo en algunos sitios donde un cambio químico le ha otorgado un color pajizo. La reacción implicada es similar a la que tiene lugar al calentar el azúcar para producir caramelo.R. N. Rogers y A. Arnoldi proponen esta explicación natural en un artículo titulado The Shroud of Turin: An Amino-carbonyl Reaction (Maillard Reaction) May Explain the Image Formation, que no descarta una invocación sobrenatural ni una intensificación de un proceso natural. Según ellos, los aminoácidos del cuerpo humano reaccionan pronto con la capa de hidratos de carbono, antes de que los líquidos producto de la descomposición manchen o dañen la tela.

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Los gases de los cuerpos muertos son extremadamente reactivos químicamente y al cabo de un par de horas, en entornos como los sepulcros, el cuerpo empieza a producir aminos más fuertes en sus tejidos, como pudriscina y cadaverina.

Esto provocaría el color observado en la capa de hidratos de carbono, pero crea preguntas sobre por qué ambas vistas de la imagen son tan fotorrealísticas y por qué no fueron destruidas por posteriores productos de la descomposición (una pregunta obvia si hubo resurrección, o si se retiró el cuerpo de la tela en el momento requerido).

Autooxidación

Christopher Knight y Robert Lomas (1997) sostienen que la imagen de la sábana es la de Jacques de Molay, último Gran Maestro de la Orden de Caballeros Templarios, arrestado por herejía en el Templo de París por el rey Felipe IV de Francia el 13 de octubre de 1307. De Molay fue torturado bajo los auspicios de William Imbert (inquisidor en jefe de Francia). Sus brazos y piernas fueron claveteados, posiblemente a una gran puerta de madera. Tras la tortura, según Knight y Lomas, De Molay fue postrado en una cama blanda, sobre un trozo de tela; se pasó lo que sobraba de la tela sobre su cabeza para cubrir su cuerpo y se le abandonó unas 30 horas, en estado de coma. El que usaran un sudario se explica porque el Templo de París guardaba sudarios para usos ceremoniales.De Molay sobrevivió a la tortura, pero fue llevado a la hoguera el 19 de marzo de 1314 junto a Geoffroy de Charney, preceptor templario de Normandia. Jean de Charney, su nieto, murió en la batalla de Poitiers. Tras su muerte, su viuda, Jeanne de Vergy, se halló en posesión del sudario y lo tuvo expuesto en una iglesia de Lirey.Knight y Lomas basan sus hallazgos en parte en las pruebas del carbono 14 de 1988 y en la investigación de Mills en 1995 acerca de una reacción química llamada autooxidación, y argumentan que su teoría concuerda con los datos conocidos sobre la creación de la tela y de los resultados de la datación por radiocarbono.

Reproducción fotográfica

Entre los métodos propuestos por los partidarios de la creación de la imagen en la Edad Media, hay quien no duda en considerar al sudario como la primera fotografía del mundo, atribuyendo su autoría a Leonardo da Vinci.Según ellos, la imagen habría sido producida con la ayuda de una linterna mágica, un dispositivo de proyección simple y compuestos de plata sensibles a la luz aplicados sobre la tela.

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Esta teoría se apoya en el parecido que algunos encuentran entre el famoso autorretrato de Leonardo y la imagen del sudario, pese a que Leonardo nació varios siglos después de la primera aparición documentada de la sábana, si consideramos que la sábana de Turín es la misma que la de Edesa, cosa que algunos expertos dudan.

Los principales defensores de esta teoría son Lillian Schwartz (consultora gráfica de la School of Visual Arts en New York, quien se hizo conocida en los años ochenta por pretender que la Mona Lisa era un autorretrato de Leonardo).

Algunas personas encuentran un enorme parecido entre este autorretrato de Leonardo da Vinci y el Hombre del Sudario.

También tenemos como defensores de la teoría de la fotografía a Lynn Picknett (investigadora), Nicholas Allen (profesor en Historia del Arte de la Nelson Mandela Metropolitan University en Sudáfrica, quien sostiene que la prueba de que el sudario fuese una fotografía de Da Vinci sería que se encontraran rastros de sulfato de plata en el sudario) y Larissa Tracy (profesora de la Longwood University en Virginia). Todos ellos afirman que Leonardo tenía todos los conocimientos necesarios en anatomía y los materiales para fabricar una primitiva cámara oscura como para fabricar un sudario falso que reemplazaría a la falsa reliquia de mala calidad que estaba en posesión de la familia Saboya desde 1453.

Pintura

En 1979 Walter McCrone, un miembro del equipo STURP, concluyó que la imagen estaba compuesta por partículas de pigmentos. Las fibras disponibles para el estudio de las manchas fueron aquellas que quedaron

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pegadas a una treintena de cintas adhesivas que se aplicaron a secciones diferentes de la tela en el año 1978 por el STURP. Según McCrone, los pigmentos son una mezcla de témperas rojo ocre y bermellón. Su grupo de óptica electrónica publicó en cinco artículos los resultados de estos estudios en revistas revisadas por científicos.

Tras conocer la noticia, STURP le retiró las muestras y le reemplazaron por otros científicos. En palabras de McCrone, le «expulsaron» de STURP. McCrone fue uno de los mayores defensores de la teoría de que el Sudario es falso. Raymond Rogers, químico de Los Alamos National Laboratory, University of California, poseedor durante un cuarto de siglo de las 32 muestras de la Sábana Santa, no pudo corroborar (observando con un microscopio de luz polarizada similar al que había utilizado McCrone) los hallazgos de pigmento de óxido de hierro sobre esas mismas muestras. Tampoco pudo hacerlo el experto Joe Kohlbeck de la Hercules Corp. al que Rogers solicitó colaboración.

Otros análisis microscópicos de las fibras parecen indicar que la imagen se limita estrictamente a la capa de hidratos de carbono, sin capas adicionales de pigmentos a la vista.

