Revista El buen libro 2008

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Revista de la Exposición del Libro Católico Año XXXII - Nº 15 - Septiembre 2008

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"Tolle, lege" ("Toma, lee")Escuchó San Agustín acosado por lasdudas, recibiendo una epístola de SanPablo que encaminó su conversión.San Agustín, (Confesiones VIII, 12)

Revista de la Exposicióndel Libro CatólicoAño XXXII - Número 15Septiembre de 2008

Director ResponsableManuel Outeda Blanco

Secretario de RedacciónLuis Ricardo Fernández

ArchivoMaría de la Cruz Outeda

Coordinación GeneralCentro de Profesionales de la Acción Católica

“Santo Tomás de Aquino”

TapaFotos correspondientes a la

XIX Exposición del Libro Católico,y a la IX Exposición en La Plata

FotosJulián Esteban Outeda

Diseño y Producción GráficaEmilio y Sergio Buso / 4204-5612

[email protected]

EditaEditorial Serviam

Comité Ejecutivo de la Exposición del Libro Católico

Presidente Honorario:S.E.R. Mons. Héctor Aguer

Fundador y Presidente: Manuel Outeda Blanco

Secretaria Ejecutiva:Rosana Mabel Radis

Leandro N. Alem 3183B1653HHE Villa Ballester

Pcia. de Buenos AiresRepública Argentina

Cel: (011) 15-4-470-7734Fax: 4322-9572

Correo Electrónico:[email protected]

Visite nuestra página WEB:www.librocatolico.yocreo.com

Se autoriza la reproducción total o parcial delos artículos publicados haciendo mención

de la fuente.

Alocución de Mons. Héctor Aguer,Arzobispo de La Plata, en el acto inaugural

Palabras del Dr. Oscar Alberto Martini,Secretario de Gobierno de la Municipalidad de La Plata, en el acto inaugural

Palabras en el acto inaugural del Dr. Eduardo Julio PettigianiMinistro de la Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires

Discurso de apertura de Manuel Outeda Blanco,Fundador y Presidente de la Exposición

Homilía pronunciada por Mons. Antonio Marino, Obispo Auxiliar de La Plata, en la Santa Misa de la IX Exposición

Cartas recibidas

Momentos de la Exposición

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10

14161819

212324

XIX Exposición del Libro Católico 2007

IX Exposición del Libro Católico en La Plata 2007

Pbro. Dr. César Salvador SturbaHomilía pronunciada en la Santa Misa de Clausurade la XIX Exposición

4

Ing. Agron. Mario Francisco AbalEstatuilla “Padre Leonardo Castellani” 2008

Ana Clara EchevegurenTrabajo ganador del XIII Certamen Literario Católico Nacional“Cardenal Antonio Quarracino” 2007

Hermana Gladis Uliarte, r.r .Palabras de la Presidente del Consejo Superior de EducaciónCatólica para el acto inaugural de la XIX Exposición

Sumario

6

Monseñor Héctor AguerDiscurso inaugural del Arzobispo de La Plata

en la XIX Exposición

D. Manuel Outeda BlancoPalabras en el acto inaugural de la XIX Exposición

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"Tolle, lege" ("Toma, lee")Escuchó San Agustín acosado por lasdudas, recibiendo una epístola de SanPablo que encaminó su conversión.San Agustín, (Confesiones VIII, 12)

Revista de la Exposicióndel Libro CatólicoAño XXXII - Número 15Septiembre de 2008

Director ResponsableManuel Outeda Blanco

Secretario de RedacciónLuis Ricardo Fernández

ArchivoMaría de la Cruz Outeda

Coordinación GeneralCentro de Profesionales de la Acción Católica

“Santo Tomás de Aquino”

TapaFotos correspondientes a la

XIX Exposición del Libro Católico,y a la IX Exposición en La Plata

FotosJulián Esteban Outeda

Diseño y Producción GráficaEmilio y Sergio Buso / 4204-5612

[email protected]

EditaEditorial Serviam

Comité Ejecutivo de la Exposición del Libro Católico

Presidente Honorario:S.E.R. Mons. Héctor Aguer

Fundador y Presidente: Manuel Outeda Blanco

Secretaria Ejecutiva:Rosana Mabel Radis

Leandro N. Alem 3183B1653HHE Villa Ballester

Pcia. de Buenos AiresRepública Argentina

Cel: (011) 15-4-470-7734Fax: 4322-9572

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Se autoriza la reproducción total o parcial delos artículos publicados haciendo mención

de la fuente.

Alocución de Mons. Héctor Aguer,Arzobispo de La Plata, en el acto inaugural

Palabras del Dr. Oscar Alberto Martini,Secretario de Gobierno de la Municipalidad de La Plata, en el acto inaugural

Palabras en el acto inaugural del Dr. Eduardo Julio PettigianiMinistro de la Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires

Discurso de apertura de Manuel Outeda Blanco,Fundador y Presidente de la Exposición

Homilía pronunciada por Mons. Antonio Marino, Obispo Auxiliar de La Plata, en la Santa Misa de la IX Exposición

Cartas recibidas

Momentos de la Exposición

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13

10

14161819

212324

XIX Exposición del Libro Católico 2007

IX Exposición del Libro Católico en La Plata 2007

Pbro. Dr. César Salvador SturbaHomilía pronunciada en la Santa Misa de Clausurade la XIX Exposición

4

Ing. Agron. Mario Francisco AbalEstatuilla “Padre Leonardo Castellani” 2008

Ana Clara EchevegurenTrabajo ganador del XIII Certamen Literario Católico Nacional“Cardenal Antonio Quarracino” 2007

Hermana Gladis Uliarte, r.r .Palabras de la Presidente del Consejo Superior de EducaciónCatólica para el acto inaugural de la XIX Exposición

Sumario

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Monseñor Héctor AguerDiscurso inaugural del Arzobispo de La Plata

en la XIX Exposición

D. Manuel Outeda BlancoPalabras en el acto inaugural de la XIX Exposición

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ada año me corresponde el ho-nor de inaugurar la Ex p o s i c i ó ndel Libro Católico, que consti-

t u ye un acontecimiento cultural demagnitud en la ciudad y que es tam-bién una expresión significativa de lavida eclesial. En varias ocasiones comoésta que hoy nos reúne, he dedicadomi discurso a comentar el lema elegi-do para identificar, junto con el nu-meral correspondiente, a la muestra li-b resca de ese año. Suele ser un di-cho sucinto, una especie de esló-gan, formulado para elogiar albuen libro. Esta vez reza El buenl i b ro, luz para la fe y la ra z ó n.

Si se examina bien estaafirmación, no parece muy con-vincente, o por lo menos hayque decir que suena como algoparadojal. Porque no se puedenegar que la fe es luz y que es luzasimismo la razón, ¿cómo puedeiluminarlas entonces el buen li-bro? ¿No estaremos poniendo lacarreta delante de los bueyes aladmitir sin más aquella sentencia? Enefecto, en la filosofía clásica y en latradición del pensamiento cristianose habla de la luz de la razón y se ex-plica la naturaleza del conocimientoasumiendo el simbolismo de la luz, lametáfora de la iluminación. SantoTomás presenta reiteradamente la ra-zón humana, la potencia intelectiva,como una marca o un sello de la in-teligencia divina en el espíritu de lacreatura. Lo hace valiéndose de untexto bíblico, el versículo 7 del Salmo4, que él leía así según la versión lati-na: ¿Quién nos mostrará los bienes?Impresa está en nosotros, Señor, la luzde tu rostro. Es decir, de acuerdo a lai n t e r p retación tomasiana: de Diosparticipa el alma humana la luz inte-

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lectual (I, 79, 4c.); o también: todo noses mostrado por el sello mismo de la luzdivina en nosotros (I, 84, 5c.).