Los partidarios de la autenticidad del sudario replican que ninguna técnica conocida de pintura a mano puede aplicar un pigmento con semejante nivel de control sobre una superficie de fibras nanométricas . Sin embargo, las hipótesis de algunos autores críticos, como Nickell o Garlaschelli, no suponen que la imagen fuera pintada tal como la conocemos. Ellos piensan que lo que vemos son restos o una marca de una pintura original que, según testigos de la época, aparecía entonces como “pintada hoy mismo”.

Máscara solar (teoría de la sombra)

En marzo de 2005, Nathan Wilson, profesor del Nuevo Instituto de San Andrés, hizo público en un artículo de la revista Libros y Cultura que había fabricado un símil de la imagen de la sábana exponiendo lino negro al sol durante diez días, bajo una lámina de cristal sobre la que se había pintado una máscara del positivo. Su método, aunque rudo y preliminar, atrajo, sin embargo, la atención de varios sindologistas, especialmente de Raymond Rogers, del equipo STURP original, y del Dr. Antonio Lombatti, fundador de la revista Approfondimento Sindone. El método de Wilson destaca porque no requiere conjeturas sobre técnicas medievales desconocidas y por ser compatible con las afirmaciones de que no hay pigmentos en la tela. No obstante, el experimento no se ha repetido, y las imágenes deben pasar todavía por análisis químicos y microscópicos. Surgen también dilemas sobre la disponibilidad de un cristal medieval lo bastante grande para crear la imagen, el coste desmesurado que tendría y la compatibilidad del método con la afirmación de Fanti de que la imagen original es de doble cara.

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Segunda imagen en el reverso de la tela

Durante la restauración de 2002, la vista de atrás de la tela fue fotografiada y escaneada por primera vez.

El diario del Instituto de Física de Londres publicó un artículo contrastado por científicos sobre este tema el 14 de abril de 2004, escrito por Giulio Fanti y Roberto Maggiolo, de la Universidad de Padua (Italia). Describen la imagen del reverso como mucho más tenue, formada principalmente por la cara y las manos.

Como en la imagen frontal, es enteramente superficial, estando la coloración limitada a la capa de hidratos de carbono. Las imágenes se correlatan con las del otro lado de la tela. No se detecta ninguna imagen en la sección correspondiente a la vista dorsal de la sábana.Los que apoyan la teoría de la reacción Maillard, argumentan que es menos probable que los gases penetraran toda la tela por la parte dorsal, ya que el cuerpo estaría depositado en una repisa de piedra. La segunda imagen hace al mismo tiempo menos probable la teoría fotográfica.

Sin embargo, en la conferencia de Dallas de 2005, Monseñor Ghiberti (Presidente de la Comisión Diocesana de la Sindone) y la Sra. Flury-Lemberg (restauradora de la misma -Cfr. supra), negaron tajantemente que se hubiera observado nada parecido a lo que pretenden Fanti y Maggiolo. Mario Latendresse, comentando estas declaraciones, advierte que el trabajo de los dos autores italianos se basa en fotografías de poca calidad y carece de algunos datos relevantes, por lo que es muy difícil que pueda confirmarse.

Análisis del Sudario

Datación radiométrica

En 1988, la Santa Sede permitió a tres centros de investigación independientes realizar exámenes de radiocarbono sobre un trozo extraído de una esquina del sudario. El lugar de toma de las muestras fue seleccionado tras un meticuloso estudio por los expertos textiles profesor F. Testore, del Departamento de Ciencias de los Materiales de la Universidad Politécnica de Turín y G. Vial, del Museo de Tejidos y el Centro Internacional de Estudios de Tejidos Antiguos de Lyon, bajo la supervisión de Michael Tite, Jefe del Laboratorio de Investigación del Museo Británico. Se enviaron tres muestras del sudario a tres laboratorios diferentes, la Universidad de Oxford, la Universidad de Arizona y la Escuela Politécnica Federal de Zúrich, junto con tres muestras de tejido

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procedente de una tumba egipcia datada en 1100 a.C., de vendas de una momia de 200 a.C. y de la capa de Luis IX, del siglo XIII d.C.Los laboratorios no tenían conocimiento de a qué tela pertenecía cada muestra. De esta manera se podía comprobar la fiabilidad de las técnicas utilizadas (cada laboratorio usó una técnica diferente) en telas con historias y posibles contaminaciones parecidas a las del sudario, fuera cual fuera su edad.

Los tres laboratorios dataron correctamente las muestras de control y coincidieron en fechar la tela entre los siglos XIII y XIV (1260-1390). La Iglesia Católica aceptó la datación realizada.En 2002, Ray Rogers, experto en química del equipo STURP y socio retirado del Laboratorio Nacional de Los Álamos, postuló que la muestra cortada del Sudario de Turín en 1988 habría sido tomada de un área del lienzo que había sido vuelta a tejer durante la Edad Moderna. En dicha área se habría mezclado (de manera muy sutil –imperceptible a la vista-), tejido moderno con lino antiguo, comprometiendo de esta manera la prueba de datación. Cinco semanas antes de su muerte, Rogers escribió un trabajo, basado en muestras que, según su tesis, eran los 32 hilos que él mismo había obtenido con cintas adhesivas en 1978 cuando estaba en el STURP, una muestra tomada por el experto textil Gilbert Raes en 1973, de una esquina adyacente a la utilizada para la datación por C-14, la cual le fue entregada en 1979 por el profesor Luigi Gonella y otra muestra más proveniente del centro de la cual fue utilizada para la datación, que Gonella le habría otorgado en el 2003, ya que el 21 de Abril de 1988, obtuvo el permiso del Cardenal Ballestrero para obtener muestras del sudario.