También es luz la fe. Los Pa-dres de la Iglesia han llamado ilumi-nación al Bautismo, o mejor dicho, alrito de la iniciación cristiana, precisa-mente porque mediante el baño de laregeneración, al que iba unida la con-cesión del sello del Espíritu y la co-munión con el Cuerpo de Cristo, los

hombres reciben la gracia teologal dela fe. El espíritu del neófito es ilumi-nado por el conocimiento de los mis-terios divinos, por la sabiduría que esdon del Espíritu Santo. En teologíase habla de la luz de la fe, de una feque tiene ojos y permite ver de algúnmodo lo invisible; el lumen fidei es lafuente de una cosmovisión, la aper-tura hacia una visión total de la reali-dad que no es posible al incrédulo. Esnormal que el cristiano vaya crecien-do en la gracia de luz en luz, según lamedida de la fidelidad y del amor. Lapráctica de la oración va abriendo uncamino que, de suyo, debe conducira la experiencia contemplativa, en lacual la crecida luz responde al fuegode la caridad e introduce inefable-

mente en la claridad divina. SantoTomás enumera en el hombre tres lu-ces: la luz de la naturaleza, la de lagracia y la de la gloria (cf. I, 106, 1).Esta tercera luz, el lumen gloriae, noshará falta para que los murciélagosque somos podamos fijar la miradaen el sol de la divinidad; será una ele-vación y un fortalecimiento de la po-tencia intelectiva que la hará deifor-me y la sostendrá en la visión de la

esencia divina por toda la eterni-dad (cf. I, 12, 5).

Las tres luces vienen deDios, porque Dios es luz y en él nohay tinieblas (1 Jn. 1, 5); San Juanpresenta solemnemente esta afir-mación como la noticia por exce-lencia que los apóstoles recibieronde Cristo y transmitieron en sunombre. El evangelista tambiénconsigna por escrito el testimoniode Jesús sobre sí mismo: Yo soy laluz del mundo; el que me sigue noandará en tinieblas, sino que tendrála luz de la Vida (Jn. 8, 12). Estassolas expresiones bíblicas justifi-

can el uso que la tradición cristianaha hecho del múltiple simbolismo dela luz.

Pe ro vo l vamos a la cuestiónplanteada al comienzo: ¿cómo puededecirse que el buen libro es luz para laluz? Se me ocurre que vale aplicar, poranalogía, lo que San Agustín enseñaen su Sermón 293 acerca de la fun-ción de la palabra –de la voz– en latransmisión del pensamiento. En tododiálogo, la palabra pronunciada, quese hace sonido de la voz, procede de lapalabra interior –del verbum mentis overbum cord i s– y le sirve de instru-mento para que el pensamiento delque habla, su palabra interior, pase alespíritu de su interlocutor.

Monseñor Héctor AguerArzobispo de La PlataDiscurso de monseñor Héctor Aguer, arzobispo de La Plata en la inauguraciónde la XIX Exposición del Libro Católico (Buenos Aires, 3 de septiembre de 2007)

C

El Pbro. Jorge Oesterheld recibe la 3ª Faja de Honor “Padre Leonardo Castellani” 2007.

De luces y de libros

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Así también, el buen libro, ell i b ro católico, cumple una funciónmediadora, instrumental. Lo que hayen él de luz procede de la luz de la ra-zón y de la luz de la fe. El autor ha si-do iluminado de diverso modo, en di-verso grado, por la luz del patrimoniofilosófico perennemente válido, de laSagrada Escritura, de la tradición cris-tiana, del magisterio de la Iglesia; suobra, el buen libro, es a la vez re c e p-táculo y fuente de luz. Mediante lalectura, el estudio y la asimilación delcontenido, se esclarece el espíritu dell e c t o r, se acrecienta y enriquece la luzde su razón y de su fe. El libro es pa-labra escrita, hecha letra en páginasi m p resas para transmitir la luz de lave rdad. Su función es, en cierto mo-do, humilde, ministerial; se presta aun servicio de comunicación. Sa nAgustín decía: cuando el sonido vo c a lte ha llevado a la comprensión de la pa-l a b ra, se desvanece y pasa. El libro yaleído vuelve a la biblioteca, o es de-vuelto a su dueño, quizá es olvidadopor años en un estante, pero ha cum-plido su misión, ha hecho su obra.

Decíamos antes que la tradi-ción filosófica clásica y el pensamien-to cristiano emplearon la simbologíade la luz para expresar la naturaleza yel valor del conocimiento. En la his-toria de la cultura occidental ocurrióun episodio curioso: cuando ambasluces, la de la razón y la de la fe en-traban en eclipse, el movimiento filo-sófico que provocaba la tiniebla reci -bió el nombre de “Ilustración”; se lollamó también “Iluminismo” y a esesiglo –el XVIII– “Siglo de las luces”.Esta ironía siniestra recubrió de afei-tes prestigiosos y reivindicatorios lanegación de la revelación divina y del

vuelo metafísico de la inteligencia; lareligión quedó encerrada en los lími-tes de la mera razón y ésta reducida aexplorar el campo de los fenómenos.

Actualmente, tanto en los es-tudios sociales como en pedagogía,se va imponiendo una corriente depensamiento, heredera de la Il u s t r a-ción, que descarta las metáforas de laluz en la descripción y definición delconocimiento y las reemplaza pormetáforas del ámbito de la constru c-ción. El conocimiento humano yano sería descubrimiento y re ve l a c i ó nde la ve rdad, manifestación del serde la realidad a la inteligencia, visiónintelectual de las cosas, teoría o con-templación, sino fabricación de unobjeto, construcción de esquemasa p rox i m a t i vos, de interpre t a c i o n e smúltiples que se irán descartando eimponiendo por consenso. Según es-ta corriente no existe un orden natu-ral, ni una ve rdad posible de alcan-z a r, ni va l o res objetivos unive r s a l-mente válidos.

Éstas son las ideas que predo-minan en la orientación oficial de la

La Dra. Ángela G. Bertolacci, recibeel diploma por la 2ª Faja de Honor“Padre Leonardo Castellani” 2007.

educación argentina; se expresan deun modo más o menos discreto en laLey de Educación Nacional y en la dela Provincia de Buenos Aires. En lajurisdicción provincial el más crudoconstructivismo aparece en documen-tos tales como el proyecto de “Rede-finición de la Formación Docente” yel “Prediseño Curricular de Cons-trucción de Ciudadanía”. Se proponecambiar el modo de hablar acerca delconocimiento y su transmisión y ellenguaje tradicional de la pedagogía,para poder cambiar finalmente elmodo de pensar, la mentalidad de losmaestros. En la nueva asignatura lla-mada “Construcción de Ciudadanía”se articula un proceso para hacer delos niños y adolescentes bonaerensespequeños teóricos críticos para cam-biar la sociedad. Probablemente re-sultarán analfabetos, víctimas de laabolición de las humanidades y de losobjetos formales de las disciplinascientíficas, pero tendrán que ser revo-lucionarios; para eso se los adoctrina-rá con versiones criollas de las ideasde Foucault y del neomarxismo de laEscuela de Frankfurt.

Seguramente habrá libros dis-ponibles para lograr estos objetivo s .Algunos ya están en circulación, eincluso llegan de regalo a las escuelascatólicas. No son, por cierto, no se-rán buenos libros, que reflejen la luzde la razón y la luz de la fe, que re-sulten luz para la razón y para la fe.Esta encrucijada gravísima de la cul-tura nacional, que pasa inadve rt i d apara tantos que tienen por oficio eldeber de adve rt i r, permite apre c i a rmás aún el valor de esta Ex p o s i c i ó ndel Libro Católico, la XIXª, que hoyi n a u g u r a m o s .�

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l dejar abierta la edición nú-mero diecinueve de la Exposi-ción del Libro Católico da-

mos la bienvenida a todos los quenos acompañan en este Acto Inaugu-ral. Como todos los años, la Muestranos convoca con un lema alusivo albuen libro: en esta ocasiónnos referimos a él como“luz para la fe y la razón”.

Esta idea nos re m i t ea una gran personalidad dela Iglesia, cuya imagen do-mina el Programa y los afi-ches de este año. Nos re f e r i-mos a Santo Tomás deAq u i n o que, con una inteli-gencia prodigiosa, llevó acabo la síntesis armoniosade razón y fe más admirablede todos los tiempos,uniendo la luz de la Re ve l a-ción al saber antiguo de losa u t o res paganos y de losSantos Pa d res. (1)

A nte la ola de ignorancia yerror que constatamos a todo nivel yque re c o r re el mundo, la figura delDoctor Angélico nos interpela acerc ade la necesidad de adquirir una sólida

formación religiosa, que enriquecen u e s t ro vivir cristiano y nos pre p a r apara dar razón de nuestra esperanza.