Thermochimica Acta aceptó el análisis de Rogers en enero del 2005. Por otra parte Gilbert Raes, experto textil al cual le fue permitido cortar una muestra del sudario de una esquina adyacente a la que fue utilizada para la datación, reportó que había fibras de algodón (posiblemente de tipo herbaceum Gossypium) entrelazadas con el lino.Poco antes de morir en marzo del mismo año, Rogers pidió a su amigo Robert Villarreal, con el cual trabajaba en el laboratorio de Los Álamos, que confirmara o descartara sus descubrimientos.

Villarreal envió las muestras proporcionadas por Rogers al laboratorio para ser analizadas y se descubrió que una fibra estaba empalmada con un mordiente (sustancia gomosa usada durante siglos para fijar tintes). En su informe Villarreal, en contra de lo que habían mantenido Raes, Rogers y otros que habían observado las muestras Raes, concluye que están compuestas completamente de algodón, no lino.La tesis de Rogers ha sido también corroborada por el experto en microscopía John L. Brown, Otros autores, partidarios y contrarios a la autenticidad, no admiten las tesis de Rogers. Como P. Berger, S. Schafersman, M. Antonacci o I. Wilson, que cuestionan la procedencia de las muestras, hallan errores en los cálculos, piensan que el método de

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datación por vanilina que utilizó Rogers no es fiable y/o no creen que existieran remiendos en la zona de las muestras.

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En la Conferencia de Dallas de 2002, el Dr. Alan Whanger presentó un documento con fotos de rayos X de diversas anomalías del área de la muestra C-14. Benford y Marino han presentado como evidencia a favor de la existencia de una reparación invisible un comunicado personal del Sr. Michael Ehrlich, propietario y presidente de “Without A Trace”, (compañia que proporciona servicios de zurcido invisible), en el sentido de que los artesanos de la Edad Media eran capaces de realizar un entretejido que reparaba los tejidos de una manera invisible. Según Benford y Marino, Flury-Lemberg desconocería esta técnica “mágica”.Sin embargo, en un artículo de 2007 Flury-Lemberg descalificó la opinión mantenida por Ehrlich que, según ella, era un mero reclamo comercial para un remiendo que era visible a ojos de expertos como los que seleccionaron la muestra en 1988 e imposible de realizar en tejidos livianos como el lino. Flury-Lemberg, experta en conservación de tejidos, afirmó no haber encontrado ningún rastro de parches u otro tipo de remiendos con ocasión de los trabajos de restauración 2002. En su artículo, basándose en la observación y análisis de la tela por las dos caras, rechazaba la teoría del remiendo invisible que había servido de base a los trabajos de Rogers.En noviembre de 2008 el canal estadounidense Discovery Channel realizó un documental exponiendo la tesis de Rogers.

En 2010, Timothy Jull y Rachel A. Freer-Waters, de la Universidad de Arizona, analizaron una muestra del tejido que había quedado de reserva en el laboratorio de Tucson tras la datación de 1988. El estudio se limitó a constatar que no había alteraciones del tejido que permitieran suponer que la datación se había hecho con material diferente del lienzo.

Residuos bacterianos

Uno de los primeros argumentos usados para cuestionar la datación fue el de los residuos bacterianos, ya que hay varios ejemplos de objetos antiguos cuya datación resultó ser inexacta, especialmente en los orígenes de la radiometría. El caso más notable se dio en 1970, cuando se dataron los huesos de una momia del Museo Británico unos 800–1000 años antes que su envoltura. Hay que tener en cuenta también que la esquina utilizada en la datación habría sido más manoseada que el resto de la tela, subiendo el riesgo de contaminación por bacterias y otros residuos. Las bacterias y sus desechos (bacterias muertas y subproductos) contienen carbono, lo que acercaría a nuestros días la fecha radiométrica. Esta hipótesis es fundamentalmente defendida por Leoncio Garza-Valdes.

El físico nuclear Harry E. Gove, de la Universidad de Rochester, inventor del método de datación por radiocarbono que se utilizó en 1988, admitió la posibilidad de una capa bioplástica que hubiera falseado la datación. Según Gove, si esta cubierta fuera lo bastante gruesa, podría haber producido unas fechas más recientes que las reales.

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Sin embargo, en Relic, Icon or Hoax? Carbon Dating the Turin Shroud y en A problematic source of organic contamination of linen, el mismo Gove determinaba que los estudios realizados eran parciales, inconcluyentes y no aplicables al lienzo de Turín. Rodger Sparks (neozelandés experto en radiocarbono) y otros científicos han opinado que para que una contaminación bacteriana medieval produjera un error de trece siglos, haría falta una capa bioplástica del doble del peso de la muestra.

Ya que esto puede detectarse fácilmente, se examinaron varias fibras en el Centro Nacional de Excelencia de la Fundación de Ciencias de Espectrometría de Masas en la Universidad de Nebraska. El examen piro-másico-espectrométrico no detectó ningún tipo de polímero bioplástico en las fibras, ya fueran éstas de la imagen o de otras zonas del sudario. A su vez, el análisis de micro-sondas láser Raman efectuado en Instruments SA, Inc. en Metuchen (NJ), arrojó también un resultado negativo.En 2010, un estudio de estadística cuestionó el tratamiento de los datos obtenidos de las diferentes submuestras por los tres laboratorios.

Propiedades químicas de la muestra

En un estudio llevado a cabo por Anna Arnoldi (de la Universidad de Milán) y Raymond Rogers (miembro retirado del Laboratorio Nacional de Los Álamos de la Universidad de California) se lanzó otro argumento en contra de los resultados de los exámenes radiométricos. Por medio de un análisis del espectro de fotografías ultravioletas determinaron que el área del sudario del que se extrajeron las muestras difiere químicamente del resto de la tela. Mencionan la presencia de tintes de raíz Madder y óxido de aluminio (un agente fijador) exclusivamente en dicha esquina, y concluyen que esa parte fue cosida a la sábana en algún momento de su historia.

Estas reparaciones habrían sido hechas con materiales recientes, con mayor concentración de carbono que la tela original.Los exámenes microquímicos del área también hallan rastros de vanilina ausentes en el resto de la tela. La vanilina se origina por la descomposición térmica de la lignina, un polímero complejo integrante del algodón. Este producto suele encontrarse en materiales medievales, pero no en prendas más antiguas, ya que disminuye con el tiempo. Por ejemplo, no se halló vanilina en los envases de los Manuscritos del Mar Muerto.Raymond Rogers, en un artículo del 20 de enero de 2005 de la revista Thermochimica Acta, ofrece una aparente prueba química de que la muestra cortada del Sudario en 1988 no era válida.

En el mismo artículo, su resolución de la cinética de la pérdida de vanilina apunta a que el sudario tiene entre 1300 y 3000 años de antigüedad.

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Sin embargo, Berger y Schafersman mantienen que el método de la vanilia ni es fiable ni ha sido utilizado nunca para determinar la fecha de artefactos antiguos. Para una crítica más general del trabajo de Rogers Cf. Datación radiométrica

Posiblemente sólo podrá zanjarse este aspecto de la controversia con más exámenes radiométricos, que actualmente la Santa Sede prohíbe por el sacrilegio que supone dañar la reliquia. Rogers sugiere en su artículo de 2005 que para la datación podría utilizarse el carbón de las piezas chamuscadas que se extrajeron en la restauración de 2002, si se lavaran con ácido nítrico concentrado.

Análisis histórico de materiales

Gran parte de la investigación reciente se ha centrado en las marcas de agua y quemaduras. Las quemaduras más grandes provienen claramente del incendio de 1532 (hay otras menores en forma de L que debieron originarse en algún momento anterior), y se supone lo mismo para las marcas de agua.Sin embargo, en 2002, Aldo Guerreschi y Michele Salcito presentaron un escrito en París durante el IV Simposio Científico Internacional, opinando que muchas de esas marcas debían de ser más antiguas, porque las simetrías se corresponden más con el plegado que se requiere para guardar la tela en una jarra de barro (como las muestras de tela en Qumram) que para hacerlo en el relicario que la hospedó en 1532.

Según la experta restauradora de textiles Mechthild Flury-Lemberg hay un zurcido en la sábana idéntico a un tejido del siglo primero, que era exclusivo de la fortaleza de Masada junto al Mar Muerto. Su patrón de hilado, un entretejido 3:1, es el propio del diseño sirio de la época, según la apreciación de Gilbert Raes, del Instituto Ghent de Tecnología Textil en Bélgica. Flury-Lemberg expuso que «la tela de lino del Sudario de Turín no exhibe técnicas de tejido ni costuras que contradigan su origen como producto de gran calidad de los obreros textiles del siglo primero».Para una crítica de las afirmaciones de Flury-Lemberg Cf. Rastros de sepultura judía

Estudio forense médico y biológico

Detalles de la técnica de la crucifixión

Los partidarios de la autenticidad del sudario sostienen que es improbable que un falsificador medieval estuviera al tanto de algunos detalles técnicos de un método de ejecución abandonado casi por completo desde hacía siglos.

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La perforación de las muñecas en vez de las palmas va en contra de la iconografía tradicional cristiana, sobre todo la medieval, pero el Dr. Pierre Barbet creyó que los condenados a la cruz eran clavados habitualmente por las muñecas como en la imagen del Sudario de Turín y esto no era algo de común conocimiento en la Edad Media. Respecto a la posición de los clavos existe una polémica en torno al único esqueleto de un crucificado que se ha encontrado. El arqueólogo Nicu Haas pensó haber encontrado rastros de clavos entre el húmero y radio, pero una revisión posterior de Zias y Sekeles afirmó que los indicios eran insuficientes y mantuvo la hipótesis de cuerdas en las manos, en lugar de clavos.

La teoría del Dr. Pierre Barbet, fue criticada por el Dr. Frederick Zugibe, y por el arqueólogo Joe Zias. El primero demostró que es imposible que un clavo pasara por el espacio Destrot, como pretendía el Dr. Barbet. Y Zias advierte de que los crucificados en el Imperio Romano no pendían de las muñecas, sino que, para alargar la agonía, se les colocaba un soporte (“sedile” y otros).

Manchas de sangre

En la sábana se localizan varias manchas rojizas que asemejan sangre. El químico Walter McCrone las identificó como meros pigmentos e informó de que ninguno de sus exámenes de las muestras encontró presencia de sangre. La tonalidad de rojo de estas supuestas manchas de sangre plantea serias dudas. Normalmente, las manchas de sangre se decoloran en relativamente poco tiempo hasta adquirir en su totalidad un tono parduzco, mientras que las del sudario abarcan del rojo puro al marrón habitual. Los defensores del sudario manifiestan que las manchas no provinieron de heridas abiertas, sino del líquido exudado por coágulos, aunque eso no resuelve el problema del color.

En casos de traumas graves (como el del hombre del sudario), este líquido estaría compuesto por bilirrubina y hemoglobina oxidada, la cual permanecería por siempre roja. Adler y John Heller afirmaron haber hallado bilirrubina y albúmina en las manchas. Sin embargo, se desconoce si las manchas se produjeron al mismo tiempo que la imagen, que tanto Adler como Heller atribuyen al envejecimiento prematuro del lino.

Los análisis de Adler y Heller han sido criticados por John F. Fischer. Este analista forense critica la validez de los análisis de sangre que hicieron Adler y Heller porque no son específicos y pueden dar positivos falsos y la hipótesis de coloración por bilurrubina, ya que no ha sido demostrada empíricamente.

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Granos de polen

Los investigadores de la Universidad Hebrea de Jerusalén informaron de la presencia de granos de polen en las muestras, pertenecientes a especies primaverales de Palestina. No obstante, los investigadores Avinoam Danin y Uri Baruch trabajaron con muestras provistas por Max Frei, un criminólogo retirado de la policía suiza.