Santo Tomás, como fiel serv i-dor de la ve rd a d (2), con su talento ysabiduría, como eximio lector y fe-

cundo escritor, nos enseña la impor-tancia de los buenos libros como me-dio necesario para buscar a Dios conla inteligencia, como soporte denuestra fe. Si tenemos buena doctri-na en nuestra inteligencia no estare-

mos a merced de los estados de áni-mo y del solo sentimiento, que pue-de ser frágil y cambiante. Una forma-ción adecuada y profunda, es impre s-cindible, y las buenas lecturas son elacicate para re c o r rer ese camino.

Esta es la convicciónque nos impulsa a conti-nuar en esta tarea de pro-moción de buenos libroscomo apostolado concretode difusión de cultura y devalores humanos y cristia-nos. Lo hacemos abriendoa un público numeroso lostesoros maravillosos del de-pósito bimilenario de laIglesia maestra.

Tenemos el honorde entregar hoy distincio-nes y premios que valoranel trabajo y la trayectoria delapostolado escrito de sacer-dotes, laicos profesionales y

jóvenes alumnos. A todos los que losreciben vaya nuestro homenaje deadmiración y gratitud.

Re c o rdamos especialmenteen esta Exposición al Padre Marcos

Manuel Outeda BlancoFundador y presidente del Comité Ejecutivode la Exposición del Libro Católico

Palabras en el Acto de Inauguración de la XIX Exposición Buenos Aires, 3 de septiembre de 2007.

A

El Prof. José M. de Dios, Mons. Héctor Aguer y Manuel Outeda Blanco.

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Pizzariello, en el centenario de su na-cimiento. Este recordado y queridosacerdote jesuita ejercitó un fructuo-so apostolado en los medios de co-municación, con sus retiros espiri-tuales y con textos escritos de granprofundidad evangélica.

Para hacer realidad esta XIXMuestra hemos contado con la ines-timable colaboración de m u c h a spersonas, instituciones, editorialesy fundaciones, a quienes agradece-mos su aporte generoso.

En particular destacamos lapresencia y permanente compañía deSu Excelencia Monseñor HéctorAguer, presidente honorario de laExposición. Gracias, Monseñor, porsu cercanía apostólica y por su conse-jo siempre prudente y oportuno.

Asimismo, expresamos nues-tra gratitud especialmente:

—Al Consejo Superior deEducación Católica, en la persona desu presidenta, He rmana Gl a d i sUliarte, por su hospitalidad comoanfitriones en esta Casa de la Educa-ción, en el cuarto año consecutivo.

—Al Prof. Carlos Ferraro,Ge rente de Organización delCONSUDEC quien tiene la respon-sabilidad de coordinar todos loseventos y actividades que se realizanen esta Casa de la Educación. Vayanuestro agradecimiento a su personapor su paciencia, disposición y gene-

rosidad en atender todas nuestras ne-cesidades que lograron que hoy este-mos aquí, y a todo el personal que deél depende (mantenimiento, seguri-dad y secretaría).

—A los distinguidos señores miem-bros de los Jurados, que con dedi-cación y competencia se han dedica-do a establecer los premios que hoyse entregan.

—Al C e n t ro de Profesionales deAcción Católica “Santo Tomás deAq u i n o”.

—Al COE (Centro de Organizado-res de Eventos), en la persona de suPresidenta, por la valiosa colabora-ción que año tras año brindan a lamuestra, a través de un nutrido gru-po de alumnos que, realizando pa-santías, atienden al público que nosvisita.

—Al Consejo Superior de la Fe d e r a-ción de Asociaciones Católicas deEmpleadas en la persona de su Pre s i-denta y del S r. Francisco D’Aq u i n opor toda la colaboración brindada enlas tareas previas de la Exposición re a-lizadas en la Casa de la Em p l e a d a( Obra de Monseñor De Andre a ).

—Y a Su Eminencia, el CardenalJorge Mario Bergoglio quien nosacompaña desde hace 10 años conse-cutivos presidiendo la Santa Misa deClausura de Acción de Gracias, don-de recordaremos a todos aquellosque de una u otra forma colaboraron

con la Exposición y que hoy nosacompañan desde la Casa del Padre:† Cardenal Antonio Quarracino.† Mons. Manuel Menendez.† Mons. Octavio Derisi.† R.P. Marcos Pizzariello S.J.† R.P. Cayetano Bruno S.D.B.† Pbro. Ramón Pratt. † R.P. Javier Tena Rojas, L.C.† Dr. Jorge Olivera y Sra.† Dr. Cayetano Licciardo.† Dr. Fulvio Ramos.† Eduardo Ramón Blanco.† Gregorio FrailePuerto.† Juan Manuel Fontenla.† Osvaldo Denardi.† Prof. Juan José Galignana.† Dr. José Luis Trenti Rocamora.† Cnel. Héctor Juan Piccinalli.† Dr. Carmelo Eugenio Palumbo.† Dr. Juan Carlos Zuretti.† Lic. José María Baamonde.† Dra. María Luisa Olsen de Serrano

Redonnet.† Prof. Alicia Chiappe de López

Olaciregui.† Lic. Susana Alí Yabrán.

Concluyo invocando la inter-cesión de la Santísima Virgen María,en su título de Nuestra Señora delLibro. Ponemos bajo su maternalmanto estos próximos quince días.�

(1) “Hablar con Dios”, de Francisco FernándezCarvajal, ediciones Palabra (Memoria de SantoTomás de Aquino)

(2) Carta Apostólica “Lumen Ecclesiae” del Pa-pa Pablo VI, 20-11-1974.

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n esta oportunidad en quenos hemos reunido para clau-surar con la celebración de la

Santa Misa, la XIX Exposición delLibro Católico, la Iglesia providen-cialmente nos regala para nuestrameditación personal y comunitarialas parábolas de la Divina Misericor-dia, que están desarrolladas en elCap. 15 del Evangelio de San Lucas:La oveja perdida, la dracma perdiday el hijo pródigo.

Jesús percibe que esadecuado defenderse de lasacusaciones de los que noaceptaban su doctrina, ni sumensaje de salvación, especial-mente los que no veían conbuenos ojos su cercanía conlos pobres y pecadores. Y recu-rre al relato de tres situacionesparadigmáticas.

Con ellas Jesús nos re-vela el amor del Padre, quesiempre está dispuesto a reci-birnos y a esperarnos, y no só-lo eso, sino que está dispuestoa salir a buscarnos, si nuestroregreso a la Gracia se retrasa.

Si Dios se comporta así conlos absolutamente alejados, Él nopodía dejar de seguir el mismo sen-dero. Jesús y el Padre son una mismanaturaleza, en el Espíritu, y obran alunísono. Esto que podían razonar losque lo escuchaban, no era más que lareafirmación de que Él obedecía yobraba como el Padre. Dios ama yquiere sin límites a los que por una uotra razón se alejaron de la buenaconducta y desea fervientemente queretornen al redil, a la casa paterna, enfin, que se dejen encontrar. Y Jesúsquiere lo mismo que el Padre. Élobra como el Padre.

Toda la misión del Señor estásintetizada en estas parábolas, que nos

conducen a la esencia misma delEvangelio, dado que la Buena Nu e va ,es un mensaje de misericord i a .

Las tres parábolas o relatos serelacionan entre sí, y forman un solomensaje: que el corazón de Dios, es-tá siempre abierto esperándonos, apesar de nuestros desatinos y denuestras debilidades.

Todos nos sentimos re p re s e n-tados en esa ovejita que se alejó, y re-

q u i e re la presencia del pastor para re-g re s a r, aunque éste deba dejar comoen un descuido las otras noventa yn u e ve. Nos parece una contradicción.Pe ro es la acción de Dios, que para re-cuperarnos, actúa sin que podamosanalizar su obra con nuestros paráme-t ros racionales, porque Su amor es su-perior a todos los razo n a m i e n t o s .

La autosuficiencia muchas ve-ces nos aleja del redil, a pesar de quefantasiosamente creemos que segui-mos en él. La búsqueda de seguri-dad, reconocimiento de la gente, fal-sos espacios existenciales o perversasaprobaciones, nos distancian del pas-tor. Y somos la ovejita alejada. So-mos la ovejita expuesta, aunquecuántas veces hacemos alarde de co-rrección y buen uso del libre albe-

drío, sin percibir que quizás estamosal borde del abismo.

Y el pastor deja a las noventa yn u e ve, para ir a buscarnos, para hacer-nos entrar en sana cordura, para queretomemos el camino de la simplici-dad y del sentido común, para queaceptemos en definitiva que nuestravida tiene un límite.

Cuántas veces nos hemos sen-tido el hijo pródigo, después de ha-

ber malgastado tantas oportu-nidades de crecimiento en todosentido, después de haber vili-pendiado los bienes más sagra-dos e importantes de nuestravida, especialmente aquellosque no sólo compro m e t e nnuestro espacio terrenal, sinonuestra situación futura.

Pe ro el Pa d re está allí, enla casa, con los brazos y todas lasp u e rtas de su morada abiert a s ,para que podamos entrar cuan-do lo decidamos. Y esa decisiónt a rda a veces en llegar. Ne c e s i t acomo el protagonista del re l a t o ,

que situaciones inmanejables nos alte-ren hasta tal punto que nos lleven areconocer nuestra desidia.

Pero cuando decidimos nosencontramos no sólo con el Padre ynuestras cosas, sino con nosotro smismos, en un arranque existencialdonde se mezclan la alegría del en-cuentro y la congoja por habernosalejado. Y Jesús obra también comoel Padre, porque es nuestro herma-no. No obra como el hermano ma-yor del relato, que se siente ofendidoy discriminado, sino que nos estimu-la para que recibamos el nuevo vesti-do, la joya que engalanará nuestramano, y que nos preparemos paraparticipar del banquete y gustar delternero engordado ya hecho manjar.

Pbro. Dr. César Salvador SturbaNotario del Arzobispado de Buenos Aires

Homilía en la Santa Misa de Clausura de la XIX Exposición Buenos Aires, 16 de septiembre de 2007.

E

Pbro. César S. Sturba y Mons. Roque Manuel Puyellien la Santa Misa de Clausura de la XIX Exposición.

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¡Cómo nos identificamosen la vida con la mujer que perd i ósu moneda, su dinero, su dracma!.Esa mujer que en el relato deberíahaber sido muy pobre para perd e rtan poco, pero que se torna muyrica al invitar a sus amigas para ce-lebrar el encuentro.

Cuántas veces nos hemosretirado del espacio sacramentalque nos pro p o rciona la re c o n c i-liación, con la misma alegría deesa mujer, casi estallando inte-riormente de felicidad y cuantasveces vo l vemos a “p e rder la drac-m a”, para vo l ver a encontrarla eno t ro encuentro re c o n c i l i a d o r, ynos vo l vemos a alegrar porque noshallamos con la paz que desea nues-t ro corazón. El Señor participa denuestra alegría y la fomenta. Y part i-cipa porque Él vive en infinita ale-gría y gozo, que es el que nos esperaal fin del camino. Y quiere que no-s o t ros experimentemos el mismog o zo, con la intensidad que nos per-mita nuestra autoconciencia y sensa-t ez. Con la alegría que nos pro p o r-ciona la posibilidad de secundar laGracia.

También hoy festejamos co-mo los protagonistas de las parábolasel encuentro fraterno. Festejamos co-

mo el pastor, como la mujer que per-dió su dinero, y como el padre y sir-vientes del hijo pródigo, al regreso deéste. Y festejamos con la Eucaristía,dando gracias a Dios mediante elSanto Sacrificio de la Misa.

Y lo hacemos después de dossemanas intensas en que estuvo a dis-posición de todos los habitantes denuestra ciudad la XIX Exposicióndel Libro Católico, que con el le-ma”El buen libro, luz para la fe y larazón” , nos permitió acercarnos a losbuenos libros.

Agradecemos habernos enri-quecido, haber meditado, haber po-

dido acrecentar nuestra bibliote-ca con libros que puedan hacerdestacar más nuestra humani-dad, porque a través de estos tex-tos de inspiración católica, se en-noblece nuestra condición hu-mana, nuestra actitud contem-p l a t i va y se mejora nuestro serv i-cio al prójimo.

Nos congratulamos conla Comisión Ejecutiva del LibroCatólico, presidida por el señorManuel Outeda y como Iglesiales agradecemos todos los trabajosque realizaron los responsables deesta exposición, que es la únicaque difunde el libro católico, no

sólo en nuestra ciudad, sino tambiénen el país.

Agradecemos a la conduccióndel Consejo Superior de EducaciónCatólica que ha facilitado un añomás sus instalaciones para el desarro-llo de las actividades, no sólo exposi-tivas, sino también culturales, y nodejamos de re c o rdar y rezar pornuestro cardenal arzobispo, Su Emi-nencia Card. Jorge Mario Bergoglio,que nos atiende como a su grey, dan-do prioridad a estos eventos queacrecientan la espiritualidad de losmiembros de la iglesia particular deBuenos Aires.�

Vista de la Capilla del CONSUDEC, durante laSanta Misa celebrada en la clausura de la

XIX Exposición.

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sus líneas actuales de investigación”, Actas delCongreso Internacional de Filosofía, Moscú,agosto 1993.

Dirección del “Servicio de Información Biblio-gráfica”, CIAFIC, 1993.

“La normatividad del valor en educación”, CIA-FIC, 1993.

“Etica y educación en la actualidad” Encuentrode Etica y cultura contemporánea, UniversidadNacional de Cuyo, Facultad de Filosofía y Le-tras, 1993

“Fundamentos filosóficos de una antropologíafemenina”, AAC, 1994

“La mujer, un desafío del futuro”, AsociaciónArgentina de Cultura, 1995.

“Bases filosóficas para la fundamentación deuna teoría educativa realista”, CIAFIC, 1995.

“Post modernidad y educación”, en “Un diag-nóstico para la Nueva evangelización. Los oríge-nes de la post modernidad”, FUNDAR, Bs. As,1996.

“Tesauro -bilingúe- en Filosofía de la Educa-ción”, CIAFIC-CONICET, 1996, 1ª. Edición.

“Causalidad y aproximación a la causalidad pri-mera en la metafísica”, en Epistemología de lasCiencias, CIAFIC, 1995.

“El tiempo, su problemática filosófica”, en Epis-temología de las Ciencias, CIAFIC– CONI-CET, Buenos Aires, 1996.

“Fuentes para la transformación curricular: Filo-sofía”, Ministerio de Cultura y Educación de laNación, República Argentina, agosto 1996.

“El hombre, sujeto de conocimiento. Enfoquesactuales”, Universidad Nacional de Cuyo, 1996.

“El tiempo, aportes filosófico–teológicos”, enEpistemología de las Ciencias, CIAFIC–CONI-CET, Buenos Aires, 1997.

“Visión católica de la educación hoy”, Ed. CIA-FIC, Buenos Aires, 1997.

“El punto de partida del conocimiento”, enEpistemología de las Ciencias, CIAFIC–CONI-CET, Buenos Aires, 1998.

“El concepto de naturaleza hodierno y su inci-

dencia en la educación” Universidad Nacionalde Cuyo, 1998

“Bases antropológicas para un ideario educati-vo”, Asociación Argentina de Cultura, 1998

“Los educadores ante la Fides et Ratio”, CON-SUDEC, Nro. 848, Buenos Aires, 1998.

“Tesauro en Filosofía de la educación / Philosop-hi of Education Thesaurus”, edición bilingüe in-glés–español, CIAFIC–CONICET, 1999

“Fundamentos filosóficos de la educación plane-taria”, XVIII Congreso Interamericano de Edu-cación Católica, Lima, Perú, 1999.

“Globalización, solidaridad, educación y cultu-ra”, Publicación del P.A.C., nº 25, Buenos Aires,abril de 1999.

“Libertad esencial y existencial. Razón y raciona-lidad” Ed. CIAFIC, Buenos Aires, 1999

“La Fides et Ratio”, Actas de las Jornadas de Fi-losofía, Universidad Nacional de Cuyo, 1999.

“El punto de partida de la educación moral”,Ed. CIAFIC, Buenos Aires, 2000.