Una revisión independiente descubrió que, de las 26 cintas adhesivas usadas para tomar muestras, 25 apenas contenían restos de polen y casi todos se encontraban en una sola cinta, lo que podría ser un indicio de manipulación o, al menos, de contaminación.70 Posteriormente, el Prof. Danin retiró su apoyo a las identificaciones de pólenes hechas por Frei. Danin y Baruch también detectaron siluetas de distintas flores en la tela. Basándose en las especies identificadas, han sugerido que deben provenir del entorno de Jerusalén, en los meses de marzo o abril. En el área frontal, la que correspondería a la corona de espinas, hallaron vestigios deGundelia toumefortii que en el área de Jerusalén es exclusiva de este periodo del año. Este análisis está basado en la interpretación de varios patrones en el sudario como plantas particulares. Aunque los escépticos aducen que, debido a lo confuso de las imágenes disponibles, no es posible decantarse inequívocamente por una especie concreta de planta.Gaetano Ciccone, analizando los muchos puntos oscuros del trabajo de Frei, la utilización de fotos ajenas como propias, la imposibilidad de ciertas afirmaciones, etc., concluye que en sus estudios hay algo más que incompetencia o superficialidad. Igualmente crítico, aunque menos drástico en las conclusiones, es Vaughn Bryant, en su recensión del libro de Danin et allia. Este autor extiende su escepticismo a los trabajos de Danin y Baruch, que encuentra insuficientemente fundamentados.

SUDARIO DE OVIEDO

En la ciudad de Oviedo se guarda un pequeño paño de lino manchado de sangre, venerado como una de las prendas funerarias descritas en Juan 20:7. El Evangelio de Juan menciona un «sudario» (σουδαριον: [soudarion]) que cubría la cabeza, y una «prenda de lino» o «vendajes» (οθονιον: [ozonion]) cubriendo el cuerpo. Se cuenta que el sudario de Oviedo (conocido también por pañolón de Oviedo) fue la prenda que cubrió entonces la cabeza de Jesús. En España, se puede constatar la existencia y estancia del pañolón en Oviedo desde el siglo VII. Su localización en fechas anteriores es más incierta, aunque algunos estudiosos lo sitúan en el Jerusalén del siglo I.Los sindonólogos incluyen en su campo de interés otras reliquias cristianas similares, especialmente el Sudario de Oviedo (o "pañolón de Oviedo"), de relación controvertida con el Sudario de Turín.

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Un estudio de 1997 de Mark Guscin, miembro del equipo de investigación del Centro Español de Sindología, investigó la relación entre ese sudario y la sábana. Basándose en la historia, patología forense, composición sanguínea (supuestamente de tipo AB, como la de la sábana) y patrones de las manchas, concluyó que ambas prendas cubrieron la misma cabeza en dos momentos distintos, pero próximos entre sí. Avinoam Danin asintió con este análisis, añadiendo que los granos de polen del pañolón coinciden con los de la sábana.Otros críticos sostienen que el argumento es espurio. Puesto que niegan las manchas de sangre en la sábana, las del pañolón son irrelevantes. El argumento sobre el polen está también muy debilitado por el descrédito del trabajo de Frei sobre la sábana, ya que trabajó con muestras alegadamente contaminadas. El polen de Jerusalén podría haber llegado al sudario por muy diversas vías y, en todo caso, sólo indicaría la procedencia de la tela, no su fecha de creación. Una datación de radiocarbono hecha pública en 2007 reveló que el pañolón es de origen medieval. Entre los siglos VII y IX.

Procesamiento digital de la imagen

Varios estudiosos han aportado multitud de nuevos detalles al utilizar técnicas de procesamiento digital sobre la imagen.En 1978, el STURP (Shroud of Turin Research Project: proyecto para la investigación del sudario de Turín) investigó la Sábana Santa. En 1981 publicó su informe final, en el cual se dice: «No hay métodos químicos o físicos conocidos capaces de dar cuenta de la totalidad de la imagen [...].

La respuesta a la cuestión de cómo se produjo la imagen o qué produjo la imagen es ahora, como en el pasado, un misterio».

En 1981 el padre Francis L. Filas aseguró haber detectado imágenes de monedas en los dos ojos. Según su estudio, la derecha pertenecería a una moneda de cobre romana realizada en Jerusalén entre los años 29 a. C. y 30 d. C., mientras que la izquierda asemeja una moneda de lituus del reinado de Tiberio. En el siglo I fue costumbre poner monedas al cerrar los ojos a los muertos, razón que explicaría la presencia de las monedas. Algún error ortográfico de las monedas se ha encontrado en varios ejemplares no ligados con la sábana. Su teoría fue debatida por Antonio Lombatti y Alan Whanger en "Doubts Concerning the Coins Over the Eyes". Gian Marco Rinaldi publicó en el boletín de CICAP una crítica detallada con abundante material gráfico.80 Rinaldi afirma que la costumbre de poner monedas en los ojos no era hebrea y menos poner monedas imperiales en un cadáver de un judío religioso. También compara las fotografías que usó Filas con otras de mayor resolución, en las que desaparece la imagen del leptón.

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En 1979, Piero Ugolotti dijo haber hallado caracteres griegos y latinos próximos a la cara, que fueron estudiados posteriormente en 1997 por André Marion y su alumna Anne Laure Courage, del Institut d’Optique Théorique et Appliquée d’Orsay (Instituto de Óptica Teórica y Aplicada de Orsay).En el lado derecho encontraron las letras ΨΣ ΚΙΑ, que ellos interpretaron como ΟΨ—ops ‘cara’ + ΣΚΙΑ—skia ‘sombra’, aunque no aparece la primera letra. El problema de esta interpretación es que es gramaticalmente incorrecta, pues en griego «cara» debería aparecer en genitivo. A la izquierda hallaron las letras in nece (parte tal vez de in necem ibis, ‘irás a la muerte’), y ΝΝΑΖΑΡΕΝΝΟΣ— nnazarennos (una forma penosa de escribir ‘nazareno’). Los científicos detectaron otras muchas «inscripciones», pero según Mark Guscin, solamente una de ellas podría estar escrita en griego o latín: ΗΣΟΥ que es el genitivo de «Jesús», a falta de la primera letra.Sus oponentes rechazan frontalmente estas afirmaciones, por estar los textos plagados de errores ortográficos. Guscin concuerda con ellos en que estos detalles se han extraído de interpretaciones claramente subjetivas, muy al estilo de un test de Rorschach.