“La normatividad del valor”, CIAFIC, Bs. As.,2000.

“Del fenómeno al fundamento”, en Epistemolo-gía de las Ciencias, CIAFIC–CONICET, Bue-nos Aires, 2000.

“La libertad de enseñanza”, CIAFIC, 2000.

“ Ob j e t i vos de la Epistemología de las CienciasSo c i a l e s”, en Epistemología de las Ciencias So c i a-les, CIAFIC–CONICET, Buenos Aires, 2000.

“Fides et ratio, Relación entre la fe y la razón”,Corporación Científicos Católicos, Buenos Ai-res, 2000.

“Consideraciones filosóficas y globalización”, enEpistemología de las Ciencias Sociales, Ed. CIA-FIC, 2001.

“Ëtica social y ética religiosa”, Universidad Na-cional de Cuyo, 2001

“La educación hoy. Un desafío de la historia por ve-n i r”. Academia de Ciencias y Artes de San Is i d ro ,2 0 0 1 .

“Aproximación a la noción filosófica de vida”,

en colaboración con Hermes Puyau, en Episte-mología de las ciencias, Ed. CIAFIC, 2002.

“Aproximación a la noción filosófica de justicia”,en Epistemología de las Ciencias Sociales, Ed.CIAFIC, 2002.

“Democracia y libertad ”, en Epistemología delas Ciencias Sociales, Ed. CIAFIC, 2003

“Antropología femenina y Fraternidad –sus ba-ses-“, en Epistemología de las Ciencias Sociales,Ed. CIAFIC, 2004

“ Aproximación a la estructura filosófica de la li-bertad”, en Epistemología de las Ciencias Socia-les, Ed. CIAFIC, 2005; “El valor de la filosofía”,en Epistemología de las ciencias, Ed. CIAFIC,2005

Entre los cargos en educación y cultu-ra en los que se ha desempeñado, des-tacamos:a) En el Ministerio de Cultura y Educación de laNación:

Miembro del Gabinete de Expertos de la Supe-rintendencia Nacional de Enseñanza Privada,1965-68.

Miembro representante de la Secretaría de Cul-tura y Educación en la Comisión Franco-Argen-tina de Cooperación Científica y Técnica, 1968-69.

Miembro representante de la Secretaría de Esta-do de Cultura y Educación para estudiar con losrepresentantes de la Embajada Italiana el “statuslegal” y actividades del Instituto Argentino-Ita-liano Cristophoro Colombo, 1968.

Miembro consultor de los Contenidos Básicospara la Enseñanza de la filosofía, en la EGB y elPolimodal, Bs.AS., 1993-1994.

Integra las siguientes Academias:Miembro de la Pontificia Academia de FilosofíaSanto Tomás de Aquino, Roma,

Miembro de la Academia de Ciencias y Artes deSan Isidro, Buenos Aires.

Miembro de la Academia del Plata.�

13

ui elegida para participar enun concurso literario cuyotema giraba en torno al libro,

pero dando siempre una visión muydiferente de la que estamos acostum-brados a tratar. Esta vez, un libro noera solamente un medio para guar-dar ideas, historias, datos, estadísti-cas, que la memoria no pueda alma-cenar o que no se puedan transmitiroralmente. Ahora pasaba a ser un finen sí mismo: “un buen libro que nostransporte en un camino de luz, des-cubriendo el mundo a través de la fey la razón”.

Aquí comenzó mi primerabúsqueda, que sería: ¿Qué es un li-bro? Y entonces, después de leer unagran cantidad de información mellamó la atención esta frase de Bor-ges que dice: “Un libro es una cosaentre las cosas, un volumen perdidoentre los volúmenes que pueblan elindiferente universo, hasta que dacon su lector, con el hombre destina-do a sus símbolos (...) Ojalá seas ellector que este libro aguarda”.

Pensé mucho sobre esta frasey me di cuenta de que los buenos li-bros llegan a ser buenos compañerosde viaje en la vida que cada unoquiera elegir, porque nos enseñan lasdiferencias entre las buenas y las ma-las acciones. Al buen lector que losaborda le sirve para cambiar, al me-nos un poco, las cosas malas en bue-nas. Esta manera tan especial de en-focar o leer los libros nos ayudaría aleer con placer, desde la esperanza de

encontrar pensamientos que unopudo haber tenido pero nunca logróexpresar, ayudándonos con su luz enel camino de nuestra vida.

Todo está escrito en ellos, y sino está, alguien ya está pensando enh a c e r l o. Minuciosamente se hanacumulado por cientos y cientos enlas bibliotecas más pequeñas, comolas que encontramos en nuestras ca-sas, hasta las más grandes y antiguasdel mundo, como la de Alejandría.Allí existen desde los libros más an-tiguos hasta los más modernos. Ca-da uno de estos ejemplares han sidoleídos por lo menos una vez por al-guien en el mundo.

Pero entonces me surge unapregunta: ¿Por qué volvemos a co-meter los mismos errores una y otravez a lo largo de la humanidad? ¿Esque sólo hemos acumulado informa-ción? Parecería que sí, porque no he-mos aprendido aún la maravillosalección de vivir en el amor, a pesarde que algunos opinan todo lo con-trario.

Una y otra vez cometemos losmismos erro res, amamos pero existeel odio, queremos la paz pero existenlas guerras, deseamos la igualdad, pe-ro todo el tiempo hacemos distincio-nes entre pobres y ricos, blancos-ne-g ros, flacos-gordos, útiles-inútiles,feos-bellos, etc. ¿A qué se debe estaconstante repetición? Pa recería en-tonces que el leer no ha servido paracambiar el rumbo de la historia...

Entonces me di cuenta deque lo que falla es el cómo y el paraqué se lee. No basta leer sólo pararendir un examen, como obligaciónpara aprobar materias escolares, co-mo pasatiempo en ratos de ocio opara parecer un poco más de ondaleyendo a algún autor de moda.Aunque así se lea no es lo funda-mental.

Lo fundamental es tomar unlibro como fuente de luz para crecercon amor, fe y esperanza, razonandocon inteligencia cada paso que se daa lo largo del camino. Porque la ra-zón, si es verdaderamente razón, re-conoce que la fe y el amor es lo úni-co que vale. Si no, es falsa. Y de estono todos se dan cuenta.

Creo que ésta es la clave porla cual tanta cantidad de libro samontonados y fichados en las bi-bliotecas no cumplen su verdaderamisión: la de ser un camino de luzpara la fe y la razón. Ellos sirven pa-ra que el hombre aprenda a vivir enel amor, respetando las diferenciasde los otros, perdonando, enseñan-do y aprendiendo, creyendo, asom-brándose de lo que encierran las pa-labras: la vida en sí. Qué interesantesería que cada uno de nosotros com-prendiéramos que nuestro desafíomás grande es transmitir que elamor implica fe y también razón enarmonía.

Este es el fin de todo buen li-bro: hacer mejor al ser humano.�

Ana Clara EchevegurenInstituto Sagrada Familia (Ciudad de Magdalena, Prov. de Buenos Aires)

Trabajo ganador del XIII Certamen Literario Católico Nacional “Cardenal Antonio Quarracino” 2007

El buen libro, luz para la fe y la razón

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Page 15: Revista El buen libro 2008

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ui elegida para participar enun concurso literario cuyotema giraba en torno al libro,

pero dando siempre una visión muydiferente de la que estamos acostum-brados a tratar. Esta vez, un libro noera solamente un medio para guar-dar ideas, historias, datos, estadísti-cas, que la memoria no pueda alma-cenar o que no se puedan transmitiroralmente. Ahora pasaba a ser un finen sí mismo: “un buen libro que nostransporte en un camino de luz, des-cubriendo el mundo a través de la fey la razón”.

Aquí comenzó mi primerabúsqueda, que sería: ¿Qué es un li-bro? Y entonces, después de leer unagran cantidad de información mellamó la atención esta frase de Bor-ges que dice: “Un libro es una cosaentre las cosas, un volumen perdidoentre los volúmenes que pueblan elindiferente universo, hasta que dacon su lector, con el hombre destina-do a sus símbolos (...) Ojalá seas ellector que este libro aguarda”.

Pensé mucho sobre esta frasey me di cuenta de que los buenos li-bros llegan a ser buenos compañerosde viaje en la vida que cada unoquiera elegir, porque nos enseñan lasdiferencias entre las buenas y las ma-las acciones. Al buen lector que losaborda le sirve para cambiar, al me-nos un poco, las cosas malas en bue-nas. Esta manera tan especial de en-focar o leer los libros nos ayudaría aleer con placer, desde la esperanza de

encontrar pensamientos que unopudo haber tenido pero nunca logróexpresar, ayudándonos con su luz enel camino de nuestra vida.

Todo está escrito en ellos, y sino está, alguien ya está pensando enh a c e r l o. Minuciosamente se hanacumulado por cientos y cientos enlas bibliotecas más pequeñas, comolas que encontramos en nuestras ca-sas, hasta las más grandes y antiguasdel mundo, como la de Alejandría.Allí existen desde los libros más an-tiguos hasta los más modernos. Ca-da uno de estos ejemplares han sidoleídos por lo menos una vez por al-guien en el mundo.

Pero entonces me surge unapregunta: ¿Por qué volvemos a co-meter los mismos errores una y otravez a lo largo de la humanidad? ¿Esque sólo hemos acumulado informa-ción? Parecería que sí, porque no he-mos aprendido aún la maravillosalección de vivir en el amor, a pesarde que algunos opinan todo lo con-trario.

Una y otra vez cometemos losmismos erro res, amamos pero existeel odio, queremos la paz pero existenlas guerras, deseamos la igualdad, pe-ro todo el tiempo hacemos distincio-nes entre pobres y ricos, blancos-ne-g ros, flacos-gordos, útiles-inútiles,feos-bellos, etc. ¿A qué se debe estaconstante repetición? Pa recería en-tonces que el leer no ha servido paracambiar el rumbo de la historia...

Entonces me di cuenta deque lo que falla es el cómo y el paraqué se lee. No basta leer sólo pararendir un examen, como obligaciónpara aprobar materias escolares, co-mo pasatiempo en ratos de ocio opara parecer un poco más de ondaleyendo a algún autor de moda.Aunque así se lea no es lo funda-mental.

Lo fundamental es tomar unlibro como fuente de luz para crecercon amor, fe y esperanza, razonandocon inteligencia cada paso que se daa lo largo del camino. Porque la ra-zón, si es verdaderamente razón, re-conoce que la fe y el amor es lo úni-co que vale. Si no, es falsa. Y de estono todos se dan cuenta.

Creo que ésta es la clave porla cual tanta cantidad de libro samontonados y fichados en las bi-bliotecas no cumplen su verdaderamisión: la de ser un camino de luzpara la fe y la razón. Ellos sirven pa-ra que el hombre aprenda a vivir enel amor, respetando las diferenciasde los otros, perdonando, enseñan-do y aprendiendo, creyendo, asom-brándose de lo que encierran las pa-labras: la vida en sí. Qué interesantesería que cada uno de nosotros com-prendiéramos que nuestro desafíomás grande es transmitir que elamor implica fe y también razón enarmonía.

Este es el fin de todo buen li-bro: hacer mejor al ser humano.�

Ana Clara EchevegurenInstituto Sagrada Familia (Ciudad de Magdalena, Prov. de Buenos Aires)

Trabajo ganador del XIII Certamen Literario Católico Nacional “Cardenal Antonio Quarracino” 2007

El buen libro, luz para la fe y la razón

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s posible hablar de a m o r a losl i b ros? Es posible, ciert a m e n-te, aunque en cuanto nos dis-

ponemos a hacerlo nos encontramoscon una dificultad: ¿qué valor debe-mos otorgar en este caso, qué conte-nido preciso, a la palabra amor?

Existe un amor a los libro s ,un cierto amor a los libros, que hahecho historia y puede ser caracteri-zado con exactitud. Tiene nombrep ropio: b i b l i o f i l i a. Es la afición a co-leccionar libros raros o va l i o-sos. Puede tratarse de una in-clinación más o menos pro-nunciada, con diversos gra-dos de ocupación y de ejerc i-cio, o conve rtirse también enuna pasión dominante. Nohabría que excluir posiblesd e r i vaciones patológicas, co-mo por ejemplo una b i b l i o -m a n í a alimentada por la va-nidad y el capricho. Ha ygente que gusta de acumulary exhibir adquisiciones cos-tosas, que además de otro sobjetos preciosos pueden serl i b ros; en este caso, sin pre o-cuparse demasiado por el va-lor de su contenido ni por laarmonía y el sentido de la co-lección. No debemos olvidar la exis-tencia de ciertos ladrones de libro s–de grandes libros- quizá incons-cientes de la criminalidad del pro c e-dimiento: su bibliomanía los hacecleptómanos. Se conocen algunoscasos célebres. No me re f i e ro ahora aesa injustificada impresión de mu-cha gente que considera, pro b a b l e-mente sin pensarlo con detenimien-to, que el robo de libros es un actoi n d i f e rente, que no puede figurar enel catálogo de los pecados.

Volviendo a la bibliofilia di-gamos que tiene una historia presti-giosa. En la antigüedad se reunieroncolecciones formidables de tablillasde textos cuneiformes, papiros egip-cios, pergaminos griegos y romanos.Éfeso, Alejandría, Antioquía, Cons-tantinopla y Roma pudieron jactarsede sus archivos y bibliotecas. Duran-te la Edad Media los monasterioscrearon acopios valiosísimos graciasal callado y minucioso trabajo de los

copistas, que salvaron y transmitie-ron verdaderos tesoros de la culturahumana. Cito un testimonio parti-cularmente grato de amor a los li-bros. El inglés Richard de Bury, obis-po de Durham, lord canciller del reyEduardo III, que murió en 1345,publicó una obra llamada Philobi -blon, sobre el cuidado y el estudio delos libros; allí los elogia en estos tér-minos: Son éstos los maestros que nosinstruyen sin varas ni palmeta, sin vo -ces ni enojo; no están dormidos si a

ellos te acercas, ni se esconden si les pre -guntas con interés, ni reprenden si teequivocas, ni se ríen si no sabes.

Con la difusión de la impre n-ta la bibliofilia cambia de dimensión.La multiplicación de ejemplares faci-litó la formación de colecciones de to-do tipo; algunas de ellas, pasando demano en mano, han llegado hasta elp resente. El nombre de bibliófilo que-da re s e rvado a especialistas, o a genteadinerada que intenta pare c é r s e l e s .

Llegan a asociarse en institu-ciones que patrocinan edicio-nes exquisitamente cuidadaspara el goce de sus abonados.Lo que atrae singularmente aun bibliófilo es conseguir li-b ros difíciles, y no sólo por elalto precio; se reconoce un es-pecial valor a las primeras edi-ciones y a aquellas obras queal momento de su apariciónp ro d u j e ron escándalo, fuero nobjeto de censura o desenca-d e n a ron un movimiento deopinión. El interés de los co-leccionistas se encarrila segúnd i versos sistemas de selección:reunir en todas sus edicioneslas producciones de un escri-tor determinado; dedicarse a

los autores de una época, escuela opaís; juntar todo lo que se encuentres o b re un tema preferido, sea sublimeo banal. No faltan los fanáticos de lasn ovelas policiales, de las pipas, los ca-ballos, el boxeo o el café. So b re todoeso se escribe y se publica, y sobremucho más.

Con lo que llevo dicho no heabordado todavía el posible amor alos libros experimentado y ejercidopor la gente común; por nosotros, aquienes no nos da el cuero para ser

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El amor a los libros

Mons. Aguer con el Secretario de Gobierno de La Plata, Dr. Martini y el ministro de la Suprema Corte de Justicia

de Buenos Aires, Dr. Pettigiani.

¿E

Monseñor Héctor AguerArzobispo de La Plata

Discurso inaugural de la IX Exposición del Libro Católico.5 de noviembre de 2007

IX Exposición del Libro Católico en La Plata

Page 17: Revista El buen libro 2008

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ve y vivo por la Sagrada Es-critura, por la palabra divi-na en cuanto expresada conlenguaje humano en lostextos bíblicos. Amor suavey vivo: apego fuerte, inten-sísimo, gusto muy dulce,deleitoso, espiritual. Todoslos cristianos tendríamosque aspirar a una gracia se-mejante, suplicar para reci-birla, y entre tanto, comopodamos, nutrir un afectoprivilegiado y efectivo porel libro en el que nos hablaDios.