El Sudario fotografiado en alta resolución

En febrero de 2008 se ha hecho público que, a petición del Vaticano, la empresa HAL9000, experta en fotografía digital de alta resolución, ha digitalizado la imagen del Sudario. Por medio de la fotocomposición de 1300 fotografías, se ha generado una gigantesca imagen de 12,8 gigapixeles, que según los técnicos que la han revisado permitirá un análisis excepcionalmente detallado de la misma, permitiendo a simple vista analizarla como si se estuviese mirando a través de un microscopio.

Como el proceso de toma de los cientos de imágenes resultó complejo, con la participación de personas y equipamiento de alto perfil tecnológico, la BBC se encargó de registrarlo en video; este material fue difundido en un documental el Sábado Santo del año 2008.

Crítica de los textosA veces se cita el Evangelio de Juan como prueba de que la sábana es falsa, dado que en algunas traducciones se habla de «fajas», «lienzos», o «vendas» que cubren el cuerpo: «Tras él llegó Simón Pedro, que entró al sepulcro, y encontró en el suelo las vendas de lino [othonia]; y el sudario [sudarium] que había estado sobre su cabeza, no yacía junto a las vendas, sino que estaba recogido en un lugar aparte» (Juan 20:6-7). Según los partidarios del sudario, los «lienzos» o «vendas» serían la Sábana de Turín, mientras que el «sudario» sería el Sudario de Oviedo.

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El Evangelio de Juan dice también: «Llegó Nicodemo [...] y trajo una mezcla de mirra y aloe, como unas cien libras. Tomaron, pues, el cuerpo de Jesús, y lo envolvieron en lienzos y aromas, según la costumbre judía de sepultar» (Juan 19:39-40). No se han encontrado rastros de especias en el sudario. Frederick Zugibe, inspector médico, informó que el cuerpo del hombre del sudario parecía haber sido lavado antes de envolverlo. Es raro que esto suceda después de la unción, por lo que algunos defensores sugieren que éste habría sido una prenda preliminar que fue reemplazada posteriormente para la unción, ya que debido al sabbath no quedaba tiempo suficiente para ello. Sin embargo, no hay pruebas palpables que respalden estas teorías.

Esta imagen del descenso de la cruz de Giulio Clovio muestra a Jesús envuelto en una sábana similar a la de Turín.

Otros han supuesto que las imágenes de pétalos detectadas por Danin podrían ser de hierbas que se habrían arrojado sin más sobre el cuerpo por la falta de tiempo de preparación que narra el Nuevo testamento, con la llegada el domingo de las mujeres, supuestamente para completar los ritos de unción del cuerpo.

Análisis artístico

La imagen del lienzo de Turin presenta rasgos del arte bizantino y gótico que han sido reconocidos por diversos autores. Paul Vignon señaló más de una docena de coincidencias en el rostro,83 que incluyen detalles que, según él, se podían ver en la mayoría de las representaciones bizantinas de Cristo.Dan Scavone señala como la imagen de Turín es similar a las lamentaciones del siglo XII.

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Basándose en estas semejanzas, mantienen estos autores que el arte bizantino habría formado sus cánones de representación del rostro humano en la imitación del lienzo de Turín. Esto sería una prueba de su existencia anterior al siglo VI. Noemi Gabrielli, experta que examinó la tela en 1973, la consideraba una obra de un artesano renacentista. Ella creyó observar en la imagen técnicas similares al sfumato de Leonardo Da Vinci, sin llegar a atribuirle la tela personalmente. Sobre esta base lanzó la hipótesis de que la tela original pudiera haber sido sustituida a finales del siglo XV, idea que fue recogida por Lynn Picknett y Clive Prince para atribuir la imagen al propio Leonardo, del que sería un autorretrato.

Hay muchas similitudes entre la imagen de la sábana y las representaciones pictóricas tradicionales de Jesús. Aquí se muestra el mosaico de Cristo Pantocrator de la iglesia de

Daphni, en Atenas.

Otros autores, como Denis Dutton, o Gregory S. Paul, encuentran la relación más bien con el gótico que con el arte bizantino. Para estos autores, la posibilidad de que el arte haya imitado una figura desconocida en la Antigüedad es prácticamente nula. Más bien consideran las semejanzas como una prueba contraria a la autenticidad, siendo el artista que hizo el sudario el que siguió modelos artísticos de su época. William S. A. Dale, experto de la National Gallery of Otawa, señala el extraordinario parecido del lienzo de Turín con el Epitaphios serbio de Milutin Uros (1300 aprox.), lo que, a su juicio fecharía el primero a partir de finales del siglo XIII. Ciertas desproporciones anatómicas, que no son compatibles con una representación realista de un cuerpo humano, han sido señaladas como prueba de que la imagen de Turín es una obra iconográficamente asimilable al arte bizantino o bizantinizante. Por ejemplo, la longitud desmesurada de los dedos. La posición de los clavos en las manos ha suscitado una polémica en relación con su palusibilidad artística que puede verse en el apartado.

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ANÁLISIS FORENSE DEL CUERPO DE CRISTO

El forense José Antonio Lorente ha analizado para el Magazine de “El Mundo”, a raíz de la polémica desatada por la película de Mel Gibson “La Pasión de Cristo”, las agresiones recibidas durante las últimas ocho horas de la vida de Cristo, muestra que le causaron un sufrimiento indescriptible y que tenían un propósito criminal.

“Con el respeto y admiración que siempre me ha causado la figura de Jesús, especialmente marcada por mi condición de católico creyente, analizo desde una perspectiva estrictamente profesional y en base a datos objetivos, cuál podría haber sido, a la luz de los conocimientos de hoy, el resultado de la autopsia médico-forense de una persona que hubiese muerto tras sufrir las lesiones infligidas a Jesús. Todos los datos en los que me baso han sido obtenidos (por José Manuel Vidal, corresponsal religioso de El Mundo) de las Sagradas Escrituras, por lo que nada se deja a la improvisación ni a la imaginación de los autores.

La autopsia forense va encaminada a determinar la causa de la muerte y las circunstancias de la misma, cuestiones a veces muy complejas de establecer, como veremos a continuación tras una breve introducción genérica a la autopsia médico-legal.

La causa de la muerte, en el contexto médico-legal, es de dos tipos, ambos estrechamente relacionados entre sí: la causa inmediata y la causa fundamental. La vida tiene un trípode vital (ya descrito por Bichat) que hace que la misma exista por el funcionamiento coordinado de las funciones cardiaca, respiratoria y nerviosa; el motivo por el cual cesa al menos una de estas tres funciones y acaba la vida es la causa inmediata de la muerte. Esta causa inmediata está a su vez basada en una serie de alteraciones generales más graves y genéricas, que es la causa fundamental. Así, por ejemplo, una persona que fallece por un infarto de miocardio tiene como causa inmediata la isquemia cardiaca con necrosis miocárdica, y como causa fundamental, por ejemplo, una grave ateroesclerosis con reducción drástica de la luz o diámetro de una serie de arterias coronarias. Estas causas se recogen siempre en los certificados médicos de defunción y en las declaraciones o informes de autopsia.

Las circunstancias de la muerte tratan de explicar básicamente si la misma ha sido criminal (homicida), accidental o suicida, ya que este tipo de conclusiones son básicas para la investigación judicial. Para ello, el médico forense estudia minuciosamente el cadáver, primero la parte exterior (examen externo), y posteriormente las cavidades y órganos internos ubicados en el cráneo, en el tórax y en el abdomen.

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Se usan cuantas técnicas complementarias o auxiliares sean necesarias (histopatológicas, toxicológicas, genéticas, etcétera), ya que de estos datos no sólo se puede deducir si la muerte es homicida o accidental, sino que a veces se consiguen datos sobre los autores del crimen o de ciertas lesiones (por ejemplo, recuperando semen del cuerpo de una víctima que puede servir para identificar al autor) y en otras ocasiones sirve hasta para identificar a un cadáver previamente no identificado (por ejemplo, observando cicatrices o tatuajes).

He aquí, pues, la declaración de autopsia que podemos deducir con rigor de las descripciones encontradas en las Sagradas Escrituras, con mínimas licencias formales de estilo, nunca de contenido.

La Autopsia

Sobre la mesa de autopsia se encuentra el cadáver de un varón, de aproximadamente 30 a 35 años de edad, identificado por un nutrido grupo de seguidores como Jesús de Nazaret, del que aseguran que tiene 33 años, hijo de José y de María, crucificado tras ser condenado. En el examen externo se aprecia un buen estado físico, pese a las lesiones que ha sufrido. En la cabeza destacan múltiples pequeñas heridas punzantes (pinchazos), incisas (cortes) e inciso-contusas (cortes unidos a golpes o cortes producidos por instrumentos no cortantes), de disposición en forma de coronal o de circunferencia, que abarca la parte superior de la frente y se continúa hacia atrás por ambos lados de la cabeza, afectando a los huesos parietales, temporal y al occipital.

Las heridas son profundas, afectando a toda la galea capitis (cuero cabelludo) y llegando hasta la tabla externa de los huesos mencionados. Los pabellones auriculares se hallan igualmente perforados por la acción de instrumentos punzantes (pinchos). A consecuencia de las profusas hemorragias provocadas por las múltiples heridas, es de mencionar que casi todo el cabello se encuentra, en toda su longitud, empapado en sangre húmeda o con costras originadas al secarse. Todas las lesiones sufridas son compatibles con las que produciría una corona de espinas como la que se describe que llevó el finado.

En el tronco, tanto en su parte anterior (pecho) como en la posterior (espalda) se aprecian múltiples lesiones, donde predominan las contusiones en forma de equimosis, equimomas y hematomas (cardenales), algunas de ellas de carácter longitudinal en forma figurada que reproducen los objetos que las produjeron, muy probablemente por una o varios flagrum (especie de látigo de correas o tiras).

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Por la violencia de los golpes y/o por la reiteración de los mismos en ciertas zonas, se han producido soluciones de continuidad, apareciendo heridas contusas longitudinales, erosiones (arañazos superficiales) y excoriaciones (arañazos profundos, donde aparece sangre). En algunos puntos del cuerpo las heridas contusas son especialmente profundas, produciendo un gran desgarramiento muscular y también hemorragias profusas. Todas estas lesiones predominan sobre todo en la parte posterior del tronco. Finalmente, en la zona costal derecha, anterolateralmente, destaca una herida incisa profunda, con evidentes signos de haber producido una abundante hemorragia. En ambas extremidades superiores, casi a la altura de las manos, en la zona carpiana, se aprecia una herida punzante transfixiante (que atraviesa), con bordes contusos y signos de desgarramiento por haber soportado gran peso, probablemente el del cuerpo. En las manos, en la palma y en la eminencia tenar, se aprecian erosiones y excoriaciones, compatibles con las producidas al apoyarse en el suelo tras una caída.