Amor o gusto, gusto o amor.Cualquiera de nosotros podría evo-car su personal historia de lector, susgustos literarios, sus amores libres-cos. Seríamos capaces, seguramente,de recoger en una lista gratulatoriade títulos y autores cuánto debemosa esta dichosa afición a los libros. LaExposición anual que realizamos enLa Plata es sólo una muestra peque-ñísima de todo lo que podría exhi-birse como fruto del pensamientocatólico; sin embargo, nos ofreceráen dos semanas un menú nada des-preciable. Que se apronte, por tanto,nuestro gusto; que despierte, sin pu-dores, nuestro amor.�

sólo por sus valores estéticos, sinotambién por la certeza y trascenden-cia de su contenido, por su virtud deedificar y elevar el espíritu, de hacerbien. Pienso en aquellas obras quecautivan felizmente el alma y la se-llan para siempre con su influjo. Enesos casos se podría hablar sin dudade amor a los libros, porque el amores sólo amor cuando se dirige al bien.

El ejemplo paradigmático deamor a los libros es el que correspon-de dispensar a la Sagrada Escritura, alos libros de la Biblia. En la oraciónlitúrgica de la fiesta de San Jerónimo,la Iglesia reconoce que a este hombreinsigne Dios le otorgó un amor sua-

bibliófilos. Quizá habríaque hablar, más bien, de gus -to por los libros. Subrayemoslo del gusto, ámbito en elque confluyen lo sensible ylo espiritual. Gusto de los li-bros: tenerlos, mirarlos, to-carlos, olerlos, leerlos, gozar-los. En esta expresión cabensentimientos y actitudes va-rias: aprecio, consideraciónfavorable, voluntad de valer-se de ellos, determinaciónconcreta de aplicarse a estu-diar, disfrute de la lectura.Una buena educación inten-ta siempre, aunque con desigual for-tuna, suscitar e inculcar en los niñosel gusto por los libros. En la actuali-dad, cuando la profusión de edicio-nes inunda continuamente el merca-do con nuevos textos, se impone elfenómeno de las ferias y exposicio-nes. En estos mundos de papel im-preso se propone una oferta capaz deatraer a todos los apetitos y de satis-facer los gustos más extravagantes;allí la curiosidad lleva al gusto y elgusto a la curiosidad.

No estaría mal reservar el sen-timiento del amor a las obras del ar-te de la palabra que descuellan por suverdad, bondad y belleza; es decir, no

Mons. Aguer en la IX Exposición en La Plata.

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a Exposición del Libro Cató-lico de La Plata es ya una delas mejores tradiciones de la

región. Pero esta novena apertura lle-ga con un desafío que, realmente es-perábamos desde hace mucho.

Víctima de ataques sostenidosen todo occidente, la Iglesia, quemaneja sus tiempos según un ábacoque sólo ella conoce, responde a ve-ces y, en otras, contraataca.

El planteo de esta novena ex-posición es en si mismo un desafío:“El buen libro, luz para la fe y la ra-zón”. La propuesta expone aguda-mente el posible vínculo entre dosextremos que para los que atacan losvalores que la Iglesia defiende, soninasibles contradicciones: La fe y larazón (para ellos), son términos anti-téticos.

A lo largo de los dos mil añosque los seguidores de la enseñanza deJesús propagan su fe, han salido atrastocarles el camino recursos dis-cursivos y argumentos.

Hoy, el sendero es tan com-plejo como siempre, aunque los con-temporáneos veamos una tormentade agravios –que es palpable– soste-nida con virulencia, con fervor y conastucia. Los puntos de emisión de

esos ataques son múltiples, perotambién interdependientes.

Quisimos buscar un ejemplode esa historia de propuestas clarifi-cadoras de la Iglesia y en el programade actividades encontramos dos: ma-ñana la ilustrada voz del profesor deteología Enrique J. Laje, sacerdote dela Compañía de Jesús, va a ilustrar-nos sobre dos Encíclicas del mismopontítifice, el Papa Pío XI.

Ambas tienen la clarificadorabeligerancia que creemos ver en lapropuesta de esta novena Exposicióndel Libro Católico en La Plata: el 14

de marzo de 1937 con “mit brenen -der sorge”, el mencionado Santo Pa-dre dejó en claro lo que el cuerpo dela Iglesia Católica de Alemania debíahacer respecto del Reich Alemán y elparalelo auge del nazismo, cuya ilus-tración jugó con el panteísmo y en-calló en un materialismo que hizoposible que sus huestes trataran a losdemás como a cosas.

Cinco días más tarde el 19 deese marzo de 1937, Pio XI, dió a co-nocer su Encíclica “Divini Redempto -ris”, y sobre los ataques al hombrecomo tal del comunismo, que porentonces imperaba en la llamadaUnión Soviética.

Bre vemente, re c o rdemos queen esta última se denunció que ladoctrina del comunismo “enseña quesólo existe una realidad, la materia, consus fuerzas ciegas, la cual, por evo l u c i ó nllega a ser planta, animal, hombre” .

Para nuestro sendero lo másdestacable de ambos textos papales esque salieron a dar por tierra con pre-conceptos que en esos momentosimperaban en gran parte del planeta.Por lo menos en la Alemania del Ter-cer Reich y en la Unión Soviética, laspropuestas de amor y paz de la Igle-sia eran retardatarias y dogmáticas.

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Dr. Oscar Alberto MartiniSecretario de Gobierno de la Municipalidad de La Plata

Palabras en el Acto Inaugural de la IX Exposición del Libro Católico en La PlataLunes 5 de noviembre de 2007.

L

El Dr. Martini pronuncia sus palabrasen la IX Exposición en La Plata.

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n este hermoso edificio, quefue en su origen la primeraTerminal ferroviaria de La

Plata, y donde hoy late el pulso cul-tural de la ciudad, inauguramos estanoche la novena edición de la Expo-sición del Libro Católico.

Al referirnos a este CentroCultural, estamos pensando en la vi-sión y en la audacia de quienes con-cibieron una obra que parecía des-mesurada y gigantesca para la reali-dad de la capital que nacía en el año1882. Este lugar es otro de los ejem-plos del fantástico proyecto de ciu-dad que mantiene su vigencia y essímbolo de la cultura y la identidadplatense.

Desde este lugar emblemáticovaya nuestra adhesión a la celebra-ción de los ciento veinticinco años dela fundación de La Plata. La Ex p o s i-ción, como una “ciudad de libro s”que se ha conve rtido en un re f e re n t ecultural valioso en la vida platense,rinde así homenaje a los fundadores yvisionarios de la gran capital bonae-rense, ofreciendo buenos libros queson luz para la fe y la ra z ó n.

Con ese lema convo c a n t equeremos llamar a la reflexión acercade la relevancia que la Iglesia siempreha dado a la buena lectura. El papaPablo VI nos decía que: “la Iglesia ca -tólica, ayer y hoy, da mucha importan -cia a la rigurosa conservación de la Re -velación auténtica, y la considera comotesoro inviolable, teniendo concienciatan severa de su fundamental deber dedefender y transmitir en términos ine -quívocos la doctrina de la fe.. La Igle -sia maestra no inventa su doctrina: ellaes testigo, es sendero” Y finaliza el Pa-pa: “En relación con las verdades pro -pias del mensaje cristiano, la Iglesiapuede ser llamada conservadora o in -transigente; y a quien le pide volver sufe más fácil, (más relativa a los gustosde la cambiante mentalidad de lostiempos) responde con los Apóstoles:Non possumus (No podemos)”(1)

Esta tarea de promoción delos buenos libros se orienta en esesentido y se dirige a toda clase de lec-tores. Entre ellos se encuentran losniños y jóvenes. Y para ellos, ¡queimportante es que tengan a su alcan-ce lecturas bellas que inspiren los co-razones y la mentes, lecturas clásicasque nos hablan de la dignidad fun-damental del ser humano, lecturaseducativas que señalan el valor de labondad y de la verdad!

A ellos también va dirigidoeste apostolado de la cultura, paraacercar a niños y jóvenes, a lo que esestética y moralmente excelente, pa-ra que puedan desarrollar la capaci-dad de discernimiento y apreciar loque es objetivamente bueno. (2)

Este año hacemos hincapié enlos lectores juveniles; y celebramosespecialmente a uno de ellos: Ceferi-no Namuncurá, hijo de nuestra tie-rra, a quien el Santo Padre Benedic-to XVI ha elevado a la gloria de losaltares. Su piedad y su estudio sonejemplo para las noveles generacio-nes de argentinos, y su lema: “Quie-ro enseñar a mis hermanos el cami-no del cielo”, resume la vida del liriode la Patagonia. Que el beato Ceferi-no aliente a muchos niños y jóvenesen el entusiasmo por las buenas lec-

turas que los conduzcan a una vidacabal cristiana.

Para concluir, expre s a m o snuestra gratitud a todas las personas,instituciones, agrupaciones musica-les, editoriales y fundaciones quehan prestado su valiosa colaboraciónpara la realización de esta Nove n aEx p o s i c i ó n .

Nu e s t ro reconocimiento agra-d e c i d o a Su Excelencia, MonseñorHéctor Aguer, Presidente honorariode la Exposición del Libro Católico,principal artífice de esta nueva edi-ción y de todas las Muestras que sehan desarrollado en esta ciudad.Gracias, Monseñor, por su constantealiento pastoral y su decidido empe-ño en concretar cada año este em-prendimiento apostólico.

Este año queremos re s a l t a rparticularmente el apoyo inestimabledel Señor Intendente de La Plata,doctor Julio César Alak que, duran-te estos nueve años ha respaldado enforma personal y consecutiva a la Ex-posición en la ciudad. Nuestro re-cuerdo y gratitud a su persona y a to-do su equipo de trabajo que, eficien-temente, han posibilitado que laMuestra crezca y se afiance como unservicio cultural importante para losciudadanos platenses.

Entre los organismos munici-pales que de él dependen agradece-mos:

- la ejecutividad del Se ñ o rSecretario de Gobierno, doctor Os-car Alberto Martini,

- la amable disponibilidad dela Señora Di rectora de Cu l t u r a ,doctora Paula Parisi,

- a todo el personal que tra-baja en este Centro Cultural en last a reas de mantenimiento, electrici-dad, sonido, limpieza, iluminación ymaestranza, en la persona del Jefe deDe p a rtamento de mantenimiento,Señor Antonio Ba rc h i n e, por su ge-

D. Manuel Outeda BlancoFundador y presidente del Comité Ejecutivo

de la Exposición del Libro Católico

Acto Inaugural de la IX Exposición del Libro Católico en La Plata,Lunes 5 de noviembre de 2007.

E

El presidente de la IX Exposiciónen La Plata pronuncia su alocución

de bienvenida.

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I. “No quedará piedra sobrepiedra”

En este domingo 33º del tiem-po ordinario, cerca ya del término delaño litúrgico, el pasaje del evangeliode San Lucas que acabamos de escu-char orienta nuestra atención hacia lavuelta del Señor al final de los tiem-pos. Es parte del llamado “discursoescatológico”, sobre las realidades úl-timas de la historia.

Ante la admiración que desper-taba la grandiosidad y belleza del tem-plo de Je rusalén, Jesús predice su ru i-na: “ De todo lo que ustedes contemplan,un día no quedará piedra sobre piedra ,todo será destru i d o” (Lc 21,6). Po d e m o simaginar el estupor y disgusto en suauditorio, al escuchar semejante pro f e-cía. El templo de Je rusalén en tiemposde Jesús se erigía en el mismo lugardonde Salomón lo había leva n t a d o.Pe ro ese templo salomónico había sidocompletamente destruido en el año586 antes de Cristo y re c o n s t ruido porZo robabel muchos años después, a lavuelta del exilio de Babilonia. De estare c o n s t rucción resultaba, sin embargo,un templo más pequeño y simple queel primero. De allí que el rey He ro d e sel Grande, conocido por su despotis-mo, pero también por su amor a lamagnificencia arquitectónica, conci-biera el proyecto de un templo másgrandioso que el de Salomón. Lasobras duraron mucho tiempo, y des-pués de la muerte de He rodes se siguiótrabajando por muchos decenios hastael año 63 de nuestra era.

En realidad, no era la primeravez en su historia que Israel escuchabaun anuncio de este tipo. Varios pro f e-tas (Miq 3,9-12; Jer 7,1-15; 26, 1-24;Ez 24,21) habían anunciado la ru i n adel templo de Salomón. Para los judíosque se enorgullecían de su templo, enel cual veían un signo de la pro t e c c i ó ndivina, esos vaticinios sonaban a inso-lencia y blasfemia. Je remías debió su-

frir mucho por ello. Sabemos que lap rofecía se cumplió. Dios se complacemás en la fidelidad a la Alianza y en elcumplimiento de su voluntad, que enel esplendor de un culto exterior queno surge de corazones conve rtidos. Ta lera el mensaje divino.

Cuando Jesús profetiza la ru i n adel templo, surgen preguntas acerc adel tiempo en que habrá de cumplirsee s t o. Jesús evita responder sobre estea s p e c t o. No s o t ros sabemos que en elaño 70, Je rusalén fue duramente arra-sada por las tropas romanas, y su mag-nífico templo destru i d o.

II. “Gracias a la constanciasalvarán sus vidas”

Él quería llamar la atención so-b re el cimiento fundamental de nues-tras seguridades. La ruina del temploes un signo de que la base de sustenta-ción de nuestra esperanza no puedenser las cosas exteriores, por grandiosasy espléndidas que sean, sino la conve r-sión del corazón, la fe y la confianzapuesta en Dios, que dan paso a la cons-tancia: “ Gracias a la constancia salva r á nsus vidas” (Lc 21,19).

En cuanto al tiempo precisodel cumplimiento, Jesús desplaza el

interés del “cuándo tendrá lugar esto”(Lc 21,7) hacia las actitudes con lascuales debe vivir el cristiano el tiempoque sigue al de Cristo; invita a aten-der al cómo esperar su segunda venida.A lo largo de la historia un verdaderocreyente no debe dar crédito a sectaso videntes que afirman saber la fechadel fin del mundo: “Tengan cuidadono se dejen engañar, porque muchos sepresentarán en mi Nombre, diciendo:‘Soy yo’, y también: ‘El tiempo está cer -ca’. No los sigan” (Lc 21,8).

Con su acostumbrada maestríacomenta San Agustín: “Vendrá, y nosabemos cuándo; pero, si nos halla pre -parados, en nada nos perjudica esta ig -norancia” (Sobre el salmo 95).

Jesús quiere que centremos laatención en lo que pasa alrededornuestro, en nuestra vida cotidiana,para interpretar las pruebas dolorosasa la luz de sus palabras, en este mun-do atormentado por guerras y catás-trofes, enfermedades y hambre, jui-cios inicuos y persecución.

Para descubrir la equiva l e n c i aactual de estas enseñanzas de Je s ú spodríamos formularnos una serie dep reguntas. ¿Qué sentiríamos los ca-tólicos platenses si de pronto nosanunciaran que nuestra magníficacatedral está por derrumbarse? Lap regunta no pasa de ser un ejerc i c i oi m a g i n a t i vo, pero sirve para aden-trarnos en otros interrogantes másc o n c retos que aluden a re a l i d a d e sc e rcanas y experiencias reales. ¿Qu ésentimos cuando observamos asom-brados que con tanta frecuencia seataca a la Iglesia de manera sutil omanifiesta? Esta misma Feria del Li-b ro Católico ha debido soportar elataque y la provocación de algúng rupo manifiestamente agre s i vo ha-cia nuestros va l o res y hacia la comu-nidad católica. ¿Qué experimenta-mos cuando vemos el avance, al pa-recer inexorable, de leyes que juzga-

Monseñor Antonio MarinoObispo Auxiliar de La Plata

Homilía en la Santa Misa de la IX Exposición del Libro Católico en La Plata. Pasaje Dardo Rocha, sábado 17 de noviembre de 2007.

“Para que puedan dar testimonio de mí”(Lc 21,13)

Mons. Marino pronuncia su homilíaen la Santa Misa.

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Momentosde la

Exposición

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