En las extremidades inferiores se aprecia, en ambos pies, una herida punzante transfixiante de bordes contusos. Las rodillas aparecen con erosiones y excoriaciones, probablemente por haberse caído y golpeado sobre las mismas. En el examen interno (podemos deducir) se apreciarían signos propios de una hipoxia-anoxia, hemorragia masiva, shock hipovolémico, con palidez de mucosas y de órganos internos como los pulmones, el hígado y los riñones. Además se encuentra una cantidad muy limitada de sangre en cavidades cardiacas y en los grandes vasos arteriovenosos. Existirían signos de asfixia en cerebro y pulmones, todo ello compatible con una agonía prolongada. Es necesario ahora realizar una serie de razonamientos (llamados consideraciones médico-legales) antes de concluir con las circunstancias de la muerte. Comenzamos constatando que no se han descrito lesiones mortales, o sea, aquéllas que por afectar a un órgano o función vital, son causa inmediata y fundamental de muerte. Todo ello nos lleva a considerar la muerte de Jesús de Nazaret como el resultado de un largo proceso agónico. Desde las nueve de la noche del jueves 12 (al acabar la Última Cena y ser detenido) hasta las tres de la tarde del viernes 13 en que murió, transcurren un total de 18 horas. Desde el momento de su detención, parece que no ingirió ningún tipo de alimento o líquido. Los castigos (excepto el bastonazo propiciado por un criado de Caifás poco después de su detención) comenzaron sobre las siete de la mañana del viernes, por lo que hasta el momento de la muerte transcurren unas ocho horas. Las otras lesiones proceden de la flagelación, y son múltiples latigazos en el pecho y la espalda. Estas lesiones provocan hemorragias que en principio no tienen por qué ser muy profusas al no ser profundas y por tanto no afectar a grandes arterias y venas.

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Sin embargo, al ser una extensión muy amplia del cuerpo (pecho y espalda) la pérdida sanguínea se va acumulando y puede ser significativa, pudiendo producir (a lo largo de las más de ocho horas de castigo) la pérdida de uno o dos litros de sangre y plasma (sinceramente no creemos que se pudiese perder más, ya que esas lesiones en vasos de diámetro pequeño y mediano tienden a cerrarse per se). Una hemorragia produce una pérdida del volumen de sangre (que se denomina volemia), por lo que la pérdida de sangre se llama hipovolemia. Una gran hipovolemia origina una crisis o shock en el funcionamiento del organismo, que en este caso se llama shock hipovolémico. Paralelamente, habida cuenta la gran cantidad de golpes que impactan en los mismos lugares, se producen una serie de graves lesiones similares a las de un aplastamiento o machacamiento, lo que se conoce en medicina como síndrome de aplastamiento (crush syndrome) y que implica la liberación de sustancias al interior de la sangre, entre ellas mioglobina procedente de los músculos, que provoca alteraciones en los procesos renales de filtración. Tan masiva cantidad de golpes en el tórax es también causa de un gran dolor, enorme e incalificable sufrimiento. Entre los mecanismos de defensa que de modo automático o inconsciente utiliza el organismo está el de reducir la movilidad al mínimo (cuando, por ejemplo, una persona se hace daño en un dedo, lo primero que hace inmediatamente después es cogerlo con la otra mano y no moverlo).La reducción de la movilidad en el tórax se traduce en respiraciones superficiales que originan una hipoxia (falta de oxigenación de la sangre por no respirar adecuadamente), que se asocia a una hipercapnia (exceso de dióxido de carbono por el mismo motivo) y a una serie de alteraciones del equilibrio ácido-base. A esto hay que unir que, por la postura existente en la cruz, donde el cuerpo cuelga literalmente de las extremidades superiores a través de una tensión que se transmite al tórax y a sus músculos, que ven dificultada sus funciones, entre ellas la de facilitar los movimientos respiratorios. Las graves lesiones traumáticas en el tórax bien pudieron producir una irritación de las membranas que rodean los pulmones (pleuras), ocasionando una pleuritis con una acumulación de líquido llamado exudado en el espacio interpleural. Esto puede explicar perfectamente por qué salió “sangre y agua” al pinchar en el lado derecho de su costado: sangre de las lesiones propias de las arterias y venas de la zona, y “agua” que sería el exudado acumulado entre las pleuras (interpleural). Las lesiones producidas por los clavos en ambas manos (zona carpiana) y en los pies no deben estar en principio relacionadas con la causa de la muerte, ya que no afectan órganos vitales y una posible infección grave no se desarrolla en tan corto plazo de tiempo.

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La única posible influencia no descrita en las Sagradas Escrituras es la producción de una gran hemorragia porque se hubiesen afectado arterias o venas de gran calibre, lo cual hubiese redundado en el posible shock hipovolémico mencionado. Las lesiones producidas por la corona de espinas en la cabeza no están probablemente relacionadas con la causa de la muerte (no afectan órganos vitales al no penetrar en el cerebro ni producen gran hemorragia). Una nota final para destacar que la posición en la cruz (ortostática, de pie) hace difícil la llegada de oxígeno al cerebro, ya que la sangre tiende a acumularse en las partes inferiores del organismo (por efecto de la gravedad), sobre todo cuando el corazón funciona débilmente, por lo que la oxigenación del órgano que más lo necesita (el cerebro o sistema nervioso central) es deficiente. Conociendo la lenta agonía y el mantenimiento de la conciencia casi hasta el último instante, en base a todas las consideraciones anteriormente expuestas, obtenemos las siguientes conclusiones médico-legales como las más probables: Causa Inmediata de la muerte: hipoxia-anoxia (hipoxia es disminución de la concentración de oxígeno en la sangre, y anoxia es la ausencia total de oxígeno en la misma) cerebral consecuencia de hipovolemia (disminución del volumen de sangre) post-hemorrágica, de insuficiencia respiratoria mecánica (incapacidad para respirar adecuadamente por falta de movilidad) por graves lesiones en músculos intercostales, y de insuficiencia cardiaca.

Causa fundamental de la muerte: múltiples heridas inciso-contusas, equimosis, erosiones, excoriaciones y hematomas en la parte anterior y posterior del tronco.

Origen de la muerte: CRIMINAL.

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